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l Señor sale a nuestro encuentro ibro de niño rquidiócesis de ahía lanca ibro de niño ítulo de la obra: El Señor sale a nuestro encuentro - Libro del Niño 2 ISBN 978-987-1931-19-4 Primera edición, abril de 2013 Primera reimpresión, mayo de 2014 Segunda reimpresión, enero de 2016 © 2012, INPAS © 2012, PPC Argentina S.A. Puede imprimirse Monseñor Guillermo José Garlatti Arzobispo de la Arquidiócesis de Bahía Blanca 11 de Marzo de 2013 C Cono Sur Av. Callao 410, 2º piso C1022AAR | Ciudad Autónoma de Buenos Aires | República Argentina t: +54 11 4000.0400 / f: +54 11 4000.0429 www.ppc-editorial.com.ar e-mail de contacto: ventas@ppc-editorial.com.ar Esta tirada de 3.700 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de enero de 2016 en FP Compañía Impresora S.A. - Beruti 1560 - Florida (1602) - Buenos Aires - Argentina Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723. Libro de edición argentina / ade in Argentina Impreso en Argentina / Printed in Argentina No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. mpr sa asociada a la cámara arg ntina d l libro Instituto Pastoral Apóstol Santiago El señor sale a nuestro encuentro : Libro del niño. 2 . - 1a ed. - Buenos Aires : PPC Cono Sur, 2013. 136 p. ; 19,5x27,5 cm. - (Catequesis de iniciación cristiana; 5) ISBN 978-987-1931-19-4 1. Catequesis Familiar. CDD 268.4 resentación on gran satisfacción y fuerte esperanza presento a nues- tra Arquidiócesis de Bahía Blanca la implementación del programa catequístico l Señor sale a nuestro encuentro. Se trata de un proyecto de catequesis familiar de iniciación a la vida eucarística, propuesta en dos etapas, constituida por ocho libros en total (libro de los niños, libro del catequista de niños; libro de los padres y libro del catequista de los padres, para cada etapa) y enriquecida por una gran cantidad de re- cursos y contactos a través de internet e instancias formativas permanentes de distinto tipo. on ello estaremos dando un paso importante en el ca- mino trazado por los pastores reunidos en la Vª onferencia General del Episcopado Latinoamericano y del aribe en Apa- recida. Allí se señala que Se impone la tarea irrenunciable de ofrecer una modalidad operativa de iniciación cristiana que, además de marcar el qué, dé también elementos para el quién, el cómo y el dónde se realiza. Así, asumiremos el desafío de una nueva evangelización, a la que hemos sido reiteradamente con- vocados» (287). atequesis y nueva evangelización: éstos son los ejes y desafíos. Tenemos entre manos una posibilidad de evange- lizar que, como respuesta a los nuevos tiempos y en sintonía con la enseñanza de los Pastores, se propone como objetivo general “desarrollar una Catequesis de Iniciación a la Vida Eucarística en la que la familia viva un proceso de en- cuentro y de amistad con Jesucristo, en el que reconozca la invitación que Él nos hace a la conversión y a vivir en la Iglesia el discipulado y la misión” (ibd). Al respecto la Exhortación Apostólica Verbum domini se- ñala que “un momento importante de la animación pastoral de la Iglesia en el que se puede redescubrir adecuadamente el puesto central de la Palabra de Dios es la catequesis, que, en sus diversas formas y fases, ha de acompañar siempre al Pueblo de Dios” (74). En línea con lo propuesto en la Catechesi tradendae, “la acción catequética de la familia tiene un carácter peculiar y —en cierto sentido— insustituible”, algo que ha sido subrayado con razón por la Iglesia, especialmente por el oncilio Vaticano II. “Esta educación en la fe, impartida por los padres —que debe comenzar desde la más tierna edad de los niños— se realiza ya cuando los miembros de la familia se ayudan unos a otros a crecer en la fe por medio de su testimo- nio de vida cristiana, a menudo silencioso, mas perseverante a lo largo de una existencia cotidiana vivida según el Evangelio” (68). La catequesis familiar, en efecto, precede, acompaña y enriquece toda otra forma de catequesis. Y no pocas veces la “iglesia doméstica” es el único ámbito en donde los niños pueden recibir una auténtica catequesis. A propósito de la importancia de la “calidad” de la cate- quesis para la nueva evangelización y el desarrollo armó- nico de la vida de la fe, la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi pone de manifi esto que “el esfuerzo de evangeli- zación será grandemente provechoso … si los catequistas disponen de textos apropiados, puestos al día sabia y competentemente, bajo la autoridad de los obispos. Los métodos deberán ser adaptados a la edad, a la cultura, a la capacidad de las personas, tratando de fi jar siempre en la me- moria, la inteligencia y el corazón las verdades esenciales que deberán impregnar la vida entera” (44). Afortunadamente, l Señor sale a nuestro encuentro constituye un proyecto catequístico muy rico y probado, vivo, potente, fundado en la experiencia de comunidades en per- manente actitud crítica y renovación metodológica, sensible a los cambios socioculturales, y atenta a los signos de los tiempos. Un proyecto que cuenta ya con cincuenta años de historia. “Ante todo, es menester preparar buenos catequistas”, afi rma la Evangelii Nuntiandi; catequistas parroquiales, ins- tructores y padres, deseosos de perfeccionarse en este “arte superior, indispensable y exigente que es la enseñanza religio- sa” (ibd). on enorme alegría pongo en manos de los catequistas, padres de familia y agentes de pastoral este atecismo, diri- gido principalmente a la Arquidiócesis de Bahía Blanca, pero ofrecido también como un servicio a quienes estén dispues- tos a asumir el compromiso de hacer realidad el mandato Jesús: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia” (Mc. 16,15). + Monseñor Guillermo José Garlatti Arzobispo de Bahía Blanca nidad 7 Jesús nos amó hasta el extremo Vamos a encontrarnos con Jesús! Qué alegría estar juntos de nuevo! Anotá en las tiras de papel lo que anotaste para preparar el momento de la oración. ¿Conocés a alguna persona de tu familia o del barrio que sea reconocida por su entrega y solidaridad con los demás? ¿Qué sentiste después de hacerle un favor a otra persona? ¿Qué sentiste cuando recibiste de otros una ayuda? “Las acciones de amor que realizamos por los demás producen un gran sentimientode alegría.” Te invitamos a rezar! enc entro 19 «La Última Cena: Celebración de la Nueva Alianza» «He deseado ardientemente comer esta ascua con ustedes antes de mi asión.» Lc 22,15) ¡Jesús, que viniste a salvarnos, te alabamos y te damos gracias!” !Queremos que este año Jesús sea tu mayor tesoro! 7 El testimonio de la Madre Teresa de Calcuta Leé la siguiente experiencia de una mujer de aspecto frágil, muy amiga de Jesús, que se llamaba Teresa y vivía en la ciudad de Calcuta, India. Ella fue admirada por su sencillez y humildad y, especialmente, por su entrega a las personas más abandonadas y necesitadas de su país. “En cierta ocasión, una persona le dijo a la adre Teresa de Calcuta: «El trabajo que usted hace, yo no lo haría ni por todo el oro del mundo». A lo que la adre Teresa le respondió: «Yo tampoco: soy un lápiz en las manos de Dios. Un trozo de lápiz con el cual Él escribe lo que quiere y la fuerza la tengo de la adoración a Jesús Sacramentado1». Y luego agregó: «No dejes que nadie llegue jamás a ti sin que al irse se sienta mejor y más feliz. Sé la expresión viviente de la bondad de Jesús; bondad en tu rostro, bondad en tus ojos, bondad en tu sonrisa, bondad en tu cálido saludo, bondad en tu servicio».” ué les llamó la atención del relato De dónde sacaba fuerzas la Madre Teresa Cómo quería que la gentese sintiera Que nadie llegue a vos sin que al irse se sienta mejor y más feliz.” 1. Jesús presente en la Hostia consagrada. 8 Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar la fi esta judía de la Pascua2. Manda a dos de ellos con anticipación para que preparen el lugar y ellos hacen lo que Jesús les pide. Vamos a leer lo que sucede: Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra! † Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 22,7-20: «Llegó el día de los Ácimos, en el que se debía inmolar la víctima pascual. Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: “Vayan a prepararnos lo necesario para la comida pascual”. Ellos le preguntaron: “¿Dónde quieres que la preparemos?” Jesús les respondió: “Al entrar en la ciudad encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre, y digan a su dueño: El maestro manda preguntarte: ¿Dónde está la sala en que podré comer la Pascua con mis discípulos? Él les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones: preparen allí lo necesario”. Los discípulos partieron, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua. Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo: “He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el reino de Dios”. 2. Fiesta judía que celebra la salida del pueblo de Israel de la esclavitud a la que había sido sometido en Egipto. De este modo, el paso por el Mar Rojo representa para ellos el “paso” (Pascua) de la esclavitud a la libertad. Y tomando una copa, dio gracias y dijo: “ omen y compártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios”. Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes”». Y tomando una copa, 9 1 ué le pide Jesús a Pedro y a Juan ué dijo Jesús a sus discípulos al iniciar la cena 3 Por qué Jesús ha deseado ardientemente comer esta Pascua con los discípulos antes de su Pasión 4 Por quiénes entrega Jesús su cuerpo y su sangre Preguntas para compartir: Para profundizar: Jesús organiza una cena de despedida con sus amigos más cercanos. Está consciente de que su muerte está próxima y quiere compartir con ellos su confi anza absoluta en el amor del Padre, inclu- so en este difícil momento. Entonces pide a los discípulos que vayan a pre- parar la cena. Esta cena se realiza en el contex- to de la fi esta Judía de la Pascua, con la que el Pueblo de Israel celebra el paso de la tierra de la esclavitud (Egipto) a la tierra de la libertad, una tierra prometida por Dios. Dios libera a su pueblo de manos de los egipcios llevándolos a una tierra donde pueden vivir libremente y hace una Alian- za de amor con ellos. Del mismo modo, Jesús es fi el a la voluntad de su Padre y nos invita a una Alianza nueva y defi nitiva que sellará con su sangre. Él entrega su vida para que tengamos vida eterna. Por eso, como señal de este pacto, dirá durante la cena: “Este es mi cuer- po que se entrega por ustedes” y luego: “Esta es mi sangre que se derrama por ustedes”. En ese pan y en ese vino Jesús quiere que lo reconozcamos a Él mismo. Quiere que en esos dones descubramos su amor llevado hasta el fi nal y que, al compartir- los, agradezcamos la presencia del Reino de Dios en medio nuestro. Respondamos a Jesús! irá lo que tu catequista tiene en la mano. ¿Qué hace?, ¿qué observás? - Cuando caen gotas de jugo en el agua, se parecen a lo que su- cede en nuestras vidas cuando alguien hace un acto de amor por otra persona. odo se transforma; esa acción contagia a otros a imitarla y hace que el mundo sea mejor. - Jesús nos dejó un Mandamiento nuevo pidiéndonos que “nos amemos los unos a los otros como Él nos amó”. Que amemos al que está a nuestro lado, papás y mamás, hermanos, amigos, vecinos, abuelos, tíos, profesores, es decir, todas las personas. 10 ¿Qué acción de amor podés hacer en tu casa para que contagies e irradies ese amor a toda tu familia? Escribí dentro de las gotas de agua lo que pensás hacer. En la Eucaristía, Jesús renueva su Alianza dándonos su Cuerpo y su Sangre! El día antes de su muerte, Jesús invitó a sus discípulos a cenar. En esta cena, quiso regalarles en forma anti- cipada un signo de la Nueva Alianza, que sellaría en los días siguientes con su muerte y Resurrección. ¡Vos también estás invitado a renovar esa Alianza de Amor con Jesús! Lo hacés al participar en cada Eu- caristía. En ella Jesús renueva su entrega por todos nosotros, nos da su vida y nos invita a estar unidos a Él para amar a los demás como Él nos amó. ¡Entre- guemos amor a los otros a través de gestos de cariño, confi ados y generosos, con una actitud humilde! 3. San Juan Pablo II. CAR A A LOS NIÑOS. En el año de la Familia, 13 de diciembre de 1994. “La Eucaristía, instituida por Cristo la víspera de su Pasión durante la Última Cena, es un sacramento de la Nueva Alianza. En ella el Señor se hace alimento bajo las especies del pan y del vino. Los niños la reciben solemnemente y se los invita a recibirla cuantas más veces mejor para seguir en amistad íntima con Jesús”3. 11 Celebremos nuestro encuentro con Jesús! uardemos en el c or az ón ! ¡C on la Virgen M aría La Virgen María acogió la invitación de Dios para hacer una alianza de amor con Él. Por eso aceptó ser la madre de Jesús, entregándose por entero a este proyecto de amor. Así, la Virgen María nos anima para que también nosotros descubramos el amor de Jesús y nos esforcemos por entregarnos a los demás como Él lo hizo. Compartí con los demás lo que aprendiste en el encuentro de hoy y anotalo aquí: JESÚS GR ACIAS epetir juntos: mar es entregarse, olvidandose de sí, buscando lo que a otro pueda hacerle feliz. ¡Qué lindo es vivir para amar! ¡Qué grande es tener para dar! Dar alegría y felicidad, darse uno mismo, eso es amar. Vivimos nuestra alianza con Jesús cuando amamos al prójimo como Jesús nos ama. Durante la semana te invitamos a pensar cómo expresar el amor hacia los demás: tu familia, amigos y amigas, compañeros de colegio, etc. Y, al ir a acostarte, recordá una obra de amor hecha durante el día y ofrecela a Jesús en tu oración diciendo: Jesús, al compartir con sus discípulos el pan y el vino, nos enseña a entregar nuestra vida como Él lo hizo.” Pedile a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón lo que hoy te enseñó Jesús. con Je sú s Ca minemosCa minemo ccoon úúss cc úss Ca m mos Jesús, cuando hago el bien a los demás, renuevo mi amor con Vos.” 12 Vamos a encontrarnos con Jesús! Respondamos a este amor amándonos los unos a los otros! Jesús se entregó por nosotros, nos dio su vida porque nos ama. Por amor a Jesús, hay personas que se entregan a los demás incluso hasta dar la vida. Te invitamos a conocer la historia de San aximiliano Kolbe, un sacerdote polaco que murió el año 1941 y fue declarado Santo por el Papa Juan Pablo II: “Alma de Cristo” 1. Alma de Cristo, santifícame. 2. Cuerpo de Cristo, sálvame. 3. Sangre de Cristo, embriágame. 4. Agua del costado de Cristo, lávame. 5. Pasión de Cristo, confórtame. 6. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. 7. Dentro de tus llagas, escóndeme. 8. No permitas que me aparte de Ti. 9. Del enemigo malo, defiéndeme. 10. En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, 11. para que con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén. San Maximiliano Kolbe “Maximiliano Kolbe nació en un hogar católico. Un día,durante la celebración de la Eucaristía, siente que Jesús lo llama a servirlo en la comunidad de los Franciscanos, donde fue ordenado Sacerdote. El año 1941, durante la II Guerra Mundial, el Padre Maximiliano fue tomado preso y llevado al campo de prisioneros llamado Auschwitz. Allí las condiciones de vida eran inhumanas. Fue obligado acarrear piedras y arena, pero a pesar de ello, siguió siendo generoso y se preocupaba por las necesidades de los demás prisioneros como un cristiano santo. Te invitamos a rezar! enc entro 20 «La asión y Muerte de Jesús» «Dijo Jesús: “Todo se ha cumplido”. E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.» Jn 19,30) 13 Por amor a Jesús, ueremos amar a los demás.” Salió de su fi la y, quitándose la gorra, se puso delante del comandante y pidió morir en lugar de este hombre, diciendo: «Soy un sacerdote católico polaco. Este hombre tiene esposa e hijos. Déjeme ocupar su lugar». El comandante quedó asombrado, lo miró con indiferencia y, después de un momento de duda, aceptó el cambio. Los prisioneros fueron llevados al castigo. Poco a poco, todos fueron perdiendo la vida. Finalmente también el Padre Maximiliano, murió el 14 de agosto de 1941.” Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra! Después de la Última Cena, Jesús fue a rezar al huerto de Getsemaní, un lugar que se encon- traba fuera de la ciudad. Quería pedirle ayuda a su Padre porque sabía que sufriría mucho, pero quería ser fi el a la misión que Él le había encargado: anunciar la buena noticia de que Dios nos ama. Cuando estaba rezando, llegaron los soldados tomándolo preso y llevándose- lo delante de Pilatos para que lo juzgara. Pilatos lo condena y luego... Veamos qué pasó... Por qué creen ustedes que Maximiliano quiso reemplazar al hombre que había sido condenado a morir ué relación hay entre la decisión del Padre Maximiliano y el amor que le tenía a Jesús iempo después, un prisionero escapó. odos sabían el terrible castigo que les esperaba: por cada prisionero fugado, diez de sus compañeros, escogidos al azar, eran condenados a morir de hambre y de sed. Al día siguiente de la fuga, el comandante del campo dijo: «El fugitivo no ha aparecido. De modo que diez de ustedes serán condenados a morir». Entonces eligió a diez prisioneros. Aterrorizados, cada uno de los elegidos fue obligado a ponerse aparte. Uno de ellos era un sargento polaco llamado Francisco quien, al ser elegido, lanzó un grito de dolor diciendo: «Dios mío, tengo esposa e hijos. ¿Quién los va a cuidar?» Las palabras de este hombre apretaron el corazón de todos los que estaban allí. Entonces el Padre Maximiliano hizo algo que nadie podía imaginar. 14 † Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 19,17-30: «Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciu- dad para dirigirse al lugar llamado “Gólgota”. Allí lo crucifi caron; y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio. Pilato redactó una ins- cripción que decía: “Jesús el Nazareno, rey de los judíos”, y la hizo poner sobre la cruz. Muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucifi cado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dije- ron a Pilato: “No escribas: El rey de los judíos, sino: Éste ha dicho: Yo soy el rey de los judíos”. Pilato respondió: “Lo escrito, escrito está”. Después que los soldados crucifi caron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. omaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí: “No la rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca”. Así se cumplió la es- critura que dice: “Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica”. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el fi nal, Jesús dijo: “Tengo sed”. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empa- paron en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de be- ber el vinagre, dijo Jesús: “ odo se ha cumplido”. E inclinando la cabeza, en- tregó su espíritu.» 15 Para profundizar: Jesús es condenado a morir crucifi cado y Él acepta esta condena por amor a todos nosotros. Estando en la cruz, la gente se burla o se muestra indiferente. Pero, Jesús no está solo. Junto a la cruz está su madre, otras mujeres y el discípulo a quien Jesús amaba con especial afecto. Ellos son testigos de la entrega total de Jesús. Él da la vida por nosotros y esta es la expre- sión máxima de su amor. Preguntas para compartir: 1 ué cargaba Jesús sobre sus hombros uiénes estaban con Él junto a la cruz 3 ué dijo Jesús justo antes de morir 4 ué hizo Jesús al momento de morir Jesús se entrega en forma total siendo fi el a la volun- tad del Padre Dios que le encargó la Misión de anun- ciar la buena noticia del amor de Dios para todas las personas. Jesús, sabiendo que todo lo que el Padre le pidió se ha cumplido, entrega su vida y nos regala el don de su Espíritu. Esta es la Nueva Alianza de la que habló cuando celebró la Última Cena con sus discípulos. Nosotros estamos llamados a mirar a Jesús y dejarnos mirar por Él. Así podremos vivir como Él vivió, amar como Él amó y entregarnos como Él lo hizo. En algu- nos casos quizás suframos desprecios, ofensas, burlas, indiferencias, por vivir como Jesús. Pero no caminamos solos, contamos con la ayuda de Dios y la Virgen María. Ellos nos animan para anunciar la alegría de ser hijos y vivir en su amor, entregándonos a los demás. Mirando a Jesús en la cruz, quiero amar a todos como Él nos amó. ¡VOY! ¡TOMÁ! ¡ME QUEDO ON VOS! ¡TE ES U HO! ¡TE A OMPAÑO! ¡TE PERDONO! ¡TE ONSUELO! ¡TE AYUDO! AMO Con tu grupo hiciste una cruz. Escribí en ella aquello que más te cuesta hacer: Respondamos a Jesús! 16 Lo más importante en mi vida es amar a Dios y a los demás con alegría,generosidad, onfi anza, sen illez, fortaleza, fi delidad ¡y muchas más cualidades!” En la Eucaristía, Jesús se entrega y nos invita a entregarnos a los demás! En cada celebración eucarística, Jesús vuelve a entr la Nueva Alianza de amor. Allí aprendemos de É amor más grande que dar la vida por sus amigos. ¡ÉL NOS LLA Toda la Eucaristía es un regalo del Señor. Es un espacio para que Dios nos ame. Para contemplar el amor de Jesús y luego amar como Él amó, colocán- donos en el lugar de los demás. Así lo realizó san Maximiliano Kolbe. Él fue un sacerdote que tenía un amor tan grande a la celebración de la Eucaristía, que se fue haciendo santo hasta el punto de dar la vida por un condenado a muerte en el campo de concentración donde había sido recluido. Dónde aprendemos a amar a los demás "Dios continuamente nos sostiene y alimenta. Y para no separarse de nosotros en la eternidad, nos dio a su Hijo único, que padeció y murió por nosotros. ¿Han profundizado alguna vez esta ocura infi nita de amor?"1 1. Santa eresa de Los Andes, Carta 121. 17 “Tomá, Señor, y recibí toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo lo que tengo y poseo. Todo es tuyo: disponé de ello según tu voluntad. Dame tu mor y Gracia, que solo estas me bastan.” mén. con Je sú s Ca minemosCa minemo ccoon úúss cc úss Ca m mos JESÚS GR ACIAS uardem os en el c or az ón ! ¡C on la Virgen M aría Anotá, al reverso de la cruz que usaste antes, una acción de amor hacia los demás que realizarás du- rante la semana. Anotala también en estas líneas: La Virgen María acompañó a su Hijo Jesús en el momento de su muerte. Ellasupo contemplar la entrega del Señor y entregarse ella misma para hacer la voluntad de Dios. Del mismo modo, acompañó a los discípulos después de la muerte de Jesús. Hoy también nos acompaña y nos invita a mirar a Jesús Resucitado y nos anima para que amemos a los demás como su Hijo lo hizo. Contale a la Virgen aría qué aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. Anotalo en el recuadro y compartilo con los demás: Jesús, en la cruz, me demostró su amor.” Jesús, que moriste por mí, ayudame a amar como Vos.” Pedile a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón lo que hoy enseñó Jesús. am or am or Celebremos nuestro encuentro con Jesús! 18 Vamos a encontrarnos con Jesús! Orar es estar a solas con quien sabemos que nos ama y nos escucha. Jesús, hoy estoy aquí para contarte sobre mis cosas… Te doy gracias porque estás aquí con nosotros… Gracias porque podemos conocerte… Gracias por las personas que me quieren, mi familia… mis amigos… Amén. La oración es un diálogo íntimo entre nosotros y Dios. Cómo se sienten en una sala oscura Se imaginan un mundo oscuro? ¿ ué pasaría con las plantas y los animales ué pasaría con nosotros si viviéramos a oscuras Te invitamos a rezar! enc entro 21 «La Resurrección de Jesús» «¿ or qué buscan entre los muertos al que está vivo?» Lc 24,5b) 19 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra! Jesús murió crucifi cado por amor a todos y fue sepultado. odos sus amigos se quedaron muy tristes, porque pensaron que no lo volverían a ver. Pero, al tercer día, el día domingo, unas mujeres fueron al sepulcro. ¿Qué pasó? Representá con tu grupo lo sucedido… La luz es signo de vida y alegría y por eso la usamos para simbolizar la presencia de Jesús Resucitado. Para los cristianos, Jesús es nuestra luz. Cantan la siguiente canción mirando el cirio: † Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 24,1-12: Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que Él les decía cuando aún estaba en Galilea: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucifi cado y que resucite al tercer día”. ué impresión les produce la luz “Esta es la luz de Cristo, yo la haré brillar, brillará, brillará, sin cesar. Amén”. (3 veces) Les produce alegría «El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Por qué la luz produce alegría 20 Y las mujeres recordaron sus palabras. Cuando las mujeres regresaron del sepulcro, le dijeron esto a los Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban.Ellas contaron todo a los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron. Preguntas para compartir: Dónde fueron las mujeres esa mañana 1 Cómo encontraron el sepulcro Con qué personas se encontraron las mujeres 3 4 ué les dijeron ellos ué hizo Pedro 6 A quiénes les contaron lo que pasó 5 Pedro, sin embargo, se levantó… y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.» Para profundizar: La mañana del domingo, las mujeres van al sepulcro a poner perfumes al cuerpo de Jesús, pero al llegar lo encuentran vacío y se quedan sorprendidas. Enton- ces dos personas les anuncian que Jesús “está vivo”. Dios Padre lo ha resucitado por haber llevado una vida marcada por el amor a los demás, es decir, hacer presente el Reino de Dios en medio del mundo. Jesús, que murió en la cruz, ha sido resucitado al tercer día para que nuestra vida tenga sentido y podamos llegar fi nalmente al encuentro con Él en el cielo. Las mujeres vuelven felices a anunciar al resto de los discípulos que Jesús vive. A ellos les cuesta com- prender aún la noticia. Pero Pedro corre al sepulcro y lo encuentra tal como lo dijeron las mujeres. En- tonces se llena de alegría. Jesús, su amigo, el que entregó la vida por todos, está vivo. La Resurrección les quita la pena y la frustración a los discípulos. Es- taban tristes, desanimados, tenían miedo y ahora se sienten alegres, reanimados y llenos de una nueva esperanza. 21 El Cirio Pascual encendido nos hace decir que creemos en la Resurrección y en la vida eterna. La alegría que nos produce la resurrección de Jesús, nos mueve a amar a nuestro prójimo, siendo testigos de esperanza y de vida plena para todas las personas. Respondamos a Jesús! El cirio encendido es signo del Señor Resucitado que está en medio de nosotros. Es una señal de vida, de alegría, de luz y de esperanza.” En la Eucaristía, celebramos la Resurrección de Cristo! El domingo es el día del Señor. Al participar en la Eucaristía en familia, agradecemos a Jesús el don de sí mismo en el Pan y el Vino consagrados. Lo hacemos en unión con toda la comunidad cristiana para comunicar al mundo que creemos en Jesús Resucitado. Lo hacemos especialmente cada vez que rezamos el Credo y decimos: “Resucitó de entre los muertos”. Porque Jesús resucitó, también nosotros podemos rezar: “Creo en la resurrección de la carne1 y en la vida eterna”. Es decir, estamos llamados a participar de la vida eterna donde viviremos plenamente. 1. La expresión indica que nuestra resurrección implica todo lo que somos como personas humanas. Jesús ha resucitado y hemos pasado de las tinieblas a la luz, de la tris- teza a la alegría, de la muerte a la vida. Jesús está con nosotros, vivo y presente para siempre. Él se nos ha anticipado a disfrutar de la Vida que nos espera también a nosotros, abriéndonos el camino para llegar a la vida plena con el Padre Dios. Por eso la Resurrección de Jesús es el centro de nuestra fe y de nuestra esperanza. Jesús resucitado nos invita a amar como Él amó y a entregarnos a los demás como Él lo hizo, así mostramos al mundo nuestra alegría. Por eso cantamos “Aleluya”, que signifi ca alabar al Señor con alegría. ¡Cristo resucitó, aleluya, aleluya! Anotá en este recuadro aquello a lo que te sentís invitado/a con la Resurrección de Jesús. 22 2. Papa Juan Pablo II, Carta Apostólica “El Día del Señor”, n° 7. Esta proclamación de nuestra fe la expresamos más claramente cada vez que el sacerdote, después de consagrar el pan y el vino, pronuncia las siguientes palabras: “Este es el sacramento de nuestra fe” y como Asamblea o Pueblo de Dios, respondemos a una sola voz: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección...”. “Abramos nuestro tiempo a Cristo para que él lo pueda iluminar y dirigir... El tiempo ofrecido a Cristo nunca es un tiempo perdido, sino más bien ganado para la humanización profunda de nuestras relaciones y de nuestra vida.” 2 Celebremos nuestro encuentro con Jesús! uardem os en el c or az ón ! ¡C on la Virgen M aría Sin duda la Virgen María era la persona que con más anhelo esperaba la resurrección de su Hijo. Ella conocía las promesas del Antiguo Testamento y sobre todo confi aba en las palabras de Jesús. La Virgen María es testigo de la Resurrección y nos invita a celebrar que Cristo está vivo y que podemos vivir con la alegría de esta Buena Noticia, llevándola a todas las personas. Jesús Resucitado nos invita a vivir una vida plena, en la esperanza de la resurrección.” Pedile a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón lo que aprendiste hoy para que puedas vivir siempre anunciandola alegría de la Resurrección de Jesús. Contale a la Virgen aría qué aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. Anotalo en el recuadro y compartilo con los demás: 23 Porque hacés nuevas todas las cosas” Es vida que brota en la vida, es fruto que crece en amor, es vida que vence la muerte, es vida que trae el Señor. Dejaste el sepulcro vacío, la muerte no te derrotó, la piedra que te retenía el día tercero cayó. Me ofrecés una nueva vida, renuevo mi amor en Vos, me das una nueva esperanza; ya todo lo viejo pasó. con Je sú s Ca minemosCa minemo ccoon úúss cc úss Ca m mos JESÚS GR ACIAS Querido Jesús, queremos compartir la alegría de tu Resurrección con los demás.” ALEGREMONOS TODOS. JESÚS HA RESU ITADO, Y ¡VIVE PARA SIEMPRE! Esta semana vas a anunciar que Jesús resucitó. Si te entusiasma, podés visitar a una persona de tu barrio que esté sola o enferma. Llevale la buena noticia de que Cristo resucitó y que nos ama. Le podés llevar una fl or o un dulce junto a una tarjeta que diga: ¡Jesús ha resucitado y te ama! Voy a anunciar que Jesús resucitó a: 24 nidad 8 Jesús nos invita a participar de su vida “Dios amoroso, Padre nuestro, te damos gracias por todos tus regalos, especialmente por regalarnos la amistad y el cariño de tu Hijo Jesús.” Pensá en todo lo que Dios te regaló: la vida, la familia, el alimento, los amigos, la fe... Te invitamos a decir en voz alta el regalo que quieres agradecer a Dios. Para ello dices: Gracias, Jesús, por... Te invitamos a rezar! enc entro 22 «Hagan esto en memoria mía» «Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido.» 1 Cor 11,23) 27 Vamos a encontrarnos con Jesús! Mirando los dibujos, podrás darte cuenta de que en todos los países se celebran las Fiestas Patrias, que es como el “cumpleaños” de cada nación. En Argentina lo celebramos el 25 de Mayo, en Chile el 18 de Septiembre, en Bolivia el 6 de agosto, en Perú el 28 de Julio, etc. Ese día es especial, nos preocupamos de preparar una comida diferente (asado, empanadas, pastelitos, etc.) y nos reunimos con otros familiares y amigos a compartir la alegría de la fi esta. Realizamos ciertas tradiciones que repetimos todos los años, como por ejemplo: izar la bandera, cantar el Himno Nacional, etc. ¿Cómo celebran las fi estas patrias en tu familia? ¿Qué preparativos hacen esos días? Compartí tus experiencias con el resto del grupo. Cada vez que nos reunimos como familia a celebrar, estamos haciendo memoria, es decir, recordando hechos que sucediero y que fueron importantes para nosotros. ¿Qué otras fi estas celebramos en familia y por qué lo hacemos? Escribí tu respuesta en las siguientes líneas: 28 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra! † De la primera carta de San Pablo a los Corintios 11,23-25: Pablo, apóstol de Jesús, escribe una carta a los habitantes de la ciudad de Corinto en Grecia. En ella les relata el mandato que Jesús dio a sus discípulos en la Última Cena. Escuchemos con atención. Cuál es la frase que Jesús repite cuando habla de su Cuerpo y de su Sangre 5 Cuáles fueron las palabras de Jesús al tomar el pan 3 ué hace Jesús antes de partir el pan Preguntas para compartir: Cuáles fueron las palabras de Jesús al tomar la copa 4 De quién recibe Pablo las palabras que nos transmite 1 1. A esta copa se le llama también cáliz. «Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. De la misma manera, después de cenar, tomó la copa1, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alian- za que se sella con mi sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria mía”». 29 ¡Respondamos a Jesús! Para profundizar: El apóstol Pablo nos transmite el mandato que hizo Jesús a sus discípulos al compartir el pan y el vino durante la Última Cena. Jesús les dijo: “Hagan esto en memoria mía”. Los primeros cristianos guardaron y transmitieron como un tesoro la memoria de esta Cena. Al compartir el pan y el vino, Jesús anticipó la entrega de su vida por amor a todos nosotros. Pablo recibe este mensaje y lo comparte con alegría con otros hermanos. ¿Cuál es esta petición que hizo Jesús? El Señor pidió que su entrega no fuera solamente un recuerdo del pasado, sino un acontecimiento que hiciera presen- te el amor que nos tuvo entregando su vida. “Hagan esto en memoria mía” quiere decir que Jesús vuelve a hacerse presente en cada Eucaristía como alimento para amar como Él lo hizo. Con tu catequista compartiste el pan repitiendo el mismo gesto de Jesús. Invitaste a Jesús a que se siente con ustedes a compartir el pan. Levantaste un trocito de pan y diste las gracias diciendo: “Gracias, Jesús, porque te entregaste por nosotros”. “Jesús, yo también quiero ser pan partido para los demás”. “Acogemos a quien está triste.” “ Dejamos un momento nuestro juego para ayudar en los quehaceres de la casa.” “Compartimos nuestras cosas en vez de disfrutarlas solos.” Somos pan partido para los demás cuando: San Pablo nos recuerda que Jesús, antes de partir el pan, “dio gracias” a su Padre. Eso es lo que hacemos cada do- mingo cuando celebramos la gran acción de gracias de la Iglesia, la “Eucaristía”. Allí damos gracias al Padre del cielo por la entrega de su Hijo Jesús y acogemos la invi- tación a seguirlo como discípulos misioneros. Jesús quiere que hagamos memoria de su sacrifi cio y acojamos su llamado a actualizar hoy su forma de amar a los demás, tal como Él lo hizo. Celebremos, agradez- camos en nuestra vida la entrega de Jesús en la alegría de la Resurrección, siendo cariñosos y serviciales con todas las personas, especialmente con los pobres y los que más sufren. Así seremos testimonios vivos del amor de Jesús, tal como lo hicieron los primeros cristia- nos de quienes se decía: “miren como se aman”. Por eso necesitamos participar en la Eucaristía cada domingo, acogiendo la petición de Jesús de hacer memoria para amar como Él nos ama. Escribí al lado del pan dibujado algunas acciones que nos hacen ser “pan partido para los demás”. 30 Compartí lo que anotaste y fi nalizá pintando las palabras indicadas: “ser pan partido para los demás.” ¡La Eucaristía es el Memorial de la entrega del Señor! La Virgen María supo hacer memoria de la entrega de su Hijo Jesús y por eso vivió siempre entregándose a los demás. Nos lo recuerda especialmente el evangelista san Lucas cuando señala que “María, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón”. (Lc 2,15-19) En la Eucaristía hacemos presente nuevamente la entrega de Jesús por nosotros. Lo que sucedió entonces vuelve a suceder aquí y ahora para nosotros. ¡POR ESO HACEMOS MEMORIA DE ES A EN REGA Y DAMOS GRACIAS! La palabra Eucaristía signifi ca “Acción de gracias”. Ella es la gran acción de gracias que hacemos al Padre Dios por la entrega de su Hijo Jesús. Participar de la Eucaristía es una invitación a entregarnos a Dios y a los demás cada día, como lo hizo Jesús. Ella es la fuente y la cumbre de nuestra vida como niños discípulos misioneros del Señor. Viviendo como Jesús, actualizamos su amor entregado. Celebremos nuestro encuentro con Jesús! En la Eucaristía, agradecemos la entrega de Jesús y nos comprometemos a vivir como sus discípulos. Contale a la Virgen aría lo que aprendiste de su Hijo Jesús. Compartilo y luego anotalo en el recuadro: Así seremos discípulos de Jesús en nuestra vida. La Eucaristía es la fuente donde nos alimentamos para uardem os en el c or az ón ! ¡C on la Virgen M aría Pedí a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón las enseñanzas de este encuentro y te ayude a participar en la Eucaristía cadadomingo junto a tu familia. “En el humilde signo del pan y del vino, transformados en su Cuerpo y en su Sangre, Cristo camina con nosotros como nuestra fuerza, nuestro alimento y nos convierte en testigos de esperanza para todos.”1 1. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, nº 62. 31 JESÚS GR ACIAS AMI OS Señor Jesús: te pido estar siempre preparado para recibirte en la Eucaristía. Quiero encontrarme con Vos en el pan que alimenta y da vida. Que nunca sea indiferente al hambre que sufren tantos hermanos, y que viva solidario para ayudar. Que cada Eucaristía sea una verdadera fiesta porque juntos, en comunidad, nos alimentamos con tu presencia viva. Que cada Eucaristía me dé fuerzas para seguirte. mén. (Marcelo . Murúa) Vos también estás invitado hoy a compartir el pan que vas a llevar a tu familia y a tus amigos. Con una línea, uní los panes que elegiste de la canasta con el canasto de los chicos. Este es tu compromiso. con Je sú s Ca minemosCa minemo ccoon úúss cc úss Ca m mos FAMILIA SER CARIÑOSO AYUDAR SER SOLIDARIO VISITAR A UN ENFERMO ES CU CH AR SE R RE SP ON SA BL E REZAR POR OTROS COM PAR TIR ENSEÑAR A REZAR PEDIR PERDON SER RES PET UOS O OBEDECER 32 Para rezar es importante el silencio interior y exterior. Respirá lenta y suavemente un par de veces. Tomá conciencia de la presencia de Dios. Querido Jesús, te pido por mis padres, mis amigos y todas las personas que quiero. Te doy gracias porque ellos me ayudaron a crecer y a desarrollarme, me ayudaron a ser el niño que soy. Protegelos y cuidalos. Acompañalos siempre de día, de noche y en todas partes. Cuidalos a todos, y que aprendamos a vivir cada día más unidos. Amén. Vamos a encontrarnos con Jesús! Pensá en las personas que fueron importantes en tu vida y da gracias a Jesús por haberlas conocido. Observá con atención la secuencia de cada uno de estos dibujos. Escribí el nombre de quien transforma lo dibujado y aquello que resulta de la transformación. El TRANSFORMA la arcilla en Te invitamos a rezar! enc entro 23 «El Espíritu Santo hace presente la salvación» «El Espíritu Santo les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.» Jn 14,26) 33 ¡Jesús sale a nuestro encuentro por su alabra! ¿Conocés otros ejemplos en que se dé una transformación? Recordemos el momento en que Jesús transformó el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre durante la Última Cena. El Evangelista San Juan nos habla de la presencia real de Jesús en el pan y el vino consagra- dos. Pero, por sobre todo, anuncia la acción del Espíritu Santo en esta transformación. Escuchemos con atención la lectura de la Palabra de Dios. Las personas podemos transformar las cosas y hacerlas hermosas y útiles para todos.” El TRANSFORMA el trigo en El TRANSFORMA la madera en † Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 14,15-17a.23b-26: «Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y Él les dará otro Defensor para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad. El que me ama será fi el a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fi el a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Defensor, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.» 34 Para profundizar: Jesús prometió que su Espíritu Santo estará siempre con nosotros para que vivamos como sus verdaderos hijos. El Espíritu nos recuerda todo lo que Jesús nos enseñó y nos cuida para que no nos apartemos de Él. Por eso Jesús lo llama también el “Defensor”, es decir, quien nos protege, nos acompaña, nos cuida y nos trans- forma para poder amar como lo hizo Jesús. En la Eucaristía ¡Cristo está realmente presente en el pan y el vino por la acción del Espíritu San- to! El Espíritu está presente en toda la celebra- ción de la Eucaristía y actúa muy especialmente a través del Sacerdote en la consagración. Por eso cuando el Sacerdote toma el pan y el vino lo hace en el nombre y en la persona de Jesús1 dicien- do: “Esto es mi Cuerpo... Esta es mi Sangre”. Cuando participamos en la Eucaristía, ofrecemos el pan y el vino y nosotros nos ofrecemos junto con ellos. Ofrecemos toda nuestra vida, aquello bueno que tenemos para que el Espíritu Santo lo multiplique y aquello no tan bueno para que el Espíritu nos ayude a mejorarlo y nos transforme en sus testigos. El Espíritu nos transforma para amar al Señor y a los demás dando testimonio de lo que Él mismo ha realizado al transformar el pan y el vino en la presencia viva de Jesús en medio de nosotros. Preguntas para compartir: Por qué cumplimos los mandamientos de Jesús y somos fi eles a su palabra ué hará el Espíritu Santo en nuestras vidas uién va a estar siempre con nosotros si amamos a Jesús 1 3 Respondamos a Jesús! Durante la Eucaristía, en el momento del “Ofertorio”, se presentan el pan y el vino que luego se transformarán en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. En este momento podemos ofrecernos, junto al pan y al vino para que el Espíritu Santo nos transforme en discípulos del Señor. Escribamos dentro del recuadro algo nuestro que nos gustaría ofrecer al Señor. Pueden ser cosas buenas para que el Espíritu Santo las multiplique y otras no tan buenas, para que el Espíritu Santo nos ayude a mejorarlas. Compartamos lo que escribimos. 1. En este momento el sacerdote actúa representando a la persona de Cristo. 35 En la Eucaristía, el Espíritu Santo hace presente a Cristo y nos transforma en sus discípulos! En la celebración de la Eucaristía, hay dos momentos muy importantes en los cuales invocamos al Espíritu Santo para que actúe: Antes de la consagración, el Sacerdote pide al Padre Dios que envíe su Espíritu Santo para que trasforme el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Dice: “Bendice y santifi ca, oh Padre, esta ofrenda, por tu Santo Espíritu, para que sea Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor” (Plegaria Eucarística I). Después de la consagración, el Sacerdote vuelve a invocar al Espíritu Santo para que descienda sobre todos nosotros y nos ayude a vivir amando como Jesús. El Sacerdote pide que “el Espíritu Santo nos transforme en ofrenda permanente... y que formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu”. (Plegaria Eucarística III). La Eucaristía nos transforma en discípulos de Jesús, nos hace solidarios y nos impulsa a comunicar la Buena Nueva de Jesús. Cantemos de pie y con alegría la canción: “Pan y vino”. Por los niños que empiezan la vida, por los hombres sin techo ni hogar, por los pueblos que sufren la guerra, te ofrecemos el vino y el pan. Pan y vino sobre el altar, son ofrendas de amor; pan y vino serán después tu Cuerpo y Sangre, Señor. 2. Cf. S. Agustín, Sermón LXXII A,2. “Cuando el Espíritu Santo habita en ti, te llena, te conduce, te frena para el mal, te mueve para hacer el bien. Sólo el Espíritu Santo te llenará de bienes.”2 36 La Virgen María participó en la celebración de la Eucaristía junto a la comunidad durante mucho tiempo después de la Ascensión de su Hijo al cielo. Ella acogía con alegría la transformación del pan y el vino, por el poder del Espíritu Santo, en el Cuerpo y Sangre de su querido Hijo. JESÚS GR ACIAS uardem os en el c or az ón ! ¡C on la Virgen M aría “Jesús, dame de comer de tu Cuerpo y de tu Sangre para que me transforme y reines en mi vida. Mi Dios y mi Señor, conviérteme a Vos. Que ya no viva yo, que Vos vivas en mí”. (Santa Teresa de Jesús, Moradas V, cap. II) El Espíritu Santo transforma elpan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús y nos ayuda a ser sus discípulos.” Celebremos nuestro encuentro con Jesús! Contale a la Virgen aría, en forma breve, lo que aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. Compartilo con los demás y anotalo en el recuadro: Pedí a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón las enseñanzas de este encuentro, para que puedas dejar que el Espíritu te transforme y puedas amar como lo hizo Jesús. con Jesú s Ca minemosCa minemo ccoon úúss cc ss Ca m mos En la Eucaristía del próximo domingo, durante el Ofertorio, presentá a Jesús algo personal que quieras que el Espíritu Santo transforme y sea vida para los demás. Jesús, junto al pan y al vino, te ofrezco mi vida.” 37 Con la señal de la cruz decimos a Dios que nuestra mente, palabras, corazón y toda nuestra persona le pertenecen. El Padre Dios nos invita a alabarlo por todo lo que nos regala. Te alabamos, Padre nuestro, porque hiciste para nosotros este mundo maravilloso y nos das la vida. ¡Gloria a Ti, Señor, porque nos amas! Te alabamos, Padre nuestro, porque nos das a tu Hijo Jesús en la Eucaristía, para que Él nos lleve a Vos. ¡Gloria a Ti, Señor, porque nos amas! Te alabamos, Padre nuestro, porque tu Hijo Jesús es nuestro amigo, está en nuestros corazones y se hace alimento para nosotros. ¡Gloria a Ti, Señor, porque nos amas! Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor (2 veces). Alaben siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. Desde que sale el sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor (2 veces). Jesús oraba frecuentemente con los Salmos. Por eso queremos alabar al Señor tal como Él lo hacía. En esta ocasión rezaremos con el Salmo 112: este mundo maravilloso y nos das la vida. Te invitamos a rezar! enc entro 24 «Nos hacemos uno con Cristo y su misión» « ermanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes.» Jn 15,4) Te alabamos, Padre nuestro, porque hiciste para nosotros Cada vez que iniciamos la oración haciendo la señal de la cruz “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, dejamos que nos cubra la vida de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. 38 Vamos a encontrarnos con Jesús! Anotá en los recuadros que están al lado de la imagen de Cristo algunas actitudes de Jesús que mencionaste junto a tus compañeros. Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra! En el siguiente texto escrito por San Juan descubrirás una importante enseñanza de Jesús. El Señor la introduce dandonos a conocer la importancia que tiene la unión entre una vid y sus sarmientos. ¡Todos estamos invitados a unirnos a Jesús y ser como Él! 39 † Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 15,1-2.4-5: «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmien- tos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Preguntas para compartir: ué pasa si el sarmiento no permanece en la vid 3 uiénes son los sarmientos ué necesita el sarmiento para dar frutos 4 uién es la vid 1 Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. o soy la vid y ustedes los sarmientos. El que per- e en mí y yo en él da mucho fruto, porque ados de mí, nada pueden hacer.» Para profundizar: Jesús compara la relación que tiene con sus discípulos usando la imagen de la Vid y los Sarmientos. Jesús es como la Vid y nosotros somos como los sarmientos. Así como los sarmientos no pueden dar frutos y se secan si no están unidos a la Vid, así también los discípulos de Jesús no pueden dar frutos si no permanecen unidos al Señor. Los discípulos de Jesús permanecen siempre muy cerca de Él. Sólo si estamos unidos a Jesús podemos dar frutos. Sin Él nada podemos hacer. Jesús nos invita a permanecer unidos a Él. En los encuentros anteriores hemos aprendido que Jesús quiere que amemos como Él nos amó y sirvamos a los demás como Él lo hizo. Ahora, Jesús nos llama a no separarnos de Él para que podamos dar muchos frutos de amor y de servicio. 40 Nuestra unión con Jesús se irá refl ejando cada día en las cosas sencillas que hacemos con amor, cada vez que estudiemos con alegría, cada vez que juguemos respetando las reglas, cada vez que oremos, cuando seamos cariñosos con nuestros padres y amigos, cuando sirvamos a los demás, etc. Por los frutos que demos las personas se darán cuenta de nuestra unión con Jesús. Si estamos unidos con el Señor, Él está presente en cada cosa que vivimos y que hacemos, es Jesús quien vive en nosotros. En cada momento podemos preguntarnos: ¿qué haría Jesús en mi lugar? Respondamos a Jesús! A vos y a tu grupo, tu catequista les preguntó si quieren unirse a Jesús para dar muchos frutos. Para responder a Jesús, les pidió que completaran con su nombre un grano de uva recortado en cartulina y lo pegaran en la parra o vid dibujada. Comentaron también que la Vid representa a Jesús y los granos de uva unidos a ella representa la intención de ustedes de dar muchos frutos estando unidos a Jesús. Anotá dentro de los granos de uva los frutos que querés dar estando unido a Jesús. Compartí tu trabajo con los demás. Queremos estar unidos a Jesús y dar muchos frutos.” de uva los frutos que querés dar estando 41 Cuando recibas a Cristo en la comunión por primera vez, participarás plenamente de la unión con Jesús, te unirás a la comunidad cristiana y formarás un solo cuerpo con la Iglesia. Recibir la Comunión debe encender en nosotros el amor a Jesús y el deseo de seguir sus pasos en amor y servicio gratuito a los hermanos, especialmente a los más pobres. Al comulgar asumimos la misión de Jesús y tratamos de actuar en nuestra vida como Él lo hizo, tomando fuerzas al participar en cada Eucaristía. En la Eucaristía nos unimos a Cristo! Ahora llega el momento tan esperado: LA COMUNIÓN. Recibimos a Jesús presente en la Hostia consagrada. Cristo viene a vivir en nosotros y nos hacemos uno con Él como la Vid y los Sarmientos. A lo largo de la Eucaristía nos vamos preparando para recibir a Jesús en la Hostia consagrada. El sacerdote nos invita como comunidad a orar al Padre con la oración que Jesús nos enseñó, el PADRE NUES RO. oda la comunidad pide a Jesús el regalo de la paz y nos saludamos cariñosamente como expresión de reconciliación con todos nuestros hermanos antes de acercarnos a comulgar. Luego aclamamos a Cristo como el Cordero de Dios, reconociendo que Jesús ha ofrecido su vida al Padre por amor a todos nosotros. Nos acercamos a comulgar con una actitud de recogimiento. El sacerdote nos muestra la Hostia y dice: “El Cuerpo de Cristo” y nosotros respondemos “Amén”. 1 Para recibir la Hostia ponemos nuestras manos en forma de cruz, la derecha abajo y la izquierda arriba, tomamos la Hostia con la mano derecha sin movernos del lugar y la llevamos a nuestra boca en ese mismo momento. Luego nos dirigimos a nuestro asiento y, en actitud de recogimiento, conversamos con Jesús. 3 1. Carta del Papa Juan Pablo II a los Niños en el Año de la Familia, 13 de diciembre de 1994. “Queridos amigos, la Primera Comunión es sin duda alguna un encuentro inolvidable con Jesús, un día que se recuerda siempre como uno de los más hermosos de la vida. En ella el Señor se hace alimento bajo las especies del pan y del vino.”1 2 42 Celebremos nuestro encuentro con Jesús! JESÚS GR ACIAS uardem os en el c or az ón ! ¡C on la Virgen M aría Así como Jesús se encarnó en la Virgen María, así también Él quiere entrar en nuestra vida, haciendose uno con nosotros. Por eso María, nuestra Madre, es modelo de acogida y unión con Jesús y nos invita a abrirle las puertas a Cristo recibiendoloen la Eucaristía. Unidos a Jesús, somos felices y servimos a los demás.” Volvé a mirar el racimo de uvas donde anotaste los frutos que te gustaría dar. Elegí una o dos acciones de las que allí aparecen para vivirlas durante esta semana. Durante esta semana viviré siendo… Finalicemos nuestro encuentro cantando con alegría “Yo tengo un gozo en el alma”. con Jesú s Ca minemosCa minemo ccoon úúss cc ss Ca m mos Contale a la Virgen aría, en forma breve, lo que aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. Anotalo en el recuadro y compartilo con los demás: 43 nidad 9 La Iglesia vive de la Eucaristía Hacemos silencio para dar gracias por alguna situación especial. Hoy vamos a hacer una oración de Acción de Gracias. Le pediremos ayuda al Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos enseña a orar y nos recuerda todo lo que Jesús dijo. Por eso lo invocamos cantando. Espíritu Santo, ven aquí. Espíritu Santo, ven a mí. Quiero vivir, quiero ser feliz con tu poder dentro de mí. Gracias, Señor, porque tú eres el Pan de Vida.” Para terminar, oremos con el Salmo 137: “Te doy gracias, Señor, de todo corazón; daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad. Gracias Señor porque cuando te llamé, me escuchaste, y llenaste de valor mi corazón. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.” Te invitamos a rezar! enc entro 25 «Jesús es an de vida» «El que viene a mí jamás tendrá hambre.» Jn 6,35) 47 Vamos a encontrarnos con Jesús! Muchas personas que seguían a Jesús vieron cómo alimentó a una muchedumbre multiplicando unos pocos panes. Entonces, admirados por el milagro, comenzaron a interrogarlo. Los invito a conocer qué les contestó Él: Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra! † Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 6,30-35: Narrador: «La gente preguntó a Jesús: Gente: “¿Qué signos haces para que veamos y creamos en i? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo”. Narrador: Jesús respondió: Jesús: “Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo”. “El pan nos alimenta, nos da energía, repara nuestras fuerzas y nos agrada comerlo. Anotá en los globos el nombre de un alimento y lo que te aporta para crecer. Hay otros alimentos que son necesarios. 48 Narrador: Ellos le dijeron: Gente: “Señor, danos siempre de ese pan”. Narrador: Jesús les respondió: Jesús: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”». Preguntas para compartir: ? 1 ? ué pasa con el que se acerca a Jesús 3 ? ué pasa con quien cree en Jesús 4 uién nos da el verdadero pan del cielo ? uién es el pan de vida Para profundizar: La muchedumbre que sigue a Jesús pide una señal para creer en Él. Le cuentan cómo antiguamente Moisés le había dado de comer al pueblo de Israel mientras caminaba por el desierto, como signo de que Dios estaba junto a ellos. Ellos piensan que Jesús debiera hacer milagros como los que hizo Moisés, para probar que Él es el Hijo de Dios. Jesús les confi rma que no fue Moisés quien dio de comer al pueblo, sino que fue su Padre. Él quiso alimentar al pueblo y acompañarlo en su caminar por el desierto. Ahora, Él mismo quiere dar el ver- dadero pan del cielo. Al tomar conciencia de esto, la muchedumbre le dice: “Señor, danos siempre de ese pan”. Entonces Jesús aclara que Él es ese pan, el verdadero alimento que Dios Padre nos ofrece en el camino de la vida. Jesús es el “Pan vivo ba- jado del cielo”. Él, que ha muerto y resucitado por todos nosotros, nos regala la vida plena y todo el que cree en Él tiene vida eterna. Hemos sido invitados por Jesús a hacer este camino de Catequesis y mientras caminamos vamos necesi- tando el alimento para ser felices y no decaer. Jesús es nuestro “Pan”. Alimentándonos de Él, tendremos fuerzas para ser buenos hijos de Dios, vivir como her- manos en comunidad y ser discípulos misioneros de Jesús, siendo pan para los demás. 49 Respondamos a Jesús! Con tu grupo de catequesis descubriste que así como Jesús es el Pan de Vida para nosotros, también nosotros podemos ser “pan de vida” para los demás. Completá el recuadro que aparece a continuación, en la primera línea anotá la actitud de Jesús y en la segunda la actitud a la que te comprometés. Al terminar, compartí con el grupo lo que escribiste y explicá tu opción. JESÚS .................................................... ...................................................................................................................................... YO QUIERO ..................................................... ........................................................................................................................... En la Eucaristía, nos alimentamos con el Pan de la Vida! 1. Molokai es una de las Islas de Hawai, país que se encuentra al norte, en el océano Pacífi co. 2. La lepra es una enfermedad que genera lesiones en la piel. Los leprosos eran aislados de su familia y nadie se atrevía a cuidarlos y los abandonaban en islas o lugares solitarios. El padre Damián y otros cristianos a lo largo del tiempo, se han ofrecido voluntariamente para ayudarlos. Actualmente hay remedios que los ayudan. Jesús es el Pan Vivo bajado del cielo. Él se nos da como alimento en el sacramento de la Eucaristía. Allí nos fortalece tanto con su Palabra como con su Cuerpo y su Sangre. A estos momentos los llamamos comúnmente “La mesa de la Palabra” y “La mesa Eucarística”. A veces vamos hambrientos y cansados mientras caminamos como Iglesia al encuentro con el Padre Dios y el Señor sacia nuestra hambre de esperanza, felicidad y plenitud. Por eso es tan importante que cada domingo participemos en la Eucaristía y seamos fortalecidos por Jesús que es nuestro “Pan de vida”. La Eucaristía nos transforma en “pan de vida” para todas las personas. Muchos hombres y mujeres se hicieron “pan” para el mundo imi- tando a Jesús. Uno de ellos es san Damián de Molokai1. Él nos re- galó este hermoso testimonio de la fuerza que le dio Jesús como Pan de Vida: “Si no fuese por la constante presencia de nuestro Divino Maestro en nuestra humilde capilla, no hubiese podido perseverar en participar de la misma suerte de los leprosos2 en Molokai. La Eucaristía es el pan de vida que me da fuerza para todo esto.” 50 Celebremos nuestro encuentro con Jesús! con Je sú s Ca minemosCa minemo ccoon úúss cc úss Ca m mos uardem os en el c or az ón ! ¡C on la Virgen M aría La Virgen María recibe el anuncio del Ángel y acepta la misión que el Padre le confía. Acoge a Jesús dentro de sí y luego lo entrega al mundo. Ella nos enseña a acoger al "Pan vivo bajado del cielo" y hacerlo llegar a todas las personas. Jesús es nuestro alimento y nos transforma en alimento para los demás.” JESÚS GR ACIAS Contale a la Virgen aría, en forma breve, lo que aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. Anotalo en el recuadro y compartilo con los demás: Pedí a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón las enseñanzas de este encuentro, para que puedas vivir al estilo de Jesús, siendo pan de vida para los demás. ¿Cómo vas a poner en acción lo que elegiste hacer en la actividad “Respondamos a Jesús?” erminan el encuentro alabando al Señor con el canto "Aleluya por esa gente": Los que tienen y nunca se olvidan que a otros les falta. Los que nunca usaron la fuerza, sino la razón. Los quedan una mano y ayudan a los que han caído, esa gente es feliz porque vive muy cerca de Dios. leluya, aleluya, por esa gente que vive y que siente en su vida el amor. Los que ponen en todas las cosas amor y justicia. Los que nunca sembraron el odio, tampoco el dolor. Los que dan y no piensan jamás en su recompensa, esa gente es feliz porque vive muy cerca de Dios. 51 La oración es conversar con Dios como dos amigos. Tratá de traer a tu mente y corazón el rostro de Jesús para entrar en conversación con Él. Hoy vamos a hacer una oración de confi anza, expresando que creemos en el Señor. Queremos renovar nuestra fe y nuestro amor en Jesús. Creemos en Vos, Jesús, en tu presencia amorosa entre nosotros y en la fuerza de tu Palabra. “Creo en Vos, Jesús, Hijo amado del Padre.” Creemos en Vos, Jesús, que nos reunís en un solo pueblo como una gran familia y nos invitás a vivir amando a los demás. “Creo en Vos, Jesús, Hijo amado del Padre.” Creemos en Vos, Jesús, y en tantos hombres y mujeres que, siguiendo tu ejemplo de amor y servicio, son testimonio de tu presencia en el mundo. “Creo en Vos, Jesús, Hijo amado del Padre.” Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Vamos a encontrarnos con Jesús! El desierto de Atacama, en Chile, es uno de los desiertos más secos del planeta. Pero cada vez que llueve más de lo habitual ocurre algo sorprendente: ¡Cientos de semillas, fl ores e insectos brotan a la vida! El paisaje árido se transforma en un espectáculo único, lleno de hermosos colores. Te invitamos a rezar! enc entro 26 «Iglesia que vive de la Eucaristía» «Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó. Lo mismo hizo con los pescados.» Jn 6,11) 52 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra! Una gran multitud seguía a Jesús. Entonces Él se preocupa porque no tienen qué comer. Leamos a conti- nuación cómo Jesús se compadece y busca una solución para ellos: ¿Padre, de dónde vienen esas ganas de vivir y amar que tiene usted? De la Eucaristía, que es el centro de toda mi vida. «Después de esto, Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado iberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fi esta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a Él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?” Felipe le respondió: Para San Alberto Hurtado la Eucaristía era como el agua para el desierto. Así como el agua es indispensable para que fl orezca el desierto, así también nosotros necesitamos algo muy importante para vivir. ¿Qué será? Vamos a leer juntos la historia de un Santo que descubrió cómo estar siempre feliz y lleno de vida. El Padre Hurtado entregó su vida por los más necesitados, ayudando a los pobres y los que sufren. Se preguntaba siempre: ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Él sacaba fuerzas de la Eucaristía para realizar su misión. Por eso decía: “La Eucaristía es el centro de todo el día y de toda la vida. i lema es hacer de la Eucaristía el centro de mi vida. Prepararme a ella con mi vida interior y continuarla durante el día dejándome partir y dándome, en unión con Cristo. ¡ i isa es mi vida, y mi vida es una isa prolongada!” “Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?” Jesús le respondió: † Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 6,1-14: 53 Para profundizar: El Evangelio nos presenta a Jesús rodeado de una enorme muchedumbre que lo sigue esperando que cure a sus enfermos. La mayoría de ellos son gente sencilla y pobre. Jesús se compadece de ellos y pien- sa cómo darles de comer ya que se acerca la fi esta de la Pascua y no encontrarán alimento ese día. Uno de los discípulos se da cuenta de que un niño trae consigo cinco panes y dos peces. Jesús se los pide y el niño generosamente se los entrega para que los comparta con los demás. Este niño sabe que quizás no alcance a probar siquiera un trozo de pan ya que la gente es mucha, pero aún así los quiere compartir. Entonces Jesús realiza el signo. Él multiplica los panes y los peces. odos comen hasta quedar satisfechos e incluso sobran doce canastos. La gente reconoce en Preguntas para compartir: ? ué hizo Jesús cuando tomó los panes 3 ? ué signo hizo Jesús que causó admiración en la gente 4 ? 1 ué quiere hacer Jesús con la multitud que lo sigue ? uién le dio a Jesús los panes y los peces ? ué dijo la gente después de comer 5 este signo que Jesús es el Profeta que debe venir al mundo. Él es quien les puede dar lo necesario para vivir. La multitud recobra las fuerzas gracias al alimen- to que Jesús les da, pero también se siente animada a compartir lo que tiene con los demás, tal como lo hizo el niño. Así como Jesús nos alimenta, también nosotros pode- mos convertirnos en alimento para los demás. ¿Cómo podríamos vivir sin alimentarnos de Jesús? Pero al mis- mo tiempo ¿cómo podríamos ser discípulos del Señor si nosotros no compartimos con los demás lo que somos y tenemos? Cada vez que nos encontramos con Jesús, especialmente en la Eucaristía, nos alimentamos de Él para luego transformarnos en alimento para otros. Je- sús nos enseña a compartir lo que tenemos, pero sobre todo a “compartirnos”, así se realiza nuevamente el signo de la solidaridad. “Háganlos sentar”. Había mucho pasto en ese lugar. odos se sentaron y eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: “Éste es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo.”». Respondamos a Jesús! Seguí las instrucciones de tu Catequista y anotá en las láminas las respuestas a las siguientes preguntas. 54 ¿ on quién nos encontramos en la Eucaristía? ¿Por qué v amos a la Eucarist ía? ¿Para qué nos prepara la Eucaristía? ¿ ómo salimos de la Eucaristía? ¿ ómo continúo la Eucaristía en mi vida diaria? 55 Si nos comportamos cada día como si Cristo estuviera en nuestro lugar, estaremos prolongando en la vida lo que celebramos en la Eucaristía. ¿Qué haría Cristo en mi lugar? La Eucaristía nos enseña a vivir como Jesús! En la Eucaristía, nos reunimos en comunidad para recibir a Jesús como alimento. Llegamos a participar de la celebración “cargados con nuestra vida” y salimos de ella a “DAR ES IMONIO EN LA VIDA” de lo que acabamos de celebrar. En la Eucaristía el mismo Jesús se hace Pan de Vida para nosotros, alimentándonos y ayudándonos a vivir como Él lo hizo. Por eso, la Eucaristía es nuestra fuente y nuestra meta en la vida cristiana: nos va conduciendo a un profundo encuentro con Jesús y nos enseña a vivir amando como lo hizo Jesús. “ Mi Misa es mi vida, y mi vida es una Misa prolongada!”1 1. Padre Alberto Hurtado. 56 Celebremos nuestro encuentro con Jesús! uardem os en el c or az ón ! ¡C on la Virgen M aría Con María recorremos el camino de amor que se hace encuentro, cercanía, solidaridad. Ella es por excelencia la “mujer eucarística” cuando, en actitud agradecida, sus labios alaban al Señor diciendo “Mi alma engrandece al Señor”,cuando intercede por los novios en la fi esta de matrimonio en Caná, cuando acoge y anima a todas las personas con cariño, especialmente a los discípulos. La Eucaristía nos da fuerzas para vivir como Jesús. con Je sú s Ca minemosCa minemo ccoon úúss cc úss Ca m mos Durante esta semana, te invitamos a pensar como el Padre Hurtado: “¿Qué haría Cristo si estuviera en mi lugar?” Al acostarte, pensá en las acciones del día y ofrecé a Jesús aquellas en las que actuaste pensando como Él hubiera actuado. Terminá cada noche rezando: “Querido Jesús, hoy quise ser como Vos. Gracias por estar conmigo y darme ánimo para lograrlo. Mañana me preguntaré de nuevo ¿qué harías Vos en mi lugar?” mén. JESÚS GR ACIAS epiten juntos: Un niño se te acercó aquella tarde, sus cinco panes te dio, para ayudarte; los dos hicieron que ya no hubiera hambre, los dos hicieron que ya no hubiera hambre. También yo quiero poner sobre tu mesa mis cinco panes que son una promesa de darte todo mi amor y mi pobreza, de darte todo mi amor y mi pobreza. Contale a la Virgen aría, en forma breve, lo que aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. Anotalo en el recuadro y compartilo con los demás: Pedí a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón las enseñanzas de su hijo Jesús en este encuentro y que te anime a participar junto a tu familia en la Eucaristía. 57 Invocando a Jesús, nos reunimos como comunidad fraterna para seguir el ejemplo de amor y servicio al Padre, al hermano y a la creación entera.“Gracias, Padre, por bendecir, amar, acompañar y servir a todos. Ayudanos a vivir siempre de tu amor y a construir un mundo mejor, siendo signos de esperanza y luz.” Amén. Vamos a encontrarnos con Jesús! Cuáles son las situaciones que hacen que nuestras familias sean felices Las expresiones de amor dan felicidad a nuestras familias.” Es necesario vivir de este modo en todos los grupos de personas para ser felices. En la familia, en el colegio, en el trabajo, etc. ? Conversá en tu grupo sobre esta pregunta. Luego de escuchar a todos los grupos, anotá lo más importante en los 5 espacios que tiene el siguiente dibujo: Te invitamos a rezar! enc entro 27 «Miren cómo se aman: la fraternidad» «Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.» Hch 2,42) Somos hijos muy queridos de Dios, hermanos y miembros de una gran familia que es la Iglesia. 58 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra! La lectura que vamos a escuchar nos cuenta que los amigos de Jesús vivían como una comunidad fraterna. ¿Quieren saber qué hacían? Escuchemos con atención. † Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2,42-47: « odos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. odos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus posesiones y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos según las necesidades de cada uno. Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el emplo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse.» Preguntas para compartir: ? 1 ? ué opinaba el pueblo de ellos 3 Para qué se reunían los discípulos ? Cómo compartían sus cosas 59 Para profundizar: La Palabra de Dios que acabamos de leer nos cuen- ta cómo vivían las primeras comunidades cristia- nas. Cada día se esforzaban por vivir como Jesús les enseñó: como verdaderos hermanos celebraban la fracción del pan, rezaban juntos, compartían su vida y todos los bienes que tenían. Los discípulos escuchaban las enseñanzas que los Apóstoles habían recibido de Jesús. Recordaban sus palabras, sus ejemplos, sus acciones y se sentían motivados a poner en práctica todo lo que Jesús les había enseñado. Se reunían en sus casas para orar y celebrar la frac- ción del pan, es decir, la Eucaristía, dando gracias y alabando a Dios Padre por todas las bendiciones que les daba, especialmente por Jesús, su vida y su Resu- rrección. Cada uno de ellos sentía un profundo cariño por los demás y eso los animaba a estar muy unidos Respondamos a Jesús! y a preocuparse unos de otros. Compartían lo que te- nían, su cariño y también sus posesiones y sus bienes. Querían que todos pudieran disfrutar de los frutos de la Creación y a nadie le faltara lo necesario para vivir. Eran personas sencillas de corazón y sobre todo muy alegres. El amor que se tenían impresionaba a la gen- te, que se daba cuenta de lo mucho que se amaban. En el amor que se tenían se podía notar la presencia de Jesús en medio de ellos. Así como vivían las primeras comunidades, Jesús quiere que nosotros vivamos hoy. El Señor nos invita a leer su Palabra y escuchar las enseñanzas de la Igle- sia, a participar con alegría en la Eucaristía y a com- partir nuestro amor y nuestros bienes con todas las personas, especialmente con quienes más lo necesi- tan. Vivir la comunión con Dios, con las demás perso- nas y con el resto de la creación, es lo que Jesús nos invita a realizar todos los días. Así daremos un alegre testimonio de la presencia de Jesús entre nosotros. irá los dibujos de los dos mundos que aparecen a continuación. Descubrí qué es lo que hace que uno de los mundos esté feliz. Para ello buscá en la “sopa de letras” 10 acciones o actitudes que lo ponen contento. 60 • Las actitudes que descubriste hacen que un lugar o un ambiente sea cálido y feliz. • Dios nos invita a vivir como hermanos, con sencillez de corazón, compartiendo todo en un clima de amor. • Estas actitudes no sólo nos ayudan a vivir en armonía con las demás personas, sino también con la natura- leza. Nos ayudan a cuidar la creación de Dios y a compartir con todas las personas los bienes que Dios nos regala. Elegí una de las acciones o actitudes de las que descubriste en la “sopa de letras” y que te gustaría vivir con la ayuda de Jesús. Anotala en el corazón que sostienen los chicos. La Eucaristía nos hace comunidad fraterna! En la Eucaristía están presentes las acciones de la primera comunidad cristiana: • En la Eucaristía de cada domingo, nos reunimos para leer la Palabra de Dios, escuchar las enseñanzas de la Iglesia, participar en la fracción del pan y en las oraciones. Pensá en alguna acción o actitud con la que podés aportar para que en el mundo se viva el amor tal como Jesús lo hizo. Anotala también en el corazón. Amar es entregarse olvidándose de sí, buscando lo que a otro pueda hacerlo feliz. Qué lindo es vivir para amar, qué grande es tener para dar. Dar alegría y felicidad, darse uno mismo, eso es amar. sostienen los chicos. 61 Celebremos nuestro encuentro con Jesús! uardem os en el c or az ón ! ¡C on la Virgen M aría La Virgen María desempeñó desde el principio su papel de Madre de la Iglesia: acompañó a los Apóstoles y los animó a permanecer unidos en un mismo espíritu, alabando a Dios, compartiendo lo que tenían y celebrando la fracción del Pan. La Virgen María nos enseña a vivir en comunión con el Padre Dios, con los hermanos y con toda la creación. «La Eucaristía nos invita a vivir como comunidad fraterna.» Contale a la Virgen aría lo que aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. Compartilo con los demás y luego anotalo en el recuadro: Pedí a la Virgen María que te ayude a guardar en el corazón lo que Jesús te enseñó hoy en este encuentro, para que puedas vivir amando a todas las personas. • En varios momentos
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