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Aproximación al pensamiento filosófico e histórico de Giambattist

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Universidad de La Salle Universidad de La Salle 
Ciencia Unisalle Ciencia Unisalle 
Filosofía y Letras Departamento de Filosofía, Arte y Letras 
1-1-2007 
Aproximación al pensamiento filosófico e histórico de Aproximación al pensamiento filosófico e histórico de 
Giambattista Vico Giambattista Vico 
Gloria Elsy Sánchez Nieto 
Universidad de La Salle, Bogotá 
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Citación recomendada Citación recomendada 
Sánchez Nieto, G. E. (2007). Aproximación al pensamiento filosófico e histórico de Giambattista Vico. 
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APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO FILOSÓFICO E HISTÓRICO DE 
GIAMBATTISTA VICO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
GLORIA ELSY SÁNCHEZ NIETO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD DE LA SALLE 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
BOGOTÁ D.C. 
JUNIO 22 DE 2007 
 
 
 
APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO FILOSÓFICO E HISTÓRICO DE 
GIAMBATTISTA VICO 
 
 
 
 
GLORIA ELSY SÁNCHEZ NIETO 
 
 
 
 
Monografía para optar el título de 
Filosofía y Letras 
 
 
Decano 
Dr. CARLOS HERNÁN MARÍN OSPINA 
 
Asesor 
ENZO ARIZA DE ÁVILA 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD DE LA SALLE 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
BOGOTÁ D.C. 
JUNIO 22 DE 2007 
 
 
 
Nota de aceptación 
 
 
__________________________________
__________________________________
__________________________________
__________________________________
__________________________________
__________________________________ 
 
 
 
 
__________________________________ 
Presidente de Jurado 
 
 
 
 
__________________________________ 
Jurado 
 
 
 
 
 
__________________________________ 
Jurado 
 
 
 
 
 
 
Bogotá D.C., agosto 1 de 2007. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A mi Papi Sánchez Puentes, “el Poeta de la 
Cámara”, por haberme transmitido el goce de 
la lectura. 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTO 
 
 
Al doctor Enzo Ariza de Ávila, ya que sin su invaluable colaboración no hubiese 
sido posible la elaboración de este trabajo. 
 
 
 
 
CONTENIDO 
 
Pág. 
 
INTRODUCCIÓN 8 
 
CAPÍTULO I 10 
GIAMBATTISTA VICO: CONTEXTO HISTÓRICO Y FORMACIÓN DE SU 
PENSAMIENTO FILOSÓFICO 10 
 
CAPÍTULO II 18 
EL HUMANISMO DE VICO FRENTE AL RACIONALISMO CARTESIANO 18 
 
CAPÍTULO III 24 
LA “AUTOBIOGRAFÍA”, UN ESCRITO PARA UNA BUENA COMPRENSIÓN DE 
VICO 24 
 
CAPÍTULO IV 38 
LA NUEVA CIENCIA 38 
4.1 PRESENTACIÓN 38 
4.2 PLAN Y PROPÓSITOS DE LA NUEVA CIENCIA, SEGÚN EL MISMO VICO 41 
 
CAPÍTULO V 53 
LOS HOMBRES NO HAN HECHO EL MUNDO DE LA NATURALEZA, PERO SI 
HAN HECHO EL MUNDO HUMANO 53 
5.1 PRESENTACIÓN 53 
5.2 LA NUEVA HIPÓTESIS VICIANA 55 
5.4 LA SABIDURÍA POÉTICA 67 
 
5.5 LA PROVIDENCIA 71 
5.6 LA FILOSOFÍA DE VICO, UNA FILOSOFÍA PARA LA EDUCACIÓN DEL 
GÉNERO HUMANO 76 
 
CAPÍTULO VI 79 
LAS NOCIONES DE AUTORIDAD, EMANCIPACIÓN E HISTORIA, EN 
GIAMBATTISTA VICO 79 
6.1 PRESENTACIÓN 79 
6.2 DE LA AUTORIDAD 81 
6.3 DE LAS REPÚBLICAS POPULARES 89 
CONCLUSIONES 96 
BIBLIOGRAFÍA 105 
 
 
 8
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
El presente trabajo contiene una aproximación al pensamiento filosófico e histórico 
de Giambattista Vico, pensador italiano del siglo XVIII, quien se caracterizó por ser 
crítico del racionalismo cartesiano y sustentar una defensa del importante papel 
que desempeña la imaginación y la fantasía, en los procesos cognitivos del 
hombre. 
 
Vico fue un crítico de la modernidad naciente al señalar que si la razón se excedía 
solo por la vía del abstraccionismo conceptual y no tenía en cuenta el mito y la 
imaginación fabulística entraría en crisis, y no podría abordar el estudio de la 
historia, que cuenta o narra los sucesos humanos. Ante el abstraccionismo 
racionalista de Descartes y sus seguidores, puso por delante el humanismo, tan 
defendido por la tradición italiana renacentista. 
 
Creyó Vico, que los períodos históricos nos presentan características semejantes, 
que constituyen ciclos repetitivos, aunque varíen en algunos aspectos, 
dependiendo del curso que van tomando las sociedades. 
 
El trabajo monográfico que presentamos se centró en la lectura analítica y 
hermenéutica de las obras la Ciencia Nueva o Principio De Una Ciencia 
Nueva, Sobre La Naturaleza Común De Las Naciones, (como fue llamada 
finalmente); La Sabiduría Primitiva de los Italianos, Las Oraciones 
Inaugurales y su Autobiografía, lo cual nos permitió una aproximación a la 
filosofía de Vico, y nos ayudó a la comprensión de un pensador olvidado, pero que 
aún hoy nos puede dar muchas ideas para nuestra actualidad. 
 
 
 
La Aproximación al Pensamiento Filosófico e Histórico de Giambattista Vico 
consta de un contexto histórico y formación de su pensamiento filosófico, la 
postura del humanismo de Vico frente al racionalismo cartesiano, La 
Autobiografía, un escrito para una buena comprensión de Vico; una 
presentación, plan y propósito de la Ciencia Nueva; un capítulo referente a 
cómo los hombres han tomado parte importante en el devenir humano y 
finalmente cómo la autoridad y la emancipación forman parte de la teoría del 
conocimiento histórico, y en la estructura y sentido de la historia en el florecimiento 
de las naciones y de sus gentes. 
 
Pretendemos haber dado un conocimiento de la estructura y sentido de la historia 
al sostener Vico, que el hombre puede tener la ciencia del mundo humano por 
cuanto él mismo la ha hecho, dando cabida a la formulación de la historia como 
ciencia, procurando ver sus distintas facetas históricas. 
 
 9
 
 
 
CAPÍTULO I 
GIAMBATTISTA VICO: CONTEXTO HISTÓRICO Y FORMACIÓN DE SU 
PENSAMIENTO FILOSÓFICO 
 
 
Giambattista Vico (1668-1744), pensador italiano, tiene el mérito de hacer la 
primera gran aplicación moderna de la reflexión filosófica a la historia, antes de 
Herder (1744- 1803), autor de una Filosofía de la Historia de la Humanidad. 
Las reflexiones filosóficas anteriores a estos autores, las de Bossuet y Bayle, por 
ejemplo, sólo muy levemente tocaban el problema histórico, por lo que dejaban 
por fuera los dos problemas filosófico-históricos principales: el del conocimiento 
histórico propiamente dicho y el de la estructura y sentido de la historia. Estos 
problemas son los que aborda Vico con un detenimiento filosófico que asombra 
para la época en que le tocó vivir. Una más profunda reflexión filosófica acerca de 
la historia, tuvo que esperar hasta Hegel y Marx, los dos grandes pensadores de 
todos los tiempos. 
 
Nacido en Nápoles, Vico no repercutió en su época como gran pensador. Fue 
considerado más bien como un hombre de limitadas aptitudes, y siempre vivió 
golpeado por su continua estrechez económica, enfermedades y calamidades 
domésticas. Durante más de treinta años regentó una cátedra de retórica de 
escaso reconocimiento universitario, siempre esperando un cargo docente de 
mayor representatividad, el cual nunca le fue concedido, por lo que tuvo que 
completar sus ingresos económicos con el ejercicio privado de la enseñanza. 
Entre sus autores preferidos estaban en primera línea Platón, Bacon, Grocio y 
Tácito, Hobbes y Pufendorf. 
 
 10
 
El destino filosófico de Vico es unode los más particulares de toda la filosofía 
moderna; prácticamente desconocido en su tiempo, combatido por unos e 
incomprendido y nada defendido por quienes se decían ser seguidores de su obra. 
Por ello permanece ausente de las controversias filosóficas del siglo XVIII y sólo 
en el XIX, por insinuación del historiador francés Jules Michelet (1798-1874), autor 
de una Historia de Francia, empieza Vico a ser incorporado al escenario 
filosófico europeo, sin que, sin embargo, llegue todavía a ser considerado como 
filósofo de la historia, hasta que sólo en nuestros días empieza a ser reivindicado 
por sus importantes aportes en este campo. 
 
Frente a las razones del por qué se mantuvo durante tanto tiempo en la oscuridad 
este pensador italiano, encontramos que tal vez la novedad de sus ideas, su nada 
grata articulación con el cuadro filosófico de su época y la falta de prestigio de los 
estudios filosóficos de su patria, fueron las causas para que hubiera pasado 
desapercibido. Seguramente contribuyó también a quitarle visibilidad, la pesada 
armazón de su obra capital, quizás también su estilo y ciertas fallas en la 
concepción y elaboración de sus pensamientos, reconocidos incluso por quienes 
más aprecian su originalidad y profundidad. 
 
El ambiente filosófico del siglo XVII estuvo dominado por la discusión entre el 
racionalismo y el empirismo; el siglo XVIII en buena parte se apoyó en el 
racionalismo, sin que hubiera liquidado por completo al empirismo. Vico se declaró 
contra el racionalismo cartesiano sin irse hacia el empirismo, pues se abrió su 
propio camino. Le inquietó a Vico, por ejemplo, que el racionalismo afirmara que el 
único saber estricto y verdadero fuera el de la matemática y el de la ciencia natural 
exacta, debidamente matematizada; por lo que la historia, en cuanto saber referido 
a los hechos, quedaría por fuera del ámbito del conocimiento seguro y verdadero. 
De tal manera que a Vico hay que estudiarlo en el marco de la discusión con el 
racionalismo en general y, en especial, con el cartesianismo. 
 
 11
 
Las dificultades y penosas circunstancias en que transcurrió su vida no le 
impidieron adelantar su trabajo de investigación y de creación personal. Entre 
1699 y 1707, Vico escribe sus Oraciones inaugurales, donde hace una 
incansable defensa de las humanidades en una época de espíritu cartesiano, 
dominada por una Razón abstracta y luminaria. Su primera obra de contenido 
original, Sabiduría Primitiva de los Italianos, apareció, incompleta, en 1710, y 
nunca fue terminada. En ella hay ya esbozos de lo que más tarde va a hacer su 
teoría del conocimiento histórico y otros puntos de su filosofía. Luego escribió 
artículos de filosofía del derecho, donde están, aparte de su doctrina ética y 
jurídica, muchas tesis que Vico desarrolló después y que aparecieron en su obra 
fundamental Principios de Ciencia Nueva en torno a la Naturaleza 
Común de las Naciones, conocida más comúnmente como Primera Ciencia 
Nueva, editada en 1725, porque en 1730 publicó una nueva redacción, 
designada abreviadamente como Segunda Ciencia Nueva. Esta segunda 
versión ofrece una interpretación más madura y definitiva de sus ideas. En 1725, 
publicó también su Autobiografía, de gran valor para comprender su 
pensamiento, el cual debe buscarse sobre todo en la Segunda Ciencia Nueva 
y en la Sabiduría Primitiva de los Italianos. 
 
Para un estudio detallado de Vico, se cuenta con su Autobiografía, realización 
ésta que ayuda ciertamente a comprender su obra y a representarnos su vida. Ella 
nos ofrece innumerables datos personales y abundantes razones del por qué llegó 
a escribir su Ciencia Nueva. Ante el incisivo racionalismo de su tiempo, Vico 
presenta una nueva manera de hacer filosofía, consistente, como veremos más 
adelante, en hacer perder buena parte del respeto que la filosofía tradicional 
asumía ante los hechos de la realidad, para conceder importancia a la imaginación 
dentro del proceso intelectivo de los hombres. En definitiva, los datos no son para 
Vico los elementos desde donde se construye la ciencia, sino simples elementos 
 12
 
que la ilustran. La constante polémica de Vico con Descartes por la insuficiencia 
que le atribuye a su criterio de evidencia no es un ataque viciano desde posiciones 
escépticas, sino que es la crítica de quien considera inevitable dilucidar en la 
esfera del conocimiento la tensión entre evidencia e imaginación o ilusión desde 
su historia real. Para Vico, el papel que juega la imaginación en la esfera cognitiva 
no es arbitrario. 
 
A Vico casi todo le fue adverso. Nació y vivió en medio de la miseria y la 
enfermedad, situaciones éstas poco fecundas para pensar libremente y sin 
resentimientos. Hijo de un campesino pobre y de una constructora de carruajes, a 
los ocho años sufrió una fractura de cráneo que llevó a los médicos a diagnosticar 
que pronto moriría o, en su defecto, que quedaría irremediablemente idiota. Frente 
a este diagnóstico Vico solía decir que los galenos sencillamente se habían 
“equivocado”, ya que, agregaba, sólo podemos conocer científicamente aquello de 
lo que somos autores. Y se preguntaba: ¿qué sabían los galenos de la providencia 
divina que rige la naturaleza? Con ayuda de ella dice haber salido de aquel trance 
que vaticinaba su pronta muerte o la caída en la idiotez; aunque sí afectó 
seriamente su salud y la alegría de vivir. Se contagió de tisis, lo que hizo, según 
nos cuenta en su Autobiografía, que fuera llamado de allí en adelante “master 
Tisicuzzus”. La tisis y la soledad en la vida fueron, pues, sus compañeras de viaje. 
Al apodo de “master Tisicuzzus” se le unió el de “autodidascalo”, por su formación 
autodidacta. A Vico se le puede aplicar la máxima que implica hacer de la 
necesidad virtud, pues su forma de vida induce a su propia filosofía, la cual es 
sublimizada por el papel de la imaginación en el proceso cognitivo. Se sugiere y, el 
mismo Vico lo aceptaba, que si su tisis debilitó su cuerpo terminó por robustecer 
su mente. 
 
En el aislamiento de la soledad, estudió por su cuenta gramática, lógica, 
metafísica, derecho romano, canónico y retórica, entre otras disciplinas. Tras una 
fugaz irrupción en la abogacía, pues algún tiempo estuvo matriculado en la 
 13
 
Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Nápoles, se dedicó al estudio 
teórico del derecho, siempre en soledad, pues, además, sentía que debía retirarse 
del ejercicio público del intelecto para eludir el tribunal napolitano del Santo Oficio. 
Todo parecía condenarlo a la soledad y a vivir en la imaginación filosófica, como 
forma de trascender todos los límites que la vida de su tiempo le imponía. 
 
Toda obra filosófica, por original que sea, parte de un diálogo con su época. Esto 
lo vio claramente Hegel cuando dijo que toda filosofía es filosofía de su tiempo. 
Ahora bien, mientras unas obras filosóficas sólo dan forma a un pensamiento 
colectivo en términos de una sistematización de una serie de esfuerzos parciales, 
otras, en cambio, como la de Vico, consideramos nosotros, indagan en las raíces 
de su época, interpretando sus signos e introduciendo reelaboraciones que rayan 
en la creación genial. Vico, en polémica con el racionalismo cartesiano, va a poner 
de relieve que el hombre no sólo piensa con la razón, sino que ésta es un 
elemento más entre la sensibilidad, la memoria, el talento, el genio, la imaginación, 
es decir, que piensa al hombre no desde el sólo cogito. De allí que en la obra 
viciana entren en juego esos diversos factores y que ellas sean el relato de una 
aventura del hombre desde su originario estado de bestia a su más completa 
humanidad, o sea, su devenir hombre en un proceso en el que los sentimientos y 
la razón, los instintos y la imaginación, los sentidos y la abstracción, se conjugan, 
apoyan e interfieren en medio de una tensión o dialéctica de desplazamientos y 
desarrolloshistóricos y desiguales, cuyo producto global es la historia humana. 
 
En la formación de esta visión filosófica de Vico, influyeron obviamente las 
circunstancias históricas e ideológicas con que se iba abriendo paso la 
modernidad cultural de la época y, de manera particular, todo el andamiaje 
racionalista cartesiano y preferentemente autores como, Grocio, Selden, 
Pufendorf, Hobbes y Spinoza. A través de todos estos autores, del ambiente 
histórico de su época y de su soledad napolitana, pudo apreciar Vico los 
fundamentos de una modernidad triunfante: De Spinoza, su explicación del miedo 
 14
 
como origen de las religiones; de Hobbes y Grocio, sus presupuestos de una fase 
no humana, presocial, del hombre. El problema teórico para Vico era cómo 
reelaborar ese conjunto de novedosas ideas en el marco de la discusión con el 
racionalismo imperante y producir un universo teórico que uniera mito y filosofía, 
poesía y filología, teleología e historia, verdad y certeza, libertad y necesidad, 
pasión y razón, sentimiento y cognición, y diera cuenta cabal del proceso histórico 
cognitivo de la especie humana. 
 
En su proceso formativo, Vico había descubierto su método de trabajo gracias al 
papel que empieza a signar a la imaginación, a la ficción, en el proceso 
cognoscitivo. Ellas cumplen para él una función cognoscitiva. En este proceso no 
todo ha sido racionalismo puro, dice Vico. En una conferencia del 18 de octubre de 
1732, titulada De Mente Heroica, Vico insistía en la importancia de la dimensión 
poética de la mente humana, de la creatividad pre-racional, de la fase teológica 
vista tanto en el hombre individualmente considerado como llevada al plano de la 
especie humana en general. Esta dimensión que entra a explorar Vico, en uno o 
en otro caso, es decir, en la especie y en el individuo, se prolonga en sus 
respectivas historias en tensión dialéctica con la razón analítica, con la abstracción 
y con los conceptos. Vico descubre en la dinámica del debate con el racionalismo, 
la presencia y la fecundidad de la dimensión mítico-poética de la mente humana 
en el proceso cognoscitivo y a resaltar tales características dedicará gran parte de 
su obra filosófica. 
 
Las ideas contenidas en su Ciencia Nueva hacen de Vico un pensador de 
prestancia en el campo de la filosofía. Apenas en nuestros días empieza a 
resaltarse la actualidad de su pensamiento. Del valor de la originalidad de su obra 
han dado cuenta ya, entre otros, Jules Michelet, Benedetto Croce, Ernesto Grassi 
o Isaiah Berlín, quienes de una u otra manera han reconocido la influencia en ellos 
de Vico. Isaiah Berlín ha escrito, por ejemplo, refiriéndose a Vico, que la 
 15
 
importancia de un filósofo pasado “reside, en última instancia, en el hecho de que 
las cuestiones que ha formulado son cuestiones vivas (o que renacen)”.1 
 
Otros reconocidos autores contemporáneos se han relacionado intelectualmente 
con Vico, como G. Gentile, M. Horkheimer, E. Cassirer, R.G. Collinwood, H.G. 
Gadamer, K.O. Apel, por citar sólo algunos. Y en el ámbito de la recepción de Vico 
en el pensamiento hispánico, baste señalar como ejemplo la importancia que ya 
en el siglo XIX tiene este autor para Juan Donoso Cortés. En el siglo XX contamos 
con Para una Crítica de la Razón Problemática, entre otros trabajos en 
Ortega en el Tema de Nuestro Tiempo; también encontramos los trabajos de 
los españoles J.M. Sevilla Fernández y M. Barrios Casares en Metáfora y 
Discurso Filosófico, y Vico y Ortega: Razón Narrativa y Razón Histórica 
 
Vico es un pensador moderno, pero que sabe asumir la crítica de esa misma 
modernidad, buscando superar sus límites. Con Vico podemos apreciar cuáles son 
los aspectos que definen la crisis de la racionalidad, ya que sus propuestas no 
sólo explayan la crisis de la racionalidad cartesiana, sino la crisis misma de la 
modernidad. Como dijera Max H. Fisco, estudioso de este autor, lo que Vico tuvo 
que decir en su época es lo que al menos también puede decir en la nuestra. Lo 
cual coincide con Berlín cuando dice que las ideas de Vico siguen siendo 
transformadoras.2 
 
Su crítica de la razón es asumida desde un humanismo que articula la razón 
narrativa con la histórica, sobre la base del programa de una ciencia histórica. En 
esta perspectiva, Vico reclama que la imaginación sea tenida en cuenta como 
facultad de la mente, pues es tan valiosa como la racional misma. De allí que 
 
1 Berlín, Vico y Herder. Dos estudios en la historia de las ideas. Madrid: H. Ardí ed. Cátedra 2000. p. 
22 
2 Véase de I. Berlín. además del citado Vico y Herder. también Contra la corriente. FCE. México. 
1983; también El fuste torcido de la humanidad. Península. Barcelona. 1992 
 16
 
asumiera que sin fantasía no es posible penetrar en su Ciencia Nueva, y 
menos aún en el mundo de lo humano. Quien no posea imaginación e ingenio, 
facultades humanas hacedoras, según Vico, no podrá conocer al hombre ni a su 
mundo, dice este autor. No es casualidad entonces que, ya desde sus primeras 
obras, Vico reivindique el valor de la fantasía y del ingenio en todo proceso 
cognoscitivo. 
 
Es Vico, como bien lo ha definido Ernesto Grassi, el último promotor de la tradición 
humanística, un valeroso autor que osó elevar a rango epistémico la poesía, la 
mitología y la historia, enfrentando al mito de la Razón la razón del mito, y que, 
anticipándose a Ortega y Gasset, asumió que el hombre no tiene naturaleza sino 
que lo que tiene es historia3. El filósofo que opuso la razón histórica y narrativa a 
la razón abstracta y pura, logró elaborar un pensamiento independiente en una 
universal obra, donde el contenido y la forma se identifican como “narración”, la 
palabra y la razón se auto-constituyen históricamente enunciando lenguaje y 
pensamiento en una sola mismidad. Por estos y otros muchos motivos, no hay 
duda de que Vico fue un pensador contra la corriente (Isaiah Berlín), 
incomprendido en su época y sólo valorizado en la nuestra. 
 
3 Véase Ernesto E. Grassi. La Filosofía del Humanismo. Preeminencia de la Palabra. Anthropos. 
Barcelona. 1993; y especialmente Vico y el Humanismo. Ensayo sobre Vico. Heidegger y la retórica. 
Anthropos. Barcelona. 1999 
 17
 
 
 
CAPÍTULO II 
EL HUMANISMO DE VICO FRENTE AL RACIONALISMO CARTESIANO 
 
 
Como bien nos muestra su Autobiografía, 1725-1731, Vico se enfrenta a la 
razón abstracta y pura encarnada en el cartesianismo, tanto en el método de 
estudio como en el conocimiento humano y la reflexión metafísica. Recaba en la 
idea de que el filósofo no puede dejar de ser hombre y, en cuanto tal, de desear el 
reconocimiento de los hombres, de amar a los hombres y de querer salvar a los 
hombres.4 Su aventura intelectual encuentra en la ficción el punto de arranque de 
todo pensamiento, como Descartes lo había encontrado en la razón pura. Fue 
precisamente en los caracteres poéticos donde los hombres primitivos resolvieron 
su contacto con los dioses, donde se relacionaron amos y sirvientes, donde se 
expresaron en fábulas las luchas de los hombres por los derechos, por la 
humanidad. Según Vico, en la ficción poética, en las metáforas, en los jeroglíficos, 
en los símbolos, es decir, en las “fábulas”, se representaron los hombres, lo que la 
razón aún no podía definir. Él sospecha que en los relatos poéticos, en las fábulas 
y sólo en ellas es posible delinear la Ciencia Nueva que aspira a representar lo 
que la razón - la razón analítica y abstracta de Descartes – no ha podido decir. En 
el juego poético, descubre Vico su “principio” de la historia eterna y su “principio” 
de la nueva ciencia que articula filología y filosofía, razón y poesía, todo ello bajo 
la potencia de la imaginación. 
 
Descartes había expresado claramente su opinión de que las tradicionales formas 
de cultura intelectual, que habíancomandado los latinistas, helenistas y demás 
partidarios de la elocuencia y la imaginación, no eran válidas ya para una 
 
4 VICO. Panfleto vindiciae. 1729 
 18
 
formación intelectual verdaderamente científica. Sobre esta visión filosófica hubo 
posiciones críticas de sabor anti-cartesiano, pero la de Vico estuvo mejor 
articulada y dotada de mayor radicalidad, puesto que hundía sus raíces en la 
tradición humanista italiana. Presentó, entonces, como fuente del saber filosófico 
la poesía, lo que llamó las “genealogías de los dioses” y todas las obras de la 
mitología clásica, que ya habían sido bien aprovechadas por Boccaccio y muchos 
otros humanistas italianos. Por esta vía, no sólo sentó Vico sobre bases nuevas el 
problema del conocimiento, sino que sus planteamientos introdujeron una 
inversión de los vigentes en su tiempo. 
 
Descartes propuso un modelo analítico del conocimiento: Conocer es llegar, por la 
vía del análisis, hasta los elementos últimos de las cosas; se conoce, por lo tanto, 
mediante la separación y destrucción analíticas, partiendo de lo simple a lo 
complejo. Vico veía aquí que el conocer, según la interpretación cartesiana 
implicaba el deshacer. Él, en cambio, se opone radicalmente a tal concepción y, 
en consecuencia, sostiene que no se conoce sino lo que se hace. En este sentido, 
para Vico, lo que el sujeto hace procede de su fondo mismo y le es conocido en 
cuanto extraído de sí. 
 
Para su encumbramiento teórico, Vico se fijó atentamente en la jurisprudencia y en 
la historia general, sin despreciar sus orígenes mitológicos. La lámina con que 
Vico ilustraba el frontispicio de la Ciencia Nueva representaba precisamente a la 
Metafísica recibiendo de Dios una luz que se refleja directamente sobre una 
estatua de Homero. Con ello quería indicar que la poesía era también una etapa 
necesaria de la ciencia del hombre histórico y social. 
 
La razón fundamental que Vico opone al cartesianismo se manifiesta ya en su 
primer Programa de Estudio para Nuestra Época (1709.) Él mismo se 
pregunta allí: ¿cuál es mejor: nuestro método de estudiar, o el de los antiguos? 
Contesta que no está de acuerdo con el método moderno de estudiar - que era, 
 19
 
por supuesto, el de Descartes, con su énfasis en que todo se sometiera a la razón 
crítica (“no aceptar como verdadero sino aquello que se ajuste al nivel de mi 
razón”, decía Descartes). Vico, en cambio, busca otra clase de camino para el 
discernir humano, no ya para alcanzar lo verdadero, que tan a menudo se nos 
escapa, dice, sino lo probable, que es con lo que habitualmente debemos 
contentarnos en los asuntos humanos. Hay que desarrollar esa gran facultad del 
alma, propone Vico, que es el sentido común, pues en él cree encontrar normas 
de prudencia a la vez que de elocuencia, ya que en ese sentido común reside la 
sabiduría, como lo ha reconocido la humanidad desde la época de Cicerón. Si hay 
que escoger entre Cicerón y Descartes, Vico escoge al primero, donde encuentra 
la elocuencia clásica, pues según él significa volver al sentido común que es el 
verdadero educador del espíritu crítico que surge en la ciencia, ya que lo Tópico, 
o sea, el lugar común, debe darse antes que lo dialéctico. Los retóricos latinos 
subrayaron la importancia de los tópicos comunes diciendo que, si bien no 
aumentan el saber sirven como instrumentos de persuasión; sobre todo, decía 
Cicerón, para el arte de la oratoria. Cicerón ya había interpretado los tópicos como 
una parte Inventiva de la lógica misma, o sea, como la que escoge los 
argumentos útiles para convencer, en vez de limitarse a juzgarlos desde el punto 
de vista de su validez. Por eso, Cicerón terminó reprochando a los estoicos el 
cultivar sólo la dialéctica y haber olvidado la Tópica que es la teoría de los tópicos 
lógicos, provenientes del sentido común, y el arte de inventarlos. Desde los 
tiempos de Boecio se empezó a reconocer el carácter improductivo de la lógica 
aristotélica, oponiéndosele la importancia de la Tópica como arte de la invención. 
Esta oposición la continuó Vico, quien desde la Sabiduría Primitiva de los 
Italianos (1710) consideró que la Tópica era el arte propio del ingenio, que es 
para él la facultad de la invención. 
 
 
 
 20
 
El principal error de los cartesianos, según Vico, es haber aplicado el método 
geométrico a materias para las que no es adecuado. Y agrega que si bien las 
matemáticas son excelentes en su ambiente propicio, resulta un modo muy vicioso 
de razonar en cuestiones que no son susceptibles de demostración, pues al ser 
usadas fuera de lugar, fallan, y su falla engendra escepticismo. Por culpa del 
método geométrico que los cartesianos emplean en sus exposiciones, la física, 
dice Vico, desborda la verdad buscada; sus conclusiones se propasan de “lo 
meramente probable, pues sólo se fundan en el método de la geometría, pero no 
en el de la demostración. La verdad geométrica puede ser demostrada porque 
nosotros mismos la hacemos, y si pudiéramos demostrar la física también 
seríamos sus hacedores; pero de hecho sólo residen en Dios las formas de las 
cosas, los modelos con que se han hecho las propias cosas de la naturaleza”5. 
 
No obstante la postura teológica presente en el último párrafo de la cita, esta 
observación expresa la profunda convicción mental de Vico de que conocer 
suficientemente una cosa equivale a producirla. Nuestro autor es respetuoso de 
las complejidades de la realidad y está convencido de que el hombre debe cultivar 
las cualidades que le permitan expresarla en términos de conocimiento. 
 
Pero para ello es preciso no aplicar al pie de la letra el método geométrico a 
cuanto fenómeno se nos imponga como objeto de conocimiento, porque para Vico 
la mente legítimamente filosófica debe obrar de otra manera: debe intentar recoger 
con una sola mirada las causas idénticas que han producido cosas disímiles. Tal 
camino mental resulta de una buena educación retórica. Remontándose a la 
tradición latina que hizo del hombre elocuente el ideal a seguir, en tanto es capaz 
de explicar una cuestión a quienes no la comprenden y aún de aclararla cuando 
no esté clara, este hombre elocuente es también el ideal de Vico, quien había sido 
profesor de retórica en Nápoles. Los físicos, dice, gustan de ordenar sus 
explicaciones metódicamente, poniendo al comienzo las verdades primeras, 
 
5 VICO. Ciencia Nueva. Edición de J. M. Bermuda. Barcelona: Ediciones Orbis. 1985. p. 102 
 21
 
mientras que un buen orador prescinde de esas verdades que en realidad no 
conocemos y, mientras expone sus consecuencias, procura hacer que sus 
oyentes vayan recordando aquellas verdades y sintiéndolas como si ellos mismos 
fuesen organizando los correspondientes argumentos. 
 
Ilustramos a continuación algunos apartes de los conceptos de Vico acerca de la 
geometría y el álgebra, provenientes de su Autobiografía, por considerarlos 
importantes en la discusión teórica Vico-Descartes y por ser guías ya de la lectura 
humanística que empieza a mostrar Vico en su concepción del devenir de la 
historia. Así se expresa este autor: “[…] se dan a los jóvenes los elementos de las 
ciencias de las magnitudes a través del método algebraico, el cual paraliza todo lo 
más vigoroso de los temperamentos juveniles, pues les ciega la fantasía, debilita 
la memoria, hace perezoso el ingenio, retarda el entendimiento, las cuales son 
absolutamente necesarias para el cultivo de la mejor humanidad. La primera para 
la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, la poesía y la elocuencia; La 
segunda para erudición de las lenguas y de la historia; la tercera para las 
invenciones; la cuarta para la prudencia […] Y así con el álgebra se aflige el 
ingenio, porque no ve sino sólo aquello que tiene delante de los ojos; aturde la 
memoria, porque unavez hallado el segundo signo no presta atención al primero; 
ciega la fantasía, porque no imagina absolutamente nada; destruye el 
entendimiento, porque no practica la adivinanza”6. Todos estos textos refuerzan la 
tesis de Vico de que la ciencia es la imaginación del orden y, lo que él mismo 
llama la ciencia nueva, no viene a ser otra cosa que la imaginación del orden en la 
historia, donde la fantasía y el ingenio son definitivos. La profunda tesis de Vico de 
que el conocer con suficiencia una cosa equivale a producirla, rompe con la visión 
que cree que como nosotros no hemos hecho a la naturaleza entonces quedamos 
con nada de esperanzas de poder reconstruirla. Para Vico sí es posible revivir esta 
esperanza, siempre y cuando respetemos las complejidades de la realidad. Vico 
 
6 VICO. Op. cit. p. 98 
 22
 
está convencido de que para ello el hombre debe cultivar las cualidades que le 
permitan expresar esta compleja realidad. Sutileza no es lo mismo que agudeza, 
dice Vico. Los hombres sutiles siguen un sólo camino, los agudos siguen dos. 
Como los geómetras son para Vico sutiles no gustan de untar sus discursos con la 
naturaleza, pues sólo aspiran a ser verídicos. Por esta razón se contentan con ser 
sutiles y sus mentes siguen siempre una sola línea de razonamientos, y terminan 
deduciendo lo igual partiendo de lo igual. Pero la mente legítimamente filosófica, 
dice Vico, debe obrar de otra manera: debe intentar recoger con una sola mirada 
las causas idénticas que han producido cosas diferentes, y esto ya es agudeza 
mental. Tal agudeza mental es el resultado de una buena educación retórica, 
concluye Vico. 
 
Al final del Programa de Estudios para Nuestra Época, Vico contesta su 
pregunta inicial (¿cuál es mejor: nuestro método de estudiar, o el de los antiguos?) 
Concluyendo que debemos ser capaces de integrar un tipo de cultura que incluya 
los conocimientos de los sabios antiguos en el saber que ahora nos ofrecen los 
modernos. Claro está, que el principal interés de esta obra de 1709 no reside en 
esta inclusión del conocimiento de los sabios en el saber de ahora: reside en la 
defensa de la historia y las leyes como disciplinas indispensables para el hombre. 
Al contemplar Vico el conjunto de las ciencias predominantes en su época, 
comprueba que el estudio de la Naturaleza ha excedido en mucho al del hombre, y 
que se requiere una nueva ciencia – la que él presenta – para restaurar el debido 
equilibrio del conocimiento. 
 23
 
 
 
CAPÍTULO III 
LA “AUTOBIOGRAFÍA”, UN ESCRITO PARA UNA BUENA COMPRENSIÓN DE 
VICO 
 
 
Afortunadamente disponemos de su Autobiografía, un escrito que ayuda 
muchísimo a comprender la obra viciana y a representarnos su vida. La 
Autobiografía nos proporciona una serie de datos personales pero, sobre todo, 
una serie de razones que, según Vico, lo llevaron a concebir y escribir su Ciencia 
Nueva. De la narración que este autor nos hace de su propia vida personal e 
intelectual, extraemos la idea de que en su filosofar concede gran importancia a la 
imaginación en su empeño por poner orden y sentido a los hechos. Asumimos que 
la reflexión sobre su propia vida y su publicación, constituyen una muestra 
consecuencial de ese postulado teórico que ha caracterizado el pensamiento 
filosófico de Vico de que el hombre sólo puede alcanzar la verdad de aquello que 
hace. Si asumimos, como el mismo Vico afirma en la Ciencia Nueva, que: “[…] 
cuando se da el caso de que quien hace las cosas es el mismo que las cuenta, no 
puede ser más cierta la historia.”7 , resulta inevitable concluir que para Vico el 
relato autobiográfico es el discurso privilegiado para llegar a la máxima certeza 
cognitiva. En la Autobiografía, el autor de la cosa narrada y el narrador 
coinciden, por eso tituló la obra Vida De Giambattista Vico Escrita Por Él 
Mismo y la inició diciendo “El Señor Giambattista Vico nació en Nápoles en 1668 
de honestos padres, los cuales dejaron una muy buena fama de sí mismos […] 
Casualmente tuvo como maestro al Padre jesuita Antonio del Balzo […]”8. 
 
7 VICO. Op. cit. Sección Cuarta Del Método. No. 349. p. 149 
8 Autobiografía de Giambattista Vico. Edición de Moisés González García y Josep Martínez Bisbal. 
Madrid: Siglo XXI Editores. 1998. p. 81-83 
 24
 
 
Paolo Rossi, quien hizo la “Introducción” a la Ciencia Nueva, en la edición de 
Milán de 1977, (página 5), dice que la Autobiografía de Vico es la “imagen de un 
solitario y desventurado pensador” y el esfuerzo de “reconstrucción del proceso 
lógico y coherente de su pensamiento, proceso que encuentra en la Ciencia Nueva 
su plena realización y su cumplimiento”9 La Autobiografía es una especie de 
“discurso del método” que persigue dar unidad a la diversidad y a la incoherencia 
existente en la realidad, vale decir, a representarse con sentido de finalidad lo que 
se nos aparece como arbitrario. Esta como que es la intención de toda filosofía 
que se empeña en constituirse en sistema explicativo total del mundo. En la 
Autobiografía prácticamente Vico nos presenta una narración novelada de su 
vida, que habrá de concluir en la Ciencia Nueva. Su característica especial de 
filosofar se basó en el papel que en ello asigna a la imaginación. 
 
En la Autobiografía Vico nos traza un relato de su formación cultural que, en 
gran parte, es mítico, y lo proyecta atrás en el tiempo; relacionándolo a los años 
de juventud. Los hechos, nos dice en esta obra, son un soporte que apoyan a la 
imaginación, que los ajusta a ella. Sin imaginación, dice, las cosas no tendrían 
siquiera nombres. En resumen, los datos, los hechos, no son para Vico los 
elementos desde donde se construye la ciencia, sino simples elementos de 
ilustración de la misma. Más aún, para Vico, los datos, lo cierto, constituyen 
aquello que la ciencia debe purificar, mediante la filología y la filosofía, que son las 
que consiguen establecer sus conexiones con la verdad que oculta la positividad 
empírica. Vico siempre apuesta por el papel de la imaginación en el conocimiento. 
De allí que no vacile en afirmar que la ciencia es la imaginación del orden, y lo que 
él mismo va a llamar la Nueva Ciencia no es otra cosa que la imaginación del 
orden en la historia civil. Lo que quiere señalar Vico es que ese orden, que 
equivale a poner sentido en el mundo, no puede extraerse por generalización 
 
9 Rossi. P. Introducción. 1977. p. 5 
 25
 
empírica de los hechos ni por una cadena deductiva de evidencias formales. La 
única manera, entonces, de no caer en el escepticismo, que asume el no-
reconocimiento de que la razón pueda dar un sentido al mundo, era, para Vico, 
recurrir a la ficción y al derecho, e incluso, a la necesidad de la artificiosidad del 
sentido. 
 
Aquí se nos da con pleno vigor la permanente discusión de Vico con Descartes. El 
primero, declara la insuficiencia del criterio de evidencia del segundo, agregando 
que una razón dogmática, como la que puede producir el racionalismo cartesiano, 
al crecer y fortalecerse, tiende a generar de manera paradójica, un aumento de la 
razón escéptica. Vico, en cambio, se va por el camino de que la filosofía en tanto 
búsqueda del sentido del mundo y de la historia, debe hacer su trabajo 
reconociendo siempre la tensión inevitable en que se mueve la razón: la tensión 
entre la evidencia y la ilusión. Pero para poder hacer esto, Vico ha tenido que 
modificar el esquema epistemológico tradicional de la adecuación entre mente y 
cosa para convertirlo en un esquema que prioriza la mente, la conciencia, en esa 
relación, y, es aquí, donde pone en juego a la imaginación. 
 
Vico asume que la tarea del científico, como la del jurista, es, ante todo, ordenar. 
Ordenar en lo cierto, que, aunque no sea verdadero, pueda expresar la 
certidumbre de una formahistórica y progresiva. Para Vico, lo cierto siempre tiene 
un vínculo, aunque sea oculto, con lo verdadero y, ahí, la ilusión no es nunca 
arbitraria. En la búsqueda de sentido del mundo y de la historia, con su injusticia, 
guerra, impiedad y opresión, dice Vico, sólo podremos alcanzar el sentido de todo 
ello, su razón de ser, a través de un gran despliegue de imaginación filosófica. 
Para ver en tanta injusticia y crueldad la mano de la providencia, para traducir todo 
eso a consolación y a esperanza, se hace necesario algo más que el análisis y la 
síntesis cartesianas. Es necesario, según Vico, un nuevo arte crítico capaz de dar 
cabida a la imaginación. 
 
 26
 
En el escrito autobiográfico Vico se autoproclama como un melancólico atrapado 
por lo mítico, y siempre en referencia a una tradición de pensamiento que viene de 
Platón y Aristóteles, previamente articulado con los pensadores del Renacimiento. 
Su naturaleza áspera y dotada de gran agudeza de ingenio, se acompasan bien 
con la probada profundidad de su reflexión filosófica. Giambattista Vico no se 
distrae con argucias, sutilezas ni sofismas, mucho menos con aquello que le 
parece falso. Su formación intelectual, como dijimos arriba, fue sobre todo 
autodidacta: conoció a los nominalistas y su negación del carácter objetivo de los 
universales; tuvo igualmente presente los estudios de lógica, metafísica y retórica, 
los cuales supo articular con los principios del derecho y los estudios de la lengua 
latina, a través de los más dignos representantes del humanismo italiano, que, 
según Heidegger se había quedado encapsulado en lo que llamó la metafísica del 
ente. Pero es, precisamente, este humanismo el que le interesa rescatar a Vico, 
un autor profundamente interesado en buscar las raíces de su identidad personal y 
las posibilidades reflexivas de su propia tradición italiana. 
 
Al leer las Oraciones Inaugurales de Vico, compendio de sus discursos 
universitarios, con los cuales abrió el inicio de cursos académicos en la 
universidad donde enseñaba, y donde se propuso, como lo muestra el subtítulo 
que dio a esta obra, resumir “La antiquísima sabiduría de los italianos”, hasta el 
lector más desprevenido se da cuenta de las frecuentes citas que hace, para 
respaldar sus tesis, de toda una serie de pensadores pertenecientes al 
humanismo renacentista. Por esta obra desfilan repetidas veces autores italianos 
del renacimiento, tales como: Salustio, Plauto, Quintiliano, Cicerón, Séneca, 
Virgilio, Lucrecio, etc.; sin descartar, por supuesto, los autores griegos, 
especialmente, Platón y Aristóteles. Esta dedicación humanista de Vico, dirigida 
especialmente a los jóvenes, es resultado de una exigencia de él mismo para con 
su época. Como bien señala Hidalgo-Serna: “Vico exigía que al formar a los 
jóvenes se tuviera en cuenta el sentido común, la fantasía, el ingenio y las 
facultades de hablar e interpretar. Cuando la acción y el pensamiento olvidan el 
 27
 
ser y la realidad histórica, entonces aparece y se impone – [cree Vico, decimos 
nosotros] la barbarie inhumana”10. Por ello, Vico da buena cuenta en la Práctica 
de la Ciencia Nueva (1731) de la necesidad que tiene de apoyarse en la 
intelectualidad humanista de pensadores y políticos, para que “en estos tiempos 
humanos, en los que hemos nacido, tiempos de ingenios sagaces e inteligentes, 
[…] las academias con sus cualidades filosóficas, no secunden la corruptela del 
espíritu de estos tiempos”11. 
 
Entre todas las lecturas preferidas por Vico, mencionamos especialmente éstas: 
Cicerón, por ser un cultor de la lengua latina; Virgilio, por su inspiración poética y 
por ser un maestro insigne de las letras; Boccaccio, por su elegante prosa; Dante 
y Petrarca, por sus finos versos. A todos los admiraba, además, por la integridad y 
profundidad de sus juicios, especialmente aquellos relacionados con la naturaleza 
humana. Nos dice Vico en la Autobiografía que leía “siempre a los más cultos 
escritores con este orden tres veces: la primera para comprender la unidad de 
cada composición; la segunda para ver los comienzos y el desarrollo de las cosas; 
la tercera, más en particular, para recoger las bellas formas del concebir y del 
expresarse, las cuales en lugar de apuntalarlas en lugares comunes o de frases, 
anotaba sobre los mismos libros, práctica que consideraba era bastante buena 
para hacer buen uso de las mismas cuando las necesitara, al recordarlas en sus 
lugares propios, que es la única forma del buen concebir y del bien expresarse”12. 
 
La triple lectura que Vico hacía de un mismo texto, constituía la técnica para su 
cabal comprensión, la cual presenta, además, los cánones de la retórica de la 
época, así: la “inventio”, que nos lleva a comprender los textos de manera unitaria 
 
10 E. Hidalgo-Serna. Grassi y la Primacía de la Palabra en el Humanismo. Introducción a E. Grassi. 
La Filosofía del Humanismo. pp. VII-XV-XIII 
11 VICO. Práctica De La Ciencia Nueva. traducción castellana en Cuadernos Sobre Vico. 5-6 (1995-
1996). pp. 451-455. p. 452. 
12 Autobiografía de Giambattista Vico. Edición de Moisés González García y Josep Martínez Bisbal. 
Siglo XXI editores. Madrid. 1998. p. 93 
 28
 
y sintética; la “dispositio”, que nos entrega la sucesión de los argumentos como 
forma de proporcionarnos el comienzo y el desarrollo del contenido de los textos; 
la “elocutio”, que nos permite apreciar el estilo de los autores y recoger las bellas 
formas de concebir y de expresarse acerca de las cosas. Vico sentía especial 
admiración por Platón y Tácito, quienes con su mirada metafísica le hacían 
contemplar al hombre tal cual es, para de allí descender a los ámbitos de la 
utilidad buscada por los hombres en su vida cotidiana y, desde allí, capturar de 
ellos los infinitos e irregulares acontecimientos marcados por la malicia y la 
fortuna, con el fin de ofrecer pautas discursivas para que se conduzcan bien en la 
vida con sabiduría. Platón le da a Vico el conocimiento del hombre ideal; en tanto 
que Tácito le ofrece el conocimiento acerca del hombre en la cotidianidad de su 
vida, con sus virtudes y sus vicios. Tuvo también Vico noticias de Francis Bacon, 
quien le pareció un hombre de incomparable sabiduría de corte universal, tanto 
teórica como práctica, y, por lo mismo, gran filósofo, llegando a afirmar que este 
pensador le hizo falta a los griegos como a los latinos. 
 
Vico nos cuenta que se preparó de mejor forma para escribir su Autobiografía, 
leyendo además de los autores ya citados a Hugo Grocio, en el cual descubre a 
un autor que viene a ser complemento para su ideario histórico y filosófico. Platón, 
nos dice, confirma con su sabiduría ideal la práctico-vital de Homero; Aristóteles lo 
forma en las altas exigencias teóricas de toda reflexión que pretenda ser filosófica; 
Tácito, esparce la metafísica platónica, su moral y su política, por los vericuetos de 
los hechos que conforman la realidad concreta y material de la vida; Bacon lo 
orienta en el saber de que todo lo humano debe complementarse con las leyes 
civiles; en tanto que Hugo Grocio al abarcar en su sistema de derecho universal 
toda la filosofía y filología de la época, le enseñó a no contentarse con una mirada 
parcial y sesgada de la realidad, del hombre y sus acontecimientos, sino siempre 
en la perspectiva de obtener una dimensión universal de los mismos. 
 
 29
 
En la Autobiografía nos cuenta Vico que leyendo a Horacio en el Arte Poética, 
aprendió que el material más rico de la poesía se encuentra en la lectura de los 
filósofos morales, de allí que siguiendo tal consejo “se aplicó – nos dice – 
seriamente a la moral de los antiguos griegos, comenzando por Aristóteles, a 
quien muy a menudo había visto citado, con ocasión de varios principios de 
instituciones civiles, cuando se hacía referencia a las autoridades”13. Buscando elmaterial poético en los filósofos morales, Vico fue advirtiendo que los 
jurisconsultos romanos intentaban conseguir la equidad a través de pequeños 
preceptos de lo que consideraban naturalmente justo en el marco de razones 
provenientes de las leyes y de la voluntad de los legisladores. En cambio, decía, lo 
justo que enseñan los filósofos morales procede de verdades eternas dictadas por 
la metafísica para una justicia ideal, “que en la actividad de las ciudades viene a 
ocupar el lugar de un arquitecto, y dirige a las dos justicias particulares: la 
conmutativa y la distributiva, como a dos artesanos divinos, que miden la utilidad 
con dos medidas eternas, aritmética y geométrica, de la misma manera que se 
demuestran dos proporciones en matemática”14 . Y por ello empezó a comprender 
Vico que con el sistema común de estudios se aprendía menos. Por eso, guiado 
por Horacio, se dirigió de forma autodidacta al estudio de la metafísica. Según nos 
cuenta el mismo Vico, la profundización que alcanzaba en este saber le fue 
mostrando que la metafísica de Aristóteles le servía de muy poca ayuda para su 
propósito, por lo que tuvo que acudir a Platón que era “el príncipe de los divinos 
filósofos”, aplicándose con seriedad a su estudio. En Platón encontró que su 
metafísica conduce a un principio que es la Idea Eterna, que de sí crea la materia 
como un espíritu germinal. Esta metafísica le parece apta en todo sentido para 
fundar una moral que desgrane justicia y virtud ideales. La de Aristóteles, por el 
contrario, no le servía de ayuda porque Vico interpreta que conduce a un principio 
físico que es la materia de donde salen las cosas particulares y donde Dios queda 
 
13 VICO. Vida de Giambattista Vico Escrita por Él Mismo. Edición de Moisés González García y 
Josep Martínez Bisbal. España: Siglo XXI Editores. 1998. p. 93 
14 VICO. Op. cit. p. 94. 95 
 30
 
convertido en un alfarero que hace las cosas fuera de sí mismo. Vico vio la 
relación existente en el pensamiento platónico entre su metafísica y su meditación 
sobre una república ideal, a la que dio un derecho y unas leyes también ideales. 
Precisamente, desde el tiempo en que Vico no se sintió a gusto con la metafísica 
de Aristóteles para la comprensión de la moral, y se deslizó hacia la de Platón, 
comenzó también a reflexionar sobre un derecho ideal eterno “que se cumpliría en 
una ciudad universal en la idea o diseño de la providencia, sobre cuya idea son 
después fundadas todas las repúblicas de todos los tiempos, de todas las 
naciones, que era aquella república ideal que, como consecuencia de su 
metafísica debía pensar Platón, pero que, por ignorancia del primer hombre caído, 
no lo pudo hacer”. 
 
Al tiempo que leía las obras filosóficas de Aristóteles y de Platón, se entregaba 
entusiasmado a leer a Cicerón, buscando en todas ellas, según nos cuenta el 
mismo Vico, la buena regulación del hombre en la sociedad. Tal propósito hace 
que a Vico no le hubiesen gustado la moral de los estoicos ni la de los epicúreos, 
puesto que ambas las consideraba una moral de solitarios: la de los epicúreos por 
ser propia de holgazanes; la de los estoicos por ser propia de hombres que se 
esforzaban por no sentir las pasiones. 
 
Nos da cuenta que además, su formación intelectual, se vio favorecida por el 
estudio de las matemáticas, la lectura de oradores, historiadores, poetas, 
jurisconsultos y las lenguas clásicas. Cada uno de estos estudios le habría de 
regular e impulsar un arte propio: la memoria, el estudio de las lenguas; la 
fantasía, la lectura de los poetas, historiadores y oradores; la filosofía, la 
capacidad analítica y reflexiva; la lógica a ordenar rigurosamente los conceptos y 
los pensamientos en general; el ingenio, la geometría, la cual vigoriza la memoria 
con el gran número de sus elementos, a la vez que exalta la fantasía con sus finas 
figuras. Claro está también lo aceptaba, que cuando las matemáticas no se 
enseñan bien, como cuando se dan los elementos de la ciencia de las magnitudes 
 31
 
a través del método algebraico, se paraliza en los jóvenes sus temperamentos 
hacia la aventura intelectual, pues les ciega la fantasía, les debilita la memoria, les 
hace lento el ingenio y les retarda el entendimiento, cualidades éstas 
absolutamente necesarias para el cultivo de la mejor humanidad, según Vico. 
Extractaremos algunos apartes de los conceptos de Vico acerca de la geometría y 
del álgebra por parecernos importantes, ya que dan pie a una lectura más 
humanística de la concepción del devenir de la historia. 
 
Vico reconoce que deja la geometría sin apenas haber atravesado el umbral de 
dicha disciplina, ya que comprobó en sí mismo que era más fácil entender 
aquellas pequeñas verdades en su conjunto, como en un género metafísico, que 
aquellas particulares magnitudes geométricas. 
 
Con respecto al álgebra resaltamos: 
 
“… se dan a los jóvenes los elementos de las ciencias de las 
magnitudes a través del método algebraico, el cual paraliza todo lo más 
vigoroso de los temperamentos juveniles, pues les ciega la fantasía, 
debilita la memoria, hace perezoso el ingenio, retarda el entendimiento, 
las cuales cuatro cosas son absolutamente necesarias para el cultivo de 
la mejor humanidad: la primera para la pintura, la escultura, la 
arquitectura, la música, la poesía y la elocuencia; la segunda para la 
erudición de las lenguas y de la historia; la tercera para las invenciones; 
la cuarta para la prudencia… Y así con el álgebra se aflige el ingenio, 
porque no ve sino sólo aquello que tiene delante de los ojos; aturde la 
memoria, porque una vez hallado el segundo signo no presta atención al 
primero; ciega la fantasía, porque no imagina absolutamente nada; 
destruye el entendimiento, porque practica la adivinanza.”15 
 
 
15 Ídem. p. 98 
 32
 
Para conseguir este cultivo de la mejor humanidad y enseñarlo a la juventud 
estudiosa de su patria y del mundo, Vico se dio a la tarea de descubrir la sabiduría 
de los antiguos a partir de las fábulas de los poetas, griegos y latinos, y la de sus 
contemporáneos. De estos últimos iba a descubrir otros principios de la poesía 
distintos de aquéllos como la métrica y las referencias de tipo humanístico. Sobre 
la mitología, nos cuenta Vico, que sus fábulas contenían significados históricos de 
las primeras y antiquísimas polis griegas dotadas de innumerables narraciones 
heroicas. 
 
Para la época en que el duque de Traetto le encomendara a Vico escribir la vida 
de un mariscal, tío suyo, y éste aceptara tal encargo, y con el objeto de prepararse 
para escribir esa vida, Vico acudió a los escritos de Hugo Grocio, máximo 
sistematizador del iusnaturalismo; en él descubrió otro de los autores de 
significación para la formación de su pensamiento. Grocio había abarcado en un 
sistema de derecho universal toda la filosofía y la filología, refiriéndola a la historia 
de las cosas, fuera fabulosa o cierta, bajo la utilización de lo escrito en tres 
lenguas: la hebrea, la griega y la latina, que eran las tres lenguas doctas de la 
antigüedad y que han llegado hasta nosotros por la religión cristiana. Vico se 
adentró tanto en esta obra de Grocio, De Iure Belli Et Pacis, que cuando se 
planteó su reimpresión fue solicitado para que escribiera algunas notas para ella, 
encargo que Vico aceptó gustoso. 
 
Con los estudios realizados, los conocimientos adquiridos y los autores de 
cabecera que tanto admiraba, Vico, buscó adaptarlos a la religión católica, dado 
su carácter de ferviente creyente. Su apuesta reflexiva fue por compaginar la 
filosofía platónica, que para Vico era la mejor filosofía; con la religión cristiana y 
con una filología que mostrase la necesidad de proceder científicamente en sus 
dos partes, que son las dos historias: una la de las lenguas, la otra de las cosas;con el fin de que con la historia de las cosas se confirmase la de las lenguas, de 
forma tal que un sistema así concebido compaginase tanto con las máximas de los 
 33
 
poetas y sabios de las academias como con las prácticas sociales de los 
dirigentes de las repúblicas. 
 
Ya desde las Oraciones Inaugurales, Vico había enunciado con claridad este 
argumento: “los elementos de toda erudición divina y humana son tres: conocer, 
querer, poder; el principio de los cuales es uno sólo, la mente, y su ojo la razón a 
la que Dios confiere la luz de la verdad eterna”16. Es así como dividió el argumento 
del siguiente modo: “Ahora bien, estos tres elementos, que sabemos con tanta 
certeza que existen y son nuestros, como que vivimos, los explicaremos con una 
sola cosa, de la que no podemos dudar en modo alguno, es decir, con el 
pensamiento, por lo que, para realizar más fácilmente este tratamiento universal, 
lo divido en tres partes: la primera de las cuales es que todos los principios de la 
ciencia provienen de Dios; la segunda, que la luz divina, o verdad eterna, atraviesa 
con conocimiento cierto estos tres elementos que propusimos, y que a todos ellos, 
reunidos en una estructura muy religada, los interpretan unos en otros, y reunidos 
los hace revertir hacia Dios como principios de ellos mismos; en la tercera, 
cualquier cosa que jamás sea escrita, o dicha, de los principios de la erudición 
divina, y humana, en tanto que concuerde con estos principios, demostraré que es 
verdadera, en cuanto disiente, que es falsa. Y, además, de cuanto se refiere a las 
cuestiones divinas y humanas, trataré estas tres: del origen, del círculo, de la 
constancia, y mostraré, que los orígenes provienen de Dios, del círculo, que todos 
vuelven ir a Dios, de la constancia que todas las cosas permanecen constantes en 
Dios, y que todas estas cosas, sin Dios, son tinieblas y errores”17. El argumento 
viciano pareció a algunos, especialmente por la tercera parte, magnífico, ya que 
innumerables cosas de las religiones, lenguas, leyes, costumbres, dominios, 
actividades comerciales, imperios, gobiernos, órdenes y otras, para algunos 
incompletas, oscuras, irracionales, increíbles y sin la menor esperanza de poder 
ser reducidas a principios de ciencia, pasaban ahora a ser susceptibles de ser 
 
16 Oraciones Inaugurales. Editorial Anthropos. Barcelona. 2002. p. 144 
17 VICO. Op. cit. p. 148 
 34
 
pensadas y descifradas en sus sentidos esenciales, en cuanto provenientes de la 
providencia. 
 
Para Vico debemos ser capaces de integrar un tipo de cultura que incluya los 
conocimientos de los sabios antiguos en el saber que ahora nos ofrecen los 
modernos, residiendo su principal interés en la reivindicación de la historia y las 
leyes como disciplinas indispensables de la mente culta. Al contemplar el conjunto 
de las ciencias entonces predominantes, Vico encuentra que el estudio de la 
naturaleza ha excedido en mucho al del hombre, y que se requiere una nueva 
ciencia -la que él presenta – para restaurar el debido equilibrio y posibilitar con ella 
el despliegue de una nueva razón histórica y narrativa. La documentada Scienza 
Nuova otorga a Vico un reconocimiento filosófico que llega hasta nuestros días. 
En esta obra es donde advierte que sin fantasía no es posible penetrar en la 
Ciencia Nueva, y menos aún en el mundo humano. Desde que había 
consagrado su lema verum ipsum factum, lo verdadero es lo mismo que lo 
hecho, Vico ya ha roto con cualquier intento de hacer de la filosofía un saber 
absolutizador, pues ahora reclama que los principios teóricos se analicen en 
consonancia con los principios de la sociedad y de la historia. A raíz de este 
enunciado, y partiendo del principio de que el hombre conoce verdaderamente 
(ciencia en sentido riguroso) sólo aquello que él ha hecho, Vico se dispuso en los 
últimos treinta años de su vida a ensayar su “Ciencia Nueva”, destinada a hacer 
del mundo humano (“en cuanto ha sido hecho por el hombre”) el verdadero objeto 
de conocimiento y a la historia el ámbito de la verdadera ciencia. Una ciencia en la 
que aparecen ya epistemológica y metodológicamente articuladas la filosofía y la 
historia dentro de un sentido humanista; y una ciencia en la que aparecen 
valoradas por igual todas las facultades humanas (sentidos, fantasía e ingenio, 
razón), y en la que el hombre es tanto el sujeto como el objeto de conocimiento. 
Es para Vico la mente humana, que se hace en la historia y, por ello mismo, puede 
lograr en el conocimiento de ésta la ciencia de sí misma. Vico eleva, entonces, al 
 35
 
mismo rango epistemológico, siguiendo la tradición humanista retórica, la poesía, 
la mitología y la historia, induciendo por el camino que el hombre más que 
naturaleza lo que tiene es historia. A continuación pasamos a explicar la Ciencia 
Nueva de Vico. 
 36
 
 
 37
 
 
 
CAPÍTULO IV 
LA NUEVA CIENCIA 
 
 
4.1 PRESENTACIÓN 
 
El libro de Vico, Scienza Nuova, está precedido por un cuadro alegórico que el 
autor explica con detalles y que nosotros reproducimos aquí para mayor 
ilustración. En una síntesis apretada diremos, y siguiendo en todo al mismo autor, 
que el cuadro representa, entre otras cosas, una mujer de sienes aladas que se 
eleva sobre el globo terráqueo, o sea, el mundo de la naturaleza, la cual 
representa la metafísica. Se representa también un triángulo luminoso en cuyo 
interior hay un ojo que representa a Dios en el aspecto de su providencia, aspecto 
bajo el cual la metafísica lo contempla en actitud estática por encima de las cosas 
naturales, para querer decir con ello la forma en que ha sido contemplado por los 
filósofos. 
 
En esta lámina la metafísica contempla en Dios el mundo de las mentes humanas, 
que es para Vico el mundo metafísico, a fin de demostrar que la providencia habita 
en el mundo de las almas humanas, que es el mundo civil, o sea, el mundo de las 
naciones; el cual, en cuanto a sus elementos, está formado por todas aquellas 
cosas que aparecen en el piso de la lámina representadas con jeroglíficos. Por 
eso “el globo, o sea, el mundo físico o natural, [que] se apoya en un sólo lado del 
altar; porque hasta ahora los filósofos, que han contemplado la divina providencia 
únicamente a través del orden natural, han demostrado sólo una parte de la 
misma, por lo cual los hombres otorgan a Dios la adoración con sacrificios y otros 
honores divinos, como Mente dueña, libre y absoluta de la naturaleza (ya que, con 
su eterno consejo, naturalmente nos ha dado el ser y naturalmente nos lo 
 38
 
conserva); en cambio, no la contemplaron todavía en el aspecto más propio de los 
hombres, cuya naturaleza tiene esta propiedad fundamental: la de ser 
sociables.”18 La razón de esto es que los filósofos sólo han reconocido hasta 
ahora la providencia divina en el campo de la naturaleza; y eso lo considera Vico 
una visión parcializada, pues se han olvidado de reconocer que la misma 
providencia actúa también en la esfera del hombre y, por tanto, en ese modo 
especial de existencia que es el más propio de los humanos: en la sociedad. 
Parece ser que el propósito y alcance de la Nueva Ciencia de Vico es explicar el 
odo de subsanar esa falla. 
en que los hombres creían que el cielo no era mucho más alto que 
s montes. 
 
m
 
Siguiendo con la descripción del cuadro encontramos que en el globo del mundo 
está el zodíaco donde aparecen en perspectiva única los signos de Leo y Virgo, 
para significar que esta ciencia en sus principios tiene en cuenta, en primer lugar, 
a Hércules (para indicar que cada nación cuenta con un héroe como su fundador); 
considerándolo en el mayor de sus trabajos, que es precisamente cuando mata al 
león. Hércules es, para Vico, el símbolo de los héroes políticos. La escena señala 
también el origen de los tiempos, que, segúnlos griegos, de quienes hemos 
recibido, dice Vico, todo cuanto sabemos de la antigüedad comienzan con las 
olimpíadas, de cuyos juegos se considera fundador a Hércules. En el cuadro el 
altar está debajo y es el que sostiene al globo, lo cual justifica Vico diciendo que 
los primeros altares del mundo fueron erigidos por los paganos en el primer cielo 
de los poetas, que con sus leyendas nos contaron cómo el cielo había reinado en 
la tierra sobre los hombres y había dejado grandes beneficios al género humano, 
en el tiempo 
lo
 
El cuadro alegórico representa también el rayo de la divina providencia que 
alumbra el pecho de la metafísica, con lo que indica Vico que tal pecho no está 
 
18 VICO. Idea de la obra. Explicación del grabado que aparece en el frontispicio y sirve para la 
Introducción de la obra. Ciencia Nueva. Ediciones Orbis. Barcelona. 1985. p. 37 
 39
 
manchado por la soberbia ni por la vileza de los placeres corporales. También 
significa para el autor de esta alegoría que el conocimiento de Dios no acaba en 
su conocimiento metafísico, pues a la metafísica le compete también conocer al 
Dios providente en las cosas de la moral pública, o sea, en las costumbres civiles, 
con las cuales vienen al mundo y se conservan las naciones. También 
encontramos que el mismo rayo se refleja desde el pecho de la metafísica sobre la 
estatua de Homero, primer autor profundo que ha llegado hasta nosotros, dice 
Vico. Con ello quiere indicar el autor que gracias a la metafísica hemos finalmente 
descendido hasta las mentes toscas de los primeros fundadores de las naciones, 
todos ellos dotados de poderosos sentidos y de amplia fantasía, pero que por el 
sólo hecho de no tener más que esta facultad dispersaron la búsqueda de 
principios en la poesía, razón por la cual, según Vico, quedaron ocultos estos 
principios emanados de la sabiduría poética, o sea, “de la ciencia de los poetas 
teólogos, que sin duda alguna fue la primera sabiduría del mundo para los 
entiles”. 19 
manifiesta ininterrumpidamente en 
l curso de la historia humana de las naciones. 
 
g
 
Para Vico, los poemas homéricos constituyen los documentos más valiosos de los 
orígenes de la civilización griega; y, por su teoría de la “historia eterna”, de la 
civilización humana en general. Precisamente, en el libro III de la Ciencia Nueva 
se encuentra la interpretación o “descubrimiento” de Homero por parte de Vico. La 
idea de una “historia ideal eterna” es la base de la Ciencia Nueva. Para Vico 
es fundamentalmente una especie de orden ideal, lógico, de las formas del 
espíritu, que como diseño u orden de Dios, se 
e
 
Aunque muestra poco gusto por el racionalismo, puede decirse que Vico parte de 
principios parecidos a los de la Ilustración: que el hombre fue creado por Dios en 
estado de justicia; que habiendo perdido tal situación por culpa del pecado original 
 
19 VICO. Op. cit. p. 40 
 40
 
hubiera podido ser forzado a vivir en completa desolación y desajuste, si Dios no 
hubiera previsto para él que “es muy útil para los hombres vivir justamente, 
mantenerse unidos en sociedades y manifestar así su auténtica naturaleza, que es 
ser sociable”, la cual es la verdadera naturaleza civil del hombre. La conducta de 
la providencia divina de hacer sociable al hombre es, para Vico, una de las cosas 
sobre las que principalmente razona esta ciencia, “por lo que, en tal sentido, viene 
a ser una teología civil razonada de la providencia divina”20. Esta concepción de 
una “teología civil razonada” es un aporte de Vico a la filosofía de la historia 
moderna: supone que hay un orden en la génesis y desarrollo de las naciones, 
una lógica o providencia divina civil del mismo modo que hay un orden natural 
con una lógica o providencia natural: Dicha lógica no sería otra que la mente 
divina, la cual es conocida por la metafísica como saber que permite comprender 
la historia del espíritu y sus acciones, o sea, que interpreta razonadamente los 
nómenos civiles, es decir, las cosas civiles humanas. 
.2 PLAN Y PROPÓSITOS DE LA NUEVA CIENCIA, SEGÚN EL MISMO VICO 
 
fe
 
 
4
 
En el numeral 7 de la sección “Idea de la obra”, Vico nos cuenta que en la 
Scienza Nuova aborda una nueva crítica de tipo filosófico que tiene como fin 
buscar la verdad acerca de los fundadores de las naciones. Esta crítica filosófica 
se dedica a examinar a la filología, es decir, a esa doctrina de todas las cosas que 
dependen del arbitrio humano, tales como todas las historias de las lenguas, de 
las costumbres y de los hechos, sean, como el mismo Vico dice, de la paz o de la 
guerra de los pueblos. Vico sugiere que la filología, debido a la oscuridad de las 
causas de estos fenómenos y a la casi infinita variedad de los efectos, siente 
“horror” de razonar sobre ello. En tanto que la filosofía si le da forma de ciencia al 
 
20 VICO. Op. cit. p. 38 
 41
 
descubrir una historia ideal eterna, de acuerdo con la cual transcurren en el tiempo 
unden 
oesía y mitología, siendo ambas una forma de expresar o representar el mundo 
ración de los dioses, 
reada de forma natural en la mente de dichos primeros hombres, da una 
 
las historias de todas las naciones. 
 
En el análisis histórico, Vico encuentra que con los principios de la mitología y de 
la poesía, se demuestra que las fábulas han sido verdaderas y fundadas historias 
de las costumbres antiquísimas de los pueblos, “y, principalmente, que las 
historias de los dioses fueron historias propias de las épocas en que los hombres 
de la más tosca humanidad gentil creían que todas las cosas necesarias y útiles al 
género humano eran deidades”21. Hemos encontrado que en Vico se conf
p
en una fase pre-racional de la historia antes del uso del concepto abstracto. 
 
De dicha poesía mitológica fueron autores, dice Vico, los primeros pueblos, 
habiendo resultado todos sus autores “poetas teólogos”, los cuales con las fábulas 
de los dioses, nos relatan cómo se fundaron las naciones paganas. “Y así, con los 
principios de esta nueva arte crítica, se va reflexionando en qué épocas 
determinadas y ocasiones particulares de utilidad o necesidad humanas 
advertidas por los primeros hombres del gentilismo, éstos, con espantosas 
religiones que ellos mismos se hicieron y creyeron, imaginaron primero tales y 
luego cuales dioses. Esta teogonía natural, o sea, gene
c
cronología razonada de la historia poética de los dioses”22. 
 
Las fábulas heroicas fueron para Vico historias verdaderas de los héroes y de sus 
costumbres heroicas. Ellas han florecido en todas las naciones en la época de su 
barbarie. Los dos poemas de Homero, la Ilíada y la Odisea, por ejemplo, son para 
Vico dos grandes tesoros para el descubrimiento del derecho natural de las gentes 
griegas, aún bárbaras, entendido aquí como el derecho natural de la fuerza de los 
 
21 VICO. Op. cit. Idea de la obra. p. 41 
22 VICO. Op. cit. p. 41 
 42
 
pueblos primitivos. En la obra la Ciencia Nueva, Vico establece que tal época 
duró de entre los griegos hasta Herodoto, llamado el padre de la historia griega; 
cuyos libros están en su mayor parte llenos de fábulas y cuyo estilo recuerda a 
Vico el de Homero. Esta propiedad, nos dice Vico, ha sido conservada por todos 
s historiadores que vinieron después, los cuales utilizaron un lenguaje entre el 
abado, el que más resalta Vico es un altar, para 
ignificar que el mundo civil comenzó en todos los pueblos con las religiones, 
lo
poético y el vulgar. 
 
Para Tucídides, según Vico el primer historiador “severo y grave de Grecia”, al 
comienzo de sus relatos asegura que hasta la época de Herodoto los griegos no 
sabían nada no sólo de la antigüedad de los países extranjeros, sino de su propia 
antigüedad. Este desconocimiento lo representa Vico en el grabado que antecedea su obra, a través de unas densas tinieblas que aparecen en el fondo del mismo y 
de las cuales, a la luz del rayo que la providencia divina de la metafísica refleja en 
Homero, se iluminan todos los jeroglíficos que significan, según Vico, los principios 
hasta ahora solamente conocidos por los efectos de este mundo de naciones. Con 
ello quiere decir Vico que la crítica filosófica o metafísica, aplicada a la filológica y 
a su objeto privilegiado, en este caso, las obras de Homero, iluminan el lenguaje 
de las fábulas, para luego él interpretarlo desde la “historia ideal eterna”. De todos 
los jeroglíficos que recoge el gr
s
sobre lo cual no deja de insistir. 
 
Sobre el altar, a mano derecha del grabado, lo primero que aparece es una vara 
que simboliza la adivinación, mediante la cual todos los gentiles comenzaron a 
iniciarse en las cosas divinas. Dios es presentado siempre desde las religiones 
primitivas como una Mente infinita y, en consecuencia, que ve todos los tiempos 
en un punto de eternidad. Por eso es que Dios puede advertir de las cosas futuras 
a su pueblo, como imaginaban ya los gentiles, quienes fantaseaban, nos dice 
Vico, tomando por dioses a los cuerpos, que mediante signos sensibles advertían 
a la gente de las cosas futuras. De allí que se diera, dice Vico, universalmente por 
 43
 
todo el género humano a la naturaleza de Dios el nombre de “divinidad” de 
acuerdo con una misma idea, que los latinos llaman “divinari” que significa para 
Vico “avisar del porvenir”, de la cual dependen todas las otras cosas esenciales, 
como el derecho natural de las gentes, que los jurisconsultos romanos afirmaban 
aber sido puesto de acuerdo con las costumbres humanas por la providencia 
ver su 
ondad. De estas cosas divinas referentes a los gentiles, dice Vico, surgieron 
 
a) 
n los matrimonios y las sepulturas que constituyen 
b) 
ro humano de la idea que posteriormente Platón demostrará como 
h
divina. 
 
Sobre el mismo altar del grabado, junto a la vara, se ve el agua y el fuego que 
simbolizan la adivinación. A causa de ella surgieron entre los gentiles los 
sacrificios propios de aquella costumbre común que los latinos llamaban, nos dice 
Vico, procurare auspicia (procurar los auspicios), es decir, el ritual del sacrificio 
de víctimas tanto para conocer los designios divinos como para promo
b
posteriormente todas las cosas humanas. Dentro de éstas, Vico relaciona: 
La primera fue el matrimonio, representada por la antorcha encendida, situada 
sobre el altar y apoyada en la vasija; el cual como admiten todos los políticos, 
es el semillero de las familias, como las familias son de las repúblicas. La 
antorcha como jeroglífico de cosa humana está colocada sobre el altar entre el 
agua y el fuego, que son jeroglíficos de ceremonias divinas, justo como los 
antiguos romanos celebraba
los principios de las sociedades humanas, es decir, los orígenes de la historia, 
la salida de la animalidad. 
La segunda son las sepulturas que los latinos llamaron de forma apropiada 
humanitas, de humando, “enterrar” y da cuenta de la aceptación común de 
todo el géne
verdadera, de que las almas no mueren con sus cuerpos sino que son 
inmortales. 
 44
 
C) La tercera es la apropiación de la tierra o la división de los campos, en el que 
hay que buscar el origen de la diferenciación entre las ciudades y entre los 
pueblos y, en definitiva entre las naciones. 
 
También están representados en el grabado: la división de los campos; el arado; 
la trasmigración de los pueblos llevada a cabo mediante la navegación; los impíos: 
vagabundos, débiles, perseguidos por los más fuertes, que reciben la condición de 
sirvientes; la tensión que se produce entre los sirvientes oprimidos, sin tierras y los 
nobles que todo lo tenían, por lo cual los primeros se “amotinaron y sublevaron” 
contra los segundos; el origen de las lenguas nativas; el comienzo de los alfabetos 
que yace frente a la estatua de Homero; y, por último, los jeroglíficos, que 
significan las cosas humanas mejor conocidas. Entre dichos jeroglíficos figuran: 
los primeros poderes civiles que surgieron de la potestad de los padres 
fundadores que empezaron a controlar con leyes las primeras plebes de la ciudad; 
el origen del comercio; la espada, que se apoya en el grabado en el rayo que 
emerge de arriba y significa que el derecho heroico se impone por la fuerza, 
aunque anticipado por la religión que, según Vico, es la única que puede controlar 
la fuerza y las armas donde aún no se han encontrado las leyes judiciales; la 
emergencia de los gobiernos de los hombres que viene después de los gobiernos 
aristocráticos, representado por una balanza que está en el grabado; el último de 
los jeroglíficos es el caduceo o vara que llevaban los heraldos en señal de paz, 
con el cual nos advierte Vico que los primeros pueblos, en aquellos tiempos de los 
héroes en los que reinaba el derecho natural de la fuerza, se miraban entre ellos 
como “enemigos perpetuos”, con continuos robos y actos de piratería; pero con el 
orrer del tiempo los gobiernos de los hombres, mediante el derecho de gentes, c
entendido aquí como derecho internacional, tal como es concebido en la tradición 
iusnaturalista, instaurarían los heraldos que en tiempos de guerra ponían término 
a las hostilidades mediante acuerdos de paz. 
 
 45
 
Nótese cómo Vico va estableciendo unos principios en orden de necesidades 
como son: del miedo a los dioses nace la religión, así como la ocasión del 
matrimonio, de las sepulturas, al igual que la apropiación de la tierra. 
 
De esta manera, la Ciencia Nueva de Vico, o sea, la metafísica, “meditando a la 
luz de la providencia divina la naturaleza común de las naciones, al haber 
descubierto los orígenes de las cosas divinas y humanas entre las naciones 
gentiles, establece un sistema del derecho natural de las gentes que perdura con 
total igualdad y constancia a lo largo de las Tres Edades por las que los egipcios 
dejaron dicho haber caminado durante todo el tiempo del mundo transcurrido; esto 
es: La Edad de los Dioses, en la que los hombres gentiles creían vivir bajo 
gobiernos divinos y todas las cosas les eran ordenadas mediante los auspicios y 
los oráculos, que son las cosas más viejas de la historia profana; La Edad de los 
Héroes, en la que estos héroes reinaron en todos los sitios mediante repúblicas 
aristocráticas, basadas en una cierta diferencia por ellos manifestada de su 
superior naturaleza respecto a la de sus plebeyos; y finalmente, La Edad de los 
ombres, en la que todos se reconocieron ser iguales en cuanto a su naturaleza 
comparaciones, imágenes, metáforas y descripciones naturales, las cuales 
 
H
humana, por lo que primeramente se constituyeron las repúblicas populares y 
finalmente las monarquías, siendo ambas formas de gobiernos de los 
hombres…”23. 
 
En concordancia con tales clases de naturaleza y gobierno, se hablaron, nos dice 
Vico, tres tipos de lenguas, que componen el vocabulario de su Ciencia Nueva: 
La primera, corresponde a la época en que los gentiles empezaban a acceder a la 
humanidad, la cual fue una lengua muda, hecha mediante signos o cuerpos que 
tuviesen relaciones naturales con las ideas que significaban; la segunda lengua se 
habló con ocasión de las hazañas heroicas, o sea, mediante semejanzas, 
 
23 VICO. Op. cit. p. 55 
 46
 
constituyen el grueso de la lengua heroica; la tercera fue la lengua humana, 
constituida por voces acordadas por los pueblos, de la cual éstos son señores 
bsolutos, y que fueron propias de las repúblicas populares y de los Estados 
ropia de hombres de raciocinio débil, en ellas 
e encuentran las verdaderas sentencias poéticas, que deben ser sentimientos 
 
a
monárquicos donde los pueblos ponen el sentido de sus leyes, a las cuales deben 
someterse tanto la

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