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el señor sale a nuestro encuentro 7

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l Señor sale
a nuestro encuentro
 ibro de niño
 rquidiócesis de ahía lanca
 ibro de niño
 
 ítulo de la obra: El Señor sale a nuestro encuentro - Libro del Niño 2
ISBN 978-987-1931-19-4
Primera edición, abril de 2013 
Primera reimpresión, mayo de 2014 
Segunda reimpresión, enero de 2016 
© 2012, INPAS
© 2012, PPC Argentina S.A.
Puede imprimirse
Monseñor Guillermo José Garlatti
Arzobispo de la Arquidiócesis de Bahía Blanca
11 de Marzo de 2013
 C Cono Sur
Av. Callao 410, 2º piso
C1022AAR | Ciudad Autónoma de Buenos Aires | República Argentina
t: +54 11 4000.0400 / f: +54 11 4000.0429
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Esta tirada de 3.700 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de enero de 2016 en 
FP Compañía Impresora S.A. - Beruti 1560 - Florida (1602) - Buenos Aires - Argentina 
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723.
Libro de edición argentina / ade in Argentina 
Impreso en Argentina / Printed in Argentina
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ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma 
o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, 
por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los 
titulares del copyright.
 mpr sa asociada a la cámara arg ntina d l libro
Instituto Pastoral Apóstol Santiago
El señor sale a nuestro encuentro : Libro del niño. 2 . - 1a ed. - 
Buenos Aires : PPC Cono Sur, 2013.
136 p. ; 19,5x27,5 cm. - (Catequesis de iniciación cristiana; 5)
ISBN 978-987-1931-19-4 
1. Catequesis Familiar.
CDD 268.4
 resentación
 on gran satisfacción y fuerte esperanza presento a nues-
tra Arquidiócesis de Bahía Blanca la implementación del 
programa catequístico l Señor sale a nuestro encuentro. 
Se trata de un proyecto de catequesis familiar de iniciación a 
la vida eucarística, propuesta en dos etapas, constituida por 
ocho libros en total (libro de los niños, libro del catequista de 
niños; libro de los padres y libro del catequista de los padres, 
para cada etapa) y enriquecida por una gran cantidad de re-
cursos y contactos a través de internet e instancias formativas 
permanentes de distinto tipo.
 on ello estaremos dando un paso importante en el ca-
mino trazado por los pastores reunidos en la Vª onferencia 
General del Episcopado Latinoamericano y del aribe en Apa-
recida. Allí se señala que Se impone la tarea irrenunciable de 
ofrecer una modalidad operativa de iniciación cristiana que, 
además de marcar el qué, dé también elementos para el quién, 
el cómo y el dónde se realiza. Así, asumiremos el desafío de una 
nueva evangelización, a la que hemos sido reiteradamente con-
vocados» (287).
 atequesis y nueva evangelización: éstos son los ejes y 
desafíos. Tenemos entre manos una posibilidad de evange-
lizar que, como respuesta a los nuevos tiempos y en sintonía 
con la enseñanza de los Pastores, se propone como objetivo 
general “desarrollar una Catequesis de Iniciación a la Vida 
Eucarística en la que la familia viva un proceso de en-
cuentro y de amistad con Jesucristo, en el que reconozca 
la invitación que Él nos hace a la conversión y a vivir en la 
Iglesia el discipulado y la misión” (ibd).
Al respecto la Exhortación Apostólica Verbum domini se-
ñala que “un momento importante de la animación pastoral 
de la Iglesia en el que se puede redescubrir adecuadamente 
el puesto central de la Palabra de Dios es la catequesis, que, 
en sus diversas formas y fases, ha de acompañar siempre al 
Pueblo de Dios” (74).
En línea con lo propuesto en la Catechesi tradendae, “la 
acción catequética de la familia tiene un carácter peculiar 
y —en cierto sentido— insustituible”, algo que ha sido 
subrayado con razón por la Iglesia, especialmente por el 
 oncilio Vaticano II. “Esta educación en la fe, impartida por los 
padres —que debe comenzar desde la más tierna edad de los 
niños— se realiza ya cuando los miembros de la familia se 
ayudan unos a otros a crecer en la fe por medio de su testimo-
nio de vida cristiana, a menudo silencioso, mas perseverante a 
lo largo de una existencia cotidiana vivida según el Evangelio” 
(68). 
La catequesis familiar, en efecto, precede, acompaña y 
enriquece toda otra forma de catequesis. Y no pocas veces 
la “iglesia doméstica” es el único ámbito en donde los niños 
pueden recibir una auténtica catequesis. 
A propósito de la importancia de la “calidad” de la cate-
quesis para la nueva evangelización y el desarrollo armó-
nico de la vida de la fe, la Exhortación Apostólica Evangelii 
Nuntiandi pone de manifi esto que “el esfuerzo de evangeli-
zación será grandemente provechoso … si los catequistas 
disponen de textos apropiados, puestos al día sabia y 
competentemente, bajo la autoridad de los obispos. Los 
métodos deberán ser adaptados a la edad, a la cultura, a la 
capacidad de las personas, tratando de fi jar siempre en la me-
moria, la inteligencia y el corazón las verdades esenciales que 
deberán impregnar la vida entera” (44). 
Afortunadamente, l Señor sale a nuestro encuentro 
constituye un proyecto catequístico muy rico y probado, vivo, 
potente, fundado en la experiencia de comunidades en per-
manente actitud crítica y renovación metodológica, sensible 
a los cambios socioculturales, y atenta a los signos de los 
tiempos. Un proyecto que cuenta ya con cincuenta años de 
historia. 
“Ante todo, es menester preparar buenos catequistas”, 
afi rma la Evangelii Nuntiandi; catequistas parroquiales, ins-
tructores y padres, deseosos de perfeccionarse en este “arte 
superior, indispensable y exigente que es la enseñanza religio-
sa” (ibd). 
 on enorme alegría pongo en manos de los catequistas, 
padres de familia y agentes de pastoral este atecismo, diri-
gido principalmente a la Arquidiócesis de Bahía Blanca, pero 
ofrecido también como un servicio a quienes estén dispues-
tos a asumir el compromiso de hacer realidad el mandato 
Jesús: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia” 
(Mc. 16,15).
+ Monseñor Guillermo José Garlatti
Arzobispo de Bahía Blanca
 nidad 7
Jesús nos amó 
hasta el extremo
 Vamos a encontrarnos con Jesús!
 Qué alegría 
estar juntos 
de nuevo!
 Anotá en las tiras de papel lo que anotaste 
para preparar el momento de la oración.
 ¿Conocés a alguna persona de tu familia o del barrio que sea 
reconocida por su entrega y solidaridad con los demás?
 ¿Qué sentiste después de hacerle un favor a otra persona? 
 ¿Qué sentiste cuando recibiste de otros una ayuda?
“Las acciones de amor que 
realizamos por los demás 
producen un gran 
sentimientode alegría.” 
 Te invitamos a rezar! 
enc entro
19
«La Última Cena: Celebración 
de la Nueva Alianza»
«He deseado ardientemente comer esta ascua 
con ustedes antes de mi asión.»
 Lc 22,15)
 ¡Jesús, que viniste 
a salvarnos, 
te alabamos 
y te damos gracias!”
!Queremos 
que este año 
Jesús sea tu 
mayor tesoro!
7
El testimonio de la Madre Teresa de Calcuta
 Leé la siguiente experiencia de una 
mujer de aspecto frágil, muy amiga de 
Jesús, que se llamaba Teresa y vivía en la 
ciudad de Calcuta, India. Ella fue admirada 
por su sencillez y humildad y, especialmente, 
por su entrega a las personas más abandonadas y 
necesitadas de su país.
“En cierta ocasión, una persona le dijo a la adre Teresa de Calcuta: «El trabajo que usted hace, yo no lo 
haría ni por todo el oro del mundo».
A lo que la adre Teresa le respondió: «Yo tampoco: soy un lápiz en las manos de Dios. Un trozo de lápiz 
con el cual Él escribe lo que quiere y la fuerza la tengo de la adoración a Jesús Sacramentado1». Y luego 
agregó: «No dejes que nadie llegue jamás a ti sin que al irse se sienta mejor y más feliz. Sé la expresión 
viviente de la bondad de Jesús; bondad en tu rostro, bondad en tus ojos, bondad en tu sonrisa, bondad en 
tu cálido saludo, bondad en tu servicio».”
 ué les llamó la 
atención del relato 
De dónde sacaba 
fuerzas la Madre 
Teresa
 Cómo quería que la 
gentese sintiera
 Que nadie llegue a vos 
sin que al irse se sienta mejor y más feliz.”
 1. Jesús presente en la Hostia consagrada.
8
 Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar la fi esta judía de la Pascua2. Manda a dos de ellos con 
anticipación para que preparen el lugar y ellos hacen lo que Jesús les pide. Vamos a leer lo que sucede:
 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra!
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Lucas 22,7-20:
«Llegó el día de los Ácimos, en el que se debía inmolar la víctima 
pascual. Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: “Vayan 
a prepararnos lo necesario para la comida pascual”. Ellos le 
preguntaron: “¿Dónde quieres que la preparemos?” Jesús les 
respondió: “Al entrar en la ciudad encontrarán a un hombre que 
lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre, y digan 
a su dueño: El maestro manda preguntarte: ¿Dónde está la sala en 
que podré comer la Pascua con mis discípulos? Él les mostrará en el 
piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones: preparen 
allí lo necesario”. Los discípulos partieron, encontraron todo como 
Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.
Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa 
con los Apóstoles y les dijo: “He deseado 
ardientemente comer esta Pascua con 
ustedes antes de mi Pasión, porque les 
aseguro que ya no la comeré más hasta 
que llegue a su pleno cumplimiento en 
el reino de Dios”.
2. Fiesta judía que celebra la salida del pueblo de Israel de la esclavitud a la que había sido sometido en Egipto. 
De este modo, el paso por el Mar Rojo representa para ellos el “paso” (Pascua) de la esclavitud a la libertad.
 Y tomando una copa, 
dio gracias y dijo: “ omen y 
compártanla entre ustedes. 
Porque les aseguro que 
desde ahora no beberé más 
del fruto de la vid hasta que 
llegue el Reino de Dios”.
Luego tomó el pan, dio gracias, 
lo partió y lo dio a sus discípulos, 
diciendo: “Esto es mi Cuerpo, que se 
entrega por ustedes. Hagan esto en 
memoria mía”. Después de la cena hizo 
lo mismo con la copa, diciendo: “Esta 
copa es la Nueva Alianza sellada con mi 
Sangre, que se derrama por ustedes”».
 Y tomando una copa, 
9
 
1
 ué le pide 
Jesús a Pedro y 
a Juan
 ué dijo 
Jesús a sus 
discípulos al 
iniciar la cena
3
Por qué Jesús 
ha deseado 
ardientemente 
comer esta Pascua 
con los discípulos 
antes de su Pasión
4
Por quiénes entrega 
Jesús su cuerpo y su 
sangre
Preguntas para compartir:
Para profundizar:
 Jesús organiza una cena de despedida con sus 
amigos más cercanos. Está consciente de que su 
muerte está próxima y quiere compartir con ellos 
su confi anza absoluta en el amor del Padre, inclu-
so en este difícil momento. 
 Entonces pide a los discípulos que vayan a pre-
parar la cena. Esta cena se realiza en el contex-
to de la fi esta Judía de la Pascua, con la que el 
Pueblo de Israel celebra el paso de la tierra de la 
esclavitud (Egipto) a la tierra de la libertad, una 
tierra prometida por Dios. Dios libera a su pueblo 
de manos de los egipcios llevándolos a una tierra 
donde pueden vivir libremente y hace una Alian-
za de amor con ellos.
 Del mismo modo, Jesús es fi el a la voluntad de su 
Padre y nos invita a una Alianza nueva y defi nitiva 
que sellará con su sangre. Él entrega su vida para 
que tengamos vida eterna. Por eso, como señal de 
este pacto, dirá durante la cena: “Este es mi cuer-
po que se entrega por ustedes” y luego: “Esta es mi 
sangre que se derrama por ustedes”. En ese pan y 
en ese vino Jesús quiere que lo reconozcamos a Él 
mismo. Quiere que en esos dones descubramos 
su amor llevado hasta el fi nal y que, al compartir-
los, agradezcamos la presencia del Reino de Dios 
en medio nuestro.
 Respondamos a Jesús!
 irá lo que tu catequista 
tiene en la mano. 
¿Qué hace?, ¿qué 
observás?
- Cuando caen gotas de jugo en el agua, se parecen a lo que su-
cede en nuestras vidas cuando alguien hace un acto de amor 
por otra persona. odo se transforma; esa acción contagia a 
otros a imitarla y hace que el mundo sea mejor.
- Jesús nos dejó un Mandamiento nuevo pidiéndonos que “nos 
amemos los unos a los otros como Él nos amó”. Que amemos 
al que está a nuestro lado, papás y mamás, hermanos, amigos, 
vecinos, abuelos, tíos, profesores, es decir, todas las personas.
10
 ¿Qué acción de amor podés hacer en tu casa para que contagies e irradies ese amor 
a toda tu familia? Escribí dentro de las gotas de agua lo que pensás hacer. 
 En la Eucaristía, Jesús renueva su Alianza 
dándonos su Cuerpo y su Sangre!
El día antes de su muerte, Jesús invitó a sus discípulos 
a cenar. En esta cena, quiso regalarles en forma anti-
cipada un signo de la Nueva Alianza, que sellaría en 
los días siguientes con su muerte y Resurrección.
¡Vos también estás invitado a renovar esa Alianza de 
Amor con Jesús! Lo hacés al participar en cada Eu-
caristía. En ella Jesús renueva su entrega por todos 
nosotros, nos da su vida y nos invita a estar unidos 
a Él para amar a los demás como Él nos amó. ¡Entre-
guemos amor a los otros a través de gestos de cariño, 
confi ados y generosos, con una actitud humilde!
3. San Juan Pablo II. CAR A A LOS NIÑOS. En el año de la Familia, 
13 de diciembre de 1994.
“La Eucaristía, instituida por Cristo la víspera 
de su Pasión durante la Última Cena, es un 
sacramento de la Nueva Alianza. En ella 
el Señor se hace alimento bajo las especies 
del pan y del vino. Los niños la reciben 
solemnemente y se los invita a recibirla 
cuantas más veces mejor para seguir 
en amistad íntima con Jesús”3.
11
 Celebremos nuestro encuentro con Jesús!
 uardemos en el c
or
az
ón
! 
¡C
on
 la
 Virgen M
aría
La Virgen María acogió la invitación 
de Dios para hacer una alianza de amor 
con Él. Por eso aceptó ser la madre 
de Jesús, entregándose por entero 
a este proyecto de amor. Así, la Virgen 
María nos anima para que también 
nosotros descubramos el amor de Jesús 
y nos esforcemos por entregarnos 
a los demás como Él lo hizo.
 Compartí con los demás lo que aprendiste en el 
encuentro de hoy y anotalo aquí: 
JESÚS
GR
ACIAS
 epetir juntos:
 mar es entregarse, 
olvidandose de sí,
buscando lo que a otro 
pueda hacerle feliz.
¡Qué lindo es vivir para amar!
¡Qué grande es tener para dar!
Dar alegría y felicidad,
darse uno mismo, eso es amar.
 Vivimos nuestra alianza con Jesús cuando amamos al prójimo como 
Jesús nos ama.
 Durante la semana te invitamos a pensar cómo expresar el amor hacia 
los demás: tu familia, amigos y amigas, compañeros de colegio, etc. Y, al 
ir a acostarte, recordá una obra de amor hecha durante el día y ofrecela a 
Jesús en tu oración diciendo: 
 Jesús, al compartir con sus discípulos el pan 
y el vino, nos enseña a entregar nuestra vida 
como Él lo hizo.”
Pedile a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón 
lo que hoy te enseñó Jesús.
con Je sú
s
Ca
minemosCa
minemo
ccoon úúss
cc
úss
Ca
m mos
 Jesús, cuando hago el bien a los demás, 
renuevo mi amor con Vos.”
12
 Vamos a encontrarnos con Jesús!
 Respondamos a este 
amor amándonos los unos 
a los otros!
Jesús se entregó por 
nosotros, nos dio su 
vida porque nos ama.
 Por amor a Jesús, hay personas que se entregan a los demás incluso hasta dar la vida. 
Te invitamos a conocer la historia de San aximiliano Kolbe, un sacerdote polaco que 
murió el año 1941 y fue declarado Santo por el Papa Juan Pablo II: 
 “Alma de Cristo”
1. Alma de Cristo, santifícame.
2. Cuerpo de Cristo, sálvame.
3. Sangre de Cristo, embriágame.
4. Agua del costado de Cristo, lávame.
5. Pasión de Cristo, confórtame.
6. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
7. Dentro de tus llagas, escóndeme.
8. No permitas que me aparte de Ti.
9. Del enemigo malo, defiéndeme.
10. En la hora de mi muerte, 
llámame y mándame ir a Ti,
11. para que con tus santos te alabe, 
por los siglos de los siglos. 
Amén.
San Maximiliano Kolbe
 “Maximiliano Kolbe nació en un hogar católico. Un día,durante la celebración de la Eucaristía, siente 
que Jesús lo llama a servirlo en la comunidad de los Franciscanos, donde fue ordenado Sacerdote.
El año 1941, durante la II Guerra Mundial, el Padre Maximiliano fue tomado preso y llevado al campo 
de prisioneros llamado Auschwitz. Allí las condiciones de vida eran inhumanas. Fue obligado acarrear 
piedras y arena, pero a pesar de ello, siguió siendo generoso y se preocupaba por las necesidades de 
los demás prisioneros como un cristiano santo.
 Te invitamos a rezar! 
enc entro
20
«La asión y Muerte de Jesús»
«Dijo Jesús: “Todo se ha cumplido”. 
E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.»
 Jn 19,30)
13
 Por amor a Jesús, 
 ueremos 
amar 
a los demás.”
Salió de su fi la y, quitándose la gorra, se puso delante 
del comandante y pidió morir en lugar de este hombre, 
diciendo: «Soy un sacerdote católico polaco. Este 
hombre tiene esposa e hijos. Déjeme ocupar su lugar». El 
comandante quedó asombrado, lo miró con indiferencia 
y, después de un momento de duda, aceptó el cambio. 
Los prisioneros fueron llevados al castigo. Poco a poco, 
todos fueron perdiendo la vida. Finalmente también el 
Padre Maximiliano, murió el 14 de agosto de 1941.”
 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra!
 Después de la Última Cena, Jesús fue a rezar al huerto de Getsemaní, un lugar que se encon-
traba fuera de la ciudad. Quería pedirle ayuda a su Padre porque sabía que sufriría mucho, 
pero quería ser fi el a la misión que Él le había encargado: anunciar la buena noticia de que 
Dios nos ama. Cuando estaba rezando, llegaron los soldados tomándolo preso y llevándose-
lo delante de Pilatos para que lo juzgara. Pilatos lo condena y luego... Veamos qué pasó...
Por qué creen ustedes 
que Maximiliano 
quiso reemplazar al 
hombre que había 
sido condenado a 
morir
 ué relación hay 
entre la decisión del 
Padre Maximiliano y 
el amor que le tenía 
a Jesús 
 iempo después, un prisionero escapó. 
 odos sabían el terrible castigo que les 
esperaba: por cada prisionero fugado, 
diez de sus compañeros, escogidos al 
azar, eran condenados a morir de hambre 
y de sed. 
Al día siguiente de la fuga, el comandante 
del campo dijo: «El fugitivo no ha 
aparecido. De modo que diez de ustedes 
serán condenados a morir». Entonces 
eligió a diez prisioneros. 
Aterrorizados, cada uno de los elegidos 
fue obligado a ponerse aparte. Uno de 
ellos era un sargento polaco llamado 
Francisco quien, al ser elegido, lanzó un 
grito de dolor diciendo: «Dios mío, tengo 
esposa e hijos. ¿Quién los va a cuidar?» 
Las palabras de este hombre apretaron 
el corazón de todos los que estaban allí. 
Entonces el Padre Maximiliano hizo algo 
que nadie podía imaginar. 
14
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Juan 19,17-30:
«Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciu-
dad para dirigirse al lugar llamado “Gólgota”. Allí 
lo crucifi caron; y con él a otros dos, uno a cada 
lado y Jesús en el medio. Pilato redactó una ins-
cripción que decía: “Jesús el Nazareno, rey de 
los judíos”, y la hizo poner sobre la cruz. Muchos 
judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar 
donde Jesús fue crucifi cado quedaba cerca de la 
ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y 
griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dije-
ron a Pilato: “No escribas: El rey de los judíos, sino: 
Éste ha dicho: Yo soy el rey de los judíos”. Pilato 
respondió: “Lo escrito, escrito está”.
Después que los soldados 
crucifi caron a Jesús, 
tomaron sus vestiduras 
y las dividieron en 
cuatro partes, una 
para cada uno. 
 omaron también 
la túnica, y como no 
tenía costura, porque 
estaba hecha de una sola 
pieza de arriba abajo, se dijeron 
entre sí: “No la rompamos. Vamos a sortearla, 
para ver a quién le toca”. Así se cumplió la es-
critura que dice: “Se repartieron mis vestiduras y 
sortearon mi túnica”.
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo 
a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí 
tienes a tu hijo”. 
Luego dijo al discípulo: 
“Aquí tienes a tu madre”. 
Y desde aquella hora, 
el discípulo la recibió 
en su casa.
Después, sabiendo que 
ya todo estaba cumplido, 
y para que la Escritura se 
cumpliera hasta el fi nal, 
Jesús dijo: “Tengo sed”.
Había allí un recipiente 
lleno de vinagre; empa-
paron en él una esponja, 
la ataron a una rama de 
hisopo y se la acercaron 
a la boca. Después de be-
ber el vinagre, dijo Jesús: 
“ odo se ha cumplido”. E 
inclinando la cabeza, en-
tregó su espíritu.»
15
Para profundizar:
Jesús es condenado a morir crucifi cado y Él acepta 
esta condena por amor a todos nosotros. Estando 
en la cruz, la gente se burla o se muestra indiferente. 
Pero, Jesús no está solo. Junto a la cruz está su madre, 
otras mujeres y el discípulo a quien Jesús amaba con 
especial afecto. Ellos son testigos de la entrega total 
de Jesús. Él da la vida por nosotros y esta es la expre-
sión máxima de su amor.
Preguntas para compartir:
1
 ué cargaba 
Jesús sobre 
sus hombros
 
 uiénes 
estaban con Él 
junto a la cruz
3
 ué dijo Jesús 
justo antes de 
morir
4
 ué hizo Jesús 
al momento 
de morir
Jesús se entrega en forma total siendo fi el a la volun-
tad del Padre Dios que le encargó la Misión de anun-
ciar la buena noticia del amor de Dios para todas las 
personas. 
Jesús, sabiendo que todo lo que el Padre le pidió se 
ha cumplido, entrega su vida y nos regala el don de 
su Espíritu. Esta es la Nueva Alianza de la que habló 
cuando celebró la Última Cena con sus discípulos.
Nosotros estamos llamados a mirar a Jesús y dejarnos 
mirar por Él. Así podremos vivir como Él vivió, amar 
como Él amó y entregarnos como Él lo hizo. En algu-
nos casos quizás suframos desprecios, ofensas, burlas, 
indiferencias, por vivir como Jesús. Pero no caminamos 
solos, contamos con la ayuda de Dios y la Virgen María. 
Ellos nos animan para anunciar la alegría de ser hijos y 
vivir en su amor, entregándonos a los demás.
Mirando a Jesús en la cruz, 
quiero amar a todos como Él nos amó.
¡VOY!
¡TOMÁ!
¡ME QUEDO 
 ON VOS!
¡TE ES U HO!
¡TE A OMPAÑO!
¡TE PERDONO!
¡TE ONSUELO!
¡TE AYUDO!
AMO 
 Con tu grupo hiciste una 
cruz. Escribí en ella aquello 
que más te cuesta hacer:
 Respondamos a Jesús!
16
 Lo más importante en mi vida es amar 
a Dios y a los demás con alegría,generosidad, 
 onfi anza, sen illez, fortaleza, fi delidad 
¡y muchas más cualidades!”
 En la Eucaristía, Jesús se entrega 
y nos invita a entregarnos a los demás!
En cada celebración eucarística, Jesús vuelve a entr
la Nueva Alianza de amor. Allí aprendemos de É
amor más grande que dar la vida por sus amigos. ¡ÉL NOS LLA
Toda la Eucaristía es un regalo del Señor. Es un espacio para que Dios nos 
ame. Para contemplar el amor de Jesús y luego amar como Él amó, colocán-
donos en el lugar de los demás.
Así lo realizó san Maximiliano Kolbe. Él fue un sacerdote que tenía un amor 
tan grande a la celebración de la Eucaristía, que se fue haciendo santo 
hasta el punto de dar la vida por un condenado a muerte en el campo de 
concentración donde había sido recluido.
Dónde aprendemos 
a amar a los demás
"Dios continuamente nos sostiene y alimenta. 
Y para no separarse de nosotros en la 
eternidad, nos dio a su Hijo único, 
que padeció y murió por nosotros. 
¿Han profundizado alguna vez esta 
 ocura infi nita de amor?"1 
1. Santa eresa de Los Andes, Carta 121.
17
“Tomá, Señor, y recibí
toda mi libertad, 
mi memoria,
mi entendimiento 
y toda mi voluntad;
todo lo que tengo 
y poseo.
Todo es tuyo:
disponé de ello
según tu voluntad.
Dame tu mor y Gracia,
que solo estas me bastan.” 
 mén.
con Je sú
s
Ca
minemosCa
minemo
ccoon úúss
cc
úss
Ca
m mos
JESÚS
GR
ACIAS
 uardem os en el c
or
az
ón
! 
¡C
on
 la
 Virgen M
aría
 Anotá, al reverso de la cruz que 
usaste antes, una acción de amor 
hacia los demás que realizarás du-
rante la semana. Anotala también 
en estas líneas:
La Virgen María acompañó a su Hijo Jesús 
en el momento de su muerte. 
Ellasupo contemplar la entrega 
del Señor y entregarse ella misma 
para hacer la voluntad de Dios. 
Del mismo modo, acompañó a los 
discípulos después de la muerte de Jesús. 
Hoy también nos acompaña y nos invita 
a mirar a Jesús Resucitado 
y nos anima para que amemos
 a los demás como su Hijo lo hizo.
 Contale a la Virgen aría qué aprendiste de su Hijo 
 Jesús en este encuentro. Anotalo en el recuadro 
 y compartilo con los demás: 
 Jesús, en la cruz, me demostró su amor.”
 Jesús, que moriste por mí, 
ayudame a amar como Vos.”
Pedile a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón 
lo que hoy enseñó Jesús.
am
or
am
or
 Celebremos nuestro encuentro con Jesús!
18
 Vamos a encontrarnos con Jesús!
 Orar es estar a solas 
con quien sabemos 
que nos ama y nos 
escucha.
Jesús, hoy estoy aquí para 
contarte sobre mis cosas…
Te doy gracias porque estás 
aquí con nosotros…
Gracias porque podemos 
conocerte… 
Gracias por las personas 
que me quieren, 
mi familia… 
mis amigos…
Amén.
La oración es un 
diálogo íntimo entre 
nosotros y Dios. 
Cómo se sienten 
en una sala 
oscura 
Se imaginan 
un mundo 
oscuro? ¿ ué 
pasaría con las 
plantas y los 
animales
 ué pasaría 
con nosotros 
si viviéramos a 
oscuras
 Te invitamos a rezar! 
enc entro
21
«La Resurrección 
de Jesús»
«¿ or qué buscan entre los muertos al que está vivo?»
 Lc 24,5b)
19
 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra!
 Jesús murió crucifi cado por amor a todos y fue sepultado. odos sus amigos se quedaron muy tristes, 
porque pensaron que no lo volverían a ver. Pero, al tercer día, el día domingo, unas mujeres fueron al 
sepulcro. ¿Qué pasó? Representá con tu grupo lo sucedido… 
La luz es signo de vida y alegría 
y por eso la usamos para simbolizar 
la presencia de Jesús Resucitado. 
Para los cristianos, Jesús es nuestra luz. 
 Cantan la siguiente canción mirando el cirio: 
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Lucas 24,1-12: 
Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les 
aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes.
Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la 
vista del suelo, ellos les preguntaron: “¿Por qué buscan entre 
los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. 
Recuerden lo que Él les decía cuando aún estaba en Galilea: Es 
necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de 
los pecadores, que sea crucifi cado y que resucite al tercer día”.
 ué 
impresión les 
produce la luz
“Esta es la luz de Cristo, 
yo la haré brillar, 
brillará, brillará, sin cesar. 
Amén”. (3 veces) 
Les produce 
alegría
«El primer día de la semana, al amanecer, 
las mujeres fueron al sepulcro con los 
perfumes que habían preparado. 
Ellas encontraron removida la piedra del 
sepulcro y entraron, pero no hallaron el 
cuerpo del Señor Jesús. 
Por qué la 
luz produce 
alegría
20
Y las mujeres recordaron sus palabras. Cuando las 
mujeres regresaron del sepulcro, le dijeron esto a los 
Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, 
Juana y María, la madre de Santiago, y las demás 
mujeres que las acompañaban.Ellas contaron todo a 
los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y 
no les creyeron. 
Preguntas para compartir:
Dónde fueron 
las mujeres 
esa mañana
1
Cómo 
encontraron 
el sepulcro
 
Con qué 
personas se 
encontraron las 
mujeres
3
4
 ué les 
dijeron ellos
 ué hizo 
Pedro
6
A quiénes 
les contaron 
lo que pasó
5
Pedro, sin embargo, se levantó… 
y corrió hacia el sepulcro, y al 
asomarse, no vio más que las 
sábanas. Entonces regresó lleno 
de admiración por lo que había 
sucedido.» 
Para profundizar:
La mañana del domingo, las mujeres van al sepulcro 
a poner perfumes al cuerpo de Jesús, pero al llegar 
lo encuentran vacío y se quedan sorprendidas. Enton-
ces dos personas les anuncian que Jesús “está vivo”. 
Dios Padre lo ha resucitado por haber llevado una 
vida marcada por el amor a los demás, es decir, hacer 
presente el Reino de Dios en medio del mundo. Jesús, 
que murió en la cruz, ha sido resucitado al tercer día 
para que nuestra vida tenga sentido y podamos llegar 
fi nalmente al encuentro con Él en el cielo.
Las mujeres vuelven felices a anunciar al resto de 
los discípulos que Jesús vive. A ellos les cuesta com-
prender aún la noticia. Pero Pedro corre al sepulcro 
y lo encuentra tal como lo dijeron las mujeres. En-
tonces se llena de alegría. Jesús, su amigo, el que 
entregó la vida por todos, está vivo. La Resurrección 
les quita la pena y la frustración a los discípulos. Es-
taban tristes, desanimados, tenían miedo y ahora se 
sienten alegres, reanimados y llenos de una nueva 
esperanza.
21
 El Cirio Pascual encendido nos hace decir que 
 creemos en la Resurrección y en la vida eterna.
 La alegría que nos produce la resurrección de 
 Jesús, nos mueve a amar a nuestro prójimo, siendo 
 testigos de esperanza y de vida plena para todas 
 las personas.
 Respondamos a Jesús!
 El cirio encendido 
es signo del Señor Resucitado 
que está en medio de nosotros. 
Es una señal de vida, 
de alegría, de luz 
y de esperanza.”
 En la Eucaristía, celebramos la Resurrección de Cristo!
 El domingo es el día del Señor. Al participar en la Eucaristía en familia, agradecemos a Jesús el don de sí 
mismo en el Pan y el Vino consagrados.
 Lo hacemos en unión con toda la comunidad cristiana para comunicar al mundo que creemos en Jesús 
Resucitado. Lo hacemos especialmente cada vez que rezamos el Credo y decimos: “Resucitó de entre los 
muertos”. Porque Jesús resucitó, también nosotros podemos rezar: “Creo en la resurrección de la carne1 y 
en la vida eterna”. Es decir, estamos llamados a participar de la vida eterna donde viviremos plenamente.
1. La expresión indica que nuestra resurrección implica todo lo que somos como personas humanas.
Jesús ha resucitado y hemos pasado de las tinieblas a la luz, de la tris-
teza a la alegría, de la muerte a la vida. Jesús está con nosotros, vivo 
y presente para siempre. Él se nos ha anticipado a disfrutar de la Vida 
que nos espera también a nosotros, abriéndonos el camino para llegar 
a la vida plena con el Padre Dios. Por eso la Resurrección de Jesús es el 
centro de nuestra fe y de nuestra esperanza. Jesús resucitado nos invita 
a amar como Él amó y a entregarnos a los demás como Él lo hizo, así 
mostramos al mundo nuestra alegría. Por eso cantamos “Aleluya”, que 
signifi ca alabar al Señor con alegría. ¡Cristo resucitó, aleluya, aleluya! 
Anotá en este recuadro aquello a lo que te sentís 
invitado/a con la Resurrección de Jesús.
22
2. Papa Juan Pablo II, Carta Apostólica “El Día del Señor”, n° 7.
 Esta proclamación de nuestra fe 
la expresamos más claramente 
cada vez que el sacerdote, después 
de consagrar el pan y el vino, 
pronuncia las siguientes palabras: 
“Este es el sacramento de nuestra 
fe” y como Asamblea o Pueblo de 
Dios, respondemos a una sola voz: 
“Anunciamos tu muerte, proclamamos 
tu Resurrección...”.
“Abramos nuestro tiempo a Cristo para 
que él lo pueda iluminar y dirigir...
El tiempo ofrecido a Cristo nunca es un 
tiempo perdido, sino más bien ganado para 
la humanización profunda de nuestras 
relaciones y de nuestra vida.”
2
 Celebremos nuestro encuentro con Jesús!
 uardem os en el c
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ón
! 
¡C
on
 la
 Virgen M
aría
Sin duda la Virgen María era la persona que con 
más anhelo esperaba la resurrección de su Hijo. 
Ella conocía las promesas del Antiguo Testamento 
y sobre todo confi aba en las palabras de Jesús. 
La Virgen María es testigo de la Resurrección 
y nos invita a celebrar que Cristo está vivo 
y que podemos vivir con la alegría de esta 
Buena Noticia, llevándola a todas las personas.
 Jesús Resucitado nos invita a vivir una vida 
plena, en la esperanza de la resurrección.”
Pedile a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón 
lo que aprendiste hoy para que puedas vivir siempre 
anunciandola alegría de la Resurrección de Jesús.
 Contale a la Virgen aría qué aprendiste de su 
 Hijo Jesús en este encuentro. Anotalo en el recuadro 
 y compartilo con los demás: 
23
Porque hacés nuevas todas las cosas”
Es vida que brota en la vida, 
es fruto que crece en amor, 
es vida que vence la muerte, 
es vida que trae el Señor.
Dejaste el sepulcro vacío, 
la muerte no te derrotó,
la piedra que te retenía 
el día tercero cayó.
Me ofrecés una nueva vida, 
renuevo mi amor en Vos,
me das una nueva esperanza; 
ya todo lo viejo pasó.
con Je sú
s
Ca
minemosCa
minemo
ccoon úúss
cc
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Ca
m mos
JESÚS
GR
ACIAS
 Querido Jesús, 
queremos compartir 
la alegría de tu 
Resurrección 
con los demás.” 
ALEGREMONOS TODOS.
JESÚS HA RESU ITADO, 
Y ¡VIVE PARA SIEMPRE!
 Esta semana vas a anunciar que Jesús resucitó. Si te 
entusiasma, podés visitar a una persona de tu barrio que 
esté sola o enferma. Llevale la buena noticia de que Cristo 
resucitó y que nos ama. Le podés llevar una fl or o un dulce 
junto a una tarjeta que diga: ¡Jesús ha resucitado y te ama! 
Voy a anunciar que Jesús resucitó a:
24
 nidad 8
Jesús nos invita 
a participar 
de su vida
“Dios amoroso, Padre nuestro,
te damos gracias por todos tus regalos,
especialmente por regalarnos la amistad
y el cariño de tu Hijo Jesús.”
Pensá en todo lo que Dios 
te regaló: la vida, la 
familia, el alimento, los 
amigos, la fe...
Te invitamos a decir 
en voz alta el regalo 
que quieres agradecer 
a Dios. Para ello dices: 
Gracias, Jesús, por...
 Te invitamos a rezar!
enc entro
22
«Hagan esto en memoria mía»
«Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido.» 
 1 Cor 11,23) 
27
 Vamos a encontrarnos con Jesús!
 Mirando los dibujos, podrás darte cuenta de que 
en todos los países se celebran las Fiestas Patrias, 
que es como el “cumpleaños” de cada nación. En 
Argentina lo celebramos el 25 de Mayo, en Chile 
el 18 de Septiembre, en Bolivia el 6 de agosto, 
en Perú el 28 de Julio, etc. Ese día es especial, 
nos preocupamos de preparar una comida 
diferente (asado, empanadas, pastelitos, etc.) 
y nos reunimos con otros familiares y amigos a 
compartir la alegría de la fi esta. Realizamos 
ciertas tradiciones que repetimos todos los años, 
como por ejemplo: izar la bandera, cantar el 
Himno Nacional, etc. 
 ¿Cómo celebran las fi estas patrias en tu familia? 
¿Qué preparativos hacen esos días? Compartí tus 
experiencias con el resto del grupo. 
Cada vez que nos reunimos como familia a celebrar, estamos 
haciendo memoria, es decir, recordando hechos que sucediero 
y que fueron importantes para nosotros.
 ¿Qué otras fi estas celebramos en familia y por qué lo 
hacemos? Escribí tu respuesta en las siguientes líneas: 
28
 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra!
† De la primera carta de San Pablo 
a los Corintios 11,23-25: 
 Pablo, apóstol de Jesús, escribe una carta a los habitantes de la ciudad de Corinto en Grecia. En ella 
les relata el mandato que Jesús dio a sus discípulos en la Última Cena. Escuchemos con atención.
Cuál es la frase que 
Jesús repite cuando 
habla de su Cuerpo 
y de su Sangre
5
Cuáles fueron las 
palabras de Jesús 
al tomar el pan
3
 ué hace Jesús 
antes de partir 
el pan
 
Preguntas para compartir:
Cuáles fueron las 
palabras de Jesús 
al tomar la copa
4
De quién 
recibe Pablo las 
palabras que nos 
transmite
1
1. A esta copa se le llama también cáliz. 
«Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les 
he transmitido, es lo siguiente: 
El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, 
tomó el pan, dio gracias, lo partió y dijo: “Esto 
es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. 
Hagan esto en memoria mía”. 
De la misma manera, después de cenar, tomó 
la copa1, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alian-
za que se sella con mi sangre. Siempre que la 
beban, háganlo en memoria mía”».
29
¡Respondamos a Jesús!
Para profundizar:
El apóstol Pablo nos transmite el mandato que hizo 
Jesús a sus discípulos al compartir el pan y el vino 
durante la Última Cena. Jesús les dijo: “Hagan esto 
en memoria mía”. Los primeros cristianos guardaron 
y transmitieron como un tesoro la memoria de esta 
Cena. Al compartir el pan y el vino, Jesús anticipó la 
entrega de su vida por amor a todos nosotros. Pablo 
recibe este mensaje y lo comparte con alegría con 
otros hermanos.
¿Cuál es esta petición que hizo Jesús? El Señor pidió 
que su entrega no fuera solamente un recuerdo del 
pasado, sino un acontecimiento que hiciera presen-
te el amor que nos tuvo entregando su vida. “Hagan 
esto en memoria mía” quiere decir que Jesús vuelve 
a hacerse presente en cada Eucaristía como alimento 
para amar como Él lo hizo. 
Con tu catequista compartiste el pan repitiendo el mismo gesto de Jesús. Invitaste a Jesús a que se siente 
con ustedes a compartir el pan. Levantaste un trocito de pan y diste las gracias diciendo: “Gracias, Jesús, 
porque te entregaste por nosotros”. “Jesús, yo también quiero ser pan partido para los demás”.
“Acogemos a quien está triste.” “ Dejamos un momento nuestro 
juego para ayudar en los 
quehaceres de la casa.” 
“Compartimos nuestras cosas 
en vez de disfrutarlas solos.”
Somos pan partido para los demás cuando: 
San Pablo nos recuerda que Jesús, antes de partir el pan, 
“dio gracias” a su Padre. Eso es lo que hacemos cada do-
mingo cuando celebramos la gran acción de gracias de 
la Iglesia, la “Eucaristía”. Allí damos gracias al Padre del 
cielo por la entrega de su Hijo Jesús y acogemos la invi-
tación a seguirlo como discípulos misioneros. 
Jesús quiere que hagamos memoria de su sacrifi cio y 
acojamos su llamado a actualizar hoy su forma de amar 
a los demás, tal como Él lo hizo. Celebremos, agradez-
camos en nuestra vida la entrega de Jesús en la alegría 
de la Resurrección, siendo cariñosos y serviciales con 
todas las personas, especialmente con los pobres y 
los que más sufren. Así seremos testimonios vivos del 
amor de Jesús, tal como lo hicieron los primeros cristia-
nos de quienes se decía: “miren como se aman”. Por eso 
necesitamos participar en la Eucaristía cada domingo, 
acogiendo la petición de Jesús de hacer memoria para 
amar como Él nos ama.
 Escribí al lado del pan 
dibujado algunas 
acciones que nos 
hacen ser “pan partido 
para los demás”. 
30
 Compartí lo que anotaste y fi nalizá pintando las palabras indicadas: 
“ser pan partido para los demás.”
¡La Eucaristía es el Memorial de la entrega del Señor!
La Virgen María supo hacer memoria 
de la entrega de su Hijo Jesús y por eso 
vivió siempre entregándose a los demás. 
Nos lo recuerda especialmente 
el evangelista san Lucas cuando señala 
que “María, guardaba todas estas cosas, 
y las meditaba en su corazón”. 
 (Lc 2,15-19)
 En la Eucaristía hacemos presente nuevamente la entrega 
de Jesús por nosotros. Lo que sucedió entonces vuelve a 
suceder aquí y ahora para nosotros. 
 ¡POR ESO HACEMOS MEMORIA DE ES A EN REGA Y DAMOS 
GRACIAS! La palabra Eucaristía signifi ca “Acción de gracias”. Ella 
es la gran acción de gracias que hacemos al Padre Dios por la 
entrega de su Hijo Jesús.
 Participar de la Eucaristía es una invitación a entregarnos a Dios 
y a los demás cada día, como lo hizo Jesús. Ella es la fuente y la 
cumbre de nuestra vida como niños discípulos misioneros del 
Señor. Viviendo como Jesús, actualizamos su amor entregado.
 Celebremos nuestro encuentro con Jesús!
En la Eucaristía, agradecemos la entrega de Jesús 
y nos comprometemos a vivir como sus discípulos.
 Contale a la Virgen aría lo que aprendiste de su Hijo 
Jesús. Compartilo y luego anotalo en el recuadro: 
Así seremos discípulos de Jesús en nuestra vida.
La Eucaristía es la fuente donde nos alimentamos para
 uardem os en el c
or
az
ón
! 
¡C
on
 la
 Virgen M
aría
Pedí a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón las 
enseñanzas de este encuentro y te ayude a participar en la Eucaristía 
cadadomingo junto a tu familia.
“En el humilde signo del pan 
y del vino, transformados en 
su Cuerpo y en su Sangre, 
Cristo camina con nosotros 
como nuestra fuerza, nuestro 
alimento y nos convierte en 
testigos de esperanza para 
todos.”1 
1. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, nº 62.
31
JESÚS
GR
ACIAS
AMI OS 
 Señor Jesús:   
te pido estar siempre preparado 
para recibirte en la Eucaristía. 
Quiero  encontrarme con Vos 
en el pan que alimenta y da vida.   
Que nunca sea indiferente 
al hambre que sufren tantos hermanos, 
y que viva solidario para ayudar.   
Que cada Eucaristía sea una verdadera 
fiesta porque juntos, en comunidad, 
nos alimentamos con tu presencia viva. 
Que cada Eucaristía me dé fuerzas para seguirte. 
 mén.  (Marcelo . Murúa) 
 Vos también estás invitado hoy a compartir el pan que vas a llevar 
a tu familia y a tus amigos. Con una línea, uní los panes que elegiste 
de la canasta con el canasto de los chicos. Este es tu compromiso.
con Je sú
s
Ca
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minemo
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cc
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Ca
m mos
FAMILIA
SER 
CARIÑOSO
AYUDAR
SER SOLIDARIO
VISITAR A UN 
ENFERMO
ES
CU
CH
AR
SE
R 
RE
SP
ON
SA
BL
E
REZAR POR OTROS
COM
PAR
TIR
ENSEÑAR 
A REZAR
 PEDIR 
 PERDON
SER
 
RES
PET
UOS
O
OBEDECER
32
Para rezar es importante el 
silencio interior y exterior. 
Respirá lenta y suavemente 
un par de veces. Tomá 
conciencia de la presencia 
de Dios.
Querido Jesús,
te pido por mis padres, mis amigos 
y todas las personas que quiero. 
Te doy gracias porque ellos me ayudaron a crecer 
y a desarrollarme, me ayudaron a ser el niño que soy. 
Protegelos y cuidalos.
Acompañalos siempre de día, 
de noche y en todas partes. 
Cuidalos a todos,
y que aprendamos a vivir cada día más unidos. 
Amén.
 Vamos a encontrarnos con Jesús!
Pensá en las personas que 
fueron importantes en tu 
vida y da gracias a Jesús 
por haberlas conocido.
 Observá con atención la secuencia de cada uno de estos dibujos.
 Escribí el nombre de quien transforma lo dibujado y aquello que resulta de la transformación.
El
TRANSFORMA la arcilla en
 Te invitamos a rezar!
enc entro
23
«El Espíritu Santo hace 
presente la salvación»
«El Espíritu Santo les enseñará todo 
y les recordará lo que les he dicho.» 
 Jn 14,26)
33
¡Jesús sale a nuestro encuentro por su alabra!
 ¿Conocés otros ejemplos en 
 que se dé una transformación?
 Recordemos el momento en que Jesús transformó el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre durante la 
Última Cena. El Evangelista San Juan nos habla de la presencia real de Jesús en el pan y el vino consagra-
dos. Pero, por sobre todo, anuncia la acción del Espíritu Santo en esta transformación. Escuchemos con 
atención la lectura de la Palabra de Dios.
 Las personas podemos transformar las cosas 
y hacerlas hermosas y útiles para todos.”
El
TRANSFORMA el trigo en
El
TRANSFORMA la madera en
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Juan 14,15-17a.23b-26:
«Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al 
Padre, y Él les dará otro Defensor para que esté siempre con ustedes: 
el Espíritu de la Verdad. 
El que me ama será fi el a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y 
habitaremos en él. El que no me ama no es fi el a mis palabras. 
La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. 
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el 
Defensor, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les 
enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.» 
34
Para profundizar:
 Jesús prometió que su Espíritu Santo estará 
siempre con nosotros para que vivamos como 
sus verdaderos hijos. El Espíritu nos recuerda 
todo lo que Jesús nos enseñó y nos cuida para 
que no nos apartemos de Él. Por eso Jesús lo 
llama también el “Defensor”, es decir, quien nos 
protege, nos acompaña, nos cuida y nos trans-
forma para poder amar como lo hizo Jesús. 
 En la Eucaristía ¡Cristo está realmente presente 
en el pan y el vino por la acción del Espíritu San-
to! El Espíritu está presente en toda la celebra-
ción de la Eucaristía y actúa muy especialmente 
a través del Sacerdote en la consagración. 
 Por eso cuando el Sacerdote toma el pan y el vino lo 
hace en el nombre y en la persona de Jesús1 dicien-
do: “Esto es mi Cuerpo... Esta es mi Sangre”.
 Cuando participamos en la Eucaristía, ofrecemos 
el pan y el vino y nosotros nos ofrecemos junto 
con ellos. Ofrecemos toda nuestra vida, aquello 
bueno que tenemos para que el Espíritu Santo lo 
multiplique y aquello no tan bueno para que el 
Espíritu nos ayude a mejorarlo y nos transforme en 
sus testigos. El Espíritu nos transforma para amar al 
Señor y a los demás dando testimonio de lo que Él 
mismo ha realizado al transformar el pan y el vino 
en la presencia viva de Jesús en medio de nosotros.
Preguntas 
para compartir: Por qué cumplimos 
los mandamientos 
de Jesús y somos 
fi eles a su palabra
 ué hará el Espíritu 
Santo en nuestras 
vidas
 uién va a estar 
siempre con 
nosotros si amamos 
a Jesús
1
 3
 Respondamos a Jesús!
 Durante la Eucaristía, en el momento del “Ofertorio”, se presentan el pan y el vino que luego se 
transformarán en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. En este momento podemos ofrecernos, junto al pan y al 
vino para que el Espíritu Santo nos transforme en discípulos del Señor.
 Escribamos dentro 
del recuadro algo 
nuestro que nos 
gustaría ofrecer al 
Señor. Pueden ser cosas 
buenas para que el Espíritu 
Santo las multiplique y otras 
no tan buenas, para que el 
Espíritu Santo nos ayude a 
mejorarlas.
 Compartamos lo que escribimos.
1. En este momento el sacerdote actúa representando a la persona de Cristo.
35
 En la Eucaristía, el Espíritu Santo hace presente 
a Cristo y nos transforma en sus discípulos!
En la celebración de la Eucaristía, hay dos momentos 
muy importantes en los cuales invocamos al Espíritu 
Santo para que actúe: 
 Antes de la consagración, el Sacerdote pide 
al Padre Dios que envíe su Espíritu Santo para 
que trasforme el pan y el vino en el Cuerpo y la 
Sangre de Cristo. Dice: “Bendice y santifi ca, oh 
Padre, esta ofrenda, por tu Santo Espíritu, para que 
sea Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, 
nuestro Señor” (Plegaria Eucarística I).  
 Después de la consagración, el Sacerdote vuelve 
a invocar al Espíritu Santo para que descienda 
sobre todos nosotros y nos ayude a vivir amando 
como Jesús. El Sacerdote pide que “el Espíritu 
Santo nos transforme en ofrenda permanente... y 
que formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo 
espíritu”. (Plegaria Eucarística III). La Eucaristía 
nos transforma en discípulos de Jesús, nos hace 
solidarios y nos impulsa a comunicar la Buena 
Nueva de Jesús. 
 Cantemos de pie y con alegría la canción: 
“Pan y vino”. 
Por los niños que empiezan la vida,
por los hombres sin techo ni hogar,
por los pueblos que sufren la guerra, 
te ofrecemos el vino y el pan.
Pan y vino sobre el altar, 
son ofrendas de amor;
pan y vino serán después 
tu Cuerpo y Sangre, Señor.
2. Cf. S. Agustín, Sermón LXXII A,2.
“Cuando el Espíritu Santo habita en 
ti, te llena, te conduce, te frena 
para el mal, te mueve para hacer 
el bien. Sólo el Espíritu Santo te 
llenará de bienes.”2 
36
La Virgen María participó en la celebración de la Eucaristía 
junto a la comunidad durante mucho tiempo después de 
la Ascensión de su Hijo al cielo. Ella acogía con alegría la 
transformación del pan y el vino, por el poder del Espíritu 
Santo, en el Cuerpo y Sangre de su querido Hijo.
JESÚS
GR
ACIAS
 uardem os en el c
or
az
ón
! 
¡C
on
 la
 Virgen M
aría
“Jesús, dame de comer 
de tu Cuerpo y de tu Sangre
para que me transforme 
y reines en mi vida.
Mi Dios y mi Señor, 
conviérteme a Vos.
Que ya no viva yo, 
que Vos vivas en mí”.
 (Santa Teresa de Jesús, 
Moradas V, cap. II)
 El Espíritu Santo transforma elpan 
y el vino en el Cuerpo y la Sangre de 
Jesús y nos ayuda a ser sus discípulos.”
 Celebremos nuestro encuentro con Jesús!
 Contale a la Virgen aría, en forma breve, lo que 
aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. 
Compartilo con los demás y anotalo en el recuadro: 
Pedí a la Virgen María que te ayude a guardar 
en tu corazón las enseñanzas de este encuentro, 
para que puedas dejar que el Espíritu te transforme 
y puedas amar como lo hizo Jesús.
con Jesú
s
Ca
minemosCa
minemo
ccoon úúss
cc ss
Ca
m mos
 En la Eucaristía del próximo domingo, durante 
el Ofertorio, presentá a Jesús algo personal que 
quieras que el Espíritu Santo transforme y sea 
vida para los demás.
 Jesús, junto al pan y al vino, 
te ofrezco mi vida.” 
37
Con la señal de la cruz decimos 
a Dios que nuestra mente, 
palabras, corazón y toda 
nuestra persona le pertenecen. 
El Padre Dios nos invita a 
alabarlo por todo lo que nos 
regala.
Te alabamos, Padre nuestro,
porque hiciste para nosotros
este mundo maravilloso y nos das la vida.
 ¡Gloria a Ti, Señor, porque nos amas!
Te alabamos, Padre nuestro,
porque nos das a tu Hijo Jesús en la Eucaristía,
para que Él nos lleve a Vos.
¡Gloria a Ti, Señor, porque nos amas!
Te alabamos, Padre nuestro,
porque tu Hijo Jesús es nuestro amigo,
está en nuestros corazones
y se hace alimento para nosotros.
 ¡Gloria a Ti, Señor, porque nos amas!
Alabaré, alabaré, alabaré, 
alabaré, alabaré a mi Señor (2 veces).
Alaben siervos del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.
Desde que sale el sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor. 
Alabaré, alabaré, alabaré, 
alabaré, alabaré a mi Señor (2 veces).
 Jesús oraba frecuentemente con los Salmos. Por 
eso queremos alabar al Señor tal como Él lo hacía. 
En esta ocasión rezaremos con el Salmo 112:
este mundo maravilloso y nos das la vida.
 Te invitamos a rezar!
enc entro
24
«Nos hacemos uno con Cristo 
y su misión»
« ermanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes.» 
 Jn 15,4)
Te alabamos, Padre nuestro,
porque hiciste para nosotros
Cada vez que iniciamos la oración 
haciendo la señal de la cruz “en 
el nombre del Padre y del Hijo y 
del Espíritu Santo”, dejamos que 
nos cubra la vida de Dios Padre, 
Hijo y Espíritu Santo.
38
 Vamos a encontrarnos con Jesús!
 Anotá en los recuadros que están al lado de la imagen de Cristo algunas 
actitudes de Jesús que mencionaste junto a tus compañeros.
 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra!
 En el siguiente texto escrito por San Juan descubrirás una importante enseñanza de Jesús. 
El Señor la introduce dandonos a conocer la importancia que tiene la unión entre una vid 
y sus sarmientos.
¡Todos 
estamos invitados
a unirnos a Jesús 
y ser como Él!
39
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Juan 15,1-2.4-5:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es 
el viñador. Él corta todos mis sarmien-
tos que no dan fruto; al que da fruto, 
lo poda para que dé más todavía. 
Preguntas para compartir:
 ué pasa si el 
sarmiento no 
permanece en 
la vid
3
 uiénes son los 
sarmientos
 
 ué necesita el 
sarmiento para dar 
frutos
4
 uién es la vid
1
Permanezcan en mí, como yo 
permanezco en ustedes. Así como 
el sarmiento no puede dar fruto si 
no permanece en la vid, tampoco 
ustedes, si no permanecen en mí.
o soy la vid y ustedes los sarmientos. El que per-
e en mí y yo en él da mucho fruto, porque 
ados de mí, nada pueden hacer.»
Para profundizar:
Jesús compara la relación que tiene con sus discípulos usando la imagen de la Vid y los Sarmientos. Jesús es 
como la Vid y nosotros somos como los sarmientos. Así como los sarmientos no pueden dar frutos y se secan si 
no están unidos a la Vid, así también los discípulos de Jesús no pueden dar frutos si no permanecen unidos al 
Señor. Los discípulos de Jesús permanecen siempre muy cerca de Él. Sólo si estamos unidos a Jesús podemos 
dar frutos. Sin Él nada podemos hacer. 
Jesús nos invita a permanecer unidos a Él. En los encuentros anteriores hemos aprendido que Jesús quiere que 
amemos como Él nos amó y sirvamos a los demás como Él lo hizo. Ahora, Jesús nos llama a no separarnos de 
Él para que podamos dar muchos frutos de amor y de servicio.
40
 Nuestra unión con Jesús se irá refl ejando cada día en 
las cosas sencillas que hacemos con amor, cada vez que 
estudiemos con alegría, cada vez que juguemos respetando 
las reglas, cada vez que oremos, cuando seamos cariñosos 
con nuestros padres y amigos, cuando sirvamos a los demás, 
etc. Por los frutos que demos las personas se darán cuenta 
de nuestra unión con Jesús. Si estamos unidos con el Señor, 
Él está presente en cada cosa que vivimos y que hacemos, es 
Jesús quien vive en nosotros. En cada momento podemos 
preguntarnos: ¿qué haría Jesús en mi lugar?
 Respondamos a Jesús!
 A vos y a tu grupo, tu catequista les preguntó si quieren unirse a Jesús para 
dar muchos frutos. Para responder a Jesús, les pidió que completaran con su 
nombre un grano de uva recortado en cartulina y lo pegaran en la parra o 
vid dibujada. Comentaron también que la Vid representa a Jesús y los granos 
de uva unidos a ella representa la intención de ustedes de dar muchos frutos 
estando unidos a Jesús.
 Anotá dentro de los granos 
de uva los frutos que 
querés dar estando 
unido a Jesús. 
Compartí tu trabajo 
con los demás.
 Queremos estar unidos 
a Jesús y dar muchos 
frutos.”
de uva los frutos que 
querés dar estando 
41
 Cuando recibas a Cristo en la comunión por primera vez, participarás plenamente de la unión con 
Jesús, te unirás a la comunidad cristiana y formarás un solo cuerpo con la Iglesia.
 Recibir la Comunión debe encender en nosotros el amor a Jesús y el deseo de seguir sus pasos en 
amor y servicio gratuito a los hermanos, especialmente a los más pobres. Al comulgar asumimos la 
misión de Jesús y tratamos de actuar en nuestra vida como Él lo hizo, tomando fuerzas al participar 
en cada Eucaristía.
 En la Eucaristía nos unimos a Cristo!
Ahora llega el momento tan 
esperado: LA COMUNIÓN. 
Recibimos a Jesús presente en 
la Hostia consagrada. Cristo 
viene a vivir en nosotros y nos 
hacemos uno con Él como la 
Vid y los Sarmientos. 
A lo largo de la Eucaristía nos vamos preparando para recibir a Jesús en la Hostia consagrada. El 
sacerdote nos invita como comunidad a orar al Padre con la oración que Jesús nos enseñó, el PADRE 
NUES RO. 
 oda la comunidad pide a Jesús el regalo de la paz y nos saludamos cariñosamente como expresión 
de reconciliación con todos nuestros hermanos antes de acercarnos a comulgar.
Luego aclamamos a Cristo como el Cordero de Dios, reconociendo que Jesús ha ofrecido su vida al 
Padre por amor a todos nosotros.
Nos acercamos a comulgar con 
una actitud de recogimiento. El 
sacerdote nos muestra la Hostia y 
dice: “El Cuerpo de Cristo” y nosotros 
respondemos “Amén”. 
1
Para recibir la Hostia 
ponemos nuestras manos 
en forma de cruz, la 
derecha abajo 
y la izquierda arriba, 
tomamos la Hostia con 
la mano derecha sin 
movernos del lugar y la 
llevamos a nuestra boca 
en ese mismo momento.
Luego nos 
dirigimos a 
nuestro asiento 
y, en actitud de 
recogimiento, 
conversamos con 
Jesús. 
3
1. Carta del Papa Juan Pablo II a los Niños en el Año de la Familia, 13 de diciembre de 1994.
“Queridos amigos, la Primera 
Comunión es sin duda alguna un 
encuentro inolvidable con Jesús, 
un día que se recuerda siempre 
como uno de los más hermosos de 
la vida. En ella el Señor se hace 
alimento bajo las especies del 
pan y del vino.”1 
2
42
 Celebremos nuestro encuentro con Jesús!
JESÚS
GR
ACIAS
 uardem os en el c
or
az
ón
! 
¡C
on
 la
 Virgen M
aría
Así como Jesús se encarnó en la Virgen María, 
así también Él quiere entrar en nuestra vida, 
haciendose uno con nosotros. Por eso María, 
nuestra Madre, es modelo de acogida y unión 
con Jesús y nos invita a abrirle las puertas 
a Cristo recibiendoloen la Eucaristía.
 Unidos a Jesús, somos felices 
y servimos a los demás.”
 Volvé a mirar el racimo de uvas donde anotaste los frutos que te 
gustaría dar. Elegí una o dos acciones de las que allí aparecen para 
vivirlas durante esta semana. 
Durante esta semana viviré siendo…
Finalicemos nuestro 
encuentro cantando 
con alegría “Yo tengo un 
gozo en el alma”.
con Jesú
s
Ca
minemosCa
minemo
ccoon úúss
cc ss
Ca
m mos
 Contale a la Virgen aría, en forma breve, lo que 
aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. Anotalo 
en el recuadro y compartilo con los demás:
43
 nidad 9
La Iglesia vive 
de la Eucaristía
Hacemos silencio para dar gracias por 
alguna situación especial.
  
Hoy vamos a hacer una 
oración de Acción de 
Gracias. Le pediremos 
ayuda al Espíritu Santo.
El Espíritu Santo nos enseña 
a orar y nos recuerda todo 
lo que Jesús dijo. Por eso lo 
invocamos cantando.
Espíritu Santo, ven aquí.
Espíritu Santo, ven a mí.
Quiero vivir, quiero ser feliz
con tu poder dentro de mí.
 
 Gracias, Señor, porque tú 
eres el Pan de Vida.”
Para terminar, oremos 
con el Salmo 137:
“Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad.
Gracias Señor 
porque cuando te llamé, me escuchaste,
y llenaste de valor mi corazón. 
  
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.” 
 Te invitamos a rezar!
enc entro
25
 «Jesús es an de vida»
«El que viene a mí jamás tendrá hambre.» 
 Jn 6,35)
47
 Vamos a encontrarnos con Jesús!
 Muchas personas que seguían a Jesús vieron cómo alimentó a una muchedumbre multiplicando unos pocos 
panes. Entonces, admirados por el milagro, comenzaron a interrogarlo. Los invito a conocer qué les contestó Él:  
 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra!
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Juan 6,30-35: 
Narrador: «La gente preguntó a Jesús: 
  
Gente: “¿Qué signos haces para que veamos y creamos en 
 i? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná 
en el desierto, como dice la escritura: Les dio de comer el 
pan bajado del cielo”. 
  
Narrador: Jesús respondió: 
  
Jesús: “Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan 
del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque 
el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al 
mundo”. 
“El pan nos alimenta, nos da 
energía, repara nuestras fuerzas 
y nos agrada comerlo.
 Anotá en los globos el nombre de un 
alimento y lo que te aporta para crecer.
Hay otros alimentos 
que son necesarios.
48
Narrador: Ellos le dijeron: 
  
Gente: “Señor, danos siempre de ese pan”. 
  
Narrador: Jesús les respondió: 
  
Jesús: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá 
hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”». 
Preguntas para compartir:
 
?
1
 
?
 ué pasa con el 
que se acerca a 
Jesús
3
 
?
 ué pasa con 
quien cree en 
Jesús
4
 uién nos da el 
verdadero pan 
del cielo
 
?
 
 uién es el 
pan de vida
Para profundizar:
La muchedumbre que sigue a Jesús pide una señal 
para creer en Él. Le cuentan cómo antiguamente 
Moisés le había dado de comer al pueblo de Israel 
mientras caminaba por el desierto, como signo de 
que Dios estaba junto a ellos. Ellos piensan que 
Jesús debiera hacer milagros como los que hizo 
Moisés, para probar que Él es el Hijo de Dios. 
Jesús les confi rma que no fue Moisés quien dio de 
comer al pueblo, sino que fue su Padre. Él quiso 
alimentar al pueblo y acompañarlo en su caminar 
por el desierto. Ahora, Él mismo quiere dar el ver-
dadero pan del cielo. Al tomar conciencia de esto, 
la muchedumbre le dice: “Señor, danos siempre de 
ese pan”.  Entonces Jesús aclara que Él es ese pan, 
el verdadero alimento que Dios Padre nos ofrece 
en el camino de la vida. Jesús es el “Pan vivo ba-
jado del cielo”. Él, que ha muerto y resucitado por 
todos nosotros, nos regala la vida plena y todo el 
que cree en Él tiene vida eterna.
Hemos sido invitados por Jesús a hacer este camino 
de Catequesis y mientras caminamos  vamos necesi-
tando el alimento para ser felices y no decaer. Jesús 
es nuestro “Pan”. Alimentándonos de Él, tendremos 
fuerzas para ser buenos hijos de Dios, vivir como her-
manos en comunidad y ser discípulos misioneros de 
Jesús, siendo pan para los demás.  
49
 Respondamos a Jesús! 
 Con tu grupo de catequesis descubriste que así 
como Jesús es el Pan de Vida para nosotros, 
también nosotros podemos ser “pan de vida” 
para los demás. Completá el recuadro que 
aparece a continuación, en la primera línea 
anotá la actitud de Jesús y en la segunda la 
actitud a la que te comprometés. Al terminar, 
compartí con el grupo lo que escribiste y explicá 
tu opción.
JESÚS .................................................... ......................................................................................................................................
YO QUIERO ..................................................... ........................................................................................................................... 
 En la Eucaristía, nos alimentamos con el Pan de la Vida! 
1. Molokai es una de las Islas de Hawai, país que se encuentra al norte, 
 en el océano Pacífi co.
2. La lepra es una enfermedad que genera lesiones en la piel. Los leprosos
 eran aislados de su familia y nadie se atrevía a cuidarlos y los abandonaban 
 en islas o lugares solitarios. El padre Damián y otros cristianos a lo largo 
 del tiempo, se han ofrecido voluntariamente para ayudarlos. Actualmente 
 hay remedios que los ayudan.
 Jesús es el Pan Vivo bajado del cielo. Él se 
nos da como alimento en el sacramento 
de la Eucaristía. Allí nos fortalece tanto 
con su Palabra como con su Cuerpo y su 
Sangre. A estos momentos los llamamos 
comúnmente “La mesa de la Palabra” y 
“La mesa Eucarística”. 
 A veces vamos hambrientos y cansados 
mientras caminamos como Iglesia 
al encuentro con el Padre Dios y 
el Señor sacia nuestra hambre de 
esperanza, felicidad y plenitud. Por eso 
es tan importante que cada domingo 
participemos en la Eucaristía y seamos 
fortalecidos por Jesús que es nuestro 
“Pan de vida”.
 La Eucaristía nos transforma en “pan 
de vida” para todas las personas. 
Muchos hombres y mujeres se hicieron “pan” para el mundo imi-
tando a Jesús. Uno de ellos es san Damián de Molokai1. Él nos re-
galó este hermoso testimonio de la fuerza que le dio Jesús como 
Pan de Vida: 
“Si no fuese por la constante presencia de 
nuestro Divino Maestro en nuestra humilde 
capilla, no hubiese podido perseverar en 
participar de la misma suerte de los leprosos2 
en Molokai. La Eucaristía es el pan de vida que 
me da fuerza para todo esto.” 
  
50
 Celebremos nuestro encuentro con Jesús!
con Je sú
s
Ca
minemosCa
minemo
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cc
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Ca
m mos
 uardem os en el c
or
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ón
! 
¡C
on
 la
 Virgen M
aría
La Virgen María recibe el anuncio del 
Ángel y acepta la misión que el Padre le 
confía. Acoge a Jesús dentro de sí y luego 
lo entrega al mundo. Ella nos enseña a 
acoger al "Pan vivo bajado del cielo" y 
hacerlo llegar a todas las personas.
 Jesús es nuestro alimento
y nos transforma en alimento para los demás.”
JESÚS
GR
ACIAS
 Contale a la Virgen aría, en forma breve, lo que 
aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. 
Anotalo en el recuadro y compartilo con los 
demás:
Pedí a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón 
las enseñanzas de este encuentro, para que puedas vivir al 
estilo de Jesús, siendo pan de vida para los demás.
 ¿Cómo vas a 
poner en acción lo 
que elegiste hacer 
en la actividad 
“Respondamos a 
Jesús?” 
 erminan el encuentro alabando al Señor 
con el canto "Aleluya por esa gente": 
Los que tienen y nunca se olvidan 
que a otros les falta.
Los que nunca usaron la fuerza, 
sino la razón.
Los quedan una mano 
y ayudan a los que han caído,
esa gente es feliz
porque vive muy cerca de Dios.
 leluya, aleluya,
por esa gente que vive y que 
siente 
en su vida el amor.
Los que ponen en todas las cosas 
amor y justicia.
Los que nunca sembraron el odio, 
tampoco el dolor.
Los que dan y no piensan jamás 
en su recompensa,
esa gente es feliz
porque vive muy cerca de Dios.
51
La oración es conversar con 
Dios como dos amigos. Tratá 
de traer a tu mente y corazón 
el rostro de Jesús para entrar 
en conversación con Él.
Hoy vamos a hacer una 
oración de confi anza, 
expresando que creemos en 
el Señor. Queremos renovar 
nuestra fe y nuestro amor 
en Jesús.
Creemos en Vos, Jesús,
en tu presencia amorosa entre nosotros
y en la fuerza de tu Palabra.
“Creo en Vos, Jesús, Hijo amado del Padre.”
Creemos en Vos, Jesús,
que nos reunís en un solo pueblo 
como una gran familia
y nos invitás a vivir amando a los demás.
“Creo en Vos, Jesús, Hijo amado del Padre.”
Creemos en Vos, Jesús,
y en tantos hombres y mujeres que, 
siguiendo tu ejemplo de amor y servicio,
son testimonio de tu presencia en el mundo.
“Creo en Vos, Jesús, Hijo amado del Padre.”
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. 
Amén.
 Vamos a encontrarnos con Jesús!
 El desierto de Atacama, en Chile, es uno de los desiertos más secos del planeta. Pero cada vez que 
llueve más de lo habitual ocurre algo sorprendente: ¡Cientos de semillas, fl ores e insectos brotan a la 
vida! El paisaje árido se transforma en un espectáculo único, lleno de hermosos colores.
 Te invitamos a rezar!
enc entro
26
 «Iglesia que vive 
de la Eucaristía»
«Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó. 
Lo mismo hizo con los pescados.» 
 Jn 6,11) 
 
52
 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra!
 Una gran multitud seguía a Jesús. Entonces Él se preocupa porque no tienen qué comer. Leamos a conti-
nuación cómo Jesús se compadece y busca una solución para ellos:
¿Padre, de dónde 
vienen esas ganas 
de vivir y amar 
que tiene usted? 
De la Eucaristía, 
que es el centro 
de toda mi vida. 
«Después de esto, Jesús atravesó el mar de Galilea, 
llamado iberíades. Lo seguía una gran multitud, 
al ver los signos que hacía curando a los enfermos. 
Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus 
discípulos. 
Se acercaba la Pascua, la fi esta de los judíos. Al 
levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud 
acudía a Él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos 
pan para darles de comer?” Felipe le respondió: 
Para San Alberto Hurtado la Eucaristía 
era como el agua para el desierto. 
 Así como el agua es indispensable para que 
fl orezca el desierto, así también nosotros 
necesitamos algo muy importante para vivir. 
¿Qué será? Vamos a leer juntos la historia de un 
Santo que descubrió cómo estar siempre feliz y 
lleno de vida.
 El Padre Hurtado entregó su vida por los más 
necesitados, ayudando a los pobres y los que 
sufren. Se preguntaba siempre: ¿Qué haría 
Cristo en mi lugar? Él sacaba fuerzas de la 
Eucaristía para realizar su misión. Por eso decía: 
“La  Eucaristía es el centro de todo el día y de toda 
la vida. i lema es hacer de la Eucaristía el centro 
de mi vida. Prepararme a ella con mi vida interior 
y continuarla durante el día dejándome partir 
y dándome, en unión con Cristo. ¡ i isa es mi 
vida, y mi vida es una isa prolongada!”
“Doscientos denarios no bastarían 
para que cada uno pudiera comer 
un pedazo de pan”. 
Uno de sus discípulos, Andrés, 
el hermano de Simón Pedro, le 
dijo: “Aquí hay un niño que tiene 
cinco panes de cebada y dos 
pescados, pero ¿qué es esto para 
tanta gente?” Jesús le respondió: 
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 6,1-14: 
53
Para profundizar:
El Evangelio nos presenta a Jesús rodeado de una 
enorme muchedumbre que lo sigue esperando que 
cure a sus enfermos. La mayoría de ellos son gente 
sencilla y pobre. Jesús se compadece de ellos y pien-
sa cómo darles de comer ya que se acerca la fi esta de 
la Pascua y no encontrarán alimento ese día. 
Uno de los discípulos se da cuenta de que un niño trae 
consigo cinco panes y dos peces. Jesús se los pide y 
el niño generosamente se los entrega para que los 
comparta con los demás. Este niño sabe que quizás 
no alcance a probar siquiera un trozo de pan ya que 
la gente es mucha, pero aún así los quiere compartir.
Entonces Jesús realiza el signo. Él multiplica los panes 
y los peces. odos comen hasta quedar satisfechos e 
incluso sobran doce canastos. La gente reconoce en 
Preguntas para compartir:
 
?
 ué hizo Jesús 
cuando tomó 
los panes
3
 
?
 ué signo hizo 
Jesús que causó 
admiración en 
la gente
4
 
?
1
 ué quiere 
hacer Jesús con 
la multitud que 
lo sigue
 
?
 
 uién le dio 
a Jesús los 
panes y los 
peces
 
?
 ué dijo la 
gente después 
de comer
5
este signo que Jesús es el Profeta que debe venir al 
mundo. Él es quien les puede dar lo necesario para 
vivir. La multitud recobra las fuerzas gracias al alimen-
to que Jesús les da, pero también se siente animada 
a compartir lo que tiene con los demás, tal como lo 
hizo el niño. 
Así como Jesús nos alimenta, también nosotros pode-
mos convertirnos en alimento para los demás. ¿Cómo 
podríamos vivir sin alimentarnos de Jesús? Pero al mis-
mo tiempo ¿cómo podríamos ser discípulos del Señor si 
nosotros no compartimos con los demás lo que somos 
y tenemos? Cada vez que nos encontramos con Jesús, 
especialmente en la Eucaristía, nos alimentamos de Él 
para luego transformarnos en alimento para otros. Je-
sús nos enseña a compartir lo que tenemos, pero sobre 
todo a “compartirnos”, así se realiza nuevamente el signo 
de la solidaridad. 
“Háganlos sentar”. Había mucho pasto en ese lugar. odos se 
sentaron y eran unos cinco mil hombres. 
Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que 
estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles 
todo lo que quisieron. 
Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: 
“Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”. 
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que 
sobraron de los cinco panes de cebada. 
Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: “Éste 
es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo.”». 
 Respondamos a Jesús! 
 Seguí las instrucciones de tu Catequista y anotá en las láminas las respuestas a 
las siguientes preguntas. 
54
¿ on quién nos 
encontramos 
en la 
Eucaristía?
¿Por qué  v
amos a 
la Eucarist
ía?
¿Para qué nos 
prepara la 
Eucaristía?
¿ ómo 
salimos de la 
Eucaristía?
¿ ómo 
continúo la 
Eucaristía en 
mi vida diaria?
55
Si nos comportamos 
cada día como si Cristo 
estuviera en nuestro lugar, 
estaremos prolongando 
en la vida lo que celebramos 
en la Eucaristía.
¿Qué haría Cristo en mi lugar?
 La Eucaristía nos enseña a vivir como Jesús!
 En la Eucaristía, nos reunimos en 
comunidad para recibir a Jesús como 
alimento. Llegamos a participar de  la 
celebración “cargados con nuestra vida” 
y salimos de ella a “DAR ES IMONIO 
EN LA VIDA” de lo que acabamos de 
celebrar.  
 En la Eucaristía el mismo Jesús se 
hace Pan de Vida para nosotros, 
alimentándonos y ayudándonos a vivir 
como Él lo hizo. 
 Por eso, la Eucaristía es nuestra fuente y 
nuestra meta en la vida cristiana: nos va 
conduciendo a un profundo encuentro 
con Jesús y nos enseña a vivir amando 
como lo hizo Jesús. 
“ Mi Misa es mi vida, y mi vida 
es una Misa prolongada!”1
1. Padre Alberto Hurtado.
56
 Celebremos nuestro encuentro con Jesús!
 uardem os en el c
or
az
ón
! 
¡C
on
 la
 Virgen M
aría
Con María recorremos el camino de 
amor que se hace encuentro, cercanía, 
solidaridad. Ella es por excelencia la 
“mujer eucarística” cuando, en actitud 
agradecida, sus labios alaban al Señor 
diciendo “Mi alma engrandece al Señor”,cuando intercede por los novios en la fi esta 
de matrimonio en Caná, cuando acoge y 
anima a todas las personas con cariño, 
especialmente a los discípulos.
La Eucaristía nos da fuerzas para vivir como Jesús.
con Je sú
s
Ca
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minemo
ccoon úúss
cc
úss
Ca
m mos Durante esta semana, te invitamos a pensar como el 
Padre Hurtado: “¿Qué haría Cristo si estuviera en mi 
lugar?” Al acostarte, pensá en las acciones del día y 
ofrecé a Jesús aquellas en las que actuaste pensando 
como Él hubiera actuado.
Terminá cada noche rezando: 
“Querido Jesús, hoy quise ser como Vos. 
Gracias por estar conmigo 
y darme ánimo para lograrlo.
Mañana me preguntaré de nuevo 
¿qué harías Vos en mi lugar?”
 mén.
JESÚS
GR
ACIAS
 epiten juntos:
Un niño se te acercó aquella tarde, 
sus cinco panes te dio, para ayudarte;
los dos hicieron que ya no hubiera hambre, 
los dos hicieron que ya no hubiera hambre. 
  
También yo quiero poner sobre tu mesa 
mis cinco panes que son una promesa
de darte todo mi amor y mi pobreza, 
de darte todo mi amor y mi pobreza.
 Contale a la Virgen aría, en forma breve, lo que 
aprendiste de su Hijo Jesús en este encuentro. 
Anotalo en el recuadro y compartilo con los demás:
Pedí a la Virgen María que te ayude a guardar en tu corazón las 
enseñanzas de su hijo Jesús en este encuentro y que te anime a 
participar junto a tu familia en la Eucaristía.
57
Invocando a Jesús, nos 
reunimos como comunidad 
fraterna para seguir 
el ejemplo de amor y 
servicio al Padre, al 
hermano y a la creación 
entera.“Gracias, Padre, por bendecir, 
amar, acompañar y servir a todos.
Ayudanos a  vivir siempre de tu amor
y a construir un mundo mejor,
siendo signos de esperanza y luz.”
Amén.
 Vamos a encontrarnos con Jesús!
 Cuáles son las situaciones que 
hacen que nuestras 
familias sean felices
 Las expresiones de amor dan 
felicidad a nuestras familias.” 
 Es necesario vivir de este modo en todos los grupos de personas para ser 
felices. En la familia, en el colegio, en el trabajo, etc.
?
 Conversá en tu grupo sobre esta pregunta. Luego de escuchar a todos los 
grupos, anotá lo más importante en los 5 espacios que tiene el siguiente 
dibujo: 
 Te invitamos a rezar!
enc entro
27
«Miren cómo se aman: 
la fraternidad»
«Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza 
de los Apóstoles y participar en la vida común, 
en la fracción del pan y en las oraciones.» 
 Hch 2,42)
Somos hijos muy queridos 
de Dios, hermanos y 
miembros de una gran familia 
que es la Iglesia.
58
 Jesús sale a nuestro encuentro por su Palabra!
  La lectura que vamos a escuchar nos cuenta que los amigos de Jesús vivían como una comunidad fraterna.
¿Quieren saber qué hacían? Escuchemos con atención. 
  
† Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2,42-47: 
« odos se 
reunían asiduamente 
para escuchar la enseñanza 
de los Apóstoles y participar en 
la vida común, en la fracción del 
pan y en las oraciones. Un santo temor 
se apoderó de todos ellos, porque los 
Apóstoles realizaban muchos 
prodigios y signos. 
 odos los creyentes se mantenían unidos 
y ponían lo suyo en común: vendían sus 
posesiones y sus bienes, y distribuían el 
dinero entre ellos según las necesidades 
de cada uno. Íntimamente unidos, 
frecuentaban a diario el emplo, partían 
el pan en sus casas, y comían juntos con 
alegría y sencillez de corazón; ellos 
alababan a Dios y eran queridos por 
todo el pueblo. Y cada día, el Señor 
acrecentaba la comunidad 
con aquellos que debían 
salvarse.» 
Preguntas para compartir:
 
?
1
 
?
 ué opinaba el 
pueblo de ellos
3
Para qué se 
reunían los 
discípulos
 
?
 
Cómo 
compartían 
sus cosas
59
Para profundizar:
La Palabra de Dios que acabamos de leer nos cuen-
ta cómo vivían las primeras comunidades cristia-
nas. Cada día se esforzaban por vivir como Jesús les 
enseñó: como verdaderos hermanos celebraban la 
fracción del pan, rezaban juntos, compartían su vida 
y todos los bienes que tenían.
Los discípulos escuchaban las enseñanzas que los 
Apóstoles habían recibido de Jesús. Recordaban 
sus palabras, sus ejemplos, sus acciones y se sentían 
motivados a poner en práctica todo lo que Jesús les 
había enseñado.
Se reunían en sus casas para orar y celebrar la frac-
ción del pan, es decir, la Eucaristía, dando gracias y 
alabando a Dios Padre por todas las bendiciones que 
les daba, especialmente por Jesús, su vida y su Resu-
rrección. Cada uno de ellos sentía un profundo cariño 
por los demás y eso los animaba a estar muy unidos 
 Respondamos a Jesús!
y a preocuparse unos de otros. Compartían lo que te-
nían, su cariño y también sus posesiones y sus bienes. 
Querían que todos pudieran disfrutar de los frutos de 
la Creación y a nadie le faltara lo necesario para vivir. 
Eran personas sencillas de corazón y sobre todo muy 
alegres. El amor que se tenían impresionaba a la gen-
te, que se daba cuenta de lo mucho que se amaban. 
En el amor que se tenían se podía notar la presencia 
de Jesús en medio de ellos.
Así como vivían las primeras comunidades, Jesús 
quiere que nosotros vivamos hoy. El Señor nos invita 
a leer su Palabra y escuchar las enseñanzas de la Igle-
sia, a participar con alegría en la Eucaristía y a com-
partir nuestro amor y nuestros bienes con todas las 
personas, especialmente con quienes más lo necesi-
tan. Vivir la comunión con Dios, con las demás perso-
nas y con el resto de la creación, es lo que Jesús nos 
invita a realizar todos los días. Así daremos un alegre 
testimonio de la presencia de Jesús entre nosotros. 
 irá los dibujos de los dos mundos que aparecen a continuación. 
Descubrí qué es lo que hace que uno de los mundos esté feliz. Para ello 
buscá en la “sopa de letras” 10 acciones o actitudes que lo ponen contento. 
60
• Las actitudes que descubriste hacen que un lugar o un ambiente sea cálido y feliz.
• Dios nos invita a vivir como hermanos, con sencillez de corazón, compartiendo todo en un clima de amor. 
• Estas actitudes no sólo nos ayudan a vivir en armonía con las demás personas, sino también con la natura-
leza. Nos ayudan a cuidar la creación de Dios y a compartir con todas las personas los bienes que Dios nos 
regala.
 Elegí una de 
las acciones o 
actitudes de las 
que descubriste en 
la “sopa de letras” 
y que te gustaría 
vivir con la ayuda 
de Jesús. Anotala 
en el corazón que 
sostienen los chicos. 
 La Eucaristía nos hace comunidad fraterna!
 En la Eucaristía están presentes 
las acciones de la primera 
comunidad cristiana: 
• En la Eucaristía de cada domingo, 
nos reunimos para leer la Palabra 
de Dios, escuchar las enseñanzas de 
la Iglesia, participar en la fracción 
del pan y en las oraciones. 
 Pensá en alguna acción o actitud con la 
que podés aportar para que en el mundo 
se viva el amor tal como Jesús lo hizo. 
Anotala también en el corazón.
Amar es entregarse olvidándose de sí,
buscando lo que a otro pueda hacerlo feliz.
Qué lindo es vivir para amar, 
qué grande es tener para dar.
Dar alegría y felicidad, darse uno mismo, 
eso es amar.
sostienen los chicos. 
61
 Celebremos nuestro encuentro con Jesús!
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on
 la
 Virgen M
aría
La Virgen María desempeñó desde el 
principio su papel de Madre de la Iglesia: 
acompañó a los Apóstoles y los animó 
a permanecer unidos en un mismo 
espíritu, alabando a Dios, compartiendo 
lo que tenían y celebrando la fracción del 
Pan. La Virgen María nos enseña a vivir 
en comunión con el Padre Dios, con los 
hermanos y con toda la creación.
«La Eucaristía nos invita a vivir 
como comunidad fraterna.»
 Contale a la Virgen aría lo que aprendiste de su Hijo 
Jesús en este encuentro. Compartilo con los demás y 
luego anotalo en el recuadro:
Pedí a la Virgen María que te ayude a guardar en el corazón lo 
que Jesús te enseñó hoy en este encuentro, para que puedas vivir 
amando a todas las personas.
• En varios momentos

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