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ISSN 0120-0445 Revista de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis Volumen 48 No. 2 Diciembre 2023 REVISTA DE LA SOCIEDAD COLOMBIANA DE PSICOANÁLISIS Vol. 48 No. 2 – Diciembre de 2023 Miembro componente de: The International Psychoanalytical Association “IPA” y de la Federación Psicoanalítica de América Latina “FEPAL” Publicación editada por la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis Resolución del Ministerio de Gobierno N° 003191 ISSN 0120 – 0445 Director - Editor Eduardo Laverde-Rubio Comité Científico Andreas Bilger Asociación Alemana de Psicoanálsis Bruno Da Silva Sociedade Psicanalítica de Pelotas Leonardo Francischelli Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Porto Alegre Moisés Lemlij Sociedad Peruana de Psicoanálisis Norberto Marucco Asociación Psicoanalítica Argentina Adriana Prengler Sociedad Psicoanalítica de Caracas Luz Marina Orejarena, Presidenta Sociedad Colombiana de Psicoanálisis Carlos Gómez Restrepo, Director ICP Sociedad Colombiana de Psicoanálisis Con funciones de monitoreo y asesoría Directores Anteriores Guillermo Sánchez 1976 - 1977 Eduardo Laverde 1978 - 1979 Simón Brainsky 1980 - 1981 Eduardo Gómez 1982 - 1989 Carlos Plata 1989 - 1992 Fernando Gómez 1992 - 2000 Ricardo Yamin 2000 - 2004 Juan Rafael Padilla 2004 - 2008 Luis Fernando Orduz 2008 - 2011 Andrea Escobar 2011 - 2015 Carlos Gómez-Restrepo 2015 - 2019 Asistente Editorial Sofía Aquino. Psicóloga. UCAB, Caracas-Venezuela. sofiaaquinoortiz@gmail.com Diagramación e impresión Juan Carlos Vargas P. La Imprenta Editores SAS gerencia@laimprentaeditores.com preprensa@laimprentaeditores.com Comité Editorial Inés Bayona Villegas Sociedad Colombiana de Psicoanálisis Gustavo Jarast Asociación Psicoanalítica Argentina Héctor Krakov Asociación Psicoanalítica Argentina Alejandro Rojas-Urrego Sociedad Colombiana de Psicoanálisis Sociedad Psicoanálitica Suiza Hilke Engelbrecht Sociedad Peruana de Psicoanálisis Gabriel Sapisochin Asociación Psicoanalítica de Madrid Fija las políticas editoriales a partir de las propuestas del editor Conciliador Eduardo Laverde-Rubio La Revista de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis es el órgano de difusión oficial de divulgación científica. Se publica semestralmente (Junio y Diciembre) y tiene como objetivo difundir el conocimiento teórico y práctico del psicoanálisis tanto de nuestro país, como de colegas internacionales. Está dirigida a psicoanalistas y demás profesionales del campo de la salud y de las ciencias humanas interesados en el área. Fue fundada en el año de 1976, cuenta con un Director-Editor y tres órganos de gobierno: el Comité Editorial, el Comité Científico y el Comité de Pares Revisores Anónimos, los cuales están conformados por psicoanalistas nacionales e internacionales. La revista se encuentra indexada en EBSCO, agrupación de bases de datos internacionales de referencia mundial para la investigación y divulgación del conocimiento científico. Headquarters: Ipswich, Massachussetts y Birmingham, Alabama. Estados Unidos; y en Latindex, Sistema Regional de Información en línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por un sistema de recuperación, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. Las opiniones expresadas en esta publicación corresponden y son responsabilidad exclusiva de sus autores. Por lo tanto, no comprometen a los editores de la Revista. Para realizar la suscripción a nuestra Revista se puede comunicar al teléfono (601) 610 05 08 o al correo electrónico: socolpsicomunicaciones@gmail.com Valor suscripción anual Colombia $80.000 - Para el exterior US$70 Contáctenos revistacolombianapsicoanalisis@gmail.com Tels. (57) (601) 610 05 08 Carrera 14 A No. 102 – 52 Bogotá – Colombia www.socolpsi.com . 195 Índice Vol. 48 No. 2 - Diciembre 2023 Editorial Para una claridad conceptual. .......................................................197 Trabajo Clínico-Teórico Pensar al violador. Encontrando las palabras de un crimen. Camila Gutiérrez Cardoso ..............................................................199 Trabajo Clínico-Teórico Afectos emergentes en la clínica y en la teoría hoy. Bruno Salesio S. Francisco ............................................................215 Trabajo conceptual Simbolismo y simbolización. El trabajo de Freud, Durkheim y Mauss. Eric Smadja ...................................................................................237 Psicoanálisis Aplicado Reflexiones psicoanalíticas sobre la película “El Colibrí”. Martha Lapacó ..............................................................................257 Psicoanálisis Aplicado Comentario de la película “El colibrí”. A propósito de la desmentida en la vida familiar Sara Patricia Moreno de Coral ......................................................263 Psicoanálisis Aplicado Variaciones culturales bajo una visión psicoanalítica: La madre-grupo en la sociedad colectivista en contraste con la individualista. Oscar H. Romero ..........................................................................271 196 Coloquio - Introducción La venganza en el mito griego y en el psicoanálisis. Eduardo Laverde Rubio .................................................................299 Coloquio - Comentarios Venganza y Justicia. Eugenio Matijasevic .......................................................................303 Los mitos y la estructura psíquica y social del ser humano. Procne, o de la venganza. Eduardo Díaz Amado .....................................................................321 Psicoanálisis de Niños La caja lúdica del analista. Una reflexión sobre los cambios en la teoría de la técnica. María Cecilia Pereira da Silva .........................................................329 Psicoanálisis de Niños-Comentarios Comentario a La caja lúdica del Analista. Graciela Hoyos ..............................................................................353 Comentarios sobre “La Caja Lúdica del Analista”. Martha Isabel Jordán- Quintero .....................................................361 Reseñas Destructividad y exaltación. Reseñó: Eduardo Laverde-Rubio ...................................................367 Sobre la naturaleza de la interpretación de la transferencia y por qué solo ella puede provocar un cambio analítico. Reseñó: Sergio Mario Castro .........................................................369 In memoriam Álvaro Villamil Mendoza .................................................................371 Ana Vergara Gómez ......................................................................373 299 La venganza en el mito griego y en el psicoanálisis Eduardo Laverde Rubio26 Introducción He escogido como punto de partida de este coloquio el mito griego de Procne. Como bien lo señala J. C. Moreno (2017), encargado o custodio de la pervivencia del mito, no existe una sola versión de este. Anota las siguientes: Esquilo (525-456 a. C.), Pausanias (s. II d.C.), Biblioteca mitológica (s. II d. C.), además existen referencias a este mito en: Platón (427-347 a. C.) y también desarrollos poéticos del mismo en Ovidio “La metamorfosis” (43 a. C.-17 d. C.), Leucipa y Clitofonte (A. Tacio s.II d. C.). Mucho más tarde (1564-1616) Shakespeare W., lo revivió en el drama “Tito Andrónico”. El pintor flamenco P.P. Rubens, dibujó la escena más sobrecogedora: la entrega de la cabeza de Itis a su padre. Lo importante que deseo destacar es que el núcleo fundamental, la injuria, el crimen y la venganza, es similar en todos los textos. Resumo de la siguiente manera, nuestro tema de estudio: Pandión, rey de Atenas y padre de Procney Filomela, pide ayuda a Tereo, rey de Tracia, para que lo apoye militarmente, pues sus fronteras están amenazadas por bárbaros y Atenas no dispone de suficientes recursos militares. Tereo interviene y derrota a los enemigos de Atenas y, en premio, el 26 Psiquiatra. PhD Universidad Nacional de Colombia. Miembro Titular de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis y de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, con funciones didácticas en el Instituto Colombiano de Psicoanálisis e IDEAL. Coloquio - Introducción R ev . S oc . C ol . P si co an ál is is 2 02 3, V ol . 4 8 (2 ). 29 9- 30 2 300 Eduardo Laverde Rubio rey Pandión le otorga en matrimonio a su hija mayor, Procne. El matrimonio se realiza y los recién casados se trasladan a Tracia, donde Procne da a luz un hijo varón: Itis, que se convierte en la adoración de su padre. Pasan varios años y Procne anhela ver de nuevo a su hermana Filomela, pues las dos hermanas son muy unidas. Tereo se encarga de viajar a Atenas y traer a Tracia a Filomela, para reunirla con su hermana. Pero Tereo al conocer a Filomela, la desea ardientemente y satisface su deseo violándola sexualmente, golpeándola y para que ella no pueda acusarlo, decide cortarle la lengua y recluirla. Además, elimina todo el séquito de Filomela, soldados, sirvientas, acompañantes. Al llegar a Tracia dice que Filomela ha muerto en la travesía, fingiendo dolor, cuando en realidad la tiene prisionera en una cabaña rústica, al cuidado de una sirvienta anciana. Filomela no pierde las esperanzas de ser rescatada y teje su historia dibujando con sus cabellos, en figuras, todo lo acontecido; finalmente se las ingenia para que la sirvienta lleve este tejido al Templo, que frecuenta Procne, de tal manera que quede a su alcance. En efecto, Procne detecta el manto y se da cuenta del testimonio de su hermana. La localiza a través de la anciana y la libera, llevándola subrepticiamente al palacio. Procne, ante este crimen, se horroriza, se llena de rabia y deseo de castigar a su esposo Tereo, el perpetrador de tantos crímenes. Coincidencialmente aparece Itis, el hijo de la pareja real y las dos hermanas registran el enorme parecido del hijo con su padre. Esto se constituye en detonador de la venganza y el castigo pues, matan a hachazos a Itis y luego Procne traslada el cadáver a las cocinas del palacio, previamente despejado por su mando, y cocina los restos de su hijo, que posteriormente da de comer a Tereo. Cuando Tereo pregunta por su hijo, Procne le responde. “no preguntes por él, pues no está fuera, sino dentro de ti”. Tereo no entiende inicialmente esta respuesta pero, finalmente, se da cuenta de la magnitud de su castigo, al recibir de manos de su esposa la cabeza de su hijo. En este momento de máxima intensidad, los dioses intervienen y transforman en aves a los tres La venganza en el mito griego y en el psicoanálisis 301 implicados: Tereo en gavilán, Filomela en ruiseñor y Procne en golondrina. El gavilán persigue a la golondrina a perpetuidad pues nunca puede alcanzarla. Los dioses castigan a estos dos protagonistas, y perdonan a Filomela. Un inicio necesario en este Coloquio es distinguir entre justicia y venganza. La Justicia La justicia es institucional, quien ejerce la justicia debe hacerlo desde fuera, es decir, no estar directa o indirectamente implicado en los hechos que se están por juzgar, de lo contrario existirían impedimentos. La justicia tiene procedimientos, reglas, separación de papeles: policía judicial, investigadores que recolectan evidencia documental, testimonial, jueces que orientan y dirigen el proceso, siguiendo normas y reglas preestablecidas, miembros del jurado previamente seleccionados, con los menos prejuicios sobre los hechos a juzgar. Todo acusado tiene derecho a un abogado defensor y no tiene que demostrar que es inocente, la justicia es la encargada de demostrar si es inocente o culpable. Las penas en la justicia deben ser proporcionadas a la gravedad de la falta cometida y, en el momento de fijar la pena, el juez debe considerar los agravantes o atenuantes de cada caso. Un sujeto no puede ser juzgado dos veces por el mismo crimen y existen términos temporales para resolver el caso, de lo contrario, se invoca el habeas corpus. En cuanto al perdón, estoy de acuerdo con Hannah Arendt (2006), quien otorga perdón, asume que los hechos no ocurrieron, “como si nada hubiese ocurrido”, es la legitimación de la impunidad. El perdón debe producirse después de la justicia. La venganza La venganza es personal, no institucional, no tiene regulaciones, ni juicio, ni derecho a la defensa. Quien toma la venganza actúa por su propia mano, no piensa, solo actúa, y actúa casi de inmediato, bajo la influencia de un intenso dolor psíquico, sin entrar en razones. 302 Eduardo Laverde Rubio En cuanto a los motivos psicológicos de la venganza, está en primer lugar la necesidad que tiene el justiciero de hacer sufrir al máximo al que considera el perpetrador, la muerte de este no es suficiente. El culpable o presunto culpable debe vivir con el máximo sufrimiento mental o físico. Qué mayor dolor que castigar al culpable con la pérdida de su objeto de amor: Tereo, ante la cabeza de su hijo Itis y, además, sin saberlo, lo ha devorado; lo cual funciona como si el castigado estuviese involucrado en su propio castigo. Uno de los encargados de la pervivencia de este mito, J.C Moreno (Op. Cit), destaca desde el título que la motivación psicológica imperante era la lealtad de Procne a su hermana. Desde luego, se trata de una motivación adicional; en este caso, no es la lealtad a su hermana como persona diferenciada y separada, sino que para Procne, Filomela era parte de sí misma, las dos hermanas fusionadas como si fueran una sola y toda agresión a la hermana era también una agresión a sí misma, una fusión narcisista de las dos hermanas. En conclusión, el gran determinante psicológico de la venganza es el sufrimiento de las víctimas, sólo se mitiga al presenciar el extremo dolor del perpetrador. Referencias La lealtad de Procne. (2017) Compilador: J.C. Moreno (pervivencia del mito) España: EDITEC Rodesa. Arendt. H (2006) Eichmann en Jerusalén. España: Ed de bolsillo. Correspondencia: Eduardo Laverde Rubio eduardolaverde1935@outlook.com Recibido en: abril 30, 2023 303 Venganza y Justicia Eugenio Matijasevic27 Palabras polares Los antiguos griegos, de Homero a los Trágicos, cuidaban, al igual que nosotros, una red conceptual con la que capturaban los objetos y procesos del mundo (tanto exterior como interior) y con la que podían los unos a los otros hacer referencia a dichos objetos y procesos con el fin de comunicar sus experiencias y hallazgos sobre el mundo con miras a transformarlo. Al igual que nosotros, prestaban mucha atención al interior de la red conceptual a parejas de conceptos que se presentaban siempre al unísono en las conversaciones cotidianas, en los discursos políticos o, en las obras de los sabios. Dichas parejas de conceptos estaban (y están) constituidas por conceptos nucleares que actuaban (y actúan) como polos de atracción de otros conceptos generando subredes de conceptos cuyo tema central era la pareja nuclear y cuyo desarrollo dio lugar a discusiones que aún continúan. Nosotros no somos muy diferentes de esos antiguos griegos desde el punto de vista biológico y psicolingüístico y, de hecho, a pesar de la diferencia cultural de veinticinco siglos, su legado subsiste de alguna manera en nuestro lenguaje, en nuestras instituciones, convenciones, costumbres y prácticas. Las parejas de conceptos polares a los que me refiero, atractores de otros conceptos que gravitan a su alrededor en la red conceptual, estaban conformados a veces por términos tan contradictorios como guerra (Πόλεμος: 27 Médico de la Universidad de Caldas, Especialista en Medicina Internade la Universidad Nacional de Colombia. Psicoanalista. Miembro Titular de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. Coloquio - Comentario R ev . S oc . C ol . P si co an ál is is 2 02 3, V ol . 4 8 (2 ). 30 3- 31 9 Eugenio Matijasevic 304 polemos) y paz (Εἰρήνη: eirene) o amor (Φιλότης: filotes) y odio (νεῖκος: neîkos), verdaderos antónimos; pero en la mayoría de los casos se trataba más bien de términos que se complementaban el uno al otro, bien fuese por cierta contraposición o por cierta tensión o, incluso, por una especie de contigüidad que hacía que al nombrar uno de los términos hiciese falta de inmediato el otro para poder llenar el todo, para poder dotar la conversación de pleno sentido. Tal es el caso de la tensión entre physis (Φύσις: fysis) y nomos (νόμος: Nomos), generada entre quienes enseñaban el conocimiento (los sofistas) y quienes amaban el conocimiento (los filósofos), a partir de un debate intelectual de siglos con respecto a la posibilidad de diferenciar entre las leyes que provienen de la naturaleza (physis) y las leyes establecidas al interior de la Polis por convención (nomos). O la tensión complementaria entre mitos (μύθος: mythos) y logos (λóγος: logos), que surgió de otra controversia intelectual hacia los siglos V y IV A.E.C. cuando los filósofos naturalistas presocráticos, sobre todo a partir de Jenófanes, comenzaron a criticar de manera progresiva los relatos (en plural mythoi) que sustentaban desde el punto de vista religioso a los dioses de Homero y de Hesíodo, hasta retirarle al mythos todo valor de culto, de tal manera que, terminó por significar todo aquello “que no puede existir en la realidad” por oposición al discurso construido a partir de argumentos, razones y demostraciones (logos) (M. Eliade, 1963). Son demasiadas las parejas de conceptos polares que nos dejaron los griegos como para intentar mencionarlos a todos aquí, pero vale la pena nombrar algunos más: necesidad (Ἀνάγκη: anagke) y azar (Τύχη: Týkhē), teoría (θεωρία: theoria) y práctica (πρᾱξις: praxis), ciencia (ἐπιστήμη: epistḗmē) y técnica (τέχνη: techne), cuerpo (σὠμα: soma) y alma (ψυχή: psyché), materia (ὕλη: hyle) y forma (μορφή: morphē), conocimiento (ἐπιστήμη: epistḗmē) y opinión (δόξ: doxa), hasta llegar a la que hoy nos ocupa a raíz de la propuesta, por parte del Dr. Eduardo Laverde, del tema para este Coloquio: Venganza (τιμωρία: timoria) y justicia (Δίκη: Díkê) (F. McHardy, 1999), otra pareja polar Venganza y Justicia 305 que desde la Grecia clásica nos sigue llamando tanto la atención que continúa suscitando discusiones y coloquios. Estas parejas de conceptos polares nunca pasaron desapercibidas para los griegos clásicos y siguen atrayéndonos a nosotros 25 siglos más tarde. Para algunos, como se mencionó, son antinomias, para otros, son solo ele- mentos complementarios, a veces oposiciones complementarias, que al ser mencionadas al unísono nos muestran todo el panorama posible desde el punto de vista conceptual a desarrollar frente a un determinado tema: para el caso de la venganza y la justicia podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que esta pareja polar gravita en un paisaje lingüístico que incluye conceptos como retribución, castigo, represalia, desquite, revancha, ajuste de cuentas, etc. Las definiciones conceptuales de venganza y justicia dadas por el Dr. Eduardo Laverde al comienzo de este Coloquio no requieren mayor conside- ración pues le permitirían a alguien que no supiera utilizar alguno o ninguno de los dos conceptos, emplearlos del modo adecuado en una conversación. Ambas definiciones establecen las condiciones necesarias para aplicar el concepto de forma correcta, al igual que las condiciones suficientes para que, una vez utilizado el concepto, podamos afirmar que lo fue correctamente (P. Strawson, 1992). Son, en este sentido, definiciones correctas. Procne y otros mitos El mito de Procne traído a colación por el Dr. Eduardo Laverde dado el tema del Coloquio sobre Venganza y Justicia no es, obviamente, el único mito en el que es posible observar la venganza en toda su absurda magnitud. Baste recordar que en todas y cada una de las 31 tragedias griegas que han llegado hasta nosotros, hay siempre un episodio de venganza como base última del argumento. En la mitología griega, y en la vida cotidiana (F. McHardy, 2013), una afrenta o un hecho de sangre generaban un ajuste de cuentas de similar magnitud por parte del ofendido, de un familiar o de un amigo suyo y, Eugenio Matijasevic 306 a su vez, esta nueva afrenta obligaba a una nueva represalia que, de nuevo, instigaba otro contragolpe y así ad Infinitum. Al final de la Odisea, el propio Zeus decide borrar ciertas memorias de las mentes de los familiares y amigos de los pretendientes muertos para evitar que la matanza, obra de Ulises y Telémaco, genere un ciclo inacabable de venganzas (Homero, La Odisea. Trad. C. Tapia, 2017). No existía posibilidad de perdón, la venganza trae más venganza, el olvido era la única manera de que familias enteras depusieran su pendencia hacia otras. Como dice Joan-Carles Mèlich, glosando un proverbio chino que, con seguridad, no escribió Confucio aunque todo el mundo se lo atribuya: “siempre hay dos tumbas al final del ciclo de la venganza” (J.C. Mèlich, 2015, p. 88). En ocasiones, muchas más. Un caso diferente, pero igualmente aterrador, es cuando es un dios quien decide que un hecho determinado requiere ser vengado: en este caso no hay escapatoria posible pero, por otro lado, no hay lugar a la retaliación pues no es posible vengarse de un dios, y este se ensañará con el ofensor y con toda su estirpe hasta que considere que la falta ha sido saldada. Con el dios del antiguo testamento la situación no era muy diferente, pues él “nada deja sin castigo, castigando la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación” (Biblia de Jerusalén, números 14, 18; 2009). En otras ocasiones, mediante el consabido proceso de la maldición, los dioses mismos eran los encargados de perpetuar una cadena de represalias de tal manera que, generación tras generación, una familia de mortales estaba condenada a sufrir una y otra vez las consecuencias de los hechos de sangre de un antecesor, generando nuevos hechos de sangre que clamaban venganza y alargaban la cadena de las compensaciones. No es otro el destino de la estirpe de Tántalo que, como podrá verse, llevó la desgracia hasta la cuarta generación. En alguna parte, quizás en Higinio, Robert Graves (1960) leyó que “Tántalo era amigo íntimo de Zeus, quien lo admitía en los banquetes de néctar y ambrosía del Olimpo”. Lo que sigue es un breve resumen de las peripecias Venganza y Justicia 307 de Tántalo y su estirpe en la versión de Graves. Cierto día, continúa Graves, el propio Tántalo invitó a los olímpicos a cenar en el monte Sípilo, pero, al descubrir que las viandas no alcanzarían a satisfacer el apetito voraz de los inmortales, sacrificó a su hijo Pélope, lo despedazó, lo guisó y aderezó y lo sirvió a los dioses en una especie de ensayo, dirigido, según unos, a evaluar si los susodichos dioses eran verdaderamente omniscientes, o, según otros, para demostrar su buena voluntad de servicio hacia los dioses. El mito hebreo de Isaac ostenta varias diferencias con este, en especial en lo concerniente a que el sacrificio no se consuma y a que sólo había un dios en lugar de muchos, pero, desde el punto de vista psicoanalítico, el filicidio es el mismo (A. Rascovsky,1992). Los dioses, como el lector habrá adivinado, se dieron cuenta de inmediato del terrible crimen y rechazaron la comida, reunieron los fragmentos de Pélope, Hermes los puso a hervir de nuevo, Zeus pronunció un conjuro, la Parca Cloto adhirió los trozos unos con otros y Rea le insufló vida, reviviéndolo. A Pélope redivivo le faltaba un omóplato pues Démeter,ensimismada por el reciente duelo de la pérdida de su hija Perséfone, alcanzó a comer algo. Sin embargo, ella misma lo arregló colocándole una escápula de marfil, que, en el futuro, llevarán todos los descendientes de Pélope. Tántalo fue sentenciado al Tártaro, en donde el agua y los exquisitos frutos que lo rodean se apartan cada vez que intenta beber o comer para aplacar el hambre y la sed eternas a las que está condenado, al tiempo que una enorme roca pende eternamente sobre su cabeza, amenazando con aplastarla. Por el pecado de su antecesor, los dioses condenaron también a toda la descendencia de Tántalo, incluido el propio Pélope. Pélope, más adelante, quiso desposar a Hipodamia, hija de Enómao. Éste, enamorado de la hija, había ideado una treta para que nunca se casara: desafiaba a una carrera de carros a cada pretendiente y quien ganara la carrera debía matar al contrincante y quedarse con la joven. Al llegar Pélope, las enhiestas cabezas de 12 pretendientes previos adornaban sobre lanzas la entrada al palacio de Enómao. En secreto, Pélope habló con Mirtilo, el auriga Eugenio Matijasevic 308 de Enómao, prometiéndole que si le ayudaba a ganar la carrera le dejaría a él la consumación de la noche de bodas con Hipodamia. Mirtilo reemplazó por cera las piezas de hierro que atraviesan la punta del eje de las ruedas para que no se salgan y Enómao murió arrastrado por los caballos al accidentarse su carro. Para no tener que cumplir su promesa, Pélope arrojó al mar a Mirtilo, y antes de morir, Mirtilo lo maldijo, pidiendo a los dioses que la estirpe de Pélope se destruyera a sí misma. Pélope engendró muchos hijos con Hipodamia y uno con la ninfa Astíoque: Crisipo. Hipodamia, temerosa de que Pélope nombrara sucesor a Crisipo en lugar de alguno de sus 22 hijos, trató de convencer a Atreo y Tiestes, dos de ellos, de que mataran al joven Crisipo arrojándolo a un pozo, pero ellos se negaron. El caso es que Layo, el futuro padre de Edipo, se enamoró de Crisipo, lo raptó y lo llevó con él a Tebas. Fue el primer pederasta. Por esto, Pélope maldijo a Layo con la maldición de Apolo que condenaba su descendencia (otra cadena de venganzas) a destruirse a sí misma (de allí la suerte del propio Layo, de Edipo, de Polinices y Eteocles, de Antígona y de Ismene con quienes termina la estirpe). Mientras Pélope corría hacia Tebas para tratar de rescatar a Crisipo, Hipodamia se le adelantó y mató al joven en el lecho de Layo con la espada de Layo que colgaba de la pared. Layo fue acusado del asesinato de Crisipo. Atreo y Tiestes se disputaron desde entonces el reino de Micenas: Atreo alegaba su primogenitura, Tiestes el poseer un vellocino dorado que la polis consideraba símbolo del derecho al trono. Inicialmente, el vellocino había estado en manos de Atreo, pero su esposa Aérope se hizo amante de Tiestes y se lo regaló a éste. Tiempo después, Atreo, con la ayuda de Zeus, recuperó el trono y envió a Tiestes al exilio, pero, más tarde, pretendiendo hacer las paces, invitó a Tiestes a regresar y le ofreció una cena en la que las viandas eran trozos selectos de los cuerpos despedazados de los tres hijos de Tiestes: Aglao, Orcómeno y Calileonte. Finalizada la cena, le presentó en una fuente las cabezas, los pies y las manos ensangrentadas de sus hijos para que se Venganza y Justicia 309 enterara de lo que tenía en el estómago. En ocasiones, los recursos de los mitos parecen limitados y sus peripecias se repiten. Tiestes maldijo entonces la descendencia de Atreo. Agamenon y Melenao, hijos de Atreo, los atridas por antonomasia, héroes de la guerra de Troya, tuvieron destinos miserables: Melenao tuvo que soportar el rapto de su esposa por Paris, lo que puso en marcha la guerra de Troya. Agamenón, para que las naves destinadas a Troya pudieran finalmente partir, tuvo que sacrificar a su propia hija Ifigenia en Áulide. Clitemnestra, su esposa, nunca le perdonó el crimen y, al retornar Agamenón de la guerra de Troya, la propia Clitemnestra lo mató en el baño lustral del regreso con la ayuda de su amante, Egisto. Para que su presencia no le recordara su crimen obligó a su hija Electra en matrimonio con un campesino de la lejana Micenas. Orestes, su hijo, fue sacado en secreto por una criada y terminó su desarrollo oculto en Crisa. Al alcanzar la edad viril, Orestes regresó a Micenas y con la ayuda de su hermana Electra mató a Egisto, el usurpador, y luego a su madre Clitemnestra. Desde entonces las tres Erinias, Alecto, Tisífone y Megera, persiguieron a Orestes día y noche con sus látigos, atormentando cada segundo de su vida hasta que se refugió en Atenas. Las Erinias son deidades ctónicas, pertenecientes al inframundo, fueron creadas cuando la sangre genital de Urano tocó la tierra después de haber sido castrado por Crono. Tienen serpientes por cabellos, cabeza de perro y alas de murciélago y, dado su origen, son anteriores a los dioses olímpicos y, por lo tanto, no les deben obediencia. Son implacables, son las diosas de la venganza por excelencia, para ellas no existen circunstancias atenuantes y tampoco se dejan sobornar con oraciones o con sacrificios, persiguen y castigan todo tipo de transgresiones contra las normas de la sociedad, contra las leyes de la naturaleza y contra la integridad de la familia sobre todo si el crimen contra la familia ha sido cometido por un miembro de la misma familia como es el caso del parricidio, el matricidio, el filicidio, el uxoricidio o el mariticidio. Más tarde, Eugenio Matijasevic 310 algunas de sus funciones serían asumidas por Némesis, quien perseguirá sobre todo a los culpables de la terrible falta de la hybris: la arrogancia contra los dioses o los hombres, la falta de medida en la ostentación del propio éxito o la conducta dirigida a deshonrar a otra persona por el simple placer de hacerlo (N. Fisher, 2019). Refugiado en Atenas, donde también las Erinias lo persiguen, Orestes pide ayuda a Atenea quien, buscando un cambio en la mentalidad griega, nombra jueces a reconocidos ciudadanos de Atenas y convoca con ellos el Areópago para que juzgue los crímenes cometidos por Orestes. Cambia así la irracional venganza ciega por la justicia. Apolo se hace presente también como una especie de abogado defensor. El Areópago absuelve a Orestes, pero las Erinias nunca cejan y continúan su persecución, incluso si hubiese muerto lo habrían perseguido hasta el Hades. La última acción de Atenea, antes de desaparecer, fue convencer a las Erinias de que dejaran de perseguir vengativamente a los criminales y permitieran que el Areópago hiciera justicia e impusiera sus veredictos y penas. A cambio, les garantizaba un hogar en un terreno con una cueva en Colono, un caserío cercano a Atenas, y que tendrían el culto sempiterno de los atenienses en cuyas casas habría siempre un altar en honor de ellas que, a partir de entonces, ya no se llamarían las Erinias sino las Eumenides (benévolas) (Esquilo, Orestíada. Trad. David Garcia Pérez, 2021). A partir de entonces, los ofensores de los dioses, de la polis, de otros seres humanos o de la naturaleza no serán perseguidos de manera inmisericorde por las vengativas erinias sino que serán juzgados por la comunidad representada en el Areópago, bajo la tutela de Diké (Δίκη: Díkê) diosa de la justicia, hija de Zeus y Temis, una de las tres Horas (las otras dos son Εὐνομία: Eunomia, la buena ley, e Irene, Ἐιρήνη: Eirene, la paz). Por fin, la venganza ha cedido el paso a la justicia. Esquilo en la Orestiada y Sófocles en Edipo en Colono dan cuenta del paso del Mito al Logos y, por supuesto, del paso de un proceso de compensación mediante la venganza a otro de compensación mediante la justicia. Venganza y Justicia 311 Pero no termina aquí el ciclo de la venganza; el que la justicia haya reemplazado a la venganza no evita que esta reaparezca ocasionalmente.Tiempo después, Edipo, viejo, ciego y mendicante, camina al final de sus días en busca de su destino de la mano de Antígona, su hija y lazarillo. Aún no se han desatado los acontecimientos que darán lugar a la guerra entre Polinices y Eteocles, los dos hijos hombres de Edipo. El mismo oráculo que había predicho a Edipo que mataría a su padre y desposaría a su madre también le había vaticinado que, después de sus desgracias, al cabo de mucho tiempo, encontraría el reposo en un paraje lejano consagrado a las Erinias, allí lo alcanzaría la muerte y al morir traería suerte a los habitantes de la región que lo acogiese en sus últimos días (Sófocles, 1981). Así que, Edipo muere en el caserío ateniense de Colono, consagrado por la propia Atenea a las Benévolas, en el mismo lugar en el que Orestes se vio liberado de la persecución de las Erinias. El grupo de ancianos atenienses que hacen de coro en Edipo en Colono se dirige al dios de las profundidades, al invisible rey de las tinieblas, en una de las últimas estrofas de la tragedia, rogando por Edipo: “Que, tras haberle llegado tantas inútiles penas, un dios justo le ensalce de nuevo” (Sófocles, 1981, p. 275). Pero, no hay que olvidar que Pélope, en su maldición a Layo, había pedido la desaparición de toda la estirpe por mano propia y Edipo, ciego, perpetúa la maldición y la venganza maldiciendo a sus hijos Eteocles y Polinices a que mueran uno a manos del otro en la guerra fratricida que se avecina. De la vergüenza a la culpa En el prefacio a “Antígonas”, George Steiner (1996) se pregunta por qué un puñado de antiguos mitos griegos continúa dominando y dando forma vital a nuestro sentido del yo y del mundo. Aunque su libro, según proyecta el autor desde el prólogo, pretende ser precisamente una respuesta a este interrogante, el lector se siente asaltado por la duda: la pregunta debe formularse exactamente a la inversa, ¿cómo es que nuestro sentido del yo y Eugenio Matijasevic 312 del mundo da forma a mitos que, como los de los griegos, aún nos atañen veinticinco siglos después de establecidos en su actual forma escrita y quién sabe cuántos siglos más después de haber sido imaginados? Cuando G. Steiner (1996, p. 137), más adelante, se propone indagar por “los procesos de canonización y de abandono [que] obran para determinar la aceptación y transmisión de ciertos mitos y el olvido de otros”, cae en cuenta que la pregunta podría estar mal formulada pues “[…] bien podría ser que toda definición sensata de «mito» abarque el hecho de la supervivencia”. En síntesis: los mitos no duran por ser mitos, son mitos precisamente porque han durado. Llama la atención que G. Steiner (1996) acepte en este caso que la pregunta está mal formulada y encuentre la respuesta invirtiendo la pregunta, pero ¿por qué no llevó a cabo la misma estrategia para dar respuesta a su pregunta inicial? De la misma manera que admite que estos mitos son mitos porque han durado, debería haber admitido que no es que dichos mitos dominen y den forma “a nuestro sentido del yo y del mundo” sino que las raíces mismas del desarrollo psíquico de los seres humanos, tanto en los orígenes de la cultura como en los orígenes de la vida mental de cada uno de nosotros, son tales que, de alguna manera, han generado mitos que se encuentran inextricablemente entrelazados a dichas raíces. En este sentido, el psicoanálisis tiene algunas respuestas que ofrecer dado que nuestro sentido del yo y del mundo se origina no solo en el mundo exterior sino también en el mundo interior de donde se nutren las raíces de los mitos que nos atañen. Por algo el Mito es, en palabras de Carlo Ginzburg (2000, p. 84), “Un relato que ya ha sido relatado, un relato que ya se conoce”. La sociedad descrita en los mitos y por Homero y por los primeros trágicos, dice Eric Dodds (1997), puede clasificarse, sin duda, en el grupo de aquellas sociedades que la antropóloga Ruth Benedict (2003) denominó culturas de la vergüenza, culturas en las que el sumo bien del hombre homérico no es disfrutar de una conciencia tranquila, sino disfrutar de timé (τιμή), de estimación pública. De hecho, la mayor fuerza moral que el hombre homérico Venganza y Justicia 313 conoce, dice E. Dodds (1997), es la opinión pública y vive como insoportable todo aquello que pueda exponerlo al desprecio o a la burla por parte de sus semejantes. Por el contrario, volvemos a Ruth Benedict (2003), hay culturas en las que el mecanismo de control social ha sido introyectado por cada individuo y no es necesaria la presencia de un grupo social avergonzándolo por sus acciones para que actúe de acuerdo con la normatividad, en ellas el sumo bien es la tranquilidad de conciencia, la ausencia de culpa. Para R. Benedict (2003), se trata sencillamente de rotular una cultura a partir de la actitud individual que predomina con respecto a las acciones que una persona va a emprender, pero sólo se admiten dos posibilidades. El individuo que se ha desarrollado en una cultura de vergüenza se pregunta, antes de llevar a cabo una acción, “¿cómo me mirarán los demás si hago esto?”; por el contrario, la persona cuyo desarrollo ha transcurrido en una cultura de la culpa, si es que algo así existe en el mundo real, se pregunta algo completamente diferente: “esto que voy a hacer ¿es justo o injusto?”. Inicialmente, Ruth Benedict (2003) aplicó este modelo a su conocimiento de la cultura japonesa después de la derrota del eje finalizada la segunda guerra mundial. Ella misma admite que se trata de una generalización un poco burda y que seguramente existen otros muy diversos modelos y que esa nueva pareja de palabras polares, culpa-vergüenza, seguramente no llena todo el espectro de preguntas que podrían surgir alrededor de la manera en que una sociedad logra el control de las acciones individuales. También admite que, de hecho, muy posiblemente no se trate de polos opuestos excluyentes sino más bien de series complementarias y que cada individuo, independientemente de la sociedad en que se desarrolle, podría mostrar grados diversos de vergüenza y de culpa en mezclas que podrían variar a lo largo de su ciclo vital y que muy rara vez tendrían ese carácter puro y excluyente que alguna vez se les adjudicó. El caso es que E. Dodds (1997) tomó prestado el modelo que R. Benedict (2003) aplicó a la cultura japonesa de postguerra para aplicarlo con provecho a la cultura griega arcaica, la Eugenio Matijasevic 314 anterior a los clásicos. Cuando el valor supremo en una cultura es la opinión pública, qué van a decir de mí, no hay que olvidar que, atraídos por este concepto, vienen otros como la honra, la arrogancia y, por supuesto, la presunción, soberbia, lo cual genera un clima emocional en el que, frente a una afrenta, la única salida es la venganza. Podría afirmarse que, no sólo entre los griegos más arcaicos, sino en general entre los pueblos primitivos, la venganza es la norma, el procedimiento preferido para ajustar cuentas luego de una afrenta. Algo muy similar al estado de naturaleza de Hobbes, la guerra de todos contra todos. En el momento en que se da entre los griegos el paso paulatino del mythos al logos tiene lugar una avalancha incontenible de cambios socioculturales que mucho tienen que ver con la inversión en la polaridad de parejas de palabras que habíamos mencionado inicialmente. El predominio a partir de entonces del logos, de la razón, no sólo significa que se va a privilegiar sobre el discurso mítico-religioso el discurso lógico-demostrativo sino que también, en otras áreas de la vida cotidiana de la polis, será la palabra, el discurso razonado, el que tomará la primacía: el hombre, πολιτικὸν ζῷον (politikon zoon, animal político) por naturaleza (Aristóteles, Política. Trad. Antonio Gómez-Robledo, 2000) animal de la polis, animal de la comunidad, animal que debe vivir en comunidadpara florecer y dar frutos, debe, para poder hacerlo, para vivir en comunidad, debe, repito, poder dar razón de sus actos frente a la comunidad, debe poder responder cuando se le llame y explicar con razones (logos) por qué actuó de una manera y no de otra. En esta fase del desarrollo del pensamiento, pensadores como Sócrates, Platón o Aristóteles o incluso todos los presocráticos encuentran explicaciones racionales para la mayoría de las costumbres dictadas por el nomos y para algunas de las leyes de la physis. Pero, también son conscientes de que ha habido un cambio radical en la forma en que ahora explican el mundo, a los hombres y a sí mismos, ahora se apela al logos, a la razón, al lenguaje, mientras que, antes de ellos, se apelaba al mito. Tanto las leyes de la physis Venganza y Justicia 315 como las normas del nomos se explicaban mediante mitos. El paso del mito al logos es más o menos el paso de la infancia de la humanidad a comunidades verdaderamente humanas. La razón Aparecen entonces las razones como factores causales de la conducta y se privilegian las razones por encima de las influencias de un dios o de fuerzas ajenas por completo al propio individuo quien es ahora el responsable (el que responde) de sus actos. El logos no es sólo la capacidad de pensar de manera racional, es también la capacidad de hablar, de presentarse ante la asamblea de la polis y dar una explicación de los propios actos: actué de esta manera por esto y aquello y siguen a continuación una serie de explicaciones que no son exactamente causales pero sí racionales: hay una o varias razones para haber actuado de una determinada manera y no de otra. La comunidad o un tribunal que la representa serán los encargados de definir si las explicaciones son racionales o no, si justifican o no el haber actuado de una manera y no de otra. En este caso, la venganza no aparece ya como una buena razón para haber actuado de cierta manera, pues la venganza, la forma de reparación característica de sociedades de la vergüenza, ha sido sustituida por la justicia en las sociedades de la culpa y, ahora, es la comunidad por medio de su tribunal la encargada de imponer una compensación al mal causado, no el individuo afectado. Quien no quiera ser parte de la polis, de la comunidad, bien sea por incapacidad para integrarse a esa participación común, dice Aristóteles, es un animal salvaje (θηρίον, therion), aunque también es posible, y aquí la ironía salta a la vista, que la incapacidad de integración se deba a que en su autosuficiencia considera que no necesita de la comunidad, en cuyo caso sería un dios (θεός, theos) (Aristóteles, Política. Trad. Antonio Gómez- Robledo, 2000). Obviamente en una comunidad de estas características, en la que no son los ritos ni las soluciones planteadas por los antiguos mitos Eugenio Matijasevic 316 los que permiten dirimir los conflictos o evitar que aparezcan, se requieren normas para hacerlo, nomos por encima de physis, se requiere justicia. Lo irracional Freud era determinista. Con él termina la fantasía de que todos nuestros actos pueden ser explicados (frente a la comunidad o frente a nosotros mismos) a partir de razones. Sus descubrimientos confirman que detrás de la máscara del discurso razonado-demostrativo con el que pretendíamos explicar nuestros actos, sigue reinando anagke, con toda su carga de irracionalidad. ¿Significa esto que la venganza debería volver a reinar por sus fueros? ¿Está justificada? Este punto, que podría dar para otro coloquio, no nos puede dejar olvidar que una cosa es poder explicar el origen y dirección de las fuerzas que generan actos de venganza, como el de Procne o toda la secuencia de maldiciones y venganzas de la casa de Tántalo y, otra muy diferente, justificarlos. Si bien el psicoanálisis ha sido y es absolutamente determinista en cuanto a que, de la misma manera que en el mundo exterior toda explicación debe terminar apelando a las leyes de la causalidad física, también en el mundo interior toda explicación debe terminar apelando a las leyes de la causalidad psíquica descubiertas por el psicoanálisis. Pero hay que admitir que, paradójicamente, el psicoanálisis es liberador: aunque el psicoanálisis pregona que “no hay accidentes sin causa en la vida mental, apunta a la eliminación de obstáculos a la acción libre y apunta al establecimiento de equilibrios mentales en los que la libertad es más que un eslogan barato” (P. Gay, 1990, p. 74). Esto no significa que el psicoanálisis pueda liberarnos de anagke, de la necesidad, simplemente significa que, frente a las obsesiones y compulsiones que en ocasiones pueden constreñir nuestra capacidad de acción como consecuencia de procesos psíquicos dirigidos por fuerzas que desconocemos, el psicoanálisis puede situarnos en la necesidad correcta y conocida. Venganza y Justicia 317 Una pareja de conceptos polares similar a las ya referidas pero contemporánea, que seguramente no estaba entre los griegos, es la que emerge de la correspondencia entre Albert Einstein y Sigmund Freud. Einstein la llama la pareja Poder-Derecho, pero Freud en su respuesta le pide autorización para llamarla Violencia-Derecho. La carta de respuesta de Freud a Einstein es esclarecedora en cuanto a su pesimismo con respecto a la capacidad del psicoanálisis para ofrecer una salida al problema de la guerra o al problema de la violencia. “¿Estoy autorizado a sustituir la palabra «poder» por «violencia» («Gewalt»), más dura y estridente?” (p. 187) le pregunta S. Freud (1932) a A. Einstein al comienzo de su carta. También podríamos nosotros devolverle la pregunta: ¿estamos autorizados a sustituir la palabra «violencia» por «venganza»? Posiblemente veríamos en este caso que el psicoanálisis tiene mucho que aportar al proceso de transformación de la venganza en justicia, pero esto podría dar tema para otro coloquio. La Esperanza El pesimismo del Freud de sus últimos años ha sido proverbial. Basta releer El porvenir de una Ilusión o El Malestar en la Cultura o la carta de respuesta a Einstein para darnos cuenta de que no tenía demasiadas esperanzas en el futuro de la humanidad. ¿Qué queda por hacer? ¿Resignarnos y aceptar que la violencia y el abuso de poder y la venganza están inextricablemente ligados al destino de los seres humanos? Algunos pensadores consideran que, en efecto, no hay nada por hacer, otros, en actitud voluntarista, abrigan la esperanza de un cambio a partir de proezas que no nos dicen cómo se deben hacer ni dónde se deben realizar, otros más, como Albert Camus (1959), no pierden la esperanza precisamente porque consideran que la esperanza no es el camino: De la caja de Pandora donde pululaban los males de la humanidad, los griegos hicieron salir, después de todos los otros, a la esperanza como el más terrible de todos los males. No conozco símbolo más Eugenio Matijasevic 318 conmovedor. Pues la esperanza, al contrario de lo que se cree, equivale a la resignación. Y vivir no es resignarse (Camus, A., 1959, p. 35). Referencias Aristóteles. (2000). Política. 1253a 1-4. Antonio Gómez-Robledo (Traductor). Segunda Edición. México: Editorial UNAM, pp 4-5. Benedict, R. (2003). El crisantemo y la espada: Patrones de la cultura japonesa. Madrid: Alianza Editorial, p. 231. Biblia de Jerusalén (2009). Números 14, 18. Cuarta Edición. Bilbao: Editorial Descleé de Brouwer. Camus, A. (1959). Noces Suvi de L’été. Paris: Les Éditions Gallimard, p.35. Dodds, E. (1997). Los griegos y lo irracional. Madrid: Alianza Editorial, pp. 30-31. Eliade, M. (1963). Aspects du Mythe. Paris: Editions Gallimard, p 10. Esquilo (2021). Orestiada. David Garcia Pérez (Traductor). México: Editorial UNAM, pp. 171-183. Fisher, N. (2019). Hybris: a study in the values of honour and shame in ancient Greece. Liverpool: Liverpool University Press. pp. 7-35. Freud, S. (1932).¿Por qué la guerra? 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Pero también se puede referir a afirmaciones o creencias que tienen una carga política o cultural, que se problematizan como mito. Por ejemplo, que los hombres son superiores a las mujeres, o que los blancos son más inteligentes que los negros. Estos son mitos, dirán muchos, queriendo decir, que son creencias erróneas, mentiras. Pero la palabra mito, más allá de significar mentiras o creencias falsas, se refiere a la esencia y el corazón mismo de la cultura y de la estructura psíquica de los seres humanos. No es algo menor ni una simple historia ficticia. Por eso, como se recomienda en un texto de mitología para dummies (C.W. Blackwell y A.H. Blackwell, 2002), la próxima vez “[n]unca digan que algo es sólo un mito. Digan más bien que es nada menos que un mito” (p.10). ¡Nada menos que un mito! Un mito es portador de un mensaje que deberíamos estar dispuestos a escuchar porque habla de aspectos esenciales que nos constituyen. 28 Miembro Asociado de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. Médico Cirujano de la Universidad Nacional de Colombia, Filósofo con Opción en Literatura de la Universidad de Los Andes y Especialista en Bioética de la Universidad El Bosque, Bogotá, Colombia. Magíster en Historia y Filosofía de la Ciencia y la Medicina, y Doctor en Filosofía, de la Universidad de Durham, Reino Unido. Actualmente, director del Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Javeriana. Coloquio - Comentario R ev . S oc . C ol . P si co an ál is is 2 02 3, V ol . 4 8 (2 ). 32 1- 32 7 Eduardo Díaz Amado 322 Mythos en griego significa relato. Pero no cualquier tipo de relato, sino uno que está hecho de historias, personajes y lugares fantásticos. Sin embargo, hay algo de verdad en los mitos; una verdad que se refiere a la manera como se dan o el porqué de ciertos funcionamientos o realidades del acontecer social y personal. Los mitos definen costumbres y creencias, son alegorías (similares a las parábolas que encontramos en la biblia), explican fenómenos naturales, también fenómenos psicológicos (como el amor, el sexo y la ira), revelan arquetipos del inconsciente colectivo (en el sentido de Jung) y son un modo de comunicación a nivel social (C.W. Blackwell y A.H. Blackwell, 2002). Además, los mitos, aunque se refieren a épocas remotas e inmemoriales, son dinámicos, pues se van transformando con cada época. Por ejemplo, A. Escohotado (1993) en su texto Rameras y Esposas analiza diferentes modos de entender la feminidad y la constitución de la pareja y la familia. Describe cuatro mitos, el de la diosa Ishtar, sobre la fragilidad de la carne; el de Hera y las dinámicas familiares; el de Hércules, o la institucionalización del trabajo, y el último, el de la Sagrada Familia: José, María y el Niño Jesús. Para A. Escohotado (Ibid.) este último mito es en el que vivimos. En la realidad social actual abundan los padres trabajadores-proveedores, operarios, como José, que gastan su vida sirviendo a una prole que no es la suya y buscando agradar a una “sobrenatural compañera”. Así mismo, en la sociedad actual, abundan los hijos que se portan como reyes y recriminan a sus padres. El plano mítico permite comprender funcionamientos históricos. Hay mitos fundantes de una civilización u orden social (a los sistemas totalitarios les encanta narrar sus orígenes míticamente para justificar su actualidad). Pero igual pasa en el contexto personal. Si uno atiende a la manera como las personas se describen a sí mismas o cuentan su propia historia, se encuentra uno con que les encanta ponerse un toque mítico. Se trazan genealogías, en sentido nietzscheano (M. Foucault, 1992), para 323 Los mitos y la estructura psíquica y social del ser humano. Procne, o de la venganza mostrar que tienen un origen divino; así se presentan como descendientes de familias de alcurnia o de importantes próceres, cuando en realidad no es así. Por esto el mito que nos ocupa en este escrito, el de Procne, es mucho más que una historia de crueldad, venganza y muerte. En él encontramos resonancias de elementos que atañen al acaecer político y cultural. Pero también pistas para pensar configuraciones del acaecer psíquico. El mito alude a los terribles acontecimientos que involucran a dos hermanas que han sido dañadas por la acción de un hombre que actuó sin miramientos y bajo la influencia de impulsos irrefrenables. Es un mito que tiene visos de tragedia según el esquema clásico que se desarrolló en la Antigua Grecia. Una tragedia es una historia en la cual un personaje que goza de una alta posición social cae en desgracia, desatándose una cadena de acontecimientos dolorosos y terribles, al tiempo que inevitables -he aquí el sentido de lo trágico-. Y esto ocurre por cuenta de la hybris que ha cometido el protagonista, una palabra que podríamos traducir por desatino o exceso; un error de cálculo o de juicio, que se comete por falta de prudencia, sabiduría, bondad o deseo de actuar correctamente (Rojas Otálora, s.f.). La hybris surge del rencor, la ambición, la lujuria o, en general, de lo que llamamos bajas pasiones. En el mito de Procne, la hybris parece surgir cuando ella alardea (en una de las múltiples versiones de este mito) de ser más feliz en su matrimonio que el de Hera con Zeus. Esta prepotencia o engreimiento es castigada por Hera enviándoles a Discordia (Pedregal, 2012). Pero también podríamos ubicar el desatino en otros puntos de la trama. Por ejemplo, en el acto interesado y arribista de Pandión, el padre de Procne, al “darla” en matrimonio a Tereo, porque éste le había ayudado a ganar una guerra y por ser este un noble, aunque bárbaro, con quien quería emparentar. La ambición del padre, más que el agradecimiento, es algo que quizás el Destino quiso castigar. Eduardo Díaz Amado 324 Y, claro, lo que sigue es una sucesión de hechos terribles, trágicos: el enloquecimiento libidinoso de Tereo por Filomela, la hermana de Procne; laviolación y glosotomía de Filomela; el asesinato y preparación culinaria de Itis (el hijo de Tereo y Procne) que es servido como cena para su padre; el canibalismo inadvertido de Tereo y la presentación horrible de la cabeza de su hijo cuando pregunta por él a Procne y, finalmente, la metamorfosis de los protagonistas de la historia en aves: ruiseñor (Procne), golondrina (Filomela) y abubilla (Tereo) (en la versión de Ovidio). Si analizamos este mito, encontramos distintos elementos que tienen importancia para nuestra cultura. Para empezar, hay una lectura que se puede hacer desde lo que hoy se llama violencia de género. Es claro que el mito alude al abuso cometido por Tereo, que acepta a Procne como regalo de un padre débil y arribista. Para Pedregal (2012), por ejemplo, el asunto central de la historia tiene que ver con el acceso al conocimiento que pueden tener o no las mujeres. Desde lo patriarcal podría decirse que las mujeres han tenido limitaciones para tal acceso. Pero desde la historia de las mujeres sería un logro para defender y consolidar. Gracias a que Filomela pudo escribir su mensaje de auxilio, bordado en un peplo, y que Procne lo pudo leer cuando una esclava se lo trajo, el crimen no queda impune. Pero está también el hecho de la violación de Filomela que lleva a cabo, sin remordimiento, Tereo. Y que no contento con lo hecho, la encierra y le miente a su esposa al decirle que Filomela ha muerto. Además, cortarle la lengua para que no contara lo sucedido, representando, como lo han dicho algunos autores, una segunda violación (A. Pedregal, 2012). En el primer caso, una que desgarra las entrañas y destruye la integridad de la persona. En el segundo, una que intenta separar a la víctima de la comunidad, de la sociedad, en donde la palabra tiene un lugar esencial para la comunicación. Desde una perspectiva como la ética del discurso no es posible no hablar. En la comunicación, en la intersubjetividad, se ancla nuestra identidad y nuestra moralidad. 325 Los mitos y la estructura psíquica y social del ser humano. Procne, o de la venganza El mito nos presenta un desenlace terrible. Si se trataba de que no quedara impune el crimen, las acciones de Procne y Filomela parecen desproporcionadas. Matar a Itis y servirlo cocinado a su propio padre, quien termina comiéndoselo sin saber, señala un castigo destinado a destruir completamente y casi de forma sádica al ofensor. No es un castigo físico, sino uno de tipo moral que termina siendo más profundo e imborrable. ¿Se trata de una venganza elaborada bajo sentimientos que enceguecen a quien los tiene? En el caso del Código Penal de Colombia, se habla de acciones punibles realizadas bajo intensa ira y dolor como un atenuante para la pena, lo que quiere decir que se reconoce la alienación que producen tales sentimientos. En este estado, las posibilidades del yo para conducir las acciones parecen sobrepasadas. Es interesante que al banquete solo está invitado el padre, pues tiene un sentido sacrificial. Tal como le ocurrió a Abraham con Isaac en la biblia al que, sin embargo, no llegó a matar, pues el mismo Dios que había solicitado el sacrificio, no lo permitió en últimas. La muerte de Itis ocurre precisamente por la ausencia de una divinidad que regule la acción. Hoy hablamos de nuestra psique como aquel espacio o nivel donde pensamos, sentimos y regulamos nuestras acciones. No hay que olvidar que Psique era también una diosa. Sin una psique sana la violencia y la destrucción no pueden ser controladas. Otro elemento simbólico presente en el mito, o significado latente si lo pensáramos desde el psicoanálisis, como un sueño, se refiere al acto de antropofagia cometido por Tereo, que no sería raro pues él es un bárbaro. Pero, en cambio, que las hijas de un rey de Atenas, cuna de la civilización, hayan cometido tales actos, sugiere lo que sucede cuando se desatan las fuerzas de lo salvaje (¿ello?) sin el control de la cultura. Claro, también se ha dicho que así se representa, prejuiciosamente, la naturaleza indomable de las mujeres (A. Pedregal, 2012). En las sociedades actuales la denuncia y solidaridad de las mujeres se ha venido consolidando como un movimiento de reivindicación histórica Eduardo Díaz Amado 326 frente a los abusos cometidos por un ejercicio de lo masculino malentendido, desviado como efecto de lo patriarcal, y que ha naturalizado acciones ominosas y repudiables. Procne y Filomela siguen hoy luchando. Pero tal vez sea importante decir que la tentación de infligir castigos violentos y terribles frente a tales abusos también está presente. La confusión entre venganza y justicia debe resolverse. Lo primero no llevará a lo segundo. Como lo dice el psiquiatra y psicoanalista Ramón Andreu (2018), “[q]uien está dominado por la venganza, está inmerso en un proceso autodestructivo”, del cual hay que salir obviamente. Pero cómo lograrlo. En psicoanálisis lidiamos con frecuencia con los efectos del trauma, ese daño profundo que sobrepasa las capacidades de nuestro yo. El trauma tiene diferentes rostros y hay que reconocerlos. Y para reparar o sanar se requiere tiempo, pensar y expresar. Por esto no podemos permitir que se corten las lenguas, como a Filomela. Vale la pena aquí recordar la propuesta de J. Derrida (2017), sobre que es necesario aprender a perdonar lo imperdonable y lo imprescriptible… Esa sería la verdadera apuesta ética. Aunque quizás, como plantean algunos (C. Rueda, 2011), debe existir el arrepentimiento. ¿Se arrepintió Tereo? ¿Cuáles son los rostros de Tereo hoy? ¿O será Borges el que tenga razón?: “Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.” 327 Los mitos y la estructura psíquica y social del ser humano. Procne, o de la venganza Referencias Andreu, R. (2018). Quien está dominado por la venganza, está inmerso en un proceso autodestructivo. La Vanguardia. Disponible en: https://www.lavanguardia.com/ vida/20180309/441356597868/venganza-proceso-autodestructivo.html Blackwell C.W. y Blackwell A.H. (2002). Mitología. Bogotá: Norma. Derrida J. 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