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BITCOIN,_BLOCKCHAIN_Y_TOKENIZACIÓN_PARA_INQUIETOS_Miguel_Caballero

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BITCOIN,	BLOCKCHAIN	Y	TOKENIZACIÓN	PARA	INQUIETOS
		
Miguel	Caballero
		
		
©	Miguel	Caballero
©©	Bitcoin,	Blockchain	y	tokenización	para	inquietos
		
ISBN	ePub:	978-84-685-4321-5
Depósito	legal:		M-38623-2019
		
		
		
Editado	por	Bubok	Publishing	S.L.
equipo@bubok.com
Tel:	912904490
C/Vizcaya,	6
28045	Madrid
		
Reservados	todos	los	derechos.	Salvo	excepción	prevista	por	la	ley,	no	se	permite	la	reproducción	total	o	parcial	de	esta	obra,	ni	su
incorporación	a	un	sistema	informático,	ni	su	transmisión	en	cualquier	forma	o	por	cualquier	medio	(electrónico,	mecánico,	fotocopia,	grabación	u
otros)	sin	autorización	previa	y	por	escrito	de	los	titulares	del	copyright.	La	infracción	de	dichos	derechos	conlleva	sanciones	legales	y	puede
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(www.conlicencia.com;	91	702	19	70	/	93	272	04	47).
		
		
		
		
		
		
A	mis	padres,	mi	mujer	y	mis	hijos.
Mi	pasado,	mi	presente	y	mi	futuro.
		
		
		
		
		
		
«Por	desgracia,	no	se	puede	explicar	lo	que	es	Matrix.	Has	de	verla	con	tus	propios	ojos.	Esta	es	tu	última	oportunidad,	después	ya
no	podrás	echarte	atrás.	Si	tomas	la	pastilla	azul,	fin	de	la	historia,	despertarás	en	tu	cama	y	creerás	lo	que	quieras	creerte.	Si	tomas
la	roja,	te	quedarás	en	el	País	de	las	Maravillas	y	yo	te	enseñaré	hasta	dónde	llega	la	madriguera	del	conejo».
Morfeo	a	Neo,	The	Matrix
		
		
«La	Era	de	los	Elfos	se	ha	terminado,	Frodo.	Mi	pueblo	deja	estas	costas.	Ha	llegado	la	era	de	los	hombres».
Elrond	a	Frodo,	El	señor	de	los	anillos:	el	retorno	del	rey
Índice
AGRADECIMIENTOS
PRÓLOGO
PRIMERA	PARTE.	INTRODUCCIÓN	A	LA	DESCENTRALIZACIÓN,	BLOCKCHAIN	Y	BITCOIN
1.	Primeros	contactos
2.	Aspectos	generales	de	la	descentralización
¿Qué	es	el	dinero	centralizado?
Una	organización	descentralizada	es	incensurable
Una	organización	descentralizada	funciona	de	forma	autónoma
¿Por	qué	las	organizaciones	descentralizadas	están	tan	poco	implementadas	en	nuestro	entorno	empresarial?
Conclusiones	de	la	descentralización
3.	Criptografía,	hacktivismo	y	ciberpunks
4.	Dinero:	características,	historia	y	evolución
¿Qué	es	el	dinero?
Historia	del	dinero
Relación	del	ciudadano	con	el	dinero
5.	Antecedentes	de	Bitcoin
David	Chaum	y	DigiCash	(1990)
Adam	Back	y	HashCash	(1994)
Nick	Szabo	y	Bitgold	(1997)
Wei	Dai	y	B-Money	(1998)
6.	Orígenes	de	Bitcoin
7.	Bitcoin:	aspectos	básicos
Los	tres	clanes:	desarrolladores,	usuarios	y	mineros
Los	generales	bizantinos	y	el	problema	de	la	prueba	de	trabajo
8.	Bitcoin	como	protocolo	encapsulado	en	una	blockchain
Cadena	de	bloques	o	Blockchain
Red	descentralizada	compuesta	por	nodos
Consenso	ligado	a	la	prueba	de	trabajo
El	ataque	del	51	%
9.	Bitcoin:	minería	y	consolidación	de	bloques
Funciones	hash	utilizadas	en	Bitcoin
10.	Bitcoin	como	reserva	de	valor
11.	Bitcoin:	retos	y	oportunidades
Lighting	Network	o	cómo	mejorar	Bitcoin
12.	El	futuro	de	la	humanidad	y	Bitcoin
SEGUNDA	PARTE.	PROTOCOLOS,	TOKENS	Y	OTRAS	BLOCKCHAINS
14.	Principales	protocolos	de	consenso
Proof	of	Work	(PoW)
Proof	of	Stake	(PoS)
Proof	of	Importance	(PoI)
Delegated	Proof-of-Stake	(DPoS)
15.	Ethereum:	visión	general
16.	Ethereum:	características
Entonces,	¿por	qué	es	necesario	el	Gas?
17.	Ethereum:	aplicaciones	prácticas
Las	DAO	sobre	Ethereum:	el	archiconocido	ataque	de	la	DAO
Gobernanza	descentralizada	y	las	DAO
Finanzas	Descentralizadas	o	DeFi
Dinero	programable,	Maker	DAO
Protocolos	DeFi,	Uniswap
Tokenización	de	activos	en	Ethereum
18.	NEM:	visión	general
Origen	de	NEM	y	evolución	a	2020
19.	NEM:	organización	del	ecosistema
El	equipo	core	de	desarrollo
Tech	Bureau,	la	empresa	dueña	de	NIS1
Fundación	NEM,	promoviendo	la	adopción
NEM	Ventures,	el	brazo	inversor
Los	cosechadores:	nodos	y	supernodos
Los	usuarios,	promoviendo	la	adopción	y	usando	la	red
20.	NEM:	características	técnicas
NEM	o	NIS1,	potencia	en	estado	puro
Catapult	o	NIS2,	la	gran	esperanza
21:	NEM:	la	aproximación	de	Tutellus
22.	Otras	blockchains:	conclusiones
Sobre	la	captura	y	transferencia	de	valor
Sobre	la	necesidad	de	crear	programas	alrededor	de	la	red
Sobre	el	volumen	de	transacciones
Otras	variables	a	tener	en	cuenta
TERCERA	PARTE.	TOKENIZACIÓN	DE	ACTIVOS	Y	EJEMPLOS	REALES
23.	Introducción	a	estándares	y	protocolos
Estándares:	el	conjunto	de	funcionalidades	comunes
24.	Tokens:	características	y	taxonomía
¿Necesitan	tokens	todas	las	blockchains?
¿Son	todos	los	tokens	criptomonedas?
¿Por	qué	hay	tanto	revuelo	alrededor	de	los	Utility	/	Security	tokens?
¿Cómo	saber	si	mi	token	es	un	Utility	o	un	Security?
25.	Tokenización	de	activos	físicos
¿Y	por	qué	tanta	obsesión	por	tokenizar?
26.	Los	oráculos	como	puentes	de	creación	de	valor
27.	Tokenización	de	activos	digitales:	un	framework	propio
28.	Tutellus:	tokenizando	el	conocimiento
1.	El	modelo	de	negocio	de	Tutellus
2.	Los	pains	del	modelo	de	negocio
3.	El	diseño	del	token:	TUT	y	STUT
4.	Convivencia	con	el	modelo	de	negocio	tradicional
5.	Descentralización	progresiva	y	simbiosis	del	modelo
29.	El	TUT	protocol	como	guinda	final
30.	Tokenización:	síntesis
EPÍLOGO
		
		
		
		
		
		
AGRADECIMIENTOS
		
		
		
Quiero	agradecer	públicamente	a	todos	los	que,	de	una	manera	directa	o	indirecta,	me	habéis	ayudado	a	escribir	este	libro
y	a	aprender	sobre	esta	fascinante	historia.
Gracias	a	mis	padres,	Pilar	y	Paco,	por	la	educación	que	me	han	dado	y	su	apoyo	incondicional	durante	toda	mi	vida,
aunque	a	veces	no	entendieran	muy	bien	las	razones.	Os	lo	debo	todo.
Gracias	a	mi	mujer,	Carmen:	mi	amor,	mi	amada,	mi	amante.	Tengo	una	suerte	infinita	de	haberte	conocido.	Gracias	por
aguantarme,	comprender	la	dura	vida	del	emprendedor	y	apoyarme	siempre.
Gracias	a	Javi	Ortiz,	mi	socio	y	compañero	de	aventuras,	por	su	paciencia	enseñándome	tantas	cosas	durante	todos	estos
años.
Gracias	a	todos	mis	socios	de	Tutellus,	en	especial	a	Ángel	Barranco	y	Mariano	Olmeda,	por	el	empuje	hacia	el	mundo
cripto.	Todavía	recuerdo	explicarles	con	un	gin-tonic	qué	era	Bitcoin	en	2017	y	que	a	los	treinta	minutos	habían	hecho	su
primera	compra	en	Coinbase.
Gracias	a	Álex	Preukschat	y	Cris	Carrascosa,	de	Blockchain	España,	por	ser	los	primeros	en	crear	cursos	de	Blockchain
en	Tutellus	a	mediados	de	2017.	Más	de	100	000	alumnos	han	aprendido	ya	sobre	el	tema.	Gracias	también	a	mi	querida
Almudena	de	la	Mata	por	su	apoyo	incondicional,	siempre.
Gracias	 a	 Javier	Martín,	 cofundador	 de	 Iniciador,	Loogic	 y	 ahora	 director	 de	 Innovación	Abierta	 en	Sngular,	 porque
gracias	a	él	descubrí	Bitcoin.
Gracias	a	Jesús	Pérez	y	a	Finnovating	por	el	arranque	y	a	todo	el	equipo	que	formamos	CriptoPlaza	por	la	nueva	época
que	se	avecina.	La	vamos	a	liar	muy	parda.
Gracias	a	Íñigo	Molero	por	ser	una	de	las	personas	más	receptivas	y	abiertas	del	mundo	cripto	que	he	conocido.	Íñigo	es
profesor	clave	del	Máster	en	Blockchain	desde	el	minuto	cero	y	siempre	está	dispuesto	a	ayudar.
Gracias	 a	Carlos	Suárez,	Álex	Gómez	de	 la	Cruz,	Luiscar	García	 y	Carlos	Roldán	por	 sus	 contribuciones	 al	Máster,
auténticos	cracks	de	los	que	se	aprende	todos	los	días.
Gracias,	por	supuesto,	a	todos	los	alumnos	del	Máster	y	Bootcamp	en	Blockchain,	en	especial	a	Marcos	Carrera	y	Arnau
Ramió,	grandes	criptobelievers	que	ya	se	han	tomado	la	pastilla	roja;	también	he	aprendido	de	vosotros	y	estoy	orgulloso
de	haber	creado	grupos	tan	majos	en	Madrid,	Barcelona,	Alicante,	Bilbao	o	Las	Palmas.
Gracias	a	Andrés	Pedreño	y	al	equipo	de	Torrejuana	por	confiar	en	que	la	tokenización	de	la	educación	es	unos	de	los
retos	y	oportunidades	más	importantes	para	mejorar	esta	industria.
Gracias	a	Dani	Díez	y	Carlos	Kuchovsky	por	sus	consejos	cuando	empezamos	a	adentrarnos	en	este	mundillo	y	por	su
inspiración	en	los	momentos	iniciales.
Gracias	a	los	amigos	de	EthicHub,	Globatalent	y	Saisho	por	aprender	de	ellos	cada	día	y	por	ser	de	los	pocos	proyectos
con	la	valentía	suficiente	para	lanzar	tokens	en	estos	momentos	tan	incipientes.
Gracias	 ala	 Fundación	 NEM	 y	 a	 las	 personas	 que	 la	 componen	 o	 han	 formado	 parte	 de	 ella:	 desde	 Erik	 Van
Himbergem,	Ricardo	@trikar,	Fernando	Ruiz	Tapiador,	Alex	Tinsmann,	Pedro	Gutiérrez	y	Sasha	Ivannova,	por	el	trabajo
actual;	y	a	Lon	Wong,	Kristof	Van	de	Reck,	Steve	Li,	Jeff	McDonald	y	Ronel	Li	por	el	apoyo	en	mis	viajes	alrededor	del
mundo.
Gracias,	por	supuesto,	a	todos	los	que	confiaron	en	el	proyecto	adquiriendo	tokens	TUT	durante	la	ICO.	Agradecimiento
infinito	a	todos	vosotros.
Gracias	 al	 equipo	 de	Alastria,	 capitaneados	 por	Montse	Guardia	 y	 antes	María	 Parga,	 por	 la	 difusión	 que	 hacen	 del
ecosistema	Blockchain	evangelizando	allá	donde	van:	cuantos	más	seamos,	mejor	nos	irá.
Gracias	al	equipo	de	personas	de	mi	alrededor	con	los	que	he	tenido	la	suerte	de	trabajar	en	temas	cripto	y	con	los	que
también	he	aprendido,	sin	duda:	Javi	Calvo,	Carlos	López,	Álex	Ginés,	Cova	Fernández,	Karolina	Szymanyak	y	Nacho
Gómez.
Gracias	 a	 mis	 amigos	 del	 Turing	 Atletic	 Club,	 por	 compartir	 tantos	 años,	 tantas	 horas	 y	 tantos	 kilómetros	 de
conversación	 y	 consejos:	 Felipe	 Casajús,	 Alberto	 Molpeceres,	 David	 Bonilla,	 Alberto	 Gimeno,	 Javi	 Santana,	 Alex
Bryszkowski	y	David	Pombar.	También	agradecido	por	detalles	en	el	diseño	del	token	al	conocido	en	la	dark	web	como
«Club	de	la	minifajita»,	una	nueva	generación	que	viene	pisando	fuerte,	con	los	nombres	en	clave	de	Clara,	Nacho,	Irene,
Dani,	Alex,	Paula,	Elia	y	Nuno.
Y	gracias	a	ti,	querido	lector,	por	ser	una	persona	inquieta	con	ganas	de	aprender	y	por	dedicarme	parte	de	tu	tiempo	(y
por	lo	tanto	parte	de	tu	vida);	gracias	por	dedicarme	tu	activo	más	valioso,	el	único	que	ni	todos	los	bitcoins	del	mundo
podrían	comprar.
		
		
		
		
		
		
PRÓLOGO
		
		
		
No	 soy	 escritor.	Lo	 [único]	 que	 sé	hacer,	 unas	veces	mejor	 que	otras,	 es	 lanzar	 proyectos	y	 crear	 empresas	 en	 torno	 a
Internet.	Lo	más	parecido	que	he	estado	de	escribir	es	acercándome	al	mundo	de	los	blogs.
Comencé	mi	primer	blog,	Redes	malladas,	a	principios	de	los	2000,	que	se	hizo	muy	popular	durante	aquellos	años.	A
través	 de	 redesmalladas.com	 tuve	 la	 constancia	 de	 escribir	 regularmente	 sobre	 infraestructuras	 de	 telecomunicaciones
inalámbricas	antes	de	que	el	wifi	llegara	a	nuestras	vidas.	Durante	esos	primeros	años,	el	blog	me	sirvió	para	forjarme	una
buena	marca	personal	y	ser	 relativamente	conocido	en	el	 tema	en	gran	parte	del	mundo.	Tuve	 la	suerte	de	poder	viajar
hasta	países	como	Colombia,	Israel	y	por	toda	Europa,	invitado	por	empresas,	fundaciones	y	hasta	por	el	IEEE	americano,
donde	participé	como	speaker	en	varios	congresos	sobre	esta	tecnología.
Desde	una	perspectiva	más	 formal	de	publicar	 textos	y	 colaboraciones	 en	 libros,	 lo	más	cerca	que	he	estado	ha	 sido
escribiendo	ensayos	técnicos	sobre	diferentes	facetas	en	las	que	he	trabajado	a	lo	largo	de	mi	vida.	Mi	primer	artículo	lo
publiqué	en	2005	en	«Mundo	Internet»,	una	serie	de	conferencias	anuales	donde	se	exponían	las	principales	novedades
tecnológicas	en	cuanto	a	software,	hardware	y	aplicaciones.	Mi	primer	texto	publicado	se	llamó	«El	próximo	escalón:	voz
IP	 sobre	 infraestructuras	wifi	 públicas	y	privadas».	A	 este	 primer	 ensayo	 técnico	 le	 siguió	 en	2017	«Redes	wifi	mesh:
servicios	municipales	2.0	para	la	administración	y	el	ciudadano».
He	intentado	siempre	trabajar	en	ámbitos	de	innovación	y,	normalmente,	—para	la	bueno	y	para	lo	malo—	desarrollar
servicios	 y	 aplicaciones	 en	 etapas	 muy	 tempranas.	 Por	 ejemplo,	 en	 2005	 (siguiendo	 el	 hilo	 del	 artículo	 mencionado)
fuimos	 los	 primeros	 en	 desarrollar	 servicios	 de	 telefonía	 móvil	 en	 lugares	 sin	 coberturas	 GSM,	 como	 la	 Biblioteca
Nacional	y	su	jaula	de	Faraday.	En	2007	(y	en	relación	al	wifi	municipal)	habíamos	implementado	servicios	en	ciudades
como	Barcelona,	Madrid,	Zaragoza	o	Alicante	antes	de	que	esta	tecnología	abundara	en	nuestras	vidas.
Desde	una	perspectiva	más	técnica,	en	2008	escribí	y	registré	una	patente1:	Método	de	localización	de	vehículos	basado
en	 infraestructuras	 wifi.	 Fue	 otro	 proyecto	 de	 I+D	 en	 el	 que	 trabajamos	 varios	 años,	 con	 el	 que	 conseguimos	 llevar
servicios	 de	 localización	 (con	 precisión	 de	 1	 m)	 a	 lugares	 sin	 cobertura	 GPS.	 Nunca	 supe	 explotar	 la	 patente,
comercialmente	hablando,	pero	fue	una	experiencia	gratificante	que	puso	a	prueba	mis	neuronas.	Doy	fe	que	redactar	y
conseguir	una	patente	son	actividades	complicadas.
Más	 adelante	—sobre	 todo	 desde	 2013—	he	 escrito	 con	 frecuencia	 en	 revistas,	 he	 colaborado	 en	 varios	 libros	 y	 he
iniciado	 varios	 blogs	 intentando	 ser	 constante	 en	 el	 ritmo	 de	 publicaciones.	 El	 más	 reciente	 que	 mantengo	 es	 el
Criptoblog,	hospedado	en	Tutellus.
Pero	todo	esto	es	bullshit,	como	diría	un	gringo.	Escribir	un	libro	son	palabras	mayores.	Siempre	se	ha	dicho	que	para
escribir	 necesitas	 tiempo.	Necesitas	 planificar	 ideas,	 necesitas	 papel	 y	 boli,	 necesitas	 pizarra	 y,	 en	 definitiva,	 necesitas
dedicarle	mucha	constancia	y	un	tiempo	que	yo,	por	las	características	de	mi	trabajo,	no	tengo.
Dicho	esto,	me	pregunto	a	estas	alturas:	¿por	qué	estoy	haciendo	esto?,	¿por	qué	he	escrito	un	 libro?	La	respuesta	es
sencilla:	 creo	 que	 puedo	 ayudar	 a	 mucha	 gente	 a	 entender	 qué	 es	 esto	 de	 Blockchain	 y	 cómo	 se	 puede	 aplicar	 esta
tecnología	en	sus	proyectos	o	empresas	para	generar	valor.
Mi	último	emprendimiento	es	Tutellus,	una	plataforma	colaborativa	de	educación	online	que	lleva	dando	guerra	desde
2013.	Si	eres	o	has	sido	emprendedor,	me	entenderás	si	te	digo	que	la	vida	de	Tutellus	ha	estado	llena	de	altibajos:	buenos
y	malos	momentos,	 situaciones	difíciles	y	momentos	que	 recordaré	 siempre.	Una	empresa	no	 se	hace	de	 la	noche	 a	 la
mañana,	la	creación	de	una	marca	requiere	tiempo,	esfuerzo	y	sacrificios.	Además,	conseguir	una	masa	de	usuarios	que
valide	tu	modelo	y	disfrute	con	tus	servicios	siempre	es	más	complicado	en	tiempos	y	costes	de	lo	que	uno	piensa.	Hoy,
seis	años	después	de	haber	iniciado	el	proyecto,	estoy	orgulloso	del	trabajo	conseguido.	Como	emprendedor,	siempre	me
habría	gustado	ir	más	rápido,	es	decir,	tener	más	usuarios,	más	ventas,	más	negocio…	y	haberme	pegado	menos	leches	por
el	camino,	pero	no	me	puedo	quejar.	Tutellus	es	hoy	un	referente	a	nivel	mundial	en	educación	colaborativa	y	desde	hace
dos	años	hemos	puesto	una	semilla	muy	importante	en	el	mundo	Blockchain.	Incluso	para	más	de	un	loco	somos	uno	de
los	proyectos	más	innovadores	y	disruptores	del	mundo	cripto.
Desde	ahora,	espero	que	hagamos	este	viaje	 juntos.	Espero	que	aprendas	de	mis	errores	y	mis	aciertos	y,	 sobre	 todo,
espero	 ayudarte	 a	 que	 tomes	 las	 mejores	 decisiones	 para	 que,	 si	 quieres	 iniciar	 un	 proyecto	 de	 tokenización	 o
descentralización,	lo	hagas	con	más	garantías,	menos	incertidumbre	y,	a	ser	posible,	gastándote	menos	dinero.
Este	 libro	va	dirigido	 a	 cualquier	 persona	que	 tenga	 interés	 en	 aprender	 sobre	Blockchain.	No	 es	un	 libro	dirigido	 a
profesionales	del	sector,	ni	mucho	menos	a	eruditos.	No	espero	que	venga	nadie	(que	seguramente	vendrá)	a	corregirme
tecnicismos	y	a	discutir	sobre	si	un	proceso	de	tokenización	es	más	óptimo	que	otro,	si	un	protocolo	sobre	Ethereum	es
más	fácilmente	implementable	qué	otro	sobre	Stellar	o	sobre	si	una	blockchain	es	lo	suficientemente	descentralizada	o	no,
este	 no	 es	 el	 lugar	 para	 ello.	 Pretendo	 hacer	 un	 libro	 constructivo	 y	 divulgativo	 que	 sirva	 de	 semilla	 para	 suscitar	 el
suficiente	interés	como	para	que	te	plantees	más	adelante	otros	libros	más	avanzados	u	otros	productos	formativos	(cursos
o	 másteres)	 para	 profesionalizarte	 en	 la	 materia.	 De	 momento,	 espero	 que	 con	 este	 libro	 te	 tomes	 la	 pastilla	 roja	 y
descubras	hasta	dónde	llega	la	madriguera	del	conejo.
El	 libro	 lo	he	estructurado	en	 tres	bloques.	El	primer	bloque	de	 introducción	nos	servirá	para	aprender	 los	conceptos
básicos	 de	 Blockchain,	 Bitcoiny	 descentralización.	 El	 segundo	 nos	 servirá	 para	 profundizar	 en	 diferentes	 tipos	 de
blockchain	desde	una	perspectiva	más	técnica.	Y	el	tercero	lo	utilizaremos	para	ver	la	aplicabilidad	de	la	tokenización	en
casos	 prácticos	 (como	Tutellus)	 y	 estudiar	 y	 plantear	 diferentes	 procesos	 de	modelización	 de	 tokens	 y	 lanzamiento	 de
productos	al	mercado.
Así	 que	 vamos	 a	 ver	 qué	 nos	 depara	 los	 próximos	 capítulos.	 Espero	 que	 tu	 viaje	 hacia	 la	 descentralización	 sea	 un
camino	sin	retorno	y	disfrutes	tanto	como	lo	estoy	disfrutando	yo.
Comenzamos.
1.	(PCT/ES2009/000155):	https://patents.google.com/patent/WO2009115628A1/es
		
		
		
		
		
		
		
		
PRIMERA	PARTE.	INTRODUCCIÓN	A	LA	DESCENTRALIZACIÓN,
BLOCKCHAIN	Y	BITCOIN
		
		
		
		
		
		
1.	Primeros	contactos
		
		
		
A	diferencia	de	otros	compañeros	del	panorama	cripto,	soy	bastante	nuevo	en	el	mundo	Blockchain.	El	primer	contacto
que	tuve	con	Bitcoin	fue	en	marzo	de	2014	con	mi	amigo	Javier	Martín,	cofundador	de	Loogic,	Iniciador	y,	actualmente,
director	de	Innovación	abierta	en	Sngular.	Javi	es	un	fiera	en	la	detección	de	tendencias,	siempre	me	ha	impresionado	su
capacidad	de	anticipación	al	mercado	y,	hasta	ahora,	debo	decir	que	suele	dar	en	la	diana.	Javi	ha	escrito	sobre	el	 tema
años	 antes	 de	 producirse	 el	 hype	 en	 fenómenos	 como	 la	 economía	 colaborativa,	 Bitcoin	 y	 las	 criptomonedas,	 la
inteligencia	artificial	o	el	posthumanismo.	Creo	que	Javi	no	lo	sabe,	pero	tengo	que	decir	públicamente	que	gracias	a	él
conocí	Bitcoin	:).	En	lo	personal,	Javi	es	una	grandísima	persona	siempre	dispuesto	a	ayudar	los	demás	y,	posiblemente,
conocer	Bitcoin	en	ese	momento	fue	un	pequeño	favor	que	sin	darme	cuenta	nos	hizo	a	mí	y	a	todo	el	equipo	de	Tutellus.
En	 2013	 contacté	 con	 Javi	 para	 que	 grabara	 unos	 cursos	 en	 Tutellus	 sobre	modelos	 de	 negocio	 y	 financiación	 para
startups.	Lo	hizo	de	forma	desinteresada,	con	 la	 ilusión	y	 las	ganas	de	siempre.	Gracias	a	él	—y	a	otros	 tantos	amigos
como	Javi	Echaleku,	Javi	Mejías,	Sixto	Arias	o	Wilhelm	Lappe—	lanzamos	Tutellus	con	unos	primeros	cursos	de	gran
valor	dirigidos	a	emprendedores.	Con	su	ayuda	conseguimos	gran	visibilidad	en	muy	poco	tiempo	en	aquellos	momentos
de	lanzamiento	de	la	plataforma,	cuando	precisamente	la	visibilidad	y	la	promoción	era	lo	más	importante.
Unos	meses	después,	a	principios	de	2014	Javi	contactó	conmigo	y	me	dijo:	«Miguel,	quiero	grabar	un	curso	de	Bitcoin,
creo	que	esto	lo	va	a	reventar».	En	aquel	momento	no	tenía	ni	idea	de	lo	que	era	Bitcoin,	así	que	le	dije	que	se	viniera	a
nuestras	 oficinas	 para	 grabarlo.	Como	 Javi	 iba	 a	 estar	 delante	 de	 la	 cámara	 y	 yo	 sabía	 que	 prefiere	 dar	 clase	 frente	 a
humanos	antes	que	frente	a	cámaras,	decidí	estar	junto	a	él	durante	toda	la	grabación,	así	que	me	pude	empapar	de	primera
mano	de	qué	era	eso	de	Bitcoin.	En	ese	momento	su	cotización	rondaba	los	quinientos	dólares,	y	Javi	empezó	a	explicar
una	 gran	 cantidad	 de	 funcionalidades	 relacionadas	 no	 solo	 con	 la	 criptomoneda,	 sino	 que	 habló	 largo	 y	 tendido	 sobre
futuros	modelos	de	negocio	que	podrían	desarrollarse	alrededor	de	la	blockchain.
El	 curso	 lo	 publicamos	 en	 Tutellus2	—de	 hecho	 sigue	 vivo—	 y	 nos	 gustó	 tanto	 que	 hasta	 compramos	 el	 dominio
bitcoindesdecero.com	 para	 redirigir	 tráfico	 al	 mismo.	 Recomiendo	 a	 cualquiera	 que	 tenga	 curiosidad	 que	 observe	 el
contenido,	porque	es	increíble	que,	a	pesar	de	haberse	grabado	hace	más	de	cinco	años,	siga	estando	tan	actualizado	en
cuanto	a	sus	ideas	básicas	y	concepción	de	valor.	Como	decía	al	principio,	Javier	Martín	fue	un	anticipado	a	su	tiempo.
Una	 vez	 que	 grabamos	 el	 curso	 y	 lo	 empezamos	 a	 promocionar	 en	 Tutellus,	 hablé	 con	 mi	 socio,	 Javi	 Ortiz,	 más
conocido	como	@sokardys	o	simplemente	«el	Sokar»,	y	le	dije:	«tío,	tenemos	que	meter	esto	de	Bitcoin	como	forma	de
pago	en	Tutellus;	ya	sé	que	no	lo	conoce	ni	Dios,	pero	puede	ser	un	movimiento	de	marketing	importante	que	nos	podría
dar	mucha	visibilidad».	Así	que	sin	muchas	más	dudas	nos	pusimos	a	trabajar	en	la	integración	de	Bitcoin	como	forma	de
pago	en	Tutellus.	Pretendíamos	ser	la	primera	plataforma	colaborativa	con	la	posibilidad	de	pagar	en	Bitcoin	en	2014.
En	aquel	momento	encontramos	un	producto	inglés	que	ofrecía	la	interconexión	de	dinero	fiat	a	Bitcoin	mediante	API
(Interfaz	de	Programación	de	Aplicaciones),	aunque	de	una	forma	muy	rudimentaria.	Empezamos	a	integrarlo,	pero	como
en	cualquier	startup	surgieron	diferentes	 fuegos	y	dejamos	 el	 proyecto	 en	barbecho.	Tras	 encadenar	varias	«urgencias»
seguidas,	 el	 proyecto	Bitcoin	 fue	 pasando	 a	 ocupar	 posiciones	 cada	vez	más	 retrasadas	 en	 el	 sistema	de	 prioridades	 y,
desafortunadamente,	 terminamos	abandonándolo;	empezamos	a	dedicar	recursos	a	desarrollar	otras	funcionalidades	y	el
proyecto	quedó	en	el	olvido.
Durante	el	proceso	de	integración	tuvimos	que	comprar	bitcoins	para	realizar	las	pruebas	(en	aquella	época	no	recuerdo
que	hubiese	entorno	de	test	y	cualquier	prueba	con	bitcoin	la	realizábamos	directamente	en	producción).	Como	te	podrás
imaginar,	las	claves	de	acceso	al	wallet	donde	estaban	los	bitcoins	las	perdimos	durante	el	período	de	barbecho,	así	que
nunca	pudimos	recuperarlos.	De	esto	hablaremos	más	adelante	porque	tengo	historias	más	divertidas	al	respecto.
Tuvieron	que	pasar	otros	dos	años	para	volver	a	tener	contacto	con	Bitcoin	y	Blockchain,	esta	vez	de	una	manera	más
seria.	2016	fue	el	año	del	despegue	de	las	ICO	y	empecé	a	tener	conocidos	a	mi	alrededor	que	se	estaban	introduciendo	en
el	mundo	Blockchain	a	una	velocidad	de	vértigo.
Me	llamó	muchísimo	la	atención	este	fenómeno	de	levantamiento	de	fondos	para	realizar	proyectos,	ya	que	viniendo	del
mundo	«estartapil»	y	sabiendo	lo	difícil	que	es	cerrar	rondas	de	financiación,	me	asombraba	ver	cómo	dos	chavales	con	un
PowerPoint	o	un	Paper	eran	capaces	de	levantar	tanto	dinero	y	tan	rápido.	Así	que	empecé	a	interesarme	más	por	el	tema	y
empecé	a	leer	una	barbaridad.
Estuve	varios	meses	 intentando	dar	sentido	a	 todos	 los	conceptos	de	descentralización	en	una	plataforma	centralizada
(Tutellus),	pero	con	poco	éxito,	ya	que	me	costaba	entender	qué	valor	aportaba	dicha	descentralización	en	un	modelo	de
negocio	tradicional.	Ten	en	cuenta	que	hace	tres	años	había	menos	opciones	para	estudiar	que	ahora,	y	los	proyectos	que
surgían	 estaban	 en	 pañales.	 Ethereum	 llevaba	 un	 año	 lanzado	 y	 apenas	 existían	 aplicaciones	 corriendo	 sobre	 esta
blockchain,	 por	 lo	 que	 resultaba	 muy	 complicado	 alinear	 todos	 los	 puntos	 y	 darle	 sentido	 real	 con	 casos	 de	 uso
convincentes	más	allá	de	la	teoría.
Desde	 principios	 de	 2017	 empecé	 a	 estudiar	 de	 nuevo	 la	manera	 de	 aplicar	Blockchain	 en	Tutellus	 utilizando	 algún
primer	caso	de	uso	(como	Steemit)	de	inspiración.	Ese	verano	conseguí	alinear	todos	los	puntos	en	mi	cabeza	y	planteé	al
equipo	un	camino	sin	retorno:	vamos	a	focalizarnos	en	crear	un	token	al	que	asignaremos	valor	y	vamos	a	hacer	algo	en	el
mercado	de	la	educación	que	nadie	ha	hecho	hasta	ahora:	pagar	por	aprender.	Este	hecho	supuso	muchos	quebraderos	de
cabeza	y	desencadenó	la	creación	del	Paper	de	Tutellus.io,	que	muchos	consideran	uno	de	los	trabajos	más	serios	que	se
han	escrito	en	el	mercado.
En	esta	época	—hablamos	de	verano	de	2017—	otro	buen	amigo,	Jesús	Pérez,	emprendedor	archiconocido	en	el	mundo
Fintech	y	fundador	de	Bolsa.com,	Finnovating	y	muchos	otros	proyectos	me	animó	y	acercó	hasta	el	borde	de	la	piscina,
para	que	saltara:	«Miguel,	tienes	que	lanzarte	de	lleno	con	el	token	y	la	tokenización	de	Tutellus,	el	momento	es	ahora».
Así	que	siempre	estaré	agradecido	a	Jesús	por	ese	empujón	final.
El	último	gran	paso	que	dimos,	en	el	mes	septiembre	de	2017,	fue	conseguir	el	apoyo	de	nuestros	socios.	Piensa	que,
desde	 una	 manera	 objetiva,	 lo	 que	 pretendíamos	 hacer	 (y	 que	 explicaré	 en	 el	 tercer	 bloque)	 era	 redistribuir	 el	 valor
generado	en	Tutellus,restándole	valor	al	socio	(equity	holder)	para	dárselo	al	token	holder.	Si	 algo	hemos	 tenido	 en	 la
compañía	es	un	equipo	de	socios	espectacular	que	siempre	nos	ha	apoyado,	por	lo	que	no	se	entrometieron:	si	nosotros	lo
teníamos	claro,	ellos	iban	a	estar	de	nuestro	lado.	Así	que	durante	el	otoño	de	2017,	dos	años	antes	de	escribir	estas	líneas,
estábamos	a	pleno	rendimiento	hacia	una	transformación	de	la	plataforma	y	una	tokenización	de	nuestro	principal	activo:
el	conocimiento	generado	por	los	alumnos.	Pero	de	esto	hablaremos	más	adelante.
Para	 terminar	este	capítulo,	me	quedo	con	una	 frase	de	mi	amigo	 Íñigo	Molero,	uno	de	 los	primeros	visionarios	que
entró	 en	 contacto	 con	Bitcoin	 en	 España:	 «Estás	 a	muy	 pocos	 años	 del	mayor	 experto	 del	mundo	 en	 esta	 tecnología.
Somos	afortunados	de	poder	vivir	en	primera	persona	estos	momentos».	Con	esto	quiero	decir	que	nunca	es	 tarde	para
empezar	a	formarse	en	esta	industria	y	para	introducirse	en	un	mercado	que,	estoy	convencido,	cambiará	el	futuro	de	la
humanidad	para	siempre.
2.	https://www.tutellus.com/tecnologia/blockchain/aprende-bitcoin-desde-cero-2800
		
		
		
		
		
		
2.	Aspectos	generales	de	la	descentralización
		
		
		
La	centralización	y	descentralización	han	afectado	al	ser	humano	a	lo	largo	de	nuestra	historia,	definiendo	lo	que	somos
hoy	 como	 sociedad.	 Avanzamos	 a	 través	 de	 un	 péndulo	 en	 el	 que,	 según	 el	 momento,	 hemos	 vivido	 en	 posiciones
centralizadas	o	descentralizadas,	 y	 así	 sucesivamente.	Se	 trata	 de	una	 característica	 inherente	 al	 ser	 humano.	Todas	 las
sociedades	que	han	surgido	hasta	la	fecha	han	tenido	ocasos	de	centralizacion	y	descentralizacion,	por	lo	que	convivimos
con	una	especie	de	péndulo	que	controla	el	destino	de	nuestra	existencia	en	función	del	momento	que	nos	haya	 tocado
vivir.
Comencemos	hablando	del	poder.	Históricamente	el	poder	ha	estado	tanto	centralizado	como	descentralizado.	Un	buen
ejemplo	 de	 variaciones	 en	 el	 péndulo	 ocurrieron	 durante	 la	 época	 romana;	 antes	 de	 la	 llegada	 de	 Julio	César	 el	 poder
residía	en	el	senado	(lo	podemos	asimilar	a	un	modelo	descentralizado,	siendo	el	senado	los	representantes	de	nobles	y
plebeyos),	 y	 tras	 la	 autoproclamación	 del	militar	 como	 emperador	 el	 poder	 quedó	 centralizado	 en	 su	 persona.	 Tras	 su
asesinato	 —por	 parte	 de	 los	 propios	 senadores—	 se	 intentó	 que	 el	 poder	 de	 nuevo	 volviera	 a	 este,	 es	 decir,	 se
descentralizara,	 aunque	posteriores	guerras	 civiles	 llevaron	a	otros	 emperadores	 al	 trono	y	no	 se	 consiguió.	Siglos	más
tarde	tenemos	otro	buen	ejemplo	de	«oscilación	del	péndulo»	en	Francia,	donde	pasamos	del	absolutismo	con	Luis	XIV	y
sucesivos	 (quien	 acuñó	 la	 célebre	 frase	 de	 «el	 Estado	 soy	 yo»)	 a	 la	 Revolución	 Francesa,	 expresión	 máxima	 de	 la
descentralización	del	poder	en	el	pueblo.	En	pocos	años,	el	poder	pasó	en	Francia	de	estar	centralizado	a	descentralizado.
Desde	un	punto	de	vista	del	conocimiento,	el	péndulo	también	ha	oscilado	entre	centralizacion	y	descentralizacion.	En
el	antiguo	Egipto	el	 conocimiento	estaba	centralizado	en	 los	 sacerdotes,	 al	 igual	que	 la	Edad	Media	 se	centraba	en	 los
monasterios.	Únicamente	fueron	los	monjes	con	conocimientos	en	latín	y	árabe	(y	otros	tantos	idiomas	europeos)	quienes
transcribieron	los	libros	y	mantuvieron	y	amplificaron	el	conocimiento	durante	siglos.	En	este	sentido,	el	péndulo	empezó
a	girar	hacia	la	descentralización	tras	la	invención	de	la	imprenta	por	Gutenberg	y	su	máxima	expresión	la	tenemos	hoy	en
día	con	Internet,	donde	el	conocimiento	está	descentralizado	por	todo	el	planeta.
Por	razones	históricas,	el	activo	más	difícil	de	evolucionar	hacia	una	descentralización	ha	sido	el	dinero.	Este	ha	estado
centralizado	 porque	 siempre	 hemos	 tenido	 la	 necesidad	 de	mantener	 a	 un	 tercero	 de	 confianza	 que	 diera	 fe	 del	 valor
traspasado,	evitando	así	el	problema	del	doble	gasto	(es	decir,	pagar	a	dos	partes	distintas	con	el	mismo	dinero).	Al	estudio
del	 dinero	 dedicaremos	 un	 capítulo	 completo	 más	 adelante.	 Ahora	 nos	 centraremos	 en	 entender	 por	 qué	 el	 dinero
históricamente	ha	estado	centralizado	y	por	qué	es	ahora,	con	Blockchain	y	Bitcoin,	cuando	por	primera	vez	en	la	historia
el	ser	humano	puede	disponer	de	dinero	descentralizado.
		
		
¿Qué	es	el	dinero	centralizado?
		
El	dinero	centralizado	es	el	dinero	tradicional,	donde	siempre	hemos	contado	con	un	tercero	de	confianza	en	la	ecuación.
El	dinero	por	sí	mismo	no	vale	nada,	como	dice	el	refrán,	«es	papel	mojado».	A	un	billete	de	100	€	le	damos	un	valor	de
100	€	porque	tenemos	por	detrás	a	un	tercero	de	confianza	(en	este	caso	el	Banco	Central	Europeo)	que	asegura	que	dicho
billete	mantiene	un	valor	de	100	€.	El	coste	en	sí	mismo	de	producir	un	billete	de	100	€	ronda	los	céntimos	de	euro.
Otro	 ejemplo	 de	 dinero	 centralizado	 es	 el	 usado	 a	 través	 de	 tarjetas	 de	 crédito	 o	 pagos	online,	 donde	 tenemos	 a	 un
tercero	 de	 confianza	 (Visa,	 Mastercard,	 Amex	 o	 Paypal)	 que	 dan	 fe	 de	 que	 en	 la	 cuenta	 del	 comprador	 hay	 fondos
disponibles	para	hacer	frente	al	pago	de	dicha	compra.	Su	negocio,	por	lo	tanto,	está	en	la	intermediación	financiera	y	en
los	márgenes	asociados	al	crédito	que	generan	con	sus	clientes.	Un	negocio	redondo,	por	cierto,	si	el	interés	crediticio	gira
en	torno	al	1-5	%	de	comisión	sobre	la	compra	y	hablamos	de	billones	de	euros	pagados	por	Internet	o	a	través	de	tarjetas
cada	día.
En	un	sistema	de	dinero	descentralizado	no	necesitamos	a	ningún	tercero	de	confianza	que	de	fe	de	ninguna	transacción,
pues	es	el	propio	sistema	(la	propia	red)	el	que	genera	la	confianza	suficiente	para	que	dicha	transacción	sea	verídica.	Por
lo	 tanto,	 al	 igual	 que	 en	 los	 ejemplos	 anteriores	 hemos	 tenido	 casos	 de	 descentralización	 desde	 hace	 milenios,	 por
limitaciones	tecnológicas	no	ha	sido	posible	plantear	un	dinero	descentralizado	hasta	ahora.
¿Por	qué	 es	 tan	 importante	 la	descentralización?	 ¿Qué	 implicaciones	 tienen	 las	organizaciones	descentralizadas	 en	 la
sociedad	actual?	¿Por	qué	gran	parte	del	debate	que	surge	en	torno	a	Bitcoin	y	las	criptomonedas	tiene	su	esencia	en	la
descentralización	real	de	dichas	redes?
Analicemos	los	dos	aspectos	fundamentales	que	hacen	que	las	estructuras	descentralizadas	sean	completamente	distintas
a	las	conocidas	hasta	ahora.
		
		
Una	organización	descentralizada	es	incensurable
		
Sin	 duda	 alguna,	 una	 de	 las	 mayores	 ventajas	 que	 plantea	 Bitcoin	 es	 su	 descentralización.	 Esto	 significa	 que	 es
incontrolable,	incensurable	e	imparable.	Como	red,	no	existen	nodos	que	ostenten	más	poder	que	otros.	No	existe	ninguna
cabeza	 que	 cortar,	 a	 diferencia	 de	 Internet	 —que	 mucha	 gente	 piensa	 que	 es	 incensurable—,	 que	 es	 fácilmente
manipulable	por	quien	sea	capaz	de	controlar	puntos	centrales	de	conexión.
Es	 decir,	 si	 detectamos	 una	 línea	 troncal	 de	 conexión	 de	 América	 a	 Europa	 y	 fuéramos	 capaces	 de	 sabotearla,	 las
conexiones	a	Internet	en	Europa	sufrirían	latencias	o	incluso	desaparecería	la	conexión	hacia	servidores	ubicados	fuera	de
esta	zona.	En	cambio,	como	estudiaremos	más	adelante,	apagar	un	número	de	nodos	de	Bitcoin	no	provoca	prácticamente
ningún	efecto	negativo	en	el	resto	de	la	red.	Todo	seguirá	funcionando	con	normalidad.
Desde	que	existe	Bitcoin	los	intentos	de	control	por	parte	de	muchos	grupos	(terroristas	informáticos	o	gobiernos,	desde
el	norteamericano	al	ruso)	han	caído	en	saco	roto.	Por	mucho	dinero	invertido	y	muchos	ataques	planificados	que	se	hayan
hecho,	nadie	ha	sido	capaz	de	controlar	o	manipular	la	red	de	Bitcoin.	Y	cuanto	más	grande	se	hace	la	red,	más	difícil	y
costosa	 resulta	 dicha	 manipulación.	 Como	 veremos	 en	 capítulos	 posteriores,	 Bitcoin	 es	 hoy	 la	 red	 de	 mayor	 cálculo
computacional	de	la	historia,	superando	incluso	a	la	suma	de	todos	los	superordenadores	del	mundo	en	varios	órdenes	de
magnitud.
		
		
Una	organización	descentralizada	funcionade	forma	autónoma
		
¿Qué	se	necesita	para	que	una	red	descentralizada	evolucione?	Simplemente	que	sus	usuarios	la	utilicen.	No	depende	de
ningún	consejo	de	administración,	de	ningún	ejecutivo	o	entidad	jurídica,	sino	de	sus	propios	usuarios.	Es	en	el	ecosistema
Blockchain	cuando	aparecen	las	primeras	DAO	(Organizaciones	Autónomas	Descentralizadas).	Sin	duda,	las	DAO	darán
mucho	que	hablar	durante	los	próximos	años.	Su	futuro	y	su	existencia	están	ligados	a	su	comunidad	y	a	los	usos	que	haga
esta	de	la	propia	red.
		
		
¿Por	qué	las	organizaciones	descentralizadas	están	tan	poco	implementadas	en	nuestro
entorno	empresarial?
		
Muy	 sencillo,	 porque	 una	 organización	 descentralizada	 le	 resta	 poder	 al	 equity	 e	 incluso	 lo	 puede	 llegar	 a	 eliminar.
Históricamente,	el	valor	de	una	empresa	ha	estado	depositado	en	sus	accionistas.	Es	decir,	cuanto	más	beneficio	genera
una	 empresa,	más	 dinero	 puede	 repartir	 entre	 sus	 dueños.	 En	 una	 estructura	 descentralizada	 el	 capital	 social	 (o	 equity
holders)	queda	sustituido	por	token	holders.	Por	lo	tanto,	el	valor	que	genera	una	estructura	descentralizada	se	redistribuye
entre	sus	 token	holders.	Bajo	mi	punto	de	vista,	el	entorno	empresarial	actual	no	está	preparado	para	evolucionar	hacia
modelos	descentralizados,	pero	al	mismo	tiempo	esta	tendencia	es	inevitable:	las	estructuras	descentralizadas	son	capaces
de	aportar	más	valor	a	sus	clientes,	ya	que	dicho	valor	no	queda	retenido	únicamente	entre	sus	accionistas.	Muchas	veces
los	usuarios	o	clientes	 son	 los	propios	 token	holders,	por	 lo	que	 se	 trata	de	organizaciones	mucho	más	eficientes	en	 la
creación	y	redistribución	de	valor.
Aunque	soy	consciente	de	que	estamos	todavía	en	las	primeras	páginas	del	libro,	quiero	que	te	quedes	«rumiando»	esta
idea:	la	descentralización	provoca	una	redistribución	del	valor	mucho	más	justa,	por	lo	que	a	largo	plazo	su	adopción	es
inevitable.
Las	 empresas	 tradicionales,	 por	 su	 propia	 naturaleza,	 tienden	 a	 extraer	 el	máximo	 valor	 posible	 de	 sus	 clientes	 para
repartirlo	entre	sus	accionistas.	Actúan,	de	alguna	manera,	como	terminators.	No	se	cansan,	no	duermen.	Tienen	un	claro
objetivo	y	no	pararán	hasta	conseguirlo:	ganar	cada	vez	más	dinero.	Estas	empresas	seguirán	extrayendo	más	valor	de	sus
clientes,	 sacándoles	más	dinero	por	más	productos	o	servicios,	y	cuando	hayan	vaciado	nuestros	bolsillos	 irán	a	 los	de
nuestros	hijos	y	así	sucesivamente.
Apple,	por	ejemplo,	cada	pocos	años	lanza	un	nuevo	producto	más	caro	que	el	anterior:	cualquier	cliente	de	Apple	sabe
que	 está	 retenido	 y	 que	 cada	 ciclo	 gasta	 más	 dinero	 en	 la	 compañía.	 Amazon	 lanza	 nuevos	 servicios	 continuamente.
Facebook	 compra	 toda	 las	 aplicaciones	 que	 destacan	 para	 que	 termines	 usando	 su	 propio	 universo,	 sin	 salir	 de	 él.
Cualquier	empresa	tiene	como	objetivo	ganar	cada	vez	más,	ya	que	el	accionista	es	insaciable.
Una	organización	descentralizada	no	 tiene	esa	necesidad,	pues	no	 tiene	accionistas	a	 los	que	reportar	que	exijan	cada
vez	más	rendimientos	a	su	consejo	de	administración.	Si	a	esto	le	unimos	que	sus	propios	clientes	pueden	ser	los	usuarios
del	token,	una	parte	del	valor	que	generan	a	través	de	la	organización	retorna	a	ellos,	por	lo	que	se	trata	de	modelos	mucho
más	eficientes	y	sostenibles	en	el	largo	plazo.
		
		
Conclusiones	de	la	descentralización
		
Los	fenómenos	de	descentralización	han	acompañado	desde	siempre	al	ser	humano,	pero	es	ahora,	con	la	consolidación	de
la	 tecnología	 Blockchain,	 cuando	 empiezan	 a	 nacer	 las	 primeras	 organizaciones	 descentralizadas.	 Con	 un	 sistema
descentralizado	basado	en	Blockchain	provocamos	un	cambio	de	paradigma	mental	que	podemos	resumir	en	dos	puntos:
		
•	Prescindimos	 de	 intermediarios	 para	 generar	 confianza	 entre	 las	 partes	 (ya	 sean	 emperadores,	monjes,	 sacerdotes	 o
bancos	centrales),	agregando	más	valor.
•	 Confiamos	 en	 las	 matemáticas	 y	 en	 la	 criptografía	 como	 medios	 y	 pruebas	 irrefutables	 de	 generación	 de	 dicha
confianza.
		
Es	decir,	eliminamos	los	intermediarios	cuyo	único	valor	venía	por	dar	fe	de	ciertas	cosas,	y	utilizamos	una	tecnología
en	forma	de	red	(Blockchain)	como	herramienta	que	garantiza	o	da	fe	de	dichos	intercambios.
En	 capítulos	 posteriores	 estudiaremos	 diferentes	 blockchains	 y	 comprobaremos	 cómo	 el	 grado	 de	 descentralización
varía	mucho	entre	ellas,	siendo	Bitcoin	la	blockchain	por	excelencia	más	descentralizada.
Una	vez	que	hemos	entendido	el	valor	que	aporta	la	descentralización	a	las	organizaciones,	es	el	momento	de	introducir
conceptos	 de	 criptografía	 y	 filosofía	 e	 historia	 anarcocapitalista,	 que	 evolucionó	 y	 desembocó	 años	 después	 en	 el
nacimiento	de	Bitcoin.	Estudiemos	el	pasado	llegar	a	comprender	el	presente	y	el	futuro	que	se	avecina.
		
		
		
		
		
		
3.	Criptografía,	hacktivismo	y	ciberpunks
		
		
		
La	criptografía	ha	estado	siempre	unida	a	las	comunicaciones	entre	los	seres	humanos	por	la	necesidad	de	tener	intimidad
o	 seguridad	 en	nuestras	 conversaciones.	No	 todo	 lo	 que	 decimos	nos	 gusta	 que	 sea	 público.	La	privacidad	ha	 existido
desde	 siempre.	 Sin	 intentar	 proporcionar	 una	 definición	 técnica	 o	 matemática	 avanzada,	 quedémonos	 con	 que	 la
criptografía3	es	la	ciencia	que	estudia	el	cifrado	de	mensajes.
Unas	de	las	primeras	comunicaciones	encriptadas	conocidas	ocurrieron	durante	el	Imperio	Romano	hace	más	de	2000
años,	en	la	época	de	Julio	César.	Todos	tenemos	en	la	retina	la	imagen	de	un	soldado	romano	a	caballo,	a	toda	velocidad	y
llevando	 un	 pergamino	 enrollado	 y	 sellado	 con	 cera.	 El	 sistema	 de	 cifrado	 que	 utilizaban	 en	 aquella	 época	 era	 muy
rudimentario	y	consistía	básicamente	en	un	cifrado	por	clave	única:	es	decir,	origen	y	destino	conocían	la	combinación	de
caracteres	necesaria	para	que,	una	vez	reordenados,	 la	carta	 tuviera	sentido.	Por	ejemplo,	si	el	cifrado	era	«2n-1»,	cada
letra	 contenida	 en	 el	 pergamino	 (encriptada)	 tenía	 una	 correspondiente	 letra	 en	 latín	 (desencriptada)	 que	 equivalía	 a	 la
misma	 posición	 del	 abecedario	multiplicándola	 por	 dos	 y	 restando	 una	 posición;	 la	B	 se	 traducía	 a	C,	 la	C	 a	H	 y	 así
sucesivamente.	 Desencriptar	 este	 sistema	 es	 pan	 comido	 con	 la	 tecnología	 actual,	 pero	 en	 aquella	 época	 resultaba
sumamente	complicado	si	no	se	conocía	la	correspondiente	«ecuación»	o	clave	criptográfica.
Quizás	el	caso	reciente	más	conocido	de	uso	de	encriptación	a	gran	escala	fue	el	de	la	máquina	alemana	Enigma	durante
la	 Segunda	Guerra	Mundial.	Un	 equipo	 de	matemáticos	 ingleses,	 capitaneados	 por	Alan	Turing,	 fue	 capaz,	 por	 fuerza
bruta4,	de	desencriptar	los	mensajes	que	enviaban	los	nazis	entre	máquinas	Enigma.	El	hecho	de	poseer	información	del
enemigo	en	tiempo	real	les	dio	una	ventaja	estratégica	hasta	el	final	de	la	guerra.	Hay	un	dicho	que	dice	algo	parecido	a
«los	 aliados	 ganaron	 la	 guerra	 por	 la	 fuerza	 de	 los	 rusos,	 el	 dinero	 de	 los	 norteamericanos	 y	 la	 inteligencia	 de	 los
británicos».	Es	decir,	la	desencriptación	de	la	máquina	Enigma	por	parte	de	los	aliados	fue	un	factor	decisivo	para	alcanzar
el	final	de	la	Segunda	Guerra	Mundial.	Por	lo	tanto,	podríamos	asegurar	que	la	criptografía	jugó	un	papel	decisivo	en	la
contienda.
Al	 acabar	 la	 Segunda	Guerra	Mundial	 el	 gobierno	 de	 los	 Estados	Unidos	 se	 percató	 de	 la	 importancia	 que	 tenía	 la
criptografía	en	la	sociedad	y	la	trató	como	una	cuestión	de	estado.	Se	creó	la	NSA	y	se	prohibió	estudiar	criptografía	en	las
universidades	 durante	 décadas,	 siendo	 los	 entornos	 gubernamentales	 los	 únicos	 lugares	 para	 poder	 formarse	 en	 esta
disciplina.	No	fue	hasta	mediados	de	los	70	cuando	un	juez	de	EE.	UU.	declaró	la	criptografía	como	un	derecho	básico	del
ser	 humano	 y	 se	 pudo	 volver	 a	 publicar	 libros	 y	 a	 enseñar	 en	 el	 sistema	 educativo	 convencional.	 Durante	 estos	 años
aparecen	grandes	matemáticos	y	se	producen	los	avances	más	significativosen	cuanto	a	la	generación	de	algoritmos	de
cifrado,	 como	 la	 criptografía	 de	 clave	pública	 (las	 firmas	digitales)	 y	 los	 conocidos	 árboles	de	Merkle,	 que	 tienen	una
aplicación	práctica	y	directa	en	Bitcoin	(como	veremos	en	el	capítulo	8).
Durante	los	años	70	se	produjeron	también	grandes	avances	en	criptografía.	Quizás	el	año	más	significativo	fue	1977,
cuando	 Ron	 Rivest,	 Adi	 Shamir	 y	 Leonard	 Adleman	 diseñaron	 el	 Algoritmo	 RSA	 (con	 sus	 iniciales:	 Rivest,	 Shamir,
Adleman).	Este	algoritmo	es	utilizado	hoy	en	día	por	 todos	nosotros,	ya	que	dio	origen	a	 los	cifrados	de	clave	pública
donde	 los	 usuarios	 tenemos	 dos	 claves:	 una	 pública	 y	 otra	 privada.	La	 encriptación	 asociada	 a	Blockchain	 utiliza	 esta
tipología	de	cifrado.	Como	curiosidad,	cuando	publicaron	el	algoritmo,	abrieron	una	«competición»	en	la	revista	Scientific
American	en	la	que	anunciaron	que	obsequiarían	con	cien	dólares	a	quien	consiguiera	romper	el	cifrado.	Nadie	lo	hizo.
Avanzamos.	La	década	de	los	80	está	marcada	por	movimientos	hacktivistas,	es	cuando	aparece	la	figura	del	hacker.	A
diferencia	 de	 otras	 evoluciones	 culturales,	 es	 curioso	 cómo	 los	 matemáticos	 que	 durante	 los	 60	 y	 70	 trabajaron	 en
criptografía	fueron	durante	los	80	los	principales	precursores	del	movimiento	hacker.	Pero	antes	de	continuar	analicemos
el	origen	y	significado	de	la	palabra	hacker.
Podríamos	definir	un	hack	como	«un	conjunto	de	hazañas	impregnadas	de	innovación,	estilo	y	virtuosismo	técnico».	Es
decir,	un	hack	es	algo	bueno.	Por	lo	que	un	hacker	es	alguien	que	hace	cosas	buenas.	Un	hacker	es	un	programador	que
encuentra	 errores	 en	 los	 sistemas	 o	 caminos	 alternativos	 y	 creativos	 para	 llegar	 al	mismo	 destino.	Un	 hacker	 no	 tiene
ningún	 ánimo	vengativo	 ni	 destructivo	 desde	 la	 perspectiva	 técnica,	 simplemente	 es	 alguien	 con	 ideas	 brillantes	 y	 con
ganas	de	 compartirlas	 con	 el	mundo.	Por	 esta	 razón,	 los	 hackers	 son	 los	 primeros	 en	 reportar	 las	 vulnerabilidades	que
encuentran	en	los	sistemas,	para	que	se	solucionen.
La	 figura	 del	 hacker	 ha	 estado	 denostada	 por	 parte	 de	 la	 prensa	 generalista	 y	 la	 han	 asociado	 a	 un	 delincuente
informático.	No	debemos	caer	 en	el	 error	y	confundir	un	hacker	con	un	delincuente	o	 terrorista	 informático.	Quizás	el
libro	 más	 conocido	 que	 recopila	 los	 movimientos	 hacktivistas	 sea	 La	 conciencia	 de	 un	 hacker	 (1986),	 de	 Loyd
Blanckendhip,	con	su	famosa	frase	«sí,	soy	un	criminal.	Mi	crimen	es	la	curiosidad».
¿Y	qué	ética	sigue	un	hacker?	podríamos	resumirla	en	los	siguientes	puntos:
		
•	El	acceso	a	los	ordenadores	y	a	todo	recurso	que	pueda	enseñar	alguna	cosa	sobre	cómo	funciona	el	mundo	debe	ser
ilimitado	y	total.
•	Toda	la	información	debe	ser	libre.
•	Desconfía	de	la	autoridad.	Promueve	la	descentralización	(y	la	no	violencia).
•	Los	hackers	deben	ser	juzgados	por	su	hacking,	no	por	sus	títulos,	edad,	raza	o	posición.
•	Se	puede	crear	arte	y	belleza	en	una	computadora.
•	Las	computadoras	pueden	cambiar	tu	vida	para	mejor.
		
Seguimos	avanzando	en	la	línea	temporal	y	cambiamos	de	década.	¿Qué	ocurrió	durante	los	90?	Los	criptógrafos	que	en
los	60	y	70	se	rebelaron	contra	lo	establecido	y	que	en	los	80	pasaron	a	ser	hackers	se	convierten,	una	década	después,	en
los	 líderes	 del	 movimiento	 ciberpunk.	 Los	 ciberpunks	 son	 «hackers	 evolucionados»	 que	 promueven	 la	 libertad	 de
expresión,	 el	 acceso	a	 la	 información,	 la	privacidad	y	el	uso	de	 la	 criptografía	y	 la	 tecnología	 como	herramientas	para
crear	una	sociedad	mejor.	También	son	los	primeros	en	promover	el	uso	de	dinero	tecnológico	y	supranacional,	es	decir,
que	 no	 dependa	 de	 ningún	 país	 o	 banco	 central.	 En	 1990	 se	 crea	 la	 EFF	 (Electronic	 Frontier	 Foundation)	 por	 John
Gilmore,	Mitch	Kapor	y	John	Perry	Barlow	como	pilares	fundamentales	del	movimiento	ciberpunk.
Durante	esta	década	surgen	dos	momentos	en	relación	a	la	cultura	ciberpunk	que	merecen	nuestra	atención,	y	ambos	se
produjeron	en	el	mismo	año:	1993.
Por	un	lado,	cuatro	jóvenes	consiguen	romper	por	fuerza	bruta	el	algoritmo	RSA	que	quince	años	antes	habían	lanzado
los	amigos	Rivest,	Shamir	y	Adleman.	Consiguieron	poner	muchos	ordenadores	a	trabajar	sumando	una	gran	capacidad	de
computación	 (mil	 seiscientos	 equipos,	 seiscientos	 colaboradores	 y	 seis	 meses	 de	 cálculo)	 y,	 al	 romper	 el	 algoritmo,
encontraron	 las	 ansiadas	 palabras	 que	 sus	 creadores	 habían	 encapsulado	 cuando	 publicaron	 aquel	 reto	 en	 la	 Scientific
American:	 THE	MAGIC	WORDS	ARE	 SQUEAMISH	OSSIFRAGE5.	 Los	 tres	matemáticos,	 quince	 años	 después	 de
haber	establecido	el	reto,	pagaron	la	recompensa	de	cien	dólares	a	estos	cuatro	jóvenes.
Por	otro	 lado,	dos	 informáticos	—que	 tendrían	años	más	 tarde	una	 labor	 fundamental	 en	 la	 creación	de	Bitcoin,	Hal
Finney	y	Adam	Back—	consiguieron	hackear	el	navegador	Netscape	en	su	versión	europea	de	40	bits.	Desde	 la	propia
compañía	aseguraron	(y	no	sin	falta	de	razón)	que	este	hackeo	hubiese	sido	imposible	llevarlo	a	cabo	en	Estados	Unidos,
ya	que	la	encriptación	que	tenía	allí	Netscape	era	de	128	bits.	Este	comentario	abrió	los	ojos	a	los	políticos	europeos,	que
se	dieron	cuenta	por	primera	vez	de	la	importancia	estratégica	que	podía	suponer	el	tener	una	ventaja	competitiva	asociada
a	la	criptografía.
Resulta	paradójico	que	habiendo	sido	Europa	líder	mundial	en	el	desarrollo	de	la	criptografía	décadas	antes	(recordemos
a	Alan	Turing	y	Enigma)	pasara	a	tener	un	papel	tan	irrelevante	a	nivel	internacional	durante	los	años	90.	Es	posible	que
muchas	razones	estén	unidas	al	nacimiento	y	despegue	tecnológico	de	Sillicon	Valley	desde	mediados	de	los	70,	lo	que
permitió	una	explosión	de	creatividad	en	criptografía	(con	una	derivada	directa	en	aplicaciones	empresariales),	mientras
que	 en	Europa	 sus	 colegas	 criptógrafos	 seguían	 trabajando	 para	 universidades	 o	 para	 el	 ejército.	Desde	 ese	momento,
nunca	nos	llegamos	a	recuperar	y	Europa	siempre	ha	ido	a	la	cola	en	materia	de	innovación	tecnológica,	pero	también	es
cierto	 que	 el	 hackeo	 de	 1993	 puso	 en	 alerta	 a	 los	 políticos	 de	 Bruselas	 y	 se	 empezaron	 a	 destinar	 más	 fondos	 a	 la
seguridad	informática	de	los	planificados	hasta	la	fecha.
Resumiendo	 esta	 sección,	 podemos	 concluir	 que	 los	 precursores	 del	 movimiento	 critpo	 fueron	 los	 ciberpunks,	 que
previamente	se	habían	convertido	en	hacktivistas	y	que	 los	más	veteranos	empezaron	siendo	criptógrafos	décadas	antes
del	nacimiento	de	Bitcoin.	La	cultura	política	que	impregna	estos	movimientos	tiene	muchos	tintes	de	anarcocapitalismo	y
neoliberalismo:	poner	el	 individuo	por	delante	del	 estado	a	 todos	 los	efectos	 sociales.	Entenderemos	mejor	esto	último
cuando	estudiemos	la	historia	del	dinero	en	el	siguiente	capítulo.
3.	Wikipedia:	https://bit.ly/2kAdgzB.
4.	Fuerza	bruta	equivale	a	aplicar	esfuerzo	de	computación	para	descifrar	un	algoritmo
5.	Wikipedia:	https://bit.ly/2knXgAW.
		
		
		
		
		
		
4.	Dinero:	características,	historia	y	evolución
		
		
		
Solemos	 dar	 por	 hecho	 que	 entendemos	 ciertas	 cosas,	 pero,	 para	 la	 comprensión	 de	 Bitcoin	 y	 en	 general	 del	 entorno
Blockchain	 necesitamos	 entender	 en	 profundidad	 qué	 es	 el	 dinero	 y,	 sobre	 todo,	 cuáles	 son	 sus	 características	 y	 su
evolución	histórica.
		
		
¿Qué	es	el	dinero?
		
El	dinero	ha	existido	siempre.	En	 las	sociedades	antiguas	se	utilizaba	el	 trueque,	donde	 las	personas	se	 intercambiaban
productos	o	servicios.	Cuando	el	ser	humano	dejó	de	ser	nómada	y	empezó	a	labrar	el	campo	se	utilizaron	granos	de	cereal
como	medida	del	valor	a	traspasar.	Sobre	el	año	1000	a.	C.	aparece	acuñada	en	China	la	primera	pseudomoneda:	pequeños
cuchillos	de	bronce	que	actuaban	como	réplicas	de	cuchillos	mayores,	con	un	valor	asociado.	A	partir	del	siglo	VI	a.	C.	se
acuñan	las	primeras	monedas	en	metales	como	oro,	plata	y	cobre.
¿Y	 por	 qué	 aparecen	 las	 monedas?	 Básicamente	 para	 hacer	 máscómodas	 las	 transferencias	 de	 valor.	 Las	 primeras
monedas	aparecen	en	sitios	completamente	desconectados	entre	sí	(China,	India	y	Lidia).	Los	«técnicos»	de	la	época	se
dieron	cuenta	de	que	transferir	el	valor	equivalente	a	(por	ejemplo)	1000	kg	de	sal	no	era	operativo	trasladando	la	sal,	por
lo	que	tenía	sentido	acuñar	piezas	de	metal	(con	un	valor	superior	por	peso	o	volumen)	para	que	la	transferencia	de	valor
fuese	más	cómoda.
Cualquier	forma	de	dinero	cumple	con	tres	características	únicas:
		
•	Unidad	de	cuenta:	el	dinero	se	puede	medir	y	realizar	operaciones	con	él.
•	Intercambio	de	valor:	el	dinero	se	puede	intercambiar,	transfiriendo	dicho	valor.
•	Reserva	de	valor:	el	dinero	es	capaz	de	almacenar	valor.
		
Existen	diferentes	tipos	de	dinero,	pero	todos	cumplen	con	las	mismas	características:
Dinero	mercancía.	Este	es	el	más	antiguo	de	todos,	pues	representa	el	valor	implícito	al	bien	en	sí	mismo	a	transferir.	Es
decir,	 10	 kg	 de	 sal	 tienen	 un	 valor	 económico	 de	 10	 kg	 de	 sal	 y	 se	 transfieren	 de	manera	 física:	 puedo	 cambiar	 (por
ejemplo)	5	gallinas,	si	tuvieran	un	valor	de	10	kg	de	sal,	por	esta	cantidad	de	sustancia.
Dinero	 representativo.	 Este	 tipo	 de	 dinero	 difiere	 del	 anterior	 en	 cuanto	 a	 que	 está	 respaldado	 en	 otro	 activo,
normalmente	metales	preciosos	o	petróleo.	Siguiendo	con	el	ejemplo	anterior,	podría	transferir	10	kg	de	sal	en	la	forma	de
1	g	de	oro	que,	según	la	cotización	del	metal	precioso	tendría	(hipotéticamente)	un	valor	equivalente	a	dichos	10	kg	de	sal.
Dinero	 fiat.	 Se	 trata	 de	 dinero	 fiduciario	 emitido	por	 decreto	 por	 un	 estado.	Es	 decir,	 no	 está	 respaldado	por	 ningún
activo	 y	 esta	 es	 su	 principal	 diferencia	 respecto	 al	 dinero	 representativo.	 Siguiendo	 el	 ejemplo	 anterior,	 10	 kg	 de	 sal
podrían	equivaler	a	2	€.
Dinero	moneda.	Es	el	 tipo	de	dinero	más	convencional	utilizado	por	todos	desde	hace	2600	años.	En	esta	variedad	la
moneda	 es	 acuñada	 por	 el	 propio	 Estado	 y	 no	 está	 vinculada	 al	 metal	 original.	 En	 la	 antigüedad,	 este	 dinero	 era
representativo	(ya	que	el	valor	en	metales	preciosos	de	cada	moneda	se	correspondía	con	su	peso	y	composición	química),
pero	a	medida	que	el	dinero	fiat	fue	calando	en	nuestra	sociedad,	se	ha	ido	modificando	la	composición	química	de	las
monedas	para	dejar	de	 tener	relación	con	el	metal	precioso	que	representaba.	La	moneda	es,	simplemente,	una	fracción
más	 pequeña	 de	 dinero	 fiat	 descrito	 anteriormente	 y	 emitido	 por	 un	 estado	 o	 banco	 central.	 En	 nuestro	 ejemplo,	 una
moneda	de	2	€.
Papel	moneda.	 Por	 todos	 bien	 conocido,	 se	 trata	 del	 dinero	 utilizado	 hoy	 en	 día	 para	 comerciar	 de	 forma	 física,	 los
billetes.	Lo	emite	el	Estado.	Al	igual	que	el	dinero	moneda,	originalmente	el	papel	moneda	venía	respaldado	por	oro,	pero
durante	los	últimos	cien	años	ha	ido	evolucionando	hacia	otra	forma	de	dinero	fiat.
Dinero	digital.	Aquí	 enmarcamos	 tanto	Bitcoin	 como	 criptomonedas	 y	 otros	 intentos	 de	 creación	 de	 dinero	 que	 han
ocurrido	desde	la	década	de	los	90	y	que	luego	descubriremos.
Para	llegar	a	comprender	el	dinero	digital	debemos	estudiar	el	dinero	desde	sus	orígenes,	así	que,	vayamos	a	ello.
		
		
Historia	del	dinero
		
Hablemos	de	 la	evolución	que	han	sufrido	 las	diferentes	corrientes	económicas	a	 lo	 largo	de	 la	historia.	Los	españoles
tenemos	la	suerte	de	contar	con	la	Escuela	de	Salamanca	—los	escolásticos—	capitaneada	por	Francisco	de	Vitoria	y	más
adelante	Juan	de	Mariana,	quien	estableció	un	antes	y	un	después	en	cuanto	a	la	relación	del	dinero	con	el	ciudadano	y	el
Estado.	Desde	el	siglo	XVI	los	escolásticos	de	Salamanca	promulgaron	 teorías	 liberales	que	encajan	perfectamente	en	el
concepto	 actual	 de	 economía	 de	 muchos	 partidos	 políticos	 denominados	 liberales;	 estas	 corrientes	 socioeconómicas
ponían	al	ciudadano	en	primer	lugar,	incluso	por	delante	del	rey.	Se	trata,	como	decimos,	de	movimientos	liberales	donde
se	 pretende	 que	 el	 ciudadano	 tenga	 control	 de	 sus	 finanzas	 y	 que	 sea	 el	 pueblo	 quien	 decida	 cuántos,	 cuándo	 y	 qué
impuestos	debe	pagar.
Juan	 de	 Mariana	 llegó	 a	 plantear	 escenarios	 absolutamente	 inverosímiles	 en	 la	 época,	 como	 que	 «si	 el	 rey	 decide
unilateralmente	subir	los	impuestos	sin	consentimiento	del	pueblo,	este	tendrá	derecho	a	cortarle	la	cabeza».	Como	era	de
esperar,	Juan	de	Mariana	tuvo	muchos	problemas	con	el	rey	y	con	su	protegido,	el	duque	de	Lerma,	a	quien	denunció	por
modificar	la	composición	en	metales	preciosos	de	las	monedas	acuñadas	en	la	época	—introduciendo	así	inflación—.	Le
salvó	 de	 la	 Inquisición	 ser	 jesuita	 y	 contar	 con	 la	 protección	 de	 Roma.	 No	 obstante,	 y	 tras	 varios	 períodos	 de
encarcelamiento,	el	escolástico	salió	por	la	puerta	de	atrás,	pero	con	vida.	Cuatrocientos	años	después,	el	Instituto	Juan	de
Mariana6	 sigue	 haciendo	 una	 labor	 divulgativa	 extraordinaria,	 con	 publicaciones	 muy	 interesantes	 de	 Bitcoin	 y	 con
divulgadores	de	la	talla	de	Manuel	Polavieja.
Avancemos	en	 la	historia	del	dinero.	Desde	hace	más	de	1000	años	 se	ha	buscado	siempre	el	 llamado	dinero	 sólido:
crear	economías	respaldadas	por	un	patrón	estable,	basado	en	oro	(el	único	metal	que	no	se	puede	fabricar	y	el	elemento
de	la	tabla	periódica,	químicamente	hablando,	más	estable	del	planeta).	Por	lo	tanto,	la	riqueza	de	un	país	estaba	ligada	a
la	acumulación	de	oro	que	fuese	capaz	de	hacer.	De	todos	es	conocido	el	expolio	en	metales	preciosos	que	hizo	España
durante	el	descubrimiento	de	América	y	cómo	trajo	a	Europa	miles	de	toneladas	de	oro	destinadas	al	pago	de	guerras	y	al
mantenimiento	de	su	 imperio.	¿Querías	entrar	en	guerra	con	 tu	país	vecino?,	necesitabas	oro	para	pagar	al	ejército,	sus
armas	 y	 su	manutención	 durante	 largos	 períodos.	 Por	 lo	 tanto,	 históricamente	 ha	 habido	 una	 relación	 directa	 entre	 la
cantidad	de	oro	que	disponía	un	país	y	su	poder	en	el	mundo.	A	más	oro,	más	ejércitos,	por	 lo	que	podría	mantener	(y
anexionarse)	más	territorios	con	guerras	y	tratados	comerciales.
El	 recurrir	 al	 patrón	 oro7	 estableció	 durante	 siglos	 largos	 períodos	 de	 prosperidad	 económica,	 acentuados	 desde	 la
Revolución	Industrial.	El	mayor	imperio	de	la	historia	de	la	humanidad	(«el	único	por	el	que	nunca	se	ponía	el	sol»),	el
español,	fue	desapareciendo	en	favor	del	británico	y	desde	su	guerra	de	la	independencia	en	favor	de	los	Estados	Unidos
de	 América.	 En	 términos	 económicos,	 el	 traspaso	 de	 poder	 estuvo	 ligado	 al	 traspaso	 progresivo	 de	 reservas	 de	 oro.
Aunque	no	es	el	objetivo	de	este	libro,	podemos	afirmar	que	desde	mediados	del	siglo	XIX	y	durante	setenta	años	el	mundo
en	general	vivió	una	etapa	de	prosperidad	económica	sin	precedentes,	con	un	elemento	común	en	todas	sus	economías:	la
utilización	del	patrón	oro	como	referencia.
Es	en	esta	época,	a	finales	del	siglo	XIX,	cuando	la	llamada	«escuela	austriaca»	florece	y	se	impone	en	las	universidades
y	escuelas	de	pensamiento	económico.	El	mundo	es	consciente	de	 las	ventajas	que	 tiene	el	utilizar	el	patrón	oro	como
referencia	para	controlar	y	gestionar	la	riqueza	y	las	transacciones,	por	eso,	esta	escuela	ha	sobrevivido	hasta	el	día	de	hoy,
aunque	muy	denostada	desde	1944	por	el	influjo	keynesiano,	como	veremos	más	adelante.	Los	criptoBelievers	sentimos
especial	atracción	por	la	escuela	austríaca	porque,	entre	otras	cosas	y	en	cierta	forma,	fueron	capaces	de	predecir	Bitcoin
veinte	años	antes	de	que	naciera;	Friedrich	Hayek,	máximo	exponente	de	la	Escuela,	llegó	a	decir	en	1989:
«No	creo	que	volvamos	a	tener	alguna	vez	una	buena	moneda	antes	de	sacar	el	tema	de	manos	del	gobierno,	es	decir,	no
podemos	arrancárselo	con	violencia,	lo	único	que	podemos	hacer	es	introducir	algo	de	alguna	forma	taimada	e	indirecta
que	el	[gobierno]	no	pueda	detener».	¿Te	suena	de	algo?
Volvamos	a	la	historia.	El	azar	y	el	destino	provocaron	que	un	pequeño	incidente	en	una	región	recóndita	de	Europa	(el
asesinato	del	archiduquede	Austria	por	parte	de	un	joven	serbio	en	1914)	desencadenara	la	Primera	Guerra	Mundial.	Una
vez	 se	 lio	 el	 pastel,	 los	 estados	 se	 dieron	 cuenta	 de	 que	 si	 querían	 tener	más	 opciones	 de	 ganar	 la	 guerra	 necesitaban
ejércitos	más	grandes	y	mejor	preparados.	Necesitaban	dinero.	Como	la	dimensión	del	ejército	de	cada	país	venía	marcada
por	su	riqueza	(es	decir,	por	la	cantidad	de	oro	que	disponía	en	sus	reservas)	no	podían	modificar	la	fuerza	de	sus	ejércitos
a	 su	 antojo.	 Pero	 alguien	 se	 hizo	 la	 siguiente	 pregunta:	 «¿Y	 si	 creamos	 un	 banco	 central	 en	 nuestro	 propio	 país	 y	 le
otorgamos,	por	real	decreto,	la	posibilidad	de	emitir	más	dinero?»	y	este	asunto,	querido	lector,	fue	el	desencadenante	de
la	peor	decisión	económica	tomada	en	la	historia	de	la	humanidad,	iniciando	un	proceso	de	empobrecimiento	global	sin
precedentes	que	todavía	nos	persigue.
Evidentemente,	 ese	 dinero	 generado	 «de	 la	 nada»	 por	 un	 gobierno	 no	 podía	 estar	 respaldado	 en	 oro,	 pero	 sí	 por	 la
confianza	 que	 generase	 dicho	 país	 respecto	 a	 poder	 pagar	 el	 dinero	 emitido	 en	 el	 largo	 plazo.	 Es	 decir,	 si	 yo	 fuera	 el
ministro	 de	 Economía	 francés,	 por	 ejemplo,	 podría	 emitir	 dinero	 respaldado	 por	 Francia	 (es	 decir,	 deuda	 soberana)	 y
generar	 en	 consecuencia	 un	plan	de	pagos	 a	 largo	plazo	para	 ese	 dinero	 creado	 sin	 respaldo	 en	oro:	 «No	puedo	pagar
ahora,	pero	pagaré	 en	el	 futuro».	Al	 tener	más	dinero,	podría	 reforzar	mi	 ejército,	 aumentando	así	 las	posibilidades	de
ganar	 la	 guerra.	 En	 ese	 momento	 se	 abrió	 la	 caja	 de	 pandora,	 una	 lámpara	 de	 Aladino	 para	 cualquier	 político:	 la
posibilidad	de	crear	dinero	de	la	nada	y	ponerlo	en	circulación.
¿Y	qué	sucedió?	Te	lo	puedes	imaginar.	En	un	plazo	absolutamente	récord	para	un	movimiento	de	estas	características
(unos	pocos	meses),	cada	país	creó	su	propio	banco	central,	le	dio	poderes	y	empezaron	todos	a	generar	su	propio	dinero,
dejando	así	de	utilizar	el	patrón	oro	como	referencia.	Cada	nueva	emisión	de	dinero	generaba	más	deuda	(pongámosnos	en
la	piel	del	político	de	turno…	habían	inventado	una	máquina	de	generar	dinero	de	forma	infinita…	¡y	funcionaba!)	y	por
lo	tanto	más	gasto	público,	que	beneficiaba	enormemente	el	corto	plazo	de	cada	país,	ya	que	el	gobierno	al	mando	podía
acometer	 infraestructuras	y	generar	empleo.	Como	los	políticos	han	estado	y	estarán	siempre	obsesionados	con	el	corto
plazo	 (básicamente	 en	 ganar	 las	 siguientes	 elecciones),	 la	 emisión	 de	 deuda	 genera	 beneficios	 a	 corto	 (en	 su	 propio
interés)	y	graves	perjuicios	en	el	largo	plazo	(«lo	resolverán	los	que	vengan»),	ya	que	el	país	está	cada	vez	más	endeudado
y	debe	más	dinero	al	exterior,	al	depender	cada	vez	más	de	los	dueños	de	dicha	deuda.
Pero	volvamos	al	siglo	XX	y	a	la	década	de	los	años	20.	Acaba	la	Primera	Guerra	Mundial,	se	inicia	un	corto	proceso	de
recuperación	y	pocos	años	después	comienza	 la	 segunda	Gran	Guerra.	Como	 los	grandes	vencedores	de	esta	contienda
fueron	 los	 Estados	 Unidos	 de	 América,	 el	 gobierno	 de	 Truman	 realiza	 un	 movimiento	 maestro	 durante	 la	 famosa
conferencia	 de	 Bretton	 Woods	 (1944)	 con	 los	 44	 países	 aliados:	 imponer	 el	 dólar	 norteamericano	 como	 patrón	 de
referencia	de	cualquier	dinero	fiduciario	internacional,	y	que	esta	moneda	fuera	la	única	con	capacidad	de	ser	permutada
por	oro	en	relación	de	1	onza	cada	35	dólares.	También	se	creó	en	Fondo	Monetario	Internacional	y	el	Banco	Mundial,
controlados	en	aquel	momento,	naturalmente,	por	los	Estados	Unidos.
De	 esta	 forma	 el	 país	 norteamericano	 gana	 no	 solo	 la	 guerra	 física,	 sino	 que	 se	 posiciona	 como	 el	 líder	 indiscutible
económico	del	mundo	moderno,	ya	que	el	dólar	se	convierte	en	la	moneda	de	referencia	para	cualquier	país	y	por	lo	tanto
son	los	EE.	UU.	los	únicos	con	la	capacidad	de	generar	nuevo	dinero,	referenciado	al	oro	del	que	dispongan.	Toda	esta
maniobra	 fue	 orquestada	 por	 John	 Keynes8,	 y	 aunque	 para	 los	 economistas	 tradicionales	 la	 escuela	 keynesiana	 es	 su
«biblia	 de	 referencia»,	 los	 criptoBelievers	 lo	 consideramos	 como	 el	 artífice	 del	 gran	 desastre	 económico	 de	 la	 era
moderna.	Keynes	fue	un	economista	inglés	de	sangre	azul,	de	familia	rica,	que	no	trabajó	en	su	vida	(ni	tuvo	necesidad	de
hacerlo)	y	que	por	 todo	ello	su	visión	del	mundo	y	del	concepto	de	«dinero	elástico»	(a	 través	del	endeudamiento)	 fue
muy	 particular.	 El	 resultado	 lo	 tenemos	 hoy	 en	 día	 reflejado	 en	 todo	 el	 planeta	 (salvo	 China):	 países	 con	 deudas	 por
encima	de	su	PIB	y	con	ciudadanos	cada	vez	más	pobres,	como	explicaremos	a	continuación.
		
		
Relación	del	ciudadano	con	el	dinero
		
La	relación	del	ciudadano	con	el	dinero	viene	marcada	por	la	capacidad	del	Estado	en	cuanto	a	generación	de	nueva	masa
monetaria.	Cada	vez	que	un	Estado	emite	más	deuda	para	generar	nuevo	dinero	empobrece	a	sus	ciudadanos.	¿Por	qué?
Muy	sencillo,	lo	vamos	a	entender	con	un	ejemplo.	Asumamos	que	en	un	momento	dado	en	nuestro	país	hay	un	monto
total	 de	 dinero	 líquido	 (en	 circulación)	 de	 un	 billón	 de	 euros.	Asumamos	 de	 la	misma	 forma	 que	 no	 existe	 un	Banco
Central	Europeo	y	que	nosotros,	desde	España,	tenemos	plena	autonomía	para	generar	nuevo	dinero	desde	nuestro	banco
central	(así	ha	ocurrido	hasta	la	llegada	del	euro…	y	ahora	lo	hace	Bruselas).
Si	el	gobierno	decide	emitir	nuevo	dinero	por	valor	de	(por	ejemplo)	cien	mil	millones	de	euros	—aumentando	así	el
gasto	público	para	cumplir	con	sus	compromisos	electorales	o	mejorar	algunas	«métricas	cortoplacistas»,	como	la	tasa	de
paro—	la	masa	monetaria	total	en	circulación,	una	vez	emitido	este	nuevo	dinero,	sería	de	1,1	billones	de	euros.	Por	lo
tanto,	al	haber	más	dinero	en	circulación	(ha	aumentado	la	oferta)	y	mantener	al	mismo	tiempo	los	bienes	de	producción
(no	 ha	 aumentado	 la	 demanda),	 el	 valor	 que	 tiene	 ese	 dinero	 disminuye	 en	 la	 misma	 proporción	 que	 la	 nueva	 masa
monetaria	inyectada,	por	lo	que	seríamos	un	10	%	más	pobres.	Se	ha	producido	una	redistribución	del	valor.	¿Y	a	dónde
ha	ido	ese	10	%	de	valor?	Evidentemente,	al	Estado.	Los	ciudadanos	nos	hemos	empobrecido	un	10	%	y	el	Estado	se	ha
enriquecido	en	la	misma	proporción.
Si	extrapolamos	este	ejemplo	a	Europa	o	a	cualquier	otro	país	con	capacidad	de	emisión	de	moneda	(y,	por	lo	tanto,	de
deuda),	el	resultado	es	que	los	ciudadanos	que	vivimos	en	países	endeudados	somos	más	pobres	y,	lo	que	es	más	triste,	no
nos	damos	 cuenta.	Este	 fenómeno	no	ocurría	 en	 economías	 ligadas	 al	 patrón	oro,	 ya	 que	 los	 países	 no	 tenían	ninguna
capacidad	de	emitir	masa	monetaria	si	no	estaba	respaldada	por	reservas	de	oro	reales.
Los	principales	beneficiados	de	las	políticas	keynesianas	son	los	gobiernos	y	sus	políticos,	ya	que	les	permiten	obtener
fuentes	de	liquidez	en	el	corto	plazo	a	costa	de	empobrecer	a	sus	ciudadanos	en	el	largo	y,	consecuentemente,	a	su	país.	Es
una	estrategia	de	«patata	caliente»	o	de	«que	lo	resuelvan	los	que	vengan	mañana».
Piensa,	 querido	 lector,	 que	 toda	 esta	 política	 económica	 es	 un	 invento	 relativamente	moderno	 (de	 poco	más	 de	 cien
años),	 y	 como	 los	 políticos	 controlan	 los	 estamentos	 sociales	 —incluidas	 las	 universidades	 en	 cuanto	 a	 tendencias
educativas—	 los	 economistas	 que	 se	 han	 formado	 los	 últimos	 setenta	 años	 han	 estado	 envenenados	 por	 los	 modelos
económicos	keynesianos,	y	piensan	que	 la	única	forma	que	tiene	un	Estado	de	prosperar	es	a	 través	de	un	aumento	del
gasto	público	mediante	la	creación	de	nuevo	dinero.
Como	hemos	 comprobado	 desde	 una	 perspectiva	 histórica,	 se	 trata	 de	 una	 falacia	 descomunal,	 y	 solo	 la	 vuelta	 a	 un
dinero	sólido	podría	revertir	la	situación	actual	en	la	que	los	ciudadanos	cada	vez	somos	más	pobres.	Si	bien	la	vuelta	al
patrón	 oro	 parece	 una	 idea	 descabellada	 en	 pleno	 siglo	XXI	 (por	 los	 inconvenientes	 que	 presenta	 este	 activo	 físico),	 la
utilización	de	Bitcoincomo	patrón	de	 referencia	 económico	a	nivel	mundial	 podría	 ser	una	 estrategia	muy	beneficiosa
para	el	ciudadano	en	el	largo	plazo.	El	problema	que	ya	vislumbramos	es	que	esta	medida	no	interesa	a	los	gobiernos	(ya
que	Bitcoin	es	incontrolable	e	incensurable,	y	lo	que	un	político	no	puede	controlar	no	suele	ser	bienvenido),	por	lo	que	va
ser	complicado	 invertir	esta	 tendencia.	De	ahí	 la	marginalidad	que	hasta	ahora	ha	sufrido	Bitcoin	desde	 los	estamentos
más	oficiales	y	tradicionalistas.
Como	conclusión	de	este	capítulo,	podemos	decir	que	el	dinero	ha	evolucionado	históricamente	en	diferentes	formas	y
que	siempre	ha	cumplido	su	papel	con	las	tres	funciones	descritas	(unidad	de	cuenta,	 intercambio	de	valor	y	reserva	de
valor).	Durante	 siglos	hemos	convivido	con	un	dinero	 sólido	utilizando	normalmente	 el	oro	como	patrón	de	 referencia
para	medir	 la	 riqueza	de	un	país.	Solo	 tras	 la	Primera	Guerra	Mundial,	 los	 estados	 empezaron	 a	volverse	 locos	 con	 la
emisión	de	dinero	fiduciario	nacional,	abandonando	el	patrón	oro	y	entrando	en	una	espiral	de	emisión	de	deuda	pública
sin	precedentes.
El	modelo	económico	actual	de	deuda	pública	ha	lastrado	varias	crisis	mundiales	(1929,	1976,	1993	y	2008),	y	lo	más
crítico	es	que	los	países	endeudados	estamos	en	manos	de	los	poseedores	de	nuestra	deuda.	El	caso	más	extremo	quizás
sea	Venezuela,	que	entre	China	y	Rusia	tienen	compradas	sus	reservas	de	petróleo	para	los	próximos	cien	años.	Resulta
paradójico	cómo	el	país	con	más	riqueza	en	petróleo	del	mundo	sea	uno	de	los	más	pobres.	Parece,	por	lo	tanto,	que	las
corrientes	socialistas	y	comunistas	de	control	de	los	recursos	económicos	no	son	las	más	beneficiosas	para	un	país,	y	que
hace	ya	más	de	quinientos	años	Francisco	de	Vitoria	y	Juan	de	Mariana	tenían	ideas	muy	interesantes	sobre	la	relación	del
ciudadano	con	el	dinero	y	con	el	Estado.
6.	Web:	https://www.juandemariana.org/
7.	El	patrón	Bitcoin,	Amazon:	https://amzn.to/2k5sEns.
8.	Wikipedia:	https://bit.ly/2I5rD5l
		
		
		
		
		
		
5.	Antecedentes	de	Bitcoin
		
		
		
Como	ya	estás	comprobando,	querido	lector,	a	medida	que	transcurren	los	años	y	avanzamos	en	la	historia	del	dinero	nos
vamos	acercando	al	nacimiento	de	Bitcoin.	Pero	es	nuestra	obligación	detenernos	en	la	década	de	los	90	del	siglo	XX	para
estudiar	los	cuatro	proyectos	de	creación	de	dinero	digital	que	dieron	forma	a	lo	que	ocurrió	veinte	años	después	(2008),	el
nacimiento	de	Bitcoin.	Quedémonos	con	la	idea	de	que	Satoshi	Nakamoto	no	fue	un	«científico	solitario	y	genial»	estilo
Albert	Einstein,	quien	desarrolló	la	teoría	especial	de	la	relatividad	él	solo	encerrado	en	su	despacho	mientras	trabajaba	en
la	oficina	de	patentes.	Satoshi	Nakamoto	aprovechó	el	trabajo	desarrollado	por	mucha	gente	(sobre	todo	el	de	los	cuatro
que	vamos	a	describir	ahora)	y	le	añadió	un	toque	de	genialidad	para	crear	Bitcoin.
		
		
David	Chaum9	y	DigiCash	(1990)
		
El	primero	que	nos	encontramos	es	un	informático,	criptógrafo	y	matemático	que	ya	desde	principios	de	los	80	escribió
una	 serie	 de	papers	 sobre	 criptografía	 que	 le	 valieron	 de	 gran	 reconocimiento	mundial.	 Sus	 principales	 publicaciones
fueron:
		
•	 Sistema	 de	 votación	 confiable	 (Untraceable	 Electronic	 Mail,	 Return	 Addresses,	 and	 Digital	 Pseudonyms,1981).
Chaum	propuso	un	sistema	para	elecciones	públicas	de	voto	electrónico.
•	Firma	ciega	para	pagos	no	 trazables	(1982).	Primera	aproximación	al	dinero	digital	mediante	criptografía	de	 firma
ciega.
•	Protocolo	 Zero	 Knowledge	 (1988).	 En	 colaboración	 con	 Gilles	 Brassard	 y	 Claude	 Crepeau,	 desarrollaron	 canales
seguros	que	permiten	realizar	transacciones	sin	dejar	rastros	del	emisor,	receptor	y	de	lo	enviado.
•	Dinero	electrónico	no	trazable	(1988).	En	colaboración	con	Amos	Fiat	y	Moni	Naor,	hicieron	una	implementación	de
transacciones	offline	con	un	sistema	de	detección	de	doble	gasto.
•	DigiCash	(1990)	fue	su	gran	proyecto:	una	empresa	de	dinero	efectivo	radicada	en	Ámsterdam	para	comercializar	las
ideas	de	su	investigación.
		
Analizaremos	esta	última	con	más	en	detalle	y	descubriremos	que	la	historia	de	David	Chaum	es	digna	de	ser	mostrada
al	mundo	en	una	película	de	Netflix.
Cómo	criptógrafo,	el	 trabajo	de	Chaum	fue	extraordinario,	pero	como	empresario	en	aquella	época	de	su	vida	fue	un
auténtico	zoquete	y	su	caso	se	tendría	que	estudiar	en	todas	las	escuelas	de	negocio	del	mundo	como	«la	antítesis	del	buen
CEO».	 Imagino	 que	 Chaum	 fue	 una	 persona	 introvertida,	 excesivamente	 técnica	 y	 no	 supo	 rodearse	 de	 ejecutivos	 de
negocio	en	los	que	delegar	cierto	tipo	de	decisiones.
El	primer	ejemplo	de	una	decisión	de	negocio	desastrosa	 fue	cuando	en	1995	el	mismísimo	Bill	Gates	 le	planteó	un
acuerdo	comercial	 para	 introducir	 su	dinero	digital	 en	Windows	95,	 justo	 antes	de	 su	 lanzamiento.	Recordemos	que	 el
lanzamiento	de	W95	fue	uno	de	 los	momentos	más	brillantes	de	 la	historia	moderna	y	catapultó	a	Microsoft	a	 la	cima
mundial	en	valor	y	capitalización	bursátil.	El	acuerdo,	además,	tenía	un	planteamiento	de	negocio	absolutamente	brillante,
ya	que	Microsoft	ofrecía	cerca	de	dos	dólares	por	cada	licencia	vendida	de	su	moneda	digital.	Considerando	que	el	gigante
de	Seattle	vendería	cientos	de	millones	de	unidades,	el	acuerdo	pondría	 los	pelos	de	punta	a	cualquiera.	Salvo	a	David
Chaum,	al	que	no	le	pareció	suficiente.	La	propuesta	se	quedó	en	papel	mojado	y	Microsoft	no	volvió	a	realizar	ningún
intento	de	acuerdo	con	la	compañía.	Primer	tiro	en	la	sien	de	David	Chaum.
Poco	después	ocurrió	la	segunda	decisión	catastrófica	de	Chaum	a	nivel	de	negocio,	cuando	Netscape	se	aproximó	a	la
compañía	con	un	intento	de	propuesta	similar	a	la	de	Microsoft,	pero	sustituyendo	el	concepto	de	PC	por	el	de	navegador.
Sabiendo	Chaum	que	había	perdido	la	batalla	anterior	podría	haberse	mostrado	más	receptivo,	pero	no.	Antes	incluso	de
empezar	 la	 negociación	 con	Netscape,	 el	 criptógrafo	 exigió	 la	 firma	 de	 acuerdos	 de	 confidencialidad	 tan	 partidistas	 y
desproporcionados	que	los	mismos	abogados	de	Netscape	exigieron	a	su	comité	que	no	los	firmaran	ni	jartos	de	vino,	ya
que	estaban	fuera	de	toda	lógica.	Con	las	mismas,	Netscape	abandonó	la	mesa	y	nunca	volvieron	a	hablar	con	Digicash.
Segundo	tiro	en	la	sien	de	David	Chaum.
Pero	aquí	no	termina	la	historia.	En	1996,	en	un	momento	delicado	para	 la	compañía	(ya	que	no	había	sido	capaz	de
implementar	Digicash	con	ningún	gran	cliente)	la	multinacional	Visa	se	acercó	para	invertir	cuarenta	millones	de	dólares
en	 su	 capital.	 Nuestro	 héroe,	 ni	 corto	 ni	 perezoso,	 les	 dijo	 que	 «de	 cuarenta	 millones	 nada,	 quiero	 setenta	 y	 cinco».
Cualquiera	que	haya	cerrado	rondas	de	inversión	sabe	cómo	se	realizan	estos	procesos	de	negociación.	Los	ejecutivos	de
Visa,	atónitos	por	la	exigencia,	abandonaron	la	mesa	y	desaparecieron.	Poco	tiempo	después,	David	Chaum	fue	relegado
como	CEO	y	en	1999	la	compañía	se	declaró	en	bancarrota,	liquidó	sus	activos	y	desapareció	en	el	mar	de	Internet.	Tercer
y	definitivo	tiro	en	la	sien	de	David	Chaum.
Si	Chaum	hubiese	tenido	una	mente	de	negocio	y	una	postura	colaborativa	en	1995	y	hubiese	llegado	a	un	acuerdo	con
Bill	Gates,	podríamos	haber	vivido	una	primera	era	de	dinero	digital	utilizado	por	todo	aquel	que	tuviera	un	ordenador	con
sistema	Windows.	Pero	esa	sería	otra	historia.
		
		
Adam	Back	y	HashCash10	(1994)
		
¿Recuerdas	el	hackeo	que	se	hizo	de	Netscape	en	1994?	Adam	Back	 fue	uno	de	 los	protagonistas,	 junto	a	Hal	Finney.
Durante	estos	primeros	años	de	utilización	de	servicios	de	Internet	como	el	correo	electrónico,	Adam	Back	se	dio	cuenta
del	problema	que	podría	generar	el	envío	masivo	de	e-mails,	que	hoy	en	día	todos	conocemos	como	spam.	Back	desarrolló
un	protocolo	(HashCash)	e	introdujo	el	concepto	de	prueba	de	trabajo	(Proof	of	Work	o	PoW).	Se	trata	de	una	forma	muy
sencilla	de	 evitar	 el	 spam,	 ya	 que	 incorporar	 esta	 técnica	 provocaba	 que	 nuestro	 ordenador	 (más	 en	 concreto	 la	CPU)
hiciera	un	pequeño	esfuerzocomputacional	para	resolver	un	hash	asociado	a	cada	e-mail	enviado.	Pero	antes	que	describir
el	protocolo,	veamos	qué	es	un	hash.
Un	hash	es	una	secuencia	alfanumérica	de	caracteres	(letras	y	números)	que	se	obtiene	cuando	codificamos	un	fichero
de	entrada	 (que	puede	 ser	un	archivo,	un	e-mail,	 caracteres	o	cualquier	otra	cosa).	Dicha	codificación	 se	hace	con	una
función	hash.	La	principal	característica	de	una	 función	hash	es	que	es	unidireccional	o	 irreversible,	 es	decir,	podemos
codificar	 cualquier	 fichero	 y	 obtener	 un	 hash,	 pero	 a	 partir	 de	 este	 hash	 no	 podemos	 obtener	 el	 fichero	 original.	 Las
funciones	hash	se	utilizan	continuamente	en	todas	las	aplicaciones	informáticas	e	Internet.	Por	ejemplo,	las	contraseñas	de
las	cuentas	de	los	usuarios	que	guardamos	en	Tutellus	están	hasheadas,	es	decir,	no	las	conocemos.	Tan	solo	almacenamos
el	hash	generado	desde	la	contraseña	que	introdujo	el	usuario.
Volviendo	a	Adam	Back	y	HashCash,	el	protocolo	consistía	en	repetir	el	hash	del	mensaje	(e-mail)	muchas	veces	hasta
encontrar	 un	 hash	 que	 comenzara	 por	 cuatro	 ceros	 (0000…).	 Como	 hemos	 visto	 que	 una	 función	 hash,	 desde	 la
perspectiva	matemática,	es	unidireccional,	la	única	forma	de	encontrar	un	hash	concreto	es	por	fuerza	bruta	(es	decir,	por
prueba	 de	 trabajo).	 Si	 enviamos	 un	 correo	 electrónico	 el	 esfuerzo	 computacional	 que	 gastará	 nuestro	 ordenador	 será
ridículo,	 pero	 si	 queremos	 enviar	 un	millón	 de	 e-mails	 el	 esfuerzo	 será	 considerable,	 por	 lo	 que	 es	 una	manera	 muy
sencilla	de	limitar	el	spam	generando	fricción	al	spammer	a	 través	de	un	necesario	gasto	de	dinero	en	electricidad	para
encontrar	el	millón	de	hashes	necesario.
Por	último,	quería	destacar	que	Adam	Back	sigue	profesionalmente	en	activo	y	participa	habitualmente	en	encuentros
internacionales	sobre	Blockchain.	Si	viajas	a	algunos	de	ellos	podrías	tomarte	un	café	con	él	y	conocerle.
		
		
Nick	Szabo11	y	Bitgold	(1997)
		
Aunque	se	ha	escrito	mucho	sobre	Nick	Szabo	y	Bitgold12,	 lo	que	más	me	 llama	 la	atención	es	cómo	este	 señor	pudo
anticiparse	más	de	quince	años	a	la	creación	de	los	smart	contracts.	Esbozó	en	1997	el	concepto	de	smart	contract	en	uno
de	sus	papers:
«Se	trata	de	un	conjunto	de	promesas,	incluidos	los	protocolos	dentro	de	los	cuales	las	partes	cumplen	otras	promesas.
Los	 protocolos	 generalmente	 se	 implementan	 con	 programas	 en	 una	 red	 informática	 o	 en	 otras	 formas	 de	 electrónica
digital,	por	lo	que	estos	contratos	son	“más	inteligentes”	que	sus	antecesores	en	papel.	El	uso	de	inteligencia	artificial	no
está	implicado».
Nick	Szabo	estuvo	desaparecido	de	la	vida	pública	durante	muchos	años,	pero	ha	revivido	en	los	últimos	tiempos	y	es
un	usuario	muy	activo	en	Twitter.	También	te	lo	podrás	encontrar	en	encuentros	internacionales	de	manera	frecuente	—
muchas	veces	junto	a	Adam	Back—,	por	lo	que	si	viajas	podrías	conocer	a	dos	de	los	personajes	que	cambiaron	el	mundo.
		
		
Wei	Dai13	y	B-Money	(1998)
		
Wei	 Dai	 introdujo	 una	 propuesta	 de	 base	 de	 datos	 separada	 (o	 pseudodescentralizada)	 entre	 los	 participantes,	 pero
incorpora	un	mediador	en	caso	de	disputa	(por	eso	se	utilizó	el	término	«separada»	y	no	«descentralizada».
Dai	propone	un	sistema	de	efectivo	electrónico	distribuido	y	anónimo,	donde	cada	participante	debe	verificar	que	 los
saldos	de	sus	propias	cuentas	sean	correctos	y	que	la	suma	de	los	saldos	de	las	cuentas	no	sea	mayor	que	la	cantidad	total
de	 dinero	 creado.	 Esto	 evita	 que	 los	 servidores,	 incluso	 en	 una	 colusión	 total,	 amplíen	 la	 oferta	 de	 dinero	 de	 forma
permanente	y	sin	costo.
Fijémosnos	en	que	Wei	Dai	lo	tuvo	algo	más	fácil	que	los	anteriores,	ya	que	aprovechó	el	trabajo	de	ellos	para	plantear
un	modelo	más	avanzado,	utilizando	el	Proof	of	Work	creado	por	Adam	Back	para	realizar	la	minería	necesaria	(dentro	de
poco	veremos	este	concepto).	Como	curiosidad	se	dice	que	la	unidad	de	cuenta	del	Ether,	el	Wei,	debe	su	nombre	a	este
criptógrafo.	El	trabajo	de	Wei	Dai	fue	decisivo	en	la	formación	de	Bitcoin	y	así	lo	recoge	Satoshi	Nakamoto	en	el	propio
paper	de	Bitcoin.
9.	Wikipedia:	https://bit.ly/2kpk7ft
10.	Bit2ME	Academy:	https://bit.ly/2kyjQGY
11.	Bit2me	Academy:	https://bit.ly/2lBXi8y
12.	Bitgold:	https://bit.ly/2m5wf5H
13.	Bit2me	Academy:	https://bit.ly/2lJwOSh
		
		
		
		
		
		
6.	Orígenes	de	Bitcoin
		
		
		
Seguimos	con	nuestro	viaje	en	el	 tiempo	y	en	este	capítulo	nos	remontamos	a	2008,	el	año	clave	en	 la	publicación	del
paper	de	Bitcoin	por	parte	de	Satoshi	Nakamoto.
Recordemos	cómo	estaba	el	mundo	en	aquel	momento.	Los	que	ya	llevamos	años	bregando	en	el	mercado	recordamos
esa	época	—al	menos	servidor,	de	 la	cosecha	del	76—	como	 la	más	dura	de	nuestra	vida.	Con	origen	en	 las	hipotecas
subprime	y	la	crisis	de	Lehman	Brothers	de	2007,	el	mundo	era	un	infierno.	España,	que	había	vivido	del	crecimiento	del
ladrillo	los	años	anteriores,	y	donde	nuestro	vecino	del	segundo	manejaba	un	portfolio	de	pisos	con	el	que	no	paraba	de
incrementar	su	patrimonio	(y	su	deuda),	se	pegó	un	batacazo	como	pocas	veces	se	ha	visto	en	la	historia	económica.	Las
tasas	de	paro	crecieron	exponencialmente,	el	vecino	del	segundo	se	arruinó	(como	tantos	otros	ciudadanos),	 los	bancos
cerraron	el	grifo	del	crédito	a	empresas	y	particulares,	miles	de	empresas	cerraban	cada	mes	por	problemas	de	tesorería	y
los	bancos	nacionales	acudieron	en	masa	al	rescate	de	sus	bancos	en	un	movimiento	de	difícil	justificación.
De	manera	global,	si	la	ciudadanía	tenía	poca	confianza	en	el	sistema	financiero,	esta	crisis	la	derribó	todavía	más.	Hizo
un	daño	tremendo	a	todo	el	tejido	social	que	doce	años	después	todavía	seguimos	sufriendo.
Dicho	 esto,	 es	 lógico	 pensar	 que	 Satoshi	 Nakamoto	 dedicara	más	 esfuerzos	 al	 proyecto	 en	 los	meses	 posteriores	 al
surgimiento	de	la	crisis	y	que	planteaste	Bitcoin	como	una	alternativa	al	sistema	económico	mundial.	La	prueba	irrefutable
de	ello	es	que	en	el	bloque	génesis	de	Blockchain	(veremos	más	adelante	qué	es	un	bloque)	Satoshi	Nakamoto	introdujo	el
siguiente	mensaje	en	código	hexadecimal:	«Chancellor	on	brink	of	 second	bailout	 for	banks»	 (Ministro	de	Hacienda	al
borde	del	 segundo	 rescate	para	bancos).	No	es	casual	que	este	 fuera	el	 titular	del	periódico	The	Times	 del	mismo	3	de
enero	de	2009,	fecha	en	la	que	se	minó	el	primer	bloque.	Claramente	Bitcoin	representaba,	desde	el	primer	momento,	un
símbolo	de	lucha	contra	el	poder	establecido	y	aspiraba	a	convertirse	en	un	nuevo	orden	mundial.	Aunque	hay	quien	dice
que	no	es	una	relación	causa-efecto,	ya	que	lo	que	Satoshi	pretendía	introduciendo	ese	mensaje	era	una	prueba	irrefutable
de	que	la	cadena	de	Bitcoin	había	empezado	ese	día	y	no	antes,	de	entre	los	miles	de	periódicos	y	titulares	de	aquel	3	de
enero	me	resulta	muy	difícil	pensar	que	el	seleccionado	fue	casual	o	al	azar.
Pero	no	adelantemos	acontecimientos.	Estamos	todavía	en	2008,	y	el	31	de	octubre	Satoshi	Nakamoto	publica	a	través
de	 una	 pequeña	 lista	 de	 correo	 el	 paper	 de	 Bitcoin	 con	 el	 siguiente	 título:	 «Bitcoin:	 a	 Peer-to-peer	 Electronic	 Cash
System14».	Se	trata	de	un	paper	de	tan	solo	nueve	páginas,	donde	planteaba	de	una	manera	muy	brillante	el	uso	de	dinero
digital	sin	la	necesidad	de	contar	con	un	tercero	de	confianza.	Condensaba	el	conocimiento	de	más	de	cuarenta	años	de
investigaciones	y	lo	hilaba	con	las	lecciones	aprendidas	de	sus	antecesores.
A	 diferencia	 de	 lo	 que	mucha	 gente	 piensa,	 el	paper	 de	 Bitcoin	 es	 un	 documento	 genérico,	 sin	 cifras	 ni	 detalles	 de
ningún	tipo	sobre	esta	tecnología,	algo	así	como	«he	trabajado	en	esta	idea	y	creo	que	podría	funcionar».	No	existía,	en
aquel	entonces,	ninguna	red	llamada	Bitcoin.	Era	básicamente	una	propuesta.
El	paper	soluciona	 la	necesidad	de	mantener	un	 tercero	de	confianza	a	 la	hora	de	 realizar	 transacciones	electrónicas.
Satoshi	Nakamoto	es	consciente	del	archiconocido	problema	del	doble	gasto:	la	única	forma	existente	(hasta	Bitcoin)	de
evitar

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