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Bacterias_Nosocomiales

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BACTERIAS NOSOCOMIALES 
Lic. Angeline C. Tello S. ID 6-726-1261. 
Universidad Autónoma de Chiriquí 
Asesor Científico: Doctor Luis Ayarza 
Resumen 
Las bacterias adquiridas en hospitales, conocidas también como infecciones 
nosocomiales o infecciones hospitalarias, son infecciones que una persona contrae 
mientras recibe atención médica en un entorno hospitalario o atención médica. Estas 
infecciones pueden afectar a pacientes, visitantes o incluso al médico personal y pueden 
ser causadas por una variedad de microorganismos, incluyendo bacterias, virus, hongos y 
otros patógenos. Las bacterias adquiridas en hospitales pueden ser un problema grave de 
salud pública debido a su capacidad para ser resistentes a los antibióticos, lo que dificulta 
su tratamiento. Algunas de las bacterias más comunes que pueden causar infecciones 
nosocomiales incluyen: 
- Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM): También conocido como 
MRSA, es una bacteria resistente a varios antibióticos comunes. 
Palabras claves: nosocomiales, microorganismos, bacterias, virus, hongos y patógenos. 
Abstract 
Hospital-acquired bacteria, also known as nosocomial infections or hospital-acquired 
infections, are infections that a person contracts while receiving medical care in a hospital 
or healthcare setting. These infections can affect patients, visitors or even the personal 
doctor and can be caused by a variety of microorganisms, including bacteria, viruses, 
fungi and other pathogens. Hospital-acquired bacteria can be a serious public health 
problem due to their ability to be resistant to antibiotics, making them difficult to treat. 
Some of the most common bacteria that can cause nosocomial infections include: - 
Methicillin-resistant Staphylococcus aureus (MRSA): Also known as MRSA, it is a 
bacteria resistant to several common antibiotics. 
Keywords: nosocomial, microorganisms, bacteria, viruses, fungi and pathogens. 
 
Objetivos 
- Describir qué son las bacterias nosocomiales y cómo se transmiten. 
I. Introducción 
Las bacterias nosocomiales son una amenaza invisible en el ámbito hospitalario. Las 
bacterias nosocomiales, también conocidas como bacterias hospitalarias o bacterias 
adquiridas en el hospital, son microorganismos que representan una amenaza invisible 
pero significativa en el ámbito de la atención médica. Estas bacterias son responsables de 
una variedad de infecciones que afectan a pacientes hospitalizados, prolongando su 
estadía en el hospital, aumentando los costos médicos y, en casos graves, poniendo en 
peligro la vida de los pacientes. 
Las bacterias nosocomiales son cepas de bacterias que se desarrollan en el entorno 
hospitalario debido a la exposición constante a antibióticos, el contacto cercano entre 
pacientes y la posibilidad de que el personal de salud y los visitantes sean portadores de 
estas bacterias. Es una afección oportunista adquirida durante la estancia en un centro 
sanitario. Se denominan infecciones nosocomiales, según la OMS, aquellas infecciones 
asociadas a la atención médica (IAAS) que no estaban presentes en la admisión del 
paciente. 
Este contagio hospitalario que puede aparecer incluso tras dar el alta. Las enfermedades 
nosocomiales están relacionadas con la cirugía invasiva, los dispositivos médicos 
permanentes y protésicos de la asistencia sanitaria moderna. No solo aflige a pacientes, 
también se incluyen las infecciones ocupacionales que pueden afectar al personal. 
Las infecciones nosocomiales bacterianas son las más habituales, le siguen en frecuencia 
las fúngicas y, finalmente, las víricas. Las vías de infección más comunes son las vías 
urinarias a través de sondas, las pulmonares por uso de ventiladores mecánicos y en el 
quirófano por bacterias y hongos resistentes a los antibióticos y desinfectantes. 
Tipos de enfermedades nosocomiales y lugares más habituales de contagio 
Se pueden distinguir varios tipos de enfermedades nosocomiales, según la infección que 
se contraiga: 
- Endémicas: son las enfermedades más comunes que no están sujetas a un brote 
concreto. 
- Epidémicas: son aquellas que suceden durante brotes como la pandemia actual 
provocada por el Sars-CoV-2. 
En cuanto a las vías de infección más habituales mediante las cuales un paciente puede 
contraer dichas infecciones encontramos: 
- Las vías urinarias: infecciones urinarias asociadas al uso de sondas. 
- Vías pulmonares: la neumonía es la infección más usual y suele estar relacionada con 
el uso de ventiladores mecánicos. 
- Quirófanos: normalmente se asocia a bacterias u hongos presentes en el quirófano, 
resistentes a los productos de limpieza y antibióticos. 
Las características de las enfermedades nosocomiales varían según el tipo de IAAS, el 
patógeno implicado y la gravedad de la afección. Cuando hay vías y catéter, los síntomas 
pueden aparecer en el momento de la infección o 48 horas tras su extracción. 
La clasificación es amplia, pero teniendo en cuenta las infecciones que se producen con 
mayor frecuencia, según los CDC (Centros para Control y Prevención de Enfermedades) 
de Estados Unidos, específicamente se pueden distinguir los siguientes tipos de 
enfermedades nosocomiales: 
- Infecciones bacterianas: estas infecciones son provocadas por bacterias. Muchas de 
ellas liberan toxinas que pueden llegar a dañar tejidos enfermando a los pacientes. Las 
bacterias más comunes suelen ser: los estreptococos, los estafilococos o Escherichia 
coli, entre muchas otras. 
 
- Infecciones del torrente sanguíneo asociadas a vías centrales (CLABSI). En este caso, 
los síntomas más comunes son fiebre y escalofríos. 
- Infecciones del tracto urinario asociadas al catéter (CAUTI). Suelen desencadenar 
episodios de fiebre, sensibilidad aguda del ángulo suprapúbico y costovertebral, 
elevada hematuria, catéter obstruido, disuria y urgencia. 
- Infecciones asociadas a la asistencia sanitaria: este tipo de infecciones hace referencia 
a aquellos contagios asociados a la asistencia sanitaria, en concreto a las prácticas 
asistenciales practicadas. Se estima que cerca del 5% de los pacientes se ven afectados 
por este tipo de infección. Sus aspectos más relevantes son la elevada 
morbimortalidad, y el gran coste económico que suponen. Los principales tipos de 
infección están relacionados con procedimientos invasivos. Aquéllos más frecuentes 
son: la infección respiratoria, la quirúrgica, la urinaria y la bacteriemia de catéter 
vascular. 
- Infecciones por hongos: también se denominan infecciones fúngicas o micóticas. Este 
tipo de infecciones suelen presentarse en los pulmones o en la piel. Algunas de las 
enfermedades más comunes provocadas por hongos son: el pie de atleta, causado por 
el parásito Tinea pedis, o la candidiasis vaginal, causada por levadura Candida 
albicans y otras especies. 
- Infecciones del sitio quirúrgico (ISQ). En general, se observa inflamación (eritema), 
calor con dolor y separación de la incisión posquirúrgica. Los drenajes tras la 
operación pueden arrastrar material purulento. Las infecciones de órganos (y tejidos 
profundos) que ocupan espacio producen dolor en profundidad con hipertermia, 
escalofríos y leucocitosis. 
- Neumonía asociada al ventilador (NAV). Cursa al principio con fiebre, tos con esputo 
purulento y reducción de oxigenación arterial. 
- Infecciones gastrointestinales. Los síntomas pueden ser dolor abdominal, distensión, 
calambres, fiebre, náuseas, anorexia y deshidratación. Estos suelen aparecer cuando 
se han usado recientemente antibióticos. 
- Infecciones virales: estas infecciones son provocadas por microorganismos 
infecciosos, aún más pequeños que en los dos anteriores casos. Éstos no tienen la 
capacidad de reproducirse por sí solos, como sí ocurre con los hongos y bacterias, 
sino que requieren de una célula viva para poder expandirse. Algunas de las 
infecciones más habituales son: la varicela, causada por elvirus varicela zóster; el 
resfriado común, causado por rinovirus; las hepatitis virales como la hepatitis C o el 
sida, causado por el virus de la inmunodeficiencia humana. 
- Otras infecciones primarias del torrente sanguíneo o del tracto urinario no asociadas 
con el empleo de catéter. 
Las causas de una infección nosocomial suelen ser microorganismos (bacterias, virus, 
hongos o parásitos) de diferentes tipos, fácilmente contagiosos y en ocasiones con 
resistencia a los antibióticos habituales. 
Algunas de las bacterias con cepas resistentes que están implicadas en infecciones 
nosocomiales son: neumococos, enterococos, estafilococos, por ejemplo, estafilococo 
aureus meticilina resistente, escherichia coli, tuberculosis, klebsiella pneumoniae, 
pseudomonas aeruginosa, clostridium,legionella, etc. 
Generalmente, los microorganismos que causan la infección hospitalaria no causan 
infecciones en otras situaciones, ya que aprovechan el ambiente con pocas bacterias 
inofensivas y el debilitamiento del sistema inmune del paciente para instalarse. A pesar 
de esto, las bacterias hospitalarias suelen desarrollar infecciones graves y de difícil 
tratamiento, ya que son más resistentes a los antibióticos, por esto, generalmente es 
necesario utilizar fármacos más potentes para curar este tipo de infección. 
Cualquier procedimiento de diagnóstico o de tratamiento que implique una invasión del 
interior del organismo puede tener un riesgo de contaminación, por ejemplo, biopsias, 
endoscopias, catéteres, intubación y operación quirúrgica. 
El Rol del auxiliar en enfermería en la prevención de enfermedades nosocomiales. 
El personal de enfermería es un pilar fundamental en la aplicación de programas de 
control y prevención de infecciones en entornos sanitarios. De hecho, ¿sabes que el Día 
Internacional de la Enfermería corresponde a la fecha de nacimiento de Florence 
Nightingale? Esta culta y dedicada enfermera cambió los cuidados a los pacientes, y es 
que, sus observaciones durante la guerra de Crimea fueron decisivos en la prevención de 
las infecciones nosocomiales. Asimismo, Nightingale fue contemporánea de Ignaz 
Semmelweis (el médico que instauró el lavado de manos previo a la atención médica). 
Nightingale y Semmelweis fueron precursores de los programas de vigilancia 
epidemiológica. Según sus observaciones, el ambiente del herido favorecía las 
infecciones y, por ello, el personal de enfermería tenía la responsabilidad de generar un 
entorno adecuado. De esta manera, vigilando de forma continuada al paciente, su higiene, 
la luz ambiental y que tuviese una alimentación adecuada, se redujeron significativamente 
las muertes por contagio hospitalario. 
Este contagio hospitalario que puede aparecer incluso tras dar el alta. Las enfermedades 
nosocomiales están relacionadas con la cirugía invasiva, los dispositivos médicos 
permanentes y protésicos de la asistencia sanitaria moderna. No solo aflige a pacientes, 
también se incluyen las infecciones ocupacionales que pueden afectar al personal 
Estas cepas son a menudo resistentes a múltiples antibióticos, lo que hace que el 
tratamiento sea más complicado y, en algunos casos, ineficaz. Entre las bacterias 
nosocomiales más comunes se encuentran 
• Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM) 
• Enterococcus resistente a la vancomicina (ERV) 
• Clostridium difficile 
• Escherichia coli resistente a carbapenémicos (CRE). 
Varios factores contribuyen a la propagación de bacterias nosocomiales en los hospitales. 
Estos incluyen: 
- La falta de higiene adecuada de manos por parte del personal de salud. 
- La prescripción inapropiada de antibióticos. 
- La falta de limpieza y desinfección adecuadas en las instalaciones y la sobrepoblación 
de pacientes. 
- Los procedimientos invasivos, como catéteres urinarios y respiradores 
- Aumentan el riesgo de infecciones. 
Pasos a seguir para prevenir las infecciones nosocomiales: 
- Lavado de manos. 
- Utilización de guantes y asepsia. 
- Implantación de estrategias de aislamiento. 
- Esterilización, desinfección y lavado de ropa. 
- Protección de pacientes mediante el uso de antimicrobianos profilácticos, nutrición y 
vacunación. 
- Monitoreo de infecciones y control de brotes. 
- Prevención de la infección de los miembros del personal. 
- Buena higiene personal. 
- Utilización de ropa protectora por parte del personal, como batas, zapatos, 
mascarillas, guantes y gorros especiales. 
La prevención de las enfermedades nosocomiales, de acuerdo con la Organización 
Mundial de la Salud (OMS), requiere de un programa integrado y vigilado que incluya: 
- Limitación de transmisión de microorganismos entre pacientes mediante prácticas 
apropiadas de lavado de manos, uso de guantes y asepsia, estrategias de aislamiento, 
esterilización, desinfección y lavado de ropa 
- Protección de pacientes mediante el uso de antimicrobianos profilácticos, nutrición y 
vacunación 
- Monitoreo de infecciones y control de brotes 
- Prevenir la infección de los miembros del personal 
- Mejora de prácticas de atención a pacientes seguidas por el personal y educación del 
tema 
- Para reducir la transmisión entre personas, la OMS, recomienda tener una buena 
higiene personal. La utilización de ropa protectora por parte del personal, como lo son 
las batas, zapatos, guantes y gorros especiales, son necesarios y requeridos para 
asegurar la higiene y reducir los vectores de transmisión. Las prácticas de inyecciones 
inocuas también evitan la transmisión de entre pacientes mediante el uso de equipo 
estéril, desechable y seguimiento de prácticas adecuadas del manejo de objetos 
punzocortantes. 
La mejor práctica para evitar la transmisión de infecciones dentro y fuera de un hospital 
es la descontaminación de manos. Ha sido probado en numerosos estudios el impacto que 
tiene la higiene de manos para evitar el contagio. Sin embargo, la práctica del lavado de 
manos suele ser subóptima. Esto puede ser por una alta proporción de trabajador de salud 
a paciente, alergia a productos de lavado de manos, falta de equipo para el lavado de 
mano, y falta de conocimiento del personal sobre los riesgos. 
Síntomas de la infección nosocomial 
Los síntomas de una infección nosocomial son los propios del agente infeccioso que la 
provoca y del órgano o sistema que sufre la infección. Los síntomas pueden incluir dolor 
de garganta, fiebre, inflamación de los nódulos linfáticos en el cuello, dolor pélvico, 
necesidad urgente de orinar, dolor al orinar, sangre en la orina, la piel afectada tiene una 
apariencia hinchada y rojiza, y puede estar caliente y sensible, diarrea, calambres, 
náuseas, vómitos, febrícula, tos con flema o pus, fiebre, escalofríos o dificultad para 
respirar. 
El diagnóstico de una infección nosocomial no siempre es sencillo. Se basa en la 
demostración del agente infeccioso mediante cultivo de muestras de sangre, secreciones 
o tejidos, mediante análisis serológico (búsqueda de anticuerpos) o técnicas de laboratorio 
como reacción en cadena de la polimerasa y otras. Si se trata de una bacteria, en las 
pruebas complementarias se realiza un antibiograma, que permite saber a qué antibióticos 
tiene resistencia y a cuál es sensible. 
 
Factores de riesgo de infecciones nosocomiales: 
Cualquier persona puede desarrollar una infección nosocomial, sin embargo, tienen 
mayor riesgo aquellas que tienen el sistema inmunitario más débil como: 
- Ancianos 
- Recién nacidos 
- Personas con la inmunidad comprometida por enfermedad como VIH/SIDA 
- Post-trasplantados o que usen medicamentos inmunosupresores. 
- Diabetes Mellitus mal controlada. 
- Personas encamadas o con alteración de la conciencia, ya que presentan mayor riesgo 
de broncoaspiración. 
- Enfermedades vasculares con el compromiso de la circulación, ya que dificulta la 
oxigenación y cicatrización de los tejidos. 
- Realización de cirugías.- Asimismo, mientras más sea el tiempo de hospitalización mayor es el riesgo de 
adquirir una infección nosocomial, ya que hay mayor exposición a los 
microorganismos responsables. 
Las complicaciones de la infección nosocomial pueden incluir: 
- Convulsiones 
- Perdida de conocimiento 
- Inflamación de las extremidades 
- Dificultad para respirar 
- Fiebre o temperatura corporal baja 
- Latido cardíaco acelerado o irregular 
- Orinar poco o nada en absoluto 
La transmisión de bacterias nosocomiales ocurre principalmente a través del contacto 
directo de persona a persona o del contacto con superficies contaminadas. Las personas 
más vulnerables a estas infecciones incluyen a los pacientes con sistemas inmunológicos 
debilitados, como los ancianos, los recién nacidos prematuros y aquellos con 
enfermedades crónicas. 
 
 
Impacto en la atención médica 
Las infecciones nosocomiales pueden tener un impacto devastador en la atención médica 
y en la vida de los pacientes. Pueden causar complicaciones graves, como neumonía, 
infecciones del torrente sanguíneo, infecciones del tracto urinario y heridas quirúrgicas 
infectadas. Los pacientes afectados por estas infecciones a menudo requieren tratamientos 
prolongados, lo que aumenta la carga financiera y emocional tanto para ellos como para 
sus familias. Además, las bacterias nosocomiales también contribuyen a la resistencia a 
los antibióticos, uno de los problemas de salud pública más apremiantes en todo el mundo. 
La exposición continua a antibióticos en un entorno hospitalario crea una selección 
natural que favorece el crecimiento de cepas bacterianas resistentes, lo que limita las 
opciones de tratamiento y aumenta la mortalidad. 
Para el tratamiento de estas infecciones debe emplearse un agente antimicrobiano 
adecuado al tipo de infección que presente el paciente. Sin embargo, según el tipo de 
infección que presente, en ocasiones es necesario llevar a cabo un tratamiento preventivo 
a los posibles contactos. Además de ello, se debe implementar también un tratamiento de 
soporte correcto que garantice el buen funcionamiento del órgano o sistema afectado. 
En conclusión, las infecciones nosocomiales son una realidad bastante común en el 
proceso asistencial. Por ello, es necesario implementar todas aquellas medidas necesarias 
que eviten este tipo de contagios, y permitan actuar con la mayor diligencia posible 
respondiendo de la mejor manera a la infección. No actuar correctamente puede acarrear 
graves problemas, tanto para el paciente como para el profesional sanitario, quien deberá 
hacer frente a grandes reclamaciones judiciales. 
II. Etiología 
Los patógenos responsables de las infecciones nosocomiales son bacterias, hongos y virus 
que han creado multirresistencia. 
El contagio es infrecuente por contacto con pacientes infectados. Está más relacionado 
con los procedimientos invasivos del sistema sanitario, por contaminación del 
instrumental médico o ambiental. 
Si bien es cierto que el material puede estar desinfectado, los gérmenes son 
multirresistentes. Por tanto, estos patógenos resistentes pueden transmitirse por una 
inadecuada formación del personal sanitario sobre seguridad, medidas de protección y 
correcto manejo del material. 
Es importante que el personal de enfermería vigile especialmente a los pacientes ancianos 
e inmunocomprometidos. Así, pueden sospechar que se enfrentan a síntomas de 
infecciones nosocomiales al observar señales de taquicardia, extremo cansancio, trastorno 
mental, adormecimiento letárgico, hipotensión y disfunción respiratoria. 
Más que tratamiento de estas enfermedades se debe pensar en la prevención de las 
mismas. La piedra angular de los programas de control de infección es la vigilancia 
epidemiológica, es decir, la recolección de datos para elaborar paquetes de medidas de 
acción. En el pasado, se llevaba a cabo una vigilancia global, pero hoy el enfoque es 
preventivo teniendo en cuenta los indicadores de infección. 
A continuación, podemos distinguir entre tres tipos de causas que pueden desencadenar 
las enfermedades nosocomiales: de origen bacteriano, fúngico o vírico. 
- Causas de las infecciones bacterianas 
Seguro que has oído hablar de la resistencia a antibióticos. Las bacterias implicadas son 
la causa más frecuente de IAAS, con una elevada mortandad. Destacan algunas especies 
pertenecientes al género Staphylococcus, Enterobacteriaceae, Acinetobacter y 
Pseudomonas. 
- Causas de las infecciones fúngicas 
Los factores de riesgo para una infección fúngica suelen tener relación con el uso de 
dispositivos como vías centrales y catéteres urinarios. Destacan los contagios 
hospitalarios por hongos del género Cándida (cuarto patógeno más frecuente en todas las 
clases de infecciones nosocomiales) y Aspergillus. 
- Causas de las infecciones víricas 
Las infecciones víricas son las menos frecuentes. La hepatitis B, hepatitis C y el VIH se 
han contagiado por maniobras imprudentes con agujas. Otras causas de infección 
hospitalaria vírica se deben a influenza, rinovirus, citomegalovirus, rotavirus y virus del 
herpes simple. 
Las bacterias más peligrosas para el ser humano son: Salmonella, Helicobacter pylori y 
Streptococcus pneumoniae, entre otras. Tienen prioridad crítica las que resisten un tipo 
de antibiótico de amplio espectro usado en hospitales por vía intravenosa para atajar 
infecciones graves. Y entre las de prioridad alta se encuentran bacterias cada vez más 
resistentes y responsables de enfermedades muy conocidas como la gonorrea, la úlcera 
estomacal y algunos tipos de neumonía. 
La infección hospitalaria se define como cualquier infección adquirida durante el tiempo 
en que el individuo está hospitalizado, pudiendo manifestarse mientras está internado o 
después de haber sido dado de alta. 
La neumonía nosocomial es la adquirida en el hospital y suele ser grave. Es más común 
en las personas que están hospitalizadas o que tienen dificultades para deglutir, por el 
riesgo de aspiración de alimentos o de la saliva. Las bacterias más comunes en este tipo 
de neumonía son: Klebsiella, Enterobacter, Pseudomonas, Acinetobacter, Staphylococcus 
aureus, Legionella, Mycoplasma, además de algunos tipos de virus. Sus principales 
síntomas son dolor en el tórax, tos con secreción amarillenta o sanguinolenta, fiebre, 
cansancio, falta de apetito y falta de aire. 
III. Caso Clínico 
Se trata de un lactante de 1 año y 8 meses, de alto riesgo social (bajo el cuidado del 
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, (ICBF)), ingresa en compañía de madre 
sustituta al servicio de Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP) con una 
historia clínica de aproximadamente 30 días de evolución caracterizada por tos seca, 
cianosante y emetizante, con riesgo de falla ventilatoria y descompensación 
hemodinámica. Paciente con antecedente de cardiopatía compleja congénita (atresia 
pulmonar con septum intacto, ventrículo derecho hipoplásico tripartido con hipertrofia de 
porción trabecular, anillo pulmonar rama pulmonar hipoplasia, anillo tricúspideo 
hipoplásico, foramen oval permeable). Resto de antecedentes pre, peri y post natales 
desconocidos, y sin historial alérgico de importancia. Fue valorado en la institución 
remisora por el servicio de cardiología, quien realiza ecocardiograma que evidencia 
hipoplasia del ventrículo derecho con dilatación leve del ventrículo izquierdo con buena 
contractibilidad del mismo, atresia pulmonar septum intacto con dos sinusoides que están 
en el septum interventricular medial apical, ductus arterioso restrictivo FOP con shunt de 
derecha a izquierda. Se le realiza cateterismo y considera paciente candidato a 
procedimiento quirúrgico, cirugía de Bypass coronario de ventrículo derecho. Al examen 
físico se encuentra paciente en muy regulares condiciones con pericardio hiperdinámico 
a la auscultación cardiaca, soplo sistólico en focopulmonar y tricúspideo con 
ingurgitación yugular, pulmones con roncus bilaterales y estertores bibasales a nivel 
abdominal. Con abdomen blando depresible con hepatomegalia de 2 cm por debajo del 
reborde costal. Resto de examen físico dentro de límites aceptables. Es ingresado a UCIP, 
y se inicia monitorización continua, líquidos endovenosos con una tasa hídrica a 20cc/hr, 
protector gástrico con inhibidores de bomba de protones y balance hídrico. 
A su ingreso el paciente es valorado por el servicio de cardiología pediátrica quien realiza 
manejo para falla cardiaca con estancia hospitalaria aproximada de 5 días, con reporte de 
hemocultivos solicitados a su ingreso sin crecimiento bacteriano por lo cual es egresado 
de la institución con orden para realización de cirugía tipo Glenn bidireccional. 
Metodología 
Tratar a un paciente con una posible infección bacteriana requiere de un enfoque 
sistemático y basado en la evidencia. Los profesionales de la salud suelen seguir los 
siguientes pasos: 
- Historia clínica y evaluación inicial: 
Obtener una historia médica completa, incluyendo antecedentes de enfermedades 
crónicas, medicamentos actuales, alergias y comportamientos de riesgo. 
Identificar síntomas específicos de la infección bacteriana, como fiebre, dolor, 
enrojecimiento, hinchazón y supuración. 
- Examen físico: 
Realizar un examen físico completo, prestando especial atención a las áreas de 
preocupación y buscando signos específicos de infección bacteriana. 
- Pruebas diagnósticas: 
Realizar pruebas de laboratorio, como análisis de sangre, cultivos y pruebas de 
sensibilidad para identificar la presencia de bacterias y determinar qué antibióticos 
pueden ser efectivos. 
Se pueden realizar pruebas de imagen, como radiografías o tomografías, para evaluar la 
extensión de la infección. 
- Cultivo y sensibilidad: 
 
Obtener cultivos de muestras relevantes (sangre, orina, líquido cefalorraquídeo, etc.) para 
identificar la bacteria específica y su sensibilidad a los antibióticos. 
- Iniciar tratamiento empírico: 
Basado en la presentación clínica y los resultados iniciales, se puede comenzar un 
tratamiento empírico con antibióticos de amplio espectro mientras se esperan los 
resultados de los cultivos. 
Ajustar el tratamiento según sea necesario una vez que se disponga de información 
adicional. 
- Manejo de síntomas: 
Tratar los síntomas específicos del paciente, como el dolor y la fiebre, para mejorar el 
bienestar general. 
- Monitorización: 
Supervisar de cerca la respuesta del paciente al tratamiento y ajustar según sea necesario. 
Realizar pruebas de seguimiento para evaluar la efectividad del tratamiento. 
- Optimización del tratamiento: 
Ajustar el tratamiento según los resultados de los cultivos y las pruebas de sensibilidad 
para garantizar que se utilicen los antibióticos más efectivos. 
- Educación del paciente: 
Proporcionar información al paciente sobre la naturaleza de la infección, el tratamiento, 
la importancia de completar el curso de antibióticos y cuándo buscar atención médica 
adicional. 
- Prevención de resistencia antibiótica: 
Utilizar antibióticos de manera responsable para prevenir el desarrollo de resistencia 
bacteriana. 
Revisar y ajustar el tratamiento según sea necesario para minimizar la duración del uso 
de antibióticos. 
Es fundamental destacar que este proceso debe ser llevado a cabo por profesionales de la 
salud cualificados. El tratamiento de infecciones bacterianas puede variar según el tipo 
de bacteria, la gravedad de la infección y otros factores individuales del paciente. Además, 
la resistencia antibiótica es una preocupación importante, y el uso excesivo o inadecuado 
de antibióticos debe evitarse. 
Resultados 
Paciente ingresa programado para realización de cirugía tipo Glenn bidireccional por 
parte del servicio de cirugía cardiovascular y posteriormente es hospitalizado en el 
servicio de UCI pediátrica para cuidados post-operatorios y seguimiento por cardiología 
pediátrica, a su ingreso a la unidad paciente se encuentra con oxígeno por sistema de alto 
flujo, no invasivo, líquidos dextrosados, soportado con Milrinone a dosis de 
0,3MCG/kg/min, Nitroprusiato de sodio 3mcg/Kg/min, monitorización por línea arterial, 
con catéter venoso central con PCV, tubo de mediastino a VAC y sonda vesical a cistoflo, 
se solicitan paraclínicos control (ver tabla 1) que evidencian trastorno hidroelectrolítico 
tipo hiperfosfatemia, GOT ligeramente aumentada y tiempos ligeramente prolongados, 
se solicita ecocardiograma control y seguimiento de gases arteriales. 
 
En su día 4 de estancia en UCIP paciente multisoportado, con deterioro progresivo de su 
patrón respiratorio asociado a radiografía de tórax control que evidenciaba imagen 
sugestiva de consolidación en base pulmonar derecha por lo que se amplía la cobertura 
antibiótica para un cumplimiento de 10 días con Cefepime y 8 días de tratamiento con 
Vancomicina. Día 14 de estancia hospitalaria, posterior a finalización de tratamiento 
antibiótico, paciente realiza pico febril cuantificado en 39ºC, por lo que se inicia manejo 
con Meropenem y se comenta caso con infectología pediátrica quien solicita pancultivos 
y paraclínicos control. 
El día 15 paciente se encontraba en buen estado general, sin deterioro de patrón 
respiratorio, se recibe reporte verbal de hemocultivos con crecimiento de levaduras, 
reporte de hemograma sin cambios significativos, en conjunto con infectología pediátrica 
se decide iniciar manejo con fluconazol dado hallazgos de hemocultivo con orden de 
realización de hemocultivo control al finalizar tratamiento. 
 
En su día 17 de estancia en la institución, paciente con persistencia de picos febriles 
cuantificados en 38,5ºC a pesar de tratamiento con antimicótico con fluconazol; sin 
deterioro de patrón respiratorio. Es valorado en conjunto con infectología pediátrica, se 
recibe reporte oficial de hemocultivo con aislamiento de Cándida haemulonii como 
germen responsable, con antifungigrama que evidenciaba resistencia natural a 
anfotericina y sensibilidad a equino andinas y azoles. (ver antifungigrama de la Tabla 3). 
Además se recibe reporte de cultivo de catéter central positivo a las 16 horas de 
incubación con crecimiento de levaduras; por lo que se decide dada la persistencia de 
signos de respuesta inflamatoria sistémica asociado a reporte de paraclínicos, rotar terapia 
antimicótica a caspofungina (CASP) con dosis de carga de 70 mg por m2, y dosis de 
mantenimiento de 30 mg por m2 durante 24 horas, posteriormente dosis de 25 mg IV por 
día. 
Finalmente el día 28 de estancia hospitalaria y día 11 de manejo con CASP se toma control 
de retro cultivo y hemocultivo cuyo reporte de laboratorio es negativo a los 72 horas de 
incubación por lo cual se continuó manejo con CASP hasta completar 28 días según 
protocolo recomendado por guía IDSA (Infectious Diseases Society of América) y es 
dado de alta con cultivos negativos a los 5 días de incubación. 
Discusión 
Las infecciones nosocomiales son aquellas contraídas en hospitales por pacientes que han 
sido internados por un motivo diferente de esa infección, y son una carga pesada tanto 
para el paciente como para el sistema de salud pública ya que están entre las principales 
causas de defunción y de aumento de la morbilidad en pacientes hospitalizados. Estas 
infecciones pueden ser causadas por hongos y otros parásitos oportunistas que infectan a 
pacientes durante tratamientos prolongados con antibióticos e inmunodeficiencias graves, 
siendo las Cándida spp, algunos de los principales microorganismos causales de micosis 
oportunistas en el medio intrahospitalario. 
 Las especies del género Cándida, son hongos unicelulares endógenos que reciben el 
nombre de levaduras. Producen la llamada candidiasis, candidiosis o candidemias, la cual 
es una micosis que puede localizarse en diferentes partes delcuerpo como boca, faringe, 
esófago, piel, piel cabelluda, vagina, dedos de las manos, uñas, bronquios, pulmones, 
riñones, vejiga, tubo gastrointestinal o bien cursar con formas generalizadas como en el 
caso de septicemias, presentando diversos cuadros clínicos, cada uno de ellos asociado 
directamente al estado inmunológico del hospedero. 
 Entre el amplio rango de las manifestaciones clínicas de las candidiasis se encuentran la 
fiebre o hipotermia, inestabilidad hemodinámica, trombocitopenia, dolor abdominal 
algunas veces acompañado de síntomas gastrointestinales, glositis romboide, hiperplasia 
o leucoplaquia, atrófica eritematosa o estomatitis hipertrófica, onicomicosis, balanitis, 
vulvovaginitis, entre otros. Las candidemias aumentan el riesgo de muerte, prolongan la 
estancia hospitalaria y aumentan los costos, generando un problema importante de salud 
pública. Aunque globalmente Cándida albicans sigue siendo la especie más importante 
de este género, se ha observado un aumento de especies de Cándida no albicans, como es 
el caso de Cándida haemulonii. Desde su descubrimiento en 1984, se han reportado varias 
infecciones por esta especie que van desde superficiales a profundas. El mayor 
inconveniente que se presenta con C. haemulonii es su resistencia múltiple a fármacos 
que dificultan los tratamientos en los pacientes que contraen la infecció. Otra 
característica importante de C. haemulonii es que es una especie considerada como un 
complejo de 2 especies y 1 variedad: C. haemulonii, C. duobushaemulonii y C. 
haemulonii var. vulnera. 
No obstante, aunque se ha encontrado una relación entre pacientes con diabetes mellitus 
y C. duobushaemulonii, se ha documentado que no hay una diferenciación entre las 
infecciones por las especies del complejo y las manifestaciones clínicas asociadas a la 
infección. Debido a que C. haemulonii se informa cada vez más en los centros sanitarios 
de todo el mundo, esta especie ha ido ganando interés entre la comunidad científica y las 
entidades de salud pública. Aunque la prevalencia de las especies poco frecuentes de 
Cándida varía geográficamente, las infecciones por C. haemulonii se registran 
principalmente en América del Sur, Asia, Oriente Medio y Europa. En Colombia, se 
conoce poco sobre infecciones por C. haemulonii y es escasa la literatura que reporte la 
especie, entre la que se encuentra un estudio realizado en la costa caribe, en la cual se 
evaluó a 100 pacientes en UCI con diagnóstico de sepsis, y detectó que C. albicans y C. 
haemulonii fueron las únicas especies de hongos reportadas (para ambas, 2,4 % de las 
infecciones). Por lo que la prevalencia de hongos en las muestras sólo fue del 4 % 
En los últimos años, entre el 70 al 90 % de las infecciones fúngicas invasivas son causadas 
por las especies de Cándida, convirtiéndose así en microorganismos emergentes 
hospitalarios. 
 En el presente caso, se reporta la presencia de C. haemulonii en un paciente del servicio 
de pediatría que se encontraba en periodo de recuperación en la UCIP después de una 
cirugía cardiaca en un hospital de tercer nivel de la ciudad de Barranquilla, Colombia. La 
infección por C. haemulonii en el paciente pudo haber sido adquirida ya sea por el 
tratamiento con antibióticos, su larga estancia en la UCIP antes y después de la cirugía 
cardiaca y/o a la instalación de artefactos que permitieran el contacto de la sangre con el 
medio externo, como es el caso del catéter venoso central (CVC). Se ha encontrado que 
para los pacientes con infecciones de especies Cándida no albicans, la quimioterapia, 
cirugías, tratamiento con antibióticos (aminopenicilinas, carbapenems y glucopéptidos), 
tumores sólidos, malignidad hematológica, neutropenia, diabetes mellitus y falla renal 
crónica son algunos de los factores de riesgo para contraer estas infecciones 
intrahospitalarias. Mientras que una estancia mayor de 5 días en UCI, nutrición parenteral, 
colocación de ventilación mecánica, CVC y uretral son factores de riesgo relacionados 
con el hospital. 
 Y en el caso particular de C. haemulonii los aislamientos clínicos en hemocultivos han 
sido relacionadas con CVC, neonatos prematuros que reciben nutrición parenteral y 
pacientes adultos con osteomielitis. A pesar de que el paciente no presentó ningún síntoma 
evidente debido a la infección nicótica excepto por dos episodios breves de fiebre, C. 
haemulonii puede ocasionar peritonitis, onicosis, úlceras en pies o piernas y candidemias 
, incluso llevar a la muerte cuando los tratamientos antifúngico no son satisfactorios. Para 
la identificación de C. haemulonii en los retrocultivos se utilizó el método molecular de 
la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Lo anterior se debe tener en cuenta al 
momento de diagnosticar especies de Cándida puesto que muchas de ellas presentan 
mimetismos entre sí. C. haemulonii por ejemplo, es fenotípicamente similar a Cándida 
auris, la cual es una especie de levadura emergente reportada por primera vez 
recientemente y presenta una multirresistencia a los tratamientos antifúngico asociándose 
a una alta mortalidad en aproximadamente 11 países, incluyendo Colombia y Venezuela. 
En los laboratorios que utilizan sistemas comerciales de identificación como Vitek 2 y 
API20C-AUX (15), y que exhiben un perfil de susceptibilidad único para la identificación 
de Cándida pueden por lo tanto reconocer erróneamente a C. auris como C. haemulonii 
y viceversa. Conllevando a tratamientos errados y con consecuencias irreversibles. Por lo 
tanto, es importante la identificación precisa de Cándida porque las estrategias de 
tratamiento a menudo están dirigidas por la caracterización de las especies. 
Aunque la ANF-B es usado como tratamiento inicial contra las Cándida spp. en niños, y 
el fluconazole en los adultos, la medicación utilizada en el lactante del presente caso 
clínico fue con CASP ya que la cepa de C. haemulonii aislada del retro-cultivo presentó 
resistencia a la ANF-B (MCI= 4 µg/mL), baja sensibilidad a FLU (MCI= 8 µg/mL) y alta 
sensibilidad a CASP, MFG y VOR (≤0,25, 0,12 y ≤0,12 µg/mL respectivamente). 
 En estudios previos, se ha evidenciado la variabilidad en la resistencia de C. haemulonii 
a diferentes antifúngico. En el caso de la ANF-B, los aislados de C. haemulonii exhiben 
un patrón de resistencia que va desde MCI de 0,12 a 4 µg/mL (15); y en algunos casos 
hasta 32 µg/mL(16). Para FLU, se han reportado en distintas partes del mundo como 
Brasil, Israel, India, Corea y España valores elevados de MCI con rangos de 2 a 128 
µg/mL (7,9,10,16,18). Mientras que en estudios previos como en lo reportado en este 
caso, CASP, MFG y VOR, presentan valores de MCI bajos (7,9,10,16,18). 
En Colombia, el patrón de resistencia a la ANF-B (MCI= 2), el MCI alto para FLU (8 
µg/mL) y la sensibilidad a CASP y MFG, también ha sido reportada con anterioridad en 
un paciente de 60 años masculino con peritonitis causada por C. haemulonii y asociada a 
diálisis peritoneal. 
En adición, teniendo en cuenta la resistencia de natural de C. haemulonii a ANF- B y al 
FLU, el tratamiento con CASP contra candidiasis invasoras, es al menos tan eficaz como 
el tratamiento con ANF- B, siendo incluso menor el riesgo de efectos secundarios 
asociados a la administración del fármaco 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Conclusión 
Se concluye que C. haemulonii es una especie de Cándida no albicans, que se está 
reportado con mayor frecuencia en los últimos años a nivel mundial. Sin embargo, son 
escasos los registros de ésta especie en Colombia. Por otra parte, el uso de catéteres y 
dispositivos usados en los pacientes podrían estar diseminando a C. haemulonii a los 
pacientes que residen en la UCIP. Y tales infecciones en lactantes, pueden mostrar 
ausencia de síntomas clínicos evidentes. Los valores de los MCI de los antifúngico aquí 
expuestos, coinciden con los patrones de resistencia y susceptibilidadreportados en otros 
países, incluyendo Colombia. Y por último, el tratamiento con el antifúngico CASP usado 
en el menor, fue exitoso. 
Las especies de Cándida, son los principales microorganismos causales de micosis 
oportunistas en el medio intrahospitalario. C. haemulonii es una especie de Cándida no 
albicans, que se informa cada vez más en los centros sanitarios de todo el mundo, ganando 
así el interés de las entidades de salud pública 
Los reportes de C. haemulonii son escasos en Colombia. Mientras que el uso de catéteres 
y dispositivos usados en los pacientes podrían estar diseminando a C. haemulonii a los 
pacientes que residen en las UCIP. Se concluye que el tratamiento con el antifúngico 
(caspofungina) usado en el menor, fue exitoso. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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