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6. GENERALIDADES DE LAS COMPLICACIONES DE LA CIRROSIS HEPÁTICA A grandes rasgos, la cirrosis puede mantenerse compensada o no compensada. La mayoría de las complicaciones deriva de la hipertensión portal (HTP), cuya fisiopatología involucra un aumento de la resistencia vascular intrahepática, y aumento del flujo que llega al hígado por vasodilatación esplácnica y sistémica, e hipervolemia. Para que aparezcan las complicaciones de HTP, el gradiente de presión debe ser >10 mmHg, y ya >12 mmHg puede aparecer ascitis y sangrado por várices esofágicas. Se busca con el tratamiento impedir que se alcance el umbral , evitando las complicaciones. Página � 101 PARTE 14 Enferm edades del aparato digestivo 2598 nusoidales. Estas últimas comprenden enfermedad venooclusiva, en tanto que las presinusoidales comprenden fi brosis hepática congénita y esquistosomosis. Las causas sinusoidales están relacionadas con la cirrosis por diversas causas. La cirrosis es la causa más frecuente de hipertensión portal en Esta- dos Unidos y se encuentra hipertensión portal de importancia clínica en >60% de los cirróticos. La obstrucción de la vena porta puede ser idio- pática o presentarse junto con cirrosis o con infección, pancreatitis o traumatismo abdominal. Los trastornos de la coagulación que pueden originar trombosis de la vena porta son policitemia verdadera; trombocitosis idiopática; defi - ciencias en proteína C, proteína S, antitrombina 3 y factor V de Leiden, así como anomalías en el gen que regula la producción de protrombina. Algunos pacientes tienen un trastorno mieloproliferativo que no llega a producir síntomas. Manifestaciones clínicas Las tres principales complicaciones de la hipertensión portal son las varices gastroesofágicas con hemorragia, ascitis e hiperesplenismo. Por consiguiente, los pacientes pueden presentar hemorragia de la porción superior del tubo digestivo causada por varices esofágicas o gástricas identifi cadas en el examen endoscópico, con la aparición de ascitis y edema periférico o esplenomegalia y plaquetopenia y leucopenia conco- mitantes en los estudios de laboratorio sistemáticos. Varices esofágicas En la última década se ha acostumbrado la detec- ción sistemática de varices esofágicas en cirróticos conocidos por medio del examen endoscópico. Estos estudios de detección sistemática han demostrado que cerca del 33% de los pacientes con cirrosis confi rmada en el examen histopatológico presenta varices. Entre 5 y 15% de los cirróticos por año padece varices y se estima que gran parte de ellos presentará varices durante su vida. Asimismo, se prevé que alrededor del 33% de los pacientes con varices tendrá hemorragia. Algunos facto- res anticipan el riesgo de hemorragia, como la intensidad de la cirrosis (clase de Child, califi cación de MELD), el punto máximo de la presión en cuña de la vena hepática, el tamaño y ubicación de la varice y algunos estigmas endoscópicos, como los signos de rojo cardenal, manchas hematoquísticas, eritema difuso, color azuloso, manchas rojo cereza o blancas “en pezón”. Las personas con la forma tensa de la ascitis están expuestas también a un mayor peligro de hemorragia de las varices. Diagnóstico En los cirróticos en quienes se realiza un seguimiento crónico, la apari- ción de hipertensión portal suele manifestarse por trombocitopenia, presentación de esplenomegalia o surgimiento de ascitis, encefalopatía o varices esofágicas con o sin hemorragia. En pacientes no diagnostica- dos con anterioridad, cualesquiera de estas manifestaciones será motivo para la valoración adicional a fi n de determinar si existe hipertensión portal y hepatopatía. Las varices se identifi carán por medio del examen endoscópico. Los estudios de imágenes abdominales, sean tomografía computarizada (CT, computed tomography) o imágenes por resonancia magnética (MRI, magnetic resonance imaging), ayudan a demostrar un hígado nodular y encontrar cambios de hipertensión portal con circulación colateral intraabdominal. Si es necesario, se pueden realizar procedi- mientos de radiología intervencionista para determinar las presiones en cuña y libre de la vena hepática, las cuales permitirán el cálculo del gra- diente de presión en cuña a presión libre, el cual es equivalente a la pre- sión portal. El gradiente promedio normal de presiones en cuña libre es de 5 mmHg y los pacientes con un gradiente >12 mmHg corren el riesgo de hemorragia por varices. Hemorragia por varicesTRATAMIENTO El tratamiento de la hemorragia por varices como una complicación de la hipertensión portal se divide en dos categorías principales: 1) profilaxis primaria y 2) prevención de la recidiva de la hemorra- gia una vez que se ha presentado una hemorragia por varices. Para la profilaxis primaria se necesita la detección sistemática por medio de endoscopia de todos los pacientes con cirrosis. Una vez que se identifican las varices con mayor riesgo de sangrar, se puede efec- tuar la profilaxis primaria con la administración de antagonistas adrenérgicos β no selectivos o por medio de la ligadura de las varices con bandas elásticas. Se han comunicado en la literatura múltiples ensayos clínicos comparativos con placebo sobre el propranolol o el nadolol. Los estudios más rigurosos fueron los que sólo incluyeron a los pacientes con un incremento significativo en las varices o con gradientes de presión de la vena hepática >12 mmHg. Los enfermos tratados con antagonistas adrenérgicos β tienen un menor riesgo de hemorragia por varices que los tratados con placebo en un periodo de uno y dos años de seguimiento. También hay una disminución en la mortalidad relacionada con la hemorragia por varices. Por desgracia, la supervivencia global mejoró en sólo un estudio. Otros estudios han demostrado que el grado de reducción de la presión portal es una característica significativa para determinar el éxito del tratamiento. Por tanto, se ha sugerido que se puede recurrir a las mediciones repetidas de la presión de la vena hepática como guía para la farmacoterapia; sin embargo, esto tiene un costo demasiado elevado. En diversos estudios se ha valorado la ligadura de las varices con bandas elásticas y la escleroterapia de las varices como métodos para efectuar la profilaxis primaria. La ligadura endoscópica de las varices ha alcanzado un nivel de éxito y comodidad entre la mayoría de los gastroenterólogos que atienden a pacientes con estas complicaciones de la hipertensión portal. Por consiguiente, es recomendable que los cirróticos que se someten a detección sistemática de hipertensión portal y se encuen- tran con varices de gran tamaño reciban antagonistas adrenérgicos β o profilaxis primaria por medio de ligadura endoscópica de las varices. La estrategia con los pacientes una vez que han presentado hemo- rragia por varices consiste primero en tratar la hemorragia aguda, que puede ser letal, y después prevenir una nueva hemorragia. La prevención de la hemorragia adicional suele lograrse con la ligadura de las varices con banda elástica en forma repetida hasta que se CUADRO 308-3 Clasificación de la hipertensión portal Prehepática Trombosis de la vena porta Trombosis de la vena esplénica Esplenomegalia masiva (síndrome de Banti) Hepática Presinusoidal Esquistosomosis Fibrosis hepática congénita Sinusoidal Cirrosis: muchas causas Hepatitis alcohólica Postsinusoidal Obstrucción sinusoidal hepática (síndrome venooclusivo) Poshepática Síndrome de Budd-Chiari Membranas en la vena cava inferior Causas cardiacas Miocardiopatia restrictiva Pericarditis constrictiva Insuficiencia cardiaca congestiva grave CAPÍTULO 308 Cirrosis y sus com plicaciones 2597 ración física. Las concentraciones de ALP se incrementan en forma característica y las aminotransferasas pueden estar normales o un poco aumentadas de manera que la AST por lo general está más alta que la ALT. Es poco probable que los pacientes presenten hemorragia por vari-ces o encefalopatía. Diagnóstico El diagnóstico suele establecerse en una persona con cardiopatía clara que tiene elevación de la ALP y hepatomegalia. La biopsia hepática muestra un patrón de fi brosis que puede reconocer un hepatólogo expe- rimentado. Se puede diferenciar del síndrome de Budd-Chiari al obser- var la extravasación de eritrocitos en este último síndrome, pero no en la hepatopatía cardiaca. La fl ebopatía obstructiva también afecta el fl ujo de salida hepático y tiene manifestaciones características en la biopsia de hígado. La fl ebopatía obstructiva puede observarse en circunstancias de preparación para el trasplante de médula ósea con radioterapia y qui- mioterapia; también puede verse con la ingestión de determinadas tisa- nas lo mismo que con alcaloides de la pirrolizidina. Es típico que esto se observe en países del Caribe y raras veces en Estados Unidos. El trata- miento se basa en la atención de la cardiopatía subyacente. OTROS TIPOS DE CIRROSIS Hay otras causas menos frecuentes de hepatopatía crónica que pueden evolucionar a la cirrosis e incluyen hepatopatías metabólicas heredita- rias como la hemocromatosis, la enfermedad de Wilson, la defi ciencia de antitripsina α1 (α1AT) y la fi brosis quística. En todos estos trastor- nos, las manifestaciones de la cirrosis son similares, con algunas varia- ciones menores a las observadas en otros pacientes con otras causas de cirrosis. La hemocromatosis es un trastorno hereditario del metabolismo del hierro que produce un aumento progresivo en el depósito hepático de este metal, lo cual, con el tiempo, desencadena fi brosis portal que pro- gresa a cirrosis, insufi ciencia hepática y cáncer hepatocelular. Si bien la frecuencia de hemocromatosis es relativamente común, con una suscep- tibilidad genética que ocurre en uno de cada 250 individuos, la frecuen- cia de las manifestaciones terminales debidas a la enfermedad es relativamente baja y menos del 5% de los pacientes que son genotípica- mente susceptibles evolucionará a la hepatopatía grave por hemocroma- tosis. El diagnóstico se establece con los estudios séricos de hierro que muestran un incremento en la saturación de transferrina y un aumento en la concentración de ferritina, aunados a anomalías identifi cadas por medio del análisis de la mutación de HFE. El tratamiento es simple y consiste en fl ebotomías terapéuticas que se realizan con regularidad. La enfermedad de Wilson es un trastorno hereditario de la homeosta- sis del cobre con incapacidad para excretar el exceso de cobre, lo que lleva a su acumulación en el hígado. Este trastorno es relativamente raro y afecta a uno de cada 30 000 individuos. Es típico que afecte a adoles- centes y adultos jóvenes. El diagnóstico rápido, antes que las manifesta- ciones terminales se vuelvan irreversibles, puede llevar a una mejoría clínica signifi cativa. Para establecer el diagnóstico es necesario determi- nar las concentraciones de ceruloplasmina, las cuales se encuentran bajas; las concentraciones de cobre en orina de 24 h, que están altas; los datos típicos en la exploración física, como son los anillos corneales de Kayser-Fleischer y los datos característicos en la biopsia hepática. El tra- tamiento es con fármacos que producen quelación del cobre. La defi ciencia de α1AT se debe a un trastorno hereditario que produce un plegamiento anormal de la proteína α1AT, lo que imposibilita la secreción de esta proteína por el hígado. No se sabe cómo la proteína retenida desencadena hepatopatía. Los pacientes con defi ciencia de α1AT con máximo riesgo para padecer hepatopatía crónica tienen el genotipo ZZ, pero sólo 10 a 20% de estos individuos la manifestará. El diagnóstico se establece con la determinación de las concentraciones de α1AT y el genotipo. En la biopsia de hígado se observan glóbulos carac- terísticos resistentes a diastasa que captan el ácido peryódico de Schiff (PAS). El único tratamiento efi caz es el trasplante hepático, que es cura- tivo. La fi brosis quística es un trastorno hereditario raro que afecta a caucá- sicos que descienden de europeos del norte. Se puede presentar una cirrosis tipo biliar y algunos pacientes obtienen el benefi cio del empleo crónico del ácido ursodesoxicólico. PRINCIPALES COMPLICACIONES DE LA CIRROSIS La evolución clínica de los pacientes con cirrosis avanzada a menudo se complica por el número de secuelas importantes que puede ocasionar la enfermedad, sea cual sea la causa fundamental de la hepatopatía. Éstas incluyen hipertensión portal y sus consecuencias de hemorragia por varices gastroesofágicas, esplenomegalia, ascitis, encefalopatía hepática, peritonitis bacteriana espontánea, síndrome hepatorrenal y carcinoma hepatocelular (cuadro 308-2). ■ HIPERTENSIÓN PORTAL La hipertensión portal se defi ne como la elevación del gradiente de pre- sión venosa hepática a >5 mmHg. La hipertensión portal es causada por una combinación de dos procesos hemodinámicos que ocurren en for- ma simultánea: 1) un aumento en la resistencia intrahepática al paso del fl ujo sanguíneo a través del hígado como consecuencia de cirrosis y nódulos regenerativos y 2) un incremento del fl ujo sanguíneo esplácni- co consecutivo a vasodilatación en el lecho vascular esplácnico. La hipertensión portal es la causa directa de las dos principales complica- ciones de la cirrosis, la hemorragia por varices y la ascitis. La hemorragia por varices es un problema inmediato que puede ser letal con una mor- talidad de 20 a 30% asociada a cada episodio hemorrágico. El sistema venoso portal normalmente drena la sangre de estómago, intestino, bazo, páncreas y vesícula biliar, en tanto que la vena porta se forma por la confl uencia de las venas mesentérica superior y esplénica. La sangre desoxigenada del intestino delgado drena hacia la vena mesentérica superior junto con la sangre de la cabeza del páncreas, el colon ascen- dente y parte del colon transverso. A la inversa, la vena esplénica drena el bazo y el páncreas y a ella se une la vena mesentérica superior, que trae sangre del colon transverso y de la porción descendente del colon y tam- bién de los dos tercios superiores del recto. Por consiguiente, la vena porta normalmente recibe sangre de casi todo el aparato digestivo. Las causas de la hipertensión portal suelen subclasifi carse como pre, intra y poshepáticas (cuadro 308-3). Las causas prehepáticas de la hipertensión portal son las que afectan al sistema venoso portal antes que entre en el hígado; incluyen trombosis de la vena porta y trombosis de la vena esplénica. Las causas poshepáticas comprenden las que afec- tan las venas hepáticas y el drenaje venoso del corazón; incluyen síndro- me de Budd-Chiari, fl ebopatía obstructiva y congestión cardiaca crónica del lado derecho. Las causas intrahepáticas contribuyen a más del 95% de los casos de hipertensión portal y están representadas por las princi- pales formas de la cirrosis. Las causas intrahepáticas de la hipertensión portal pueden subdividirse en presinusoidales, sinusoidales y postsi- CUADRO 308-2 Complicaciones de la cirrosis Hipertensión portal Varices gastroesofágicas Gastropatía hipertensiva portal Esplenomegalia, hiperesplenismo Ascitis Peritonitis bacteriana espontánea Síndrome hepatorrenal Tipo 1 Tipo 2 Encefalopatía hepática Síndrome hepatopulmonar Hipertensión portopulmonar Desnutrición Coagulopatía Deficiencia de factor Fibrinólisis Trombocitopenia Osteopatía Osteopenia Osteoporosis Osteomalacia Anomalías hematológicas Anemia Hemólisis Trombocitopenia Neutropenia La ascitis es el acúmulo de líquido en la cavidad peritoneal. El desarrollo de ascitis suele ser el primer signo de descompensación del paciente cirrótico, y confiere un mal pronóstico, con una probabilidad de sobrevida a 5 años menor al 50%. 1. PATOGENIA A. El primer evento sería la HTP B. Luego se produciría vasodilatación esplácnica dependiente de oxído nítrico C. Aumenta con ello la PHc y lapermeabilidad, con mayor producción de linfa, y salida de líquido al peritoneo. Página � 102 A. Ascitis
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