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Alejandro Horowicz (sociólogo): el capitalismo como un virus. El virus se expande a cierta velocidad y es altamente contagioso; no es sencillo de parar. Todos que el virus es simplemente un accidente, y también creen que las crisis del capitalismo son un accidente. Tanto la crisis como el capitalismo viven en crisis continua, la crisis no es una particularidad extraordinaria del orden capitalista; la competencia de capitales supone necesariamente una crisis porque la derrota del más débil es el modo de resolver la crisis. El capitalismo produjo la 1° Guerra Mundial, con decenas de millones de muertos, una guerra civil que supuso la victoria del fascismo, la instauración del nazismo, la destrucción en rangos desconocidos. Entre 1914 y 1945, la existencia del capitalismo, le costo al planeta tierra decenas de millones de muertos; para defender el capitalismo hay que ser un cínico o desconocer. “Toda oferta construye su demanda”: nosotros, la sociedad, decidimos políticamente cual es la oferta que nos parece razonable y cual no. El capitalismo invita a la autodestrucción, y esa autodestrucción no es un fenómeno exclusivamente capitalista. Sino mucho más profundo, tiene que ver con el ciclismo de la especie humana. Lo que falla en argentina, es creer que un país estructuralmente dependiente puede vivir en las condiciones del mercado mundial actual; sin control de cambios. Es mentira cuando se habla de capitales de fuga. El funcionamiento económico, el mercado financiero internacional, tiene una lógica, y en esa lógica, la debilidad estructural de la argentina queda desnuda; frente a esa desnudes es en donde fracasan los distintos gobiernos y fracasan porque la escala en que intentan ejecutar la política es la escala del mercado nacional. El plan Pinedo que funciono entre 1943 y 1975, se proponía de movida la escala Sudamericana; esa parte del plan fue la que nunca se planteó y por la cual el plan fracaso: el tamaño del mercado. Para que haya una economía Sudamericana eficaz y posible, el tamaño tiene que ser a escala Sudamericana. Y para que haya un planeta en otras condiciones, la política tiene que ser un asunto planetario. “los 4 peronismos”: 1. El primer peronismo es el que va del ‘45 al ‘55, y termina con la caída del general Perón en el golpe de estado del 17 de septiembre de 1955. 2. El segundo peronismo es el que va desde la caída de Perón al regreso de Perón, el 17 de noviembre del ‘72. Y es el peronismo donde la ligazón política con Perón, siendo un exiliado, es la dirección sindical a la que el peronismo queda reducido: al movimiento obrero. El cual comenzó con una resistencia a lo largo de los años y finalmente se vio obligado a acomodarse a un orden político; ese orden político estallo en una crisis, el Cordobazo. El gobierno descubrió que era mejor que Perón volviera a la Argentina, con unas elecciones libres sin proscripciones (por primera vez desde el ‘55), a que la guerrilla socialista revolucionaria, apoyada por la clase obrera y sectores pequeños burgueses radicalizados, se hiciera cargo. 3. El tercer peronismo tiene como militantes a la JP, a la tendencia a montoneros. El inicio de un cambio del programa del Estado; del ‘43 al ‘75 funcionaron variantes del plan dinero: la sustitución de importaciones. Bajo el gobierno de María Stella de Perón, se cambia el programa del partido del estado: se renuncia a la industrialización en la argentina. Este cambio trae un nuevo programa del estado, el cual consistía en funcionar según las relativas de la economía argentina tradicional; la agroindustria. 4. Para que haya otro peronismo, distinto, tenia que haber otro programa que no sea simplemente nacional. Tiene que ser un programa sudamericano con respuesta para la crisis general de la sociedad; un programa sudamericano permite otro peronismo y otro orden político a escala sudamericana.
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