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RESUMEN DE MUNDO DEL MISTERIO VERDE

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RESUMEN DE MUNDO DEL MISTERIO VERDE 
BIOGRAFÍA DEL AUTOR 
 VIRGILIO RODRÍGUEZ MACAL
Nació en la ciudad de Guatemala, el 28 de Junio de 1916, hijo del Lic.
Virgilio Rodríguez Beteta y de doña Elisa Macal Asturias. Su padre fue un
ilustre diplomático e historiador, que escribió importantes libros sobre la
Historia de Guatemala y de Centroamérica. Virgilio Rodríguez Macal
empezó a escribir en el periódico El Mercurio de Chile a la edad de 21
años. Fue precisamente en Chile, donde vivió cuando su padre fue
Embajador de Guatemala en ese país, donde nació La Mansión del Pájaro
Serpiente, una de las más bellas de sus obras. 
Dentro de las características de su personalidad de escritor, destaca el
hecho de que no era usual en él corregir lo que escribía. Cuando lo hacía,
era para volver a dejarlo como lo tenía desde la primera vez. Además,
escribía muy rápidamente. Empezaba a escribir y seguía, seguía
haciéndolo sin parar durante muchas horas, por lo cual terminaba sus
obras en corto tiempo. Cuando decidió escribir Carazamba, se dio cuenta
que faltaban muy pocos días para el Certamen de los Juegos Florales
Centroamericanos de Quezaltenango, en el que quería participar por
primera vez, y con su primera Novela.
Contrató una mecanógrafa para que la obra fuera saliendo de una vez en
limpio, para enviarla al certamen. Y allí, en el comedor de la 10ª. Ave. 9-
37 de la zona 1 de la ciudad de Guatemala, casa de su primera esposa, en
diez días escribió Carazamba, la envió al Certamen, y ganó con ella el
Primer Premio. Luego vino Jinayá, también premiada en el mismo
Certamen, Guayacán, premiado en el Certamen Nacional Permanente de
Ciencias, Letras y Bellas Artes de Guatemala. Varios de los cuentos de
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vaquería de su libro Sangre y Clorofila, fueron presentados a concursos,
todos con galardones. 
Con Guayacán le sucedió algo muy especial: antes de enviarla al concurso
en Guatemala, cuando vivió en España, la mandó al Certamen Pedro
Antonio de Alarcón, ganando únicamente un Accesit con ella, porque,
según le informaron, se pasaba del número de páginas establecido en las
bases del certamen. Sin embargo, de alguna manera se filtró que la razón
por la cual la obra no fue premiada, fue porque el tema, los lugares y todo
el ambiente de la obra, hacían suponer que se trataba de un autor
Latinoamericano. Por eso, estando todavía en España, escribió su novela
Negrura, la cual se desarrolla en Europa, durante la post-guerra. Al año
siguiente, participó en el mismo certamen con esta obra, obteniendo con
ella el Premio Pedro Antonio de Alarcón. Esta novela, sin embargo, no
corresponde en nada al que ha sido su estilo característico; en ella no se
reconoce al VRM de gran fuerza y belleza, que caracteriza toda su obra.
Cuando murió, a los 47 años, víctima de un cáncer pulmonar, planificaba
una próxima novela a desarrollarse en el Oriente de Guatemala. 
Las largas temporadas que pasaba en las selvas del Petén, donde se
adentraba a veces con un guía, a veces solo, fueron indudablemente las
que nutrieron su fantasía para dar vida a todos esos personajes, a todas
esas escenas, a todas esas maravillosas descripciones de ese mundo verde
que tanto amó. 
Contrajo matrimonio en Guatemala dos veces con la señora Olga Chávez
Flamenco, con quien procreó en su primer matrimonio a sus hijas: Olga y
Elisa. En la época del nacimiento de su segunda hija residía en Chile,
donde después de divorciarse de su esposa Olga, contrajo matrimonio con
la señora Ana Savarín Sáenz, de nacionalidad chilena, con quien procreó a
su único hijo varón, Virgilio. Posteriormente se divorció de la Señora
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Savarín Sáenz, contrayendo matrimonio de nuevo con su primera esposa,
Doña Olga, con quien procreó a la menor de sus hijas, María Elena. 
A la hora de su muerte estaba casado con la señora Elvira Silva González,
madre de su hija Luz Patricia.
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EL MUNDO DEL MISTERIO VERDE
Este libro se me hizo muy interesante desde que leí de Lish Zenzeyul o
Andrés Cuatro Ojos aquel indio que sus ojos se tornaron verdes de tanto
mirar y admirar a la selva, cinco años estuvo dentro de la selva junto con
su cayuco, esos cinco años hizo un derroche magnífico de su nombre,
usando, en verdad, sus cuatro ojos para escudriñar los cuatro ángulos del
suelo selvático los cuatro ángulos de su firmamento, nada escapo de su
mirada que sabía traducir imágenes de luz en imágenes invisibles del
espíritu y la mente, aquellas imágenes que se grababan en sus retinas
eran mantenidas celosamente en el archivo de su corazón, donde sus
pensamiento las traducía más tarde y les daba su verdadero significado,
algo curioso que se me hizo gracia fue cuando las mozas se juntaban
mucho al narrador y lo miraban con sus ojos alargados como semillas
húmedas de zapotillos tiernos, Lish Zenzeyul las contemplaba con mirada
enigmática y solía decir: un día de estos me aviento otra vez a la corriente
del Chajmayic y desaparezco de nuevo por los caminos verdes, azules y
amarillos del mundo de misterio verde.
En el primer cuento del libro Lish Zenzeyul habla sobre esta ave el perico
ligero que cada que pronunciaba su nombre, lo hacía con reverencia, cual
si su ojos despidieran fulgores de entusiasmo al recordarlo, era de cuerpo
bajo y alargado, de un color negro lustroso, resaltaba contra el verde
fondo del montecillo sabanero, que estaba gloriosamente verde, no era el
único animal que se aprecia en las hermosas selvas de Petén estaba Quej
el gran venado petenero a quien Güinc, el hombre llamaba también ciervo
por su gran tamaño, Quej el venado, el gran señor de la sabana, pues
abundaba en todos ellas, se alimentaba de nances que amarilleaban en los
árboles en la época de las grandes aguas, y era el único que podía recorrer
sus inconmensurables extensiones a saltos largos, raudos, y graciosos.
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Cuando la época del celo llegaba, cuando los miembros de la gran familia
de Quej se aprestaban a emparejarse para perpetuar su especie
eternamente.
EL PERICO LIGERO
Bueno recordando esta parte cuando se sintió Sacol cuando estuvo de
nuevo en los parajes donde usualmente vivía, donde usualmente
deambulaba, bajo la sombra eterna y verde de la selva, Sacol no hallaba
nada tan hermoso como la selva sin fin, pues él jamás pudo recorrerla
toda por más que caminara a través de ella en las cuatro direcciones de su
suelo e imaginar que los arboles eran gigantes, tan grandes que por más
que Secol levantara la vista y escudriñara con su maravillosos ojos, nunca
pudo alcanzar a ver sus copas y a pesar de todo aquella grandeza vegetal,
el suelo mantuviese extrañamente limpio, cubierto tan solo por hojas
secas, por palmeras enanas de guano y de carrizales que si bien
entorpecían algunas veces el trajinar de los grandes animales, para Sacol
no constituían obstáculos alguno, ya que siempre encontraba por donde
deslizar su ágil y sinuosa figura o por donde poder pasarla con un
poderoso salto, Sacol siempre pensaba en muchas cosas recordando más
de lo que leí recuerdo la parte donde Sacol tenía hambre y la lengua salió
a humedecer sus blancos bigotes y aun alcanzo a humedecerla la punta de
la nariz al pensar en el delicioso bocadito que era Ajim, el lagarto, y
cuando se ocultó entre un espeso cavilar que se adentraba en las aguas de
Nimá, el rio, Sacol estaba al acecho esperando una presa para alimentarse
en verdad Sacol pasaba mayor parte de su vida en aquella actitud, pues
había aprendido, desde hacía mucho tiempo que la paciencia siempre daba
muy buenos frutos, en contraste con la inquietud y la precipitación , que
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siempre o casi siempre esto ayudo que Sacol se volviese un sabio cazador,
siempre se colocaba contra el viento, pero esto no era nada extraordinario
para él ya que todos los habitantesdel mundo del misterio verde, hacían
lo propio, ya fuesen los animales de presa o animales herbívoros, todos
caminaban siempre en contra el viento para que perseguidores y
perseguidos no sintieran por sus narices el olor de su enemigo, pero Secol
era tan sutil y tan ladino que no solo hacia esto sino que era capaz de
estarse quieto durante interminables momentos, en espera de una ráfaga
de viento que hiciera ruido entre los escóbales, o entre los guanos o en los
altas ramas de los arboles mayores.
Muchas eran las veces que sorprendía a sus víctimas honestamente me
llega esta ave por ser hábil siempre sorprendí a sus víctimas tan
completamente ajenas a su presencia que morían casi sin saber quién
había traído en sus garras y colmillos a paca, la muerte así le decían los
quecchí a la muerte la vida de Secol era bueno se le puede decir pues este
animal tenía una vida alegre casi nunca hacia mucho nada más descansar
y dejarse acariciar por Sacolish a la cual había encontrada en la selva sin
ninguna novedad, exceptuando la de no salir casi del tibio nido de su casa
bajo el hueco de un gran tronco, Sacolish no había dejado de mostrarse
algo ofendida al principio y de quejarse del abandono que dé había sido
objeto por parte de su señor cuando ya casi estaba encima la fecha
sagrada como se conoce en todos los ámbitos del mundo del misterio
verde, al día del alumbramiento, al día en que el dolor de las madres se
convierte en la sonrisa de la vida, Sacolish hubo de olvidarse de su enojo
ante la vivaracha alegría de su dueño, que no cesaba de acariciarla con
sus suaves mordisco en sus pequeñas orejitas, para que Sacol no vaya a
creer que al salir a vagabundear llevado por su impulso de su errante
espíritu, había dejado abandona a su hembra.
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Algo curioso de la especie de Sacol es una de las que más se protege entre
si y aunque no vivan juntos en grandes manadas, suelen juntarse hasta
diez y más parejas para procrear juntos, cazar juntos y defenderse
mutuamente, en esta parte Sacol sabía muy bien que sus hermanos
velarían por su hembra tan bien como él podría hacerlo, esta ley de la
familia de Sacol era tan silenciosa y antigua como la obscura noche del
pasado del mundo, en verdad muchas habían sido las veces que Secol
combatió por la hembra de un hermano cuando este se hallaba ausente,
en una andanza da de casa, una madrugada en que las hojas de los
arboles estaban derramando al suelo a intervalos y con un susurro dulce y
musical las gotas del ultimo aguacero Secol siguiendo la huella saltarina de
una pareja de Imul, el conejo, atento tan solo evitar ser sentido por sus
presunta victimas cuando, sin aviso previo cayó encima de él, al instante
salto hacia arriba, como una pelota de hule, como solo Sacol puede
hacerlo y esto le valió para escapar de unas ávidas mandíbulas que se
cerraron en el aire donde una fracción de segundo antes había estado su
bigote, Secol era muy valiente.
TIND EL ÁGUILA ARPÍA
Tind el águila, Andrés Zenzeyul la vio por primera vez erguida en lo alto de
un peñasco medio oculto por la maleza, que sobresalía en medio de la
selva eterna, gozaba ese momento con intensidad porque extendió sus
alas, aquellas grandes y poderosas alas que abiertas, de a punta a punta ,
bien median sus metros , porque Tind no solo era la reina de las aves sino
la reina de todas las águilas que retrataban desde el cielo su sombra
sobre la tierra y en verdad, Tind era grande, enorme, pues no era otra que
el águila arpía, una de las más fuertes y feroces aves del mundo, todas las
tardes esta águila Tin se posaba siempre en un peñasco, único
protuberancia en la gran planicie del monte, en pleno corazón del mundo
del misterio verde como llamo Andrés Zenzeyul a la gran selva petenera
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desde allí Tind observaba extendía su mirada infalible hasta el horizonte de
la arboleda, que arañaba con sus dedos vegetales las tiras de los celajes
coloridos del ocaso, Tind siempre dormía en la cumbre del peñasco,
cuando la gruesa capa de Cojyin, la noche, caía sobre la selva para ocultar
la vida que en su inmenso seno comenzaba con la obscuridad, cuando
daba principio el vagar de los grandes animales nocturnos, Tind se retiraba
a un hueco entre las rocas, un espacio hueco que había recubierto con
ramas, hojas y raíces y allí se esponjaba y se echaba, con las alas
encorvadas hacia adentro y con el formidable pico oculto entre el suave
plumaje de su pecho.
Tind no era muy memorista pero si recordaba, allá a lo lejos en la obscura
llanura de su pasado, cuando su hermosa madre le enseñaba las cosas del
mundo del misterio verde y trataba de transmitirle su propia sabiduría,
muchas veces su madre tuvo que auxiliarse en el lejano paraje donde
había nacido porque el ímpetu de su juventud quería ser más fuerte que
las plumas de sus alas, muchas veces cayo pesadamente sobre los
escóbales del suelo por desoír sus consejos lanzarse al vacío y su pico que
podía hundir el cráneo del más grande de los monos saraguates, se volvía
una cosa tierna y suave que la tomaba a ella por las plumas del cogote y
la elevaba hasta depositarla blandamente en el seguro nido, Tind
siguiendo al poderoso padre tomo rumbo de los rayos del sol , y los
vientos norteños empujaron s cola hacia lejanos parejas.
UN MUNDO VERDE
Andrés Zenzeyul pudo ver en lo que el llamo el bajo vientre de la selva
que hay cinco dimensiones, cinco divisiones en el seno del gran mundo del
misterio verde que el creí que fueron creadas, hechas por Alón y Cajolom,
Tazcal y Bitol, los cuatro dioses constructores y formadores, una es la que
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está bajo el suelo de la selva, que podemos llamar las piernas y los pies
del mundo verde.
Esta es la región de la raíz de Chee, el árbol, donde descansa el asidero de
Che, el árbol que hace posible se mantenga de pie, aquí es donde moran
infinidad de seres pequeños, de insectos, gusanos y lombrices y donde
gusta de vivir Ba, la taltuza, y su familia.
La siguiente dimensión es el piso de la selva, ósea el bajo vientre de la
selva que es donde mora la hoja muerta de Chee, el árbol y las malezas,
es aquí donde hay infinidad de moradores y son en verdad de los más
temibles, pues aquí se arrastran todas las familias de Canti, la culebra y el
Motzó, el gusano, y mil insectos terribles como sinaj el alacrán y la
tarántula y el inofensivo Copopó, el sapo, y miles de seres que luchan y
mueren y viven silenciosamente en este bajo vientre del mundo del
misterio verde.
La tercera dimensión o división, que es la más importante y que puede
llamarse el vientre de la selva y es aquí donde viven los grandes animales
que no se arrastran sino que corren y caminan sobre el suelo, como Jish,
el tigre, Tixl, el tapir, Cajcoj, el león, Quej, el venado, Chacguá, el jabalí y
cientos y cientos más, en este enorme vientre se combate, se vive, y se
muere, al igual que en todas las divisiones del mundo del misterio verde.
La cuarta división es la que podemos llamar el pecho de la selva y que es
donde moran Batz el mono, Mash el mico, Cracocmash el micoleón y todos
los Tzic, todos los pájaros como Raxón, la calandria, Pich el pájaro
carpintero, Shalaú el pitorrear, y las grandes aves como Chacmut el pajuil
y Pun, la pava y Guarrom el tecolote, Mo la guacamaya y donde cuelgan y
hacen sus grandes colmenas Sac-can, la abeja y Chub, la avispa.
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La última dimensión que es la quinta es la cabeza de la selva, o sea lo que
está sobre todo, el cielo de la selva, donde mora Raponcac el relámpago y
que solo es habitada por Tind, el águila arpía, por Qot, el águila bermeja,
Sosal el zopilote, Cuch el gavilán y Shulel-gu el azacuán, de estas
divisiones o dimensiones, en verdad de las más terribles y peligrosas es el
bajo vientre de la selva. 
Tixl el tapir, el ser más corpulentoy más noble del mundo del misterio
verde era ejemplar donde cada ser que lo habita esta siempre
persiguiendo a uno y escapando de otro, Tixl, la dante era tranquila, era
sabia, libérrima e independiente y a pesar que Tixl era corpulenta y tan
pacifica e inofensiva y que hacía de la yerba, las plantas y los cogollos su
único alimento, Tixl sabia defenderse con tanto valor como cualquier otro
cruel hijo de la selvas otro ejemplo del mundo del misterio verde es
Chacguá, el jabalí, Chacguá es en verdad, un ser relativamente débil y su
carne es exquisita, Jish, el señor de los parajes, el señor de los sabanas, el
gran señor de todas las selvas y todas las márgenes de los grandes y
pequeños ríos era quien dominaba el mundo del misterio verde y no hay
nadie que camine tanto, que recorra tanto espacio de terreno en un día o
una noche como Jish el tigre, Güinc el hombre decía que cuando alguien es
muy bien caminante suele decir que tiene patas de tigre , Jish era una
amenaza para los demás animales del misterio del mundo verde pues era
un buen cazador que le causaba problemas a Güinc el hombre pues se
comía sus animales que tuvo que construir casas especiales dentro de los
corrales para dejar a los animales encerrados durante la noche y de esta
manera evitar que Jish siguiera devorando cerdos y terneros, pero aun así
se comía a los otros animales que tenía que ya era intolerable lo que hacía
Jish y Güinc el hombre estaba tan preocupado que pensaba seriamente en
hacer un viaje a Guatemala, capital del país para solicitar la ayuda de un
amigo suyo que tenía perros especializados en la caza del tigre, Jish
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siempre iba acompañado de su tierna pareja, solía subir la cumbre del
montículo todas las tardes a esperar la llegada de Cojyin, siempre en las
noches salían en busca de alimentos y el mundo del misterio verde
obscurecía el misterio de su eterna existencia y el cielo era ya un inmenso
abismo negro en donde habían caído cien mil luciérnagas esplendidas en
estas tierras hermosas guatemaltecas de Petén y Alta Verapaz.

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