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BITCOIN, BLOCKCHAIN Y TOKENIZACIÓN PARA INQUIETOS Miguel Caballero © Miguel Caballero ©© Bitcoin, Blockchain y tokenización para inquietos ISBN ePub: 978-84-685-4321-5 Depósito legal: M-38623-2019 Editado por Bubok Publishing S.L. equipo@bubok.com Tel: 912904490 C/Vizcaya, 6 28045 Madrid Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47). A mis padres, mi mujer y mis hijos. Mi pasado, mi presente y mi futuro. «Por desgracia, no se puede explicar lo que es Matrix. Has de verla con tus propios ojos. Esta es tu última oportunidad, después ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul, fin de la historia, despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja, te quedarás en el País de las Maravillas y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera del conejo». Morfeo a Neo, The Matrix «La Era de los Elfos se ha terminado, Frodo. Mi pueblo deja estas costas. Ha llegado la era de los hombres». Elrond a Frodo, El señor de los anillos: el retorno del rey Índice AGRADECIMIENTOS PRÓLOGO PRIMERA PARTE. INTRODUCCIÓN A LA DESCENTRALIZACIÓN, BLOCKCHAIN Y BITCOIN 1. Primeros contactos 2. Aspectos generales de la descentralización ¿Qué es el dinero centralizado? Una organización descentralizada es incensurable Una organización descentralizada funciona de forma autónoma ¿Por qué las organizaciones descentralizadas están tan poco implementadas en nuestro entorno empresarial? Conclusiones de la descentralización 3. Criptografía, hacktivismo y ciberpunks 4. Dinero: características, historia y evolución ¿Qué es el dinero? Historia del dinero Relación del ciudadano con el dinero 5. Antecedentes de Bitcoin David Chaum y DigiCash (1990) Adam Back y HashCash (1994) Nick Szabo y Bitgold (1997) Wei Dai y B-Money (1998) 6. Orígenes de Bitcoin 7. Bitcoin: aspectos básicos Los tres clanes: desarrolladores, usuarios y mineros Los generales bizantinos y el problema de la prueba de trabajo 8. Bitcoin como protocolo encapsulado en una blockchain Cadena de bloques o Blockchain Red descentralizada compuesta por nodos Consenso ligado a la prueba de trabajo El ataque del 51 % 9. Bitcoin: minería y consolidación de bloques Funciones hash utilizadas en Bitcoin 10. Bitcoin como reserva de valor 11. Bitcoin: retos y oportunidades Lighting Network o cómo mejorar Bitcoin 12. El futuro de la humanidad y Bitcoin SEGUNDA PARTE. PROTOCOLOS, TOKENS Y OTRAS BLOCKCHAINS 14. Principales protocolos de consenso Proof of Work (PoW) Proof of Stake (PoS) Proof of Importance (PoI) Delegated Proof-of-Stake (DPoS) 15. Ethereum: visión general 16. Ethereum: características Entonces, ¿por qué es necesario el Gas? 17. Ethereum: aplicaciones prácticas Las DAO sobre Ethereum: el archiconocido ataque de la DAO Gobernanza descentralizada y las DAO Finanzas Descentralizadas o DeFi Dinero programable, Maker DAO Protocolos DeFi, Uniswap Tokenización de activos en Ethereum 18. NEM: visión general Origen de NEM y evolución a 2020 19. NEM: organización del ecosistema El equipo core de desarrollo Tech Bureau, la empresa dueña de NIS1 Fundación NEM, promoviendo la adopción NEM Ventures, el brazo inversor Los cosechadores: nodos y supernodos Los usuarios, promoviendo la adopción y usando la red 20. NEM: características técnicas NEM o NIS1, potencia en estado puro Catapult o NIS2, la gran esperanza 21: NEM: la aproximación de Tutellus 22. Otras blockchains: conclusiones Sobre la captura y transferencia de valor Sobre la necesidad de crear programas alrededor de la red Sobre el volumen de transacciones Otras variables a tener en cuenta TERCERA PARTE. TOKENIZACIÓN DE ACTIVOS Y EJEMPLOS REALES 23. Introducción a estándares y protocolos Estándares: el conjunto de funcionalidades comunes 24. Tokens: características y taxonomía ¿Necesitan tokens todas las blockchains? ¿Son todos los tokens criptomonedas? ¿Por qué hay tanto revuelo alrededor de los Utility / Security tokens? ¿Cómo saber si mi token es un Utility o un Security? 25. Tokenización de activos físicos ¿Y por qué tanta obsesión por tokenizar? 26. Los oráculos como puentes de creación de valor 27. Tokenización de activos digitales: un framework propio 28. Tutellus: tokenizando el conocimiento 1. El modelo de negocio de Tutellus 2. Los pains del modelo de negocio 3. El diseño del token: TUT y STUT 4. Convivencia con el modelo de negocio tradicional 5. Descentralización progresiva y simbiosis del modelo 29. El TUT protocol como guinda final 30. Tokenización: síntesis EPÍLOGO AGRADECIMIENTOS Quiero agradecer públicamente a todos los que, de una manera directa o indirecta, me habéis ayudado a escribir este libro y a aprender sobre esta fascinante historia. Gracias a mis padres, Pilar y Paco, por la educación que me han dado y su apoyo incondicional durante toda mi vida, aunque a veces no entendieran muy bien las razones. Os lo debo todo. Gracias a mi mujer, Carmen: mi amor, mi amada, mi amante. Tengo una suerte infinita de haberte conocido. Gracias por aguantarme, comprender la dura vida del emprendedor y apoyarme siempre. Gracias a Javi Ortiz, mi socio y compañero de aventuras, por su paciencia enseñándome tantas cosas durante todos estos años. Gracias a todos mis socios de Tutellus, en especial a Ángel Barranco y Mariano Olmeda, por el empuje hacia el mundo cripto. Todavía recuerdo explicarles con un gin-tonic qué era Bitcoin en 2017 y que a los treinta minutos habían hecho su primera compra en Coinbase. Gracias a Álex Preukschat y Cris Carrascosa, de Blockchain España, por ser los primeros en crear cursos de Blockchain en Tutellus a mediados de 2017. Más de 100 000 alumnos han aprendido ya sobre el tema. Gracias también a mi querida Almudena de la Mata por su apoyo incondicional, siempre. Gracias a Javier Martín, cofundador de Iniciador, Loogic y ahora director de Innovación Abierta en Sngular, porque gracias a él descubrí Bitcoin. Gracias a Jesús Pérez y a Finnovating por el arranque y a todo el equipo que formamos CriptoPlaza por la nueva época que se avecina. La vamos a liar muy parda. Gracias a Íñigo Molero por ser una de las personas más receptivas y abiertas del mundo cripto que he conocido. Íñigo es profesor clave del Máster en Blockchain desde el minuto cero y siempre está dispuesto a ayudar. Gracias a Carlos Suárez, Álex Gómez de la Cruz, Luiscar García y Carlos Roldán por sus contribuciones al Máster, auténticos cracks de los que se aprende todos los días. Gracias, por supuesto, a todos los alumnos del Máster y Bootcamp en Blockchain, en especial a Marcos Carrera y Arnau Ramió, grandes criptobelievers que ya se han tomado la pastilla roja; también he aprendido de vosotros y estoy orgulloso de haber creado grupos tan majos en Madrid, Barcelona, Alicante, Bilbao o Las Palmas. Gracias a Andrés Pedreño y al equipo de Torrejuana por confiar en que la tokenización de la educación es unos de los retos y oportunidades más importantes para mejorar esta industria. Gracias a Dani Díez y Carlos Kuchovsky por sus consejos cuando empezamos a adentrarnos en este mundillo y por su inspiración en los momentos iniciales. Gracias a los amigos de EthicHub, Globatalent y Saisho por aprender de ellos cada día y por ser de los pocos proyectos con la valentía suficiente para lanzar tokens en estos momentos tan incipientes. Gracias ala Fundación NEM y a las personas que la componen o han formado parte de ella: desde Erik Van Himbergem, Ricardo @trikar, Fernando Ruiz Tapiador, Alex Tinsmann, Pedro Gutiérrez y Sasha Ivannova, por el trabajo actual; y a Lon Wong, Kristof Van de Reck, Steve Li, Jeff McDonald y Ronel Li por el apoyo en mis viajes alrededor del mundo. Gracias, por supuesto, a todos los que confiaron en el proyecto adquiriendo tokens TUT durante la ICO. Agradecimiento infinito a todos vosotros. Gracias al equipo de Alastria, capitaneados por Montse Guardia y antes María Parga, por la difusión que hacen del ecosistema Blockchain evangelizando allá donde van: cuantos más seamos, mejor nos irá. Gracias al equipo de personas de mi alrededor con los que he tenido la suerte de trabajar en temas cripto y con los que también he aprendido, sin duda: Javi Calvo, Carlos López, Álex Ginés, Cova Fernández, Karolina Szymanyak y Nacho Gómez. Gracias a mis amigos del Turing Atletic Club, por compartir tantos años, tantas horas y tantos kilómetros de conversación y consejos: Felipe Casajús, Alberto Molpeceres, David Bonilla, Alberto Gimeno, Javi Santana, Alex Bryszkowski y David Pombar. También agradecido por detalles en el diseño del token al conocido en la dark web como «Club de la minifajita», una nueva generación que viene pisando fuerte, con los nombres en clave de Clara, Nacho, Irene, Dani, Alex, Paula, Elia y Nuno. Y gracias a ti, querido lector, por ser una persona inquieta con ganas de aprender y por dedicarme parte de tu tiempo (y por lo tanto parte de tu vida); gracias por dedicarme tu activo más valioso, el único que ni todos los bitcoins del mundo podrían comprar. PRÓLOGO No soy escritor. Lo [único] que sé hacer, unas veces mejor que otras, es lanzar proyectos y crear empresas en torno a Internet. Lo más parecido que he estado de escribir es acercándome al mundo de los blogs. Comencé mi primer blog, Redes malladas, a principios de los 2000, que se hizo muy popular durante aquellos años. A través de redesmalladas.com tuve la constancia de escribir regularmente sobre infraestructuras de telecomunicaciones inalámbricas antes de que el wifi llegara a nuestras vidas. Durante esos primeros años, el blog me sirvió para forjarme una buena marca personal y ser relativamente conocido en el tema en gran parte del mundo. Tuve la suerte de poder viajar hasta países como Colombia, Israel y por toda Europa, invitado por empresas, fundaciones y hasta por el IEEE americano, donde participé como speaker en varios congresos sobre esta tecnología. Desde una perspectiva más formal de publicar textos y colaboraciones en libros, lo más cerca que he estado ha sido escribiendo ensayos técnicos sobre diferentes facetas en las que he trabajado a lo largo de mi vida. Mi primer artículo lo publiqué en 2005 en «Mundo Internet», una serie de conferencias anuales donde se exponían las principales novedades tecnológicas en cuanto a software, hardware y aplicaciones. Mi primer texto publicado se llamó «El próximo escalón: voz IP sobre infraestructuras wifi públicas y privadas». A este primer ensayo técnico le siguió en 2017 «Redes wifi mesh: servicios municipales 2.0 para la administración y el ciudadano». He intentado siempre trabajar en ámbitos de innovación y, normalmente, —para la bueno y para lo malo— desarrollar servicios y aplicaciones en etapas muy tempranas. Por ejemplo, en 2005 (siguiendo el hilo del artículo mencionado) fuimos los primeros en desarrollar servicios de telefonía móvil en lugares sin coberturas GSM, como la Biblioteca Nacional y su jaula de Faraday. En 2007 (y en relación al wifi municipal) habíamos implementado servicios en ciudades como Barcelona, Madrid, Zaragoza o Alicante antes de que esta tecnología abundara en nuestras vidas. Desde una perspectiva más técnica, en 2008 escribí y registré una patente1: Método de localización de vehículos basado en infraestructuras wifi. Fue otro proyecto de I+D en el que trabajamos varios años, con el que conseguimos llevar servicios de localización (con precisión de 1 m) a lugares sin cobertura GPS. Nunca supe explotar la patente, comercialmente hablando, pero fue una experiencia gratificante que puso a prueba mis neuronas. Doy fe que redactar y conseguir una patente son actividades complicadas. Más adelante —sobre todo desde 2013— he escrito con frecuencia en revistas, he colaborado en varios libros y he iniciado varios blogs intentando ser constante en el ritmo de publicaciones. El más reciente que mantengo es el Criptoblog, hospedado en Tutellus. Pero todo esto es bullshit, como diría un gringo. Escribir un libro son palabras mayores. Siempre se ha dicho que para escribir necesitas tiempo. Necesitas planificar ideas, necesitas papel y boli, necesitas pizarra y, en definitiva, necesitas dedicarle mucha constancia y un tiempo que yo, por las características de mi trabajo, no tengo. Dicho esto, me pregunto a estas alturas: ¿por qué estoy haciendo esto?, ¿por qué he escrito un libro? La respuesta es sencilla: creo que puedo ayudar a mucha gente a entender qué es esto de Blockchain y cómo se puede aplicar esta tecnología en sus proyectos o empresas para generar valor. Mi último emprendimiento es Tutellus, una plataforma colaborativa de educación online que lleva dando guerra desde 2013. Si eres o has sido emprendedor, me entenderás si te digo que la vida de Tutellus ha estado llena de altibajos: buenos y malos momentos, situaciones difíciles y momentos que recordaré siempre. Una empresa no se hace de la noche a la mañana, la creación de una marca requiere tiempo, esfuerzo y sacrificios. Además, conseguir una masa de usuarios que valide tu modelo y disfrute con tus servicios siempre es más complicado en tiempos y costes de lo que uno piensa. Hoy, seis años después de haber iniciado el proyecto, estoy orgulloso del trabajo conseguido. Como emprendedor, siempre me habría gustado ir más rápido, es decir, tener más usuarios, más ventas, más negocio… y haberme pegado menos leches por el camino, pero no me puedo quejar. Tutellus es hoy un referente a nivel mundial en educación colaborativa y desde hace dos años hemos puesto una semilla muy importante en el mundo Blockchain. Incluso para más de un loco somos uno de los proyectos más innovadores y disruptores del mundo cripto. Desde ahora, espero que hagamos este viaje juntos. Espero que aprendas de mis errores y mis aciertos y, sobre todo, espero ayudarte a que tomes las mejores decisiones para que, si quieres iniciar un proyecto de tokenización o descentralización, lo hagas con más garantías, menos incertidumbre y, a ser posible, gastándote menos dinero. Este libro va dirigido a cualquier persona que tenga interés en aprender sobre Blockchain. No es un libro dirigido a profesionales del sector, ni mucho menos a eruditos. No espero que venga nadie (que seguramente vendrá) a corregirme tecnicismos y a discutir sobre si un proceso de tokenización es más óptimo que otro, si un protocolo sobre Ethereum es más fácilmente implementable qué otro sobre Stellar o sobre si una blockchain es lo suficientemente descentralizada o no, este no es el lugar para ello. Pretendo hacer un libro constructivo y divulgativo que sirva de semilla para suscitar el suficiente interés como para que te plantees más adelante otros libros más avanzados u otros productos formativos (cursos o másteres) para profesionalizarte en la materia. De momento, espero que con este libro te tomes la pastilla roja y descubras hasta dónde llega la madriguera del conejo. El libro lo he estructurado en tres bloques. El primer bloque de introducción nos servirá para aprender los conceptos básicos de Blockchain, Bitcoiny descentralización. El segundo nos servirá para profundizar en diferentes tipos de blockchain desde una perspectiva más técnica. Y el tercero lo utilizaremos para ver la aplicabilidad de la tokenización en casos prácticos (como Tutellus) y estudiar y plantear diferentes procesos de modelización de tokens y lanzamiento de productos al mercado. Así que vamos a ver qué nos depara los próximos capítulos. Espero que tu viaje hacia la descentralización sea un camino sin retorno y disfrutes tanto como lo estoy disfrutando yo. Comenzamos. 1. (PCT/ES2009/000155): https://patents.google.com/patent/WO2009115628A1/es PRIMERA PARTE. INTRODUCCIÓN A LA DESCENTRALIZACIÓN, BLOCKCHAIN Y BITCOIN 1. Primeros contactos A diferencia de otros compañeros del panorama cripto, soy bastante nuevo en el mundo Blockchain. El primer contacto que tuve con Bitcoin fue en marzo de 2014 con mi amigo Javier Martín, cofundador de Loogic, Iniciador y, actualmente, director de Innovación abierta en Sngular. Javi es un fiera en la detección de tendencias, siempre me ha impresionado su capacidad de anticipación al mercado y, hasta ahora, debo decir que suele dar en la diana. Javi ha escrito sobre el tema años antes de producirse el hype en fenómenos como la economía colaborativa, Bitcoin y las criptomonedas, la inteligencia artificial o el posthumanismo. Creo que Javi no lo sabe, pero tengo que decir públicamente que gracias a él conocí Bitcoin :). En lo personal, Javi es una grandísima persona siempre dispuesto a ayudar los demás y, posiblemente, conocer Bitcoin en ese momento fue un pequeño favor que sin darme cuenta nos hizo a mí y a todo el equipo de Tutellus. En 2013 contacté con Javi para que grabara unos cursos en Tutellus sobre modelos de negocio y financiación para startups. Lo hizo de forma desinteresada, con la ilusión y las ganas de siempre. Gracias a él —y a otros tantos amigos como Javi Echaleku, Javi Mejías, Sixto Arias o Wilhelm Lappe— lanzamos Tutellus con unos primeros cursos de gran valor dirigidos a emprendedores. Con su ayuda conseguimos gran visibilidad en muy poco tiempo en aquellos momentos de lanzamiento de la plataforma, cuando precisamente la visibilidad y la promoción era lo más importante. Unos meses después, a principios de 2014 Javi contactó conmigo y me dijo: «Miguel, quiero grabar un curso de Bitcoin, creo que esto lo va a reventar». En aquel momento no tenía ni idea de lo que era Bitcoin, así que le dije que se viniera a nuestras oficinas para grabarlo. Como Javi iba a estar delante de la cámara y yo sabía que prefiere dar clase frente a humanos antes que frente a cámaras, decidí estar junto a él durante toda la grabación, así que me pude empapar de primera mano de qué era eso de Bitcoin. En ese momento su cotización rondaba los quinientos dólares, y Javi empezó a explicar una gran cantidad de funcionalidades relacionadas no solo con la criptomoneda, sino que habló largo y tendido sobre futuros modelos de negocio que podrían desarrollarse alrededor de la blockchain. El curso lo publicamos en Tutellus2 —de hecho sigue vivo— y nos gustó tanto que hasta compramos el dominio bitcoindesdecero.com para redirigir tráfico al mismo. Recomiendo a cualquiera que tenga curiosidad que observe el contenido, porque es increíble que, a pesar de haberse grabado hace más de cinco años, siga estando tan actualizado en cuanto a sus ideas básicas y concepción de valor. Como decía al principio, Javier Martín fue un anticipado a su tiempo. Una vez que grabamos el curso y lo empezamos a promocionar en Tutellus, hablé con mi socio, Javi Ortiz, más conocido como @sokardys o simplemente «el Sokar», y le dije: «tío, tenemos que meter esto de Bitcoin como forma de pago en Tutellus; ya sé que no lo conoce ni Dios, pero puede ser un movimiento de marketing importante que nos podría dar mucha visibilidad». Así que sin muchas más dudas nos pusimos a trabajar en la integración de Bitcoin como forma de pago en Tutellus. Pretendíamos ser la primera plataforma colaborativa con la posibilidad de pagar en Bitcoin en 2014. En aquel momento encontramos un producto inglés que ofrecía la interconexión de dinero fiat a Bitcoin mediante API (Interfaz de Programación de Aplicaciones), aunque de una forma muy rudimentaria. Empezamos a integrarlo, pero como en cualquier startup surgieron diferentes fuegos y dejamos el proyecto en barbecho. Tras encadenar varias «urgencias» seguidas, el proyecto Bitcoin fue pasando a ocupar posiciones cada vez más retrasadas en el sistema de prioridades y, desafortunadamente, terminamos abandonándolo; empezamos a dedicar recursos a desarrollar otras funcionalidades y el proyecto quedó en el olvido. Durante el proceso de integración tuvimos que comprar bitcoins para realizar las pruebas (en aquella época no recuerdo que hubiese entorno de test y cualquier prueba con bitcoin la realizábamos directamente en producción). Como te podrás imaginar, las claves de acceso al wallet donde estaban los bitcoins las perdimos durante el período de barbecho, así que nunca pudimos recuperarlos. De esto hablaremos más adelante porque tengo historias más divertidas al respecto. Tuvieron que pasar otros dos años para volver a tener contacto con Bitcoin y Blockchain, esta vez de una manera más seria. 2016 fue el año del despegue de las ICO y empecé a tener conocidos a mi alrededor que se estaban introduciendo en el mundo Blockchain a una velocidad de vértigo. Me llamó muchísimo la atención este fenómeno de levantamiento de fondos para realizar proyectos, ya que viniendo del mundo «estartapil» y sabiendo lo difícil que es cerrar rondas de financiación, me asombraba ver cómo dos chavales con un PowerPoint o un Paper eran capaces de levantar tanto dinero y tan rápido. Así que empecé a interesarme más por el tema y empecé a leer una barbaridad. Estuve varios meses intentando dar sentido a todos los conceptos de descentralización en una plataforma centralizada (Tutellus), pero con poco éxito, ya que me costaba entender qué valor aportaba dicha descentralización en un modelo de negocio tradicional. Ten en cuenta que hace tres años había menos opciones para estudiar que ahora, y los proyectos que surgían estaban en pañales. Ethereum llevaba un año lanzado y apenas existían aplicaciones corriendo sobre esta blockchain, por lo que resultaba muy complicado alinear todos los puntos y darle sentido real con casos de uso convincentes más allá de la teoría. Desde principios de 2017 empecé a estudiar de nuevo la manera de aplicar Blockchain en Tutellus utilizando algún primer caso de uso (como Steemit) de inspiración. Ese verano conseguí alinear todos los puntos en mi cabeza y planteé al equipo un camino sin retorno: vamos a focalizarnos en crear un token al que asignaremos valor y vamos a hacer algo en el mercado de la educación que nadie ha hecho hasta ahora: pagar por aprender. Este hecho supuso muchos quebraderos de cabeza y desencadenó la creación del Paper de Tutellus.io, que muchos consideran uno de los trabajos más serios que se han escrito en el mercado. En esta época —hablamos de verano de 2017— otro buen amigo, Jesús Pérez, emprendedor archiconocido en el mundo Fintech y fundador de Bolsa.com, Finnovating y muchos otros proyectos me animó y acercó hasta el borde de la piscina, para que saltara: «Miguel, tienes que lanzarte de lleno con el token y la tokenización de Tutellus, el momento es ahora». Así que siempre estaré agradecido a Jesús por ese empujón final. El último gran paso que dimos, en el mes septiembre de 2017, fue conseguir el apoyo de nuestros socios. Piensa que, desde una manera objetiva, lo que pretendíamos hacer (y que explicaré en el tercer bloque) era redistribuir el valor generado en Tutellus,restándole valor al socio (equity holder) para dárselo al token holder. Si algo hemos tenido en la compañía es un equipo de socios espectacular que siempre nos ha apoyado, por lo que no se entrometieron: si nosotros lo teníamos claro, ellos iban a estar de nuestro lado. Así que durante el otoño de 2017, dos años antes de escribir estas líneas, estábamos a pleno rendimiento hacia una transformación de la plataforma y una tokenización de nuestro principal activo: el conocimiento generado por los alumnos. Pero de esto hablaremos más adelante. Para terminar este capítulo, me quedo con una frase de mi amigo Íñigo Molero, uno de los primeros visionarios que entró en contacto con Bitcoin en España: «Estás a muy pocos años del mayor experto del mundo en esta tecnología. Somos afortunados de poder vivir en primera persona estos momentos». Con esto quiero decir que nunca es tarde para empezar a formarse en esta industria y para introducirse en un mercado que, estoy convencido, cambiará el futuro de la humanidad para siempre. 2. https://www.tutellus.com/tecnologia/blockchain/aprende-bitcoin-desde-cero-2800 2. Aspectos generales de la descentralización La centralización y descentralización han afectado al ser humano a lo largo de nuestra historia, definiendo lo que somos hoy como sociedad. Avanzamos a través de un péndulo en el que, según el momento, hemos vivido en posiciones centralizadas o descentralizadas, y así sucesivamente. Se trata de una característica inherente al ser humano. Todas las sociedades que han surgido hasta la fecha han tenido ocasos de centralizacion y descentralizacion, por lo que convivimos con una especie de péndulo que controla el destino de nuestra existencia en función del momento que nos haya tocado vivir. Comencemos hablando del poder. Históricamente el poder ha estado tanto centralizado como descentralizado. Un buen ejemplo de variaciones en el péndulo ocurrieron durante la época romana; antes de la llegada de Julio César el poder residía en el senado (lo podemos asimilar a un modelo descentralizado, siendo el senado los representantes de nobles y plebeyos), y tras la autoproclamación del militar como emperador el poder quedó centralizado en su persona. Tras su asesinato —por parte de los propios senadores— se intentó que el poder de nuevo volviera a este, es decir, se descentralizara, aunque posteriores guerras civiles llevaron a otros emperadores al trono y no se consiguió. Siglos más tarde tenemos otro buen ejemplo de «oscilación del péndulo» en Francia, donde pasamos del absolutismo con Luis XIV y sucesivos (quien acuñó la célebre frase de «el Estado soy yo») a la Revolución Francesa, expresión máxima de la descentralización del poder en el pueblo. En pocos años, el poder pasó en Francia de estar centralizado a descentralizado. Desde un punto de vista del conocimiento, el péndulo también ha oscilado entre centralizacion y descentralizacion. En el antiguo Egipto el conocimiento estaba centralizado en los sacerdotes, al igual que la Edad Media se centraba en los monasterios. Únicamente fueron los monjes con conocimientos en latín y árabe (y otros tantos idiomas europeos) quienes transcribieron los libros y mantuvieron y amplificaron el conocimiento durante siglos. En este sentido, el péndulo empezó a girar hacia la descentralización tras la invención de la imprenta por Gutenberg y su máxima expresión la tenemos hoy en día con Internet, donde el conocimiento está descentralizado por todo el planeta. Por razones históricas, el activo más difícil de evolucionar hacia una descentralización ha sido el dinero. Este ha estado centralizado porque siempre hemos tenido la necesidad de mantener a un tercero de confianza que diera fe del valor traspasado, evitando así el problema del doble gasto (es decir, pagar a dos partes distintas con el mismo dinero). Al estudio del dinero dedicaremos un capítulo completo más adelante. Ahora nos centraremos en entender por qué el dinero históricamente ha estado centralizado y por qué es ahora, con Blockchain y Bitcoin, cuando por primera vez en la historia el ser humano puede disponer de dinero descentralizado. ¿Qué es el dinero centralizado? El dinero centralizado es el dinero tradicional, donde siempre hemos contado con un tercero de confianza en la ecuación. El dinero por sí mismo no vale nada, como dice el refrán, «es papel mojado». A un billete de 100 € le damos un valor de 100 € porque tenemos por detrás a un tercero de confianza (en este caso el Banco Central Europeo) que asegura que dicho billete mantiene un valor de 100 €. El coste en sí mismo de producir un billete de 100 € ronda los céntimos de euro. Otro ejemplo de dinero centralizado es el usado a través de tarjetas de crédito o pagos online, donde tenemos a un tercero de confianza (Visa, Mastercard, Amex o Paypal) que dan fe de que en la cuenta del comprador hay fondos disponibles para hacer frente al pago de dicha compra. Su negocio, por lo tanto, está en la intermediación financiera y en los márgenes asociados al crédito que generan con sus clientes. Un negocio redondo, por cierto, si el interés crediticio gira en torno al 1-5 % de comisión sobre la compra y hablamos de billones de euros pagados por Internet o a través de tarjetas cada día. En un sistema de dinero descentralizado no necesitamos a ningún tercero de confianza que de fe de ninguna transacción, pues es el propio sistema (la propia red) el que genera la confianza suficiente para que dicha transacción sea verídica. Por lo tanto, al igual que en los ejemplos anteriores hemos tenido casos de descentralización desde hace milenios, por limitaciones tecnológicas no ha sido posible plantear un dinero descentralizado hasta ahora. ¿Por qué es tan importante la descentralización? ¿Qué implicaciones tienen las organizaciones descentralizadas en la sociedad actual? ¿Por qué gran parte del debate que surge en torno a Bitcoin y las criptomonedas tiene su esencia en la descentralización real de dichas redes? Analicemos los dos aspectos fundamentales que hacen que las estructuras descentralizadas sean completamente distintas a las conocidas hasta ahora. Una organización descentralizada es incensurable Sin duda alguna, una de las mayores ventajas que plantea Bitcoin es su descentralización. Esto significa que es incontrolable, incensurable e imparable. Como red, no existen nodos que ostenten más poder que otros. No existe ninguna cabeza que cortar, a diferencia de Internet —que mucha gente piensa que es incensurable—, que es fácilmente manipulable por quien sea capaz de controlar puntos centrales de conexión. Es decir, si detectamos una línea troncal de conexión de América a Europa y fuéramos capaces de sabotearla, las conexiones a Internet en Europa sufrirían latencias o incluso desaparecería la conexión hacia servidores ubicados fuera de esta zona. En cambio, como estudiaremos más adelante, apagar un número de nodos de Bitcoin no provoca prácticamente ningún efecto negativo en el resto de la red. Todo seguirá funcionando con normalidad. Desde que existe Bitcoin los intentos de control por parte de muchos grupos (terroristas informáticos o gobiernos, desde el norteamericano al ruso) han caído en saco roto. Por mucho dinero invertido y muchos ataques planificados que se hayan hecho, nadie ha sido capaz de controlar o manipular la red de Bitcoin. Y cuanto más grande se hace la red, más difícil y costosa resulta dicha manipulación. Como veremos en capítulos posteriores, Bitcoin es hoy la red de mayor cálculo computacional de la historia, superando incluso a la suma de todos los superordenadores del mundo en varios órdenes de magnitud. Una organización descentralizada funcionade forma autónoma ¿Qué se necesita para que una red descentralizada evolucione? Simplemente que sus usuarios la utilicen. No depende de ningún consejo de administración, de ningún ejecutivo o entidad jurídica, sino de sus propios usuarios. Es en el ecosistema Blockchain cuando aparecen las primeras DAO (Organizaciones Autónomas Descentralizadas). Sin duda, las DAO darán mucho que hablar durante los próximos años. Su futuro y su existencia están ligados a su comunidad y a los usos que haga esta de la propia red. ¿Por qué las organizaciones descentralizadas están tan poco implementadas en nuestro entorno empresarial? Muy sencillo, porque una organización descentralizada le resta poder al equity e incluso lo puede llegar a eliminar. Históricamente, el valor de una empresa ha estado depositado en sus accionistas. Es decir, cuanto más beneficio genera una empresa, más dinero puede repartir entre sus dueños. En una estructura descentralizada el capital social (o equity holders) queda sustituido por token holders. Por lo tanto, el valor que genera una estructura descentralizada se redistribuye entre sus token holders. Bajo mi punto de vista, el entorno empresarial actual no está preparado para evolucionar hacia modelos descentralizados, pero al mismo tiempo esta tendencia es inevitable: las estructuras descentralizadas son capaces de aportar más valor a sus clientes, ya que dicho valor no queda retenido únicamente entre sus accionistas. Muchas veces los usuarios o clientes son los propios token holders, por lo que se trata de organizaciones mucho más eficientes en la creación y redistribución de valor. Aunque soy consciente de que estamos todavía en las primeras páginas del libro, quiero que te quedes «rumiando» esta idea: la descentralización provoca una redistribución del valor mucho más justa, por lo que a largo plazo su adopción es inevitable. Las empresas tradicionales, por su propia naturaleza, tienden a extraer el máximo valor posible de sus clientes para repartirlo entre sus accionistas. Actúan, de alguna manera, como terminators. No se cansan, no duermen. Tienen un claro objetivo y no pararán hasta conseguirlo: ganar cada vez más dinero. Estas empresas seguirán extrayendo más valor de sus clientes, sacándoles más dinero por más productos o servicios, y cuando hayan vaciado nuestros bolsillos irán a los de nuestros hijos y así sucesivamente. Apple, por ejemplo, cada pocos años lanza un nuevo producto más caro que el anterior: cualquier cliente de Apple sabe que está retenido y que cada ciclo gasta más dinero en la compañía. Amazon lanza nuevos servicios continuamente. Facebook compra toda las aplicaciones que destacan para que termines usando su propio universo, sin salir de él. Cualquier empresa tiene como objetivo ganar cada vez más, ya que el accionista es insaciable. Una organización descentralizada no tiene esa necesidad, pues no tiene accionistas a los que reportar que exijan cada vez más rendimientos a su consejo de administración. Si a esto le unimos que sus propios clientes pueden ser los usuarios del token, una parte del valor que generan a través de la organización retorna a ellos, por lo que se trata de modelos mucho más eficientes y sostenibles en el largo plazo. Conclusiones de la descentralización Los fenómenos de descentralización han acompañado desde siempre al ser humano, pero es ahora, con la consolidación de la tecnología Blockchain, cuando empiezan a nacer las primeras organizaciones descentralizadas. Con un sistema descentralizado basado en Blockchain provocamos un cambio de paradigma mental que podemos resumir en dos puntos: • Prescindimos de intermediarios para generar confianza entre las partes (ya sean emperadores, monjes, sacerdotes o bancos centrales), agregando más valor. • Confiamos en las matemáticas y en la criptografía como medios y pruebas irrefutables de generación de dicha confianza. Es decir, eliminamos los intermediarios cuyo único valor venía por dar fe de ciertas cosas, y utilizamos una tecnología en forma de red (Blockchain) como herramienta que garantiza o da fe de dichos intercambios. En capítulos posteriores estudiaremos diferentes blockchains y comprobaremos cómo el grado de descentralización varía mucho entre ellas, siendo Bitcoin la blockchain por excelencia más descentralizada. Una vez que hemos entendido el valor que aporta la descentralización a las organizaciones, es el momento de introducir conceptos de criptografía y filosofía e historia anarcocapitalista, que evolucionó y desembocó años después en el nacimiento de Bitcoin. Estudiemos el pasado llegar a comprender el presente y el futuro que se avecina. 3. Criptografía, hacktivismo y ciberpunks La criptografía ha estado siempre unida a las comunicaciones entre los seres humanos por la necesidad de tener intimidad o seguridad en nuestras conversaciones. No todo lo que decimos nos gusta que sea público. La privacidad ha existido desde siempre. Sin intentar proporcionar una definición técnica o matemática avanzada, quedémonos con que la criptografía3 es la ciencia que estudia el cifrado de mensajes. Unas de las primeras comunicaciones encriptadas conocidas ocurrieron durante el Imperio Romano hace más de 2000 años, en la época de Julio César. Todos tenemos en la retina la imagen de un soldado romano a caballo, a toda velocidad y llevando un pergamino enrollado y sellado con cera. El sistema de cifrado que utilizaban en aquella época era muy rudimentario y consistía básicamente en un cifrado por clave única: es decir, origen y destino conocían la combinación de caracteres necesaria para que, una vez reordenados, la carta tuviera sentido. Por ejemplo, si el cifrado era «2n-1», cada letra contenida en el pergamino (encriptada) tenía una correspondiente letra en latín (desencriptada) que equivalía a la misma posición del abecedario multiplicándola por dos y restando una posición; la B se traducía a C, la C a H y así sucesivamente. Desencriptar este sistema es pan comido con la tecnología actual, pero en aquella época resultaba sumamente complicado si no se conocía la correspondiente «ecuación» o clave criptográfica. Quizás el caso reciente más conocido de uso de encriptación a gran escala fue el de la máquina alemana Enigma durante la Segunda Guerra Mundial. Un equipo de matemáticos ingleses, capitaneados por Alan Turing, fue capaz, por fuerza bruta4, de desencriptar los mensajes que enviaban los nazis entre máquinas Enigma. El hecho de poseer información del enemigo en tiempo real les dio una ventaja estratégica hasta el final de la guerra. Hay un dicho que dice algo parecido a «los aliados ganaron la guerra por la fuerza de los rusos, el dinero de los norteamericanos y la inteligencia de los británicos». Es decir, la desencriptación de la máquina Enigma por parte de los aliados fue un factor decisivo para alcanzar el final de la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, podríamos asegurar que la criptografía jugó un papel decisivo en la contienda. Al acabar la Segunda Guerra Mundial el gobierno de los Estados Unidos se percató de la importancia que tenía la criptografía en la sociedad y la trató como una cuestión de estado. Se creó la NSA y se prohibió estudiar criptografía en las universidades durante décadas, siendo los entornos gubernamentales los únicos lugares para poder formarse en esta disciplina. No fue hasta mediados de los 70 cuando un juez de EE. UU. declaró la criptografía como un derecho básico del ser humano y se pudo volver a publicar libros y a enseñar en el sistema educativo convencional. Durante estos años aparecen grandes matemáticos y se producen los avances más significativosen cuanto a la generación de algoritmos de cifrado, como la criptografía de clave pública (las firmas digitales) y los conocidos árboles de Merkle, que tienen una aplicación práctica y directa en Bitcoin (como veremos en el capítulo 8). Durante los años 70 se produjeron también grandes avances en criptografía. Quizás el año más significativo fue 1977, cuando Ron Rivest, Adi Shamir y Leonard Adleman diseñaron el Algoritmo RSA (con sus iniciales: Rivest, Shamir, Adleman). Este algoritmo es utilizado hoy en día por todos nosotros, ya que dio origen a los cifrados de clave pública donde los usuarios tenemos dos claves: una pública y otra privada. La encriptación asociada a Blockchain utiliza esta tipología de cifrado. Como curiosidad, cuando publicaron el algoritmo, abrieron una «competición» en la revista Scientific American en la que anunciaron que obsequiarían con cien dólares a quien consiguiera romper el cifrado. Nadie lo hizo. Avanzamos. La década de los 80 está marcada por movimientos hacktivistas, es cuando aparece la figura del hacker. A diferencia de otras evoluciones culturales, es curioso cómo los matemáticos que durante los 60 y 70 trabajaron en criptografía fueron durante los 80 los principales precursores del movimiento hacker. Pero antes de continuar analicemos el origen y significado de la palabra hacker. Podríamos definir un hack como «un conjunto de hazañas impregnadas de innovación, estilo y virtuosismo técnico». Es decir, un hack es algo bueno. Por lo que un hacker es alguien que hace cosas buenas. Un hacker es un programador que encuentra errores en los sistemas o caminos alternativos y creativos para llegar al mismo destino. Un hacker no tiene ningún ánimo vengativo ni destructivo desde la perspectiva técnica, simplemente es alguien con ideas brillantes y con ganas de compartirlas con el mundo. Por esta razón, los hackers son los primeros en reportar las vulnerabilidades que encuentran en los sistemas, para que se solucionen. La figura del hacker ha estado denostada por parte de la prensa generalista y la han asociado a un delincuente informático. No debemos caer en el error y confundir un hacker con un delincuente o terrorista informático. Quizás el libro más conocido que recopila los movimientos hacktivistas sea La conciencia de un hacker (1986), de Loyd Blanckendhip, con su famosa frase «sí, soy un criminal. Mi crimen es la curiosidad». ¿Y qué ética sigue un hacker? podríamos resumirla en los siguientes puntos: • El acceso a los ordenadores y a todo recurso que pueda enseñar alguna cosa sobre cómo funciona el mundo debe ser ilimitado y total. • Toda la información debe ser libre. • Desconfía de la autoridad. Promueve la descentralización (y la no violencia). • Los hackers deben ser juzgados por su hacking, no por sus títulos, edad, raza o posición. • Se puede crear arte y belleza en una computadora. • Las computadoras pueden cambiar tu vida para mejor. Seguimos avanzando en la línea temporal y cambiamos de década. ¿Qué ocurrió durante los 90? Los criptógrafos que en los 60 y 70 se rebelaron contra lo establecido y que en los 80 pasaron a ser hackers se convierten, una década después, en los líderes del movimiento ciberpunk. Los ciberpunks son «hackers evolucionados» que promueven la libertad de expresión, el acceso a la información, la privacidad y el uso de la criptografía y la tecnología como herramientas para crear una sociedad mejor. También son los primeros en promover el uso de dinero tecnológico y supranacional, es decir, que no dependa de ningún país o banco central. En 1990 se crea la EFF (Electronic Frontier Foundation) por John Gilmore, Mitch Kapor y John Perry Barlow como pilares fundamentales del movimiento ciberpunk. Durante esta década surgen dos momentos en relación a la cultura ciberpunk que merecen nuestra atención, y ambos se produjeron en el mismo año: 1993. Por un lado, cuatro jóvenes consiguen romper por fuerza bruta el algoritmo RSA que quince años antes habían lanzado los amigos Rivest, Shamir y Adleman. Consiguieron poner muchos ordenadores a trabajar sumando una gran capacidad de computación (mil seiscientos equipos, seiscientos colaboradores y seis meses de cálculo) y, al romper el algoritmo, encontraron las ansiadas palabras que sus creadores habían encapsulado cuando publicaron aquel reto en la Scientific American: THE MAGIC WORDS ARE SQUEAMISH OSSIFRAGE5. Los tres matemáticos, quince años después de haber establecido el reto, pagaron la recompensa de cien dólares a estos cuatro jóvenes. Por otro lado, dos informáticos —que tendrían años más tarde una labor fundamental en la creación de Bitcoin, Hal Finney y Adam Back— consiguieron hackear el navegador Netscape en su versión europea de 40 bits. Desde la propia compañía aseguraron (y no sin falta de razón) que este hackeo hubiese sido imposible llevarlo a cabo en Estados Unidos, ya que la encriptación que tenía allí Netscape era de 128 bits. Este comentario abrió los ojos a los políticos europeos, que se dieron cuenta por primera vez de la importancia estratégica que podía suponer el tener una ventaja competitiva asociada a la criptografía. Resulta paradójico que habiendo sido Europa líder mundial en el desarrollo de la criptografía décadas antes (recordemos a Alan Turing y Enigma) pasara a tener un papel tan irrelevante a nivel internacional durante los años 90. Es posible que muchas razones estén unidas al nacimiento y despegue tecnológico de Sillicon Valley desde mediados de los 70, lo que permitió una explosión de creatividad en criptografía (con una derivada directa en aplicaciones empresariales), mientras que en Europa sus colegas criptógrafos seguían trabajando para universidades o para el ejército. Desde ese momento, nunca nos llegamos a recuperar y Europa siempre ha ido a la cola en materia de innovación tecnológica, pero también es cierto que el hackeo de 1993 puso en alerta a los políticos de Bruselas y se empezaron a destinar más fondos a la seguridad informática de los planificados hasta la fecha. Resumiendo esta sección, podemos concluir que los precursores del movimiento critpo fueron los ciberpunks, que previamente se habían convertido en hacktivistas y que los más veteranos empezaron siendo criptógrafos décadas antes del nacimiento de Bitcoin. La cultura política que impregna estos movimientos tiene muchos tintes de anarcocapitalismo y neoliberalismo: poner el individuo por delante del estado a todos los efectos sociales. Entenderemos mejor esto último cuando estudiemos la historia del dinero en el siguiente capítulo. 3. Wikipedia: https://bit.ly/2kAdgzB. 4. Fuerza bruta equivale a aplicar esfuerzo de computación para descifrar un algoritmo 5. Wikipedia: https://bit.ly/2knXgAW. 4. Dinero: características, historia y evolución Solemos dar por hecho que entendemos ciertas cosas, pero, para la comprensión de Bitcoin y en general del entorno Blockchain necesitamos entender en profundidad qué es el dinero y, sobre todo, cuáles son sus características y su evolución histórica. ¿Qué es el dinero? El dinero ha existido siempre. En las sociedades antiguas se utilizaba el trueque, donde las personas se intercambiaban productos o servicios. Cuando el ser humano dejó de ser nómada y empezó a labrar el campo se utilizaron granos de cereal como medida del valor a traspasar. Sobre el año 1000 a. C. aparece acuñada en China la primera pseudomoneda: pequeños cuchillos de bronce que actuaban como réplicas de cuchillos mayores, con un valor asociado. A partir del siglo VI a. C. se acuñan las primeras monedas en metales como oro, plata y cobre. ¿Y por qué aparecen las monedas? Básicamente para hacer máscómodas las transferencias de valor. Las primeras monedas aparecen en sitios completamente desconectados entre sí (China, India y Lidia). Los «técnicos» de la época se dieron cuenta de que transferir el valor equivalente a (por ejemplo) 1000 kg de sal no era operativo trasladando la sal, por lo que tenía sentido acuñar piezas de metal (con un valor superior por peso o volumen) para que la transferencia de valor fuese más cómoda. Cualquier forma de dinero cumple con tres características únicas: • Unidad de cuenta: el dinero se puede medir y realizar operaciones con él. • Intercambio de valor: el dinero se puede intercambiar, transfiriendo dicho valor. • Reserva de valor: el dinero es capaz de almacenar valor. Existen diferentes tipos de dinero, pero todos cumplen con las mismas características: Dinero mercancía. Este es el más antiguo de todos, pues representa el valor implícito al bien en sí mismo a transferir. Es decir, 10 kg de sal tienen un valor económico de 10 kg de sal y se transfieren de manera física: puedo cambiar (por ejemplo) 5 gallinas, si tuvieran un valor de 10 kg de sal, por esta cantidad de sustancia. Dinero representativo. Este tipo de dinero difiere del anterior en cuanto a que está respaldado en otro activo, normalmente metales preciosos o petróleo. Siguiendo con el ejemplo anterior, podría transferir 10 kg de sal en la forma de 1 g de oro que, según la cotización del metal precioso tendría (hipotéticamente) un valor equivalente a dichos 10 kg de sal. Dinero fiat. Se trata de dinero fiduciario emitido por decreto por un estado. Es decir, no está respaldado por ningún activo y esta es su principal diferencia respecto al dinero representativo. Siguiendo el ejemplo anterior, 10 kg de sal podrían equivaler a 2 €. Dinero moneda. Es el tipo de dinero más convencional utilizado por todos desde hace 2600 años. En esta variedad la moneda es acuñada por el propio Estado y no está vinculada al metal original. En la antigüedad, este dinero era representativo (ya que el valor en metales preciosos de cada moneda se correspondía con su peso y composición química), pero a medida que el dinero fiat fue calando en nuestra sociedad, se ha ido modificando la composición química de las monedas para dejar de tener relación con el metal precioso que representaba. La moneda es, simplemente, una fracción más pequeña de dinero fiat descrito anteriormente y emitido por un estado o banco central. En nuestro ejemplo, una moneda de 2 €. Papel moneda. Por todos bien conocido, se trata del dinero utilizado hoy en día para comerciar de forma física, los billetes. Lo emite el Estado. Al igual que el dinero moneda, originalmente el papel moneda venía respaldado por oro, pero durante los últimos cien años ha ido evolucionando hacia otra forma de dinero fiat. Dinero digital. Aquí enmarcamos tanto Bitcoin como criptomonedas y otros intentos de creación de dinero que han ocurrido desde la década de los 90 y que luego descubriremos. Para llegar a comprender el dinero digital debemos estudiar el dinero desde sus orígenes, así que, vayamos a ello. Historia del dinero Hablemos de la evolución que han sufrido las diferentes corrientes económicas a lo largo de la historia. Los españoles tenemos la suerte de contar con la Escuela de Salamanca —los escolásticos— capitaneada por Francisco de Vitoria y más adelante Juan de Mariana, quien estableció un antes y un después en cuanto a la relación del dinero con el ciudadano y el Estado. Desde el siglo XVI los escolásticos de Salamanca promulgaron teorías liberales que encajan perfectamente en el concepto actual de economía de muchos partidos políticos denominados liberales; estas corrientes socioeconómicas ponían al ciudadano en primer lugar, incluso por delante del rey. Se trata, como decimos, de movimientos liberales donde se pretende que el ciudadano tenga control de sus finanzas y que sea el pueblo quien decida cuántos, cuándo y qué impuestos debe pagar. Juan de Mariana llegó a plantear escenarios absolutamente inverosímiles en la época, como que «si el rey decide unilateralmente subir los impuestos sin consentimiento del pueblo, este tendrá derecho a cortarle la cabeza». Como era de esperar, Juan de Mariana tuvo muchos problemas con el rey y con su protegido, el duque de Lerma, a quien denunció por modificar la composición en metales preciosos de las monedas acuñadas en la época —introduciendo así inflación—. Le salvó de la Inquisición ser jesuita y contar con la protección de Roma. No obstante, y tras varios períodos de encarcelamiento, el escolástico salió por la puerta de atrás, pero con vida. Cuatrocientos años después, el Instituto Juan de Mariana6 sigue haciendo una labor divulgativa extraordinaria, con publicaciones muy interesantes de Bitcoin y con divulgadores de la talla de Manuel Polavieja. Avancemos en la historia del dinero. Desde hace más de 1000 años se ha buscado siempre el llamado dinero sólido: crear economías respaldadas por un patrón estable, basado en oro (el único metal que no se puede fabricar y el elemento de la tabla periódica, químicamente hablando, más estable del planeta). Por lo tanto, la riqueza de un país estaba ligada a la acumulación de oro que fuese capaz de hacer. De todos es conocido el expolio en metales preciosos que hizo España durante el descubrimiento de América y cómo trajo a Europa miles de toneladas de oro destinadas al pago de guerras y al mantenimiento de su imperio. ¿Querías entrar en guerra con tu país vecino?, necesitabas oro para pagar al ejército, sus armas y su manutención durante largos períodos. Por lo tanto, históricamente ha habido una relación directa entre la cantidad de oro que disponía un país y su poder en el mundo. A más oro, más ejércitos, por lo que podría mantener (y anexionarse) más territorios con guerras y tratados comerciales. El recurrir al patrón oro7 estableció durante siglos largos períodos de prosperidad económica, acentuados desde la Revolución Industrial. El mayor imperio de la historia de la humanidad («el único por el que nunca se ponía el sol»), el español, fue desapareciendo en favor del británico y desde su guerra de la independencia en favor de los Estados Unidos de América. En términos económicos, el traspaso de poder estuvo ligado al traspaso progresivo de reservas de oro. Aunque no es el objetivo de este libro, podemos afirmar que desde mediados del siglo XIX y durante setenta años el mundo en general vivió una etapa de prosperidad económica sin precedentes, con un elemento común en todas sus economías: la utilización del patrón oro como referencia. Es en esta época, a finales del siglo XIX, cuando la llamada «escuela austriaca» florece y se impone en las universidades y escuelas de pensamiento económico. El mundo es consciente de las ventajas que tiene el utilizar el patrón oro como referencia para controlar y gestionar la riqueza y las transacciones, por eso, esta escuela ha sobrevivido hasta el día de hoy, aunque muy denostada desde 1944 por el influjo keynesiano, como veremos más adelante. Los criptoBelievers sentimos especial atracción por la escuela austríaca porque, entre otras cosas y en cierta forma, fueron capaces de predecir Bitcoin veinte años antes de que naciera; Friedrich Hayek, máximo exponente de la Escuela, llegó a decir en 1989: «No creo que volvamos a tener alguna vez una buena moneda antes de sacar el tema de manos del gobierno, es decir, no podemos arrancárselo con violencia, lo único que podemos hacer es introducir algo de alguna forma taimada e indirecta que el [gobierno] no pueda detener». ¿Te suena de algo? Volvamos a la historia. El azar y el destino provocaron que un pequeño incidente en una región recóndita de Europa (el asesinato del archiduquede Austria por parte de un joven serbio en 1914) desencadenara la Primera Guerra Mundial. Una vez se lio el pastel, los estados se dieron cuenta de que si querían tener más opciones de ganar la guerra necesitaban ejércitos más grandes y mejor preparados. Necesitaban dinero. Como la dimensión del ejército de cada país venía marcada por su riqueza (es decir, por la cantidad de oro que disponía en sus reservas) no podían modificar la fuerza de sus ejércitos a su antojo. Pero alguien se hizo la siguiente pregunta: «¿Y si creamos un banco central en nuestro propio país y le otorgamos, por real decreto, la posibilidad de emitir más dinero?» y este asunto, querido lector, fue el desencadenante de la peor decisión económica tomada en la historia de la humanidad, iniciando un proceso de empobrecimiento global sin precedentes que todavía nos persigue. Evidentemente, ese dinero generado «de la nada» por un gobierno no podía estar respaldado en oro, pero sí por la confianza que generase dicho país respecto a poder pagar el dinero emitido en el largo plazo. Es decir, si yo fuera el ministro de Economía francés, por ejemplo, podría emitir dinero respaldado por Francia (es decir, deuda soberana) y generar en consecuencia un plan de pagos a largo plazo para ese dinero creado sin respaldo en oro: «No puedo pagar ahora, pero pagaré en el futuro». Al tener más dinero, podría reforzar mi ejército, aumentando así las posibilidades de ganar la guerra. En ese momento se abrió la caja de pandora, una lámpara de Aladino para cualquier político: la posibilidad de crear dinero de la nada y ponerlo en circulación. ¿Y qué sucedió? Te lo puedes imaginar. En un plazo absolutamente récord para un movimiento de estas características (unos pocos meses), cada país creó su propio banco central, le dio poderes y empezaron todos a generar su propio dinero, dejando así de utilizar el patrón oro como referencia. Cada nueva emisión de dinero generaba más deuda (pongámosnos en la piel del político de turno… habían inventado una máquina de generar dinero de forma infinita… ¡y funcionaba!) y por lo tanto más gasto público, que beneficiaba enormemente el corto plazo de cada país, ya que el gobierno al mando podía acometer infraestructuras y generar empleo. Como los políticos han estado y estarán siempre obsesionados con el corto plazo (básicamente en ganar las siguientes elecciones), la emisión de deuda genera beneficios a corto (en su propio interés) y graves perjuicios en el largo plazo («lo resolverán los que vengan»), ya que el país está cada vez más endeudado y debe más dinero al exterior, al depender cada vez más de los dueños de dicha deuda. Pero volvamos al siglo XX y a la década de los años 20. Acaba la Primera Guerra Mundial, se inicia un corto proceso de recuperación y pocos años después comienza la segunda Gran Guerra. Como los grandes vencedores de esta contienda fueron los Estados Unidos de América, el gobierno de Truman realiza un movimiento maestro durante la famosa conferencia de Bretton Woods (1944) con los 44 países aliados: imponer el dólar norteamericano como patrón de referencia de cualquier dinero fiduciario internacional, y que esta moneda fuera la única con capacidad de ser permutada por oro en relación de 1 onza cada 35 dólares. También se creó en Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, controlados en aquel momento, naturalmente, por los Estados Unidos. De esta forma el país norteamericano gana no solo la guerra física, sino que se posiciona como el líder indiscutible económico del mundo moderno, ya que el dólar se convierte en la moneda de referencia para cualquier país y por lo tanto son los EE. UU. los únicos con la capacidad de generar nuevo dinero, referenciado al oro del que dispongan. Toda esta maniobra fue orquestada por John Keynes8, y aunque para los economistas tradicionales la escuela keynesiana es su «biblia de referencia», los criptoBelievers lo consideramos como el artífice del gran desastre económico de la era moderna. Keynes fue un economista inglés de sangre azul, de familia rica, que no trabajó en su vida (ni tuvo necesidad de hacerlo) y que por todo ello su visión del mundo y del concepto de «dinero elástico» (a través del endeudamiento) fue muy particular. El resultado lo tenemos hoy en día reflejado en todo el planeta (salvo China): países con deudas por encima de su PIB y con ciudadanos cada vez más pobres, como explicaremos a continuación. Relación del ciudadano con el dinero La relación del ciudadano con el dinero viene marcada por la capacidad del Estado en cuanto a generación de nueva masa monetaria. Cada vez que un Estado emite más deuda para generar nuevo dinero empobrece a sus ciudadanos. ¿Por qué? Muy sencillo, lo vamos a entender con un ejemplo. Asumamos que en un momento dado en nuestro país hay un monto total de dinero líquido (en circulación) de un billón de euros. Asumamos de la misma forma que no existe un Banco Central Europeo y que nosotros, desde España, tenemos plena autonomía para generar nuevo dinero desde nuestro banco central (así ha ocurrido hasta la llegada del euro… y ahora lo hace Bruselas). Si el gobierno decide emitir nuevo dinero por valor de (por ejemplo) cien mil millones de euros —aumentando así el gasto público para cumplir con sus compromisos electorales o mejorar algunas «métricas cortoplacistas», como la tasa de paro— la masa monetaria total en circulación, una vez emitido este nuevo dinero, sería de 1,1 billones de euros. Por lo tanto, al haber más dinero en circulación (ha aumentado la oferta) y mantener al mismo tiempo los bienes de producción (no ha aumentado la demanda), el valor que tiene ese dinero disminuye en la misma proporción que la nueva masa monetaria inyectada, por lo que seríamos un 10 % más pobres. Se ha producido una redistribución del valor. ¿Y a dónde ha ido ese 10 % de valor? Evidentemente, al Estado. Los ciudadanos nos hemos empobrecido un 10 % y el Estado se ha enriquecido en la misma proporción. Si extrapolamos este ejemplo a Europa o a cualquier otro país con capacidad de emisión de moneda (y, por lo tanto, de deuda), el resultado es que los ciudadanos que vivimos en países endeudados somos más pobres y, lo que es más triste, no nos damos cuenta. Este fenómeno no ocurría en economías ligadas al patrón oro, ya que los países no tenían ninguna capacidad de emitir masa monetaria si no estaba respaldada por reservas de oro reales. Los principales beneficiados de las políticas keynesianas son los gobiernos y sus políticos, ya que les permiten obtener fuentes de liquidez en el corto plazo a costa de empobrecer a sus ciudadanos en el largo y, consecuentemente, a su país. Es una estrategia de «patata caliente» o de «que lo resuelvan los que vengan mañana». Piensa, querido lector, que toda esta política económica es un invento relativamente moderno (de poco más de cien años), y como los políticos controlan los estamentos sociales —incluidas las universidades en cuanto a tendencias educativas— los economistas que se han formado los últimos setenta años han estado envenenados por los modelos económicos keynesianos, y piensan que la única forma que tiene un Estado de prosperar es a través de un aumento del gasto público mediante la creación de nuevo dinero. Como hemos comprobado desde una perspectiva histórica, se trata de una falacia descomunal, y solo la vuelta a un dinero sólido podría revertir la situación actual en la que los ciudadanos cada vez somos más pobres. Si bien la vuelta al patrón oro parece una idea descabellada en pleno siglo XXI (por los inconvenientes que presenta este activo físico), la utilización de Bitcoincomo patrón de referencia económico a nivel mundial podría ser una estrategia muy beneficiosa para el ciudadano en el largo plazo. El problema que ya vislumbramos es que esta medida no interesa a los gobiernos (ya que Bitcoin es incontrolable e incensurable, y lo que un político no puede controlar no suele ser bienvenido), por lo que va ser complicado invertir esta tendencia. De ahí la marginalidad que hasta ahora ha sufrido Bitcoin desde los estamentos más oficiales y tradicionalistas. Como conclusión de este capítulo, podemos decir que el dinero ha evolucionado históricamente en diferentes formas y que siempre ha cumplido su papel con las tres funciones descritas (unidad de cuenta, intercambio de valor y reserva de valor). Durante siglos hemos convivido con un dinero sólido utilizando normalmente el oro como patrón de referencia para medir la riqueza de un país. Solo tras la Primera Guerra Mundial, los estados empezaron a volverse locos con la emisión de dinero fiduciario nacional, abandonando el patrón oro y entrando en una espiral de emisión de deuda pública sin precedentes. El modelo económico actual de deuda pública ha lastrado varias crisis mundiales (1929, 1976, 1993 y 2008), y lo más crítico es que los países endeudados estamos en manos de los poseedores de nuestra deuda. El caso más extremo quizás sea Venezuela, que entre China y Rusia tienen compradas sus reservas de petróleo para los próximos cien años. Resulta paradójico cómo el país con más riqueza en petróleo del mundo sea uno de los más pobres. Parece, por lo tanto, que las corrientes socialistas y comunistas de control de los recursos económicos no son las más beneficiosas para un país, y que hace ya más de quinientos años Francisco de Vitoria y Juan de Mariana tenían ideas muy interesantes sobre la relación del ciudadano con el dinero y con el Estado. 6. Web: https://www.juandemariana.org/ 7. El patrón Bitcoin, Amazon: https://amzn.to/2k5sEns. 8. Wikipedia: https://bit.ly/2I5rD5l 5. Antecedentes de Bitcoin Como ya estás comprobando, querido lector, a medida que transcurren los años y avanzamos en la historia del dinero nos vamos acercando al nacimiento de Bitcoin. Pero es nuestra obligación detenernos en la década de los 90 del siglo XX para estudiar los cuatro proyectos de creación de dinero digital que dieron forma a lo que ocurrió veinte años después (2008), el nacimiento de Bitcoin. Quedémonos con la idea de que Satoshi Nakamoto no fue un «científico solitario y genial» estilo Albert Einstein, quien desarrolló la teoría especial de la relatividad él solo encerrado en su despacho mientras trabajaba en la oficina de patentes. Satoshi Nakamoto aprovechó el trabajo desarrollado por mucha gente (sobre todo el de los cuatro que vamos a describir ahora) y le añadió un toque de genialidad para crear Bitcoin. David Chaum9 y DigiCash (1990) El primero que nos encontramos es un informático, criptógrafo y matemático que ya desde principios de los 80 escribió una serie de papers sobre criptografía que le valieron de gran reconocimiento mundial. Sus principales publicaciones fueron: • Sistema de votación confiable (Untraceable Electronic Mail, Return Addresses, and Digital Pseudonyms,1981). Chaum propuso un sistema para elecciones públicas de voto electrónico. • Firma ciega para pagos no trazables (1982). Primera aproximación al dinero digital mediante criptografía de firma ciega. • Protocolo Zero Knowledge (1988). En colaboración con Gilles Brassard y Claude Crepeau, desarrollaron canales seguros que permiten realizar transacciones sin dejar rastros del emisor, receptor y de lo enviado. • Dinero electrónico no trazable (1988). En colaboración con Amos Fiat y Moni Naor, hicieron una implementación de transacciones offline con un sistema de detección de doble gasto. • DigiCash (1990) fue su gran proyecto: una empresa de dinero efectivo radicada en Ámsterdam para comercializar las ideas de su investigación. Analizaremos esta última con más en detalle y descubriremos que la historia de David Chaum es digna de ser mostrada al mundo en una película de Netflix. Cómo criptógrafo, el trabajo de Chaum fue extraordinario, pero como empresario en aquella época de su vida fue un auténtico zoquete y su caso se tendría que estudiar en todas las escuelas de negocio del mundo como «la antítesis del buen CEO». Imagino que Chaum fue una persona introvertida, excesivamente técnica y no supo rodearse de ejecutivos de negocio en los que delegar cierto tipo de decisiones. El primer ejemplo de una decisión de negocio desastrosa fue cuando en 1995 el mismísimo Bill Gates le planteó un acuerdo comercial para introducir su dinero digital en Windows 95, justo antes de su lanzamiento. Recordemos que el lanzamiento de W95 fue uno de los momentos más brillantes de la historia moderna y catapultó a Microsoft a la cima mundial en valor y capitalización bursátil. El acuerdo, además, tenía un planteamiento de negocio absolutamente brillante, ya que Microsoft ofrecía cerca de dos dólares por cada licencia vendida de su moneda digital. Considerando que el gigante de Seattle vendería cientos de millones de unidades, el acuerdo pondría los pelos de punta a cualquiera. Salvo a David Chaum, al que no le pareció suficiente. La propuesta se quedó en papel mojado y Microsoft no volvió a realizar ningún intento de acuerdo con la compañía. Primer tiro en la sien de David Chaum. Poco después ocurrió la segunda decisión catastrófica de Chaum a nivel de negocio, cuando Netscape se aproximó a la compañía con un intento de propuesta similar a la de Microsoft, pero sustituyendo el concepto de PC por el de navegador. Sabiendo Chaum que había perdido la batalla anterior podría haberse mostrado más receptivo, pero no. Antes incluso de empezar la negociación con Netscape, el criptógrafo exigió la firma de acuerdos de confidencialidad tan partidistas y desproporcionados que los mismos abogados de Netscape exigieron a su comité que no los firmaran ni jartos de vino, ya que estaban fuera de toda lógica. Con las mismas, Netscape abandonó la mesa y nunca volvieron a hablar con Digicash. Segundo tiro en la sien de David Chaum. Pero aquí no termina la historia. En 1996, en un momento delicado para la compañía (ya que no había sido capaz de implementar Digicash con ningún gran cliente) la multinacional Visa se acercó para invertir cuarenta millones de dólares en su capital. Nuestro héroe, ni corto ni perezoso, les dijo que «de cuarenta millones nada, quiero setenta y cinco». Cualquiera que haya cerrado rondas de inversión sabe cómo se realizan estos procesos de negociación. Los ejecutivos de Visa, atónitos por la exigencia, abandonaron la mesa y desaparecieron. Poco tiempo después, David Chaum fue relegado como CEO y en 1999 la compañía se declaró en bancarrota, liquidó sus activos y desapareció en el mar de Internet. Tercer y definitivo tiro en la sien de David Chaum. Si Chaum hubiese tenido una mente de negocio y una postura colaborativa en 1995 y hubiese llegado a un acuerdo con Bill Gates, podríamos haber vivido una primera era de dinero digital utilizado por todo aquel que tuviera un ordenador con sistema Windows. Pero esa sería otra historia. Adam Back y HashCash10 (1994) ¿Recuerdas el hackeo que se hizo de Netscape en 1994? Adam Back fue uno de los protagonistas, junto a Hal Finney. Durante estos primeros años de utilización de servicios de Internet como el correo electrónico, Adam Back se dio cuenta del problema que podría generar el envío masivo de e-mails, que hoy en día todos conocemos como spam. Back desarrolló un protocolo (HashCash) e introdujo el concepto de prueba de trabajo (Proof of Work o PoW). Se trata de una forma muy sencilla de evitar el spam, ya que incorporar esta técnica provocaba que nuestro ordenador (más en concreto la CPU) hiciera un pequeño esfuerzocomputacional para resolver un hash asociado a cada e-mail enviado. Pero antes que describir el protocolo, veamos qué es un hash. Un hash es una secuencia alfanumérica de caracteres (letras y números) que se obtiene cuando codificamos un fichero de entrada (que puede ser un archivo, un e-mail, caracteres o cualquier otra cosa). Dicha codificación se hace con una función hash. La principal característica de una función hash es que es unidireccional o irreversible, es decir, podemos codificar cualquier fichero y obtener un hash, pero a partir de este hash no podemos obtener el fichero original. Las funciones hash se utilizan continuamente en todas las aplicaciones informáticas e Internet. Por ejemplo, las contraseñas de las cuentas de los usuarios que guardamos en Tutellus están hasheadas, es decir, no las conocemos. Tan solo almacenamos el hash generado desde la contraseña que introdujo el usuario. Volviendo a Adam Back y HashCash, el protocolo consistía en repetir el hash del mensaje (e-mail) muchas veces hasta encontrar un hash que comenzara por cuatro ceros (0000…). Como hemos visto que una función hash, desde la perspectiva matemática, es unidireccional, la única forma de encontrar un hash concreto es por fuerza bruta (es decir, por prueba de trabajo). Si enviamos un correo electrónico el esfuerzo computacional que gastará nuestro ordenador será ridículo, pero si queremos enviar un millón de e-mails el esfuerzo será considerable, por lo que es una manera muy sencilla de limitar el spam generando fricción al spammer a través de un necesario gasto de dinero en electricidad para encontrar el millón de hashes necesario. Por último, quería destacar que Adam Back sigue profesionalmente en activo y participa habitualmente en encuentros internacionales sobre Blockchain. Si viajas a algunos de ellos podrías tomarte un café con él y conocerle. Nick Szabo11 y Bitgold (1997) Aunque se ha escrito mucho sobre Nick Szabo y Bitgold12, lo que más me llama la atención es cómo este señor pudo anticiparse más de quince años a la creación de los smart contracts. Esbozó en 1997 el concepto de smart contract en uno de sus papers: «Se trata de un conjunto de promesas, incluidos los protocolos dentro de los cuales las partes cumplen otras promesas. Los protocolos generalmente se implementan con programas en una red informática o en otras formas de electrónica digital, por lo que estos contratos son “más inteligentes” que sus antecesores en papel. El uso de inteligencia artificial no está implicado». Nick Szabo estuvo desaparecido de la vida pública durante muchos años, pero ha revivido en los últimos tiempos y es un usuario muy activo en Twitter. También te lo podrás encontrar en encuentros internacionales de manera frecuente — muchas veces junto a Adam Back—, por lo que si viajas podrías conocer a dos de los personajes que cambiaron el mundo. Wei Dai13 y B-Money (1998) Wei Dai introdujo una propuesta de base de datos separada (o pseudodescentralizada) entre los participantes, pero incorpora un mediador en caso de disputa (por eso se utilizó el término «separada» y no «descentralizada». Dai propone un sistema de efectivo electrónico distribuido y anónimo, donde cada participante debe verificar que los saldos de sus propias cuentas sean correctos y que la suma de los saldos de las cuentas no sea mayor que la cantidad total de dinero creado. Esto evita que los servidores, incluso en una colusión total, amplíen la oferta de dinero de forma permanente y sin costo. Fijémosnos en que Wei Dai lo tuvo algo más fácil que los anteriores, ya que aprovechó el trabajo de ellos para plantear un modelo más avanzado, utilizando el Proof of Work creado por Adam Back para realizar la minería necesaria (dentro de poco veremos este concepto). Como curiosidad se dice que la unidad de cuenta del Ether, el Wei, debe su nombre a este criptógrafo. El trabajo de Wei Dai fue decisivo en la formación de Bitcoin y así lo recoge Satoshi Nakamoto en el propio paper de Bitcoin. 9. Wikipedia: https://bit.ly/2kpk7ft 10. Bit2ME Academy: https://bit.ly/2kyjQGY 11. Bit2me Academy: https://bit.ly/2lBXi8y 12. Bitgold: https://bit.ly/2m5wf5H 13. Bit2me Academy: https://bit.ly/2lJwOSh 6. Orígenes de Bitcoin Seguimos con nuestro viaje en el tiempo y en este capítulo nos remontamos a 2008, el año clave en la publicación del paper de Bitcoin por parte de Satoshi Nakamoto. Recordemos cómo estaba el mundo en aquel momento. Los que ya llevamos años bregando en el mercado recordamos esa época —al menos servidor, de la cosecha del 76— como la más dura de nuestra vida. Con origen en las hipotecas subprime y la crisis de Lehman Brothers de 2007, el mundo era un infierno. España, que había vivido del crecimiento del ladrillo los años anteriores, y donde nuestro vecino del segundo manejaba un portfolio de pisos con el que no paraba de incrementar su patrimonio (y su deuda), se pegó un batacazo como pocas veces se ha visto en la historia económica. Las tasas de paro crecieron exponencialmente, el vecino del segundo se arruinó (como tantos otros ciudadanos), los bancos cerraron el grifo del crédito a empresas y particulares, miles de empresas cerraban cada mes por problemas de tesorería y los bancos nacionales acudieron en masa al rescate de sus bancos en un movimiento de difícil justificación. De manera global, si la ciudadanía tenía poca confianza en el sistema financiero, esta crisis la derribó todavía más. Hizo un daño tremendo a todo el tejido social que doce años después todavía seguimos sufriendo. Dicho esto, es lógico pensar que Satoshi Nakamoto dedicara más esfuerzos al proyecto en los meses posteriores al surgimiento de la crisis y que planteaste Bitcoin como una alternativa al sistema económico mundial. La prueba irrefutable de ello es que en el bloque génesis de Blockchain (veremos más adelante qué es un bloque) Satoshi Nakamoto introdujo el siguiente mensaje en código hexadecimal: «Chancellor on brink of second bailout for banks» (Ministro de Hacienda al borde del segundo rescate para bancos). No es casual que este fuera el titular del periódico The Times del mismo 3 de enero de 2009, fecha en la que se minó el primer bloque. Claramente Bitcoin representaba, desde el primer momento, un símbolo de lucha contra el poder establecido y aspiraba a convertirse en un nuevo orden mundial. Aunque hay quien dice que no es una relación causa-efecto, ya que lo que Satoshi pretendía introduciendo ese mensaje era una prueba irrefutable de que la cadena de Bitcoin había empezado ese día y no antes, de entre los miles de periódicos y titulares de aquel 3 de enero me resulta muy difícil pensar que el seleccionado fue casual o al azar. Pero no adelantemos acontecimientos. Estamos todavía en 2008, y el 31 de octubre Satoshi Nakamoto publica a través de una pequeña lista de correo el paper de Bitcoin con el siguiente título: «Bitcoin: a Peer-to-peer Electronic Cash System14». Se trata de un paper de tan solo nueve páginas, donde planteaba de una manera muy brillante el uso de dinero digital sin la necesidad de contar con un tercero de confianza. Condensaba el conocimiento de más de cuarenta años de investigaciones y lo hilaba con las lecciones aprendidas de sus antecesores. A diferencia de lo que mucha gente piensa, el paper de Bitcoin es un documento genérico, sin cifras ni detalles de ningún tipo sobre esta tecnología, algo así como «he trabajado en esta idea y creo que podría funcionar». No existía, en aquel entonces, ninguna red llamada Bitcoin. Era básicamente una propuesta. El paper soluciona la necesidad de mantener un tercero de confianza a la hora de realizar transacciones electrónicas. Satoshi Nakamoto es consciente del archiconocido problema del doble gasto: la única forma existente (hasta Bitcoin) de evitar
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