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El entrenador El entrenador El entrenador El entrenador Carol Lyn Carol Lyn Carol Lyn Carol Lynnenenene 
 Pasión en el Campus Pasión en el Campus Pasión en el Campus Pasión en el Campus 
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T r a d u c t o r a s I n e x p e r t a sT r a d u c t o r a s I n e x p e r t a sT r a d u c t o r a s I n e x p e r t a sT r a d u c t o r a s I n e x p e r t a s 
 
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RESUMEN 
 
Justin es el exitoso entrenador del equipo de fútbol de una 
pequeña ciudad de Idaho. Hace cuatro años que evita encontrarse 
frente a frente con el padre de su jugador estrella, Luc Henley. 
Si en la pequeña y estrecha ciudad supieran lo que siente por 
Luc seguramente le costaría su empleo. 
Hace cuatro años que Luc vio por primera vez a Justin y desde 
entonces lo desea. Max, su hijo, partirá dentro de poco a la 
universidad y no habrá más oportunidades para encontrarlo. 
Max tiene la solución en sus manos, deberá hacer de celestino y 
ver si puede reunir a los dos hombres que más respeta y ama. 
Pero la ciudad no está dispuesta a permitir que un maestro gay 
enseñe a sus hijos y deciden despedirlo. 
Max, Justin y Luc deciden enfrentarlo, cada uno a su manera. 
 
 
 
 
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CAPÍTULO UNO 
 
—¡Así se hace! -Sí, Max. ¡Sigue¡, ¡sigue! 
Justin sabía que el color iba aumentando en su cara mientras 
gritaba, podía sentir el rubor caliente viajar desde su cuello hacia 
arriba. No había nada como mirar un niño anotar el punto de la 
victoria y ganar el juego. Él agitó sus brazos al aire y gritó con la 
gente. 
Cuando el silbato final sonó, y la multitud siguió gritando, Justin 
entró al campo y saludo al entrenador del otro equipo con un apretón 
de manos. — Buen juego, Steve. 
—Gran juego—, contestó Steve apretándole la mano. 
— No hay nadie a quien no le hayan dado una paliza en esta 
temporada. Estaré agradecido cuando Max Henley se marche a la 
universidad el próximo año. 
Moviendo su cabeza, Justin estuvo de acuerdo. No hubo nadie 
que parara a su equipo durante el año. — Lamento que se vaya. Él 
es el mejor atleta que alguna vez haya tenido el placer de entrenar— 
Los dos hombres se separaron y Justin caminó hacia la línea lateral. 
Observó a Max cuando chocó su mano con la de su padre al 
grito de “¡dame cinco!”1 y cuando recibió un fuerte abrazo suyo. Luc. 
Durante un breve momento, la polla de Justin se sacudió al ver a Luc 
Henley. Se avergonzaba de decirlo pero había tenido lo que sólo 
podría llamarse “enamoramiento-escolar” por ese hombre durante los 
últimos cuatro años. 
La primera vez que lo conoció fue cuando Max empezó las 
prácticas en su primer año de secundaria. Nunca había olvidado sus 
 
1 Se refiere a chocar las palmas a manera de saludo. 
 
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ojos verdes aquél cálido día soleado, eran más verdes que el césped 
bajo sus pies. Justin no pudo dejar de mirarlo mientras se lo 
presentaban. Mucho más bajo que su metro noventa, el cuerpo de 
éste era el de un hombre mucho más joven. De amplios hombros 
sobre un cuerpo magro. Justin podía decir, sólo por el corte de su 
ropa, que debajo de esos impecables trajes de negocios que solía 
llevar, era sólido como roca. Aún con su metro setenta y ocho, Luc 
Henley siempre tenía un porte imponente. 
Cuando Justin sintió que su polla comenzaba a hincharse en sus 
jeans, sacudió su cabeza y se dirigió hacia el vestuario. Siempre era 
mejor alejarse de la tentación. Evergreen era una ciudad pequeña, y 
entrenador o no del equipo de fútbol americano, campeón del estado, 
sería un imbécil si permitiera que supieran que era gay, lo 
expulsarían de inmediato. 
Había pasado cinco años sin la compañía de un hombre, cinco 
largos y solitarios años. 
 
 
 
 
Después de que los jugadores se hubieron duchado y puesto 
ropa de calle, recogió las pocas toallas mojadas desparramadas y las 
puso en el carro de la lavandería. Agarrando las llaves que estaban 
encima del escritorio de su oficina, salió por la puerta del camerino 
para encontrarse cara a cara con Max y Luc. 
— ¡Eh! Entrenador—, dijo Max con entusiasmo. —Lo estábamos 
esperando para ver si quería acompañarnos a comer una pizza—. Él 
miró sobre su hombro a Luc. — ¿Cierto papá? 
 
 
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Éste sonrió y estiró su mano para saludarlo. — Fueun juego 
increíblemente bueno. Pensé que podríamos intentar convencerlo de 
que venga a celebrar con nosotros. 
El saludar con la mano a Luc nunca había fácil para el cuerpo de 
Justin, pero la mirada en sus ojos mientras le daba la mano, el solo 
apretón, envió un estremecimiento a toda su columna vertebral. 
Sabía que no debería interpretar nada debido a eso, pero maldición 
cómo podría no hacerlo. Justin no sabía mucho de la vida privada de 
Max, excepto por el hecho de que había ninguna madre en las fotos, 
desde que lo había abandonado 
Sinceramente nunca había sido el tipo de persona que 
chismeaba, siempre había dejado sus preguntas sin respuestas. 
Liberando la mano de Luc, respiró profundamente y miró 
alrededor del estacionamiento vacío. — Bien, creo que podría comer 
algo de pizza—. Y rezó para que ese no fuera el error más grande de 
su carrera. 
Los tres se dirigieron hacia los únicos dos autos en el 
estacionamiento. Justin llegó primero a su camioneta negra. —Los 
seguiré—. Luc asintió con la cabeza y abrió la puerta de su SUV2. 
 
 
 
 
 
Acomodándose detrás del volante, Luc se dio tiempo para 
abrocharse el cinturón de seguridad y esperó a que Max hiciera lo 
mismo. Él le sonrió a su hijo, — Eso salió sorprendentemente bien. 
 
 
2 Hablamos de un auto deportivo todo terreno. 
 
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Max encendió el estéreo y sonrió a su papá. — Te había dicho 
que lo ponías caliente. Puedo verlo en su cara siempre que andas 
cerca—. Riendo emocionado, salió del estacionamiento. — Tu gaydar3 
es, de lejos, mucho mejor que el mío entonces. Antes de que me lo 
dijeras, nunca hubiera adivinado que Justin era gay. 
—Sí, bien, pero no lo vayas divulgando por ahí. Creo que ese 
es uno de los motivos por el cual el entrenador es un solitario. En un 
pueblo de este tamaño podría meterse en toda clase de problemas. 
Entrando al estacionamiento de la única pizzería en la ciudad, 
metió el SUV en el estacionamiento y miró a su hijo. — ¿Desde 
cuándo eres tan inteligente? 
Poniéndose ligeramente rojo, Max se encogió de hombros. —
Solamente observo a la gente. Viene incluido en el paquete. 
Además, eres un profesor bastante bueno. — abrió la puerta y salió 
del SUV. 
Sacudiendo su cabeza, Luc bajó y cerró. Al darse vuelta vio a 
Justin caminando hacia ellos, Umm....Ese sí que era un hombre 
bastante atractivo. Cabello negro como la noche y apenas rizado, 
como para envolver los dedos en ese pelo. Claramente podía notar 
que había sido un jugador semi-profesional de fútbol americano en su 
juventud. Todavía tenía el cuerpo duro para demostrarlo. Sintió su 
polla hincharse bajo la pierna de sus jeans y se volvió hacia el SUV, 
fingiendo que verificaba las cerraduras mientras recobraba la 
compostura, y rezó para que Justin no lo notara. Decidió que sería 
mejor cerrar su abrigo para ayudar a ocultar su obvia erección. 
— Vamos chicos. Tengo hambre, —Max se lamentó desde el 
otro lado del estacionamiento. 
 
3 Radar gay 
 
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Volviéndose hacia Justin, Luc movió su cabeza hacia Max — 
Los niños de hoy son tan impacientes—. Él recibió una deslumbrante 
sonrisa de suya. — ¿Entramos? 
Entrando en el oscuro restaurante, Luc buscó a Max. Lo vio en 
una mesa al final. Dejando que Justin fuera primero, se mordió la 
mejilla mientras miraba el culo más bonito del mundo dirigirse hacia 
Max. Él le sonrió a su hijo, que se las había arreglado para ocupar un 
cubículo circular, lo cual implicaba que todos se sentarían uno al lado 
del otro en vez de estar al frente. También notó que Max se había 
sentado en uno de los extremos, lo cual significaba que Justin tendría 
que ir al medio de los dos. Dando a su hijo una mirada de 
complicidad y entendimiento, Luc cogió un menú. — ¿Sabes lo que 
vas a pedir? —Él alzó la vista a Max. 
— Sí. Quiero lo mismo que pido siempre. Una grande, con todo 
y una porción de palitos de queso. 
La camarera vino y Luc miró a Justin. — ¿Y tú que prefieres? 
— Me gusta todo menos champiñones y anchoas. — 
Brevemente le dedicó, de nuevo, esa sonrisa con hoyuelos a Luc. 
Luc alzó la vista hacia la joven camarera. — Queremos dos 
pizzas extra grandes con todo, sin champiñones ni anchoas, una 
porción de palitos de queso y una jarra de Coca-cola. Miró a Justin 
para asegurarse que todo estaba bien. Éste asintió con la cabeza y la 
camarera se marchó. 
Max se puso de pie y miró hacia el otro lado de la pizzería. 
Varios jugadores de fútbol se encontraban en los videojuegos. Agarró 
su mano. —Por favor—, rogó con una sonrisa y un guiño. 
Sacar sencillo de su bolsillo con una erección en el medio no fue 
fácil, pero finalmente pudo sacar un puñado de monedas y se las dio 
a su hijo. Cuando se fue saltando Luc sonrió en silencio y sacudió su 
 
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cabeza. — Es lo mismo cada semana, en cuanto llegamos me 
abandona. Era una de las razones por las cuales esperaba que 
vinieras esta noche. 
— ¿Ah sí? ¿Y cuáles son las otras? — Justin le dio una mirada 
ardiente. 
Tomando un enorme riesgo, Luc movió su mano debajo de la 
mesa y la colocó sobre el muslo de Justin. — He querido invitarte a 
salir por cuatro malditos años, y finalmente he encontrado el valor, 
aunque lamento haber usado a Max para hacerlo. 
Con una tos breve, Justin se retorció en su asiento por unos 
cuantos segundos y colocó su mano sobre la de Luc, después de 
obviamente mirar a su alrededor para asegurarse que estaban bien 
ocultos. Luc estaba feliz de que el mantel a cuadros rojo y blanco era 
lo bastante largo como paraocultarlos de las mesas cercanas, Justin 
pareció relajarse después de llegar a la misma conclusión. —Creo que 
estoy feliz de que hayas usado a Max si eso era lo que se necesitaba. 
Apretando levemente el muslo de Justin, miró directamente a 
sus ojos color chocolate. — ¿Te interesaría cenar conmigo mañana en 
la noche? Max se va a dormir a la casa de Nick. Pensé que podríamos 
hacer una barbacoa en el patio trasero y sentarnos al aire libre. 
Justin movió su mano al muslo de Luc. Se sorprendió 
gratamente al sentir el endurecido montículo atrapado en la pierna de 
sus jeans. Con un profundo suspiro, deslizó su mano arriba y abajo 
por todo el largo de la erección de Luc. Ambos emitieron un gemido 
bajo y se miraron el uno al otro. — Espero poder aguantar hasta 
mañana en la noche. Ha sido un periodo endemoniadamente largo 
para mí. Espero que sepas en lo que te metes. —Le dio a la polla de 
Luc un último roce antes de que la camarera volviera con su jarra de 
coca-cola y tres vasos. 
 
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Después de que se fue, Justin lo miró e hizo girar sus ojos. — 
Maldición, me haces sentir como un adolescente otra vez. Aunque 
tengo que decirte, que nunca hice nada remotamente parecido a 
esto de adolescente. 
Deslizando su pulgar hacia arriba por debajo del cierre hasta 
que su mano sostuvo la excitada polla de Justin, Luc sonrió en 
silencio. — Tú y yo. Los dos. 
Unos minutos más tarde, Luc vio a Max muy sonriente 
deambulando hacia la mesa. De mala gana quitó su mano del muslo 
de Justin. — ¿Gastaste todo mi dinero? 
— Sip. ¿Usted dos lo pasaron bien sin mí? — Max bebió gran 
trago de su coca-cola 
— Sip—. Luc le dijo y se estiró por detrás de Justin para golpear 
a Max juguetonamente en el brazo. — Como siempre llegaste justo 
para comer. 
 
 
 
 
 
 
 
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Capítulo Dos 
 
 En el camino hacia la casa de Luc, la tarde siguiente, Justin se 
sentía tan excitado como nervioso. Cinco largos años y ahora no sólo 
estaba planeando tener suerte y “anotarse un tanto”, sino que 
además, probablemente con el hombre más atractivo que hubiera 
conocido. Sólo esperaba que su vida personal pudiera quedarse en 
eso, personal. Se recordó a si mismo, otra vez, hablar con Luc sobre 
la necesidad de discreción. 
 Miró el plano que Luc había dibujado en una servilleta, y giró 
en un camino de grava a medio camino entre la montaña y la ciudad. 
Evergreen, en Idazo, era una ciudad hermosa, aún cuando su 
población disminuyera con cada año que pasaba. La primera vez que 
había venido, en su entrevista para el trabajo como director 
deportivo y entrenador principal de fútbol americano, se había 
enamorado de la pintoresca ciudad. Dejar la contaminación de Los 
Ángeles había sido fácil desde el minuto en el que había salido del 
coche de alquiler y había respirado aire fresco por primera vez en 
quince años. 
 Esquivando en su camino un grueso árbol, siguió por el 
estrecho sendero de grava hasta que vio un claro delante. 
Deteniéndose delante de la casa de piedra y troncos, sintió temor. 
 —¡Maldición! 
 La casa parecía como sacada de una revista, con una enorme 
terraza techada y ventanas del suelo al techo. Sabía que Luc 
trabajaba en Spokane como financiero, especialista en inversiones, 
pero no tenía ni idea que tuviera tanto dinero. Saliendo de su 
 
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todoterreno, ocupado admirando la casa y no se dio cuenta del 
hombre que en el pórtico, a su vez, lo admiraba. 
 — ¡Hey Hola! Me alegro que hayas encontrado el sitio sin 
problemas. —La voz suave como el whisky fluyó hacia Justin 
haciendo desearlo al instante. 
 Miró hacia donde estaba Luc, en calcetines deportivos, y 
deslizándose despacio en un gran columpio de terraza. —Bonito lugar 
tienes aquí—. Subió los escalones del pórtico y levantó su mano 
cuando Luc comenzó a pararse. —No te levantes por mí. Ese 
columpio se ve terriblemente cómodo. —Camino hacia allá y se sentó 
en el balancín a su lado sin interrumpir el estable balanceo. 
— ¡Oh! Esto es agradable. 
Su brazo ya estaba apoyado en el respaldo del columpio, Luc 
pasó su mano por el cuello de Justin y acarició su pelo negro y 
grueso. 
 —Es más agradable cuando tienes a alguien con quien 
disfrutar de la vista. 
 Girándose hacia Luc, se inclinó y cubrió sus labios con los 
suyos. El beso comenzó como un torpe beso exploratorio, que pronto 
se encendió convirtiéndose en una embestida de lenguas follando una 
a la otra. 
Rompiendo el beso, Justin puso a Luc sobre sus piernas. 
Sentándole a horcajadas sobre él, su polla encajaba perfectamente 
con la suya. Luc se inclinó para otro abrasador beso con lengua 
mientras frotaba su erección contra la de Justin. Cuando sus bocas 
se separaron para tomar aire, Luc apoyó su frente contra la de él. 
—Joder, que bien te sientes. Ha sido demasiado tiempo Justin, y te 
he deseado durante demasiado tiempo para jugar a ser una tímida y 
 
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 12vergonzoso violeta. —Él bajó de su regazo y estiró la mano. —Vamos 
a la cama. Los filetes pueden esperar. Yo no. 
 Tomó su mano y lo siguió hacia la casa. No pudo resistirse a 
acariciar con la otra mano el pequeño y bonito culo de Luc mientras 
lo seguía hacia los escalones y a la parte trasera de la casa. 
 Abriendo la puerta del dormitorio principal, no perdieron 
tiempo desnudándose. Justin estaba tan intimidado por el cuerpo 
finamente esculpido de Luc como por el ventanal que tenía por pared 
mientras miraba al claro valle más abajo. —Hermoso—, susurró 
reverentemente. 
 Echando atrás los cobertores de la cama Kingsize, Luc miró 
hacia las ventanas. —Creo que sí. Me gusta despertarme temprano y 
ver los ciervos en el valle desde la cama. —Luc se deslizó entre las 
frescas sábanas blancas. 
 Sonriendo, Justin se arrodilló en la cama sobre él y sacudió su 
cabeza. Delineando la sábana, trató de memorizar el cuerpo de Luc. 
—No hablaba de la vista exterior, aunque también es agradable. —
Dirigió su mano sobre los acanalados músculos de su estómago, 
mientras se arrodillaba al lado de su cadera. —Maldición. Sabía que 
aquellos elegantes trajes tuyos escondían un buen cuerpo, pero no 
tenía ni idea de cuanto. 
 Gimió cuando Justin descendió por su torso hacía el 
ensortijado vello que rodeaba su goteante polla. Levantando una 
ceja, Justin se lamió los labios. — ¿Estás limpio4? Dios, pensó, por 
favor que sea seguro. — Nunca había visto una polla tan grande 
fuera de una película triple X. 
 
 
4 La autora dice exactamente ¿Es seguro? Por supuesto refiriendose a si está sano. 
 
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 —Estoy limpio. No he estado con nadie desde que llegaste a la 
ciudad. 
 Tan pronto dijo las palabras, Justin se agachó y tragó la 
gigantesca erección delante de su cara. Recorrió con su lengua toda 
la longitud de la polla excesivamente venosa, y usó sus manos para 
acariciar el pesado saco. 
 Subiendo sobre la protuberante cabeza, insertó su lengua en 
la amplia ranura que exudaba líquido preseminal. El sabor de la 
semilla de Luc explotó en su boca y sintió que sus propias pelotas se 
apretaban. 
 Decidiendo que ningún filete podría compararse jamás con el 
terrenal sabor de la esencia de Luc, deslizó sus labios, recorriendo 
toda la longitud de la verga más perfecta del mundo. Gimió en lo 
profundo de su garganta cuando sintió que las caderas de Luc se 
elevaban de la cama empujando hacia su cara. 
 Decidió dejar que lo hiciera a su manera, manteniendo su 
cabeza quieta, mientras le follaba su complaciente boca. 
 Agarrando su propio pene, Justin se sorprendió al notar que 
un suave dedo frotaba ligeramente a través de su ano. Gimió de 
nuevo, esta vez enviando las vibraciones a través de la polla de Luc 
hasta que repercutieron en sus pelotas. 
 Cuando Luc gimió y empujó un dedo seco profundamente en 
el culo de Justin, éste perdió la lucha con su autocontrol y se corrió 
chorro tras chorro de gruesa y cremosa leche. 
 Apenas se pudo contener antes de que automáticamente 
engullera por completo la rígida polla de Luc. Junto con el gruñido de 
su propia liberación, hizo que Luc se corriera y luchó para tragar toda 
la semilla de su nuevo amante. 
 
 
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 Antes de derrumbarse, se dio vuelta y cayó a su lado. 
 Una vez que hubo recuperado la respiración, se elevó sobre un 
codo y se inclinó para besar a Luc. Los besos lánguidos continuaron 
durante varios minutos hasta que con un suspiro, Justin acabó el 
beso y lo miró a los ojos. 
— ¿Qué está pasando aquí? 
 Dibujando una leve sonrisa, Luc deslizó los dedos por los rizos 
negros y sedosos de Justin. —Bien, creo que he tenido la mejor 
mamada de mi vida. ¿Por qué? ¿Qué crees que pasa? 
 Sintiéndose como un idiota por interpretar más de la 
situación, de lo que, por lo visto, Luc pensaba, sacudió su cabeza y 
masculló, —Nada. 
 Luc debió de darse cuenta de que había cometido un error con 
su frívola respuesta porque comenzó a besar su cuello y pecho. —Lo 
siento. Cuando me pongo nervioso tiendo a decir cosas inadecuadas. 
No quise que sonara como lo ha hecho. 
— ¿Cómo querías que sonara? 
 —Como si hubiera algo muy especial sucediendo entre 
nosotros. — Hablé en serio cuando dije sobre la mamada, pero esto 
va más allá. Es la persona quien la hizo especial para mí. Realmente 
me gustas. Me has gustado durante mucho tiempo. Infiernos, ni 
siquiera he mirado a otro hombre desde el día en que te conocí. 
 Justin sonrió y avanzó lentamente encima de él, 
sosteniéndose en sus manos y rodillas. —Gracias a Dios que te 
sientes así. Yo siento lo mismo. Sé que es repentino, pero para mí 
no es inesperado. Ese fue uno de los motivos por el que traté de 
mantener la distancia contigo durante los últimos cuatro años. 
Ahora, ¿qué vamos a hacer al respecto? 
 
 
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 —Bien, sé lo que me gustaría hacer al respecto, —dijo Luc, 
tirándolo encima suyo y restregando su ingle contra la suya. —Pero 
ya no soy tan joven como antes y esto podría llevarme un par de 
minutos más. 
 Riéndose, Justin inclinó su cabeza y chupó hasta dejar una 
marca sobre la tetilla de Luc. —Aliméntame. Después podemos 
divertirnos un poco más. 
 
 
 
 
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Capítulo Tres 
 Las gradas estaban abarrotadas con una entusiasta multitud 
cuando los Evergreen Bucks salieron al campo. Justin no podía haber 
estado más orgulloso de sus chicos. Ganaban un juego más y 
quedaban clasificados para el campeonato estatal. Tenían una buena 
oportunidad aquella noche para llegar a la liga estatal, sin embargo, 
pensó que no haría ningún daño en elevar al cielo una pequeña 
plegaria, sólo por si acaso. 
 Sus ojos vagaron por la multitud hasta que se detuvieron en 
un hombre. Su hombre. Luc era todo sonrisas cuando lo saludó con 
un movimiento de cabeza. Su relación se había fortalecido durante las 
últimas tres semanas, y Justin había atesorado cada segundo. 
 Su pecho se apretó al darse cuenta repentinamente de que se 
estaba enamorando. Vio como Luc saludaba a Max. ¿Mierda, a quién 
quería engañar? Estaba enamorado, como un loco, profundamente. 
 Una palmada en la espalda de su asistente hizo que volviera a 
concentrarse en la cancha. Gritó a su equipo para que se juntara, 
mientras les daba algunas instrucciones de última hora. Si llegaba a 
echar un vistazo a hurtadillas a la cara sonriente de Luc, entonces 
eso estaba condenadamente mal. 
 
 
 
 
 Era un viaje de dos horas desde el campo de juego hasta la 
casa, y Luc no podía resistir mirar a Justin cada segundo. Se alegró 
de que se escabullera de la obligación de ir en el autobús pidiéndole a 
su ayudante que acompañara al equipo. Estaba tan condenadamente 
 
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feliz. Luc no pensó que lo hubiera visto, alguna vez, tan feliz. 
Extendió la mano y sus nudillos acariciaron la sombreada mejilla de 
Justin, sintiendo cada pelusa de vello en su camino. 
 Justin se dio vuelta y sonrió. —Estaré en casa dentro de 
treinta minutos aproximadamente. 
 Luc sólo asintió con la cabeza y siguió contemplándolo. —Sólo 
estaba pensando que nunca te había visto tan feliz. Ese juego 
significaba mucho para ti, ¿no es cierto?. 
 Capturando la mano de Luc, Justin la llevó a su boca y besó la 
palma. —El juego sólo es una parte. Eres tú la principal causa de mi 
felicidad. —Lo miró y sonrió otra vez. —Y tienes razón. Nunca he sido 
tan feliz en mi vida. 
 Mirando hacía atrás para asegurarse que ninguno de los 
padres los seguía, Luc se cambió rápidamente de asiento, en la 
banca, junto a Justin. Apoyó su cabeza en su hombro y suspiró. —Fue 
estupendo que la madre de Nick dejara que Max se fuera con ellos 
esta noche. 
 —Sí que lo fue. Nick y Max parecen ser bastante buenos 
amigos. 
 —Han sido íntimos amigos desde que Max se vino a vivir 
conmigo. Se conocieron el primer día del primer grado en la escuela 
y han sido inseparables desde entonces. 
 Deslizó su mano hacia arriba por el muslo de Justin y sonrió 
cuando sus piernas se separaron automáticamente. Luc, de forma 
casual, puso su mano bajo el elástico de los pantalones cortos que 
Justin llevaba puestos. El cordón de los suspensores fue fácilmente 
apartado y la gruesa y larga erección de Justin permanecía en su 
mano. Luc dio unos pocos apretones antes de marcar un ritmo lento 
deslizando su mano arriba y abajo de su eje. Lamentaba no tener 
 
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más luz para poder mirar el movimiento del prepucio, sin circuncidar, 
deslizándose sobre la cabeza de su polla. 
 Justin sacó una mano del volante y la pasó alrededor de los 
hombros de Luc. — ¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Una personal? 
 Deslizando su pulgar sobre la mojada cabeza de su polla, Luc 
asintió con la cabeza. —Puedes preguntarme lo que quieras. 
 Vio como Justin se mordía el labio inferior. De repente se 
preguntó que lo tenía tan preocupado. —¿Qué pasa? 
 —Bueno, nunca pregunté, porque supongo que había asumido 
que me lo dirías cuando estuvieras listo, pero me preguntaba sobre la 
madre de Max. Quiero decir, que no sé si estuvieron casados o que. 
— Justin dejó de hablar y movió su cabeza. —Lo siento. No debería 
haber preguntado. 
 El corazón de Luc se derritió por la incertidumbre en la voz de 
Justin. Se inclinó y besó su cuello. —No te dije nada de la madre de 
Max porque creí que ya lo sabías. Maldición, toda la ciudad lo sabe. 
Sheryl, la madre, era mi hermana. Murió de una sobredosis cuando 
Max tenía sólo seis años. Y cómo era la única familia que tenía, los 
tribunales permitieron que lo adoptara. 
 —Oh mierda. Ahora me siento aún peor. —Justin miró por el 
retrovisor y redujo la velocidad del todoterreno hasta detenerse a un 
lado de la carretera. Tomó la cara de Luc en sus manos y lo besó. 
 No era un beso de lujuria, más bien era un beso de ternura y 
amor. 
 
 Luc sintió cada emoción que le transmitía en aquel beso. 
Dios, se lamentó de que no estuvieran ya en casa. 
 Justin rompió el beso y miró directo a sus ojos. —Sé que no es 
el mejor lugar para decir esto, pero te amo. 
 
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Cerrando los ojos, contra la repentina arremetida de alegría, los 
abrió otra vez para mirar fijamente a los ojos cafés de Justin. —Yo 
también te amo. Llévame a casa. 
 Veinte minutos más tarde se estacionaron en la casa de 
troncos y piedra. Se habían acostumbrado a pasar el tiempo libre 
juntos en la casa de Luc en medio del bosque. La casa de Justin era 
agradable pero estaba en medio de la ciudad y ambos habían 
decidido mantener sus asuntos en privado. 
 Abriendo la puerta, Luc miró el reloj que colgabaen la sala de 
estar. — ¿Es tarde, pero quieres una bebida o algo de comer antes de 
ir a la cama? 
 —Nah, estoy bien. —El estómago de Luc aprovechó ese 
momento para gruñir. Justin lo abrazó, —Creo que eres tú el que 
tiene que alimentarse. Vamos, haré unas tortillas. 
 Caminaron de la mano hacia el gran espacio abierto de la 
cocina. Justin fue de inmediato a la nevera y comenzó a sacar los 
ingredientes para la tortilla de huevos. Luc sonrió. En tan breve 
tiempo, se había adaptado totalmente a su vida y a la casa. Le 
gustaba. No, lo amaba. 
 Acercándose a la isla del centro, Luc se subió sobre el 
mostrador y lo contempló mientras colocaba los ingredientes. Vio 
cuando encontró un cuchillo y comenzó a cortar pimientos morrones, 
cebolla y jamón. —Guau, realmente quieres que tenga mal aliento. 
—Dirigió a Justin una sonrisa cuando alzó la vista. 
 —Al menos ambos tendremos el mismo aliento. Creo que eso 
lo compensa, ¿no? 
 —Sí. Pero no me importaría si no lo hiciera. No voy a dejar de 
besarte por causa de un poco de cebolla y pimiento. — vio a Justin 
 
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manejar hábilmente el gran cuchillo—. Me gusta esto. Verte aquí. 
Saber que me perteneces. 
 Cuando acabo de cortar, dejó el cuchillo y se insinuó entre las 
piernas de Luc. Frotando su nariz contra la de Luc, finalmente lo 
besó. —También me gusta. Es agradable estar tan cómodo en un 
lugar que incluso te olvidas del mundo exterior. 
 Pensar en el mundo exterior del que Justin tenía tanto miedo, 
hundió el espíritu de Luc de golpe. —¿Qué vamos a hacer acerca de 
nosotros? Quiero decir, entiendo por qué tenemos que mantener 
nuestra relación discreta pero tarde o temprano no va a ser suficiente 
para mí. Infiernos, si por mí fuera ya estarías viviendo aquí, 
durmiendo en mi cama cada noche. 
 Envolviendo esos grandes brazos alrededor de él, Justin 
suspiró. 
 —Me gustaría estar aquí contigo también. Déjame pensarlo un 
tiempo. Tenemos el campeonato estatal en dos semanas. Espero 
encontrar un modo de decírselo al director después de eso. 
— ¿Y si te despide? 
Lo miró a los ojos durante varios segundos. —Entonces 
simplemente tendré que encontrar otra carrera. No me 
malinterpretes, adoro entrenar. Hasta hace unas semanas, pensé 
que era la cosa más importante de mi vida. —se encogió de hombros. 
—Pero en tres semanas tú y Max han llegado a ser más importantes 
para mí que cualquier trabajo. 
 
 Cerrando sus ojos, acercó a Justin para otro beso. —Te amo. 
—Envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Justin, mientras el 
beso se hacía más profundo. Cuando Justin comenzó a gemir y a 
frotarse contra él, Luc acabó el beso. —Prepara las tortillas. Planeo 
 
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estar en nuestra cama cuando nos corramos. —Le dio una palmada a 
su firme culo y éste, a cambio, le mordió el cuello. 
 —Eres terriblemente mandón—, bromeó Justin mientras 
encendía la cocina a gas y esperaba a que la sartén se calentara. 
 
 
 
 
 
 
 Apagando la luz del techo y encendiendo la lámpara de noche, 
Justin se desnudó y se acostó en la cama al lado de Luc. Lo puso 
encima de él y comenzó a acariciar su espalda. —¿Puedes tener 
paciencia durante estas dos semanas hasta el campeonato? 
 Acariciando su cuello con la nariz, Luc mordió ligeramente la 
piel y lo calmó con su lengua. —No me estoy impacientando contigo. 
Sólo te quiero aquí conmigo y Max. Quiero que seamos una familia. 
 Justin deslizó su dedo, ociosamente por la grieta del culo de 
Luc. Sonrió mientras Luc gemía y separaba sus piernas, dándole un 
acceso más fácil a ese dulce agujero. — ¿Qué piensa Max acerca de 
que viva aquí? 
 Luc se estiró hasta alcanzar el cajón del velador y extrajo la 
botella de lubricante. Dándosela, sonrió. —Eres el héroe de Max. No 
sólo lo has dirigido para llegar a tres campeonatos estatales, sino que 
has logrado que su papá sea un hombre mucho más fácil con el cual 
convivir. 
 Impregnando sus dedos con lubricante, Justin comenzó a 
frotar y estirar su agujero. Sus caricias todavía eran lentas pero podía 
notar, por los profundos gemidos que emanaban del pecho de Luc, 
 
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que la conversación estaba a punto de acabar. —Es sólo que no 
quiero que Max sufra porque nos amamos. 
 Luc se sentó y Justin sostuvo su polla por la base mientras Luc 
se empalaba sobre la gruesa verga. —Es un chico bastante fuerte. No 
dejará que la gente lo acorrale o le insulte. Ahora cállate y fóllame. 
 Riéndose, Justin le sostuvo el culo lo bastante alto de modo 
que pudiera empujar dentro y fuera de su pequeño y apretado 
cuerpo. —Ah mierda, te sientes tan bien. 
 No era suficiente y Justin los hizo dar vuelta sin perder el 
contacto. Ahora con Luc debajo de él, Justin golpeaba dentro del culo 
con un ritmo agotador. 
 Con sus piernas sobre los hombros de Justin, Luc comenzó a 
frotar su propia polla. —¡Tan bueno! No voy a aguantar. 
 Sintiendo aproximarse rápidamente su propia culminación, 
Justin se inclinó y lo besó. —Córrete para mí bebé. 
 Sintió su respuesta en el chorro caliente de semen que se 
derramó por su estómago cuando lanzó su semilla. El apretón de los 
músculos de Luc ordeñó la polla de Justin tan dulcemente que perdió 
el control y martilló un par de veces más antes de disparar 
profundamente su propia semilla dentro de su amante. 
 Colapsando a su lado, Justin se arrimó a él. —Esto mejora 
cada vez. —Comenzó a dejar un rastro de besos alrededor del cuello 
y cara de Luc, antes de cerrar sus labios sobre su boca. Explorando 
con su lengua en su caliente boca, no pudo menos que reírse entre 
dientes. 
 Interrumpió el beso y le sonrió. —¿Sabe mi boca a cebollasy 
pimiento también? 
 Riéndose, Luc asintió con la cabeza. —Sí pero no iba a decir 
nada. 
 
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 Poniéndose serio durante un momento, Justin lo miró. —
Siempre sé honesto conmigo. No sólo sobre el mal aliento. Quiero 
decir sobre todo. Podemos resolver mejor las cosas si sé lo que te 
molesta. He visto demasiadas relaciones deshacerse por cosas sin 
importancia, sólo porque nunca se habló del tema. 
 Enredando sus largos dedos en el grueso pelo de Justin, 
asintió con la cabeza. —Siempre—, dijo Luc. — ¿Qué tal ahora? Me 
está empezando una picazón terrible. Vamos a darnos una ducha 
rápida antes de que nos preparemos para pasar la noche. 
 Justin le dio un rápido y fuerte beso. —Muévete hombre 
pegajoso, vamos a ducharnos. 
 
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Capítulo Cuatro 
 
Una semana más tarde, Justin y Luc pasaban un tranquilo 
sábado por la tarde distendidos en el columpio del enorme pórtico, 
cuando sintieron el ruido de un coche. Habían estado tan perdidos en 
su pasión que ninguno de los dos lo había sentido hasta que se 
detuvo estacionando detrás del de Justin. 
Rompiendo el beso, Luc rápidamente se salió del regazo de 
Justin. — Joder. ¿Crees que ellos nos vieron? 
Justin exprimió la mano de Luc. — Bueno supongo que estamos 
a punto de averiguarlo. — ¿Esperas a alguien? 
— No, — le dijo Luc mientras se ponía de pie y se acercaba a la 
puerta. La persona que vio salir del sedán azul era de todas la peor 
persona que podría haberlos encontrado. Brent Langley, un reportero 
deportivo del periódico local. 
Caminaba hacia Luc claramente ruborizado. Esto le dijo 
suficiente a Luc. Él había visto bastante. 
Brent se adelantó con pasos algo excitado hasta llegar al primer 
escalón. — Hola Luc, Pensé que podría tener la suerte de conseguir 
una entrevista con Max antes del próximo fin de semana. — Brent 
miró hacia sus zapatos. — Supongo que debí haber llamado primero. 
— Supones bien, — dijo Luc sin quitar sus ojos de Brent—. Max 
no está aquí. Tal vez si intenta llamar esta tarde él haya regresado y 
puedes establecer un encuentro. 
Cabeceando, Brent comenzó a dar vuelta alejándose cuando 
Justin se puso de pie al lado de Luc. — ¿Le dirá a alguien lo que vio, 
Brent? 
 
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Fregando una mano sobre su cara, Brent miró de Justin a Luc 
con una mirada llena de repugnancia. — Le diré que, si usted dice al 
superintendente sobre lo suyo yo mantendré mi boca cerrada. 
Justin miró a Brent durante unos segundos, y luego se dio 
vuelta hacia Luc. — ¿Qué cree? 
Poniendo su brazo alrededor de la cintura de Justin, Luc lo tiró 
más cerca. — Creo que no tiene muchas opciones. 
El miró como Brent retrocedía, Justin le hizo una seña para que 
saliera de la casa. Justin le respondió con una breve cabeceada antes 
de dejarlo solo, después de cerrar la puerta. 
Luc miró cuando la puerta de la casa se cerró y se volvió hacia 
Brent. — ¿Por qué hacerlo? ¿Hay algo que tengas que decir? Somos 
hombres grandes, y que yo sepa no violamos la ley. 
La voz de Brent se elevó, como lo hizo el color en sus mejillas, 
— Porque trabaja con muchachos. Es mi deber como padre. 
Asegúrense que los funcionarios de la escuela sean conscientes de 
sus preferencias sexuales. 
— Eso es una mierda y lo sabe. Nadie dice nada si la 
bibliotecaria le pone los cuernos y azota a su marido los fines de 
semana. Entonces por qué ellos van a preocuparse por que Justin y 
yo tengamos una relación amorosa monógama. 
—Lo lamento Luc —dijo Brent justo antes de darse vuelta y 
marcharse. 
— Esto tendrá que ser atendido este fin de semana. 
— Cristo, Brent. ¿No puede al menos esperar a que termine el 
final del campeonato? — Luc comenzó a seguir a Brent a su coche. 
Girando, Brent sostuvo una mano para detener a Luc. —Le dejo 
la opción de cuándo solucionarlo. Hoy o mañana. Y no crea que voy a 
barrer esto bajo la alfombra porque Justin es un entrenador exitoso. 
 
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Luc miró como Brent se conducía regresando desde el auto. 
Giró y miró la casa. Joder, dijo sacudiendo su cabeza. Suspirando, 
Luc se acercó a la escalera de la casa y se encontró con Justin sobre 
el canapé con uno de los viejos videos juegos de Max encendido. 
Sentándose a su lado, Luc esperó algún signo de Justin. No tuvo que 
esperar mucho antes de que Justin lo tirara entre sus brazos. —Ven 
aquí. 
Luc fue feliz hacia el regazo de Justin. —Lo siento—. Él enterró 
su cara en el cuello de Justin. — ¿Quieres qué vaya contigo? 
Pasando sus manos bajo la espalda de Luc, Justin sacudió su 
cabeza. — Stanley no estará a la defensiva si no hay otros testigos 
alrededor. Lo llamaré en unos minutos y le preguntaré si puedo 
visitarlo. Aunque, primero me gustaría saber si puedo llevarme algo 
de amor. 
— Llévame al dormitorio y te daré todo el que tengo—. 
Justin comenzó a besar la mandíbula de Luc mientras lo alzaba 
y lo llevaba escalerasarriba por la escalera, hacia su dormitorio. Era 
su dormitorio ahora. Justin se había afianzado tanto en el alma de 
Luc que siempre llevaría un vacío si Justin lo abandonara. 
La ropa rápidamente fue desechada y las mantas tiradas al 
lado de la cama. Luc se puso en el centro de la king-size y extendió 
sus brazos a Justin. —Déjeme amarte. 
 
 
 
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Poniendo los rollos en el horno, Luc brincó cuando el teléfono 
sonó. — ¿Puedes traerlo Max? — Después de cerrar la puerta del 
horno, Luc comenzó a poner la mesa. Max apareció en la entrada y 
ofreció el teléfono. Luc podía decir por la mirada sobre la cara de Max 
que no eran buenas noticias. 
— ¿Quién es? 
— La señora Anderson, — contestó Max cuando le dio el 
teléfono a Luc. 
Mirando el teléfono en su mano, Luc no estaba seguro de que 
hacer. La señora Anderson era la mamá de Nick pero también era 
integrante del Consejo de la escuela. Luc supo que si ella le llamaba, 
era algo malo. 
Él suspiró y se puso el teléfono en la oreja. — Hola Linda. 
— Hola Luc. Max me dijo no has hablado con Justin desde su 
reunión con Stanley. 
Acercándose hacia la mesa de cocina, Luc se sentó. — No. No 
he hablado con él aún, pero lo espero en cualquier momento. ¿Perdió 
su trabajo? 
— Sí—, Linda dijo suavemente. —Lo lamento Luc. Solo quería 
decirle que siento mucho la actitud de éste pequeña ciudad. Stanley 
iba a programar una reunión de la junta directiva de la escuela para 
hablar de su caso, pero Justin no aceptó. Me dijo que Stanley lo había 
tomado como algo personal y no tenía intención alguna de exponer 
su privacidad ante la estrecha mira de los miembros del Consejo. 
 
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— Gracias, Linda. Oiré a Justin y luego te hablo. — Luc colgó el 
teléfono y miró a través de la cocina a Max — Me haces un favor, 
saca esos rollos del horno en diez minutos. Estaremos en el pórtico. 
— ¿Cómo pueden despedir al entrenador? Tenemos el 
campeonato estatal la próxima semana. ¿Cómo demonios creen que 
llegamos hasta allí? No podemos jugar sin el entrenador. 
Luc le dio un abrazo rápido a Max. — Lo resolveremos. 
Max agarró el teléfono de la mesa. —Bueno, no me voy a 
quedar quieto y dejar que esos santurrones le hagan esto al 
entrenador. Ve y cuida de él, haré algunas llamadas. 
Riéndose del fuego en los ojos de Max, Luc caminó hacia la sala 
de estar y la puerta de calle. Él encontró a Justin donde pensaba que 
estaría, sentado en el columpio. Acercándose, Luc tomó asiento al 
lado de Justin. — Linda llamó—, Eso fue todo lo que dijo. 
Justin dio una cabecea. —Lo sabes entonces. 
—Sip. — Luc le extendió su mano y Justin la tomó, pero todavía 
rechazaba mirarlo. Luc exprimió la mano de Justin. — ¿Quieres 
cenar? 
—En un ratito—. Justin siguió mirando fijamente el bosque. — 
Estoy intentando pensar que debo hacer ahora. 
— ¿Pensaste en algo? 
Finalmente mirando a Luc, Justin se apoyó en él y le dio un 
beso sensible. — No sé qué haré con el trabajo, lo que voy a hacer es 
ir a casa y embalar una par de maletas. 
Luc sintió que el aire escapaba de él. — ¿Te marchas? 
La pregunta se ganó una risa de Justin. — No. Pensé que 
podría quedarme contigo y Max ¿Estará bien? 
Luc sintió la luz del sol invadir su alma en ese momento. Él 
avanzó lentamente hacia el regazo de Justin y lo besó. —Bienvenido a 
 
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casa—. Él pasó su lengua por un costado del cuello de Justin y 
comenzó a besarlo y mordisquearlo en su barba de cinco días. Sintió 
su polla comenzar a erguirse cuando Max les gritó desde adentro de 
la casa. 
 Poniendo una mano sobre la obvia erección de Luc, Justin le 
dijo, —Tendré cuidado de esto más tarde. Vamos a nuestra primera 
cena como una familia verdadera. 
Justin comenzó a levantarse pero Luc lo paró con una mano 
sobre su hombro. — Antes de que entremos, hay algo que necesito 
decirte. 
— ¿Qué? —De repente Justin lo miró con preocupación. 
— Max está bastante molesto con esta cosa de la dimisión, el 
inmediatamente llamó por teléfono y comenzó una cadena con los 
jugadores. —Cuando Justin sacudió su cabeza y comenzó a protestar, 
Luc puso sus dedos sobre la boca de Justin. — Él te ama. Es algo que 
tiene que hacer. Sólo pensé que deberías saberlo. 
— Stanley me dio una opción con la que no podría vivir. 
Justin pasó sus manos por la espalda de Luc hasta la taza su 
culo. —Él me dijo que si dejaba mi modo de vida, él no veía ninguna 
razón por la que deberían hacer una reunión de la Junta Directiva 
para tratar la finalización de mi contrato. 
Descansando su cabeza contra el hombro de Justin, Luc 
suspiró. — ¿Pueden despedirte? 
— Bien, soy considerado un administrador. Fue la única manera 
que el Consejo encontró para conseguir el sueldo que les pedí. No 
soy un docente activo, solo soy un entrenador que cumple la función 
de Director del equipo atlético. Eso me deja justo dentro de la 
categoría de administrador, y en este cargo tú no renuncias, solo 
puedes ser despedido más fácilmente que un profesor. 
 
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Probablemente podría acudir a los tribunales y demandarlos porque 
es un despido injusto, pero no sé si alguna escuela me contrataría 
después de eso. Así que mejor me marcho. 
— Entremos a comer. Quería que supieras lo de Max. — Luc 
salió del regazo de Justin y le extendió la mano. Juntos, entraron a la 
casa para encontrar la mesa puesta y la comida esperando. 
Mirando a Max, Luc sonrió abiertamente. —Sabía que haría de 
ti un ama de casa. 
Riendo en silencio, Max colgó el teléfono. — Sí. Bien, no te 
acostumbres. — Max miró a Justin durante unos segundos antes 
acercarse y rodearlo con sus brazos. — Lo siento entrenador. 
Abrazándolo por detrás, Justin miró a Luc. Él tenía lágrimas en 
sus ojos y Luc nunca lo había visto con el corazón desgarrado. Justin 
se retiró y onduló con su mano los rizos negros de Max. 
— Gracias. Vas a tener que pensar un nombre nuevo para mí. 
Ya no soy tu entrenador. 
—Siempre serás mi entrenador. — Max se acercó a la mesa y 
se sentaron. — Ya hablé con varios jugadores del equipo. Todavía 
tenemos que hablar con los demás pero la mayor parte nos 
negaremos a jugar el sábado. 
Tomando asiento, Justin sacudió su cabeza. — No. Tú y los 
muchachos se han ganado el derecho de estar allí. Éste es su último 
año. Para la mayor parte de los jugadores éste será su último juego. 
No les dejaré hacer eso por mí. 
Moviendo su cabeza hacia su costado, Max miró a Justin. —
¿Qué pasa con los estudiantes de primer año, acaso no tienen 
derechos? Si nosotros los mayores no nos levantamos y hacemos 
algo, qué clase de jugadores seríamos? — Ahora fue el turno de Luc 
 
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para ahogarse. Él miró a Max y por primera vez vio al hombre en 
que su hijo se había convertido. 
Luc hizo un hurra con los brazos y le hizo señas a través de la 
mesa a su hijo, quien se levantó mirándolo confuso. — Levántate 
hijo. 
Max se puso de pie y enfrentó a Luc. — ¿Qué hice mal? 
Rodeando la mesa, Luc tiró a Max en sus brazos. —Nunca he 
estado más orgulloso de ti en mi vida. Has crecido eres un maldito 
buen hombre. 
Ruborizado, Max lo abrazó. —Tuve un maldito buen profesor—. 
Luego Max miró a Justin. — Y un maldito buen entrenador. 
Limpiando su garganta, Justin se levantó y se unió al abrazo 
grupal. Él besó la frente de Max antes de dar unos pasos hacia atrás. 
—Gracias. No tienes ni idea de cuánto necesitaba oír esas palabras 
hoy—. Él limpió su garganta otra vez mirando a Luc. — Vamos a 
comer. 
 
 
 
 
Aquella noche, Luc avanzó lentamente en la cama y se enroscó 
contra un ya dormido Justin. Él y Max habían estado al teléfono y en 
Internet toda la tarde, intentando organizar algún tipo protesta sobre 
el nombre de Justin. 
Enterrando su cara detrás del cuello de Justin, Luc comenzó a 
darle besos de su amor. Justin se sentía tan dulce y caliente que Luc 
no paró allí. Él comenzó a bajar por la espina de Justin, mordiscos y 
besos. Trabajó hasta llegar al culo de Justin, Luc no pudo contenerse 
y le pellizcó un músculo. . 
 
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Justin gimió y rodó sobre su estómago. Con una sonrisa, Luc 
recorrió con su lengua la grieta del culo de Justin. 
—Se siente bueno—, Justin gimió mientras se colocaba sobre 
sus rodillas y extendía sus piernas abriéndolas bajo el empuje de la 
lengua de Luc. 
Pasando su lengua alrededor del apretado anillo de músculos, 
Luc comenzó a acariciar su propia polla. — Quiero estar dentro tuyo— 
Estirándose al cajón de la cabecera, Justin agarró el lubricante y se 
lo pasó a Luc. — Has el amor conmigo. 
Vertiendo una parte generosa en la grieta del culo de Justin, 
Luc se inclinó y mordió la nalga delante suyo. — Voy a amarte por el 
resto de mi vida. —Él suavizó su polla y la colocó en el agujero de 
Justin. —Perteneces aquí. Somos tu familia—. Él alivió su eje dentro 
de Justin una pulgada dándole tiempo a su amante para 
acostumbrarse al tamaño más grande de la polla de Luc. 
— Oh Dios, — gimió Justin cuando Luc se empujó hasta su raíz. 
—Oh mierda, te sientes tan bien. 
Luc sostuvo su posición durante un par de segundos hasta que 
Justin comenzó a moverse. Tomándolo como una señal, Luc la sacó 
y empujó de nuevo, con fuerza. Él sabía que a Justin le gustaba ser 
follado con fuerza y esta noche estaba dispuesto a darle todo lo que 
necesitara. 
— Siiiii, — Justin silbó mientras Luc pistoneaba dentro del 
agujero en una follada dura, rápida. — Voy a correrme. 
Justin se reforzó sobre sus brazos mientras acariciaba su 
propia polla al ritmo de los empujes de Luc. 
Moliéndose contra el culo de Justin, Luc se inclinó sobre Justin. 
— Vamos, córrete para mí. Déjame sentir que tu cuerpo se aprieta 
alrededor de mi polla. — Él movió su brazo hacia abajo y cubrió la 
 
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mano de Justin con la propia. Luc sintió el chapoteo de calor en su 
mano al mismo tiempo que sintió los músculos de Justin exprimir su 
polla. —Sí—, le dijo Luc mientras su orgasmo lo golpeaba con 
violencia 
Con su polla todavía enterrada dentro de Justin, Luc se 
derrumbó. —Oh, mierda. — Él descansó su cabeza sobre la espalda 
de Justin mientras intentaba controlar su respiración. Su ablandada 
polla resbaló del cuerpo de Justin, pero todavía estaba demasiado 
cansado como para moverse. 
— ¿Puedo dormir aquí esta noche? 
Riendo, Justin se dio vuelta, golpeando a Luc en el pecho. — Yo 
creo que es una de esas noches dónde hace falta un trapo caliente 
para lavarnos. Sólo necesitas un beso y puedes dormirte. 
— El beso sería agradable, — masculló Luc. — Peroestoy 
demasiado cansado para levantarme. Consigue una manopla. 
Justin se rió más duro y salió de la cama para conseguir 
Limpiarse. Él desapareció en el cuarto de baño y regresó unos 
minutos más tarde con una manopla que echaba vapor en su mano. 
Él limpió a Luc con amor y tiró el paño en el suelo. Tomó las mantas, 
y las acomodó, Justin subió a la cama y se acurrucó contra Luc. —
buenas noches, bebé. 
—Olvidaste mi beso, — Luc logró mascullar, aunque estaba casi 
dormido. Él consiguió un beso agradable y lento de Justin justo antes 
de quedarse dormido. 
 
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Capítulo Cinco 
 
Había sido una semana infernal. Justin aún no podía superar la 
reacción a su despido. Se reunió con su equipo la tarde del lunes y 
les había hecho prometer que seguirían con la práctica bajo la 
dirección del asistente de entrenador. Algunos de los jugadores 
intentaron negarse, pero Justin les hizo entender que no le serían 
desleales si jugaban el partido. Les aclaró que había entrenado a 
algunos de ellos durante cuatro años, y que si desistían ahora, 
entonces él no les había enseñado lo bastante bien y por lo tanto era 
un mal entrenador. 
De algún modo los medios de comunicación se enteraron de la 
historia y habían tenido reporteros llamando por teléfono y yendo a la 
casa toda la semana. 
El Consejo de la Escuela y el director Stanley no cambiaron su 
punto de vista inicial, así que no parecía que fuese a recuperar su 
trabajo, a pesar de las protestas de los jugadores y sus padres. 
Era la tarde antes del gran partido, Justin y Luc estaban 
acurrucados en el sofá viendo una película cuando el teléfono sonó. 
Luc le gritó a Max que contestara y se concentró en la película. 
Unos minutos después, Max entró en la habitación con una gran 
sonrisa en la cara. Le pasó el teléfono a Justin. —Hay alguien al 
teléfono a quien le gustaría hablar contigo. 
Justin alzó la vista hacia Max preguntando — ¿Quién es? No 
tengo ganas de hablar con más reporteros esta noche. 
Max sacudió el teléfono hacia Justin. —No es un reportero. Es el 
entrenador Williams de la Universidad. 
Pareciendo confundido, Justin tomó el teléfono de la mano de 
Max. 
 
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— ¿Si? 
Luc vio como la cara de Justin comenzaba una lenta 
trasformación, de poco confundido, a muy confundido y a sonriente. 
Mirando hacia Max, Luc levantó sus cejas. — ¿Qué sucede? 
Meciéndose hacia atrás en sus talones, Max sonrió. —Ya lo 
averiguarás. 
Justin terminó la llamada y le devolvió el teléfono a Max. — 
¿Sabías algo de esto? 
Encogiéndose de hombros, Max dejó el teléfono sobre la mesa 
de café. 
— El entrenador Williams me llamó a principios de semana, 
después de haber visto la historia en las noticias. Quería saber lo que 
pensaba acerca de ello, antes de empezar a hacer los arreglos. 
— ¡Basta! —Gritó Luc. —Si alguien no me dice que demonios 
está pasando aquí, no habrá pizza por un mes. —Luc cruzó sus 
brazos de una manera muy infantil.- 
Max y Justin se rieron de la imagen que interpretaba. Max le 
hizo un movimiento de cabeza a Justin. —Mejor se lo dices antes de 
que empiece zapatear del enfado. 
Justin se inclinó y le dio un beso a los enfurruñados labios de 
Luc. —Como ya sabes, el que llamó era el entrenador Williams. 
Parece que necesita un nuevo director para los entrenadores de la 
ofensiva 5Y me ha ofrecido el puesto. 
Paralizado, la mandíbula de Luc cayó hasta su pecho. — ¿Qué 
significa eso? ¿Te vas a ir a la universidad con Max y me vas a dejar 
aquí? 
 
5 El football americano cuenta en cada posición con varios entrenadores que a su vez tienen un director 
(N.C.). 
 
 El entrenador El entrenador El entrenador El entrenador Carol Lyn Carol Lyn Carol Lyn Carol Lynnenenene 
 Pasión en el Campus Pasión en el Campus Pasión en el Campus Pasión en el Campus 
 1 1 1 1 
 36 
 
—Yo estaba pensando más bien en llevarte con nosotros. Tal 
vez podríamos conseguir una casa pequeña cerca de la universidad. 
La distancia es casi igual a la que hay desde aquí hasta Spokane, así 
que no tendrías que conducir mucho más. Podríamos venir a casa los 
fines de semana. Justin miró a Luc como un niño deseando un 
juguete nuevo. —No aceptaré el trabajo a menos que vengas 
conmigo. 
Luc miró a Max. — ¿Qué piensas tú de todo esto? 
Dándole a Luc un amistoso golpe en el brazo, Max sonrió. —
Bueno, ya que Nick y yo nos alojaremos juntos en la universidad, la 
decisión es tuya. Me encantaría que Justin me entrenase mientras 
hago el intento de tener una vida privada de verdad, sin los ojos 
atentos de mi padre siguiéndome por todas partes. 
— Creo que puedo soportar eso. Luc miró a Justin. —Iré a 
cualquier parte que tengas que ir. Le dio otro beso a Justin. 
— Estoy orgulloso de ti. Serás un entrenador universitario 
condenadamente bueno. — Atrayéndolo para un beso más profundo, 
se olvidaron que Max todavía estaba en el cuarto hasta que lo oyeron 
aclararse la voz. 
 — Voy a salir de aquí antes de que ambos corrompan mis 
frágiles discernimientos. Los veo en la mañana. 
— Buenas noches. Gracias por todo lo que has hecho esta 
semana. —Justin le hizo señas con la mano mientras Max salía de la 
habitación. Volviendo su atención a Luc, deslizó su mano sobre su 
creciente erección. —Ahora, ¿En qué estábamos? 
 
 
 
 El entrenador El entrenador El entrenador El entrenador Carol Lyn Carol Lyn Carol Lyn Carol Lynnenenene 
 Pasión en el Campus Pasión

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