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el Interés (economía y finanzas)
El interés es el provecho o la ganancia que se puede sacar de algo. En este sentido, en la economía el interés está ligado al lucro que se obtiene a partir del uso del dinero mediante préstamos y créditos.
Por ello, el interés es el valor expresado en la cantidad adicional de dinero, pagado por su uso, durante un determinado tiempo. Los intereses representan así la retribución que se da a quien presta el capital.
Bajo esta perspectiva, el dinero tiene un precio tal como lo tienen los demás bienes en un sistema económico. El precio se refleja según una tasa porcentual de referencia o una tasa asociada a criterios del mercado como: costos de oportunidad, inflación y riesgo.
En otras palabras, la tasa de interés proporciona la medida del cobro por el dinero prestado o invertido, mientras el interés se refleja en el valor o monto que en efecto se paga. Por ejemplo:
Una institución financiera le otorga un préstamo de $100,000 a un cliente por un mes. En este caso, el cliente saldó su deuda pagando $105,000 después de 30 días. Esto quiere decir que devolvió el capital inicial, más $5,000 por concepto de interés. Lo cual significa que la tasa de interés efectiva fue del 5%.
Tipos de interés financiero
El concepto de interés en las finanzas es esencial a la hora de evaluar las decisiones que toman tanto los individuos como las empresas. De los tipos de interés depende el costo de los préstamos, así como también se estima la rentabilidad de las inversiones. Entre sus tipos están:
Interés fijo
Es el porcentaje invariable a pagar sobre el monto de una operación financiera. Implica que hay un acuerdo mutuo entre el prestamista y el deudor al firmar un contrato para mantener fijo el costo del dinero durante el periodo del préstamo.
De esta manera, se establecen claramente las cantidades u obligaciones a pagar en cada cuota y al final del contrato.
Interés variable
Se refiere a una tasa de interés que fluctúa con el tiempo. El interés variable está vinculado al movimiento de las tasas de interés de referencia que marcan los bancos centrales de los países. De esa forma, los créditos pueden tornarse más caros o más baratos con el tiempo, según los cambios en las tasas del mercado.
Interés simple
Es el tipo de tasa que le da una institución financiera a sus clientes cuando el porcentaje del beneficio se calcula exclusivamente sobre el monto inicial de lo prestado o lo invertido en la operación financiera.
Su cálculo es sencillo y se expresa mediante la multiplicación del capital, la tasa de interés y el número de períodos.
Interés compuesto
A diferencia del interés simple, en el interés compuesto se contempla la suma de intereses de cada periodo al capital inicial, y luego al capital acumulado de una inversión. Esto conlleva que los intereses sean reinvertidos, por lo que se crea un efecto acumulativo como "bola de nieve".
En el caso de las deudas, el efecto compuesto genera "anatocismo", esto es, el cobro de interés sobre intereses impagos. Los contratos que estipulan abonos de intereses sobre intereses vencidos están prohibidos o fuertemente regulados por la ley en muchos países.
El 'tipo de interés' en la economía
La expresión 'tipo de interés' se usa en la economía como sinónimo de 'tasa de interés'. Es decir, también hace referencia al costo del dinero, indicando el porcentaje extra que se debe pagar como compensación cuando se vence un préstamo o crédito.
Por regla general, el tipo de interés de referencia lo fija el banco central de la nación. Así, rige para las operaciones financieras públicas y para las interbancarias.
Como el tipo de interés incide directamente en el precio del dinero, su fijación influye en múltiples aspectos de la economía, como la inflación, el nivel de inversión y consumo, y hasta en el propio crecimiento económico. Como es tan relevante, se utiliza como instrumento de política monetaria.
Tipo de interés como instrumento de política monetaria
El tipo de interés puede subir o bajar de acuerdo con las condiciones del mercado. Un tipo de interés alto aprecia el valor del dinero, puesto que hace a los créditos más caros. Eso desalienta la demanda de préstamos y, por el contrario, incentiva el ahorro, ya que los depósitos en bancos obtienen mayor rédito.
No obstante, como en ese escenario habría menos dinero disponible para invertir, se desincentiva la inversión y el consumo. A largo plazo, una tasa de interés alta tiende a generar recesión económica. Por esa razón, cuando una economía muestra signos de debilidad, los bancos centrales suelen bajar las tasas de interés.
Un tipo de interés bajo facilita el acceso a capital a menor costo. El acceso a préstamos y créditos incrementa la cantidad de dinero circulante en una economía, lo que a su vez conduce a una mayor demanda de productos y al crecimiento.
Sin embargo, mantener los tipos de interés bajos por largo tiempo puede generar un recalentamiento de la economía y una subida generalizada de precios (inflación). El equilibrio entre los tipos de interés y las condiciones del mercado son fundamentales para sostener una economía sana.