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INSTRUCCIONES PARA EL CULTIVO DE LA REMOLACHA AZUCARERA DIRECCION GENERAL DE AGRICULTURA YMONTES , SERVICIO DE PUBLICACIONES AGRICOL.AS INSTRUCVIONES PARA EL CULTIVO DE LA REMOLACHA AlUCARERA POR GUILLERMO QUINTANILLA Inllenlero Allrónomo. Director del Instituto Nacional de In \?estlllacionea y Experiencias AlIronómicas y Forestales. MADRID.- MINISTERIO DE FOMENTO INTRODUCCION Ventajas del cultivo de la remolacha. Esta planta, de tan pingües rendimientos para la Agricultura y tan importante para la Economía na- cional, ocupa en España, casi indiscutiblemente, lo que se denomina una hoja en las distintas alternati- vas que se siguen en el cultivo de regadío, allí donde hay fábricas que puedan utilizarla. Hay regiones aún desheredadas de este privilegio, y que, por no cono- cer los beneficios de este cultivo, no han puesto todo su empeño en hacer lo posible buscando una indus- tria que adquiera la raíz de la expresada planta. Valor de la cosecha>- La remolacha azucarera lleva la prosperidad allí donde se cultiva; el valor de la cosecha, por hectárea, es importantísimo, y no suele ser superado por las demás cosechas que pu- dieran obtenerse en su lugar, y, cuando es superado, lo es momentáneamente, porque, debido a la ley de la oferta y la demanda, todos los agricultores se de dican a ese cultivo, y en seguida viene el descenso del precio, llegando muchas veces a convertirse en ruinoso. Fijesa del precio.-El precio de la remolacha azu- carera es conocido de antemano, y el cultivador no tiene que temer a las oscilaciones del mercado ni a las artes del acaparador. Valor de la rasfrojera.-No hay cultivo -alguno que deje una rastrojera tan valiosa como la de la re- -6- molacha azucarera; más que rastrojera, es un impor- tante subproductov y si en España se supiera algo más que lo que, por desgracia, sabemos, nunca la más modesta explotación agrícola estaría desprovis- ta de su parte de g-anadería que la consumiera. Alimentación del ganado. -Si no se pueden tener 20 vacas o 200 ovejas, se tiene una vaca o dos ovejas, o un cerdo, o una cabra, algo que transforme el forra- je residuario en cualquier cultivo, sea el que fuere, y que proporcione estiércol, la mayor cantidad posi- ble de estiércol. V aunque no se posea ganadería, ni se pretenda que a todos convenzan las modernas pro- pagandas de las progresivas prácticas del cultivo, siempre se encuentran donde hay pastos o forrajes ganados que los consuman. La remolacha azucarera deja, como residuo de la cosecha principal, el 20 ó el 25 por 100 de hojas y cuellos de gran valor nutritivo; es decir, que en una hectárea de tierra regularmente cultivada y que pro- duzca 30 toneladas de raíces para la fábrica de azú- car, se obtienen de seis a siete toneladas de exce- lente forraje en una época en que tanto valor tienen los pastos, y en la que es tan difícil encontrarlos. Esto significa un aumento de valor para la cosecha de mucho más de cien pesetas por hectárea. ¿Hayal- . gún cultivo parecido siquiera al de la remolacha por este concepto? Otras ventajas. - En otro orden de consideracio- nes, el cultivo de la remolacha lleva el progreso alli donde se implanta; acostumbra a los cultivadores al cuidado de las tierras, al uso de los abonos, al de nue- vos útiles y máquinas, a las labores profundas y su- perficiales, guardando cierta reíacíon muy instructi- va para el que trabaja la tierra. V, para terminar, la remolacha azucarera regu- lariza, por la época en que se culti va, el empleo de - 7 - los brazos, pues invierte jornales cuando los otros cultivos no los emplean, con lo cual la Agricultura comarcana se beneficia grandemente, por quedar libre de la influencia de la emigración de obreros que no encuentran medios de subsistencia en ciertas épo- cas del año. Descritas a la ligera algunas de las ventajas del cultivo de la remolacha, entraremos de lleno en la exposición de los consejos que creemos deben darse y repetirse constantemente, para que los agriculto- res que la cultivan 10 hagan con resultados positivos y estén al abrigo, en la mayor medida posible, de las causas que puedan determinar una mala cosecha. Remolacha de secano, - Antes, permítasenos dos palabras para hacer una distinción entre el cultivo de la remolacha azucarera de regadío, que es el co- nocido en España hasta ahora, y el cultivo de la mis- ma planta de secano; porque, debido a experiencias propias, resulta ahora, al cabo de tanto tiempo, en que se creía lo contrario, que en el clima de Castilla la Nueva y en otros parecidos, si bien es cierto que la remolacha de regadío es un cultivo altamente re- munerador, no lo es menos que la de secano produce beneficios relativamente mayores que otros cultivos, también de secano, con los que puede alternar ven- tajosamente. Esto nos lleva a dividir los consejos e instruccio- nes para el cultivo de la remolacha azucarera en dos partes. En la primera trataremos de la remolacha azucarera de regadío, y en la segunda, de la cultiva- da de secano. 1 Remolacha azucarera de regadío. TIERRAS MAs APROP;ADAS Ocurre en esto, al tratarse de la remolacha, lo mismo que al tratarse de cualquiera otra planta de regadío; las tierras de fondo, fértiles por su compo- sición, de consistencia media y muy llanas, son las mejores. No conviene que sean excesivamente calizas ni muy arcillosas, así como tampoco tan sueltas que no retengan el agua ni los principios fertilizantes. Ex- ceptuando, pues, estas tierras, que forman los extre- mos de la composición física, todas las demás son aptas para el cultivo de que se trata, y así resulta que 10 son la generalidad de las de regadío. CLIMA En todos los climas de la Península Ibérica, ex- cepto en el de la parte de Levante, extremadamente caluroso y seco, se produce la remolacha a la per- fección. Es notable la resistencia de esta planta a la helada; de tal manera, que, cuando se han desorga- nizado la mayor parte de las leguminosas (las habas notablemente), de las gramináceas (trigo, cebada y maíz), de las solanáceas (patatas, etc.), subsiste la re- molacha incólume, sin que la helada la haya produ- cido la menor alteración. Es una propiedad preciosa de esta planta. En la nascencia necesita humedad; -9- para lo cual, si no se trata de clima en que llueva en la primavera, hay que tener bien dispuesto el riego en cuanto se siembra. La resistencia que presenta a la helada la tiene también para los excesivos calores, con la condición de que no sean muy prolongados. Cuando la patata se agosta por un viento seco algo persistente, la remolacha sigue verde y lozana. La piedra, el granizo, sólo influye disminuyendo algo la cosecha, pues como no destruye la raíz, y es planta que retoña fácilmente. pronto vuelve a entrar, después de este accidente, en plena vegetación. To- das estas cualidades que posee la remolacha hacen su cultivo sumamente seguro, y explican la exten- sión de su área geográfica dentro del regadío en Es- paña y en el cultivo general de otros países más llu- viosos. ALTERNATIVA Sabido es que el cultivo continuo, aunque posible en el terreno de la agronomía, no puede recomen- darse, por no ser de resultados positivos, nada más que en excepcionales circunstancias. La alternativa de cosechas se impone en todos los órdenes del cul- tivo por muchas causas, bien conocidas unas, y muy discutidas otras, que no son del caso en este lugar. Lo cierto es que a una cereal debe procurarse que no la siga otra cereal; a una planta cultivada por su raíz, otra planta análoga. En general, para plantear una alternativa deben tenerse en cuenta los distintos caracteres vegetativos 'Y de producción de las plan- tas, así como también debe obedecer aquélla a fines económicos Y hasta sociales: La agricultura racional (no la rutinaria Y arcaica) tiene en cuenta sintética- mente todas estas circunstancias, Y sanciona combi- naciones de sucesión de plantas que, en el lugar yen la época de que se trate, producen el mayor éxito -10- económico. En esta comarca, yen los tiempos actua- les, si se tratade tierras fértiles y se dispone de abo- nos, la mejor alternativa es la del trigo-remolacha, que no puede ser más sencilla: un año, trigo; al si- guiente, remolacha; al otro, trigo, y así sucesiva- mente. En determinadas circunstancias, puede ser trigo-remolacha, cebada-remolacha. En esta alterna- tiva se rodea o añade estiércol en la hoja de cebada. En gran número de casos, la alternativa al tercio es la mejor, habas trigo-remolacha, y otra vez habas- trigo-remolacha, y así sucesivamente. Esta es la más generalizada. También se cultiva la remolacha en alternativa con el maíz, yen algunas ocasiones hasta con la patata, y ésta puede tener éxito tan sólo cuan- do se dispone de estiércol y de sales potásicas o ce- nizas. La remolacha azucarera produce grandes cose- chas cultivándola después de la roturación de alfal- fares y prados. En este caso se pueden obtener va- rias buenas cosechas seguidas. En todos los casos, y para terminar, la remolacha azucarera es, la hoja de la alternativa que limpia más el suelo de malas hiero bas, por el esmerado cultivo que permiten darle sus valiosos productos. PREPARACIÓN DEL TERRENO Primera labor.-Lo mejor es, sin duda, comenzar a preparar el terreno para el cultivo de la remolacha azucarera en cuanto se levanta la cosecha que la precede. Esto, en la práctica, no suele ser posible; pero sí lo es dar una labor de verano en explotacio- nes bien organizadas, y más aún en el pequeño y me- dio cultivo. No importe que esta labor no sea profun- da: el caso es remover la tierra, sacar al sol raíces y semillas de malas hierbas, y dejar la tierra dispuesta -11- para que penetren en las capas más profundas las lluvias de otoño, así como contribuir a que los resi- duos ele la anterior cosecha se descompongan, y rom- per la capilaridad, para que la tierra no se deseque por completo, y puedan subsistir los microorganis- mos nitrificadores. Si, después de dar esta labor, se puede dar otra cruzada, o bien un gradeo algo enérgico, será de muy buen resultado, porque, además de que deshará algunos terrones si no ha llovido, y muchos si se han mojado. romperá la costra superficial, evitando. como antes se ha dicho, la desecación del terreno. Labores de otoño.s-Bu otoño, después de haber hecho las siembras de esta época, es decir, a fines de noviembre, o en diciembre, se dará la primera labor profunda, tan profunda como pueda ser, es decir, de veinticinco a veintiocho centímetros de honda, que es hasta donde puede llegarse disponiendo de buenas yuntas y de buenos arados de vertedera. Hay que hacer la salvedad de que. si se trata de tierras de miga o de otras que sean demasiado sueltas, basta con que la labor tenga de diez y ocho a veintidós centímetros de profundidad, que es la que se obtiene con los arados ordinarios de vertedera. Después de esta labor se debe pasar una grada o una rastra para reunir las raíces perjudiciales, que deben quemarse, y para deshacer los terrones, lo <cual debe irse consiguiendo gradualmente, a medida que se dan las sucesivas labores. Tras de esta labor debe darse otra (que ya es mucho más fácil), de una profundidad media, cruzada con la primera, y des- pués, el consabido pase de grada. Al terminar esta labor, próxima ya la época de la .siernbra, bastará dar uno o dos gradeos para destruir la hierba incipiente. '" - 12- SlIüIBR.\ La remolacha azucarera debe sembrarse en una época tal, que se tenga casi la seguridad de que des- pués de sembrada han de sobrevenir lluvias 'que mano tengan húmeda la capa superficial para que germine la semilla. Si el tiempo se presenta favorable, a los veinte días, aproximadamente, se verán las plantas en lineas o en golpes, ya nacidas. En esta comarca (1) debe sembrarse entre media- dos de febrero y fin de marzo; cuanto más temprano (dentro de este plazo), mejor. Si, por necesidades de la explotación, o por cir- cunstancias extraordinarias, hubiera de sembrarse después, convendría, en la mayoría de los casos, re- gar la tierra de antemano y dar una labor de arado antes de sembrar. Con estos antecedentes podemos ya tratar de la preparación que hay que dar a la tierra para deposi- tar la semilla. Habíamos dicho que después de la última labor de arado se mantenía la tierra en estado convenien- te hasta que llegara la época de la siembra dándole uno o dos pases de grada; pues bien, llegado el mo- mento, se da otro último gradeo, e inmediatamente detrás, un pase de rastra y otro de tabla o tablón llano, para dejar la tierra completamente sentada y pulverizada en la superficie, con objeto de obtener un lecho homogéneo para la semilla. Después de esto, se procede a depositar la semilla, o sea a sembrar. (1) La de Madrid/para la cual fué escrito el trabajo hace algunos años, aunquesus enseñanzas son aplicables a toda la Península.-(Nota del S. de P. A.). - 13- )IODO DE SEMBRAR Esta operación, tán delicada siempre, 10 es más tratándose de la remolacha azucarera, porque es el germen tan débil, que no puede atravesar capas de tierra que no sean muy tinas; así, resulta lo más con- veniente que la profundidad a que quede la semilla no sea mayor de dos centímetros, y, a ser posible, de uno. Esta cualidad hace también necesario que se use mucha cantidad de semilla; pues si se forma cos- tra en la superficie del terreno, tan sólo podrán romo perla muchos gérmenes reunidos. La siembra se practica en líneas o por golpes. Es mucho más conveniente en líneas con el auxilio de la máquina sembradora que a mano y a golpes, por- que del primer modo es como únicamente puede con- seguirse que la profundidad a que quede enterrada la semilla sea pequeña y uniforme. En cuanto a la siem- bra en lomos o caballones, se practica en algunos casos de tierras fuertes en exceso, de escasez de agua o con demasiada pendiente; entonces es la me- jor siembra, y se reduce a depositar a mano diez o doce semillas en cada golpe, a la distancia de veinti- ocho a treinta centímetros, y en la parte media de la cara del caballón. En cualquier forma que se practique la siembra, conviene mucho que la semilla quede integrada con la tierra para que perciba la humedad; porque si quedan espacios entre ambas, o no germina la semi- lla, o 10 hace de un modo muy deficiente y tarde; si la siembra se hace a mano, hay que dar un golpe con el escardillo (con el que se abre el pequeño hoyo) sobre la tierra que se ha depositado encima del gru- po de semillas, y si es a máquina, debe ir provista de unos rodillos pesados en la parte más posterior de - 14- las rejas, que van apisonando la tierra que éstas han abierto y que ha caído sobre las semillas. Siembra C01111/(í(juilla.~I)arala siembra a máqui- na conviene cortar en parte el 'terreno para el riego antes de comenzar la siembra, con el doble objeto de economizar la semilla y de tardar después menos en hacer la preparación completa de caceras y re- gueros. Para esto se decide de antemano la anchura que han de tener las eras, anchura que depende de la configuración o inclinación del terreno; en general, en terreno regularmente Hano se da a las eras 3,15 metros, osea la anchura exacta de llueve líneas} que son tres pases de maq uina. En terrenos muy llanos es de 4,20 metros, o sean 12 líneas de anchura, que corresponden al pase de la máquina cuatro veces, y si es más accidentado, 2,10 metros, distancia determinada por seis líneas o dos pases de máquina. La máquina de que hablamos es la comúnmente usada para este cultivo, que lleva tres tubos de siembra de 0,35 metros de distancia. Una vez escogida la anchura de las eras, se ha- cen los caballones en sentido perpendicular a la pen- diente del terreno, a la distancia correspondiente, y después se pasa la máquina entre estos caballones, haciendo la siembra muy superficial, y detrás se pasa un rodillo de madera para igualar el terreno y apiso- nar algo la superficie de la tierra, además de lo que han apisonado las líneas de siembra los rodillos que ya se ha dicho llevan las máquinas. Cacereo.-Hecha así la siembra, se termina el ca- cereo u operación dedejar preparado el terreno para el riego, que no necesita explicación alguna, por con- sistir en hacer las regueras transversales a los caba- llones que han de conducir el agua que se ha de in- - 15 - traducir en las eras, limitadas por los expresados caballones y por estas regueras y caceras. Debe tenerse cuidado de que las enceras sean recogidas, es decir, de poca sección (aunque haya que hacerlas más numerosas), para que el agua no vaya en canticlad excesiva y se reparta mejor, eco- nomizándose así, al mismo tiempo, gran cantidad en cada riego. Hecho el cacereo, se procede a sembrar los caba- llones y las caceras a mano, depositando golpes de semilla en la parte media de la cara de los caballones y caceras y en la cúspide, a la distancia de 28 a 30 centímetros unos de otros. Siembra a mano.-En los pequeños predios es dond« únicamente debe hacerse la siembra a mano. En este caso se prepara la tierra para el riego pre- viamente, y, cuando se ha terminado, se traza en las eras una cuadrícula de 30, y mejor de 35 centímetros de lado, y en la intersección de las líneas que forma la cuadrícula se deposita, valiéndose del almocafre o del escardillo, el golpe de semillas. Los caballones y caceras se siembran como antes se ha dicho. Cantidad de semilla.-La cantidad de semilla que debe emplearse varía con la clase de siembra; de to- dos modos, debe usarse mucha cantidad, por ser el único modo de poder garantizar la nascencia y de contrarrestar los ataques de un insecto, que es una verdadera plaga, y que se conoce vulgarmente bajo los nombres de pulguilla, pulgón o saltón. Deben, pues, emplearse de 40 a 45 kilos de semilla por hec- tárea en el caso de siembras a máquina, distribuyén- dose con ésta de 30 a 35 kilos, y el resto, o sean 10 kilos, en los caballones y caceras. En el caso de siembra a mano, deben gastarse de 25 a 30 kilos por hectárea. - 16 - CL'IIHDOS DEL CULTIVO Después de terminadas todas las operaciones descritas, y mientras nace y se desarrolla la planta en su primera fase, conviene romper la costra que se puede formar a continuación de cada lluvia, 10 que debe hacerse en las eras con la asada a mano siste- ma Planet, instrumento ya muy conocido, por 10que no es necesario describirlo. Con este instrumento, no sólo se rompe la costra superficial, sino queese ma- tan todas las malas hierbas que crecen en la entreii- neo, siendo el coste de su labor por hectárea de cua- tro a cinco pesetas. En los caballones y caceras se remueve la superficie, y se mata la hierba con una azadilla de mano manejada por mujeres o chicos. Desmate.-Cuando a la planta le han desapareci- do los cotiledones, que son las dos falsas hojas con que nace, y se observa que tiene, por lo menos, cua- tro hojas verdaderas, siendo el grueso de la raíz de medio centímetro cerca del cuello, se procede a efec- ·tuar la operación' del aclareo} desmate o entresaca} que tiene por objeto dejar una sola planta a cada 28 o 30 centímetros de distancia dentro de las líneas. Esta operación se efectúa aislando primero con el azadón grupos de plantas que quedan en cierto modo distanciados, porque a cada golpe de este instrumen- to se cortan profundamente las plantas que ocupan un espacio de 25 centímetros, aproximadamente; se dejan sin cortar las que ocupan seis u ocho centíme- tras, y se vuelve con otro golpe a cortar las de los 25 centímetros siguientes, y así se sigue, resultando, como antes se ha dicho, grupos de plantas a la dis- tancia conveniente, como si se hubiese hecho la siem- bra a golpe. Entonces se escoge de estos golpes, o grupos de plantas, la más robusta, y se arrancan a - 17- mano todas las que tiene al lado, quedando así ella sola a la distancia conveniente de la que le sigue. Al mismo tiempo que se hace el desmate, los obre- ros que van dejando los grupos aislados de plantas van rasando, es decir, labrando muy superficialmen- te la tierra con el azadón; y las mujeres o niños que ·entresacan las plantas, para dejar una sola en cada grupo, dejan también labrada la tierra que la rodea; de este modo resulta removida y limpia de hierbas toda la tierra, al par que las plantas de remolacha quedan aisladas a la distancia prefij ada. El crecimien- to de la planta se hace rápido desde este momento. La operación de desmate no tiene época fija, pues depende de la siembra y de las temperaturas y hume- dad que se hayan producido desde la nascencia; ge- neralmente, en nuestro clima se efectúa entre media- dos de mayo y mediados de junio. Es convenientísi- mo hacerla cuanto antes, porque, si se retrasa, el exceso de planta esquilma y deseca mucho el suelo; la planta agrupada en gran cantidad no puede satis- facer sus necesidades de nutrición y crecimiento, y se cría raquítica, siendo difícil que se robustezca sin prodigarla muchos cuidados. Escardas. - Después del desmate, ya medida que la planta se va desarrollando, lo cual hace con gran rapidez desde aquel momento, conviene darle escar- das y labores superficiales, que se consigue sean muy económicas con el uso de la ya mencionada azada de mano sistema Planet, completándola con la azadilla manejada por mujeres y chicos. Esta operación se debe hacer, desde luego, y aun- que no haya hierba, a continuación de cada riego o cada dos riegos, y entonces se llama levantar el rie- go. Su objeto principal es romper la costra que se forma por el agua y evitar así la rápida desecación de la tierra. - ,ltl - Ca'vaS.--Antes de que cierre la remolacha, es de- cir} antes de que lleguen a tocarse y superponerse las hojas de las plantas cubriendo el terreno casi too talmente, es necesario dar una cava, que debe alcan- zar unos 12centímetros de profundidad. Si se puede 'dar en seco, es lo mejor; pero si el terreno esta duro, por ser muy arcilloso o por haber tenido que regarle con demasiada frecuencia, entonces hay que regar y esperar el momento en que se enjuga, pero sin de- secarse demasiado, para poder introducir en él el azadón. Segundo desmate. - Al mismo tiempo que se cava, se da un segundo desmate, para que en cada puesto quede una sola planta, pues cuando queda más de una no se desarrollan y se merma mucho la cosecha. Bina.-Después de esta cava se puede y debe binar el terreno, a ser posible en julio, y hecho esto ya no resta más que quitar a mano algunas hierbas que nacen en los claros o marras, o bien allí donde, por ser algo raquíticas las plantas, no cubren del todo el suelo. Mientras tanto, la planta va acercándose a la ma- durez, lo cual ocurre, en esta comarca, desde princi- pios de octubre hasta fin de diciembre. Debe hacerse notar, y esto pueden comprobarlo los cultivadores, que hasta esta última época la raíz está desarrollándose constantemente, de tal modo, que, en general, llega a aumentar la cosecha hasta en tres toneladas más por hectárea. RIEGO Consejos sobre el riego. - Esta operación, con ser tan necesaria para todos aquellos cultivos que se acondicionan para desarrollarse con su concurso, es de gran cuidado, y tan peligrosa como útil. Cierto es - 19- el dicho de que el riego es un arma de dos 111os; los males acarreados por un riego mal dado o inoportu· no son muy difíciles de subsanar. Si es posible llegar al desmate sin haber regado la remolacha, se habrá conseguido que se propaguen 10 menos posible las malas hierbas y que el terreno no se haya sentado o comprimido desde el primer momento por la acción del agua. perdiendo las cua- lidades de soltura, permeabilidad y porosidad, tan necesarias para que sea fácil la circulación de los líquidos y de los gases y la penetración de las raíces. Si después del desmate sobreviniera una lluvia casual, entonces cerrara la remolacha sin haberla re- gado. y no faltando otras condiciones, la cosecha será buena seguramente. Esto no quiere decir que por regar pueda ser mala; pero sí es cierto que hay que ocuparse mucho más del cultivo cuando se riega desde muy tempra- no, y que hay que tener sumo cuidado con levantar los riegos y no darlos más que cuando se vea, por el estado de la planta y del suelo,que es imprescin- dible. Riegos de primavera. - Hay circunstancias, como' cuando viene una primavera seca, o cuando, siendo lluviosa. es muy fría, que para que nazca la remola- cha hay que regarla.Bntonces, antes de que se haya secado el terreno después del primer riego. es pre- ciso dar otro, y aun otro, hasta que se vea bien na- cida la remolacha, porque con un solo riego se forma una costra que no pueden traspasar los gérmenes, y entonces se arrollan en espiral bajo la costra y pe- recen. Ya se ha dicho que para la cava hay que regar en muchas ocasiones, y ocurre 10 mismo para el des- mate; pero, tanto en uno como en otro caso, debe evitarse en lo posible; la remolacha que puede vivir - 20- e irse desarrollando sin frecuentarla el riego, sobre todo en los primeros tiempos de su vida, profundiza la raíz en busca de la humedad que reside en las ca- pas inferiores del terreno. Esta raíz será larga y, por tanto, susceptible de adquirir mucho peso a poco que engruese. Riegos de verano. - Durante el verano, es decir, desde mediados o fin de julio, en que debe ya haber cerrado, hasta mediado o, a lo más, fin de septiem- bre, habrá que dar a la remolacha cinco o seis riegos, cuando menos. En una tierra de consistencia media, en nuestro clima, el turno de riego debe ser de quin- ce días; si la tierra es ligera, habrá que repetir los riegos cada doce días, y si algo arcillosa, cada veinte, cuando más. A la remolacha hay que darle el riego con bastan- te agua; el espesor de la capa de agua no debe ser menor de 10 cm. en cada riego. Desde fin de septiem- bre no debe regarse, a no ser que se trate de un oto- ño tan seco que se endurezca la tierra excesivamen- te y no pueda sacarse la raíz al hacer la recolección. ABONOS La remolacha azucarera, como toda planta de gran rendimiento, es muy exigente en materias fer- tilizantes; y como no permanece en la tierra durante mucho tiempo, estas materias deben estar, en 10 po- sible, en un grado de solubilidad, o,mejor, de asimi- labilidad, mayor que en otros cultivos. La remolacha es planta que se distingue por la cantidad de potasa que asimila, por 10 cual se produ- ce muy bien en tierras ricas en potasa o añadiéndo- le esta substancia. Los abonos fosfatados producen mucho efecto en su mayor rendimiento, y es sabi- do que el nitrato de sosa, convenientemente adminis- KiloSlrAmOIl. 330 a 450 FlÜa 250 100 a 150 600 a 850 - 21 - trado, influye mucho en su vegetación y crecimiento. Peligros del estiércol. - El estiércol, como abono -cornpleto, si está bien preparado, también es muy efi- -caz para este cultivo; pero produce en muchos casos podredumbre de las raíces, y, además, se desarrolla a su favor en algunas ocasiones el gusano blanco 'que devora toda o parte de la raíz. Por esta razón, es mejor abonar con estiércol otra hoja de la alter- nativa (la cebada o el trigo), y sus efectos, se dejan sentir entonces más beneficiosamente sobre la remo- lacha, porque así se ha evitado el peligro de las fer- mentaciones posibles, se ha destruído el efecto de la excesiva acumulación de materias orgánicas, y, sin embargo, ha quedado aún la mejor parte de la mate- ria fertilizante, por ser este abono de muy lenta des- composición. Por este motivo, no debe aconsejarse el uso del estiércol directamente administrado a la remolacha, tratándose de su cultivo en regadío, sino añadiendo- 10 a otro cultivo que alterne con ella, el trigo y la ce- bada con preferencia, a no ser que esté muy bien cuidado y fermentado, en cuyo caso se alejan los riesgos antes indicados. La cantidad de estiércol con que debe abonarse, ya sea en este último caso o ya en el de añadirlo a otra hoja, tratándose de una tierra de fertilidad me- dia, es de unos 30.000 Kg. por hectárea. Abonos minerales. - En estas tierras debe abonar- se siempre la remolacha con substancias minerales muy conocidas ya de los cultivadores, y que deben ser por hectárea: Superfosfato 18 a 20 por 100 . Sulfato potásico . Nitrato sódico . Abono mineral por hectárea .----- - 22- El sulfato.potasico, cuando resulte difícil encon- trarlo, como ocurrió durante la guerra, puede susti- tuirse por poli-sal potásica o salinas, que contiene casi la misma potasa, o por cenizas de leña y paja, en cuyo caso debe añadirse de tres a cuatro veces más en peso para que resulte igual cantidad de po- tasa por hectárea. El nitrato sódico puede sustituirse (aunque sus efectos no sean precisamente iguales) con la adición de 80 a 120 Kg. de sulfato amónico. Las expresadas cantidades de substancias fertili- zantes son el término medio de las que deben usar- se, porque claro está que habrá tierras muy ricas en materias orgánicas y de fácil nitrificacion, que no necesitarán nitrato ni sulfato amónico, tierras tam- bién en las que abunde el ácido fosfórico y no sea necesaria la adición del superfosfato. En cuanto a la potasa, la remolacha es una planta que la necesita en gran cantidad, y siempre será bueno añadírsela. Por contra, en las tierras más pobres que las de fertilidad media antes supuestas, deberán añadirse mayores cantidades de abonos. Con las cifras dadas tendrá el cultivador de remo- lacha guía suficiente para abonar las tierras; pero, si quiere convencerse más de la influencia de los abo- nos en la producción de esta planta y de otros extre· mos con ella relacionados, procúrese la Memoria so- bre la remolacha azucarera que hemos publicado en 1910 como resultante de nuestras experiencias en la Estación Agronómica del Instituto Agrícola de Al- fonso XII (Moncloa). Epocas de abonar. - La época de añadir los abo- nos varía con su calidad. Así, el superfosfato y la sal o substancia que contenga la potasa, como el sulfato amónico, deben añadirse de quince a treinta días an- tes de la siembra; para integrarlo bien al suelo con - 23- las últimas labores. El nitrato de sosa debe añadirse en la primavera, inmediatamente después del desma- te. Si al hacer esta operación hubiera que regar, se añadirá el nitrato después del riego; porque, si se añade antes, como esta substancia no es retenida por la tierra, la arrastrará el agua a las capas profundas, y quedará, en gran parte, fuera del alcance de las raíces de las jóvenes plantas. En cuanto al estiércol, ya se ha dicho que lo me- jor es añadirlo a la hoja que antecede a la remola- cha; pero, si se le añadiera a ésta, deberá hacerse a principios de otoño, para que haya pasado la mayor cantidad posible de tiempo entre su adición y la nas- cencia de la planta. En todos los casos, aunque se trate de una tierra rica, deberá usarse el abono mineral para mantener la fertilidad de la tierra inalterable, devolviéndola los principios alimenticios que la planta haya extraí- do para surtir a sus necesidades vegetativas y de pro- ducción. El buen agricultor debe abonar de un modo racio- nal, partiendo del conocimiento de las cualidades de su tierra y del de las exigencias de las cosechas. A falta de estos antecedentes, no hará nada de más practicando lo que decimos en el párrafo anterior. RECOLECCIÓN La remolacha azucarera comienza' a madurar en. nuestro clima a mediados de octubre, y es signo de su madurez el que pesen sus hojas menos del 25 por 100 del peso total de la planta, Presenta esta valiosa planta la ventaja de que su recolección no es obligada en determinada época y dentro de estrechos límites, pasados los cuales podría perderse la cosecha, como acontece con otras mu- -24- chas plantas. Por el contrario, a partir del comienzo de su madurez, va siempre ganando la raíz en peso; de tal manera, que, por experiencias repetidas y completamente comprobadas, a mediados de diciem- bre se obtiene más cosecha por hectárea, en la uni- dad de superficie, que a mediados de octubre, con 10 cual el labrador percibe un beneficio. Claro es que el labrador también lo obtiene mayor en la cosecha sub- siguiente, si arranca temprano la remolacha, porque siembra más a tiempo; pero bien meditadas unas y otras ventajas, quizá resulten éstas a favor del arran- que más tardío. Epoca de arranque.- Con 10 expresado queda bien determinada la época del arranque o recolec- ción de la remolacha, que es la comprendida entre principios de octubre y fines de diciembre. Forma de arrallquc.-Operación fácil es la de re- colectar la remolacha azucarera: consiste en arran- car la planta haciendo uso de un pico bidente muy conocido en las regiones remolacheras, en las que ya se ha proscripto el azadón; en separar, además, con una espátula o un cuchillo, la tierra que lleva adheri- da y en descollarla o descularla (según la expresión vulgar). Después se dejan a un lado, formando mono tones, las raíces, 10más limpias posibles, y a otro los cuellos y las hojas, que, como se ha dicho, constitu- yen un precioso alimento para el ganado. Descollado,-El arranque 10 verifican los hom- bres, y la limpieza y el descollado 10 hacen las mu- jeres y los niños, cuyo trabajo resulta mucho más barato en esta operación, quena es de fuerza, sino de habilidad. El descollado debe practicarse con cui- dado y se debe vigilar continuamente a los que 10 realizan; como esta operación consiste en cortar la parte superior de la raíz con las hojas que lleva in- sertas, de tal modo que el corte resulte perpendicu- -25- lar al eje de la raíz y en el sitio donde nacieron las primeras hojas, si el corte se da más arriba de este sitio, las fabricas descuentan la porción de cuello que no se ha cortado, y el culti vador ha perdido esta parte del residuo tan útil para el ganado; si, por el contrario, el corte se hace más abajo, se quita él la raíz una determinada porción que debía entrar en la fábrica, perdiendo el cultivador su importe. Es, como se ve y se ha dicho, muy importante el realizar bien esta operación. La recolección se contrata en muchos casos, y ésta es una mala costumbre, porque no sólo es segu- ro que los destajistas harán mal el descollado, sino que harán 10 mismo con el arranque, pues la raíz es muy frágil, y si se tira de ella violentamente y de prisa, se parte, quedando en la tierra una importan- te porción de ella. Forma de hacer los mOlltones.-Apenas se haya reunido una cantidad apreciable de remolacha arran- cada, limpia y descollada, se deberán formar monto- nes bien distribuidos por la tierra, dejando suficiente distancia entre ellos, para que puedan circular los carros que han de transportarla. Estos montones deben ser de las mayores dimensiones posibles y deben cubrirse bien con las mismas hojas de la plan- ta, para evitar la desecación y la descomposición de la raíz, que ocasionan una importante pérdida de peso; cuando los montones no se cubren, si son pe- queños y hace aún calor, llega a perderse en quince días hasta el 20 por 100 del peso de las raíces, pérdi- da muy sensible y que a nadie aprovecha; pues} por un lado, la remolacha no gana en azúcar, sino que, en el caso más favorable, conserva tan sólo su ante- rior riqueza, disminuyendo ésta la mayor parte de las veces, y por otro, el agricultor se perjudica con la pérdida de una parte tan importante de su cosecha. Il Remolacha azucarera cultivada de secano. Antecedentes.r-íú cultivo de la remolacha azuca- rera de regadío es actualmente el que ocupa en Es- pafia la casi totalidad del área de terreno dedicada a esta producción; pues sólo en pequeñas extensiones del norte y noroeste de la Península se cultiva sin riego, por ser las lluvias allí muy abundantes. Pero, precisamente en esas regiones, salvo algún caso excepcional, el cultivo no ha adquirido preponderan- cia, por causas muy complejas. Es, pues, en el mo- mento, como lo ha sido antes, el cultivo de la remo- lacha azucarera patrimonio de las vegas de regadío de la mayor parte de las comarcas de España. Pero desde que se comenzó a propagar el sistema seguido en el cultivo de las tierras secas del oeste americano, que se conoce bajo el nombre de Dry- Farming, se reparó en que toda la meseta central de España estaba dentro de la zona que se compren- día como la de dicho sistema o modo de cultivo. Ha habido, y hay, quien dice que esto no era una novedad en nuestro país; pues, por el principio de la adaptación al medio, se practicaba aquí, desde largo tiempo hacía, lo que venía de fuera como un descu- brimiento. Mirando las cosas imparcialmente, hay que reconocer que no era esto cierto, y que de fuera nos ha venido lo que aquí, no sólo no habíamos re- parado, sino, peor aún, 10 que hubiéramos abando- - 27 - nado por malo, entregándonos a un disparatado sis- tema, debido a propagandas equivocadas de lo que se hacía en países vecinos al nuestro, pero cuyo cli- ma era completamente distinto. Una vez conocido el modo de almacenar el agua en el seno de lá tierra, para que no pasara a la atmósfera más que por con- ducto de la planta (que a esto se reduce cuanto debe hacerse en los climas secos para obtener buenas co- sechas), fácil es averiguar, dado lo que en cada co- marca llueve, hasta dónde podría aprovecharse el agua caída y a qué cultivos podría aplicarse este agua, de tal modo que resultaran cosechas remune- radoras, teniendo muy en cuenta que la facultad de retener el agua en la tierra depende de su constitu- ción física, de su profundidad y de su continuidad. Condiciones previas. - Dentro de la denominada región de secano] hay zonas en que llueve más que en otras; en todas ellas, con tal de que el agua caída pase de una altura de 300 milímetros, es seguro el éxito del cultivo cereal, si se cumplen otras condicio- nes que este cultivo requiere; pero no 10 es el de ciertas plantas más exigentes en agua, ya sea por el desarrollo que han de adquirir, o ya por la época en que han de permanecer en el suelo. Entre estas plan- tas se encuentra la remolacha azucarera, que para que su producción sea posible han de darse las si- guientes circunstancias: 1. Lluvia anual mínima de 400 milímetros. 2. Tierra de consistencia media, continua y de 1,75 metros de profundidad mínima. Las experiencias que hemos realizado en el cam- po de ensayos, yen el grancultivo de esta zona, en que la lluvia media anual es de 408 milímetros, nos ha permitido llegar a la conclusión de que, con las condiciones expuestas y un tratamiento apropiado, es seguro el resultado de la remolacha azucarera en -28- secano, bien entendido que el resultado de un cultivo no debe ser otro que el rendimiento económico; es decir, que el beneficio que el agricultor obtenga. Relldimiolfo.-Por este motivo, no importa, y no se trata de que la cosecha en secano sea tan grande como en regadío, sino de que su importe supere a otra cosecha que se pudiera obtener en la misma tie- rra de secano, en cuyo caso resultará más favorable. Un ejemplo aclara este concepto. En una hectárea de regadío se han obtenido 25 toneladas de remolacha, que han valido, a 80 pesetas una, más el valor det cuello y hojas, 2.150 pesetas, y como se han gastado 1.600, se han ganado 550 pese- tas. Es decir, el 35 por 100del capital de explotación invertido. " En una hectárea de secano se han obtenido 27 fa- negas de trigo, equivalentes a 1.188 kilos de grano, que, a 47 pesetas los 100 kilos, o sea a 82 reales fa- nega} importa, con la paja y rastrojera, 590 pesetas. Esto .es, en tiempo normal y en nuestra comarca, una buena producción por hectárea. Se han gasta- do 500 pesetas y se ha obtenido un beneficio de 90 pe: setas, que es el 18 por 100 del capital invertido en la explotación. En estos tiempos sólo puede obtenerse este bene- ficio en tierras como la puesta por ejemplo: de fondo fresco y muy fértil, pues en las tierras ordinarias no se puede asegurar que el agricultor pueela realizar ganancias en el cultivo del trigo. Una hectárea de esa misma tierra se siembra "de remolacha y produce 10 toneladas, casi la tercera parte que en regadío, que, a 80 pesetas, valen, con el aprovechamiento de la rastrojera, 860 pesetas. El gasto ha sido mayor que para producir el trigo, por- que las operaciones de cultivo importan algo más, la recolección cuesta lo mismo, y la semilla igual, apli- -29- cándose la diferencia a la mayor cantidad de abono, calculándose entotal en 580 pesetas. Beneficios.-Resulta así un beneficio de 2S0 pese- tas, o sea el 48 por 100 del capital invertido. . Es decir, que con una producción de remolacha mucho menor que en regadío, se obtiene un beneficio relativo al capital invertido mayor que aquél, y muo cho mayor que al invertido en la producción de trigo de secano con una cosecha bastante regular. Si bus- camos la equivalencia en beneficios con respecto al trigo, resultaría que, para que el de la remolacha, a razón de 10 toneladas por hectárea, fuera igual que el del trigo, se necesitaría que éste produjera 1.500 kilog-ramos, equivalentes a 34 y media fanegas; pro- ducción media ya muy elevada, pero posible en bue- nas tierras bien labradas. Esto quiere decir, en fin, que el cultivo de la re- molacha en secano puede ser altamente remunera- dor, aunque la cosecha no sea grande, gracias al buen precio a que pagan las fábricas la raíz, y que no siendo precisa una gran cosecha para obtener un buen beneficio, es posible esperar de este cultivo gran utilidad para el país en general, y para los cul- ti vadores en particular. Como es facilísimo cultivar la remolacha azuca- rera de secano, todo agricultor cuidadoso y sensato debe probar su cultivo, porque, como ya hemos dicho al principio de estas instrucciones, las ventajas que con él se consiguen serán muy difícilmente igualadas por otro. Tan 'fácil es este cultivo, según acabamos de de- cir, que las instrucciones para seguirlo con toda mi- nuciosidad y cuidado se especifican en muy pocas palabras, y son éstas las siguientes: -30- ELECCIÓS DEL TERRE~O Ya se ha dicho que para producir la remolacha en secano, se necesita disponer de tierra de fondo, de tierra cuya profundidad no sea menor de 1,75metros, y cuanto más profunda sea, mayor garantía habrá de obtener buena cosecha. La tierra debe ser, como también se ha dicho, de consistencia media en sus variedades de un poco más fuerte o arcillosa, o un poco más suelta o arcillosa-silícea. Las tierras alcali- nas, es decir, las calizas en exceso, y, sobre todo las selenitosas, las que contienen mucho yeso) son muy inconvenientes para este objeto. CLIMA Lo dicho para la remolacha de regadío es perfec- tamente aplicable a la de secano, debiendo hacer no- tar que es, además, condición obligada que llueva. 400 milímetros, como mínimo, al año. ALTERNATIVA La remolacha en secano debe cultivarse sobre barbecho; es éste el modo de reunir el agua de dos años para aplicarla a una sola cosecha; lo mismo que la remolacha de secano, se cultiva en la meseta cen- tral, y en otras zonas, el trigo y la cebada, es decir, de afio y vez) y así es como, tanto estas cosechas como la primera, pueden garantizarse. Dentro de este molde general de que a la remola- cha preceda el barbecho, puede seguirse con certeza de éxito la siguiente alternativa: Primer año: barbecho. Segundo afio: remolacka asucarera. Tercer año: trigo. ... - 31 - El trigo sobre la remolacha abonada se da bien siempre, y como la condición principal para obtener producto es que se disponga de humedad, si el terre- no es de fondo, 10 habrá para este cereal. PI{EPARAClÓ:-< DEL TERRE~O El año que antecede a la siembra de remolacha, o sea el de barbecho. se dará a la tierra una buena labor profunda en el invierno, después que hayan ocurrido las precipitaciones (lluvias) otoñales. Si ha sido posible dar una labor superficial en el verano o a principios de otoño, será una ventaja para dar más fácilmente la labor de invierno y para que las lluvias hayan podido calar la tierra,' es decir, para que el agua haya descendido a las capas más profundas. Después de esta labor profunda y yunta, es decir, tomando poca tierra con el arado de vertedera, se dará una labor de grada siempre que haya llovido y al empezarse a formar la costra. Si naciera hierba a pesar de las labores de grada, se dará uno o dos pa- ses de cultivador o de arado cuatrisurco, y así se pa- sará el año de barbecho, gradeando y labrando muy superficialmente después de las lluvias y cuando haya hierba. Antes de sembrar la remolacha, se dará una labor de profundidad media por el mes de diciembre o de enero, seguida de pase de grada, y se darán los gra- deos necesarios, y un pase de rastra, para conseguir que quede perfectamente desmenuzada la capa su- perficial. SIEMBRA Debe practícarse esta operación desde principios de febrero; es decir, antes de las lluvias deprimave- ra. Habiendo pulverizado bien la tierra, la humedad - 32 _o se encuentra a uno o dos centímetros de la superfi- cie, y como a esta profundidad es a la que hay que hacer la siembra, se encontrará la semilla en un me- dio húmedo. Si al sembrarse se comprime la tierra, de igual modo que se ha dicho al tratar de la remo- lacha de regadío, el agua asciende por capilaridad, y la semilla sigue percibiendo la humedad que necesi- ta, y que será aumentada con las lluvias de prima- vera, germinando entonces a favor de la temperatu- ra en esta época. La siembra se verifica como en regadío, a mano o a máquina; pero en el cultivo de secano no hay que formar los caballones, y se hace la siembra en llano y a campo abierto. Distancias entre lineas»- La diferencia esencial entre la siembra de secano y la de regadío estriba en que en secano las líneas deben estar distanciadas 90 centímetros, mientras que en regadío ya se ha di· cho que deben estar a 35 centímetros. De esta maneo ra resulta que en secano se tiene, aproximadamente, el 40 por 100de las plantas que en regadío; es decir, unas 38.000 plantas por hectárea teóricamente, mien· tras que en regadío corresponden a la hectárea unas 96.000 plantas. El menor número de plantas tiene por objeto que cada una tenga un radio de absorción suficiente para que encuentre humedad con que surtir a sus necesi- dades. La distancia de 90 centímetros entre líneas tiene el objeto de que resulte el número expresado de plantas, y el de que se puedan dar labores entre las lineas con máquinas o aparatos tirados por una caballería. Cantidad de semüla.s-L« cantidad de semilla que se usa es de 10 a 15 kilos por hectárea sembrando en líneas, que es el modo que se aconseja. . -33- CUID,\DOS DEL CULTIVO Mientras nace la planta y se desarrolla en su pri- mera edad, los cuidados de cultivo se reducen a pa- sar entre las líneas un cuerpo de grada o una cuchi- lla horizontal, que rompe la costra y evita nazcan las malas hierbas después de cada lluvia, y si no llueve, dos o tres veces hasta que llegue la época del des- mate. DESl\L\TE Esta operación se ejecuta 10 mismo que en rega- dío, y por esta razón nada añadimos a 10 dicho. LABORES Deben darse dos con el cultivador, con objeto de ahuecar un poco la tierra de la superficie y, además, todos los gradeos entre líneas que se crean necesa- rios. A mano no se hace en el cultivo de secano más operación que la del desmate y una escarda en las líneas, que es sencillísima, si se ve que hace falta, en julio o agosto. . ABONOS Ya se ha dicho, al tratar de la remolacha de re- gadío, cómo debe abonarse y en qué cantidad. Las variaciones que deben hacerse en secano de- penden exclusivamente de la cantidad de cosecha, que no debe calcularse sea mayor que la mitad, así es que deberán añadirse a la hectárea 200 a 250 kilos de superfosfato, y 75 a 125 kilos de sulfato o .poli sal de potasa, y, en su defecto, 300 a 400 kilos de ceniza. El nitrato de sosa no es muy necesario, por haberse favorecido la nitrificación con el barbecho. El es- tiércol es muy conveniente a razón de 20.000 kilos por hectárea. -34- HECOLECC¡ÓK En el mes de octubre o en el de noviembre se procede a arrancar las plantas, lo cual puede hacer- se, además de como se ha dicho para la remolacha de regadío, con un arado de vertedera, limpiándola de tierra y descollandola de igual manera que se ha explicado para aquélla. No ha podido ser más breve la descripción de las operaciones que deben practicarse en el cultivo de la remolacha de secano. Sembrándola sobre barbe- cho, en tierras de fondo y con el abono conveniente,puede asegurarse una cosecha media de 10.000 kilos de raíces por hectárea, cosecha remuneradora en alto grado. INDICE Pli_. Introducción: Ventajas del cultivo de la remolacha. • . 5 1. Remolacha a~ucarera de regadío: Tierras más apro- piadas....................................... 8 Clima.. ..•.•..•... •.....•... 8 Alternativa., . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 9 Preparación] del terreno............. . . • • • . . 10 Siembra...... .............•...•..•. 12 . Modo de sembrar.......................... 13 Cnidados del cultivo. . . . . • . . . . . . . . . . . . . . • . . 16 Riego... .........•......•............••.. 18 Abonos.................................... 20 Recolección.. ...•.......•...••....•••... ..• 23 11. Remolacha aJ(.ucarera cultivada de secanO.. . .•• •• . 26 Elección del terreno.. . . . .. .. .. . .. .. . .. .. • .. 30 Clima•.................••.•...•••...... _.. 30 Alternativa.. • . . . . . . . . . . . . . . . • . • . . • • . . . . • • . 30 Preparación del terreno.. .. .. . . . .. .. . . .. .. . 31 Siembra........ .•••...... .••........... ••. 31 Cuidados del cultivo., .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. . 33 Desmate....... •.•.......•. .... ..•.•.... •.. 33 Labores. ..•. ..•.. ..... ..•.•. .•.•..•.... ... 33 Abonos......... ......•.•......•.••.... .. 33 Recolección '.. • . • . • . .. . . . . . • . . • . 34
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