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Bioética Teorías bioéticas

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Cátedra de BIOÉTICA - Ficha temática 3: TEORÍAS BIOÉTICAS 
 
 
 1 
La siguiente ficha NO REEMPLAZA 
la lectura del material 
bibliográfico. 
Tiene el objetivo pedagógico de 
reforzar los puntos que se 
consideran centrales y ayudarán 
a la mejor comprensión del 
material teórico propuesto, sin 
embargo, NO PUEDEN citarse 
extractos de la ficha como 
respuesta en los exámenes o 
ejercicios. 
La ficha retoma, repasa, 
transcribe y organiza fragmentos 
del material propuesto, tanto 
teórico como audiovisual. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
Como hemos ido viendo en las primeras clases la bioética surge como una nueva área 
de conocimiento que ha ido definiendo su campo de estudio, su objeto y su método. 
Para esto, diversos autores han aportado a la construcción de su estructura disciplinar, 
siendo probablemente los más difundidos Tom Beauchamp y James Childress 
(Beauchamp y Childress, 1998, 1993), aunque muchos otros autores norteamericanos, 
especialmente en los comienzos, han aportado desde distintos campos de 
fundamentación a la construcción del paradigma disciplinario de la bioética. 
En esta ficha vamos a presentar tres teorías y/o modelos de análisis en bioética: la 
teoría de los principios; la ética del cuidado y la bioética basada en Derechos Humanos, 
que es el modelo sobre el que nos interesa profundizar y practicar. 
Beachamp (Filósofo) y Childress (Teólogo) son conocidos por la publicación del libro 
“Principios de la ética biomédica” en 1979, ese libro tuvo amplia difusión y, de alguna 
manera, se estableció como el paradigma desde donde pensar y tomar decisiones en el 
campo de la salud. 
Para esa fecha habían tenido lugar varios eventos considerados hitos en el campo de la 
bioética: En 1961 aparece el primer comité de bioética en Seattle (USA) que incorpora 
a una persona de la comunidad; en 1966 Beecher describe y denuncia 20 
investigaciones “no éticas” que se habían realizado en EE.UU; en 1964 tiene lugar la 
Declaración de Helsinki que establece pautas que deben cumplir la investigaciones en 
salud, esta declaración fue reformulada con posterioridad en Tokio 1975, en 
Washington D.C en 2002 y en Brasil en 2013, y sigue recibiendo presión para flexibilizar 
algunas de sus pautas; en 1967 tiene lugar el primer trasplante de corazón; en 1972 
aparece el Informe Meadow que da visibilidad al movimiento ambientalista y su 
planteo de poner límites al crecimiento y su impacto en el medioambiente; en 1974 
aparece el Informe Belmont, como resultado de la denuncia sobre los experimentos 
que se habían llevado adelante con población afroamericana para observar la evolución 
de la sífilis entre 1932 y 1972. Incluso después de la aparición de penicilina como 
tratamiento, los servicios públicos de EE.UU. siguieron investigando la progresión de la 
enfermedad. En 1978 nace el primer bebé concebido in vitro; en 1976 tiene lugar el 
conocido caso Karen Ann Quinlan, quien queda en estado de coma persistente, con 
respiración artificial, se solicita retirarle la asistencia para permitir su muerte digna y se 
recomienda la constitución de los comités hospitalarios de ética o, como veremos luego 
Comités de Bioética Asistencial (CBA). 
La enumeración de estos casos paradigmáticos nos sitúa ante la pregunta sobre: ¿Cómo 
tomamos decisiones en situaciones sanitarias complejas? ¿Cuál es el modo correcto de 
dar respuestas a conflictos entre valores, principios y derechos de las personas, las 
poblaciones y sus lugares de residencia? 
Además de las distintas teorías éticas ya vistas como la aristotélica, la kantiana o 
utilitarista, que aparecen como necesarias y a la vez como insuficientes, en la medida 
que las situaciones dilemáticas van incorporando aspectos más amplios para 
considerar, como por ejemplo: el carácter de los agentes, las historias de vida de las 
personas, las relaciones interpersonales, los sentimientos y emociones, la inscripción 
en una determinada tradición, el género, las distintas edades de las personas, etc., se 
vuelve necesario expandir el horizonte de reflexión. 
Esquemáticamente, podríamos decir que estas son algunas de las razones del 
surgimiento de diferentes Teorías Bioéticas que intentan abordar los dilemas morales 
Cátedra de BIOÉTICA - Ficha temática 3: TEORÍAS BIOÉTICAS 
 
 
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Fuentes bibliográficas utilizadas 
para realizar la ficha: 
Bibliografía obligatoria 
# BEAUCHAMP, Tom y CHILDRESS, 
James (1999). “Principios de Ética 
Biomédica”; Masson, Madrid, pp. 
134 – 173. 
# CASADO, María y LÓPEZ BARONI, 
Manuel (2018). “Manual de Bioética 
Laica”; Ed. Universitat de 
Barcelona; Barcelona, pp. 46-54, 
59-64. 
# LAMM, Eleonora (2012). “El 
desarrollo de la Bioética en 
Latinoamérica. Una visión desde 
Argentina”, en CASADO, María y 
LUNA, Florencia (coords.), 
Cuestiones de Bioética en y desde 
Latinoamérica, pp. 111-118. 
# LÓPEZ DE LA VIEJA DE LA TORRE, 
María Teresa (2000). “Ética de la 
diferencia”; Nómadas 1, enero– 
junio. 
# LUNA, Florencia y SALLES, 
Arleen (2008). “Bioética: nuevas 
reflexiones sobre debates 
clásicos”, CFE, Buenos Aires, pp. 
49-75 y 113-122. 
# TEALDI, Juan Carlos (dir.) (2008). 
“Diccionario de Bioética 
Latinoamericana”, Red 
Latinoamericana y del Caribe de 
Bioética: Universidad Nacional de 
Colombia, pp. 3-5, 153-158, 177-180 
 
que se nos presentan centrándose cada una de ellas en aspectos relevantes diferentes. 
Siempre en el marco de esta propuesta introductoria, por razones pedagógicas y 
limitaciones del tiempo que disponemos, presentaremos las tres bioéticas, sus 
principales aportes y límites. 
 
EL PRINCIPIALISMO: LA TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS DE BEAUCHAMP Y 
CHILDRESS O ÉTICA DE LA MORAL COMÚN BASADA EN PRINCIPIOS. 
La primera teoría que abordaremos, acorde al tiempo de su inicio y desarrollo desde 
Estados Unidos, es la Ética de la Moral Común Basada en Principios, conocida también 
como teoría Principialista de Beauchamp y Childress. 
Esta propuesta se centra en cuatro principios ampliamente difundidos, a tal punto que 
para algunos son sinónimo de Bioética. Estos autores realizaron una adaptación de 4 
principios universales que son propios de la ética y anteriores a su propuesta. Estos 
principios son: Autonomía, Beneficencia, No maleficencia y Justicia. 
Su aporte fue instalar el tema de la bioética en la práctica asistencial a través de un 
modelo que parecía simple y suficientemente universal. 
Dado el contexto de la sociedad liberal norteamericana donde esta teoría surge, puede 
observarse que la misma conlleva concepciones individualistas de las personas, es 
decir, que las personas son concebidas como radicalmente autónomas y racionales 
dotadas de una mirada imparcial y centradas en lo cognitivo y racional. A la vez, el 
individualismo liberal considera que, en sociedades democráticas, el individuo está 
protegido y tiene la posibilidad de luchar por su proyecto personal de vida. 
Si bien desde lo estrictamente formal podríamos decir que esto es cierto, lo que en 
realidad sucede, especialmente en América Latina, es que enormes sectores de la 
sociedad no tienen las necesidades básicas satisfechas (vivienda, trabajo, educación, 
acceso a la salud), de modo que no es posibles considerar que están en condiciones de 
igualdad a la hora de elegir sus proyectos de vida. Esta realidad social profundamente 
desigual, hace que los 4 principios propuestos por Beachamp y Childress no sean 
suficientes para analizar situaciones dilemáticas en esta parte del mundo, en especial 
porque la versión que se ha popularizado ha sido simplista e inadecuada. 
Estos 4 principios deberían cumplirse prima facie siempre, es decir, son obligatorios y 
deben respetarse salvo que entren en conflicto entre sí. En tal caso, se debe seguir el 
que tenga más peso de acuerdo a la circunstancia, pero es aquí donde aparece la crítica 
de que: “Que resultan demasiado generales y no están propuestos con algún orden o 
jerarquía”. Porejemplo: en el caso propuesto del placebo para dormir, la consideración 
sería que es incorrecto porque falta el respeto por la autonomía de la persona, pero 
¿no está en tensión con la beneficencia? 
De esta manera, los principios por sí solos no funcionan ni como sustitutos adecuados 
para las teorías morales, ni como directrices orientadoras o guías de acción moral. Si 
bien los defensores elogian la simplicidad de la propuesta, sus críticos objetan 
precisamente que los principios son demasiado generales y dejan de lado sutilezas que 
pueden ser importantes para la resolución del dilema. 
Sin negar la importancia de los principios como herramientas para analizar situaciones, 
cabe destacar que muchos casos quedan fuera de la posibilidad de ser resueltos a la luz 
de dichos principios únicamente: 
Cátedra de BIOÉTICA - Ficha temática 3: TEORÍAS BIOÉTICAS 
 
 
 3 
• Principio de respeto por la autonomía: debemos respetar a las personas en si 
mismas, cada individuo es un ser autónomo, por lo tanto, es dueño de sus 
propias decisiones. Siempre que sus decisiones no perjudiquen a terceros, debe 
ser respetadas. Deben considerarse, al menos, 3 requisitos: estar libre de 
presión, elegir entre opciones reales y con información suficiente y adecuada. 
• Principio de no maleficencia y de beneficencia: es necesario actuar en el mejor 
beneficio de la persona, así la acción debe ser: 
 1) médicamente beneficiosa, ofrecer una mejoría basada en evidencia y 
buen criterio médico; 
 2) el paciente debe considerarla beneficiosa para sí; 
 3) debe ser beneficioso para los seres humanos como seres humanos; 
 4) debe ser beneficioso para los seres humanos como seres espirituales y 
simbólicos. 
• Principio de justicia distributiva: se refiere a la distribución adecuada de cargas 
y beneficios sociales, y no únicamente a la igualdad meramente formal o 
declarativa. Se requiere que todas las personas tengan las mismas 
oportunidades de obtener la atención médica que necesite. El problema de 
base es que los recursos médicos son siempre escasos. Aquí el principio de 
equidad entre recursos, derechos y responsabilidades es central. 
 
RECONOCIMIENTO DE APORTES Y LÍMITES. 
Este modelo fue útil en tanto introdujo un lenguaje común y accesible en el mundo 
médico y científico. Los 4 principios colaboraron en dar claridad conceptual en los 
debates sobre el mejor curso a seguir y, en apariencia, ofrecía un método simple. 
Sin embargo, el modelo buscó ser traducido en lista de chequeos que oscurecían la 
apreciación real de las circunstancias; no estaba clara la jerarquía o la relación entre los 
principios a la hora del análisis; falta una justificación teórica de base, como ya dijimos 
parece primar el principio de autonomía, otros autores dirán que el que debe primar es 
el de justicia en su comprensión distributiva; no provee una directiva sustentada 
moralmente que oriente la decisión que guíe la acción. 
 
ÉTICA DEL CUIDADO O ÉTICA DE LA DIFERENCIA 
Surge a partir de las investigaciones desarrolladas por Caroll Guilligan (en su libro “In a 
different voice”) que era discípula de Lawrence Kohlberg. 
Este investigador, discípulo a su vez de Piaget, analizó el desarrollo moral en la niñez 
desde una perspectiva psicogenética. Sintéticamente, desplegó un método clínico de 
observación y entrevistas a infantes de 6 a 12- 13 años, sobre las bases de una situación 
dilemática conocida como el Dilema de Heins (que reproducimos en el caso de Alfredo 
Palacios). Kohlberg sostenía que esta evolución del desarrollo moral cumplía 3 etapas: 
nivel preconvencional, nivel convencional y postconvencional. Es decir, los niños en su 
desarrollo van reconociendo la autoridad y los límites hasta poder incorporarlos sin la 
necesidad de que vengan impuestos desde afuera. Había una suerte de secuenciación 
de niveles, a partir de los cuales una persona pasaba desde el egoísmo infantil, hasta el 
nivel de razonamiento superior caracterizado por la posibilidad de efectuar 
razonamientos morales imparciales, racionales y basados en principios. 
En base a ello, Kohlberg concluyó que el razonamiento moral de las mujeres era 
deficiente cuando se lo comparaba con el de los varones, dado que aquellas tendían a 
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quedarse en lo que el definía como “etapa intermedia”, en la cual moralidad es 
asociada a la amabilidad y hay escasa utilización de principios abstractos. 
Frente a ello, lo que Carol Guilligan va a cuestionar es, fundamentalmente, la 
construcción de la escala que se delimita observando únicamente a varones (el 
paradigma utilizado como punto de partida). 
Sostuvo que el modelo de Kohlberg descalificaba la participación de las mujeres que 
parecían no encajar con el razonamiento esperado, ya que hacían otras preguntas al 
dilema propuesto antes de responder cuál sería el curso de acción más correcto. En 
efecto, en lugar de opinar que robar para salvar la vida es una posibilidad, las mujeres 
se preguntaban: si el hombre había ido a hablar antes con el farmacéutico para explicar 
su situación; o si la policía al conocer la causa del robo podía omitir la infracción, y así 
a partir de formular una serie de preguntas remitían a las relaciones de las personas 
entre sí. La solución que pensaban las mujeres era más narrativa, ampliaba la 
consideración para incluir aspectos relacionales y empáticos entre los sujetos 
involucrados. 
La ética del cuidado, entonces, lo que hace es discutir la noción abstracta de justicia o, 
podríamos decir, la noción androcéntrica de justicia, ya que, según la herencia del 
pensamiento occidental, la justicia es racional, universal, abstracta y objetiva, todas 
características que se le han negado al género femenino. 
Para no reproducir lo que ya tienen para leer en el texto de Ma. Teresa López De la 
Vieja de la Torre, vamos a exponer un cuadro que pretende sintetizar cuáles serían las 
principales diferencias entre la interpretación que hacía Kolberg y la lectura que hace 
Guilligan y que le lleva a proponer esta ética del cuidado, en la clase vamos a exponer 
el contexto en el que se da esta discusión. 
El siguiente cuadro busca sintetizar esquemáticamente las diferencias centrales entre 
una noción de justicia abstracta y la perspectiva más narrativa, contextual y relacional 
que propone la ética del cuidado: 
Ética de la Justicia Ética del cuidado 
Se basa en la aplicación de principios 
morales abstractos (formalismo). Es 
importante la imparcialidad, mirar al 
otro como otro genérico prescindiendo 
de sus particularidades como individuo 
(imparcialismo). Por estas 
características, todas las personas 
racionales deben coincidir en la solución 
de un problema moral. 
Se caracteriza por un juicio más 
contextual. Hay una tendencia a 
adoptar el punto de vista del "otro 
particular", con sus peculiaridades, a 
la intervención de los sentimientos, 
la preocupación por los detalles 
concretos de la situación a juzgar. 
Como se tiene en cuenta el contexto, 
no todos han de coincidir en la 
solución del problema moral. 
Se basa en el respeto de los derechos 
formales de los demás. Sería el derecho 
de un ser humano a hacer lo que desee 
sin afectar los derechos de los demás, 
por lo que supone poner reglas que 
reduzcan la invasión de otros derechos y 
así limiten el daño al mínimo. La 
responsabilidad hacia los demás se 
entiende como una limitación de la 
acción, un freno a la agresión. 
Se basa en la responsabilidad por los 
demás. Eso supone una 
preocupación por la posibilidad de 
omisión, de no ayudar cuando 
podríamos hacerlo. No se trata solo 
de contener la agresión, la falta de 
respuesta, no actuar cuando habría 
que hacerlo, es también un 
problema. 
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Para esta ética es necesario partir de las 
personas como separadas, 
independientes. Supone una concepción 
del individuo comoprevio a las 
relaciones sociales. 
Se basa en la comprensión del 
mundo como una red de relaciones 
en las que se inserta el Yo. De ahí 
surge un reconocimiento de las 
responsabilidades hacia los demás. 
Se ocupa de cómo llegar a unas reglas 
mínimas de convivencia, o mejor aún, 
de marcar los procedimientos que se 
deben seguir para llegar a resultados 
justos, pero sin pronunciarse sobre los 
resultados mismos. Por tanto, no se 
puede decir que algo es bueno en 
general, sólo si la decisión se ha tomado 
siguiendo las normas. 
(procedimentalismo). 
Se ocupa no sólo de las reglas, sino 
de cualquier cosa que se valore 
como moral. 
(Fuente: Gloria Marín 1993: Ética de la justicia, ética del cuidado) 
 
RECONOCIMIENTOS Y LÍMITES DEL MODELO. 
Fue importante para dar lugar a un cambio de paradigma y cuestionar la “voz y el 
razonamiento patriarcal”; amplió la noción de moralidad entendida desde la 
responsabilidad hacia el otro como persona particular y en determinadas 
circunstancias, podríamos decir que se recupera e incorpora el principio de 
reciprocidad y equidad en el trato con otras personas según cuál sea el contexto en el 
que se encuentren; de este modo se integra la noción de compromiso para lograr un 
bienestar que no es meramente individual sino siempre relacional. 
El modelo reconoce el valor de la justicia y la razonabilidad a la vez que incorpora la 
consideración específica del contexto, el cuidado y el respeto por la otra persona 
concreta y situada, la justicia debe ser situada o queda en un mero gesto declarativo. 
Las críticas al modelo se orientaron a señalar, desde el feminismo de la igualdad, se 
discutía que el modelo valorizaba rasgos del rol de género impuesto a la mujer, lo podía 
llevar a un sacrificio injustificado y someter a la mujer a las tareas del cuidado. Las otras 
cuestiones a considerar fueron, que era un modelo limitado para evaluar relaciones 
entre extraños y que la excesiva atención al contexto no permitía la formulación de 
principio universales. 
 
BIOÉTICA LAICA Y BASADA EN LOS DDHH. 
Posterior al modelo de la tradición angloamericana, pragmático y liberal (modelo de los 
principios o principialismo), y también posterior a la Ética del Cuidado recién referida, 
se desarrolló otro modelo heredero de la tradición europea y latina, fundado en los 
Derechos Humanos y cuyo origen está íntimamente ligado a la Declaración Universal 
de los DDHH. 
Este modelo que utiliza como marco ético mínimo los DDHH, lo que permite realizar un 
análisis teniendo en cuenta las preocupaciones sobre la vida, la salud y cultura en el 
planeta, en un mundo diverso, plural y complejo. Respondiendo a los principios de 
respeto por la dignidad humana, la libertad y la justicia en términos no abstractos sino 
a partir de las necesidades básicas establecidas por los derechos humanos. 
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¿QUÉ SON LOS DERECHOS HUMANOS? Como ya dijimos en la primera ficha, cuando 
hablamos de “derechos” estamos haciendo referencia a aquellas prerrogativas 
reconocidas por el ordenamiento jurídico a las personas. Nos interesa aquí recordar 
que los Derechos Humanos (DDHH) son aquellos que se reconocen a todos los seres 
humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen 
nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. 
 
Fundamento de los DDHH: Dignidad. 
La dignidad aparece en un escalón superior al de los DDHH, es lo que les da sustento y 
sentido. ¿Por qué? 
Tal como lo explica López Baroni, para comprender qué representa este valor en la 
historia reciente de la bioética, debemos tener en cuenta que los famosos 
experimentos que se hicieron en Estados Unidos con los afroamericanos (Tuskegee1, 
Alabama) durante casi cuarenta años, no afectaron solo a la falta de consentimiento de 
las personas sino a su dignidad como seres humanos, ya que se los empleó como 
conejitos de indias. 
El problema con la dignidad es que pese a presentarse como un valor fundamental, su 
contenido dista de estar suficientemente consensuado. Precisamente, el mismo 
concepto se ha utilizado como instrumento al servicio del dogmatismo religioso2, o 
bien, como herramienta para defender el neoliberalismo y el darwinismo3. 
Por tal motivo, algunos autores como Ruth Macklin han criticado su utilización, 
señalando que se trata de un concepto de naturaleza metafísica, de ahí q́ue estimen 
que debería sustituirse por el principio de autonomía, más cuantificable, aprehensible ́
o verificable. 
Pese a lo expuesto, para nosotros -siguiendo la tradición Kantiana- la dignidad es un 
pilar insoslayable para la protección y defensa de los seres humanos, por ser aquello 
que nos distingue y es inherente. 
Caracteres de los DDHH: 
1. Se asientan en la sola condición de “humanidad” de quien lo goza, y por ende, 
en su dignidad; 
2. Son irrenunciables e inalienables; 
3. Son universales, indivisibles e interdependientes, es decir, están 
interrelacionados, de modo que si se afecta uno de esos derechos se ven 
afectados otros; 
4. Son fruto del consenso social históricamente construido; 
 
1 Este es el experimento mencionado en la introducción, en el cual a los participantes no se les informó 
que los tratamientos contra la sífilis que les aplicaban eran placebos y no servían para nada. Esto 
sucedió incluso a pesar de que, en el transcurso de los años desde el comienzo del experimento hasta el 
final, se descubrió la penicilina. 
2 La dignidad se emplea como eufemismo para abogar por el conservadurismo moral propio de las 
religiones monoteístas, ej. la Iglesia católica enarbola la dignidad humana para oponerse a la 
fecundación in vitro, a la clonación terapéutica, a la investigación con células madre embrionarias, a los 
anticonceptivos y, en general, a cualquier avance científico en biomedicina que contrarié sus 
postulados. 
3 Estas posturas defienden la clonación reproductiva humana, alegando que lo que hace único e 
irrepetible a un ser humano (y por ende el origen de la dignidad) son sus experiencias, no su dotación 
genética. 
Cátedra de BIOÉTICA - Ficha temática 3: TEORÍAS BIOÉTICAS 
 
 
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5. Son exigibles ante el Estado que debe garantizarlos; 
6. Su efectivización implica el ejercicio pleno de la libertad en condiciones de 
igualdad y justicia. En otras palabras, son la condición mínima para la vida 
digna. 
 
Clasificación de los DDHH. 
La evolución y progresiva ampliación del espectro de derechos humanos reconocidos 
ha provocado que se los clasifique en distintas generaciones: 
Generación Contenido Ejemplos 
PRIMERA GENERACION 
Derechos civiles y 
políticos. 
Siglos XVII y XVIII 
Abordan al ser humano en 
tanto sujeto político e 
individuo en la sociedad civil. 
Pacto Internacional de 
Derechos Civiles y Políticos 
(PIDCP) 
Libertad religiosa, de 
expresión, de asociación, 
de circulación, sufragio, 
derecho a un debido 
proceso, etc. 
SEGUNDA GENERACION 
Derechos económicos, 
sociales y culturales. 
Siglo XX 
Abordan al ser humano en 
tanto miembro de una 
comunidad. 
Se vinculan a la idea de 
igualdad y justicia. 
Refieren a cómo la gente 
vive y trabaja junta, a las 
necesidades básicas de la 
vida, al acceso a bienes, 
servicios y oportunidades. 
Pacto Internacional de 
Derechos Económicos, 
Sociales y Culturales 
(PIDESC). 
Derecho a la educación, a 
la salud, a fundar y 
mantener una familia, al 
trabajo en condiciones 
satisfactorias, a la 
seguridad social, a la 
vivienda, a la participación 
en la vida cultural, etc. 
TERCERA GENERACION 
Derechos colectivos o 
de solidaridad. 
Siglo XX y XXI 
Abordan al ser humano en 
tanto miembro de un 
colectivo mayor (la 
humanidad), teniendo en 
cuenta que existen 
situaciones que ponen en 
riesgo la vida de todos a 
escala universal. 
Velan porque se den las 
condiciones adecuadas para 
que se puedan garantizar los 
derechosya reconocidos de 
primera y segunda 
generación. 
Derechos al desarrollo, a la 
paz, a un medio ambiente 
sano, a participar en la 
explotación del patrimonio 
común de la humanidad, a 
la comunicación y a la 
asistencia humanitaria, 
derechos del consumo. 
CUARTA GENERACION4 
Derechos TICs 
Siglo XXI 
Abordan al ser humano en 
su interacción con las nuevas 
Derecho al acceso a la 
informática, a la seguridad 
de los datos, a formarse en 
 
4 Esta categorización esta todavía discutida y no es universal en la actualidad. 
Cátedra de BIOÉTICA - Ficha temática 3: TEORÍAS BIOÉTICAS 
 
 
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tecnologías de la 
comunicación y la 
información (internet, IA, Big 
Data, etc.). 
nuevas tecnologías, a la 
autodeterminación 
informativa. 
 
En resumen, los distintos instrumentos de DDHH consideran a todos los seres humanos 
como merecedores de igual consideración y respeto por sus necesidades e intereses: 
dignidad en el marco de la justicia. Señalan el reconocimiento de que existen 
particularidades culturales que deben ser respetadas entre otros derechos. 
En el ámbito sanitario podemos recalcar el derecho a una atención de calidad, a la toma 
de decisiones autónomas, a la información, a la confidencialidad y respeto a la 
intimidad, a decidir según sus propios intereses, deseos y condiciones sin ser juzgado, 
en condiciones de igualdad, entre otros no menos importantes. 
 
FACTORES QUE INCIDIERON EN EL SURGIMIENTO DE LA BIOÉTICA BASADA EN DDHH. 
Los orígenes de la bioética, en el contexto norteamericano (Georgetown), se vieron 
profundamente influenciados, por un lado, por el sesgo religioso incompatible con la 
pluralidad y la diversidad, tanto cultural como ideológica, existente en el mundo; y por 
otro, por la tradición liberal de Estados Unidos, entendida como énfasis en la economía 
de libre mercado y acento en el individualismo, lo que restringió la noción de bienestar 
social y satisfacción de las necesidades. La negación de la salud como derecho humano 
básico, que la Declaración de Alma-Ata (1978) de la Organización Mundial de la Salud 
procuró proteger, puede verse como una de las mayores expresiones de ese 
reduccionismo. 
Así, la bioética dominante durante los años ’70 y ‘80 fue de tipo clínico antes que social 
o enfocado a la salud pública; se orientó a los problemas tecnológicos de “curar” antes 
que a las cuestiones interhumanas de “cuidar”; y promovió una mezcla pragmática 
entre valores éticos e intereses económicos antes que un verdadero entendimiento 
moral comunitario. 
No obstante, tres grandes corrientes de pensamiento/reflexión confluyeron en nuestra 
disciplina marcando el avance hacia el paradigma indicado de los DDHH: 
 Las corrientes feministas. Las teorizaciones sobre el feminismo son previas a la 
creación del neologismo «bioética». Hablamos de corrientes feministas, plurales, 
diversas, y aun enfrentadas entre si ,́ y no de “feminismo” porque no estamos ante una 
única versión. 
No obstante, en esencia, los axiomas del feminismo en cualquiera de sus vertientes, 
han cuestionado al arquetipo tradicional del modelo eurocristiano liberal, esto es, el 
varón, blanco, burgués, ilustrado, etc., centro, núcleo y objeto de la bioética en sus 
inicios. 
La principal consecuencia de la aproximación del pensamiento feminista a la bioética 
fue, sin duda, el progresivo proceso de igualación de las mujeres a los hombres, 
cuestionando para ello los conceptos tradicionales de matrimonio, familia, sexualidad, 
etc. 
 Las corrientes laicistas. La excesiva influencia de la Iglesia Católica en los países de 
raigambre latina provocó que, en el plano sociocultural, se hayan desarrollado los 
Cátedra de BIOÉTICA - Ficha temática 3: TEORÍAS BIOÉTICAS 
 
 
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mayores intentos por revindicar una versión laica de la bioética. Justamente, la apuesta 
por una bioética laicista formo parte de un esfuerzo histórico por separar al Estado de 
la Iglesia la esfera pública de la privada y resolver definitivamente el problema de la 
criptoconfesionalidad. 
 El multiculturalismo. El surgimiento de la Globalización, tras el hundimiento del 
comunismo y la dicotomía capitalismo vs. marxismo, sirvió –paradójicamente- para 
comenzar a observar un mundo multicultural y sirvió para reivindicar el valor del 
pluralismo moral en un planeta complejo y diverso. 
Los cuestionamientos al modelo principialista vinieron primordialmente de la 
preeminencia del principio de autonomía, emblema del paradigma anglosajón 
protestante. 
El resultado de la convergencia de esas corrientes sumado a la necesidad de respuestas 
que permitieran superar las críticas formuladas al modelo anglosajón, hizo que los 
DDHH se consolidaran como nuevo modelo bioético, dado que representaban una serie 
de valores compartidos, transculturales, consensuados, etc.5. 
 
NOTAS TIPIFICANTES DE UNA BIOÉTICA BASADA EN DE LOS DDHH. 
La postulación de una bioética de los Derechos Humanos fue realizada por primera vez 
el 5 de octubre de 2001 en Buenos Aires, como apertura del Encuentro Regional 
Bioética y Derechos Humanos. 
Este paradigma rescata la construcción del derecho internacional de los Derechos 
Humanos como el mayor consenso político internacional entre los dos grandes bloques 
de países liberales y socialistas; y en términos religiosos y culturales, como el mayor 
acuerdo entre las grandes religiones (cristianismo, islamismo, budismo, entre otras) y 
las culturas más diversas de Oriente y Occidente. 
Hay dos tesis básicas presentes en esta formulación: 
* La primera postula que desde su origen la bioética es un campo plural de reflexión 
ético-normativa que admite distintas singularidades de pensamiento y, por tanto, 
diversas bioéticas, pero a partir y en modo indisociable al respeto de la moral universal 
de los Derechos Humanos que incluye el respeto de la diversidad cultural y lingüística. 
La reflexión bioética es indisociable del respeto de los Derechos Humanos. 
*La segunda tesis sostiene que toda concepción teórica de la bioética debe dar cuenta 
del lugar que ocupan la moral del sentido común, los valores, los principios y las 
virtudes; y al mismo tiempo, de la conexión existente con otros tipos de pensamiento 
racional como el jurídica, científica y tecnológica, y el estético. 
En suma, lo que este modelo de análisis bioético afirma es que los Derechos Humanos 
son el mínimo moral o la frontera demarcatoria entre los mundos de la moral y la 
inmoralidad, resaltando el carácter fundamental de la dignidad humana como valor 
incondicionado y de la justicia como deber absoluto (y no prima facie). La justicia es un 
deber absoluto para la bioética de los Derechos Humanos porque ella constituye el 
respeto mismo del valor incondicionado de la dignidad humana. En palabras de María 
 
5 Una parte de los autores, sin embargo, ha marcado que la utilización de este modelo implica un 
reenvío –nuevamente- al problema del etnocentrismo occidental/liberal/eurocristiano/laicista, ya que 
sostiene que las reglas que deben regir la biotecnología a escala planetaria son las nuestras. 
Cátedra de BIOÉTICA - Ficha temática 3: TEORÍAS BIOÉTICAS 
 
 
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Casado los DDHH son el piso mínimo de acuerdo moral, son producto de consensos 
previos, de una historia compartida y son el mayor acuerdo ético a nivel global. 
Algunos de los principales caracteres que presenta esta formulación de la bioética son 
los siguientes: 
A. Es laica: se desprende de todo fundamento religioso. Los DDHH constituyen las bases 
jurídicas y, a la vez, el mínimo ético irrenunciable, sobre las que deben asentarse las 
sociedades. Aceptar este postulado permite establecer pautas de conductas 
obligatorias para todos, independientemente de la fundamentación de la que se parta, 
ya que permite trazar un vínculo de unión entre posiciones diversas. 
B. Es flexible: reconoce de la existenciade «morales diferentes», una por cada 
comunidad o grupo humano (etnia, religión, cultura, etc.), pero aspira a conseguir una 
ética de carácter universal que trascienda dichas morales particulares. 
C. Es plural: ofrece un arco de posibilidades para que los ciudadanos elijan libremente 
la opción que sea más acorde con sus convicciones religiosas y/o culturales. La función 
del Estado no seri á imponer una única vereda vital, sino permitir que las diferentes 
alternativas coexistan sin excluirse mutuamente. 
D. Es compleja y contextual: destaca la importancia de formar una actitud crítica y 
reflexiva con capacidad de interrogar, incluyendo enfoques alternativos que 
contemplen el espectro de consideraciones culturales, económicas y de género que 
exige un análisis contextual. 
E. Es política y social: marca la necesidad de incorporar en los análisis bioéticos temas 
sociopolíticos de actualidad y las disparidades regionales, al igual que la justicia social y 
la equidad como puntos de partida en los análisis (sobre todo en el enfoque 
latinoamericano como veremos a continuación). 
 
BIOETICA LATINOAMERICANA. Pensamiento crítico latinoamericano. 
El término América Latina surgió́ en el siglo XIX para diferenciar la región de países 
americanos colonizados por España y Portugal, de la América anglosajona representada 
por Estados Unidos. El adjetivo “latina” alude al origen común de las lenguas nacionales 
derivadas del latín, a la tradición del derecho romano y la religión católica en estos 
pueblos. Se apuntó con este término a marcar la identidad visible de una región en 
términos de lengua, derecho, religión, administración colonial, ori ǵenes culturales y 
fuerza inmigratoria española, portuguesa e italiana. 
Las particularidades socio-culturales especificas derivadas de la historia de esta parte 
del continente, a saber: la destrucción de las tres grandes civilizaciones originarias de 
aztecas, mayas e incas, y la de numerosos pueblos de menor dimensión (1492-1557); 
un conflictivo mestizaje étnico y socio-cultural entre blancos, aborígenes y negros 
(1557-1804); y la influencia europea previa junto con la influencia dominante de 
Estados Unidos en la región, impregnaron el pensamiento intelectual de características 
propias. 
Una de las principales notas tipificantes de este pensamiento propio, más ponderativo 
y contextualizado, fue cuestionar –justamente- la pretensión de universalidad de 
ciertas categorías y perspectivas disciplinarias utilizadas por pensadores provenientes 
de territorios como Europa o Estados Unidos, con realidades totalmente diferentes a la 
nuestra. 
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Esto dio lugar a un estilo de pensamiento reflexivo que toma plena conciencia del 
análisis, de la maduración de las propias categorías, de la complejidad sociocultural y 
de prácticas que ayudan a germinar una crítica a los variados contextos de dominación 
y que posibilita las plurales luchas por el reconocimiento. 
Crítica y construcción de Bioética con tintes propios. 
La misma critica formulada a las concepciones dominante en las distintas ramas de la 
ciencia (a esa pretensión de totalidad), tuvo lugar en la bioética regional. 
Puntualmente, se formuló una crítica a las concepciones usuales de la bioética, en tanto 
estas pudieran suponer enfoques confusos, oscuros o falsos, con serias dificultades 
teóricas y prácticas para quienes trabajaban la bioética en esta región. 
Ocurre que los problemas de bioética son inseparables de la cultura y del lugar 
geográfico donde surgen, por lo que resulta indispensable -para que el análisis sea 
integral- tomar en cuenta la historia, la cultura y las condiciones donde el problema 
surge. De la misma forma, es necesario considerar el territorio, entendido como 
unidades biológicas y culturales donde conviven múltiples especies, ya que muchos de 
los problemas de bioética suelen superar las fronteras nacionales. 
Con esos matices de fondo, a fines del siglo XX se genera una tradición bioética 
autónoma y que merezca ese nombre en América Latina, motivada por la amplitud de 
los principales problemas ambientales, aunque sin límites disciplinarios claros. Algunos 
ejemplos que la bioética latinoamericana debió discutir en los foros internacionales, 
como cuestiones de justicia global, han sido: la postulación del concepto de doble 
estándar, la disociación entre bioética y Derechos Humanos, la minimización del lugar 
de la salud pública, el medio ambiente o la pobreza, entre otras. 
En síntesis, la bioética que se fue delineando en América Latina tuvo una serie de 
pretensiones propias que la dotaron de caracteres particulares. Entre esas pretensiones 
podemos mencionar: 
a) dar cuenta de los valores en juego en los casos particulares, identificar los principios 
éticos universales que se imponen en la práctica en salud y promover las virtudes éticas 
necesarias para obrar bien; 
b) partir de la comprensión del trasfondo sociocultural sobre el cual opera el discurso 
moral, y su contexto histórico y social; 
c) tomar conciencia de la “moral comunitaria” existente en tanto moral que ha ido 
reconociendo determinados valores como universales; pero además, de la “moral 
localizada”, esto es, de la moral en espacios contextuales que nos permite pasar de lo 
que la razón encuentra como acción moralmente indicada hacia el mandato moral 
efectivo de nuestra conciencia que nos lleva a actuar de uno u otro modo; 
d) ser casuística, porque no puede concebirse la reflexión bioética en abstracto, sino 
surgiendo en situaciones concretas particulares; pero a la vez reconociendo los 
principios éticos universales consagrados en los derechos humanos. 
 
Problemas de bioética regional y Derechos Humanos. 
Algunos de los principales problemas de bioética en América Latina, vinculados al 
medio ambiente, son la deforestación, el adelgazamiento de la capa de ozono, la 
construcción de represas, la instalación de plantas de celulosa de papel, la 
consideración de la naturaleza como un medio al servicio del ser humano, la ausencia 
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de consideración a la sensibilidad de los animales, la contaminación de tierras, aire y 
aguas por la minería y la polución atmosférica por automóviles. Estos tienen, 
paralelamente, un trasfondo social en la medida en que los más pobres sufren más las 
consecuencias de ello y se benefician menos. 
Igualmente, aparecen problemas persistentes vinculados a la desigualdad y la pobreza, 
tales como embarazo adolescente, interrupción del embarazo insegura, mortalidad 
perinatal e infantil, desnutrición, violencia familiar, trata de personas, gestación por 
sustitución y comercialización de órganos. 
Con respecto al desarrollo biotecnológico aparece la distribución injusta y su 
inaccesibilidad; la existencia de un mercado biotecnológico y de industrias 
farmacéuticas en la región que saben de la vulnerabilidad de muchas poblaciones y 
factibilidad de explotación, y se aprovechan de ello. 
Por consiguiente, tal como se puede advertir, la preocupación por los problemas éticos 
derivados de la desigualdad global, la exclusión, la guerra, la violencia, la pobreza, 
aparecen como temáticas de abordaje recurrentes en los pensadores de la región.

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