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A_Ribera_2023_Realidad_ritos_fundacion

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45NAC 52, 2023, 45 -63
Il presente contributo si occupa dei riti di fondazione d’epoca romana in Italia e nella peni-
sola iberica. Tali pratiche avevano lo scopo di accattivarsi le divinità locali in occasioni ri-
levanti quali la costruzione di edifici sia pubblici che privati oppure la fondazione di città.
In quest’ultimo caso, come testimoniato nelle fonti scritte, i riti propiziatori di fondazione
erano preceduti da pratiche divinatorie volte ad accertare che gli dei fossero favorevoli al-
l’impresa che si stava per compiere. Depositi di fondazione sono stati rinvenuti in Italia a
Pompei così come ad Asolo nel Veneto. Questi comprendono generalmente stoviglie, vasi vo-
tivi e resti del pasto sacro legato al sacrificio di animali e comprendono, tra l’altro, anche os-
sa d’origine bovina, ovicaprina e suina. Tale genere di reperti caratterizza anche il deposito
votivo rinvenuto nella penisola iberica nella colonia romana di Valentia all’incrocio tra car-
do e decumano massimo, dove l’autore sottolinea l’origine italica del vasellame rinvenuto.
Altri depositi legati a banchetti sacri presso edifici pubblici sono stati rinvenuti nella stessa
città nel recinto del tempio di Bellona e in un pozzo presso il santuario d’Asclepio. Quest’ul-
timo contesto è di particolare interesse poiché contiene, insieme ad altro materiale, i resti di
almeno 48 maiali sacrificati in occasione della rifondazione della città, rasa al suolo da
Pompeo nel 75 a.C. Al periodo a cavallo tra I secolo a.C. e I secolo d.C. risalgono invece i
resti di almeno 677 stoviglie depositate nel medesimo luogo. Il loro gran numero ne suggeri-
sce la deposizione in occasione di un grande evento pubblico quale la lustratio urbis.
Albert Ribera i Lacomba
La realidad material de los ritos 
de fundación (y amortización) 
en el mundo romano de Italia e Hispania
En la antigüedad, las actividades públicas, y también las privadas, se regían por proto-
colos rituales, más o menos específicos, que los textos no recogen en detalle. En la antigua Roma,
frente a los prodigios más comunes, el Senado decidía que hacer, pero ante fenómenos menos co-
rrientes recurría a la consulta de los Libros Sibilinos, a los pontífices o al consejo de los arúspices1.
46 LA REALIDAD MATERIAL DE LOS RITOS DE FUNDACIÓN (Y AMORTIZACIÓN) EN EL MUNDO ROMANO DE ITALIA E HISPANIA
El Pontifex Maximus controlaba la vida religiosa y decidía que prodigios requerían
expiación. La caída de un rayo o el nacimiento de seres deformes, se consideraban mensajes,
quejas o avisos de los dioses, que había que reparar con sacrificios y ofrendas. Las expiaciones
podían ser públicas o particulares, según el responsable de aplacar las divinidades. La caída de
un rayo podía ser un asunto público, sí provocaba víctimas o sí caía sobre espacios públicos o
sagrados. En este caso, los pontífices enterraban los destrozos y ofrecían un sacrificio arcaico
a base de cebollas, pelos y sardinas. En caso contrario, los particulares, con una procuratio pri-
vata, aplacaban a los dioses2. 
La fundación de una ciudad requería de una amplia gama de actos rituales rela-
cionados con los depósitos propiciatorios. Era una actividad iniciática que alteraba espacios
vírgenes, como los cursos fluviales, espacios religiosamente sensibles a cualquier intervención
intrusiva, como la construcción de un puente3.
Según Festus, los libros etruscos indicaban que ritual había que seguir para fundar
una ciudad o consagrar un templo o un altar 4. No se conoce el contenido de esos libros, ni
hay una guía para interpretar los depósitos arqueológicos de origen ritual, tan arraigados en la
tradición mediterránea5. Su aparente escasez tal vez se deba a su confusión con evidencias de
la vida cotidiana.
Para fundar una ciudad, Higinio el Grommatico6 menciona que antes de poner la
gromma en posición hay que atender a los auspicios. Varrón recuerda que antes de trazar el sul-
cus primigenium con los bueyes, había que esperar la autorización de los auspicios7.
El anni probentus era la ofrenda de la primera flor del producto agrícola de cada
año para propiciar las futuras cosechas. Simbolizaba la acumulación de provisiones en un silo
comunitario que se convertía en un tesoro para la comunidad. Está en los orígenes del aera-
rium8. Fue un rito público ubicado en un lugar céntrico y protegido.
La epigrafía menciona ofrendas, públicas y privadas, de altares, estatuas, templos,
phiales, inscripciones y donaciones menores, que se daban (donum dare) al dios, que incluía ca-
sos tan simples como una pequeña estatua, una lucerna o incienso en un vaso. Las más co-
rrientes eran las ofrendas monetarias en los santuarios, que, o se entregaban a los gestores del
santuario o se lanzaban (iactatio stipis) a los pozos o a las fuentes. Las referencias epigráficas re-
fieren abundantes sacrificios genéricos (ex stipe)9.
Italia
En Italia se conocen multitud de hallazgos rituales vinculados con distintas acti-
vidades. El caso de Roma, asociado a Romulo, es el más notorio, pero no el único10. Estrabón11
describe un ritual, el ver sacrum, de los pueblos sabélicos del centro de Italia, que preconizaba
sacrificar a Mamerte lo que naciera en la siguiente primavera para hacer frente a epidemias, ca-
restías, batallas o desastres naturales. Los niños nacidos en ese periodo se criaban como sacra-
ti y al llegar a adultos debían emigrar siguiendo al animal sagrado de su comunidad12. 
En relación con la fundación de ciudades, es bien conocido el auguraculum de Cosa
sobre la acrópolis13. En Hispania se han supuesto otros en Tarraco y Pollentia, no exentos de dudas14.
En Pompeya, recientes excavaciones de la taberna 28 de la Via «degli Augustali». han
mostrado ritos iniciáticos y de abandono. Uno era una gran fosa (fig. 1) con un relleno cerrado y uni-
tario, repleto de cerámica de mediados del siglo II a.C. No parecía un basurero, dada la repetición de
ciertos tipos de vajilla de mesa y de cocina. Destacan vasos votivos: guttus, copitas miniaturizadas, fí-
alas, timiaterio con asa y un pequeño plato a molde con la personificación de un río (fig. 2). El nú-
mero de recipientes culinarios es elevado, lo que indicaría una gran cantidad de comensales. Los res-
tos peculiares de fauna indican un consumo selecto, con las cornamentas de bóvido como elemento
singular. El lugar donde se usaron los recipientes no debió estar lejos, seguramente en la cercana casa
«delle Forme di Creta», donde se ha identificado un edificio para banquetes del periodo helenístico15.
El material habría sido inutilizado después de un ágape singular, un evento co-
munitario especial y ritual. La comida y la bebida en un banquete no son sólo la expresión de
un consumo comunitario, sino también el escenario de relaciones sociales, acción política de
definición y mantenimiento de identidades16. Sería un claro depósito de celebración17, un ac-
to de comensalidad ritualizado18. 
47ALBERT RIBERA I LACOMBA
Fig. 1. Pompeya. «Via degli Augustali 28». Gran fosa (UE 8025) con un deposito votivo (UE 8034). 
Mediados del siglo II a.C. Proyecto «Via degli Augustali».
48 LA REALIDAD MATERIAL DE LOS RITOS DE FUNDACIÓN (Y AMORTIZACIÓN) EN EL MUNDO ROMANO DE ITALIA E HISPANIA
Fig. 3. Pompeya. Via degli Augustali 28. Deposición de cerámica fina en el fondo de una balsa de la perfumería
helenística, incluido un lagynos. Probable rito de abandono. Finales del siglo II a.C. Proyecto «Via degli Augustali».
Fig. 2. Pompeya. Via degli Augustali 28. Cerámica fina especial de la gran fosa. Mediados del siglo II a.C. 
Proyecto «Via degli Augustali».
En estas fosas suelen depositarse ofrendas de artefactos, de animales completos o
de alguna de sus partes anatómicas, a modo de pars pro toto19.
En Pompeya, se conocen otros depósitos rituales con artefactos, vegetales y ani-
males, tanto en espacios sacros (Templos de Isis y de Venus), como domésticos, que responden
a prácticas relacionadas con nuevas construcciones20. 
En losespacios domésticos, las fosas contenían restos de cerdos neonatos y de ovi-
caprinos infantiles y juveniles, asociados con semillas y objetos como vasos cerámicos miniatu-
rizados o monedas de bronce21. Sin embargo, la presencia de bóvidos es nula, y esta especie no
formaría parte de los sacrificios privados22. El gran relleno de la «Vía degli Augustali» se vincu-
laría a una iniciativa pública, un banquete colectivo, una lustratio para purificar lugares, perso-
nas o cosas, rituales expiatorios y propiciatorios en la transformación de los espacios, un rito de
purificación/inicio previo a la urbanización de la zona, hasta entonces un espacio vacío, y al
inicio de la primera actividad productiva dedicada a la elaboración de perfumes. El final de es-
ta primera instalación productiva, a fines del s. II a.C., lo marcaba el relleno intencionado de
amortización de una balsa presidido por un laginos helenístico colocado en el fondo (fig. 3).
Semejante sería el bothros de Acelum (Asolo, Véneto), con un patrón de suovetauri-
lium similar a la fosa de Via degli Augustali: cerdos y ovicaprinos infantiles, y bóvidos adultos;
además, de perro y gallo. Se relaciona con una ceremonia de fundación/consagración de un
espacio colectivo a inicios del siglo I a.C.23.
Un curioso caso de ceremonia privada apareció en la casa «dei Quatro Stili»
(I,8,17) de Pompeya, en cuyo jardín se enterraron los materiales de construcción afectados por
un rayo, fulgur conditum, que se sellaron con mortero24.
Los ritos de fundación de ciudades: el caso de Valentia
Si para Italia los casos aparecen dispersos por toda la península, en Hispania nos
centraremos en los numerosos hallazgos rituales relacionados con las dos fundaciones de
Valentia. 
Tras décadas de excavaciones, en Valencia se conoce bien el contexto arqueológi-
co de su fundación25, que encaja con la única referencia histórica, de Tito Livio26, que la sitúa
en el consulado de D. Junio Bruto, el 138 a.C.
Varios contextos cerrados relacionados con la fundación encajan en ofrendas ri-
tuales, conectadas con la fundación republicana y en la de finales de Augusto27. 
I. La época Republicana (138 a.C. -75 a.C.)
La fundación romana se instaló sobre un suelo de arcillas amarillentas, lo que ha
permitido distinguir bien los primeros indicios de la actividad humana. Los testimonios de esta
fase inicial se encuadran en dos clases de hallazgos. Por un lado, los restos de actividades coti-
49ALBERT RIBERA I LACOMBA
50 LA REALIDAD MATERIAL DE LOS RITOS DE FUNDACIÓN (Y AMORTIZACIÓN) EN EL MUNDO ROMANO DE ITALIA E HISPANIA
dianas, como la construcción de tiendas de campaña, de las que aparecen los fondos o los agu-
jeros de los postes, amén de pequeños basureros, fosas de hogares o vertederos. El otro grupo, re-
gistrado cerca del foro y la Vía Hercúlea, son extraños depósitos bien enterrados, tanto grandes
como pequeños, de materiales arqueológicos y orgánicos, en su mayoría huesos de animales, que
aparecen en curiosas asociaciones, como los esqueletos de especímenes neonatos en rellenos de
fosas junto cerámicas enteras mezcladas con restos de fuego, como carbones y cenizas. 
No son raras las ollas aisladas vueltas hacia abajo y enterradas, ofrendas privadas
de tipo ritual. Más singular son las cinco urnas intactas, alineadas y en posición invertida del
Palau de les Corts (fig. 4). Conservaban el lacre que sellaba las tapaderas y en su interior se evi-
denciaban adherencias de materia orgánica. Estaban colocadas deliberadamente, pero sin nin-
gún propósito práctico. Por su posición estratigráfica, bajo el pavimento de la primera ocupa-
ción, se interpreta como un depósito ritual28, dentro de los ritos de comienzo. En general, es-
tas ofrendas de fundación y construcción toman la forma, casi siempre, de sacrificios de ani-
males o deposiciones de comida y bebida en recipientes de alfarería29. 
Alguna ofrenda de urna de los niveles de fundación de la colonia de Luna, unas
décadas más antiguas que Valentia, corresponderían a un acto semejante, en un mismo am-
biente cultural romano-itálico30.
a. Ritos relacionados con el viario
Uno era un pozo junto al cruce entre el cardo y el decumanus maximus, excavado en la
arcilla natural, de planta rectangular, 1’25 x 0’70 m, y una profundidad de 3’29 m (fig. 5). En su in-
terior se diferenciaron 2 rellenos superpuestos. El inferior, de 1’27 m. de espesor, de tierra arenosa
con carbones, abundante cerámica de mediados del s. II a.C. y huesos de bóvido, ovicáprido, cer-
0 10 cm
Fig. 4. Valentia. Excavación de Corts Valencianes. Ofrenda de urnas con la boca hacia bajo. Mediados del siglo II a.C.
Archivo Ayuntamiento de València.
do y gallo. Siempre animales muy jóvenes y neonatos. El nivel superior sellaba al anterior con 2’02
m. de gravas, tierra y poco y fragmentado material. Cubría y aislaba al inferior, algo que se repite en
otros hallazgos de este tipo, en que una capa inferior con carbones, cenizas, cerámicas enteras y
huesos de animales jóvenes, aparece cubierta por otra más potente con escaso material. 
La abundante cerámica de la parte inferior eran vasos culinarios (ollas, cazuelas y
morteros), de mesa (barniz negro, cubiletes de paredes finas) y ánforas de vino itálico, aceite
africano, salsas de pescado gaditano y cerveza local (ánfora ibérica) (fig. 6).
La gran cantidad de carbones y fauna encajaría con un banquete, que se lanzaría
al interior del pozo, como sucedía en un sacrificio ritual, al terminar el cual todos los utensi-
lios tenían que ser enterrados y aislados del mundo, ya que, para la mentalidad de la época, es-
taban contaminados por su contacto con la divinidad31. Esta ocultación, junto con la mayori-
taria procedencia itálica de las cerámicas, revela su vinculación con ritos itálicos32.
Se relacionaría con los preparativos oficiales propiciatorios del trazado y ejecu-
ción del viario de la ciudad. Esta importante zona fue altamente propicia para realización de
ofrendas, que también se han detectado en los inicios de la fase imperial, y que siempre pre-
cedieron a la ejecución de la vía pública33. En otros lugares del imperio son normales las ofren-
das junto a las vías romanas34, especialmente cuando atraviesan cursos de agua35.
51ALBERT RIBERA I LACOMBA
Fig. 5. Valentia. Excavación de L’Almoina. Pozo votivo cerca del cruce entre cardo y decumanus maximus. 
Mediados del siglo II a.C. Archivo Ayuntamiento de València.
52 LA REALIDAD MATERIAL DE LOS RITOS DE FUNDACIÓN (Y AMORTIZACIÓN) EN EL MUNDO ROMANO DE ITALIA E HISPANIA
La situación de este pozo, junto el cruce principal, plantea su posible relación con
el enigmático Mundus. En Roma, el Mundus, o Umbilicus Urbis, era la fosa circular excavada por
Rómulo en el centro del espacio urbano en el momento de la fundación. En ella, los funda-
dores habían lanzado tierra de sus lugares de origen y los primeros frutos del año. Se conside-
raba como una puerta abierta al mundo del infierno. Se abría 3 días al año, que se considera-
ban nefastos porqué permitían el paso de las divinidades infernales36.
b. Relacionados con un santuario
En los textos clásicos se cita el sacrificio de determinadas especies, incluso la se-
lección de partes anatómicas destinadas a ofrendas dependiendo de las divinidades. Los restos
de estas actuaciones asociadas a cultos particulares, determinados ritos y festividades han sido
constatados en santuarios y contextos rituales37.
Fig. 6. Valentia. Excavación de L’Almoina. Materiales del pozo votivo cercano al cruce entre cardo y decumanus 
maximus. Mediados del siglo II a.C. Archivo Ayuntamiento de València.
Una deposición representativa de un banquete público, apareció en la gran fosa
de la misma época, al norte del foro, en un supuesto recinto sacro dedicado a Bellona38. Era
una gran fosa oval (3,00 x 2,00 x 0,70), con un lote cerámico entero en su fondo, junto a ex-
tremidades inferiores de animales neonatos: ovicáprido, toro, cerdo, caballo, gato e inclusoun
posible dedo humano, además de cáscaras de huevo, caracoles y conchas marinas. Tras su de-
posición, se procedería a su cremación en la parte superior y a la cubrición rápida, lo que ava-
la una interpretación ritual. El material cerámico data 150-130 a.C., también vinculado por es-
tratigrafía al momento inicial. 
El relleno eran 44 vasijas, mayoritariamente itálicas, con envases de transporte de
vino de la Campania, aceite de África, cerámica de mesa destinada a líquidos, vasos para be-
ber y cerámica de cocina de Campania (patinas y ollas). Estos utensilios son los necesarios pa-
ra un ágape ritual, por lo que fueron arrojados al fondo de la fosa al final de la celebración, al
considerarse contaminados e impuros para los humanos por su contacto con la divinidad39. 
En el edificio termal, junto a la Via Herculea, bajo el muro que separa el caldarium del
praefurnium, se localizaron pequeñas agrupaciones cerámicas, entre las que predominan los vasi-
tos de paredes finas y las jarritas grises, que formarían una pequeña fosita fundacional. Algo más
hacia el este, pero también bajo el muro, se hallaron el tercio inferior de cuatro ánforas alineadas.
El interior estaba repleto de tierra grisácea, carbones, materia orgánica (espinas de pescado, etc.),
fauna (maxilar de conejo, una costilla, etc.) y una lucerna. Serían depósitos rituales de fundación,
como ofrenda para la construcción de las termas, relacionadas con el santuario de Asklepios40.
Otro santuario estaba al noroeste, cerca del río, entre la plaza de Cisneros y la ca-
lle Sabaters. Sus evidencias del momento de la fundación eran hogueras, basureros, fosas y al-
guna ofrenda ritual. Al sur, un edificio rectangular, de 4,50 x 2,75 m. con una especie de altar,
era semejante al del hipotético santuario gentilicio del poblado ibérico del Castellet de Ban-
yoles (Tivissa, Tarragona). 
Cerca del edificio sacro, al noroeste, había una gran fosa colmatada con gran can-
tidad de cerámica, sobre todo barniz negro y ánforas, que datan este contexto entre 135-125
a.C. Hay una anómala abundancia de ánforas romanas y muchas ollas grises, pátinas y tapa-
doras, morteros y jarras. También abundan platos o páteras en cerámica ibérica y las copas y
boles de barniz negro, cubiletes de paredes finas e ibéricos.
Este gran conjunto de materiales se debe relacionar con el área sacra. Esta ubica-
ción especial explicaría las anomalías del grupo cerámico y la particular composición de la fau-
na. En ambos casos, algún tipo de ofrenda o banquete votivo parecería la solución más indi-
cada. Deberían ser los restos de algún tipo de acto de inauguración del área sacra colindante,
que se añadiría a otros más conocidos de Valentia 41.
Su final llegó con la destrucción del 75 a.C. De su nivel de incendio procede el ex-
cepcional vaso ibérico del Ciclo de la Vida42. Contrastaría con la falta de destrucción del santua-
rio de Asclepios, al este del foro, que sería respetado por ser una divinidad del panteón romano.
El de la plaza de Cisneros, un área sacra indígena o itálica, sería arrasado sin problemas. 
53ALBERT RIBERA I LACOMBA
54 LA REALIDAD MATERIAL DE LOS RITOS DE FUNDACIÓN (Y AMORTIZACIÓN) EN EL MUNDO ROMANO DE ITALIA E HISPANIA
Esta fosa de Valentia y los hallazgos de su entorno, por su morfología y contenido
faunístico, recuerda al depósito del pozo del edificio cultual de la acrópolis de Volterra, en
Etruria. En este santuario de época helenística hay un edificio de culto en cuyo alrededor hay
un área de ofrendas al aire libre, como libaciones, descargas votivas de material y ollas en po-
sición invertida43. 
c. Relacionados con la puerta de la muralla
Junto a lo que debe ser una torre de la puerta septentrional, apareció un depósi-
to monetal de seis ases republicanos acuñados en Roma relacionado con la construcción de
la puerta norte de la ciudad (fig. 7). Los restos de materia orgánica, alrededor del hallazgo, y
la disposición del mismo, sugiere que estarían enterrados en el interior de un pequeño cofre
de madera44. Las nuevas edificaciones, en este caso estructuras defensivas, también iban li-
gadas a ritos propiciatorios. No en vano, el depósito está constituido por monedas con Ja-
no, que es el dios guardián de las puertas y de los comienzos, que aseguraba a su vez buenos
finales. Jano, dios de la puerta, es un dios con dos caras, Janus bifrons. Su principal templo
en el Foro romano tenía puertas que daban al este y al oeste, hacia el principio y el final del
día, y entre ellas se situaba su estatua, con dos caras, cada una mirando en direcciones opues-
tas. Como dios de los comienzos, se le invocaba públicamente el primer día de enero ( ja-
nuarius), el mes que derivó de su nombre porque inicia el nuevo año. Se le invocaba tam-
Fig. 7. Valentia. Excavación de la calle Salvador/Viciana. Ocultación de monedas junto a la puerta septentrional de la
ciudad. Mediados del siglo II a.C. Archivo Ayuntamiento de València.
bién al comenzar una guerra, y mientras ésta durara, las puertas de su templo permanecían
siempre abiertas; cuando Roma estaba en paz, las puertas se cerraban. Las puertas de Roma
contaban cada una con su divinidad protectora propia, pero todas ellas estaban bajo la tu-
tela de Jano45. 
Los primeros pobladores de Valentia, durante su primer año empezarían viviendo
en tiendas de campaña, al tiempo que realizaban todo un variado repertorio de ofrendas ri-
tuales propiciatorias para conseguir la aprobación de las divinidades y el beneplácito de los es-
píritus del nuevo lugar que hollaban, y violaban, con su presencia. Se haría una especial inci-
dencia votivo-religiosa en la zona de l’Almoina, al este de la vía, donde se erigió un santuario
acuático salutífero, dedicado a Asclepios, donde habría afloraciones de agua, fenómenos na-
turales sacralizados por la religión pagana46.
d. Otros ritos
Peculiares ofrendas rituales funerarias han aparecido en las tumbas más antiguas y
singulares, del s. II a.C., del cementerio de la calle Quart, que se han relacionado con la mor-
fología funeraria de área peligna. Las deposiciones de cabezas de cerdo sobre el esqueleto
(fig. 8) conectan con la porca praesentanea, un sacrificio a Ceres de tradición itálica. Esas tumbas
con ese rito constituyen una nueva e inequívoca prueba de la filiación itálica de los primeros
pobladores de Valencia47.
55ALBERT RIBERA I LACOMBA
Fig. 8. Valentia. Excavación de la necrópolis occidental en la calle Quart -Cañete. Ofrenda de cabeza de cerdo en una
tumba de tipo peligno. Mediados del siglo II a.C. Archivo Ayuntamiento de València.
56 LA REALIDAD MATERIAL DE LOS RITOS DE FUNDACIÓN (Y AMORTIZACIÓN) EN EL MUNDO ROMANO DE ITALIA E HISPANIA
Valentia fue arrasada por Pompeyo el 75 a.C., tras la batalla en la que perecieron
10.000 soldados de Sertorio. En el foro se han encontrado 17 esqueletos en un nivel de in-
cendio. La mayoría habían sufrido mutilaciones y torturas y, en un caso, el empalamiento con
un pilum. Todos eran jóvenes masculinos en edad militar, excepto el empalado, de edad ma-
dura48. Esta sangrienta escena, que tendría su mejor referente en la masacre de los samnitas por
Sila en el Campo de Marte, tras la batalla de Porta Colina, introduce los «rituales» de vengan-
za. Tras esta destrucción, de la que sólo se salvaría el santuario de Asclepios, la ciudad perma-
neció abandonada durante 75 años.
La época Imperial
a. Relacionados con el santuario de Asklepios
De la fase republicana se conoce una piscina y un pozo monumental de opus qua-
dratum (fig. 9). El pozo apareció colmatado por un relleno de 5 m de potencia, con un gran y
homogéneo conjunto cerámico (fig. 10). El resto eran carbones, cenizas y tierra cenicienta con
Fig. 9. Valentia. Excavación de L’Almoina. Pozo del santuario de Asclepios. Mediados del siglo II a.C. 
Archivo Ayuntamiento de València.
restos faunísticos, con preferencia cerdo. Un hacha de hierro, al fondo, la abundancia de cer-
dos y una lucerna que representael sacrificio de un suido (fig. 11), remachan el carácter in-
tencionado del depósito. 
Los materiales procederían de varias ofrendas votivas consecutivas o de un único
gran sacrificio ritual, a cuyo final, todos los utensilios usados deberían ser enterrados49. Esto
explicaría la fauna, el hacha, las cenizas y carbones y la vajilla. El predominio del cerdo, 48
ejemplares, concuerda, porque era apreciado para los sacrificios, lo que explicaría su predomi-
nio sobre los ovicápridos, que abundan más en los niveles cotidianos de época romana. 
La cantidad de piezas supera al de otros depósitos de Valencia. Sería un gran sa-
crificio público, por el mayor número de participantes y porque tuvo lugar en una área públi-
ca y sacra como el santuario. 
El origen de este depósito votivo sería la refundación de la ciudad, sobre la arra-
sada en el 75 a.C. En Valencia no aparecen materiales entre esa destrucción y el relleno del
pozo. Entre 5 a.C. y 5 d.C., el pozo del santuario fue rellenado con ofrendas de alimentos y
677 vasijas: 90 de sigillata aretina, 111 de paredes finas, 22 lucernas, 33 ánforas, 78 de cerá-
mica ibérica, 211 de cerámica común, en su mayoría jarras, 39 cazuelas de cerámica común
importada y 77 de cerámica común de cocina (ollas, jarras, tapaderas y patinas). Un variado
servicio de mesa, sobre todo copas, platos y vasos para beber, entre los que hay cálices y va-
sos de libaciones y abundancia de jarras para escanciado de líquidos y numerosos contene-
dores de vino y garum50.
57ALBERT RIBERA I LACOMBA
Fig. 10. Valentia. Excavación de L’Almoina. Selección del material de un depósito ritual recuperado en el interior del
pozo del santuario de l’Almoina. Época de Augusto, 5 a.C. -5 d.C. Archivo Ayuntamiento de València. 
58 LA REALIDAD MATERIAL DE LOS RITOS DE FUNDACIÓN (Y AMORTIZACIÓN) EN EL MUNDO ROMANO DE ITALIA E HISPANIA
Quedaría la duda sobre si el objeto de la ofrenda fue venerar las aguas del lugar o
un acto propiciatorio iniciático de los nuevos habitantes, o ambas cosas a la vez. El primer ca-
so está repetido a lo largo del imperio romano, tanto a una reducida escala rural51, como inte-
grado en grandes santuarios urbanos, como el de Bath en Inglaterra52. En su favor estaría el
gran número de vasos de beber de paredes finas que han aparecido. Pero la naturaleza y la ho-
mogeneidad del resto de los hallazgos cuadrarían mejor con el segundo supuesto, que consi-
deramos más probable. Estaríamos ante una ceremonia de la lustratio urbis, de tradición itálica,
recogida por Tito Livio y los Libros Sibilinos, consistente en una procesión purificadora alre-
dedor de un círculo mágico acompañada de sacrificios de animales. Esta lustratio podría reali-
zarla toda una ciudad o un ejército, o porciones de estos53.
En el santuario de Venus, en Pompeya, también se han encontrado dos cisternas relle-
nadas con depósitos votivos, en este caso relacionados con la ampliación del espacio sacro en 130-
120 a.C. Su contenido también sugiere que se trataría de un gran acto ritual de carácter público54.
b. Relacionados con el decumanus
En un lugar debajo del decumanus maximus, entre la entrada al foro, al oeste, y el
cruce entre el cardo y decumanus maximus, al este, apareció un relleno con carbones, que ocu-
paba 2,5 x 2 m. Amortizaba la vía republicana y estaba por debajo de la calle del s. I d.C. Des-
Fig. 11. Valentia. Excavación de L’Almoina. Lucerna con la representación del sacrificio de un suido del depósito ritual recu-
perado en el interior del pozo del santuario de l’Almoina. Época de Augusto, 5 a.C. - 5 d.C. Archivo Ayuntamiento de València.
tacaba la anómala concentración de
cerámicas enteras, mientras en el res-
to de la calle, de la que se excavaron
50 metros, apenas se encontró mate-
rial. Había varias piezas aplastadas:
sigillata aretina, cubiletes de paredes
finas, vasos ibéricos, una imitación
de crátera de volutas, un gran lagynos
y otros hallazgos, como una asta de
ciervo (fig. 12). El grupo de paredes
finas es del periodo de Tiberio. Son
pequeños vasos de beber, jarras y ol-
pes, destacando el gran laginoi, ade-
más de dos cazuelas de cocina. Serían
los restos de una libación propiciato-
ria de líquidos, efectuada al inicio del
trazado del viario principal, ya que el
lugar fue cubierto por el decumanus
maximus. No habría una excavación
para ocultar bajo tierra los utensilios
de la ceremonia, sino que se cubriría la ofrenda al levantar la calle. La intencionalidad de la de-
posición habla de un sacrificio ritual con motivo de la pavimentación de la antigua calzada re-
publicana (decumanus). En otros lugares también se dan ofrendas junto a las vías romanas55.
c. Otros ritos
En las cimentaciones de la schola situada tras la curia, aparecieron dos urnas glo-
bulares, en cuyo interior se recuperaron huesos de un pequeño animal y una moneda56.
El estudio de estos numerosos contextos rituales indica que algunas de las for-
mas cerámicas que se encuentran en ellos eran más proclives que otras a la hora de ser usa-
das en las ofrendas57.
Conclusiones
La interpretación de algunos hallazgos arqueológicos como prácticas rituales y
mágicas suelen provocar reticencias, por temor a errores, como el supuesto, y dudoso, mundus
de Artena, que en realidad parece que sería de unas termas58. Pero la abundante evidencia cons-
tata la normalidad de esta materialidad de una religión romana que, además de a los cultos, se
consagraba a la interpretación de los presagios y prodigios.
59ALBERT RIBERA I LACOMBA
Fig. 12. Valentia. Excavación de L’Almoina. Cerámicas alrede-
dor de una asta de ciervo por debajo del decumanus maxi-
mus. Época de Tiberio. Archivo Ayuntamiento de València.
60 LA REALIDAD MATERIAL DE LOS RITOS DE FUNDACIÓN (Y AMORTIZACIÓN) EN EL MUNDO ROMANO DE ITALIA E HISPANIA
Toda inauguración o inicio necesitaba la ciencia de los augures para dominar el acon-
tecimiento, al interpretar las manifestaciones de los dioses y proponer las expiaciones requeridas. 
Estos peculiares hallazgos hay que relacionarlos con la necesidad de reparar con
un acto expiatorio algunas acciones, como las construcciones que alteraban la integridad de la
naturaleza, considerada divina e inviolable. Cualquier actividad edilicia se consideraba un ac-
to violento contra los espíritus del lugar, a los que se infligía una ofensa que había que reparar
con ofrendas, para neutralizar venganzas de los espíritus. Estas ofrendas, servirían para aplacar
a las divinidades y garantizar la perdurabilidad de los nuevos elementos creados sobre las tie-
rras o aguas violentadas.
Estos rituales de reparación eran especialmente necesarios cuando se alteraba el
agua. La ciudad, por su extensión y sus pozos, o la vía, por su longitud y su alteración de cursos
de agua, con sus puentes, estaban especialmente necesitadas de realizar sacrificios expiatorios59. 
Cada dios tenía su templo y sus ritos particulares, cada comunidad tenía sus luga-
res y hábitos cultuales, cada actividad tenía sus expiaciones, cada prodigio su interpretación y
todos tenían sus subsiguientes actos rituales, de ahí la gran diversidad existente, casi totalmen-
te desconocida, tanto a nivel de textos como de materialidad arqueológica60. 
La identificación de hallazgos rituales permitiría conocerlos e interpretarlos mejor.
La oportunidad de reuniones como ésta ayuda a que arqueólogos, numismáticos e historiado-
res de las religiones entrelacemos nuestras fuentes de información para comprender mejor es-
tos cada vez más numerosos episodios reales de las prácticas antiguas.
61ALBERT RIBERA I LACOMBA
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62 LA REALIDAD MATERIAL DE LOS RITOS DE FUNDACIÓN (Y AMORTIZACIÓN) EN EL MUNDO ROMANO DE ITALIA E HISPANIA
63ALBERT RIBERA I LACOMBA
NOTAS
1 BLOCH 1978, p. 104; BONGHI JOVINO
2005.
2 BLOCH 1978, p. 100.
3 DI GIUSEPPE – SERLORENZI 2010.
4 LE GALL 1970, p. 302.
5 MERRIFIELD 1987; BONGHI JOVINO
2005.
6 HIGINIO EL GROMMATICO, De limitibus
constituendis, III.
7 LE GALL 1970, p. 302.
8 COARELLI 1983.
9 VAN ANDRINGA 2002, pp. 118 -123;
ABAD 1992.
10 DE MAGISTRIS 2007; CHERUBINI
2004.
11 V 4.12.
12 SALMON 1995, p. 50, nota 50.
13 BROWN 1980.
14 ORFILA ET AL. 2017.
15 D’AMBROSIO – DE CARO 1989.
16 MARTENS 2015, pp. 167-169.
17 BONGHI JOVINO 2005, p. 33.
18 BUSTAMANTE ET AL. 2020.
19 IBORRA 2017, p. 31.
20 CIARALDI – RICHARDSON 2000,
pp. 79 - 81; CURTI 2008, p. 53.
21 CIARALDI – RICHARDSON 2000, 
pp. 79 -80.
22 VAN ANDRINGA 2011, p. 86.
23 MURGIA 2012.
24 VAN ANDRINGA ET AL. 2010.
25 RIBERA 2006. 
26 PERIOCHA 55.
27 RIBERA 2010. 
28 RIBERA 2010. 
29 MERRIFIELD 1987.
30 GAMBARO 2002.
31 MERRIFIELD 1987.
32 ÁLVAREZ ET AL. 2003.
33 ÁLVAREZ ET AL. 2003.
34 ZANDA – BETORI 2002.
35 DI GIUSEPPE – SERLORENZI, 2010.
36 COARELLI 1985, pp. 58 -59.
37 FERCOQ DU LESLAY – LEPETZ 2008.
38 RIBERA 2017, pp. 59 -61.
39 RIBERA 2010, pp. 276 -277.
40 RIBERA 2017, pp. 52-59.
41 HUGUET ET AL. en prensa.
42 RIBERA 2014.
43 BONNAMICI 2005, p. 6.
44 RIBERA 2010, pp. 278 -279.
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48 RIBERA 2014.
49 MERRIFIELD 1987.
50 ALBIACH ET AL., 1998.
51 GUIRAUD 1992.
52 CUNLIFFE 1996; WOODWARD 1992.
53 BLOCH 1978, p. 106; SCHEID
2016.
54 CURTI 2008; COLETTI 2020.
55 DI GIUSEPPE – SERLORENZI 2009;
ZANDA – BETORI 2002; HURTADO 2015.
56 RIBERA 2010, p. 290.
57 HUGUET – RIBERA 2015.
58 DE CAZANOVE – SCHEID 2003.
59 DI GIUSEPPE – SERLORENZI, 2009.
60 VAN ANDRINGA 2002, pp. 101-102.

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