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Aparato cardiovascular: ¡a bombear sangre! INTRODUCCIÓN El aparato circulatorio está más presente en el lenguaje diario que cualquier otro sistema. Corazón es una palabra utilizada para referirnos a ‘amor’ o ‘sentimientos’. Decimos que “casi me da un infarto” para expresar sorpresa o asombro. Llevamos cualidades abstractas pero distintivas “en la sangre”, que además la podemos tener “fría” o “caliente”, incluso nos puede llegar a “hervir”. Científicamente hablando, las emociones están más relacionadas con las hormonas que con el miocardio, y nadie tiene la sangre más azul o roja que nadie. El corazón no es “blando” ni “duro”, sino que es un músculo que bombea la sangre para que circule constantemente por una compleja red de vasos. Mecanismo de transporte: la sangre y lo que contiene La sangre, ese líquido de color rojo oscuro, tibio y de sabor metálico que fluye por tu cuerpo, es una sustancia de vital importancia que todos necesitamos. Un cuerpo adulto contiene unos cinco litros de este valioso fluido. La sangre consiste en muchos tipos diferentes de células mezclados en una matriz llamada plasma, que hace que la sangre sea un tejido conjuntivo. Los diferentes tipos de células (glóbulos rojos, blancos y plaquetas) son elementos sólidos de la sangre. Suponen el 45 % del volumen de la sangre; el 55 % restante es plasma. El 92 % del plasma es agua. El 8 % restante son proteínas de plasma, iones salinos, gases de oxígeno y dióxido de carbono, nutrientes (glucosa, grasas y aminoácidos) de los alimentos, urea (producto de desecho) y otras sustancias como hormonas y enzimas. Las proteínas del plasma se producen en el hígado, es decir, no se transportan. Sus funciones son: Albúmina. La más pequeña y abundante, mantiene la presión osmótica (controla el nivel de agua) en la sangre dentro de los límites homeostáticos. Fibrinógeno. Se convierte en tiras de fibrina, que forman una red que bloquea los GR para crear un coágulo. Inmunoglobulina. Sinónimo de anticuerpo, es decir, proteínas que se crean como respuesta a un microbio que invade el cuerpo. EL PLASMA (Elemento líquido de sangre) LAS CÉLULAS SANGUÍNEAS (Elementos sólidos de la sangre) Glóbulos rojos Los glóbulos rojos (GR) o eritrocitos (erythro significa ‘rojo’ en griego) son las células sanguíneas más numerosas. Aproximadamente un cuarto de los tres trillones de células que hay en el cuerpo son GR. Se regeneran y eliminan de forma constante; de hecho, ¡cada segundo produces y destrozas varios millones! Los GR tienen mucha hemoglobina y poco más. Durante la diferenciación, pierden sus orgánulos e incluso el núcleo. Solo la membrana mantiene su función. Un glóbulo rojo tiene un tiempo de vida de cuatro meses; después, un fagocito (célula de limpieza) lo destroza en el hígado o bazo. El hierro se lleva al hígado (para almacenarlo) o a la médula ósea (para producir nueva hemoglobina). El resto de los materiales se convierte en bilirrubina y se libera en el plasma (que por eso tiene un color pajizo). El hígado utiliza la bilirrubina para formar bilis, que ayuda en la digestión de las grasas. Plaquetas Son pequeños trozos de células procedentes de megacariocitos, células gigantes de la médula ósea roja. Su trabajo consiste en comenzar el proceso de coagulación y cerrar los vasos sanguíneos dañados. Se llaman también trombocitos (thrombos significa ‘coágulo’ en griego) y su ciclo de vida es muy corto, de unos diez días. Glóbulos blancos Los glóbulos blancos (GB) o leucocitos, derivan del mismo tipo de hemocitoblastos que los rojos. Salen de la médula ósea roja y entran en la circulación cuando están maduros. Su citoplasma está repleto de una biomolécula que contiene hierro, la hemoglobina, que se une al oxígeno en la membrana respiratoria y lo suelta en los capilares. Gracias a este mecanismo todas tus células y tejidos obtienen el oxígeno que necesitan para realizar el metabolismo. Los GR que contienen oxígeno son de color rojo brillante, el color de la sangre arterial que ves en las heridas. En las venas, tienen menos oxígeno y son de un color rojo oscuro. SACAR SANGRE DE... UN HUESO La hematopoyesis es el proceso de formación de las células sanguíneas. En los niños se produce en la médula ósea roja de huesos largos como el fémur y la tibia; en los adultos, en la de la pelvis, el cráneo, las vértebras y el esternón. Unas células especiales llamadas hemocitoblastos se dividen y diferencian hasta convertirse en células sanguíneas específicas. Cuando las células sanguíneas han madurado en la médula roja, entran en la circulación y van por todo el cuerpo.
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