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La cohesión textual

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La cohesión textual
La cohesión textual (o cohesión del texto), es el grado de vinculación que existe entre los elementos de un texto, es decir, a la medida en que su secuencia estructurada de palabras fluye, permitiendo que una palabra conduzca a la siguiente sin tropiezos, de manera orgánica. A los textos que son así, se les dice cohesionados.
Todo texto bien escrito aspira a la cohesión, es decir, a la relación orgánica entre sus partes, ya se trate de las palabras de una oración, las oraciones de un párrafo, o los párrafos del documento entero. Para ello, la redacción echa mano a distintos mecanismos y elementos, como pueden ser:
· La concordancia gramatical, que es el grado de adecuación que ciertas palabras demuestran respecto de otras, para que el sentido entre ellas quede totalmente claro. Por ejemplo, al conjugar un verbo, debemos hacerlo en concordancia con el sujeto de la oración, sobre todo si dicha oración forma parte de un párrafo en el cual cohabita con otras oraciones e ideas. “Los perros corren y lo hacen con rapidez” es una oración concordante, mientras que “La perro corren y los hace con rapidez” es una oración cuyos términos no concuerdan en género y número.
· El uso de conectores discursivos, que son palabras que sirven de puente entre una oración y otra, o entre un párrafo y otro, estableciendo una relación específica entre las partes conectadas. Términos y frases como “sin embargo”, “por el contrario”, “además”, etc., sirven como conectores discursivos para dejar en claro el hilo conductor entre un párrafo (o una oración) y lo siguiente.
· El uso de sinónimos e hiperónimos, que permiten escaparle a la repetición de las palabras o de frases. Los sinónimos son palabras que tienen un significado muy cercano y por lo tanto pueden ser sustituibles una por otra hasta cierto punto, como es “casa”, “hogar”, “lar” y “residencia”. Por otro lado, los hiperónimos son palabras cuyo significado es una categoría en la que se engloban otras palabras más específicas, como ocurre con “perro” que es hiperónimo de “caniche”, “salchicha”, “pitbull”, etc.
· El uso de la elipsis y de pronombres, que permiten o bien omitir partes de la oración para no tener que reiterarlas, o bien emplear ciertas palabras que sustituyen a referentes enteros. En el primer caso, se suprimen elementos considerados obvios, innecesarios o tácitos, como ocurre a menudo con el “Yo” en las oraciones en español: “Tengo hambre” no requiere de la aparición del sujeto pues la conjugación verbal lo deja en claro. Por otro lado, podemos usar pronombres como “ello”, “eso” o “esto” para referirnos no sólo a referentes concretos, sino incluso a partes enteras del párrafo o del texto.

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