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Este documento está disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y la preservación de la producción científico-académica édita e inédita de los miembros de su comunidad académica. Para más información, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta iniciativa está a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestión y coordinación para la concre- ción de los objetivos planteados. Para más información, visite el sitio www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Licenciamiento Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina de Creative Commons. Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/. Para ver la licencia completa en código legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode. O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA. Director: Villa, Alicia Inés Vicente, María Eugenia Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciada en Ciencias de la Educación Cita sugerida Vicente, M. E. (2012) Educación y Trabajo en Ciencias de la Educación: Aportes desde el estudio de las trayectorias profesionales de sus graduados [en línea]. Tesis de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: http://www.memoria.fahce. unlp.edu.ar/tesis/te.720/te.720.pdf Educación y Trabajo en Ciencias de la Educación: Aportes desde el estudio de las trayectorias profesionales de sus graduados www.memoria.fahce.unlp.edu.ar www.memoria.fahce.unlp.edu.ar www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/ http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode 1 Universidad Nacional de La Plata Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Departamento de Ciencias de la Educación Licenciatura en Ciencias de la Educación Tesina Educación y Trabajo en Ciencias de la Educación: aportes desde el estudio de las trayectorias profesionales de sus graduados. Tesista María Eugenia Vicente Directora Dra. Alicia Inés Villa La Plata, Junio de 2012 2 A María Inés. 3 Resumen El presente estudio pretende aportar al conocimiento de la relación entre educación y trabajo en Ciencias de la Educación, en el marco de la reconfiguración de su campo profesional gestada en las últimas décadas. Para ello, este estudio se separa de aquellos que reconocen el sistema productivo como determinante de la formación de profesionales en educación, como de aquellos que suponen al graduado despojado de contexto y condicionantes. Es a partir de la misma intersección entre la dinámica estructural del campo y las prácticas socio-profesionales de los graduados, y a través del prisma conceptual de trayectorias profesionales, que se realiza un análisis de un conjunto de historias de vida profesionales de graduados en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. El recorrido analítico muestra cómo las acciones socio-profesionales de los graduados, en tanto actores sociales, tienen la capacidad de modificar la realidad: reflexionando sobre sus historias previas, diseñando su propio itinerario profesional, construyendo nuevos espacios de acción pedagógica y enfrentando resistencias. 4 INDICE INTRODUCCIÓN...........................................................................................................5 PRIMERA PARTE. El estudio de la relación entre educación y trabajo en Ciencias de la Educación.........................................................................................................................11 I.1. Perspectivas en discusión...................................................................................12 1.1.1. Empleabilidad y formación universitaria............................................12 1.1.2. Expectativas y representaciones de los actores...................................14 1.1.3. Trayectorias profesionales...................................................................17 I.2. Aspectos metodológicos.....................................................................................23 SEGUNDA PARTE. Las trayectorias profesionales de los graduados en Ciencias de la Educación como objeto de estudio........................................................................................25 II.1. Los graduados y sus trayectorias.......................................................................26 II.2. Biografías escolares: estructuras cuestionadas..................................................29 II.3. La posibilidad de construir la carrera: desafíos y cambios................................32 II.4. Acciones pedagógicas y resistencias.................................................................34 II.5. Condiciones externas: política y formas de contratación..................................36 II.6. La perspectiva de género: una mirada para tener en cuenta..............................38 CONCLUSIONES.........................................................................................................42 BIBLIOGRAFÍA...........................................................................................................45 5 INTRODUCCIÓN. “El campo pedagógico se fundó cuando aparecieron nuevas demandas sociales de sujetación de los hombres: cuando se requirieron otros tipos de socialización, de formación que no se lograban con las anteriores modalidades, cuando viejas formas de influencia sujetadora perdieron capacidad y legitimidad frente a los requerimientos emergentes” Furlán y Pasillas (1993: 19) La profesionalización de las Ciencias de la Educación fue impulsada por un proceso de “racionalización” de las prácticas y de la vida social en todos sus niveles e instituciones. Con el capitalismo moderno, zonas cada vez más amplias de la vida social comenzaron a ser invalidadas por la idea del cálculo – fin, reemplazando la espontaneidad y la no conciencia características del modo de vida tradicional (Tenti Fanfani, 1990). En este escenario, donde el saber se encontraba en estado práctico, la enseñanza no constituía una práctica especializada que se realizaba en un tiempo y un espacio específicamente organizados para tal fin, y tampoco era asunto de especialistas (docentes). En otras palabras, cuando el saber o la cultura de una sociedad, es decir, el conjunto de las formas de hacer las cosas y “el sentido de la vida”, no se ha objetivado en textos o discursos sistemáticos, la enseñanza o la educación no eran una institución que se destaque dentro del conjunto de la sociedad. Hacia principios del siglo XX, la complejidad creciente de los problemas sociales exigió un cúmulo de saber más variado y complejo para su solución, produciéndose una transformación radical en las formas típicas de reproducción y producción de los conocimientos, y con ello, las formas de transmisión. De esta manera, el aprendizaje del saber formalizado no transcurría de forma espontánea, sino que era materia de cálculo y planeamiento. La enseñanza se transformó así en una práctica específica, poniendo en funcionamiento medios adecuados a la finalidad de formación. Enseñar se convirtió en tarea de especialistas y profesionales, naciendo entonces la profesión de maestro y junto a ella un saber muy específico: la pedagogía (el saber enseñar), el saber de las Ciencias de la Educación. Al respecto, sostiene Novoa: “Se está frente a saberes que se aplican en la formación profesional de los docentes y que servirían 6para justificar la posición de expertos y el monopolio de la intervención en el campo educativo” (1997: 250). De esta manera, la constitución de los profesionales en Ciencias de la Educación se relaciona con la necesidad de atender la enseñanza para los sistemas escolares públicos de ámbito nacional, manteniendo a dichos profesionales ligados al ejercicio dentro del marco escolar: la docencia, la gestión, la supervisión, la didáctica, la investigación (Armengol, 2005). En el caso particular de Argentina, el campo profesional pedagógico se funda en 1914 cuando se crea la Carrera y Facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de La Plata; referente obligado al momento de hablar de la formación docente a principios del siglo XX (Southwell, 2003). Dicha inauguración avanza en el nivel de posgrado, y en 1926 se gradúan los dos primeros Doctores en Ciencias de la Educación de Argentina en la mencionada Facultad: “El primer doctorado en Educación se inició en 1920 en la Universidad Nacional de la Plata (UNLP), en un contexto de tentativa de institucionalización universitaria de la investigación científica” (De La Fare, 2008: 106). En 1960, dicha universidad fue sede de la Primer Reunión de Departamentos e Institutos Universitarios Nacionales de Ciencias de la Educación en la que, entre otros temas, refirieron al campo profesional para el ámbito nacional, reconfirmando su posición en el campo formal de la educación: “Que deben ser objetivos profesionales básicos los siguientes: a. La preparación de profesionales para conducir y asesorar los organismos rectores de la educación en los distintos niveles de la enseñanza. 7 b. La preparación de profesionales para la investigación de base y de campo en los dominios de la educación. c. La preparación de docentes para la enseñanza media y superior” (RACE, 1961). No obstante, Romaní y Zaragoza (2008) y Ventura Blanco (2005) en España; Navarrete Cazales (2008) en México, Argüello (2009) y Villa (2009) en Argentina acuerdan en señalar la década de 1970 como el momento en que el campo profesional de las Ciencias de la Educación comienza a ser reconfigurado. A partir de la década del 70 se desliga las Ciencias de la Educación de la docencia como opción principal de ejercicio profesional, presentando intereses académicos muy diversos. Hacia 1980 en Argentina, la reconfiguración del campo se hacía presente en los documentos curriculares, tal como lo muestra el plan de estudios de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata: “Las asignaturas incluidas en el plan tienden a la habilitación de graduados en Educación para desempeñar responsabilidades inherentes a la planificación, conducción y asesoramiento en los niveles del macrosistema educativo, en los sistemas formales y no formales de educación, en el ámbito cultural y social y en los microsistemas y el trabajo psicopedagógico, así como en la administración de establecimientos e instituciones educacionales de diversa índole” (Plan de Estudios 1986, modificando plan 1978, FaHCE, UNLP). En la década del 90, los espacios de acción laboral del pedagogo se diversifican y se ejercen en distintos escenarios, no sólo dentro de la educación formal sino también dentro de escenarios “no formales” e informales, tales como empresas, educación de adultos, consultoría, entre otros. 8 Ya a principios del siglo XXI, el campo profesional de las Ciencias de la Educación se constituye de diversos espacios sociales, además del escolar. Romaní y Zaragoza (2008) los identifican como educación institucional y educación en otros contextos. Como educación institucional reconoce los espacios de docencia; dirección, coordinación y asesoramiento; asesoramiento en programas educativos; investigación educativa; en administración educativa. Respecto de los contextos no formales refieren a la empresa, en editoriales, TIC y medios de comunicación, salud, medio ambiente (educación ambiental), dirección y gestión pública de servicios; en servicios sociales (atención y prevención de problemáticas sociales), sociocultural y sociocomunitario. Por su parte, Villa (2009) reconoce que el campo profesional se presenta constituido de espacios residuales y emergentes. Los primeros tienen que ver con espacios de desarrollo profesional que van desapareciendo con el tiempo y con la reconfiguración del campo laboral. Por ejemplo, el ejercicio de la docencia en el Nivel Medio o secundaria es prácticamente una actividad residual (sobre todo desde la desaparición de los bachilleratos pedagógicos). Una práctica decadente, en otro sentido, puede considerarse la aplicación de test psicométricos en los Equipos de Orientación o el tratamiento en forma individual y aislada del aula, de los niños/as con problemas de aprendizaje. Y respecto de los emergentes, refieren a analista de capacitación de una empresa, la construcción de comunidades educativas virtuales, los ámbitos y orientaciones de la educación no formal relacionadas con la educación peri-escolar (propuestas educativas de ciencia, arte y popularización), con el trabajo, con diferentes aspectos de la vida cotidiana y social, con el ocio y la formación cultural (museos, clubes, organizaciones barriales, bibliotecas, etc.). Como espacio emergente, Anahí Guelman (2005) describe el caso de los procesos de formación en las organizaciones sociales, que cobraron visibilidad a partir de la crisis argentina del 2001, vinculadas al trabajo, a la supervivencia y a la economía social. Estas nuevas maneras de organizar el trabajo al prescindir de patrones y jefes, rompen con la organización laboral donde subyace la lógica tradicional de la dominación entre el obrero y el empleador. Más bien los trabajadores de las empresas recuperadas saben muchas cosas y de algunas de ellas no son consientes, otras en cambio son imprescindibles para manejarse en marcos económicos desfavorables y la formación contribuye en la construcción de los saberes necesarios. 9 Este recorrido nos muestra que durante las últimas décadas el campo profesional de las Ciencias de la Educación se ha diversificado y extendido hacia ámbitos de educación no formal, redefiniendo sus vínculos tradicionales con la educación formal, tal como indican Villa, Martin y Pedersoli (2009). La enseñanza y formación docente, en tanto ámbito de actuación original, ha quedado reducido al mismo tiempo que intenta reconstituirse a partir de espacios emergentes: “el campo específico de las Ciencias de la Educación se ha construido históricamente como un desprendimiento por fuera del sistema educativo, de la propia profesión docente” (Testa y Spinosa, 2009: 96). Propósitos y objetivos del estudio: La presente Tesina se propone avanzar en el conocimiento de las estrategias socio- profesionales que sus graduados desarrollan a lo largo de sus trayectorias y en el marco de las características propias del campo profesional de las Ciencias de la Educación. Para ello, los objetivos que guían el presente estudio son: 1) Describir las características del campo profesional de las Ciencias de la Educación en las últimas décadas. 2) Reconstruir las posiciones socio – profesionales que los graduados ocuparon en los diferentes ámbitos de trabajo. 3) Analizar las acciones desplegadas por los graduados en relación con las posiciones socio - profesionales ocupados en los diferentes ámbitos de trabajo. 4) Analizar las prácticas y estrategias profesionales desplegadas por los graduados en la construcción de espacios laborales emergentes que conforman el campo profesional de las Ciencias de la Educación. 10 Estructura de la Tesina: En la primera parte denominada “El estudio de la relación entre educación y trabajo en Ciencias de la Educación” realizamos una revisión críticade un conjunto de estudios desarrollados en varios países orientados a indagar la relación entre educación y trabajo en las Ciencias de la Educación. La revisión de dichos estudios y sus correspondientes encuadres teóricos se realiza en torno de tres principales perspectivas de análisis (estructural, subjetiva y de trayectorias profesionales) que, puestas en discusión, permiten avanzar sobre los hallazgos y develar los interrogantes que aún quedan por responder. En la segunda parte “Las trayectorias profesionales de los graduados en Ciencias de la Educación como objeto de estudio”, retomamos los interrogantes planteados como producto de la revisión bibliográfica y avanzamos en el conocimiento sobre las trayectorias profesionales de los graduados en Ciencias de la Educación, a través del análisis de cuatro historias de vida donde reconocemos que dichas trayectorias se visibilizan en el seno del interjuego entre las dimensiones de: la propia biografía escolar y la posibilidad de reflexionar sobre ella, las acciones (e innovaciones) pedagógicas emprendidas en los distintos ámbitos laborales, las resistencias y reacciones antes dichas acciones y el contexto o condiciones del mercado laboral. 11 PRIMERA PARTE. El estudio de la relación entre educación y trabajo en Ciencias de la Educación1 1 Este apartado fue publicado en artículo: Vicente, M. E. (2012) Aportes para el estudio de la relación entre Educación y Trabajo en las Ciencias de la Educación: miradas en discusión. Revista de Educación y Desarrollo, ISSN 1665 – 3572, N° 21, Abr. – Jun., pp. 65 – 72. Universidad de Guadalajara, Guadalajara, México. 12 Esta primera parte pretende responder a la pregunta “¿desde dónde se piensa y aborda el problema que convoca a esta tesina?” O más precisamente, trata de la construcción del objeto de estudio. Para ello, se realiza a continuación una revisión bibliográfica de los estudios realizados sobre la relación entre educación y trabajo en Ciencias de la Educación en torno de tres perspectivas analíticas: estructural, subjetiva y de trayectorias profesionales2, reconociendo las preguntas que aún quedan por responder. A partir de estos interrogantes se presenta, en un segundo apartado, el diseño metodológico que sustenta el estudio. I.1. Perspectivas en discusión 1.1.1. Primera mirada: empleabilidad y formación universitaria Marano señala (2011) que las lógicas de mercado son apropiadas por las instituciones universitarias a través de mecanismos específicos que, asentados en la función docente, abren nuevos canales de empleo. Este proceso, continúa la autora, es parte de un contexto nacional e internacional de demanda de estudios superiores en una sociedad signada por el conocimiento, pero también alude a formas de responder institucionalmente a las cuestiones de empleo. En este marco inauguramos el encuentro de miradas sobre la relación entre educación y trabajo en Ciencias de la Educación con una primera perspectiva en donde el perfil profesional demandado por el mercado de trabajo se constituye no sólo en referente de la formación a realizar, sino también se lo reconoce como el resultante de las necesidades que hay que satisfacer. Así, “las múltiples demandas a la educación siempre deberían responder a los diferentes tipos de necesidades educativas de los trabajadores 2 Por Perspectiva Estructural entendemos a aquellas investigaciones y teorías que miran al campo profesional desde y en función del contexto; en la Perspectiva Subjetiva, emplazada en una enfoque de tipo psicológico - congnitivista, estarían comprendidas aquellas que reconocen a las representaciones, ideas y expectativas del individuo como moldeadores del campo profesional. Finalmente, desde un enfoque de la sociología de las profesiones, la Perspectiva de Trayectorias Profesionales abordan el estudio sobre educación y trabajo desde la intersección entre la dinámica de reconfiguración estructural del campo profesional en cuestión, y las prácticas, estrategias y formas de resolver los problemas por parte de sus graduados. 13 actuales o futuros” (Riquelme, 2006: 69). Prisma desde el cual se arriban a diagnósticos tales como que la formación para el trabajo refleja con deformaciones las fuertes transformaciones ocurridas en el ámbito del trabajo y el escaso acompañamiento que éstas tuvieron en el ámbito de la educación (Panaia, 2011). En el marco de esta línea de investigación encontramos algunos estudios empíricos. En Austria, Altrichter (1982) realizó un estudio sobre la distribución ocupacional de los graduados en Pedagogía, carrera que se abre con una importante matrícula en 1969. Años posteriores, se manifestó el desempleo incrementado por la recesión económica del país. Según el análisis realizado sobre una muestra de 180 graduados, el autor indica que la situación de los graduados en relación con las oportunidades laborales es pesimista, y se acentuaría teniendo en cuenta que el número de graduados aumentaría en los próximos años. En relación con ello, concluye que la situación de desempleo dependerá de las medidas tomadas a nivel curricular que posibiliten el ingreso a nuevos campos ocupacionales y se consoliden los existentes. En España, Ventura Blanco y Martínez Olmo (2005) realizaron una investigación con 141 graduados de Pedagogía de la Universidad de Barcelona (UB), en la que demuestran, por ejemplo, que la adecuación de ciertos conocimientos y capacidades adquiridos a lo largo de la carrera a las necesidades en los trabajos actuales, presentan diversas valoraciones que van de una baja y ligera adecuación en los casos del conocimiento de idiomas, y de los conocimientos teóricos, hasta una considerable adecuación en los casos de la competencia en comunicación escrita de la capacidad de trabajar en equipo y competencia en comunicación oral. El estudio concluye que, según la inserción profesional de los estudiantes actuales, se requerirá de un nuevo Plan de Estudios, en aras a optimizar sistemáticamente la carrera. En Argentina, Carrió de Scaccia (2003) y Godino y Bongiovanni (2000) realizaron un estudio sobre la inserción profesional de los graduados en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) y de San Luis (UNSL) respectivamente. Reconocen que a partir de la década del 90 el campo profesional ha sufrido una pérdida de espacios, principalmente en la docencia, como consecuencia de la reforma educativa. Al mismo tiempo, los graduados se encuentran ejerciendo su profesión en espacios curriculares en los cuales su formación de base es limitada. Respecto de la formación, la 14 mayoría de los programas no contemplan las demandas del medio, presentando gran bagaje teórico pero alejados de la realidad concreta. Dichos estudios concluyen que el perfil del graduado en Ciencias de la Educación no tiene un correlato en el ámbito laboral para la correspondiente inserción socio - profesional. En síntesis, las investigaciones aquí relatadas dan cuenta que el contexto socio laboral y profesional (salidas profesionales) se constituye en referente del perfil profesional del graduado. Por ello, conllevan el propósito de indagar las habilidades y conocimientos requeridos por los empleadores, para luego adaptar el plan de estudios/formación de las carreras a las necesidades observadas en el mercado de trabajo. En este sentido, las preguntas que ayudan a responder son ¿Cuánto hay de correspondencia entre el perfil del graduado en Ciencias de la Educación y la demanda laboral? En función de ello, ¿qué y cómo mejorar la formación del graduado en Ciencias de la Educación? Si bien esta perspectiva nos brinda un panorama acerca de la estructura del mercadolaboral y sus demandas a la educación, una segunda mirada sobre la relación entre educación y trabajo sostendrá que, por un lado, la función social de la educación no se reduce a ser la proveedora puntual de los recursos humanos que supuestamente requieren los diferentes mercados de trabajo (de Ibarrola, 2004). Por otro lado, y en relación con el lugar del graduado, “los agentes sociales no son partículas mecánicamente empujadas y tironeadas de aquí para allá por fuerzas externas” (Bourdieu y Wacquant, 2005: 165), los actores también tienen capacidad de opción, de elección y de reflexión sobre lo que hacen (Dubet, 1994, Gutierrez, 2001). Discusión que habilita a la pregunta ¿cómo construyen el campo profesional de las Ciencias de la Educación los propios graduados? 1.1.2. Segunda mirada: expectativas y representaciones de los actores Para quienes se inscriben en esta perspectiva, las decisiones que los sujetos tomen de cara a su futuro profesional, ya sean graduados o estudiantes avanzados, están orientadas según las representaciones que se den de sí y las expectativas respecto de su profesión, 15 constituyendo así el escenario laboral de dichas profesiones. En este marco, “resulta clave comprender los motivos y supuestos que llevan a las personas a buscar empleo en determinados ámbitos, a imaginarse como parte de determinadas organizaciones, a saberse capaz de intervenir en determinados procesos” (Testa y Spinosa, 2009: 16). Al respecto, en México Navarrete Cazales (2008) realizó un estudio sobre la construcción de la identidad de los pedagogos graduados de la carrera de Pedagogía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad Veracruzana (UV) en los años 1950, 1970 y 1990. Reconoce que aún por el hecho de estudiar o de haber estudiado la carrera de pedagogía en una misma generación e institución, no se podría decir en ningún caso que se trata de la misma identidad ya que no es un producto de simple manufactura, puesto que cada pedagogo sigue caminos en su proceso de formación según sus formas de pensar y de asumir ese proceso, lo que sí reconocen es que comparten algunos rasgos (formación universitaria distinta a la normalista; formación disciplinar híbrida; campo de acción profesiolaboral muy diverso; función directamente relacionada con la educación-formación de los sujetos en diversos espacios sociales) con lo que se descarta la idea de identidades uniformes, homogéneas e inmóviles. En Argentina, Testa y Spinosa (2009) en el estudio sobre las expectativas profesionales de los alumnos próximos al egreso de la Licenciatura en Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Luján (UNLu), realizado con 51 estudiantes, concluyen que las características socio demográficas se constituyen en elemento configurador de las expectativas profesionales. Esta investigación avanza sobre la caracterización de las expectativas de los alumnos próximos al egreso y, pone en juego en el análisis las características de los perfiles de los ingresantes y su relación con las miradas sobre el campo profesional. De esta forma, reconocen que quienes no realizaron estudios previos, mantienen una mirada más pesimista sobre el futuro. Se trata de la población de menos edad, y quienes no se hallan mayormente insertos en la docencia. De forma inversa, quienes provienen de estudios docentes previos, o bien de realizar otros estudios, presentan una mirada de mayor optimismo. Es de destacar que se trata en su mayoría de mujeres, de mediana edad, ya insertas laboralmente y con una familia armada, con lo que las posibilidades de realizar grandes transformaciones en sus trayectorias laborales se hallan fuertemente condicionadas por sus trayectorias previas de vida y de trabajo. 16 Por su parte, el estudio “Las representaciones sobre el campo profesional de las Ciencias de la Educación” realizado por Ilvento (2009) con estudiantes avanzados de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), sostiene que según sea la construcción y el sentido consensuado que se haga del campo profesional, habrá un posicionamiento al interior del mismo, favoreciendo una particular anticipación e interpretación de su objeto, de los saberes, estrategias, papeles y escenarios de la profesión y de su ejercicio. Dicho estudio reconoce que si bien en el inicio de la carrera las expectativas profesionales se centran en la práctica de “dar clases” en el ámbito formal, sobre todo en el nivel primario y secundario, durante el transcurso de la formación inicial los futuros profesores amplían considerablemente su visión de los escenarios y contextos profesionales como así también de las funciones del profesor. El ámbito no formal de la educación se asocia recurrentemente con lo innovador, y por añadidura, se le atribuye un valor de significatividad y valía que se vincula con lo promisorio. Esta segunda perspectiva contribuye a responder preguntas tales como ¿cuáles son las anticipaciones respecto del funcionamiento del mercado del empleo, de los profesionales del área? ¿Cuáles son los rasgos que han ido constituyendo la identidad de los pedagogos? ¿Cuáles son los significados atribuidos al campo profesional de Ciencias de la Educación durante el proceso de formación? ¿Cómo se relacionan los perfiles socio- demográficos de los estudiantes con las expectativas laborales? Preguntas que nos permiten conocer el campo profesional a través de las representaciones y expectativas de sus propios actores, sean éstos graduados o estudiantes avanzados en la carrera. Así, durante el transcurso de la formación las posibilidades de inserción profesional se amplían, de espacios escolares a espacios no formales de actuación. Al mismo tiempo, las configuraciones y representaciones sobre el futuro profesional no están desvinculadas de las trayectorias previas que habían recorrido los estudiantes hasta el momento de ingresar a la Universidad o durante su transcurso: los estudios previos, la condición familiar, su situación laboral. No obstante, aún nos quedan dos cuestiones por resolver. Una relacionada con los alcances de la perspectiva, y otra relacionada con las características propias del campo profesional de las Ciencias de la Educación. 17 En cuanto a los alcances de la perspectiva, resta avanzar en el conocimiento sobre la relación entre sujeto y estructura. Esto es, conocer de qué manera las representaciones, ideas, expectativas configuran las acciones y prácticas concretas de estos graduados en el campo profesional mismo. Y en relación con las características del campo profesional de las Ciencias de la Educación, teóricamente cada campo convoca y da vida a una forma específica de interés, bajo la forma de un reconocimiento tácito del valor de los asuntos en juego y el dominio práctico de sus reglas (Bourdieu y Wacquant, 2005). No obstante, en el caso particular del campo de las Ciencias de la Educación, aquello que podría considerarse legítimo y se reconoce como propio, se presenta como altamente amenazado. En este sentido, Furlán y Pasillas (1993) sostienen que la promesa de la educación de abarcar todas las esferas humanas (morales, culturales, artísticas, sexuales, prácticas, físicas, etc.) y los distintos ámbitos de actuación social (técnicos, científicos, profesionales, de cultura general, ciudadanos, etc.) ha provocado que se reúnan indiferenciadamente bajo un mismo significante problemáticas muy diferentes. Dentro del campo educativo se han consolidado vertientes y prácticas claramente identificadas con campos de conocimientos fundados con un interés diferente al educativo, por ejemplo, la psicología y la sociología. Así, ha incorporado conocimientos y métodos de distintos cuerpos del saber que la han configurado como un espacio no homogéneo, en cuyo seno conviven conocimientos, métodos, preocupaciones diferentesy difícilmente unificables. El campo profesional de las Ciencias de la Educación, sostiene Marano (1998), adquiere connotaciones particulares frente a un objeto que es disputado por diversas disciplinas, disputa que no es solo epistemológica sino también de poder y que, por tanto, con componentes de política e ideología se dirime en el campo profesional. De esta manera, el campo profesional de las Ciencias de la Educación no sólo se encuentra en reconfiguración al redefinir sus vínculos con los espacios tradicionales de acción profesional, sino que además es un campo disputado por otras profesiones. Entonces, y aunando de alguna manera los aportes de las dos perspectivas anteriores, nos preguntamos: ¿Cómo se relaciona la estructura particular del campo 18 profesional de las Ciencias de la Educación, y las acciones de sus graduados? En otras palabras, nos preguntamos por la intersección entre estructura y actor. 1.1.3. Tercera mirada: estrategias socio – profesionales. Las trayectorias profesionales como objeto de estudio. El enfoque sobre trayectorias profesionales posibilitará conocer la relación entre actor social y el contexto mayor del campo profesional mismo. El concepto de trayectoria introduce la dimensión subjetiva, vivida, psíquica, en el corazón mismo del análisis sociológico, rompiendo con la visión tradicional en donde el sí mismo es lo interior y el ambiente y su organización, lo externo (Dubar, 1994). Las trayectorias profesionales se constituyen a partir de las prácticas y estrategias de los graduados en torno de lógicas de acción que corresponden a elementos del sistema y se han impuesto a los actores (Bourdieu, 1997; Dubar, 2002). No obstante, la dialéctica continua de esperanzas subjetivas y oportunidades objetivas que opera a lo largo de todo el mundo social puede arrojar una variedad de resultados que van desde la perfecta adecuación mutua (cuando la gente desea aquello a lo que está objetivamente destinada) hasta la dislocación radical (Bourdieu y Wacquant, 2005). Algunos estudios encontrados se orientan hacia esta línea de análisis. Uno de los estudios sobre trayectorias profesionales en Ciencias de la Educación corresponde a Jiménez Vázquez y Díaz Sánchez (2009) realizado en México. Parten de la idea que en las trayectorias actúan factores como la formación profesional, el género, así como el nivel educativo en el que trabajan. Existen diversos factores de tipo micro y macrosocial que influyen en la movilidad interna y externa de los egresados y que se ve reflejada en la movilidad de las ocupaciones que desempeñan en sus ámbitos laborales. La formación a nivel posgrado es el factor que se considera como eje de análisis de la movilidad ocupacional en las actividades profesionales. En este caso, las trayectorias se reconstruyen a partir de una estrategia en particular: la obtención de un posgrado como forma de movilidad profesional. Así, clasifican las 19 diferentes funciones que realiza el profesional en Educación egresado del posgrado en relación con la cantidad de funciones desempeñadas antes y posteriormente al egreso (trayectorias uni, bi o polifuncionales). El aporte de esta investigación se centra en la manera de “mirar” las trayectorias, que es a partir de una estrategia socio-profesional en particular del graduado. Pero también las trayectorias profesionales pueden ser analizadas desde un determinado ámbito profesional, por ejemplo, la docencia en nivel terciario. En Argentina, Lea Vezub (2008) es quien realiza una investigación sobre trayectorias profesionales en el caso particular de los docentes que trabajan en nivel terciario. La autora afirma que las trayectorias pueden ser vistas como el resultado de acciones y prácticas que desarrollan las personas en situaciones específicas a través del tiempo, por lo que en este caso esas trayectorias sintetizan, por un lado, las estructuras de oportunidades existentes, y por otro, el aprovechamiento particular que los individuos pueden hacer de las mismas a partir de la puesta en juego de sus capacidades profesionales, sociales y sus propias subjetividades. Luego de encuestar a 128 docentes de 19 institutos terciarios de todo el país, la autora reconoce dos grupos de trayectorias profesionales: trayectorias generales o típicas, y trayectorias especiales o atípicas. Dentro de las trayectorias generales o típicas se diferencian los siguientes itinerarios: profesores que se inician en el nivel medio donde acumulan muchos años de antigüedad y luego pasan al superior; profesores con igual o similar cantidad de años de trabajo en escuela media y en el nivel superior; y maestros que acumulan muchos años de docencia en la escuela primaria y luego comienzan a desempeñarse en el superior. Respecto de las trayectorias atípicas reconoce las siguientes características en el recorrido: predomina la experiencia en el nivel superior; más años en la universidad que en el sistema no universitario; maestros con muchos años en el nivel inicial que luego trabajan en superior; y trayectoria dispersa con diferentes años de ejercicios en casi todos los niveles. Las conclusiones focalizan en las ventajas y desventajas de las trayectorias previas respecto de desempeño en el nivel superior. La ventaja de los profesionales radica en su conocimiento y experiencia de los niveles y realidades del sistema educativo que son indispensables para acercar la formación de los futuros docentes a la práctica y favorecer la 20 construcción de estrategias para la enseñanza en los diversos contextos de desempeño. La desventaja se relacionado con la socialización en la cultura institucional de las escuelas secundarias, que devienen en obstáculo para promover formas de organización más acordes al nivel superior, basadas en la autonomía de las instituciones, la organización y planificación de actividades de desarrollo profesional, la lectura de revistas especializadas, en la producción de materiales para la tarea y en la generación de saberes específicos que enriquezcan la formación brindada. En esta misma línea, encontramos un proyecto de investigación a cargo de Susana Argüello y equipo (2009) se proponen indagar las trayectorias de los graduados en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Jujuy, según diferentes generaciones y contextos histórico – sociales. En particular, el proyecto se plantea como objetivo principal analizar cómo la problemática laboral es vivida y significada por sus propios actores, y volver tangible el lugar del sujeto en esta dinámica social e histórica y desocultar los efectos que, sobre el mercado de trabajo para los graduados han tenido los modelos económicos vigentes en las últimas décadas en la citada provincia. De esta manera, se proponen analizar las trayectorias a partir de: los rasgos que cobran según diferentes generaciones de graduados y contextos histórico-sociales. Las significaciones que, sobre el trabajo, el empleo y el mercado de trabajo en Jujuy, poseen los graduados en Ciencias de la Educación de la U.N.Ju., como así también los modos de producción y reproducción de dichas significaciones. Y finalmente, las estrategias de inserción laboral usados por los graduados en su búsqueda de empleo o trabajo. Las investigaciones reseñadas anteriormente demuestran que las trayectorias profesionales se pueden abordar a partir de una estrategia en particular o desde un ámbito de inserción profesional determinado. Nos permite conocer así los cambios logrados en las trayectorias a partir de la realización de un posgrado, como elección de los profesionales en Educación para mejorar su situación laboral. O bien, conocer de qué manera los saberes construidos en otros espacios laborales a lo largo de las trayectorias previas son puestos en juego en un determinado ámbito, y qué ventajas o desventajasesto conlleva. Ambos estudios se orientan a considerar la estrategia no como resultado de la obediencia a reglas o producto de la libre iniciativa del actor y del cálculo consciente y racional sino resultado de 21 posiciones y disposiciones construidas en el tiempo y productos de la historia (Bourdieu, 1997). Este análisis supone identificar el “interés” propio como principio a partir del cual el agente social estructura su acción, que se convierte así en un medio (estrategia) a través del cual buscar mantener o mejorar su posición. Interés que definen en relación a una posición social, las “condiciones objetivas” constituidas por dos dimensiones: una externa, (el campo) y lo incorporado por el individuo como resultado del proceso de socialización (habitus). No obstante, y retomando los interrogantes previos, aún queda por develar de qué manera las estrategias socio-profesionales impactan en la configuración y/o reconfiguración del propio campo profesional, entendiendo que las acciones de los graduados, en tanto actores sociales, tienen la capacidad de modificar la realidad. La puesta en juego de las discusiones y perspectivas precedentes nos permite reconocer los espacios de conocimiento que aún queda por profundizar, focalizando en las preguntas que permitan explicitar desde dónde problematizamos el campo profesional de las Ciencias de la Educación. A continuación compartimos, en una breve síntesis, las miradas encontradas y las preguntas formuladas: 22 Cuadro: perspectivas en discusión sobre la relación entre educación y trabajo en las Ciencias de la Educación. Perspectivas Encuadre teórico Preguntas Conceptos claves Discusión 1. ESTRUCTURAL El perfil profesional demandado por el mercado de trabajo se constituye no sólo en referente de la formación a realizar, sino también se reconoce como el resultante de las necesidades que hay que satisfacer ¿Qué correspondencia existe entre el perfil del graduado en Ciencias de la Educación y la demanda laboral? En función de ello, ¿qué mejoras introducir en los planes de estudio? Readaptación profesional Empleabilidad Ajuste/desajuste Perfil requerido La función social de la educación no se reduce a ser la proveedora puntual de los recursos humanos que requieren los mercados de trabajo. Al mismo tiempo, los agentes sociales no son partículas mecánicamente empujadas y tironeadas de aquí para allá por fuerzas externas. 2. SUBJETIVA Las decisiones que los sujetos tomen de cara a su futuro profesional, ya sean graduados o estudiantes avanzados, están orientadas según las representaciones que se den de sí y las expectativas respecto de su profesión. ¿Cuáles son las anticipaciones y significados respecto del funcionamiento del mercado del empleo, de los profesionales del área, de los otros profesionales con los que suponen puedan trabajar? ¿Cuáles son los rasgos que han ido constituyendo la identidad de los pedagogos? Representaciones Expectativas Anticipaciones Significaciones El campo profesional de las Ciencias de la Educación no sólo se encuentra en reconfiguración al redefinir sus vínculos con los espacios tradicionales de acción profesional, sino que además es un campo disputado por otras profesiones. 3. TRAYECTORIAS PROFESIONALES Las prácticas, acciones y estrategias sociales que los actores desarrollan en el desplazamiento por el campo profesional, están condicionadas pero también tienen capacidad de opción, de elección y de reflexión sobre lo que hacen ¿Cómo se relaciona la estructura particular del campo profesional de las Ciencias de la Educación, y las acciones de sus graduados? Negociación Conflictos Estrategias socio- profesionales. Estructura-actor Cambio Reconocimiento del problema: ¿Cuáles son las estrategias socio- profesionales de los graduados en Ciencias de la Educación en el marco de un campo profesional disputado y en reconfiguración? Fuente: elaboración propia. 23 I. 2. Aspectos Metodológicos ¿Cuáles son las estrategias socio-profesionales de los graduados en Ciencias de la Educación en el marco de un campo profesional disputado y en reconfiguración? Es la pregunta que guía el presente diseño metodológico, y por ello se orienta a reconstruir y analizar las prácticas, experiencias y estrategias que constituyen las trayectorias profesionales a partir de las voces de sus propios protagonistas, los graduados. En este sentido, el método biográfico posibilita recoger la experiencia de los propios actores, tal como ellos la procesan e interpretan, ventaja que mantiene respecto de otros métodos. Dicho método, desde la corriente sociológica y atendiendo al concepto de trayectoria sostenido en la primera parte, supone que el tiempo organiza las existencias sociales (denominadas temporalidades sociales), a través de historias biográficas que aluden a cuestiones internas y externas del sujeto. De aquí importan las categorías temporales, los acontecimientos y estructuras que lo pautan, así la vida del sujeto no se reconstruye a partir de sus impresiones subjetivas únicamente sino de aquellos acontecimientos que a modo de hitos producen cambios en las trayectorias (Godard, 1996). En el marco del método biográfico, y desde un enfoque eminentemente cualitativo, el diseño de la investigación se orienta a reconocer puntos de inflexión históricos y personales: la identificación de relaciones, procesos, vínculos causales, contradicciones, cambios en significados. Entendiendo que la representación, la practica y el discurso constituyen un todo que da organización a la experiencia, así la narración biográfica enlaza pasado y presente y es fruto de la realidad social en la que diferentes sectores se insertan (Villa, 2007). Es necesario mencionar en este punto que el presente estudio forma parte de una estrategia metodológica mayor correspondiente a mi tesis de doctorado3 en el marco de la Beca CONICET, donde se utilizan entrevistas no estructuradas como fase exploratoria para el diseño de entrevistas semi-estructuradas. A partir de la primera se pretende obtener dimensiones y proporciones que se incluyan en la construcción de la segunda (Gordo López 3 Programa de Doctorado en Ciencias Sociales, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede Argentina. 24 y Serrano, 2008). En esta oportunidad presentamos las voces y el análisis de las entrevistas no estructuradas. Las entrevistas aquí presentadas fueron realizadas a cuatro graduados de la carrera de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), cuya pregunta disparadora era: ¿cómo organizarías el relato de tu historia profesional? Cada relato duró aproximadamente 2 horas y 30 minutos. Para la selección de los graduados se utilizó el criterio de accesibilidad (graduados conocidos), respecto del criterio para determinar la cantidad de entrevistados, se relacionó con el nivel de saturación en las respuestas: cuando en las respuestas se encontraban ciertas relaciones o se reconocían determinadas categorías analíticas se cerraba el número de entrevistados. Finalmente, se seleccionó la carrera de Ciencias de la Educación de la UNLP por un criterio fundacional, es en dicha institución donde se abre la carrera por primera vez en Argentina, en 1914. A continuación algunos datos de los graduados entrevistados: A.B., 49 años, profesora en Ciencias de la Educación graduada de la UNLP a principios de la década de 1980, actualmente se desempeña en gestión de instituciones y docencia a nivel terciario. C.D., 44 años, profesora en Ciencias de la Educación graduada de la UNLP a fines de la década de 1980, actualmente se desempeña en ámbito educativo no formal: accionespreventivas educativas en Ministerio de Justicia y Seguridad. E.F., 28 años, profesora en Ciencias de la Educación graduada de la UNLP a principios de la década del 2000, actualmente se desempeña en gestión institucional, docencia en nivel terciario y capacitación. G.H., 34 años, licenciada en Ciencias de la Educación graduada de la UNLP a fines de la década de 1990, actualmente se desempeña en espacios no formales: educación en museos. 25 SEGUNDA PARTE. Las trayectorias profesionales de los graduados en Ciencias de la Educación como objeto de estudio4. 4 La primera versión del contenido de la presente sección fue presentada en el XVI Coloquio Nacional de Historia de la Educación “Arte y oficio de enseñar. Dos siglos de perspectiva histórica”. Organizado por la Universidad de Valladolid y el Centro Internacional de la Cultura Escolar, en Soria, España. La segunda versión (ampliada) fue presentada en las 6tas Jornadas Nacionales sobre Formación del Profesorado “Curriculo, investigación y prácticas en contexto(s)”. Organizadas por la Universidad Nacional de Mar del Plata, en Mar del Plata, Argentina. Ambos eventos celebrados en 2011. 26 Esta segunda parte presenta el análisis de las historias de vida profesionales de los graduados en Ciencias de la Educación en relación a un conjunto de dimensiones que nos permitirán recorrer aquellas experiencias socio-profesionales que configuran sus trayectorias. II.1. Los graduados y sus trayectorias La noción sociológica de trayectoria profesional ya no designa, desde un punto de vista externo, la sucesión de puestos de trabajo ocupados y tareas realizadas, tal como pueden ser descritos objetivamente. Más bien, cada persona la construye según los significados singulares que le atribuye, constituidos de esperanzas y aspiraciones, de experiencias felices o infelices, de proyectos realizados o no. Entonces, la trayectoria designa la forma en que los individuos reconstruyen subjetivamente los acontecimientos de su biografía profesional que juzgan significativos (Delory – Momberger, 2009 y Dubar, 2002). En nuestro caso, las entrevistadas reconstruyen sus trayectorias de este modo: “En dos grandes momentos, incluyendo determinados hitos. Primero hay un momento confuso, que es un universo de cosas, que forman parte de mis intereses pero que yo ni siquiera le puedo poner nombre, al principio esto no se llamaba ni educación no formal, ni educación en los museos, ni pedagogía social, ni todo eso que aparece después. Es una primera etapa en la que voy haciendo cosas que me gustan porque ya leí en las incumbencias profesionales que, eran tan amplias, y pensé que algo de lo que me gustaba se relacionaría con la educación. Un primer momento de universo de intereses que no tiene un nombre. También hubo hitos, por ejemplo, darme cuenta que había gente con mi título que hacía lo que a mí me interesaba o ver que existía en otras carreras o en otras universidades que existía el espacio de la educación no formal. Esto me hace ordenar un poco más la cosa. Es el momento posterior a mi recibida. Me recibo y se me empiezan a juntar un poco más las ideas. Al principio tenía que convencer a la gente que lo que yo hacía tenía que ver con la educación, que también podía ser abordado desde una perspectiva pedagógica. Y hubo un segundo momento en que yo sentí que no 27 tenía que convencer a nadie de eso y que habían empezado a entender que eso que yo hacía también tenía que ver con la educación, y me empiezan a aparecer trabajos específicos” (G.H., mujer, 34 años) “Describiría a mi trayectoria a partir de un índice. Como tema macro, la formación docente continua, categoría que aparece a partir de la década del 90. Como contenido de este tema, estaría la didáctica de la lectura y escritura, la alfabetización inicial y primaria. Todo esto englobado en la formación de docentes. Y aquí como subcapítulo, docentes tanto en el ámbito universitario como los docentes en servicio de escuelas primarias y jardines, en este caso, en provincia de Buenos Aires. Entonces, formación de docentes, y dentro de eso, la capacitación en servicio, como contenido, la didáctica de la lectura y la escritura. Y a su vez, esto también tiene temas de pedagogía, política, didáctica. No se trata de enseñar una intervención como si fuera neutral, acrítica, en realidad habla desde un posicionamiento” (E.F., mujer, 28 años) El relato de la primera entrevistada nos invita a pensar acerca de aquellos referentes que el graduado va reconociendo para su práctica profesional, a lo largo de su trayectoria. En un primer momento se relacionan con las incumbencias profesionales, con lo normativo, con aquello que está escrito y que indica qué es lo que puede hacer el graduado en Ciencias de la Educación. Así, las incumbencias profesionales aparecen en un primer momento como criterio que definiría la práctica y que coincide con el ingreso a la carrera. Luego reconocemos un segundo momento, coincidente con el egreso, y tiene que ver con reconocerse en escena no ya en los documentos, en lo normativo, en lo que debería ser; sino más bien en la práctica, en lo que “está siendo”. Y para ello buscará en el colectivo profesional, en los mismos colegas: “había gente con mi título que hacía lo que a mí me interesaba o ver que existía en otras carreras o en otras universidades el espacio de la educación no formal”. Así, en un primer y segundo momento de la historia profesional del graduado, el referente de su práctica se va desligando de la norma, del deber ser, y se torna hacia las prácticas y sujetos concretos. Como veremos más adelante, este giro es clave para la construcción de nuevos espacios de acción pedagógica o la consolidación de otros que están emergiendo, o bien para el desarrollo de innovadoras propuestas pedagógicas. Y ello 28 se relaciona con un tercer momento, que implica abandonar la idea de sujeto como ejecutor de normas, para reconocerse constructor y diseñador de su propio espacio de acción. Es desde éste lugar que el graduado, por ejemplo en nuestro caso al tratarse de espacios emergentes o “poco conocidos”, intenta convencer que su trabajo se relacionaba con la educación para luego lograr tal reconocimiento, presentándose trabajos específicos. En relación con la descripción de los momentos en las historias de vida profesional, Michael Huberman (1990) habla de “fases de la profesión docente” que van desde la entrada a la carrera hasta la fase final llamada “de ruptura”, pasando por etapas de estabilización, replanteamiento y distancia. Por su parte, Sikes (en García, 1999) refiere a “ciclos de vida” en la carrera docente, que comprende las etapas de exploración, transición, estabilización hasta la jubilación. Finalmente, Lombardi y Vollmer (2009) denominan “desarrollo profesional” al proceso a través del cual se logra que los saberes prácticos de los docentes se articulen con el saber experto acumulado, con las experiencias desarrolladas por otros colegas. En este marco, nos animamos a presentar nuestras historias de vida profesional como “biografías en referencia” que trata sobre aquellos referentes en los que el graduado se apoya o reconoce a lo largo de su vida profesional, y que van desde un importante apego a lo establecido, desde las normas, hacia la búsqueda de nuevas maneras de hacer y pensar la práctica. Al mismo tiempo las biografías, anuncia Anijovich, tratan de “narrativas realizadas por iniciativa de la propia persona, siguiendo un sistema de elaboración que hay que tratar de reconocer para otorgarle significación” (2009: 86). Desde el interés por comprender dicha significación es que podemos reconocer que índices, contenidos, temas, momentos o etapas son estructuras que le dan sustento ala organización de las trayectorias profesionales, reconstruidas por sus propios protagonistas. La complejidad de este proceso de construcción de la carrera lo podemos observar en el segundo relato. La necesidad de recurrir a un conjunto de disciplinas (política, pedagogía) para intentar describir la complejidad de la práctica: “No se trata de enseñar una intervención como si fuera neutral, acrítica, en realidad habla desde un posicionamiento”. En este caso, la graduada se desempeña como docente de la materia prácticas de la enseñanza. Intenta referenciar así los diferentes factores políticos, pedagógicos, sociales que configuran su práctica. 29 De esta manera, narrar la propia historia profesional no tiene que ver únicamente con fechas, sino con aquellas imágenes que reflejan de alguna manera la forma en que los entrevistados se piensan y piensan su trayectoria. Las lecturas que se hagan de ellas, sostendrán Nicastro y Greco (2009) invitan a entender las historias, no como la historia de alguien con inicio y final, sino como configuraciones que se anudan en diferentes puntos, donde puede darse una confusión de registros en los mismos testimonios y donde puede haber tanto continuidades como rupturas que inauguran otra continuidad, justamente, en otro registro. Registros que continuamos develando a partir del siguiente apartado… II.2. Biografías escolares: estructuras cuestionadas. Según los aportes de Delory – Momberger (2009), los individuos de las sociedades posmodernas se ven rehaciendo la planificación y gestión de su recorrido biográfico. En las formas de organización social donde la autonomía y la responsabilidad individuales se tornaron valores sociales y económicos, compete a los sujetos probar “biográficamente” su formación y empleo. De cierto modo, el actor social pasó de la ejecución de acciones programadas y papeles establecidos a “comandar” un conjunto de lógicas posibles y soluciones alternativas, a partir de los cuales debe explorar su propio itinerario, orientando y adaptando su “dirección”: “Fui a un colegio de monjas muy cerrado, estructurado. Y sentía la necesidad de liberación, no quería nada que me estructura, nada de estructuras cerradas. No quería que me dieran un programa y que tenía que dar eso. Yo quería tomar decisiones. En Capacitación laboral lo que más me gustaba era las entrevistas con los expertos en contenidos y luego yo tomaba decisiones respecto del diseño” (C.D., mujer, 44 años) “Estudiar Ciencias de la Educación en una universidad pública se relacionaba con demostrarme a mí misma que yo podía hacerlo sola. En mi casa yo tenía el mundo tan resuelto, que yo necesitaba demostrarme a mí misma que yo podía elegir y tomar decisiones sola. 30 En ese momento, para mí hacer la carrera en la universidad privada implicaba que te acompañan más, y en la pública te tenés que acostumbrar a una dinámica de hacerlo solo. Esa era mi concepción de estudiar en una y otra. Tenía la imagen de la facultad de humanidades con todos esos pisos y esa cartelera que te perdés, pero me dije que yo podía con eso. Mi universo era la escuela de monjas, de todas mujeres solamente, donde de algunas cosas en mi casa no se hablaba. Después de entrar a Ciencias de la Educación y al estudiar historia y filosofía, comencé a desconfiar mucho de la iglesia y de la educación que había recibido, hasta convertirme en atea. Me costó mucho, para mí dios era alguien a quien recurrir en los momentos de angustia. El paso por la universidad me cambió en un montón de sentidos” (G.H., mujer, 34 años) Como podemos notar en estas líneas, el “direccionar” el itinerario socioprofesional tiene que ver con cuestiones de orden familiar y con instituciones por las que han transitado a lo largo de sus vidas, en particular hacemos referencia a la escuela. Al respecto, Delorenzi (2008) se refiere a la práctica profesional del sujeto en tanto proceso de construcción que está atravesada por tradiciones de formación históricamente determinadas, y por experiencias y recuerdos escolares individuales, impregnados de éxitos y de fracasos, de mitos y de rituales, de formas de sentir y de percibir. Por su parte, los autores Palacios y Cárdenas (2008) referirán al rol de las instituciones en el contexto actual para pensar las biografías individuales. Sostienen que asistimos a un debilitamiento del contenido normativo de las instituciones y, consecuentemente, una expansión de las posibilidades de elección y decisión de los sujetos. La disolución de las formas de vida propias de la sociedad industrial hace que los sujetos ya no puedan cumplir con la tradicional “trayectoria de vida” y bajo las cuales se estructuraron las instituciones básicas de socialización (por ejemplo, la escuela, la familia). Ahora los sujetos deben asumir las responsabilidades y posibilidades, los riesgos e (in)seguridades relativos a la definición, planificación y organización de su propia forma de vida y de sus relaciones sociales. En nuestros casos, la experiencia del tránsito por la escuela de la infancia y la necesidad de cambio se entrelazan al momento de decidir ingresar a la carrera de Ciencias de la Educación, carrera que consideran les puede dar las oportunidades vedadas en el pasado: “la posibilidad de decidir”. “En mi casa tenía todo resuelto y la carrera me daba 31 la posibilidad de resolver las cosas por mí misma”. Así las posibilidades de acción futura no estaban determinadas desde los espacios socio educativos tradicionales como la escuela y la familia, sino en el propio sujeto, es el mismo graduado quien se hace cargo de la forma en que transitaría su carrera. Ahora bien, hasta aquí reconocemos, a través de los aportes teóricos y de las voces de los entrevistados, el protagonismo del sujeto al momento de diseñar su itinerario profesional en el que las biografías escolares se presentan como el resultado de complejas internalizaciones durante la vida escolar que van generando un “fondo de saber” que regula las prácticas (Davini; 1995, 79). En este sentido, vale la pregunta ¿cómo influyen las dimensiones familiares y escolares en dicho recorrido, en otras palabras, cómo actúa ese “fondo de saber” en la práctica? Alejandra Birgin (1991) dirá que existe un continum entre la biografía escolar del futuro enseñante, su formación como docente y la escuela en la que se inserta como profesional, donde estas instituciones aparecen como “cómplices” en la reproducción de los esquemas tradicionales. En esta misma perspectiva, Diker y Terigi (2003) se preguntan ¿Cómo quebrar el círculo reproductivo que parece iniciarse como alumnos, se refuerza en los profesorados y se pone en práctica en la escuela, ya como docentes? Por nuestra parte, teniendo más cuidado al hablar de círculo, complicidades o prácticas reproductivas; y evitando caer en una subestimación del sujeto, podemos decir que nuestras entrevistadas nos enseñan que las experiencias escolares y huellas familiares pueden ser puestas en discusión apuntando a redefinir el sentido de las prácticas. Es así que proponemos considerar la idea de “fondo de saber que regula las prácticas” como un sustantivo posible de adjetivar, una frase incompleta, una palabra ha ser convertida en acción: algunos sostendrán que se trata de un “fondo de saber que regula las prácticas para reproducirlas a lo largo de sus vidas”, mientras nosotros podemos decir “fondo de saber que regula las prácticas que el sujeto es capaz de capitalizar y así redefinir la realidad” 32 II.3. La posibilidad de construir la carrera: desafíos y cambios. Según el análisis hasta aquí realizado, la posibilidad de “hacerse cargo” de la práctica, diseñando itinerarios profesionales propios es posibilitado por, al menos, dos condiciones. Por un lado el sujeto, en tanto actor social, tiene la capacidad de modificarla realidad; al mismo tiempo que las instituciones y a través de ellas, las normas, en los últimos tiempos han perdido el poder de determinar la historia y destino de los sujetos. En este marco, es necesario rescatar la idea de cargo o rol, que una de las entrevistadas hace presente en su relato: “Los cargos están pero uno les da sentido, los roles se construyen. En la práctica comenzás a reflexionar. En mi caso, en los gabinetes psicopedagógicos encontrás tradiciones sobre las formas de abordaje e intervención. Muchos pensaban en términos de problemas de aprendizaje, y nosotros pensábamos que los problemas también se relacionan con la enseñanza misma. O sea, desde la enseñanza, poder reforzar esos problemas de aprendizaje. Hubo un cambio de paradigma que tiene que ver con ir instalando de a poco tu mirada, para construir la identidad del rol. Y acá no sólo atendíamos al niño en contraturno, sino que también fuimos a trabajar con el maestro al aula. En la práctica vas construyendo” (E.F., mujer, 28 años) Según podemos reconocer en las palabras antecedentes, los cargos y roles cobran identidad en tanto son producto de los significados atribuidos por el profesional. Por ello, en lugar de hablar de cargo preferimos referirnos a aquel marco de acción y sentido desde donde el graduado piensa la realidad. Situación que es facilitada, según Tenti Fanfani (1990), por las transformaciones sociales que han roto la relación de correspondencia entre profesión y problema a resolver. Condición que se constituye en límites para las acciones y recursos para las mismas, abren ciertas posibilidades y cierran otras, implican prohibiciones pero también habilitan para actuar. Las acciones que los actores desarrollan en el desplazamiento por el campo profesional, están condicionadas pero también tienen capacidad de opción, de elección y de reflexión sobre lo que hacen (Dubet, 1994). Así, la 33 posibilidad de desarrollar cambios en los ámbitos laborales, es una dimensión que se presenta en todas las historias a las que pudimos acceder. Retomamos una de ellas: “En mi vida profesional hubo un punto de inflexión. Fue en tercer año de la carrera, con la apertura de la democracia [1983], cuando curso sociología de la educación. A partir de allí comienzo a participar políticamente desde la Comisión de Estudiantes para la reforma del plan de estudios. Al mismo tiempo yo trabajaba como maestra de nivel primario en la escuela de la universidad, y allí había un grupo de tres docentes, conocidas como las “transgresoras”, y me empiezo a acercar a ellas. A este grupo yo llevaba los apuntes de la facultad, y llevé cuestiones nuevas de la didáctica. A partir de allí hicimos un trabajo experimental en el área de matemática. Rompimos lógicas, y comenzamos a trabajar con teoría de conjuntos. A partir de allí, comenzamos a planificar el área de ciencias sociales por problemas: trabajo, hambre, población. Categorías aglutinantes que permitía dar otros contenidos. Esto fue para todas las divisiones de sexto grado. Estos chicos cuando rindieron el examen para ingresar a la secundaria de la universidad, claramente presentaban los mejores rendimientos. En mi caso, hacer esto se relacionaba con lo que estudiaba en la carrera. Yo me estaba formando en el área sociológica. Tiempo después la única que quedó del grupo fui yo, y esa experiencia me convirtió en una voz autorizada. Me pedían opinión o me encargaban trabajos especiales, por ejemplo, coordinar la comisión de convivencia o la de trabajo curricular” (A.B., mujer, 49 años). Hasta aquí el análisis de las historias nos ha permitido repensar al menos dos ideas, una referida a la concepción de sujeto y otra a la idea de cargo. Pensamos al sujeto como actor social, creador de su propio recorrido profesional, siendo capaz de ampliar el horizonte de posibilidades en la práctica; y en relación con ello, el cargo o rol en tanto espacio de acción socio-profesional. Se trata de conceptos que nos invitan a repensar, o al menos explicitar, la concepción de profesión. Las acciones socio-profesionales narradas por las entrevistadas dan cuenta que es posible trabajar en orden a generar las necesidades sociales de los profesionales en Ciencias de la Educación, y no sólo esperar las demandas dependiendo únicamente de aquel “conjunto de empleadores o clientes que buscan 34 controlar los términos, las condiciones y el contenido de los trabajos que desean les realicen” (Freidson, 2001: 35). Una expresión de la entrevistada nos permite sintetizar de alguna manera esta idea de profesión: “rompimos lógicas”. Así, preferimos hablar de profesionalización de las Ciencias de la Educación para intentar dar cuenta de la idea de devenir constante de la profesión en toda acción pedagógica de cada graduado. II.4. Acciones pedagógicas y resistencias En este apartado intentaremos aproximarnos a las consecuencias que las acciones pedagógicas de los graduados en Ciencias de la Educación tienen en los espacios de trabajo, relacionado con lo que hemos mencionado en la revisión bibliográfica, que existen diferentes actores implicados en el campo educativo, que actúan destacando y opacando asuntos según sus núcleos de intereses y su reserva de conocimientos, y ello se traduce en el campo profesional: “A fines del 90, cuando cambia la gestión del Ministerio de Justicia y Seguridad, me convocan para trabajar en el instituto superior de formación policial, y me ofrecen el cargo de coordinadora académica. Cuando entro a trabajar allí comienzo a iniciar algunos cambios, por ejemplo, trabajar con los docentes que no iban a dar clases, comenzar a realizar talleres de capacitación con ellos, y prensando en propuestas con contenido. Hasta ese momento, las propuestas estaban vacías de contenido. Como respuesta a eso, tuve una clara resistencia o intento de que yo desista. Un día, en toda la institución repartieron un folleto con un dibujo desagradable y la imagen de mi cara. Luego de eso, pensé que si yo me iba de esa institución era porque yo así lo decidía, no porque algunos me querían afuera. Entonces decidí quedarme y continué con mi trabajo y las propuestas de talleres que yo había llevado a ese espacio” (C.D., mujer, 44 años). “Cuando comenzamos con esta propuesta de enseñar matemáticas en el marco del aprendizaje significativo, había mucha desconfianza, principalmente en el trabajo colaborativo. Los chicos a cargo hacían trabajo autogestionado, grupal e individual, así aprendían a pensar con 35 otros. Nosotras pretendíamos que sea un aprendizaje significativo, no una cuestión de repetir o memorizar. Y el resto de las docentes, que nos denominaban “las de sexto”, nos criticaban aduciendo que los chicos así no aprendían las cuentas de matemática y que el trabajo en grupo no se podía evaluar. Asimismo, cuando desarrollamos estas nuevas estrategias didácticas para el área de matemática, fue en el marco de una gestión que nos permitió hacer eso bajo la excusa de que era una escuela de la universidad y se podría experimentar algunos cambios. Pero esto no duró mucho, cuando cambia la gestión, se proponen repartirnos en diferentes años, ya no trabajamos más todas juntas en sexto, sino que nos repartieron de cuarto a séptimo grado. Claramente pretendieron romper con el grupo, y así fue, esa división nos debilitó porque ya no estábamos en grupo pensando juntas, rompieron con el espíritu corporativo, nos diluyeron. Realmente se nos presentaron muchas resistencias y críticas” (A.B., mujer, 49 años). Teóricamente, podemos sostener que estamos ante un “estado de relación de fuerzas” entre distintos agentes que actúan en un mismo espacio. Se trata de una lucha entre posiciones en el marco de un mismo campo de acción (Bourdieu, 1997). En este sentido, las narrativas anteriores nos permiten conocer de qué manera se plasman dichas relacionesen la realidad. Las nuevas acciones pedagógicas desarrolladas por las entrevistadas en distintos espacios laborales presentan resistencias y reacciones por parte de uno o más sujetos: la intención de disolver de un grupo de trabajo, denostar la imagen de un profesional en la institución donde labora, son algunas manifestaciones de dichas reacciones. A lo largo de estas líneas también podemos reconocer el interjuego entre lo macro- institucional y lo micro a nivel de la práctica individual de cada sujeto, particularmente estamos pensando en la gestión institucional en tanto factor que incide en las acciones de quienes trabajan allí. En nuestro caso, ambas entrevistadas traen a sus historias los cambios de gestión institucional, necesarios para explicar que ello contribuyó a lograr la implementación de nuevas estrategias didácticas para la enseñanza de una disciplina o, al contrario, que se constituyó en obstáculo para llevar adelante nuevas propuestas de capacitación. Esto nos ayuda a comprender que la gestión institucional puede actuar como facilitador u obstaculizador de los cambios emprendidos por los graduados en las 36 instituciones. Sobre cuestiones de orden institucional y político ahondaremos en el próximo apartado. II.5. Condiciones externas: política y formas de contratación. Las trayectorias también presentan condicionamientos externos, o, más precisamente, en palabras de Bourdieu (1997) estructuras objetivas externas, que aluden a los condicionamientos del mercado laboral, la estructura de las organizaciones, la posición que los agentes ocupan en ellas, la posición que ocupan en los diferentes campos sociales y en el espacio social global, las normas sociales, las políticas que se implementan, etc. En nuestro caso, las condiciones externas que se hacen presentes en las narraciones de los entrevistados corresponden particularmente a cambios de gobierno y cambio de equipos de gestión en las instituciones gubernamentales: “En mi historia, hubo un cambio importante por cuestiones contextuales, en particular, cuestiones que tienen que ver con cambios en el gobierno y en los equipos de gestión de las instituciones gubernamentales. En este caso, en 2002 hubo un cambio de gestión en la institución de formación de policías, dependiente del Ministerio de Justicia y Seguridad. En esa institución, con el cargo de coordinadora académica, yo venía desarrollando diversas actividades con formato de diseño de capacitaciones y talleres de capacitación docente. Coordinaba acciones extracurriculares. Venían expertos a capacitarlos a los docentes en diferentes temas. Actividades muy interesantes. Cuando cambia la gestión, percibo que no tenía lugar para continuar mi trabajo, me identificaban con la “pro intervención”, entonces pido el traslado. Y allí me trasladan a una Comisaría de City Bell, y allí continué con mi trabajo, con el mismo enfoque que yo defendía, y realmente pudimos lograr proyectos muy buenos en términos sociales, por ejemplo, el desarrollo de una ONG sobre violencia familiar” (C.D., mujer, 44 años). 37 “Los programas de educación en museos en los que trabajo, en términos jurídicos y administrativos, no están estructurados. En este universo no hay mecanismos formales para entrar. No hay listados para inscribirse, no hay concursos. Cosa que se traduce en los cargos, como en la universidad o en el instituto, que sos profesora o ayudante diplomado. Pero en Mundo Nuevo5, por ejemplo, tengo un cargo de secretaria administrativa y un cargo de maestra. Esto es inestable, y siento una sensación de incomodidad. Yo tengo un arreglo con las horas que trabajo y las declaradas y sentís que estás mintiendo. Si declaro todo, estoy incompatible. En Mundo Nuevo no estoy en la gestión, soy la coordinadora del programa, pero mi cargo dice que soy secretaria. En ciudad de Buenos Aires antes tenía un cargo docente y ahora no, perdí mis derechos laborales, no cuenta la antigüedad, vacaciones, etc. Si cambia un gobierno, no cambia el director de una escuela y un maestro no pierde el cargo docente. Pero en estos programas estás muy sometido a los cambios políticos. El intendente es el que nos da las oficinas, los lugares para trabajar. O si cambia el ministro de educación de la provincia, temblás” (G.H., mujer, 34 años). Tal como indica Bourdieu (1997), las trayectorias presentan condicionamientos externos que, en el caso de la primera entrevistada, tiene que ver con un cambio de gestión que condicionó su permanencia en la institución. Pero el condicionamiento no sólo es tal debido a las características y lineamientos de la nueva gestión, sino por su relación con el enfoque pedagógico con el que trabajaba la graduada: ella permanecía si desistía de utilizar un enfoque “pro-intervencionista”. Claramente la práctica pedagógica estaba condicionada. No obstante, las imposiciones que inciden sobre cada elección que los sujetos realizan a lo largo de su trayectoria responden a complejas combinaciones que, fruto de determinadas estrategias, permiten conciliar, equilibrar y, a veces, anular dichas imposiciones (Bourdieu, 2004). Es así que la graduada eligió retirarse de la institución y luego de un pedido de traslado encontró un espacio donde continuar trabajando con el enfoque, el mismo que permitió desarrollar posteriormente una ONG contra la violencia familiar. Otra cuestión a rescatar es la relacionada con la seguridad laboral. Al respecto, Castel (2009) señala que en los últimos tiempos vivimos una etapa de “desestabilización de los estables” respecto del trabajo. Un proceso de precarización laboral que atraviesa zonas 5 Mundo Nuevo: Programa de Divulgación y Enseñanza de las Ciencias. 38 antes estabilizadas por el empleo, de las que los profesionales en Ciencias de la Educación también forman parte. En este escenario, y atendiendo a lo expresado por las entrevistadas, se emplean para tareas de corta duración, de algunos meses, y así más fácilmente despedibles. Las oportunidades provisionales sin certidumbre de mañana hacen de estos profesionales “interinos permanentes”, situación que acoge la instalación de la precariedad. Al respecto, la entrevistada describe su situación laboral con las palabras de “inestabilidad” e “incomodidad” haciendo alusión a su situación en un programa socio-educativo que forman parte de aquellos espacios emergentes en la última década. En otros términos, la Coordinación Académica de un programa educativo de enseñanza de las ciencias es homologable a un cargo administrativo, el de secretaria. Si bien no consideramos que exista una relación directamente proporcional entre nuevos espacios de acción pedagógica y la ausencia de regulación que impacte negativamente en la seguridad laboral, sí es posible reconocer que la construcción de nuevos espacios también debe atender a la cuestión de las condiciones de trabajo. II.6. La perspectiva de género: una mirada para tener en cuenta “...no hay cuerpos ni conocimiento en general o universales porque no hay mujeres u hombres universales –tampoco hay sólo mujeres y hombres-. No hay conocimientos socialmente válidos si no están situados”. Alonso, G. y Zurbriggen, R., 2011: 20. Este apartado se propone evitar pasar por alto que los entrevistados reunidos en el presente estudio sean graduadas mujeres. Pensamos que la presencia de todas mujeres no se debe a cuestiones de tipo azarosas, sino más bien a cuestiones de orden social y en este sentido nos permitirnos desnaturalizar su presencia en el campo profesional de la educación desde la perspectiva de género, concepto entendido como: 39 “Mientras los atributos biológicos se vinculan con el sexo de las personas, las características culturales refieren al género. De este modo existen conductas consideradas
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