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LENGUA ITALIANA

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LENGUA ITALIANA
Lengua italiana, es una de las lenguas románicas de la familia indoeuropea. Sesenta millones de personas hablan este idioma en la Península Itálica, sur de Suiza, San Marino, Sicilia, Córcega, norte de Cerdeña y en la costa norte del mar Adriático. Se trata de una única lengua con muchos dialectos; como las demás lenguas románicas es heredera directa del latín que hablaban los romanos e impusieron a cuantos pueblos estuvieron bajo su imperio. La pugna que se produjo durante la edad media en muchos países europeos entre el latín como lengua culta escrita, aunque muerta, y las lenguas que proceden de él como populares y habladas, y por lo tanto vivas, en ninguna parte se dio con tanta intensidad como en Italia.
ORÍGENES
Durante el periodo de evolución del italiano surgieron muchos dialectos. En el norte de la península abundan los de origen galo-itálico: son el piamontés, lombardo, ligur, y emiliano o boloñés, todos ellos muestran una clara afinidad con el francés por su pronunciación y sus terminaciones truncadas. En el Tirol italiano, así como en la Dalmacia, Istria y el área de Venecia se habla el veneciano. Por debajo de esta región se encuentran los dialectos centromeridionales: el toscano, corso, sardo, romano (que está íntimamente relacionado con el umbro y el marchigiano), los dialectos de la Campania, (con el abruzo y el apulio), el siciliano napolitano y calabrés. Los dialectos que se hablan en la Cerdeña central y meridional constituyen un grupo diferente y se les ha llegado a considerar como una rama autónoma dentro de las lenguas románicas, mientras que el italiano que se habla en la región alpina, al norte de Venecia, el friulano, se considera así mismo como dialecto del retorrománico.
ITALIANO MODERNO
Durante los siglos XV y XVI las gramáticas han tratado de conferir al toscano la condición de idioma italiano clásico, en su pronunciación, sintaxis y léxico. Por lo que en ocasiones, al considerarlo clásico, pudiera haberlo convertido en otra lengua muerta, pero no ha sucedido así porque ha aceptado los cambios inevitables en cualquier lengua viva. Los diccionarios y las publicaciones de la Accademia della Crusca, que se fundó en 1583 y que es la autoridad oficial en materia lingüística para los italianos, realizaron con éxito una norma, que tuvo en cuenta tanto el purismo clásico como la lengua viva toscana.
El italiano contemporáneo conserva algunas propiedades del latín, pero su léxico ha sufrido los cambios necesarios para nombrar las condiciones de vida de sus hablantes. Los cambios fonéticos habidos desde el latín están reflejados en su ortografía, que es prácticamente fonética, por lo que cualquiera que sepa latín o cualquier lengua románica aprende italiano con facilidad. La diferencia más notable que existe entre el italiano y el francés o el español reside en la formación de sus plurales, que no se realizan añadiendo -s o -es, sino que los femeninos terminan en -e, y los masculinos en -i; la razón es porque los nombres no derivan del acusativo, sino del nominativo, y se han generalizado como formas plurales -ae y -e de la primera declinación (nombres femeninos), e i de la segunda declinación (nombres masculinos).

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