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A lgunas metáforas sobre los avances tecnológicos y las transformaciones que generan en el estilo de vida se convierten, durante un tiempo, en parte del lenguaje cotidiano. Sintetizan, en pocas palabras, un conjunto de fenóme- nos. Es lo que ocurrió en los ’70 con la “aldea global”, por ejemplo, que alu- día a los cambios sociales, culturales y económicos que se producirían en un planeta conectado hasta sus lugares más recónditos. Más reciente es “la Tierra es plana”, metáfora acuñada por el periodista Thomas Friedman para referirse a las consecuencias de la globalización. Según Friedman, desde el año 2000 hemos entrado en una era completamente nueva, en la que el mundo dejó de ser “pequeño” (habría estado achicándose gradualmente desde tiempos de Colón) para volverse “ultrapequeño y achatado”. El motor de esta transformación es la capaci- dad de los individuos para colaborar y compe- tir a escala global que, junto con una red de fibra óptica global y todo tipo de nuevas apli- caciones de software, convierten a cada ser hu- mano en “vecino” de los demás. En su best-seller La Tierra es plana, Fried- man describe las 10 fuerzas que habrían pro- vocado el achatamiento y formula la pre- gunta crucial que todos deberíamos hacer- nos: “¿Cómo me inserto en el contexto de competencia y oportunidades globales, y cómo puedo colaborar con otros a escala mundial?”. (Ver recuadro de página 50.) La premisa de Friedman ganó rápida acep- tación entre quienes creen que la distancia ya no es un obstáculo para llegar a cualquier mercado; las oportunidades se multiplican hasta el infinito; las ideas se comparten en grupos o “comunidades” que no discriminan por raza o nacionalidad; los países con menos recursos tienen acceso inmediato a la infor- 1/6 Informe Especial ¿La Tierra es plana? Ghemawat vs. Friedman Quienes afirman, como Thomas Friedman, que el mundo se acható, sugieren que ha llegado una nueva era, en la que las distancias y las fronteras son irrelevantes. Y en un contexto global, las diferencias se reducen. Sin embargo, datos como los que maneja Pankaj Ghemawat sobre inversiones, llamadas telefónicas y patentes, entre otros, revelan que el nivel de internacionalización sigue siendo bajo. La visión desafiante PANKAJ GHEMAWAT fue consultor en Mc- Kinsey antes de ingresar al plantel acadé- mico de la Escuela de Negocios de Har- vard (se convirtió en el profesor titular más joven de esa casa de altos estudios en 1991, donde estudió Matemáticas y obtu- vo un doctorado en Economía y Adminis- tración de empresas), y más tarde se in- corporó al cuerpo docente del IESE. Es- pecializado en globalización y estrategia, escribió más de 50 casos de estudio y un artículo publicado en Harvard Business Review (“Regional Strategies for Global Leadership”) que ganó el premio McKinsey al mejor del año 2005. Es autor de los libros Commitment, Games Businesses Play, Strategy and Business Landscape y Redefining Global Strategy (de próxima aparición). DEBATE ➤ GLOBALIZACIÓN mación, en el pasado restringida al mundo industrializado; los jefes se comunican di- rectamente con subordinados en niveles inferiores sin necesidad de atravesar los man- dos intermedios, y nada impide a una empresa pequeña, cual moderno David, ganar- les a los Goliath corporativos. Pero no todos comparten su visión. De hecho, algunos especialistas, entre quienes se cuenta Pankaj Ghemawat, advierten que aceptarla induce a las empresas a cometer grandes equivocaciones. “Los datos indican que el mundo no es plano, cualquiera sea el sentido de ‘plano’ al que uno aluda —explica—. Si se trata de sugerir que la activi- dad económica se distribuye de manera uniforme en todo el planeta, está claro que no es verdad. Esa distribución es irregular, con enormes concentraciones de actividad e- conómica en las grandes ciudades. Si la idea es que el mundo se achicó porque las fron- teras se han desdibujado, también hay evidencias de que no es así.” Números elocuentes Según Ghemawat, el análisis dinámico de los datos refleja la inconsistencia del es- 2/6 Informe Especial La tesis central del último libro de Thomas Friedman —periodista y columnista del New York Times, tres veces ganador del Pre- mio Pulitzer y autor, además, de From Beirut to Jerusalem, The Lexus and the Olive Tree y Longitudes and Attitudes— es que el mundo se “acható”, fundamentalmente por la influen- cia de 10 fuerzas. A continuación, una síntesis de cada una de ellas. 1. La caída del Muro de Berlín Además de marcar el inicio del fin de la Unión Soviética, la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, cambió el equilibrio de poder en el mundo: se fortalecieron los pa- íses con gobiernos democráticos orientados al libre mercado, y perdieron vigencia el auto- ritarismo y las economías de planificación centralizada. El movimiento hacia la desregu- lación de la economía y la apertura de los mer- cados “nos permitió ver el mundo desde una perspectiva diferente, como un todo unifor- me: un mercado único, un ecosistema único, una comunidad única”, explica. 2. La cotización de Netscape en el mercado bursátil A mediados de la década de los ’90, al lle- gar a su límite la revolución impulsada por las computadoras personales y el sistema opera- tivo Windows, empezó una nueva era, carac- terizada por el pasaje de una plataforma ba- sada en la PC a otra basada en Internet. Las a- plicaciones que marcaron esa transición fue- ron el e-mail y los browsers (o navegadores). De las filas de Netscape nació el primer brow- ser de amplio alcance. Y el 9 de agosto de 1995, cuando Netscape abrió su capital al pú- blico, “el mundo nunca volvió a ser el mismo”, escribe Friedman. Desde entonces, los consumidores deman- daron más computadoras, más software, y redes de telecomunicación que facilitaran la cre- ación, la transmisión y el “transporte” de archi- vos digitales de texto, música, datos y fotos. A su vez, esa demanda dio origen a otro evento catalizador: el lanzamiento de Windows equi- pado con herramientas de Internet. Como efec- to colateral, de la mano de los inversores se pro- dujo el boom de Internet. “Ese fenómeno co- nectó al mundo y, sin que nadie realmente lo pla- neara, hizo de Bangalore un barrio de la perife- ria de Boston”, apunta Friedman. 3. Tecnologías para manejar el flujo de trabajo El éxito de Netscape fue el cimiento de la si- guiente etapa: las tecnologías que facilitan el flujo de trabajo. Cuando las computadoras per- sonales, Windows y Netscape permitieron que las personas se conectaran con otras, no pasó demasiado tiempo antes de que quisieran algo más que navegar por Internet y mandar e- mails. “Aspiraban a hacer todo a distancia — vender, comprar, controlar la evolución de las acciones y hasta opinar sobre la radiografía de un paciente—, de cualquier computadora a cualquier computadora, en un flujo continuo, sin interrupción.” Esos deseos se convirtieron en realidad gracias a dos desarrollos: el nuevo software, que aprovechaba al máximo los re- cursos de las computadoras, y las nuevas redes de transmisión, que interconectaron a los departamentos de las empresas con indepen- dencia de las computadoras o el software que utilizaran. 4. Comunidades autorreguladas y cooperativas El movimiento de “código abierto”, al que se sumaron miles de personas de todo el mundo para trabajar en el desarrollo de su propio soft- ware y sus propios sistemas operativos, se convirtió en un serio desafío para Microsoft y otros gigantes mundiales del negocio del soft- ware. En especial porque, como señala Fried- Las 10 fuerzas que aplanaron el planeta logan preferido de los partidarios de la globalización, según el cual “las inversiones no respetan fronteras”. “A escala mundial —apunta—, la inversión extranjera di- recta (IED) ha sido menor al 10 por ciento durante el período 2003-2005, los últimos tres años de los que se disponen estadísticas. Y más del 90 por ciento de la inversión fija sigue siendo nacional.” Lo mismo ocurre con las patentes, las llamadastelefóni- cas y la inversión bursátil, que también puso bajo la lupa, cuyo grado de internacio- nalización está en torno del 10 por ciento. “Hay algunos indicadores económicos de la integración entre países, como los referidos al comercio, que recientemente han alcanzado valores máximos históricos —añade—, pero muchas categorías repre- sentativas de la globalización sufrieron un retroceso y, aún hoy, están por debajo de los valores que alcanzaron en el período que medió entre las dos grandes guerras mundiales. El porcentaje de inmigrantes en relación con la población, por ejemplo, alcanzó un máximo en 1910 y nunca volvió a ese nivel.” Aunque parezca curioso, el fútbol constituye, para Ghemawat, otro excelente e- jemplo de los vaivenes históricos en el proceso de integración mundial. Sus orígenes se remontan a la Edad Media, cuando los campesinos ingleses dieron los primeros pun- tapiés a vejigas de cerdo. Durante el auge del Imperio Británico se difundió a otras la- titudes, pero su globalización retrocedió varios casilleros entre la Primera y la Segun- da Guerra, cuando se impusieron restricciones a la transferencia internacional de ju- gadores. Hasta fines de los ’80, en Europa Occidental, los torneos limitaban la partici- pación de jugadores extranjeros a un máximo de uno a tres por equipo, en tanto que los países de Europa del Este ponían trabas a la exportación de sus futbolistas. Esas barreras desaparecieron en los ’90, cuando las presiones económicas obligaron a los países a adoptar estrategias de venta de jugadores al extranjero, pero además por obra 3/6 Informe Especial man, “pone a disposición de millones de per- sonas, gratuitamente, herramientas, sistemas y programas”. Además, la colaboración de esas redes de código abierto permite desafiar las estructuras jerárquicas y desarrollar un mo- delo de innovación horizontal. 5. Outsourcing A fines de los ’90, “la suerte le sonrió a la India”, dice Friedman en La Tierra es plana: el avance de las redes de fibra óptica le permitió conectarse con los Estados Unidos, y en el horizonte se perfilaba la amenaza del Y2K. ¿Quién podría realizar el tedioso trabajo de a- justar el reloj interno de innumerables compu- tadoras? La India, con sus también innumera- bles expertos en informática. Fue entonces cuando explotó la demanda de servicios de técnicos de la India. Y, una vez superado el cambio de milenio, siguieron contratándolos las “punto com”. 6. Offshoring El ingreso de China a la Organización Mun- dial de Comercio (OMC) marcó un punto de in- flexión en materia de offshoring, por cuanto más y más empresas empezaron a mudar parte de su producción a ese país —y a otros con mano de obra barata, menor carga impo- sitiva y energía subsidiada—, e integraron glo- balmente su cadena de abastecimiento. 7. La nueva cadena de abastecimiento Wal-Mart es el ejemplo más evidente, según Friedman, de la séptima fuerza que a- plana el mundo. La habilidad de la empresa para gerenciar su cadena de abastecimiento está en línea con la tendencia hacia la colabo- ración horizontal entre proveedores, distribui- dores y consumidores, con el foco puesto en la creación de valor. “La nueva cadena de a- bastecimiento es fruto del achatamiento y, a la vez, un agente de ese mismo proceso —explica—. En la medida que esas cadenas crecen y proliferan, obligan todavía más a las empresas a adoptar patrones comunes para interactuar. De la misma forma, cuantos más puntos de fricción se eliminan en esas cade- nas, más se adoptan las prácticas eficientes de otras empresas, y eso alienta la creciente colaboración global.” 8. Insourcing Friedman ilustra la nueva modalidad “hori- zontal” de colaborar y crear valor con el ejem- plo de United Parcel Service (UPS), que en 1996 ingresó al sector de las “soluciones co- merciales sincronizadas”. Desde entonces, UPS destinó US$ 1.000 millones a la adquisi- ción de empresas de logística en todo el mundo, con el objetivo de brindar servicio a cualquier cadena de abastecimiento, de un extremo al otro del planeta. “Los ingenieros de UPS estudian la organización del cliente por dentro, analizan sus procesos de producción, empaque y entrega, y luego proyectan, vuel- ven a diseñar y gestionan toda la cadena de a- bastecimiento global”, explica. 9. Cadena de abastecimiento personal Los buscadores de Internet constituyen, para Friedman, una especie de “cadena de a- bastecimiento personal de información, co- nocimiento y entretenimiento”. Una cadena que incluye la conexión con amigos, aliados y colaboradores, y que es el punto de partida para la formación de comunidades globales. 10. Los esteroides Por su capacidad para amplificar y fortalecer a las otras nueve fuerzas, Friedman dice que las nuevas tecnologías son como “esteroides”. Es el caso de la tecnología inalámbrica, gracias al cual las nuevas formas de colaboración son “di- gitales, móviles, virtuales y personales”. “Esos esteroides —escribe Friedman— ampliarán la capacidad de las nuevas cadenas de abasteci- miento, por cuanto las empresas podrán co- nectarse en tiempo real con cada uno de los em- pleados que manejan el inventario, o con cual- quier trabajador de la línea de producción mon- tada en China.” y gracia de un veredicto de la Corte de Justicia europea de 1995, que levantó las restric- ciones vinculadas a la cantidad de jugadores extranjeros en clubes de ese continente. En 1999, el Chelsea fue el primer club en la historia de la Premier League en em- pezar un partido sin un solo inglés en el campo de juego. En 2004 y 2005, el 45 por ciento de los jugadores titulares de los equipos que participaron en ese campeonato eran extranjeros. Según Ghemawat, el creciente movimiento de jugadores tuvo varias repercusio- nes. En los torneos nacionales y regionales, la “calidad” y el éxito se concentraron en los clubes más ricos. En la Copa Europa, por ejemplo, la diversidad de equipos que califican para los primeros ocho lugares disminuyó considerablemente en los últi- mos 20 años. Sin embargo, en los campeonatos mundiales, habida cuenta de que la FIFA sigue exigiendo que los jugadores representen a sus países de origen o de ciu- dadanía, sucedió algo distinto. Por el hecho de jugar en importantes clubes europe- os, muchos futbolistas de países pobres mejoraron sus habilidades, que luego capi- talizaron las selecciones nacionales. Así, en los últimos cinco mundiales, equipos que nunca habían llegado a los cuartos de final lograron avanzar hasta esa instancia. Paralelamente, algunos inversores decidieron incursionar en clubes de fútbol ex- tranjeros. El Chelsea, por ejemplo, fue adquirido por el ruso Roman Abramov. Y, en 1999, el fondo de inversión Hicks, Muse, Tate & Furst (ahora HM Capital Partners) empezó negociaciones con Corinthians, el club brasileño de San Pablo, y terminó in- virtiendo US$ 60 millones en el primer año de un contrato a 10. Para fundamentar su decisión, el fondo calculó que en Brasil, la cantidad de fanáticos del fútbol superaba con creces a la de seguidores estadounidenses de varios deportes sumados. Pero la a- puesta fracasó; porque si bien el Corinthians ganó la copa Mundial de Clubes de la FIFA en 2000 su rendimiento cayó, los hinchas protestaron por la venta de jugadores clave y hasta por los cambios en el color de la camiseta. Como resultado de tantos pro- blemas, Hicks, Muse, Tate & Furst se retiró del club en 2003. ¿Qué lecciones sobre la globalización pueden extraerse del fútbol? Ghemawat su- braya que su evolución sigue un recorrido similar al de muchos indicadores económi- cos de ese fenómeno: registra un auge antes de la Primera Guerra Mundial, un retro- ceso entre 1919 y 1945, y una recuperación después de la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, el poco interés que despierta el fútbol en el público estadounidense, que representa el mercado deportivo más grande del mundo, evidencia las disparidades entre países; finalmente, el resultado de la inversión de Hicks, Muse, Tate & Furst en Brasil muestra uno de los errores más comunesen la evaluación de estrategias inter- nacionales: poner el énfasis en el tamaño del mercado y pasar por alto las diferencias. Fuente de adversidades Ghemawat sostiene que creer en el achatamiento de la Tierra puede generar conse- cuencias negativas. En primer lugar, porque induce a las empresas a operar en el exte- rior cuando consideran que hay poco espacio para crecer localmente y suponen que la conquista de otros mercados será fácil. Fue el caso de Coca-Cola, que se enfocó en la ex- pansión global durante 10 años, hasta que Neville Isdell, al asumir como presidente e- jecutivo en 2004, cambió el rumbo. ¿Por qué había optado por esa estrategia si las ven- 4/6 Informe Especial Llamadas telefónicas Inmigrantes (en relación con la población) Estudiantes universitarios Investigación en management Donaciones privadas Inversión directa Turismo Patentes Inversión bursátil Comercio (en relación con el PBI) 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100% Grado de internacionalización La presunción del 10 por ciento tas promedio por persona en los Estados Unidos eran casi 10 veces más altas que en el resto del mundo? “Pensaron que podrían crecer en el exterior hasta alcanzar niveles si- milares a los de los Estados Unidos, lo cual no sucedió —explica Ghemawat—. Si uno cree en un mundo plano, termina diseñando planes completamente irrealistas. En Coca-Cola, esa creencia produjo varios años de turbulencia antes de la llegada de Isdell.” El segundo problema suele surgir a la hora de elegir el mercado al cual expandir- se. “Para Coca-Cola no fue un dilema, porque está presente en casi todos —comen- ta Ghemawat—, pero hay que tener en cuenta el que se les plantea a las empresas que no son multinacionales típicas. Hace poco dicté una conferencia en Viena, y los eje- cutivos presentes me preguntaron cuál sería la estrategia de globalización adecuada para las compañías austríacas. Mi recomendación fue que no apuntaran a todo el mundo, y que se concentraran en los países del antiguo imperio austro-húngaro, por varias razones: están cerca unos de otros, registran el ingreso per cápita más alto de Europa del Este, y en ellos viven personas que hablan alemán, que tienen una tradi- ción cultural similar. En definitiva, la estrategia que propongo tiene en cuenta los grados de diferencia entre países. Quienes adhieren a la teoría de que el mundo es plano, en cambio, consideran que ni las diferencias ni la ubicación tienen gran peso, y fundan sus estimaciones casi exclusivamente en el tamaño del mercado.” Un tercer peligro que acecha a las empresas que desestiman la importancia delas fron- teras es la tendencia a competir de la misma manera en todos los mercados, en especial si han tenido éxito en el local, por cuanto tratarán de repetir la fórmula conocida. Al res- pecto, Ghemawat cita el ejemplo de Wal-Mart, que aplicó el mismo modelo de negocios en todo el mundo: “Al analizar los datos de 2004 de la empresa, se comprueba que los pa- íses donde tuvo más ganancias fueron los de mayor cercanía a los Estados Unidos, mien- tras que experimentó pérdidas en los más distantes. En Canadá le fue bien, pero no así en Alemania ni en la Argentina”. El mundo del revés Los avances ocurridos durante el último siglo en la tecnología de la información y en las comunicaciones, así como la mayor eficiencia, reflejada en la reducción de cos- tos y precios, son indiscutibles. Ghemawat es el primero en señalarlos, pero insiste en poner de relieve tres puntos clave: distancias, fronteras y diversidad cultural. Apunta que el costo de una llamada de tres minutos, de Nueva York a Londres, que bajó de US$ 350 en 1930 a unos US$ 0,40 en 1999, se acerca a cero en la telefonía por Inter- net. “Sin embargo —añade—, la mayor superficie de cobertura telefónica y la baja en el costo de las comunicaciones no implican que se anulen las distancias, tal como de- muestra, en la práctica, la apertura de la sucursal en Uruguay de la firma de software india Tata Consultancy Services (TCS).” Y conoce el caso de cerca porque, como ase- sor de TCS desde 2000, tuvo injerencia en esa decisión. “Influyeron la necesidad de dominar el español, y la de que el proveedor de software estuviera cerca de las opera- ciones locales de los clientes —explica—. Dicho sea de paso, me parece curioso que Friedman haya escrito una columna sobre este tema en The New York Times con la vi- sión opuesta. Para él, la geografía, la lengua y la distancia no importan.” ¿Otro indicio de que el mundo no es plano? Las disparidades salariales entre países. “Si las fronteras fueran irrelevantes y rigieran las mismas normas en todas partes, se ni- velarían instantáneamente los sueldos en la India y los Estados Unidos —sentencia— . Pero nadie espera una convergencia de tal tipo en los próximos 10 años, y tal vez ni si- quiera en los próximos 30.” En definitiva, a su juicio, la mayor conexión a escala planetaria no crea un mundo homogéneo. De hecho, Ghemawat recuerda la experiencia que lo llevó a pensar en las grandes diferencias que existen en los negocios internacionales. Fue a principios de los ’90, cuando visitó una planta de Pepsi en la región india de Punjab. “Debido a la tur- bulencia socio-política —relata—, muchos trabajadores llegaban a la planta portando fusiles AK-47. Pepsi había montado un sistema de control que exigía entregar las armas al ingresar, y retirarlas al finalizar la jornada laboral. ‘No permitimos un solo AK-47 den- tro del edificio’, me explicó el director de recursos humanos. Al comparar esa situa- ción con la de otros países, de inmediato tuve una nítida imagen de las diferencias, que se agudizaría con los años que dediqué al trabajo en estrategia global.” Pero las diferencias complican el análisis y exigen mayor capacidad de discernimien- 5/6 Informe Especial to, así como los relieves que accidentan una superficie dificultan el campo de visión y re- claman una mejor perspectiva. En la llanura, en cambio, todo es despejado, contrastan- te y fácil de aprehender. Sin embargo, vale la pena recordar que en tiempos inmemoria- les, cuando la Tierra era plana —o, por lo menos, eso pensaban sus habitantes—, a la parte opuesta, la desconocida, se la denominaba “antípodas”. Y se la creía poblada por seres cuyos pies se apoyaban contra los pies de los hombres, que veían salir el sol cuando del otro lado se ocultaba. Todo ocurría al revés. ● © Gestión/Viviana Alonso 6/6 Informe Especial
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