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((EEssttaa mmoonnooggrraaffííaa eess uunn ccaappííttuulloo ddeell lliibbrroo EEVVAALLUUAACCIIÓÓNN NNEEUURROOLLÓÓGGIICCAA DDEELL RREECCIIÉÉNN NNAACCIIDDOO)) CCoolleecccciióónn:: MMoonnooggrraaffííaass SSeerriiee:: MMEEDDIICCIINNAA // CCIIEENNCCIIAASS DDEE LLAA SSAALLUUDD AAllffrreeddoo GGaarrccííaa--AAlliixx JJoosséé QQuueerroo NNEEUURROOCCOONNDDUUCCTTAA © Alfredo García-Alix / José Quero, 2012 Reservados todos los derechos No está permitida la reproducción total o parcial de esta publicación, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso y por escrito de los titulares del Copyright. Ediciones Díaz de Santos Albasanz, 2 28037 Madrid www.diazdesantos.com.es ediciones@diazdesantos.es ISBN 978-84-9969-162-6 Esta monografía está formada por un capítulo del libro: EVALUACIÓN NEUROLÓGICA DEL RECIÉN NACIDO de Alfredo García-Alix y José Quero (Obra completa publicada por Ediciones Díaz de Santos). Puede ocurrir que en el texto de esta monografía se haga referencia o citen otras páginas que correspondan a otros capítulos de la obra completa, esto sería normal al haberse respetado la paginación original. Obra completa: ISBN 978-84-9969-167-1 (Libro electrónico) Obra completa: ISBN 978-84-7978-972-5 (Libro en papel) CAPÍTULO 893 21 Introducción Neuroconducta y organización del sistema nervioso Estados de conducta en el neonato Estados de sueño Estados de vigilia (alerta) Ontogenia de los estados de conducta Esquemas de evaluación de la neuroconducta neonatal Aspectos de la neuroconducta neonatal incorporados generalmente al examen neurológico Variabilidad y rango de estados de coducta Calidad de la alerta y atención Irritabilidad y llanto El llanto como componente integral del repertorio de la conducta neonatal Habituación o acostumbramiento Valoración de la capacidad del neonato para habituarse a un estímulo perturbador Orientación visual, auditiva y olfativa Orientación visual Orientación auditiva Orientación olfativa Contribución de la evaluación de la neuroconducta a la interacción entre los padres y el bebé Neuroconducta de los recién nacidos prematuros Características de la conducta del pretérmino durante su ingreso en neonatología La neuroconducta del neonato prematuro a la edad de término Repercusión de las lesiones cerebrales características del prematuro sobre la neuroconducta Alteraciones de la neuroconducta Alteraciones relacionadas con la nutrición materna y fetal Alteraciones relacionadas con la exposición prenatal a drogas de abuso o tóxicos Alteraciones relacionadas con la exposición prenatal a fármacos Alteraciones conductuales en neonatos con patología primaria no neurológica Alteraciones conductuales en los neonatos con patología neurológica Lecturas recomendadas Referencias Glosario NEUROCONDUCTA 894 Evaluación neurológica del recién nacido nacido interactuar de forma dinámica, coheren- te y selectiva con su entorno. No se presenta, por tanto, la evaluación de la neuroconducta como un examen neurológico expandido que incluye la observación de capacidades que posiblemen- te representan funciones corticales superiores, sino que nuestra intención es aportar al lector una comprensión básica de las capacidades más sofisticadas del sistema nervioso del neonato y presentar la forma de evaluar estas capacidades en la práctica clínica. Neuroconducta y organización del SNC El neonato muestra diferencias intrínsecas res- pecto a lactantes y niños tanto en su conducta, como en la expresión y la calidad de la vigilia. Este posee desde el nacimiento una capacidad sorprendente de alerta y atención, de supresión de respuestas reflejas obstaculizantes, de acos- tumbramiento a estímulos perturbadores, así como de interacción con el entorno mediante conductas predecibles.8,9 El neonato es capaz de expresar coherentemente sus emociones e inter- accionar de forma dinámica, coherente y selec- tiva con su medio. Esta capacidad para organizar su conducta, señalar sus necesidades y estable- cer una comunicación efectiva y emocional con sus cuidadores exige la actividad integrada de múltiples estructuras y centros del sistema ner- vioso central. Aunque, las estructuras anatómi- cas y los mecanismos fisiológicos subyacentes a la conducta neonatal están mal definidos, en conjunto, el análisis del comportamiento neona- tal señala una actividad cerebral compleja y orientada a objetivos definidos.2 Ello exige cen- tros cerebrales superiores interconectados que actúen modificando las respuestas al medio a través de la inhibición o la facilitación. A dife- rencia de los reflejos primitivos y de las res- puestas a estímulos con reacciones reflejas, no parece lógico que la conducta neonatal esté mediada principalmente por niveles inferiores del sistema nervioso central (el tronco encefáli- co o la médula espinal). Por ello, es fácil de acep- tar que la corteza cerebral juega un papel esen- Introducción Durante la primera mitad del siglo XX predomi- nó la idea de que el neonato nacía exclusiva- mente con reacciones fisiológicas, respuestas reflejas y una conducta nucleada fundamental- mente alrededor del sueño y la alimentación. El neonato poseía un cerebro tan incompetente que poco más hacía que responder a estímulos con reacciones reflejas, sin capacidad para discrimi- nar representaciones de objetos fuera del cuerpo ni de interaccionar con su medioambiente. Esta presunción ha sido reiteradamente cuestionada y la información contraria disponible no deja lugar a dudas sobre el complejo comportamiento y extraordinaria competencia del recién nacido. El interés por la competencia del neonato para responder a su entorno con conductas sociales interactivas se inició a mediados de los años 50 del pasado siglo, pero adquirió la forma de un examen clínico detallado cuando Brazelton desarrollo la escala para la evaluación del com- portamiento neonatal (siglas anglosajonas: NBAS).1 Desde entonces, gracias a la evalua- ción sistemática de la neuroconducta del recién nacido mediante la NBAS y a cuidadosos estu- dios en psicología del desarrollo, sabemos que los neonatos están preparados desde que nacen para expresar coherentemente sus emociones y reaccionar de forma dinámica y selectiva a sus cuidadores, que actúan voluntariamente para recuperar algunas experiencias y evitar otras, que su atención percibe estímulos equivalentes en diferentes modalidades sensitivas y que son particularmente receptivos a expresiones de cui- dado y de comunicación humana.2 Diversos estu- dios acerca de la interacción de los neonatos con sus cuidadores, utilizando registros en vídeo y grabaciones audiológicas, han mostrado que la expresión facial, la vocalización y la respiración, la orientación de la cabeza a estímulos animados o inanimados, así como las posturas y los movi- mientos de manos y miembros, muestran una conducta integrada, rica en definiciones emocio- nales.3-7 Este capítulo trata acerca de la neurocon- ducta del neonato, entendida esta como el con- junto de capacidades que permiten al recién Neuroconducta 895 cial en la regulación y expresión de la conducta neonatal.10,11 Para Brazelton, las respuestas de conducta del recién nacido pueden emplearse para comprender la organización del SNC y del sistema nervioso autónomo del neonato y otorgan una prueba importante del control cortical y la integración sensorial.11 Un aspecto del mayor interés es sin duda si las emociones y las respuestas emocionales juegan un papel en la regulación del desarrollo organiza- tivo cerebral. Desde los trabajos de Hubel y Wiesel conocemos la estrecha relación que existe entre estímulos sensoriales y el desarrollo estruc- tural y funcional del cerebro en periodos críti- cos.12-14 Posteriores trabajosneuroanatómicos y neurofisiológicos en animales han señalado la relevancia de la estimulación sensorial tanto intraútero como extraútero para el desarrollo de la complejidad final del cerebro.15-17 En este sentido, se ha comprobado la necesidad de impulsos mediambientales con especificidad «bien sinto- nizada» para apoyar la ontogenia cortical normal durante periodos sensibles de desarrollo cere- bral.18 Se ha observado, además, que el estableci- miento de sistemas de conexión específicos inclu- ye la modificación dinámica de conexiones a larga distancia mediada por actividad funcio- nal.19,20 La experiencia sensorial del feto (intraútero) y del neonato pueden jugar un papel importante en el correcto cincelado de la corteza cerebral en desarrollo, no sólo a través del establecimiento de conexiones específicas y la organización cito- arquitectónica de la corteza, sino también a través de la modulación de fenómenos regresivos (apop- tosis) y en el establecimiento de la subplaca, una estructura que se piensa que juega un papel importante en la organización cortical.21 Por todo ello, en recién nacidos humanos es posible que los estímulos externos captados a través de los sentidos —olfato, visión, audición, tacto, gusto, etc.— influyan sobre el desarrollo del cerebro. Para los neuropsicólogos, el cerebro del recién nacido tiene una considerable complejidad anató- mica, incluyendo innumerables mapas neurales somatotópicos interconectados, los cuales pueden ser modificados y refinados por la experiencia sensorial y emocional.2 Estas observaciones son acordes con el nuevo paradigma de desarrollo, el modelo denominado «selección de grupos neu- ronales» que presupone que al inicio del des- arrollo existe un repertorio de redes neurales genéticamente determinadas, las cuales experi- mentan una variación substancial a través de una regulación epigenética dinámica. Las influen- cias epigenéticas modularán la división, adhe- sión, migración y muerte de las células, así como la extensión y retracción de axones.22 De acuerdo con este modelo, la información aferen- te se presupone que participa en la selección del proceso mediante el cual se retienen las redes neurales más favorables. Aunque es difícil testar el efecto del medioambiente sobre el desarrollo estructural del cerebro en humanos, un sorpren- dente estudio ha aportado un fuerte respaldo a esta presunción. Este estudio ha constatado mediante una moderna modalidad de resonancia magnética, que intervenciones «positivas» durante un periodo sensible del desarrollo cere- bral humano (desde el nacimiento, entre la semana 28-33, a las dos semanas de edad corre- gida) conllevan cambios en la estructura cere- bral. Estos cambios se correlacionaron con cam- bios en la función: mejor coherencia espectral del EEG, mejor regulación de la conducta neo- natal, y mejores puntuaciones en la escala moto- ra y mental en el test de Bayley II realizado a los nueve meses de edad corregida.23 Es de esperar, que las nuevas herramientas que evalúan la estructura cerebral nos permitirán en un futuro próximo conocer mejor el impacto de la expe- riencia sobre el desarrollo anatómico y conduc- tual, así como la intima trabazón entre ambos. Estados de conducta en el neonato Mediante estudios observacionales,1,8,24,25 y regis- tros poligráficos de frecuencia cardiaca, actividad respiratoria, movimientos oculares y activi- dad eléctrica cerebral,26-30 se demostró que los neonatos muestran varios patrones distintos de conducta, denominados «estados». Por «estado» se entiende una condición temporal estable de la función neural, lo qué implica no sólo una cate- Tabla 21.1. Estados de conducta en el recién nacido a término. Estado Respiración Ojos abiertos Movimientos espontáneos Vocalización (llanto) Estado 1 Regular No No, No Sueño profundo excepto sobresaltos Estado 2 Irregular No No, fortuitos No Sueño ligero Estado 3 Irregular Sí y No Suaves y escasos No Somnoliento Estado 4 Regular Sí No No Vigilia tranquila Estado 5 Irregular Sí Sí No Vigilia activa Estado 6 Irregular Sí o No Sí Sí Llanto controlar sus estados de conducta.1,8,11 La varia- bilidad del patrón dinámico de cambios de esta- do, señala junto con la capacidad para tranquili- zarse y la necesidad de estímulo, el potencial de autoorganización conductual del recién naci- do.1,9,11 Desde un punto de vista social, el estado aporta a los padres y cuidadores un indicador para establecer la comunicación con el bebé, media la percepción de los estímulos del cuida- dor y modula la respuesta del niño a esos estí- mulos. La capacidad del estado para expresar la organización interna e indicar la capacidad del recién nacido para controlar sus reacciones a estímulos externos o internos y ajustarse al nuevo entorno, determina su relevancia y consti- tuye el punto de partida para las demás observa- ciones conductuales. Thoman observó que un mismo estímulo puede dar lugar a diferentes res- puestas en diferentes estados, lo que señala que «el estado de conducta» actúa como un preludio, un mediador y un facilitador, y además, deter- mina el contexto en cualquier interacción entre el neonato y su madre.31 Es por ello que la eva- luación y respuesta a cada ítem del examen neu- rológico depende del estado. Esta dependencia del estado en la evaluación de cada ítem, así gorización descriptiva de la conducta, sino que refleja un modo particular de actividad neural. Aunque se han utilizado indistintamente y de forma intercambiable los términos «estados de conducta» y «estados de conciencia», es preferi- ble el término «estado de conducta» por llevar implícito un sentido más amplio que la vigilia y la capacidad para despertar. Inicialmente la importancia en el terreno clí- nico de los estados de conducta parecía restrin- gida a detectar el estado de alerta óptimo que permitía obtener la mejor respuesta a un ítem concreto del examen neurológico, siendo por tanto «el estado» considerado como una variable de error al juzgar la respuesta a estímulos exter- nos.1,10,24,25 Brazelton cambió radicalmente este enfoque al considerar que el estado constituía la matriz básica en la que se inscribían todas las reacciones conductuales, tanto las respuestas sensoriales como las motoras.1 Durante el des- arrollo de la escala NBAS, Brazelton documen- tó que el neonato presentaba un patrón dinámico de cambios de estado, a través del cual expresa- ba todo el repertorio de su conducta.1 El neona- to emplea el estado para mantener el control de sus reacciones ante estímulos externos e inter- nos y muestra una gran habilidad para utilizar y 896 Evaluación neurológica del recién nacido Figura 21.1. Diferentes estados de conducta. A: sueño; se reconocen dos estados de sueño: profundo y ligero; B: estado soñoliento o semidormido; C: alerta tranquila; D: alerta activa; E: llanto. A B C D E to se han caracterizado dos estados de sueño (profundo y ligero), un estado de somnolencia y tres estados que describen diferentes niveles de vigilia.1,8,9,24,25 En el recién nacido pretérmino, Holditch-Davis33 describió también seis estados de conducta neonatal: sueño tranquilo, sueño activo, transición entre sueño-despertar, alerta no focalizada, alerta despierta y llanto. Los seis estados de conducta caracterizados por Brazelton se presentan a continuación (Tabla 21.1, Figura 21.1).1,8,9 Estados de sueño En términos de neuroconducta, los estados deno- minados por Brazelton como sueño profundo y ligero, equivalen a los estados electroclínicos como la variabilidad de los estados a lo largo del examen, son características nucleares del examen neurológico neonatal y determinan la necesidad de ser flexibles en la secuencia de la administración del examen y omitir momentá- neamente aquellos ítems cuya valoración puede ser inadecuada o que pueden sobrecargar al niño y alterar el resto del examen. Aunque entre psicólogos del desarrollo no hay un acuerdo sobre cómo conceptualizar los estados ni acerca de la caracterización de los estados,32 en la literatura pediátricasí existe uniformidad en la taxonomía de los diferentes estados de conduc- ta neonatal. En general, en los neonatos, al igual que en otros periodos de la vida, se aprecian estados de sueño-vigilia. Estos describen patro- nes de actividad fisiológica controlada por el cerebro que recurren en el tiempo. En el neona- Neuroconducta 897 Tabla 21.2. Comparación entre los estados de conducta y los estados electroclínicos en estudios neurofisiológicos. Estados de conducta (Brazelton) Alerta (vigilia) Soñoliento Sueño Ligero Profundo Respiración Irregular Irregular Irregular Regular Ojos abiertos Sí Pestañeo, mirada No No apagada Movimientos espontáneos Sí Sí No, fortuitos No, alguna sacudida Vocalización Posible No No No Estados electroclínicos (neurofisiología) Alerta (vigilia) Sommoliento Sueño Activo Tranquilo Párpados Abiertos Pesados o cerrados Cerrados Cerrados Movimientos oculares Presentes Presentes Movimientos Ninguno (EOG) oculares rápidos Actividad tónica EMG Variable Variable Ausente Presente Actividad fásica EMG Variable Variable Presente Ausente Respiración Irregular Irregular Irregular, cortas Regular apneas Trazado EEG Continuo de bajo Estado de sueño Continuo de bajo a Discontinuo (trazado Trazado a moderado indeterminado. moderado voltaje y alternante) y voltaje y ritmos ritmos de frecuencia continuo. El voltaje de frecuencia mixta. (similar al fluctúa con mixta. de vigilia). segmentos de voltaje más alto y segmentos de voltaje más bajo. EOG = electrooculograma, EMG = electromiograma, EEG = electroencefalograma. • Estado 1, sueño profundo. Se caracteriza porque el neonato dormido muestra respiración uniforme, ojos cerrados, ausencia de movi- mientos oculares, y la frecuencia cardiaca y res- piratoria son regulares. Excepto alguna sacudi- da a intervalos bastante regulares, el recién nacido no muestra actividad motora espontánea y ante estímulos presenta sobresaltos algo demorados que muestran supresión rápida. Los utilizados en neurofisiología de sueño tranquilo y activo, respectivamente (Tabla 21.2).9 A lo largo de este capítulo se utilizará cuando se hable en términos de conducta, la terminología de Brazelton, ya que ésta no exige ninguna apro- ximación neurofisiológica y en la práctica clíni- ca los estados de sueño son identificados mediante la observación del comportamiento a pie de cuna. 898 Evaluación neurológica del recién nacido Ontogenia de los estados de conducta El sistema nervioso del neonato se encuentra en un estado dinámico de rápido desarrollo, y por tanto, la neuroconducta del neonato y el desarrollo de los estados dependen de la inte- gridad y madurez del encéfalo. El desarrollo se caracteriza por un aumento de la complejidad de organización del SNC debido a la emergen- cia de nuevas estructuras y propiedades fun- cionales, así como de nuevas competencias a cualquier nivel de análisis (molecular, neuro- bioquímico, anatómico y neurofisiológico). Son reconocibles estados inequívocos una vez que las estructuras que participan en cada esta- do alcanzan un cierto estadio de desarrollo. En fetos humanos se han definido varios estados de conducta atendiendo a la combina- ción de variables fisiológicas y variables de comportamiento.34-37 Los estados de conducta fetal son comparables a los estados observados en el neonato y pueden ser observados tan tem- prano como a las 28 semanas (Tabla 21.3). En el neonato, antes de la semana 27 de gestación es casi imposible definir los dos estados de sueño que comienzan a caracterizarse a aproximada- mente las 28 semanas de gestación. A partir de entonces, periodos aislados de movimientos oculares rápidos y cambios respiratorios alter- nan con periodos de tranquilidad motora mante- nida y ausencia de movimientos oculares. Entre la semana 28 y 34 de la gestación se detectan ciclos de baja y alta variabilidad de la frecuencia cardiaca fetal que parecen asociarse con movi- mientos rápidos de los ojos. El momento exacto en que emergen estados de sueño bien definidos neurofisiológicamente (sueño activo y sueño tranquilo) es controvertido; mientras algunos trabajos señalan que ello ocurre entre la 27 y la 30 semana postmenstrual, otros proponen un comienzo más tardío (semana 32).38 La emer- gencia de distintos estados de sueño es seguida por cambios en la cantidad y duración del sueño activo y del sueño tranquilo. Inicialmente, entre la 27 y la 30 semana postmenstrual, un 40% del sueño es activo y el resto se reparte a partes iguales entre el sueño tranquilo (30%) y el sueño indeterminado (30%). En las semanas siguien- cambios de estado son menos frecuentes que en otros estados. • Estado 2, sueño ligero. En este estado de sueño, la respiración es irregular y aunque los ojos están cerrados se observan movimientos oculares fortuitos y rápidos bajo los párpados. Puede presentar actividad motora fortuita con carácter de sobresalto, pero por lo general los movimientos son más suaves y controlados que en el estado de sueño profundo. En este estado, una breve apertura de los ojos puede ocurrir a intervalos y el neonato responde a estímulos externos e internos con actividad motora, la cual a menudo provoca un cambio de estado. Estados de vigilia (alerta) • Estado 3. Soñoliento o semidormido. El neonato no está completamente alerta, abre y cierra los ojos, con algún pestañeo y la mirada es apagada. El nivel de actividad motora es varia- ble, los movimientos son suaves y controlados con fluctuaciones y sobresaltos moderados de vez en cuando. Aunque reacciona a estímulos sensoriales, la respuesta es a menudo demorada y con frecuencia conlleva cambios de estado. • Estado 4, alerta tranquila. El neonato está en vigilia con mirada brillante y parece dedicar toda su atención a la fuente de la estimulación; examinador, chupete, estímulo visual o auditivo. La actividad motora espontánea es mínima, pero responde a estímulos con alguna demora en la respuesta que consiste en movimientos suaves y controlados. • Estado 5, alerta activa. El neonato está en vigilia con ojos abiertos y presenta considerable actividad motora espontánea con movimientos alternantes de las extremidades y, a veces, unos escasos sobresaltos. Ante estímulos externos tiene lugar un aumento de la actividad motora y los sobresaltos. Se dan breves vocalizaciones de excitación. • Estado 6, llanto. Este estado es caracteriza- do por un intenso llanto que es difícil de inte- rrumpir si se mantiene la estimulación. El nivel de actividad motora es alto. Neuroconducta 899 Tabla 21.3. Estados de conducta en el neonato y el feto. Estado Conducta Estado Conducta Patrón neonatal neonatal fetal fetal de FCF* Estado 1 Respiración regular, 1F Movimientos respiratorios Variabilidad Sueño profundo no sueño con movimientos regulares (si presentes). (10 latidos/minuto), oculares rápidos. Movimientos fetales raros, no aceleraciones aisladas discriminatorios, movimientos asociadas con el oculares ausentes. movimiento. Estado 2 Respiración irregular, 2F Movimientos respiratorios Variabilidad Sueño ligero movimientos oculares. irregulares (si presentes), (10-20 latidos/min), movimientos corporales aceleraciones frecuentes de pequeños y episódicos. 10-20 latidos/minuto. Movimientos oculares ausentes. Estado 3 Irregular. Somnoliento Estado 4 Respiración regular, ojos 3F Movimientos respiratorios No aceleraciones, Vigilia tranquila abiertos, no actividad regulares (si presentes), aceleraciones más motora. no movimientos corporales regulares. manifiestos, movimientos oculares presentes. Estado 5 Respiración irregular, ojos 4F Movimientos respiratorios Frecuencia cardiaca Vigilia activa abiertos, actividad motora irregulares (si presentes), inestable, variabilidad manifiesta. movimientos corporales hasta 25 latidos/minuto, continuos, tanto groseros aceleraciones de 25 a 30 como pequeños. latidos/minuto, taquicardia sostenida ocasional. Estado 6 Llanto, respiración Llanto irregular, actividad motora. * FCF = frecuencia cardiaca fetal. Sueño MOR = sueñocon movimientos oculares rápidos. del entorno. El estado de sueño profundo está controlado por mecanismos homeostáticos intrínsecos y su duración durante el primer mes de vida es notablemente constante a pesar de las perturbaciones medioambientales (21±7 minu- tos). Este estado muestra una importante capaci- dad de autoorganización, particularmente en los primeros 10 minutos; los estímulos medioam- bientales externos sólo lo desestabilizan momen- táneamente sin repercutir en su duración total.39 Por el contrario, el sueño ligero es un estado con tes, el sueño activo predominará (70-80%) gra- cias a la reducción del sueño indeterminado, y los periodos de sueño tranquilo son más cortos que los periodos de sueño activo. Hacia el tér- mino de la gestación el 50% del sueño corres- ponde a sueño activo y el 50% restante, a sueño pasivo. En términos de neuroconducta, el sueño profundo (sueño tranquilo en términos de neu- rofisiología) implica un adecuado control del tronco encefálico y su mantenimiento implica un importante escudo contra las perturbaciones 900 Evaluación neurológica del recién nacido Tabla 21.4. Ontogenia de los estados de conducta y correlato con estado electroclínico. 24-28 semanas Párpados no fusionados, vigilia (ojos abiertos) breve e infrecuente, alternando con sueño (ojos cerrados). No concordancia entre la conducta y el EEG. 30 semanas Comienzan la organización de estados y se aprecian las primeras diferencias electroencefalográficas entre vigilia y sueño, e inicia la concordancia entre la expresión EEG y la conducta clínica, si bien la concordancia es marginal e inconsistente. 32-34 semanas Periodos de alerta espontánea sin necesidad de estímulos externos. Se identifican fácilmente periodos alternos de vigilia-sueño. Pobre autorregulación de estados. Mejor concordancia entre los estados de conducta y el EEG. La mayor parte del sueño es un estado de sueño EEG indeterminado. 36 semanas Aumenta la capacidad para mantener la alerta y la atención al entorno y el llanto se hace vigoroso. Predomina el sueño activo (70-80%) gracias a la reducción del sueño indeterminado, y los periodos de sueño tranquilo son más cortos que los periodos de sueño activo. 38-42 semanas Los 6 estados de conducta están bien definidos. El neonato muestra atención a estímulos auditivos y visuales durante la vigilia. Competencia en la regulación de los estados de conducta. En el EEG el sueño comienza con sueño activo, el cual representa el 50% del sueño correspondiendo el 50% restante a sueño pasivo. es aún marginal e inconsistente. A las 32 semanas, la observación de periodos de alerta espontánea sin necesidad de estímulos externos es la norma y se identifican fácilmente periodos alternos de vigi- lia-sueño. Aunque se observan ciclos de motilidad y reposo, estos no corresponden exactamente a estados de conducta bien establecidos, los cuales se hacen evidentes cerca de las 34-36 semanas de edad postmenstrual, justo cuando el neonato pre- maturo presenta cada vez una mejor concordancia entre el estado de conducta aparente y el registro EEG. En el prematuro menor de 34 semanas, la orga- nización de los estados es pobre, el sistema motor muestra una pobre modulación y el grado de organización e integración del sistema nervioso autónomo con otros sistemas es frágil. Por ello, al neonato prematuro le cuesta alcanzar la vigilia, pasa con facilidad del sueño a un llanto incontro- lado, muestra actividad motora más amplia y difusa, y principalmente de carácter extensor. La fragilidad y pobre integración del sistema autó- nomo con otras funciones neurales condiciona que durante los periodos de actividad motora o cuando se intenta captar su atención con estímu- pobre organización y los estímulos externos o internos resultan con frecuencia en cambios de estado. La «alerta» o vigilia es definida como una con- dición en la cual el niño tiene los ojos abiertos, puede realizar movimientos espontáneos genera- les o segmentarios continuos o intermitentes de los miembros, muestra orientación visual y auditi- va, e interacciona con el entorno. En comparación al sueño profundo o tranquilo, los estados de vigi- lia muestran una organización menos rígida y, por tanto, pueden ser prolongados o acortados por estímulos externos. Antes de la semana 28 de ges- tación, la observación de periodos de vigilia espontánea es infrecuente, pero estímulos persis- tentes producen alerta aparente durante segundos. Sin embargo, a las 28 semanas de gestación, pue- den observarse periodos de alerta espontánea y la estimulación mediante agitación suave, además de despertar al neonato, le permite mantener la vigi- lia durante varios minutos.40 Hacia la 30 semana de gestación aparecen las primeras diferencias electroencefalográficas entre vigilia y sueño, e ini- cia la sintonía (concordancia) entre la expresión EEG y la conducta clínica, si bien la concordancia Neuroconducta 901 por Rosenblith,43 quien dividió el examen en un área motora y otra táctil adaptativa. Además, estableció dos escalas sensoriales, una para valorar la visión y otra para la respuesta auditi- va. Algo más de una década después, Brazelton desarrolló el primer esquema estructurado de evaluación del comportamiento neonatal, el cual ha tenido un impacto profundo en la neurología neonatal. Su esquema de evaluación puso de manifiesto increíbles capacidades del neonato humano que hasta ese momento se ignoraban, y muchos de sus conceptos e ítems han sido incor- porados a todos los exámenes neurológicos estructurados posteriores, pongan más o menos énfasis en el dominio de la neuroconducta. Esta nueva visión es en cierto modo deudora del con- cepto de «neuropsicología» que afloró en Rusia tras la Segunda Guerra Mundial gracias a los trabajos de Luria, Leontev, Berstein y otros. El examen estructurado de evaluación de Brazelton, denominado «Escala para la evalua- ción del comportamiento neonatal» (NBAS),1,8,9 se desarrolló con los siguientes objetivos: 1) comprender la capacidad del neonato para redu- cir las interferencias de su actividad motora y controlar sus estados, con el fin de responder con conductas sociales interactivas; 2) valorar la contribución del recién nacido a su medio ambiente y predecir la contribución del niño a la probabilidad de fracaso en la interacción niño- medioambiente; 3) ayudar al clínico a conocer al niño y a compartir con los padres los conoci- mientos adquiridos sobre el temperamento y organización conductual de su hijo; 4) obtener información sobre la repercusión de influencias externas y acontecimientos perinatales en la conducta del recién nacido. Aunque la NBAS, fue diseñada inicialmente como una herramien- ta de investigación, en la actualidad es la herra- mienta utilizada con más frecuencia para valorar el repertorio de la conducta del neonato a térmi- no. La utilización seriada de este esquema en el mismo sujeto permite examinar su proceso de organización, integración y recuperación de la conducta tras un acontecimiento específico durante el periodo neonatal.9 En este sentido, el recién nacido se convierte en su propio control, al registrarse y examinarse la dirección de los los, el prematuro pueda presentar cambios en el color (palidez, moteado o gris), pausas de apnea, temblores, sacudidas y signos viscerales (hipo, náusea, vómito, etc.). Cuando la cara del exami- nador capta la atención de un prematuro estable, la cabeza de éste puede moverse hacia delante, la expresión facial se acentúa al abrir más los ojos y llevar la boca hacia delante y extiende hacia el examinador los brazos, las piernas y los dedos de manos y pies.41 Hacia las 36 semanas postmens- truales, aumenta la capacidad para mantener la alerta y la atención al entorno y el llanto se hace vigoroso. A partir de las 38 semanas, la atención a estímulos auditivos y visuales durante la vigilia es la norma (Tabla 21.4). A esta edad gestacional, cuando el neonato capta un objeto animado (la cara del examinador) frente a él, puede apreciarse que éste aumentala apertura de sus ojos, eleva las cejas, la boca se dirige hacia el examinador y los dedos de la mano se abren y cierran con suavidad. La respuesta motora a diferencia del pretérmino está confinada a la cara y las manos, y existe una mejor integración del sistema autónomo, por lo que no se observan tan fácilmente cambios en este sistema. En general, la competencia autorregula- dora es muy superior, lo que se refleja en respira- ciones regulares, color rosado, movimientos más fluidos y suaves, atención a estímulos del entorno, actitud y tono predominantemente flexor.41 Esquemas de evaluación de la neuroconducta neonatal El primer esquema de valoración de la conducta del recién nacido fue desarrollado por Graham,42 con la esperanza de poder identificar neonatos con daño cerebral. Esta autora fue la primera en intro- ducir la importancia del estado de alerta a la hora de evaluar el tono muscular y las respuestas reflejas. Este examen fue revisado y modificado La capacidad del neonato a término para exhibir estados de conducta cíclicos y organizados es un cri- terio útil para valorar la madurez e integridad del cerebro. 902 Evaluación neurológica del recién nacido repertorio conductual del neonato.9 Sin embargo, en la práctica clínica esta filosofía consume mucho tiempo y conlleva dificultades cuando se utiliza en investigación, sobre todo en estudios colaborativos, al depender las observaciones en gran medida del entrenamiento y habilidad del examinador para conseguir la mejor actuación del bebé. La ventaja de intentar conseguir el mejor perfil del repertorio conductual es mostrar a los padres el más alto potencial de su recién nacido y enseñarles a interaccionar con su hijo de acuerdo al temperamento de este. La NBAS incluye: a) 28 ítems conductuales que se valoran según una escala de 9 puntos; b) 18 ítems de reflejos cada uno graduado en 4 puntos; y c) 7 ítems suplementarios graduados en 9 puntos, que tienen por objeto captar la fra- gilidad y la calidad de la conducta en niños de riesgo (Tabla 21.5). El examen está dispuesto en 5 módulos secuénciales: habituación, motor— oral, troncal, vestibular y un módulo social— interactivo. Debido al gran número de ítems y a la amplia escala de puntuación, no es fácil ana- lizar y resumir la información. En un intento de facilitar el análisis y simplificar la información, Lester (1982) congregó la mayor parte de los datos en siete agrupaciones (clusters) de ítems que se muestran en la Tabla 21.6.46 Estas agru- paciones constituyen la forma más frecuente de presentar los resultados en las publicaciones que examinan el comportamiento neonatal. La NABS fue desarrollada para describir y evaluar la conducta del neonato a término sano en un contexto social, y todos los esquemas de con- ducta desarrollados posteriormente (ver más ade- lante) mantienen este principio. Sin embargo, debido a la inclusión de numerosos ítems que valoran el tono muscular y los reflejos primiti- vos, la distinción con un examen neurológico genuino, aquel dirigido a examinar la integridad funcional del SNC, es poco clara. De hecho, el contenido de los esquemas para evaluar la neuro- conducta y la integridad funcional neurológica se solapan en gran medida, desde que muchos de los conceptos e ítems de la NBAS han sido incorpo- rados a los exámenes neurológicos estructurados desarrollados posteriormente. Sin embargo, las principales diferencias entre ambos tipos de valo- cambios acaecidos durante el periodo neonatal. Esta capacidad de la NBAS es ilustrada por su capacidad para caracterizar los cambios que acon- tecen en la conducta neonatal en los días siguien- tes al nacimiento. Utilizando la NABS se han deli- mitado los siguientes periodos: 1) Inmediatamente tras el parto tiene lugar un periodo breve de vigi- lia, durante el cual existe una marcada actividad motora, de despertar y fluctuaciones de esta- do.10,11,44 2) Tras el breve periodo de alerta inicial, tiene lugar un periodo de depresión y desorgani- zación, que dura aproximadamente 24 a 48 horas en partos no complicados y puede persistir de 3 a 4 días en partos complicados o cuando se han administrado sedantes a la madre. Durante el pri- mer día de vida, el estado de sueño que predo- mina es el sueño profundo, lo que se considera una respuesta adaptativa al estrés del nacimien- to.10,11,44 3) Al cabo de varios días tiene lugar la recuperación de la competencia de la conduc- ta.10,11,44,45 Debido a que la NBAS intenta examinar la competencia del neonato y su capacidad para interactuar en un contexto social (interacción padres-hijo), este esquema precisa conseguir la mejor actuación del niño para cada uno de los ítems que lo componen. Como la respuesta a un mismo estímulo puede ser diferente de acuerdo al estado del niño, la evaluación de cada ítem de la NBAS depende del estado. Esta dependencia, condiciona que cada ítem precise ser evaluado en un estado concreto, por lo que el examinador puede verse obligado a alterar el orden de admi- nistración de los ítems a lo largo del examen. Por ello, la escala no tiene un orden fijo o preestable- cido en su aplicación. Por otra parte, la necesidad de controlar el estado y conseguir la mejor res- puesta a cada ítem, determina que la cantidad de tiempo dedicado a los ítems es muy variable y por tanto, este esquema puede consumir bastante tiempo y depende en exceso del entrenamiento y de la habilidad del examinador para interaccio- nar con el niño y conseguir la «mejor actuación» de este. A diferencia de las evaluaciones tradi- cionales, en la NBAS el examinador no adopta un papel de observador y amanuense objetivo, sino que interacciona continuamente con la inten- ción de poner de manifiesto el mejor perfil del Neuroconducta 903 Tabla 21.5. Ítems de la escala para la evaluación del comportamiento neonatal (NBAS). Ítems conductuales • Disminución de la respuesta a la luz • Disminución de la respuesta al sonajero • Disminución de la respuesta a la campanilla • Disminución de la respuesta a la estimulación táctil • Orientación visual inanimada • Orientación auditiva inanimada • Orientación visual y auditiva inanimada • Orientación visual animada • Orientación auditiva animada • Orientación visual y auditiva animada • Alerta • Tono general • Madurez motora • Incorporación por tracción • Movimientos defensivos • Nivel de actividad • Momento de máxima excitación • Rapidez de reacción • Irritabilidad • Labilidad de los estados • Respuesta al abrazo • Capacidad de ser consolado • Capacidad de autoconsuelo • Habilidad mano-boca • Temblores • Sobresaltos • Labilidad del color de la piel • Sonrisa Ítems de reflejos • Presión palmar • Babinski • Clonus aquíleo • Reflejo de búsqueda • Succión • Glabella • Movimientos pasivos-brazos • Movimientos pasivos-piernas • Prensión palmar • Reflejo del escalón • Enderezamiento • Marcha automática • Reptación • Respuesta de Galant • Desviación tónica de cabeza y ojos • Nistagmo • Reflejo tónico del cuello • Reflejo de Moro Ítems suplementarios • Calidad de la alerta • Esfuerzo para mantener la asistencia • Ayuda por parte del examinador • Vigor y resistencia • Regulación del estado • Respuesta emocional del examinador 904 Evaluación neurológica del recién nacido Tabla 21.6. Agrupaciones de ítems en la NBAS. Agrupación Ítems que incluye Significado Habituación Luz Valora la habilidad de responder o inhibirse a Sonajero estímulos discretos mientras el niño está dormido. Campanilla Estimulación del pie Orientación Visual inanimada Valora la habilidad para atender a estímulos Auditiva inanimada visuales y auditivos y la calidad global de los Visual-auditiva inanimada estados de vigilia. Visual animada Auditiva animada Visual-auditiva animada Alerta Motricidad Tono muscular Actuación motora, tono y calidad del movimiento. Madurez Incorporación provocada Movimientos defensivos Actividad Variabilidad de estados Máxima excitación Evalúa la activación del niño y la labilidad Rapidez de reacciónde los estados. Irritabilidad Labilidad de estados Regulación del estado Respuesta al abrazo Valora la capacidad del niño para regular su Capacidad de ser consolado estado ante el incremento de los niveles de Autotranquilización estimulación. Mano-boca Estabilidad del sistema Temblores Percibe los signos de estrés relativos a los ajustes nervioso autónomo Sobresaltos homeostáticos del SNC. Color de la piel Reflejos Los reflejos incluidos Recoge el número de reflejos anormales. rotóxicos de fármacos. Para estos objetivos se han desarrollado escalas específicas de neurocon- ducta que han mostrado una mayor capacidad para detectar alteraciones conductuales en dichas condiciones y se examinan a continuación. La «Early Neonatal Neurobehavioral Scale» (ENNS) es un examen diseñado para examinar los efectos de la medicación obstétrica en la neuroconducta del recién nacido.47 Este examen combina diversos ítems de la NBAS y del examen ración son el objetivo de la escala, el peso que se presta al repertorio de la neuroconducta, y la valoración de ésta en un contexto social. Aunque la NBAS es muy útil para detectar alteraciones del comportamiento del recién nacido, puede no ser apropiada para determinar alteraciones con- ductuales en ciertas condiciones específicas, como: neonatos en riesgo, recién nacidos prema- turos menores de 36 semanas de gestación, con- sumo materno de drogas de abuso y efectos neu- Neuroconducta 905 entre varios subsistemas que interactúan entre sí: autónomo, motor, estados de conciencia, atención-interacción y autorregulación.52-54 Por ello, la valoración del prematuro de 36 o menos semanas precisa de ítems adicionales para cap- turar la estabilidad autónoma y funcional, así como la capacidad de recuperación tras la des- organización de la conducta.51 La escala APIB presenta al neonato estímulos medioambienta- les cada vez más exigentes, en una secuencia graduada de estímulos dístales y proximales. En la escala APIB, la conducta del niño se interpreta de acuerdo a los cinco subsistemas funcionales de la organización sinactiva: 1. Autónomo: color de la piel, frecuencia cardiaca, patrón respiratorio y digestión. 2. Motor: tono muscular, actividad motora y postura. 3. Organización de estados: variabilidad de estados, robustez, modulación y patrones de transición entre estados. 4. Atención- interacción: capacidad del niño para interactuar con el entorno. 5. Autorregulación: esfuerzos y éxito del niño para conseguir el balance entre los subsistemas. El APIB examina seis variables principales y 24 adicionales. Las seis variables principales se valoran según una escala de 1 a 9; las puntuaciones más bajas (de 1 a 3) denotan una regulación de la conducta bien organizada y modulada, mientras que las puntuaciones más altas (de 7 a 9) denotan una conducta que se des- organiza con facilidad y una regulación conduc- tual pobremente modulada, todo lo cual refleja desorganización y estrés. La atención simultá- nea que se presta en la escala APIB a la interac- ción entre los diferentes subsistemas y la inter- acción de cada uno con el entorno es innovadora y ofrece una perspectiva dinámica del desarrollo de la neuroconducta neonatal.50,51 La «Neurobehavioral Assessment of the Preterm Infant» (NAPI) fue diseñada como una herramienta específica para evaluar la madurez neurológica relativa de los recién nacidos pretér- mino. Por tanto, a pesar de su nombre no está dirigida a evaluar la neuroconducta, sino que su propósito es monitorizar el progreso del desarro- llo del recién nacido prematuro mediante una valoración de la madurez. La escala NAPI ha sido propuesta como una herramienta para: a) valorar el efecto sobre el desarrollo de una intervención, neurológico de Prechtl y Beintema.25 La secuencia del examen está diseñada para alcanzar la máxi- ma actividad del neonato mediante maniobras para estimar el tono y la respuesta a pinchacitos cutáneos (pinprick). El elemento central y dife- renciador de este examen es su énfasis en la valoración de la habituación tras estímulos repe- tidos, al considerar que la habituación es un indicador de la función cortical y de mayor peso que la actividad motora valorada tradicional- mente en el examen neurológico. La realización de este examen lleva entre 5 y 7 minutos, y aun- que requiere entrenamiento, no precisa funda- mentos de neurología o psicología por parte del examinador.47 Otro esquema desarrollado para recién naci- dos a término es el «Einstein Neonatal Neuro- behavioral Assessment Scale (ENNAS)». Este esquema consta de 20 ítems, derivados de las escalas de Brazelton (NBAS) y de la de Prechtl y Beintema,25 más 4 ítems resumen. Este esque- ma examina el tono muscular, los movimientos activos y pasivos, los reflejos y la respuesta a estímulos auditivos y visuales, tanto animados como inanimados.48 Los diferentes ítems son puntuados en una escala ordinaria de 3-7 puntos. Aunque este esquema incluye en su denomina- ción el término neuroconducta, los ítems inclui- dos y su organización corresponde más a un examen neurológico estandarizado, similar al de Dubowitz y Dubowitz,49 y por tanto no puede ser comparado con esquemas dirigidos específi- camente a examinar el comportamiento como en la NBAS. La «Assessment of Preterm Infants´ Behavior» (APIB) se desarrolló para examinar la conducta del recién nacido prematuro menor de 36 sema- nas de gestación, algo que no era posible con la NBAS.50,51 La estrategia utilizada por la NBAS para examinar el comportamiento, estresa el estado de control autonómico del prematuro, lo que conlleva un alto coste para éste. Aunque la escala APIB se adaptó a partir de los conceptos de la NBAS, se basa fundamentalmente en la teoría de la organización sinactiva del desarrollo del comportamiento elaborada por Als (1986).52 Esta teoría implica que el comportamiento indi- vidual del prematuro responde al equilibrio 906 Evaluación neurológica del recién nacido del síndrome de abstinencia y el estrés general. Estos 51 ítems son divididos en: fisiológicos, autonómicos, del SNC, cutáneos, visuales, gas- trointestinales y referentes al estado.57,58,60 La esca- la NNNS es por tanto un esquema de valoración muy amplio que incluye: la organización conduc- tual, los reflejos neurológicos, el desarrollo motor, el tono activo y pasivo, y la presencia de signos de estrés y deprivación (Tablas 21.7 y 21.8). La organización interna está estandarizada y los ítems son agrupados en paquetes, que en el examen neurológico y de la conducta se ordenan según la colocación en la que se posiciona al recién nacido (Tabla 21.7), por lo que el orden de administración y valoración es bastante fijo, aunque según las circunstancias puede adoptar- se un orden más flexible.58 La puntuación está ordenada desde la menor respuesta a la mayor, por lo general sobre una escala de 9 a 11 puntos, aunque algunos ítems son puntuados sobre una escala de 4 puntos. La escala es aplicable a par- tir de las 30 semanas de edad gestacional y los autores consideran que el límite superior puede ser las 46-48 semanas postmenstruales.58 Los neonatos deben estar en una condición estable y debido a la manipulación establecida, es preciso que esté en cuna o en lecho térmico. La escala es tan prolija y la graduación de las respuestas tan amplia que precisa de un entrenamiento especí- fico y su aplicación en la clínica es difícil, que- dando restringida al terreno de la investigación, donde ha permitido caracterizar la conducta de los niños expuestos prenatalmente a cocaína, alcohol, tabaco y otros tóxicos, así como exami- nar el efecto del manejo farmacológico.61,62 Este arsenal de herramientas clínicas para eva- luar la neuroconducta, tanto del recién nacido a término como del pretérmino, ha mejorado la capacidad del clínico para examinar la competen- cia del bebé, e involucrar de forma más efectiva a los padres en sus intervenciones sobre este y apo- yar la interacción padres-hijo. De las herramien- tas clínicas señaladas, las que tienen mayor pre- dicamento a tenor delos estudios publicados son: NABS, APIB y NNNS. Sin embargo, en la clíni- ca, la aplicación de estos esquemas de evaluación no es fácil, cada uno de ellos requiere un entrena- miento específico dirigido por un preparador cer- de un ensayo clínico o de cambios en el cuidado, b) identificar retrasos persistentes en el desarrollo de funciones específicas, c) monitorizar los pro- gresos en el desarrollo de un neonato individual. La escala está construida con siete ítems que muestran cambios durante el desarrollo: 1) signo de la bufanda, 2) ángulo poplíteo, 3) desarrollo motor, 4) alerta y orientación, 5) irritabilidad, 6) calidad del llanto, y 7) porcentaje de tiempo dor- mido. Cada uno de los ítems es puntuado desde la respuesta más inmadura a la más madura. La valoración de cada ítem no tiene en cuenta el esta- do de conducta en que se encuentra el recién naci- do, dado que los autores argumentan que este requerimiento no es factible en la práctica clínica. El NAPI es aplicable a neonatos estables a partir de las 32 semanas de edad postmenstrual. Una de las ventajas de este esquema es la secuencia rígi- da de presentación de ítems, lo que permite com- paraciones fiables entre pacientes y entre diferen- tes evaluaciones en el mismo paciente.55,56 La evaluación de la neuroconducta desarro- llada más recientemente es la «Neonatal Intensive Care Unit Network Neuro beha vioral Scale» (NNNS).57 Éste esquema fue diseñado para exa- minar la conducta de recién nacidos de riesgo, particularmente para examinar los efectos neu- rotóxicos del consumo materno de drogas de abuso. Tanto la NNNS como la APIB derivan de la NBAS, ambas tienen objetivos más clínicos e intentan valorar la integridad del neonato para organizar su propia conducta de forma más objetiva, por lo que prescinden de buscar obte- ner la mejor actuación, uno de los principios de la NBAS. Este cambio de filosofía es afortuna- do, al permitir estandarizar mejor el examen, acortar la duración de éste, reducir la dependen- cia de la habilidad del examinador y facilitar por ello la obtención de información más objetiva. La escala NNNS es un examen neurológico expandido que valora la integridad neurológica y la conducta, que incluye además signos de deprivación y signos generales de estrés (Tablas 21.7 y 21.8).57,58 Por ello, la escala incluye múl- tiples ítems tomados de la NBAS y de los exáme- nes neurológicos de otros autores, como Amiel- Tison,59 y Prechtl y Beintema.25 Además incluye 51 ítems de tipo sí/no para graduar la gravedad Neuroconducta 907 Tabla 21.7. Ítems incluidos en el examen de la integridad neurológica y la conducta en el "Neonatal Intensive Care Unit Neurobehavioral Scale Procedures". Paquete Ítems A. Observación preexamen Observación del estado de conducta inicial (niño dormido y cubierto). B. Habituación Disminución de la respuesta a la luz. Disminución de la respuesta al sonajero. Disminución de la respuesta a la campana. C. Descubrir y poner en supino Postura. Color de la piel. Textura de la piel. Movimiento. Disminución de la respuesta a un estímulo táctil. Estimulación del pie. D. Extremidad inferior Prensión plantar. Reflejos Babinski. Clonus del tobillo. Resistencia de la pierna. Fuerza de los movimientos activos de la pierna. E. Extremidad superior Signo de la bufanda. y reflejos faciales Resistencia del antebrazo. Recorrido del antebrazo. Fuerza de los movimientos activos del brazo. Búsqueda. Succión. Prensión de la mano. Tono del tronco. Maniobra de llevar a la posición sentada. F. Respuestas erguido Escalón. Marcha automática. Suspensión ventral. Incurvación. G. Neonato en prono Gateo. Necesidad de estimulación. Elevación de la cabeza en prono. H. Agarrar al neonato Abrazar por los brazos. Abrazar por los hombros. I. Neonato en supino sobre Orientación (orden no predeterminado): estimulo animado visual y el regazo del examinador auditivo, estímulo inanimado visual y auditivo. J. Rotación del neonato Desviación tónica de la cabeza y los ojos. Nistagmo. K. Neonato en supino en la cuna Respuesta defensiva. Reflejo cervical tónico asimétrico. Reflejo de Moro. L. Observación postexamen Observación del estado de conducta tras el examen. Lester BM, Tronick EZ, Brazelton TB. The neonatal Intensive Care Unit Network Neurobehavioral Scale Procedures. Pediatrics 2004; 113: 641-667. 908 Evaluación neurológica del recién nacido Tabla 21.8. Ítems de la escala de estrés /abstinencia en la "Neonatal Intensive Care Unit Neurobehavioral Scale Procedures (NNNS)". Paquete Ítems Paquete Ítems M. Fisiológico Respira laboriosamente. Aleteo nasal. N. Autonómico Sudoración. Sialorrea. Hipos. Estornudos. Congestión nasal. Bostezos. O. Sistema Succión anormal. nervioso Movimientos coreiformes. central Posturas y movimientos atetoides. Temblores. Movimientos en rueda dentada. Sobresaltos. Hipertonía. Arqueamiento de la espalda. Puños cerrados. Pulgar cortical. Sacudidas mioclónicas. Convulsiones generalizadas. Postura anormal. P. Piel Palidez. Moteada. Livideces. Cianosis generalizada. Cianosis circumoral. Cianosis periocular. Q. Visual Retirada de la mirada durante. la orientación. Desviación hacia abajo durante la orientación. Agitación / llanto durante la orientación. Seguimiento obligatorio durante la orientación. Nistagmo de punto final durante la orientación. Nistagmo espontáneo sostenido. Mirada bloqueada. Hiperalerta. Signo del sol poniente. Movimientos de reversión ocular. Estrabismo. Párpados fuertemente cerrados. Otros signos oculares anormales. R. Gastrointestinal Atragantamiento / arcadas. Deposiciones sueltas o acuosas. Gas excesivo, borborigmos. S. Estado Llanto de tono alto. Llanto monótono. Llanto débil. No llanto. Irritabilidad extrema. Cambios abruptos de estado. Incapacidad para alcanzar el estado de alerta tranquila (estado 4). Lester BM, Tronick EZ, Brazelton TB. The neonatal Intensive Care Unit Network Neurobehavioral Scale Procedures. Pediatrics 2004; 113: 641-667. tificado y consumen bastante tiempo, particular- mente la NBAS. Aunque la NBAS y la APIB son utilizadas como exámenes neurológicos, su dise- ño y cometido no es exactamente ese, sino eva- luar el repertorio de la conducta del recién nacido a término (NBAS) y pretérmino (APIB), propósi- to más amplio y menos específico que la evalua- ción de la integridad del sistema nervioso en el neonato, característica que sí cumple la NNNS. Además de los esquemas mencionados, el pro- fundo impacto que ha tenido la NBAS, hace que muchos de sus conceptos e ítems hanyan sido incorporados al examen neurológico estructurado del neonato, aunque con una gradación abreviada. En la actualidad, la evaluación de la neurocon- ducta neonatal mediante unos pocos ítems forma parte de cualquier examen neurológico estándar en este periodo de la vida.48,49,63 A continuación se comentan algunos ítems que constituyen parte del repertorio conductual del neonato, muchos de los cuales se han incor- porado en gran medida a los esquemas de exa- men neurológico. Neuroconducta 909 Calidad de la alerta y atención En la NBAS la calidad de la alerta es una valora- ción global que evalúa el nivel de alerta centrada en el estímulo visual y su objetivo es distinguir entre una alerta poco interesada, apagada o de bajo nivel, y una alerta atenta que parece procesar la información presentada.9 Una modificación de este ítem ha sido introducido en la última revisión del examen neurológico estructurado de Dubowitz et al., quienes utilizan como estímulo visual una pelota roja u otra diana con adecuado contraste.63 Aunque existe un continuum en la calidad de la alerta que puede ser observada, en la NBAS se gradúa sobre una escala de nueve pun- tos,9 pero nosotros, con un objetivo simplificador en la práctica clínica, diferenciamos cuatro nive- les de alerta. A) Una alerta nula o muy baja cuan- do ésta no se consigue a pesar de estimulación. Este nivel de alerta denota importante depresión funcional del SNC y corresponde en la clínica a estupor marcado o coma.B) Un nivel de alerta bajo, si el neonato está inatento, presta sólo una fugaz atención al estímulo y precisa de importan- tes ayudas por parte del examinador para mante- ner la alerta. En este nivel de alerta, cuando el neonato capta el estímulo visual presentado lo pierde fácilmente. En la transición entre el estado inatento y la fugaz atención conseguida gracias a la ayuda del examinador, el neonato puede desor- ganizarse y presentar sobresalto, temblor o cam- bio en la coloración. C) Un nivel intermedio de alerta es considerado cuando la alerta dura entre 5 y 15 segundos, precisa de ayuda moderada o mínima por parte del examinador para mantener este estado, pierde con facilidad el estímulo pre- sentado, la mirada puede vagar intermitentemen- te u observarse movimientos incontrolados de los ojos como respuesta al estímulo. D) El neonato con un alto nivel de alerta muestra varios perio- dos de alerta de duración superior a 15 segundos, que son mantenidos sin necesidad de ayuda por parte del examinador, durante el curso del exa- men. La cabeza y los ojos están coordinados y la mirada es brillante, y es capaz de mantener la atención en el estímulo visual.9 El examen atento de la expresión facial del neonato al captar el estí- mulo permite apreciar un aumento de la apertura Aspectos de la neuroconducta neonatal incorporados generalmente al examen neurológico Variabilidad y rango de estados de conducta Los cambios de estado de conducta del neonato expresan la organización interna del sistema ner- vioso central y autónomo, así como su capacidad para controlar los estímulos externos e internos. En el transcurso del examen neurológico se detec- tan numerosos cambios de estado y puede apre- ciarse su labilidad y dirección. A través del conti- nuum de estados, el neonato expresa todo el repertorio de su conducta y muestra su potencial de autoorganización al reaccionar y ajustarse a los diversos estímulos aplicados durante el examen.9 Es por ello necesario hacerse una idea del rango y la variedad de estados en el transcurso del exa- men, así como de los estados que han predomina- do durante éste. Además, es preciso prestar aten- ción a la estabilidad o labilidad de los estados, a la adaptación del neonato de un estado a otro tras algún estímulo externo o interno (autorregulación) y a los cambios en la actividad somática y autonó- mica que tienen lugar en la transición de un estado a otro. La labilidad de los estados es indicada por el número de cambios de estado que podemos apre- ciar durante el examen e indica el potencial de autoorganización. En la escala NBAS se considera que menos de ocho cambios de estado durante la evaluación indica un recién nacido que presenta poca labilidad, mientras que más de 17 cambios de estado señala que es muy lábil.8,9 La presencia de estados definidos y bien organizados, la transición fluida entre ellos, la estabilidad de la alerta y del sueño señala una buena regulación de estos. Durante el examen neurológico es importante pres- tar atención a los siguientes aspectos: • Rango y variedad de estados observados. • Cantidad de tiempo que permanece el recién nacido en cada uno (estabilidad). • Adaptación del neonato a un cambio de estado tras algún estímulo externo o interno. 910 Evaluación neurológica del recién nacido menos intensas, son más prolongadas y en general muestran menor consolabilidad. Debido a su labi- lidad pueden presentar desaturación y alteración de la regulación autonómica, como cambios en la coloración y pausas de apnea.64,65 El llanto como componente integral del repertorio de la conducta neonatal El llanto, la forma más precoz y poderosa de comunicación, es una compleja serie de sonidos rítmicos que requieren una coordinación precisa entre varios sistemas motores, incluyendo la mus- culatura de la cara, la vía aérea y la respiración.66 Aunque la característica fundamental del llanto para el examinador es la vocalización, éste tiene además de un componente vocal otro no vocal. Aunque posiblemente el componente no vocal está presente intraútero, el componente vocal es establecido inmediatamente tras el nacimiento.67 Durante el llanto, el neonato en posición supina adopta una posición de extensión parcial del tron- co, los brazos están flexionados y aductos, y la cabeza es lateralizada hacia el lado derecho. Esta postura facilita el contacto ipsilateral mano-boca, lo cual capacita la autorregulación del llanto, ya que el contacto mano-boca es utilizado por el neo- nato para finalizar el periodo de llanto.67 El neo- nato pretérmino de 35-36 semanas de gestación, muestra una mayor variabilidad en su espectro de llanto y variaciones más rápidas en el tono en comparación al recién nacido a término. Se pien- sa que las diferencias responden a que el prematu- ro presenta una estabilización postural más pobre en posición supina que a la edad de término.67 En la fenomenología neurológica del llanto, éste implica más que la ejecución de un patrón motor. El llanto requiere la recepción de un estí- mulo, la asociación del estímulo con una conno- tación generalmente negativa, y la activación de un patrón motor complejo, repetitivo y estereoti- pado, que es coordinado de forma precisa con el sistema motor respiratorio. En recién nacidos a término, la cantidad de llanto aumenta durante el primer mes de vida, y a partir de entonces, los episodios se agrupan en la tarde-noche. Este patrón es similar en los neonatos pretérmino, de los párpados y elevación de las cejas que da la sensación de procesar la información presentada. Por lo general, en este nivel de alerta la actividad motora es baja y se limita principalmente a la apertura y cierre suave de los dedos. Debido a que existe una integración entre la atención, el estado y el sistema autónomo, estos tres sistemas constituyen el vocabulario median- te el cual el neonato comunica el esfuerzo y el coste necesario para mantener la atención. Como el esfuerzo para mantener la atención es mayor cuanto más inmaduro o frágil es el neo- nato, estos alcanzan niveles de alerta con más dificultad y muestran una mayor sensibilidad al estrés, el cual se manifiesta por flacidez de bra- zos, piernas y tronco, frecuentes movimientos extensores de brazos y piernas, sobresaltos o temblores, palidez extrema, acrocianosis o cutis marmorata, gemidos, respiración superficial y rápida, respiración periódica o pausas de apnea, hipo, náusea y movimientos intestinales. 9,41 Irritabilidad y llanto La irritabilidad es valorada mediante el número de veces que el neonato muestra irritabilidad (desaso- siego o llanto) al menos durante tres segundos, así como observando qué estímulos le conducen a esta situación; destaparlo, desvestirlo, colocarlo en posición supina, maniobras para la valoración del tono muscular, reflejos primitivos, etc.9 El recién nacido a término reacciona tras un estímulo per- turbador con irritabilidad durante unos pocos segundos, y tan pronto como el estímulo se retira comienza a disminuir la irritabilidad hasta calmar- se. La intensidad de la irritabilidad generada es proporcional al estímulo perturbador, así la manio- bra de Moro genera más irritabilidad que desvestir al niño o colocarlo con suavidad en supino. La alteración de la «irritabilidad» puede ser por defec- to o por exceso. Por defecto, cuando el neonato no muestra signos de inquietud, desasosiego o llanto ante estímulos perturbadores; y por exceso, cuan- do la irritabilidad es excesiva y desproporcionada respecto al estímulo, o es prolongada tras retirar el estímulo. Los recién nacidos prematuros tienden a presentar reacciones de llanto que, aunque son Neuroconducta 911 912 Evaluación neurológica del recién nacido quienes muestran la máxima cantidad de llanto a las seis semanas de edad corregida. Durante el examen neurológico del neonato se tiene la oportunidad de observar uno o varios epi- sodios de llanto, lo que permite valorar la cuantía de estimulación necesaria para desencadenarlo (umbral), el tipo de llanto, la duración o persisten-cia, la facilidad o dificultad para consolarse o ser consolado por el examinador. La capacidad de autoconsuelo sin necesidad de intervenciones por parte del cuidador es una observación común e implica un rudimento de intencionalidad. El sosie- go del neonato con o sin intervenciones durante el examen es la norma.66 La actividad autotranquili- zadora del niño se observa fácilmente durante el examen y muestra un amplio abanico de respues- tas: cambios de posición, mirada fija, intentos de llevar la mano a la boca, succión del puño, etc. Brazelton en su escala para la evaluación del com- portamiento neonatal (NBAS) ha señalado que conforme procede el examen, el examinador no debe precipitarse a consolar al recién nacido, sino dejar que alcance plenamente el estado 6 y permi- tir que permanezca en ese estado durante 15 segundos, tras lo cual se inician las maniobras de consolación.9 Desde un punto de vista etológico, la señal del llanto provoca respuestas en los cui- dadores dirigidas a aportar las necesidades fisioló- gicas del bebé.68,69 Por ello, la observación del neonato que llora no es una tarea cómoda, ya que el examinador también experimenta la sensación de urgencia a responder.70 Sin embargo, dejar llo- rar al neonato unos segundos sin iniciar automáti- camente maniobras de consolación, nos ayuda a entender qué significa el llanto para el niño. Según Brazelton, a menudo le sirve como organizador de la conducta y por tanto, este puede seguirse de una conducta bien organizada, en otras ocasiones le sirve como intento de catarsis y en otras cir- cunstancias puede ser un signo de estrés o pobre condición general, en particular si se acompaña de signos de inestabilidad fisiológica.9 • Valoración de la consolabilidad El primer llanto revela la cuantía de la estimula- ción que se precisa para generar el estado de llan- to; además este episodio y los demás a lo largo del examen permiten valorar la consolabilidad. Siguiendo a Brazelton, durante los 15 segundos que se le deja llorar tras alcanzar el llanto, se valo- ra si el neonato se calma por sí mismo y qué maniobras se precisan para conseguirlo.1,8,9 Un éxito breve de autotranquilización es aquel que dura un periodo de cinco segundos y se considera que el sosiego es sostenido cuando el recién naci- do regresa al estado 4 o a un estado inferior duran- te un mínimo de 15 segundos. Cuando el llanto continúa, se realizarán una serie de maniobras de consolación por etapas: 1) empezamos por pre- sentar nuestra cara al bebé, y si esto fracasa, se le habla suavemente; 2) cuando esto no consigue consolar al neonato, se coloca nuestra mano sobre su vientre, tras lo cual, de persistir el llanto se res- tringirán los movimientos de los miembros supe- riores para posteriormente cogerlo en brazos, con- tenerlo, mecerlo, y si aún no se consigue calmarlo utilizamos entonces un chupete o el dedo para estimular la succión. En cada maniobra de conso- lación se ha de dar al neonato el tiempo suficiente para responder a la intervención consoladora y debe tenerse en cuenta que las maniobras son acu- mulativas, cada maniobra incluye la anterior. Debemos prestar atención al número de manio- bras que son necesarias para calmar al niño (ausencia de llanto durante al menos 15 segundos) , así como a las acciones del niño dirigidas a auto- tranquilizarse, como son los intentos de llevarse la mano a la boca, la succión del puño, la captación de estímulos visuales o auditivos del ambiente.9 • Características cualitativas del llanto El análisis subjetivo de las características del llanto llevó a caracterizar, en los años 60 del pasado siglo, diferentes tipos de llanto: de dolor, de hambre, asociado al nacimiento, y de placer o satisfacción.71 Sin embargo, no hay grandes diferencias, por lo que en neurología neonatal y particularmente en la valoración de la neurocon- ducta es más útil el concepto del llanto como una «señal graduada», que la noción de diferen- tes tipos de llanto.72 En esta conceptualización, los sonidos del llanto, mas que aportar informa- ción específica del estímulo desencadenante (dolor, hambre, etc.), reflejan un nivel general Neuroconducta 913 Tabla 21.9. Gradación de la consolabilidad en la NBAS. Capacidad de ser consolado Capacidad de autoconsolarse 1. No se le puede consolar. 2. Precisa succionar el chupete o el dedo, además de vestirle, cogerle, mecerle. 3. Precisa vestirle, cogerle en brazos y mecerle. 4. Precisa sostenerle y mecerle. 5. Precisa alzarle y sostenerle. 6. Precisa colocarle la mano sobre el vientre y sujetarle uno o ambos brazos. 7. Basta con colocarle la mano sobre el vientre. 8. Se calma con la voz y la cara del examinador. 9. Se calma con la cara del examinador. 1. No hace intentos para autoconsolarse y la intervención siempre es necesaria. 2. Realiza un breve intento para tranquilizarse (menos de 5 segundos) sin éxito. 3. Varios intentos de tranquilizarse sin éxito. 4. Un breve éxito de autotranquilización por 5 segundos o más. 5. Varios éxitos breves de autotranquilización. 6. Un intento con éxito que conlleva tranquilización sostenida, regresa al estado 4 o inferior durante un mínimo de 15 segundos. 7. Varios éxitos breves y uno mantenido de 15 segundos. 8. Un mínimo de dos éxitos mantenidos. 9. Se tranquiliza durante periodos prolongados y nunca precisa que se le consuele. Brazelton TB, Nugent JK. Neonatal behavioral assessment scale. 3nd ed. Clinics in Developmental Medicine Nº 137. Mac Keeith Press. Cambridge University Press, London 1995. de vigilia del lactante pequeño y comunican información certera sobre el nivel general de malestar o compromiso del neonato.73 El análisis subjetivo de las características del llanto y en particular el análisis acústico de éste, examinando: umbral, tono, frecuencia, duración, calidad del sonido, pico de frecuencia y otras características, ha mostrado ser una herramienta útil para valorar la integridad funcional del sis- tema nervioso en desarrollo.73-77 Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la calidad del llanto puede ser afectada por alteraciones anatómicas o de la musculatura laríngea. En los neonatos con anomalías congénitas de la laringe o con lesio- nes adquiridas (traumatismo o neuropatía tras cirugía) de las cuerdas vocales, el llanto puede ser ronco, sordo o apagado. Tras la extubación, un llanto débil y apagado suele estar presente durante algunos días. Los niños con enfermeda- des neuromusculares también pueden presentar un llanto débil, apagado y monótono. • Valoración cuantitativa y cualitativa del llanto Debido a que el llanto aporta una importante infor- mación acerca del estado biológico del niño, así como sobre su capacidad organizativa e irritabili- dad, la NBAS incluye varios ítems relacionados con los estados de agitación, como son: la magni- tud del estímulo o cuantía de la estimulación capaz de conducir al llanto; la irritabilidad, que refleja la respuesta del neonato a estímulos suaves o mode- radamente molestos; el momento de máxima exci- tación, que evalúa la cantidad global de actividad motora y llanto observados durante el examen; la capacidad de ser consolado, que valora el número de maniobras que el examinador realiza para sose- gar al niño, y la capacidad de consolarse, un ítem que evalúa las estrategias que utiliza el niño para calmarse.9 Con el fin de que el lector se haga una idea de cómo se gradúan estos ítems, en la Tabla 21.9 se muestran los dos ítems utilizados en la NBAS para valorar la consolabilidad. Tabla 21.10. Evaluación de los ítems relacionados con la irritabilidad y llanto en el examen de Dubowitrz et al. Ítems 1 2 3 4 5 Irritabilidad Tranquilo todo el Despierto, llora Llora con Llora siempre Llora aún tiempo, no en alguna frecuencia al que es cuando no es irritable a ocasión cuando ser manipulado. manipulado. manipulado. cualquier es manipulado. estímulo. Consolabilidad No llanto; Llanto breve; Consolable Consolable No consolable. (estado 6) consolabilidad consolabilidad con la voz. acunándolo. no necesaria.no necesaria. Llanto Ausente. Llanto débil o Llora a estímulos Llanto de tono gimoteo. con tono agudo con normal. frecuencia continuo. Dubowitz LMS, Dubowitz LMS, Mercuri E. The neurological assessment of the preterm & full-term newborn infant. 2nd Ed. Cambridge University Press. London: Mac Keith Press, 1999. con una menor capacidad del neonato para regu- lar el estado de conducta y la función autonómi- ca.78-80 Estudios de la neuroconducta de estos neonatos utilizando la NBAS, ha mostrado que estos presentan actuaciones más pobres en las agrupaciones que indican estabilidad autonómi- ca, rango de estados y regulación del estado.81 Otro tipo de trastorno de la regulación es indi- cado por un llanto excesivo. Estos bebés presentan un patrón de conducta disfuncional o maladaptati- vo, así como dificultades en la reactividad sensiti- va, el procesamiento de la información, la organi- zación motora y en el control de la atención.82 Estos bebés son irritables, hipersensibles a ciertos estímulos (sonoros o táctiles), tienen dificultad para tranquilizarse, el llanto se desencadena fácil- mente, es excesivo y muestran una pobre consola- bilidad.82 El análisis acústico del llanto de los neo- natos irritables muestra que este es no sólo excesivo sino intrínsecamente diferente al de los bebés no irritables, indicando que estos neonatos tienen una capacidad reducida para regular los estados de conducta y la función del sistema ner- vioso autónomo.83 Este tipo de trastorno de la regulación se ha descrito en hijos de madres toxi- cómanas, en prematuros y en neonatos con daño cerebral.84,85 Los lactantes con daño cerebral o con malformaciones cerebrales son con frecuencia Dubowitz et al. incorporaron, aunque de forma modificada, algunos de los ítems de la NBAS a su examen neurológico, el cual está diri- gido, como cualquier otro examen neurológico, a evaluar la integridad neurológica del recién naci- do y no el comportamiento de éste. La primera versión del examen incluía cuatro ítems (pico de excitación, irritabilidad, consolabilidad y llanto) que han sido reducidos a tres en la última revisión (irritabilidad, consolabilidad y llanto).49,63 El exa- men de Dubowitz et al., gradúa semicuantitativa- mente la respuesta a cada uno de los tres ítems en cinco posibilidades, y no en nueve puntos, como lo hace la NBAS, lo que facilita la graduación en la práctica clínica (Tabla 21.10).63 • Trastornos de la regulación Las alteraciones en la regulación de la conducta cursan característicamente con alteraciones en las particularidades del llanto. Se han delineado dos tipos de trastornos de la regulación. El pri- mero, en neonatos aparentemente sanos que pre- sentan determinadas alteraciones del llanto, como son: un umbral alto, una latencia más larga (el tiempo que media desde el estímulo al inicio del llanto) y una duración total del llanto más corta. Estas características se relacionan 914 Evaluación neurológica del recién nacido Habituación o acostumbramiento La habituación es un fenómeno en el cual la pre- sentación repetida de un mismo estímulo produ- ce una disminución de la respuesta, en ocasiones hasta su desaparición. Desde un punto de vista adaptativo, la habituación permite al organismo eliminar respuestas no esenciales a estímulos biológicamente irrelevantes,88 ya que cuando los estímulos pueden producir serias consecuencias no se produce habituación sino un aumento de la respuesta a estos; sensibilización.89 En neonatos humanos, la habituación fue demostrada inicial- mente por Bartoshuk (1962)90 junto con la des- habituación (recuperación de la respuesta habi- tual) tras transcurrir un tiempo mayor que el aplicado entre estímulos para producir habitua- ción. Diversos estudios han mostrado que los fetos humanos presentan habituación a estímulos vibroacústicos desde al menos la semana 32 de gestación.91-94 La capacidad del feto para habi- tuarse a un estímulo vibroacústico aumenta a medida que avanza la edad gestacional; el núme- ro medio de estímulos requeridos para el cese de la respuesta motora del feto disminuye con la edad gestacional.92,94 La habituación y el condi- cionamiento clásico están entre los procesos más rudimentarios mediante los cuales la conducta del neonato cambia en función de una experiencia específica.89 El recién nacido utiliza la habituación para protegerse a sí mismo de estímulos desorga- nizados. Debido a que la habituación refleja la capacidad del niño para inhibir la atención a un estímulo familiar, refleja en alguna medida la formación de una memoria acerca del estímulo y algunos consideran este fenómeno como una forma primitiva de aprendizaje.95,96 En la arena clínica, el examen de la habituación se piensa que permite evaluar la capacidad del recién naci- do para preservarse de estímulos perturbado- res.8,9 En el lactante existen datos que sugieren que la habituación a estímulos visuales puede predecir, si bien en forma modesta, el desarrollo intelectual ulterior, pero esto no ha sido corro- borado en neonatos.97-99 La habituación durante el examen neurológi- co neonatal es valorada en numerosos dominios irritables e inconsolables. Estos neonatos mues- tran una pobre regulación de los estados de con- ducta y de la función del sistema nervioso autóno- mo. La hipersensibilidad a estímulos sensitivos les conduce con frecuencia a un llanto frenético y pro- longado, que con frecuencia asocia hiperreactivi- dad del sistema nervioso autónomo (cambios en el color de la piel y disfunción visceral). El consuelo del episodio de llanto es difícil, el tono suele ser alto y la duración total prolongada. A diferencia del neonato normal, la consolación mediante balanceo o contención es difícil de lograr en estos pacientes.73 Los niños con síndrome Down mues- tran un llanto más corto, menos activo y con bro- tes de llanto menos diferenciado que los niños nor- males. Los niños con síndrome cri-du-chat tienen un tono particularmente elevado, por encima de 500 Hz, mientras que los neonatos con asfixia perinatal tienen un llanto con un tono alto y más largo que el de los niños intactos y es percibido por los cuidadores como molesto.73,86 Las alteraciones cuantitativas y cualitativas del llanto en los lactantes con lesiones del SNC se caracterizan principalmente por episodios de llan- to prolongado, difícil de consolar y con un tono alto, que es percibido como molesto. Estas altera- ciones que se atribuyen a la alteración en la capa- cidad para regular el estado de estrés conductual debido a dificultad en la regulación interna de los estados, no son universales. Así, en un estudio reciente realizado en recién nacidos prematuros, no se observaron diferencias mayores en la con- ducta del llanto entre neonatos con o sin daño cerebral. Las alteraciones en la conducta del llan- to fueron de orden menor, como una mayor can- tidad de llanto sin sonido (vocalización).87 Al valorar el llanto a pie de cuna debemos prestar atención a los siguientes aspectos: a) la cuantía y magnitud de la estimulación que se precisa para generar el estado de llanto, b) el tiempo que media entre el estímulo y la aparición de llanto, c) la capa- cidad de ser consolado (el número de maniobras que realizamos para calmar al niño), así como la capacidad de autoconsolarse, d) el tono, e) la dura- ción total, f) la aparición de cambios en el color de la piel y disfunciones viscerales. Neuroconducta 915 el llanto no interfieran con la observación del fenómeno,100 aunque se puede valorar también en los estados de somnolencia (estado 3) y de alerta tranquila (estado 4). En la valoración con el niño dormido se utilizan principalmente dos ítems; la disminución de la respuesta a la luz y la disminución de la respuesta al sonajero. En la NBAS se utilizan otros dos ítems adicionales, como son la disminución de la respuesta a la campanilla y la disminución de la respuesta ante la estimulación táctil del pie. A continuación se detallan los dos primeros ítems para evaluar la orientación por ser los más utilizados habitual-
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