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Seguimiento del tratamiento farmacológico de la hepatitis C Mercè Ardèvol Servicio de farmacia Hospital Universitari Germans Trias i Pujol (Badalona) 1.4 PARA FARMACÉUTICOS DE HOSPITAL III FORMACIÓN CONTINUADA F U N D A C I O N P R O M O C I O N M E D I C A 1. INTRODUCCIÓN 2. EPIDEMIOLOGIA 3. HISTORIA NATURAL DE LA HEPATITIS C 4. VIAS DE TRANSMISIÓN 5. FACTORES RELACIONADOS CON LA PROGRESIÓN DE LA ENFERMEDAD 6. DIAGNÓSTICO DE LA HEPATITIS C 7. OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO DE LA HEPATITIS C 8. IMPORTANCIA DE LA ADHERENCIA AL TRATAMIENTO 9. REACCIONES ADVERSAS DEL TRATAMIENTO DE LA HEPATITIS C 10. RECOMENDACIONES Y CONSEJOS SOBRE EL TRATAMIENTO 11. CONTRAINDICACIONES 12. INTERACCIONES 13. PERSPECTIVAS FUTURAS DE TRATAMIENTO 14. BIBLIOGRAFIA 93 SUMARIO 1.- INTRODUCCIÓN Desde 1989, año en que se descubrió el virus de la hepatitis C, se ha producido una gran cantidad de publicaciones describiendo los avances en el conocimiento de la hepati- tis C. A principios de los noventa predomina- ban los estudios epidemiológicos, para pos- teriormente añadirse otros acerca de historia natural, patogenia, inmunología y tratamien- to. Todo ello ha supuesto que quince años después el caudal de conocimientos sea ingente y aumente cada día. La infección por el virus de la hepatitis C (VHC) representa un problema sanitario de gran magnitud. Más de la mitad de las infec- ciones agudas progresan a la cronicidad y ocasionan una enfermedad crónica del híga- do de gravedad variable. El curso evolutivo de las hepatitis crónicas C (HCC) es muy lento y las complicaciones de la enfermedad no se manifiestan hasta varias décadas des- pués de la infección con lo cual las conse- cuencias clínicas, sociales y económicas de un gran número de casos que se contagiaron en la década de los setenta y ochenta las veremos en los próximos años con un aumento de las descompensaciones de las cirrosis, de los hepatocarcinomas y de las necesidades de transplante hepático por esta etiología. Estas particularidades convierten a la hepatitis C en una enfermedad que preocupa enormemente a los pacientes que la pade- cen, a los médicos que les atienden y a las autoridades sanitarias en general. El tratamiento farmacológico de esta pato- logía se inició a finales de los años ochenta (cuando se hablaba de hepatitis noA-noB) con la administración de interferón (IFN) que conseguía tasas de curación muy bajas (5-15%) y con efectos secundarios impor- tantes lo que hizo que muchos médicos le considerarán poco recomendable. En los últimos años con la incorporación de la riba- virina (RBV) y más recientemente con el tratamiento combinado de interferón pegila- do (PEG-IFN) y (RBV) la situación ha cam- biado de forma notable, al conseguir tasas de erradicación entre el 50 y 80% depen- diendo del genotipo, aunque sigue teniendo efectos secundarios importantes pero que pueden ser bien llevados por el paciente con la adecuada ayuda multidisciplinar. El farmacéutico hospitalario, en el momento de la dispensación puede participar muy activamente, colaborando en el manejo de los efectos secundarios y en el cumplimien- to terapéutico 2.- EPIDEMIOLOGIA Las tasas de prevalencia de una determi- nada enfermedad descrita en la comunidad varían dependiendo no sólo de la especifici- dad y de la sensibilidad del método utilizado, sino también de acuerdo al origen geográfico y a los hábitos, costumbres, nivel social y económico de la población estudiada. Se estima que la prevalencia global de la infección por el VHC es de alrededor del 3% en la población general1, y que en el mundo existen entre 170 y 240 millones de portado- res del VHC, con más de 5 millones sola- mente en Europa (Figura 1). 95 de casos de infección en la población más joven (menor de 20 años), un aumento de prevalencia en los menores de 40 años, un descenso en el grupo entre 40 y 55 años y un ascenso progresivo a partir de los 55 años. Estos hallazgos sugieren las siguientes deducciones: 1.- La infección no suele distribuirse en niños y adolescentes, ya que los riesgos parenterales y sexuales están práctica- mente ausentes. 2.- El pico de prevalencia elevada en las décadas de los 20 y 30 años se pueden relacionar con el uso confesado u oculto de drogas por vía intravenosa, aunque haya sido de modo ocasional. 3.- El grupo de edad comprendido entre 40 y 55 años corresponde a personas que no estuvieron sometidos a los factores de ries- go que afectaron a la población de más edad y para las que al salir de la adoles- cencia no existía todavía la difusión de la droga que ocurrió años más tarde. 4.- A partir de los 55 años el aumento pro- gresivo del número de portadores de anti- VHC se puede atribuir a factores de riesgo que fueron muy prevalentes antes de los años 70, como la administración de fárma- cos con jeringuilla de vidrio, y también al hecho de haber tenido más oportunidades de recibir transfusiones de sangre antes del año 1990. 3.- HISTORIA NATURAL DE LA HEPATITIS C La hepatitis es una inflamación del hígado que se debe , en la mayoría de los casos, a una infección producida por los llamados virus de la hepatitis. Durante la hepatitis aguda, algunas células hepáticas inflamadas mueren, aunque en la mayoría de los casos permanecen sanas un número suficiente de células, lo que garantiza que las funciones del hígado se realicen con relativa normali- dad. Al igual que ocurre con otras infeccio- nes, los enfermos con hepatitis aguda empie- zan a producir defensas en forma de anti- cuerpos dirigidos contra el virus causante de la infección de forma que, en un periodo variable, disminuye la inflamación y los virus son progresivamente eliminados. Sin embar- go, en determinados casos, los virus de la hepatitis escapan a la acción de los sistemas defensivos inmunitarios y aparece la llamada hepatitis crónica. La posibilidad de que la hepatitis evolucione a la cronicidad depende sobre todo del tipo de virus de la hepatitis causante de la infección, siendo VHC el que presenta una mayor tendencia a la cronici- dad, probablemente debido a su importante capacidad de mutación. El VHC es un pequeño virus ARN del géne- ro Hepacivirus perteneciente a la familia Flaviviridae que fue identificado por primera vez en 19896 . El genoma del ARN del VHC muta con mucha frecuencia y circula en suero no como una única especie sino como una población de cuasiespecies que difieren entre sí del 1 al 5% en la secuencia de los nucleótidos7. Se han descrito 11 genotipos distintos de virus. No obstante, análisis más completos revelan la existencia de sólo seis ramas principales en los dendrogramas, que definen los 6 genotipos más ampliamente aceptados hoy (1 al 6) y más de 50 subtipos (1a, 1b, 2a, 2b, 97 Sin embargo, la prevalencia de la infección por el VHC es difícil de esti- mar y varía sustancialmente entre los diferentes países. Esta variabilidad demográfica puede explicarse por razones socioeconómicas, ya que los estudios realizados en poblaciones de bajo nivel social confirman la existen- cia de una prevalencia del VHC extra- ordinariamente superior, que se sitúa entre el 18 y el 40%2. En la población norteamericana, las tasas de infección por el VHC más ele- vadas (4,1%) se encontraron en los adultos con edades comprendidas entre los 30 y 49 años3, mientras que en estu- dios realizados en Europa y en la zona del Mediterráneo, las mayores tasas de prevalencia se detectaron en los grupos de edad más avanzada. La prevalencia en estudios epidemio- lógicos poblacionales realizados en España varían entre el 1,6% y el 2,7%4,5, porcentaje muy similar (1,7%) al obtenido en otros países del área mediterránea, como Francia e Italia. De igual forma, el porcentaje de pacientes infectados por el VHC y con ARN-VHC detectable en san- gre en nuestro medio es cercano al 70% lo que permite estimar, por medio de pro- gramas estadísticos, la existencia en España de unos 800.000 paciente con hepatitis crónica C. Por una parte, hay evidencias de una distribución de la infección rela- cionadacon la edad: la frecuencia del VHC es mucho mayor en individuos de edad avanzada, oscilando en nuestro medio entre el 1,7% (en sujetos meno- res de 44 años) y el 4,1% (en los mayores de 65 años). En todos ellos se contaba la ausencia 96 del 70%), es asintomática o subclínica, de forma que el paciente desconoce por com- pleto la presencia de la enfermedad. Tras la exposición al virus, ARN del VHC puede ser detectado en suero en las siguientes 1-2 semanas, aumentando después hasta nive- les de 105- 107 genomas víricos por mL. Los niveles séricos de las transaminasas (alanin aminotransfera –ALT- y aspartato amino- transferasa –AST-), indicativos de lesión hepática y necrosis, aumentan de 2 a 8 semanas después de la exposición y habi- tualmente alcanzan niveles superiores a 10 veces el valor normal. Estas elevaciones son característicamente de tipo polifásico, con fluctuaciones de sus niveles a lo largo de los primeros días. Sin embargo, en otros casos se registran patrones de tipo monofásico con rápido aumento en forma de pico seguido de un igual descenso o de tipo plano con niveles persistentemente elevados sin fluctuaciones. Acompañando a la hipertransaminasemia se ha descrito un aumento de los niveles de gamma-glutamiltranspeptidasa (GGT) más frecuente en casos de hepatitis aguda por VHC en relación a otras hepatitis víricas. 99 etc.) cuyas secuencias de nucleótidos difieren entre sí un 30-50% y un 10- 30%, respectivamente (Figura 2) y a su vez, cada uno de ellos, diferentes pobla- ciones llamadas cuasiespecies. Esta importante variabilidad genética, consi- derada actualmente como un mecanis- mo de escape inmunológico, tiene una gran influencia tanto en la persistencia y cronificación de la enfermedad como en la resistencia al tratamiento antivírico8,9. La prevalencia de los diferentes genoti- pos del VHC no están uniformemente distribuidos por el mundo (Figura 3). El genotipo 1a es el mas frecuente en Estados Unidos y en el norte de Europa, siendo el responsable de alrededor del 60-70% de todos los casos HCC. Los genotipos 2a y 2b representan entre el 10% y 30% de las infecciones VHC, siendo particularmente comunes en Japón y norte de Italia. En cambio, el genotipo 3 predomina en la India y otras zonas de Asia, y este genotipo puede haberse introducido recientemente en Estados Unidos, Europa y Australia, qui- zás como consecuencia de la generali- zación del uso de drogas vía parenteral en los años 60 y 70. El genotipo 4 es más frecuente en la zona central de África y Egipto, donde es el predomi- nante. Al igual que con el genotipo 3, el 4 puede haberse introducido reciente- mente en la cuenca mediterránea a tra- vés de la inmigración y el uso de drogas por vía parenteral. Por último los genoti- pos 5 y 6 son raros y se encuentran en áreas geográficas determinadas, el genotipo 5 en África del Sur y el genoti- po 6 en Hong Kong y en el sudeste asiá- tico10. Una proporción de pacientes presentan una infección por varios genotipos, siendo los más frecuentes el 1a y el 1b. Situaciones clínicas de la Hepatitis C: La infección por VHC determina un amplio espectro de situaciones clínicas que en la mayoría de los casos se corres- ponde con la progresión de la enferme- dad a lo largo del tiempo (Tab. 1). A.- Hepatitis aguda: El VHC provoca una hepatitis aguda que, en la mayoría de los casos (más 98 Figura 2. Dendrograma genotipos VHC Figura 3. Distribución mundial de los distintos geno- tipos del VHC Tabla 1. Situaciones clínicas de la hepatitis C Hepatitis aguda - Sintomática - Asintomática Hepatitis crónica - ALT patológica - ALT normales Cirrosis - Compensada - Descompensada - Poblaciones especiales - Co-infección VIH, VHB Carcinoma hepatocelular - Neoplasias malignas - Hemodiálisis Manifestaciones extrahepáticas - Autoinmunes: Autoanticuerpos (anti-nucleares, anti-tiroídeos). Artritis. Queraconjuntivitis - Renales: Glomerulonefritis (extramembranosa o membranoproliferativas) - Hematológicas: Crioglobulinemia (Vasculitis Sistémica asociada a VHC) Linfoma de células B (plasmocitoma). Púrpura trombocitopénica idiopática. Sobrecarga secundaria de hierro - Cutáneas: Porfiria cutánea tardía. Liquen plano. Vasculitis leucocitoclástica. discretos grados de inflamación y necrosis con leve fibrosis o sin ella y su tasa de pro- gresión a formas más avanzadas de la enfer- medad es menor que la de los pacientes con ALT elevadas16. Aunque, algunos pacientes con ALT persistentemente normales pueden presentar fibrosis importante o cirrosis 17. Sin embargo en la actualidad existen todavía muchos aspectos controvertidos en lo que se refiere a la progresión de la HCC a formas más avanzadas de enfermedad hepática. Estas diferencias parecen estar relacionadas con diversos factores tanto del propio virus como del huésped. C.- Cirrosis Es la forma más avanzada de lesión hepá- tica difusa, en la que las lesiones son apa- rentemente irreversibles y los pacientes pre- sentan grados variables de insuficiencia hepatocelular y de hipertensión portal. La presencia de grados discretos de insuficien- cia hepatocelular con leves aumentos de la bilirrubina sérica, disminución de los niveles de albúmina y alargamiento de protombina deben hacernos sospechar la progresión a cirrosis. Sin embargo, la única prueba diag- nóstica definitiva es la biopsia hepática, la cual no puede recomendarse en todos los casos ya que se trata de una prueba invasiva no exenta de posibles complicaciones para el paciente y además pueden presentar bajos niveles de sensibilidad y especificidad por el pequeño tamaño de la muestra histológica. La cirrosis por virus C descompensada, tér- mino que incluye la aparición de cualquiera de las manifestaciones graves de la hiperten- sión portal como la ascitis, la encefalopatía hepática, la hemorragia digestiva por varices gastroesofágicas o las infecciones graves, representa la fase terminal de la enfermedad cuya resolución depende únicamente de la posible realización de un transplante hepático. En una publicación, Freeman et al han revi- sado de forma sistematizada los estudios epi- demiológicos realizados con la intención de conocer la tasa de progresión a cirrosis de los pacientes con HCC18. Los autores conclu- yen que los estudios pueden agruparse en cuatro categorías. La primera englobaría los estudios realizados en servicios de hepatolo- gía, generalmente de hospitales de tercer nivel (n= 33 estudios) y que aportan una tasa media de progresión del 22% a los 20 años. El segundo grupo incluiría estudios en cohor- tes de pacientes con hepatitis postransfusio- nal (n= 5 estudios) los cuales confirman tasas de progresión del 24%. En tercer lugar se situarían estudios que analizan la evolución de la hepatitis en donantes de sangre (n= 3 estudios) con tasas de progresión a cirrosis del 4%. En la cuarta categoría se incluyeron estudios realizados en cohortes de población general (n= 9 estudios) que aportan tasas de progresión del 7%. Las diferencias observa- das, que sitúan la tasa de progresión a cirro- sis a los 20 años entre el 2-4% y el 20-25%, son evidentemente atribuibles a la edad y las características de las poblaciones estudiadas y sugieren además que puedan existir otros factores que pueden contribuir a aumentar o disminuir la tasa y el ritmo de progresión a cirrosis de los pacientes con hepatitis C. Los pacientes con infección crónica por VHC presentan con frecuencia diferentes manifestaciones extrahepáticas 101 Este periodo coincide prácticamente con la aparición de síntomas clínicos ( astenia, adinamia, coluria, náuseas y/o vómitos, dolor abdominal) e ictericia en el 30% de los pacientes en que la hepa- titis aguda es sintomática. Los anticuer- pos frente al VHC (anti-VHC) son detec- tables en suero por enzimo-inmunoen- sayo (ELISA) a partir del inicio de los síntomas aunque en un 30% de los casos persisten negativos hasta inclu- so nueve meses después, lo que hace que este test sea poco útil para el diagnóstico etiológico de la hepatitis aguda vírica11,12.Posteriormente la mayoría de los pacientes positivizan los anti-VHC, aunque los títulos pueden mantenerse bajos o hasta ser indetecta- bles en algunos pacientes con inmuno- deficiencias graves. Tras la infección aguda, únicamente un 15-20% de los pacientes consiguen eliminar el virus y por tanto curar la infección, negativizando el ARN-VHC sérico y normalizándose las transamina- sas13. El período de tiempo en que se considera que la infección se hace cró- nica se ha establecido tradicionalmente en 6 meses, aunque excepcionalmente la curación puede producirse hasta 1 año después del contacto inicial. En recientes estudios transversales que incluyen un elevado número de sujetos, preferentemente niños y mujeres jóve- nes, describen mayores tasas de recu- peración espontánea que alcanzan el 45-50% de los casos14, por lo que en definitiva la tasa de recuperación espon- tánea de la infección aguda por VHC puede establecerse entre el 15 y el 50% (Figura 4) B.- Hepatitis crónica C : Los pacientes con HCC mantienen niveles séricos más o menos fluctuan- tes de ARN-VHC y presentan una alte- ración histológica de tipo inflamatorio con diferentes grados de necrosis y fibrosis. La manifestación bioquímica característica de esta fase es la eleva- ción de los niveles séricos de transami- nasas, especialmente la ALT ( más especifica de daño hepático). Sin embargo, un subgrupo de pacientes con HCC mantiene niveles séricos de transaminasas repetidamente norma- les a pesar de la presencia de la vire- mia. Este subgrupo, difícil de identificar si no es mediante programas específi- cos de cribado, representa aproxima- damente el 30% de los pacientes con HCC15. La mayoría de los enfermos con niveles normales de ALT presentan 100 Figura 4- Evolución de la Infección VHC tar la asociación de la infección por VHC y la aparición de ciertas variedades de linfomas de células B. La incidencia de estas manifestaciones extrahepaticas del VHC no es bien conocida. En un estudio30 control de pacientes america- nos veteranos de guerra que incluyó 34.204 pacientes con hepatitis C frente a 136.816 controles sin hepatitis C, se demostró que la crioglobulinemia (0,57%), la glomerulonefritis membrana proliferativa (0,36%), el liquen plano (0,33%), la porfiria cutánea tardía (0,77%) y el vitíligo (0.17%) se asociaban de forma independiente en un análisis multiva- riante con la HCC, mientras que la diabetes mellitus fue significativamente más frecuente en los controles sin hepatitis C (26,2%) que en los enfermos (19,36%). Asimismo, en una cohorte de seguimiento de 1.614 pacientes con VHC se detectaron síntomas frecuentes de manifestaciones extrahepáticas, de forma que se encontró depresión en el 6-10% de los casos, fatiga crónica en el 51-59%, artralgias en 21-31%, mialgias en el 13-22%, pareste- sias en el 17%, síndrome seco en el 10-16% y diabetes mellitus en el 6-7%, así como una alta prevalencia de crioglobulinas en sangre (30-50%), aunque sólo un pequeño porcenta- je de pacientes desarrolla la enfermedad. La mayoría de las manifestaciones extrahepáti- cas relacionadas con la hepatitis C (hiperten- sión arterial, púrpura palpable, liquen plano e hipotiroidismo) se detectaron principalmente en los pacientes con crioglobulinemia. 4.- VIAS DE TRANSMISIÓN: La transmisión parenteral es la vía más importante de transmisión del VHC31. En base a los resultados obtenidos en estudios epide- miológicos, se ha demostrado claramente la transmisión a través de transfusiones de san- gre o de sus derivados, hemodiálisis, uso de drogas por vía parenteral y transplante de órganos sólidos de donantes infectados. El personal sanitario es víctima y también vector de contagios, la transmisión del VHC al per- sonal sanitario por inoculación accidental está bien documentada. La estancia en hos- pitales también se ha analizado en múltiples estudios epidemiológicos como un posible factor de riesgo de adquisición del VHC; asi- mismo, se han señalado como posibles fac- tores en la transmisión el haber recibido pro- ductos hemáticos o haber sufrido punciones con material médico no desechable. A pesar del control de los anteriores mecanismos se sigue comunicando casos de infección C tras estancias hospitalarias e, incluso, brotes de infección C tras algunos ingresos en una sala común. Además en los últimos años y como consecuencia del notable incremento en la utilización de piercing, acupuntura y tatuajes, se ha detectado una nueva vía de transmi- sión parenteral: la relacionada con la realiza- ción inadecuada de estos procedimientos. Otra posible vía de infección es la vía intra- nasal asociada al consumo de cocaína. En la Tabla 2 se expresan los principales mecanismos de transmisión del VHC y en la Tabla 3 la prevalencia de anti-VHC en suje- tos pertenecientes a diferentes grupos de riesgo para dicha transmisión. En aproximadamente uno de cada dos pacientes con infección crónica por VHC o de donantes voluntarios de sangre VHC positi- 103 que pueden afectar el curso de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes. D.- Carcinoma hepatocelular (CHC): Las tasas de prevalencia de CHC en pacientes con hepatitis C son muy varia- bles, oscilando entre los distintos estu- dios entre el 0 y el 23%, debido proba- blemente a razones étnicas y ambienta- les. Estudios realizados en Japón ofre- cen tasas de prevalencia entre el 10% y el 20%19 , mientras que en EE.UU. y Europa señalan tasas muy inferiores situadas entre el 0 y el 7%11,,20,21. Sin embargo, las diferencias observadas pueden también ser debidas a que determinados estudios tienen períodos de seguimiento demasiado cortos, con muestras que incluyen un número bajo de sujetos o bien presentan sistemas incompletos de cribado en los pacientes con cirrosis. En cualquier caso, cuando la cirrosis está claramente establecida, se considera que el riesgo de evolución a CHC es del 1 al 4% por año 22, lo que permite prever en los próximos años un incremento marcado de la incidencia de que, por otra parte, ha sido constatada ya en algunos estudios23. A diferencia de lo que ocurre con el VHB, no existen evi- dencias concluyentes de que el VHC sea directamente carcinogénico24. Por ello, la aparición de CHC en estos pacientes parece estar relacionada esencialmente con la existencia de cirrosis, siendo muy raro, si no imposi- ble, el desarrollo de CHC en pacientes con hepatitis C sin cirrosis25. La cirrosis da lugar a formación de nódulos displá- sicos, sin criterios de malignidad aunque con atipias celulares de distinto grado que pueden progresar a formas de car- cinoma in situ y, posteriormente, a carci- noma maduro26. La regeneración más o menos irregular de los hepatocitos pare- ce jugar un papel esencial en el desa- rrollo del CHC25,27. Finalmente, es interesante señalar que otros factores como la co-infec- ción por VHB o VIH, el consumo de alcohol o la co-existencia de otros pro- cesos como la porfiria, la diabetes y la obesidad, pueden actuar de forma sinérgica y favorecer el desarrollo de CHC en los pacientes con infección crónica por VHC28. E.- Manifestaciones extrahepáticas: La infección crónica por VHC ha sido asociada a variadas manifestaciones extrahepáticas29, que pueden afectar el curso de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes. De éstas, mere- cen especial atención la crioglobuline- mia y la porfiría cutánea tardía, pues en ellas el VHC parece jugar un papel pato- génico directo. La crioglobulinemia es un síndrome caracterizado por fatigabili- dad, dolor articular y muscular, artritis, rash cutáneo, neuropatía y glomerulo- nefritis. La porfiria cutánea se caracteri- za por lesiones cutáneas (ampollas, fria- bilidad de la piel, fotosensibilidad y pig- mentación), especialmente de las manos. Es también interesante descar- 102 de los donantes remunerados, la introducción de pruebas de cribado para el anti-VIH y el uso de “marcadores sustitutos” (determinación niveles de ALT y determinación anti-HBc) para identificar donantes potencialmente infeccio- sos, la frecuenciade la enfermedad transmiti- da por transfusión comenzó a declinar en la década de los 80, bastante antes que las prue- bas anti-VHC estuvieran disponibles34,35. Posteriormente la determinación de anticuer- pos VHC (anti-VHC) en las donaciones san- guíneas ha disminuido aún más el riesgo de hepatitis transfusional. La introducción de los test ELISA de prime- ra generación consiguió una reducción del número de hepatitis C en los receptores de sangre, del 10% antes de 1990 al 0,9% , y en la actualidad con la introducción de los test ELISA de segunda y tercera generación la reducción es prácticamente total (0,3%), estos no detectaron más individuos infecta- dos por el VHC pero si detectan antes el anti- VHC en algunos pacientes con infección aguda por el VHC. En la actualidad, entre los donantes contro- lados con la nueva generación de pruebas de cribado se ha estimado que el riesgo de transmisión del VHC en donantes durante el periodo “ventana” de la infección es aproxi- madamente de 1 entre 100.000 transfusiones de productos celulares36. La transmisión del VHC por productos derivados del plasma tra- tados con los métodos de inactivación modernos no se ha reportado. Con la actual detección del ARN del ARN- VHC en donaciones, la seguridad de las transfusiones es máxima y el riesgo es prác- ticamente cero al rechazar donantes virémi- cos que son seronegativos (anti-VHC negati- vo). Sin embargo, actualmente, el escrutinio del ARN del VHC en cada donante sería muy caro y difícil de normalizar; igualmente, los resultados obtenidos para el ARN del VHC del producto final pueden ser difíciles de interpretar con respecto a la infectividad. 2.- Hemodiálisis La infección por VHC en pacientes hemo- dializados por insuficiencia renal es el ejem- plo más evidente de transmisión nosocomial, siendo responsable de más de dos tercios de los casos de hepatitis. Poco después del des- cubrimiento del virus se constató que la pre- valencia de anti-VHC era más elevada entre los pacientes en hemodiálisis que en los donantes de la misma zona geográfica37 . La prevalencia del VHC en los pacientes con insuficiencia renal sometidos a hemodiálisis es de aproximadamente un 20%, oscilando entre el 1.7% de Irlanda38 y el 55% de Japon39. Un estudio español ha comunicado una inci- dencia del 7%40. Pueden existir muchas razones que justifi- quen esta prevalencia tan diferente: como la diferente prevalencia de la infección en la población general de cada área geográfica, así como diferencias entre las distintas uni- dades en cuanto al manejo de los pacientes con enfermedad renal terminal; como la polí- tica de transfusiones que se sigue, el dese- char o compartir el equipo de diálisis, el ais- lamiento de los pacientes infectados y lo más importante, el seguimiento estricto de las medidas universales de prevención de la enfermedades transmisibles por la sangre. 105 vos no existen antecedentes reconoci- dos de posible adquisición parenteral, por lo que se ha considerado la posibili- dad de la existencia de otras vías dife- rentes: vía de transmisión intrafamiliar, de transmisión sexual y de transmisión vertical o materno-filial. A.- Vías de transmisión parenteral: 1.- Transfusiones. En el pasado, los receptores de san- gre o de hemoderivados estaban expuestos a un riesgo significativo de adquirir la infección por el VHC, y este estaba implicado en más del 85% de los casos de hepatitis no-A no-B postranfu- sional32. La incidencia de la hepatitis postransfusional en receptores de san- gre era del 2-4% en el norte de Europa, del 6-18% en el sur de Europa y del 10- 12% en Estados Unidos33. Como consecuencia de la exclusión 104 Tabla 2. Principales vías de transmisión para el VHC Acupuntura Piercing Cocaína intranasal Demostradas y muy eficientes Demostradas o muy sospechosa pero poco eficientes Sospechosas pero no probadas Transfusiones de sangre Drogadicción parenteral Trasplante de órganos Pinchazo accidental Materno filial o neonatal Contacto sexual Contacto intrafamiliar Tatuaje Tabla 3. Prevalencia de anti-VHC en diferentes grupos de riesgo Drogadicción por vía parenteral Talasémicos Pacientes con hemofilia Pacientes en hemodiálisis Receptores de órganos de donante anti-VHC positivo Antecedente de transfusión sanguínea o cirugía mayor Alcohólicos Profesionales de la salud Personas con tatuajes Prisioneros 48-90 42-80 50-95 10-45 60 20 15-25 0-10 10 15-46 Grupo de riesgo Anti- VHC positivo (%) con anti-VHC que se detectan en el cribado de las donaciones sanguíneas no existen antecedentes reconocidos de transmisión parenteral. La detección de ARN-VHC en líquidos corporales puede sugerir transmisión por vías diferentes de la parenteral: vía de transmisión sexual, de transmisión intrafami- liar, no sexual, vertical y no se pueden expli- car el elevado número de infecciones C de origen no conocido. Punciones percutáneas inaparentes, el material médico no desecha- ble y el uso de gammaglobulinas son hipóte- sis barajadas en muchos casos de transmi- sión no identificada. Estas hepatitis C en las que no se recono- ce un contagio parenteral se las ha denomi- nado hepatitis C esporádicas en la comunidad. 1.- Vía sexual Existen evidencias que indican que el VHC puede transmitirse por vía sexual, pero con una prevalencia baja (0-2.7%) y con una fre- cuencia muy inferior a otros virus que se transmiten por esta vía, incluyendo el virus de la hepatitis B y el VIH47. Aunque existen estudios epidemiológicos con prevalencia elevada de anti-VHC en parejas de pacientes VHC positivos, estos estudios incluían sobre todo pacientes VIH positivos (que suelen tener una carga viral mayor), con enfermeda- des de transmisión sexual (ETS) o con con- ductas de riesgo (drogadicción). Así, el riesgo de transmisión del VHC por vía sexual difiere según el tipo de relación sexual. Las parejas heterosexuales estables presentan un riesgo inferior de adquisición del VHC (0 a 0,6% por año) que las personas con múltiples parejas o con ETS (0,4 a 1,8% por año). La tasa de prevalencia en hombres homosexuales es algo superior a la población general (desde el 4% al 8% cuando se corri- ge teniendo en cuenta la coexistencia de ADVP). Lo mismo ocurre con las prostitutas, los clientes de las prostitutas y los individuos que acuden a clínicas de ETS. Todas estas observaciones indican que, en comparación con otros virus de transmisión sexual, la pro- pagación del VHC no es muy eficaz por esta vía. La baja carga viral asociada con la infec- ción por el VHC puede explicar parcialmente esta diferencia. 2.- Intrafamiliar En cuanto a la transmisión intrafamiliar no sexual, la mayoría de estudios en los contac- tos no sexuales en el hogar de individuos infectados por el VHC muestran prevalencias de anti-VHC similares a la población general (1,3 -2%) y aunque existe algún estudio que ha demostrado una prevalencia superior de anti-VHC en familiares de personas con infec- ción crónica por el VHC, ninguno ha demos- trado ninguna evidencia serológica o virológi- ca entre los miembros de una misma familia48. 3.- Vertical La transmisión vertical del VHC es la que acontece de madre a hijo durante el parto y afortunadamente no es muy frecuente. La prevalencia de anti-VHC en las mujeres ges- tantes es del 0,1 al 2,4%. Sin embargo esta transmisión vertical se estima en un 5% en madres VIH negativas y en un 20% en madres VIH positivas49. Se desconoce cómo influye el tratamiento antirretroviral en la transmisión del VHC, aunque en una serie 107 3.- Trasplante de órganos La transmisión del virus C en el trans- plante renal, de médula ósea y de otros tejidos está bien documentada a través de estudios retrospectivos en los que se disponía de muestras de suero congela- das41. Se ha encontrado una prevalencia de anticuerpos frente al virus C de hasta el 96% en receptores de órganos de donantes con anticuerpos positivos, quedando demostrado que la transmi- sión de la infección VHC supone un ries- go importante de enfermedad hepática,pero sin que varíen ni la supervivencia de estos pacientes ni por las tasas de rechazo a los cinco años42. En la actua- lidad no se transplantan órganos de donantes con anticuerpos frente al VHC. 4.- Personal sanitario El personal sanitario puede sufrir con- tagio de pacientes y también ser vector de transmisión a los mismos. Sin embargo, la prevalencia de la infección por VHC entre el personal sanitario, incluyendo traumatólogos y cirujanos, no es mayor que la población general43. Estudios prospectivos realizados en personal sanitario después de una exposición ocupacional han identificado transmisión del VHC únicamente tras pinchazo accidental con aguja contami- nada31, aunque se han reportado casos de transmisión del VHC por salpicadu- ras de sangre a los ojos. Aunque no se han realizado estudios prospectivos, el riesgo de transmisión de la infección desde el personal sanita- rio a los pacientes parece no ser rele- vante44 y guarda relación con algunas maniobras intervencionistas. Se cree que las medidas higiénicas habituales pueden ser suficientes para evitar el contagio a pacientes. 5.- Hospitalización De forma similar a lo que ocurre en unidades de hemodiálisis, también se ha demostrado la aparición de nuevos casos de hepatitis C en unidades de onco-hematología o hepatología45,46. Aunque con una incidencia mucho menor que en unidades de hemodiálisis, el riesgo de transmisión también parece estar relacionado con alteraciones en las medidas de precaución universal. El hecho de que en estas unidades haya pacientes de gran complejidad someti- dos a un elevado número de procedi- mientos médicos (extracción de sangre, colocación de catéteres, curación de heridas quirúrgicas) y que requieran hospitalizaciones largas parecen facto- res de riesgo para la adquisición de la infección. A pesar del control de los anteriores mecanismos, se sigue comu- nicando casos de infección C tras estan- cias hospitalarias e incluso brotes de infección C tras estancia en una sala común, relacionadas con la utilización de viales multidosis o transmisión de paciente a paciente si no se aplican medidas estrictas de asepsia. B.- Vías de transmisión no parenteral: En cerca de la mitad de los pacientes 106 lado que la edad del paciente en el momento de la infección se relaciona con la rapidez y gravedad de la evolución de la HCC (Figura 5), en el sentido de que a mayor edad se corresponde una progre- sión más rápida y agresiva que la obser- vada en sujetos jóvenes12,18,19,52. Los resultados de recientes estudios sugieren que la predisposición genética y el estado inmunológico del huésped tam- bién pueden jugar un papel importante en la persistencia del VHC y en la pro- gresión de la enfermedad crónica54. La coinfección por otros virus también pare- ce tener consecuencias importantes en la evolución. Los pacientes con hepatitis C que presentan una hepatitis por el virus A (VHA) parecen tener un mayor riesgo de hepatitis fulminante y de muer- te55 . Por otra parte, la coinfección por virus B (VHB) parece empeorar el pro- nóstico de la hepatopatía y aumentar la probabilidad de aparición de un CHC56. La coinfección por VIH y el VHC es la asociación más frecuente, apareciendo en el 30% de los pacientes portadores del VIH y alcanzando el 70% en el sub- grupo de pacientes que adquirieron la infección a través del uso de drogas por vía parenteral (UDVP). La hepatitis C es más grave y rápidamente progresiva en los pacientes con infección VIH57. Este hecho parece estar en relación con el grado de inmunodeficiencia del paciente, aunque la coexistencia de otros factores capaces de provocar hepatopatía como abuso de alcohol y drogas, la toxicidad farmacológica de los fármacos antirretro- virales y el propio VIH o eventos relacio- nados con éste, juegan también un importante papel. Finalmente, la coexistencia de otras enfermedades como la sobrecarga pri- maria o secundaria de hierro y la estea- tosis hepática no-alcohólica puede condi- cionar más rápidamente a formas avan- zadas de enfermedad hepática en los pacientes con hepatitis C. 109 amplia de mujeres coinfectadas y trata- das con antirretrovirales se observó una tasa de transmisión del VHC similar a la referida en mujeres no coinfectadas50. Si estos datos se confirman, la infección por VIH debería tratarse agresivamente para reducir el riesgo de transmisión vertical. 5.- FACTORES RELACIONADOS CON LA PROGRESIÓN DE LA ENFERMEDAD Se han descrito diversos factores que pueden influir en la evolución de la hepatitis C a formas más avanzadas de la enfermedad como la cirrosis y el CHC. Estos factores pueden clasificarse como factores dependientes del propio virus, factores relacionados con el hués- ped y factores externos. (Tabla 4) 5.1.- Factores virales: Existen marcadas diferencias en la can- tidad de virus que infectaría al huésped según sea la fuente de la infección. Sin embargo, en una investigación en la que se analizó la influencia del tamaño del inóculo en la evolución de la enferme- dad, no se apreciaron diferencias signi- ficativas con respeto a la tasa de cronifi- cación12. La influencia del genotipo del VHC en la probabilidad de la progresión de la hepatitis no está en la actualidad totalmente aclarada. Mientras en unos estudios el genotipo 1 parece asociarse a una mayor probabilidad de progresión histológica que la del genotipo 223, otras investigaciones no aprecian ninguna influencia del genotipo viral en la evolu- ción de la enfermedad51,52. Otros autores atribuyen la influencia del genotipo a un efecto cohorte ya que los pacientes de mayor edad y hepatopatía más avanza- da presentan una mayor prevalencia de genotipo 1 que la observada en pacientes más jóvenes en los que aumenta la propor- ción de otros genotipos como el 2 y el 353. 5.2.-Factores relacionados con el huésped: Numerosas investigaciones han seña- 108 Tabla 4.- Factores relacionados con la evolución de la hepatitis C Factores virales Factores de huésped Factores externos Ingestión de alcohol Dieta Tabaco Fármacos Contaminantes ambientales Carga viral Genotipos Cuasiespecies Edad de la infección Duración de la infección Sexo (masculino) Estado inmunológico Susceptibilidad genética Co-infección por otros virus Enfermedades asociadas Figura 5.- Infección por el VHC y su variabilidad de persona a persona nitrocelulosa. Después de una reacción enzimática los complejos antígeno-anti- cuerpo formados son detectados tras la aparición de bandas de color en mem- brana. Los RIBA de tercera generación fueron aprobados en 1999 y estas prue- bas incluyen antígenos recombinantes de las regiones NS3 y NS5, y péptidos sintéticos pertenecientes a las regiones core y Ns4. Es menos sensible que el ELISA-3, pero es más específico, por lo que es útil en la confirmación de ELISA positivo en grupos de bajo riesgo, como en el caso de donantes de sangre (utili- zadas habitualmente en las unidades de banco se sangre). A pesar de su utilidad en este ámbito, las técnicas de inmuno- blot están siendo reemplazadas por téc- nicas de diagnóstico directo como ensa- yos de detección del antígeno core o del RNA del VHC62. 2.-Pruebas virológicas: Las técnicas basadas en la amplificación del genoma del VHC han supuesto una auténtica revolución en el diagnóstico de la infec- ción por este virus. Han permitido cono- cer datos relevantes desde el punto de vista epidemiológico y patogénico de la infección por el VHC. Además, esta tec- nología ha sido aplicada satisfactoria- mente en la monitorización y predicción precoz de la respuesta al tratamiento específico en pacientes con infección crónica por el VHC. Las técnicas de detección de ARN- VHC en sangre periférica constituye la evidencia de la replicación activa del VHC. El ARN-VHC es detectable en suero entre la primera y segunda sema- na después de la infección63. Si ésta se resuelve, tras la aparición de un pico de máxima concentración, el ARN-VHC tiende a desaparecer. Si la infección progresa a formas crónicas de enferme- dad, después de unaprimera fase en la que los niveles de ARN-VHC fluctúan llegando incluso a ser indetectables, éstos acaban por estabilizarse perma- neciendo detectables durante todo el proceso de infección crónica64. Los nive- les de ARN-VHC tienden a disminuir a medida que la infección crónica avanza hacia formas evolucionadas de degene- ración hepática debido a depleción masiva de hepatocitos65. Los sistemas de detección de RNA vírico se basan en la amplificación de secuencias específicas del genoma del VHC para su posterior detección utili- zando diferentes formatos de ensayo. Las técnicas de amplificación genética permiten generar a partir de una única copia de DNA o RNA, y mediante un proceso enzimático, millones de copias de ácido nucleico diana facilitando de esta forma la detección de la secuencia diana. Actualmente existen comercializadas diversas técnicas que permiten la ampli- ficación del RNA del VHC66. Entre los diferentes diseños de amplificación los más utilizados en su aplicación al diag- nóstico y monitorización del tratamiento de la infección por el VHC son los basa- dos en la reacción en cadena de la poli- merasa (PCR) y en la amplificación 111 5.3.- Factores externos Diferentes estudios coinciden en señalar que el consumo de alcohol ejer- ce una influencia negativa en la historia de la hepatitis C52,57,58. Tanto el grado de fibrosis en la biopsia hepática como la rapidez de la evolución a cirrosis son muy superiores (58% en 20 años) en pacientes con VHC y un consumo signi- ficativo de alcohol. Recientemente, dos estudios han con- firmado que el tabaquismo, indepen- dientemente del consumo de alcohol, influye también negativamente en la evolución de la hepatitis C asociándose con una mayor actividad y gravedad de las lesiones hepáticas59. No pudiéndose descartar la posible influencia de otros productos tóxicos, tanto en forma de fár- macos como de contaminantes ambien- tales, en la progresión de la hepatitis C y, especialmente en el desarrollo de CHC. 6.- DIAGNÓSTICO DE LA HEPATITIS C No existe ningún marcador bioquími- co específico que diagnostique la HCC. Sin embargo, la elevación per- sistente y moderada de la ALT puede hacernos sospechar la infección por este virus, y su determinación sí tiene una especial importancia para evaluar la respuesta al tratamiento, ya que un descenso en valores previamente ele- vados es un importante predictor de respuesta al mismo. El diagnóstico de la infección por VHC, se realiza mediante pruebas sero- lógicas y virológicas. 1- Pruebas serológicas: detectan anticuerpos frente al VHC (Anti-VHC). Están indicados en el screening de la infección: a.- Inmunoenzimoanálisis (ELISA): Las pruebas basadas en ELISA utilizan antígenos específicos del VHC obteni- dos por ingeniería genética. Los ELISA de tercera generación (ELISA-3) versus los de primera y segunda generación, se comenzaron a utilizar de forma generali- zada a partir de 1996. Para ello se redi- señó el formato de las nuevas técnicas utilizando péptidos modificados de la región core y NS3 combinados con otros pertenecientes a la región NS5. Estas modificaciones contribuyeron al aumen- to de la sensibilidad del 99% (versus el 80% los de primera generación y el 92- 95% los de segunda generación) y especificidad del 99% de estos test en su aplicación diagnóstica sobre grupos de pacientes con alta prevalencia de infección por VHC60. Además, estos ELISA-3 establecen el periodo de venta- na serológico en aproximadamente ocho semanas tras la infección aguda61. b.- Inmunotransferencia (Recombinat Inmunoblotting Assay o RIBA): Fueron desarrolladas como pruebas comple- mentarias para resolver el problema de la falta de especificidad de los ELISA de primera y segunda generación. Esta prueba, diseñada para la detección de anticuerpos específicos frente al VHC, se basa en la unión de los anticuerpos séricos a diferentes antígenos previa- mente fijados en una membrana de 110 genotipo 1b es el que peor respuesta presenta al tratamiento. Las determinaciones de ARN-VHC cualitativas y cuantitativas, así como la caracterización del genotipo del VHC son de gran valor en su aplicación en la monitorización del tratamiento de la infección por el VHC. De hecho, solo los pacientes con niveles detectables de ARN-VHC son candidatos a iniciar trata- miento específico. Por otro lado, la determinación previa del genotipo del VHC es crucial a la hora de tomar deci- siones referentes a la duración del mismo. (Tabla 5) 7.- OBJETIVOS. TRATAMIENTO DE LA HEPATITIS C El principal objetivo del tratamiento de la HCC es conseguir una respuesta viro- lógica persistente (RVP), definida como la ausencia de ARN-VHC detectable en el suero por un método con sensibilidad de 50UI/mL ó 100copias/mL, 24 sema- nas después del final del tratamiento. Lo que se acompaña en la mayoría de los casos de la normalización de los niveles séricos de transaminasas (AST/ALT). Se ha comprobado que la RVP se asocia con la mejora en la calidad de vida del paciente67, el mantenimiento de la erradicación viral a largo plazo y una mejora histológica hepática evidente68. La recidiva virológica tardía es poco frecuente tras una RVP. En un estudio con 400 pacientes con RVP sólo se detectó el ARN-VHC en el 2% de biop- sias tomadas 24 semanas después de finalizar el tratamiento69. Los factores que se asocian a una mayor RVP pue- den ser (Tabla 6): a.- de tipo virológico: como el genotipo no-1 y una carga viral baja b.- del estadio de la enfermedad: como ausencia de cirrosis o de fibrosis C.- del huésped: como sexo femeni- no, menor edad, menor peso y super- ficie corporal D.- del tratamiento: una mayor adhe- rencia al cumplimiento terapéutico y una respuesta virológica temprana también se asocian a una mayor tasa de la RVP 1.- Tratamientos anteriores: Desde que en 1986 se publicó el pri- mer estudio piloto para el tratamiento de las hepatitis crónicas noA-noB con IFN- alfa, durante una década se han realiza- do y publicado centenares de ensayos clínicos variando las pautas de adminis- 113 mediada por transcripción (TMA). Esta última tiene menos sensibilidad que la primera, pero cuantifica mejor el genoma en viremias elevadas. Estos métodos son equiparables, pero utilizan diferentes unidades de medida, por ello la OMS ha propuesto el uso de un “patrón” o “están- dar” para el fenotipo 1 con 1.10 5 UI /mL, de forma que 1 UI del mismo, equivale a 2,5 copias/mL en RT-PCR. Los resulta- dos generalmente se expresan en UI/mL. En un mismo paciente se aconseja utili- zar siempre el mismo método de medida para una valoración óptima. Las pruebas basadas en la detección del genoma del VHC son actualmente un referente insustituible en determina- das situaciones diagnósticas y clínicas de la infección por el VHC: a.- Determinación cualitativa del geno- ma viral en suero (RNA-VHC): técnica más sensible y con límite de detección de aproximadamente 50 UI/mL. Se utili- za con fines diagnósticos y ofreciendo un valor añadido a las técnicas conven- cionales de detección de anticuerpos. B.-Determinación cuantitativa del genoma viral en suero (Carga viral del VHC): presentan un límite de detección de aproximadamente 600 UI/mL. Esta técnica se utiliza en la monitorización y predicción precoz de la respuesta al tra- tamiento antiviral en pacientes con infección crónica por el VHC63. 3.- Determinación del genotipo: su reconocimiento sirve para realizar estu- dios epidemiológicos y es imprescindi- ble conocerlos antes de iniciar el trata- miento, ya que las probabilidades de respuesta, así como la duración y la posología del tratamiento son diferen- tes en función del genotipo. Además, según el genotipo responsable de la infección la tasa de respuesta a la tera- pia será diferente. De esta forma, el 112 Tabla 5.- Utilidad de las pruebas diagnósticas Método Detección Confirmación Evaluar la respuesta al ttº Predecir respuesta al ttº y la duración ttº ALT ELISA (anti-VHC RIBA (anti-VHC) ARN-VHC cualitativo ARN-VHC cuantitativo Genotipo Tabla 6.- Factores asociadosa mayor RVP Virológicos Genotipo 2 y 3 Carga viral baja Estadio enfermedad Ausencia de cirrosis Paciente Sexo femenino Menor edad Menor peso corporal Tratamiento Mayor adherencia Respuesta virológica temprana - - - - - - - - - - superiores que con IFN solo (19 frente 14%) y requieren reducción de dosis o suspensión del tratamiento en un 10% de los casos. 2.- Tratamiento actual VHC: La eficacia del tratamiento del VHC ha mejorado considerablemente en los últi- mos años. En este período han sido reconocidos parte de los factores de los que depende el resultado del tratamien- to como son: el genotipo, el sexo, la edad del paciente, la carga viral, la exis- tencia de cirrosis, la coinfección con otros virus y el peso del paciente76. El tratamiento actual de la hepatitis C con- siste en la combinación de IFN alfa pegi- lado y RBV77. La unión de una molécu- la de IFN polietilenglicol (PEG-IFN) con- fiere al IFN nuevas características far- macocinéticas que consiguen mantener niveles séricos estables de IFN durante 7 días. Existen dos tipos de PEG-IFN que difieren entre sí en el tipo de molé- cula de polietilenglicol utilizado. El PEG- IFN alfa 2a tiene una molécula de 40 kilodaltons, de tipo ramificado, que determina una vida media más larga con un bajo volumen de distribución que permite la administración semanal sin necesidad de ajustar la dosis por vía subcutánea. El PEG-IFN alfa 2b tiene una molécula de 12 kilodaltons, de tipo lineal, con vida media algo más corta y un volumen de distribución similar al IFN, que permite la administración semanal con dosis ajustadas al peso del paciente. Dosis: IFN: - PEG-IFN alfa 2a: 180mg por semana, vía subcutánea - PEG-IFN alfa 2b: 1,5mg/Kg por semana, vía subcutánea La RBV es un análogo de un nucleó- sido con actividad antiviral e inmunomo- duladora que puede ser administra por vía oral, con buena tolerancia salvo la hemólisis que produce y que puede ser teratogénico en animales. Dosis RBV: Genotipo 1 y 4. Peso ≤ 75 Kg……… 1.000mg/día Peso > 75 Kg………. 1.200mg/día Genotipo 2 y 3. Todos……………… 800mg/día Para los pacientes con genotipo 1 y 4 el tratamiento tendrá una duración de 48 semanas, siempre que a las 12 semanas de tratamiento exista una disminución en la carga viral de al menos 2log10 (res- puesta virológica temprana o precoz) y en cualquier caso no más de 24 sema- nas si el ARN sigue siendo positivo, y una duración de 24 semanas para los genotipos 2 y 3. Se considerará que exis- te una RVP cuando el ARN del VHC se mantenga negativo 24 semanas después de finalizar el tratamiento (Figura 7). Mediante la determinación de la carga viral a las 12 semanas del inicio y su comprobación cuantitativa con la carga basal, puede predecirse con gran exac- titud la ausencia de respuesta al final del tratamiento (RFT), lo que permite la sus- pensión del tratamiento con el consi- guiente ahorro económico y mejoría de la calidad de vida del paciente79. El tratamiento con PEG-IFN y RBV consigue tasas globales de RVP del 54- 115 tración de IFN, los porcentajes de res- puesta no superaron el 20% en el mejor de los casos evidente70.71. Desde 1991 se sabe que la RBV redu- ce las transaminasas en pacientes con hepatitis crónica C, aunque no modifica la virémia ni mejora la histología72, por lo que su utilidad en monoterapia quedó descartada. En 1998 se publicaron simultánea- mente los resultados de dos estudios amplios diseñados para evaluar la efica- cia y tolerancia de la combinación de IFN y RBV73,74. Posteriormente se publi- có una revisión conjunta de ambos estu- dios75 en la que se compararon tres regímenes terapéuticos distintos (IFN en monoterapia durante 48 semanas, IFN asociado a RBV durante 24 y 48 semanas) con IFN (3 millones de uni- dades tres veces por semana por vía subcutánea) y RBV (dosis de 1.000 a 1.200mg/día según peso corporal); antes de la aleatorización los pacientes fueron estratificados según genotipo, carga viral y presencia o no de cirrosis. La RVP global en ambos estudios fue superior en el grupo de terapia combi- nada durante 48 semanas (38% y 43%), que en el de 24 semanas (31% y 35%) y que en los tratamientos con IFN en mono- terapia durante 48 semanas (13% y 19%). En los dos estudios se observó que la recidiva tras finalizar el tratamiento era claramente inferior en los pacientes tra- tados con RBV. Los resultados conjuntos de ambos estudios que demuestran claramente la superioridad del tratamiento combinado con IFN y RBV se expresan en la figura 675. Si bien prolongar el tratamiento de 24 a 48 semanas mejoró la RVP en los pacientes con genotipo 1 y carga viral superior a 2 millones de copias, en los pacientes infectados por genotipos dife- rentes de 1 (2 y 3) y por genotipo 1 con carga viral más baja, la RVP con la pauta de 24 semanas de tratamiento fue similar a la de 48 semanas. En base a estos resultados, en la Conferencia de Consenso de París de 1999 se acordó que el tratamiento com- binado con IFN-alfa y RBV era el de elección en los pacientes con HCC no tratados previamente, así como que la duración del mismo debía ser de 24 semanas, salvo en los pacientes infec- tados por el genotipo 1 y carga viral alta, en los que el tratamiento debería pro- longarse hasta 48 semanas. Los efectos adversos del tratamien- to combinado con IFN y RBV son 114 Figura 6.- RVP con IFN y RBV según genotipo y carga viral. 22 33 10 27 61 64 62 60 Genotipo 1 < 2 mill > 2 mill < 2 mill > 2 mill Genotipo 2/3 0 10 20 30 40 50 60 70 24 semanas 48semanas monoinfectada por el VHC. Los genoti- pos 2 y 3 existen datos de mayor efica- cia cuando se tratan 48 semanas. Algunos estudios observacionales han demostrado un porcentaje de recidivas en los genotipos 3 cuando se tratan úni- camente durante 24 semanas86 sin embargo, este aspecto debería ser eva- luado en ensayos clínicos aleatorizados. 2.2.- Tratamiento en pacientes con insuficiencia renal: El tratamiento del VHC en los pacien- tes con insuficiencia renal terminal en programa de hemodiálisis y/o recepto- res de un transplante renal, aunque indi- cado en algunas situaciones, plantea varios problemas. En primer lugar, aun cuando la tasa de respuesta no difiere significativamente de la observada en la población general, la tolerancia al IFN es peor, y el porcentaje de abandonos del tratamiento por la incidencia de efec- tos adversos graves es notablemente superior87. Además, el uso de RBV está contraindicado en los pacientes que pre- sentan un aclaramiento de creatinina inferior a 50ml/min. debido al riesgo de anemia hemolítica grave por la acumu- lación del fármaco o sus metabolitos en los hematíes. En la actualidad no se dispone de datos de eficacia del tratamiento con PEG- IFN en pacientes con VHC positi- vos y en hemodiálisis, pero los resulta- dos de un estudio farmacocinético de 117 61%, que disminuyen al 42-48% en pacientes con genotipo 1 y aumentan al 82-88% en los casos de genotipo 2 y 378,79,80. La tasa de RVP en pacientes con genotipo 4 está menos definida y varía entre el 50 y el 82%. 2.1- Tratamiento pacientes coinfec- tados VIH/VHC: El aumento de la supervivencia de los pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) desde la introducción del tratamiento antirretro- viral de gran actividad (TARGA), la alta prevalencia de la coinfección por el VHC (33% y llegando al 60-90% en los pacientes con hemofilia o ADVP), el mayor riesgo de hepatotoxicidad secun- daria al TARGA en los pacientes coin- fectados por el VHC81 y el hecho de que la enfermedad hepática terminal es la principal causa de muerte en estos pacientes, justifica la incorporación del manejo de la infección por el VHC en el algoritmo clínico y terapéutico de los pacientes infectados por el VIH. En las dos últimas Conferencias de Consenso sobre el manejo de la hepati- tis C celebradas en Europa (1999) 82 y EE.UU. (2002) 83, se concluyó que : los pacientes con hepatitis crónica por VHC e infección por VIH tienen un curso más acelerado de la enfermedadhepática y que por tanto, debe valorarse el trata- miento de la hepatitis C en los que pre- senten una buena situación clínica y funcional, sin evidencia de deterioro inmunológico grave. Dos estudios multicéntricos, aleatori- zados publicados recientemente, consti- tuyen el máximo grado de evidencia84,85 donde las tasas de RVP varían según el estudio evaluado y se sitúan entre el 27 y el 44% en global, entre el 14 y el 38% en el genotipo 1 y entre el 44 y el 73% en el genotipo 3. El estándar del tratamiento en este grupo de pacientes es el mismo que en los pacientes monoinfectados, combina- ción de PEG-INF y RBV. La duración del tratamiento para el genotipo 1 es de 48 semanas, al igual que en la población 116 Tabla 7.- Tratamiento combinado PEG-IFN y RBV. Dosis, vía y duración según genotipo Fármaco Dosis Vía Duración PEG-IFN alfa 2a PEG-IFN alfa 2b RBV: - Genotipo 1 y 4 - Genotipo 2 y 3 ≤ 75 Kg: 1.000mg / día > 75 Kg: 1.200mg / día Todos: 800mg / día Oral: (con alimentos) 2-0-3 3-0-3 2-0-2 180mg / semana 1.5mg /Kg / semana Subcutánea Subcutánea 48 semanas 48 semanas 24 semanas Figura 7.- Esquema general de monitorización del tratamiento antiviral VHC DETERMINACIÓN BASAL ARN-VHC CUALITATIVO ARN-VHC CUANTITATIVO GENOTIPO VHC OTROS GENOTIPOS 24 SEMANAS ARN-VHC CUALITATIVO RESPUESTA FINAL TTO- GENOTIPO 1 Y 4 12 SEMANAS ARN-VHC CUALITATIVO SI ARN-VHC CUALITATIVO +: ARN-VHC CUANTITATIVO ARN-VHC: POSITIVO DESCENSO < 2 log ARN-VHC INTERRUMPIR TRATAMIENTO ARN-VHC: POSITIVO ARN-VHC: NEGATIVO 48 SEMANAS ARN-VHC: CUALITATIVO INTERRUMPIR TRATAMIENTO ARN-VHC: POSITIVO FRACASO TERAPÉUTICO 24 SEMANAS (POST TRATAMIENTO) ARN-VHC: CUALITATIVO -RESPUESTA VIROLÓGICA SOSTENIDA- ARN-VHC: NEGATIVO ARN-VHC: POSITIVO FRACASO TERAPÉUTICO 24 SEMANAS (POST TRATAMIENTO) ARN-VHC: CUALITATIVO -RESPUESTA VIROLÓGICA SOSTENIDA- ARN-VHC: NEGATIVO 24 SEMANAS ARN-VHC CUALITATIVO ARN-VHC: NEGATIVO DESCENSO > 2 log ARN-VHC ante la eventual aparición de un efec- to secundario. Lógicamente, una menor frecuencia en la aparición de efectos secundarios y una mejor tole- rabilidad al fármaco se relaciona directamente con una mayor adheren- cia (Figura 10) 9.- REACCIONES ADVERSAS DEL TRATAMIENTO DE LA HEPATITIS C El IFN es una citocina con una acción pleotrópica que incluye efectos antivira- les directos, inmunomoduladores, anti- proliferativos y antifibrogénicos. Los efectos secundarios del PEG- IFN y que ya se atribuyan al IFN estándar son: - Sintomatología general: síndrome seudogripal (astenia, mialgias, febrí- cula, cefalea), alopecia, náuseas, dolor lumbar o abdominal cólico, pér- dida de peso. - Neuropsiquiátricos: ansiedad, depre- sión, disminución de la libido, trastor- nos del sueño, delirio, falta de motiva- ción y concentración, alteración de la personalidad, síndrome confusional, exacerbación de síntomas previos. Infecciones: Aumento de la suscepti- bilidad para las infecciones bacteria- nas (infecciones urinarias, sepsis, abscesos, peritonitis) - Autoinmunes: hepatitis autoinmune, hipo e hipertiroidismo. Hematológicos: descenso de leucocitos, plaquetas y hematocrito. La RBV es un nucleósido purínico sin- tético. Es un fármaco hidrosoluble, por lo que penetra rápidamente en las célu- las interfiriendo la síntesis de nucleóti- dos y la formación de ARN mensajero, impidiendo la replicación viral y su pro- pagación a otras células. Presenta una seguridad aceptable, tóxicidad baja y efectos secundarios en general leves, que en pocas ocasiones obligan a la suspensión. Los efectos secundarios más frecuen- tes de la RBV son: anemia, alteraciones gastrointestinales leves, mialgias, pruri- to, tos, cefalea, sequedad de boca, sabor metálico, disnea, degeneración retiniana, discreto aumento del nivel sérico del ácido úrico. 119 dosis escalonadas en pacientes con insuficiencia renal terminal han demos- trado un aceptable perfil de seguridad en estos enfermos88. 8.- IMPORTANCIA DE LA ADHEREN- CIA AL TRATAMIENTO Se ha demostrado que uno de los aspectos claves para conseguir una RVP lo constituye un buen grado de adherencia o cumplimiento terapéutico. Iniciar el tratamiento y mantener la adherencia es en algunas ocasiones difícil, debido fundamentalmente a los efectos adversos o a la mala tolerabili- dad de ambos fármacos, y a menudo es necesario reducir la dosis de uno o de ambos fármacos o, más raramente, sus- pender el tratamiento. Diferentes estudios han confirmado el impacto de la adherencia al tratamiento, tanto en términos de reducción de dosis como de retirada completa, en la efica- cia de esté. Las tasas globales de RVP en pacientes con adherencia (Figura 8), aumentan del 52% al 63%78,79,80. Definiéndose como adherencia él haber tomado más del 80% de la dosis total prescrita de ambos fármacos durante más del 80% del tiempo prescrito. En caso de intolerancia al tratamiento es preferible reducir las dosis que inte- rrumpirlo, dado que con la reducción la tasa global de RVP en los pacientes con respuesta virológica temprana ( a las 12 semanas) se mantiene en el 67%, mien- tras que desciende al 12% si se inte- rrumpe (Figura 9) El grado de adherencia del paciente en la toma de medicación mejora cuando: - Existe una buena relación médico- paciente, con una predisposición clara por ambas partes para iniciar el trata- miento. - Se han explicado con claridad las posibilidades de éxito del tratamiento y las consecuencias de no seguirlo adecuadamente. - El paciente tiene acceso fácil con el médico y/o con otros sistemas de apoyo101,102 para realizar una consulta determinada acerca del tratamiento o 118 Figura 8. -RVP global y por genotipos según adherencia o no al tratamiento (McHutchison) Figura 9.- RVP global, según adherencia o no e interrupción del tratamiento Figura 10.- Factores dependientes para la adherencia Global RVP 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100% Genotipo 1 Genotipo 2/3 63% 52% 51% 34% 90% 89% Adherencia No adherencia Global 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Geno1 Geno 2/3 Todos > 80% < 80% Interrupción RVP (%) 65 57 67 56 77 88 85 75 67 12 7 16 El cumplimiento terapéutico depende de: Paciente Motivación Enfermedades asociadas Programas de apoyo al tratamiento Tipo y dosis del fármaco Vía de administración Duración del tratamiento Desarrollo de efectos secundarios Relación médico-enfermo Calidad de la información recibida Predisposición del médico a tratarle Experiencia del médico en este tratamiento Médico Fármaco - Metabólicos: El IFN inhibe la acción de la lipoproteína lipasa y aumenta los niveles de apoproteínas CIII y E, dismi- nuyendo el aclaramiento de triglicéridos, lo que contribuye a que un porcentaje de pacientes puedan desarrollar hipertri- glicidemia. Este incremento es transito- rio y habitualmente carece de relevancia clínica. Con el colesterol, en general no hay cambios significativos, aunque suele observarse una hipercolesterole- mia leve. Tanto la hipofosfatemia como la hiperuricemia son frecuentes, pero sólo excepcionalmente suponen un pro- blema clínico relevante. - Psiquiátricos: Las alteraciones psi- quiátricas son frecuentes durante el tra- tamiento de cualquier tipo de IFN, siendo uno de los motivos por lo que éste se debe interrumpir93. Destacan la ansie- dad, leve desorientación, irritabilidad que puede llegar a ser intensa, pérdida de concentración, alteración del ritmo del sueño, depresión e ideación suicida. El mecanismo por el cual el IFN induce estas manifestaciones es poco conoci- do, habiéndose demostrado una disfun- ción subcortical frontal y una alteración en el metabolismo de la serotonina en los pacientes tratados con IFN que desa- rrollan una depresión durante el trata- miento. Presentándose aproximadamen- te en un 20-30% de los pacientes con el tratamiento combinado de PEG-IFN y RBV92. En la actualidad se tiende a valo- rar de forma exhaustiva la situación mental antes de iniciar el tratamiento. - Endocrinos: Las alteraciones tiroide- as sonfrecuentes en los pacientes con HCC, pudiéndose presentar en 1% al 6%92 de los pacientes en tratamiento, par- ticularmente en las mujeres de edad media, si bien no está definitivamente pro- bado un incremento de estas alteraciones con respecto a poblaciones control94. - Autoinmunes95: - Autoanticuerpos antes del inicio del tratamiento: Se han descrito anticuerpos antinucleares, antimúsculo liso, factor reu- matoide, antitiroideos. En principio, la pre- sencia de autoanticuerpos no contraindica el tratamiento de una HCC con inmuno- moduladores, pero exige una monitoriza- ción del tratamiento más cuidadosa. - Inducción de autoanticuerpos duran- te el tratamiento: Los más frecuentes son los anticuerpos antitiroideos y los antinucleares, aunque se puede detec- tar prácticamente cualquier autoanti- cuerpo. La presencia de positivización de uno o más autoanticuerpos en un paciente no se asocia al desarrollo de enfermedad autoinmune alguna, por lo que no suele ser necesaria ninguna medida terapéutica adicional - Inducción de enfermedades autoinmu- nes por IFN-alfa: Una vez descartada la existencia de una enfermedad autoinmune asociada a HCC, se han descrito la apari- ción de diferentes enfermedades autoin- munes en el transcurso del tratamiento con PEG-IFN en monoterapia o asociado a RBV. Entre ellas destacan la artritis reuma- toide y el síndrome lupus-like. 121 Los efectos secundarios son frecuen- tes y ocasionalmente graves durante el tratamiento combinado con RBV, y en la mayor parte de los casos, secundarios al IFN pudiéndose presentar de forma precoz o tardía. Casi en el 25% de los casos es necesario proceder a un rea- juste de dosis y en el 5-10% suspender el tratamiento por este motivo101,102. Los efectos secundarios del trata- miento combinado con PEG-IFN y RBV son: - Síndrome seudogripal: Entre 2 y 12h después de las primeras inyeccio- nes de PEG-INF, la mayoría de los pacientes describen el desarrollo de un cuadro clínico caracterizado por males- tar general, fiebre, escalofríos, artral- gias, mialgias, cefalea y taquicardia que dura entre 2 y 8h89,90. Este efecto secun- dario, denominado síndrome influenza- like, flu-like o seudogripal, se debe a la inducción de citocinas proinflamatorias como IL-1, TNF-alfa, histamina y prosta- glandinas. Esté síndrome desaparece de forma completa en la práctica mayoría de los pacientes después de las primeras semanas de tratamiento. - Hematológicos: Los efectos adver- sos hematológicos son muy frecuentes en los pacientes sometidos a tratamien- to antiviral; sin embargo, antes de men- cionarlos debemos recordar que el pro- pio VHC se puede asociar a manifesta- ciones hematológicas. Tanto la leucope- nia, y sobre todo la neutropenia y la trombopenia, son una causa frecuente tanto de reducción de la dosis de IFN como de abandonos del tratamiento. - La anemia hemolítica es el efecto secundario más significativo de la RBV siendo reversible y autolimitada, apare- ciendo en la mayoría de pacientes, sien- do más frecuente en los de mayor edad. Habitualmente es leve y cursa de forma asintomática excepto en pacientes con antecedentes de patología cardiovascu- lar y en pacientes con insuficiencia renal que pueden precisar transfusiones san- guíneas y eritropoyetina. Induce una reducción de la hemoglobina de 0.8 a 3,5mg/dL, que suele ser tolerable en la mayoría de los pacientes91, la anemia es dosis dependiente ( reducción de dosis si Hb <10mg/dL y suspensión si Hb <8.5mg/dL ) y sé objetiviza de forma típi- ca a las 2-4 semanas del inicio del trata- miento, estabilizándose posteriormente y con recuperación de los niveles basa- les al cabo de 4-8 semanas de finalizar el tratamiento. - La neutropenia, con un descenso medio del recuento total de células del 34% y la plaquetopenia con un descen- so medio del 10-50%, puede obligar a modificar la dosis de PEG-IFN en un 18- 20% y 4-5% de pacientes respectiva- mente92 (si descenso de neutrófilos < 750/mm3 y/o plaquetas < 50.000/mm3) o suspender el tratamiento (si neutrófilos <500/mm3 y/o plaquetas < 25.000/mm3) ya que la RBV no es efectiva en mono- terapia. 120 10.- RECOMENDACIONES Y CONSE- JOS SOBRE EL TRATAMIENTO Algunos factores pueden incrementar o disminuir la intensidad y/o la incapaci- dad del paciente al tratamiento. Una vez conocidos los efectos adversos y los factores que influyen en su gravedad, las medidas terapéuticas encaminadas a disminuir la morbilidad del mismo son muy importantes, así pues, una adecua- da información médica de los posibles efectos secundarios tanto en calidad como en tiempo, una premedicación correcta o unos consejos adecuados a cada situación parece aportar una tole- rancia subjetiva superior al paciente103,104 . Generales al inicio del tratamiento: - Elegir el momento más adecuado para iniciar el tratamiento en razón de las circunstancias personales y particu- lares de cada paciente, en orden a que interfiera lo menos posible en su vida personal y profesional. Evitando total- mente la posibilidad de un embarazo, por la teratogenia de la RBV, durante el tratamiento y hasta 6 meses después de finalizarlo, tanto en las mujeres en trata- miento como para la pareja del hombre en tratamiento. - Es importante en los primeros meses seguir estrechamente los controles analíticos. Fundamentalmente para eva- luar la anemia, neutropenia y plaqueto- penia. Controles a las 2 y 4 semanas de inicio y luego periódicamente según clí- nica. En los pacientes con genotipo 1y 4 se debe determinar a los tres y seis meses el ARN-VHC para valorar si exis- te respuesta viral temprana y decidir si se prosigue el tratamiento. - Administrar la inyección a última hora de la tarde o por la noche, ya que los efectos secundarios suelen aparecer a las 4-6h después de la inyección. - Para el control del cuadro seudogri- pal y de los dolores que puedan pre- sentarse pueden administrarse analgé- sicos (paracetamol o ibuprofeno) y tomar líquidos en abundancia (sin alco- hol ni cafeína). - La higiene dental es necesaria dado que el tratamiento favorece la sequedad de boca, lo que puede afectar las encías. - Medicación concomitante: la función hepática es prácticamente normal en los pacientes con HCC, por lo que el con- sumo de fármacos tiene el mismo riesgo que la población general. Únicamente cuando la enfermedad se encuentra en fase de cirrosis, especialmente si hay descompensación ascítica, es conve- niente evitar algunos fármacos como los AINE. No se ha comprobado que los “protectores hepáticos” sean beneficio- sos. Es importante recordar, como al resto de la población, que no deben automedicarse y que ante cualquier dolencia deben acudir a su médico. Específicos en el momento de su apa- rición - La anemia, neutropenia y plaqueto- penia se presentan frecuentemente al inicio del tratamiento y aunque tiende a estabilizarse, son causa de reducción 123 - Otros efectos secundarios: - Cardiovasculares. Las alteraciones cardiovasculares potencialmente atri- buibles al IFN-alfa son de tres tipos: arritmias, enfermedad coronaria isqué- mica y cardiomiopatía96. Se ha demos- trado una relación entre el tratamiento con IFN y el desarrollo de HTA o agra- vamiento de la misma. - Dermatológicos. Durante el trata- miento con IFN-alfa pueden surgir múlti- ples reacciones cutáneas no deseadas, que hay que diferenciar de las que puede inducir el VHC. Sin duda el pruri- to (que puede llegar a ser incapacitante y causa de la suspensión del tratamien- to), el eritema en el lugar de la inyección y una discreta caída de pelo son los efectos secundarios más frecuentes. También se han descrito reacciones gra- ves de una soriasis preexistente, erite- ma multiforme y vitíligo. - Hepáticos. Existe la posibilidad de un incremento de los niveles de las transa- minasas durante el tratamiento, siendo el mecanismo de acción desconocido95. - Neurológicos. En los pacientes con VHC no tratados se han descrito síndrome de Guillén Barré y leucoen- cefalopatia multifocal progresiva, aun- que la asociación no es definitiva.La disminución de la capacidad de con- ducción retiniana y la existencia de una retinopatía son posibles durante el tratamiento con IFN97. - Pulmonares. Se ha descrito el desa- rrollo de neumonitis que puede aparece entre 8 y 12 semanas después de ini- ciado el tratamiento. La tos como sínto- ma aislado también se ha documentado durante el tratamiento, así también la sarcoidosis98. - Efectos secundarios en pacientes VHC/VIH: Tanto la tolerancia como los efectos secundarios no difieren de forma signifi- cativa entre los pacientes con una HCC con o sin VIH, aunque se debe prestar una especial atención a una serie de hechos puntuales99: 1.- descartar la pre- sencia previa o actual de episodios depresivos; hay autores que recomien- dan evitar el uso concomitante de efavi- renz (inhibidor no nucleósido de la transcriptasa inversa) por la elevada fre- cuencia de efectos secundarios psiquiá- tricos, 2.- evitar la zidovudina por el ries- go de incrementar la anemia inducida por la RBV, 3.- prestar atención a las potenciales interacciones farmacocinéti- cas o farmacodinámicas entre IFN, RBV y la terapia HAART aunque la relevancia de estas interacciones parece escasa100. - La acidosis láctica y la hiperlacte- mia107 sintomática durante el tratamiento con PEG-IFN y RBV se han asociado durante el tratamiento con didanosina (ddI). A pesar de que su incidencia es baja (2-6%)84,85 la gravedad de sus mani- festaciones y la ausencia de factores predictores de su aparición hacen pru- dente evitar este fármaco si es posible. 122 ambos fármacos. Sólo excepcional- mente se trata de contraindicaciones absolutas; en la mayoría de los casos habrá que establecer un equilibrio riesgo-beneficio individualizado. 1.- Contraindicaciones absolutas107: - Embarazo o planteamiento de emba- razo durante el tratamiento o 6 meses después de finalizado el mismo. - Neutropenia (leucocitos < 1.500/mm3) o trombocitopenia graves (plaquetas <50.000/mm3). - Cardiopatías graves. - Anemia hemolítica independiente de su grado. - Enfermedad psiquiátrica grave actual o reciente (psicosis o depresión), incluyendo el intento de suicidio en cual- quier momento. - Cirrosis hepática des- compensada. - Insuficiencia renal seve- ra. - Toxicomanía activa (alcoholismo o drogadicción). Menores de 3 años. 2.- Contraindicaciones relativas: - Diabetes mellitus mal controlada. - Enfermedad autoinmune concomitante. - Hipertensión arterial mal controlada. - Edad avanzada. – Menores de 18 años – Inherentes al VIH, hay que destacar la cifra de CD4, la inestabilidad del trata- miento antirretroviral y el tratamiento conjunto con esquemas terapéuticos que incluyan didanosina. 12.- INTERACCIONES106 - Teofilina: en un estudio en volunta- rios sanos, se observó un aumento del 25% en el AUC de teofilina (marcador de la actividad del citocromo P450 lA2). Las concentraciones séricas de teofilina deben monitorizarse y es necesario rea- lizar ajustes apropiados de la dosis en aquellos pacientes que tomen teofilina y PEG-IFN concomitantemente. - La administración conjunta de RBV con análogos de nucleósidos inhibidores de la transcriptasa inversa (abacavir, didanosina, estavudina, lamivudina, zal- citabina) han presentado resultados de acidosis láctica que pueden ser graves. Con didanosina también se ha presenta- do fallo renal grave, neuropatía periférica y pancreatitis. In vitro, la RBV demostró inhibir la fosforilación de la zidovudina y asociado a IFN puede incrementar el riesgo de la toxicidad hemática. Se des- conoce la significación clínica de estos hallazgos, aunque ello pudiera resultar en un aumento de la viremia plasmática del VIH, por lo que se recomienda el con- trol estrecho de los niveles plasmáticos del ARN del VIH. Si los niveles del ARN del VIH aumentan, debe revisarse el empleo de RBV concomitantemente con inhibidores de la transcriptasa inversa. No existe evidencia que señale que la RBV interaccione con los inhibidores de la transcriptasa inversa de tipo no nucleósi- do o con los inhibidores de la proteasa. - Acenocumarol: se ha descrito que el IFN puede incrementar los niveles antico- agulantes inducidos por acenocumarol. 13.- PERSPECTIVAS FUTURAS DE TRATAMIENTO A pesar de la mejora espectacular en 125 de dosis. La eritropoyetina104,107 y los fac- tores estimulantes de granulocitos104,107 han sido utilizados respectivamente para mantener los niveles de hemoglo- bina y de neutrófilos con el fin de evitar la reducción de uno o ambos fármacos, o suspensión del tratamiento. No hay estudios que evalúen la eficacia o el impacto sobre la RVP. - La astenia suele presentarse en las primeras semanas del tratamiento y puede ser intensa y prolongarse durante gran parte de la duración del tratamiento. Puede ser útil establecer pequeños perio- dos de descansos repartidos a lo largo del día, y procurar una actividad física regular aunque disminuya el rendimiento. - La depresión hay que saberla detec- tar y puede solucionarse con la adminis- tración de antidepresivos, así como apoyo médico105 y familiar. Los fármacos inhibidores de la recaptación de seroto- nina (ISRS) son particularmente efica- ces en el tratamiento de la depresión asociada al IFN (preferible los ISRS estimulantes92 fluoxetina, citalopram). El insomnio también es importante tratarlo (ansiolíticos) ya que el lograr dormir bien todas las noches de la semana asegura el descanso necesario para hacer frente al cansancio, la irritabilidad o la depresión. - Las alteraciones tiroideas pueden ser corregidas y no llegar a manifestar- se clínicamente con terapia sustitutiva o correctora. Determinar los niveles de hormona tiroestimulante (TSH) durante el curso del tratamiento. - Para evitar la sequedad de la piel y los problemas secundarios dermatológi- cos, es conveniente utilizar jabones y cremas hidratantes. Si apareciera pruri- to y no fuera suficiente con la hidrata- ción, en ocasiones requiere la adminis- tración de antihistamínicos y eventual- mente, si se producen reacciones urti- cariformes, corticoides a dosis bajas. - Para evitar la pérdida de apetito o de peso se recomendará comidas frecuentes en cantidades pequeñas y con alto conte- nido calórico y proteico. El sabor metálico producido por la RBV puede contrarrestar- se con piña o con el sabor amargo de la agua tónica™. - La dieta no ejerce ninguna influencia sobre la infección ni sobre la enferme- dad, por lo que no es necesario reco- mendar dietas especiales que no res- pondan a otros problemas de salud (como: diabetes, dislipemias o sobrepe- so). Si aparecieran vómitos o nauseas: evitar las comidas ricas en grasas y especias. En caso de diarreas: dieta astringente y si no cesara a los 3-4 días, podría requerir la administración de inhi- bidores de la motilidad intestinal. 11.- CONTRAINDICACIONES Existen múltiples contraindicaciones para el tratamiento con el IFN-alfa, siendo raras las contraindicaciones absolutas para iniciar tratamiento con RBV. Estas contraindicaciones se fun- damentan en el conocido perfil toxico- lógico y efectos secundarios de 124 el tratamiento de la hepatitis C que se ha producido en los últimos años, alre- dedor del 40% de los pacientes infecta- dos no responden a los tratamientos actuales. Se están siguiendo diversas líneas en el desarrollo de nuevos fárma- cos para el tratamiento del VHC108 (Tabla 8). Aunque su posible aplicación clínica habría que contemplarla a medio y largo plazo (5-10 años). En los próximos años la combinación de PEG-IFN y RBV parece la opción óptima, tratando de mejorar las tasas de respuesta y la eficacia con una adecua- da aplicación del tratamiento, con un control exahustivo para el manejo de los efectos advesos y apoyo para una adherencia máxima. 126 Tabla 8. Nuevos fármacos en ensayos para el VHC Estrategias para mejorar y reducir los efectos adversos indeseables de los fármacos actuales Inmunoestimulantes e Inmunomoduladores Anticuerpos frente al VHC Vacunas preventivas y tera- péuticas Fármacos acción antiviral directa Estrategias para reducir
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