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56 sustrai91 IRITZIA OPINIÓN Durante mucho tiempo se puso en duda que el Hombre tuvie- ra naturaleza. Se le consideró una creación divina no sujeta a las leyes naturales. La percepción contemporánea del Hombre, iniciada con los descubrimientos de Darwin, nos sitúa como una especie más de la biosfera, con una naturaleza próxima a nuestro Orden, los primates, sujeto de la evolución natural y cultural, adaptado a unas condiciones del medio y dependiente de estas condiciones en mayor o menor grado. Somos una especie de éxito, que ha iniciado un crecimiento demográfico de tipo logístico que, partiendo de una población próxima a los 500 millones de individuos en el s. XVI, se va a acercar a los 10 ó 12.000 millo- nes a mediados del siglo actual. Al mismo tiempo el consumo de energía se ha multiplicado por 25 en los últimos 300 años. Desde al viaje del getaiarra Juan Sebastián Elcano alrededor del mundo sabemos con certeza que nuestro planeta, la Tierra, es finito. Más recientemente, con la retrasmisión televisiva a todo el mundo del programa Géminis de exploración espacial, que nos mostró nuestro planeta visto desde el espacio, y su punto cul- minante con el alunizaje de Neil Armstrong y Edwin Aldrin en la misión Apolo 11 en 1969, toda la humanidad pudo compro- barlo en directo, y tomar conciencia de esta realidad. ¿Podrán los sistemas ecológicos del planeta soportar esta pre- sión de una especie? ¿Cuáles serán, o están siendo, las con- secuencias? La naturaleza del hombre y la conservación de la naturaleza: nuevos retos En 1962 se publicó en Estados Unidos “La primavera silencio- sa”, de Rachel Carson, best seller en el que su autora puso de manifiesto la sentida percepción de que cada vez se iban haciendo más escasas las especies que nos acompañan en el Planeta. Hoy sabemos que el ritmo de extinción de especies se ha situado en un nivel similar al de las otras cinco grandes extin- ciones habidas durante la evolución de la vida en la Tierra, la última de las cuales, acaecida hace unos 65 millones de años, se llevó por delante a una fauna y flora dominada por los gran- des dinosaurios. Por este motivo algunos autores han bautizado a nuestra época, desde el punto de vista evolutivo, como la sexta extinción. La humanidad ha tomado posición frente a esta situación y ha tratado de luchar para evitar la pérdida de biodiversidad, a través de tres estrategias de conservación que, de más antigua a más actual, son: a) Creación de espacios protegi- dos, iniciada en Estados Unidos con la declaración del Parque Nacional de Yellowstone, en 1872, con la finalidad de excluir de la ocupación de los pioneros que viajaban hacia el Oeste este singular territorio por su belleza paisajística. En España se inicia en Covadonga y Ordesa en 1916 y 1918 respectivamente. En el País Vasco se inicia en 1984 con la declaración de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, seguida de los Parques Naturales de Valderejo, Urkiola, etc., hasta alcanzar un 22,7 % del territorio. Germán Alonso Campos Director de Biodiversidad Gobierno Vasco Luego, una rara plaga se extendió sobre el lugar y todo empezó a cambiar. ... Hubo una quietud extraña. ... Los pocos pájaros que se veían estaban moribun- dos; temblaban violentamente y no podían volar. Fue una primavera carente de voces. En las mañanas que una vez palpitaron con el matutino coro de las voces de multitudes de pájaros, ahora no había sonido algu- no; solamente el silencio cubría los terrenos, los bos- ques y los pantanos. Rachel Carson, 1962, Silent Spring (Primavera silenciosa) sustrai91 57 La participación de las personas es elemento clave en la conservación. Siempre lo fue y debe seguir sién- dolo. El paradigma de la sostenibilidad, usar racionalmente los recursos naturales y dejárselos a nuestros hijos, es una norma de conducta no escrita de agricultores y ganaderos desde el Neolítico. Ahora deben sumarse a ello el resto de la población. Esta estrategia de conservación ha visto reducida su eficacia por el importante papel que tiene este tipo de espacios para socializar el acceso del público a los bienes naturales, que en ocasiones ha desembocado en que el uso público sea la prin- cipal función que cumplen estos espacios. b) Protección de especies y sus hábitats, considerando la mayor o menor amenaza de extinción de cada especie, según la clasificación de la UICN. La Unión Europea se ha dotado de un trascendente instrumento a través de la Directiva de Aves y la Directiva de Hábitats, que ha reunido en una red, la Red Natura 2000, aquellos espacios que serán objeto de especial conservación y que son la garantía de preservación de las espe- cies amenazadas europeas. No se trata de una red de espacios protegidos como los del epígrafe anterior, sino de una red de conservación de especies y sus hábitats, que afecta a todo el territorio. Los lugares en que hacer políticas activas y favorecer los usos que conservan la naturaleza se denominan Zonas de Especial Conservación (ZEC). Es por tanto una oportunidad para la conservación de los usos que sustentan la biodiversidad y una oportunidad para el desarrollo rural de estas áreas. La Red Natura 2000 vasca se compone de 52 lugares y 6 zonas de especial conservación para las aves (ZEPAS), ocupando un 20,31 % del territorio. Coincide en parte con la red de espacios protegidos, pero ni todos éstos son parte de la RN2000, ni todos los lugares de ésta están en espacios protegidos. c) Mantenimiento de los servicios ambientales de los eco- sistemas. Es la conservación del futuro. Ya no se trata sólo de proteger espacios, ni de proteger especies, sino de mantener funcionales los sistemas naturales, los ecosistemas, para que sigan produciendo biodiversidad, y sigan manteniéndose los servicios que nos prestan: fertilidad de los suelos, depuración de las aguas, polinización y equilibrios tróficos, entre otros. Pero, puestas así las cosas, la conservación de la naturaleza ¿es cosa sólo de la administración pública?. Evidentemente no. La participación de las personas es elemento clave en la con- servación. Siempre lo fue y debe seguir siéndolo. El paradigma de la sostenibilidad, usar racionalmente los recursos naturales y dejárselos a nuestros hijos, es una norma de conducta no escrita de agricultores y ganaderos desde el Neolítico. Ahora deben sumarse a ello el resto de la población. Y no hablamos de participar en las tareas de conservación que hacen las admi- nistraciones, como en los patronatos de los espacios protegi- dos o en los procesos de información pública de planes o pro- yectos. Hablamos de tomar las riendas a través de la acción directa. Aquí deben tener un gran protagonismo el asociacio- nismo naturalista y las asociaciones de utilizadores de los recursos naturales: ganaderos, agricultores, pescadores y forestalistas, entre otros. La responsabilidad en la conserva- ción forma parte del derecho de propiedad y aprovechamiento. Para canalizar estos esfuerzos contamos con la nueva figura de la Custodia del Territorio en la que, a través de un acuerdo pri- vado entre propietarios o usuarios de recursos y entidades de custodia, normalmente asociaciones sin ánimo de lucro, se rea- lizan actividades que contribuyen a mantener los valores natu- rales en sus predios. Resumiendo, nos enfrentamos a retos inmediatos en la con- servación de la naturaleza trascendentes para la nueva socie- dad que el siglo XXI necesita: - Unos espacios protegidos bien cuidados, que mejoren la so- cialización de los beneficios de la naturaleza para la población. - La conservación de las especies y sus hábitats, completando la RN2000 con unos apropiados planes de gestión en las Zonas de Especial Conservación, designando los lugares que integra- rán la red marina y garantizando la conectividad entre las pobla- ciones de las especies más amenazadas a través de corredo- res ecológicos. - Poner en marcha nuevas fórmulas de participación, creando la Red de Custodia del Territorio de Euskadi (Lurraldea Jagoteko Euskadiko Sarea). - Alumbrar la política de mantenimientode los servicios de los ecosistemas, con un primer diagnóstico científico a través de un modelo internacionalmente aceptado, como es la Evaluación de los Ecosistemas de Milenio (Millennium Ecosystem Assessment). Nuestra naturaleza, la naturaleza humana, nos pide hoy con- servar la naturaleza. Es tarea y responsabilidad de todos.
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