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Cancer y sociedad Múltiples miradas, enfoques, recortes Sarudiansky, Luxardo

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Capítulo 
La inclusión de nuevas herramientas cualitativas para la comprensión 
del cáncer: la MINI en el campo de la oncología 
Mercedes Sarudiansky y Natalia Luxardo 
 
 
Señalamos antes que las entrevistas narrativas representan un cambio no sólo en 
el modo de realizar entrevistas, sino también en el proceso de investigación en general 
(Mishler, 1986), dado que, al involucrar a los participantes en el desarrollo de la 
conversación, se generan significados y eventos de manera colaborativa, ubicando a 
ambos interlocutores en el rol de participantes activos, que producen significados en 
conjunto (Gubrium y Holstein, 2002). Bauer (1996), siguiendo a Schutze (1977), plantea 
que la entrevista narrativa debe contar con cuatro fases: Una Fase 0, de Preparación, que 
implica explorar el campo y formular las preguntas exmanentes, las cuales reflejan el 
interés del investigador, y se formulan en su propio lenguaje. La siguente fase, de 
Iniciación, supone la formulación de los temas iniciales de la narración. Se pueden utilizar 
soportes visuales (por ejemplo, una línea de tiempo). Luego, la Narración principal, 
supone que el entrevistador no debe interrumpir al informante en su narración, sólo 
realizando un feedback no verbal para alentar que este último continúe con el relato. La 
fase 3, de preguntas, implica la participación del entrevistador con preguntas tales como 
“¿qué pasó entonces?”. Las reglas indican que el entrevistador no debe formular 
preguntas sobre opinión o discutir sobre las contradicciones, sino reformular las preguntas 
exmanentes en inmanentes, utilizando el lenguaje del entrevistado para aclarar cuestiones 
que hayan quedado pendientes de las fases anteriores. En la última fase, los autores 
proponen una charla informal, en la que se pone fin a la grabación y el inicio de una charla 
más relajada, donde se pueden plantear y ampliar algunos temas surgidos del relato. A 
pesar de esta estructura propuesta, en el ámbito de la investigación las entrevistas 
narrativas han sido realizadas en distintos contextos, orientaciones teóricas y con 
diferentes grados de sistematización. 
En este capítulo haremos referencia a una entrevista estructurada que fue diseñada 
específicamente para obtener narrativas de enfermedad, la McGill Illness Narrative 
Interview. En primer lugar, realizaremos una breve síntesis de sus características más 
relevantes, así como también el proceso de traducción y adaptación que estamos 
realizando para su aplicación en Argentina. Posteriormente, analizaremos datos 
recabados con este instrumento y finalizaremos con una reflexión sobre su uso en el 
campo de la oncología. 
 
Presentación de la McGill Illness Narrative Interview (MINI) 
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Los autores de la McGill Illness Narrative Interview –Entrevista de Narrativas de 
Enfermedad de McGill - MINI, por sus siglas en inglés- la definen como una entrevista 
cualitativa semiestructurada, “desarrollada inicialmente para explorar las experiencias 
individuales en un estudio comunitario de búsquedas de salud, síntomas no explicados 
médicamente, y utilización de los servicios de salud mental” (Groleau, Young, & 
Kirmayer, 2006, p. 675, la traducción es nuestra), y luego adaptada para indagar otros 
aspectos del complejo salud-enfermedad-atención como, por ejemplo, adherencia al 
tratamiento, en distintas patologías médicas. 
Al momento de la construcción de la MINI, ya existían diferentes intentos de 
sistematizar modelos de entrevista que también tenían como objetivo indagar atribuciones 
de salud y enfermedad, como es el caso de las entrevistas EMIC (Weiss, 1997) y SEMI 
(Lloyd et al, 1998). Sin embargo, estos dos protocolos se basaban fuertemente, como su 
nombre lo indica, en la perspectiva de los modelos explicativos (ME), cuyo mayor 
exponente es el psiquiatra y antropólogo Arthur Kleinman. Esta perspectiva es 
fuertemente criticada por Allan Young, uno de los autores de la MINI, quien cuestiona la 
idea de que las personas organizan su experiencia a través de esquemas lógicos y con 
atribuciones causales –como proponen los modelos explicativos- y, en su lugar, afirma 
que utilizan además sistemas representacionales y modos de razonamiento múltiples, que 
hacen que las narrativas de enfermedad sean complejas y, en muchos casos, inconsistentes 
y contradictorias (Young, 1981, 1982). De esta manera, este autor propone la existencia, 
además del causal sobre el que se basan los modelos explicativos, de, al menos, dos 
modos de razonamiento: El razonamiento por prototipos, que implica un razonamiento 
por analogías a partir de otra experiencia destacada, tanto propia como ajena; y el 
razonamiento por “complejos en cadena”, que supone una asociación por contigüidad 
entre distintos sucesos –también llamado, razonamiento metonímico-. La MINI, 
entonces, se estructurará de manera tal que se permitan explorar estos tres modos de 
razonamiento respecto de la experiencia de enfermedad. 
La entrevista original comienza con una serie de preguntas abiertas sobre la 
experiencia de enfermedad del entrevistado, con el objetivo de obtener una narrativa 
inicial que se caracterice por presentar la menor intervención posible por parte del 
entrevistador. Una de las aclaraciones que realizan los autores es que previo a la entrevista 
se deberá aclarar al entrevistado el problema sobre el cual se tratará y circunscribirán la 
mayoría de los hechos relatados. Los autores señalan que no es una entrevista sobre todas 
las experiencias de enfermedad, sino que principalmente se elegirá una sobre la cual se 
centrarán los relatos. El formulario propone preguntas que intentan enfocar sobre el 
comienzo del malestar y el contexto de aparición, enfatizando que lo importante es que 
el entrevistado se explaye lo más posible sobre su narración. Las preguntas consignadas 
se orientan a la ampliación de detalles respecto de los hechos narrados, así como también 
una primera indagación sobre prácticas y búsquedas de salud. Es principalmente en esta 
primera sección de la entrevista –denominada “Narrativa inicial de la enfermedad”- en la 
que los autores esperan obtener indicios del razonamiento metonímico, dado que la mayor 
libertad en el relato permitirá al entrevistado expresar su propia interpretación y 
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atribución sobre la secuencia de hechos que se relacionan con la aparición y desarrollo de 
su malestar. 
La sección siguiente –“Narrativa de prototipos”- se orienta a indagar sobre la 
relación de otros eventos propios o ajenos con la experiencia de enfermedad relatada. Así, 
las preguntas refieren a experiencias de enfermedad previas que el entrevistado pudiera 
relacionar con la enfermedad actual, problemas de salud de familiares, amigos o 
conocidos e, incluso, de personas desconocidas o ajenas a su círculo íntimo, como pueden 
ser experiencias rescatadas de internet, diarios o la televisión. En todos los casos se 
pregunta sobre las similitudes y diferencias entre la enfermedad narrada y las otras 
experiencias. 
Posteriormente, la sección “Narrativa de Modelos explicativos” se orienta a 
obtener narrativas a partir de un modelo causal entre fenómenos. De esta manera, se 
indagan sobre las causas primarias y secundarias que, desde la perspectiva del 
entrevistado, pueden asociarse con su enfermedad, como así también hechos u otras 
situaciones que pudieran explicarla. Asimismo, esta sección también indaga sobre la 
posible relación entre la enfermedad en cuestión y enfermedades tradicionales o no 
consignadas biomédicamente, denominadas “síntomas o enfermedades tradicionales”, a 
partir de lo cual los autores intentan indagar respecto de los idiomas del malestar –idioms 
of distress- que puedan relacionarse con la enfermedad relatada. 
Las secciones 4 y 5 son opcionales, y se orientan a indagar sobre los tratamientos 
utilizados y el impacto en la vida del paciente. La sección 4 comprende preguntas queexaminan sobre la utilización de terapias y servicios de salud, los tratamientos propuestos 
por los especialistas, las posibles dificultades en torno a la posibilidad de cumplir estas 
recomendaciones y sus efectos, buscados o no. Asimismo, indaga también sobre los 
tratamientos o terapias no indicadas, y la opinión o búsqueda idiosincrática del 
entrevistado. La sección 5 analiza de qué manera este problema de salud impactó en la 
manera en la que el entrevistado vive, piensa sobre sí mismo o sobre su vida en general, 
y cómo lo ven los demás. También indaga sobre otras posibles fuentes de apoyo, como la 
familia, los amigos, o su vida espiritual o fe. Finaliza con una pregunta abierta, que 
habilita al entrevistado a agregar algún comentario, o a hacer mención de aspectos que no 
se hayan tenido en cuenta en la entrevista. 
 
Contexto local de aplicación y adaptación 
Existen en la actualidad diferentes traducciones de la MINI, algunas de ellas 
disponibles en páginas web. La MINI ha sido traducida a distintos idiomas, como el 
albanés, francés, español, nepalí, noruego, portugués y tibetano. De esta manera, hemos 
comenzado el camino para aplicar la MINI en nuestro contexto local, siguiendo distintas 
etapas que nos permitan dar cuenta de un instrumento correctamente traducido y adaptado 
con rigurosidad. Tomando en cuenta el trabajo de Craig et al (2010), en el cual se adaptó 
este instrumento para ser utilizado en Mustang, Nepal, comenzamos traduciendo la 
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versión original de la MINI (Groleau et al, 2006) al español. Habiéndonos comunicado 
con los autores de esta versión en inglés de la MINI, dimos con la existencia de una 
versión en español, utilizada para obtener narrativas de enfermedad en la población de El 
Alto de La Paz, Bolivia (Hofmeijer, 2009; Errazuriz and Martel, 2010). Tomando en 
cuenta la variabilidad de modismos lingüísticos y las expresiones del español, decidimos 
realizar algunas modificaciones a la manera en que estaban formuladas las preguntas. 
Para tal fin, tres traductores independientes realizaron sendas traducciones de la versión 
original en inglés, para que luego, a través del dictamen de cinco expertos bilingües, 
quienes compararon las cuatro alternativas en español, arribar a una única versión 
traducida. Actualmente estamos aplicando esta última versión a distintos grupos de 
pacientes en contexto hospitalario –pacientes epilépticos, con crisis no epilépticas de 
origen psicógeno y pacientes oncológicos-, considerando realizar las modificaciones 
necesarias para cada uno de estos grupos. En esta ocasión intentaremos dar cuenta de un 
primer acercamiento respecto de nuestra experiencia entre pacientes con cáncer. 
Observaciones metodológicas – Aplicación de la MINI en cáncer 
Las entrevistas MINI que hemos realizado en pacientes oncológicos fueron 
administradas en la sala de quimioterapia, en el momento en el que los pacientes se 
encuentran recibiendo este tratamiento. Consideramos que este es un momento que 
posibilita y facilita el intercambio y la predisposición de participar, dado que muchos 
pacientes se encuentran aburridos y sin otra cosa que hacer, aunque en muchas ocasiones 
este mismo contexto obstaculiza el intercambio, ya que hay mucha gente, las enfermeras 
circulan, la televisión está prendida, etcétera, y quizá esto interfiera para lograr alcanzar 
un clima de confidencialidad e íntimo que permita la libre expresión de los entrevistados. 
Estas características del contexto de administración traen a la luz ciertas cuestiones 
sobre los aspectos formales de la entrevista que no se encuentran especificados en el 
protocolo, aunque sí son destacados por los autores en cuanto al proceso de negociación 
de la entrevista (Groleau et al, pp. 678). En este sentido, hemos notado que, a pesar de 
estar en un contexto en el que el cáncer es un tema común y explícito –la sala de 
quimioterapia-, es necesario, previo al comienzo de la entrevista, circunscribir el tema 
con el entrevistado sobre aquello de lo que se va a tratar, que supondrá ponerle un rótulo 
a cada uno de los ítems de la entrevista en los que aparezca la sigla “PS” (Problema de 
salud) en el protocolo de preguntas. Este primer acercamiento, además, implica una 
introducción del investigador en cuanto a su persona y en cuanto a los objetivos de la 
entrevista y de la investigación, cuestiones que son esenciales para crear un clima de 
confianza entre ambos interlocutores. 
Nota de campo: El problema principal de esta encuesta es que no empiezan con la 
primera pregunta ¿qué es lo que tiene? Qué es lo que la persona piensa que tiene es clave 
para poder seguir indagando, sino uno habla con eufemismos cuando la persona sabe 
claramente que se trata de cáncer, te sentís una tonta. 
Sin embargo, este contexto de administración también despliega algunas 
cuestiones que no se encuentran explicitadas en el protocolo. Las entrevistas realizadas 
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son entrevistas espontáneas, negociadas en el momento con aquellos que se encuentran 
dispuestos a participar. Es por esto que el investigador no cuenta con información previa 
del entrevistado, cuestión que obliga a comenzar la entrevista con preguntas básicas sobre 
la identidad y el contexto social de su persona. Consideramos que esta información es 
básica para poder contextualizar las respuestas a las preguntas de la entrevista MINI 
propiamente dicha. En otros contextos, en los que la entrevista fue pautada de antemano, 
o bien que se encuentra integrada dentro de otro protocolo de investigación, esta 
información podría llegar a ser redundante. 
Nota de campo: Cuando uno está entrevistando pacientes de un servicio en particular, 
de quienes ya se tiene una ficha o una historia clínica previa, quizá se pueden obviar 
ciertos datos. Pero en este caso, este paciente no venía referido de ningún servicio. Tuve 
que improvisar un cuestionario sociodemográfico ad hoc, ya que la entrevista comienza 
directamente con la narrativa, y luego nada pregunta sobre la familia, dónde vive, qué 
hace, con quiénes vive, etcétera., y supone que uno ya cuenta con esa información. Quizá 
esto se invisibilice cuando los pacientes forman parte de un estudio más amplio, o se 
encuentran ya ingresados en un servicio, pero para el investigador que tiene que empezar 
de cero, es fundamental considerarlo, ya que la extensión de la MINI puede darnos la 
idea de que es súper completa, y en realidad está dejando fuera información súper 
relevante. 
Asimismo, este contexto de administración también puede asociarse al sesgo que 
pueden tener muchas de las preguntas que se plantean en el protocolo. Por ejemplo, es 
esperable que si se entrevista en el contexto hospitalario, cuando se indaga sobre 
tratamientos o especialistas, los entrevistados hagan referencia al hospital o a los médicos 
especialistas que fueron consultados en ese contexto. Sin embargo, en muchos casos se 
omite la consulta a otros especialistas o tratamientos, por fuera del espectro hospitalario, 
cuestión que muchas veces aparece al final de las entrevistas, como confidencia, o bien 
como resultado de preguntas más directas por parte de los investigadores, pero que no 
aparecerán en la narrativa inicial –aunque secuencialmente lo sean-, quizá por un sesgo 
del contexto de administración. 
Nota de campo: El otro punto es que la MINI no tiene en cuenta el contexto. La persona 
empieza hablando de lo que tiene cerca, en este caso el contexto sanitario, el hospital. 
Empiezan por la pregunta de la atención de la enfermedad, los tratamientos, es lo que 
tienen en común con el que entrevista 
En cuanto al contenido formal de la entrevista, hay ciertos aspectos que nos 
resultan interesantes destacar. La pregunta inicial, que da inicio a la entrevista, puede 
prestarse a confusión y no abrir cómodamente a un diálogo con el entrevistado. La 
pregunta esta formulada de la siguiente manera: “¿Cuándo experimentastepor primera 
vez tu problema o dificultad en relación con la salud?”, lo cual implica dos dificultades. 
Por un lado, la palabra “experimentar” puede asociarse a la experimentación humana, por 
lo que creemos que no es la más adecuada en contextos de investigación en salud. Por 
otro lado, en cáncer no tiene sentido esta pregunta porque no se “experimenta” al cáncer. 
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Se presiente, se confirma. Por este motivo, pese a perder la literalidad de su original en 
inglés, sugerimos modificarla por una pregunta más abierta y menos conflictiva, pero que 
aún haga referencia a un orden temporal, como podría ser “¿cuándo empezó tu problema 
de salud?”. 
Nota de campo: Quizá sería mejor preguntar “¿Cuándo empezó tu PS?”. Como se 
supone que hay una charla previa en la que entrevistador y entrevistado concuerdan el 
tema de la entrevista (fundamentalmente el PS), creo que esto se podría simplificar 
mucho. 
A simple vista, las preguntas de la primera sección de la entrevista parecieran ser 
redundantes. Sin embargo, a partir de nuestra experiencia notamos que, a pesar de que 
parecieran preguntar lo mismo –como por ejemplo las preguntas 3 y 4 (ver Anexo)-, 
pueden servir para dar tiempo al entrevistado a reflexionar sobre sus respuestas, dar 
nuevas explicaciones, y generar un mejor rapport. 
Nota de campo: La pregunta 4 me resultaba inútil. No la iba a hacer. Pero por alguna 
razón la hice. Justo en este caso el chico al principio no quería contarme lo que había 
pasado en su vida cuando empezó su PS, pero se ve que esta otra lo ablandó y me empezó 
a contar. No tenía ganas de explayarse, pero lo que me deja como enseñanza es que 
nunca está de más repreguntar. 
Asimismo, a lo largo de toda la entrevista muchas otras preguntas parecieran ser 
redundantes, como por ejemplo la 9 y 11, 10, 12 y 27, 17 y 20 (ver Anexo). Éstas podrían 
fusionarse en muchos casos. Sin embargo, creemos que también esto podrá quedar a 
criterio del investigador, tomando en cuenta el tiempo, la disposición a responder y la 
capacidad reflexiva de los entrevistados. Muchas veces es necesario preguntar muchas 
veces para lograr una respuesta satisfactoria, aunque en todos los casos dependerá de la 
habilidad del entrevistador de mantener el interés de su interlocutor. 
Nota de campo: La pregunta 17 se parece mucho a las preguntas 3 y 4. En este caso 
también se interpretaron de manera parecida las 18, 19 y 20 (me estaba pasando esto, 
no tenía trabajo, te bajan las defensas, etc.). Igual me parece que, aunque se repitan, está 
bien que estén, ya que da tiempo al entrevistado, si es que tiene buena disposición, a 
seguir reflexionando sobre lo que le pasa. 
En el caso de pacientes oncológicos, en un primer momento consideramos 
conflictivas las preguntas 7 y 8 que dan inicio a la sección de Narrativas de Prototipos, 
las cuales hacen referencia a si el paciente tuvo un problema de salud similar en el pasado. 
El cáncer, a diferencia quizá de otras enfermedades, es difícil que puedan asociarse 
fácilmente con otros problemas de salud menores, dado que se considera demasiado serio 
o grave. Sin embargo, pese a ello, encontramos que en algunos casos sí comparan o hacen 
referencia con otras enfermedades, rescatando lo que pudo haber sido decisivo en su 
curación en tal ocasión, como puede ser la actitud o la mentalidad asumida. 
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Primeros aportes de la aplicación de la MINI en pacientes con cáncer: el inicio de la 
enfermedad 
Como ya hemos señalado, la MINI permite obtener información respecto de distintos 
aspectos de la experiencia de enfermedad del entrevistado, que va desde las diferentes 
formas de entender y razonar la enfermedad –que se refleja en las tres primeras secciones 
del protocolo, metonímico, analógico y causal-, hasta la relación entre sus creencias, el 
contexto y las acciones realizadas en su camino de búsqueda de salud. A continuación 
presentaremos el análisis de datos que han surgido de la utilización de esta herramienta, 
que nos permitió rescatar algunos temas emergentes que consideramos esenciales para 
entender las vivencias y experiencias con relación al cáncer desde la perspectiva de los 
pacientes. Como en otros capítulos ya se analizaron aspectos relativos a las explicaciones 
sobre el origen de la enfermedad, las metáforas y las interacciones con los servicios 
sanitarios, en este capítulo nos centraremos en otros aportes de la MINI a través de 
algunas de sus secciones. 
Sección 1. Narrativas metonímicas/Narrativa inicial 
Las narrativas metonímicas refieren a aquellos modos de pensar la enfermedad que 
se organizan en función de la contigüidad témporo-espacial de los eventos relacionados. 
La importancia de estos datos radica en que, al ser abordados en la primera parte de la 
entrevista, en su sección más desestructurada, nos permite obtener información lo más 
espontánea posible de la experiencia de los pacientes, y entender aquello que es 
importante o significativo para quien lo relata, incluso desde aspectos que aparentan ser 
contradictorios. A continuación presentaremos algunos de los temas emergentes que 
surgieron a partir de esta primera sección: 
-Agudeza del registro 
Uno de los aspectos que aparece recurrentemente en las narrativas de las personas 
entrevistadas es la reconstrucción que hacen a partir de un relato que va hacia atrás en el 
tiempo –antes del diagnóstico confirmando la enfermedad- para articular episodios que, 
si bien se presentaban aislados y dispersos en cuanto a su significación en el momento en 
que fueron vividos, ahora podían ser interpretados desde determinado sentido o lógica. 
Este proceso recorre la manera en que se inició la etapa pre-diagnóstico. Sobre la base de 
las respuestas obtenidas, agrupamos los indicios iniciales en: 1) los presentimientos 
(como los sueños), 2) el registro de cambios corporales específicos (bultos, lunares, 
lesiones, tos, etc.), 3) los cambios actitudinales (malestar inespecífico en el ánimo, menos 
energía, cansancio), 6) el reconocimiento de la “anormalidad” desde una mirada externa 
y 6) por controles médicos de rutina. 
“Me sentía mal, desganada, rara total y que no tenía fuerzas. Empecé con vómitos, 
náuseas, voy al médico”. 
“Me llamó la atención que iba muy seguido [al baño]. Yo siempre iba 1 o 2 veces, pero 
después me empecé a preocupar cuando iba como cinco veces. Que sí, que no…” 
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“Yo corría todos los días. 6 km. Empecé a percibir un cansancio extremo, me tenía que 
tirar en el pasto. Evacuaba con sangre. Entonces consulté al médico de la familia (…) Si 
uno escucha al cuerpo, se da cuenta…yo salí a correr y llegué a desvanecerme, el tema 
de ir 30 veces al baño. Me sentaba con almohadones en el inodoro”. 
“Cuándo empezó todo esto, es que fue todo tan rápido por una pérdida que para 
mí era… muy difícil que una mujer de 59 años tenga que tener, por ejemplo, irse 
en sangre. Eso es anormal…” (M. Mujer, 59 años, Roffo, cáncer de útero) 
 “La panza se hinchaba de golpe. No podía comer nada, no tenía ganas de hacer 
nada, veía como aparecía esa hinchazón de repente y no sabía porque.” (Julia, 
cáncer de estómago) 
“No se sabía bien qué era. Ganglios que crecían y se achicaban (A. Hombre, 28 años, 
Roffo, cáncer de testículos) 
Esta agudización del registro comienza a preocupar no por la magnitud de los 
síntomas sino por su persistencia. También la combinación con otras manifestaciones 
nuevas para persona conducen, en un primer momento, a comentarlas con alguien de 
confianza (amiga, pareja, padres) y tratar de encontrar alguna explicación lógica en el 
contexto de la intimidad del sujeto. Cuando esto no se resuelve en el contexto cotidiano, 
las medidas que toman se complejizan, usualmente yendo al médico. Estas primeras 
narraciones sobre la enfermedad en relación al momento de inicio nos dan cuenta de que 
ante la aparición de síntomas –que suele relacionarse con sensaciones extrañas, bultos, o 
conalgo que ‘no debería estar’-, aparecen los presentimientos que, finalmente, terminan 
confirmándose. 
-Decodificación de la situación “extraordinaria” inicial 
Encontramos dos tipos de codificación básica. En el primer caso, cuando las personas 
leen los síntomas señalados en el punto anterior como una “sospecha” de que se trata de 
algo grave y serio. Por el otro lado, aquellas situaciones en las que no hay una lógica 
explicativa para proponer, en las que la confirmación externa que llega de manera 
completamente inesperada para la persona. Cuando se “sospecha” de algo grave, ello es 
el principal motor que abre el proceso en el que se agudizan los registros en búsqueda de 
la identificación de algo distinto. Si bien las personas pueden saber lo que deben hacer en 
abstracto para controlar su salud –incluyendo prácticas preventivas del cáncer- es 
generalmente recién cuando perciben algo que no entra dentro de los patrones de su 
“normalidad” cuando toman la decisión de ir a chequear qué pasa. 
La sospecha se alimenta también de una constante referencia de parte de los pacientes 
a presentimientos e intuiciones, cuyos indicios eran tan sutiles como difusos. Esta etapa 
en la vida de una persona aparece en la narrativa como de una enorme carga/desgaste 
emocional y psíquica, porque aunque siguen con el curso de vida ordinario lidian en la 
intimidad del pensamiento con un fantasma que no alcanzan a identificar todavía. 
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Describen este período como un estado de incertidumbre, frente a sensaciones ambiguas 
y difusas, en las que el peor de los diagnósticos siempre está como posibilidad. 
 “No sabía bien de que se trataba, pero yo sabía en mi interior que algo andaba mal” 
“Me despertaba a la noche con pesadillas, llorando” 
El grado de estas intuiciones varía, para algunos tiene un papel de certeza absoluta 
pese a no contar con más elementos, para otro es una percepción de lo que les sucede pero 
más relativa. El papel del entorno en ambos casos es ambivalente de acuerdo a la historia 
de la persona, pueden insistir en que se realicen controles porque también perciben o 
insistir para que no exagere. 
“Al principio sentí cosas. En un testículo. También me salían ganglios en el cuello, 
principalmente. Era como que no había mucho más que pensar. Es como contundente, 
hay algo que está que no debería estar (…) Me di cuenta desde un principio. Me palpé y 
había un bulto en el testículo. Me sorprendí, claro.”. (A. Hombre, 28 años, cáncer de 
testículos, Roffo) 
“Y bueno, no fue menstruación… Fue… el cuerpo hablaba, en ese momento me estaba 
diciendo ‘atenti atenti que esto no es para vos’, digamos. Y al otro día fui al médico, 
consulté y me hicieron rápido todos los estudios y bueno… y cuando me dijeron que era 
eso… mmhh qué malo, pero en el fondo sabía que …(…) No sé, pero era una cosa que 
cuando el médico me estaba diciendo ‘tenés un tumor…’ Digo ‘sí doctor, es cáncer lo 
que tengo’, no sé qué… se me quedó mirando. ‘bueno vamos a ver’, es un 
presentimiento malo que tengo yo. Dice bueno mal, pero es un presentimiento al fin…”. 
(M. Mujer, 59 años, cáncer de útero, Roffo) 
-El contexto de vida 
Si un rasgo caracterizó todas las entrevistas que tomamos es que las personas, 
inextricablemente mientras describen el origen de la dolencia realizan descripciones 
acerca de sí mismos: quiénes son como personas, qué expectativas y frustraciones 
atravesaban en esos momentos cuál era su entorno y sus afectos. En estos relatos, el 
énfasis estaba puesto en mostrar cómo y quién era esa persona hasta antes de enfermarse. 
Al respecto, Castro (2000) ha notado cómo las personas narran sus historias de 
enfermedad refiriéndose constantemente a sus seres queridos y al contexto de su vida 
cotidiana; esto permite mostrar la seriedad de los síntomas al ejemplificar el contexto 
como el alcance de la interrupción de las relaciones personales cotidianas. Estos 
momentos previos de la enfermedad en los que aparecen episodios e indicios que son 
decodificados desde el presente, la búsqueda de una explicación o un diagnóstico, 
constituye en sí misma una instancia que puede interrumpir la vida, por el tiempo, 
demandas y preocupaciones que les lleva. 
 “Esto no lo hablé con el médico, pero yo estoy segura que después de la muerte de mi 
hijo pasó mucho, porque pasé mucha angustia. Mucha, mucha, pregunté mucho el por 
qué. Porque… ya pasó nueve años y… Y no me puedo olvidar… eso, y yo digo que esto 
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que pasó, fue que sentí mucho vacío cuando… Siempre, en su cumpleaños (se angustia). 
Y yo digo que eso también influyó mucho, porque ese día me sentí mal, me sentí rara. Me 
sentía mal, me sentía con muchos dolores, me sentía como que el corazón me iba a salir 
por la boca, me sentía como que el mundo se terminó. Yo estaba muy enojada con Dios. 
Muy enojada. No puede ser. Pero Dios sabe lo que hace. Yo ya le pedí mil veces disculpas 
a Dios. Pero es mi dolor, por haberme enojado por eso. Pero el dolor era muy difícil (…) 
Eso es lo que pienso yo, pero es un dolor horrible, no se lo deseo a nadie. Creo que él 
fue lo que… algo despertó en mí… Mi misma tristeza, viste?”. (M. Mujer, 59 años, cáncer 
de útero, Roffo) 
“No estaba pasando por un buen momento personal. Prefiero no hablar, pero sé que 
tiene que ver. (…) En 2010 se suicidó mi mamá (silencio). También estaba sin trabajo. 
Era un momento malo. Sí lo relaciono con el cáncer, pero creo que no fue sólo por eso. 
Hay muchos factores que pueden influir. Pero no dudo de que todo esto haya tenido que 
ver” (A. Hombre, 28 años, cáncer de testículos, Roffo) 
Como podemos apreciar, aparecen reflexiones relacionadas con posibles causas, 
aunque no organizadas desde el pensamiento causal, sino contemplados como factores 
que acompañaron al desarrollo de la enfermedad. La angustia, una pérdida significativa, 
las dificultades económicas quizá no puedan entenderse como causas del cáncer, pero sí 
como cuestiones importantes que pudieron afectar de alguna manera al cuerpo físico, y 
entender también a este padecimiento desde un enfoque bio-psicosocial. 
Sección 2. NARRATIVA DE PROTOTIPOS 
En esta segunda sección las preguntas se orientan más hacia un modo de pensar analogías 
con respecto a su enfermedad. Como ya habíamos señalado previamente, en principio 
esta sección nos planteaba el problema de que es difícil establecer experiencias análogas 
al cáncer. Sin embargo, sí surgieron algunos temas emergentes de remarcado interés. 
- Predicción 
“Sí, un conocido… (…) Tuvo hace unos años, como 5 años, cáncer de colon. Sé que no 
es lo mismo, pero es cáncer. (…) Y bueno, él me contaba lo que le pasaba, lo que era el 
tratamiento. Se había hecho algunas preguntas. Me ahorró algunas preguntas.(…) No es 
lo mismo. Es cáncer de colon. Pero una vez que supe yo más o menos sabía cómo iba a 
venir la mano. Sabía más o menos lo que me esperaba, pero obviamente sin demasiado 
detalle”. (A. Hombre, 28 años. Roffo) 
En este caso podemos ver cómo, pese a que el entrevistado diferencia la experiencia 
propia de la ajena (‘sé que no es lo mismo, pero es cáncer’), aún así homologa la situación, 
utilizandola como recurso para predecir situaciones futuras de su propio proceso. 
- Prevención 
El razonamiento por analogías sobre la enfermedad padecida en el cuerpo propio también 
puede remitirse a una población que no necesariamente se encuentra enferma, sino que 
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se asocia en virtud de otros caracteres –como en el caso que exponemos, el género 
femenino-, con un fin educativo-preventivo, a partir de la propia experiencia. 
P: ¿Algún amigo, compañero de trabajo o conocido tuvo un problema de salud parecido 
al tuyo?) 
R: Y, debe de haber. Pasa que no son como yo. Yo por ejemplo, cuando me enteré de mi 
problema, a las chicas le dije ‘haganse el PAP’, a las chicas. ‘para qué?’, a los 16 años 
que ya sé que tienen sexo. Hagansé, yo le digo a tu mamá, háganse, yo tengocáncer. (M. 
Mujer, 59 años, cáncer de útero, Roffo) 
Sección 4. SERVICIOS Y RESPUESTA AL TRATAMIENTO 
En esta cuarta sección se espera relevar una narrativa sobre la experiencia de los pacientes en 
relación a los tratamientos recibidos y la utilización de los servicios de salud. Al principio de este 
capítulo hicimos la aclaración respecto de cómo el contexto en el que se lleve a cabo la entrevista 
puede sesgar la manera en que se exprese el contenido relatado en esta sección (por ejemplo, 
como fue nuestro caso, el contexto hospitalario y la atención biomédica por sobre otras 
modalidades de atención de la salud). Sin embargo, hemos encontrado algunos puntos de interés 
que pasaremos a detallar a continuación. 
La masividad de la atención hospitalaria, el absoluto anonimato, el sentirse un número más, son 
aspectos mencionados como factores que los afectan y que se cristalizan en indicadores tales 
como la impersonalización de las consultas, el apuro de los médicos durante las revisaciones, la 
intolerancia del personal administrativo cuando no entienden los trámites que tienen que seguir y 
re-preguntan, así como el apuro de los oncólogos durante la atención. 
“Da gusto cuando sentís que sos especial, no una enferma más. Ser atendida, cuidada. la única 
paciente del hospital. Quería toda la atención para mí. Saqué fuerzas de mis ganas”. 
“Me sentía atendida, no sé me daba la sensación de que era la única paciente del hospital (…) 
cumplí los años en el hospital y ese día fue todo el mundo a saludarme (…) Son pequeñas grandes 
cosas que me hacen muy bien!”. 
Un aspecto fundamental de todo recorrido terapéutico y de la utilización de los servicios de salud 
se orienta alrededor de la toma de decisiones, que incluye desde qué tratamientos realizar, cuáles 
no, a quiénes consultar, si internar/se o resolver el problema en el contexto del hogar, si suspender 
intervenciones quirúrgicas a las que se someterán, etcétera. Estas decisiones son tomadas en seno 
familiar a partir de la intervención de distintos integrantes que opinan, se oponen, insisten a 
aquello que está pensando en realizar el paciente. En ocasiones, estas opiniones tienen más poder 
de decisión sobre el curso de la enfermedad en cuestión que la del propio paciente, quien en tales 
casos termina delegando en este otro/s significativo/s cómo seguir. 
“Mi marido no lo hizo [pedir una interconsulta para ella, la paciente, con un especialista de 
Buenos Aires para la paciente] porque lo conversaron con mis hijos y llegaron a la conclusión 
de que no haría nada. Yo quería hacer y saber, y acá me dijeron que el brazo no lo recuperaba, 
y me dijo que aguante, que [después de todo] ya no lo recuperás más”. 
 
“No me deprimí, mi familia no me deja”. 
 
12 
 
En esta sección los efectos de los tratamientos, especialmente de la quimioterapia, 
aparecen como uno de los aspectos centrales. Temores por alopacias, malestares, cambios de todo 
tipo, que la quimioterapia “es peor que el cáncer”, entre muchos otros que ya han sido registrados 
en investigaciones previas, principalmente desde la psico-oncología, surgieron recurrentemente. 
“Me dieron una (…) la quimio, me costaba respirar, hablaba con dificultad, me daban decadrón, 
caladril. Después tuvieron que suspenderlo porque no podía caminar, no tenía voz. No hacía 
efecto porque seguía avanzando. Ahí varios médicos me plantearon que algo había que hacer, 
que no habían resultado los tratamientos. En Junta Médica me plantean de hacer el tratamiento, 
de empezar de cero, porque esa semana que estuve sin drogas avanzó. Mientras está hablando 
suena el celular de una doctora y me dice, ‘olvidate de la película que viste hasta ahora. Me 
acaban de llamar que hay una nueva droga, que la probaron en el Hospital Italiano, pero no acá. 
Al año había remisión’”. 
“Yo ya sabía que me iba a voltear, porque siempre fui flaquita; y si el cobalto me había cerrado 
un poco el estómago con la quimio todo se destruyó [el estómago]. Tuve vómitos, dolores, es 
terrible, yo si sabía que era así se lo impedía [al médico]. 
 “Ya llevo casi 20 quimios. Me fui haciendo alérgica a la quimio, a veces no puedo respirar. 
También me está afectando acá [la cabeza]. Tengo problemas neurológicos por la quimio. 
[Llora]. Así que Ud. no me haga mucho caso de lo que diga. Me estaban haciendo una quimio 
fuerte y no la toleré. Ahora por suerte empiezo sólo con 30 mg.. 
Sin embargo, a diferencia de narrativas tomadas en periodos previos, notamos que varias 
personas manifestaron tolerar mejor los efectos de la quimio y que se agendaban actividades para 
después de una sesión de quimioterapia, tales como tomar un ómnibus de larga distancia para 
viajar a su lugar de origen, ir a una clase de baile, volver al trabajo. De hecho, cuando triangulamos 
esta entrevista con registros de la etnografía focalizada realizada simultáneamente en la sala de 
quimioterapia, observamos que algunas personas desde sus dispositivos móviles, mientras estaban 
en los sillones recibiendo la medicación, resolvían cuestiones laborales que daban cuenta de la 
readaptación que hacían de un día de trabajo a determinadas coyunturas externas, como la 
realización de quimioterapia. 
 
En distintas narrativas que tomamos mencionan que los efectos secundarios de la 
quimioterapia intentan ser contrabalanceados con todo tipo de terapias, algunas de ellas 
alternativas y complementarias. Pero prevalece entre las personas que los utilizan la idea de buscar 
la limpieza del cuerpo afectado por los productos tóxicos de la quimioterapia, neutralizar los 
efectos, o levantar el sistema de defensas a través de distinto tipo de preparados que indican 
terapeutas denominados complementarios. Son continuas las referencias al miedo de comentar en 
instituciones sanitarias el uso de medicinas no convencionales y no fueron mencionados hasta no 
preguntar explícitamente sobre ellas. Las alusiones de temores o experiencias que tuvieron de 
burlas, descalificaciones y hasta represalias por el personal sanitario cuando se enteraron fueron 
los fundamentos para no querer hablar demasiado de ellas en tales contextos de entrevista. 
“Tomo unas gotitas desde hace tres meses, todos los días. En el tumor actúa la quimio. Esto es 
para el sistema inmunológico. No tiene síntomas de náuseas ni vómitos. Estoy más tranquila. 
También ví a un urólogo. Obtuve buenas respuestas. 3 meses con gotas de canoa, que se respetan 
con la quimio. Te hacen tener un buen estado psicológico, el sistema inmunológico a full. 
13 
 
Continúo usándolas. La metástasis se detuvo, mejoré globalmente. Ayuda a no tener exceso de 
sed, a que no se te caiga el pelo.” 
“Hay que ir a los dos tratamientos. Lo alternativo es a largo plazo. La quimio va ayudando a las 
células a fortalecerlas. No tiene que dejar la quimio, porque eso va más rápido. 
“A mí me da miedo de comentarlo con los médicos, pero nunca los dejé de tomar (remedios 
alternativos)”. 
 Por último, factores de la personalidad, como la actitud que tengan, fueron mencionados 
como decisivos para que funcione el tratamiento. 
“La cabeza es fundamental. Cuando estás esperando en la sala de espera con la cajita de la 
quimio, ya sabés con la mirada quién está entregado. No hay mucho para hacer. Mientras no 
estés convencida de que querés curarte…Yo tuve la conjunción de las dos cosas: el deseo y las 
mejores drogas”. 
 
“La Dra B. me dijo, acá las personas no se mueren por cáncer sino de depresión. Aferrate a 
algo (un crucifijo) y cuando estás deprimida no te tires a la cama, salí a la calle. Iba al club, 
después de la quimio, siempre me cuidé, siempre me arreglé. Tengo un marido que se la bancó. 
Para colmo se le habían muerto un marido y un hermano de cáncer. El entorno es lo más 
importante en este tipo de cosas. El ser humano no está preparado para este tipo de cosas” 
 
Algunas reflexiones 
Cerramos el capítulo en el que esta herramienta(MINI) fue introducida realizando una 
serie de observaciones que refieren a aspectos generales de su aplicación en el contexto 
local, mientras que otras obedecen a cuestiones características del objeto de estudio –en 
este caso, el cáncer- y del contexto de aplicación en el que se realizó el trabajo de campo. 
Para obtener narrativas con la mayor riqueza posible, uno de los aspectos clave es la 
espontaneidad del relato del entrevistado, lo cual supone la menor intervención posible 
por parte del investigador, y, por ende, una menor estructuración de preguntas. Sin 
embargo, una secuencia estructurada de preguntas nos permitirá llevar un registro de los 
temas planteados y cerciorarnos de que todos los temas fueron tratados, y así, facilitar la 
comparación entre datos. Como planteamos en una nota de campo: “Cuando salen bien 
es imposible direccionar la entrevista, abordan todo otorgándole la coherencia y 
estructura que ellos quieren, no se puede encasillar ni encorsetar su narrativa. El 
problema es que después uno no sabe qué se tocó y que no exactamente, pero no va a 
chequear las 46 preguntas”. Para una administración correcta de la MINI, deberemos 
poder equilibrar entre espontaneidad y estructuración, lo cual supone, por un lado, tener 
un manejo y conocimiento profundo de la entrevista en cuanto a su contenido y, por el 
otro, tener la posibilidad de nuevos encuentros con el entrevistado para poder repreguntar 
aquellas preguntas que no surgieron del primer encuentro. 
Por otra parte, si bien no encontramos datos que no hubiéramos registrado desde otras 
herramientas, la MINI permitió contar con un piso básico sobre aspectos que vienen 
14 
 
siendo recabados en los estudios sobre cáncer de manera errática, perdiéndose la 
oportunidad de dialogar no solamente con lo que sucede en otros contextos sino en el 
mismo lugar a través de los años. Es decir, los registros metódicos y sistemáticos que 
permite la MINI sirven para establecer un corpus de datos con indicadores comunes de 
registro. 
En cuanto a los aspectos específicos respecto de la aplicación de la MINI en el campo de 
la oncología, debido a las características propias del contexto de administración que se 
desprenden de nuestra experiencia en particular, como es el caso de la sala de 
quimioterapia, pudimos apreciar cierto sesgo de respuestas con respecto a las respuestas 
brindadas por los entrevistados. Por lo tanto, consideramos que utilizarla en contextos no 
institucionales podrá enriquecer la entrevista por posibilitar una mayor apertura y libertad 
discursiva. De todas maneras, y aún así, la MINI permitió detectar la utilización de un 
sistema informal de atención de la salud, que salvo indagaciones específicas suele no ser 
identificado en los relatos de los pacientes, porque la población suele ocultar por la 
desvalorización que tiene el sistema tradicional (curanderos y chamanes). 
Por último, la necesidad de validar según el campo de aplicación de la misma –no 
solamente el contexto socio-cultural-, revisando cuidadosamente las connotaciones que 
cada término tiene en los usos y costumbres, en este caso con relación a las referencias 
del cáncer, es central para evitar ambigüedades en los registros, pero también malos 
entendidos que pueden resultar hostiles sin intención. Como transcribimos de la nota de 
campo: “Ante la pregunta sobre la perspectiva de vida que tiene, la señora contesta sobre su 
expectativa de vida y piensa que le estoy preguntando cuánto tiempo le queda por vivir. Fue muy 
incómoda”. 
En definitiva, consideramos que a partir del análisis de estas primeras entrevistas 
registradas con este instrumento pudimos, por lo menos, dar cuenta de su potencialidad 
heurística, la cual no se limita únicamente a las secciones prefiguradas por los autores y 
su estructura formal, sino que se extiende a múltiples temas emergentes que denotan la 
complejidad de la experiencia de cáncer en primera persona, así como también sus 
posibles contradicciones. 
Bibliografía 
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Groleau, D.; Young, A. & Kirmayer, LJ. (2006) The McHill Illness Narrative Interview 
(MINI): An Interview Schedule to Elicit Meanings and Modes of Reasoning Related to 
15 
 
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Gubrium, J.F, & Holstein, J.A. (2002). Handbook of Interview and Research: Context 
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Guest, G., MacQueen, K.M., & Namey, E.E. (2012). Applied Thematic Analysis. London: 
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Young, A. (1981).When rational men fall sick: an inquiry into some assumptions made 
by medical anthropologists. Culture, Medicine and Psychiatry, 5 ,317–335. 
 
Anexo 
Entrevista sobre narrativas de enfermedad de McGill1 (adaptada de Groleau, Young & 
Kirmayer, 2006) 
Sección 1. NARRATIVA INICIAL DE LA ENFERMEDAD 
1. ¿Cuándo experimentaste por primera vez tu problema o dificultad en relación con la salud 
(PS)? (reemplazar los términos utilizados por el entrevistado sobre PS en ésta y las 
preguntas subsiguientes). (Dejar que el entrevistado se explaye en la narración todo lo 
que pueda, apuntando simplemente “¿qué pasó entonces?” “¿y luego?”). 
2. Nos gustaría saber un poco más acerca de tu experiencia. ¿Podrías contarnos cuándo te 
diste cuenta de que tenías este PS? 
3. ¿Nos podés contar qué estaba pasando en tu vida cuando comenzó tu (PS)? 
4. ¿Pasó algo más? (Repetir tantas veces sea necesario para explicitar eventos y 
experiencias relacionadas) 
5. Si consultaste con alguien para que te ayude, contanos acerca de tu visita y de lo que pasó 
luego de ello. 
6. Si fuiste a ver a un médico, contanos sobre tu visita al doctor/hospitalización y sobre lo 
que pasó luego de ello. 
 
1 Versión modificada para Argentina (Sarudiansky, Bordes & Korman, 2013), a partir de la traducción de Irene Hofmeijer (2009), 
corregida por Consuelo Errazuriz y Fannie Martel (2010) 
16 
 
6.1 ¿Te hiciste algún análisis o empezaste un tratamiento para tu (PS)? (La importancia de 
esta pregunta depende del tipo de problema de salud). 
Sección 2. NARRATIVA de PROTOTIPOS 
7. En el pasado, ¿alguna vez tuviste un problema de salud que consideraras similar a tu 
actual (PS)? 
(Si la respuesta a #7 es Sí, seguir con la P.8) 
8. ¿En qué sentido este problema de salud anterior es parecido o diferente de tu actual (PS)? 
9. ¿Alguien de tu familia experimentó alguna vez un problema de salud similar al tuyo? 
(Si la respuesta a #9 es Sí, seguir con la P.10) 
10. ¿En qué sentido considerás que tu (PS) es parecido o diferente al problemade salud de 
esta otra persona? 
11. ¿Algún amigo, compañero de trabajo o conocido tuvo un problema de salud parecido al 
tuyo? 
(Si la respuesta a #11 es Sí, seguir con la P.12) 
12. ¿En qué sentido considerás que tu (PS) es parecido o diferente al problema de salud de 
esta otra persona? 
13. ¿Viste, oíste o leíste en televisión, en la radio, en revistas, libros o en Internet acerca de 
otra persona que tenga el mismo problema de salud que vos? 
(Si la respuesta a #13 es Sí, seguir con la P.14) 
14. ¿En qué sentido considerás que tu (PS) es parecido o diferente al problema de salud de 
esta otra persona? 
 
Sección 3. NARRATIVA de MODELOS EXPLICATIVOS 
15. ¿Tenés algún otro término o expresión para describir tu (PS)? 
16. Según tu opinión, ¿qué fue lo que causó tu (PS)? [Hacer una lista de la/s causa/s 
primaria/s] 
16.1¿Creés que hubo otros factores que puedan relacionarse? [Hacer una lista de causas 
secundarias] 
17. ¿Por qué tu (PS) comenzó en ese momento? 
18. ¿Qué pasaba en tu cuerpo que pueda explicar tu (PS)? 
19. ¿Pasó algo en tu familia, en tu trabajo o en tu vida social que pueda explicar tu problema 
de salud? 
(Si la respuesta a #19 es Sí, seguir con la P.20) 
20. ¿Me podrías contar cómo es que esto explica tu problema de salud? 
21. Alguna vez pensaste que podías tener [INTRODUCIR EL NOMBRE TRADICIONAL DE 
UN SÍNTOMA O ENFERMEDAD] 
22. ¿Qué significa para vos [NOMBRE TRADICIONAL]? 
23. ¿Qué suele pasarle a la gente que tiene [NOMBRE TRADICIONAL]? 
24. ¿Cuál es el mejor tratamiento para la gente que tiene [NOMBRE TRADICIONAL]? 
25. ¿Cómo reaccionan las demás personas ante alguien que tiene [NOMBRE 
TRADICIONAL]? 
26. ¿Conoces a alguien que haya tenido [NOMBRE TRADICIONAL]? 
27. ¿En qué sentido tu (PS) es parecido o diferente al problema de salud de esa persona? 
28. ¿Podrías conectar o relacionar de alguna manera tu (PS) con situaciones o eventos 
específicos que hayan ocurrido en tu vida? 
29. ¿Podrías contarme más acerca de estas situaciones y de qué manera están conectadas con 
tu (PS)? 
 
17 
 
Sección 4. SERVICIOS Y RESPUESTA AL TRATAMIENTO 
30. Durante tu visita al médico (curador) para tu (PS), ¿qué te dijo que era tu problema? 
31. ¿Te dio tu médico (curador) algún tratamiento, medicina o recomendaciones a seguir? 
[Listar todas] 
32. ¿Cómo te estás manejando con cada una de estas recomendaciones? (Repetir P.33 a P.36 
tantas veces como sea necesario para cada recomendación, medicina y tratamiento 
enumerado) 
33. ¿Podés cumplir con ese tratamiento (o recomendación, o medicina)? 
34. ¿Qué hizo que funcionara bien ese tratamiento? 
35. ¿Qué hizo que ese tratamiento fuera difícil de cumplir o que no funcionara? 
36. ¿Qué tratamientos esperabas recibir para tu (PS) y no recibiste? 
37. ¿Qué otra terapia, tratamiento, ayuda o cuidado pensaste en buscar? 
38. ¿Qué otra terapia, tratamiento, ayuda o cuidado te gustaría recibir? 
 
Sección 5. IMPACTO EN LA VIDA 
39. ¿De qué manera tu (PS) cambió la manera en la que vivías? 
40. ¿De qué manera tu (PS) cambió la manera que te sentís o pensás de vos mismo? 
41. ¿De qué manera tu (PS) cambió tu perspectiva sobre la vida en general? 
42. ¿De qué manera tu (PS) cambió la manera en la que los demás te ven? 
43. ¿Qué cosas te ayudaron durante este período de tu vida? 
44. ¿De qué manera te ayudaron tu familia o tus amigos a través de este período difícil de tu 
vida? 
45. ¿De qué manera te ayudó tu vida espiritual, tu fe o práctica religiosa para atravesar este 
período de tu vida? 
46. ¿Hay algo más que te gustaría agregar?

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