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El perfume ... una palabra llena de sensualidad y
de evocaciones, que desde siglos acompaña y califica el
lujo, el prestigio, la excepción. Una palabra que contie-
ne un mundo de situaciones, de exotismo y de viajes, la
cual deriva del latín “per fummum”, que significa “a
través del humo”. Evoca el humo y el vapor, que fueron
el origen de los primeros perfumes de la historia, los
inciensos, que emanaban un suave olor característico al
ser quemados, generalmente como ofrenda a los dioses
de todas las civilizaciones antiguas. Según fuera el dios
a ofrendar o incluso el momento del día, estos perfumes
cambiaban, siendo los más fuertes y olorosos los que
eran reservados para las ofrendas nocturnas. El sentido
primitivo de estos perfumes era purificar y divinizar el
cuerpo, además de alejar el mal y facilitar el paso al
más allá.
Siguiendo la tradición egipcia, tomó el relevo el
antiguo imperio griego que elevó la disciplina a la
categoría de ciencia y desarrollaron con pasión el cul-
tivo de flores para obtener diferentes fragancias.
Después de su aplicación divina, llegó el uso
profano que los romanos popularizan asociándolo al
lujo desenfrenado de la época de los emperadores, como
nota de distinción y poder.
Los diferentes imperios europeos tampoco esca-
paron al influjo del olor, y salvo honrosas excepciones,
los grandes reyes lo usaron y fueron imitados por cor-
tesanos y cortesanas, aunque como siempre, el pueblo
llano quedó al margen de estos caprichos, ocupado
como estaba en el sobrevivir cada día. Las grandes
damas fueron, sin duda, las impulsadoras y las primeras
en utilizar perfumes alcohólicos en sustitución de vie-
jos aceites y ungüentos.
En un principio, los perfumes se personalizaban
y era fácil encontrar casas de perfumería con 2.000 ó
4.000 perfumes diferentes a la venta, pero en plena
Belle Epoque (1900-1920), la perfumería pasa de la
fabricación artesanal a la era industrial. Los perfumes
adquieren marca propia y un frasco confeccionado a la
medida. Grasse (en la Costa Azul, Francia) es, sin lugar
a dudas, la Capital del Perfume a nivel mundial, con sus
PERFUMES: EL AROMA DE LA ALQUIMIA
Deseada Tirado Gámez
Dedico mi primer artículo a la memoria del
profesor Fidel Jorge López Herrera.
tradicionales cultivos de jazmín, rosas y naranjos.
Las grandes firmas de la perfumería empiezan a
consolidarse y a tomar forma, sin embargo, el verdade-
ro nacimiento de la perfumería moderna surge gracias
a la moda. El modisto Paul Poiret fue el primero en
asociar que una mujer bien vestida era una mujer aro-
mática; “El perfume es uno de los accesorios más im-
portantes del vestuario femenino”.
En el 1921 Coco Chanel le pide a uno de los
primeros “narices”, Ernest Beaux, su ilustre Nº5, perfu-
me favorito, entre otras, de Marylin Monroe, y por
primera vez entran en la composición de una colonia
productos de síntesis, los aldehídos, que permiten pro-
fundizar un fondo floral potente.
COMPOSICIÓN:
ESENCIAS DE LA SEDUCCIÓN
Ante todo el perfume es un compuesto de olores,
más o menos complejo, más o menos armonioso. Su
base casi siempre es de alcohol puro, acompañado con
cuerpos y esencias aromáticas, de origen vegetal, ani-
mal o sintético, y de productos químicos para estabili-
zar la mezcla o darle más fuerza.
Pensamos en los olores vegetales como constitu-
yentes de la esencia básica. En efecto, las plantas aro-
máticas, usadas desde los tiempos más remotos, son las
primeras en constituir la “nota de fondo” de un perfu-
me, sin embargo, los olores vegetales no se limitan
únicamente al aroma de las flores, las frutas están tan
presentes como ellas, y permiten en general perfeccio-
nar una “nota de cabeza” añadiendo sus olores especia-
les. Es el caso particular de los cítricos, el limón, la
naranja, la mandarina; otros perfumes más dulces se
acompañan a menudo de notas de manzana, de meloco-
tón o de albaricoque.
No olvidemos tampoco estos acentos de canela,
de clavo y de nuez moscada, de musgo de roble, de
lavanda, etc. Mil extractos vegetales, mil olores pecu-
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liares que le dan al perfume toda su personalidad.
Aunque menos conocidas, son muy importantes
las esencias de origen animal que entran en la compo-
sición de un perfume, dándole al perfume una nota de
sensualidad y actuando como “fijadores” del perfume.
Hoy en día estos componentes son productos de sínte-
sis, proviniendo de reacciones químicas elaboradas, y
sin vínculo alguno con las sustancias animales origina-
les. Cuatro de ellas ocupan un sitio relevante: el almiz-
cle, la algalia, el castóreo y el ámbar gris.
El almizcle es una secreción de las glándulas de
un ciervo de Asia central, el ciervo almizclero, también
se extrae de la rata almizclera, el buey almizclero y el
caimán de Florida. Hoy en día es un producto de sínte-
sis que interviene como “fijador” del perfume y para
dar al perfume una tonalidad suave y penetrante.
La algalia, en cambio, guarda su aroma fuerte y
natural cuando se usa en perfumería. Originariamente
se extraía de una glándula del animal del mismo nom-
bre, que pertenece a la familia de los felinos. Hoy en
día se produce sintéticamente.
El castóreo, como lo indica su nombre, tiene su
origen en el castor canadiense, más precisamente en
sus glándulas perineales. Existe una recomposición
sintética de este producto, que no disminuye sus méri-
tos como fijador del perfume con olor fuerte y amargo.
El ámbar gris, denominado durante mucho tiem-
po “el oro negro del mar”. Es una sustancia pegajosa,
parecida a la cera, que se encuentra flotando sobre el
agua en mares tropicales; se compone de los elementos
no digeridos por el estómago de los cachalotes y es uno
de los mejores fijadores de fragancias que se usan. Hoy
en día el ámbar gris es creado sintéticamente.
Más allá de las sustancias vegetales y animales,
desde más de un siglo se han desarrollado mucho los
productos de síntesis, procedentes de la investigación
en Química Orgánica. Ofrecen una amplia gama de
olores encontrados en la naturaleza o no, y enriquecen
el abanico del perfumista.
ELABORACIÓN Y CREACIÓN:
NACIMIENTO DE UNA
SENSACIÓN
La creación de un perfume es una mezcla de
ciencia y arte; ciencia porque hay que buscar los aro-
mas compatibles que mejoren y que colaboren entre
ellos, y arte porque toda composición forma parte de la
inspiración del artista, en este caso, perfumero, y como
tal, a algunas personas les llegará a su interior produ-
ciéndoles emociones, y a otras, en cambio, les dejará
fríos o simplemente les desagradará.
Detrás de cada perfume hay una prestigiosa “na-
riz”. Su adiestrado sentido del olfato es capaz de com-
poner una sinfonía aromática con el virtuosismo de un
músico genial. No existe ningún diploma o título para
esta profesión, que precisa ante todo amor y don para
los olores, además de un largo aprendizaje. También
ciertas renuncias, porque una “nariz” no fuma y se
protege de todo aquello que pudiera entorpecer su ta-
lento. Y es que los escasos expertos -se cuentan con los
dedos de las manos- deben ser capaces de distinguir una
gama de varios miles de olores, que además han de
saber combinar.
En efecto, para crear un perfume, es preciso
mezclar varias decenas de esencias que se mezclan en
un cóctel de extractos vegetales, animales y sintéticos,
que recrean un aroma capaz de evocar sensaciones,
recuerdos y pensamientos. Además, hay que elegir lo
que los especialistas llaman las “notas iniciales”, el
aroma que se percibe inmediatamente, las “notas de
corazón”, que determinan el carácter del perfume, y las
“notas de fondo” que permanecen y fijan el conjunto.
De la combinación de todas estas notas, afrutadas o
verdes, florales y/o animales, nacerá el perfume. Sin
embargo, en la industria de las fragancias no todo son
buenos olores; tambien tenemos malos olores, que hay
que estudiar. Esto se hace para saber como pueden ser
suprimidos durante la fabricación, cómo pueden ser
encubiertos o integrados en las fragancias de forma que
pasen desapercibidos. Puede ocurrir que, en la concen-
traciónexacta, un mal olor origine una nueva nota
olfativa. Un buen ejemplo es el indol, componente pro-
ducido por algunas flores, como el jazmín. En la dosis
mínima, como aparece en algunos perfumes, el indol
toma un carácter distinto, lo cual casa a la perfección
con la esencia del cuerpo humano. Lo mismo ocurre
para algunos compuestos con azufre, como el 4-mer-
capto-4-metil-2-butanona, que es bastante repulsivo,
pero cuando su concentración es de 1 ppm da una nota
frutal natural y refrescante, que recuerda al cassis, un
licor hecho a partir de grosellas negras.
Directos al corazón y al cerebro, estos mágicos
elixires tienen un poder de comunicación tan veloz
como el olfato. Ni siquiera una poesía se puede compa-
rar con el tremendo efecto que tiene un perfume. No
hay que mediar palabra, sólo hace falta respirar su
aliento para sentirlo.
Pero, para que la fórmula del éxito se produzca,
son necesarios años de trabajo para su elaboración.
Como media, entre 3 y 5 años suele ser la tónica habi-
tual hasta conseguir la mezcla exacta de aceites y esen-
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cias. Sin embargo, y después del costoso proceso de
elaboración, sólo son unos pocos los elegidos para for-
mar parte de la historia. Si cada año se lanzan 300
perfumes, finalmente perduran como mucho 3 ó 4.
Además, para crear un perfume que se hará fa-
moso, hay que poseer una sensibilidad acorde con la
época, como ocurrió con Shalimar (1925) de Guerlain,
o más recientemente Opium (1977) de Yves Saint Lau-
rent y Poison (1985) de Dior. En la actualidad los
perfumes son más sorprendentes, como l´Eau d´Issey
de Miyaké, con notas marinas acentuadas. O más dis-
cretos, para las jovencitas, como Eden de Cacharel En
la mayoría de los casos, como ocurre en la moda o en
la creación artística, el éxito surge de un encuentro
entre un público y una sensibilidad. Para lograrlo el
perfume ha de corresponder también con la firma que
lo lanza al mercado y adecuarse a su imagen -lujo,
juventud, sensualidad, misterio, originalidad. Entre el
perfume, el frasco y la imagen que comunica, debe
existir una perfecta coherencia.
TÉCNICAS DE ELABORACIÓN
DE PERFUMES: LA INDUSTRIA
AL SERVICIO DE LA
ELEGANCIA
Ya no se elaboran perfumes como antaño, en un
siglo hemos pasado de algunas centenas de materias
primas a millares de ellas. Gracias a las nuevas tecno-
logías, como el “Softact”, se tratan productos naturales
individualmente, con los “Nature Print”, se reformulan
enteramente los efluvios de una flor o de un ambiente:
matices infinitos que enriquecen nuestra paleta. En es-
tos momentos es la tecnología de la síntesis la que
aporta más recursos al perfumista. A menudo, entre el
50 y 90% de los ingredientes en una composición pro-
vienen de productos sintéticos.
Se utilizan diferentes técnicas de fabricación
según el tipo de ingredientes elegidos, a continuación
veremos algunas de las técnicas más importantes, como
son: Expresión, destilación, extracción, maceración de
flores, softact, molécula de síntesis, y nature print.
Expresión
Solamente la corteza de los frutos hesperídios es
suficientemente rica para poder exprimir sus esencias
naturales. Una vez separada del fruto, la corteza se
agujerea finamente y se comprime mecánicamente. El
extracto obtenido se decanta y se filtra, con el fin de
separar las partes acuosas de los aceites esenciales.
Este tratamiento conviene hacerlo en frío para el
caso particular de naranjas, limones y otros cítricos,
cuyo aroma muy fresco no resistiría el calor.
Destilación
Consiste en separar por evaporación los sólidos
de los diferentes componentes volátiles de una mezcla.
Se calienta dicha mezcla de agua y de vegetales aromá-
ticos, de manera que el vapor de agua arrastra los
elementos aromáticos hacia la columna de destilación y
una vez enfriados son recogidos. Posteriormente, el
agua se separa por decantación de las sustancias aromá-
ticas, resultando así las llamadas esencias.
Extracción
La extracción mediante disolventes consiste en
poner en contacto los disolventes con la planta, de la
que se va a extraer el aceite, de manera que los disol-
ventes se impregnan de materias aromáticas.
Tradicionalmente, esta técnica se llamaba “en-
fleurage”, y se practicaba en frío con grasas animales.
Se obtenían de esta forma pomadas y aceites aromáti-
cos. Las grasas animales han sido reemplazadas por
disolventes volátiles, como son el etanol, metanol, to-
lueno, butano o dióxido de carbono. Estos disolventes
son eliminados por evaporación, se consigue de esta
manera una materia con consistencia de cera: el concre-
to. Mezclado con alcohol, calentado y enfriado des-
pués, el concreto cede los compuestos vegetales y las
ceras que contiene, y una vez eliminado el alcohol por
evaporación se obtiene el absoluto.
Maceración de flores
La maceración de flores en frío, es el método
más antiguo utilizado para la obtención de perfumes.
Esta técnica ha sido prácticamente abandonada ya que
se utilizaba con flores muy frágiles como la flor de
azahar, el jazmín o las tuberosas. Los pétales, recogidos
a mano, se disponían en una fina capa sobre una pelí-
cula de grasa animal dispuesta a su vez en una plancha
de vidrio y cada 24 ó 48 horas (72 horas para las
tuberosas) se retiraban minuciosamente los pétalos. Esta
operación se repetía varias veces, hasta la saturación de
las grasas, la pomada resultante cargada de aromas se
rascaba, lavándola después para obtener infusiones.
Softact
El “softact” o extracción mediante CO
2 
: Coloca-
do bajo presión y a una temperatura inferior a 40ºC, el
CO
2
 pasa a un estado supercrítico, líquido. Adquiere de
esta forma las cualidades de un disolvente, aliadas a la
fluidez de un gas. Gracias a esta técnica, se pueden
obtener extractos de una calidad olfativa, y de una
pureza inigualable, sin ningún resto de disolvente y sin
utilizar altas temperaturas.
78
El CO
2
 permite obtener sustancias aromáticas
poco volátiles, como las que desprenden las especias
por ejemplo, y más generalmente las de las materias
primas secas, reacias a las técnicas de extracción tradi-
cionales.
Molécula de síntesis
Una vez que una molécula ha sido seleccionada
-después de uno o varios años de investigación- se
ponen en marcha las técnicas más sofisticadas para
poder producir dicha molécula pura, estable y en gran-
des cantidades. El proceso de fabricación total puede
ser más o menos largo, o más o menos complejo siendo
cada vez motivo de un estudio concreto. Por ejemplo,
para obtener POLYWOOD a partir de geraniol puro,
son necesarias una serie de operaciones (cloración,
destilación, ciclación, hidrogenación, etc...). En total, 6
meses de transformaciones antes de obtener la materia
prima de una forma utilizable.
Lo complejo de cada reacción química así como
el número de etapas sucesivas influyen sensiblemente
en el coste de una materia prima y en el tiempo utili-
zado para su fabricación. Conviene pues, optimizar
toda la cadena de producción.
ca, una especie del otro lado del mundo. Estos aromas
vivos son a menudo inimitables.
Los científicos utilizan la técnica de análisis,
conocida como “Nature Print”. Para captar un aroma,
se seleccionan y valoran esmeradamente, diferentes
extractos, mediante la cromatografía gaseosa y la es-
pectrografía de masas.
Gracias a la técnica “Nature Print” se puede
reconstruir la complejidad y la sutileza de un aroma,
acercándolo lo máximo posible a la naturaleza.
CLASIFICACIÓN: DE LA
ESENCIA A LA COLONIA
Si intentamos clasificar el mundo oloroso de los
perfumes, sin duda alguna, deberíamos empezar por la
concentración, esta clasificación es la que da las divi-
siones que todos conocemos:
En la cúspide de los perfumes se encuentran las
esencias o extractos, es el perfume en su concentración
más alta, el porcentaje varía, según las marcas, del 15
al 30%. Es el tipo de perfume más costoso, pero bastan
unas pocas gotas para estar perfumado. Además, al
tener mayor producto activo, es la fragancia que más
perdura en el tiempo.
La eau de parfum posee una concentración de
esencia inferior,del 10 al 15%, diluida en alcohol etí-
lico de 90º. Puede usarse en mayores cantidades que la
esencia, pero una cantidad exagerada puede resultar
desagradable.
La eau de toilette proviene siempre de la misma
fragancia, pero en una concentración que puede variar
entre el 5 y 10%, diluida habitualmente en alcohol de
85º. Es la más popular en el mercado y su precio es
inferior al de las dos anteriores.
El agua de colonia casi no se puede considerar
perfume, ya que su porcentaje de esencia varía entre el
3 y 5% , diluida en alcohol de 70-80º. Son fragancias
muy suaves, con poca persistencia, las más adecuadas
para el uso cotidiano.
La eau de fraiche es muy refrescante, casi siem-
pre con muy poca esencia cítrica (limón o mandarina),
también se llaman eau de sport. Aunque tiene un por-
centaje de esencia bastante bajo (entre 1 y 3%), siempre
está diluida en alcohol de 70-80º, por lo que no deban
usarse al sol.
CURIOSIDADES
Los perfumes son muy personales, y es bien
sabido que el mismo perfume no huele igual en dos
O
O
(+)-Polywood
Olor a madera
Ligero olor a madera
y más pronunciado a ámbar
(-)-Polywood
O
O
Nature Print
La naturaleza es una fuente inagotable de inspi-
ración. Científicos y perfumistas utilizan su creatividad
y curiosidad en la identificación de nuevas fuentes: una
flor rara de perfume exquisito, una fruta recogida fres-
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personas distintas. El perfume se funde con la piel y se
adapta a ella hasta casi personalizarse. Cada piel tiene
su propio olor, aunque sea imperceptible, determinado
por el grado de acidez, el metabolismo y la química
hormonal. Es por ello que comprar un perfume, solo
porque en otra persona produzca aromas estupendos, es
un error, muy habitual y muy caro, ya que estos produc-
tos no son precisamente baratos. Por ello, conviene
tener claras unas peculiaridades que pueden encaminar-
nos hacia el éxito al elegir una fragancia:
Las primeras horas de la mañana son las mejo-
res para probar un nuevo perfume, cuando el olfato es
más sensible, y sin haberse perfumado previamente
para no mezclar. Después de ponerte la fragancia, y
antes de intentar captar sus aromas, espera unos instan-
tes a que se caliente con tu cuerpo, así captarás la
fragancia tal y como será cuando la lleves encima.
La fragancia llega a toda su amplitud al estar en
contacto con el calor del cuerpo. Por tanto, los lugares
indicados para perfumarse son aquellos donde late el
pulso, ya que es donde la sangre aflora más a la super-
ficie y, en consecuencia, donde está más caliente:
cuello, escote, nuca, pliegue de los codos y las rodillas,
tobillos, muñecas, hombros, lóbulos de las orejas.
A la hora de perfumarnos, dejamos el perfume
sobre la piel sin frotarlo, los expertos llaman a esto
“marear el perfume”, pierde parte de sus cualidades.
Elige los lugares apropiados y déjalo calentarse. Es
importante tener en cuenta el porcentaje de esencia que
contenga nuestro perfume y la hora del día, ya que no
son iguales los perfumes destinados a la noche que los
destinados al día. Es por ello que debes elegir el perfu-
me en función del día, de la hora e incluso del acto
social.
Con respecto a la alimentación y el tabaquismo,
tenemos que decir que en perfumería también tienen su
importancia. El tabaco, a parte de miles de motivos por
los que se debería prescindir de su uso, se ha demostra-
do en estudios realizados que disminuye la persistencia
del producto, eso sin contar con la evidente mezcla de
olores y por tanto la degradación del perfume. La ali-
mentación también produce estos efectos con determi-
nadas comidas.
Cada perfume tiene una edad, aunque no siem-
pre resulte obvio, lo cierto es que los perfumes están
orientados a sectores de la población atendiendo a su
edad. Hoy en día hay un irresistible ascenso de los
perfumes para niños, es cierto que aunque esta tenden-
cia sólo existe desde hace diez años, su éxito es fulgu-
rante. Además de las fragancias frescas (y poco o nada
alcoholizadas), destinadas a los bebés y a sus madres, el
mercado comporta también perfumes de chocolate o de
mora pensados para las niñas. Y para las jovencitas
existen versiones especiales de las grandes marcas como
Fleur d´interdit de Givenchy o Tendre Poison de Dior,
versiones más suaves de Interdit y de Poison, que
evocan los de las “mujeres” a precios más asequibles,
pues esta clientela adolescente es evidentemente sensi-
ble a los precios.
Los perfumes pueden provocar alergias, es ex-
tremadamente raro, pero puede darse el caso produci-
do, generalmente, por los aceites esenciales o por los
productos de síntesis, provocando reacciones alérgicas
en la piel como eczemas o pigmentaciones que pueden
durar un tiempo. La solución, en este caso, es no echar-
nos directamente el perfume sobre la piel o echarnos la
menor cantidad posible, es mejor hacerlo sobre la ropa,
de esta manera tendremos la seguridad de oler a ese
perfume que nos gusta sin los posibles efectos secunda-
rios que éste pudiera tener.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.mundobelleza.com
http://www.solonosotras.com
http://www.dendanet.es
http://es.osmoz.com
http://www.mundogar.com
http://www.mujeractual.com
http://www.france.diplomatie.fr
Maureen Rouhi, A. C&EN, 1999, 77 (43), 38
Deseada Tirado Gámez
Universidad de Málaga

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