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6 
 
 
RADIO REFLEXIÓN: UNA ALTERNATIVA DE INSTRUCCIÓN POPULAR 
 
Ingrid Hilb Salcedo 
 
Trabajo de grado para optar por el título de Comunicadora Social 
 
Campo profesional: Periodismo 
 
Director Andrés López Giraldo 
 
 
 
Pontificia Universidad Javeriana 
Facultad de Comunicación Social y Lenguaje 
Carrera Comunicación Social 
Bogotá 
2010 
7 
 
 
“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos en sus 
tesis de grado. Sólo velará porque no se publique nada contrario al dogma y a la moral 
católica, y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales. Antes 
bien, se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia". 
 
 
[Artículo 23 del Reglamento Académico] 
 
8 
 
 
 
9 
 
 
 
Facultad de Comunicación y Lenguaje 
Carrera de Comunicación Social 
 
RESUMEN DEL TRABAJO DE GRADO 
Este formato tiene por objeto recoger la información pertinente sobre los Trabajos de Grado 
que se presentan para sustentación, con el fin de contar con un material de consulta para 
profesores y estudiantes. Es indispensable que el Resumen contemple el mayor número de 
datos posibles en forma clara y concisa. 
 
I. FICHA TÉCNICA DEL TRABAJO 
 
1. Autor (es): 
Ingrid Hilb Salcedo 
 
2. Título del trabajo: 
RADIO REFLEXIÓN: UNA ALTERNATIVA DE INSTRUCCIÓN POPULAR 
 
3. Tema central: 
A partir del formato de la radionovela, abordar la problemática de la violencia intrafamiliar 
para hacer reflexionar a la audiencia, así como informarla acerca de las leyes y soluciones 
que existen frente a esta clase de maltrato. 
10 
 
 
4. Subtemas afines 
La radio como instrumento de difusión. 
El radiodrama. 
Violencia basada en el género. 
 
5. Campo profesional: 
Periodismo 
 
6. Asesor del Trabajo: 
Andrés López Giraldo 
 
7. Fecha de presentación: 
Mes: Noviembre 
Año: 2010 
Páginas 
Cuerpo: 1-68 
Anexos: 1-25 
 
II. RESEÑA DEL TRABAJO DE GRADO 
1. Objetivo o propósito central del trabajo: 
11 
 
Recuperar el recurso del dramatizado para producir un piloto de radionovela que esté 
enfocado hacia la problemática de la violencia intrafamiliar, específicamente el maltrato en 
la pareja Y ver este producto como un instrumento de prevención y reflexión. Así mismo, 
generar una motivación por retomar este género y producir futuros radiodramas que 
eduquen a la sociedad. 
2. Contenido 
RESUMEN DEL TRABAJO DE GRADO 
INTRODUCCIÓN 
1. MARCO TEÓRICO 
1.1. EDUCAR PARA TRANSFORMAR 
1.2 LA RADIO COMO MEDIO DE DIFUSIÓN Y SU PERTINENCIA 
1.3 LA RADIONOVELA: POSIBILIDAD EDUCATIVA DE LA RADIO 
1.4 UNA MIRADA AL PASADO: PRODUCCIÓN E IMPACTO DE LAS 
RADIONOVELAS 
1.5 INICIOS DE LA RADIONOVELA 
1.6 PARA LA MUESTRA “VARIOS BOTONES” 
1.6.1 “EL DERECHO DE NACER” (1951) 
1.6.2 CASOS DE LA VIDA REAL 
1.6.3 COSTUMBRISTAS Y POLICÍACAS 
1.6.4 RADIO SUTATENZA 
2. LA APUESTA: LA RADIONOVELA COMO HERRAMIENTA PARA LA 
PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA CONYUGAL 
2.1 VIOLENCIA INTRAFAMILIAR (VIF) “ANTÍTESIS DE LA FINALIDAD 
FAMILIAR” 
2.2 VIOLENCIA CONYUGAL: UNA AGRESIÓN SUSTENTADA EN IMAGINARIOS 
SOCIALES 
12 
 
2.3 PROBLEMÁTICA 
2.4 MARCO LEGAL 
2.5 UNA CONSTANTE EN LA SOCIEDAD 
3. PROPUESTA: “RADIO REFLEXIÓN”, UNA RADIONOVELA COMO 
POSIBILIDAD DE SOLUCIÓN 
3.1 UNA DRAMATIZACIÓN FAMILIAR 
3.2 ESTRUCTURA 
3.2.1 INTRODUCCIÓN 
3.2.2 EL PILOTO 
3.2.3 REFLEXIÓN 
3.3 LIBRETO “RADIO REFLEXIÓN” 
4. CONCLUSIONES Y REFLEXIONES 
5. BIBLIOGRAFÍA 
6. ANEXOS 
 
3. Autores principales 
 
Mario Kaplún: Investigador y docente especializado en Comunicación Educativa. Nació en 
Argentina en 1923. Desde una temprana edad desarrolló un gusto por la radio y fue hacia 
los años cuarenta que tuvo la oportunidad de grabar su primer programa con un enfoque 
juvenil. Más adelante, trabajó el género del radioteatro, lo que le permitió adquirir la 
experiencia para escribir guiones y dirigir distinguidos programas de debate periodístico. 
José Ignacio López Vigil: Nacido en la Habana, Cuba. Ha dedicado más de cuarenta años a 
la producción, locución y enseñanza de la radio. Considera que en cada transmisión 
radiofónica debe llevar consigo un componente humano. Autor del libro “Manual Urgente 
para radialistas apasionados y apasionadas”, en el cual brinda consejos a aquellas personas 
13 
 
que se están iniciando en el mundo de la radio y desean consejos de producción y locución 
de programas. 
Ricardo Haye: Comunicador Social. Docente de la Universidad Nacional de Comahue y 
autor de libros sobre Radio Arte. 
 
Conceptos clave 
La radio como instrumento de educación. 
La radionovela en Colombia. 
La violencia intrafamiliar (VIF). 
La violencia conyugal. 
 
4. Proceso metodológico 
Como primera medida, se indagó en la radio como un medio de alta difusión y enseñanza. 
Luego, se tomó como formato central la radionovela y se indagó en su estructura, temáticas 
y audiencia. Para ello, se consultaron los textos existentes sobre dicho género y se 
realizaron entrevistas con diferentes personajes, como directores, grabadores y radioactores. 
A continuación, se investigó la problemática de la violencia intrafamiliar en Colombia, es 
decir, su origen y causas, víctimas y víctimarios, así como las alternativas de solución 
propuestas por la ley y organismos encargados de velar por el bienestar de las personas, 
como las comisarías de familia o la Secretaría de Integración Social. 
 
Una vez realizada la dimensión que abordaría el piloto de radionovela, se procedió a 
desarrollar su enfoque y estructura. Luego se llevó a cabo la respectiva grabación y edición 
de la misma. Por último, se sacaron las conclusiones pertinentes al presente trabajo. 
 
14 
 
 
5. Reseña del Trabajo 
En este trabajo se pretende retomar uno de los formatos radiales conocido como “las 
radionovelas”, y crear un piloto de este. Con el fin de tomarlo como instrumento de 
prevención y reflexión de la violencia ejercida al interior del ámbito familiar, problemática 
que revela altos índices de incidencia y escaso control por parte de las víctimas. 
 
III. PRODUCCIONES TÉCNICAS O MULTIMEDIALES 
1. Formato 
Audio 
2. Descripción del contenido 
Un CD adjunto con el producto desarrollado en el presente trabajo. Tiene una duración de 
20 minutos y abarca un piloto de radionovela enfocado hacia la problemática de la 
violencia conyugal, específicamente las agresiones en la pareja. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
15 
 
TABLA DE CONTENIDO 
 
RESUMEN DEL TRABAJO DE GRADO 
INTRODUCCIÓN 
1. MARCO TEÓRICO 1 
1.1. EDUCAR PARA TRANSFORMAR 1 
1.2 LA RADIO COMO MEDIO DE DIFUSIÓN Y SU PERTINENCIA 4 
1.3 LA RADIONOVELA: POSIBILIDAD EDUCATIVA DE LA RADIO 9 
1.4 UNA MIRADA AL PASADO: PRODUCCIÓN E IMPACTO DE LAS 
RADIONOVELAS 11 
1.5 INICIOS DE LA RADIONOVELA 16 
1.6 PARA LA MUESTRA “VARIOS BOTONES” 19 
1.6.1 “EL DERECHO DE NACER” (1951) 19 
1.6.2 CASOS DE LA VIDA REAL 20 
1.6.3 COSTUMBRISTAS Y POLICÍACAS 20 
1.6.4 RADIO SUTATENZA 20 
2. LA APUESTA: LA RADIONOVELA COMO HERRAMIENTA PARA LA 
PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA CONYUGAL 22 
2.1 VIOLENCIA INTRAFAMILIAR (VIF) “ANTÍTESIS DE LA FINALIDAD 
FAMILIAR” 22 
2.2 VIOLENCIA CONYUGAL: UNA AGRESIÓN SUSTENTADA EN IMAGINARIOS 
SOCIALES 28 
2.3 PROBLEMÁTICA 31 
2.4 MARCO LEGAL 38 
2.5 UNA CONSTANTE EN LA SOCIEDAD 40 
16 
 
3. PROPUESTA: “RADIO REFLEXIÓN”, UNA RADIONOVELA COMO 
POSIBILIDAD DE SOLUCIÓN 42 
3.1 UNA DRAMATIZACIÓN FAMILIAR 42 
3.2 ESTRUCTURA 43 
3.2.1 INTRODUCCIÓN43 
3.2.2 EL PILOTO 43 
3.2.3 REFLEXIÓN 46 
3.3 LIBRETO “RADIO REFLEXIÓN” 46 
4. CONCLUSIONES Y REFLEXIONES 62 
5. BIBLIOGRAFÍA 65 
6. ANEXOS 69-93 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
17 
 
INTRODUCCIÓN 
 
En la historia de la radio existió un formato conocido como Las radionovelas, que al 
recordarlas nos evocan aquellas narraciones melodramáticas, traídas de Cuba hacia la 
década de los treinta y adaptadas a la sociedad colombiana. Para los años cincuenta, 
lograron su mayor auge, y llevaron a los hogares temáticas de amor, odio, crímenes y 
aventuras. Al ser innegable la capacidad de difusión y penetración que la radio lograba en 
la audiencia, esta pudo identificarse con la cotidianidad de las situaciones vividas por los 
personajes y fue a través de las radionovelas que se produjo un cambio en el pensar y actuar 
de los colombianos. Así mismo, se convirtieron en el principal instrumento distractor de las 
amas de casa, quienes empezaron a organizar sus actividades domésticas en torno a estas 
historias: no se perdieron un solo capítulo. 
 
Sin embargo, para la década del setenta, el género del radiodrama desapareció del 
panorama radial. Dentro de las principales causas se encuentra la llegada de la televisión y 
la migración de los radioactores a la pantalla chica. Así, como la preferencia por el carácter 
noticioso en las principales emisoras del país. Naturalmente resultaba más fácil realizar un 
noticiero, en donde solamente se narraban los últimos acontecimientos, que la grabación y 
el montaje de una radionovela. 
 
Ahora bien, a lo largo de mi carrera he tenido un enfoque meramente periodístico. No 
obstante, hace un tiempo, surgió en mí un deseo de ahondar en este género radial, que logró 
por medio de un acercamiento a lo cotidiano, educar y distraer a una sociedad aún 
conservadora. Por esta razón, decidí retomar una tradición radiofónica como la radionovela, 
para así aterrizarla en una problemática común entre los oyentes y lograr, precisamente, una 
reflexión y enseñanza frente al tema. 
 
Así bien, en mis estudios universitarios tuve la oportunidad de acercarme a una cruda 
realidad, que vive no sólo la sociedad colombiana sino el mundo entero. Esta es la violencia 
que se produce en el ámbito familiar y que ha dejado graves secuelas en las víctimas. El 
18 
 
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses reportó 93.859 casos de 
violencia intrafamiliar en Colombia (Carreño, 2009, p. 120). 
 
La ley colombiana la define como “toda acción u omisión que transforma en maltratantes 
las relaciones entre los miembros de la misma familia, causando daño físico, emocional, 
sexual o económico a uno o varios de ellos” (Rico citando en Mateus, 2009). Las 
agresiones se presentan contra todos los integrantes de la familia –mujeres, hombres, niños 
y ancianos–. Dentro de las principales casusas se encuentran la discriminación de género y 
los problemas económicos. 
 
Sin embargo, hasta hace muy pocos años, se empezaron a reconocer los maltratos al interior 
de la familia como un asunto público, contrario a la concepción privada que se venía 
manejando desde siglos pasados. Estos eran considerados justos y representaban un 
ejercicio de poder: el padre tenía derecho a ejercer su estatus de autoridad sobre su esposa e 
hijos. 
 
Por este motivo, surgió el objetivo principal de este trabajo; recuperar el formato de la 
radionovela para producir una pieza comunicativa donde se genere reflexión y prevención 
ante la problemática de la violencia intrafamiliar. 
 
De ahí la necesidad de utilizar el recurso del radiodrama y partir de su características de 
aprendizaje, para lograr informar a las víctimas acerca de las leyes que las amparan, así 
como brindarles un apoyo para identificarla y prevenirla. 
 
Por ello, el primer capítulo se refiere a la radio como un medio de gran alcance y un 
instrumento ejemplarizante para los oyentes. Se dará a conocer la radionovela con uno de 
sus muchos formatos, que cumplieron una función distractora y formadora. Para abordar su 
origen, temas e impacto en el caso colombiano, se recurre a la entrevista de directores, 
actores y grabadores que participaron en su producción. Por último, se hace un recuento de 
los radiodramas que tuvieron como objetivo dejar una moraleja en las audiencias. 
19 
 
Para comprender la problemática tratada en el piloto de radionovela, en el segundo capítulo 
se trabaja la violencia intrafamiliar y conyugal a partir de variables como: su origen y 
causas, las víctimas y victimarios, las clases de agresiones, el ciclo de violencia y el marco 
legal que ampara a los afectados. 
El tercer capítulo comprende la creación del piloto haciendo uso del recurso del 
dramatizado. En primer lugar se define el enfoque. Luego, su estructura, la cual comprende 
el número de capítulos y la duración de estos. Adicionalmente se plantea la introducción, 
cuerpo y cierre del programa. Por último, se plantea el libreto para su respectiva 
elaboración. 
En el cuarto capítulo, a partir de la experiencia de la creación y producción de un primer 
piloto de radiodrama, se hacen las conclusiones. 
Como un objetivo a futuro, se espera que se continúen realizando este tipo de programas, 
ya que son verdaderamente efectivos y desarrollan una complicidad con los oyentes, a 
partir de un formato lúdico que permite aprender y reflexionar, por ejemplo, sobre las 
diferentes problemáticas que en los hogares colombianos se presentan. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1 
 
 
1. MARCO TEÓRICO 
 
El siguiente apartado tiene como fin explorar y aplicar la radio como instrumento de 
educación popular, visto desde el formato de las radionovelas desarrolladas en 
Latinoamérica, específicamente en Colombia entre los cincuenta y setenta. 
 
1.1 Educar para transformar 
Si se parte de una definición etimológica de la educación, se puede ver que proviene del 
latín “educare”, y a su vez se deriva de “educere”, compuesta por “ex o fuera” y “ducere”, 
llevar o conducir” (Prieto, 1990, p. 13). De acuerdo con sus diferentes apreciaciones, 
algunos teóricos definieron el término. Por ejemplo, Platón la determinó por su finalidad, 
“dar al cuerpo y al alma la belleza y perfección de que son susceptibles” (citado en Prieto, 
1990, p. 14); Aristóteles afirmó que “por la educación se ha de lograr que el niño ponga los 
goces y dolores en aquello que importa” (citado en Prieto, 1990, p. 14); Kant estableció 
como su finalidad “desarrollar en el individuo toda la perfección de que es susceptible” 
(citado en Prieto, 1990, p. 14), y Herbrat la definió como la “formación del individuo para 
sí mismo, despertando en él la multiplicidad de intereses” (citado en Prieto, 1990, p. 14). 
El francés Emile Durkheim la encaminó hacia “la acción ejercida por las generaciones 
adultas sobre las que aún no están maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y 
desarrollar en el niño cierto número de estados físicos, intelectuales y mentales […]” 
(citado en Prieto, 1990, p. 15), y John Dewey mantiene que “[…] la educación significa la 
suma total de los procesos por los cuales una comunidad o un grupo social, pequeño o 
grande, transmite sus poderes y sus objetos adquiridos, con el fin de asegurar su propia 
existencia y su continuo crecimiento” (citado en Prieto, 1990, p. 15). 
De ahí, la importancia de que suceda al interior de las diferentes sociedades, debido a que el 
aislamiento del individuo resulta un obstáculo en el proceso de aprendizaje. Es en su 
contacto con esta, donde la persona se va a relacionar y por lo tanto, aprenderá valores, 
principios y formas adecuadas de comportamiento para su pleno desarrollo como ser2 
 
humano. “Lo que educa es la comunidad total como ella es y así como quiere que sean los 
hombres que dentro de ella se forman” (Prieto, 1990, p. 19). De esta forma, conservará 
“[…] los bienes y valores tradicionales” (Prieto, 1990, p. 15), y posibilitará un cambio y 
progreso que prepare de una manera eficiente a las futuras generaciones para cualquier 
situación a la que se enfrenten. 
Los procesos educativos pueden ser clasificados en informales, es decir, a través del 
conocimiento impartido por los padres, o formales, el cual corresponde al efectuado por 
una persona o grupo de personas destinadas para ello (Savater, 2004, p.27). Es importante 
tener en cuenta que la verdadera educación no sólo tiene como objetivo enseñar, sino lograr 
en el individuo una capacidad de raciocinio, es decir, que aprenda a pensar de forma 
individual como menciona Juan Díaz Bordenave “que tenga conciencia de sí mismo” 
(citado en Kaplún, 1978, p. 33). 
Ahora bien, en una de sus teorías de la educación, conocida por su énfasis en los procesos, 
retomó “la importancia de la transformación de las personas y de las comunidades” (Díaz 
citado en Kaplún, 1978, p. 32). Bourdenave habla de diferentes tipos de educación dirigidas 
meramente a informar o que sólo tienen como objetivo obtener resultados. Sin embargo, 
esta se preocupa por la interacción dialéctica que las personas deben desarrollar en su 
entorno, así como del avance intelectual y la conciencia social (citado en Kaplún, 1978, p. 
32). O´ Sullivan Ryan, pedagogo en medios, apoya dicha teoría, ya que se interesa más en 
el proceso de aprendizaje que en los métodos de enseñanza (citado en Kaplún, 1978, p. 33). 
De esta forma, el individuo “aprende a aprender” y logra una “educación liberadora” (Díaz 
Bordenave citado en Kaplún, 1978, p. 33). 
Ahora bien, los medios de comunicación, específicamente la radio, se ha constituido como 
un canal de comunicación al que se le ha atribuido la capacidad de generar cambios en los 
esquemas de pensamiento sociales. 
A Colombia, llegó la radiodifusión para la década del treinta. Por esa época, se inició en el 
país un periodo de gobierno liberal, lo que produjo una mayor organización en el ámbito 
rural y urbano. Como consecuencia, el Estado introdujo campañas de “higiene, 
alfabetización y uso de medios como el cinematográfico y la radiodifusión” (Castellanos, 
2001, p. 16). Emisoras como La HJN, la primera oficial, y la Radiodifusora Nacional, 
3 
 
lograron a través de sus micrófonos difundir una “estrategia pedagógica” para poder educar 
al pueblo colombiano (Castellanos, 2001, p. 16). 
Ya para los años cuarenta, siendo conscientes del impacto cultural que el medio había 
adquirido, se le asignó la tarea a la Radiodifusora Nacional de unificar dos periferias que 
habían permanecidos apartadas: el campo y la ciudad. El hecho ocurrido el nueve de abril 
de 1948, conocido como el Bogotazo, “[…] puso en la mira a la radio por su capacidad para 
movilizar las masas y a partir de ese año el proyecto comercial pareció consolidar modelos 
de programación eficaces en la construcción del “sentir nacional” (Castellanos, 2001, p. 
16). 
En síntesis, la radio se destacó por introducir masivamente nuevas formas de consumo y de 
pertenencia frente a una cultura imperante. Esto surgió gracias a la llegada del transistor, en 
la década de los cincuenta. Desde este hecho, se puede ver su capacidad de penetración y 
alcance, gracias al bajo costo y comodidad del aparato. 
La radio se caracteriza por un rasgo fundamental que es la comunicación: “[…] un proceso 
de producción, distribución y consumo de significados en una estructura social determinada 
[…]” (Peppino, 1999, p. 12). 
En la radiodifusión específicamente, la comunicación o la trasmisión de contenidos ha 
logrado cambios en el pensar y actuar de los individuos, ha propiciado otras visiones y 
concepciones en la opinión pública, pero más importante: 
[…] permite el reconocimiento mutuo, y una consecuencia inmediata de la reciprocidad y 
solidaridad que se genera en la misma acción comunicativa, a la vez que permite la 
interacción de los propios contextos normativos de los distintos participantes la acción 
comunicativa y la búsqueda de rectitud frente al mundo social, que conlleva a lo normativo: 
lo socialmente correcto (Hoyos citado en Cabal, 2009, p. 17). 
En otras palabras, como medio masivo de comunicación, además de entretener a los 
oyentes, puede ser entendido como un instrumento de educación. Por ejemplo, una de las 
formas comunicativas y edificantes que ha desarrollado es la radionovela, que surgió en 
Colombia hacia 1950 con “El derecho de Nacer”, un hito radiofónico que trataba temas 
tabú para la época y que puso a pensar a una sociedad conservadora. 
4 
 
Este género se configuró como reflejo de la cotidianidad y logró cambios en los horarios y 
las costumbres de sus oyentes. Su relato permitió una fácil identificación frente a las 
temáticas, los personajes, el tiempo, la acción y el lugar, lo que llevó a la configuración de 
nuevos imaginarios sociales. 
Al concebir la radionovela como un formato que permite reflexionar, es formativa, genera 
conciencia, transmite valores y advierte, resulta provechoso y ejemplarizante retomarla 
como una alternativa de prevención frente a las problemáticas actuales de nuestro país, caso 
específico en este texto, “La violencia conyugal al interior de los hogares colombianos”. 
 
1.2 La radio como medio de difusión y su pertinencia 
En los años veinte, la radio llegó a Latinoamérica, y hacia los cincuenta, se hizo un medio 
masivo de gran auge en nuestro país. “Escuchar radio ha sido, desde entonces, uno de los 
hábitos más placenteros y generalizados para diversas generaciones en la región […] es, sin 
lugar a dudas, uno de los medios de comunicación de mayor raigambre popular y uno de 
los mecanismos de cohesión más importantes en un país tan heterogéneo como Colombia” 
(Castellanos, 2003, p. 259). 
Su extinción se encuentra aún lejana, ya que consta de oyentes especiales que pertenecen a 
todas las edades y estratos sociales, y que aún continúan fieles, a pesar de la televisión, el 
Internet y otros nuevos medios de comunicación. Hoy en día existen 1200 frecuencias en 
AM y FM. 
De esta manera, cuenta con unas características básicas que lo posicionan como una opción 
preferida y escuchada. En primer lugar, está la facilidad de acceso. Desde la aparición del 
transistor, la radio llegó a los hogares colombianos por un bajo costo y gran comodidad. 
“[…] 1. El fenómeno radiofónico se ha ido extendiendo hasta situarse como el medio de 
comunicación social que llega a mayor número de habitantes” (Peppino, 1999, p. 32). 
Como afirma Néstor Álvarez Segura, quien estuvo a cargo de las radionovelas en la 
Emisora Todelar, durante las décadas del cincuenta y sesenta: “Definitivamente cualquier 
persona hasta en el cafetal más humilde tiene un radio. Y esa persona es la que se distrae 
con lo que se emana de los micrófonos […]” (ver anexo 1.b, p.6). Adicionalmente, no se 
requiere el saber leer como sucede con otros medios. 
5 
 
En segundo lugar, se encuentra la inmediatez. Los hechos que suceden en nuestro entorno 
van a ser rápidamente transmitidos por la radio bajo un lenguaje claro y directo. En 
palabras de Álvarez Segura, “se produce una noticia e inmediatamente se hace el 
comentario”. No sucede como en los noticieros de televisión, quienes manejan la 
información “refrita”, es decir, repiten los mismos hechos en diferentes emisiones (ver 
anexo 1.b, p.6) 
En tercer lugar, nos encontramos frente a la imaginación que genera la radio en el oyente; 
por ejemplo, si se habla de una pulga heroína, la audiencia va a recrearla de distintas 
formas, diferente caso a la televisión, donde la imagen es impuesta al televidente. En cuarto 
lugar, se crea la compañía amistosa y a la posibilidad de hacer diferentes actividades,sin 
estar supeditado a estas. “Actualmente el reducido costo de un aparato radiofónico le pone 
al alcance de las mayorías, y su tamaño, cada vez más reducido, permite que un trabajador, 
ama de casa, estudiante o campesino puedan transportarlo consigo mientras realizan su 
actividad” (Peppino, 1999, p. 32). 
Ya por último, y muy importante, es su capacidad de educar y dejar enseñanzas en los 
oyentes. Emma Rodero, experta en Ciencias de la Información, afirma que “La radio es el 
medio por excelencia del sonido, el único que basta todo su potencial en la capacidad 
auditiva del receptor, el canal que se sustenta por completo en el lenguaje oral despojado de 
cualquier recurso icónico. Por lo tanto, se considera el medio de comunicación de masas 
más apropiado para promover la educación auditiva” (2008, p. 106). 
Mario Kaplún lo define como “un instrumento de educación y cultura populares y como 
una promotora de auténtico desarrollo” (1978, p. 17). Este medio “tiene una función social 
que cumplir, un aporte que hacer frente a las urgentes necesidades de las masas populares 
de nuestra región” (1978, p. 17). 
Formatos como la transmisión de eventos deportivos, programas musicales, radionovelas, 
emisoras “Radio-reloj” que orientaban espacialmente a los habitantes, convocaron 
audiencias nacionales e internacionales, y lograron un sentimiento nacionalista. 
Ricardo Haye, teórico de la radio, plantea una perspectiva desde el punto utilitarista del 
medio, y argumenta que esta “conserva intacta su formidable capacidad de penetración y 
6 
 
posee uno de los más importantes índices de credibilidad en el ecosistema de medios” 
(1998, p. 14). 
El carácter educativo de la radio proviene desde el siglo anterior, en el que diferentes 
emisoras reafirmaron dicho impacto. Por ejemplo, la emisora Radio Sutatenza, que tuvo su 
mayor auge entre mediados de los cuarenta y sesenta. Con su proyecto de Acción popular, 
la radio logró alfabetizar al pueblo colombiano a partir de “programas estructurados de 
formación especialmente dirigidos a la población campesina del país […]” (Cabal, 2009, p. 
29). Igualmente, la Radio Difusora Nacional de Colombia y la HJCK, posibilitaron “una 
conciencia de cultura educada, es decir amante de la música clásica, las tertulias literarias y 
los programas de concursos ilustrados” (Cabal, 2009, p. 29). Contrario a la música y la 
influencia del cine mexicano, que traían consigo una cultura de masa. 
En la actualidad, se pueden diferenciar dos grandes organizaciones que han representado 
proyectos radiales educativos y se extienden por Latinoamérica: “La Asociación 
Latinoamericana de Educación Radiofónica” (ALER) y la “Coordinación Latinoamericana 
de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias” (AMARC-AL). 
ALER fue creada en 1972, en Sutatenza, Colombia, por dieciocho representantes de 
“Instituciones de Educación Radiofónica- IER”, pertenecientes a la iglesia. Ante todo, se 
tenía la convicción de que la educación iba a dar respuesta a los problemas de desarrollo. 
Hoy en día, hacen parte cerca de una cien radiodifusoras afiliadas, todas encaminadas a 
impulsar una radio popular y participativa, que tiene como fin lograr cambios sociales. 
En este sentido, al tomar como referente la cultura popular y sus necesidades, la radio logra 
construir una comunicación directa entre emisores y receptores, donde se tiene como 
prioridad dar participación a todos los ciudadanos. 
Por su parte, AMARC surge en América Latina y el Caribe hacia 1990. Está conformada por 
emisoras, asociaciones internacionales y nacionales, agencias de noticias, centros de 
producción, entre otros (Peppino, 1999, p.41). Su principal objetivo consiste en ayudar a las 
comunidades. También promueve “una participación de los ciudadanos y defiende sus 
intereses; cuando responde a los gustos de la mayoría y hace del buen humor y la esperanza 
su primer propuesta” (Peppino, 1999, p.42).Del mismo modo, se respetan las opiniones y se 
aboga por la diversidad cultural, en vez del monopolio comercial. 
7 
 
Aunque las componen finalidades separadas, tienen en común apoyar un proyecto de radio 
que permita a aquellos grupos o sectores que no han tenido acceso a esta, a ser partícipes y 
expresar las necesidades y variedades culturales de las diferentes comunidades, para así 
lograr una sociedad más equitativa. Adicionalmente, “promover el desarrollo de una 
conciencia crítica” que les permita enfrentarse de la mejor forma frente a las situaciones 
venideras (Peppino, 1999, p.44). 
Ahora bien, se puede hablar de las emisoras universitarias que han surgido como otra forma 
de radio orientada hacia la educación. En Colombia, este proyecto se dio en 1933 con La 
Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia y hacia 1948, con La radio Bolivariana 
de la Universidad Pontificia Bolivariana. Posteriormente, se han ido adhiriendo algunas 
emisoras como la de la Universidad Javeriana, conocida como Javeriana Stereo, creada en 
1989, “que introdujo un formato que ha sido base importante para la construcción de las 
parrillas de programación de lo que hoy entendemos como radio universitaria en Colombia” 
(Gaviria, 2007, p. 11). 
Lo que había surgido como proyectos individuales, se ha convertido en importantes 
instrumentos difusores de “cultura, ciencia y educación” (Gaviria, 2007, p. 10). La radio 
universitaria se ha hecho sentir: en el caso bogotano, se cuenta con “más de 100.000 
oyentes”, y en el país trasciende las “600.000” personas” (Gaviria, 2007, p. 11). El tiempo 
de emisión abarca las dieciocho horas y los temas manejados hacen referencia a un “75% 
de música (en su mayoría clásica), un 13% a programas temáticos y un 13% a la 
retransmisión de emisoras internacionales como Radio Francia Internacional” (Gaviria, 
2007, p. 11). 
A propósito, para el año 2003, se fundó en Bucaramanga La Red de Radio Universitarias 
de Colombia (RRUC), con el fin de unificar, intercambiar ideas, y comentar problemas que 
llevaran a proyectos de impacto social. Hoy en día, cerca de unas 31 universidades de todo 
el país hacen parte de la asociación. 
Adicional a estos formatos educativos de la radio, nos encontramos ante uno conocido 
como la radionovela, mencionado anteriormente. Hacia la década del cincuenta, este 
formato revolucionó el pensar y actuar del pueblo colombiano, a través de contenidos que 
además de divertir, tenían un carácter de enseñanza. A pesar de su desaparición en los 
8 
 
setenta, a raíz de la entrada de la televisión y la preferencia por la imagen y las temáticas 
noticiosas, todavía existen algunos casos en la actualidad. 
Más adelante, en la Red de Radio Universitarias, fue creada en abril de 2010 una 
radionovela de Piedad Bonnett, llamada “Ángel de Dos Caras”. Esta fue presentada por 
Radio Nederland de Holanda, y estuvo orientada hacia la violencia de género. Tenía como 
principal objetivo ser el espejo de aquellos oyentes que habían sido víctimas de “celos, 
resentimientos, insatisfacción personal y pasión amorosa en un marco social de 
desigualdades y la violencia” (Zepeda, 2010). De esta forma, los afectados podían 
reconocerse y tomar las medidas necesarias para solucionar su problema. 
Al mismo tiempo, en el marco del Bicentenario, se llevó a cabo una producción radial 
conocida como 1810: Independencias al aire. Fueron diez dramatizados los que narraron la 
“emancipación colombiana”, a través de la Radio Nacional de Colombia (Rodelo, 2010). 
Algunos de los personajes encarnaron a Policarpa Salavarrieta, alias “La Pola” o aquellos 
jóvenes que rogaban a sus padres para que los dejaran ir a la guerra. En compañía con el 
Ministerio de Cultura, se quería que el país “conociera su historia desde el presente” 
(Rodelo, 2010). 
Otro claro ejemplo fue realizado en noviembre de 2009, por la productora Raquel Sofía 
Amaya, quien desarrolló una serie de cinco capítulos de radionovelas para prevenirla 
deserción escolar. Según fue argumentado, las principales causas se debieron al “conflicto 
armado y al desplazamiento forzado” (Salazar, 2009), también por la falta de credibilidad 
en el sistema educativo. Las emisiones que fueron transmitidas en diferentes cadenas 
radiales del país pretendían llegar a los padres, para que pudieran identificarse e inculcar en 
sus hijos el respeto por la educación, este último entendido como un valor social. 
Y Por último, la Emisora del Ejército Nacional se sumó con una radionovela trabajada en 
el año 2007. El programa fue construido a partir de los trabajos y hazañas que los soldados 
“héroes de la patria” llevan a cabo por el bien de la comunidad (Emisora Ejército Nacional, 
2007). 
 
 
9 
 
1.3 La radionovela: Posibilidad educativa de la radio 
Desde la década del setenta, el formato de radionovela dejó de existir en algunos países de 
Latinoamérica. El motivo principal fue la aparición de un medio alternativo de distracción e 
información, la televisión. A medida que fue ganando espacio, la mayoría de guionistas y 
actores prefirieron mudarse a la pantalla chica por la diversidad de ofertas económicas y la 
necesidad de mostrarse ante un público. 
En consecuencia, en la radio se fueron configurando nuevos formatos alejados de la 
radionovela. Una típica mezcla de “música- noticias- tandas comerciales” se apropió de las 
principales cadenas (Castellanos, 2001, p. 21). 
Frente a la desaparición de la radionovela, fueron muchos los sectores que se alegraron, ya 
que la consideraban ejemplo de “cursilería, ramplonería, falacias idílicas y distorsión 
social” (González citado en Castellanos, 2006, p.95). No obstante, este género logró 
convertirse en una gran herramienta cultural que reflejó la realidad de diferentes 
sociedades, las cuales se habían identificado con los contenidos. 
En Colombia, el periodo comprendido entre 1950 y 1970 representó la migración forzosa 
del campo a la ciudad. Y fueron precisamente estas masas analfabetas, sumadas a la clase 
media, quienes estuvieron más expuestas a los medios, en especial a la radio. En 
consecuencia, el género pudo conectarse con el proceso de masificación y modernización 
que experimentó Latinoamérica por esos tiempos (Castellanos, 2006, p.94). 
Entre los cincuenta y setenta, en su mayor auge, se estableció un vínculo sin la necesidad de 
pintar escenarios extravagantes, únicamente se acercaron a esa realidad cargada de historias 
que muchos vivieron o escucharon. Así, los oyentes se vieron reflejados en los personajes y 
situaciones emitidas diariamente. Como plantea Kaplún, “cuando esa relación de 
identificación se produce, el público ya no oye la radio en forma distraída y superficial” 
(1978, p. 70). 
Según escribe José Ignacio López Vigil, en su obra “Radialistas Apasionados”: 
El género dramático evoca ese pasado, adelanta ese futuro y pone ambos en el presente. Los 
representa. Tal vez, por eso nos resulta un género tan próximo, tan familiar, porque imita la 
vida, recrea situaciones que hemos vivido o que quisiéramos vivir […] El género dramático 
10 
 
atrae como el espejo, tanto para los actores como para los actuados, porque en las vidas ajenas 
reflejamos la nuestra (López, 2010, p. 2). 
De ahí que la radionovela tenga elementos que hacen referencia al mundo y a la vida de las 
personas. En un estudio realizado sobre este formato, Federico Medina Cano explica: 
“Es un relato que permite una fácil identificación. Introduce indicios de referencia cotidiana 
para el radioescucha que le permite identificarse con el tiempo, la acción, los personajes y el 
lugar. Además los radioactores en su desempeño dramático expresan las actitudes 
socializadas de cada cultura sobre las que reposa la comunicación cotidiana y tienden a 
reforzar las posiciones éticas y políticas de la sociedad, y los valores vitales y las 
inclinaciones psicológicas”. (Medina citado en Castellanos, 2006, p. 94). 
A su vez, Nelson Castellanos describe cómo: “Justamente al referirse al mundo de los 
sentimientos y las emociones a partir de un lenguaje cotidiano, desarrolló historias que 
fueron vistas como recurso pedagógico ejemplarizante para los oyentes, especialmente 
mujeres, e hizo posible los espejos de comportamiento y los inventarios de eventuales 
problemáticas sociales [...]” ( 2006, p. 94). 
Ricardo Haye, teórico de la radio, clasifica la radionovela como una excelente opción 
cultural. “Este recurso resulta ser motivador, ya que predetermina un planteamiento 
humanizado y por ende, genera una comunicación más cálida, personal y afectiva” (1995, 
p. 182). 
Haye expresa cómo en la radionovela cuando “un autor ha logrado filtrarse con un mensaje 
de nobles propósitos, el oyente puede verse confrontado con su mundo cotidiano, con sus 
diarios problemas y con un mensaje de cambio, superador del modelo ferozmente 
individualista del novelón tradicional” (1995, p. 182). Un desafío que presenta la radio 
actual es lograr “problematizar” a los oyentes, para así ponerlos de frente a sus conflictos y 
reincorporarlos a la capacidad de raciocinio y reflexión. 
Fabio Camero, quien fue director y actor de radionovelas cómo “Juan Centella”, “El 
valiente” y “Lo que el viento se llevó”, recuerda el carácter educativo de este formato: 
Una persona oyendo una radionovela, con un narrador que le ubica en un sitio, describe el 
lugar, muestra como visten los personajes, cuáles son sus características, no solamente 
externas sino internas. Y lo van describiendo, y van desarrollando toda la trama de la 
obra, eso les genera unas enseñanzas muy importantes [...] (ver anexo 1.a, p. 3). 
11 
 
También, Camero afirma cómo rápidamente se convirtió en una tradición familiar, dónde 
todos los integrantes aprendían de los contenidos inmersos en los radiodramas: 
“En las radionovelas se aprendía, por ejemplo, allí se tenía tiempo de discutir cualquier 
tema en familia, y se podía participar, pero tenía siempre la enseñanza, el papá siempre se 
esforzaba por salir bien o sino lo ayudaba la mamá”. (Ver anexo 1.a, p. 4). 
Así mismo, Laura Nieto, actriz y locutora de radionovelas realizadas en la emisora Todelar, 
cuenta que todas las radionovelas tenían un centro, un carácter de enseñanza, buena 
conducta [...] (ver anexo 1.d, p.12). Y para concluir, Ernesto Castellanos, quien se inició en 
la realización de radionovelas en Colombia, se acuerda de cómo ayudaron a [...] fortalecer 
ese tradicionalismo [...] había demasiado respeto hacia los seres humanos, había 
solidaridad. Existían las normas de educación las normas de higiene, marcadas, y en los 
hogares se preservaba eso. [...] influyeron en las costumbres, en la manera de pensar [...] 
(ver anexo 1.e, p. 15). 
1.4 Una mirada al pasado: Producción e impacto de las radionovelas 
En esta sección, se pretende recoger los testimonios recuperados de entrevistados que 
hicieron parte de la dirección y producción de las radionovelas, o de aquellos oyentes que 
pudieron deleitarse, distraerse y aprender de este fenómeno radiofónico. Lo anterior, con el 
fin de ilustrar la producción, las temáticas y el impacto en la audiencia misma. 
La radionovela se ubica dentro del concepto de radiodrama, un formato radial ficcionario 
cercano a la realidad. “Su rasgo principal reside en que desarrolla una historia, una 
anécdota, una situación concreta, con personajes dramáticos, los cuales son encarnados por 
actores” (Kaplún, 1978, p.130). 
Mario Kaplún diferencia tres tipos de programas realizados a partir del radiodrama; el 
Unitario, el Seriado y la Radionovela. En el formato Unitario, las acciones desarrolladas 
por los personajes acaban en la sesión misma. Como en una obra de teatro, estos no sufren 
ningún tipo de evolución (Kaplún, 1978 p. 148) “La pieza radiofónica constituye una 
unidad en sí, no forma parte de un conjunto” (Kaplún, 1978 p. 148). 
12 
 
El formato Seriado desarrolla unaserie de capítulos independientes, cuya comprensión no 
involucra haber escuchado emisiones anteriores. A diferencia del primero, sí existe un 
cambio en los personajes, lo que le da una continuidad al estilo (Kaplún, 1978 p. 148). 
Y por último, la Radionovela presenta una trama consecutiva, pero para su entendimiento 
se debe seguir capítulo a capítulo para no perderse el argumento y poder seguir la historia. 
(Kaplún, 1978 p. 149). Por lo general, termina en suspenso para atraer al oyente. 
Kaplún también la define a partir de seis cualidades básicas. En primer lugar, encanta al 
público con una variedad en sus contenidos, evitando la monotonía (Kaplún, 1978 p. 76). 
En segundo lugar, optimiza la imaginación del oyente, es decir, lo lleva a pensar 
situaciones y personajes que por medio del medio escrito y visual, ya estarían 
preestablecidos (Kaplún, 1978 p. 76). En tercer lugar, utiliza recursos como la música y el 
sonido, para propiciar la concentración y una óptima receptividad del mensaje. En cuarto 
lugar, transmite un mensaje que “humaniza y personaliza”, (Kaplún, 1978 p. 77) también 
logra que las temáticas permitan identificación y apropiación de una enseñanza intrínseca. 
En quinto lugar, entrega un mensaje no implícito que el oyente debe averiguar. Y por 
último, a través de los diálogos y de las situaciones, permite volver a los conceptos 
fundamentales sin que se tornen aburridos (Kaplún, 1978 p. 77). 
Hablando en términos de la producción de una radionovela se necesitaron diferentes 
elementos. En primer lugar, un libreto muy elaborado que les permitiera a los 
radioescuchas transportarse a esos lugares dónde sólo su imaginación podría llevarlos. Por 
eso, era muy importante que tanto las situaciones, los personajes y las locaciones fueran 
perfectamente descritas. A ello, se sumaba la voz del narrador quien participaba en esta 
construcción de escena. Paralelamente, se encontraba la musicalización y recreación de 
sonidos ambiente. Y por último, de la capacidad de apropiación de los personajes que 
tuvieran los actores, por lo tanto, debían “casarse” con estos, sentirlos, más aún tratándose 
de un medio radial, dónde la única capacidad de interpretación se reduce a la voz. Fabio 
Camero considera que: si el actor no era capaz de asimilar su papel a su propia 
personalidad y sentir lo que estaba diciendo, entonces lo que estaba era echando a pique 
una buena actuación y un buen papel. Entonces, lo que tenía que hacer era sentirlo, vivirlo 
[...] (ver anexo 1.a, p.2). 
13 
 
Oswaldo Pulido, grabador y locutor que se incursionó en la radio colombiana hacia 1982, 
explica: 
En las épocas pasadas era bastante artesanal, digámoslo, era prácticamente con las uñas, 
porque no había la tecnología que hay ahora. Entonces, para poder desarrollar una 
grabación tocaba con varias manos, aprovechábamos una máquina de carrete abierto con 
cinta. Teníamos también dos tornamesas con discos en efectos y listo el dedo para teclear el 
aparato de carrete abierto. 
También teníamos cartucheras, es decir, teníamos como cinco o seis elementos físicos que 
manejar al mismo tiempo para que toda la producción saliera perfecta. Y aparte de eso, 
teníamos a los actores ya frente a los micrófonos y el sonidista con un micrófono aparte 
haciendo pasos, abriendo puertas, caminando como entre las piedras, entre la hierba [...] 
(ver anexo 1.g, p.20). 
Adicionalmente Fabio Camero expone cómo funcionaba la contratación de los radioactores: 
Había grupos fijos, y actores esporádicos. El reparto general se hacía principalmente con 
los actores fijos, de planta, y para el resto llamábamos actores para que participaran (ver 
anexo 1.a, p.4). 
Todos estos ingredientes propiciaron un auge de las radionovelas. Fue una interacción entre 
público y medio, a través de un mensaje que iba más allá del aparato radial. 
Ahora, en cuanto a los temas, abarcaban desde la novela rosa como el “Derecho de Nacer”, 
“Natasha” o “Esmeralda”. Así como los de aventura, por ejemplo: “Arandú, el príncipe de 
la selva”, “Kalimán, el hombre increíble” o “Kadír, el Árabe”. De consulta, que hacían 
referencia a programas como “Doctora Corazón”, “Solución a su problema” y “Así 
resolvemos su caso”. Y de corte policíaco y judicial como “La Ley contra el Hampa”, entre 
otros. 
Nuevamente Fabio Camero, director y actor de radionovelas en la cadena Caracol, resalta 
cómo los libretistas tomaban un tema común y lo convertían a este formato. También, 
había hechos reales y generalmente otro tipo de dramatizaciones, las hacían con figuras de 
ficción o las hacían con obras escritas previamente (ver anexo 1.a, p.2). Néstor Álvarez, 
director y precursor de radiodramas en la emisora Todelar, confirma lo dicho 
anteriormente, y adjudica que en estos formatos siempre al final el 80 o 90 % de todo lo 
que oíamos estaba basado en la realidad (ver anexo 1.b, p.5). 
14 
 
A su vez, Diego Giraldo Acosta, coordinador de la producción de noticias en la 
radiodifusora Todelar, hace énfasis en radiodramas como: 
“Solución a su problema”, supuestamente eran casos que llegaban, cartas que mandaban 
contándole a la doctora su problema […]. “Kalimán” era el súper héroe y tenía un ayudante 
que se llamaba “Surín”, sino estoy mal. […] no se trataban temas prohibidos que se salieran 
del contexto, no se hablaba de sexo porque era tabú para la época, jamás se iba a oír el tema 
del aborto, por ejemplo (ver anexo 1.c, p.8). 
Por su parte, Laura Nieto, actriz y locutora de radionovelas producidas por la multinacional 
Sidney Ross, habla sobre la guerra constante entre el malo y el bueno, […] dónde el bueno 
triunfaba, porque esa es la temática que siempre le gusta a la mayoría de la gente (ver 
anexo 1.d, p.10).Y por último, Deisy Lemus no olvida los referentes a la cotidianidad: la 
niña que se enamora del pobre, del rico, y viceversa, y los conflictos de la sociedad (ver 
anexo 1.f, p.18). 
Para finalizar, conviene resaltar el impacto que estos formatos tuvieron en las audiencias. 
Diversos factores influyeron en la difusión y aceptación de las radionovelas en el pueblo 
colombiano. Desde el despertar de la radio como medio masivo, hasta una forma de 
divertirse, que se convirtieron en una tradición para compartir en familia. 
Resulta oportuno tomar una vez más el testimonio de Fabio Camero, quien narra cómo: 
[…] había muy poco teatro, el teatro que se veía eran etapas de la vida política nuestra. […] 
Y la gente no tenía televisión. El cine, si les llamaba la atención, pero era mucho más rico 
escuchar una dramatización en su casa, cerca de las cobijas a las nueve de la noche con el 
frío bogotano a través de la radio, que salir a ver una película, que tenía que tener unas 
motivaciones muy fuertes para que se fueran a cine (ver anexo 1.a, p.3). 
Néstor Álvarez denota en las audiencias un seguimiento muy permanente, muy persistente, 
porque no había mucho que hacer, […] ya que muy poca gente tenía acceso a un televisor 
(ver anexo 1.b, p.5). 
Lo anterior es corroborado por Diego Giraldo, director de noticias de la emisora Todelar, 
quien considera que dentro las principales funciones del radiodrama se encontraban la 
recreación, la diversión y la capacidad de apropiación. El objetivo principal de las 
15 
 
radionovelas era distraer, crear historias, contar una fantasía, y sin lugar a dudas, servía 
obviamente para la parte educativa (ver anexo 1.c, p.8, 9). 
Laura Nieto entiende su afectación como […] una cultura que se incrementó, además pues 
la radionovela tenía el encanto de trasportar las personas a las situaciones que se vivían. 
Entonces, eso es algo que toca la sensibilidad. De manera que […] el actor tenía que hacer 
vivir al otro, a los oyentes esa situación. Entonces, era claro, si los oyentes se sentían 
identificados, escuchaban las radionovelas (ver anexo 1.d, p.11). 
Y Néstor Castellanos apela a un tradicionalismo reforzado por estos formatos:Había 
demasiado respeto hacia los seres humanos, había solidaridad. Existían las normas de 
educación, las normas de higiene marcadas, y en los hogares se preservaba eso (ver anexo 
1.e, p.15). 
Ahora bien, a partir del impacto que pudo ser captado desde los testimonios de los oyentes, 
recogidos en este trabajo, y que tuvieron la oportunidad de vivir y escuchar estos formatos, 
se encontraron los siguientes efectos. 
Al respecto conviene decir que los principales radioescuchas fueron las mujeres. Se ha 
citado anteriormente que estas eran quienes permanecían el mayor tiempo en el hogar, 
debido a que se dedicaban a las labores domésticas y por lo tanto, tenían un mayor acceso a 
la radio. Posteriormente, el ama de casa empezó a organizar sus labores diarias en torno a 
las radionovelas. Leonor Ospina de Osorio, una fiel seguidora de las radionovelas recuerda 
que “Cuando tenía mis hijos me hacía el horario. De tal hora a tal hora… tal novela, 
entonces en el momento que hacían el suspenso para la propaganda, yo corría y hacía otra 
cosa: lavaba los platos o hacía oficios que hicieran ruido, porque si los hacía mientras la 
novela, pues no podía hacer nada” (ver anexo 2.a, p.23). 
Así bien, resultaría engañoso obviar la época tabú en la que se desarrolló este género. Por 
ejemplo, el caso de una madre soltera, era mal visto por la sociedad. De este modo, no toda 
clase de público tenía acceso a sus contenidos. Leonor de Ospina de Osorio hace memoria y 
dice que […] eso nos lo contaban las compañeras de colegio que los papás nos les 
prohibían tantas cosas, porque en ese momento yo no sabía que los niños veían al mundo 
16 
 
así. De golpe iba descubriendo cómo era el asunto, pero que a uno le comentaran o que se 
hablara no […] (ver anexo 2.a, p.22). 
También, Elena Ospina, otra oyente, se acuerda: Algunas radionovelas no nos las dejaban 
escuchar porque se pensaba que era para gente mayor, digamos en el “Derecho de 
Nacer”, por lo que se trataba de un embarazo fuera del matrimonio y uno estaba muy 
chiquito entonces no debía oírlo (ver anexo 2.b, p.24). 
En suma, los impactos más significativos estuvieron orientados hacia el entretenimiento, la 
identificación y la apropiación de los contenidos. Así, Elena Ospina menciona que; 
Las radionovelas tuvieron mucho impacto en la gente de la época porque se convirtió en 
un motivo de distracción […] Y lo que uno admira hoy en día, es la forma como fue llevada 
a la radio los sonidos (ver anexo 2.b, p.25) […] sonaban las ramas de los árboles, y 
entonces ya la imaginación de uno volaba a ver como era el cuento y ahí lo mantenían a 
uno (ver anexo 2.a, p.23). 
Finalmente, se encuentra esa capacidad de verse reflejado en los contenidos y de aprender 
de ellos. Lucía Peña de Torres, radioescucha de la época, asevera que siempre uno se mete 
mucho en la problemática de la radionovela, pues siente tristeza o siente alegría. Y a 
veces, uno se sentía identificado con los personajes y no quería que a los buenos les pasara 
nada malo […] (ver anexo 2.c, p.26). 
A su vez, Leonor Ospina de Osorio, cuenta cómo; Las radionovelas digamos para el 
tiempo si dejaban como alguna enseñanza, digamos la disparidad entre las clases sociales, 
que viene desde antes. Y mostraba esa realidad, ese amor entre los muchachos y las del 
servicio (ver anexo 2.a, p.24). 
1.5 Inicios de la radionovela 
Entre 1930 y 1934, apareció por primera vez el género del radiodrama en Estados Unidos, 
eso sucedió por dos motivos principalmente. El primero, porque el país se encontraba en 
medio de la depresión que generó “desempleo, tensión social y hambre” (Pareja, 1984, p. 
46). No obstante, la radio cumplió un papel distractor en medio del malestar que estaba 
17 
 
viviendo la sociedad norteamericana. Y el segundo, se dio por la necesidad de ocupar un 
“tiempo muerto radial”, el cual llevó a los directores a experimentar con nuevos formatos. 
“La gallina de los huevos de oro” resultó ser uno de los melodramas sentimentales, 
conocido como “soap opera” u opera de jabón. Su nombre se debe a que las empresas 
patrocinadoras de estas series radiofónicas eran fabricantes de jabones o detergentes. 
Su éxito fundamental estuvo orientado hacia “millones de mujeres que se dejaron guiar de 
sus hábitos de consumo por dichos programas radiales” (Pareja, 1984, p. 46). Según 
encuestas realizadas en Estados Unidos, muchas seguían los consejos de los productos 
anunciados. 
Las radionovelas que llegaron a Colombia vinieron de Cuba, Venezuela y México. Fue 
precisamente el país de los mojitos y los tabacos quien tuvo el mayor número de libretos. 
La primera aparición del radiodrama fue en 1938, con la emisión de “Yan-Fu”, escrita por 
el antioqueño Emilio Franco, y adaptada de la radionovela cubana “Chan-Li-Po”. Luego le 
siguieron “Tanamé” y “Mapaná”, con un ambiente llanero. Estos dos últimos tuvieron gran 
éxito. 
De manera inmediata, las radionovelas representaron una distracción a la que se podía 
acceder desde la comodidad de la casa y con gran facilidad debido al medio de transmisión. 
“En multitud de hogares se suspendían las labores domésticas y las señoras y la 
servidumbre se sentaban a escuchar y participar apasionadamente en la trama de las 
mismas” (Pareja, 1984, p. 46). 
Ante la inminencia de un nuevo género, cuya demanda se incrementaba cada vez más, 
empresas multinacionales como Colgate Palmolive y “Sidney Ross” invirtieron en aquellas 
emisoras que incluían formatos de radionovelas en su programación. La Nueva Granada, 
una de las pioneras, La Voz de Colombia, La Voz de Víctor, La Radio Militar, Radio Unión 
y Mil veinte. 
Posteriormente, la Radiodifusora Nacional introdujo la transmisión del radioteatro, el cual 
se convirtió en el más importante realizado en Colombia. Las radiodramatizaciones de la 
época eran adaptaciones de las grandes obras teatrales españolas, inglesas o francesas de 
corte histórico como “Enrique III”, trágicas como “Macbeth” o cómicas como “Lazarillo de 
18 
 
Tormes”. Aunque su éxito fue menor, porque requería un público con un mayor nivel 
intelectual, conquistó a la audiencia y se convirtió en un “símbolo de programación de 
calidad” (Pareja, 1984, p. 46). 
Más adelante, los espacios comerciales fueron utilizados para promocionar productos de 
aseo para el hogar. Allí, no se vio solamente a la mujer, sino a una consumidora en 
potencia. Y fue con esta visión que se planteó el foco principal de la audiencia. 
En la década del cuarenta, ya se habían consolidado las cadenas líderes en la producción de 
radiodramas: Caracol radio (1945), RCN radio (1948) y Todelar. La primera, que también 
trabajaba temas de deportes, musicales y noticiosos, trajo hacia 1950 el primer formato que 
impactó al pueblo colombiano; “El derecho de Nacer”, del escritor cubano Féliz B. Caignet. 
“Esta radionovela además de abrirle un puesto definitivo al formato de la programación 
normal, le abrió las puertas a la radionovela comercial en la radio colombiana” (Pareja, 
1984, p. 81). Aunque era altamente criticada por tratar temas tabú para la época, como las 
vivencias de una madre soltera y su rechazo en la sociedad, fue clave en la sucesión del 
resto. 
Así mismo, para los setenta, Caracol radio creó “Arandú, el príncipe de la selva”, un 
radiodrama de aventuras “escrita con base en personajes históricos o casi siempre 
imaginarios, donde hay un personaje central o protagónico, acompañado por alguien que 
comparte todas sus aventuras” (Helo Laverde, 1988, p.53). Luego, Todelar se le sumó con 
otro clásico, “Kalimán, el hombre increíble”, del libretista Víctor Fox; duró al aire 23 años, 
y distrajo principalmente a los jóvenes, quienes no se perdieron una sola aventura. Y 
clásicos como “La Ley Contra el Hampa”, que dramatizaba temas criminales como atracos 
o persecuciones a delincuentes, o también, “Solución a su problema”, donde los oyentes 
mandaban cartas de sus problemasal programa. 
Y a pesar de que en un comienzo las cadenas radiales RCN y Todelar encontraron en las 
transmisiones deportivas el primer punto de competencia, por ejemplo, con la “Vuelta a 
Colombia en Bicicleta” (1950), la inclusión de este género en sus parrillas monopolizó las 
emisoras del país. 
19 
 
En una primera etapa, el radiodrama representó un formato de prueba, pero fue en la década 
del sesenta donde tuvo su mayor auge, convirtiéndose en un instrumento distractor y 
moralizador para todo tipo de público: amas de casa, empleadas del servicio, dueños de 
locales, vigilantes, campesinos, etc. (Pareja, 1984, p. 47). 
 
1.6 Para la muestra, “varios botones” 
1.6.1 “El Derecho de Nacer” (1951) Caracol 
Al comenzar la década del cincuenta llegó a Colombia la primer radionovela comercial –
proveniente de Cuba– que reunió un sin número de oyentes: fue la obra “El derecho de 
nacer”, escrita por el autor cubano Féliz B. Caignet. En su momento, la novedad del tema 
causó revuelo y generó reacciones y comentarios sin dejar a un lado un triunfo arrollador. 
Fabio Camero admite que […] tuvo muy buena acogida y la oyó muchísima gente (ver 
anexo 1.a, p.1). Fue arrebatador por el contenido del tema, […], el que una mujer tuviera 
un hijo soltera en esa época era motivo de escándalo para la familia y para la sociedad 
(Helo, 1988, p.4). 
“Buena parte del éxito de la historia radicó en su capacidad para proponer y desarrollar 
temas tabú para la época: el racismo, el aborto y el cáncer, lo que generó discusión pública, 
a tal punto que sectores conservadores de la sociedad y de la iglesia se opusieron a la 
transmisión de la radionovela” (Castellanos, 2006, p. 97). 
“El derecho de nacer” incrementó el nivel de sintonía y generó cambios en las formas de 
pensar y comportarse de la gente (Castellanos, 2006, p. 93). En este caso, el radiodrama se 
ubicó dentro de la novela rosa y estuvo dirigido hacia la mujer de la época. Esta clase de 
formato era escrito con base en los conflictos sentimentales de las personas: amorosos, 
familiares, personales, etc. Por ejemplo, sus temas novedosos y prohibidos ayudaron a esa 
madre soltera que era juzgada cruelmente, debido a que era una situación atípica para el 
momento. 
Por esos años, otro claro ejemplo fue “Una mujer sin alma”, escrita por José Sánchez 
Arcilla, “La historia de Ileana Canal puede ser tu propia historia, la de tu hermana o de tu 
amiga. Escúchala atentamente porque tal vez, en sus páginas dolorosas copiadas de la vida 
20 
 
misma, tú halles mucho que aprender… puede ser la historia de la mujer que amas, de la 
madre de tus hijos, de la que puede conducirte a la felicidad o precipitarte en el abismo” 
(Castellanos, 2006, p. 101). 
Respecto con lo anterior, conviene decir que la mayoría de los títulos eran negativos y 
mostraban las vivencias femeninas, como en una novela trágica. No obstante, “se invitaba a 
conservar las buenas costumbres, la moral, los principios, el amor, la justicia y el bien” 
(Helo Laverde, p. 139). 
1.6.2 Casos de la vida real 
En la década del cincuenta, existieron otro tipo de radiodramas que trataban casos de la 
vida real, donde se planteaban problemáticas familiares o sentimentales. Entre los más 
conocidos se encuentra “Doctora Corazón”, “Solución a u su problema” y “Así resolvemos 
su caso”. Los libretos fueron escritos a partir de las cartas enviadas por los radioescuchas. 
Esto casos se dramatizaron con el fin dar una orientación al corresponsal. Al final de cada 
emisión, una psicóloga o experta en el tema daba solución a los conflictos que preocupaban 
a los oyentes. 
1.6.3 Costumbristas y policíacas 
Igualmente fueron trabajados los radiodramas de corte costumbrista. “Doña Bárbara y el 
amo” reflejaba la vida campesina y las costumbres pueblerinas. O en los años sesenta, las 
de corte policíaco, como “La Ley contra el Hampa” de la emisora Todelar, “La Marcha del 
Tiempo” o “Pabellón número 37, condenados a muerte”, que fueron escritas con base en los 
temas referentes a la justicia y su lucha contra la delincuencia. 
Diego Girlado Acosta, coordinador de emisión del noticiero Todelar, habla de cómo “se 
hacía una investigación y cómo se lograba la captura de los malos. Entonces, 
dramatizaban la persecución, y el malo haciendo el delito y el policía investigando y las 
patrullas detrás (ver anexo 1.c, p. 8). Las temáticas de atracos o asesinatos fueron tomadas 
de los periódicos. Ambos tenían como objetivo dejar un mensaje: el sentido de justicia. 
1.6.4 Radio Sutatenza 
21 
 
Los programas que hicieron parte de esta emisora permitieron un reconocimiento y 
aprendizaje en la audiencia. Y aunque se alejaban un poco del formato de radionovela, 
lograron de igual forma una transformación en el pueblo colombiano. 
En mayo de 1948, fue aprobada la licencia para instalar una estación radiofónica de 
carácter cultural. En este año, nació jurídicamente la unión de las escuelas radiofónicas 
como “Radio Sutatenza y Acción Popular”. “El sistema básico contemplaba la emisión de 
programas educativos dirigidos a los campesinos […]” (Pareja, 1984, p. 87). “Las lecciones 
escuchadas eran inmediatamente explicadas, ampliadas y reforzadas con la presencia de un 
monitor previamente adiestrado para hacerlo” (Pareja, 1984, p. 87). 
Sin embargo, para 1955 se desató nuevamente un enfrentamiento entre el partido Liberal y 
Conservador. Como consecuencia, se produjo una violencia en el occidente del país, donde 
los más afectados fueron los campesinos, que en medio de un empobrecimiento y 
analfabetismo tuvieron que emigrar a las ciudades. 
Es así como desde Sutatenza, Boyacá, se dio inicio a la obra de “Acción Cultural Popular” 
(ACPO), con el fin de ayudar y educar al campesino colombiano. Su función fue “llevarle 
una educación integral que abarcara la cultura básica y la preparación para la vida social y 
económica, con el fundamento de una auténtica formación religiosa” (Pareja, 1984, p. 88). 
En otras palabras, se buscaba aconsejarlos con temas relacionados en la agricultura y la 
ganadería, así como en la instrucción del bachillerato; todo esto a través de los micrófonos. 
Gracias a este programa, muchos lograron graduarse, al tener como medio a la radio. 
Algunos de los actores como Laura Nieto, participantes en radionovelas, se acuerda con 
cariño de RadioSutatenza, la cual, según ella se dedicó a la radionovela educativa. 
Entonces todas las radionovelas de Sutatenza llevaban siempre un conocimiento, porque 
era actuada por todos los actores de todas las escuelas radiofónicas […] (ver anexo 1.d, p. 
11). 
En la década del setenta, las radionovelas dejaron de ser un producto exclusivo para la radio 
y migraron a la televisión con las telenovelas. En una primera instancia, la gente prefirió no 
sólo oír los contenidos, sino también verlos. Igualmente los actores se mudaron a la pantalla 
chica para aumentar su fama. Pero sin duda, lo que más influyó fue ese carácter noticioso 
22 
 
que llamó la atención de las emisoras radiales. Para los realizadores resultaba más fácil 
poner a un locutor a narrar una serie de noticias, que llevar a cabo una radionovela, la cual 
incluía un narrador, actores, sonidos –como ya fue mencionado en párrafos anteriores– es 
decir, un mayor presupuesto y tiempo. 
 
2. LA APUESTA: LA RADIONOVELA COMO HERRAMIENTA PARA LA 
PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA CONYUGAL 
El presente capítulo tiene como propósito principal plantear y entender la violencia 
conyugal vista como una realidad social, un delito y una violación a los derechos humanos. 
Esta se evidencia en todos los sectores socioeconómicos, pero afecta principalmente a los 
más desfavorecidos. Implica una jerarquización al interior del núcleo familiar y presenta 
una solución frente a sentimientos de rabia y frustración. Estos son expresados con 
agresiones físicas, sexuales, sicológicas, económicas, entre otros. 
Lo anterior, conel fin de explicar de dónde surge la necesidad de crear un piloto de 
radionovela como alternativa preventiva frente a este tipo de agresión, y con el objetivo 
claro de fortalecer el respeto en la familia y hacia la mujer. 
2.1 Violencia Intrafamiliar (VIF): “Antítesis de la finalidad familiar” 
Las agresiones conyugales que suceden al interior de la familia se enmarcan en el contexto 
de violencia intrafamiliar (VIF). Por esta razón, en primer lugar, se debe determinar esta 
problemática en todo su espectro, es decir, las causas, las víctimas y los victimarios, los 
efectos sicológicos, la legislación, etc. 
Según Puyana, la familia se puede ver como 
Una institución social históricamente determinada, encargada por excelencia de la 
transmisión de normas y valores, que gracias a las relaciones filiales y afectivas que allí se 
establecen, es el espacio principal donde se conserva la vida humana, teniendo lugar la 
reproducción biológica, la protección de sus miembros, la difusión cultural, la socialización 
de las nuevas generaciones y la construcción de identidades individuales (Puyana, citado en 
Mateus, 2009, p. 8). 
23 
 
De esta manera, cualquier acto de agresión que comprometa la salud física y sicológica de 
alguno de sus miembros será considerado como violencia intrafamiliar y deberá ser 
sancionado respectivamente. 
 
En el presente trabajo se entenderá la violencia intrafamiliar (VIF) como “la violación de 
derechos humanos fundamentales que atentan contra la dignidad humana, la libertad y el 
desarrollo físico, sicológico y social de sus integrantes, impidiendo que sus miembros estén 
unidos por vínculos de solidaridad, reciprocidad, afecto y compañía” (Haz Paz, 2000, p. 
11). 
La (VIF) implica 
un ejercicio de la autoridad y la supremacía de los más fuertes sobre los más débiles; es el 
orden patriarcal que ha regido en la familia desde tiempo atrás, el cual ubica a la figura 
masculina como aquella con capacidad de detentar el poder y tomar las decisiones, gracias a 
su condición de jefe de hogar, mientras que los demás deben asumir una posición de 
obediencia y pasividad [...] (Mateus, 2009, p.9) 
La Corte Constitucional de constitucionalidad 674 de 2005 expresa que: 
por violencia intrafamiliar puede entenderse todo daño o maltrato físico, psíquico o sexual, 
trato cruel, intimidatorio o degradante, amenaza, agravio o ofensa o cualquier otra forma de 
agresión, producida entre miembros de una familia, llámese cónyuge o compañero 
permanente, padre o madre, aunque no convivan bajo el mismo techo, ascendiente o 
descendientes de éstos incluyendo hijos adoptivos, y en general hasta las personas que de 
manera permanente se hallaren integrados a la unidad doméstica (Cisneros, 2006, p. 205). 
En el 2009, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses reportó 93.859 
casos de violencia intrafamiliar, con un incremento de 4.056 respecto con el 2008 (Carreño, 
2009, p. 120). Las mujeres encabezaron la lista con un 78 % (73.453) como principales 
víctimas, frente al 22% (20.409) restante de los hombres (Carreño, 2009, p. 158). 
Algunas investigaciones concuerdan que dentro de las principales causas de estos 
comportamientos se encuentran; el abuso del alcohol y las drogas, una infancia con padres 
maltratadores y situaciones de pobreza, la falta de empleo y los problemas de salud 
(Manrique; Rico, y Romo, citados en Mateus, 2009, p.9) 
24 
 
Hablando en términos de clasificación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) 
clasifica la violencia intrafamiliar en agresión física, verbal, sexual y por negligencia. 
Ahora bien, existen tres clases que diferencian a la violencia física y se nombran a 
continuación. La agresión física menor se atribuye a aquellos comportamientos como 
“empujar, romper o patear objetos, golpear al otro con la palma de la mano, bloquear con el 
cuerpo la salida de la otra persona o conducir agresivamente para intimidar a la pareja” 
(Salazar, 2008, p.9). La agresión física moderada equivale a “equimosis, marcas 
temporales, dolor o molestia emocional” durante un lapso de 48 horas (Salazar, 2008, p.9). 
En la mayoría de los casos no requiere tratamiento profesional. Y la agresión física grave es 
el daño producto de “[...] golpizas, objetos cortopunzantes y armas de fuego” (Salazar, 
2008, p.9). Las víctimas sufren heridas fuertes y requieren de atención profesional de la 
salud. 
Por otro lado, se presenta la agresión verbal-emocional. Como rasgo principal, esta se 
determina por el insulto a la pareja y a los niños: “poner apodos, mofarse, gritar y humillar” 
(Salazar, 2008, p.9). Adicionalmente, el agresor prohíbe a la víctima comunicarse con las 
demás personas, le lleva un control de su dinero, le prohíbe que trabaje y amenaza a la 
persona con secuestrar a los niños si esta decide iniciar un proceso de separación. 
Si se continúa en la misma línea, se encuentra la agresión sexual en contra del cónyuge o 
hijos y “está determinada por la imposición o el intento de tener relaciones sexuales o 
cualquier acto sexual contra la voluntad manifiesta del otro o en condición de indefensión 
(niños, personas bajo el efecto de drogas y alcohol, alteración del estado mental y de la 
conciencia) [...]” (Salazar, 2008, p.10). 
La agresión por negligencia afecta principalmente a los niños, a quienes se les descuida en 
el ámbito físico, emocional, educativo, alimenticio, de vivienda, entre otros (Salazar, 2008, 
p.10). Por último, se suma una modalidad referente al aspecto económico, donde el agresor 
amenaza con suspender el mantenimiento, sino se hace lo que él desea (Millán de 
Benavides, 2009, p. 17). 
 
25 
 
También, es importante distinguir las diferentes agresiones que se presentan contra cada 
miembro de la familia. Existen tres tipos, el maltrato conyugal, el Maltrato infantil y el 
Maltrato a mayores. 
 
El maltrato conyugal es aquel que involucra la agresión física, sexual y emocional hacia 
uno de los integrantes de la pareja (Puyana, y Bernal, citado en Mateus, 2009, p.10). El 
maltrato infantil es entendido como “toda acción o omisión” que afecta de manera directa el 
bienestar de los niños, es decir, “sus necesidades físicas y sicológicas” (Falcón, 2001, p. 
36). Por lo general, el menor o el adolescente es maltratado tanto física, como 
emocionalmente por su padre o madre (Lemaitre, citado en Mateus, 2009, p. 10). Y el 
maltrato hacia ancianos hace referencia al abuso contra estos por estar en estado de 
indefensión por “limitaciones físicas o mentales” (Lemaitre, citado en Mateus, 2009, p. 10). 
 
En el 2008, El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF) 
registró que la violencia más frecuente se dio en la pareja, con 58.533 casos y dejó un total 
de 52.180 casos de mujeres (Carreño, 2009, p. 116). En el caso de los niños, niñas y 
adolescentes, la violencia sexual es la que presenta mayores porcentajes. “El número de 
personas menores de 18 años que fueron violentadas sexualmente en el marco de la 
violencia intrafamiliar fue de 6.490” (Carreño, 2009, p. 118). Esta es la más difícil de 
afrontar y las consecuencias sicológicas son las más devastadoras, debido a que por lo 
general, la agresión proviene del padre, quien representa una figura de amor y respeto para 
el menor. 
 
Para finalizar es necesario resaltar que hasta hace pocos años el concepto de familia era 
entendido como privado, debido a que las instituciones sociales no permitían ningún tipo de 
intervención, ya que consideraban que cada miembro tenía la capacidad de intervenir por sí 
mismo en sus problemas. Sin embargo, según documentos históricos, desde la época de la 
Colonia se habla de una violencia intrafamiliar, aunque no se sabe con precisión si su 
origen se debe a un legado de la cultura española o si venía directamente de las tradiciones 
indígenas, pues fueron hallados documentos que evidencian malos tratos entre loshabitantes, específicamente hacia las mujeres, quienes argumentaban un motivo de 
26 
 
divorcio. En ocasiones, las agresiones eran de tal magnitud que empezaron a ser una de las 
principales causas de muerte entre las familias de la época (Ramírez, citado en Mateus, 
2009, p. 13). 
Para la constitución de 1886 se va a reconocer al hombre, alfabeto y con poder económico, 
como único ciudadano (Cisneros, 2006, p. 206). Así bien, la mujer fue considerada un ente 
dependiente, carente de la posibilidad para elegir, ser elegida o manejar sus bienes 
económicos (Cisneros, 2006, p. 206). En cuanto al esposo, este tenía derecho a ejercer la 
violencia como forma de establecer el orden en el hogar. Sin embargo, no era penalizado 
por considerarse un acto necesario para mantener un equilibrio en el ámbito familiar 
(Jiménez, citado en Mateus, 2009, p. 13). 
Afortunadamente para la década de los treinta, durante el siglo XX, surgieron avances en 
los derechos jurídicos de la mujer. Es así como en 1932 es expedida una ley que logra una 
mayor igualdad en la familia; se suprimió la potestad suprema del marido, y le permitió 
administrar, disponer y adquirir sus propios bienes (Cisneros, 2006, p. 206). 
En 1957, se le reconoce su derecho como ciudadana y por consiguiente, la capacidad de 
elegir y participar en la política (Cisneros, 2006, p. 207). Ya en 1974, la ley 20 otorga tanto 
al padre como a la madre igual potestad sobre los hijos, cediendo así una “igualdad de 
géneros” (Cisneros, 2006, p. 207). 
En los setenta en Colombia y otros países de Latinoamérica, el problema social de la 
violencia intrafamiliar se empezó a configurar como un asunto público. Las agresiones al 
interior de la familia empezaron a ser vistas ya no como “[...] una circunstancia de índole 
personal [...] “sino como una situación socialmente inaceptable por transgredir los derechos 
humanos, por ser un problema de salud pública al afectar el bienestar físico y sicológico de 
un altísimo número de personas [...]” (Corsi, citado en Mateus, 2009, p. 15). 
Más adelante, hacia la década de los noventa, la VIF entró a ser un punto importante en la 
agenda gubernamental de diversos países latinoamericanos. En la Constitución Política de 
1991, se asumió por primera vez la VIF como una “Vulneración de los derechos la cual 
requiere intervención pública” y por lo tanto, debía ser prohibida y sancionada. (República de 
Colombia, citado en Mateus, 2009, p. 16). 
27 
 
 
Este reconocimiento hizo evidente una práctica cultural que por años había permanecido en 
secreto por ser considerada de carácter privado y había sido justificada por imaginarios 
sociales falsos, respecto con el papel del hombre y de la mujer en la sociedad. Como 
consecuencia, había permeado dominación y exclusión sobre el sexo femenino. 
 
En 1996, al tener como objetivo prevenir y sancionar la VIF, el gobierno colombiano 
expidió la ley 294, la cual protege “a las víctimas de todo tipo de daño físico, emocional, 
dado por maltrato directo con golpes, amenaza, ofensa, tortura verbal y ultraje sexual 
ocasionado por otro integrante de la familia, conocidos o desconocidas [...]” (Ramírez, 
2010, p. 42). La penalización de este delito oscila entre uno y dos años. 
 
Posteriormente, en el 2000, esta ley fue reformada por la 575. Esto implica “[...] el 
establecimiento de competencia para las Comisarías de Familia en la atención de víctimas 
de violencia intrafamiliar [...]” (Ramírez, 2010, p. 42). Para el 2004 se expide la ley 882, 
también conocida como “Ley de los Ojos Morados” (Salazar, 2008, p. 11), que considera a 
la VIF un crimen y da orientaciones para educar a las personas y motivarlas a una 
“alfabetización emocional”, en procura de prevenir la violencia en contra de la mujer y 
fomentar una sociedad habitable para todos (Salazar, 2008, p. 12). 
 
Y como medida en los últimos años fueron aprobadas la Ley 1098 de 2006 y la Ley 1142 
de 2007. La primera pretende proteger de una manera integral a niños, niñas y adolescentes 
–las Defensorías y Comisarías de Familia son las instituciones destinadas a cumplir dicha 
labor– (Mateus, 2009, p. 17). Y la segunda habla de la pena que deben recibir los agresores. 
En esta dice que deben permanecer en prisión de 4 a 8 años y su condena será aumentada si 
el delito fue cometido hacia un menor, una mujer, una persona mayor de 65 años o con 
algún tipo de incapacidad física o mental (Mateus, 2009, p. 17). 
 
Por la misma línea, se aprobó la ley 1257 de 2008, la cual respalda el derecho de las 
mujeres a tener una vida plena alejada de violencias, tanto en el ámbito público como en el 
privado (Mateus, 2009, p. 17). 
28 
 
 
De esta manera, se puede observar que por parte del Estado colombiano es un deber ético 
mantener y amparar a las víctimas que ha dejado la VIF y por ende, se debe reconocer la 
gran ayuda que ha traído consigo la legislación. Sin embargo, es necesario identificar que 
su práctica proviene de unas raíces patriarcales aún arraigadas a esta cultura; las cuales 
deberán modificarse para resolver este tipo de violencia. 
 
 
2.2 Violencia conyugal: una agresión sustentada en imaginarios sociales 
Antes de indagar en la problemática escogida, se debe tener un conocimiento específico de 
dónde proviene y bajo qué circunstancias se desarrolla. Por esta razón, la importancia de 
comprender la cultura, ya que será ahí dónde se construirán las concepciones, los valores y 
las creencias que construyeron y construyen los significados de masculinidad y feminidad 
en Colombia y su directa relación con la violencia conyugal. 
Específicamente esta práctica será analizada desde el maltrato del hombre hacia la mujer. 
Sin embargo, no se debe olvidar que estos también sufren maltratos por parte de sus 
esposas, aunque las agresiones más denunciadas, según la Secretaría de Integración Social 
de Bogotá, pertenezcan al primer caso. 
En Colombia, nos encontramos frente a una sociedad machista, que se conserva a pesar de 
los intentos de dar a la mujer una representación simbólica alejada del ámbito doméstico y 
de dejar de ver al hombre como principal proveedor económico en el hogar. 
Así mismo, el derecho dominante que el hombre cree tener sobre la mujer y esta de 
soportar cualquier tipo de agresión, se origina en percepciones sustentadas en imaginarios 
sociales que han permanecido por años configurándose en la cultura. Hoy en día, se conoce 
como violencia conyugal y por lo general, significa la dominación de los hombres sobre las 
mujeres en las relaciones de pareja. 
Las características que socialmente se consideran apropiadas para el ser y actuar de 
hombres y mujeres son interiorizadas fuertemente por procesos de socialización. 
29 
 
Para ello, es importante tener en cuenta la diferencia entre sexo y género. El primero, hace 
referencia a “las características anatómicas, fisiológicas y hormonales de las mujeres y de 
los hombres” (Haz Paz, 2001, p. 3). Mientras que el segundo se entiende como “la 
construcción cultural de lo que significa ser hombre y ser mujer en una sociedad particular” 
(Haz Paz, 2001, p. 3). 
Entonces, según lo anterior, la socialización de género es “el proceso mediante el cual niñas 
y niños, hombres y mujeres, van interiorizando las normas, valores, emociones, 
comportamientos y formas de relación con los demás que la cultura ha construido como 
diferenciales para ellos y ellas” (Haz Paz, 2001, p. 4). En otras palabras, se habla de una 
adopción de imaginarios, es decir, de “expresiones simbólicas que se fundamentan en 
signos ordenados y coherentes, que constituyen simbolismos colectivos correspondiente a 
referentes sociales propios de la cultura de una sociedad” (Haz Paz, 2000, p. 18). 
En torno a la concepción de género, los imaginarios se empiezan a configurar desde el 
nacimiento de la persona. Gracias a la interacción con sus padres, obtienen el lenguaje y las 
cualidades

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