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INVENTARIOS FORESTALES PARA EL MONITOREO DE CARBONO, LA DIVERSIDAD VEGETAL Y LA GESTIÓN SOSTENIBLE DE LOS BOSQUES Autores: Emanuelli Avilés, Patricio; Milla Araneda, Fabián y Jiménez Galo, Abner. Programa REDD-CCAD-GIZ / Sud-Austral Consulting SpA. Álvaro Casanova 310 A, La Reina, Santiago, Chile; patricio.emanuelli@gmail.com Resumen. Uno de los principales problemas que se enfrentan en el monitoreo de carbono y en la gestión forestal en general, es la cuantificación de los recursos forestales con los atributos necesarios y suficientes para obtener información útil y de calidad a un costo razonable. El Programa REDD-CCAD-GIZ ha desarrollado, en conjunto con profesionales de países de la Región Centroamericana, un modelo dasométrico que intenta dar respuesta a este desafío. Se ha establecido un modelo con unidades muestrales individuales de reducido tamaño relativo a partir de la cual se establecen 6 tipos distintos de subunidades de muestreo para levantar información de distintas variables asociadas a los contenidos de carbono, la diversidad vegetal y la gestión sostenible de los bosques. La aplicación práctica del modelo se ha realizado en la Cuenca del Canal de Panamá a modo de premuestreo y se encuentra en etapa de planificación para los Inventarios Nacionales de Costa Rica y República Dominicana. Introducción El bosque, en tanto parte de un ecosistema forestal, desempeña funciones muy diversas. Algunas de ellas, frecuentemente las más conocidas, son remuneradas, como la producción maderera. Asimismo, el bosque desempeña un sinnúmero de funciones ecológicas y sociales, desde la producción de agua y cobijo de la fauna silvestre hasta algunas directamente ligadas a las necesidades humanas, como la recreación (Mendoza, 1993; Cabello, 2002). Según los informes de Stern (2007) y del IPCC (2007), la deforestación y la degradación de los bosques contribuyen entre el 18 y 20% de las emisiones globales anuales de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera ocasionada por actividades humanas. El cambio climático causado por estas emisiones implica riesgos de pérdidas económicas significativas para todas las sociedades mundiales, especialmente para los países en vías de desarrollo. En este contexto, la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD) implica un conjunto de actividades y estrategias independientes o combinadas en mecanismos y programas de acción intra e intersectoriales a nivel de país o internacionalmente, que persiguen reducir la deforestación y la degradación de los bosques, en donde los recursos para tal fin vendrían, principalmente, de los países desarrollados listados en el Anexo I del Protocolo de Kyoto (Armas et al., 2009). Sin embargo, varios temas importantes relacionados con los bosques permanecen aún sin resolución, entre otros: bases de información sobre la estimación y cálculo del depósito de carbono en los productos forestales aprovechados y sus cambios; generación de normas nacionales para vincular la ordenación de los bosques internos a los mercados nacionales, regionales y mundiales del carbono; y establecimiento de un sistema internacional equitativo que compense a los mailto:patricio.emanuelli@gmail.com países en desarrollo por sus esfuerzos para reducir las emisiones causadas por la deforestación. A su vez, las experiencias con esquemas de pago por servicios ambientales (PSA) sugieren que hay por lo menos tres condiciones básicas para que un mecanismo de este tipo pueda funcionar (Wunder et al., 2008, Landell-Mills y Porras, 2002): condiciones económicas, condiciones legales e institucionales, y condiciones de información y técnicas; esta última hace referencia a que los PSA dependen de información sobre el SA en cuestión, es decir los compradores de servicios ambientales requieren información sobre la cantidad y calidad del servicio que compran y, al mismo tiempo, los proveedores de los servicios necesitan información sobre cómo su uso de tierra afecta la cantidad y calidad de servicios ambientales. Es por ello que un primer elemento de importancia es la fuente de obtención de la información, habitualmente un inventario forestal. El concepto de inventario forestal se refiere a la descripción cuali y cuantitativa de los componentes de un área ocupada por bosques, por lo que en general, incluye información sobre la cantidad y calidad de los productos (Sorrentino, 1997). En un inventario forestal clásico, las variables relativas al medio se registran sobre todo en función de la influencia que ejercen sobre la productividad forestal (Pelz, 1995), lo que sin embargo no excluye que se utilicen con otro fin; por ejemplo, a menudo es posible extraer indicadores de la diversidad estructural de los bosques a partir de informaciones fácilmente disponibles como distribución de los diámetros, distribución de especies de árboles, altura de éstos, caracterización de los niveles de crecimiento, posición social de los árboles, número de árboles vivos y muertos (Rondeux, 1999). Un inventario nacional corresponde a la cuantificación de grandes extensiones territoriales y es llevado a cabo para cumplir con objetivos definidos a nivel nacional, por lo que toda la información que brinda es general (en cuanto a superficie, composición, rendimientos promedio, existencias totales en pie) y es expresada por división política del país (Sorrentino, 1997). La información obtenida de los inventarios forestales nacionales se utiliza, en primer lugar, para planificar, tanto a medio como a largo plazo, la política forestal del país o de una región determinada. La mayoría, si no la totalidad, de los inventarios forestales nacionales, realizados sobre la base de muestreos en general sistemáticos y a veces multifases, tienen por objeto proporcionar informaciones sobre la producción maderera de los bosques y su disponibilidad; por ello, contienen pocos datos sobre otros aspectos como por ejemplo la biodiversidad forestal (Rondeux, 1999). No obstante, desde hace unos años se acentúa progresivamente la tendencia a recoger en inventarios nacionales, en particular cuando son objeto de revisiones metodológicas, informaciones relativas a las funciones forestales no exclusivamente orientadas a la producción maderera (Lund, 1986). Si algunas variables relativas al medio están ya presentes en estos tipos de inventario, otras pueden deducirse total o parcialmente, mientras que otras necesitan una recolección específica, o incluso requieren metodologías adaptadas (Lund, 1993). A este respecto, y en relación a la obtención de información de los bosques en el contexto de REDD, el IPCC ha definido directrices para los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero de tal forma que estos se basen en algunos conceptos clave para los cuales existe un consenso común, lo que ayuda a garantizar que sean comparables entre los diferentes países, que no contengan cómputos dobles ni omisiones, y que las series temporales reflejen los cambios reales producidos en las emisiones (IPCC, 2006). Las Directrices del IPCC de 2006 constituyen el resultado de actualizar las Directrices, versión revisada en 1996 (IPCC, 1997) y la orientación de buenas prácticas asociada (IPCC, 2001; IPCC, 2005), en las que se brindan metodologías acordadas internacionalmente para que utilicen los países, con el objeto de estimar los inventarios de gases de efecto invernadero e informarlos a la CMNUCC. La necesidad de que los inventarios nacionales incluyan dentro de sus productos cálculos y estimaciones de biomasa y captura de carbono, implica necesariamente avanzar en la complementación de información base tomada en terreno que permita obtener estimaciones con errores de muestreo acotados y que a su vez, pueda ser monitoreada de forma permanente para evaluar el efectivo cumplimiento de los requisitos asociados a un eventual pago vía REDD. En general los Inventarios Nacionales no han puesto suénfasis en la estimaciones de valores dasométricos de los bosques, sino más bien se han centrado en caracterizar los recursos vegetacionales con el fin de definir políticas de mediano y largo plazo. El Mecanismo REDD por su parte, requiere de una claridad meridiana en cuanto a la cuantificación –con un grado de error conocido y reducido- de variables dasométricas estimadoras de la captura de carbono, razón última de la creación de este mecanismo. En consecuencia, a continuación se realiza un breve análisis de algunos elementos que se pueden considerar “mejorables” para apuntar a la dirección de darle un mayor grado de precisión –a costos razonablemente bajos- a las estimaciones que pueden realizarse en el marco de los Inventarios Nacionales y de inventarios de grandes extensiones como los que se asocian a iniciativas en el marco del mecanismo REDD+. Propuesta para el diseño del inventario Desde la perspectiva de lograr una precisión compatible con los requerimientos de REDD, en el sentido de asegurar que tanto el stock base de carbono como los cambios posteriores sean cifras lo más cercanas a la realidad, sin que ello signifique un aumento substancial de los recursos financieros que se requieran, una alternativa de diseño del inventario será aquella que combine sistemas de muestreo de forma secuencial, a partir de lo cual, con la misma intensidad de información, sería posible disminuir los errores de muestreo y, por ende, mejorar los niveles de precisión para los inventarios nacionales. La secuencia metodológica sería como sigue: a. Realizar una pre-estratificación que permita definir los tipos de bosques o de recursos vegetacionales existentes en una región, zona o país. b. Aplicar un muestreo sistemático en cada estrato definido con una intensidad de muestreo variable que puede ser determinado ya sea a través de un premuestreo en cada área de interés o simplemente utilizando antecedentes bibliográficos u opinión de expertos en relación a la variabilidad existente en dichas áreas. c. Con la información recogida en terreno, realizar una post-estratificación en base a los datos procesados del inventario, lo que permitiría definir ISO-AREAS relacionadas con las variables de interés más relevantes. (Por ejemplo: ISO- Volúmenes; ISO-Biomasa, ISO-Carbono, etc.) d. A partir de los procesos de comparación de variables de interés y redefinidos los estratos, sería posible analizar la información base (incluyendo las unidades muestrales reagrupadas) esta vez como un Muestreo Aleatorio Simple o un Muestreo Aleatorio Estratificado para el total de la Región o el País (post estratificación). En general, esta metodología requiere de un mayor tiempo de “trabajo de oficina” pero el trabajo de terreno es similar al de la aplicación de cualquier otro tipo de diseño muestral. En suma, esta metodología es intensiva en análisis y uso de sistemas informáticos (de procesamiento de datos y SIG), lo que es más económico que aumentar los tamaños de la muestra. Para profundizar en este diseño, a continuación se presenta una secuencia detallada de los pasos a seguir. 1. Cartografía Base de las zonas boscosas: para la planificación del trabajo de campo de un inventario forestal es necesario contar con el material cartográfico apropiado para materializar el diseño muestral. 2. Definición de Tipos de Formaciones Boscosas: a través de técnicas de interpretación supervisada o automatizada de imágenes satelitales o en su defecto de información histórica disponible en el país, se requiere definir los distintos Tipos de Formaciones Boscosas en base a criterios como: estructura, composición, estado de desarrollo, especies principales, densidad, altura entre otras. 3. Determinación de Intensidad de Muestreo: identificados en un Sistema de Información Geográfico (SIG), en cada Tipo de Formación Boscosa se debe determinar la intensidad de muestreo individualmente, a partir de un premuestreo o de datos de inventarios anteriores y definiendo el error de muestreo que se propone obtener para las variables de interés. 4. Distribución de Unidades Muestrales: conocida la intensidad de muestreo, es posible determinar para cada área o tipo de formación la distancia entre Unidades de Muestreo (UM) utilizando para ello una distribución de éstas bajo el método de muestreo sistemático con parcelas equidistantes. 5. Campaña de Campo: con la utilización de Georeceptores Satelitales (GPS) se realiza la campaña de terreno, la que estaría centrada sólo en las áreas con bosques en el país correspondiente. 6. Procesamiento de Información: el procesamiento de los antecedentes capturados en terreno debería realizarse con la ayuda de algún procesador de inventarios forestales, a partir del cual se obtendrían las estimaciones de las variables de interés para cada tipo de formación predefinida. Es necesario contar con las funciones estimadoras de las variables de interés más difíciles de medir en terreno (altura, volumen, biomasa, contenido de carbono, etc.) 7. Reagrupación de UM: la totalidad de los resultados del procesamiento del inventario son traspasados a una base de datos conectada al SIG de la cartografía base con lo que será posible reagrupar las UM de acuerdo a los valores de las variables que se consideren más relevantes. Con ello, es posible redefinir nuevas áreas o estratos más homogéneos que los definidos inicialmente y obviamente las estimaciones posteriores resultarán más precisas. 8. Resultados del Inventario: con la nueva estratificación (post inventario) se recalculan las variables de interés y se obtienen los resultados definitivos del Inventario. Propuesta para la forma y tamaño de las unidades muestrales Una parcela de muestreo puede tener la forma de cualquier figura geométrica o incluso puede ser irregular, aun así se han definido tres formas básicas: cuadradas, circulares y rectangulares. En América del Norte, incluyendo México y en el Noroeste de Europa para Inventarios Forestales son usados los sitios circulares con más frecuencia, su aplicabilidad radica en la facilidad para delimitarlos y a que por la forma inciden menos árboles orilla. Adicionalmente, un análisis estadístico realizado en base al Inventario Nacional de Honduras 2005-2006 indicó que para parcelas rectangulares de ancho fijo de 20 m y superficies de 500, 1.000, 2.500 y 5.000 m2, no hay diferencias significativas estadísticamente para la estimación del volumen por unidad de superficie. Es decir, es posible utilizar cualquiera de estos tamaños y llegar a valores medios similares. En el caso particular de los inventarios para secuestro de carbono se usa un tipo de unidad de muestreo diferente para cada componente del ciclo de carbono en un diseño de parcelas anidadas. En la propuesta del Programa REDD-CCAD-GIZ se plantea la correspondencia entre tipo de parcela y componente de carbono a evaluar en el bosque indicado en el cuadro siguiente, así como la forma de incluir algunas otras variables de interés asociadas a la dinámica del bosque. COMPONENTE TIPO DE PARCELA Biomasa aérea de los árboles mayores a 10 cm de DAP Parcela principal (UMP): rectangular de 20 m x 50 m Regeneración (árboles menores a 2 cm de DAP) Parcela regeneración (UMR): circular de 1 m de radio Biomasa árboles mayores a 2 cm de DAP pero menores a 10 cm de DAP Parcela secundaria (UMS): rectangular de 5 m x 10 m Biomasa de maderas muertas Línea de transecto (LT): línea de 10 m de longitud sobre la que se evalúan las intersecciones con material muerto caído Biomasa de hojarasca Marco de muestreo cuadrado (UMH) (1 m x 1 m) es decir 1 m2 Biomasa del suelo Punto de muestreo (PMS) Diversidad de herbáceas Parcela herbáceas (UMDH): cuadrada de 1 m2 Diversidad de arbustivas, lianas, cañas, helechos y otras Parcela Arbustivas (UMDA): rectangular de 2.5 m x 10 m Así, al interior de cada parcela principal (UMP) se considera la instalaciónde 3 unidades muestrales de regeneración (UMR), cuyo objetivo será caracterizar la regeneración existente en el área en que se situó el punto de muestreo. En estas UMR se medirán todas las especies arbóreas cuya altura sea menor o igual a 1.5 m y a su vez tengan un DAP inferior a los 2 cm. Las UMR son parcelas circulares de 1 m de radio y se ubican en el centro, en el extremo norte y en el extremo sur del eje de la UMP. Previo a las mediciones al interior de la UMP se realiza el replanteo de 2 unidades muestrales de diversidad de herbáceas (UMDH), cuyo objetivo es determinar la composición y características de la cubierta herbácea del sector a inventariar. La UMDH corresponde a una cuadrícula de 1 m2 que se dispone al interior de la subparcela de diversidad de arbustivas, lianas, cañas, helechos y otras. Posterior a la realización de la UMDH correspondería materializar los transectos para evaluar maderas muertas y efectuar el levantamiento de información de los puntos de muestreo para hojarasca y suelo, y por último las mediciones en la UMP (Figura). Una descripción más detallada de cada una de las subparcelas se presenta a continuación. A. Unidad muestral para diversidad de herbáceas (UMDH) Las herbáceas pueden ser de gran utilidad para identificar factores limitantes del sitio, presentándose en estos casos como bioindicadoras de distintas situaciones asociadas a la historia o al potencial del sitio. En este contexto, caracterizar de alguna forma la presencia de herbáceas (definidas como cualquier planta no leñosa y que no es parte de la regeneración de especies leñosas o palmas) en un área determinada, permite generar información relevante para la toma de decisiones relacionadas con el tipo de manejo a introducir en esta área. Especificación: La evaluación se realiza en 2 unidades muestrales denominadas subparcelas de herbáceas (UMDH), la cual corresponde a una cuadrícula de 1 m2 cada una, dispuestas en los extremos opuestos (Nor-Oeste y Sur –Este) de la Subparcela Arbustos- Lianas-Cañas–Helechos, situada en el centro de la parcela principal. Es fundamental que esta se materialice lo más inmediatamente posible después de la ubicación y marcación del centro de la UMP, de manera que la vegetación del estrato denominado herbáceo no se vea afectada por el tránsito del personal al interior de la parcela. Resultados: Presencia y abundancia de especies del estrato de herbáceas en el área muestreada (plantas/ha). Uno de los índices de diversidad específica que se puede calcular es el de Shannon que contempla la cantidad de especies presentes en el área de estudio (riqueza de especies), y la cantidad relativa de individuos de cada una de esas especies (abundancia). Este índice se expresa con un número positivo, que en la mayoría de los ecosistemas naturales varía entre 1 y 5. Excepcionalmente puede haber ecosistemas con valores mayores (bosques tropicales, arrecifes de coral) o menores (algunas zonas desérticas). B. Unidad muestral para regeneración (UMR) La regeneración natural corresponde al mecanismo mediante el cual las especies forestales aseguran su permanencia sobre un área. Ésta se encuentra directamente determinada tanto por el régimen de perturbaciones existentes y su relación con la dinámica regenerativa, individual o agrupada, que presenten las especies constituyentes de la masa, así como por variables de tipo topográfico, climático y vegetacional, las cuales determinan la composición y abundancia de la regeneración. A su vez, los patrones de regeneración del bosque, son el resultado de interacciones bióticas con relación a dos factores determinantes: la distribución de las especies, controlada por gradientes ambientales y el régimen de perturbaciones. Especificación: Se recomienda realizar al menos 3 unidades muestrales circulares de 1 m de radio (superficie 3.1416 m2), las que se localizan en forma sistemática al interior de la UMP, donde los puntos para materializar la circunferencia de 1 m de radio son el centro y los extremos del eje longitudinal de la parcela principal. La localización de las UMR debe efectuarse previo a la realización de la UMP, para evitar que sobre la regeneración exista un efecto derivado del tránsito del personal en el área. Resultados: Número de individuos por unidad de superficie regenerándose, segregados por especie y clase de altura. Cualquier actividad conducente al manejo sustentable del recurso forestal debe ser capaz de asegurar la permanencia del recurso sobre el área. C. Unidad muestral para maderas muertas (LT) La madera muerta incluye toda la biomasa leñosa no viviente que no está contenida en la hojarasca, ya sea que se trate de árboles en pie, de fustes y ramas tendidos en el suelo o de biomasa leñosa bajo el suelo. En términos prácticos se evalúan dos componentes de madera muerta: madera muerta en pie y madera muerta caída en el suelo; para ello se realizan mediciones en dos tipos de unidades muestrales distintos, ya que la madera muerta en pie se evalúa al interior de la UMP, mientras que la madera muerta en el suelo se evalúa utilizando líneas de transecto utilizando la metodología de “la intercepción linear”. Especificación: Para el caso de la madera muerta caída en el suelo, se medirá el diámetro de todas las trozas mayores a 2 cm de que sean intersectadas por la línea de 10 metros (ramas, troncos, raíces, componentes sub-leñosos muertos caídos) y definir su estado de descomposición. Las ramas colgantes o madera interceptada en el aire no serán contadas. La distribución de los transectos al interior de la UMP será sistemática. Como se trata de una parcela rectangular y deben realizarse 3 transectos, la recomendación es realizarlos en forma sistemática en los extremos y en el centro de la parcela, sobre el eje longitudinal de la parcela. Resultados: Volumen de madera muerta caída según estado de descomposición, lo que asociado a la estimación de la densidad básica permitirá establecer la biomasa de madera muerta en el área. De no existir información base previa sobre densidad es recomendable realizar una submuestra de los tres estados de descomposición que será llevada al laboratorio para obtener densidades de madera y, si fuera posible, contenidos de carbono. D. Unidad muestral para biomasa de hojarasca (UMH) La hojarasca incluye toda la biomasa no viva con un tamaño mayor que el límite establecido para la materia orgánica del suelo, menor a 2 cm de grosor que yace muerta, en diversos estados de descomposición por encima o dentro del suelo mineral u orgánico. Especificación: Parcelas cuadradas, materializadas con un marco de 1 x 1 m, distribuidas sistemáticamente en cada uno de los vértices del UMP. Resultados: Se obtendrá el peso húmedo en campo y en el laboratorio se calculará el peso seco y el contenido de carbono dentro de la hojarasca. E. Unidad muestral para diversidad de arbustivas (UMDA) El estrato arbustivo está conformado por todas aquellas plantas leñosas y no leñosas que crecen bajo el estrato arbóreo. Dentro de este estrato se distinguen variadas especies de arbustos, lianas, cañas y helechos, entre otras. Especificación: La evaluación se realiza en una unidad muestral denominada parcela de arbustivas (UMDA), la cual corresponde a una faja de 25 m2 (2.5 x 10 m) dispuesta en el centro de la unidad muestral principal (UMP) y orientada perpendicular al eje longitudinal de la misma. Resultados: Presencia y abundancia de especies del estrato de arbustivas en el área muestreada (plantas/ha). F. Unidad muestral para el carbono del suelo (PMS) El carbono del suelo está presente en la forma orgánica e inorgánica. La forma orgánica equivale a la mayor reserva en interacción con la atmósfera. El valor por defecto para la profundidad del suelo es de 30 cm. Especificación: El muestreo del suelo se realiza en puntos de muestreo utilizando preferentemente un barrenode suelo (cilindro metálico con volumen conocido) o, cuando no se cuenta con un barreno de suelo y la profundidad de muestreo es pequeña (no mayor a 30 cm), extraer el suelo en una superficie conocida delimitada por un marco cuadrado de 20 cm x 20 cm, por ejemplo. La ubicación de los puntos de muestreo puede realizarse en función de los vértices de la parcela principal, en correspondencia con la ubicación de los marcos de 1 m x 1 m para el muestreo de hojarasca. Resultados: Densidad aparente y contenido de carbono en el suelo (%) para cada profundidad muestreada. G. Unidad muestral principal (UMP) El diseño del modelo dendrométrico de terreno considera la materialización en cada uno de los puntos de muestreo de una unidad muestral primaria (UMP) destinada a extraer la información de la cubierta arbórea, midiéndose la totalidad de los árboles incluidos que superaran los 10 cm de DAP. Especificación: Parcela rectangular, de 20 m de ancho y 50 m de largo Resultados: Caracterización general del medio físico y de la vegetación en el lugar en el que se emplaza la UMP y antecedentes dendrométricos requeridos para la caracterización dasométrica del bosque y para la estimación de biomasa aérea total. H. Unidad muestral secundaria (UMS) Además de la regeneración, en un bosque es posible encontrar árboles en distintos estados de desarrollo que pueden estar coexistiendo con el dosel superior y que podrán en la evolución de su crecimiento pasar posteriormente a constituirse en individuos del dosel arbóreo (“ingrowth“). Estos individuos son importantes desde la perspectiva del manejo sustentable del recurso forestal y, a su vez, presentan un aporte a la biomasa total existente y, en consecuencia, al contenido de carbono total del bosque. Especificación: Parcelas rectangulares de 5 m x 10 m, ubicadas sistemáticamente en el vértice sur-oeste, en el centro (lado este) y en el vértice nor-oeste de la UMP y dispuestas de tal manera que los 10 m se miden perpendiculares al eje de esta. Resultados: Identificación y cuantificación del número de individuos según especie y clase de DAP Comentario final Esta metodología fue aplicada para el análisis de la información de la Reserva Nacional Valdivia en Chile, lográndose muy buenos resultados de estimación de parámetros del bosque. Asimismo, ha sido aplicada durante el año 2013 en el premuestreo de la Cuenca del Canal de Panamá con resultados satisfactorios en términos de costo-eficiencia. Otra aplicación práctica con fines de evaluación y depuración se realizó en distintos tipos de bosque de la República Dominicana, lográndose resultados de tiempo de ejecución de la unidad muestral de aproximadamente 1 hora luego de un periodo de capacitación y ejercitamiento de las cuadrillas. Finalmente, la base metodológica expuesta constituye el pilar de la planificación de los Inventarios Nacionales de Costa Rica y República Dominicana que se efectuarán durante los años 2013 y 2014. En consecuencia, desde la perspectiva del Programa REDD-CCAD- GIZ se ha buscado entregar herramientas metodológicas que permitan a los países que las adopten, tener la opción de replicarlas a costos razonables y sin la imperiosa necesidad de solicitar recursos a entidades de financiamiento internacional para su posterior aplicación. Literatura consultada 1. Armas, A.; Börner, J.; Tito, M.; Díaz, L.; Tapia-Coral, S.C.; Wunder, S.; Reymond, L.; Nascimento, N. 2009. 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