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02 Seguir a Jesús en su Iglesia GUÍA DEL CATEQUISTA

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ATEQUESIS FAMILIAR 
Diócesis de Reconquista
 Seguir a Jesús 
en su Iglesia!
 reparación al sacramento de la Eucaristía 
 uía del catequista
 royecto
 iócesis de Reconquista
Dirección editorial
Herminio Otero
Edición
Mario González Jurado, Paula epalma
Diseño
Antonia Rivero
Diagramación
Begoña Pascual
Ilustraciones
Patxi Velasco Fano
Equipo redactor
 elegación de Catequesis de Reconquista
Título: ¡Seguir a Jesús en su Iglesia!
 Preparación al sacramento de la Eucaristía 2
 Guía del catequista
Autor: elegación de Catequesis – iócesis de Reconquista
Primera edición: marzo de 2016
ISBN: 978-987-740-135-6
© 2016, iócesis de Reconquista
© 2016, PPC Argentina S.A. 
PPC Cono Sur
Av. Callao 410, 2º piso 
C1022AAR | Ciudad Autónoma de Buenos Aires | República Argentina
t: +54 11 4000.0400 / f: +54 11 4000.0429
www.ppc-editorial.com.ar
e-mail de contacto: ventas@ppc-editorial.com.ar
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11723.
Esta tirada de 500 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de marzo de 2016 en FP Compañía Impresora S.A. - 
Beruti 1560 - Florida (1602) - Buenos Aires - Argentina
Libro de edición argentina / ade in Argentina
Impreso en Argentina / Printed in Argentina
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna 
forma o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el 
permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.
 mpr sa asociada a la cámara arg ntina d l libro
 
 na verdadera perla preciosa 
en la vida de nuestra diócesis
 stamos viviendo un tiempo de gracia para la Iglesia. l 
ministerio apostólico del Papa Francisco nos estimula y nos 
mueve a revisar nuestras estructuras y nuestras prácticas 
pastorales, en vistas a una misión permanente y a una re-
novada evangelización de nuestro pueblo. n esta coyuntu-
ra histórica, tengo la alegría de presentar el nuevo material catequístico de prepa-
ración para la primera comunión de la Diócesis de Reconquista. l mismo es una 
verdadera y concreta expresión de conversión pastoral, vivida como comunidad 
diocesana.
Se trata de un instrumento que se fue preparando y perfilando poco a poco, 
en estos dos últimos años, y que tendrá que seguir siendo revisada periódica-
mente, para responder de un modo cada vez más apropiado a los desafíos del 
momento. s un material que surge de la experiencia histórica y de la herencia 
recibida, de la búsqueda y del aporte de muchos catequistas, del consenso de 
los sacerdotes y del trabajo incansable de un grupo de personas que, sintién-
dose llamadas por Dios y con un gran amor a la Iglesia, dedicaron horas de su 
tiempo a la elaboración del mismo. Por otra parte, se trata de un material diná-
mico, que quiere mantenerse en revisión continua y en un estado de permanente 
actualización.
Señalo algunas de las características del nuevo material:
 n continuidad con la historia de nuestra Iglesia particular de Reconquista, el 
material sigue siendo una atequesis familiar, aunque opte por un modelo dife-
rente en lo que se refiere al modo de acercamiento a la familia. Antes, se trataba 
de evangelizar al adulto, para que luego este mensaje pudiera llegar a los niños. 
Ahora, la intención es llegar a cada uno de los miembros de la familia, especial-
mente a los padres y a los niños, para que unos y otros, desde su propia recep-
ción del kerygma, puedan impregnar con el evangelio la vida del hogar. Además, 
el material se puede adaptar a las nuevas y variadas situaciones y realidades 
que vive hoy la familia.
 Siguiendo los lineamientos del III Congreso Catequístico Nacional, esta cateque-
sis quiere ser kerygmática, es decir, pretende darle un lugar central a la persona 
de Jesucristo, muerto y resucitado para nuestra salvación. sta es la verdad 
fundamental que cada persona necesita conocer, para que su vida adquiera un 
sentido nuevo y definitivo.
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 También procura ser una catequesis con marcado tono litúrgico, para que el 
conocimiento de las verdades de la fe no vaya desconectado de la celebración, 
no sea solo un aprendizaje intelectual sino también cordial, incorporando la cor-
poralidad a través del gesto y el rito. De algún modo, se quiere ir recuperando 
poco a poco el camino mistagógico de la primera Iglesia en el proceso de ini-
ciación cristiana. Por eso se propone que el punto de encuentro fundamental 
de todo el proceso catequístico sea la Misa dominical, celebrada en la propia 
comunidad, o la Celebración de la Palabra, cuando no es posible la celebración 
de la ucaristía.
 No se quiere descuidar la dimensión de la caridad en la catequesis. Por eso, el 
material ofrece algunas indicaciones concretas para la iniciación a la vida de la 
caridad. Si el evangelio no ilumina la realidad social, los vínculos con los demás, 
la política, la economía, la educación, entonces el mensaje evangélico queda 
privatizado y sin relevancia para la transformación de la vida. Un desafío funda-
mental que presenta esta nueva etapa de la catequesis es la traducción de la fe 
a la vida pública.
 Finalmente, el nuevo material pretende ser flexible y fácilmente adaptable a las 
distintas realidades. Concede un protagonismo real y determinante al catequis-
ta, verdadero artesano del trabajo de formación en la fe y la caridad, junto a la 
familia y a toda la comunidad. sto exigirá, de parte de quienes lleven adelante 
el quehacer catequístico, de quienes reciban esta vocación, una formación per-
manente y responsable, para poder realizar con equilibrio y claridad el proceso 
de necesaria adaptación del material a la comunidad que se le encomienda.
Agradezco a toda la Iglesia diocesana por su compromiso con este paso que 
estamos dando, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, y a todos los laicos, 
en especial a los catequistas, que con sus aportes, sus sugerencias, su participa-
ción, lo han hecho posible.
Recuerdo con gratitud la figura del P. Armando Iacuzzi, quien, junto a un grupo 
de personas comprometidas, han entregado su vida para que la atequesis Fa-
miliar de Reconquista fuera una verdadera perla preciosa en la vida de nuestra 
Iglesia diocesana y marcara un hito indeleble en la historia de la catequesis de 
nuestra patria. s su testimonio el que nos estimula a renovarnos y a comprome-
ternos en esta nueva etapa.
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Mi agradecimiento particular al P. Rubén Abel Taibo, Director Diocesano de Ca-
tequesis en estos últimos años, y al P. Walter Guido Vénica, actual Director 
Diocesano de Catequesis. Y junto a ellos, a la Junta Diocesana de Catequesis 
actual, quienes han recorrido con audacia este camino hacia una nueva propues-
ta catequística. Con avances y retrocesos, con alegrías y dificultades, han hecho 
posible el sueño de toda una comunidad diocesana.
Finalmente, mi reconocimiento a la editorial PPC por haber aportado la cuota de 
coraje necesaria para dar el paso decisivo en este proceso de renovación y por 
haber puesto a disposición los recursos humanos y técnicos para la confección y 
diagramación de los materiales.
¡Dios haga fecunda la obra que el mismo ha comenzado!
+ Monseñor Ángel José Macín
Obispo de Reconquista
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 n catequista enamorado de Cristo 
enamora a los demás
 ueridos catequistas:
 l nuevo material de atequesis Familiar, que estamos presentando, es fruto de 
una rica reflexión y madurez diocesana en estos dos últimos años, en continuidad 
con la riqueza y frutos de la anterior catequesis dirigida a los padres y niños. l ma-
terial está orientado a hacer más fecunda la catequesis en la familia de estos tiem-
pos, que tiene un hijo, o más hijos, que se preparan más inmediatamente a recibir 
el sacramento de la Primera Comunión, celebrado en el maravilloso camino del se-
guimiento de Jesús y de una formación catequística permanente. Todo sacramento 
está en íntima sintonía con el gran camino de la vida, que es camino de discipulado, 
de escucha dela Palabra de Dios, salida de los labios del Maestro y Señor.
La catequesis está dirigida a toda la familia, pero con una nueva modalidad me-
todológica, cristalizada por el deseo de cambios adaptado a las nuevas circuns-
tancias por parte de sacerdotes, catequistas y familias, bajo la evidente acción 
del spíritu Santo, el protagonista fundamental de toda vida cristiana y de toda 
catequesis. Por lo tanto, presentamos de manera sintética la metodología, o la 
forma de dar esta catequesis para la familia.
Una catequesis dirigida directamente a los niños
 n primer lugar, la catequesis está dirigida directamente a los niños, con un ma-
terial apropiado a la edad de ellos y las búsquedas de esa etapa. Por lo tanto, un 
catequista acompañará directamente a los niños en los encuentros de cateque-
sis. l itinerario que recorrerán los niños con sus catequistas en las dos etapas 
es el del Credo en unidad con el tiempo litúrgico. Formulado de otra manera, es 
un solo tiempo de preparación hecho en dos etapas en el que se desmenuza y 
se saborea toda nuestra fe, cristalizada en el Credo. Todo el contenido de la fe 
católica estará desplegado para el niño durante el tiempo intenso de preparación 
a la Primera Comunión.
Un itinerario propio para los padres
 n segundo lugar, como es catequesis dirigida a la familia del niño, los padres 
tendrán su propio itinerario de catequesis adaptada a sus circunstancias. Dicho 
en otros términos, una catequesis que responda a las necesidades de una familia, 
de un matrimonio, o del tutor del niño, para que lo acompañe desde su propio 
camino de catequesis. No serán los padres, como era anteriormente, los respon-
sables de dar la catequesis a sus hijos. Sí serán los responsables de trasmitir la fe 
a sus hijos como lo hace toda familia que busca vivir la fe en Jesucristo, y lo harán 
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con la palabra y el testimonio. llos tendrán su propio catequista, o matrimonio 
catequista, con encuentros periódicos, que pueden ser cada 15 o 20 días según 
las circunstancias. Son un total de 10 encuentros en cada etapa.
Una catequesis unida al año litúrgico
 Primera etapa: Comenzará la semana posterior al Domingo de Pascua, sea 
para padres, sea para niños, y culminará con el tiempo del Adviento. Se trata 
que la catequesis esté unida a la liturgia y tiempos litúrgicos, como también, a 
la caridad, tal como lo expresa el obispo en la presentación de este material. 
Liturgia, catequesis y caridad tienen una íntima armonía para el que sigue a 
Jesús.
 Segunda etapa: Comenzará inmediatamente después del Miércoles de Ceniza, 
para aprovechar la riqueza del tiempo de Cuaresma y del tiempo Pascual. La 
finalización de la preparación al sacramento de la Comunión la marca el ritmo 
de cantidad de encuentros, considerando también, que el inicio de la Cuaresma 
es variable cada año. Puede comenzar a inicios de febrero, como a inicios de 
marzo y terminar a finales de agosto o septiembre, no más allá. 
Además, el material prevé algunos anexos para estar más en sintonía con el tiem-
po litúrgico y la vida de la comunidad parroquial. La comunidad parroquial re-
correrá las etapas de preparación inmediata al sacramento de la ucaristía, en 
comunión con todas las otras comunidades parroquiales, en comunión con toda 
la diócesis. 
La eucaristía dominical como eje del itinerario
 l encuentro de la catequesis de los padres con los niños se dará en la litur-
gia dominical, sea en la participación de la Misa, sea en la participación de la 
Celebración de la Palabra, para aquellos lugares que no tengan la celebración 
eucarística. Si no es posible tampoco, se leerá el vangelio del domingo en 
familia o en el hogar. La celebración de la ucaristía y la proclamación de la Pa-
labra es el eje de todo el itinerario. No se concibe la ausencia en la celebración 
dominical de la Misa de aquellos que se preparan a recibir el sachramento de 
la ucaristía.
Una catequesis a la luz de la lectura orante de la Palabra
Los encuentros de catequesis están ordenados según la metodología de la lec-
tura orante de la Palabra. O sea que, luego de una introducción, la Palabra 
ocupa el lugar central. La misma Palabra proclamada, que mueve el corazón 
del catecúmeno, será enriquecida por la enseñanza de la Iglesia. Luego viene la 
oración y celebración como respuesta a la Palabra. Finalmente se propone un 
compromiso. n definitiva:
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 scuchar la Palabra para ver qué dice. 
 Descubrir qué me dice la Palabra y cómo la interpretó auténticamente la 
Iglesia en con el paso del tiempo. 
 Responder a Dios con la oración. 
 Concluir con el compromiso, para que la Palabra sea verdaderamente eficaz. 
 s Jesucristo, que con su Palabra, guía cada encuentro y toda la catequesis, el 
que guía al catequista y a los catecúmenos.
El papel insustituible del catequista y de la comunidad
Finalmente, debemos decir, que esta guía es importante para seguir un itinerario 
de catecumenado, pero no reemplaza la vocación del catequista. l catequista, 
en comunión con la comunidad creyente, es importante e insustituible. Por lo tan-
to, su vocación se alimentará del encuentro diario con Cristo en la oración, del en-
cuentro con su Palabra. l catequista se formará para trasmitir contenidos sólidos 
a los catecúmenos y tendrá una participación activa y gozosa en la ucaristía. 
 l que se encuentra con Cristo lo quiere anunciar, por eso la catequesis, tal y 
como propone el Papa Francisco en la Evangelii gaudium, ha de ser kerigmática, 
o sea: anunciar el amor de Dios en Jesucristo. 
Además del catequista, tiene una importancia capital la comunidad de catequis-
tas. Una comunidad que periódicamente se encuentre a preparar los encuentros, 
a leer otros materiales, a rezar y compartir fraternalmente. Hoy no se entiende un 
catequista aislado de la comunidad de catequística, ya que va en contradicción 
con la comunión eclesial y el sacramento de la Comunión.
Un material llamado a enriquecerse
 s un material que, evidentemente, con el transcurso del tiempo se irá enrique-
ciendo, sea con la mejora de cada encuentro o la incorporación de algún tema 
necesario, sea con celebraciones que enriquezcan el objetivo de la catequesis 
en el hogar. l aporte de todos será el alimente que ayude a crecer este don del 
 spíritu a la comunidad diocesana.
Tengo la alegría de presentar este nuevo material de atequesis Familiar. n el 
fondo, es presentar a tantas personas que han estado trabajando en la reflexión 
y elaboración; es presentar la rica historia de la catequesis de la diócesis con la 
sólida vocación catequística del Padre Armando y todo su equipo colaborador. 
Pbro. Walter Guido Vénica
Director Diocesano de Catequesis
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Metas y camino
El objetivo fundamental de este año es “seguir a Jesús en su Iglesia”. Seguir a 
ese Jesús con el que me encontré, al que conocí y acepté como amigo. Y como 
sé que su amor es incondicional y para siempre, quiero corresponder a ese sen-
timiento con mi entrega y amor a él y a su Iglesia.
La estructura de los encuentros seguirá siendo igual que la del primer año:
 Miramos nuestra vida
 Jesús nos habla 
 Rezamos juntos
 Compromiso
 stos cuatro momentos es preciso que se ejecuten en cada encuentro. Para 
esto, es necesario que se organicen los tiempos de cada uno.
 ste año incorporamos un recurso distintivo: una “barca” y “pececitos”. La 
idea es representar, por medio de ella, a la Iglesia conducida por el mismo Jesús 
que nos invita a una “aventura” (entendida esta aventura como un viaje en barco 
donde, encontrarnos con Jesús, nos hará vivir momentos maravillosos y tener 
experiencias inolvidables) y a “ser más amigos de lo que somos”.
 sto significa que iremos intensificando nuestro encuentro con él, creciendo in-
teriormente en vistas a recibirlo en la ucaristía, momento culmen de esta cate-
quesis. Pero destacando que, aunque después de su Primera Comunión, estos 
encuentros de catequesis finalicen, ellos seguirán abrazados y cercanos a Jesús 
a través de la Iglesia,familia de Dios.
 n el primer encuentro se explica el significado de la barca (se muestra cómo 
armarla), así como el sentido de la imagen de la tapa del libro, de cada personaje 
y elemento que aparecen. También se anuncia que esa barca irá recogiendo, 
simbólicamente, los distintos recursos y momentos que surjan del desarrollo de 
los encuentros.
Los pececitos representan el “compromiso” y la “conexión” con la familia. Para 
cada encuentro está previsto que el niño lleve un pececito a su casa (“Mi pececito 
de la semana”), recordando el compromiso del encuentro, y que con la ayuda de 
la familia vuelva a la barca con un mensaje que surgió de la oración o de alguna 
propuesta.
Al término de la catequesis, nuestra barca habrá tenido “una pesca milagrosa” 
con todo lo logrado en la catequesis, por la acción del spíritu Santo en cada 
uno, el esfuerzo de los catequistas con todo el equipo y el aporte y empeño de 
los niños y sus familias.
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Llevar a los hombres a Cristo
Como Juan Bautista, también el catequista está llamado a indicar en Jesús al 
Mesías esperado, al Cristo.
Tiene como misión invitar a fijar la mirada en Jesús y a seguirlo, porque solo 
él es el Maestro, el Señor, el Salvador. Como el Precursor, el catequista no debe 
enaltecerse a sí mismo, sino a Cristo. Todo está orientado a él: a su venida, a su 
presencia y a su misterio.
 l catequista debe ser voz que remite a la Palabra, amigo que guía hacia el 
 sposo. Y sin embargo, como Juan, también él es en cierto sentido indis-
pensable, porque la experiencia de fe necesita siempre un mediador, que sea al 
mismo tiempo testigo. ¿Quién de nosotros no da gracias al Señor por un valioso 
catequista –sacerdote, religioso, religiosa o laico–, de quien se siente deudor por 
la primera exposición orgánica y comprometedora del misterio cristiano?
Juan Pablo II, Homilía por el Jubileo a los Catequistas
Catequistas, que el amor de Jesús los envuelva y los anime en esta 
hermosa tarea de anunciarlo. ¡Gracias por tu entrega generosa!
Algunos recordatorios
 La catequesis ha de ser kerigmática, esto es, anunciar el amor de Dios en la 
persona de Jesús resucitado que vive en nosotros. Si conozco el amor de 
Dios, la vida cobra sentido nuevo y definitivo.
 La catequesis está unida al año litúrgico. Celebramos y vivimos la fe a la par 
de la Iglesia parroquial o diocesana.
 La catequesis es una catequesis familiar, de la familia reunida en la ucaris-
tía dominical. No descansamos en el anuncio de que la mejor catequesis para 
niños, jóvenes o adultos, es la vivencia comunitaria de escuchar la Palabra de 
Dios y alimentarnos con el exquisito alimento de la ucaristía cada Domingo, 
día del Señor y de la familia.
 QUÉ LINDO REENCONTRARNOS!
 ienvenidos, amigos, a este segundo año.
¡Qué alegría tan inmensa siento de volver a reunirme con uste-
des para continuar lo que comenzamos el año pasado y sobre todo 
para profundizar nuestra amistad y conocernos mucho más!
Este año se producirá el ran acontecimiento: ¡Celebraremos su Pri-
mera Comunión!
Todas las familias estarán invitadas a participar de la “mesa” de la 
Iglesia, en la que yo mismo me entrego como alimento.
Me recibirán en la Eucaristía, porque “Yo soy el Pan de Vida”. Es mi 
mejor regalo para este año, pero no el único…
Los acompaño y los conduzco con toda la Iglesia, para que siempre 
estemos unidos.
Los amo un montón.
 esús
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Miramos nuestra vida
Lo que conocimos de Jesús el año pasado
Dinámica de presentación: Compartimos lo que somos y lo que hicimos
• Objetivo: Ayudar a que se conozcan entre los miembros del grupo y lograr rela-
ciones de confianza e integración.
• Duración: Depende del número de integrantes del grupo. No debe durar más de 
10 minutos.
• Desarrollo: Se necesita un número par de personas y sillas. n caso de que el 
número de niños sea impar, el catequista deberá integrarse a la dinámica.
 Todos se sientan formando dos círculos concéntricos. Los del círculo interior se 
sientan mirando hacia fuera y los del círculo exterior se sientan mirando hacia 
adentro, quedando unos frente a los otros.
 l catequista va haciendo esta serie de preguntas, o las que crea convenientes 
y las parejas de niños enfrentados tienen un minuto para contestar cada pre-
gunta (ambos contestan la misma pregunta):
1. ¿Cómo te llamas? ¿Cuántos hermanos tienes?
2. ¿Cómo te llamas? ¿Dos cosas lindas que hiciste en las vacaciones?
Objetivos
 ■ Dar la bienvenida a los niños con mucha alegría compartiendo lo que hicimos.
 ■ Recordar lo que Jesús grabó en la mente y en el corazón en este camino de 
la catequesis.
 ■ Presentar lo que Jesús nos tiene preparado para este año, ya que vuelve a 
reunirnos.
 ■ Agradecer y alabar a Jesús a través de la oración.
 
Encuentro
MIRANDO EL CAMINO 
RECORRIDO, SEGUIMOS 
A JESÚS
1 
3. ¿Cómo te llamas? ¿Practicaste algún deporte?
4. ¿Cómo te llamas? ¿Ayudaste a alguien en este tiempo? ¿A quién?
5. ¿Cómo te llamas? ¿Te acordaste de tu amigo Jesús? ¿Cómo?
6. ¿Cómo te llamas? ¿Fuiste a misa? ¿Con quién?
(Si son más de 12 niños, las preguntas se pueden repetir o crear otras).
 Los del círculo exterior, tras contestar cada pregunta, corren un asiento a la dere-
cha de modo que cambian de pareja. Los del círculo interno no se mueven.
 La dinámica concluye cuando la rueda se completa, esto es cuando se vuelven a 
juntar las parejas del inicio.
 rm do de un b rc p r c d grupo
• Ambientación: Puede hallarse en un rincón del salón junto con la Palabra, el libro 
de catequesis del año pasado, el libro de las parábolas del año pasado, imágenes 
de la Sagrada Familia... 
• Desarrollo:
 Se armará una barca de cartón, que puede ser del tamaño de una caja de za-
patos grandes, conforme al modelo de la tapa del libro.
 n ella deben estar: Jesús, mástil-cruz, la bandera con un corazón y la palabra 
“Iglesia”.
 Queda a criterio del catequista armarla más grande o con más detalles.
 sa barca se irá cargando de distintas regalos (pan y vino) o enseñanzas que 
Jesús nos hará durante todo este año y de los compromisos de los niños (pe-
cecitos de la semana).
IntroduccIón
 l catequista abre el diálogo sobre los regalos que recuerdan los niños y niñas de 
la catequesis del año anterior.
 l catequista puede ir anotando en el pizarrón estos recuerdos e ir anotando en 
sus libros dónde se indican.
 Se muestra la barca que armaron y, a su vez, se tendrá la imagen de la tapa de los 
libros, donde con preguntas se irá analizando la imagen. Puede transmitir estas 
ideas:
 – Jesús nos invita a una gran aventura. Nos invita a subir su barco, donde él es 
el Capitán. Maneja el timón, y quien lo mueve es el amor. Por eso hay un co-
razón, que significa que todo lo que hace Jesús, lo hace por amor a todos y a 
cada uno de nosotros.
 – Notemos la paloma, representando al spíritu Santo como el Guía, el que 
orienta, el que muestra el rumbo a seguir. Si nos dejamos conducir por él, nun-
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ca nos perderemos y lograremos ir por el camino correcto. Seguro que llega-
mos a buen puerto.
 – l barco representa la Iglesia. La Iglesia es la familia de los hijos de Dios. Todos 
los que fuimos bautizados formamos parte de ella. Sin entrar en demasiado 
detalle sobre ello, les hacemos notar que los diversos colores, representan to-
dos los continentes y, por lo tanto, todas las razas y las naciones. Todos están 
invitados por Jesús a formar parte de la Iglesia que él fundó, porque nos quiso 
como “una gran familia unida”.
 – l mástil es la cruz, signo de los amigos de Jesús y de todos los cristianos. 
También representa el amor y la entrega. La bandera lleva también un corazón, 
significando el lema de la tripulación: “Ámense los unos a los otros como yo los 
he amado”.
 Una vez que se interpreta la imagen, el catequista induce y pregunta: ¿Qué invita-
ción nos hace Jesús? Se lee la invitación.
Jesús nos habla
 l catequista va iniciando la lectura y comprensión de este apartado con la ayuda 
de algunas preguntas:
 – ¿A qué aventuranos invita Jesús?
 – ¿A quién dice que lleva Jesús en el barco? (Aquí cabe mencionar también que 
María es Madre de la Iglesia y que el papa Francisco lo ayuda a conducir la 
barca-Iglesia aquí en la tierra. Todos estos temas se irán profundizando durante 
el año y no es necesario entrar aún en detalle).
 – ¿Quién mueve el timón del barco?
 – ¿Qué dice Jesús que lleva en su barca? (Se ve el pan, el cáliz –y, aunque no se 
vea la Biblia, sus palabras representan “palabra viva del vangelio”–, el rostro de 
Jesús, y a las personas se las nota muy alegres. Como no estarlo, con seme-
jante compañía: Jesús, el amigo inseparable).
 Luego leemos la primera pregunta de los niños de la ilustración: ¿Qué haremos?
 Jesús les contesta que tendrán tiempo para divertirse, pescar, rezar… pero sobre 
todo para “compartir” y conocernos más.
 Ante la segunda pregunta de los niños (¿Qué tenemos que aportar a esta aventu-
ra?), Jesús contesta con el evangelio de Juan.
 Se lee Juan 15,9-11 y los niños completan la frase: “Permanezcan en mi amor”.
 l catequista puede ampliar esta información aportando estas ideas:
15
 – Jesús nos vuelve a declarar su amor como el del Padre. Nos aman desde siem-
pre y para siempre. xpresan su mandamiento: el del amor.
 – Jesús nos pide compartir su pensamiento, su sentir, su vivir; es lo que significa 
“guardar mis mandamientos”. ntonces así seremos sus amigos, que nos 
ama y actúa en nosotros. Podremos ser verdaderamente felices y vivir en paz 
y alegría.
 – Él nos pide “permanecer”, esto es, ser constantes, no olvidarse ni un solo día de 
él. Significa que una vez que me hice su amigo, esa amistad debe ser duradera 
y debe ir creciendo en el conocimiento y sobre todo en el amor a él y a todos 
mis hermanos, a todos los que me rodean.
 – Mi relación con Jesús debe ser cada vez más profunda. ¿Cómo podemos lo-
grarlo? A través de la lectura del vangelio, la oración, la caridad, de la ayuda, 
del servicio.
 – l amor de Dios deja “huellas” en nuestro corazón. Y si me siento amado, tam-
bién yo tengo que amar sin límites. Más amigo de Jesús, mejor persona soy.
 – “Amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí: en el más humilde encontra-
mos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios” (Benedicto XVI).
 – Y una vez que lo reciba en la ucaristía por primera vez, que sienta el deseo de 
hacerlo siempre, ya que Jesús está realmente vivo allí.
 – Nosotros necesitamos de él, pero también Jesús quiere precisar de nosotros y 
de nuestro trabajo para continuar haciendo hoy lo que él hizo para pueblo de 
Galilea. Nos recomienda: “ámense los unos a los otros”, “permanezcan en mi 
amor”.
 – De ahí que, para lanzarnos a la aventura de navegar con él en el mar de la gra-
cia, necesitemos de actitudes como: el amor, la amistad, la perseverancia, el 
compromiso, la oración, la alegría, el perdón, el servicio… y de tantas otras que 
él mismo nos mostró con su vida.
 Algunas de estas palabras aparecen en la sopa de letras que, según el tiempo 
disponible, lo harán en el encuentro o lo realizaran en sus casas.
respuest l p l br 
 Preparamos el momento de oración recordando a los niños la importancia de po-
nerse en clima, hacer silencio interior, sabiendo que estamos hablando con Jesús, 
el Hijo de Dios. Pueden estar de pie, junto a la barca, la Palabra… Y comenzar.
 Nos tatuamos con el amor de Dios, haciendo la señal de la cruz.
 l catequista lee la introducción de “¡Qué lindo reencontrarnos!” donde Jesús nos 
da la bienvenida.
 Rezamos juntos con la oración Amigo Jesús.
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 Rezamos juntos
Gesto
 Dentro de la barca habrá “peces” con mensajes de Jesús que fuimos escuchando 
a lo largo del año pasado y que nos ayudarán a recordar el camino recorrido y los 
grandes regalos que él nos hizo.
 Cada niño “pescará” uno, leerá el mensaje y todos responderán: “¡Gracias, amigo 
Jesús!”.
 Una vez que todos hayan pescado su mensaje, inspiramos mucho “aire”, carga-
mos nuestros pulmones, y soplamos fuerte… como Jesús a la vela, para darle 
“impulso” a este nuevo año.
 Terminamos con un fuerte aplauso a Jesús.
 Cantamos “Yo tengo un amigo”.
 Podemos despedir a los niños con un “chupetín” o una golosina.
Compromiso
 Pedimos a los niños que compartan la oración en casa y recen un padrenuestro, 
un avemaría y un gloria por el nuevo año que comenzamos.
 También les pedimos que armen un “pececito” en su casa (de cartulina) con otro 
mensaje de Jesús que recuerden del año pasado y lo traigan para colocarlo en la 
barca.
 Les podemos dar estas sugerencias de cómo armar un “pececito”.
 – laborar un pececito de cartulina.
 – scribir en su dorso el mensaje de Jesús.
 – También se le puede colgar de un hilo sisal anudado a un palito brochete, simu-
lando una caña de pescar.
 stos pececitos los colocarán dentro de la barca durante la oración.
 Mensajes que pueden llevar los pececitos:
 – “Dejen que los niños vengan a mí” (Marcos 19,14).
 – “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Juan 15,13).
 – “Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos” (Mateo 7,12).
 – La Santísima Trinidad está formada por Dios Padre, Dios Hijo y Dios spíritu 
Santo.
 – Dios Padre creó al hombre “a su imagen y semejanza”.
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 – “Gracia” es estar llenos del Amor de Dios.
 – “He venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10,10).
 – La Biblia es Palabra de Dios.
 – l ángel Gabriel la saludó a María diciendo: “Alégrate llena de gracia el Señor 
está contigo”.
 – Desde el día de tu Bautismo, eres “hijo de Dios”.
 – Jesús nos enseñó a rezar el padrenuestro.
 – Jesús nació en Belén, y creció en Nazaret junto con María y José.
 – A Jesús le gusta celebrar cada domingo con nosotros en una gran fiesta; la 
misa.
 n el libro del niño le podemos poner un modelo de pez que pueden usar. Se re-
comienda tener preparadas fofocopias con los pececitos modelo para usar du-
rante todo el año.
p r el próxImo encuentro
 Cada niño deberá traer un barquito de papel armado y una fibra.
 Asegúrate, catequista, de traer algunos barquitos armados de más, por si a algún 
niño se le olvide traer el suyo. O tal vez puedas armar uno para cada niño.
Notas: 
18
 sta página de “Todo el año en contacto” no es más que el esquema del Año li-
túrgico, que el año pasado se lo hemos explicado a los niños. n caso de querer 
recordar algunos detalles o explicaciones, conviene remitirse al libro anterior.
 l objetivo de volver a colocarlo en este segundo año es justamente, según se indica 
al inicio, estar actualizados en el tiempo litúrgico que se está viviendo al momento 
del encuentro de la catequesis.
Se sugiere el uso del esquema desde el comienzo de la catequesis. Para ello, se 
marcó con una flecha azul el inicio en el Miércoles de Ceniza. Los niños tendrán sin 
color los tiempos litúrgicos, de manera que cada vez que comienza uno, tendrán 
que pintarlo según el color que corresponda. Se les puede recordar los colores litúr-
gicos e invitar constantemente a las celebraciones de las mismas.
Recordemos que vivir la celebración en la comunidad también es catequesis.
Objetivos
 ■ Reconocer cada tiempo litúrgico que se esté viviendo al momento de los en-
cuentros de catequesis.
 ■ Pintar el tiempo litúrgico cuando comienza, con el color que corresponda, de 
manera que se ubique el momento vivido.
¡TODO EL AÑO EN CONTACTO!
 iempos litúrgicos
 
 No hay amor 
más grande 
que dar la vida!
20
Objetivos
 ■ Vamos a intentar conocer a Jesús más a fondo y el mensaje que él nos invita 
a vivir en esta Cuaresma.
 ■ Conocernos mejor a nosotros mismos y descubrir nuestras cosas buenas 
para valorarlas, y nuestras cosas malas para poder transformarlas y poder 
llegar con Jesús a la Pascua.
 ■ ntender la Cuaresma como un tiempo favorable para “cambiar” hacia una 
vida mejor y más feliz con la fuerza de Jesús.
 ■ Comprometernos en lo que Jesús nos propone en su Palabra: oración, ayuno 
y caridad.
Ambientación
 Colocar en el suelo, en el centro, un granmapa de Palestina en tiempo de Jesús. 
 Sobre él ponemos nuestro barco, ese medio que vamos a utilizar para realizar 
nuestro viaje, y la Biblia, que va a ser la que nos vaya marcando nuestra travesía. 
Miramos nuestra vida
Una travesía especial
 l catequista conversa con los niños de todos los cuidados y elementos que de-
bemos tener en cuenta para emprender esta travesía especial junto a Jesús. Les 
indicamos que:
 – l puerto de partida será la “Cuaresma”.
 – l día que zarpamos es el “Miércoles de Ceniza”.
 – Nuestro puerto de llegada es la “Pascua”, la muerte y resurrección de Jesús.
 Los invitamos a escribir en el barquito, que previamente han preparado, sus 
nombres.
2
Encuentro
CUARESMA. 
NOS EMBARCAMOS 
HACIA LA PASCUA
21
 – ste barquito representa mi vida, mi persona, y con él recorreré el camino de la 
Cuaresma, junto con los demás compañeros, uniéndome en el “barco” que re-
presenta la Iglesia, mi familia y especialmente Jesús.
 – Sabemos que la travesía no es fácil pero que vamos hacia buen puerto, que es 
la Pascua.
 La Cuaresma es para ver si estamos en el camino correcto de la felicidad, o si tal 
vez hemos equivocado el rumbo. se rumbo tiene que ser corregido y esa correc-
ción se realiza renunciando a la conducta que nos llevó por el camino equivocado. 
La corrección, cambio o conversión tiene que llegar al fondo del ser humano y 
abarcar la totalidad de la vida.
 Para partir, debemos estar debidamente preparados, por eso le proponemos pen-
sar y hacer la actividad “Algunas instrucciones para el viaje”.
 – Los niños deberán tildar las instrucciones que correspondan, hacer una cruz a 
las que no, y podrán agregar otras tres en los casilleros en blanco.
 – Podemos inducirles a pensar en actitudes hacia los demás, tales como: “Animar 
a los que son tímidos”, “Ser pacientes con todos”, “No devolver mal por mal”, 
“Buscar siempre hacer el bien”, “Ponerse de acuerdo”, “No hacer divisiones”, 
“Ser amables”…
Jesús nos habla
 Leemos con los niños el vangelio de Mateo 4,17.
 Reflexionamos sobre lo que nos dice Jesús después de estar cuarenta días en el 
desierto.
El mensaje central
 Podemos comentarles que él nos anima a seguirlo, alentándonos a “convertirnos, 
porque el Reino de los Cielos está cerca”.
 Aquí se refiere al inicio de la actividad mesiánica de Jesús mediante una frase que 
supone, por un lado, «cambio de mentalidad» (conviértanse) y, por otro, la acep-
tación de la «Buena Noticia», el comienzo del Reinado de Dios (el Reino de los 
Cielos está cerca).
La conversión
 Dejamos en claro a los niños que la “conversión” es la condición para entrar, reci-
bir y acoger el Reino de Dios.
 Implica un cambio de camino, de mentalidad, de forma de vivir, de creer y de 
amar. nvuelve y transforma todas las dimensiones de nuestra vida.
22
 Quien se convierte no puede seguir viviendo de la misma manera que antes. La 
conversión es nuestra respuesta a la presencia del Reino actuante en este mundo.
 Con nuestra forma de ser, de pensar, de actuar, de elegir opciones, estamos di-
ciendo “sí o no” a la presencia del Reino (ver Vivir la uaresma en familia, de Mar-
celo A Murúa).
La Cuaresma
 Les comentamos a los niños que este tiempo “especial” que estamos viviendo se 
llama Cuaresma:
 – s un tiempo litúrgico de preparación y de conversión para la celebración de la 
Pascua, acontecimiento central de la vida cristiana.
 – s a la vez un tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados, es decir, cambiar 
algo de nosotros para tratar de parecernos a Jesús de Nazaret.
 – La Cuaresma es el tiempo favorable en que nos volvemos a poner en el camino 
de Dios.
 – La palabra “cuaresma” (quadragésima) quiere decir cuarenta días.
 – A lo largo de este período revivimos los cuarenta días de Cristo en el desierto y 
los cuarenta años de peregrinación de los israelitas por el desierto hasta llegar 
a la tierra prometida.
 – n efecto, durante cuarenta días Jesús se prepara en el desierto para su inmi-
nente ministerio público, enfrentando las tentaciones y renovando su íntima re-
lación con el Padre.
 – Durante cuarenta años el pueblo conducido por Moisés, después de salir de 
 gipto, la tierra de la esclavitud, padeció hambre y sed, a veces sucumbió al 
desaliento pero, ante todo, vivió la experiencia única de la ternura de Dios para 
con él (Éxodo 12-40).
 – s esa misma experiencia de intimidad con Dios la que debe revivir toda la co-
munidad de los creyentes, bautizados y catecúmenos, al aproximarse la Pas-
cua, para llegar con el “gozo de un corazón purificado” a renovar las promesas 
realizadas en el Bautismo, que es la alianza personal de cada cristiano, y encon-
trarse con Cristo muerto y resucitado en la ucaristía.
Tiempo de penitencia
Tiempo de cuaresma quiere decir también tiempo de penitencia transitado de es-
píritu Pascual. La palabra penitencia evoca en muchas personas asociaciones ne-
gativas (duelo, arrepentimiento y contrición)… La palabra alemana para designar el 
“hacer penitencia” significa en realidad: “mejorar, reparar, restablecer, curar”. De ahí 
que el tiempo de cuaresma sea el tiempo en el cual procuramos hacer las cosas 
mejor que nunca.
2 
Mediante la cuaresma, Dios no solo quiere sanar el corazón humano sino toda la 
tierra. Quiere prepararnos para la Pascua, a nosotros y a todo el mundo, para que 
florezca de nuevo la vida a la cual Dios nos destinara originalmente.
 n realidad la penitencia consiste en vivir nuestra vida con mayor atención y cuida-
do; en hacer nuestro trabajo mejor de lo que lo solemos hacer, en orar con mayor 
intensidad; en cultivar con mayor conciencia nuestras relaciones y vivir plenamente 
el presente. La cuaresma nos invita a religar (afianzar) decididamente nuestro co-
razón a Dios y recorrer nuestra vida cotidiana fundados en Dios (ver Anselm Grüm, 
Vivir en el Espíritu de la Pascua).
La penitencia de Cuaresma se orienta hacia Dios, a quien honra, y a los hermanos, 
a los que consuela. n ella se expresa con gran fuerza lo opción personal del dis-
cípulo de Jesús por el doble mandamiento del amor: amor a los hermanos porque 
amamos al Padre misericordioso y lleno de ternura.
La Cuaresma comienza con un acto de humillación y de entrega en las manos del 
Padre: la imposición de las cenizas el Miércoles de Ceniza. Por ello, al recibir la 
ceniza en nuestra frente, al antiguo: “Acuérdate que eres polvo y en polvo te con-
vertirás”, la Iglesia privilegia el: “Conviértete y cree en el vangelio”. La primera frase 
está inspirada en Gn 3,19; la segunda, en Mc 1,15. Pero ambas se complementan: 
una recuerda la caducidad humana, simbolizada en el polvo y en la ceniza; la otra 
apunta a la actitud interior de conversión a Cristo y a su vangelio, la actitud propia 
de la Cuaresma.
Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas u olivos usadas el Do-
mingo de Ramos de año anterior. sto nos recuerda que lo que fue signo de gloria 
pronto se reduce a nada.
La imposición de ceniza es una costumbre que nos hace caer en la cuenta de 
que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos 
enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. n cambio, todo el bien 
que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nues-
tra vida, solo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros 
hermanos, los hombres.
Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer me-
jorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se les impone a los niños y a los 
adultos.
Por lo tanto, mucho más que una ascesis artificial y un montón de reglas y obser-
vancias, la Cuaresma nos propone a cada uno de nosotros tener el valor sincero 
de revisar nuestra manera de ser, de ver dónde nos encontramos frente al proyecto 
que Dios tiene sobre nosotros, qué es lo que queremos, lo que hemos entendido 
de la vida cristiana.
24
La propuesta de la Cuaresma es que confrontemos nuestra vida con los valores 
propuestos en elvangelio, concretamente en lo que se refiere a nuestra vida rela-
cional:
 – con nosotros mismos,
 – con los demás, 
 – con la naturaleza
 – y con Dios.
Son las cuatro relaciones constitutivas del ser humano, que abarca una auténtica 
espiritualidad y que nosotros estamos llamados a vivir desde la actitud cristiana de 
la fe…. ¡Qué bueno sería crecer en nuestra vida de relación, según el spíritu de 
Jesús!
Las prácticas de la Cuaresma
Se puede decir que toda nuestra existencia queda enmarcada en el espacio com-
prendido entre estas tres grandes realidades: Dios, el prójimo y las cosas. Por ello la 
Iglesia nos propone que hagamos “oración”, “ayuna” y “limosna”.
 Oración entendida como experiencia de Dios, como intento de vivir, desde la cer-
canía y la presencia, al estilo de Jesús, dejándonos transformar en nuestra relación 
con Dios Padre, Hijo y spíritu.
 Ayuno entendido como relación con nosotros mismos, como toda forma de in-
teriorización, de búsqueda de coherencia en la propia vida, de crecimiento en 
austeridad… Una de las formas modernas y creativas del ayuno debe ser la dispo-
nibilidad de uno mismo, que “pone en ayuno” a su propio egoísmo y lo transforma 
en alimento para los demás.
“ ste es el ayuno que yo amo –oráculo del Señor–: soltar las cadenas injustas, 
desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los 
yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir 
al que veas desnudo…” (Isaías 58,6-7)
A la luz de estas palabras comprendemos por qué el ayuno como abstención (pri-
vación de comer un alimento como la carne) ha cedido lugar al ayuno como sím-
bolo y expresión de una renuncia a todo aquello que nos impide realizar en noso-
tros el proyecto de Dios.
Sería más fácil limitarnos a “cumplir” con el ayuno de alimentos propuesto por la 
Iglesia. Pero necesitamos descubrir esos “otros” ayunos como medio adecuado 
para cambiar lo que más nos cuesta. Tal vez se trate de hablar menos, de hacer 
menos gastos superfluos, de perder menos tiempo frente al televisor para entre-
garlo a alguien que necesite nuestra asistencia...
 Limosna entendida como relación con los demás y que hoy puede revestir mu-
chas formas; como por ejemplo: solidaridad con los más necesitados, compromi-
25
so con los últimos y silenciados, compañía con los solitarios, distintas formas de 
voluntariado, irse dando a los demás en mil formas de compartir….
Por eso al comenzar la cuaresma, la liturgia nos propone la lectura de Mateo 6,1-
6.16-18 donde el mismo Jesús nos enseña cómo debe ser nuestra oración, nues-
tro ayuno y nuestra limosna.
 a oración, el ayuno y la limosna
 l vangelio de hoy indica los elementos de este camino espiritual: 
la oración, el ayuno y la limosna (cfr. Mateo 6,1-6.16-18). Los tres 
comportan la necesidad de no dejarse dominar por las cosas que 
aparecen: lo que cuenta no es la apariencia; el valor de la vida no 
depende de la aprobación de los demás o del éxito, sino de cuan-
to tenemos dentro.
 l primer elemento es la oración. La oración es la fuerza del cristia-
no y de cada persona creyente. n la debilidad y en la fragilidad de 
nuestra vida, nosotros podemos dirigirnos a Dios con confianza de 
hijos y entrar en comunión con Él. Ante tantas heridas que nos ha-
cen mal y que nos podrían endurecer el corazón, nosotros estamos 
llamados a zambullirnos en el mar de la oración, que es el mar del 
amor ilimitado de Dios, para gustar su ternura.
La Cuaresma es tiempo de oración, de una oración más intensa, 
más tiempo de oración, más asidua, más capaz de hacerse cargo 
de las necesidades de los hermanos, oración de intercesión, para 
interceder ante Dios por tantas situaciones de pobreza y de su-
frimiento.
 l segundo elemento relevante del camino cuaresmal es el ayuno. 
Debemos estar atentos a no hacer un ayuno formal, o que en ver-
dad nos “sacia” porque nos hace sentir tranquilos. l ayuno tiene 
sentido si verdaderamente mella nuestra seguridad, y también de 
él deriva un beneficio para los demás, si nos ayuda a cultivar el 
estilo del “buen samaritano”, que se inclina sobre el hermano en 
dificultad y se hace cargo de él.
 l ayuno comporta la elección de una vida sobria, en su estilo, 
que no derrocha, una vida que no “descarta”. Ayunar nos ayuda 
a entrenar el corazón a lo esencial y al compartir. s un signo de 
toma de conciencia y de responsabilidad frente a las injusticias, a 
los atropellos, especialmente con respecto a los pobres y a los 
pequeños, y es signo de la confianza que ponemos en Dios y en 
su providencia.
26
Tercer elemento es la limosna: ella indica la gratuidad, porque en la 
limosna se da a alguien de quien no se espera recibir algo a cambio. 
La gratuidad debería ser una de las características del cristiano, que, 
consciente de haber recibido todo de Dios gratuitamente, es decir 
sin ningún mérito, aprende a dar a los demás gratuitamente.
Hoy con frecuencia la gratuidad no forma parte de la vida cotidia-
na, donde todo se vende y se compra. Todo es cálculo y medida. 
La limosna nos ayuda a vivir la gratuidad del don, que es libertad 
de la obsesión de la posesión, del miedo de perder lo que se tie-
ne, de la tristeza de quien no quiere compartir con los demás el 
propio bienestar.
Papa Francisco, Homilía del Miércoles de Ceniza, marzo de 2014
Tiempo de renovación
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las 
comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un “tiem-
po de gracia” (2 Cor 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya 
dado antes: “Nosotros amamos a Dios porque él nos amó prime-
ro” (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. stá interesado en 
cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida 
y nos busca cuando lo dejamos.
Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferen-
te a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y 
nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios 
Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus su-
frimientos, ni las injusticias que padecen… ntonces nuestro co-
razón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, 
y me olvido de quienes no están bien. sta actitud egoísta, de indi-
ferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto 
que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se 
trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.
“Fortalezcan sus corazones” (Santiago 5,8)
También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. 
 stamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos 
narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda 
nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para 
no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia?
27
 n primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia te-
rrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas 
personas. La iniciativa “24 horas para el Señor”, que deseo que se 
celebre en toda la Iglesia –también en el ámbito diocesano–, en 
los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la 
oración.
 n segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegan-
do tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los 
numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es 
un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un sig-
no concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la 
misma humanidad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la 
conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fra-
gilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si 
pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites 
de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades 
que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tenta-
ción diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos 
salvar al mundo y a nosotros mismos.
Para superar la indiferencia ynuestras pretensiones de omnipo-
tencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva 
como un camino de formación del corazón, como dijo Benedic-
to XVI ( eus caritas est 31).
Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón 
débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, 
firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que 
se deje impregnar por el spíritu y guiar por los caminos del amor 
que nos llevan a los hermanos y hermanas. n definitiva, un corazón 
pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes 
a Cristo en esta Cuaresma: (“Fac cor nostrum secundum Cor tuum”) 
“Haz nuestro corazón semejante al tuyo” (súplica de las Letanías al 
Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón 
fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje 
encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización 
de la indiferencia.
Papa Francisco, Fiesta de san Francisco de Asís (2014)
28
 Preguntamos a los niños qué les propone Jesús para partir del “Puerto Cuaresma” 
y llegar al “Buen puerto La Pascua”.
 Inducimos a los niños a encontrar el sinónimo de las palabras y explicarlas en 
forma sencilla, interpretando la imagen.
 – CONV RSIÓN=Cambio. Véanse las piedras en el camino, la escoba, el tacho 
de residuos. Significa la limpieza de nuestro vivir equivocado. Retirar los obstá-
culos que nos impiden llegar al Resucitado y resucitar con él.
 – ORACION=Diálogo con Dios. l combustible necesario para mantenernos en la 
marcha. Sostén. Comunicación con quien nos ama y desea lo mejor para nosotros.
 – AYUNO=Penitencia. Para liberarme de las cosas que me atan, me descontro-
lan. Saber educar mi voluntad. No es “sufrir” por “sufrir”. l cristiano sabe que 
dejarse esclavizar por la “ley del placer”, esa que dice “date todos los gustos”, 
“no te prives de nada”, no nos ayuda a asemejarnos a Cristo que “pasó por el 
mundo haciendo el bien”. Véase cómo la cruz de Cristo, significando sacrificio, 
entrega, lo eleva, significando la paz, libertad y acercamiento a la vida plena.
 – LIMOSNA=CARIDAD. Porque queremos seguir el ejemplo de Jesús en su amor 
a los demás. Las privaciones deben tener consecuencias caritativas: ayudar al 
prójimo con mi tiempo, mis bienes, mis dones. La Paloma es el spíritu Santo 
que fortalece, indica y guía el caminar.
respuest l p l br 
 l catequista propone que, en esta Cuaresma, acompañemos a Jesús reprodu-
ciendo los lugares por donde pasó, su forma de mirar a la gente; escuchando y 
acogiendo su Palabra como un regalo que se nos da para ayudarnos a cambiar 
nuestro corazón y hacerlo semejante al de él; y haciendo oración y buenas accio-
nes “en secreto”.
 Rezamos juntos
 Nos ponemos en clima de oración. Hacemos la señal de la cruz muy lentamente, 
pensando que estamos dibujando en nosotros el “signo del Amor de Cristo”.
 Rezamos juntos la oración “Quiero revisar mi vida”. Se puede rezar dos veces, 
todos juntos y en silencio cada uno, para pensar qué parte toca mi corazón y me 
dice qué tengo que mejorar.
 Luego invitamos a los niños a tomar su barquito de papel y a escribir en él aquello 
que quieren mejorar en su vida. Luego lo reescriben en el libro.
Gesto
 Tomamos la idea de este gesto de Teresa Vallés (catholic.net).
29
 l catequista invita a los niños a recibir las cenizas bendecidas como signo de 
nuestro deseo de cambiar para acompañar a Jesús en esta travesía.
 – Mediante la cruz de ceniza que recibiremos en nuestra frente queremos decirle 
a Jesús que les abrimos las puertas de nuestro corazón para que él lo modele 
y nos ayude a ser felices ya hacer felices a los demás.
 – Nos preguntamos: Cuando quemamos algo, ¿qué queda? Seguramente res-
ponderemos: “cenizas”.
 – Las cenizas son nuestros egoísmos y enfermedades: peleas, mentiras, pereza 
en el estudio, falta de cariño y respeto a nuestros padres...
 – l signo de la ceniza simboliza que todo lo anterior lo hemos quemado y que 
queremos que nazca en nosotros algo nuevo: la paz, la amistad, la solidaridad, 
el amor, la dulzura, la comprensión…
 – Para ello pedimos perdón a Dios por nuestras faltas. l catequista dice:
Después de cada petición respondemos cantando:
R/: “Perdónanos Señor y muéstranos tu amor”
 Porque nos hemos portado mal en casa. R/
 Porque hemos peleado entre nosotros. R/
 Porque hemos sido perezosos a la hora de estudiar o de ayudar a los demás. R/
 Porque a veces no decimos la verdad temiendo quedar mal. R/
 Porque a veces dejamos de hacer el bien que podríamos perfectamente hacer. R/
 ste será el momento en el que el niño o niña, una vez que se acerca a recibir la 
ceniza, deja su barco de papel –que previamente preparó en el encuentro– y es-
cribe en él lo que necesita cambiar o mejorar para comenzar bien este tiempo de 
Cuaresma. 
 Se termina rezando el padrenuestro.
Compromiso
 l catequista les comenta a los chicos que sería muy lindo escribir nuestro com-
promiso cuaresmal en la ficha que les proponemos, para que nos sirva de “ayuda 
memoria”, cuando en medio de nuestras tareas diarias que nos mantienen ocu-
pados y nos distraen, corramos el riesgo de olvidarlo.
 Para el próximo encuentro, traen escrito en el pececito:
“Mi mejor penitencia por amor a Jesús fue…”
 0
3
Encuentro
NO NOS DEJES CAER 
EN LA TENTACIÓN
Miramos nuestra vida
 Dar la bienvenida a los niños con mucha alegría y recordar de colocar los pececi-
tos en la barca.
 Si previamente alguien quiere compartir su mejor penitencia, lo puede hacer. Pero 
en este caso como dijimos que Dios ve en lo secreto, no es necesario leerlo.
Elegir lo mejor
dInámIc de InIcIo: El juego de cinchada
 l encuentro iniciará con un juego de “cinchada” tal como aparece en la imagen. 
Equipo del bien: a cada uno de los participantes se le colocará palabras como ver-
dad, generosidad, obediencia, humildad, mansedumbre, paciencia, oración, obe-
diencia, fidelidad, escucha... 
Equipo del mal: a cada uno de los participantes se le colocará palabras como 
mentira, egoísmo, desobediencia, orgullo, violencia, intolerancia, soberbia, indivi-
dualismo, envidia... 
 Para evitar que alguien considere una ofensa la palabra que le tocará, ellos mis-
mos elegirán un cartel escrito en el reverso. Y si es necesario explicar el significa-
do de las palabras.
 l catequista se colgará un gran corazón en el cuello con la inscripción: GRACIA 
de DIOS.
Objetivos
 ■ Presentar las tentaciones que tenemos en el seguimiento de Jesús, como 
normal consecuencia en la vida de quienes desean vivir según el evangelio. 
 ■ Presentar a Jesús tentado como modelo de docilidad y fidelidad a la voluntad 
del Padre.
 ■ Distinguir claramente entre tentaciones y pecado personal. 
 1
 Luego ubicará a cada grupo en un extremo de la soga. Él se coloca en el medio. 
Indica que comience el juego.
 Cada vez que el quipo del bien esté a punto de caer, el catequista utilizando 
ayudará al equipo a vencer al mal.
 n otra ocasión permitirá que la lucha sea ganada por el mal sin intervenir.
 Luego de un tiempo prudencial (más bien breve), se dialoga.
 – ¿Cómo se sintieron?
 – ¿Qué les pasó cuando ganaron? ¿Y cuando perdieron?
 – ¿Cuál fue la función de “la gracia de Dios”?
 Se prosigue con el siguiente diálogo a modo de iluminación:
 – ¿Con qué situación o situaciones de la vida de Jesús se puede relacionar este 
juego?
 – ¿Por qué les parece que aun siendo Hijo de Dios Él también tuvo que luchar 
para vivir y hacer siempre el bien? 
 – ¿Quién estaría en el otro extremo de la soga?
 – ¿Contra quién lucharía Jesús?
 – ¿De dónde le vendría fuerza para la lucha?
 – ¿Combatiría solo?
 – ¿Cómo combatía Jesús? ¿Cuáles fueron sus armas de defensa?
 Se lee el evangelio Mt 4,1-13.
 l catequista deja claro:
 – Jesús es Hijo de Dios.
 – l Padre tenía un proyecto grande y exigente para con Él (salvador del mundo).
 – Jesús siempre quiso y fue fiel a ese proyecto.
 – Poreso, tuvo grandes tentaciones contra las que luchar y vencer.
 – Con la confianza puesta en el Padre, venció toda tentación que quería apartarlo 
de la voluntad de su Padre. Fue fiel.
 Luego, el catequista ayudará a los niños a percibir que lo mismo que sucedió a 
Jesús, sucede a los santos y a todas personas que sinceramente optan por vivir 
haciendo siempre el bien como Jesús. Lo hará de tal manera, que los niños pue-
dan reaccionar poniendo ejemplos concretos de esto en la vida cotidiana. 
 s muy importante que se pueda visualizar tentaciones, tanto “humanas” (deber 
de hacer la tarea para la escuela y tener ganas de ver televisión, obediencia de no 
comer un pedazo de torta y sentirse atraído con la posibilidad de hacerlo...), como 
“espirituales” (tener que ir a misa el domingo y sentir muchas ganas de seguir 
durmiendo, deseos de venganza o de respuesta violenta a alguien y no hacerlo 
para hacer la voluntad de Dios...).
 2
 n el caso (solo si sucediera) que a los niños no se les ocurran situaciones para 
poner de ejemplo, el catequista preverá los siguientes recursos: 
1. Mamá compró unos ricos bombones para sus hijos, pero les pidió que no se los 
comieran hasta después del postre. Viendo lo deliciosos que estaban, ellos pensaron: 
Vamos a comer uno, total hay muchos y mamá no se va a dar cuenta. ¿Qué opinan?
2. Un grupo de niños están jugando en el Recreo. n determinado momento, un 
compañero sin querer les pega un pelotazo. Los otros furiosos, porque fueron lasti-
mados, van y le devuelven la acción con agresión y falta de respeto. ¿ s una buena 
forma de reaccionar?
3. La maestra avisó a sus alumnos que al día siguiente tendrían una evaluación y 
que debían estudiar. Durante la tarde de ese día los alumnos prefieren jugar con 
sus amigos en vez de dedicarse a estudiar. Al día siguiente, llegado el momento 
de la evaluación se dan cuenta que se dejaron vencer por la tentación y ahora no 
saben responder los ejercicios del examen. Tienen dos opciones: tratar de leer las 
respuestas en el libro que tienen debajo del banco y obtener una buena calificación, 
o bien decirle la verdad a la maestra. ¿Qué les parece?
4. l fin de semana a la hora de ir a misa, un niño se entusiasma con un videojuego 
y deciden no ir. ¿Qué piensan?
5. Un niño está solo en su casa. Se pone a mirar televisión. Comienza una pelícu-
la que parece muy interesante, pero luego de unos minutos comienzan escenas 
violentas y que no conviene ver. Tiene dos opciones: seguir mirando para ver qué 
sucede al final (que es lo que más lo atrae), o apagar el televisor para no ver algo 
que no le hace bien. ¿Qué les parece?
Adán y Eva
 Se finaliza con el texto del libro de los niños respecto a Adán y va y a la gracia de 
Dios.
Jesús nos habla
 Antes de leer el texto propuesto, sería muy bueno situarlos a los niños en el con-
texto en que Jesús invita a sus amigos a subir al monte Tabor: Jesús le había 
anunciado a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, y que tenía que sufrir 
mucho, que lo matarían y al tercer día resucitaría (Mt 16,23).
 Leen las palabras de Jesús que aparecen en un globo.
 n sus libros se explica en un recuadro cómo se hace la lectura orante de la Pala-
bra: ¿Qué dice el texto? Y ¿Qué me dice? Lo leen con detalle.
 Luego leen el recuadro que explica que Jesús quiere que todos lleguemos a su 
encuentro.
 
respuest l p l br 
 Se realiza la actividad propuesta en el libro: contemplar la montaña.
 s importantísimo que el catequista sepa y profundice en lo siguiente:
Tentación no es pecado. Una dificultad en el proceso de la fe no es necesaria-
mente algo para confesar. ¡Todo lo contrario! Jesús tuvo grandísimas tentaciones y 
nunca pecó. s más, precisamente tenía tentaciones porque su opción radical fue 
vivir siempre en la voluntad de Dios. 
Así es también en la vida cristiana. l que no se preocupa por vivir el evangelio, no 
tiene grandes tentaciones. l que no pretende el Reino no tiene grandes luchas y 
combates. Solo para los santos, la vida diaria es una verdadera lucha. 
Debemos ayudar a los niños a ir tomando conciencia realista de la vida cristiana: es 
posible, pero es lucha y combate permanente; ser bueno cuesta, el evangelio es un 
desafío realmente hermoso pero muy grande y exigente.
Habitualmente ponemos mucho énfasis en decir que el evangelio es para ser feliz. 
¡Y es bien cierto! Pero, ¡ojo! Tenemos que tener cuidado. Porque para las últimas ge-
neraciones, ser feliz significa vida light, sin problemas, sin lucha, todo fácil, confort, 
bienestar... s necesario dejar clara las dos cosas: felicidad y lucha, permanentes. 
 Rezamos juntos
 Antes de cantar, se reza el Padre Nuestro pidiendo a los niños que presten espe-
cial atención a la petición: No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
 Cantan ambia mi corazón.
Compromiso
Se propone que durante la semana escuchen a Jesús por medio de la lectura de la 
Palabra. Los textos bíblicos servirán para reflexionar en familia. 
 – Lc 9, 22-27: Anuncio de la pasión.
 – Jn 11, 1-45: La resurrección de Lázaro.
De cada lectura pueden copiar en un pececito una cita Bíblica y traerlas al próximo 
encuentro para compartir. Y como la Palabra de Dios es tan dulce pueden traer un 
chupetín para regalar.
p r el próxImo encuentro
 l catequista prepara:
 – Mantos o algunas telas o alfombra. 
 – Coronas de cartulinas para cada niño y ramitas de olivo.
 4
4
Encuentro
SOY UN REY 
HUMILDE
Miramos nuestra vida
Los reyes
 Damos la bienvenida a los niños con mucha alegría y comenzar con el compromi-
so del encuentro anterior. 
 Leer la cita Bíblica que trajeron escritas en el pececito, y recordar de decir “Palabra 
de Dios” todos respondemos: “Te alabamos Señor”. 
 Se comparten los chupetines pero para saborearlos al final. 
 Recordar que comienza la Semana Santa: los niños pintan el Tiempo litúrgico en 
Rojo.
DInámIc de InIcIo: ¡Hoy, me siento un rey/ una reina! 
 l catequista prepara mantos o telas que simulen una alfombra y espera a los ni-
ños fuera del salón. A medida que van llegando les colaca una pequeña corona, 
y les invita a sentirse reyes por un momento.
 Luego, una vez que están todos reunidos, los invita a caminar sobre la “alfombra” 
actunado como reyes, mientras tanto el catequista los recibe con apalausos y 
aclamaciones.
 Luego conversan sobre cómo se sentieron, si a ellos les gustaría ser reyes y por 
qué. Luego continúan con las imágenes y preguntas propuestas en el libro.
 Miran las fotos y conversan según las preguntas de los libros.
 Luego leen el globo con las palabras de Jesús.
Objetivos
 ■ ncontrarse con Jesús como verdadero Dios y Rey, pero cuyo reinado se 
basa en la humildad y un estilo de vida sencillo.
 ■ Animar a los niños a vivir y celebrar el Domingo de Ramos.
 ■ Dar a conocer y explicar los gestos y momentos de la celebración litúrgica del 
Domingo de Ramos.
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 A continuación hacen la actividad de completar el cuadro y de ordenar las pala-
bras de la frase.
 Por último, con aplausos, leen las frases.
Jesús nos habla
Domingo de Ramos
 l catequista invita a los niños a sentarse en ronda y los invita a escuchar atenta-
mente el relato. Luego le pide a los niños que reconstruyan oralmente el texto 
proclamado y luego los invita a pensar en qué se diferencia Jesús de los demás 
reyes. Se realizan las actividades propuestas en el libro.
 Antes de leer el texto se pueden realizar las siguientes preguntas:
 – ¿Se imaginan a Jesús parecido a las celebridades o reyes?
 – ¿Cómo se imaginan que se vestiría Jesús? ¿Usaría autos lujosos?
 – Lee atentamente la Palabra de Dios y piensa: ¿en qué se diferencia Jesús de los 
reyes que conocemos nosotros?
 – ¿Qué me dice la Palabra a mí? ¿Cómo tengo que ser si quiero imitar a mi Amigo 
Jesús?
 – Según el texto, ¿seguir a Jesús da alegría? Nosotros, ¿queremos seguir a Je-
sús?
 Luego se explica a los niños que en poco tiempo toda la Iglesia celebrará y recor-
dará este momento en la vida de Jesús,al que llamamos Domingo de Ramos. 
 Luego se lee y comparte la información dada en el libro del niño.
Información para el catequista
La liturgia de este domingo consta de tres momentos: 
1) La bendición de los ramos: Como indican las oraciones de bendición, los ra-
mos son destinados ante todo a festejar a Cristo Rey y a aclamar el triunfo de Cristo.
2) La procesión en honor a Cristo Rey; s la procesión litúrgica más significativa 
de toda la Semana Santa.
3) La celebración de la Eucaristía: en ella se hace la lectura completa de la Pasión 
de Jesús.
respuest l p l br 
 s hermoso imaginar a esos niños que corren a la par de Jesús para recibirlo y 
demostrarle su cariño, su amor.
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 Se les puede preguntar:
 – ¿Ustedes quieren recibir a Jesús con esa misma alegría? 
 – ¿Quieren imitar a Jesús: rey humilde y manso?
 ntre todos pensamos y damos sugerencias de cómo le podemos mostrar a Je-
sús que Él es nuestro verdadero Rey y que queremos imitarlo. Por ejemplo: Ir a 
misa todos los domingos para expresarle mi amor.
Para el catequista
 sta es una oportunidad, para resaltar la austeridad de Jesús y por ende la sencillez 
como estilo de vida cristiano. 
Jesús es Señor, es Dios, es Rey, pero no está atado a marcas, lujo, confort, modas... 
no es autoritario, no “se las cree”, no es esclavo de lo que brilla, aparenta, encandi-
la, y pronto se marchita. Su corazón está centrado en otra cosa. Su identidad está 
afirmada en lo que es realmente importante: servir cumpliendo la voluntad de Dios.
 Rezamos juntos
 Se puede enriquecer este momento de oración preparando ramitos de olivo para 
colocar en la barca. 
 Se pide a los niños que saquen uno y lean la intención que aparece en las tarjetitas 
que se encuentran sujetas al ramito.
 A cada intención decimos: Jesús, queremos que seas nuestro Amigo y Señor.
Conexión con la Liturgia: el santo
 s oportuno, aprovechar el texto bíblico de este encuentro para enseñarles a los 
niños que el himno que escuchamos previo al iniciarse la Plegaria ucarística, toma 
su letra de Is 6,3 y de Mateo 21,9 es decir del texto bíblico que se comparte en este 
encuentro. 
 l santo es la aclamación de toda la asamblea, la unidad del cielo (ángeles y santos) 
y de la Tierra (todos nosotros). Por eso, es un canto de alegría, de júbilo en el que 
reconocemos a Cristo como Dios y Señor. 
El significado de la palabra “Hosanna”.
 sta palabra ya se utilizaba en el Antiguo testamento y era solo utilizada para re-
ferirse a Dios. Con la palabra “Hosanna” fue recibido Jesús en su entrada triunfal 
en Jerusalén.
 sta palabra tiene un significado mesiánico que expresa un gozo profundo, como 
un “¡Viva! Y significa “salva”, “da salud”, “ayúdanos ahora”, todo lo que espera 
el pueblo Judío del Mesías.
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 ste término lo usaban los judíos para acompañar con ramos el agua de la piscina 
de Siloé que usaban para rociar el altar del templo de Jerusalén en la fiesta de los 
tabernáculos. Cantaban: “Sálvanos, Señor. Asegúranos la prosperidad. Bendito el 
que viene en nombre del Señor” (Salmo 118, 25-26)
Compromiso
 Les pedimos a los niños que relean las sugerencias que hicieron entre todos para 
que Jesús sea su Amigo y Señor. 
 Luego deben elegir una de ellas para realizar durante estos días previos a la Pas-
cua y la anotan en la corona que recibieron al comenzar el encuentro, como modo 
de afianzar la opción realizada. 
 Se les puede sugerir que dejen esa corona en algún lugar visible de su dormitorio 
para recordar lo que se propusieron. Aclarar a los niños que todo compromiso 
que hagamos necesita de la gracia y la fuerza de Dios, para ello deben pedirle a 
su Amigo Jesús que los ayude a cumplirlo, porque nosotros somos débiles.
 Durante estos días demostrarán a Jesús que él es el rey eligiendo y realizando una 
de las sugerencias que hicimos entre todos. 
 Teniendo en cuenta el ramito de olivo del momento de oración como modelo, el 
catequista da la siguiente consigna: en familia prepararemos ramitos de olivo con 
una tarjetita que contenga una cita bíblica de la lectura que compartimos hoy. Por 
ejemplo: “Bendito e que viene en el Nombre del Señor” y la tendremos lista para 
repartir a nuestros vecinos y familiares invitándolos a participar de la misa del Do-
mingo de Ramos, contándoles lo que aprendimos.
 Para el próximo encuentro traer:
 – 2 túnicas o atuendo para personificar a Jesús.
 – Un pan bendecido, o pancitos individuales para repartir en el gesto.
 – starán ubicados en una canasta dentro de la barca. (Pueden estar envueltos 
como para regalo).
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Miramos nuestra vida
Ambientación
 Recibir a los niños con cariño y preguntar si participaron del Domingo de Ramos 
en familia. ¿Compartieron los ramitos de olivo? ¿Cómo estuvo la semana?
Juego “díg lo con mímIc ” “ dIvIn r: ¿Qué h ce Jesús?
Objetivo del juego: Cuánto más conozca a Jesús y preste atención a sus actitu-
des… más podré imitarlo. Ya que él nos dio el ejemplo.
 Se puede llevar dos túnicas. Una para cada equipo. Y quien actúa como Jesús se 
la coloca.
 scribir en cuatro papelitos estas acciones de Jesús.
1) Jesús lava los pies a sus discípulos. 
2) Jesús multiplica los panes y los reparte entre la multitud
3) Jesús sana a un paralítico y a un ciego.
4) Jesús entra a Jerusalén en un asno. Lo proclaman Rey y Señor.
 Dividir al grupo en dos equipos. 
Objetivos
 ■ Comprender el significado de “servir a los demás”, para poder hacer lo mismo 
que Jesús.
 ■ Conocer los tres regalos que Jesús nos deja el Jueves Santo, como una ma-
nera de quedarse para siempre en medio de nosotros: el mandamiento del 
amor, la ucaristía y el Sacerdocio.
 ■ ntender que Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. 
(Objetivo que se extiende al encuentro siguiente)
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Encuentro
LES HE DADO 
EL EJEMPLO, HAGAN 
USTEDES LO MISMO
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 Cada equipo elige a 1 de sus integrantes y este deberá adivinar lo que sus com-
pañeros “dicen con mímica”. 
 Representan la actitud de Jesús, pero no se pueden hablar. Si el compañero ele-
gido adivina en tres minutos: ganarán un punto.
 Los papelitos con las actitudes de Jesús deberán estar doblados y serán elegidos 
al azar por el grupo que hace la mímica. l compañero que adivina no puede leer 
la acción de Jesús.
 Una vez culminado el juego que no debe llevar más de 10 minutos. Se concluye 
felicitando a los niños por la actuación y valorando el conocimiento de la vida y las 
actitudes de Jesús. Y cuánto más sepamos de él, mejor podremos imitarlo y vivir 
de acuerdo a lo que nos manda, sabiendo elegir bien como vimos el encuentro 
anterior para ser buenos y felices.
 Se buscan los libros, y se comienza mirando las imágenes que aparecen. La 
palabra clave es servicio. Se realizan las preguntas motivadoras para llegar a la 
conclusión de lo que significa: servir. 
Jesús nos habla
 Podemos leer Juan 3,1-15 y preguntar: 
 – ¡Qué nos cuenta Jesús al respecto?
 – ¡Qué hizo Jesús? 
 Los niños buscan en el vangelio las citas, transcriben las palabras de Jesús para 
descubrir sus preciosos regalos. 
 – Mc 14,22-24 “ xquisito regalo”.
 – Lc 22,19-20 “Un regalo para representarme aquí en la tierra”.
 – Juan 13,34-35 “Un regalo con amor”.
¡Qué cena! ¡Qué fiesta! ¡Hubo de todo! sta exclamación que, a veces, utilizamos 
para “engrandecer” alguna fiesta muy especial, la debemos aplicar a la última Cena 
de Jesús con sus discípulos.
 ¡Hubo de todo! Un gran deseo de Jesús de compartir, de servir y lo concretó. Ade-
más no hizo regalos. Pero sobre todo, hubo, un amor tan inmenso que el jueves se 
convirtió en el jueves santo del amor.
 l amor nos da la Eucaristía. “ ste es mi cuerpo. sta es mi sangre” (Mt 26,26). 
Pan y vino fruto de la tierra y del trabajo del hombre, algo sencillo y cotidiano fue lo 
que eligió para que se convirtiera en trascendencia divina.
Jesús cambia la Pascua judía por la nueva Pascua, ya no comerán el cordero asa-
do, sino que él mismo va a entregarse como Cordero para quitar los pecados del 
40
mundo.Cada misa es la renovación (no recuerdo) de la última cena. Jesús celebró 
la primera misa. Jesús nos regaló la ucaristía Jesús se hace “pan de vida” para 
ayudarnos a caminar, para darnos fuerza. ¡Gracias Jesús por tanta generosidad!
 l amor nos da el Sacerdocio católico. Porque Jesús encarga a sus apóstoles de 
repetir el gesto de la consagración “Hagan esto en memoria mía” (Lc 22,19). Para 
que todos los hombres puedan escuchar el vangelio y comer el cuerpo y la sangre 
de Jesús. También les dio autoridad para perdonar los pecados “todo lo que aten en 
la tierra será atado en los cielos y todo lo que desaten en la tierra será desatado en 
los cielos…” (Mt 18,18), y los envía de dos en dos a bautizar en su nombre. ¡Gracias 
Jesús por el don del sacerdocio!
 l amor nos da el gran mandamiento de la caridad fraterna. “Así como yo los he 
amado, ámense los unos a los otros” Jn 13,34) Hoy Jesús vuelve a ponerse como 
ejemplo de amor y servicio y nos invita a hacer lo mismo. ste es el “gran distintivo” 
de los cristianos. ¡Gracias Jesús por tu ejemplo de vida!
La liturgia del Jueves Santo: Dos celebraciones marcan este día.
1. Una misa crismal: en ella los sacerdotes de cada diócesis se reúnen con su 
obispo para renovar sus promesas sacerdotales. La comunidad, acompaña con 
la oración a quienes tienen la tarea de pastorear la Iglesia siguiendo el ejemplo 
de Jesús, Buen Pastor. También en ella se bendicen y se consagran los aceites, 
llamados también óleos. Se bendice el Óleo de los nfermos y catecúmenos (uti-
lizados para los sacramentos del Bautismo y Unción de los enfermos) y el Santo 
Crisma para el Bautismo, la Confirmación y Orden Sagrado.
El simbolismo del aceite
Con la unción, la persona, el lugar, los utensilios, queda elegida, “seleccionadas” y 
“consagrada” para el servicio divino. Los primeros cristianos adoptaron esta práctica 
como signo de la gracia, del amor de Dios comunicado en los sacramentos. La un-
ción de los enfermos con óleos aparece claramente en la carta de Santiago 5,14-16.
 n la liturgia, siempre significa la efusión de la gracia y la santificación permanente 
del spíritu Santo. Y más en detalle quiere simbolizar; protección, curación, forta-
leza espiritual, testimonio y compromiso cristiano.
 l óleo es un preparado semisólido a base de aceite de oliva.
 l crisma es un compuesto de aceite y bálsamo (se agrega bálsamo por su rico 
aroma, su suavidad y su virtud para evitar la corrupción.
2. La otra celebración es la misa de la cena del Señor. s una misa común con 
algunos ritos propios del día:
 El lavatorio de los pies. Lo realiza el sacerdote a doce miembros de la comu-
nidad. Reproduce el gesto de profunda humildad y total espíritu de servicio que 
Jesús realizó con sus discípulos y mandó a imitar.
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 La procesión con el Santísimo. n la misa se consagran las hostias para la co-
munión del Viernes Santo, ya que ese día “no hay” misa. l Santísimo queda en 
un sagrario especialmente preparado. Dentro de la alegría por todo lo que nos 
dio Jesús en la última cena, no podemos olvidar que esa noche, Jesús padecerá 
la agonía en el huerto y comenzará su pasión. Por eso la Iglesia, nos exhorta a 
acompañar y adorar a Jesús en la ucaristía fervorosa y constantemente hasta la 
medianoche. Se deja desnudo el altar.
respuest l p l br 
 Nos disponemos a la oración: Algún niño puede leer la frase de sus libros.
 Respondemos a cada acción de gracias: “¡Gracias, Jesús!
 xplicamos a los niños, que en uno de los momentos de la misa, cuando el sa-
cerdote termina de convertir el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Jesús (Con-
sagración) se reza el padrenuestro, nos damos la paz, como signo de hermanos 
que nos amamos, el sacerdote eleva a Jesús Hostia Santa, y todos rezamos o 
cantamos al Cordero de Dios.
 Se invita a los niños, a rezarlo primero y luego lo cantamos.
 Rezamos juntos
 Podemos terminar dándonos la paz y realizando el gesto.
Gesto
 Compartimos un pedazo de pan bendecido, que lo tendremos en una canasta 
dentro de la barca.
 Rezamos la oración que figura en los libros.
 Se puede terminar el encuentro saludando a Jesús en el sagrario.
Compromiso
 Pueden hacer tres regalos a Jesús: un gesto de amor, visitar el sagrario o compar-
tir un alimento.
 n el libro de los niños, después del encuentro 7, figura el anexo donde 
se explican las celebraciones del Jueves santo.
42
Miramos nuestra vida
Situaciones difíciles
 l catequista los recibe: ¡Bienvenidos, chicos! 
 Conversan sobre los tres regalos que nos comprometimos a hacerle a Jesús el 
Jueves Santo.
Ambientación
 l catequista sitúa una cruz importante en el centro del Salón y pide a los niños 
que la contemplen por un momento. Luego les pregunta: ¿Qué sienten ustedes 
cada vez que miran la cruz? ¿Qué conocen de la cruz de Jesús?¿Ustedes tienen 
alguna cruz en su casa? ¿Dónde?
 Luego que los niños se expresaron realizan la actividad sugerida en el libro.
 Se pide a los niños que presten atención a las imágenes, expresen lo ven y que 
agreguen, además situaciones que a ellos le produzcan dolor. 
 Luego se continúa con la lectura desde el libro: Dios es compasivo.
Objetivos
 ■ Contemplar la cruz de Cristo como el signo más grande de su amor por cada 
uno nosotros.
 ■ Ayudar a los niños a reflexionar sobre el sufrimiento como una condición del 
ser humano.
 ■ Animar a los niños a agradecer a Jesús por su entrega misericordiosa en la 
cruz y a aceptar las pequeñas o grandes cruces que a ellos le tocan llevar.
 ■ Compartir algunos momentos claves de la pasión de Jesús.
 ■ Vivenciar la liturgia del Viernes Santo.
6
Encuentro
VIERNES SANTO: LES 
ENTREGO MI VIDA, COMO 
DERROCHE DE AMOR
4 
Jesús nos habla
 Para el siguiente momento se puede organizar un pequeño circuito con los dife-
rentes momentos de estas escenas del viacrucis. 
 Se puede organizar dentro o fuera del salón del encuentro. 
 s conveniente utilizar imágenes o carteles que indiquen cada estación.
 Para cada momento se proclama en voz alta el texto bíblico seleccionado y luego 
se hace la meditación correspondiente.
respuest l p l br 
 n este día en que conmemoramos la pasión y muerte de nuestro amigo, pense-
mos de qué manera podemos ayudar a Jesús y a nuestros hermanos a llevar el 
peso de la cruz y del sufrimiento. 
 Las obras de misericordia son un modo concreto de amar como Jesús ama.
Gesto
 l catequista explica lo que significa la adoración de la cruz.
 Lo hacen.
Compromiso
 Se pueden dejar los pececitos a los pies de la cruz y, después de leer las obras de 
misericordia, se indica a los niños que tomen un pececito y escriban en él la obra 
que quieren realizar.
 lijen una obra de misericordia para realizar durante la semana.
 Para el próximo encuentro preparar:
 – Un poco de agua bendita con un ramito para esparcir sobre los niños.
 – catequista, un cirio bendecido. (Para que al encender el de los niños, queden 
bendecidos también)
 – Fósforos para encender.
 – Un banderín grande según modelo, para colocarlo en la barca. 
 Cada niño deberá traer una vela nueva, que pueden decorar.
 n el libro de los chicos, después del encuentro 7, figura un anexo en el 
que se muestra cómo hacer un viacrucis corto.
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Miramos nuestra vida
 Colocar los pececitos en la barca, revisando la obra de misericordia que pude hacer.
dInámIc : Paso del encierro a la libertad/ de la oscuridad a la luz.
Objetivo: Lograr entender que Jesús con su Pascua, nos libera de la esclavitud del 
pecado y nos da luz para seguirlo.
 Duración de 5 a 7 minutos.
 Todos los niños, excepto uno que se elegirá al azar, armaran una rueda entrecru-
zando sus brazos y encerrando a un compañero de tal manera que no pueda 
salir. (Si son muchos niños se pueden armar dos grupos)
 l salón quedará a oscuras, mientras el compañero encerrado intenta salir o libe-
rarse. 
 Puede suceder que el niño encerrado logre salir por sus propios medios, o al cabo 
de 3 minutos el grupo deberá liberar al compañero y

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