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BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 49 BLOQUE TEMÁTICO II LA EDUCACIÓN ESPECIAL COMO DISCIPLINA INTRODUCCIÓN. 1. LA EDUCACIÓN ESPECIAL Y SU RELACIÓN CON LAS CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN. 1.1. El carácter educativo-pedagógico de la Educación Especial. 1.2. La Didáctica como marco de referencia de la Educación Especial. 1.2.1. Caracterización de la Didáctica. 1.2.2. La Educación Especial en la Didáctica. 1.3. El currículum como espacio para la acción. 1.3.1. Caracterización del Currículum. 1.3.2. Currículum y Didáctica. 1.4. La Organización Escolar como estructura para el desarrollo de la Educación Especial. 1.4.1. Caracterización de la Organización Escolar. 1.4.2. Organización Escolar y Educación Especial. 1.5. El carácter interdisciplinar de la Educación Especial. 2. EL CONTENIDO DISCIPLINAR DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL. 2.1. Delimitación conceptual. 2.1.1. El entramado terminológico asociado a la Educación Especial. 2.1.2. La evolución del concepto de educación especial. 2.2. El objeto de estudio de la Educación Especial. 2.3. Situaciones en las que interviene la Educación Especial: Educar en la diversidad. 2.4. La acción de la Educación Especial: Modelos, técnicas y estrategias. 3. BASES TEÓRICAS DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL. 3.1. Fundamentación de la Educación Especial como disciplina: Hacia una reconstrucción epistemológica de la Educación Especial. 3.2. Las dimensiones de la Educación Especial: La relación teoría-práctica. INTRODUCCIÓN Son múltiples y diversas las fórmulas expositivas para proceder a una primera aproximación a la fundamentación y ubicación de la Educación Especial como disciplina, como variados y múltiples son también los niveles desde los que podemos contemplar una disciplina: nivel epistemológico, histórico, psicológico, sociológico y didáctico. Ello nos obliga a seleccionar aquellas perspectivas de análisis que consideremos más adecuadas para delimitar una serie de connotaciones definitorias del ámbito específico que nos ocupa: la Educación Especial. Desde la orientación que nos ofrece el perfil docente de esta plaza: Educación Especial, abordamos este capítulo analizando las notas de identidad de la Educación Especial y sus puntos de convergencia y divergencia con la educación y el pensamiento pedagógico actual. Consideramos fundamental la necesidad de clarificar la estructura conceptual, el status epistemológico y la propia definición que en la actualidad se otorga a dicha disciplina. En primer lugar trataremos de analizar la ubicación de la Educación Especial en el conjunto de las Ciencias de la Educación para, progresivamente, determinar su inclusión, como disciplina de carácter pedagógico, que ocupa un espacio disciplinar y un ámbito específico de estudio sobre la educación en el seno del Área de Didáctica y Organización Escolar. Esta fundamentación nos llevará a clarificar la ubicación de la Educación Especial y a plantear su vinculación al ámbito de lo didáctico, conformando un contexto (Ciencias de la Educación, Didáctica, Currículum, Organización Escolar, Educación Especial) que será el eje nuclear de esta primera parte del capítulo. Con ello pretendemos enmarcar nuestro discurso sobre la Educación Especial dentro de las Ciencias de la Educación y más específicamente dentro del área de Didáctica y Organización Escolar. En segundo lugar y como consecuencia de la complejidad y diversidad de variables que se conjugan en el ámbito educativo y en concreto, en el de la Educación Especial, consideramos necesario BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 50 abordar el carácter interdisciplinar de la misma así como el análisis de los términos y definiciones que la han configurado como tal disciplina en el Área de Didáctica y Organización Escolar, asomándonos a las grandes preocupaciones y los nuevos ámbitos que desde esa construcción didáctica se han planteado. Por último, nos aproximaremos a los marcos teóricos en los que la Educación Especial se fundamenta como disciplina de estudio e investigación educativa a través de diversas perspectivas. Abordaremos el debate epistemológico de la Educación Especial indagando sobre el tipo de conocimiento que genera, sobre como se ha desarrollado de manera cambiante a lo largo del tiempo y sobre como se integran en ella la teoría y la práctica. 1. LA EDUCACIÓN ESPECIAL Y SU RELACIÓN CON LAS CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN 1.1. El carácter educativo-pedagógico de la Educación Especial Las reflexiones realizadas en el primer capítulo sobre la relación educación/cultura resaltan, como ya hemos indicado, el tema de la diversidad (de culturas y de participaciones activas individuales en el proceso de reelaboración de esa cultura). El problema se puede plantear cuando la diversidad de sujetos y culturas exige que para alcanzar las metas de participación social en igualdad de condiciones, se han de prever situaciones educativas diversas, distintas a las que el promedio de la población utiliza para alcanzarlas. Ello supone una exigencia de diversificación (como crear acciones educativas paralelas) o adaptación educativa (como construir y redefinir las acciones educativas generales) para adecuar la educación al perfil diverso y singular de las personas. Esa acción educativa, independientemente del enfoque u orientación que adopte (centrada en preservar la identidad cultural mayoritaria u orientada a respetar y potenciar singularidades minoritarias), puede desarrollarse, puede ser tratada desde modos pedagógicos y no pedagógicos, desde ciencias educativas o desde otras ciencias. Sin embargo, con el desarrollo en este pasado siglo y en el actual de los valores democráticos, la educación, entendida como participación de la cultura, se ha nutrido además de valores como libertad, igualdad de oportunidades y respeto a las diferencias, observándose que el principal problema que se manifiesta actualmente en los valores educativos es partir de la diversidad individual para alcanzar metas de participación social en igualdad de condiciones. Si bien la Educación Especial es un campo definido con entidad propia, no debemos olvidar que proviene de la expansión y desarrollo de diferentes disciplinas que se complementan e interactúan con ella. Por ello, consideramos necesario plantear la ubicación de la Educación Especial en el espectro de las Ciencias de la Educación para, desde ahí, iniciar la delimitación del contexto pedagógico en el que se mueve. El intento de hacer una ciencia de la educación proviene de Durkheim (1903: 172), cuando en el contexto europeo se constituye como disciplina universitaria la Ciencia de la Educación. En el siguiente párrafo podemos observar su planteamiento: “La pedagogía es una cosa intermedia entre el arte y la ciencia; no es un arte porque no es un sistema de prácticas organizadas, sino de ideas que se refieren a esas prácticas. Es un conjunto de teorías y con eso se acerca a la ciencia. Lo que pasa es que, mientras que las BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 51 teorías científicas tienen la única finalidad de expresar lo real, las teorías pedagógicas tienen como objeto inmediato guiar el comportamiento”. Para reclamar la condición científica del campo pedagógico, Mialaret recurrió al término “Ciencias de la Educación”, que se empleaba (Best, 1988: 165) en la Universidad de Ginebra con motivo de la transformación del Instituto Jean-Jacques Rousseau en Instituto de Ciencias de la Educación. El plural empleado lo hacía depender de las ciencias sociales y humanas en especial de la Psicología (Gauthier, 1992). Desde el ámbito francés se trasladó a nuestro contexto, especialmente a través de la traducciónde la obra dirigida por Mialaret-Debesse (Tratado de las Ciencias Pedagógicas), y más tarde con la inclusión en los planes de estudio de la materia “Introducción a las Ciencias de la Educación” como nueva fórmula que podría conceder a la Pedagogía en la comunidad universitaria el status epistemológico del que parecía carecer. En este sentido, Álvarez Méndez (1987) considera las Ciencias de la Educación como sistema constituido por diversas ciencias que pertenecen a un sólo cuerpo científico: la Pedagogía. Las llamadas Ciencias de la Educación sólo son explicables y comprensibles si se constituyen y funcionan como sistema. Así lo explica el mismo autor en un anterior artículo sobre el tema (Álvarez Méndez, 1982: 19): “La explicación del cambio: Pedagogía a Ciencias de la Educación se entiende más como transformación que como ruptura, más como etapas distintas de un proceso contemplado diacrónicamente que como discontinuidad radical. La ‘revolución científica’ se da en el momento en que, partiendo de la Pedagogía como ciencia generadora y original, paradigma primario, se problematiza y diversifica el campo científico que abarca, dando lugar a un nuevo cuerpo científico complejo y plural explicado por la interacción e interrelación que se da entre las diversas ciencias que componen y explican, el sistema general de las Ciencias de la Educación”. Dicho cambio se interpreta como el paso de una concepción monista (Pedagogía), como campo científico que estudiaba todo lo pedagógico o educativo a una concepción sistémico-estructural (Ciencias de la Educación), que reconoce la complejidad del fenómeno educativo estudiado entre las diversas ciencias, aunque desde la especificidad de cada una en su área de estudio, por lo que para explicar el sistema que conforman las Ciencias de la Educación hay que analizar la red de relaciones estructurales, funcionales e interdisciplinares que se establecen dentro del sistema. De este proceso participa también la Educación Especial, que desde su concepción tradicional de estudiar el hecho educativo influido por distintos enfoques, históricamente determinados, ha diversificado su ámbito de conocimiento disciplinar para hacer frente a las nuevas exigencias, tanto de equilibrio y de transformación interna, como de relaciones con otras ciencias, dando lugar a un cuerpo de conocimientos científicos que estudian y contemplan la complejidad de la acción educativa y del sujeto de la misma desde la especificidad de su área de estudio. Desde estas perspectivas, queremos destacar, en relación con las características del hecho o de la acción educativa, las coincidencias teleológicas y metodológicas entre la Educación Especial y la Pedagogía (Parrilla, 2000: 97), así como la ruptura epistemológica que se está planteando en la actualidad y que trata de alejar a la Educación Especial de los planteamientos excesivamente dependientes de los marcos médico-biológicos y psicológicos para centrarse más en una dimensión claramente pedagógica. Una de las últimas publicaciones sobre Educación Especial (Sánchez Palomino y Torres González, 1997) realizada por un grupo de especialistas universitarios, trata de incidir de una manera diáfana en la dimensión pedagógica de la Educación Especial. BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 52 Anteriormente, Parrilla (1992a) ya había resaltado las características propias del hecho educativo y ponía de manifiesto que la educación se hace buscando una modificación, perfección o mejora humanizante; se dirige exclusivamente a la persona, considerada como un todo integral y único; es un proceso que se desarrolla en múltiples ámbitos, siendo el escolar el espacio propiamente pedagógico para desarrollar la educación; en definitiva, el sentido de la educación es la integración, la participación de las personas en la sociedad. Estas características del hecho educativo nos recuerdan el componente teleológico que surge del objeto de estudio formal de la Educación Especial, consecuente con las finalidades educativas de toda acción sobre el ser humano. Parece claro, por tanto, que desde el ámbito pedagógico, la educación se dirige a toda la persona como globalidad, a todas sus dimensiones, entendiendo que no es posible considerarla por elementos aislados. La educación es intencional y supone un cambio en la persona para mejorar y perfeccionarse y, en ese sentido, el proceso educativo puede alcanzar distintos grados pero es inacabado en su pretensión de preparar a las personas para la vida en sociedad. Los fines generales de la Educación abarcan a todas las personas y no sólo a los bien dotados física e intelectualmente, por tanto, lo específico de la Educación Especial no puede ser su fin, sino los medios que utiliza y las actuaciones desde las que opera. Esta coincidencia teleológica nos lleva a concluir que el lugar de la Educación Especial dentro del concierto de las ciencias está en el de las Ciencias de la Educación. Siempre he pensado que la Educación Especial es una disciplina controvertida, que se encuentra en la encrucijada de diferentes ciencias y cuya conceptualización plantea dudas de carácter epistemológico, que paulatinamente va superando el confusionismo y abandona progresivamente el anonimato, el desconocimiento y la poca valoración en que ha estado sumergida. La Educación Especial, en contra de su desarrollo histórico, se está configurando como una disciplina que tiene un espacio social suficiente y un desarrollo, tanto teórico como práctico, muy respetable que le permite ir conquistando su propio espacio conceptual. Sabemos que es una disciplina en construcción, en formación, que va buscando su propia identidad y su propia configuración epistemológica. La pregunta lógica en este contexto podría ser: ¿cuál es el planteamiento de la Educación Especial que se hace en este Proyecto Docente?. Desde las primeras líneas de este proyecto optaremos por una orientación clara y constructiva de la Educación Especial atendiendo a dos líneas principales de pensamiento y actuación: 1. Situar la Educación Especial en un contexto más amplio del conocimiento científico, decantándose por una perspectiva concreta en detrimento de otras, sin obviar su vertiente interdisciplinar con otras áreas del abanico científico actual. 2. En este contexto ecológico, donde la situamos, nos encontramos con un panorama conceptual presidido por el cambio que promueve una nueva definición de los objetivos, del concepto y de los contenidos referentes a la Educación Especial. Desde esta orientación básica ya apuntábamos que históricamente la Educación Especial se ha relacionado con diferentes campos científicos: la teología, la medicina y la psicología han sido —y siguen siendo— campos científicos relacionados e interesados por su temática y sus contenidos, pero ninguno de ellos cubre todas las peculiaridades y ámbitos de estudio y de intervención. Desde nuestra perspectiva BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 53 pensamos que esta disciplina se define, básicamente, por su carácter educativo que la sitúa en el ámbito de la intervención. El objetivo principal y primero de la Educación Especial es EDUCAR, entendido en el sentido de aportar autonomía para la optimización de las capacidades de que dispone cada individuo. Educar, pues, implica siempre formar, es decir, estructurar, aportar condiciones a la autonomía personal y optimizar, mejorar, perfeccionar todas las posibilidades del individuo. Sin embargo esto no ha sido siempre así. En un principio, la Educación Especial hacía referencia a la educación de alumnos con déficits y problemas de conducta que no podían participar de la dinámica educativa ordinaria. El déficit y el alumno eran los conceptos claves (Hegarty,1996); se trataba de una educación que partía de las diferencias con un afán compensatorio, donde la escuela no suprime sino que confirma y además legitima las diferencias sociales, transformándolas en otras de carácter individual. “Las diferencias de origen —manifiesta Pérez Gómez (1992c: 26)— se consagran como diferencias de salida, el origen social se transforma en responsabilidad individual”. La Educación Especial era un modelo de actuación, donde se primaba lo “especial” por encima de lo educativo y el déficit por encima de la persona. Estos planteamientos servían como razones para que otras ciencias (Teología, Medicina, Psicología) reclamasen la paternidad de esta disciplina, pues al fijar su objeto de estudio en las dificultades y déficits se abrían expectativas en cada caso. Por una parte, la Teología se centraba en una vertiente asistencial, dedicándose, de forma altruísta, a los más necesitados y a quienes nadie prestaba atención. Los términos ligados a esta perspectiva son: beneficencia, caridad, amor al prójimo. Por otra, la Medicina, pretendía curar los déficits para convertir en normales a quienes los padecen. Por último, la Psicología, basada en la medición y el psicodiagnóstico de las dificultades y déficits de las personas afectadas, intenta aplicar las terapias precisas y eliminar los síntomas. En estas circunstancias, la Educación Especial encuentra en las Ciencias de la Educación su contexto natural y lógico, y ello por dos razones fundamentales: 1. La Educación Especial no tiene unas finalidades intrínsecamente diferentes al proceso educativo ordinario y sus programas de actuación no pueden considerarse aparte de los programas generales. 2. Los niños con deficiencias son personas, por encima de otros calificativos o etiquetas que podamos añadir para referirnos a los sujetos con discapacidad (Muntaner, 1996), pues presentan básicamente las mismas características, intereses y necesidades que los demás niños. La consecuencia de estos planteamientos nos conduce a promover dos momentos básicos en su desarrollo histórico que sustentan nuestra perspectiva y que serán analizados posteriormente: A) La Educación Especial se centraba en una situación de desventaja inicial que algunas personas presentan ante un determinado aprendizaje y ello nos concreta mejor con que disciplina mantiene, dentro de las Ciencias de la Educación, una mayor dependencia, pues encuentra en los procesos de enseñanza- aprendizaje su objeto de estudio, que constituye el núcleo de la Didáctica. En un primer momento, la Educación Especial se preocupa por cómo educar a las personas con discapacidades. Se plantea una relación subsidiaria con la Didáctica, que ofrece las bases teórico-prácticas para conseguir los objetivos de la Educación Especial. Podemos aventurar, entonces, una primera respuesta al interrogante clave que nos hacíamos en un principio: la Educación Especial tiene una dependencia epistemológica con las Ciencias de la Educación, BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 54 en general, y con la Didáctica, en particular, aunque, como veremos a continuación, esta relación se estrecha con los cambios conceptuales que en su propia evolución sufre la Educación Especial, hasta alcanzar una autonomía e idiosincracia propia. B) En la actualidad, la Educación Especial ha dejado de centrar su objeto de estudio e investigación en los déficits y en las características patológicas de los alumnos, para promover un planteamiento interactivo y contextual. La Educación Especial toma el proceso de enseñanza-aprendizaje como centro neurálgico de su actuación educativa. Así, señala López Melero (1996a), se fundamenta en dos variables básicas: • La dignidad de la persona como miembro de pleno derecho de su comunidad. • La mejora y transformación de los modelos de intervención docente para posibilitar el aprendizaje de todos los alumnos de la escuela. La Educación Especial deja de ser una educación marginal para convertirse en el eje de cualquier proceso educativo. Este nuevo concepto de la Educación Especial se aleja de los planteamientos centrados en los déficits del niño, que obligaban a buscar medidas especiales para niños especiales, ahora nos centramos en los procesos de enseñanza-aprendizaje para buscar alternativas que permitan aprender a todos los alumnos, atendiendo a sus posibilidades e intereses y capacidades. Esta realidad agrupa los tres elementos que queremos analizar en este Proyecto Docente: 1. La persona es el objetivo de nuestra intervención independientemente de cualesquiera que sean las etiquetas que queramos añadirle, pues la diversidad es riqueza y todos presentamos unas características singulares que nos diferencian. Como escribe Guerrero (1995: 481): “Las personas son diversas con características idiosincráticas, únicas e irrepetibles. Por eso la pérdida de un ser humano siempre es irreparable y, en ese sentido, desconsuela pensar que no existe un ser humano igual a otro por lo que la voz, el comportamiento, los sueños, la risa, la mirada de ese ser que desaparece no se volverá a encontrar en ninguno otro”. 2. La educación de todas estas personas desde la igualdad de oportunidades y desde el respeto a la diversidad. “No se puede olvidar —escribe Gairín (1991: 280)— el valor que lo educativo tiene como compensador de desigualdades y promotor del cambio sociocultural, que obligará a buscar el equilibrio a nivel curricular entre el respeto a la autonomía y singularidad de las personas y las exigencias que impone la adaptación a los distintos contextos sociales”. 3. El nuevo concepto de Educación Especial se abre paso desde la plataforma de la diversidad para basar su intervención en las necesidades contextuales e interactivas del proceso de enseñanza- aprendizaje, desde el respeto y la adecuación a las diferencias. “Ello promueve una escuela comprensiva que plantea un evidente y complejo reto didáctico —señala Pérez Gómez (1992c: 29)— que requiere flexibilidad, diversidad y pluralidad, tanto metodológica como organizativa y curricular”. Este Proyecto Docente plantea una conceptualización de la Educación Especial que se entronca en las Ciencias de la Educación, porque es prioritariamente educación, y de entre éstas mantiene una relación privilegiada con la Didáctica como estructura matriz disciplinar que, a su vez, es generadora, en su seno, de disciplinas varias, entre ellas la Educación Especial, que también ha ido evolucionando y reconstruyendo su propio espacio disciplinar, es decir, ha ido desplazando su interés prioritario desde los sujetos excepcionales y sus déficits hasta los procesos de enseñanza-aprendizaje con ellos. BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 55 Nuestro objetivo, por tanto, es potenciar una educación en la que quepan todos los ciudadanos, y permitir el acceso a la cultura de todas las personas, con la garantía de tener la misma oportunidad de ser educados y de serlo con parámetros igualitarios de calidad. 1.2. La Didáctica como marco de referencia de la Educación Especial 1.2.1. Caracterización de la Didáctica "Nos atrevemos a proponer una Didáctica Magna, esto es, un artificio universal para enseñar todo a todos. Enseñar realmente de modo cierto, de tal manera que no pueda menos que obtenerse resultado. Enseñar rápidamente, sin molestia ni tedio alguno para el que enseña ni el que aprende...Y enseñar con solidez, no superficialmente, ni con meras palabras, sino encauzando al discípulo a las verdaderas letras, a las suaves costumbres, a la piedad profunda"(Comenio, 1976:7). Si nos preocupamos por determinar el inicio de las bases y fundamentos de la Didáctica como acción veremos que comienza en el momento que se considera la necesidad de conectaral hombre con su medio natural y social. Será a partir de ahí cuando encontraremos, a través del paso del tiempo, diferentes referentes y diversos objetos como fundamentos del quehacer didáctico. Si entendemos que el conocimiento científico trata de comprender y explicar los fenómenos, podremos decir que el conocimiento científico social tiene su cometido primordial en la comprensión de esos fenómenos, ya que su función es entender los hechos racionalmente, pero a la vez comprender los significados y símbolos de la cultura en la que emergen. En este sentido, desde la perspectiva de la ciencia humana y social, la Didáctica se caracteriza por cuatro elementos (Gundem, 1992: 63): a. Concede prioridad a la práctica educativa. b. El desarrollo de la teoría tiene su punto de partida en la práctica. c. El conocimiento que desarrolla es histórico, en el sentido de que tiene en cuenta el pasado, el presente y el futuro. d. Existe una conciencia de la complejidad que rodea a todo lo relacionado con la escuela, la enseñanza y el aprendizaje. Desde la perspectiva más amplia de la ciencia humana y social, podemos decir que la Didáctica es una ciencia social cuyo objetivo nuclear es comprender unos determinados problemas de actividades humanas específicas como son el enseñar y el aprender, que se originan en contextos de carácter social ya que la enseñanza tiene lugar dentro de un sistema institucional y, éste, a su vez, se incluye en el marco de un sistema sociocultural y político más amplio. En este sentido, el carácter de ciencia social de la Didáctica se manifiesta, de una parte, por el propio carácter del objeto que estudia: acción social comunicativa (Habermas, 1989); por el contexto en el que se desarrollan los procesos de enseñanza-aprendizaje: grupal, institucional, sociocultural; y por los métodos y técnicas de investigación que emplea, así como por los criterios de validez del conocimiento elaborado. Pero además, de otra parte, por el contexto en el que construye su conocimiento: el de las ciencias sociales, tanto si trabaja interdisciplinarmente, como si aún trabajando el campo específico de la enseñanza, tiene en cuenta los conocimientos y problemáticas de las otras ciencias cuyos objetos formales son los hechos humanos o sociales implicados en los procesos de enseñanza-aprendizaje. BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 56 Desde estas premisas cabría preguntarse por el tipo de conocimiento que debe elaborar la Didáctica. En este sentido, la Didáctica se ha considerado como ciencia y tecnología (Benedito, 1987; González Soto, 1989) o como tecnología científica (Villar Angulo, 1990) en función del valor preponderante que se otorgue al conocer o al saber hacer, es decir, a la dimensión más teórica o a la dimensión más práctica. Definir la Didáctica como ciencia y tecnología de los procesos de enseñanza-aprendizaje, supone adentrarse en el modelo Ciencia-Tecnología-Sociedad que por otra parte no supone algo nuevo ya que Ferrández (1981) la había definido así con anterioridad. Es más, en la actualidad cobra más significado ya que estas tres realidades están interrelacionadas en cualquier ámbito de la actividad humana. La Didáctica tiene que utilizar y, de hecho así lo hace, tanto para su conocimiento como para la enseñanza misma, las nuevas tecnologías. La Didáctica es ciencia y tecnología. Ferrández (1996) subrayaba el carácter de ciencia que pretende fundamentar el saber hacer para superar la mera intuición en la acción didáctica. Por otra parte, la tecnología se ocupa de la aplicación sistemática de conocimientos científicos para resolver problemas prácticos, pero tal aplicación entraña reflexión, de tal manera que los conocimientos científicos- teóricos son validados en la medida en que explican y resuelven los problemas. En definitiva, a la didáctica le compete la función de engendrar, de generar una práctica con discurso (Zabalza, 1990). Por ello se puede definir a la Didáctica por sus componentes (Estebaranz, 2000: 39): a. El objeto: los procesos de enseñanza-aprendizaje, teniendo en cuenta que son procesos sociales, comunicativos, contextualizados en el marco del currículum y del desarrollo curricular. b. Su carácter de ciencia aplicada, o ciencia y tecnología. c. Su finalidad o intencionalidad que es la de mejorar la calidad de tales procesos con todos los elementos implicados: desarrollo personal (profesor y alumnos) y desarrollo profesional. d. Su íntima relación con la realidad de la práctica. La Didáctica es una disciplina dirigida a la intervención en la realidad educativa, que estudia, investiga y explica los procesos de enseñanza-aprendizaje, con el fin de mejorar la calidad del proceso en beneficio del perfeccionamiento de los alumnos. Sin embargo, históricamente, la Didáctica ha sido reducida al estudio de los medios en un carácter puramente tecnológico, que si bien representa una parte de su cometido, no es el único punto de análisis, pues la Didáctica abarca también la reflexión general sobre la práctica educativa. Esta línea de actuación, promueve un cuerpo teórico de la Didáctica que actúa independientemente de la realidad práctica, ya que esta base teórica dirige y condiciona la actividad educativa. Zabalza (1993: 13) propone romper esta dinámica de aislamiento entre teoría y práctica educativa para decantarse por una postura más enriquecedora y rica para la investigación y la propia práctica educativa: “Para que el conocimiento didáctico aumente es preciso que se establezca un permanente diálogo entre la práctica y la teoría: que la práctica sirva para elaborar teoría, la teoría para orientar una práctica de mayor calidad y la práctica de mayor calidad para refinar la teoría”. La Didáctica tiene en los procesos de enseñanza-aprendizaje su objeto de estudio, pero no como situaciones aisladas meramente tecnológicas, sino en un contexto social determinado que le influye. Es en este marco global de la educación que queremos analizar la Didáctica, pues “entender los procesos de enseñanza-aprendizaje en su auténtica naturaleza, significa entenderlos en la dinámica social de la que son parte y en el análisis crítico de las auténticas tareas que cumple” (Contreras, 1990: 39). Estos procesos de BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 57 enseñanza-aprendizaje que estudia la Didáctica se desarrollan en cualquier situación formativa, con intencionalidad individual y social, y ello provoca muy diversas concepciones de enseñanza, dependientes de concepciones del aprendizaje y del papel de la educación en la sociedad. Este contexto nos conduce a preguntarnos ¿Qué relación existe entre enseñanza y aprendizaje?. Bolívar (1995) señala cómo tradicionalmente este binomio guarda una relación de causalidad, debido a que la enseñanza es una actividad intencional, diseñada para dar lugar al aprendizaje de los alumnos. De este modo el aprendizaje sería el producto del proceso de enseñanza. Por otra parte, Contreras (1990) plantea que la relación no es causal, sino ontológica, pues la enseñanza es una acción desarrollada con la intención de provocar un aprendizaje, convirtiéndose en un proceso interactivo en el que participan tres elementos básicos: profesor (el que enseña), alumno (el que aprende) y contexto (donde se desarrolla y condiciona todo el proceso). Esta relación ontológica no significa, necesariamente, la existencia de una relación causal afirma Fenstermacher (1986: 153): “Es fácil confundir relaciones ontológicamente dependientes con relaciones causales. Debido a que el concepto de enseñanza depende de un concepto de aprendizaje, y debido a que con tanta frecuencia el aprendizaje se produce después de la enseñanza, podemos fácilmente tender a pensar que una cosa es causade la otra”. Enseñanza y aprendizaje: Eje nuclear de la Didáctica El proceso de enseñanza-aprendizaje constituye, por tanto, uno de los núcleos básicos y específicos de la Didáctica y éste se estudia como algo que comparte con otros componentes de su espacio disciplinar. Intentaremos explicar, de manera breve, los dos componentes de este proceso objeto de la didáctica: A. La enseñanza es la acción desarrollada con la intención de llevar a alguien al aprendizaje (Zabalza 1991b: 141). El campo semántico de la enseñanza transciende el espacio epistemológico de la Didáctica, en cuanto a la amplitud significativa del término. La enseñanza rebasa el espacio de lo formativo, ya que puede tener funciones meramente informativas o instructivas; si la Didáctica, según entiende De la Torre (1993:54) "es una disciplina reflexivo-aplicativa que se ocupa de los procesos de formación y desarrollo personal en contextos intencionadamente organizados", entonces, allí donde se produzca una situación formativa, con intencionalidad individual o social, se reflejará la enseñanza como "acto didáctico". Enseñar supone transmitir información, pero esa función no agota su naturaleza propia y resulta insuficiente para caracterizar la enseñanza como "acto didáctico". El hombre tiene una tendencia natural a conocer, pero esa inclinación a descubrir las cosas, que estimula y facilita la enseñanza, no es sólo una exposición de las mismas, cuando la enseñanza se constituye en un proceso intencional con carácter educativo, sino que reviste características inherentes a la naturaleza del hombre. Así, la enseñanza es una acción humana y, por tanto, forma parte de las experiencias del hombre, es intencional, en cuanto que es una actividad consciente; es decir, que se sabe que se está actuando para llevar a cabo algo en concreto: se trata de una acción finalizada, regida por su objetivo. Dejando al margen las aportaciones educativas que tiene la vida ordinaria, parece evidente que cualquier experiencia educativa se orienta no sólo hacia la comunicación, sino a una comunicación intencional que comporta el desarrollo de la persona. Pero, más que de intención habría que hablar de intenciones: la intención por excelencia de cualquier proceso educativo es el perfeccionamiento de la persona. Cuando convergen la transmisión informativa, cualidad propia de toda enseñanza, con la finalidad intencional perfectiva, la enseñanza adquiere el significado de "acto didáctico". Es esta segunda dimensión BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 58 la que aporta a la acción de enseñar la voluntad y el desarrollo intencional como complementos de la cognición en la promoción de la persona. Medina y Domínguez (1995:22) afirman que "la enseñanza es una de las actividades más características del ser humano, que junto al aprendizaje posibilitan su proceso de realización personal". La novedad que aporta esta definición está en que la enseñanza es un término de una proposición, cuyo segundo elemento integrante es el aprendizaje. Mediante la enseñanza se pone de manifiesto la dimensión transcendental del hombre, ya que manifiesta a los demás parte de sus vivencias, de su propio ser, mientras que a través del aprendizaje se podría hablar del desarrollo de la inmanencia o internalidad de la persona, que se desarrolla mediante las enseñanzas de los demás. Zabalza (1991b:100) entiende este razonamiento acudiendo a la "formación" y la "información" como dos términos de un mismo proceso. Entiende por información “el proceso de aculturación y capacitación técnicas de los sujetos”, y por formación “su desenvolvimiento individual". De este modo la enseñanza, como "acto didáctico", comprende a la información, pero es más que un proceso de comunicación de informaciones, también implica formación. Siguiendo con la estructura discursiva que nos aporta la definición etimológica de enseñanza, se puede afirmar que esta concepción del término considera solamente la actividad que realiza el profesor (el que comunica, enseña o muestra) y excluye, por tanto, los modelos didácticos centrados en el aprendizaje del alumno. La enseñanza entendida como "acto didáctico" es el espacio sistémico en el que interactúan una persona que tiene intención de enseñar para provocar aprendizajes en otro u otros. A través de la historia, el concepto de enseñanza se ha ido enriqueciendo. Según Pérez Gómez (1992a: 79-81) podríamos identificar los siguientes momentos: • La enseñanza como transmisión cultural. Promueve una escuela y una práctica docente cuya función principal es transmitir a las nuevas generaciones los cuerpos de conocimiento disciplinar que constituyen nuestra cultura. Constituye el enfoque denominado tradicional que se centra más en los contenidos disciplinares que en las habilidades o en los intereses de los alumnos. • La enseñanza como entrenamiento de habilidades. Se centra en el desarrollo y entrenamiento de habilidades y capacidades formales. El problema principal que se le plantea a este enfoque en la escuela es la necesidad de vincular la formación de capacidades al contenido y al contexto cultural donde dichas habilidades y tareas adquieren significación. • La enseñanza como fomento del desarrollo natural. La escuela debe facilitar el medio y los recursos para el crecimiento, pero éste ya sea físico o mental, se rige por sus propias reglas. Por ello, el método más adecuado para garantizar el crecimiento y la educación es el respeto al desarrollo espontáneo del niño. • La enseñanza como producción de cambios conceptuales. El alumno es un activo procesador de la información que asimila y el profesor un mero orientador de este proceso dialéctico a través del cual se transforman los pensamientos y las creencias del estudiante. Para provocar este proceso dialéctico de transformación, el docente debe conocer el estado actual de desarrollo del alumno, cuáles son sus preocupaciones, intereses y posibilidades de comprensión. El nuevo material de aprendizaje solamente provocará la transformación de las creencias y pensamientos del alumno cuando logre movilizar los esquemas ya existentes en su pensamiento. Pensamos que, desde el punto de vista didáctico, lo importante es considerar que los distintos planteamientos dan lugar, en la realidad del aula, a prácticas pedagógicas bien diferenciadas que, a nuestro BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 59 modo de ver, no constituyen opciones excluyentes, sino complementarias, dada la variabilidad, complejidad y riqueza de las situaciones de aprendizaje. B. El aprendizaje puede ser definido como un proceso mediante el que un organismo cambia su comportamiento como resultado de la experiencia, no pudiendo ser considerado como aprendizaje la maduración y el desarrollo. Según Zabalza (1991b: 175), la Didáctica debe afrontar tres cuestiones básicas en este ámbito: ¿Cómo se aprende?......................... Teorías del aprendizaje ¿Cómo aprenden los alumnos?.......... El aprendizaje como tarea del alumno ¿Cómo enseñar a aprender?............. El aprendizaje como tarea del profesor Es evidente que la Didáctica necesita apoyarse en alguna teoría psicológica del aprendizaje. Sin embargo, ninguna de estas teorías da respuesta a todos los problemas del aprendizaje escolar, y no todos los enfoques se enfrentan a la comprensión de tales procesos con la misma pretensión de acercamiento a las situaciones naturales del aula. Ello exige que la aproximación desde la didáctica a las diversas teorías haya de ser crítica, recogiendo aquello que es congruente con las situaciones educativas y aquello que pueda ser útil para resolver los problemas que se plantean. Pérez Gómez (1992a: 36) analiza las derivaciones didácticas quepueden extraerse de las teorías de aprendizaje más significativas y las agrupa en dos amplios enfoques con sus diferentes corrientes: 1. Las teorías asociacionistas, de condicionamiento, de E-R, dentro de las cuales pueden distinguirse dos corrientes: a) Condicionamiento clásico: Paulov, Watson, Guthrie. b) Condicionamiento instrumental u operante: Hull, Thordindike, Skinner. Estas teorías conciben el aprendizaje como un proceso ciego y mecánico de asociación de estímulos y respuestas provocado y determinado por las condiciones externas, ignorando la intervención mediadora de variables referentes a la estructura interna. 2. Las teorías mediacionales: dentro de las que pueden distinguirse múltiples corrientes con importantes matices diferenciadores: a) Aprendizaje social, condicionamiento por aproximación de modelos: Bandura, Lorenz, Tinbergen, Rosenthal. b) Teorías cognitivas, dentro de las cuales distinguiremos varias corrientes: - Teoría de la Gestalt y Psicología fenomenológica: Kofka, Kohler, Rogers. - Psicología genético-cognitiva: Piaget, Bruner, Ausubel. - Psicología genético-dialéctica: Vigotsky, Luria, Wallon. BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 60 c) La teoría del procesamiento de la información: Gagné, Simon, Mayer. Estas teorías consideran que en todo aprendizaje intervienen, de forma más o menos explícita, las peculiaridades de la estructura interna. El aprendizaje es un proceso de reconstrucción de conocimientos, de comprobación de relaciones, donde las condiciones externas actúan mediadas por las condiciones internas, la conducta se considera como totalidad y el sujeto como un ser activo constructor de su propio aprendizaje. En cuanto al proceso de enseñanza-aprendizaje como tarea del alumno y del profesor, las teorías cognitivas del aprendizaje han aportado a la didáctica algunos elementos renovadores importantes, nos indica Jiménez (1996: 31): • La consideración del alumno como constructor de su aprendizaje. • La aceptación de que los resultados del aprendizaje no son fruto exclusivo de la intervención del profesor, sino también de las estrategias de procesamiento de la información que pone en juego el alumno. • La gran importancia otorgada en el proceso de enseñanza-aprendizaje, tanto a las estrategias y estilo de enseñar del profesor, como a las estrategias y estilos de aprender del alumno. Los nuevos planteamientos sobre la enseñanza y el aprendizaje han supuesto una reconceptualización del papel didáctico del profesor. Éste ya no es el que enseña, sino el que facilita, promueve y guía el aprendizaje del alumno. La enseñanza no se entiende tanto como logro o resultado, sino más bien como el proceso de enseñar a aprender al alumno. Ello nos lleva a considerar que la Didáctica mantiene un compromiso con la intervención educativa, desde una postura crítica, que posibilita la comunicación interactiva para provocar el aprendizaje. Ahora bien, su función no acaba aquí, sino que su compromiso se hace efectivo en las aportaciones dirigidas a mejorar el propio proceso para alcanzar un perfeccionamiento en las metas y objetivos, desde la propia práctica, Contreras (1990: 27) escribe al respecto: “la Didáctica no es un testigo neutral de la enseñanza, sino un participante activo, tiene que mirarse a si misma como parte del fenómeno que estudia y no una perspectiva externa que analiza y propone prácticas escolares”. La construcción del conocimiento en Didáctica Abordar la delimitación de la Didáctica como campo propio de conocimiento, siguiendo a Fernández Huerta (1990), supone introducirnos en su estudio como conocimiento científico sobre la enseñanza desde cuatro perspectivas distintas pero complementarias, en razón a su objeto de estudio, al carácter y funciones de su conocimiento, a la finalidad o planteamiento teleológico del conocimiento, y al planteamiento epistemológico o forma peculiar de elaborar el conocimiento. Al examinar los cuatro modos peculiares de referirnos al concepto de Didáctica, consideramos que cada uno tiene su valor en contextos diferentes, pero todos ellos aportan una visión complementaria que construye la Didáctica como ciencia. Los cuatro planteamientos convergen en una cuestión común: la consideración de la Didáctica como instrumento para desarrollar la calidad educativa, bien articulando planteamientos teórico- tecnológicos, bien considerando la Didáctica como la metodología adecuada para intervenir en cada momento en los procesos de enseñanza-aprendizaje. La Didáctica ofrece planteamientos teórico- tecnológicos para desarrollar los procesos de enseñanza-aprendizaje, entendiendo por teoría un saber aceptado y contrastado por toda o gran parte de la comunidad científica. Abundando en esta idea, Bilddle y BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 61 Anderson (1991: 11) se refieren a la teoría como "una estructura lógica en la que se utilizan las nociones abstractas para explicar los efectos específicos observados en los procesos de enseñanza-aprendizaje". Acometer la construcción del conocimiento en Didáctica implica hacer referencia a tres tradiciones en el campo de la indagación educativa, a saber: la tradición racional tecnológica (apropiada a las Ciencias Naturales) y las tradiciones hermenéutico-interpretativa y crítica para proceder al desarrollo de las Ciencias Sociales. El deseo de naturalizar las Ciencias Sociales tiene su raíz en la misma ciencia moderna (Galileo, Descartes...), postura que fue recogida más tarde y ampliada al campo del conocimiento pedagógico; sin embargo, la idea de establecer un método único y universal de la ciencia unificada ha sido casi superado, postura confirmada por Geertz (1980:33) que afirma que "los científicos sociales se acaban de liberar, aunque sólo parcialmente, de los sueños de la física social, de las leyes de alcance universal, de la ciencia unificada, etc". La tradición racional-tecnológica construye la teoría a partir de un conjunto de leyes interrelacionadas que explican a través de procesos de causa-efecto lo que es universal. Desde esta perspectiva se concibe la enseñanza como actividad racionalmente planificada que elabora conocimientos a través de planteamientos teórico-apriorísticos, donde la cultura es objetiva, establecida desde fuera del marco educativo y constituye un referente obligatorio para construir conocimiento desde la Didáctica, a través de la enseñanza. El conocimiento de la enseñanza es elaborado por científicos externos a la escuela, que elaboran saberes descontextualizados, y este no es el modo más adecuado de proceder para elaborar conocimiento en Ciencias Sociales y, por tanto, en Didáctica. Este "querer" naturalizar el conocimiento didáctico desde la tradición positivista implica desligar valores de hechos, para así artificializar y conseguir el efecto deseado, de modo que se alcance un valor predictivo/manipulativo con aplicación en la práctica. Pero en la investigación didáctica se trata de desarrollar teorías que expliquen cómo "funciona" la enseñanza. La enseñanza en este tipo de investigación se entiende como una actividad lineal y acumulativa, en la que acciones del profesor (enseñanza) producen respuestas concretas de los alumnos (aprendizaje). La enseñanza efectiva es el resultado de una combinación de conductas observables que operan independientemente del tiempo y del espacio. Desde la tradición interpretativa se puede construir ciencia reconociendo que los hechos sociales determinan en gran medida el conocimiento que se construye sobre la enseñanza, de modo que el conocimiento científico se genera en las aulas (Berger y Luckman, 1988) desde la experiencia de los profesores sobre su actividad docente. La gran aportaciónde la hermenéutica a la Didáctica, reconocida por Gadamer y Ricoeur, no es sólo una cuestión metodológica de proceder en la adquisición del conocimiento, sino un modo ontológico de comprender la enseñanza. Desde la perspectiva hermenéutica la comprensión es fundamental "ya que el sujeto no logra evadirse del contexto histórico-contextual (...) hasta el punto de lograr que su comprensión misma no entre en el proceso" (Gadamer, 1992: 233). La teoría en la tradición hermenéutica constituye una interpretación de la práctica y su función está en comprender la práctica, ilustrar e iluminar los significados a la luz de una tradición histórico-cultural concreta. Para generar teoría son fundamentales las interacciones profesor-alumno-contenidos y la BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 62 aportación del psicopedagogo como experto que asesora en los procesos de enseñanza-aprendizaje; sin embargo, la reflexión del profesor en esta tradición está limitada a la interpretación de los practicantes, obviando algo tan importante en la acción del profesor como es la evaluación de su actividad críticamente, para poder sugerir explicaciones alternativas que mejoren su labor docente. En la tradición socio-crítica se parte de la acción educativa como una práctica social (Carr, 1990) definida por la intencionalidad de influir en procesos de desarrollo de la persona, y como tal práctica "...posee un fuerte componente de incertidumbre y apertura. Está mediada por procesos reflexivos de interpretación de los participantes, y regulada por una normatividad socio-ética" (Villar, 1992: 24). En esta tradición se sustituye la coherencia científica por la consideración ética de los fines y los procedimientos; es decir, por el "deber ser" contextualizado. El criterio de racionalidad se debe desplazar desde la coherencia científica a la valoración de los fines y de los procedimientos utilizados. Villar (1992: 32), siguiendo a Habermas afirma que "la racionalidad práctica debe optar, no sólo por un proceso de interacción y discusión moralmente aceptable y legítimo, sino que permita -además- la discusión razonada y la reflexión crítica de los participantes, única manera de alcanzar un acuerdo que compromete a todos igual”. En este enfoque, (Giroux, 1990; Popkewitz, 1988; Carr y Kemmis, 1988), se considera la realidad y la práctica educativa como objeto de cambio social, por ello la teoría supone un análisis de la misma realidad en un contexto amplio (sociopolítico, cultural y económico) para buscar la transformación de la práctica y -en definitiva- de la sociedad. Desde esta concepción educativa, la función de la teoría no es describir sino transformar, lo que requiere la elaboración de alternativas para concebir, actuar y legitimar la práctica. La enseñanza se concibe como una actividad social emancipatoria que ocurre por la participación y la colaboración. Ante tal realidad, defendemos un enfoque comprensivo que integre aspectos de las tres tradiciones. Me parece significativa la definición que hace De la Torre (1993: 201) en relación a la teoría, al considerarla como “conjunto sistematizado de enunciados o generalizaciones contrastables y relacionados entre sí” (tradición racional-tecnológica), que “describen y explican clases particulares de fenómenos hechos o ideas con el propósito de comprenderlos” (tradición hermenéutica), “para introducir cambios en la realidad o mejorar la práctica” (tradición crítica). El mismo autor, en una consideración acertada sobre la enseñanza, afirma que pretende comprender la práctica educativa para mejorarla mediante un compromiso crítico (ético) que, "partiendo de la comprensión que aporta la propia tradición en la comprensión de la realidad, se pueda promover la emancipación del hombre, desde un compromiso ético que facilite una acción comunicativa no distorsionada" (McCarthy, 1992: 132-164). Las pautas de actuación debe elaborarlas el profesor mediante la reflexión crítica que realiza sobre su intervención en el aula, pero esto exige un conocimiento profundo de la Didáctica, no sólo como cuerpo teórico disponible, sino como conjunto de supuestos subjetivamente incorporados. Es necesario construir una teoría unificadora de la enseñanza como un sistema que organice los conocimientos de teorías parciales en torno a dos categorías: qué tipo de conocimiento aborda y qué aporta. Desde el primer planteamiento, consideramos a la Didáctica como ciencia que pretende describir y explicar una parte de la realidad, fundamentando los fines de la enseñanza a través de estudios empíricos y normativos. Presenta, por tanto, el perfil de la ciencia tecnológica, cuya función es resolver problemas relacionados con el trabajo en el aula. BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 63 También Gundem (1992) presenta una visión comprensiva que debe integrar las tres visiones de acceso al conocimiento: el cómo, propio de la teoría técnica; el qué, de la tradición hermenéutica; y el por qué, que es la aportación de la teoría crítica: qué enseñar, en qué tiempo, con qué materiales y cómo evaluarlo. Desde éste enfoque holístico, comprensivo, de la construcción del conocimiento en la Didáctica, abordamos a continuación el análisis de los rasgos distintivos acerca de la presencia y la identidad de la Educación Especial en el seno de la misma. 1.2.2. La Educación Especial en la Didáctica Existen diferentes disciplinas pedagógicas que estudian la acción educativa, desde ámbitos específicos del saber referido a la educación. La Didáctica es una de las Ciencias de la Educación que ocupa ese ámbito disciplinar de carácter pedagógico y que hemos analizado en el apartado anterior. De dicho análisis podemos afirmar que en la actualidad se detecta cierto consenso entre los teóricos de la Didáctica (Álvarez, 1987; Benedito, 1982, 1987a,b; Popkewitz, 1988; Medina, 1988; González Soto, 1989; Contreras, 1990; Ferrández, 1984, 1990; Gimeno y Pérez Gómez, 1992; Zabalza, 1990; De la Torre, 1993; Salvador Mata, 1994, 1997, 2001a, b; Medina, 2002) en entender su espacio disciplinar como conceptual y operativo, como campo de conocimientos, de investigaciones, de propuestas teórico-prácticas que se centran en torno a un eje nuclear: los procesos de enseñanza-aprendizaje y el marco donde estos tienen lugar, es decir, los centros educativos. Desde esta perspectiva, es necesario centrarse en la Didáctica como marco de referencia de la Educación Especial, aunque sin olvidar que ésta tiene su identidad propia, como disciplina pedagógica que participa en el sistema de las Ciencias de la Educación. Desde el enfoque deficitario de la Educación Especial, predominante en épocas anteriores, desligado de la educación general y fuertemente enraizado en las ciencias psicológicas y médicas, el justificar epistemológicamente la conversión de un campo de práctica (centrado eso sí en procesos de enseñanza-aprendizaje) en un campo de conocimiento fundamentado en la Didáctica ofrecía no pocas dificultades y obstáculos. En la actualidad, desde la perspectiva del enfoque integrador, de marcado carácter pedagógico-didáctico, esas dificultades se han ido despejando y son pocos los que dudan sobre la identidad y la presencia de la Educación Especial en el seno de la Didáctica. Sin embargo, ese proceso de conversión de un campo de la práctica en un campo de conocimientos fundamentado en la Didáctica ha sido muy reciente y nada fácil en su desarrollo. He podido vivir en la práctica desde la década de los setenta este proceso y podemos afirmar que en sus orígenes, aún cuando los mismos conceptos de la Didáctica han interesado a la Educación Especial, (enseñanza, aprendizaje, currículum, métodos, profesores, alumnos, formación...), han sido analizados desdeun prisma muy diferenciado, sobre todo porque su corpus de conocimientos y sus modelos de intervención estaban muy enraizados en otras disciplinas diferentes de la Didáctica (medicina, biología, psicología) que, justo es decirlo, también han realizado aportaciones sustanciales a la Educación Especial aunque fuese el sujeto deficiente el objeto de estudio de la misma. Esta situación ha tenido y aún tiene una tradición en los profesores y en las instituciones educativas. A partir del año 1985 la Educación Especial se sitúa ante su dimensión educativa y didáctica y se acerca con rapidez a los núcleos de la Didáctica y, a medida que evolucionaba ésta, se consolidaba como un campo dependiente pero a la vez autónomo por la sistematización y organización de sus conocimientos y por la ampliación de su objeto de estudio (los procesos de enseñanza-aprendizaje). La aparición de trabajos importantes en esta época como el de Brennan (1988), analizando los diferentes enfoques y perspectivas BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 64 curriculares y abriendo la posibilidad de pensar la Educación Especial desde un currículum general; las políticas educativas que emanan del gobierno; una legislación que apuesta por la integración y la confrontación y el diálogo que surge desde las reuniones de profesores universitarios en las jornadas de Educación Especial y Universidades, son factores que impulsan la construcción de la Educación Especial con un carácter educativo y didáctico. Este proceso de cambio también podemos observarlo en las aportaciones de diferentes autores que han generado un debate con grandes aportaciones sobre la búsqueda de la identidad de la Educación Especial. Si nos retrotraemos a la década de los setenta, en pleno auge del enfoque deficitario, podemos observar que en la clásica división de la Didáctica, Fernández Huerta (1974) sitúa a la Educación Especial dentro del acto didáctico orientado por las características de los discentes. El autor distingue entre Didáctica Terapéutica, Didáctica correctiva y Didáctica Diferencial. La Didáctica Terapéutica se dirige a los sujetos que, por la gravedad de sus carencias o deficiencias, precisan, en su atención educativa, la ayuda de saberes no educativos, como los saberes médicos y/o farmacológicos. La Didáctica Correctiva surge cuando la corrección de las diferencias del alumno que aprende y lo que podría aprender es subsanable mediante procesos de recuperación. Como variante se señala que cuando la corrección se convierte en promoción surge la Didáctica aceleradora. La Didáctica Diferencial o Diferenciada estudia las diferencias conforme a los tipos docentes y discentes, a los diversos grupos o comunidades humanas, a las distintas carencias ocasionales y remediables y a las diferentes compensaciones o aceleraciones. Ferrández y Sarramona (1977) ubican la Educación Especial en la Pedagogía Diferencial en lo referente a aspectos conceptuales y en la Didáctica en lo referente a los aspectos tecnológicos. La Didáctica Diferencial al igual que señala Fernández Huerta (1985) sería un nivel de concreción mayor en el que se ubicaría la Educación Especial. En este sentido, Ferrández (1984) puntualiza que cuando las normas del acto didáctico se establecen de acuerdo a las características que definen al grupo se habla de Didáctica Diferencial. En la década de los ochenta, la Educación Especial afronta la búsqueda de un espacio disciplinar dentro de la Didáctica y sus relaciones con ella a la vez que surgen planteamientos sobre la autonomía o dependencia de la Educación Especial frente a la Didáctica. Para Ortíz González (1988b: 18) la Didáctica Diferencial no abarcaría todos los contenidos de la Educación Especial, puesto que sólo hace referencia a los aspectos más directamente relacionados con los procesos de enseñanza-aprendizaje. Por ello afirma la autora, “se ha podido constatar cómo se recurre a la Pedagogía Diferencial al considerar los aspectos normativos de la disciplina”. Fernández Pérez (1986), ubica la Educación Especial en el área de conocimiento de Didáctica y Organización Escolar, refiriéndola a los sujetos a los que se dirige, resaltando no obstante, el carácter y las relaciones interactivas que la Educación Especial mantiene con otras disciplinas. También en la Didáctica sitúa López Melero (1990: 29-30) a la Educación Especial: “La Educación Especial está buscando su identidad en el campo educativo y, concretamente, dentro de la Didáctica, como ciencia que estudia la enseñanza en su teoría y su práctica”. Reclama para ella la denominación de Didáctica Especial Diferenciada precisamente para enfatizar su enraizamiento y desarrollo en la Didáctica, planteando la misma como una ruptura epistemológica con la tradicional Educación Especial. BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 65 En el mismo sentido se manifiesta Zabalza (1990) al situar dentro de la Didáctica a la Educación Especial como disciplina con una relación de dependencia de la misma, pero a la vez de autonomía por el status que le confiere su desarrollo. La relación entre ambas se establece mediante un juego de equilibrios que gravita en torno a los polos dependencia-autonomía. Parrilla (1993) también ubica en la Didáctica a la Educación Especial, considerando que el espacio que está ocupando dentro de la Didáctica no es solamente el caracterizado por el estudio de los sujetos diferentes y la enseñanza específica para los mismos, sino que ha de hacer referencias al proceso de adaptación de la enseñanza general y común. Salvador Mata (1997: 46-47), considera que la Educación Especial no constituye una disciplina diferente a la Didáctica. En todo caso sólo supondría considerar la Educación Especial como campo específico de aplicación. Podemos observar, en definitiva que existe cierta unanimidad en situar a la Educación Especial en el ámbito de la Didáctica, aunque existen desacuerdos que hacen referencia a dos aspectos: el status de autonomía de la Educación Especial frente a la Didáctica y las alusiones al tipo de sujetos a los que se dirige como característica propia de la Educación Especial. En este sentido Rigo (1991), pone de manifiesto que la relación de dependencia de la Educación Especial respecto a la Didáctica, vendría dada por ser esta última la disciplina encargada, desde el punto de vista científico, de establecer el marco más adecuado en el que debe realizarse el proceso de enseñanza-aprendizaje. La Educación Especial es subsidiaria de la Didáctica porque las bases teóricas para comprender en profundidad la complejidad de los procesos y fenómenos de la Educación Especial en su dimensión didáctica se elaboran en esa disciplina. En este sentido, podemos considerar que la ubicación de la Educación Especial dentro de la Didáctica se justifica, en gran medida, desde la concepción de la Didáctica como estructura matriz disciplinar (Parrilla, 1993) que, a su vez, genera en su seno a disciplinas varias entre la que se encuentra la Educación Especial, reconstruyendo así su espacio disciplinar propio y desplazando su interés prioritario desde los sujetos diferentes hacia los procesos de enseñanza-aprendizaje con los mismos, (Arnáiz, 1988; López Melero, 1990; Ortíz, 1988b; Parrilla, 1992a), en una línea más pedagógica, como ya hemos expresado con anterioridad. Sin embargo, autores como Benedito (1982), Husen y Neville (1985), caracterizan a la Educación Especial como un ámbito de las Ciencias de la Educación con entidad suficiente para considerarla un cuerpo independiente de la Didáctica: “La Educación Especial tiene entidad suficiente para que en la actualidad se considere un corpus aparte, desglosado de la Didáctica y de la Pedagogía Diferencial” (Benedito, 1982:29). Tampoco faltan, en el debate sobre el cuestionamiento de la autonomía-dependencia de la Educación Especial, posturas que niegan la independencia de la Educación Especial como disciplina afirmando su dependencia de las disciplinas madres (Fierro, 1987; Mayor, 1988), aunque reconozcan al mismo tiempo una relación interdisciplinar. En este sentido Mayor (1988: 14) manifiesta que “parece más adecuado considerar la Educación Especial como una disciplina con unidad de objeto que está en estrecha relación interdisciplinar con las disciplinas madres”, añadiendo más adelante: “no pensamos que la Educación Especial sea una disciplina ‘compacta’ en el sentido de Toulmin (1972, trd. 1977), sino una disciplina ‘posible’ que posee un objeto unitario (...), que consiste en una intervención para lograr un cambio, una mejora de las condiciones de excepcionalidad que conlleva algunos efectos negativos y que admite la coexistencia de varios paradigmas y orientaciones para alcanzar su objetivo” En definitiva, el status de subsidariedad de la Educación Especial respecto a la Didáctica no ha de restarle mérito o status disciplinar. La Educación Especial no es una mera aplicación instrumental de BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 66 saberes elaborados en la Didáctica, sino que por el contrario, es fuente para la elaboración de una teoría integrada sobre una práctica y de una práctica guiada por una teoría. La evolución de la Educación Especial ha introducido nuevos espacios en función de la focalización en el estudio de temáticas que le son propias y de intervenciones de carácter especializado. De esta manera, la propia denominación y sus ámbitos de intervención han ido ampliándose hasta adquirir la identidad propia que hoy le caracteriza. Si la Didáctica se centra en el conocimiento y desarrollo de los procesos de enseñanza- aprendizaje en contextos formalmente institucionalizados, la Educación Especial también trata de estudiar y trabajar sobre los procesos de enseñanza-aprendizaje, pero en determinadas situaciones y contextos en los que aparecen obstáculos que impiden el desarrollo normal de los mismos. Arnáiz (1986) reclama para la Educación Especial su carácter teórico y práctico como disciplina científica, destacando sus dos ejes articuladores: 1. un eje comprensivo-explicativo, relacionado con el establecimiento de proposiciones comprensivas y/o explicativas y 2. un eje normativo, con proposiciones y/o orientaciones dirigidas a sentar patrones de actuación de los individuos. Por todo ello, podríamos decir que los conceptos que rodean a la Didáctica tales como aprendizaje, enseñanza, currículum, formación, métodos, actividades, recursos, evaluación, investigación, relaciones interpersonales...., también interesan a la Educación Especial, de ahí que la Didáctica como disciplina que estudia los procesos de enseñanza-aprendizaje en contextos institucionales, sea un marco de referencia para la Educación Especial. Desde nuestra perspectiva, entendemos que los cambios que han propiciado la construcción de la Educación Especial en el seno de la Didáctica se han debido a diferentes motivos que reseñamos a continuación desde las aportaciones de Parrilla (2000: 104-107): a) El reconocimiento de la importancia de la disciplina de Educación Especial para cualquier profesional, como conocimiento fundamental para el desarrollo de su profesión. La Educación Especial siempre ha estado ligada al status de especialidad. Sin embargo, las políticas educativas tendentes, por un lado, a plantear la igualdad de oportunidades ante la educación, el derecho de todos a la misma y, por otro, a vigorizar los procesos de atención a la diversidad, le han otorgado el carácter de asignatura troncal en los planes de estudio y, por tanto, sus contenidos suponen un componente formativo nuclear para cualquier profesional de la educación. b) La inexistencia en los currícula de los antiguos planes de estudios de temáticas referidas a la atención a la diversidad. En el análisis de los planes de estudio de la titulación de Magisterio (Planes 1950, 1967, 1971) no existen asignaturas sobre Educación Especial. Las nuevas orientaciones y la realidad educativa actual asumen que la Educación Especial puede y debe complementar a otras disciplinas, sobre todo para evitar sesgos en la formación inicial que obstaculicen posteriormente la capacidad de los profesionales para dar respuestas a los nuevos retos sociales y educativos. c) El progreso y afianzamiento de la Educación Especial en el seno de la Didáctica. En este sentido, la Educación Especial ha ido “desprendiéndose” poco a poco, de la dependencia de otras BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 67 disciplinas como la biología, la medicina o la psicología para centrarse más en el ámbito pedagógico, enraizándose en los procesos de enseñanza y aprendizaje para su desarrollo. d) La necesidad de una formación diferenciada y específica en Educación Especial es inevitable para todos los profesionales que trabajan en la educación (maestros, pedagogos, psicopedagógos, asistentes sociales, logopedas...) debido a las demandas de los alumnos y de las familias a las instituciones caracterizadas por atender a la diversidad. e) La necesidad de estudiar de manera sistemática la Educación Especial y la Atención a la Diversidad. Existen ciertas resistencias a la innovación y al estudio de la Educación Especial debido fundamentalmente a la consideración tradicional de la Educación Especial como disciplina aplicada con un fuerte sentido de intervención, por una parte, y, por otra, a su también tradicional escisión con los intereses de la educación general. Los motivos expuestos convergen en la necesidad de reconocer la vinculación de la Educación Especial a nuestra área de conocimiento: Didáctica y Organización Escolar 1.3. El currículum como espacio para la acción 1.3.1. Caracterización del currículum "El currículum no es una selección de la poda del frondoso árbol del conocimiento y de la cultura, sino que implica una visión educativa del conocimiento" (Stenhouse, 1987:4). "No existe una definición del currículum que perdurará para siempre...es insensato buscarla... Cada definición sirve a los intereses de la persona o grupo que le propone y... es siempre apropiado hablar de cuáles serian las consecuencias de adoptar una u otra definición". (Jackson, 1992: 10) Desde las aportaciones del estudio de Jackson (1992) podemos comprobar que han sido múltiples los escritos que se han realizado en torno al currículum. De todos ellos podemos deducir que existen dos formas fundamentales de concebir el mismo: una estricta, que hace referencia a las materias o contenidos que deben incluirse en el currículum, con el consiguiente detalle y tecnicismo en cuanto a su definición o descripción; y otra, amplia, que se refiere a cómo se construyen teorías sobre el currículum, a sus principios, o a cuál es su status como campo de estudio. No obstante es necesario constatar que el ámbito del currículum es muy propicio al análisis crítico y que, por tanto, da lugar a nuevas visiones, en un proceso de reconceptualización permanente. Hamilton (1991) considera que el currículum no se redefine sólo por insatisfacción, sino que cada definición se construye desde una perspectiva o ideología que permite analizar las relaciones existentes entre el concepto que se expresa y la situación sociocultural en la que se crea. Por todo ello, existen discrepancias en la comprensión del significado del currículum. Las cuestiones que concurren en torno a esta terminología son muchas y entran frecuentemente en conflicto. Los intentos que hasta ahora se han llevado a cabo por sistematizar el término han sumido más aún, a losusuarios de los manuales sobre currículum, en una mayor desorientación. Ya Rule (1973) ordenó en su tesis doctoral ciento noventa definiciones referentes al término. Autores como Eisner y Wallance (1974); Gimeno Sacristán y Pérez Gómez (1983); Jackson (1992) y Zabalza (1991b) entre otros, han acometido tan dificultosa tarea. BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 68 Walker (1982:62), en una afirmación, no sabemos si irónica o descorazonada, manifiesta que "el currículum es muchas cosas para mucha gente", por lo que sólo parece comprensible una definición dentro "de un estudio particular, un artículo o un documento oficial”. Schubert (1986: 26) se ha referido a la cuestión en estos términos:”Un rápido muestreo de una docena de libros sobre currículum nos revelaría de inmediato una docena de imágenes o caracterizaciones del currículum. E incluso puede revelarnos que el mismo autor intencionalmente ofrece diferentes imágenes del currículum para representar lo que otros han dicho o las diferentes conceptualizaciones del currículum; y ello sin aparente contradicción o inconsistencia". Ante este panorama tan poco alentador, parece oportuno pensar, si tal dispersión conceptual del término currículum tienen razón de ser o, en caso contrario, si es conveniente optar por un concepto más unívoco, aunque sea en aras de la inconsistencia y la inestabilidad. Consideramos con García Carrasco (1996) "que las cuestiones son oscuras y complicadas cuando aún no se han resuelto, y no se resuelven cuando carecen del soporte teórico y recursos adecuados para hacerlo". William y Otros (1993:177-201) se refieren a esta dispersión del término del siguiente modo: “La dispersión que se observa en torno a la concepción del currículum permite inferir varias cuestiones: Justificar la desconfianza de los estudiosos del término; pone de manifiesto la dispersión conceptual del término y la ampliación del mismo, en consecuciones menos sistemáticas, que se amplían al ámbito no escolar”. Esta circunstancia, siguen afirmando, hace que "...la aplicación del concepto ´currículum´ se difunda en los Estados Unidos, pero no logre un significado preciso, o un consenso entre los estudiosos, capaz de aportar al profesorado las normas que requiere la práctica profesionales necesario, por tanto, que aquellos quienes aplican las diversas concepciones de currículum a situaciones reales, deben -como primera idea- consensuar una definición apropiada que les permita recursos suficientes para llevar a cabo sus iniciativas profesionales". Una definición de consenso sobre el concepto de currículum, que sea válida para llevar a cabo el trabajo de los profesores puede girar alrededor de varios conceptos comunes del término, sigue afirmando William (1993: 205). “El primero de ellos sería el concepto de currículum como conjunto de conocimientos estructurales y secuenciados a aprender; en segundo lugar, consideraríamos el currículum como sistema que desarrolla el enfoque que adecuadamente consolidado dispone de potencialidad suficiente para aplicarse a la solución de problemas concretos, como para la formulación de nuevos principios”. Para Gimeno y Pérez Gómez (1983: 191) "La mejor forma de situarse en la complejidad y riqueza de este campo no es rechazar y disolver la pluralidad conceptual existente, sino afrontar y tratar de comprender los supuestos que apoyan cada una de la perspectivas". Efectivamente, estamos ante una situación en la que considerar como válida la pluralidad conceptual supone atender a diversos supuestos y valorar las consecuencias a que dan lugar. Cuando introducimos este planteamiento no estamos en el nivel de análisis propio de las definiciones, sino en otro muy distinto, que considera el currículum como una praxis social que, como tal, da lugar a acciones de diversa índole y, por tanto, a una multiplicidad de opciones. Esta condición nos permite afirmar que al ser el currículum un instrumento de trabajo que orienta y ordena la práctica educativa, que difiere según los ámbitos culturales en los que se diseña, no podemos utilizar el análisis de las definiciones como instrumento ecléctico para comprender a qué se refiere el currículum; más bien habría que reconceptualizar una conceptualización sintética de los campos fundamentales en los que interviene para, posteriormente, BLOQUE TEMÁTICO II. CONCEPTUALIZACIÓN Y CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL: ANÁLISIS Y ESTUDIO DEL ÁMBITO DISCIPLINAR. JOSÉ A. TORRES 69 orientar el concepto hacia las condiciones exigidas en el ámbito socio-cultural en el que va a intervenir. Intentaremos analizar en los párrafos siguientes la evolución conceptual del currículum. Cuando las personas que están relacionadas con el hecho educativo buscan una justificación de su actividad, a nivel teórico, para avanzar en el conocimiento y aplicación de una determinada ciencia de la educación, es muy probable que tengan más posibilidades de éxito en su empeño, si acuden al análisis histórico (Garret, 1994). Esta perspectiva es utilizada por Hamilton (1991:199), situando el origen histórico del término "currículum" a comienzos del siglo XVII en las universidades de Leiden y Glasgow, como consecuencia de los planteamientos que a nivel político, social y religioso inculca el calvinismo, en relación a la ética de la eficacia y el rigor en la sociedad protestante de la época. Siguiendo la propuesta expuesta en las líneas anteriores el término "currículum" ha tenido dos acepciones fundamentales: curso de estudios y curso de vida. Durante bastante tiempo predominó la primera concepción; sin embargo, recientemente, ha habido diversos intentos de recuperar el segundo significado: “el currículum como curso de vida”; es decir, como conjunto de experiencias vividas en el aula o fuera de ella. Connelly y Clandinin (1992: 393) afirman que los profesores no transmiten en las aulas un currículum, sino que viven un currículum y construyen su currículum, "como un curso de vida". En esta misma, línea Pérez Gómez (1993b: 29), define el currículum como "el relato del conjunto de experiencias vividas por los profesores y alumnos bajo la tutela de la escuela... un proyecto educativo en construcción permanente" Siguiendo la argumentación histórica a la que hemos hecho referencia, el término "currículum", tal como ha sido utilizado en las últimas décadas en la teoría educativa -como marco conceptual para entender y determinar la educación, y como ámbito y fenómeno de la realidad educativa-, ha dado lugar a planteamientos difusos y ambiguos. Como campo de estudio es un concepto sesgado valorativamente por diversas opciones ideológico-culturales, y porque abarca un amplio campo de la realidad educativa, esgrimido desde diferentes perspectivas. Walker (1990:6) afirma que las diferencias entre definiciones de currículum proceden de diferencias en valores y prioridades. Por tanto, es una tarea estéril elucubrar sobre las definiciones. Es más rentable establecer un diálogo productivo, constructivo sobre los ideales, valores y prioridades que conforman cada postura. Gimeno (1988a) realiza una ordenación de definiciones, señalando que el currículum puede analizarse desde cinco perspectivas diferentes: • Desde la perspectiva de su funcionalidad social, enlace entre la sociedad y la escuela. • Como proyecto o plan educativo, integrado por diferentes aspectos, experiencias y contenidos. • Como expresión formal y material de ese plan educativo que debe presentar bajo una estructura determinada sus contenidos y orientaciones. • También hay quienes se refieren al currículum como un campo práctico. • Algunos se refieren a él como un tipo de actividad discursiva, académica e investigadora sobre los temas propuestos. Las diversas especificaciones que hace Gimeno (1988a) sobre el currículum ya las había recogido Zais (1976)