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Ciclo menstrual y ovulación El ciclo menstrual y la ovulación son procesos fundamentales en el sistema reproductor femenino que ocurren de manera cíclica y están regulados por complejas interacciones hormonales. Este ciclo, que normalmente dura alrededor de 28 días, aunque puede variar de una mujer a otra, comprende una serie de cambios en el cuerpo que preparan el útero para la posible implantación de un óvulo fertilizado. El ciclo menstrual se divide típicamente en cuatro fases: la fase menstrual, la fase folicular, la ovulación y la fase lútea. La fase menstrual marca el inicio del ciclo y se caracteriza por el desprendimiento del revestimiento uterino, que resulta en la menstruación. Este proceso es impulsado por una disminución en los niveles de hormonas, en particular estrógeno y progesterona, que provoca la contracción de los vasos sanguíneos en el útero y la posterior eliminación del tejido endometrial a través del flujo menstrual. Después de la menstruación, comienza la fase folicular. Durante esta fase, los niveles de hormonas, especialmente la hormona folículo-estimulante (FSH), aumentan, lo que estimula el desarrollo de varios folículos ováricos. Estos folículos, que contienen óvulos inmaduros, compiten por madurar bajo la influencia de las hormonas. A medida que avanza la fase folicular, uno de los folículos se convierte en dominante, mientras que los demás degeneran. Este folículo dominante produce estrógeno, que promueve el engrosamiento del revestimiento uterino en preparación para la posible implantación del óvulo fertilizado. La ovulación marca el punto medio del ciclo menstrual y ocurre aproximadamente 14 días antes del inicio de la próxima menstruación. Durante la ovulación, el folículo dominante libera un óvulo maduro en la trompa de Falopio, donde está disponible para la fertilización por parte de un espermatozoide. Este proceso está mediado por un aumento repentino en los niveles de la hormona luteinizante (LH), que desencadena la ruptura del folículo y la liberación del óvulo. Tras la ovulación, comienza la fase lútea. Durante esta fase, el folículo roto se transforma en el cuerpo lúteo, una estructura temporal que produce progesterona y cantidades menores de estrógeno. Estas hormonas preparan el útero para la implantación del óvulo fertilizado y mantienen el revestimiento uterino engrosado. Si no ocurre la fertilización, el cuerpo lúteo se degenera, lo que provoca una disminución en los niveles de hormonas y el inicio de un nuevo ciclo menstrual. El ciclo menstrual y la ovulación son procesos intrincados que reflejan la complejidad del sistema reproductor femenino. Estos eventos están finamente regulados por una interacción precisa de hormonas y juegan un papel crucial en la fertilidad y la salud reproductiva de la mujer. Por lo tanto, comprender estos procesos es esencial para abordar cuestiones relacionadas con la planificación familiar, la salud menstrual y la fertilidad.
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