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HISTORIA DE LOS PRINCIPALES BARCOS DESDE LA EDAD MEDIA HASTA EL GALEÓN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN. TITULADO UNIVERSITARIO SENIOR Estudiante: Roberto Brunori Albergotti Tutora: Pili Escuder Mollón Castellón, Mayo de 2005 2 DEDICATORIA: Quiero dedicar este proyecto que he realizado a todos los compañeros y compañeras de mi curso 2004-2005 de 3º B, de la Universidad Jaume I para mayores, y también a todos los alumnos “mayores” que están estudiando en otros cursos de la UJI. Si con este relato de la historia de algunos barcos del pasado he conseguido atraer el interés de mis compañeros, les aconsejo que prueben a realizar una maqueta de un velero; puedo asegurar que la construcción de un barco antiguo de madera aporta muchas satisfacciones según se va avanzando en el trabajo. Cuando se termina la construcción, uno no puede evitar enorgullecerse de su modelo naval, su pequeña obra de arte y se sentirá recompensado de las horas inolvidables que ha dedicado a este precioso pasatiempo. 3 INDICE 1º.- Representación de los barcos en la Edad Media (figura 1). 1º.1.- Hallazgo de un barco vikingo de Cokstad (figuras 2, 3, 4). 1º.2.- Evolución de los barcos desde el s. XIII al s. XV. 2º.- Las carracas y su aparejo. 3º.- Las naos (figura 5). 3º.1.- Método de construcción 3º.2.- Interpretación de la construcción de las naos según Etayo. 3º.3.- Casco de las naos de finales del s. XV (figura 6). 3º4.- Arboladura. 3º.5.- Aparejo. 3º.6.- Alojamiento y distribución interior. 4º.- Carabelas. 4º.1.- Casco. 4º.2.- Alojamiento. 5º.- Reconstrucción de la nave Santa María de Colón (figuras 7, 8, 9 y 10). 5º.1.- La Santa María de la Comisión Española (1.892). 5º.2.- La Santa María de Guillén (1.927-1.929). 5º.3.- La Santa María de Etayo (1.962). 5º.4.- La Santa María de Martínez Hidalgo (1.963). 4 6º.- La galera (figuras 11, 12 y 13). 6º.1.- Arrumbada. 6º.2.- Cámara de boga, remos y remeros. 6º.3.- Espalda. 6º.4.- Carroza. 6º.5.- Aparejo. 6º.6.- Armamento. 7º.- El galeón (figura 14). 7º.1.- Sección de un galeón de unas cien toneladas. Descripción de los distintos pañoles (figura 15). Despiece de un galeón (figuras 16, 17 y 18). 7º.2.- Los palos (figura 19). 7º.3.- Las velas. 7º.4.- Las jarcias. 7º.5.- La ornamentación. 7º.6.- Armamento (figuras 20 y 21). 8º.- Descripción de la construcción de un barco (figuras 22, 23, 24 y 25). Actividad de los marineros sobre cubierta. (figuras 26 y 27). Conclusiones (figuras 28, 29 y 30). Bibliografía 5 El presente trabajo pretende hacer un estudio aproximado sobre la evolución de los buques desde la Edad Media hasta la aparición del Galeón. 1º.- REPRESENTACIÓN DE LOS BARCOS EN LA EDAD MEDIA. Son especialmente difíciles de interpretar los testimonios que aún quedan de la Alta Edad Media consistentes en bajorrelieves, frisos, capiteles románicos y antiguos códices con figuras fantásticas de barcos. Aparecen estos dibujos como infantiles y desproporcionados, con uno o dos tripulantes y sin apenas detalles que nos permitan clasificarlos. (figura 1). 1º.1.- Hallazgo de un barco vikingo de Cokstad. En cuanto a restos auténticos, es prácticamente imposible hallarlos, con excepción de los vikingos de Cokstad (figura 2), considerados como un milagro arqueológico y otros buques descubiertos a once kilómetros de Pisa (Italia) durante la construcción de una carretera, donde probablemente se encontraba el antiguo puerto romano. De la Baja Edad Media, ya no podemos decir lo mismo, pues las miniaturas de los códices, cuadros de los primitivos frescos y tapices, aunque un tanto fantásticos, reflejan más o menos aquellos barcos aunque su interpretación deje lugar a dudas (figuras 3 y 4). Uno de los hechos que más influyen en la dificultad de la identificación de los buques, lo constituye la fantasía de los artistas, dibujantes y pintores, que dan muchas veces la sensación de no haber visto un barco en su vida, desconociendo los detalles más elementales de los buques que pretenden reproducir, especialmente en cuanto a proporciones se refiere. Otros pintores, en cambio, se recrean en plasmar en su obra multitud de detalles que proporcionan a los tapices y pinturas un encanto especial. 6 Con la invasión árabe del norte de Africa y de la Península Ibérica, los astilleros del norte y del sur quedaron prácticamente aislados; desaparecieron casi por completo los intercambios comerciales marítimos, ya que cada núcleo rural vivía de lo que producía. 1º.2.- Evolución de los barcos desde el s. XIII al s. XV Unos hechos de gran trascendencia desde el punto de vista náutico aparecen en la primera parte del s. XIII; se trata del empleo del timón de codaste en el gobierno de las embarcaciones y de la introducción de la vela latina en el aparejo, lo cual permitía a los buques navegar en contra del viento por medio de bordadas sucesivas. Anteriormente, en lugar de un único timón de popa, se usaban las espadillas en los dos costados hacia la popa del barco, que eran suficientes para gobernar embarcaciones a remo. Cuando los buques adquirieron mayor desplazamiento, hubo paralelamente una evolución del aparejo, es decir, del velamen que se realizó poco a poco de la siguiente forma: los barcos primitivos llevaban un palo en el centro que soportaba una verga con una gran vela cuadra y estaba afirmado por unos obenques llevando, además, una cofa (cesta) en su extremo para el vigía. Su gobierno se hacía con espadillas. Todavía con éstas, pero comenzándose a emplear el timón de popa, se empiezan a construir barcos con dos palos; al principio con velas triangulares con el trinquete inclinado hacia proa y un castillo de forma de pagoda o almenado. Cuando el timón de codaste se generalizó, el aparejo de los buques tuvo que adaptarse a él, continuando al principio con las dos velas cuadras o bien latinas aunque de mayor tamaño y, después, con una gran vela cuadra en el centro y una pequeña latina en el mesana, como vela de evolución o manejo. Comenzó también a utilizarse un palo 7 colocado en el extremo de proa denominado bauprés, destinado a utilizar una vela para la maniobra del barco y poder ceñir más con respecto al viento. Durante todo el s. XIV, continuaron los barcos llevando solamente dos palos. Hasta el s. XV no aparecieron las naves con tres palos y a veces con cuatro. El mayor y el trinquete con dos velas cuadras, y el mesana con latina; el bauprés se continuaba utilizando como guía de las bolinas cuando se intentaba ceñir el viento. El castillo de proa apareció, sobre todo, en los buques destinados a la guerra. A medida que pasaba el tiempo, los barcos se fueron haciendo mayores, aumentando considerablemente su desplazamiento como consecuencia de la creciente actividad comercial del s. XV 2º.- CARRACAS Y SU APAREJO. Con la necesidad de aportar a los buques mayores tonelajes, surgieron las carracas, barcos que exigieron mayor superficie vélica, tanto que los constructores se vieron obligados a subdividir el paño o velas para hacerlas más manejables, naciendo por esta razón la gavia, vela que se izaba en una verga por encima de la cofa, con los puños de escota que se hacían firmes en los extremos de la verga inferior, braceándose todas las vergas al mismo tiempo. Las grandes velas mayores, fueron poco a poco desapareciendo cuando se empezaron a preparar de forma trapezoidal, dejando de hacerse grandes bolsos. El palo mayor de estos barcos solía ser muy grueso y robusto, formado por varias piezas unidas entre si por unas ligadas de cabo, llamadas reatas. En el extremo de estos palos unidos llevaban una cofa circular bastante grande para uso de vigías y marineros de guardiay, en caso de guerra, con flechas para lanzarlas sobre los barcos enemigos. Para poder trepar hasta ella, se valían de una escala situada a lo largo del palo, compuesta por unos cabos delgados (flechastes) que se hacen 8 firmes entre obenque y obenque que son cabos gruesos con los que se sujeta un palo macho o mastelero desde su cabeza a las mesas de guarnición (plataformas de madera que sobresalen en los costados del barco). Este conjuntos de obenques y flechastes formaba la jarcia, que determinaba la silueta clásica de los veleros. Todo este conjunto de nuevas velas y aumento de los desplazamientos de los buques, trajo a su vez la necesidad de aumentar la facilidad de las maniobras en las viradas ya que éstas no se podían realizar con el solo empleo del timón y el auxilio de la vela latina del palo de popa o mesana, haciéndose precisa otra vela de evolución situada más a proa posible y que se pudiera cazar y largar rápidamente en el momento de la virada. Para ello, se alargó el bauprés dándole una mayor inclinación hacia arriba, colocándole una pequeña verga en donde se envergaba una vela cuadra la cebadera, con unos orificios en los extremos inferiores llamados desaguaderos, ya que esta vela se sumergía en el agua con frecuencia. Las escotas se manejabas desde el castillo de proa. Este tipo de aparejo se empleó hasta el s. XVIII, cuando fue cambiado por el foque. 3º.- LAS NAOS. Vamos ahora a describir lo que se sabe sobre los barcos llamados naos o carabelas, puesto que no ha sido nada fácil encontrar la diferencia entre las dos naves. En el s. IV aparecen en el Mare Nostrum unas naves con vela cuadra en el palo mayor y aparejo latino en el mesana. La carta de Pizigani de 1.367 nos informa de esta novedad. Es un paso más para la nao del s. XV. Resulta curioso que esta aparición de la vela cuadra en el Mediterráneo se produzca tan avanzada la Edad Media, porque de todos es sabido que esta clase de vela fue utilizada por las naves egipcias, fenicias, griegas, romanas y bizantinas y, por lo tanto, no era desconocida por los ribereños de este mar. De la forma del barco nos da una idea la obra muerta (parte superior del barco 9 con respecto a la línea de flotación), que se ve en los grabados y pinturas de la época. Pero de la obra viva, sin duda la más importante para la velocidad y seguridad de la nave, no tenemos la menor información. Del método de construcción naval, todos los testimonios son tardíos. De 1.587, data el más fidedigno tratado de construcción naval, impreso en Méjico. En esta obra, su autor, García del Palacio, da las dimensiones principales de una nao de 400 toneladas y de otra de 150 y dos cubiertas y, además, en una rudimentaria figura, aparece el corte longitudinal de la nao por la línea de crujía (central), y tres secciones transversales, una por el extremo más a proa de la quilla, otra por el extremo más a popa de la quilla y la tercera por el punto medio de ambas, que coincide más o menos con el través o la manga máxima (figura 5). Otras obras de construcción naval sobre las naos, están escritas por Escalante de Mendoza y Thomé Cano, pero no especifican el porte de las naves. Por último, el almirante Brochero, en sus ordenanzas nos informa de las principales medidas de los navíos desde 55 hasta 1.073 toneladas, si se tratase de galeón mercante, o 1.105 si fuera de guerra. Como se puede ver, la embarcación que evoluciona de la nao fue el galeón. Hubo una época de transición, donde las diferencias entre las naos y los galeones debieron ser pequeñas. 3º.1.- Método de construcción. De todas las obras consultadas, podemos deducir que la regla “As, dos, tres” era la que se utilizaba en el s. XV para la construcción de una nao. Consistía en adoptar unas medidas tales que si la manga era el As, la quilla debía del ser el dos y la eslora, el tres. Sin embargo, había otra interpretación de la misma regla: el puntal (medida de la cubierta principal a la quilla desde la proa), era el As, el Dos, la manga máxima de esa cubierta y el Tres, la eslora de la misma. 10 3º.2.- Interpretación de la construcción de las naos según Etayo. Según Etayo, (s. XX), la segunda interpretación es la que se emplearía para las naos ligeras o que calaran poco, mientras que las más pesadas necesitarían más puntal. En los cascos de las naos primitivas, tal como aparecen en las primeras representaciones gráficas, la proa y la popa eran casi simétricas y ambas muy redondas. Sin embargo, la aparición del timón axial o de codaste obligó a hacer mayor el rasel de popa (menor ángulo); al mismo tiempo que se afinaban las líneas de la obra viva (parte del barco situada por debajo de la línea de flotación), con objeto de que llegase mayor cantidad de agua al timón y no se produjesen zonas de vacío (remolinos), que dificultarían el gobierno de la nave. Este hecho tuvo que ser advertido en las primeras embarcaciones que llevaron timón de codaste. 3º.3.- Cascos de las naos de finales del s. XV Etayo es el único autor que estudia en profundidad el casco de una nao pesada y otra ligera, ambas de finales del s. XV, tomando como base cuatro tratados españoles del s, XVI y comienzos del s. XVII. Parte de la base de seguir la regla del As, Dos y Tres, si bien aplica la primera interpretación de esta regla en las naos pesadas y la segunda, en las ligeras. Si fuera lo contrario, obtendría unos resultados desproporcionados que nunca podrían existir en la realidad. El autor nos da el siguiente ejemplo: tenemos que para una nao pesada de 400 toneles, la manga (el As), sería de 16 codos, la quilla (el Dos), de 32 codos y la eslora (el Tres), de 48 codos. (Un codo es igual a 0’57 m.). Esta nao es de dos puentes o cubiertas y dos castillos habitables en cada uno de ellos. Como nao ligera, Etayo considera la de cien tone les y una sola cubierta. Aplica la 11 regla del As, Dos, Tres de la siguiente forma: el As sería el puntal de la única cubierta, el Dos, la manga máxima y el Tres, la eslora de dicha cubierta. (figura 6). 3º.4.- Arboladura Parece que en la época del Rey Alfonso el Sabio, s. XIII, ya existían barcos de tres palos como lo demuestra las representaciones que aparecen en dos mosaicos en la Iglesia de San Marcos, en Venecia, ambos con aparejo latino. Sin embargo, este caso no era lo general, porque son mucho más numerosos los testimonios gráficos de naves de dos palos. Realmente, hasta mediados del s. XV no comienza a generalizarse la nave de tres palos; puede afirmarse que aparecen casi simultáneamente en el norte de Europa y en el Mediterráneo. Aunque no se hayan encontrado escritos en ningún tratado de construcción sobre el lugar de colocación de los palos, en el eje proa a popa, se puede afirmar por la observación de dibujos de la época que el trinquete y la mesana iban sobre los castillos de proa y de popa, respectivamente, y el mayor, un poco más atrás de la mitad de la cubierta principal. Sobre las dimensiones del palo mayor, los arqueólogos navales no se ponen de acuerdo; naturalmente la altura era función de la eslora, o mejor, del porte de la nao. Al variar el porte, variaba también el palo, pero no hay que ser tan rígidos porque es natural que en numerosas ocasiones, el tamaño del palo fuese impuesto por la altura del árbol de que disponían, siempre dentro de unos ciertos límites. No obstante, los dibujos de la época permiten estimar que la altura del palo mayor desde la quilla a la cofa, era aproximadamente, un 20% más larga que la eslora en la cubierta principal. 12 3º.5.- Aparejo El documento gráfico más importante que atestigua el tipo de vela de la nao, se encuentra en una carta atribuida a Colón. Según los dibujos que aparecen en esta carta, los palos trinquete y mayor, llevaban aparejo redondo o, lo quees lo mismo, velas cuadras. El mesana llevaba vela latina y el bauprés una cebadera (pequeña vela rectangular). El trinquete no izaba más que la vela trinquete, de forma cuadra y con su correspondiente verga (horizontal). El mayor izaba dos velas, la mayor y la vela de gavia que izaba una verga sobre la cofa. Los palos estaban sujetos por obenques. El mayor llevaba la jarcia con flechastes para poder subir a la cofa. Se usaban los acolladores para tensar las jarcias. Un único estay aguantaba en el sentido longitudinal el palo mayor. El aparejo de maniobra de las vergas, entena y velas, las constituían las drizas, brazas, amantillos, escotas, etc. como corresponde a un velero que navegaba por el océano. La jarcia de maniobra la componían también motones y cuadernales (tipos de poleas) y no era tan simple de manejar como pudiera creerse para el s. XV. 3º.6.- Alojamiento y distribución interior Cuanto mayor era el porte de una nao, mayores eran sus espacios habitables con el fin de alojar una tripulación más numerosa. Los marineros dormían donde había espacios libres y, puesto que no era tan fácil encontrarlos, colgaban los coys (hamacas) en el techo entre bao y bao (travesaños de madera que sujetaban las cubiertas). 13 4º.- CARABELAS. Según las opiniones de varios autores que han descrito como debía de ser la carabela, podemos decir que cronológicamente, las carabelas de descubrir fueron anteriores a las de armada, y éstas a su vez anteriores a las de cuatro palos. En el porte de las carabelas hay un vacío casi total. Se sabe que la armada española dispuso en Cartagena, en el año 1.509, para la conquista de Orán, nada menos que de veintidós carabelas, de 60 a 115 toneladas. 4º.1.- Casco Una característica que destaca en la definición de carabela, es que era un navío largo y angosto. Es, por tanto, interesante conocer, cuales son las relaciones entre las dimensiones principales del buque. Según Etayo, la relación eslora-manga debe establecerse entre 5 y 3’7, y la relación manga-puntal, entre 2’6 y 3’6. 4º.2.- Alojamiento. Si importante fue la nao en las largas travesías oceánicas, no lo fue menos la carabela en los viajes de descubrimiento. Por supuesto que cuanto mayor fuese la carabela, mayores y más numerosos eran los espacios útiles para el alojamiento de la tripulación, aunque menores que los de las naos. El hecho de no tener todas castillo de proa, suprimía un espacio de alojamiento en ese lugar. Ese era el caso de la mayoría de las carabelas latinas con una sola tolda a popa. Las carabelas de mayor porte se identificaban más con las naos, debido a sus castillos a proa y a popa. Pero en ocasiones los viajes se realizaban en pequeñas carabelas, donde la incomodidad de la tripulación se hacía más manifiesta. 14 5º.- RECONSTRUCCIONES DE LA SANTA MARIA DE COLON. La nave Santa María, utilizada por Colón para su viaje oceánico, conocida por todo el mundo como una carabela, en efecto tenia que denominarse nao. De ella, la más famosa del mundo, se hicieron varias reconstrucciones, sencillamente porque apenas se conocen datos reales. Colón, en su diario, apenas menciona algunos detalles de su nao. El resto de la nao es pura especulación arqueológica. No se conoce nada de sus dimensiones ni de la altura de los palos, ni del tonelaje. Ahora bien, con los conocimientos de la arquitectura naval de la época, del número de tripulantes que llevaba y de algunos pormenores más, puede llegarse a una aproximación de la estructura de la nave. El profano que examine los modelos de las reconstrucciones apenas encuentra la diferencia entre ellas. Sin embargo, resulta muy interesante poder observar y juzgar aquellas reconstrucciones en las que se llegó a la realidad del barco. De esas reconstrucciones tenemos disponibles cuatro dibujos de los cuales subrayaremos la diferencia entre ellos y, de modo especial, los errores cometidos. (figuras 7, 8, 9 y 10). 5º.1.- La Santa María de la Comisión Española La Santa María de la Comisión Española (1.892), fue la primera de las reconstrucciones y es conocida como la Santa María de Monleón e incluso de Concas, porque fue éste quien tomó el mando de ella para atravesar el atlántico y asistir a la exposición de Chicago en 1.893. La Comisión Española para los actos de 4º centenario del descubrimiento de América, encargó a Fernández Duro dirigir la reconstrucción desde el punto de vista arqueológico. En esa tarea le ayudó Rafael Monleón, gran conocedor de la arquitectura naval antigua. Ambos constructores determinaron las 15 características de la nao, las dimensiones principales, palos, velas, distribución interior, cofa, castillo, etc. Este modelo tiene el mérito indiscutible de haber sido el primero que se llevó a cabo, pero también tenía errores manifiestos: la popa la diseñaron de “espejo”, cuando en todos los documentos gráficos de la época, aparecen las popas de las naos con formas redondas. Su porte de 230 toneladas parece muy exagerado, pero atravesó el Atlántico. 5º.2.- La Santa María de Guillén (1.927-1.929). D. Julio Guillén concibió la Santa María como carabela y no como nao. De porte más ligero que la anterior y con dimensiones más reales. Se echaba de menos el castillo de proa, característico de las naos de la época. Su error parte en considerar la Santa María como una carabela, aunque parece haberlo reconocido posteriormente. La Santa María de Guillén se construyó para la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1.929, y estuvo a flote durante veinte años. Su porte era de unos ciento veinte toneles. Los estudios de Guillén sobre la Santa María fueron de gran ayuda a los arqueólogos navales. 5º.3.- La Santa María de Etayo (1.962) Etayo estudió muy a fondo las naves de Colón. La forma más real del casco se debe a él, e incluso reconstruyó la Niña. Etayo no pudo llevar a cabo una labor que había desarrollado y que hubiese sido muy importante para la reconstrucción de la Santa María. Según el autor el porte de la nave está entre los 70 y 95 toneles. Es, por tanto, la más pequeña de las reconstrucciones realizadas. 16 5º.4.- La Santa María de Martínez Hidalgo (1.963). Se puede afirmar que esta reconstrucción es la que ha tenido un estudio más profundo y concienzudo en su realización. Su porte es de cerca de 100 toneladas, que parece ser la cifra más próxima a la que los arqueólogos actuales han llagado en sus estudios. El propio Martínez Hidalgo, teniendo presente el tonelaje final de unos cien toneles, llegó a las medidas del caso por aproximaciones sucesivas, eligiendo medidas de manga, quilla y eslora, guardando las típicas relaciones de As, Dos, Tres, hasta dar con un arqueo de cien toneles aproximadamente. Halladas las medidas principales que, por cálculos, llevaban a esa capacidad, procedió a encargar la construcción del casco, teniendo presente las formas de naos anteriores a 1.492, así Martínez Hidalgo llegó a obtener unas medidas generales que correspondían a las de una nao del siglo XV. Después de muchas correcciones, pasó a los planos definitivos. Empezó, entonces, la reconstrucción al natural por encargo de la Feria de Nueva York, de 1.965. Antes de pasar a los galeones, nos detendremos en una embarcación que ha sido muy utilizada en todo el mediterráneo hasta el s. XVII: se trata de la galera. 17 6º.- ESTUDIO DE CONSTRUCCION DE LA GALERA REAL DE DON JUAN CARLOS DE AUSTRIA. La reproducción exacta se encuentra en el Museo Marítimo de Barcelona (figuras 11, 12 y 13). El casco está formado por 162 cuadernas y 160 baos (travesaños de madera que atraviesan de babor a estribor a las cuadernas y que sirven para aguantar los costados y sostener las cubiertas), con una sección media de 10 x 14 cms. Delforro del casco llama la atención la vuelta violenta, pero elegante, de las tablas altas de la popa dobladas a vapor según el antiguo procedimiento. La distribución del casco de popa a proa es la siguiente: cámara del capitán, despensa, cámara del mayordomo, agua y alimentos, pañol del pan y legumbres, cámara del escribano, cámara de pólvora, pañol del vino (taberna), cámara de velas, cámara de jarcia, cámara del cirujano, enfermería, pañol de proa (carbonera y leñera) y santabárbara. Esta distribución podía variar ligeramente de unas galeras a otras, así la cámara del consejo estaba situada en la carroza, no bajo cubierta. El camarote del capitán se reducía a una litera, cofre y armas. Repartidos por todo el barco iban unas 15 o 20 toneladas de piedras (lastre), que completaba un millar de proyectiles de artillería. 6º.1.- Arrumbada. A proa, se levantaba una plataforma a modo de castillo, donde se apostaba un núcleo de tropa, lo mismo para rechazar, asaltar y atacar a distancia con ballestas y arcabuces, como para oponerse a un abordaje del enemigo. En el interior de la arrumbada, en la corulla propiamente dicha estaban las letrinas, a las bandas la artillería y las maniobras de fondeo. El resto del cabo no empleado en el fondeo se encontraba en un pañol bajo cubierta. 18 6º.2.- Cámara de boga, remos y remeros. Espacio comprendido desde la corulla de proa y el estanterol de popa. En el centro de la cámara de boga iban dispuestos, de proa a popa, dos mamparos de gruesos tablones, con separación de 1 m. y una altura de 80 cms. , formando la crujía o corredor, que daba a la galera mucha resistencia en sentido longitudinal, para evitar su ruptura que de otro modo se hubiera producido fácilmente, dado el enorme alargamiento que la caracterizaba. Dentro del espacio de crujía se estibaban pertrechos y elementos de maniobra, además de formar la santabárbara junto al palo mayor. Por el corredor que resultaba al cubrirlo con tablones, estaban el cómitre y el sotacómitre, que dirigían la boga y también circulaban la marinería para las maniobras y los alguaciles que vigilaban a los galeotes. Entre las postizas laterales que servían de escudo y los bancos, quedaba el corredor a cada banda, de medio metro de anchura, en donde se situaba la tropa con armas, como en la corulla y la espalda, para proteger a los remeros y a los soldados de los corredores, por la parte de dentro de la postiza iban una serie de huecos unidos por arriba y, a media altura, con tablas dispuestas a manera de escudos o mamparos de protección. Los remos, generalmente de madera de haya, se colocaban a los escálamos de las postizas; dos tercios del remo quedaban en el exterior y, por ello, se equilibraban sobre las postizas aplicando el plomo conveniente al tercio interior. 6º.3.- Espalda. Inmediatamente a popa de la cámara de boga, como vestíbulo de la carroza, estaba la espalda, plataforma de banda a banda a nivel de la crujía, con sendas escalas de embarque, como los portalones. Aquí estaba el tabernáculo con la brújula. Bajo el 19 plano de la espalda se aprovechaba el espacio hasta la cubierta para estibar barriles para el agua dulce de la marinería y tropa. La de los galeotes iba debajo de los bancos. 6º.4.- Carroza. Era el lugar noble de la galera y se extendía desde el yugo, (pieza de madera horizontal que cruzaba el codaste de babor a estribor para formar la popa del barco), hasta la balaustra de popa. La cubierta de la carroza presentaba una fuerte inclinación con respecto a la cámara de boga. 6º.5.- Aparejo. Para la navegación a vela, la galera real llevaba dos velas latinas, trinquete y mayor, de 126 y 565 m2. respectivamente. En ocasiones de mucho viento, llevaban velas menores. La altura del trinquete, a partir de la cubierta, era de 15 m. y 22 m. para el mayor. La entena del trinquete tenía una longitud de 26 m. y 50 m. la del mayor. 6º.6.- Armamento. La artillería de la galera consistía en cinco cañones montados a proa en la corulla, el más grueso en el centro, llamado cañón de crujía y disparaba proyectiles de 36 libras; a cada banda de éste iban los otros cuatro de 8 libras, completando el armamento otros dos en el costado, de 6 libras. Todos iban fijos, en el sentido longitudinal, sin poder girar a ninguna banda. Se cargaban por la boca desde la tamborreta y la puntería se conseguía maniobrando con el barco. También llevaban falconetes, muy eficaces como armas ligeras, además de los arcabuces de la guarnición. 20 7º.- EL GALEON Pocas veces habrá habido un tipo de buque tan frecuentemente mencionado y, sin embargo, tan mal definido. Se empleó el nombre en los s. XVI y XVII y se encuentra escrito desde 1.516 y sigue su uso hasta 1.732, cuando Felipe V ordenó sustituir los galeones considerados buques pesados, por otros más ligeros llamados navíos. El galeón (Figura 14) no fue un tipo de barco nuevo y diferente, sino el resultado de la evolución de los buques oceánicos existentes desde el s. XV, que eran las naos y las carracas; entre estas dos y, especialmente, entre la nao gruesa de alto bordo y la carraca, no había diferencias especiales; las dos tenían castillo de proa y de popa, el casco muy ancho y la popa redonda, y aparejaban dos palos principales con velas cuadras y, además, un bauprés con una cebadera para evolución, y a popa uno o dos palos de mesana, con velas latinas, también para evolución. Como hemos dicho, el buque sucesor de las naos y carracas fue el galeón, sin saber exactamente a qué características respondía el así llamado coloquialmente. El galeón servía, en general, para dos actuaciones diferentes, una era el dominio del mar y acciones de guerra sin limitaciones de tamaño, y la otra, la protección de las flotas de las naos que, en convoy, iban y volvían de América, teniendo que luchar con las tempestades del Atlántico, y con los corsarios que atacaban incansablemente. Otro tipo de galeón tenía calado limitado para que les fuese posible entrar en puertos pocos profundos, como el de San Juan de Ulúa (Méjico) y Sanlúcar de Barrameda (desembocadura del Guadalquivir). Los galeones eran más ligeros y marineros que las naos gruesas y las carracas de las que se fueron diferenciando poco a poco, especialmente por no tener castillo de proa y de popa tan elevados y tan largos, lo que hizo que maniobrasen mejor a vela. 21 También se modificó la popa, sin que conozcamos la fecha en que pasó de ser redonda a llana con forma de bandurria, siendo muy delgada bajo el agua para permitir la llegada de los filetes líquidos al timón, ensanchándose ampliamente por encima de la línea de flotación y disminuyendo luego su manga en las cubiertas superiores, especialmente en el alcázar y toldilla. Según el ingeniero naval Garrote (1.691) los navíos se dividían en seis órdenes, siendo de la tercera orden el galeón sencillo, de cuarta y quinta orden, galeones de bandera, y de sexta orden, el galeón real. El número de cañones de estos cuatro modelos eran de hasta sesenta, setenta, setenta y ocho y ochenta y seis respectivamente, número que, en la práctica, no fue observado estrictamente con ese orden. La estructura del casco era débil, pues aunque la quilla y sobrequilla, hechas de varias piezas ensambladas, eran apropiadas a su longitud, las cuadernas encastradas entre ellas, estaban demasiado separadas (de 0’45 a 0’73 m., según el tamaño del barco) y, además, tenían un solo forro reforzado solamente por cintones a la altura de las cubiertas. Interiormente, tenían otro forro en la parte baja para mejorar el refuerzo longitudinal y aumentar la resistencia. 7º.1.- Sección longitudinal de un galeón de unas cien toneladas y descripción de su interior. (figura 15) A) La cocina del barco, para evitar peligro de incendioa bordo, situaba el fogón sobre piedras y se cerraba con paredes de ladrillo. No había chimenea. B) El ancla se subía con un molinete y el cable del ancla se pasaba por una escotilla a la bodega, donde se enrollaba. C) Los veleros arreglaban las velas estropeadas por el viento, o por una batalla. D) El cabrestante vertical se utilizaba para izar la verga del palo mayor. 22 E) El timón se maniobraba con una palanca vertical llamada pinzote desde la plataforma del timonel, que no pudiendo ver fuera del barco, recibía órdenes del oficial de derrota. F) Literas de los oficiales. G) Pañoles para almacenar víveres H) Barriles de agua, cerveza y carne salada. I) Lastre de piedras u otros elementos pesados. Las figuras 16, 17 y 18 muestran las partes principales que componen un galeón. 7º.2.- Los palos Los mástiles principales o machos estaban hechos de varias piezas ensambladas y unidas por trincas, llamadas reatas. Las maderas eran de pino de Flandes o de Prusia; los masteleros, mastelerillos y vergas, en general eran de una pieza. Las cofas tenían forma circular; es interesante notar como a finales del s. XVII el método de colocación de los varios elementos que componen los mástiles son del tipo a segmentos que se podían desmontar y montar según las necesidades: se denominaban palo macho, cofa, tamborete, mastelero, cruceta, mastelerillo y sobremastelerillo. (figura 19). 7º.3.- Las velas. Estas tenían grandes bolsos y su superficie se aumentaba en caso de buen tiempo, con una o dos bonetas, velas suplementarias en forma de tiras que se unían en la parte baja de las velas mayores, como también se hacía en las naos. 23 7º.4.- Las jarcias. Tanto la firme como la de labor, eran ya en esencia como las que había después en los veleros, distinguiéndose sólo especialmente en buques extranjeros el gran número de arañas unidas en varios puntos de las velas, estays, entenas, etc. Por encima del combés (espacio de la cubierta principal situado entre el castillo de proa hasta el palo mayor), se extend ían una redes que podían ser sustituidas por enjaretados de madera, cuyo objeto era dificultar el asalto al abordaje del enemigo y proteger a la tripulación propia de la caída de objetos de la arboladura. 7º.5.- Ornamentación. Fue en general sobria, como se ve en cuadros y frescos de la época, siendo del color de la madera con brea o alquitrán, aunque por influencias extranjeras, los hubo pintados de azul y rojo en su parte superior. El galeón tuvo casi siempre una balconada o galería a la altura de la cubierta alta, adornada exteriormente con molduras. La parte de la toldilla alta, además de la pintura azul, tuvo en ocasiones adornos de colores. A la altura de las cofas principales y en las crucetas de los palos había gallardetes. La cubierta en el interior de los costados, portas incluidas, cabilleros para aferrar los cabos y las cureñas de los cañones estaban generalmente pintados de rojo para que no resaltase la sangre en el combate. 7º.6.- Armamento. Las figuras 20 y 21 representan el armamento con sus accesorios que llevaban los galeones de guerra. 24 8º.- CONSTRUCCION DE UN BARCO. Para una visión más completa de lo que hemos venido describiendo hasta ahora es interesante señalar gráficamente algunos aspectos de la construcción de unos barcos. Se puede ver en un dibujo (figura 22) las principales etapas de la construcción del casco dentro de una empalizada de postes de madera clavados firmemente en el suelo. Está puesta la quilla y se han levantado el codaste de popa, el pie de roda y la roda a proa. Ya empiezan a ser vis ibles las cuadernas que formarán el casco. Se puede observar en otro dibujo (figura 23) un barco tumbado en un costado, para que salga al descubierto la otra banda para poder trabajar por debajo de la línea de flotación. Un equipo de operarios que está sobre la balsa, a estribor, se ocupa de calafatear los tablones y las juntas. Esta operación consiste en rellenar las juntas y cubrir los tablones con una mezcla de alquitrán y estopa que, después, se flamea para que se adhiera firmemente a la madera, protegiendo así el casco de los moluscos, haciéndolo impermeable. Se pueden ver en la cubierta unos canalones que sirven para vaciar el barco del agua que queda en el fondo de la sentina. Esta operación de bombeado se tenía que hacer casi de continuo durante la navegación. En las páginas siguientes presentamos las herramientas más utilizadas por los carpinteros, los verdaderos artífices de la construcción de los barcos, y que siempre tenían que viajar con los marineros para realizar los innumerables trabajos que se verificaban durante la navegación. A menudo el carpintero tenía que actuar como médico y cirujano. Hasta el s. XVIII no hubo en los barcos un médico licenciado en medicina (figuras 24 y 25). Para terminar con esta historia, evidentemente simplificada, de algunos de los barcos más importantes que hemos descrito, desde el medioevo hasta el galeón, es 25 también importante presentar con dos preciosos dibujos (26 y 27) la febril actividad reinante en la cubierta de un buque. 26 CONCLUSIONES Una descripción sobre algunos tipos de barcos del pasado, por muy completa que sea, no puede dar una idea real de todos los elementos que hay en un buque. Para comprender mejor la estructura de un velero antiguo, creo que es conveniente y aconsejable para los que estén interesados en ver de cerca los antiguos buques de los que hemos hablado, realizar una maqueta a escala. Yo tengo la gran satisfacción de haber podido construir a lo largo de unos años, una quincena de barcos de vela, que me han dado una doble satisfacción: la primera, es la de haber tenido la paciencia de terminarlos, comprobando así que puedo superar las muchas dificultades técnicas que se me han presentado durante su construcción; la segunda, es la de poder tener entre mis objetos preferidos unas naves que me llevan con la imaginación hacia muchos años atrás en el tiempo, cada una con su historia, como si fueran unas piezas arqueológicas rescatadas del mar, que volvieran a renacer, con todo su pasado de aventura, emociones y lucha de todos los hombres que formaron sus tripulaciones. Los dibujos de los dos barcos que adjunto a continuación pertenecen a los planos de las maquetas que he construido. Una representa un modelo de carraca, que utilizó Hernán Cortés para la conquista de Méjico en 1.519. La segunda es de un galeón clásico del s. XVI, adquirido por el Gran Elector de Brandeburgo para la vigilancia de sus puertos atlánticos. (figuras 28, 29 y 30). 27 BIBLIOGRAFIA: - Varios autores; “El buque de la armada española”: Ed. Silex, 1.981. - Varios autores; “Enciclopedia de la navegación”, Tomos I y II; Ediciones del Prado, Madrid. 1.997. - Serrano Mangas, F. Función y evolución del galeón en la carrera de Indias. Madrid Mapfre cop. 1992 - -Naish, G. La era de los barcos a vela. G.P.B. Naish y Heather Amery. - -Calvo Poyato, J. Los galeones del rey. Barcelona Muchnik. - -Langley, A. El galeón español
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