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La investigación cerebral I. López Barneo Los objetivos de la investigación cerebral El cerebro es un órgano muy particular que a lo largo de la historia ha atraído la atención de pensadores e investigadores y que en las sociedades modernas desarrolladas cap- ta también de forma creciente el interés del gran público. El estudio y conocimiento del sistema nervioso se puede abordar desde perspectivas distintas que se relacionan con niveles de or- ganización de complejidad creciente. a) En primer lugar, el cerebro es un sistema físico-químico enormemente sofisticado en el que diferentes tipos de macromoléculas (recep- tores, canales iónicos, enzimas, etc.) operan ba- jo mecanismos de control genético que impresionan por su precisión y sutileza. La cla- rificación de la maquinaria molecualar del ce- rebro que persigue la investigación en Neurociencia permitirá resolver problemas mé- dicos de enorme importancia como son el en- vejecimiento y degeneración de las neuronas o el desarrollo de fármacos que actuando sobre dianas específicas permitan una terapia cada vez más eficaz y selectiva de las enfermedades neuropsiquiátricas. b) En segundo lugar, el cerebro es un siste- ma de procesado de información que asombra por su complejidad pero que a la vez es extraor- dinariamente flexible y posee capacidades adaptativas y de predicción que superan con mucho las de los computadores más modernos. El procesado de la información se lleva a cabo por billones de elementos individuales (las neu- ronas) conectados entre sí a modo de redes cu- ya lógica organizativa todavía desconocemos. La investigación en este campo es seguro que producirá cambios conceptuales revoluciona- rios con un impacto tremendo en las ciencias y tecnologías de la información y la comuni- cación. c) Por último, el cerebro de los mamíferos su- periores, y sobre todo el humano, representa la obra suprema de la evolución biológica y acumula de forma optimizada millones de años de adaptación al medio y selección de las es- pecies. El cerebro ha desarrollado a tal extre- mo sus capacidades funcionales que se ha convertido en el lugar de la mente. Con el de- sarrollo reciente de la neurociencia cognitiva se ha iniciado un camino que, sin pecar excesi- vamente de osados, nos permite vislumbrar un futuro en el que seamos capaces de compren- der los estados de la conciencia, así como la conducta y los rasgos de la personalidad. En este artículo se muestra un panorama ge- neral, con un formato que intenta ser fácilmente inteligible y didáctico, de los avances más im- portantes en la investigación cerebral, las fron- teras actuales del conocimiento y cuáles parecen ser las perspectivas futuras de desarrollo de la Neurociencia. La dificultad inherente a los es- tudios sobre el sistema nervioso ha sido cau- sante de que el desarrollo espectacular de las últimas décadas haya venido precedido de un período de varios siglos de gestación. De Hipócrates a la doctrina de la neurona De una forma u otra, en todas las culturas que precedieron al conocimiento científico moder- no se asoció el cerebro a la actividad mental. Un buen ejemplo lo muestra una cita de Hipó- crates, de hace unos dos mil quinientos años, donde comenta que «...del cerebro y no de otro lugar vienen las alegrías, los placeres, el abati- Palabras clave: Neurona. Neurobiología. Cerebro y mente Fecha de recepción: Agosto 1995 miento y los lamentos. Con el mismo órgano adquirimos el juicio y el saber, la vista y el oído...». A pesar de este juicio acertado sobre el papel funcional del cerebro, su estructura y organización han permanecido prácticamente desconocidos hasta finales del siglo pasado, ya que durante más de veinte siglos perduró una visión del sistema nervioso basada en especu- laciones de índole diversa. Por ejemplo, durante el Renacimiento, que se caracterizó por un re- novado interés hacia el conocimiento del hom- bre y las actividades terrenales, despertaban atención especial las alucinaciones en estados mentales patológicos que se creía eran fuente de inspiración innovadora. No en vano la obra fundamental de Erasmo se tituló «El elogio de la locura». Este ambiente intelectual está pic- tóricamente ilustrado de forma magistral por El Bosco en «Extracción de la piedra de la lo- cura» {la glándula pineal calcificada). Precisa- mente en el siglo XVII Descartes, en su «Tratado del hombre», localiza en la glándula pineal el centro integrador por excelencia del sistema nervioso donde radicaría el alma. El estudio sistemático de la estructura y fun- ción del sistema nervioso 110 se inició hasta bien entrado el siglo XIX. En este período pionero destacan los científicos de la escuela neurofi- siológica a l emana (HELMHOLTZ, Dli B()IS, REY- MOND y otros), que demostraron la naturaleza eléctrica de la conducción nerviosa y, sobre to- do, SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL, ve rdade ro ini- ciador de la neurobiología moderna. El mérito de CAJAL radica no sólo en su labor excepcio- nal desarrollada en un medio totalmente adver- so, sino que por su originalidad y profundidad el trabajo que desarrolló tuvo una enorme tras- cendencia en la biomedicina, comparable a la de NEWTON en la física o la de D.VRWIN en la biología general. C.UAL demostró que las neu- ronas, aunque con formas totalmente capricho- sas V abigarradas, son entidades diferenciadas, formadas por citoplasma y membrana celular, y que contactan con otras neuronas en sitios específicos (denominados «sinapsis» por SHE- RRINGTON). El t r aba jo de C.UAL estableció la llamada «doctrina de la neurona» sobre la que se sustenta nuestra visión actual del sistema ner- vioso. Las neuronas, unidades elementales bá- sicas del sistema nervioso, tienen un polo afe- rente (que recibe información de otras neuronas) constituido por las dendritas. La información que recibe una célula nerviosa se integra en el soma, o cuerpo celular, de donde emerge una prolongación eferente (que transmite la infor- mación a otras células) denominada axón o ci- lindro eje. La interconexión de millones de neuronas da lugar a las redes neuronales, don- de se realiza el procesado de la información del que emergen la conducta y los estados psí- quicos. De CAJAL a la neurobiología moderna Si bien el trabajo de CAJAL y de los neuroana- tómicos del siglo XIX dieron el impulso inicial a la investigación sistemática del sistema ner- vioso, éste también reveló la extraordinaria complejidad y magnitud del problema a estu- diar. Las neuronas son las células con morfo- logía más variada y sofisticada y que expresan mavor proporción de genoma. El cerebro es, con enorme diferencia, el órgano más comple- jo de la biosfera. Algunas cifras, que parecen astronómicas, pueden servir de ilustración. Se ha estimado que existen en el órgano unos cien mil millones (10!!) de neuronas (¡más que es- trellas en la Vía Láctea!) y entre cada una de ellas se establecen unas 10° sinapsis. La mul- tiplicidad de conexiones y posibilidad de for- mación de redes son, por lo tanto, prácticamente ilimitadas. Solamente en la cor- teza cerebral se ha estimado que existen unos 10'° contactos sinápticos; cantidad muy supe- rior a todas las conexiones telefónicas en nues- tro planeta. Aunque frente a esta abrumadora complejidad nuestra comprensión de los fenó- menos neurobiológicos es todavía muy frag- mentaria, lo llevado a cabo en las últimas décadas permite vislumbrar un futuro alenta- dor. Se describen a continuación algunos de los avances que, a mi juicio, son más representati- vos de lo que podríamos denominar neurobio- logía moderna. La electricidad animal y los canales iónicos Una de las características más llamativas de las neuronas es su capacidad para generar un tipo de señal eléctrica denominada potencial de ac- ción o impulso nervioso. Estos impulsos se pro- pagan activamente por las fibras nerviosas y se transmiten de una célula a otra en las sinapsis, utilizándose como mecanismo básicode comu- nicación. La información que el cerebro reci- be del mundo exterior por los órganos de los sentidos, la que envía a los sistemas motores o la que Utiliza para la consecución de los esta- dos psíquicos, está codificada por la frecuen- cia de potenciales de acción generados en redes neuronales específicas. Como se indicó anterior- mente, HELMHOLTZ demostró a finales del si- glo pasado la naturaleza eléctrica del impulso nervioso. Sin embargo, no ha sido hasta la úl- tima década cuando los mecanismos molecu- lares de la excitabilidad se han desvelado completamente. La génesis de fenómenos eléctricos es posible por la existencia en la membrana neurona! de proteínas oligoméricas denominadas «canales iónicos». Estos forman en su parte central un poro hidrofílico que facilita el paso de iones a través de la matriz lipídica de la membrana ce- lular, altamente hidrofóbica. Por lo tanto, los canales iónicos permiten el flujo transmembra- nario de iones, o corriente eléctrica generado- ra de los cambios de potencial. En los años recientes se han clonado los genes que codifi- can las proteínas de los canales iónicos e iden- tificado los dominios estructurales responsables de sus propiedades funcionales. La dotación y distribución de canales en una neurona deter- mina sus características eléctricas intrínsecas, de las que depende cómo ésta procesa la infor- mación que recibe. Estas características funcio- nales son consecuencia de la regulación de la expresión genética en neuronas, proceso que, en gran medida, depende de factores tróficos o neurotrofinas. Entender cómo cada neurona adquiere su fenotipo funcional específico es de importancia fundamental para comprender la lógica organizativa del sistema nervioso. El co- nocimiento de las relaciones entre la estructu- ra y la función de los canales iónicos está dando como resultado el desarrollo de una farmaco- logía (basada en agentes bloqueantes o activa- dores de canales) cada vez más selectiva con un enorme potencial en la terapéutica de cua- dros neurológicos y psiquiátricos. Sinapsis y química cerebral La transmisión de información entre neuronas se lleva a cabo en las sinapsis. En estas estruc- turas, la actividad eléctrica procedente de la neurona emisora libera sustancias químicíis de- nominadas neurotransmisores que se unen a re- ceptores en la membrana postsináptica (de la célula receptora). En los últimos años se han caracterizado los tipos de sinapsis (con sus neu- rotransmisores y receptores pre y postsinápti- cos específicos) que participan en redes localizadas en diferentes áreas cerebrales. Lo más destacable de este tipo de estudios ha sido la asociación de redes neuronales específicas a patologías neurológicas o psiquiátricas concre- tas. Dentro de los cuadros neurológicos dos ejemplos representativos son la enfermedad de Parkinson, con afectación ele la vía dopaminér- gica nigro-estriada y la enfermedad de Alzhei- mer, que cursa con destrucción parcial de las neuronas eolinérgicas del telencéfalo basal que envían sus proyecciones a la corteza cerebral. Algunos cuadros psiquiátricos se han asociado también a alteraciones funcionales en vías si- nápticas. Por ejemplo, una de las teorías más aceptadas de la depresión se basa en la posible disminución en la eficacia de las sinapsis cate- colaminérgicas. De este modo han aparecido gran cantidad de fármacos que modificando la actividad de neurotransmisores específicos mo- dulan sus acciones. Muchos de estos nuevos psi- cofármacos se han revelado como excelentes antipsicóticos o antidepresivos y han sido sin duda los verdaderos causantes de la revolución terapéutica, e incluso conceptual, de la neuro- psiquiatría en las últimas décadas. Fisiopatología neuronal El avance en el conocimiento del sistema ner- vioso referido en los párrafos anteriores ha te- nido como resultado no sólo el desarrollo del arsenal farmacológico, sino que ha permitido abordar el estudio de la fisiopatología cerebral desde una visión genético-molecuiar. Por ejem- plo, se estudian en la actualidad las bases mo- leculares del envejecimiento y muerte neurona!, verdaderas causas de las enfermedades cerebra- les degenerativas cuyo incremento es cada vez mayor conforme aumenta la vida media de la población. Otro foco de atención especial lo constituye el determinar las razones por las que no se dan (o se dan muy rudimentariamente) en el sistema nervioso los fenómenos de rege- neración celular que, de activarse, participa- rían, como en otros tejidos, en la reparación de zonas lesionadas por traumas o accidentes vasculares. La neurobiología molecular ha per- mitido identificar en el hombre y en modelos animales los defectos genéticos que determinan enfermedades específicas (como, por ejemplo, la corea de Huntington o el síndrome del X frá- gil) o que predisponen la aparición de enfer- medades de base multietiológica (como la enfermedad de Alzheimer). Aunque estamos to- davía en los albores de la neurogenética mo- lecular, el avance en este campo de la investigación permitirá bien evitarlas median- te el consejo genético y el diagnóstico prenatal o paliarlas con una terapia cada vez más eficaz. Funciones cerebrales superiores: Relaciones cerebro-mente A pesar del enorme avance en el conocimiento de las bases celulares y moleculares del siste- ma nervioso, se sabe todavía muy poco acerca de la organización de todo el órgano en su con- junto. Comprender cómo las redes neuronaíes procesan la información de donde emergen la percepción sensorial, la conducta y los estados psíquicos es, sin duda, uno de los retos de la investigación científica del siglo XXI. Se sabe desde hace varias décadas que existe una cier- ta «localización» topográfica de funciones en el sistema nervioso de los mamíferos. Por ejem- plo, los diferentes sentidos se perciben y pro- cesan en áreas cerebrales distintas (la visión en el área occipital o la audición en el lóbulo tem- poral) y existen regiones como el área parietal encargadas de ejecutar movimientos volunta- rios o como el área de Broca en humanos ne- cesaria para la organización del lenguaje oral. Sin embargo, hasta hace unos años se sabía muy poco acerca de cómo se activan secuen- cialmente las diferentes regiones cerebrales re- lacionadas con procesos específicos y que actuando en conjunto producen las funciones cerebrales superiores. No obstante, estamos asistiendo a un desarrollo espectacular en este campo debido a las técnicas de imagen funcio- nal (basadas en la resonancia magnética nuclear o en la emisión de positrones) que revelan en tiempo real y con un alto poder de resolución espacial las áreas cerebrales que se activan du- rante la génesis y ejecución de tareas específi- cas. Estas técnicas permiten analizar en humanos las diferencias sutiles en las áreas ce- rebrales que participan en el procesado oral o escrito del lenguaje, en la diferenciación de la semántica de las palabras, o en la lectura e in- terpretación de una partitura y su ejecución en un instrumento musical. Quizás uno de los cam- bios conceptuales más importantes que se han derivado de los estudios indicados se refiere a la implicación de grandes zonas cerebrales en tareas que se presumían mucho más loca- lizadas. Los avances en la investigación cerebral de las últimas décadas han renovado el interés por la psicología cognitiva, en descrédito hasta hace poco frente a la psicología conductista. Además han dado lugar a cambios muy importantes en nuestra visión sobre cómo se generan los esta- dos psíquicos y al replanteamiento de las rela- ciones entre el cerebro y la mente. El descubrimiento de las propiedades eléctricas in- trínsecas de las neuronas sugiere que el siste- ma nervioso tiene una organización mucho más cerrada de lo que se pensó. La visión actual más aceptada es que la presión evolutiva ha de- terminado la aparición de un órgano que ais- ladamente puede conseguir los diferentes estados funcionales.Los sentidos permiten «po- ner en el contexto de la realidad física» estos estados funcionales que a su vez se modifican y ajustan finamente con el aprendizaje. Median- te la percepción sensorial el cerebro lleva a ca- bo una «interpretación» de la realidad sobre la base de su información previa (genética o aprendida). Como lo demuestran las ilusiones ópticas, esta interpretación no es siempre ne- cesariamente precisa y correcta desde un pun- to de vista «objetivo», aunque tiene el valor adaptativo de permitir la «construcción» de los estados conscientes. Nos podríamos preguntar: ¿se conocen hoy mejor que en tiempos pasa- dos las bases neurobiológicas de la mente? ¿Sa- bemos qué es la conciencia? La dualidad cerebro-mente ha sido objeto de atención y de- bate filosófico durante siglos, pero parece que nadie duda en la actualidad que la mente es sólo y exclusivamente el resultado de la activi- dad del cerebro. La conciencia es difícil de de- finir, pero conocemos sus manifestaciones v, posiblemente, avanzando en un entendimien- to parcial se llegue en el futuro a un esquema conceptual más preciso. Sabemos que la con- ciencia es un estado funcional específico, no el único, de la mente en el que la situación de vi- gilia se caracteriza por la estimulación senso- rial y la atención selectiva. Otros estados mentales distintos son, por ejemplo, el sueño de ondas lentas o el sueño paradójico. En este último estado la actividad de la corteza cere- bral es probablemente muy similar a la del es- tado de «consciencia», pero en el que la «desconexión» funcional del mundo físico real, permite que la atención se centre en la memo- ria y los recuerdos sin la necesidad de ponerse en el contexto de la información sensorial. La conciencia y los otros estados mentales son pro- cesos globales, constructivos y coalescentes. Con estos adjetivos queremos indicar que implican al cerebro en su conjunto y que se construyen activamente gracias a la confluencia de infor- mación procedente de las diferentes regiones cerebrales. Los estados mentales se consiguen gracias a la activación de redes neuronales que abarcan grandes áreas de la corteza cerebral y estructuras subcorticales con patrones y se- cuencias temporales muy específicas. Los es- tados conscientes son muy sofisticados en todos los cerebros de los mamíferos, aunque la «auto- conciencia» o la «conciencia del yo» se da con toda su plenitud solamente en el hombre. Sin embargo, 110 parece que ésta sea un atributo exclusivo de la especie humana. Es muy posi- ble que algún nivel de autoconciencia exista en mamíferos superiores, sobre todo aquéllos que mantienen un contacto estrecho con el hom- bre, y es seguro que, en cuanto a las capacida- des mentales, nos sorprenderíamos si pudiésemos conocer las de nuestros anteceso- res extinguidos. Consideraciones finales En el último siglo, y sobre todo en las últimas décadas, hemos asistido a un avance espectacu- lar en la comprensión del funcionamiento del sistema nervioso. Conocemos con mucho de- talle los mecanismos básicos subyacentes a la función y conexiones de las neuronas y se ha avanzado enormemente en el diagnóstico y tra- tamiento de enfermedades neurológicas y psi- quiátricas. Parecería que está a punto de cumplirse el viejo aforismo «conócete a ti mis- mo». Sin embargo, los avances aunque de enor- me importancia 110 han hecho sino exponer la complejidad estructural y funcional del sistema nervioso, así como lo complicado de su orga- nización. A mi juicio, el desarrollo de la neuro- biología molecular conducirá en un plazo breve a una revolución conceptual en la físiopatolo- gía neurona! y en la psicofarmacología. Sin em- bargo, creo que se producirá un avance más lento en la comprensión de la lógica organiza- tiva de las redes neuronales y en cómo de la actividad de éstas emergen los estados psíqui- cos. Descubrir la «lógica» organizativa del sis- tema nervioso y comprenderla es, sin duda, uno de los retos más apasionantes de nuestra espe- cie. •< J. López Barneo, Departamento de Fisiología Médica y Biofísica. Facultad de Medicina. Uni- versidad de Sevilla. Seminario Médico Año 1995. Volumen 47, N.° 2. Págs. 67-71
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