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J. B. HARLEY LA NUEVA NATURALEZA DE LOS MAPAS Ensayos sobre la historia de la cartografía Compilación Paul L axton Introducción J. H. A ndrews FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Primera edición, 2005 Harlev, J. B. La nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sobre la historia de la cartografía / J. B. Harlev; cornp. de Paul Lax- ton; introd. de J. H. Andrews; trad. de Leticia García Cor tés, Juan Carlos Rodríguez.— México: fce, 2005 398 pp.: ilus.; 23 x 17 cm — (Colee. Tezontle) Título original The New Nature of Maps. Essays in the History of Cartographv ISBN 968-16-7531-2 1. Cartografía — Historia 2. Mapas I. Laxton, Paul, comp. II. Andrews, J. H., introd. III. García Cortés, Leticia, tr. IV. Rodríguez. Juan Carlos, tr. Y. Ser VI. t LC GA201.H37 Dewey 526 H734n Título original: The Netz Nature ofMaps. Essays in the History o f Cartographv D. R. O 2001, The Johns Hopkins University Press 2715 North Charles Street Baltimore, Marvland 21218-4363 www.press.jhu.edu Comentarios y sugerencias: editor@fce.com.mx www.fondodeculturaeconomica.com Tel. (55) 5227-4672 Fax (55) 5227-4694 D. R. © 2005, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. F. Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra — incluido el diseño tipográfico y de portada— , sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito del editor. ISBN 968-16-7531-2 Impreso en México • Printed in México http://www.press.jhu.edu mailto:editor@fce.com.mx http://www.fondodeculturaeconomica.com I Textos y contextos en la interpretación de los primeros mapas* Los mapas antiguos son testigos escurridizos. Sin em bargo, ¿dónde estarían los historiadores sin ellos? J. H. Pa r r y , 1976 H/ntre los numerosos tipos de documentos que por lo general utilizan los historiadores, los mapas son muy conocidos; sin embargo, no son tan bien comprendidos. Podríamos hacer una antología de afirmaciones que clasifi can a los mapas no sólo como “escurridizos” (adjetivo empleado por el dis tinguido historiador J. H. Parry), sino también como “peligrosos” o “no confiables” .uLos historiadores tienden a relegar los mapas, junto con cua dros, fotografías y otras fuentes no verbales, a un tipo de evidencia de menor categoría que la palabra escritaJ Gran parte de la investigación y de los textos históricos se realiza sin recurrir sistemáticamente a los ma pas contemporáneos. Aún más, incluso cuando se admite que los mapas son documentos, se les considera útiles principalmente en pocas cuestio nes históricas determinadas. Por ejemplo, se reconoce ampliamente que los mapas son valiosos para estudiar algunos temas dentro de la historia de los Estados Unidos, como los descubrimientos, las exploraciones, la * Este capítulo apareció originalmente como “Introducción: textos y contextos en la interpre tación de los primeros mapas", en David Buisseret (ed.), From Sea Charts to Satellite Images: Interpreting Korth American Hiscory through Maps (Chicago, Universitv of Chicago Press), 1990, pp. 3-15. Presenta un grupo de 12 ensayos sobre tipos específicos de mapas norteamericanos. 59 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS expansión territorial y la planeación de ciudades. Con mucha menor fre cuencia se considera que ofrezcan conocimiento crucial para el proceso de la historia social. Cuando un historiador toma un mapa, por lo general lo hace para responder a alguna pregunta relativamente limitada acerca de la ubicación o la topografía y, con menor frecuencia, para aclarar la historia cultural o los valores sociales de algún periodo o lugar especial. ¿Por qué han recibido este desprecio los mapas? Parte de la respuesta, como ya se dijo, radica en las actitudes de los historiadores. Escribir acerca de la historia de los mapas per se ha sido, en el mejor de los casos, un interés marginal de los principales historiadores; podemos preguntar: ¿cuándo fue la última vez que The American Histori- cal Review publicó un artículo sobre cartografía? No obstante, parte del problema también radica en quienes se hacen llamar historiadores de la cartografía. Al describir la complejidad bibliográfica y técnica de los ma pas, no han logrado comunicar el conocimiento de su naturaleza social. A la luz de estas tendencias, la respuesta a la pregunta ¿qué es un mapa? es el antecedente del cuestionamiento fundamental de los mapas como documentos históricos. ¿Imagen o texto? La percepción común de la naturaleza de los mapas es que son una ima gen, una representación gráfica de algún aspecto del mundo real. Las defi niciones que se pueden encontrar en diccionarios y glosarios de cartogra fía lo confirman.2 El papel del mapa es presentar una manifestación concreta de una realidad geográfica dentro de los límites de las técnicas de la topografía, de la habilidad del cartógrafo y del código de signos conven cionales. Aunque los cartógrafos escriben acerca del arte lo mismo que de la ciencia del trazado de mapas, la ciencia ha ganado la competencia entre estas dos opciones) El resultado es que cuando los historiadores hacen una valoración de los mapas, sus estrategias interpretativas son determinadas por esta idea de lo que se dice que son los mapas. En nuestra cultura occi dental, por lo menos desde la Ilustración, se ha definido a la cartografía 60 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS como una ciencia concreta. La premisa es que un mapa debe ofrecer una ventana transparente al mundo. Un buen mapa debe ser preciso. Cuando un mapa no representa la realidad de una manera adecuada sobre una escala concreta, se hace acreedor a una calificación negativa. Los mapas se clasifican según su correspondencia con la verdad topográfica. Se nos ha dicho que la imprecisión es un delito cartográfico. Este juicio de valor a menudo se traslada a la manera en que leemos los mapas antiguos. Promueve un tipo de interpretación en la que se sub rayan las manifestaciones de hechos o literales que hacen los mapas acer ca de una realidad empírica. Ya sea que se describa la ruta costera caribe ña de un navegador del siglo xix o los vestigios de alguna ciudad fantasma después de la explotación de una mina en el siglo xix, se juzga al mapa en términos de la ubicación de sus coordenadas, la forma de sus líneas o la confiabilidad de los accidentes del terreno medidos. Se usa única y exclu sivamente como un conjunto de hechos en la reconstrucción del pasado. De ninguna manera estoy degradando la aplicación histórica de los mapas. Gomo un índice de la ubicación de cosas, procesos y hechos del pasado, los mapas son la única forma de documentación.-JJbicar acciones humanas en el espacio sigue siendo el mayor logro intelectual de los mapas como formas de conocimiento^ Sin embargo, hay una respuesta alternativa a la pregunta de qué es un mapa. Para los historiadores, una definición igualmente adecuada de un mapa es: “Una construcción social del mundo expresada a través del medio de la cartografía” . Lejos de fungir como una simple imagen de la naturaleza que puede ser verdadera o falsa, los mapas redescriben el mun do, al igual que cualquier otro documento, en términos de relaciones y prácticas de poder, preferencias y prioridades culturales. Lo que leemos en un mapa está tan relacionado con un mundo social invisible y con la ideo logía como con los fenómenos vistos y medidos en el paisaje. Los mapas siempre muestran más que la suma inalterada de un conjunto de técnicas. La aparente multiplicidad de los mapas, su cualidad de ser “escurridizos” , no es una desviación idiosincrásica de un perfecto mapa ilusorio. Más bien yace en el corazón de las representaciones cartográficas. Aquí se encuen tra una oportunidad histórica. La fascinación que ejercen los mapas como documentos creados por el ser humano radica no únicamente en la medi ► 61 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS da en que sonobjetivos o exactos, sino también en su ambivalencia inhe rente y en nuestra habilidad para encontrar nuevos significados, agendas ocultas y visiones del mundo opuestas de entre las líneas de la imagen. Al introducir las formas de interpretación de los mapas de Norteaméri ca, propongo una metáfora interpretativa distinta. Serán discutidas como un texto más que como una imagen de la naturaleza. Los mapas son textos en el mismo sentido en que lo son otros sistemas de signos no verbales co mo los cuadros, las impresiones, el teatro, el cine, la televisión y la música. Los mapas también comparten muchos intereses comunes con el estudio del libro al exhibir su función textual en el mundo y ser “sujetos de control bibliográfico, interpretación y análisis histórico” .3 Los mapas son un len guaje gráfico que se debe decodificar. Son una construcción de la realidad, imágenes cargadas de intenciones y consecuencias que se pueden estudiar en las sociedades de su tiempo^ Al igual que los libros, son también pro ducto tanto de las mentes individuales como de los valores culturales más amplios en sociedades específicas. Signos, símbolos y retórica Al igual que otros textos, los mapas usan signos para representar al mun do. Guando éstos son fijos en un género de mapas, los definimos como sig nos convencionales. ̂ Los mapas no tienen una gramática como el lenguaje escrito, pero igualmente son textos diseñados de manera deliberada y crea dos bajo la aplicación de principios y técnicas, y desarrollados como siste mas formales de comunicación. En la cartografía moderna se ha trabajado arduamente para estandarizar estas reglas de composición de los mapas. Los libros de texto y los modelos nos dicen cuál es la “mejor” manera de representar gráficamente al mundo en términos de líneas, colores, símbo los y topografía.4 En cuanto a algunos de los mapas más antiguos, que se describen más adelante, también existían libros de normas para su cons trucción y diseño, así como vocabularios o signos diferentes. Tales obras pueden fungir como una gramática o un diccionario para aprender a leer o a traducir el texto del mapa. 62 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS La dimensión simbólica de los mapas también los relaciona con otros textos. Los cartógrafos modernos por lo general consideran que sus mapas son manifestaciones escritas concretas en el lenguaje de las matemáticas; no obstante, siempre son metáforas o símbolos del mundo. Más adelante se discutirá una forma de interpretar estas capas simbólicas de significado mediante el empleo de principios iconográficos. Los mapas también son imágenes inherentemente retóricas. Es un lugar común decir que la cartografía es un arte de persuasión. Lo que va contra el conocimiento moderno es sugerir que todos los mapas son retó ricos. Los cartógrafos actuales distinguen entre los mapas imparciales u objetivos y otros mapas usados con fines propagandísticos o publicitarios que se vuelven “ retóricos” en sentido peyorativo. Los cartógrafos también aceptan que emplean recursos retóricos como una forma de embellecer o adornar; sin embargo, sostienen que debajo de esta apariencia cosmética siempre está la base rígida de una ciencia verdadera. Lo que sugiero es que la retórica cubre todas las capas del mapa. Gomo imágenes del mundo, los mapas nunca son neutrales o sin valor, ni siquiera completamente científi cos. Cada mapa es un caso distinto. Los mapas temáticos discutidos por Karrow y Grim,5 por ejemplo, son especialmente retóricos. Son parte de un discurso persuasivo y pretenden convencer. La suya no es una realidad inocente dictada por la verdad intrínseca de los datos; están penetrando al antiguo arte de la retórica. En su mayoría, los mapas hablan ante un públi co específico y emplean invocaciones de autoridad, especialmente los pro ducidos por el gobierno, y apelan a los lectores de diferentes maneras. El estudio de la historia de la representación cartográfica, cuando se usa como apoyo para la interpretación de los mapas como documentos históri cos, también es una historia del uso de los distintos códigos retóricos empleados por quienes los trazan.6 El contexto del cartógrafo La regla básica del método histórico es que sólo se pueden interpretar los documentos en su contexto. Esta norma se aplica igualmente a los mapas, 63 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS que deben llevarse de regreso al pasado y situarse estrictamente en su pro pio periodo y lugar. Los lectores de este libro pueden terminar decepciona dos al enterarse de la escasez de contextualizaciones de mapas en la histo riografía de la cartografía. Los libros de expertos sobre mapas, por ejemplo, pasan por alto la realidad social que se encuentra detrás de la decorativa etiqueta de precio. Los especialistas técnicos en historia de los mapas, los preparados como cartógrafos, casi nunca van más allá de la puerta del taller para conocer el mundo exterior. El contexto se describe de una manera simplista como “antecedentes históricos generales” . Es necesario entender que el contexto es un conjunto complejo de fuerzas interactivas, un diálogo con el texto, dentro del cual resulta fundamental para la estra tegia interpretativa. Tendemos a relegar al contexto como “allá afuera” y a los mapas que estudiamos como “adentro” . No es sino hasta que logremos derribar esta barrera, esta falsa dicotomía entre un enfoque exteriorista y uno interiorista de la interpretación histórica, que se podrá estudiar el mapa y el contexto en el mismo terreno. Para lograrlo, es necesario dife renciar tres aspectos del contexto que influyen en la lectura de los mapas como textos.7 Estos aspectos del contexto en mi argumentación son: 1) el contexto del cartógrafo, 2) los contextos de otros mapas, y 3) el contexto de la sociedad. El contexto del cartógrafo está representado en las primeras interpre taciones de los mapas. Ya hace varios años el historiador J. A. Williamson escribió: “ Es imposible ser dogmático en cuanto a la evidencia de los mapas, a menos que sepamos más de lo que por lo general sabemos acerca de la intención y de las circunstancias de quienes los trazaron” .8 Esta sim ple afirmación, que da un lugar primordial al por qué, al quién y al cómo de los mapas, es un buen punto de partida. No obstante, la relación entre el cartógrafo y el mapa está lejos de ser directa. No es una simple cuestión de establecer una autoría, como con los libros y los documentos, ni de deter minar la intención del cartógrafo. Respecto de la autoría, si excluimos los mapas manuscritos que son identificados sin ambigüedad y tienen una procedencia conocida, el histo riador con frecuencia se ve ante una intrincada autoría múltiple. En su ma yoría, los mapas son producto de una división de labores. Cuando entra mos en la larga transición de la era del manuscrito a la de la impresión, la 64 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS división del trabajo cartográfico se acentúa, el autor se convierte en una figura sombría y la traducción de la realidad que se registra en el mapa es más compleja. Entonces surgen las preguntas: ¿hasta dónde un mapa par ticular fue obra de un topógrafo, un editor, un dibujante o un grabador?, ¿quién determinó su forma y contenido? Guando nos acercamos a distin tos artesanos, la pregunta de Williamson sobre las circunstancias se hace más difícil. La relación entre los hechos de la vida de los cartógrafos y lo que aparece en el mapa es igualmente fragmentaria. Dentro del marco de un mapa puede haber varios textos — una intertextualidad:— que tienen que ser descubiertos en el proceso interpretativo. Más que muchos otros textos, los mapas se ven afectados por una serie de actividades técnicas, cada una realizada por un autor diferente. R. A. Skelton escribió alguna vez: “El análisis técnico de los primeros mapas es al estudio de los mapas lo que la bibliografíaa la crítica literaria o la diplo macia a la interpretación de los documentos medievales” .9 Este requisito, la reconstrucción de los contextos técnicos del trazado de los mapas, implica una enorme exigencia de habilidades auxiliares del historiador. El estudiante de los primeros mapas quizá tenga que volverse experto en las historias de distintos tipos de mapas,10 saber acerca de las técnicas de navegación y topografía,11 estar familiarizado con los procesos mediante los cuales se compilaban, dibujaban, grababan, imprimían o coloreaban los mapas, y saber algo acerca de las prácticas comerciales de los libros y los mapas. Cada mapa es producto de varios procesos que involucran a diferentes individuos, técnicas e instrumentos.12 Para entenderlos, necesi tamos desplegar un conocimiento especializado de temas tan diversos como la bibliografía, la paleografía, la historia de la geometría y las declina ciones magnéticas, el desarrollo de las convenciones artísticas, emblemas y heráldica, así como las propiedades físicas del papel y los sellos de agua. La literatura correspondiente está igualmente dispersa en un gran número de disciplinas y lenguas modernas13 que forman parte de la historia de la ciencia, de la tecnología, las humanidades y las ciencias sociales. Sin embargo, el primer paso en la interpretación es la manera en que el o los autores de un mapa lograron hacerlo desde un punto de vista técnico. Establecer la intención del cartógrafo es igualmente menos directo de lo que parece a primera vista. Cada mapa codifica más de una perspectiva 65 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS del mundo. Gomo expresión de una intención, la función sigue siendo la clave para leer mapas históricos; sin embargo, tales propósitos a menudo estaban definidos de una manera muy general o el mapa iba dirigido a más de un tipo de usuario. Mientras podemos aceptar, por ejemplo, que los ma pas de los seguros contra incendios tienen un solo uso, muchos otros grupos de mapas estaban diseñados con múltiples fines. Estos diversos objetivos complican la evaluación de los mapas como documentos históri cos. Los mapas topográficos o de ciudad y los planos se hicieron para satis facer varias necesidades al mismo tiempo. Se diseñaron como registros administrativos o jurisdiccionales; para defensa, desarrollo económico o, quizá, como obras generales de referencia topográfica. La simple relación entre función y contenido se viene abajo. No es adecuado, por ejemplo, pensar que la finalidad de un levantamiento topográfico sea sólo producir “un mapa que muestra aspectos detallados del paisaje” . Las series de mapas topográficos con frecuencia tenían un origen militar y subrayaban características de importancia estratégica. En los Estados Unidos, incluso después de que el Geological Survey tomó el control de las actividades topográficas nacionales en 1879, aún se esperaba que los mapas cumplie ran funciones militares logísticas, así como otras geológicas y guberna mentales. Incluso en la actualidad podemos detectar rasgos de la mentali dad militar en las categorías de densidad de los bosques de los mapas de los uses (United States Geological Survey [Estudios Geológicos de los Es tados Unidos]) que todavía están clasificados en relación con la facilidad con que la infantería se mueve en el campo.14 En muchos mapas topográ ficos del siglo xix, con las necesidades militares en mente, también se enfa tizaba la facilidad gracias a detalles culturales. Por lo tanto, la intención no se puede reconstruir totalmente a través de las acciones de cartógrafos individuales. Todavía es posible encontrar una intención simple en mapas manuscritos individuales; además, tam bién hay aspectos más amplios de actividad humana que dificultan la in terpretación. La intención cartográfica casi nunca fue cuestión de capaci tación, habilidad o disponibilidad de instrumentos de un individuo, o del momento y el dinero necesario para completar un trabajo adecuadamente. Los cartógrafos casi nunca podían tomar decisiones de manera indepen diente, ni estaban libres de limitaciones financieras, militares o políticas. 66 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS Por encima del taller siempre hay una persona que encarga el mapa y, como consecuencia, el mapa está imbuido en dimensiones sociales además de técnicas. Podemos adaptar a la cartografía las palabras de Michael Baxan- dall sobre la pintura italiana del siglo xv. Ese arte siempre era depósito de una relación social. Por un lado estaba el pintor que pintaba el cuadro o, por lo menos, lo supervisaba. Por otro lado estaba alguien que le pedía que lo hiciera, proporcionaba los fondos necesarios y, una vez termi nado, decidía usarlo de una u otra manera. Ambas partes trabajaban den tro de instituciones y convenciones (comerciales, religiosas, preceptúales, en el sentido social más amplio) diferentes a las nuestras, e influían sobre la formas de lo que habían hecho juntos.15 A lo largo de una gran parte de la historia, el cartógrafo fue un títere ves tido con un lenguaje técnico, cuyos hilos eran manejados por otras personas. El papel de la acción de mandar hacer mapas varía considerablemente en los mapas de Norteamérica. Con los primeros mapas manuscritos, co mo los de la época de las exploraciones europeas, los mapas eran solicita dos por individuos poderosos, reyes o reinas, príncipes o papas. Sin em bargo, para el siglo xix los cartógrafos norteamericanos estaban cada vez más sometidos a las órdenes de instituciones más grandes como la General Land Office y los uses. Las habilidades personales del trazado de mapas estaban subordinadas no sólo a conjuntos de instrucciones diseñadas para uniformar clases enteras de mapas, sino también a políticas estatales y federales. Sin perder de vista la influencia política, debemos tener mucho cuidado de no interpretar los levantamientos topográficos oficiales de los Estados Unidos como documentos históricos comunes. Se ha dicho que "los levantamientos geodésicos y topográficos realizados por el gobierno federal durante el siglo xix se convirtieron en subproductos ad hoc de la legislación del Congreso y la intervención personal de funcionarios públi cos, y no en el resultado de una política nacional de cartografía” .16 Tanto el orden geográfico en que se realizaron los levantamientos como el conte nido de los mapas estuvieron influidos por la necesidad de registrar primero áreas con depósitos minerales valiosos. Los intereses de la política, así como las habilidades de topógrafos individuales, dieron lugar a diversas 67 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS imágenes del paisaje norteamericano preservadas en la serie nacional de mapas topográficos. Al calificar los límites de la influencia de un cartógrafo individual, no niego que los “cartógrafos son seres humanos” .17 Aún aparece alguna habi lidad personal poco común, así como la idiosincrasia, en los intersticios de la práctica institucional. En los mapas de las ciudades y las sierras “abundaban las posibilidades de error, omisiones, tendencias personales e incluso repre sentaciones erróneas” .18 Incluso en los mapas producidos por máquinas de la actualidad, y en las imágenes aéreas, los historiadores deben estar alerta en cuanto a las formas equivocadas en que los técnicos pueden haber inscrito sus tareas de rutina. Esto puede ser todavía más difícil de detectar detrás de la retórica directa de la tecnología de las computadoras; sin embargo, de nuevo nos encontramos frente a la ausencia de un registro histórico común. Se pueden hacer observaciones similares acerca de los mapas comer ciales. Esto es una parte importante del registro cartográfico histórico de los Estados Unidos;19 no obstante, también se perciben conflictos de inte reses. El mercado por lo general limita la libertad de los parámetros carto gráficos. Un texto que siempre leemosen estos mapas es la hoja de balance financiero. “Donde el detective busca huellas digitales — se ha señalado— debemos buscar algún beneficio si deseamos entender el mecanismo bási co de la publicación de los primeros mapas [... ] Ningún vendedor nos dice toda la verdad y sólo un historiador incauto tomaría los mapas que están a la venta como un registro cartográfico verdadero” .20 Más aún, en la medida en que aumenta el tamaño de los negocios de mapas y crecen las im prentas la cartografía adquiere una imagen corporativa. Ahora quien soli cita los mapas es un público más grande o, quizá, un grupo de interés espe cial, como los consumidores de mapas de carreteras, que vigilan al cartógrafo para influir sobre lo que se está registrando en el mapa. El contexto de otros mapas Una pregunta interpretativa fundamental acerca de cualquier mapa se re fiere a su relación con otros mapas. Este cuestionamiento tiene que enío- 68 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS carse de distintas .maneras. Por ejemplo, podríamos preguntar: 1) ¿cuál es la relación del contenido de un mapa en particular (o alguna caracterís tica dentro de él) con otros mapas contemporáneos de la misma zona?; 2) ¿cuál es la relación de ese mapa con otros del mismo cartógrafo o de la misma compañía productora?; 3) ¿cuál es la relación con otros mapas del mismo género (de una visión aérea, por ejemplo, con otras visiones aé reas de Norteamérica)?, y 4) ¿cuál es la relación de un mapa con la pro ducción cartográfica general de un periodo? Las preguntas varían pero su importancia es universal. Ningún mapa está herméticamente cerrado en sí mismo, ni puede responder a todas las preguntas que despierta. Tarde o temprano la interpretación de los mapas anteriores se convierte en un ejercicio de cartografía comparativa.21 Las características cartográficas de toda la familia pueden permitir que se identifiquen mapas anónimos, se interpreten signos o convenciones poco comunes, o se hagan deducciones acerca de parámetros de precisión. Nuestra confianza en un mapa como documento puede aumentar (o disminuir) cuando muestra las característi cas conocidas de un grupo más grande. Esta parte del estudio contextual de un corpus de mapas relacionados entre sí se construye en torno a uno solo. Así como en el análisis de textos literarios tiene que construirse la unidad o identidad de un corpus de tex tos,22 en la interpretación de los primeros mapas podemos seguir procedi mientos definidos. Éstos pueden aplicarse a un grupo de mapas del mismo periodo; sin embargo, de la misma manera, la descripción de una zona o de una característica se puede rastrear en una serie de mapas a través del tiempo. A continuación se mencionarán tres métodos que pueden usarse por separado o combinados para evaluar un solo mapa dentro de un grupo. El estudio comparativo de características topográficas lineales en los mapas (como costas, redes de ríos o un sistema de caminos o carreteras) es una técnica bastante probada. Los contornos se reducen a una escala común y se comparan visualmente. En los estudios clásicos del siglo xix de los primeros mapas aparecen ejemplos;23 el método puede también adap tarse al análisis digital de características lineales por computadora.24 Una reciente aplicación del método antiguo es la realizada con los mapas espa ñoles y franceses del Golfo de México de los siglos xvi y xvii.25 Después de “fotocopiar, ensamblar y examinar una gran cantidad de mapas” fue posi 69 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS ble,26 con base en las principales características de las líneas costeras, identificar cinco etapas principales del trazado de mapas. A través del uso de esta clasificación comparativa, los mapas individuales fueron entonces asignados a diferentes etapas de desarrollo y se estudió su origen, sus fuen tes y su confiabilidad topográfica a partir de las características de todo el conjunto. Sin embargo, si bien cada uno tiene una huella genética que el método ayuda a identificar, también se debe ser muy cauteloso. El estudio de los contornos puede quedarse corto al ofrecer evidencias conclusivas de pro cedencia. Hay muchas carencias. R. A. Skelton escribió que “las impresio nes visuales que sugieren afinidad o desarrollo del contorno en dos mapas pueden ocasionar una confusión si no tomamos en cuenta las licencias de dibujo o de interpretación que pudiera haberse dado el cartógrafo” .27 Por otra parte, también puede haber variaciones técnicas que influyen sobre la forma de los contornos de los mapas o sus gradaciones de latitud o longi tud. Los mapas son fácilmente corruptibles en el proceso de copiado, o pueden surgir de técnicas de levantamiento o de navegación que quizá hayan sido afectadas en el proceso de compilación. Antes del siglo xix, a menudo los mapas se alineaban según el norte magnético y no hacia el norte real. La declinación magnética variaba localmente y cambiaba con el paso del tiempo, de manera que sin una observación sistemática los car tógrafos no podían corregir este factor. Sigue siendo una fuente importante de error en la comparación de contornos.28 Un segundo aspecto del análisis comparativo de los primeros mapas implica el estudio de los nombres de lugares o toponimia. Al igual que los contornos, los nombres de lugares ofrecen una forma de construir genealo gías y perfiles de origen para mapas que antes se encontraban dispersos. De hecho, los dos métodos a menudo se usan en conjunto, como en los estudios clásicos de los principios de la cartografía de la costa atlántica de Canadá.29 Aun así, la tabulación cruzada de los nombres de una serie de mapas como medio de clasificación o establecimiento de interrelacio nes del grupo también debe usarse con precaución.30 En los periodos ini ciales de la exploración, los europeos de distintas nacionalidades segura mente escuchaban nombres de boca de hablantes nativos norteamericanos de una variedad de lenguas y, también deben de haber tratado de registrar 70 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS los de acuerdo con su propio sistema de sonidos, además de una ortografía estandarizada. Incluso en los casos en que se aplicaron nombres europeos a la geografía norteamericana el proceso de traducirlos y editarlos estuvo viciado; resulta entonces que los nombres son producto del descuido, de una mala lectura o de un mal entendimiento de generaciones sucesivas de cartógrafos que no tenían conocimiento de primera mano de los lugares o las lenguas en cuestión. Acerca de los nombres en los mapas de la escue la Dieppe de cartógrafos del siglo xvi,31 por ejemplo, se dice que “no hay dos cartógrafos en Dieppe que coincidan completamente en el número de nombres que registran, mientras que la ortografía varía notablemente e in cluso la colocación de los nombres no siempre es consistente” .32 No es una sorpresa que los nombres de los lugares en ocasiones hayan sido usados incorrectamente con fines de comparar mapas.33 La práctica de sonido tiene como objeto limitar el análisis sólo a aquellos nombres inconfundi blemente comunes a una cantidad considerable de mapas. El tercer método de cartografía comparativa, la cartobibliografía, tiene la mayor cantidad de publicaciones. No sólo se han discutido ampliamen te la definición y los detalles del método,34 sino que su práctica también se encuentra totalmente representada en una serie de obras fundamentales que tratan sobre los inicios de la cartografía norteamericana.35 El objetivo de la cartobibliografía es reunir una serie de mapas impresos sobre la mis ma superficie. Se aplica igualmente a la corteza de árbol, las placas de cobre, la litografía y otros procesos de impresión de mapas.36 Mediante este método se puede reconstruir una secuencia de cambios geográficos y de otros tipos en mapas relacionados entre sí. Esto a su vez permite seguir la historia de la publicación demapas de un área específica. Por otra parte, también permite la ubicación cronológica de un mapa y su inserción en la secuencia correspondiente, así como la detección del alcance de una re visión geográfica entre estados o ediciones de mapas. A menudo los mapas son representaciones tanto de tiempo como de espacio. Gomo dice Skelton, descubrimos cómo “material de distintos horizontes temporales o descu brimientos intelectuales” se incorpora a sus imágenes. Y aprendemos que “la búsqueda de la fuente principal puede llevamos de regreso a través de muchas etapas de revisión o adaptación, derivación o transcripción, com pilación” .37 La cartobibliografía, por lo tanto, es una herramienta funda 71 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS mental para el historiador de mapas. Ya sea como una técnica o como un medio para medir los canales y el índice de difusión o de conocimiento geográfico (por lo tanto, la vinculación de los mapas al contexto de la sociedad), su conocimiento es indispensable. El contexto de la sociedad El tercer contexto de la cartografía es el de la sociedad. Si el cartógrafo es un agente individual, entonces la sociedad es la estructura más amplia. La interpretación, la lectura del texto cartográfico, implica un diálogo entre estos dos contextos. El marco de las circunstancias y las condiciones his tóricas definidas produce un mapa que es, indiscutiblemente, un docu mento social y cultural. Todos los mapas están relacionados con el orden social de un periodo y un lugar específicos. Todos los mapas son culturales porque manifiestan procesos intelectuales definidos como artísticos o cien tíficos en la medida en que trabajan para producir un tipo característico de conocimiento. No existe una flecha causal clara que vaya de la sociedad al mapa, sino flechas causales que viajan en ambas direcciones. Los mapas no son la sociedad exterior, son parte de ella, son elementos constitutivos den tro del mundo en general. El historiador pretende leer toda esa red de inte rrelaciones que van hacia adentro y hacia afuera del documento del mapa. Al explorar este fenómeno de reflexión pueden emplearse dos estrategias para reconocer el contexto de la sociedad en los mapas de América. Las reglas de la cartografía La primera estrategia es tratar de identificar “ las reglas del orden social” dentro del mapa.38 Cada mapa manifiesta dos conjuntos de reglas. En pri mer término se encuentran las reglas del cartógrafo, y hemos visto cómo operan en las prácticas técnicas del trazado de mapas.\E1 segundo grupo de reglas se puede encontrar en la sociedad inmersa en el mapa, donde influ 72 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS yen sobre las categorías de conocimiento. El mapa se convierte entonces en un sistema de significados a través del cual “se comunica, reproduce, ex perimenta y explora un orden social” .39,Los mapas no sólo reproducen una realidad topográfica, sino que también la interpretan.! Las reglas del orden social en algunas ocasiones son visibles, e incluso evidentes, dentro de un grupo de mapas. En otras, se encuentran escondi das dentro del modo de representación. Entre la categoría de sociedad visi ble podemos ubicar las visiones aéreas norteamericanas de ciudades, los mapas y los planos de ciudades y los mapas de condado y atlas. Todos son textos culturales que toman posesión de la tierra.40 Todos proclaman un evangelio social y sirven para reforzarlo. Las visiones aéreas de ciudades, por ejemplo, “cantan el himno nacional de la paz y la prosperidad, del mo vimiento y la apertura, de la calma y el orden, de los destinos que se van a alcanzar” .41 El mapa tiene guardado el corazón para el momento en que lo necesite y éste cobra vida en el contexto de la ética de la frontera y el patriotismo cuando se decodifica la topografía a partir de un estilo empáti camente retórico de la imagen. Guando las reglas sociales de la cartografía no están a la vista se tiene que probar una agenda oculta entre las líneas del mapa. Este mapa es en gañoso y se necesita una estrategia distinta. En lugar de recoger los mensa jes sociales que enfatiza el mapa, debemos buscar a qué le quita énfasis; no tanto lo que muestra el mapa, como lo que omite. La interpretación se convierte en una búsqueda de silencios,42 o quizá resulte de utilidad “deconstruir” el mapa para revelar cómo el orden social crea conflictos dentro de su propio contenido.43 Entre los mapas que podrían entenderse mejor de esta manera se encuentran algunos del siglo XVIII de gran escala, los levantamientos topográficos de los Estados Unidos y las imágenes aéreas. Aquí la tecnología ha suprimido las relaciones sociales. Como parecen ser precisos y objetivos, estos mapas a menudo se ven como documentos que no presentan problemas. Una imagen satelital o un mapa topográfico he cho mediante algún método “científico” — por lo menos eso se piensa— es neutral moral y éticamente. Es un documento concreto y directo. En la medida en que reconocemos las limitaciones técnicas, el camino de la in terpretación se vuelve más seguro. Estas suposiciones son falsas. La representación nunca es neutral y la 73 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS ciencia sigue siendo una realidad construida por el ser humano. Los mapas de gran escala de la parte este de Norteamérica de mediados del siglo xvm son un ejemplo de esta limitación. A primera vista cumplen los objetivos de la cartografía de la Ilustración. Están construidos sobre medidas geodé sicas; empiezan a mostrar cierto dominio cartográfico sobre los paisajes de esta zona y omiten algunos de los elementos más abiertamente imaginati vos, míticos y pictóricos de los mapas anteriores. Sin embargo, si los vemos más de cerca, nos damos cuenta de que también señalan los im perativos territoriales de una agresiva expansión inglesa en este conti nente.44 El colonialismo se señala en los mapas desde los márgenes. Con frecuencia los títulos hacen referencia al imperio y a la posesión y delimi tación de territorio; las dedicatorias definen el rango social de los gober nantes coloniales; y las tarjetas, con todo un desfile de banderas naciona les, escudos de armas o coronas dispuestas por encima de los indios sirvientes, definen las relaciones de poder en la vida colonial.45 Sin embar go, los contornos de la sociedad colonial también pueden ser leídos entre las líneas de los mapas. La cartografía se ha convertido principalmente en un registro de los intereses coloniales. Es un retrato inconsciente de qué tan exitosamente se había reproducido una sociedad colonial europea en el Nuevo Mundo y los mapas otorgan seguridad a los conquistadores al repro ducir la autoridad y los nombres de los lugares simbólicos del Viejo Mundo. Aún más, en la medida en que la frontera se movió hacia el occidente, los vestigios del pasado indio fueron eliminados de la imagen. Muchos cartó grafos del siglo xvm prefirieron los espacios vacíos al registro de la geogra fía india.46 No estoy diciendo que las omisiones, las “reglas de ausencia” , fueran deliberadamente reforzadas a manera de especificaciones técnicas. Sin embargo, incluso cuando eran dadas por un hecho, o aplicadas incons cientemente, percibirlas nos ayuda a cuestionar los mapas antiguos. El significado de los mapas Otra estrategia interpretativa aplica los métodos iconográficos de la histo ria del arte a los mapas. Se define a la iconografía como “esa rama de la 74 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS cuadro i.l. Paralelismos iconográficos en el arte y la cartografía Arte (Se usan los términos de Panofskv) Cartografía (Paralelismo cartográfico sugerido) 1. Tema primario o natural: motivos artísticos 2. Tema secundario o convencional 3. Significado o contenido intrínseco 1. Signos convencionales indiv iduales 2. Identidad topográfica en los mapas: el lugar específico 3. Significadosimbólico en los mapas: ideologías de espacio historia del arte que se interesa en el tema o el significado de las obras de arte” .47 La pregunta: ¿qué significaba el mapa para la sociedad que lo hizo y lo usó por primera vez? es de una importancia interpretativa crucial. Los mapas se han vuelto una fuente para revelar las características filosóficas, políticas y religiosas de un periodo, o lo que en ocasiones se conoce como el espíritu de la época. Puede usarse una interpretación iconográfica para complementar el método de las reglas de la sociedad. Mientras que este último revela las tendencias del conocimiento en los mapas, sus jerar quías, inclusiones y exclusiones, el primero examina de qué forma se tra dujeron las reglas sociales al idioma cartográfico en términos de signos, estilos y vocabularios expresivos de la cartografía. La esencia del análisis iconográfico es que pretende descubrir los dife rentes significados de una imagen. Panofskv sugiere que en un cuadro encon tramos: 1) un tema primario o natural, que consiste en motivos artísticos individuales; 2) un tema secundario o convencional, definido en términos de la identidad de todo el cuadro como representación de una alegoría o un acontecimiento específico (da el ejemplo de La última cena), y 3) un estrato simbólico de significado que a menudo tiene connotaciones ideoló gicas. Esto no ofrece una fórmula clara para la interpretación de los prime ros mapas; sin embargo, se puede decir que los niveles de significado de un mapa son similares a los de un cuadro.48 Estos niveles paralelos de las dos formas de representación se resumen en el cuadro i.l. En primer lugar, en el primer nivel los signos, símbolos o emblemas decorativos individuales de un mapa se equiparan con los motivos artísti- 75 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS eos individuales. Mientras que el significado completo de cualquier signo particular puede volverse aparente sólo cuando se le ve en el mosaico de otros signos en el mapa completo, para algunos fines interpretativos puede resultar necesario evaluar el contenido y el significado de los signos indivi duales (por ejemplo, al mismo tiempo que establecen su significado cultu ral, podemos necesitar saber qué tan confiable es el signo usado para des cribir una iglesia o una casa en un mapa antiguo, desde un punto de vista arquitectónico). En segundo lugar, la identidad del lugar real representado en un mapa se supone que sea equivalente al segundo nivel de Panofsky o a un segundo nivel de interpretación. Su percepción implica el reconocimiento de que un mapa particular es el de una plantación en Carolina del Sur, de Boston o California. Éste es el nivel, el del lugar real, en que los historiadores han usado más los mapas. Es más, para evaluar los lugares reales de los mapas se ha desarrollado la mayoría de las técnicas interpretativas, enfocadas ya sea a la precisión planimétrica, o bien al contenido. Existen numerosos ejemplares de este tipo de estudios topográficos.49 El tercer nivel interpretativo de un mapa es el estrato simbólico. Hasta hace pocos años, además de la aportación de unos cuantos historiadores del arte,50 se había dado muy poca importancia a esta dimensión herme néutica de los principios de la cartografía. Recientemente, la interpreta ción ha cambiado y ha comenzado a abarcar la lectura simbólica e ideoló gica de los primeros mapas. Aquí aceptamos que los mapas actúan como una metáfora visual de los valores más importantes de los lugares que representan. Los mapas de Norteamérica siempre están cargados de esos valores culturales e importancia y representan una topología social con un dominio propio culturalmente reafirmado. Los mapas siempre representan más que una imagen física de un lugar. El plano de una ciudad o una visión aérea es un emblema o un icono legible de la comunidad. Inscribe valores en un espacio cívico y subraya los sitios de creencias religiosas, ceremo nias, rituales y autoridad. En los mapas de los atlas históricos y de conda do del siglo xix hay mucho más que un registro inerte de una topografía extinta. Lo que leemos es un discurso metafórico, tan grueso como un libro, acerca del orgullo rural inmigrante, de las utopías que se vislumbran, del orden y la prosperidad del paisaje. Estos mapas elogian la posesión de 76 TEXTOS Y CONTEXTOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS la tierra, privilegian las demarcaciones de las propiedades y hacen memo rables las haciendas y los nombres de dueños de propiedades. Por medio de la palabra y de la imagen recurren a la industria y al patriotismo de los nuevos norteamericanos. Y mientras más lejos vemos, la cartografía se vuelve más simbólica. Luego entonces, un mapa de carreteras de Rand McNally hace del enamoramiento estadunidense del automóvil un objeto de adoración, e incluso los mapas aparentemente terrenales de los uses son una confirmación simbólica de las percepciones y las prioridades cam biantes de la sociedad, más que sólo mapas de objetos del paisaje. Así es como “los mapas hablan, aunque suavemente, de sutiles juicios de va lor” .51 Para leer un mapa de manera adecuada, el historiador siempre debe excavar debajo de su geografía superficial. Conclusión Al aceptar que los mapas son documentos fundamentales para el estudio del pasado norteamericano, comenzamos a apreciar con qué frecuencia los mapas atraviesan los principales procesos históricos. Desde los tratados territoriales hasta los planos de las ciudades, desde las vías de los trenes hasta las coordenadas rectangulares, subyacen en la construcción de los Estados Unidos modernos.52 Sin embargo, si bien ésta es una inmensa aportación práctica, no debemos ignorar la influencia histórica de los ma pas reales sobre los más elusivos mapas cognitivos de generaciones de estadunidenses desde el siglo xvi. Además de considerar al mapa como una fuente topográfica, nos estamos dando cuenta del poder cartográfico inser to en este discurso.53 El poder del mapa, un acto de control de la imagen del mundo, es como el de la imprenta en general.54 Desde la época de Co lón, los mapas han contribuido a crear algunos de los estereotipos más dominantes de nuestro mundo. El uso que los historiadores dan a un mapa depende también del con texto del investigador en cuestión. Las reflexiones que se hagan están deter minadas no sólo por las cualidades intrínsecas de un mapa particular, sino también por la investigación histórica de la que se trate, por sus objetivos, 77 TEXTOS Y CONTEXTOS EX LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS MAPAS sus métodos de investigación y por todas las pruebas que pueda aportar. Al igual que existen innumerables mapas de Norteamérica que el historiador puede consultar, hay infinidad de temas de investigación para los cuales los mapas pueden ser adecuados. No ha sido mi intención minimizar los aspectos técnicos de la interpretación de los primeros mapas; sin embargo, ante el hecho de que ya disponen de bastante literatura, me pareció im portante tomar esta oportunidad para trabajar en un marco más amplio dentro del cual pueden mostrarse. Los tres contextos de la cartografía que se han señalado nunca son mutuamente exclusivos, sino que se encuen tran entretejidos de manera sutil y con frecuencia inseparable. Una vez que aprendemos a leer mapas, pueden convertirse en textos de una utili dad indispensable para el historiador. 78 II Mapas, conocimiento y poder*1 Dadme un mapa; entonces permítaseme ver qué tanto se me ha dejado para conquistar todo el mundo... Aquí comencé a marchar hacia Persia, pasé por Armenia y por el Mar Caspio; después hacia Bitinia, donde tomé prisioneros a los turcos y a sus grandes empresas. Después marché hacia Egipto y Arabia, y aquí, no muy lejos de Alejandría, donde se juntan el Mar Tirreno y el Mar Muerto, con menos de cien leguas de distancia en tre ellos, pretendo cortar un canal para que los hom brespuedan llegar rápidamente a la India. De allí a Nubia, cerca del lago Borno, y entonces por el Mar de Etiopía, cortando la línea del Trópico de Capricornio, lo conquisté todo llegando hasta Zanzíbar. C h r is to ph e r M a r l o w e , Tamburlaine, segunda parte (V. m, pp. 123-139) U n libro acerca de las imágenes geográficas que no aborde el mapa sería como Hamlet sin el príncipe.2 No obstante, aunque durante mucho tiempo los mapas han sido fundamentales en el discurso de la geografía, casi nunca se leen como “ladrillos” de texto o como una forma de conocimiento cons truida socialmente. “La interpretación de los mapas” por lo general implica buscar “accidentes geográficos” sin expresar de qué manera, como forma manipulada de conocimiento, han ayudado a conformar esos accidentes.3 Es cierto que en la geografía política y en la historia del pensamiento geo gráfico los mapas se relacionan cada vez más con el poder (especialmente ’ Este capítulo apareció originalmente en Denis Cosgrove y Stephen Daniels (eds.), The Icono- graphy o f Landscape: Essays on the Symbolic Representación, Design and Use ofpast Environ- ment, Cambridge Studies in Ilistorical Geography, 9 (Cambridge, Cambridge University Press, 198S), pp. 277-312. 79 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER en los periodos de historia colonial).4 Sin embargo, el papel específico de los mapas, como imágenes con códigos históricamente específicos, sigue siendo identificado con todo el discurso geográfico del que con frecuencia se encuentran imbuidos. Lo que falta es un sentido de lo que Cari Sauer entendía como la elocuencia de los mapas.5 De esta suerte, ¿cómo pode mos hacer “hablar” a los mapas acerca de los mundos sociales del pasado? Perspectivas teóricas Aquí pretendo explorar el discurso de los mapas en el contexto del poder político y mi enfoque es ampliamente iconográfico. Considero que los ma pas son una parte de la familia más amplia de imágenes cargadas de valor.6 De este modo, he renunciado a entender los mapas como registros inertes de paisajes morfológicos o como reflexiones pasivas del mundo de los objetos; más bien los considero imágenes reflejadas que contribuyen a un diálogo en un mundo construido socialmente Por lo tanto, alejo la lectura de los mapas de los cánones de la crítica cartográfica tradicional con su lista de oposiciones binarias entre los mapas “ciertos y los falsos” , “precisos e imprecisos” , “obje tivos y subjetivos” , “literales y simbólicos” , o los basados en una “ integridad científica” opuesta a la “distorsión ideológica” . Los mapas nunca son imá genes carentes de valor; excepto en el sentido euclidiano más estricto, por sí mismos no son ciertos o falsos. Tanto en la selectividad de su contenido como en sus signos y estilos de representación, los mapas son una manera de concebir, articular y estructurar el mundo humano que se inclina hacia, es promovido por y ejerce una influencia sobre grupos particulares de rela ciones sociales.7 Al aceptar tales premisas se puede ver mejor lo suscepti bles que son de manipulación por parte de los poderosos de la sociedad. En este amplio paisaje conceptual debo destacar tres puntos funda mentales a partir de los cuales se pueden trazar algunos de los contornos ideológicos más específicos de los mapas. En el primero, los mapas son un tipo de lenguaje8 (si esto se toma de manera literal o metafórica no es vital para la argumentación).9 La idea de un lenguaje cartográfico es también conveniente para un acercamiento derivado directamente de la semiótica 80 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER que, mientras ha resultado atractivo para algunos cartógrafos,10 es una herra mienta demasiado pesada para una investigación histórica específica. La idea de lenguaje se traduce más fácilmente a la práctica histórica. No sólo nos ayuda a ver los mapas como imágenes recíprocas usadas como mediadoras de diferentes visiones del mundo, sino que también estimula la búsqueda de evidencias de aspectos como los códigos y el contexto de la cartografía, así como su contenido en un sentido tradicional. Un lenguaje — quizá sería más adecuado hablar de una “literatura” de mapas— también nos anima a buscar cuestiones como el cambio de lectores de los mapas, los niveles de carto- alfabetismo, las condiciones de autoría, aspectos como secretos y censura y también la naturaleza de las manifestaciones políticas hechas por los mapas. Además, la crítica literaria puede ayudarnos a identificar la forma par ticular del “discurso” cartográfico que yace en el corazón de este ensayo. El discurso ha sido definido como lo relacionado con “aquellos aspectos retó ricos que evalúan, miden o convencen de un texto, en contraposición con los que simplemente nombran, ubican y cuentan” .11 El “simple” hecho de nombrar o ubicar un accidente en un mapa a menudo tiene un significado político; no obstante, se acepta que existenma división similar en los mapas. Son un tipo de imágenes retóricas y están determinados por reglas que gobiernan sus códigos y modos de producción, intercambio y uso social, al igual que cualquier otra forma discursiva. Esto, a su vez, puede llevarnos a una mejor apreciación de los mecanismos mediante los cuales los mapas, como los libros, se convirtieron en una fuerza política en la sociedad.12 Un segundo punto de vista teórico se deriva de la formulación de la iconografía de Panofsky.13 Se ha tratado de equiparar los niveles de inter pretación de la pintura de Panofsky con niveles similares que se pueden distinguir en los mapas.14 La iconografía puede usarse para identificar no sólo un nivel literal o “superficial” de significado, sino también uno “más profundo” , por lo general asociado con la dimensión simbólica del acto de enviar o recibir un mensaje^Ün mapa puede llevar en su imagen un simbo-* lismo asociado con el área, el aspecto geográfico, la ciudad o el lugar espe- * cífico que representa.15¡A menudo en este nivel simbólico el poder político • se reproduce, comunica y experimenta mejor a través de los mapas. _ 4 La tercera perspectiva se obtiene de la sociología del conocimiento^ Ya se ha planteado la propuesta de que el conocimiento de los mapas es un 81 producto social16, y para hacerla más clara se han dispuesto dos grupos de ideas relacionadas con los ejemplos empíricos de este ensayo. El primer grupo se deriva de Michel Foucault, quien, a pesar de que sus observacio nes en el campo de la geografía y los mapas fueron superficiales,17 ofrece un modelo útil para la historia del conocimiento de los mapas en su crítica de la historiografía: La búsqueda de la verdad no era una actividad objetiva y neutral, sino que estaba relacionada íntimamente con el “anhelo de poder” de quien buscaba la verdad. Por lo tanto, el conocimiento era una forma de poder, una forma de presentar los valores propios disfrazados de un desinterés científico.16 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER Asimismo, la cartografía puede ser “una forma de conocimiento y de poder” . Así como “el historiador pinta el paisaje del pasado con los colores del presente” ,19 el topógrafo, de manera consciente o no, duplica no sólo el “ambiente” en un sentido abstracto, sino también los imperativos territo riales de un sistema político particular. Si se produce un mapa bajo la eti queta de la ciencia cartográfica (éTcaso de la mayoría de los mapas oficia les) o si se trata de un ejercicio propagandístico abierto, no puede dejar de involucrarse en el proceso mediante el cual se ostenta el poder. Algunas de las implicaciones prácticas de los mapas pueden caer también en la categoría de lo que Foucault ha definido como actos de “vigilancia” ,20 especialmente los relacionados con la guerra, la propaganda política, la definición de las fronteras o la preservación de la ley y el orden. —* Foucault no es el único que estudia la relación entre poder y conoci miento. También Anthony Giddens, al teorizar acerca de cómo los sis temas sociales han estado“insertos” en el tiempo y el espacio (aunque no menciona específicamente los mapas), hace referencia a “recursos de au toridad” (los diferencia de los recursos materiales) controlados por el Esta do: “La acumulación de recursos de autoridad implica sobre todo la reten ción y el control de información o conocimiento. No cabe duda de que aquí el desarrollo decisivo es la invención de la escritura y la anotación” .21 iLos mapas fueron un invento similar para el control del espacio y facilita ron la expansión geográfica de los sistemas sociales, “una forma de apunta lar empleada por el poder del Estado”; Gomo medio de vigilancia, implican 82 MAPAS. CONOCIMIENTO Y PODER tanto “el cotejo de información relevante para el control estatal de la con ducta de la población sometida” , como la “supervisión directa de esa con ducta” .22 En los tiempos modernos, mientras mayor es la complejidad administrativa del Estado, y más penetrantes sus ambiciones territoriales y sociales, también es mayor su apetito de mapas. Lo útil de estas ideas es que nos ayudan a prever imágenes cartográfi cas en términos de su influencia política en la sociedad. El simple hecho de que durante siglos se ha visto a los mapas como imágenes “científicas” , y siguen siendo consideradas así por filósofos y semióticos,23 dificulta esta tarea. Las relaciones dialécticas entre imagen y poder no pueden ser encontradas con los procedimientos empleados para recuperar el conoci miento topográfico concreto de los mapas y no existe una prueba química para evaluar sus tendencias ideológicas.24 Los mapas como forma de “conocimiento que implica poder” son explorados en este capítulo bajo tres rubros: la universalidad de los contextos políticos en la historia de los mapas, cómo el ejercicio del poder estructura el contenido de los mapas, y cómo la comunicación cartográfica, en un nivel simbólico, puede reforzar ese ejercicio a través del conocimiento de los mapas. Contexto político de los mapas T sar: Hijo mío, ¿qué escribes?, ¿qué es esto? Fyodor: Un mapa de Moscovia; nuestro reino real de principio a fin. Vea, padre, aquí está Moscú. Aquí Novgorod, allá Astrakán. Allá se encuentra el mar, aquí está el bosque virgen de Perm, y más allá Si- beria. Tsar: ¿Y qué puede ser esto? ¿Estos trazos serpentinos? Fyodor: Es el Volga. T sar: ¡Espléndido! ¡El delicioso fruto del aprendizaje! En una sola imagen, como visto desde una nube todo nuestro dominio: sus fronteras, ciudades y ríos. Alexander Pushkin, Boris Godunov 83 MAPAS, CONOCIMIENTO Y POD1 En cualquier estudio iconográfico, sólo a través del contexto se puede de cubrir adecuadamente el significado y la importancia del objeto de anal •sis. Tales contextos pueden ser definidos como las circunstancias en qu se hicieron y usaron los mapas. Son análogos a la situación del discurso e los estudios lingüísticos25 e implican la reconstrucción de los ambiente físico y social de la producción y el consumo de los mapas, los hechos qu condujeron a su trazado, la identidad de los cartógrafos y los usuarios di los mapas y sus percepciones del acto de trazar y usar un mapa en ui mundo construido socialmente. Estos detalles hablan no sólo de los moti vos que hubo detrás de los acontecimientos cartográficos, sino también di los efectos que los mapas pudieron haber tenido y de la importancia de k información que comunican en términos humanos. Incluso una inspección superficial de la historia cartográfica revela en qué medida el poder político, religioso o social produce el contexto de la car tografía. Lo anterior ha quedado claro, por ejemplo, en un estudio detallado de la cartografía en la Europa mediterránea prehistórica, antigua y medieval. A lo largo de este periodo, “el trazado de los mapas fue una de las armas in telectuales especializadas mediante la cual se podía obtener, administrar, legitimar y codificar el poder” .26 Más aún, este conocimiento se concentraba en relativamente pocas manos y “se asociaba a los mapas con la élite re ligiosa del Egipto dinástico y de la Europa cristiana medieval; con la élite intelectual de Grecia y Roma y con la élite mercantil de las ciudades-Esta- do del mundo mediterráneo durante la etapa final de la Edad Media” .27 El mundo de la Europa antigua y medieval tampoco fue la excepción a este respecto. La cartografía, con cualquier otra importancia cultural que se le pueda atribuir, fue siempre una “ciencia de príncipes” . Se sabe que en el mundo islámico los califas del periodo clásico de la geografía árabe, los sultanes del imperio otomano y los emperadores mongoles de la India encargaban el trazado de los mapas y los usaron con fines militares, políti cos, religiosos y propagandísticos.28 En la antigua China, los mapas terres tres detallados también se hacían expresamente de acuerdo con las herra mientas militares y los emblemas espaciales del destino imperial.29 En los inicios de la Europa moderna, desde Italia hasta los Países Bajos, desde Escandinavia hasta Portugal, en todos lados los monarcas absolutos y los hombres de Estado conocían el valor de los mapas para la defensa y la 84 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER guerra, para la administración interna relacionada con el crecimiento del gobierno centralizado y como propaganda territorial en la legitimación de las identidades nacionales. Escritores como Castiglione, Elyot y Maquiavelo # ^ apoyaron el uso de mapas por parte de generales y hombres de Estado.30 Con los deslindes topográficos nacionales en Europa a partir del siglo xvm, el papel de la cartografía en las transacciones de las relaciones de poder, j- por lo general favoreció a las élites sociales. Las funciones específicas de los mapas en el ejercicio del poder confir man también la ubicuidad de estos contextos políticos en un rango con tinuo de escalas geográficas^ Éstas van de la estructura del imperio global, y la conservación del Estado-nación, a la confirmación local de los de rechos individuales de propiedad. En cada uno de estos contextos, las dimensiones de la política y el territorio se fundieron en imágenes que, al igual que los títulos de propiedad, fueron parte del aparato intelectual del poder. Los mapas y el imperio Al igual que las armas de fuego y los barcos de guerra, los mapas han sido armas del imperialismo. En la medida en que los mapas se usaron en la promoción colonial y se adueñaron de las tierras en papel, antes de ocu parlas efectivamente, los mapas anticiparon el imperio. Al principio, los topógrafos marchaban al lado de los soldados para trazar mapas con fines de reconocimiento, después como información general y, con el paso del A , tiempo, como una herramienta de pacificación, civilización y explotación en las colonias ya definidas. Sin embargo, hay algo más allá deí trazado de fronteras para la contención práctica política y militar de las poblaciones sometidas. Los mapas se usaron para legitimar la realidad de la conquista y / el imperio. Contribuyeron a la creación de mitos que ayudarían a conser var el statu quo militar. Como comunicadores de un mensaje imperial, se han usado como complemento agresivo de la retórica de los discursos, periódicos y textos escritos, o de las historias y canciones populares que elogian las virtudes del imperio •31 á ? 85 I MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER Figura ii.I. Federación imperial. Mapamundi que muestra la extensión del Imperio británico en 1886fue publicado por primera vez como un suplemento del perió dico Graphic, el 24 de ju lio de 1886. Se usaron la proyección de Mercator, tinta rosa para el territorio del imperio y emblemas decorativos que muestran a Bri- tania sentada en el mundo para articular el mensaje del “Nuevo imperialismo”. Con permiso de la British Library. En estos contextos imperiales, los mapas por lo general apoyaban el ejercicio directo del poder territorial. Las cuadrículas dispuestas por los agrimensores romanos, puestas en funcionamiento en la centuriación,eran una expresión de poder “extendido descuidadamente en todas direc ciones [...] homogeneizando todo en su camino” ,32 al igual que el deslinde de tierra rectangular de los Estados Unidos creó “orden sobre la tierra” en más sentidos que sólo el de repetir un diseño clásico.33 El redescubrimien to del sistema tolomeico de jáeometría de coordenadas en el siglo xv fue un hecho cartográfico importante que favorecía una “sintaxis euclidiana” que estructuró el control territorial europeo.34 De hecho, la naturaleza 8 6 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER gráfica del mapa dio a sus usuarios imperiales un poder arbitrario que era fácilmente separable de las responsabilidades sociales y consecuencias de su ejercicio. El mundo podía ser grabado sobre papel. El papa Alejandro VI demarcó las posesiones españolas y portuguesas en el Nuevo Mundo.35 En la división de Norteamérica, ella misma “parte de un vasto proceso y experimento europeo, un desarrollo actual del imperialismo interna cional” , las “propias líneas del mapa exhibían este poder y proceso impe rial porque habían sido impuestos sobre el continente con poca referencia a los pueblos indígenas y en muchos lugares con poca referencia a la pro pia tierra. Los invasores se repartieron el continente entre ellos con dise ños que reflejaban sus complejas rivalidades y su poder relativo” .36 En el siglo xix, cuando los mapas se institucionalizaron más y se vincularon al crecimiento de la geografía como disciplina, los efectos de su poder se manifestaron nuevamente en la ola continua de imperialismo europeo. La lucha por Africa, en que los poderes europeos fragmentaron la identidad de la organización territorial indígena, se ha vuelto casi un texto ejem plar de estos efectos.37 En nuestro propio siglo, en la división británica de la India en 1947, vemos cómo el trazo de una pluma a través de un mapa podía determinar las vidas y las muertes de millones de personas.38 Hay innumerables contextos en los que los mapas se convirtieron en la moneda de “ tratos” políticos, contratos, subdivisiones, ventas y tratados realizados con motivo del territorio colonial y, una vez vueltos permanentes en la imagen, estos mapas con mucha frecuencia adquirieron fuerza de ley en^ el paisaje. Los mapas y el Estado-nación I La historia de los mapas se encuentra inextricablemente vinculada al sur gimiento del Estado-nación en el mundo moderno^ Muchos de los mapas impresos de Europa subrayaban los estados, las corrientes de agua y las fron teras políticas que constituían las dimensiones político-económicas de la geografía europea.39 Los primeros teóricos políticos encargaban mapas a los hombres de Estado, quienes, a su vez, estaban entre los primeros colee- MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER cionistas sistemáticos.40 En muchos países, la actividad cartográfica esta ba en gran medida bajo el mando del Estado.41 No obstante, mientras el Estado estaba preparado para financiar esta actividad, de manera directa a través del erario público, o indirecta gracias a prerrogativas comerciales, a menudo se insiste en que se trataba de conocimientos que gozaban de privilegios gubernamentales. En Europa occidental, la historia de los secretos cartográficos, aunque a menudo no surtían efecto, se puede rastrear hasta el siglo xvi con la política de siglio española y portuguesa.42 Era una práctica para monopolizar el conoci miento, para “usar documentos geográficos como un recurso económico, de la misma manera que se guardaban en secreto y se utilizaban los miste rios de oficio” .43 Un ejemplo importante de la interacción entre los mapas y la política de Estado se encuentra en la historia de la tecnología militar. Ante la mirada de los militares, los mapas siempre han sido considerados un tipo delicado de conocimiento y las políticas de secreto y censura abundan tanto en la ac tualidad, en las especificaciones “escondidas” de defensa y de las agencias cartográficas, como en los cuarteles de campaña del pasado.44 En un nivel práctico, los mapas militares son elementos pequeños pero fundamentales de la infraestructura técnica del ejército en el campo de batalla. Así como se transformaron las técnicas de guerra que pasaron de ser tácticas de sitio a estrategias de mayor movimiento, especialmente a partir del siglo xvm, también los mapas que se utilizaron para la guerra fueron transformados.45 Sin embargo, incluso en estos contextos activos se dieron procesos históri cos más sutiles. El conocimiento de los mapas fomenta la conducta bélica f~ mediante un control remoto, de manera que, consideramos, el acto de ase sinar se contempla con mayor facilidad.46 Los mapas militares no sólo faci- p litan la conducta técnica de la guerra, sino que también aminoran eTsen- tido de culpa que surgea partir de esta conducta. Las líneas silenciosas del ¡ paisaje de papel fomentan la idea de un espacio socialmente vacío. No todos los mapas militares son silenciosos; muchos de ellos procla man a gritos la victoria militar. De la misma forma que existen desfiles, canciones y poemas militares, también, por lo menos a partir del siglo xv en Europa, ha habido planes de batalla diseñados para conmemorar los lugares sagrados de gloria nacional.47 8 8 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER Los mapas y los derechos de propiedad Los mapas catastrales o estatales que muestran los derechos de propiedad revelan el papel de los mapas en la historia de las relaciones de clase agra rias. Aquí los mapas pueden ser considerados un medio a través del cual los señores estatales o individuales podían controlar de manera más efec tiva una población campesina que ocupaba la tierra.48 En la sociedad romana, las prácticas codificadas de los agrimensores pueden interpre- Figura ii.2. Los mapas estatales de gran escala y los catastros que los acompa ñan se convirtieron en una herramienta en el surgimiento del capitalismo agrario en Inglaterra a partir del siglo xvi. En este fragmento del mapa de Samuel Walker del estado de Gametts, Essex (1622), los detalles de propiedad (dn = tierras de Edward Naylor, dl = tierras de Richard Lavender), la delincación precisa y las me didas correctas (en acres, roods o perches) traducen los derechos de propiedad a una imagen tangible y de compromiso legal. El original está en una escala de 50 cm por 1 609 m. Esta reproducción mide aproximadamente 1.6 x 1.1 m. Con permiso de la British Library (Manuscritos Adicionales 41848). 89 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER tarse no sólo como manuales técnicos de división en un sentido teórico, sino también como una estructura social para regular legalmente las tie rras expropiadas y para calcular los gravámenes.49 Los mismos mapas for jados en bronce o tallados en piedra estaban diseñados para hacer más permanente un orden social en el que había hombres libres y esclavos, y para el cual la división térritorial era la base del estatus.50 También en los inicios de la Europa moderna estaban en funcionamiento algunas de estas fuerzas, a pesar de que el contexto sociológico de los mapas era distinto. El grado hasta el cual el mapeo de las zonas rurales locales estaba encerrado en un proceso de litigio no nos deja duda en cuanto a su contexto sociole- gal y a su efectividad como medio para resolver conflictos entre señores y campesinos por derechos de propiedad de la tierra.51 Los mapas cabían tan bien en la cultura de la sociedad de las tierras como lo habían hecho en las diplomacias de la corte y en las maniobras militares de los Estados- nación del Renacimiento en Europa. En términos similares, los mapas se pueden ver insertos en algunos de I los cambios estructurales a largo plazo en la transición del feudalismo al V capitalismo. La economía del mundo y su nueva división geográfjcadel tra- bajo se producía con la ayuda de documentos geográficos, entre ellos los mapas.52 Los planos precisos y de gran escala eran un medio para explotar más eficientemente la tierra, para aumentar loscostos de renta y para reforzar las obligaciones legales o modificar los documentos de tenencia de la tierra. Al sustituir topografías escritas más antiguas, los mapas sirvieron, f a manera de inventario gráfico, como una codificación de información -^acerca de la propiedad, la tenencia, los valores rentables, las prácticas de cosecha y el potencial agricultor que permitía a los dueños capitalistas de la tierra contemplar sus bienes como un todo y tener un mejor control de '¿ellos.53 Ver era creer en relación con las jerarquías territoriales expresadas en los mapas. Ya sea en la historia general del desarrollo de la agricultura, de la demarcación, del secado o de la construcción de diques en pantanos y ciénegas, o en la reclamación de colinas y páramos, eliojtógrafo cada vez con mayor frecuencia cantina al lado del señor para difundir formas capi talistas de agricultura.54 Los mapas dificultaron de manera invisible la vida cotidiana de la gente común. Así como un reloj, como símbolo gráfico de la autoridad política 90 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER centralizada, trajo consigo la “disciplina del tiempo” al ritmo de los trabad, ¡adores industriales,55 las líneas de los mapas, dictadoras de una nueva topografía agraria, introdujeron una dimensión de “disciplina del espacio” . j En las sociedades campesinas europeas, las antiguas tierras comunes eran subdivididas y asignadas con ayuda de los mapas, y en la “selva” de las an tiguas tierras indias de Norteamérica las líneas fronterizas del mapa fueron un medio de apropiación que, quienes desconocían los métodos topográfi cos geométricos, no lograron nunca cuestionar. Los mapas ingresaron en el sistema legal, se colocaron en la artillería militar, adquirieron una aureola de ciencia y contribuyeron a la creación de una ética y una virtud de defi nición cada vez más precisa. El trazado de mapas excluía tanto como^" incluía. Fijaban la relatividad territorial de acuerdo con los días de naci miento, accidentes de descubrimiento o, con mayor frecuencia, el meca nismo del mercado mundial. Contenido de los mapas en las negociaciones de poder “¿Ése es el mismo mapa?” , preguntó Jincey. Ella seña ló el gran mapamundi que colgaba, enrollado durante el verano, por encima del pizarrón que estaba detrás de la señorita Dove. “¿China todavía es anaranjada?” “Es un mapa nuevo — dijo la señorita Dove— . China ahora es morada.” “Prefiero el mapa viejo —dijo Jin cey— . Me gusta el viejo mundo.” “La cartografía es un arte en movimiento” , dijo la señorita Dove. Francés Gran Patton, Goocl Morning, Miss Dove Durante mucho tiempo los cartógrafos y los historiadores cartográficos han estado conscientes de las tendencias del contenido de sus mapas y se refieren a ellas como “inclinación” , “desviación” , “distorsión” o “abuso” vj de los sólidos principios cartográficos. Sin embargo, se ha dedicado muy poco espacio en la literatura cartográfica a las implicaciones políticas de estos términos y a lo que ellos representan y, todavía menos, a sus conse- 91 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER C~ . rV 'C'V © cuencias sociales. Tal “ inclinación” o “distorsión” por lo general se mide con una regla de “objetividad” que se deriva, a su vez, de un procedimien to cartográfico. Sólo en los mapas que se distorsionan de manera deli berada con fines, por ejemplo, propagandísticos o publicitarios, se discu ten las consecuencias.56 La cartografía “profesional” del Servicio Estatal de Cartografía del usos, Bartholomew o Rand McNally o sus antecesores serían considerados absolutamente libres de estas imágenes políticamente conta minadas. Que los mapas pueden producir una imagen verdaderamente cien tífica del mundo, en la que la información concreta se representa de manera objetiva, es una idea muy arraigada en nuestra cultura mítica. Reconocer que toda la cartografía es una “ficción intrincada y controlad^”57 no nos im pide conservar una diferencia entre las presentaciones del contenido del mapa deliberadamente inducidas por el artificio cartográfico y aquéllas en las que no se examina el contenido estructural de la imagen. Distorsiones deliberadas del contenido del mapa En toda la historia de los mapas se pueden encontrar distorsiones delibera das del contenido de un mapa con fines políticos y el cartógrafo nunca ha sido un artista, dibujante o técnico independiente. Detrás del cartógrafo está un conjunto de relaciones de poder que crean sus propias especifica ciones. Ya sea impuestas por una persona individual, por la burocracia del Estado o por el mercado, estas normas pueden ser reconstruidas tanto a partir del contenido de los mapas como del modo de representación carto gráfica. Mediante la adaptación de proyecciones individuales, la manipula ción de la escala, la magnificación o el cambio de signos o.de tipografía, o el uso de colores emotivos, quienes trazan los mapas de propaganda por lo ge neral han apoyado la visión unilateral de las relaciones geopolíticas. Estos mapas han formado parte de la vigencia de las estrategias internacionales psicológicas de guerra mucho antes de ser usadas por los geopolíticos nazis. Las guerras religiosas de la Europa del siglo xvn y la Guerra Fría del siglo xx expresaron sus batallas en los contenidos de los mapas propagan dísticos tanto como a través de otros medios.58 92 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER Mapas aparentemente objetivos también se caracterizan por la mani pulación constante de su contenido. La “censura cartográfica” implica la representación incorrecta y deliberada, diseñada para confundir a los usuarios potenciales del mapa, quienes, por lo general, eran opositores del <tatu quo territorial. No debemos confundir lo anterior con las supresiones o las adiciones producto de errores técnicos, de incompetencia o forzados por la escala o la función. La censura cartográfica quita de los mapas aspectos que, como otras cosas que permanecen iguales, esperaríamos encontrar. Naturalmente, esto es menos notorio que una distorsión evi dente. Se justifica en terrenos de “seguridad nacional” , “eficiencia políti ca” o “necesidad comercial” , y su práctica aún está considerablemente difundida. La imagen censurada marca los límites del discurso permisible y las omisiones deliberadas desalientan la “aclaración de alternativas so ciales [...] dificultando que el desposeído ubique la fuente de su inconfor midad, ya no se diga la remedie” .59 La justificación más común de la censura cartográfica quizá siempre haya sido militar. En su forma más generalizada ha implicado la prohibi ción de la publicación de deslindes.60 Por otro lado, los detalles de las con quistas en los mapas del siglo xvm no fueron corregidos por Federico el Grande para engañar al enemigo potencial, de la misma manera que se ha deducido que las ciudades de algunos mapas rusos fueron reubicadas deli beradamente en posiciones incorrectas en la década de los sesenta para evitar que las fuerzas enemigas tomaran medidas estratégicas.61 Asimis mo, desde el siglo XIX ha sido una práctica casi universal “limpiar” sistemá ticamente evidencias de instalaciones militares clave de las series oficiales de mapas topográficos.62 Ahora la práctica se extiende a otras característi cas cuando su inclusión es potencialmente vergonzosa para el gobierno en cuestión; por ejemplo, los tiraderos de desperdicios nucleares se omiten en los mapas topográficos oficiales de los uses A La falsificación deliberada del contenido de los mapas se ha relaciona- ¡ do con consideraciones políticas ajenas a las exclusivamente militares. Se ¡ han tergiversado las fronteras dedos mapas, por una parte, para justificar^ reclamos históricos de territorio nacional,63 y por otra, como producto del arte de la predicción, que consiste en usar los mapas para proyectar y le gitimar ambiciones territoriales futuras.64 Por ejemplo, las fronteras en 93 MAPAS, CONOCIMIENTO Y PODER disputa, mostradas en los mapas y atlas oficiales,
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