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CAVERNAS1. 
Sembrando relaciones primigenias. 
 
 
 
 
 
¿Qué significa sentirnos en la 
educación? 
 
 
1 Ahora entraremos a las Cavernas, donde el tiempo y el espacio se transforman, 
dejan de ser como lo concebimos. Nos encontraremos a veces cayendo en el abismo, 
tropezando con las piedras, sintiendo el frio de la humedad, pensando que estamos 
 
 
Nathalia Andrea Molano Cure. 
Tutora: Mónica Marcell Romero Sánchez 
Maestría en Educación Artística. 
Universidad Nacional de Colombia 
2021 
 
 
 
 
 
 
 
 
caminando en círculos, sin embargo, tendremos que confiar para llegar al final y ver 
la luz, aquella que, también nos puede cegar. 
 
 
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CAVERNS. 
Sowing primeval relationships 
 
 
 
 
 
What does it mean to feel in the 
education? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Dedicado a todos los caminos y 
 las relaciones que hasta hoy se 
han gestado y tatuado en mí. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
RESUMEN 
 
Palaras claves: Naturaleza, Cuerpo, Niños, Ser Sensible. 
 
“Un árbol gastado por el viento, áspero y lleno de cicatrices un día me dijo: No 
tengo la verdad, pero puedo decirte que en este mundo, donde todos se 
esfuerzan por ser hermosos y originales, pocos tienen realmente el coraje de ser 
auténticos” (Caramagna, 2020, p1) 
Para pensar sobre la pregunta de este texto, debemos detenernos en la gestación 
del ser sensible, aquél que siente, oye, observa, escucha con todo su cuerpo, es 
necesario preguntarse: ¿cómo se gesta el ser sensible? ¿Qué requiere la creación 
del ser sensible? ¿cómo podemos educar-nos para sentir? En estas indagaciones 
podremos entonces pensar al ser sensible como una grieta pedagógica, una 
grieta que será creada por la vibración interna del cuerpo, quién la experimenta 
realmente escucha. Como el movimiento de las placas tectónicas, el ser sensible 
es capaz de transformar el espacio interno y externo, permitiendo el eco de las 
olas producidas por una hoja al caer al agua, olas que se expanden que 
comunican. Ahora, debemos reconocer los distintos órganos que nos permitirán 
una conexión con el ser sensible, el despertar de aquél en el cuerpo. Esto lo 
veremos desde mi propia experiencia, desde la conciencia y reflexión de prácticas 
y quehaceres cotidianos que se han vuelto mis grietas pedagógicas. Cabe aclarar 
que no es la única posibilidad de conocer el propio ser sensible, cada uno 
contiene un lenguaje, un mundo de experiencias, de motivaciones que hacen 
único e irrepetible el encontrarse dentro del ser sensible. Tenemos tres hilos 
fundamentales en este relato, la infancia, la naturaleza y el cuerpo como origen; 
estos conceptos los veremos en acción dentro del campo pedagógico, desde la 
mirada como estudiante, mujer, maestra, hija-sobrina. Veremos que cada uno de 
estos conceptos van acompañados de tejidos internos que los estructuran y 
fortalecen, como una red neuronal que transporta información de un lado a otra 
para el entendimiento, permitiendo el nacimiento del ser sensible. Empezaremos 
con el cuerpo, el tejido interno que nos interesa: sentidos (tacto, olfato, vista, 
paladar, oído) y emociones (tristeza, alegría, rabia, amor, fastidio…), estímulos 
cotidianos que al ser pasados por la conciencia mental, corporal y espiritual, 
quedarán cómo huellas en la memoria, la historia propia y colectiva, serán 
aprendizajes desde el quehacer. Al entrar al campo de la conciencia, la identidad 
y diversidad de cada persona, podremos aportar al fortalecimiento del ser 
sensible, a través de la creación y experimentación, poniendo en juego la 
imaginación, creatividad, narración, potencia-interés de cada ser. Allí 
reconocemos los diversos lenguajes, la multiplicidad, diversidad, 
interdisciplinariedad, la verdadera naturaleza, millones de partículas que se 
mueven a sus ritmos, con sus propias metáforas, con sus percepciones. Pensando 
incluso desde Walter Benjamin, un ser que “puede superarse para el sujeto, si 
percibe la unidad de la totalidad de su vida desde las corrientes vitales pasadas y 
condensadas en el recuerdo… El entendimiento que concibe la unidad… será el 
presentimiento intuitivo del inalcanzado, y por ello inarticulable, sentido de la 
vida” (Benjamin, 1936, p.13) Pondremos entonces a la naturaleza como parte del 
ser sensible, un órgano echo de tejidos que contienen: materiales básicos, 
esenciales, primitivos como el agua, el fuego, el aire la tierra, las semillas, que 
posibilitan la conformación de distintos paisajes, abriendo paso a la 
biodiversidad. Encontraremos que dentro de la naturaleza, viéndola 
universalmente, la constante transformación y/o metamorfosis es primordial 
para dicha biodiversidad debido a la tendencia de los cuerpos de estar en 
movimiento, en un constante choque de partículas modificándose entre sí. Para 
el nacimiento del ser sensible es importante el diálogo mental, corporal y 
espiritual, con los otros cuerpos o demás partículas, acá con la naturaleza y las 
materias que la conforman. Así, podemos permitirnos encontrar lo espiritual de 
la materia y por tanto de todos los seres, para que al sembrar la semilla se generé 
vida y la conciencia mental, corporal y espiritual en las personas. Lo anterior 
ocurrirá cuando, en el camino del viaje de la vida, se reconozca cada acción como 
un ritual para la creación y cada gesto como un material básico del ritual, en otras 
palabras, la cotidianidad bajo la conciencia de la mente el cuerpo y el espíritu, 
parecido al actuar y pensar de los infantes, pues para ellxs la experimentación de 
sus ritmos frente a sus contextos permiten la creación de su universo. Entramos 
en trabajo de parto y para ello nos vemos sumergidos en el concepto de la 
infancia, otro órgano del ser sensible que se caracteriza por tener partículas 
capaces de transformar-se y asombrar-se desde la libertad y el despojo de la 
“realidad”, de los contextos donde nacemos. El ser sensible requiere una mirada 
 
 
5 
 
diferente al imaginario colectivo. El infante es capaz de perder rápidamente dicha 
mirada, la percepción del cuerpo que es capaz de sorprenderse, la cascada de 
preguntas provocada por el espíritu explorador de cada unx. Para no perderlo, es 
necesario estar constantemente en relación con el origen de unx mismx y del 
otrx, comunicarse y habitar-se, para que la experiencia emerja y se cree el 
espacio-cuerpo del ser sensible, donde se activará, creando así la noción de 
territorio-comunidad, mi “yo” con mi entorno. Recuerdos y huellas que nos deja 
el diálogo y el relacionarnos, se guardan como archivos experienciales y naturales 
para que finalmente se dé la creación del ser sensible que siente la explosión de 
la vida en su propia existencia, el diálogo atento permitirá sentir la constante 
tensión entre el entendimiento y no entendimiento, entre vida y muerte, luz y 
oscuridad, para reconocer en todos los seres un ciclo eterno donde el tiempo 
concebido se vuelve ilusión y el vivir, un arte. Pensaremos entonces en la 
pedagogía artística como aquella que piense las relaciones primigenias, sea el 
fuego o el agua, la tierra o el aire, nuestro padre o nuestra madre, nuestros 
amigxs, el entorno donde vivimos, nosotros mismos, una pedagogía que entre al 
núcleo de las relaciones, la familia, nuestros primeros contactos, inicios que nos 
acompañan en el camino. Una que de espacio a la diversidad del pensamiento, 
del cuerpo, de las ideas, del espíritu, no una pedagogía que se mida en números, 
o una que vea a las personas como productos, o como insuficientes, una que 
valore experiencia y no únicamente la teoría repetitiva. Me siento a respirar, 
escucho y siento como entra y sale el aire de un cuerpo conformado por túneles 
que no tienen salida, que exigen un retorno, una paraday nuevo respiro, 
observar, aquejarse, desesperarse, impulsándonos a volver a reconocer los 
caminos oscuros, inciertos, pequeños, con poco aire, con un murmullo fresco que 
acelera el corazón pensando que está cerca a la salida, lugares ya transitados, 
todo para poder saber cuáles faltan y encontrar finalmente … ¿la luz? Es un 
cuerpo, un espacio con paredes viscosas talladas desde hace veintisiete años por 
Aguas milenarias, líquidos que recorren pacientemente cada centímetro, 
tratando siempre de habitar todos los rincones. Líquidos que tratan de borrar sus 
huellas, sus dibujos, sus memorias, pero que les dan un sabor a felicidad, tristeza, 
rabia, asco, un tono lleno de olores, texturas, sabores, sonidos que permanecen 
guardados allí. Sigo caminando, escucho voces, truenos, un silbido constante en 
el oído que me aqueja, me distraigo y caigo al abismo, uno que pareciera no tener 
fin, allí mientras el centro de la tierra me atrae, la mente me acobija por un 
pasadizo de la Caverna del cuerpo que ya está dentro de la Caverna, y allí vuelvo 
a encontrar el regazo del aire que pareciera atraer la salida... pasan años y no 
dejo de caer. Desaparece el vacío cuando escucho el sonido. Golpeo las piedras 
– tracttra tttrrrr tratac tr tr crrr rccrttr – me sumerjo en un sueño del cuál siento 
que no podré volver, donde creo que estoy sumergida en la oscuridad. Despierto, 
lloro, grito, golpeo las paredes, al final me acostumbro a caminar por allí, a sentir 
frío, a dormir con los sonidos de los huesos, ellas, las piedras se vuelven mi hogar 
por un tiempo, que dentro de las Cavernas es toda una vida, pero en realidad es 
un pequeño instante que se vuelve eterno con la cicatriz que deja. Esas cicatrices 
que atraviesan el alma, porque no fue solo un cuerpo, fue todo un universo 
atravesando las Cavernas una y otra y otra vez. Ahora pareciera que 
incesantemente retorno, ¿por qué? ¿por qué no encuentro la salida? Me escucho 
tan fuerte, el eco de la Caverna retumba en mí, el palpito de mi corazón es lento 
pero fuerte, a veces se vuelve insoportable, ¿cuándo? ¿cuándo saldré de acá? Tal 
vez nunca, tal vez imaginé la existencia de la luz. Mis labios están secos, empiezo 
a volverme Caverna, empiezo a olvidar que hay afuera, ¿cómo es afuera? Hay 
algo que me dice que es mejor estar acá, que salir no tiene sentido. Parece más 
cálido todo ahora, un manto me cubre, aquel que alguna vez dentro Un mapa, 
un cuerpo echo caverna. Nathalia Molano. de mi madre me acarició, me contuvo, 
me guardó, y entonces sin más fuerzas me recuesto en su regazo y vuelvo a 
respirar. Allí por instante se abre la Caverna. Nathalia Molano. Benjamin, W., 
1936. El narrador. Madrid: Taurus. Caramgna Fabrizio, 2020. Aforismos. [online] 
Aforísticamente.com. Available at: < https://aforisticamente.com/frases-y-citas-
sobre-los-arboles/> [Accessed 17 November 2020]. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
ABSTRACT 
 
Keywords: Nature, Body, Childrens, Be sensitive. 
 
 "A wind-worn, rough and scarred tree one day told me: I don't have the truth, 
but I can tell you that in this world, where everyone strives to be beautiful 
and original, few really have the courage to be authentic" (Caramagna, 2020, 
p1) 
To think about the question in this text, we must stop at the gestation of the 
sensitive being, the one who feels, hears, observes, listens with his whole 
body, it is necessary to ask: how is the sensitive being gestated ? What does 
the creation of the sentient being require? How can we educate ourselves to 
feel? In these inquiries we will then be able to think of the sensitive being as 
a pedagogical crack, a crack that will be created by the internal vibration of 
the body, who really listens to it. Like the movement of tectonic plates, the 
sentient being is capable of transforming the internal and external space, 
allowing the echo of the waves produced by a leaf when falling into the water, 
waves that expand that communicate. Now, we must recognize the different 
organs that will allow us a connection with the sentient being, the awakening 
of it in the body. We will see this from my own experience, from the 
awareness and reflection of daily practices and tasks that have become my 
pedagogical cracks. It should be clarified that it is not the only possibility of 
knowing one's own sentient being, each one contains a language, a world of 
experiences, of motivations that make being within the sentient being unique 
and unrepeatable. We have three fundamental threads in this story, 
childhood, nature and the body as origin; We will see these concepts in action 
within the pedagogical field, from the point of view as a student, woman, 
teacher, daughter-niece. We will see that each of these concepts are 
accompanied by internal tissues that structure and strengthen them, like a 
neural network that transports information from one side to another for 
understanding, allowing the birth of the sensitive being. We will start with the 
body, the internal tissue that interests us: senses (touch, smell, sight, palate, 
hearing) and emotions (sadness, joy, anger, love, annoyance ...), daily stimuli 
that when passed through the mental consciousness, corporal and spiritual, 
they will remain as traces in the memory, the own and collective history, they 
will be learnings from the task. By entering the field of consciousness, identity 
and diversity of each person, we can contribute to the strengthening of the 
sensitive being, through creation and experimentation, putting into play the 
imagination, creativity, narration, power-interest of each being. There we 
recognize the various languages, the multiplicity, diversity, interdisciplinarity, 
the true nature, millions of particles that move at their rhythms, with their 
own metaphors, with their perceptions. Thinking even from Walter Benjamin, 
a being that "can be overcome for the subject, if he perceives the unity of the 
totality of his life from the life currents past and condensed in memory ... The 
understanding that conceives unity ... will be the intuitive presentiment of 
the unreached , and therefore inarticulable, meaning of life ”(Benjamin, 1936, 
p.13) 
We will then put nature as part of the sensitive being, an organ made of 
tissues that contain: basic, essential, primitive materials such as water, fire, 
air, earth, seeds, which allow the conformation of different landscapes, 
opening the way to biodiversity. We will find that within nature, seeing it 
universally, the constant transformation and / or metamorphosis is essential 
for said biodiversity due to the tendency of bodies to be in motion, in a 
constant clash of particles modifying each other. For the birth of the sensitive 
being, the mental, corporal and spiritual dialogue is important, with the other 
bodies or other particles, here with nature and the matters that make it up. 
Thus, we can allow ourselves to find the spiritual of matter and therefore of 
all beings, so that by sowing the seed life and mental, corporal and spiritual 
consciousness are generated in people. The above will occur when, on the 
journey of life's journey, each action is recognized as a ritual for creation and 
each gesture as a basic material of the ritual, in other words, everyday life 
under the consciousness of the mind, the body and the body. spirit, similar to 
the acting and thinking of infants, because for them the experimentation of 
 
 
7 
 
their rhythms in front of their contexts allows the creation of their universe. 
We go into labor and for this we are immersed in the concept of childhood, 
another organ of the sentient being that is characterized by having particles 
capable of transforming and astonishing oneself from freedom and the 
dispossession of "reality", of the contexts where we are born. Being sensitive 
requires a different look at the collective imagination. The infant is capable of 
quickly losingsaid gaze, the perception of the body that is capable of being 
surprised, the cascade of questions provoked by the exploratory spirit of each 
one. In order not to lose it, it is necessary to be constantly in relation to the 
origin of oneself and of the other, to communicate and inhabit, so that the 
experience emerges and the space-body of the sentient being is created, 
where it will be activated, thus creating the notion of territory-community, 
my "I" with my environment. Memories and traces that dialogue and relating 
leave us, are kept as experiential and natural archives so that finally the 
creation of the sensitive being that feels the explosion of life in its own 
existence takes place, the attentive dialogue will allow us to feel the constant 
tension between understanding and non-understanding, between life and 
death, light and darkness, to recognize in all beings an eternal cycle where 
conceived time becomes an illusion and living an art. We will then think of 
artistic pedagogy as one that thinks of primordial relationships, be it fire or 
water, earth or air, our father or mother, our friends, the environment where 
we live, ourselves, a pedagogy that enters the nucleus of relationships, family, 
our first contacts, beginnings that accompany us along the way. One that 
gives space to the diversity of thought, body, ideas, spirit, not a pedagogy that 
is measured in numbers, or one that sees people as products, or as 
insufficient, one that values experience and not only repetitive theory. I sit 
down to breathe, listen and feel how the air enters and leaves a body made 
up of tunnels that have no exit, that demand a return, a stop and a new 
breath, to observe, to grieve, to despair, prompting us to once again 
recognize the dark paths , uncertain, small, with little air, with a fresh murmur 
that accelerates the heart thinking that it is close to the exit, places already 
traveled, everything to be able to know which ones are missing and finally 
find ... the light? It is a body, a space with viscous walls carved for twenty-
seven years by ancient Waters, liquids that patiently travel every inch, always 
trying to inhabit every corner. Liquids that try to erase their tracks, their 
drawings, their memories, but that give them a taste of happiness, sadness, 
anger, disgust, a tone full of smells, textures, flavors, sounds that remain 
stored there. I keep walking, I hear voices, thunder, a constant hiss in my ear 
that afflicts me, I am distracted and fall into the abyss, one that seems to have 
no end, there as the center of the earth attracts me, my mind shelters me 
through a passageway of the Cavern of the body that is already inside the 
Cavern, and there I find again the lap of air that seems to attract the exit ... 
Years go by and I don't stop falling The void disappears when I hear the sound. 
I hit the stones - tracttra tttrrrr treaty tr tr crrr rccrttr - I immerse myself in a 
dream from which I feel that I will not be able to return, where I believe that 
I am submerged in darkness. I wake up, I cry, I scream, I hit the walls, in the 
end I get used to walking there, to feeling cold, to sleeping with the sounds 
of the bones, they, the stones become my home for a while, which inside the 
Caverns is a lifetime, but in reality it is a small moment that becomes eternal 
with the scar it leaves. Those scars that pierce the soul, because it was not 
just a body, it was a whole universe going through the Caverns over and over 
and over again. Now it seems that I return incessantly, why? Why can't I find 
the way out? I hear myself so loud, the echo of the Cavern rumbles in me, the 
beat of my heart is slow but strong, sometimes it becomes unbearable, 
when? When will I get out of here? Maybe never, maybe I imagined the 
existence of light. 
My lips are dry, I begin to become a Cave, I begin to forget that there is 
outside, what is it like outside? There is something that tells me that it is 
better to be here, that going out does not make sense. Everything seems 
warmer now, a mantle covers me, the one that once inside A map, a body 
made into a cave. Nathalia Molano. of my mother caressed me, restrained 
me, kept me, and then without further strength I lie down on her lap and 
breathe again. There for an instant the Cavern opens. Nathalia Molano. 
Benjamin, W., 1936. The narrator. Madrid: Taurus. Caramgna Fabrizio, 2020. 
Aphorisms. [online] Aphoristically.com. Available at: 
 
 
8 
 
<https://aforisticamente.com/frases-y-citas-sobre-los-arboles/> [Accessed 
17 November 2020]. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Índice 
 
 
SEMILLAS 4 
RAICES 6 
TIERRA 14 
AGUA 18 
FUEGO 29 
SERES 42 
BIBLIOGRAFÍA 43 
IMÁGENES 43 
 
 
 
 
 
 
 
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SEMILLAS 
 
 
Un árbol gastado por el viento, áspero y lleno de cicatrices un día me dijo: No tengo la verdad, 
pero puedo decirte que en este mundo, donde todos se esfuerzan por ser hermosos y 
originales, pocos tienen realmente el coraje de ser auténticos. (Caramagna, 2020, p1) 
 
Para pensar sobre la pregunta de este texto, debemos detenernos en la 
gestación del ser sensible, aquél que siente, oye, observa, escucha con todo 
su cuerpo, es necesario preguntarse: ¿cómo se gesta el ser sensible? ¿Qué 
requiere la creación del ser sensible? ¿cómo podemos educar-nos para 
sentir? En estas indagaciones podremos entonces pensar al ser sensible como 
una grieta pedagógica, una grieta que será creada por la vibración interna del 
cuerpo, quién la experimenta realmente escucha. Como el movimiento de las 
placas tectónicas, el ser sensible es capaz de transformar el espacio interno y 
externo, permitiendo el eco de las olas producidas por una hoja al caer al 
agua, olas que se expanden, que comunican. 
Ahora, debemos reconocer los distintos órganos que nos permitirán una 
conexión con el ser sensible, el despertar de aquél en el cuerpo. Esto lo 
veremos desde mi propia experiencia, desde la conciencia y reflexión de 
prácticas y quehaceres cotidianos que se han vuelto mis grietas pedagógicas. 
Cabe aclarar que no es la única posibilidad de conocer el propio ser sensible, 
cada uno contiene un lenguaje, un mundo de experiencias, de motivaciones 
que hacen único e irrepetible el encontrarse dentro del ser sensible. 
Tenemos tres hilos fundamentales en este relato, la infancia, la naturaleza y 
el cuerpo, como origen; estos conceptos los veremos en acción dentro del 
campo pedagógico, desde la mirada como estudiante, mujer, maestra, hija-
sobrina. Veremos que cada uno de estos conceptos van acompañados de 
tejidos internos que los estructuran y fortalecen, como una red neuronal que 
transporta información de un lado a otra para el entendimiento, permitiendo 
el nacimiento del ser sensible. 
Empezaremos con el cuerpo, el tejido interno que nos interesa: sentidos 
(tacto, olfato, vista, paladar, oído) y emociones (tristeza, alegría, rabia, amor, 
fastidio…), estímulos cotidianos que al ser 
pasados por la conciencia mental, corporal y espiritual, quedarán cómo 
huellas en la memoria, la historia propia y colectiva, serán aprendizajes desde 
el quehacer. Al entrar al campo de la conciencia, la identidad y diversidad de 
cada persona, podremos aportar al fortalecimiento del ser sensible, a través 
de la creación y experimentación, poniendo en juego la imaginación, 
creatividad, narración, potencia-interés de cada ser. Allí reconocemos los 
diversos lenguajes, la multiplicidad, diversidad, interdisciplinariedad, la 
verdadera naturaleza, millones de partículas que se mueven a sus ritmos, con 
sus propias metáforas, con sus percepciones. Pensando incluso desde 
Walter Benjamin, un ser que “puede superarse para el sujeto, si percibe la 
unidad de la totalidadde su vida desde las corrientes vitales pasadas y 
 
 
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condensadas en el recuerdo… El entendimiento que concibe la unidad… será 
el presentimiento intuitivo del inalcanzado, y por ello inarticulable, sentido 
de la vida” (Benjamin, 1936, p.13) 
Pondremos entonces a la naturaleza como parte del ser sensible, un órgano 
echo de tejidos que contienen: materiales básicos, esenciales, primitivos 
como el agua, el fuego, el aire la tierra, las semillas, que posibilitan la 
conformación de distintos paisajes, abriendo paso a la biodiversidad. 
Encontraremos que, dentro de la naturaleza, viéndola universalmente, la 
constante transformación y/o metamorfosis es primordial para dicha 
biodiversidad debido a la tendencia de los cuerpos de estar en movimiento, 
en un constante choque de partículas modificándose entre sí. 
Para el nacimiento del ser sensible es importante el diálogo mental, corporal 
y espiritual, con los otros cuerpos o demás partículas, acá con la naturaleza y 
las materias que la conforman. Así, podemos permitirnos encontrar lo 
espiritual de la materia y por tanto de todos los seres, para que al sembrar la 
semilla se generé vida y la conciencia mental, corporal y espiritual en las 
personas. Lo anterior ocurrirá cuando, en el camino del viaje de la vida, se 
reconozca cada acción como un ritual para la creación y cada gesto como un 
material básico del ritual, en otras palabras, la cotidianidad bajo la conciencia 
de la mente el cuerpo y el espíritu, parecido al actuar y pensar de los infantes, 
pues para ellxs la experimentación de sus ritmos frente a sus contextos 
permiten la creación de su universo. 
Entramos en trabajo de parto y para ello nos vemos sumergidos en el 
concepto de la infancia, otro órgano del ser sensible que se caracteriza por 
tener partículas capaces de transformar-se y asombrar-se desde la libertad y 
el despojo de la “realidad”, de los contextos donde nacemos. El ser sensible 
requiere una mirada diferente al imaginario colectivo. 
El infante es capaz de perder rápidamente dicha mirada, la percepción del 
cuerpo que es capaz de sorprenderse, la cascada de preguntas provocada por 
el espíritu explorador de cada unx. Para no perderlo, es necesario estar 
constantemente en relación con el origen de unx mismx y del otrx, 
comunicarse y habitar-se, para que la experiencia emerja y se cree el espacio-
cuerpo del ser sensible, donde se activará, creando así la noción de territorio-
comunidad, mi “yo” con mi entorno. Recuerdos y huellas que nos deja el 
diálogo y el relacionarnos, se guardan como archivos experienciales y 
naturales para que finalmente se dé la creación del ser sensible que siente la 
explosión de la vida en su propia existencia, el diálogo atento permitirá sentir 
la constante tensión entre el entendimiento y no entendimiento, entre vida 
y muerte, luz y oscuridad, para reconocer en todos los seres un ciclo eterno 
donde el tiempo concebido se vuelve ilusión y el vivir, un arte. 
Pensaremos entonces en la pedagogía artística como aquella que piense las 
relaciones primigenias, sea el fuego o el agua, la tierra o el aire, nuestro padre 
o nuestra madre, nuestros amigxs, el entorno donde vivimos, nosotros 
mismos, una pedagogía que entre al núcleo de las relaciones, la familia, 
nuestros primeros contactos, inicios que nos acompañan en el camino. 
Una que, de espacio a la diversidad del pensamiento, del cuerpo, de las ideas, 
del espíritu, no una pedagogía que se mida en números, o una que vea a las 
personas como productos, o como insuficientes, una que valore experiencia 
 
 
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y no únicamente la teoría repetitiva o la memorización incesante y poco 
reflexiva.
 
 
 
RAÍCES 
 
 
Como pequeñas raices que empiezan surgir, nos asomaremos y reconoceremos un poco más sobre los conceptos Naturaleza, Cuerpo, Infancia y cómo los teje la 
pedagogía, primordialmente la artística, pensando en la necesidad de generar espacios más sentidos para las nuevas generaciones que vienen a aprender de este 
mundo. Pensemos el arte en clave de maestra, desde la posibilidad que nos da de explorar, sentir, crear, de apropiarnos el conocimiento y el aprendizaje a través 
del cuerpo. Traeremos aquí un fragmento de la investigación de algunas mujeres de la Universidad Nacional sobre el Arte y la Ciencia, a propósito de la relación 
que vamos a tejer con la naturaleza: 
El valor implícito que traen las artes a la vida de los seres humanos es incalculable pues, además de aportar a los procesos expresivos, creativos y cognitivos, 
abren los ojos interiores, que le permiten mirarse a sí mismo para luego valorar, apreciar a los demás y participar críticamente en la cultura y la sociedad. 
(Cárdenas, Flórez y Chacón, 2018, p.22) 
De este modo, las artes serán fundamentales para la gestación del ser sensible, pues nos da la posibilidad de sentirnos más y recordar la sabiduría que cada ser 
trae consigo. Entonces, para profundizar un poco más y poder dar comienzo a la narración, daremos algunas puntadas sobre el concepto Naturaleza y cómo es 
importante en esta investigación. 
La naturaleza en mi vida ha sido una construcción especialmente desde la experiencia corporal, mental y espiritual, ha generado marcas sensibles frente a la forma 
de relacionarme y, sin embargo, al toparme con algunos referentes como Humboldt, Thoureau, Mutis, e incluso referentes que no son textuales como, algunas 
 
 
13 
 
prácticas indígenas que vienen guardándose y enseñándose desde hace miles de años atrás. Entonces, desde la construcción que el ser humano le dio a su entorno, 
es el aprendizaje de cientos de años, la experiencia de muchas generaciones que van narrando sus conocimientos sobre la Naturaleza, así pues, el concepto lo 
podemos ver desde distintas ramas del conocimiento, sin embargo, el arte, uno de nuestros hilos en este texto, tuvo mucho que ver en la construcción de la idea, 
percepción, sentir de la naturaleza. En algún momento del aprendizaje que las personas empezaron a adquirir, dimos el paso de reconocernos o concebirnos 
externos a ella ¿por qué? En las artes y la literatura el concepto se fue formando desde la pintura y la poesía, primero reconociéndose siempre, el ser humano, en 
alguna acción: ganadería, pesca, viajes en carrosas, encuentros ociosos, etc., sin embargo, esto se fue transformando y nos encontramos con que finalmente las 
personas desaparecen de las pinturas y se ve el paisaje desde la admiración, citemos acá a Pedro Urquijo: 
Berque considera que el <<acta de nacimiento del paisaje>> se establece en una frase del poeta Xie Lingyun (385-433). <<El sentimiento, a través del gusto, 
crea la belleza>> En ella se expone la sensibilidad que se experimenta ante el espectáculo de la naturaleza. (Urquijo, 2014, p.89) 
No obstante, no todas las personas han tenido contextos que les permita tener tal sensibilidad, esto ha producido a lo largo del tiempo que nos dejemos de 
vincular emocionalmente e incluso empecemos a pensar la naturaleza como uso y beneficio propio hasta el consumo masivo. 
Sin embargo, el concepto Naturaleza puede tener otras miradas, actualmente algunas pedagogías permiten pensar la relación de la Naturaleza con el aprendizaje, 
reconociendo la importancia de esta en los procesos cognoscitivos y emocionales en cada niñx, joven e incluso adultxs. Es necesario pensar que los espacios 
pedagógicos tengan espacios de exploración con un entorno natural que permita la exploración del cuerpo y la investigación de cada persona frente a sus intereses, 
preguntándose por lo que les llama la atención, por lo que no entienden, pero incluso permitiendo crear nuevas ideas. Así pues, la Naturaleza nos posibilita 
distintos aprendizajes que atraviesan el cuerpo. Durante el texto podremos evidenciar algunos ejemplos de la anterior afirmación, ejemplos que reconocen las 
distintas oportunidades o momentos en donde se pueden brindar estas experiencias naturales,tanto en espacios abiertos como espacios cerrados, entiendo 
entonces la Naturaleza como un todo manifestada en distintos rostros, objetos, partículas, caminos, etc. 
Entonces, también encontramos importante el concepto de naturaleza en su lógica creadora, en su esencia dadora de vida. Incluso podemos reconocerla desde 
una mirada mística, que nos permita sentirnos más, que nos de tranquilidad, silencio, paz, armonía, amor. La Naturaleza incluso de su lado alquímico pensado 
como esos primeros momentos científicos de indagación por las materias básicas, el agua, el fuego, el aire, la tierra, cómo su característica transformadora empezó 
 
 
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a darnos pistas para entender más el mundo en el que nos encontramos. De hecho, desde una mirada un poco más filosófica, pero sin salirnos del tema, Aristóteles 
nos propone lo siguiente: 
 Naturaleza se dice en primer lugar de la generación de todo aquello que crece, por ejemplo, cuando se pronuncia larga la primera sílaba de la palabra griega; luego la 
materia intrínseca de donde proviene lo que nace; y además el principio del primer movimiento en todo ser físico, principio interno y unido a la esencia. Y se llama crecimiento 
natural de un ser, el aumento que recibe de otro ser, ya por su adjunción, ya por su conexión, ya, como los embriones, por su adherencia con este ser. La conexión difiere de la 
adjunción en que, en este último caso, no hay más que un simple contacto, mientras que en los demás casos hay en los dos seres algo que es uno, y que en lugar de un contacto, 
produce su conexión, y hace de estos dos seres una unidad bajo la relación de la continuidad y de la cantidad, pero no bajo la relación de la cualidad. Se dice además naturaleza la 
sustancia bruta, inerte y sin acción sobre sí misma de que se compone y se forma un ser físico. Así el bronce es la naturaleza de la estatua y de los objetos de bronce, y la madera 
lo es de los objetos de madera, y lo mismo de los demás seres; esta materia prima y preexistente constituye cada uno de ellos. Como resultado de esta consideración, se entiende 
también por naturaleza los elementos de las cosas naturales; y así se explican los que admiten por elemento el fuego, la tierra, el aire, o el agua o cualquiera otro principio análogo, 
y los que admiten muchos de estos elementos, o todos ellos a la vez. Finalmente, bajo otro punto de vista, la naturaleza es la esencia de las cosas naturales. 
 (...) Se sigue de todo lo que precede, que la naturaleza primera, la naturaleza propiamente dicha, es la esencia de los seres, que tienen en sí y por sí mismos el principio de su 
movimiento. La materia no se llama en efecto naturaleza, sino porque es capaz de recibir en sí este principio; y la generación, así como el crecimiento, sino porque son movimientos 
producidos por este principio. Y este principio del movimiento de las cosas naturales reside siempre en ellas, ya sea en potencia, ya en acto. 
Aristóteles, Metafísica, Libro Quinto, p.190. IV 
Nos asombramos entonces al ver que el concepto de Naturaleza acá abordado nos permite también entretejernos con los otros conceptos que vamos a estar 
pensando. Seguiremos entonces con el Cuerpo, lo pensaremos desde la Naturaleza, vamos a reconocer el Cuerpo como Naturaleza y permitiremos volver a 
sentirnos en contacto con ella desde una mirada nueva, no para vernos en el pasado sino para construirnos diferente, permitiéndonos ser Naturaleza. 
De esta manera, pensando en clave del cuerpo como Naturaleza, es importante saber que independientemente de donde esté el cuerpo, tiene la capacidad de 
volver a sentirse como Naturaleza, si logra silenciar y ordenar el pensamiento para sentirse, pues ya hay una construcción frente al entorno que nos hace sentir 
diferente. Es decir, dependiendo del contexto, del paisaje, de la cultura donde hayamos nacido, estaremos sumergido frente a unos ritmos y formas de estar en el 
 
 
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mundo que permean a nuestro cuerpo, no obstante, el cuerpo básico, la genética, trae otras frecuencias, otras memorias que permiten la conexión con la 
Naturaleza primigenia2. Aquí retomaremos la invitación de Thoreau cuando nos dice: 
Quiero decir unas palabras a favor de la Naturaleza, de la libertad total y el estado salvaje, en contraposición a una libertad y una cultura simplemente 
civiles; considerar al hombre como habitante o parte constitutiva de la Naturaleza, más que como miembro de la sociedad. (Thoureau, 2014, p. 11) 
De hecho, y como parte fundamental para leer esta investigación, es necesario que nos permitamos volver a nuestra Naturaleza, a nuestro Ser sensible. Extiendo 
la invitación a que volvamos a las raíces, a lxs maestrxs primigenios. 
Incluso pensando más a fondo la relación del humano con su cuerpo y la naturaleza, y permitiendo una cercanía más científica con el ser sensible, pondré unas 
palabras de Edgar Morín: 
No somos extra vivientes, extra-mamiferos, extra-primates. No estamos separados de los primates, nos hemos convertido en super-primates al desarrollar 
cualidades esporádicas o solo incoadas en los simios, como el bipedismo, la caza y el uso de instrumentos. No estamos separados de los mamíferos, somos 
súper-mamíferos marcados para siempre por nuestra relación íntima, caliente, intensa de ser inacabado, no solamente en el nacimiento, sino hasta a 
muerte, con nuestra madre, así como por la relación entre los hermanos y hermanas de camada, fuentes de amor, del afecto, de la ternura, de la fraternidad 
humana. Somos súper mamíferos, supervertebrados, superanimales, supervivientes. Esta idea principal significa de golpe que, no solamente la organización 
biológica, animal, mamífera, etc., se encuentra en la naturaleza en el exterior de nosotros, sino que también se encuentra en nuestra naturaleza, en nuestro 
interior. (Morín 1996, en Salazar y León 2014, p. 135) 
Sea cual sea la creencia de cada persona, es innegable, por lo menos frente a la línea que venimos abordando, que todo ser viviente, todo lo que vemos, percibimos, 
ideamos, sentimos, deviene de la misma esencia, si no fuese así ¿cómo es que compartimos tantos rasgos emocionales, mentales, físicos con animales y plantas? 
Tal vez aquí nos ayudaría un ejemplo desde la geometría sagrada, comprender un patrón, para entender el entramado de la vida, sin embargo, este un tema que 
puede desviarnos innecesariamente por el camino de este texto. 
 
2 Para seguir pensando el concepto de naturaleza, veremos aquí la Naturaleza primigenia como aquella que es esencial, la Tierra, el Agua, el Fuego, el Aire, las semillas, los 
árboles y las plantas, la arena, el calor, el frío, las montañas. 
 
 
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Así pues, para continuar, veremos entonces fundamental que, para que el cuerpo vuelva a sentirse desde la Naturaleza primigenia, es importante permitirle a esa 
esencia primigenia, eso que lo hace ser Naturaleza, las emociones, los sentimientos, las percepciones a través de la vista, del tacto, del olfato, de la escucha, que 
van ligados a diferentes experiencias o encuentros con el entorno, las relaciones que día a día el cuerpo experimenta. Pensaremos acá en clave de Martha 
Nussbaum frente al cuerpo, las emociones y las experiencias para aclarar un poco la idea de Cuerpo acá expuesta: “Ciertamente hemos de conceder que toda 
experiencia humana se encarna y, por tanto, se realiza en algún tipo de proceso material. En ese sentido, todas las emociones humanas son procesos corporales”. 
(Nussbaum, 2019, p.89). Y es que las emociones y sentires más cotidianos son los que más se encarnan, por ejemplo, cuando nos quemamos en la infancia, por 
primera vez, es una experiencia que queda tan marcada que varixs niñxs terminan temiendo a este elemento. O me pregunto, ¿no sería acaso un evento traumático 
el casi ahogarse, generando así una huella en el cuerpo frente el agua, frente al mar, a la piscina? En ese sentido es importante pensar que el cuerpo también 
requiere de un acompañamiento conscientefrente a la experiencia y la pedagogía, pues es importante que todas las personas puedan identificar como su entorno 
y sus relaciones diarias afectan el cuerpo y cómo actuar frente a esto. 
Para lo anterior, expondremos una mirada un poco más artística, sin dejar de pensar en la Naturaleza, y ligándolo con la pedagogía. Es importante pensar el Cuerpo 
como un ser creador, capaz de trasmitir a través de los sentidos información que permita el reconocimiento del mundo y a su vez la posibilidad de crear nuevos 
dispositivos. Muchos artistas que piensan y reflexionan a través de sus cuerpos 
han luchado por demostrar que el cuerpo representado posee un lenguaje propio y que este lenguaje corporal, como otros sistemas semánticos, es inestable. 
En comparación con el lenguaje verbal o el simbolismo visual, las <<partes del discurso>> del lenguaje corporal son relativamente imprecisas. El cuerpo 
como lenguaje es, al mismo tiempo, inflexible y flexible en exceso. A través del comportamiento corporal puede expresarse mucho, deliberadamente o no… 
(Jones, 2006, p 13) 
En ese sentido, para poder tener un poco más de conciencia sobre nuestro cuerpo y las experiencias que tiene, debemos pensar en un Cuerpo plástico, en un 
cuerpo que se permite explorar-se y sentir-se para reconocer-se en el mundo, en dos direcciones de forma más concreta: primera, como aquel que escucha su 
Naturaleza y es capaz de transformarse, se convierte en fuente creadora, capaz de trasmutar a partir de la conciencia propia de los sentidos, emociones, 
percepciones, en contexto con su entorno, con un material, con otro cuerpo, con otro ser… Y la segunda, como lenguaje, un transmisor de conocimientos, de 
ideas, de pensamientos, de sentires. 
 
 
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Por lo anterior, podemos pensar que el cuerpo entonces también es uno de lxs principales maestrxs, no solo por esencia natural, sino por las posibilidades que 
nos brinda frente a un entorno y que incluso nos obliga a asumir la realidad del cuerpo que nos tocó. Es decir, no es lo mismo ser una persona ciega a no serlo, o 
ser un niño con síndrome de Down o un niño con TDH, cada cuerpo es diferente, por lo tanto, todos los aprendizajes son diferentes. Puede decirse que es un 
maestro que condiciona, sin embargo, también se permite transformarse para llegar al conocimiento de distintas maneras, incluso dando la posibilidad de 
encontrar otras ideas que abarquen caminos inexplorados. Seguiré conversando acá con Martha Nussbaum acerca del sentir y sus indagaciones sobre el cuerpo 
como ser sensible: 
Dado que hablamos de seres vivos sensibles y que poseer algún tipo de sentimiento es probablemente condición necesaria de la vida mental consciente de 
todo ser sensible, podríamos afirmar que todos los casos de emoción, puesto que ésta forma parte de la vida consciente de los seres sensibles, suponen 
como condición necesaria la presencia de algún género de sentimiento… Parece que lo que hemos afirmado es que la condición necesaria de cualquier 
episodio emocional es un corazón que late… (Nussbaum, 2019, p.80). 
Pareciera que acá empezamos a dar algunas vueltas sobre los conceptos, sin embargo, era fundamental dejar en los dos primeros abierta la idea de emoción, del 
sentir, de las percepciones e ideas. Pues son ellas las que van a vincular la Naturaleza y el Cuerpo con la Infancia, pensando a la infancia como uno de los contactos 
más cercanos que tenemos en la cotidianidad con la Naturaleza primigenia. Pero ¿por qué? Un/a niñx recién nacido expresa sus emociones y sentimientos como 
un lenguaje para comunicarse con el mundo, las percepciones que tiene sobre lo que día a día va encontrando deben ser transmitidas de alguna manera, el llanto, 
las mordidas, los empujones, el movimiento intenso que hoy en día llaman hiperactividad, son formas que lxs niñxs encuentran para comunicarse, para hacerse 
sentir. 
Sin embargo, debemos aclarar que la infancia a lo largo de la historia, mayoritariamente se ha visto salvaje, se ha percibido desde una conciencia colonial, como 
un ser que se debe domesticar, un ser que debe ser iluminado con la razón. Entonces, son especialmente las emociones y el cuerpo el que se considera salvaje, 
¿cuántas veces no se ha escuchado la frase tradicional de que los hombres no lloran? ¿Cuántas veces la mujer no se ha sometido a un juzgamiento sobre su cuerpo 
por ser velludo? ¿Cuántas veces no permitimos que los niñxs exploren materiales a través de la boca siendo esta fundamental para el primer acercamiento 
cognoscitivo del niñx? Constantemente estamos prohibiendo volver a nuestra Naturaleza primigenia, estamos día y noche trabajando para cumplir expectativas 
de la sociedad, nuestro niñx interior muere, dejamos de creer en la imaginación y el juego, y caemos en depresiones, en inseguridades, no entendemos que sucede 
con nosotros muchas veces. 
 
 
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De esta manera, la idea del ser salvaje es fundamental para conocer la Infancia y para conocer el mundo a través de la Infancia, accediendo a nuevos conocimientos. 
La Infancia, nos permite tener todos nuestros sentidos atentos al nuevo mundo, puede decirse que es un estado del cuerpo, más sin embargo también puede ser 
un estado mental. Es decir, físicamente un infante es pequeño y está en constante formación, pero también lo está cognitiva y emocionalmente. Este estado del 
cuerpo es un estado que se puede asimilar con el humano pre-histórico que empezó a conocer su cuerpo a través del mundo y viceversa. Entonces el Cuerpo, la 
mirada, el olfato, el oído, la piel, etc. Tienen unas características dentro de lo primitivos, lo salvaje, la Infancia que se deja permear y por lo tanto aprender de su 
entorno, una y otra vez, adquiriendo al final unos patrones y una cultura. 
Sin embargo, para la pregunta que nos acontece a nosotrxs, veremos que es necesario pensar a la Infancia como maestra, pero es la Infancia que reconoce su 
Naturaleza, una mirada y un sentir siempre a la expectativa, con sorpresa, reconociendo las emociones, generando nuevas ideas, hipótesis. Entonces viéndolo 
desde la pedagogía, la Infancia no puede ser una vasija para ponerle información, la Infancia debe ser escuchada para comprender el mundo diferente. ¿Por qué 
al ser adultxs olvidamos nuestro ser infante? La invitación de estas palabras es asumir una vida bajo la mirada del infante, que siempre está preguntándose, 
dudando y reconstruyéndose constantemente. Aquí abordaré a los Tejedores de Vida – Arte en primera infancia, un modelo educativo para la primera infancia 
desarrollado por IDARTES en Bogotá con poblaciones vulnerables, donde llevan experiencias artísticas a niñxs dándose cuenta del reto que esto asumía, pues 
 
…encontrar la poética de la infancia y la inmensidad de lo pequeño. Nos alerta e invita a matizar nuestros imaginarios, nuestros lugares de enunciación… 
¿cómo ponernos en juego? Desde abordar nuevas experiencias, reconocer en ellas verdaderos acontecimientos que dislocan nuestros lugares habituales, 
para identificar no-lugares y tiempos de la infancia, tiempos del arte donde el cuerpo, la materia y el espacio, como pretextos, que permitan que emerja el 
arte que transita, de manera poco convencional, no desde las certezas o lo esperado, sino a partir de lo inesperado, la incertidumbre, la singularidad y la 
multiplicidad… (Olaya, 2015, p 34) 
 
Absolutamente es una tarea difícil, sin embargo, es por ello que acá le damos tanta importancia a las artes desde una mirada pedagógica que permita un encuentro 
con el ser salvaje y sensible de la infancia que nos recuerda a nuestras raices naturales. La importancia del Arte en el transcurso de la vida, es inmensa, pues de 
alguna manera nos acerca también de adultxs a la estética de la infancia, a la multiplicidad de lenguajes que se abren frente a la mirada de cada persona, permite 
 
 
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experimentar con más fuerza y conciencia, sin dejar de reflexionar, analizar, entender, comprender y aprenderde su entorno, dejando que su cuerpo vaya 
indicando gustos que se convertirán en preguntas, ideas, conversaciones, juegos, conocimientos. En esta línea del lenguaje del infante y del lenguaje del arte, no 
quisiera dejar de nombrar a Loris Malaguzzi con su propuesta de los 100 lenguajes del niño, dónde expresa a través de, un poema según mi mirada: 
 
El niño está hecho de cien. 
El niño tiene cien lenguas 
cien manos 
cien pensamientos 
cien maneras de pensar de jugar y de hablar 
cien siempre 
cien maneras de escuchar de sorprenderse de amar 
cien alegrías para cantar y entender 
cien mundos que descubrir 
cien mundos que inventar 
cien mundos que soñar. 
EL niño tiene cien lenguas 
(y además de cien, cien más) 
pero le roban noventa y nueve. 
La escuela y la cultura le separan la cabeza del cuerpo. 
Le dicen: de pensar sin manos de actuar sin cabeza 
de escuchar y no hablar de entender sin alegría 
de amar y sorprenderse sólo en Pascua y en Navidad. 
Le dicen: que descubra el mundo que ya existe 
y de cien le roban noventa y nueve. 
Le dicen: que el juego y el trabajo la realidad 
y la fantasía la ciencia y la imaginación 
el cielo y la tierra la razón y el sueño 
son cosas que no van juntas 
Y le dicen que el cien no existe 
El niño dice: 
«en cambio el cien existe». 
Loris Malaguzzi, 
 
Es importante recordar que la propuesta de los cien lenguajes es una metáfora sobre el/la niñx que experimenta y se permite encontrar infinitas posibilidades 
para el aprendizaje del mundo, y que es llevada a lo que hoy se conoce como Reggio Emilia, un modelo que educativo que permite a lxs niñxs agudizar su mirada 
estética frente al contexto, volviéndolos más sensibles y críticos frente a la cotidianidad. Incluso desde el neurodesarrollo vamos a encontrarnos que hablan desde 
 
 
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las inteligencias múltiples, cada persona tiene una forma de aprender y esto, una vez más, refuerza la naturaleza de la Naturaleza que se encuentra aún en nosotrxs, 
es decir la diversidad que permite la vida. En esta línea de ideas, no quisiera dejar pasar el papel fundamental de los adultxs, familias, maestrxs, para acompañar 
la infancia, los distintos mundos que hay en cada estudiante, en cada persona. Acompañar cada corazón, cada sentir, cada gusto, cada habilidad, cada lenguaje 
para que sea potenciado y en esa línea no olvidar el propio camino, el propio sentir, la infancia que queda en cada cuerpo. 
Para no extendernos más, concluyo con la siguiente invitación: Dejemos que el Ser Sensible nos invada, que la Naturaleza que atraviesa nuestro cuerpo y que se 
mantiene despierta en la estética, percepción y mirada del infante, nos acompañe eternamente. Que la vida se convierta en juego de donde el corazón y el sentir 
consiente sean la guía en el camino, permitirnos transformarnos constantemente, en la cotidianidad, con nuestras relaciones, sentires, emociones, ideas… 
 
 
 
TIERRA 
 
 
 
Comenzaré narrando3 sobre cómo ha sido la construcción de la idea de niñez, arte-naturaleza y pedagogía, en mi vida. Veremos cómo se tejen entre ellas a través 
de un cuerpo, en este caso mi cuerpo y como los instantes pasados le han moldeado y transformado. Nos enfocaremos en la mirada-percepción del infante, aquella 
que le permite el asombro y el detenerse en detalles que parecen imperceptibles, y convertirlos en un juego, en pregunta, en una revelación. De esta manera, 
dejaremos al descubierto que las experiencias que tenemos en la niñez quedan como huellas en la piel y se manifiestan a través de nuestra relación con el entorno. 
Entonces, a través del arte-naturaleza y pedagogía nos permitiremos el paso del diálogo entre distintas disciplinas que nos posibiliten pensar y preguntarnos 
por nuestro pasado en cuanto a las formas y tonos con los cuáles fuimos criados y así, descubrir cómo nos afectan estas estructuras, tanto personal como 
colectivamente, para que al tener puestos estos lentes, logremos ver las problemáticas actuales, como la devastación del ser humano debido a los cambios en el 
clima o la pandemia que hoy día atraviesa el mundo, para ser críticos frente a esto y accionar artística, y pedagógicamente. 
 
 
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 Dentro de la narración y la creación acuerdo a la historia propia, pues pienso que hablar desde la propia historia es fundamental para reflexionar y para 
sensibilizarnos de forma empática en torno a la vida, y que desde el reflejo que pueda surgir en la construcción de las relaciones con este texto y en la cotidianidad, 
cada uno encuentre su propio paisaje, su propio archivo experiencial y natural, y deje surgir al ser sensible. Así entonces, desde este encuentro autobiográfico, 
veremos a la naturaleza como una parte primordial para permitirnos aprender a relacionarnos. Encontraremos también que la idea de naturaleza aquí expuesta 
tiene que ver con la idea de Naturaleza que propone Humboldt en Cosmos, donde se evidencia al ser humano y sus relaciones como parte de ella: 
 
Racionalmente considerada la Naturaleza, es decir, sometida a la elaboración de la inteligencia, no es más que la unidad en la diversidad de los fenómenos, 
la armonía entre todas las cosas creadas, desemejantes en su forma, en su constitución propia y en las fuerzas que las anima; el todo penetrado por un 
soplo de vida. El resultado más importante del estudio racional de la naturaleza es la compresión de la unidad y de la armonía en medio del inmenso 
agregado de cosas y de fuerzas; compresión que nos lleva a abrazar con igual ardor los descubrimientos de anteriores épocas y los del tiempo en que 
vivimos, permitiéndonos el análisis minucioso de los fenómenos sin que estos nos sepulte bajo su masa. (Von Humboldt, 1851, p.19) 
 
Y es que no fue hace más de cuatro años cuando conocí, a través del libro La invención de la Naturaleza de Andrea Wulff (2015), las aventuras que vivió Humboldt 
para lograr comprender la unidad y armonía en la diversidad, fueron muchos viajes que tuvo que realizar para dar apertura a la idea de que hace millones de años 
solo había un continente, la pangea, ésta se convirtió entonces en una posibilidad generada por la observación detenida de la fauna en distintas partes del mundo 
y el encuentro de sus similitudes a pesar de la diversidad y la evolución que cada una tuvo de acuerdo a su entorno-contexto. Debo decir que fue tanta la empatía 
y el reflejo que produjo el pensamiento de Humboldt en mí, que decidí continuar indagando en sus textos y en sus pasos, encontrándome con la puntada esencial 
para la formación del ser sensible, un reconocimiento de la diversidad desde el diálogo íntimo con la Naturaleza, para aprender a comunicarse desde los sentidos 
antes que el habla, y así poder escuchar la esencia de las cosas y los seres. 
 
 
 
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(Fotografía 1) Nathalia Molano en la Guajira (Colombia) conociendo dinámicas del desierto (Juan Alberto, 2016), mientras (Pintura 1) Alexander von Humboldt habla con uno de los indígenas en 
Turbaco (Colombia) (Alexander Von Humboldt, 1816). 
 
En el recorrido que haremos nos daremos cuenta de que el archivo experiencial y natural serán parte fundamental de la investigación pues son los que unirán los 
tiempos-espacios-cuerpos de la narración autobiográfica y la relación con el/la otrx. Veremos el archivo experiencial como aquél que transforma el cuerpo y por 
tanto la mirada, el que se crea a partir de sensaciones y emociones; allí nos veremos cómo contenedores, cavernas de memorias, de historias, de narraciones, de 
relaciones que hemos mantenido con nuestro entorno. No obstante, no es solo la memoria por la memoria, es pensar cómo lo dice Derrida (1997) 
 
…la cuestión del archivo no es una cuestión de pasado [...] de un concepto relacionado con el pasado que pueda o no estar a nuestra disposición, un 
concepto archivable del archivo. Es una 9 cuestión de futuro, la cuestión del futuro en sí mismo, la cuestión de una respuesta,de una promesa, de una 
responsabilidad para el mañana' El archivo: si queremos saber lo que significa, sólo lo conoceremos en tiempos de futuro. Quizás. (Derrida, 1997, p.24) 
 
En ese sentido, nutrir la memoria con archivos experienciales y naturales será fundamental para que en el futuro las respuestas sean desde el ser sensible, aquel 
que escucha con atención el instante y con él a las personas, árboles, flores, hojas, grillos, perros, martilleos, carros, vientos, pasos, chillidos, risas… 
 
 
 
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Así pues, por medio de este texto pretendo no solo pensar sino también generar movimientos que 
permitan la creación de grietas en las instituciones tanto familiares como educativas, donde florezca 
la maleza, el musgo, el sentir de cada persona que llega a compartir sus conocimientos y que así 
mismo nos permita encontrarnos de maneras más orgánicas, reconociendo a el/la maestrx y a el/la 
estudiante, como seres humanos sintientes que hacen parte de una red familiar sometida a un 
contexto espacio-cultural. Que de hecho, este último, para lo que ha sido el proceso de esta 
investigación, dentro y fuera de la institución, es una base para reconocer la historia pasada, presente 
y futura, en instantes cargados de conocimiento a través de las experiencias. Aquí pensado incluso en 
clave de David Harvey, un autor propuesto por la maestría, desde su libro Justicia, Naturaleza y la 
Geografía de la diferencia, donde da cuenta de la construcción sobre el espacio y el lugar, y como 
nuestro actuar está atravesado por los espacios que habitamos pero que a su vez nos habitan (Harvey 
and Amoroto Salido, 2018, pp.200-230) Aquellos espacios que en la memoria corporal quedan, como 
huellas en las venas, como cicatrices de caídas, como texturas en los dedos. Es importante reconocer 
que no es suficiente mirar el espacio y la cultura únicamente desde el conocimiento experiencial, sino 
que también, en algún momento, debe ser sometido a la razón y a las construcciones que ya se han 
ido dando en la historia de la humanidad, ir a las referencias, a aquellos agentes que también han 
conversado, pensado y experimentado el espacio y la cultura. 
 
Así pues, para fortalecer lo anteriormente planteado, veremos que, dentro de mi experiencia como estudiante, especialmente en mi infancia, la convivencia con 
la naturaleza y la ausencia de ella, en su momento, representaron una base en mi formación como ser sentir-pensante, llevándome hasta la pregunta que le 
acontece a este texto. De esta manera, empiezo proponiendo la unión del arte con la vida, para educar la mente, el cuerpo y el espíritu y dar nacimiento al ser 
sensible, abriendo caminos dentro de las formas de aprendizaje, para considerarnos de nuevo como seres y no como objetos de producción en pro a la economía. 
 
(Fotografía 2) Paisajes microscópicos (Nathalia 
Molano, 2020) 
 
 
24 
 
Es decir, la educación prepara a los niños y las niñas para la vida en las culturas donde nacen, proporcionándoles las herramientas y los conocimientos 
necesarios para sobrevivir en las circunstancias físicas y sociales en las que es probable que pasen toda su existencia. Es posible que esto haya funcionado 
perfectamente durante la mayor parte de la historia humana, mientras el conocimiento cultural tenía una fuerte correlación con el conocimiento necesario 
para sobrevivir y prosperar en el entorno circundante (por ejemplo, cómo identificar qué plantas y animales son peligrosos y cuáles son comestibles; cómo 
hacer fuego, herramientas, prendas de ropa y refugios; y cómo coexistir con las poblaciones vecinas). Pero actualmente las culturas donde nace una mayoría 
de personas son variaciones del consumismo – culturas que por un uso despilfarrado de recursos y fomento de niveles insostenibles de consumo están 
socavando rápidamente los sistemas del planeta Tierra –, hasta el punto que amenazan ya la supervivencia de innumerables especies y comunidades 
humanas en todo el mundo. (Assadourian and Mastny, 2017, p. 25) 
 
 
(Fotografía 3 y 4) Canal San Francisco, anteriormente río Vicachá. Una realidad y un sueño (montaje) (Nathalia Molano, 2020). 
 
Bajo lo anterior, pondré un ejemplo de los muchos que existen pensando en la destrucción del ecosistema. El Río Vicachá (resplandor de la noche) como lo llamaban 
los Muisqas, era el principal río que atravesaba Bogotá (Bakatá), allí ocurrían encuentros como los de las lavanderas que se reunían a cantar y lavar los ropajes, o 
como la pesca del pez capitán o la guapucha que vivían en este lugar. Sin embargo, el río molestaba la nueva urbanización, hacía que las calles se inundaran debido 
a la planeación de la ciudad que se instaló muy cerca del río, la solución entonces fue técnica, a través del dinero y sin diálogo, se canalizó el río quitándole su 
 
 
25 
 
biodiversidad y cambiando su rumbo. Después de muchos años, vemos como el río se convirtió en un basurero no solo de desechos plásticos sino también de 
aguas negras, cambiando toda la esencia y ahora siendo reconocido como un caño. 
 
Parece que nos emos acostumbrado a que todo lo que obtenemos es por medio del dinero, incluso se confunde la felicidad con el tener cosas que fueron 
compradas, hasta el arte y la educación pasan por esta dinámica. Y así, dejamos de creer que salir a jugar en un solar lleno de árboles es una pérdida de tiempo, 
nos encapsulamos, callamos e ignoramos el cuerpo y el entorno, no cultivamos el conocimiento ni la razón, es así como la experiencia se ahoga y finalmente 
muere. Pareciera entonces que el consumismo, nos aleja cada vez más de lo básico, del reconocimiento de la naturaleza como ser fundamental para la existencia 
de la diversidad, y como principal maestra para la evolución consiente y sensible del ser humano. Recuerdo más de una vez haber escuchado a un niño o una niña 
decir que la comida venía de la nevera, del supermercado, o que el agua viene de la llave, ¿acaso no es fundamental en la educación de seres sintientes, cultivar y 
alimentar su propia comida? ¿Crear sus propios ropajes? ¿Sus propias herramientas? ¿reconocer sus contextos, sus necesidades, sus sentires? 
 
AGUA 
Mi relación con la pedagogía comenzó mucho antes de haber nacido, quisiera saber la fecha exacta más sin embargo considero que el comienzo de este vínculo 
está dado desde el momento en que el ser humano crea tradiciones desde los distintos lenguajes que la mente, la emoción y el cuerpo nos posibilitan, es decir, 
cuando el humano se vuelve capaz de pasar un conocimiento, una creación, una idea, a través de la comunicación, para lograr mantenerla en el tiempo, de un ser 
a otro, de una generación a otra, como los libros o los cuenteros, las imágenes y símbolos, y aunque esto en un principio no es considerado pedagogía, hizo parte 
de la revelación del concepto mismo. Por otro lado, veremos que la pedagogía incluso puede ser previa a este momento, pues antes de la tradición hay una 
creación que da paso a la misma, un momento de ebullición que ocupa completamente al cuerpo, cuando el homo-erectus hace 1.6 millones de años descubre el 
fuego y más adelante a través de la exploración reconoce la posibilidad de cocinar, de esta manera nos encontramos que la naturaleza es la primera maestra. 
Veremos cómo estas relaciones primigenias, estos diálogos con las materias básicas siguen estando en vigencia dentro del humano, pero sobre todo dentro de la 
niñez y su diálogo de escucha y acción con el entorno, que con asombro y curiosidad siempre llega a investigar, preguntando e indagando por sus relaciones, su 
contexto, bajo los propios intereses. Así pues, hago foco y me encuentro con que el interés por la pedagogía está anclado a la posibilidad de encontrarme con la 
esencia de los seres, de reconocer la potencia, el gusto y/o el interés en cada sujeto, elemento, materia, herramienta, etc., para ejercitar la comunicación y escuchar 
 
 
26 
 
con atención las formasy tonos de la vida, acudiendo entonces a mi quehacer como artista y comprender que no todas las maderas pesan, huelen, se sienten 
igual, que no puedes cortarlas o lijarlas de la misma manera y que habrá unas que te tomen más tiempo de pulir que otras. Están aquellxs que se siente más a 
gusto con la fotografía, otros con la antropología, la biología, las matemáticas, todxs los seres sienten, piensan, caminan diferente, tratar de unificar las mentes 
desde la infancia es un acto agresivo hacia el ser sintiente, es por ello que se vuelve tan necesario generar conversaciones que le permitan seguridad y alegría al 
encontrarse con sus aprendizajes, descubrimientos. 
Aquí me desligo de la educación que se viene dando durante los últimos siglos, pues me identifico más con aquella que permite el diálogo y no con la “…que la 
mayoría de los sistemas educativos de masas crearon hace relativamente poco, en los siglos XVIII Y XIX, y diseñaron para responder a los intereses económicos de 
aquellos tiempos, marcados por la Revolución Industrial en Europa y en Norteamérica” (Robinson, 2010, p. 35). Sin dejar de olvidar que “los sistemas actuales fijan 
límites estrictos sobre cómo han de enseñar los profesores y como tienen que aprender los alumnos... animando cada más a que los profesores enseñen a los 
estudiantes con un estilo uniforme” (Robinson, 2010, p. 35). Lo anterior, en definitiva, no es la percepción original que la educación a través de la naturaleza nos 
ha brindado, la escuela y la dirección del conocimiento hacia un solo foco, en este caso económico, hizo que nos olvidáramos de las diferentes habilidades y 
formas de aprender que se pueden dar. 
En paralelo, haciendo un salto en el tiempo, y continuando con esta historia, debo decir que en mi familia hay una larga tradición de docentes, incluida mi tía, la 
directora del jardín donde trabajé durante 14 años, La Ronda de los niños, en Bogotá, Cundinamarca, un jardín que queda en un barrio de clase media alta y está 
construido por tres casas. Es un colegio tradicional que educa desde la memoria y la repetición, desde la instrucción inamovible y un mismo lenguaje. Más allá de 
sentir que lo llevo en la sangre, considero que el interés por la pedagogía fue el haber estado trabajando con primera infancia desde los 12 años en este jardín, lo 
que me dio una comprensión sobre la dinámica del adulto hacia el niño y las formas que se utilizan para moldearlo. Recuerdo, cuando una de las profesoras del 
jardín, Liliana López, a quién ayudaba en los cursos de vacaciones, reiterando en la idea de la instrucción, le dice de manera muy seria al grupo: “hay que seguir la 
instrucción porque los niños tienen que ser juiciosos”. Esto hizo que profundizara en la imagen de que a lxs niñxs hay que enseñarles a comportarse a través de la 
instrucción, pero más aún en pensar que el niño es un recipiente al cuál yo puedo introducirle lo que quiera. Esto en realidad no deja de suceder, a lo largo de 
nuestras vidas estamos siguiendo patrones que ya vienen dentro de la cultura de cada lugar, familia, colegio, universidad… y que nos lleva a pensar ¿qué tanto, 
dentro de las relaciones que en la actualidad tenemos, estamos sintiéndonos? ¿Qué tanto se permite decir lo que sentimos, lo que pensamos, lo que nos gusta, lo 
que no? 
 
 
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Antes de continuar, quiero respirar en la idea de instrucción y del ser juiciosa, ir directo al fondo, volver a mi infancia y darme cuenta de lo molesta que me parece 
esta idea debido al temor que me producía no lograr las expectativas del adulto, recuerdo que en el colegio me sentía incapaz, débil, poco en comparación con 
mis compañeras y compañeros, sin embargo ello no ocurría siempre, recuerdo que cuando jugábamos, cuando no había alguien que estuviera midiendo mis 
destrezas, me sentía alegre y libre, experimentaba con mi entorno, jugaba con la arena, rodaba por montañitas que parecían enormes, escalaba árboles. Así 
reconozco en la corporalidad de los materiales del paisaje, una esencia que hace de instrucción, que nos guía si con calma le escuchamos, para crear nuevas ideas, 
imaginarios y/o dispositivos. Y es que ¿cómo negar que aprendemos siendo parte del paisaje, accionándonos con el entorno? 
 
(Fotografías 5-7) Serie de castillos de arena Sana Marta, Enero 2020. (Nathalia Molano, 2019) 
La playa, es uno de los lugares más fascinantes para el ser humano, no solo por el panorama que nos permite contemplar, sino por las acciones que podemos 
ejecutar allí. Una de las principales ideas que aparecen son los castillos de arena debido a la combinación de la arena y el agua, para hacerlo entonces, debo estar 
cerca al agua, pero no tanto, hay momentos que la marea sube y puede destruir el castillo de arena, entonces nos vemos frente a una problemática que nos hace 
pensar en cómo resolverla, reconociendo en la arena la posibilidad de cavar para hacer lo que llamamos canaletas. Para lograr el castillo de arena es necesario 
habitar el espacio, la playa, y dialogar a través de la experimentación y la creación con los elementos que allí encontramos, nos permite fallar y reintentar, nos 
abre la posibilidad de un aprendizaje con el entorno y el contexto desde la comunicación entre dos cuerpos con lenguajes diferentes. Estamos acostumbrados a 
comunicarnos desde el lenguaje hablado, sin embargo, hay miles de formas de expresarnos, de reconocernos, de aprendernos y sentirnos, frente a nosotros 
mismos y frente a las relaciones que en la cotidianidad tenemos. 
 
 
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Este contacto prolongado con la naturaleza afecta profundamente al desarrollo de los niños y las niñas, con repercusiones positivas que van desde reducir 
las alteraciones de déficit de atención hasta mejorar su confianza, su funcionamiento cognitivo y su autodominio. Y lo más importante es que ayuda a 
revelar el papel de la naturaleza como <<el maestro último>>, una visión que la educación indígena ha incluido en sus enseñanzas básicas desde un principio 
y que es preciso reintroducir en la educación general” (Assadourian and Mastny, 2017, p. 33) 
De hecho, no únicamente con aquellxs niñxs que tienen déficit de atención se vuelve una excelente maestra, en general con aquellxs en donde se evidencia una 
forma diferente de aprendizaje, es decir, todas las personas, pues no se puede negar que todxs aprendemos, pensamos, analizamos, reflexionamos, sentimos de 
la misma manera. Así pues, considero que se vuelve una parte fundamental, lo que yo llamo, las enseñanzas básicas, aquellas que son descubiertas en la 
cotidianidad bajo la intención del ritual, del ver parte por parte toda una acción y encontrar el fruto en cada instante de esa acción, de entender que cada momento, 
elemento, sonido, textura, etc., hacen parte de una red que nos permite conocer, ver y ser el ser sensible. 
Me dirijo entonces a mi relación con la primera infancia, en realidad creo que es una relación nata, porque, aunque haya convivido 15 años con niñxs y haya sido 
otros 11 niña, siento no que me reflejo en ellxs, me siento como ellxs, y me pregunto por qué, recordando al mismo tiempo, la voz de mi madre diciéndome que 
madure, que parezco una niña chiquita y viéndome a mi reaccionar con picardía y juego. Allí encuentro el interés, y me cuesta aceptar que no es por la primera 
infancia sino por la percepción del infante, del ser y pensar como niñx. Esa mirada atenta a lo que nos rodea, a los estímulos cotidianos, es la manera cómo viven 
lxs niñxs constantemente, su forma de aprender es desde la exploración del entorno, del repetir una acción incesantemente, de inventar mundos con dos cojines 
y una cobija, con un camino de piedras, con sonidos invisibles. Entonces me pregunto cuando me he puesto el manto de la percepción del infante y recuerdo que 
cuando hago recorridos por lugares naturales, por lo general mi mirada está en el suelo y todo aquello que está en descomposición llama completamente mi 
atención, como sucede con las hojas,pequeñas, grandes, completas, incompletas, sucias, limpias, y en seguida y sobre todo si están retorcidas, mi pie hace 
 
 
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contacto con ellas y mi cuerpo se deleita con el crujir que hacen, sintiendo la expansión del 
sonido no solo en la piel sino en el entorno. Pero también, de tanto pisar hojas, de jugar a 
entender que hay unas que hacen más ruido que otras, o que después de una lluvia tienes que 
dejarlas secar durante 24 horas para que suene al contacto de la pisada, se evidencia la potencia 
creadora de lo primitivo, el inicio del aprendizaje, todo por medio de la interacción entre dos 
cuerpos que se permiten el diálogo. Y aquí me atrevo a decir que aquellos que realmente nos 
enseñan a investigar, a crear nuevas fórmulas, a construir nuevas arquitecturas, a aprender a 
sentir, son lxs niñxs, los principales actores del cambio, de la transformación. Lxs que nos 
hacemos llamar maestrxs, lxs adultxs, deberíamos escuchar y aprender más de lxs niñxs, 
permitirnos ser más como ellxs desde la conciencia de la experiencia ya adquirida. 
 Y es que fue aprendiendo a observar cómo ellxs, que descubrí el mundo que hay detrás de las 
hojas, además de la exquisitez de querer pisarlas. Parte de las propuestas que les hacía a lxs 
pequeñxs de la ronda, era investigar las hojas de distintas maneras, una de ellas, su favorita, según 
lo percibí, era pisar, romper y tirar hacia arriba las hojas diciendo con alegría - ¡Lluvia!, está lloviendo! -…. En ese momento, estaba participando en la clase de 
espacio de la Maestría en Educación artística de la Universidad Nacional, y una de las propuestas del maestro era generar un espacio que diera cuenta de nuestras 
prácticas como docente, como yo no me sacaba de la cabeza la felicidad de lxs niñxs cuando jugaban con las hojas , decidí crear lluvia permanente de hojas, donde 
la curiosidad, el juego y la transformación del material fueran los principales autores del aprendizaje, no solo en ellxs sino a mi compañerxs de maestría. 
(Fotografía 8) Mundo de hojas. (Nathalia, 2019) 
 
 
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El experto en juegos David Whitebread alerta de que <<si no reconocemos la importancia del juego y no 
empezamos a desarrollar políticas relacionadas con nuestros espacios domésticos y nuestros sistemas 
escolares que apoyen y fomenten el carácter lúdico natural y adaptativo de nuestros niños y nuestras niñas, 
ponemos en riesgo su futuro y su capacidad para abordar las muchas dificultades a las que se enfrentará 
la especie humana durante el siglo XXI y más allá (Assadourian and Mastny, 2017, p.35) 
Pongamos un ejemplo frente a lo anterior, en La Ronda de los niños, había un niño de nombre Santiago 
que está diagnosticado con asperger, tenía tres años cuando acompañé su proceso, su condición no le 
permite comunicarse como el resto de los niños, de hecho, su vocabulario era casi nulo y su mirada tenía 
un interés diferente a la del resto del grupo, mientras que sus compañeros se divertían con la tierra, él 
buscaba sonidos en aquello que aparentemente no lo producía. Es decir, era inevitable ver a Santiago 
llegar al salón y hacer rebotar las plantas, y hacer girar cosas, abriéndome a la pregunta ¿de qué manera 
puedo comunicarme desde el material-juego con Santiago? Así pues, apareció el trapillo, que tiene como 
característica la elasticidad, produciendo la sensación de algo orgánico, entonces, cuando el nuevo 
material aparece Santiago realiza la misma acción con las cuerdas, haciéndome recordar la cinestesia y 
preguntándome ¿cómo ella habita en Santiago?, pues al parecer su interés está ligado a lo que rebota y 
la sensación que produce en su cuerpo, quizá es sonora pues uno de sus intereses está en la música, esto 
último lo supe por su maestra de grupo que observó en Santiago más disposición en la clase de música. 
Esto da cuenta de que cada sujeto no solo tiene un espacio-cuerpo único, sino un lenguaje, un interés, 
una mirada única que lo hace comprender el mundo de una manera singular y por tanto abre posibilidad de seguir distintos caminos. ¿Pero si hablamos de juego 
por qué poner este ejemplo? No solo porque en el área de Artes de la Ronda permitía la exploración con diversos materiales, que dentro de mi cotidianidad y mi 
relación con el entorno iba considerando como activadores de aprendizajes y conocimientos, tratando de simular experiencias con materiales naturales en lugares 
(Fotografía 9) Espacio investigativo de lluvia de hojas 
(Laura Páramo 2019) 
 
 
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cerrados, buscando que a partir de esta exploración se diera el juego entre compañerxs o en este caso 
con un elemento específico, el trapillo, de ésta manera se permite el aprendizaje conjunto sin descartar 
ninguna perspectiva. Debo decir, que en definitiva es más trabajo para el/la maestra, pues tener el 
objetivo de que todxs aprendan lo mismo desde su propio interés implica diseñar una experiencia y/o 
un diálogo lo suficientemente amplio, pero a la vez contundente, es decir varios materiales en juego 
focalizados para una o varias experiencias que permitan entender un mismo tema por varios caminos e 
incluso con distintos productos al final. 
 Es entonces que empiezan a aparecer 
telares e instrumentos que promueven 
la creatividad del niño y de la niña al 
interactuar con ellos poniéndolos en 
juego, así aparecen paredes flexibles, 
arpas, guitarras, ventanas, espacios 
elásticos que contienen materias naturales tanto abstractos como concretos. Aquí cabe resaltar que 
estas creaciones vienen a ser interés en todxs lxs pequeñxs, haciendo que me cuestione sobre el 
lenguaje materno y la peripecia de que, en vez de ayudarnos a comunicar, cuarta el diálogo y la 
construcción de nuevos mundos. Veremos entonces como el lenguaje no es solo verbal, sino que 
pasa por los sentidos, los gestos, las acciones… 
 
En el texto de Didácticas para la educación artística en Primaria, veremos que Viadel pone foco justamente en la importancia del cuerpo y la escucha que se le 
debe dar a través de otro autor, así pues, nos veremos cada vez más enfrentados a la necesidad de entender la naturaleza humana no desde la imposición 
 (Fotografía 10) Santiago jugando con el sonido en la 
sesión de Artes en La Ronda de los Niños. (Nathalia 
Molano, 2019) 
(Fotografía 11) - Niñxs creando nuevos espacios en La 
Ronda de los Niños. (Nathalia Molano, 2019) 
 
 
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…Read afirma que todo conocimiento comienza con los sentidos, y por lo tanto, educar los sentidos es crucial para educar la mente. Las disciplinas que 
trabajan sobre los sentidos, formando la vista, el oído, el tacto, las propias sensaciones cinestésicas, etc. Son las disciplinas artísticas. Por lo tanto, toda 
tarea educativa debe comenzar y basarse en una adecuada educación de la sensibilidad, que solo pueden proporcionar las actividades artísticas. (Marín 
Viadel and Álvarez Rodríguez, 2013, p.517) 
Devolvámonos un par de párrafos para tejer la idea de los múltiples elementos en una experiencia en pro a un conocimiento específico, con la importancia que 
nos muestra Viadel sobre la educación sensible a través del arte, y es que, en definitiva, a veces la física no es tan amigable para aprenderla desde de un tablero, 
¿y si buscamos la manera de que el arte ayude a promover experiencias estéticas-sensibles-naturales-físicas? ¿Y si observamos la caída de dos elementos con 
masa diferente en vez de verla en un papel? ¿si nos colgamos de un árbol durante mucho tiempo qué sucede con nuestros brazos? ¿Si no sentamos a observar 
una tormenta, ver y escuchar los truenos?... 
Poniendo otro ejemplo y adelantándome en el tiempo. Actualmente trabajo como 
Mentora de primero, en uno de los colegios de Comfama en Bello, Antioquia, queda 
en un barrio de clase media-baja, y es un pequeño bosque dentro del concreto que 
caracteriza a Bello. Allí lxs niñxs aprenden desde su contexto y su relación con el 
“Gran Bosque”, como ellxs mismos le han denominado. Indagan desde

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