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Usos Políticos das TIC na Argentina

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Este libro analiza los usos políticos de las tecnologías de información y 
comunicación (TIC), especialmente internet, en la Argentina reciente. 
Lejos de pensar que las tecnologías son instrumentos inocuos, aquí el 
foco de interés se concentra en la manera en que distintos actores (el 
Estado y las agencias gubernamentales, las organizaciones de la sociedad 
civil y los movimientos políticos contestatarios) las utilizan y resignifican.
A partir del análisis de los debates internacionales sobre la sociedad de 
la información, las políticas nacionales sobre el tema, la acción de las 
organizaciones de la sociedad civil y los sitios web alternativos, se va 
delineando una tarea ineludible: pensar las TIC, en nuestras complejas 
sociedades de comienzos del siglo XXI, como sede y botín de las luchas 
políticas.
Luis Ricardo Sandoval es magíster en Planificación y Gestión de 
Procesos Comunicacionales por la Universidad Nacional de La Plata. 
Profesor titular de Teoría de la comunicación en la Universidad Nacional 
de la Patagonia San Juan Bosco (Comodoro Rivadavia). Investigador 
en temas de tecnologías digitales, cultura y política, integra el Grupo 
de Trabajo sobre Internet, Tecnología y Cultura (UNPSJB). Fue 
coordinador del portal Nombre Falso (http://www.nombrefalso.com.
ar) y actualmente es director ejecutivo del programa “Conectándonos al 
futuro”, cuyo objetivo es la democratización del acceso a las TIC por parte 
de niños, niñas y adolescentes en espacios educativos y comunitarios. 
Usos políticos de internet y las TIC en 
la Argentina reciente (1997-2009)
TECNOLOGÍA, 
COMUNICACIÓN 
Y CIUDADANÍA
Luis Ricardo Sandoval
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Luis Ricardo Sandoval
Tecnología, comunicación
y ciudadanía
Usos pol í t icos de internet y las TIC
en la Argent ina reciente (1997-2009)
Editorial Biblos
Tesis
Luis Ricardo Sandoval
Tecnología, comunicación
y ciudadanía
Usos pol í t icos de internet y las TIC
en la Argent ina reciente (1997-2009)
Editorial Biblos
Tesis
Sandoval, Luis Ricardo
Tecnología, comunicación y ciudadanía: usos políticos de Internet y 
las TIC en la Argentina reciente (1997-2009) – 1a de. - Buenos Aires: 
Biblos, 2012.
147 pp.; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-691-007-1
1. Políticas públicas. 2. Tecnologías de información. 3. Tesis. I. Título
CDD 320.6
Armado: Sofía Vizza
Diseño de tapa: Michelle Kenigstein
© Luis Ricardo Sandoval, 2012 
© Editorial Biblos, 2012
Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires 
info@editorialbiblos .com / www.editorialbiblos.com 
Hecho el depósito que dispone la Ley 11.723
No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la 
transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier 
medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros 
métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las 
leyes 11.723 y 25.446.
Esta primera edición fue impresa en Imprenta Dorrego SRL,
av. Dorrego 1102, Buenos Aires,
en junio de 2012.
Para Marta, compañera en las ideas y en la vida.
AGRADECIMIENTOS
Este libro tiene su origen en una tesis de posgrado de su autor, defen-
dida en la Universidad Nacional de La Plata. Como es sabido por quienes 
han atravesado esa situación, una tesis puede considerarse un trabajo indi-
vidual (y en algunos momentos, incluso un poco solitario) pero sin embar-
go sólo puede concretarse si existe una trama de personas e instituciones 
para dar sostén a su desarrollo. En las condiciones en que habitualmente 
realizamos este tipo de trabajos, su concreción se logra restando tiempo a 
los afectos, y por eso quiero, en primer lugar, agradecer a mi familia: a mis 
hijas Maia, Fernanda y Florencia, que hacen que las cosas valgan la pena, 
y a mi compañera Marta Bianchi que, además de amoroso sostén, es mi 
primera y principal crítica y guía. Mi gratitud para Eduardo Rinesi, direc-
tor de la tesis mencionada y además una permanente orientación teórica. 
A los compañeros de la maestría en Planificación y Gestión de Procesos 
Comunicacionales, en su cohorte de Comodoro Rivadavia, y especialmente 
a Silvia Brun, quien se comprometió con la coordinación de la misma en 
condiciones que nunca fueron fáciles, gracias a todos. El apoyo generoso 
de Carlos Giordano ha sido fundamental para arribar a buen puerto. La 
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional 
de la Patagonia San Juan Bosco, y especialmente los colegas del Departa-
mento de Comunicación Social, han sido mi hogar institucional desde mis 
años de estudiante; estoy agradecido de formar parte de ella. Agradezco 
también a la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, 
un pilar del campo de la comunicación en nuestro país, que tiene como una 
de sus características identitarias la generosidad académica. Los compañe-
ros docentes y los estudiantes, en las materias en que he trabajado, tanto 
en la UNPSJB como en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, 
han sido un permanente estímulo para la reflexión. Fernando Becerra Ar-
tieda ha sido mi socio en numerosas aventuras académicas: no puedo dar 
cuenta de cuánto debo a su inteligencia y erudición. Los miembros del co-
lectivo de Nombre Falso, portal de comunicación y sociología de la cultura, 
y todas las personas que han contribuido a ese proyecto, han enriquecido 
mi comprensión de la vida en nuestras sociedades actuales, gracias por ello. 
El Grupo de Trabajo sobre Internet, Tecnología y Cultura es un colectivo 
en el cual he discutido algunas de las cuestiones abordadas en este libro 
(y muchas otras), mi reconocimiento a los compañeros del mismo. Rubén 
Zárate y Claudia De León me dieron la oportunidad de participar en el 
diseño y ejecución de políticas públicas relacionadas con las tecnologías de 
comunicación y me permitieron así otros aprendizajes. Roxana Cabello y 
Martín González Frígoli realizaron observaciones precisas y enriquecedo-
ras sobre el manuscrito, al momento de evaluarlo. También quiero agrade-
cer los estimulantes intercambios con los integrantes del conciliábulo de 
la calle Rodrigo: su anfitrión Romeo César, Sebastián Sayago, Sebastián 
Barros y Raúl Muriete. Finalmente, quiero agradecer a mis padres Luis e 
Inés, ejemplos permanentes de compromiso con la vida.
SIGLAS Y ABREVIATURAS
AFIP Administración Federal de Ingresos Públicos
ANSES Administración Nacional de la Seguridad Social
APN Administración Pública Nacional
BID Banco Interamericano de Desarrollo
CABASE Cámara Argentina de Internet
CAI Centro Argentino de Ingenieros
CAMOCA Cámara Argentina de Máquinas de Oficina, Comerciales y Afines
CE Comunidad Europea
CEPAL Comisión Económica para América Latina y el Caribe
CESSI Cámara de Empresas de Software & Servicios 
Informáticos de la República Argentina
CICOMRA Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina
CMS Content System Management
CMSI Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información
CONFEDI Consejo Federal de Decanos de Ingeniería
CTC Centro Tecnológico Comunitario
e-gov Gobierno electrónico (e-goverment)
FPDS Frente Popular Darío Santillán
GE Gobierno electrónico
GII Global Information Infraestructure
GIID Gasto total en investigación y desarrollo
GNU/GPL General Public License
ICANN Internet Corporation for Assigned Names and Numbers
MYPE Empresas micro y pequeñas
OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
OMC Organización Mundial del Comercio
ONTI Oficina Nacional de Tecnologías Informáticas
ONU Organización de las Naciones Unidas
OSC Organizaciones de la Sociedad Civil
PEN Poder Ejecutivo Nacional
PIB Producto Bruto Interno
PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
PYME Pequeñas y medianas empresas
RODAR Red de ONG Digitales de la Argentina
SFPSecretaría de la Función Pública
STCIP Secretaría de Tecnología, Ciencias e Innovación Productiva
SADIO Sociedad Argentina de Informática
SC Sociedades del Conocimiento
Se. Com. Secretaría de Comunicaciones
SI Sociedad de la Información
SIC Sociedad de la Información y el Conocimiento
SU Servicio Universal
TDA Televisión Digital Abierta
TICC Tecnologías de Información, Comunicaciones y Call Centers
TIC Tecnologías de información y comunicación
UIT Unión Internacional de Telecomunicaciones
UNESCO Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura
USUARIA Asociación Argentina de Usuarios de la
Informática y las Comunicaciones
Índice
Introducción ............................................................................................... 15
Capítulo 1
La política del signo ¿sociedad de la información? ¿sociedad 
del conocimiento? ¿sociedad de los saberes compartidos?............. 21
Desregulación de los mercados y modernización tecnológica: el proyecto 
europeo de la Sociedad Global de la Información ....................................... 22
La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información.............................. 25
De la información al conocimiento: 
la intervención de la UNESCO en el debate............................................... 33
Del conocimiento a los saberes compartidos ............................................... 40
Addenda: sobre el origen del concepto de información ............................... 44
Capítulo 2
Las políticas del Estado nacional 
sobre SIC/e-gov en Argentina (1997-2009) ........................................... 47
Un recorrido por la normativa argentina sobre SIC/e-gov......................... 48
La Agenda Digital Argentina: intento de política integral........................ 56
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual: 
más acá de la SIC.......................................................................................... 60
La normativa sobre SIC/e-gov: una evaluación de conjunto ...................... 62
Conclusiones del capítulo.............................................................................. 65
Capítulo 3
El punto de vista de la “sociedad civil” ............................................... 67
Cuestiones metodológicas y delimitación del corpus .................................. 70
Descripción general de las organizaciones.................................................. 71
El campo de las OSC “digitales”: descripción inicial .................................. 76
El campo de las OSC “digitales”: topografía ............................................... 82
Posicionamientos y evaluaciones ................................................................. 88
Conclusiones del capítulo.............................................................................. 97
Capítulo 4
Más allá de la política institucional: 
experiencias contrahegemónicas en la red ........................................ 99
La investigación sobre los medios digitales alternativos: 
algunos antecedentes ................................................................................. 104
Los sitios web contrahegemónicos: 
organicidad, contenido y participación...................................................... 110
Conclusiones del capítulo............................................................................ 126
Conclusiones............................................................................................. 129
Bibliografía............................................................................................... 139
[ 15 ]
INTRODUCCIÓN
Un enunciado que hable acerca de la importancia de Internet y de las
tecnologías de información y comunicación en prácticamente todos los ám-
bitos de la vida de nuestras sociedades del siglo XXI corre riesgo de volverse,
a esta altura, una obviedad. Las tecnologías digitales de comunicación se
han incorporado prácticamente a la totalidad de las esferas de la vida social,
desde los vínculos familiares hasta los flujos financieros transnacionales,
pasando por todos los matices y peculiaridades posibles, y la bibliografía
sobre el tema ya está obligando a que los libreros refuercen los estantes a
ella destinados.
Es un deber entonces advertirle al lector rápidamente qué puede en-
contrar en las páginas que el azar depositó en sus manos. El tema de este 
libro son los usos políticos de las tecnologías de información y comunicación 
(TIC) en Argentina, especialmente en lo que hace al uso de Internet. Al 
abordar las TIC desde una perspectiva que no quiere limitarse al mero 
instrumentalismo, nuestro foco de interés se relacionará con la manera en 
que distintos actores sociales (el Estado y las agencias gubernamentales, 
las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos político-sociales 
contestatarios del orden hegemónico actual) las utilizan y resemantizan. 
Dado que las TIC vienen siendo impulsadas de una manera decidida como 
herramienta político-administrativa (lo que ha dado en llamarse gobierno 
electrónico o e-goverment (e-gov), en el marco del cada vez más difundido 
proyecto de la Sociedad de la Información), y dada también la amplitud del 
campo que hemos definido, nos concentraremos en la visión y experiencias 
de las organizaciones de la sociedad civil con actuación en el ámbito SIC/e-
gov (Sociedad de la Información y el Conocimiento y Gobierno Electrónico) 
y de los grupos de acción contrainformativos, y en la interacción que esta-
blecen con las políticas gubernamentales sobre el tema.
[ 16 ]
Así definido, el campo de estudio de este libro hace eje en la interfaz 
entre Estado y sociedad civil, a propósito de un tema específico, y en la ma-
nera en que dispositivos de comunicación se convierten en objetos de apro-
piación y disputa. No se trata de una investigación sobre las características 
particulares de tal o cual ingenio técnico, sino que apuntaremos a un nivel 
en cierto sentido metacomunicacional: a la definición –tanto política como 
comunicacional– de las herramientas de comunicación. 
Como consecuencia de lo dicho, el objetivo general que nos hemos plan-
teado en este libro es analizar el uso social de las tecnologías de informa-
ción y comunicación como espacio de lucha política.
Pero enmarquemos mejor nuestro tema. En las últimas dos décadas la
aceleración de los procesos de convergencia digital –materializada en gran
medida por Internet– ha modificado profundamente nuestras sociedades de
una manera que aún no comprendemos cabalmente. Entre los incontables
aspectos que conlleva esta afirmación, quisiera concentrarme en el hecho de
que las TIC se han visualizado como herramienta de uso político, desde los
tempranos manifiestos que propugnaban el arribo de la democracia electró-
nica1. A partir de mediados de la década de los noventa estas expectativas
adquirieron nombre propio: Sociedad de la Información (SI, posteriormen-
te Sociedad de la Información y el Conocimiento SIC, ya nos detendremos
largamente en esta diferencia), y se convirtieron en un proyecto impulsado
primero por los gobiernos de los países centrales (Estados Unidos, Unión
Europea), luego por los organismos multilaterales (de los cuales basta con
mencionar la realización de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la In-
formación, en 2003 y 2005), y arribando finalmente a los gobiernos de los
países periféricos. En la práctica, y hasta ahora, el proyecto de la SIC se ha
materializado en políticas gubernamentales de liberalización de los mer-
cados de telecomunicaciones, informática e industrias culturales, o en una
re-regulación a favor de los intereses del gran capital concentrado (Bece-
rra, 2003; Mastrini, 2005). Mantiene, sin embargo, su condición de espacio
de lucha entre perspectivas, intereses y expectativas antagónicos, que –al
momento de trasladarse a la visión de las TIC en relación a su uso políti-
co– enfrenta a quienes ponen el acento en las mismas como herramienta
de eficientización de la administración pública y quienesbuscan que su uso
apuntale el desarrollo de opciones democráticas más extendidas y de esen-
cia deliberativa y continua, dos opciones que la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (2003) ha identificado, de un modo ciertamente
1. Para una recensión del tema véase Gil Galindo (2000), Rodotà (2000), Toffler 
(1980).
[ 17 ]
no exento de discusión, como los componentes de administración-e y demo-
cracia-e, integrantes del más abarcador gobierno-e. Es así que en el primer
capítulo de este libro me detendré en un conjunto de documentos que han
delimitado el campo internacional de comprensión de la actual transfor-
mación del capitalismo transnacional, vinculada a la digitalización de los
procesos económicos y sociales. Estos documentos se diferencian por su ori-
gen, por los actores que los han impulsado y por las finalidades que los han
motivado, pero también por la caracterización que hacen de dichos procesos,
colocándolos bajo denominaciones que, en sí mismas, condensan sentidos y
tendencias. De cualquier modo veremos que, lejos de haber alcanzado un
cierre hegemónico, la construcción de estas “sociedades” y su misma defini-
ción resultan un campo de enfrentamiento entre diferentes modelos socia-
les, intereses económicos y encuadres ideológicos.
Desde ese marco internacional (o más precisamente, multilateral), el
encauzamiento, desarrollo y utilización de las tecnologías de información y
comunicación es un terreno que viene siendo objeto, de modo incremental,
de políticas públicas específicas a nivel de los Estados nacionales, tanto las
que hacen hincapié en el rol de las TIC para el desarrollo local (proponiendo
estrategias de desarrollo de clústers de base tecnológica) como aquellas que
propenden a la democratización del acceso al conocimiento, entendiéndolo
como un derecho de cuarta generación. Justamente, las políticas del Estado
nacional sobre Sociedad de la Información y gobierno electrónico, en Argen-
tina y en el período que va de 1997 a 2009, será el eje del segundo capítulo
de este libro. Para ello analizaremos un conjunto de normativas (leyes y
decretos del Poder Ejecutivo Nacional), tomando como punto de partida el
decreto N° 554/97, que declaró “de Interés Nacional” el acceso a Internet. A
partir de una caracterización de cada norma en donde se tomarán en cuenta
–entre otras cuestiones– las temáticas u objetos de interés de cada norma, la
autoridad de aplicación y el momento o período de su aprobación, realizare-
mos una evaluación general de las políticas llevadas adelante en el período.
En el capítulo 3 contrastaremos el mapa trazado por los pronuncia-
mientos internacionales y las políticas gubernamentales, con la evaluación 
y opiniones que tienen al respecto las organizaciones de la sociedad civil 
que asumen como eje de trabajo, en Argentina, el desarrollo social de las 
TIC. Para poder llevar adelante esta tarea delinearemos una topografía del 
campo de las organizaciones de la sociedad civil “digitales” y relevaremos 
sus puntos de vista.
Si, aún en su heterogeneidad, todas estas posiciones pueden conside-
rarse “internas” al despliegue del proyecto de la(s) SIC(s), en otro registro 
se encuentran los actores y movimientos que impugnan este proyecto por 
[ 18 ]
considerarlo ariete de la globalización capitalista, pero que al mismo tiem-
po generan nuevos usos de las TIC y encuentran en ellas nuevas posibilida-
des, no siempre funcionales a los intereses del orden hegemónico. Estas ex-
periencias no presentan características homogéneas; antes bien, se abren 
a discusiones en dimensiones múltiples. Algunas sólo buscan instalar te-
máticas alternativas a la agenda mediática dominante, pero de manera 
complementaria a ésta, mientras que otras se proyectan como herramien-
tas comunicacionales de los movimientos sociales, y destacan como valor 
el carácter instrumental de esa vinculación. En algunos casos existe un 
cuestionamiento explícito de las divisiones productor/consumidor que ca-
racterizan a los medios tradicionales, y la búsqueda de una alternativa co-
municacional superadora. Los posicionamientos político-ideológicos llevan,
en estos últimos casos, a una productiva discusión político-comunicacional, 
donde nuevamente nos encontraremos con que el uso de una tecnología 
obedece, antes que a un supuesto determinismo de índole técnica, a ver-
daderas decisiones de los actores. Esta problemática, que hunde sus raíces 
en la tradición de la comunicación popular y alternativa latinoamericana, 
será el tema del capítulo final de este libro, a partir de un análisis de un 
conjunto de sitios web contrainformativos.
“El tiempo es veloz” decía una vieja canción de David Lebón. Y por ello 
cabe realizar –en esta introducción– algunas consideraciones acerca de la 
evolución de los procesos en análisis. Cuando el objeto que nos proponemos 
interrogar consiste, justamente, las tecnologías de comunicación (y las po-
líticas relacionadas con las tecnologías y con los usos tecnológicos), el riesgo 
de anacronismo es muy alto. Este libro tiene sus raíces en una investiga-
ción cuyo planteo inicial fue realizado en 2006,2 y desde entonces muchas 
cosas han cambiado. Baste con dar tres datos: en ese año Facebook habilitó 
su uso más allá de los límites de las universidades norteamericanas, tam-
bién en 2006 se creó Twitter, y también en enero de ese año Nicholas Negro-
ponte anunció en el Foro de Davos la “computadora de 100 dólares” creando 
sin querer el nicho de las netbooks. Recién casi dos años después existirían 
modelos concretos de netbooks educativas.
Es natural que quienes tratamos de analizar este tipo de objeto tenga-
mos permanentemente la sensación de perseguirlos desde la retaguardia. 
Roxana Cabello lo dice mucho mejor que yo:
2. Versiones preliminares de los capítulos 2 y 4 aparecieron publicadas en la revista 
Oficios terrestres de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, 
N° 24 (“Una década perdida: las políticas sobre SIC en Argentina” y 26 (“Sitios web 
contrainformativos (o de cómo la tecnología reactualiza viejas discusiones)”).
[ 19 ]
La naturaleza misma del acelerado cambio tecnológico actual 
impone una desactualización permanente. Hoy, más que nunca, a 
medida que tratamos de dar cuenta de los acontecimientos muchos 
de esos mismos acontecimientos –cuando se trata de avances tec-
nológicos– se nos escurren de las manos (Cabello, 2008: 8)3
Como el lector podrá ver, la delimitación del corpus documental (leyes, 
decretos, programas) y el trabajo de campo (entrevistas, encuestas, análi-
sis de sitios web) fueron realizados casi en su totalidad durante 2009 y la 
redacción de la tesis que constituye la base de este texto se prolongó hasta 
los últimos meses del año siguiente, mientras que su defensa tuvo lugar a 
mediados de 2011. Como algunos acontecimientos y decisiones recientes 
pueden incidir de modo muy marcado en el campo, es necesario al menos 
mencionarlos. En las conclusiones del libro retomaremos algunas de estas 
anotaciones, bástenos con decir aquí que a partir de la puesta en funciona-
miento de la ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual –y aún 
cuando esta norma, como se verá en el capítulo 2, no incluye en su articu-
lado regulaciones y propuestas específicas para las tecnologías basadas en 
Internet– el Gobierno Nacional ha realizado una serie de anuncios y enca-
rado algunos proyectos que pueden provocar una transformación muy sig-
nificativa de todo el panorama. En concreto, es necesario mencionar tres: 
el programa estatal de Televisión Digital Abierta (TDA),4 el Programa Co-
nectar Igualdad y el Plan Quinquenal de Telecomunicaciones “Argentina 
Conectada”. Más allá de cuestiones técnicas, la primera de estas iniciativas 
supone un fuerte protagonismo estatal, con apertura comunitaria, en la 
implementación de la televisión digital abierta (especialmente la terrestre). 
3. Alejandro Piscitelli, que tiene mucha capacidad de crear metáforas interesantes, 
usaba la imagen de la película Depredador:nuestros objetos tienen la fugacidad de 
ese alienígena que más que verse, se adivina.
4. La televisión digital no había sido objeto de una política gubernamental muy sig-
nificativa. Durante el gobierno de Carlos Menem la Secretaría de Comunicaciones 
había establecido la norma norteamericana ATSC como estándar técnico para el 
país, una decisión funcional a las operadoras de televisión abierta privadas, ya que 
esta norma se orienta a la emisión en alta definición (HDTV) de pocas señales, con lo 
que incrementa la competitividad de los broadcasters frente a la competencia de los 
sistemas satelitales, mientras que al mismo tiempo limita el surgimiento de nuevos 
operadores (ver Mastrini, 2005; Trejo Delabre, 2009). Pero al calor del debate por la 
ley 26.522 y el enfrentamiento entre el Gobierno Nacional y los grupos mediáticos, 
especialmente el Grupo Clarín (que también es operador de Canal 13), en agosto de 
2009 la Se. Com. dejó sin efecto la adhesión al estándar ATSC y sugirió la adhesión 
a la norma japonesa (adoptada en Brasil) ISDB-T. Finalmente, mediante el decreto 
1.148/09 se creó el Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre basado en la 
norma ISDB-T.
[ 20 ]
Dada la realidad de la convergencia técnica, la infraestructura que requie-
re la TDA permite también el flujo de datos y de allí que se vincule directa-
mente al Plan “Argentina Conectada”, creado mediante el decreto 1.552/10 
en octubre de 2010, que se propone duplicar el acceso a Internet de banda 
ancha en todo el país, alcanzando 10 millones de hogares en 2015 y que de 
hecho se convertirá en una red de trasmisión de datos digitales y acceso a 
Internet alternativa a las dos ofertas comerciales existentes. Una de las 
principales “demandas” de este plan quinquenal es la generada por el pro-
grama “Conectar Igualdad”, creado mediante decreto 459/10 en abril de 
2010, programa que se propone proporcionar una computadora portátil a 
cada alumno y docente de la totalidad de las escuelas secundarias públicas 
del país, estimándose un total de 3 millones de equipos.5 Como se ve, si 
estas ambiciosas iniciativas se consolidan –y aún más si tienen éxito– el 
panorama se modificará de manera muy importante, y tal vez podamos 
decir que –por primera vez– existe en Argentina un plan estratégico para 
la sociedad de la información.
Mientras tanto, y a sabiendas de su carácter plenamente contingente, 
mantenemos la expectativa que originó la investigación que está en la base 
de este libro: dar cabida a la generación de preguntas que contribuyan a 
la reflexión sobre las maneras en que política, comunicación y tecnología 
se entrecruzan en la actualidad, con la pretensión de que posean, aunque 
sea de manera módica, cierta utilidad para la implementación de proyectos 
políticos y culturales comprometidos con el objetivo de la expansión perma-
nente de la democracia.6
5. El programa tuvo un antecedente directo en el proyecto “Un alumno, una compu-
tadora”, anunciado en abril de 2009, y que alcanzaba a la población de las escuelas 
secundarias técnicas, es decir unos 250.000 equipos (http://www.casarosada.gov.
ar/index.php?option=com_content&task=view&id=5810).
6. Podemos alentarnos con alguno de los consejos metodológicos de Bruno Latour 
(2008: 179): “En el mejor de los casos, agregamos un informe a todos aquellos que 
son publicados simultáneamente en el dominio que hemos estado estudiando. Por 
supuesto que esta investigación nunca se completa [...] La acción ya había comenza-
do; continuará cuando ya no estemos”.
[ 21 ]
CAPÍTULO 1
LA POLÍTICA DEL SIGNO ¿SOCIEDAD DE LA
INFORMACIÓN? ¿SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO? 
¿SOCIEDAD DE LOS SABERES COMPARTIDOS?
¡Las palabras son importantes!
Michele Apicella, alter ego de Nanni 
Moretti en Palombella Rossa
A partir del Informe Bangemann Europa y la Sociedad de la Informa-
ción de la Comunidad Europea (1994) y especialmente luego de que en 2001 
las Naciones Unidas convocaran a la realización de la “Cumbre Mundial de 
la Sociedad de la Información”, las discusiones sobre los profundos cambios 
a los que se enfrentan las sociedades de comienzos del siglo XXI han que-
dado enmarcadas bajo la advocación del título “Sociedad de la Información” 
(SI) o “Sociedad de la Información y el Conocimiento” (SIC). Sin embargo, 
la construcción de estas “sociedades”, y su misma definición, resulta un 
campo de enfrentamiento entre diferentes modelos sociales, intereses eco-
nómicos y encuadres ideológicos. 
Un “nombre” siempre es mucho más que una operación intrascendente 
de “etiquetado referencial”, y las disputas por la nominación resultan in-
dicadores sugerentes de los procesos y conflictos presentes en el campo en 
cuestión. Las sociedades derivadas de los procesos de transformación del 
capitalismo transnacional que se aceleraron en la década de 1970 –esos 
procesos que Alcira Argumedo (1987a) insistió en denominar “Revolución 
científico-técnica”– han recibido una miríada de denominaciones que bus-
can, cada una, acentuar la característica “definitoria” de este tiempo: so-
ciedad de la información (Bell), sociedad del aprendizaje (Hutchins, Tors-
ten), sociedad tecnotrónica (Brzezinski), sociedad informacional (Castells), 
sociedad-red, sociedad del conocimiento; denominaciones que complejizan 
sus discrepancias al momento de definir su univocidad o multiplicidad 
(¿”Sociedad de la Información” o “Sociedades del conocimiento”?, para 
ejemplificar esto en uno de sus ejes más visibles de los últimos años). Dar 
cuenta integral del derrotero genealógico de este escenario sería motivo 
[ 22 ]
suficiente para una investigación específica, por lo que nuestra ambición 
será mucho más modesta. Nos centraremos, en este capítulo, en tres ámbi-
tos internacionales que en las últimas dos décadas han asumido como eje 
un diagnóstico, una prospectiva y un temario propositivo sobre nuestra 
temática: las recomendaciones al Consejo Europeo de la comisión presidi-
da por Martin Bangemann (1994), los documentos de la Cumbre Mundial 
de la Sociedad de la Información (2003-2005) y el Informe Mundial de la 
UNESCO de 2005. En cada uno evidenciaremos sus diferencias desde la 
misma denominación de las actuales “sociedades”, pero también en sus ejes 
de análisis y propuestas resultantes. Agregaremos un comentario sobre 
una denominación (“sociedades de los saberes compartidos”) que se propone 
como superadora y que es fruto de la reflexión y acción coordinadas de un 
colectivo de actores y especialistas entre los cuales ha habido una partici-
pación importante de latinoamericanos. Tratándose éste de un libro que 
se asume como parte del campo disciplinario de la comunicación (y cuyo 
autor es docente en esas materias que acostumbran llamarse “Teorías de 
la comunicación”), el capítulo se cerrará con una reflexión acerca del modo 
en que los mismos conceptos de información y comunicación se han desple-
gado en los estudios sobre comunicación, historia que muestra con mucha 
claridad la manera en que las “palabras” operan como cristalizaciones de 
entramados de intereses económicos, opciones políticas, horizontes ideoló-
gicos y elecciones filosóficas. 
En su conjunto, esperamos que este recorrido resulte una introducción 
apropiada a una investigación cuyos objetos son políticas y actores nacio-
nales, pero que se desenvuelven en el campo delimitado –al menos en trazo 
grueso– por las tendencias operantes en un escenario mayor, donde se cru-
zan las políticas de los países centrales, los organismos multilaterales, las 
corporaciones transnacionales y la “sociedad civil mundial”.
Desregulación de los mercados y modernización 
tecnológica: el proyecto europeo de la 
Sociedad Global de la Información
Realizar un rastreo completo de la genealogía de los términos que nos 
interesan (Sociedad de la Información, Sociedad del Conocimiento), excede 
los límites de este trabajo. Como ha mostrado Armand Mattelart (2007), 
las fuentes de estos procesos se remontan al menos hasta el programa ba-
coniano dela ciencia útil y al interés del filósofo inglés precursor del mé-
todo experimental en la criptografía y las notaciones numéricas. Pero en 
[ 23 ]
los últimos años el término “Sociedad Global de la Información” adquirió 
visibilidad y rápida circulación a partir de que un grupo de personalida-
des recibió la misión de redactar un informe acerca de las decisiones que 
debía adoptar la Comunidad Europea (CE) para la modernización de las 
infraestructuras de comunicaciones. La comisión encargada de esta tarea 
estuvo presidida por Martin Bangemann entonces vicepresidente de la CE 
y Comisario Europeo de Mercado Interior, Empresa e Industria. 
Estos datos no son accesorios, ya que indican tanto la orientación de 
las preocupaciones de la Comunidad Europea como el tono que atravie-
sa el informe presentado por el comité, llamado justamente “Europa y la 
sociedad global de la información. Recomendaciones al Consejo Europeo”. 
El informe –presentado en junio de 1994– tiene como línea principal la 
explicación de las decisiones que debía tomar la Unión Europea para el 
aprovechamiento de las tecnologías de información como motor de desa-
rrollo económico y generación de riqueza, a partir de la liberalización ex-
trema de los mercados. En el informe, la desregulación de los mercados de 
telecomunicaciones resulta inherente al mismo proyecto de la SI, ya desde 
su frase de apertura, donde se “insta a la Unión Europea a confiar en los 
mecanismos del mercado como fuerza que habrá de conducirnos a la Era de 
la Información”.
Es importante destacar que este informe es contemporáneo de la pro-
puesta norteamericana de las “autopistas de la información”, esgrimida 
especialmente por Al Gore como candidato demócrata a la vicepresidencia 
en 1992, y traducida, ya durante el gobierno que encabezara Bill Clinton, 
como los proyectos de la National Information Infraestructure, primero, y 
de la Global Information Infraestructure, después. En ambos casos se trata 
de la modernización de las infraestructuras de trasmisión de datos, asu-
miendo como marco necesario la desregulación de los mercados y, de ser 
necesario, la privatización del sector de las telecomunicaciones. La GII fue 
presentada por Gore en marzo de 1994, durante una conferencia plena-
ria de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) realizada en 
Buenos Aires. Nada de esto puede ser tomado como casual: ni el momento, 
ni el ámbito, ni el lugar del anuncio. El momento señala la ofensiva de 
Estados Unidos por liderar los negocios mundiales derivados de la revo-
lución científico-técnica, el ámbito indica que esta revolución se entendía 
primordialmente a partir de sus componentes “duros” (el hardware y las 
redes de telecomunicaciones) y no desde las posibilidades que abría para la 
democracia política, el desarrollo social y la recreación de las identidades 
culturales; el lugar, finalmente, es la capital del país que había asumido 
el desguace del Estado como una política pública ejemplar y uno de cuyos 
[ 24 ]
resultados más visibles hacia esos años era justamente la privatización de 
la telefónica estatal ENTEL. 
Se comprende entonces la preocupación explicitada en el Informe Ban-
gemann relativa a la posibilidad de que Europa quedara retrasada, con 
consecuencias negativas para su liderazgo, ya que “los primeros países en 
integrarse a la sociedad de la información recogerán los mayores beneficios, 
pues serán los que establezcan las prioridades que todos los demás deberán 
seguir”. La propuesta del Informe, básicamente, era la desregulación de los 
mercados de telecomunicaciones y el apoyo de los gobiernos a las empresas 
europeas del sector, como vía de ingreso y expansión de la “nueva revo-
lución industrial”.1 El comité era enfático en la asociación que establecía 
entre los mecanismos del mercado y la nueva realidad que introducen las 
nuevas tecnologías: “El Grupo tiene la convicción de que el progreso tec-
nológico y la evolución del mercado implican que Europa debe romper con 
políticas basadas en principios que pertenecen a una época anterior a la 
revolución de la información”.
Al decir de Martín Becerra y Guillermo Mastrini
Como iniciativa política y a nivel programático, la SI se halla 
articulada por el dominio de tres ideas fuerza: la desregulación, la 
liberalización y la integración competitiva del planeta como esce-
nario de realización de la economía de mercado. (Becerra y Mas-
trini, 200:. 102).
Por ello, el Informe instaba a los países miembros de la Unión Europea 
a acelerar sus procesos de liberalización del sector de telecomunicaciones, 
eliminando los monopolios, adecuando las reglamentaciones y aligerando 
las obligaciones que reducían la competitividad de las empresas del sector 
(por ejemplo las tarifas subsidiadas a los organismos gubernamentales o 
comunitarios, o la política de tarifas locales bajas subsidiadas de modo in-
directo por las tarifas de larga distancia). En este contexto, resulta claro 
1. No puede negarse cierta coherencia en el presidente de la Comisión, el alemán 
Martin Bangemann: cuando aún ocupaba un cargo como comisario de la Unión 
Europea, se anunció su incorporación al Consejo de Administración de Telefónica 
de España, lo que motivó que el Consejo de la UE lo denunciara en el Tribunal 
Europeo de Luxemburgo por “posibles incompatibilidades”. Tal vez el convencimien-
to de Bangemann en que los mecanismos del mercado eran los adalides para lo-
grar la incorporación a la SI lo llevó demasiado lejos (véase http://es.wikipedia.org/
wiki/Martin_Bangemann; diario El País http://www.elpais.com/articulo/economia/
BANGEMANN/_MARTIN_/COMISARIO_UE/TELEFONICA/UNION_EURO-
PEA/UNION_EUROPEA/TELEFONICA/COMISION_EUROPEA/TRIBUNAL_
DE_JUSTICIA_DE_LA_UNION_EUROPEA/PRESIDENTE_ROMANO_PRO-
DI_/25/1999-_/elpepieco/19991028elpepieco_1/Tes).
[ 25 ]
que el acento estaba puesto en las infraestructuras de telecomunicaciones 
y no en el desarrollo de contenidos o en los usos de la tecnología. En el 
Informe, la enumeración de los “elementos constitutivos de la sociedad de 
la información” abarca la Red Digital de Servicios Integrados (RDSI), la 
banda ancha, la telefonía móvil y los satélites de telecomunicaciones. La 
sección final del informe se dedica a la descripción de algunas aplicaciones 
generales de la Sociedad Global de la Información (teletrabajo, educación 
a distancia, servicios para PYME, procedimientos gubernamentales de 
contratación electrónica, etc.), aunque en ninguno de estos casos se llega 
al nivel de especificación alcanzado para las recomendaciones sobre el de-
sarrollo infraestructural, por lo que podría sospecharse que su inclusión 
obedece antes a una concesión que a una convicción.2
La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información
En 2001 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) encargó a 
la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) la realización de una 
Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, en dos etapas, que ten-
drían lugar en las ciudades de Ginebra (2003) y Túnez (2005). La UIT es 
un organismo del sistema de la Naciones Unidas3 abocado –según se define 
en su sitio web oficial– a “permitir el crecimiento y el desarrollo sostenible 
de las redes de telecomunicaciones y de información, y facilitar el acceso 
universal para que todos en todas partes puedan participar en la economía 
y la sociedad mundial de la información y beneficiarse de ellas”.4 Resulta
evidente que el interés de la UIT, al que se sumaba el de los gobiernos y 
especialmente el del sector privado, pasaba por la coordinación de acciones 
tendientes al desarrollo de infraestructura y, de hecho, la mayoría de los 
objetivos enunciados en la Primera Etapa para alcanzar en el año 2015 se 
refieren a cuestiones de conectividad. Los documentos oficiales aprobados 
en Ginebra consisten en la “Declaración de Principios” y en el “Plan de 
2. Es cierto que el nacimiento de la Web, el protocolo de Internet que posibilitó la 
expansión masiva de la red, recién se produjo cuandoTim Berners-Lee puso a dispo-
sición sus primeras páginas experimentales en agosto de 1991. A comienzos de 1994 
el desarrollo de la Web era todavía muy incipiente y, por lo tanto, detallar sus aplica-
ciones podían resultar en un ejercicio de fabulación antes que en uno de prospectiva.
3. En realidad la UIT es previa al nacimiento de las Naciones Unidas. Fue creada 
el 9 de diciembre de 1932 a partir de la fusión de las anteriores Unión Telegráfica 
Internacional y Unión Radiotelegráfica Internacional.
4. http://www.itu.int/net/about/mission-es.aspx [Consultado: 27 de marzo de 2010]
[ 26 ]
Acción”. En el primer caso, el documento enmarca a la SI en la Carta de las 
Naciones Unidas, en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en 
los Objetivos del Milenio establecidos por la ONU; se reafirma el derecho 
a la libertad de opinión y se reconoce la comunicación como una necesidad 
humana básica. Sin embargo, a medida que se avanza en la lectura del 
documento, emerge una –por otro lado previsible– tendencia a depositar 
un rol protagónico –para alcanzar estos objetivos– en el fortalecimiento 
de la infraestructura, y se hace depender éste del funcionamiento de los 
mecanismos del mercado. Así:
La conectividad es un factor habilitador indispensable en la 
creación de la Sociedad de la Información. El acceso universal, ubi-
cuo, equitativo y asequible a la infraestructura y los servicios de 
las TIC constituye uno de los retos de la Sociedad de la Informa-
ción. (Punto 21).
Y más adelante: “Una infraestructura de red y aplicaciones de las tec-
nologías de la información […] puede acelerar el progreso económico y so-
cial de los países”, pero para ello –se explicita en el párrafo siguiente– “se 
deberían desarrollar y aplicar políticas que creen un clima favorable para 
la estabilidad, previsibilidad y competencia leal” (puntos 22 y 23).
Por su parte, en el Plan de Acción esta tendencia queda aún más cla-
ra: cuando se enumeran los diez objetivos indicativos acordados, ocho de 
ellos refieren a la conectividad física y el acceso.5 La infraestructura queda 
definida en el plan como el “fundamento básico para la Sociedad de la In-
formación”, y para ello los gobiernos deben “tomar medidas en apoyo de un 
entorno propicio y competitivo que favorezca la inversión”.
El Plan de Acción también insta a los gobiernos a brindar acceso ade-
cuado a la información oficial pública, promueve la creación de centros co-
munitarios de acceso público y aboga por la incorporación de las TIC en la 
educación. El plan se detiene en la necesidad de que los gobiernos tomen 
medidas para la protección de los datos y para enfrentar los delitos infor-
máticos, así como para crear un “entorno jurídico, reglamentario y político 
fiable, transparente y no discriminatorio […] favorable a la competencia y 
predecible, que ofrezca los incentivos apropiados para la inversión”.
Respecto a los modelos de software, pone en pie de igualdad a las 
aplicaciones propietarias (las denomina “software protegido”), de fuente 
5. Los otros dos son la adaptación de los programas de enseñanza escolar y la pre-
sencia de los distintos idiomas en Internet.
[ 27 ]
abierta y libre, y cuando aborda la cuestión tiende a hacerlo en el marco de 
la ampliación de la competencia.
El Plan disponía también la creación de un grupo de trabajo abocado al
análisis del gobierno de Internet, que debía presentar su propuesta en la se-
gunda etapa de la Cumbre. Finalmente el Plan menciona una serie de áreas
en las que el uso intensivo de las TIC traería aparejado mejoras sustantivas
(gobierno, comercio, salud, empleo, ecología, agricultura y ciencia), así como
destina un apartado a señalar la importancia de la diversidad cultural y
lingüística e insta al desarrollo de acciones para posibilitarla en la red.
Dos características particulares de la CMSI fueron su realización en 
dos etapas y la inclusión en los debates de representantes de tres sectores 
diferentes: gobiernos, empresas de telecomunicaciones y organizaciones de 
la sociedad civil. De hecho, la Cumbre fue un catalizador de la articulación 
de ONG de todo el mundo que acordaron propuestas comunes y que –en 
cierto sentido– desarrollaron un papel análogo al que los gobiernos tercer-
mundistas habían tenido dos décadas antes en la Comisión Internacional 
de Estudio de los Problemas de la Comunicación de la UNESCO (la famosa 
Comisión McBride), cuestionando el orden económico y político internacio-
nal. La diferencia de perspectiva quedó evidenciada en el hecho de que, 
para ambas etapas, las organizaciones de la sociedad civil acordaran do-
cumentos alternativos (o complementarios) en los que explicitaron sus dife-
rencias respecto a los acuerdos generales. En el preámbulo a la Declaración 
posterior a la etapa de Ginebra indican:
•	 que las opiniones e intereses que expresan las organizaciones de la 
sociedad civil “no quedan adecuadamente reflejados en los documen-
tos de la Cumbre”, y
•	 que la intención de subsumir las diferencias en un proyecto único 
de “Sociedad de la Información” es errónea e inadecuada, ya que la 
diversidad se traduce, a nivel local, nacional y mundial, en posibles 
sociedades de futuro. Por ello prefieren el plural “sociedades de la in-
formación y la comunicación centradas en las personas”.
No es ocioso, en este punto, contextualizar las articulaciones de las or-
ganizaciones de la sociedad civil de los distintos países para alcanzar posicio-
namientos comunes en la CMSI, en los esfuerzos más amplios de articulación
de organizaciones y movimientos que ya habían empezado a confluir, a partir
de 2001, en el Foro Social Mundial, y en el movimiento alterglobalización.
Desde esta perspectiva, este sector intentó que los debates de la CMSI 
no se convirtieran meramente en la reafirmación pública de la globalización 
[ 28 ]
capitalista, vía la desregulación de los mercados de telecomunicaciones 
como puerta de entrada de las operadoras transnacionales del sector y de 
los grandes fabricantes de hardware en todos los países, ni tampoco en la 
consolidación de los dispositivos de control gubernamental que permite el 
uso masivo de las TIC. Se puede decir que las organizaciones de la socie-
dad civil presentaron un modelo “de la gente”, diferente al modelo “de las 
empresas y los gobiernos centrales”, al que consideraron limitado y tenden-
cioso. Una participante argentina, representante de una organización de la 
sociedad civil, decía al respecto:
A mí me parece que los objetivos que enumera el Plan de Acción
son débiles, puesto que sólo hablan de acceso, terminales, infraes-
tructura, cables, acceso, acceso, acceso. El acceso en sí mismo no
es un bien, si no tenemos una sociedad educada donde primero que
nada se respeten los derechos de la ciudadanía (Busaniche, 2006: 47)
Que esta crítica no derive meramente de un malentendido puede de-
mostrarse con un simple ejercicio: prácticamente al inicio de la Declaración 
de la Sociedad Civil se expresa la necesidad de “la participación de las 
personas en su calidad de ciudadanos y ciudadanas, así como de sus or-
ganizaciones y comunidades, en los procesos de toma de decisiones y otros 
mecanismos de definición de políticas de los gobiernos” (de hecho, la parti-
cipación va a ser uno de los reclamos del sector). ¿Pero cómo es conceptua-
lizada la participación en los documentos oficiales de la CMSI? Si tomamos 
como indicador el uso del término “ciudadano”,6 éste es utilizado sólo ocho 
veces en la Declaración de Principios (1 vez) y Plan de Acción (7 veces), y en 
ningún caso su uso queda asociado a la participación de las personas en la 
toma de decisiones. Se trata de usos que asimilan el término a “personas” 
o “población” (que tienen “bienestar”, “necesidades” o “derechos”), o que in-
dican los destinatarios de políticas gubernamentales (los gobiernos deben 
proporcionarles acceso o fuentes de trabajo, o incluso establecer con ellos 
“relaciones”). Del uso habitual, aquél que alude a quien posee derechos polí-ticos por su pertenencia a la polis democrática, no ha quedado nada.
Siendo esta la tendencia de la Cumbre, se entiende que las organi-
zaciones de la sociedad civil mostraran sus diferencias, de las cuales es 
pertinente destacar:
6. El femenino “ciudadana” directamente no aparece: mientras que las declaracio-
nes de la sociedad civil son muy cuidadosos en lo que hace a la corrección política de 
género, los documentos oficiales ignoran esta problemática. Las políticas de género 
y de lucha contra la discriminación también ocupan un lugar mucho más destacado 
en el primer caso que en el segundo.
[ 29 ]
•	 la ya mencionada preocupación porque la SI se construya a partir 
de la participación en la toma de decisiones por parte de los ciu-
dadanos y las comunidades, también en lo que hace al diseño y 
aplicación de las tecnologías;
•	 el riesgo que supone que la información y el conocimiento queden 
reducidos a mercancías controladas como recursos privados, des-
conociendo su carácter fundante del lazo social;
•	 el desenquistamiento de los acuerdos sobre las TIC y su enmar-
camiento en el más general combate contra la discriminación, la 
marginación y la pobreza;
•	 la necesidad de que las TIC sean diseñadas de modo ambiental-
mente sostenible, implicando el incremento de la vida útil de los 
componentes de hardware;
•	 el apoyo explícito al software libre y el rechazo de la noción de 
“neutralidad tecnológica”;7
•	 el protagonismo de los medios comunitarios, el apoyo a soluciones 
enmarcadas en la informática comunitaria8 y la limitación de los 
principios de la libre competencia al espacio internacional, y
•	 el rechazo a que los estándares de Internet y las TIC sean defini-
dos de modo no participativo por “pequeños grupos de poderosos 
gobiernos y empresas”, y el reclamo por modificaciones sustanti-
vas en la gobernanza de Internet.9
7. Discutimos más detenidamente este concepto en el siguiente capítulo.
8. Que es definida en la Declaración como “el estudio interdisciplinario y la práctica 
del diseño, la implementación y la gestión de tecnologías de la información y la co-
municación desarrolladas por las comunidades para resolver sus propios problemas”
9. Este tema, de hecho, fue introducido en las deliberaciones de la Cumbre espe-
cialmente por la preocupación de las organizaciones de la sociedad civil. En la ac-
tualidad, la administración técnica de Internet (asignación de direcciones IP, iden-
tificadores de protocolo, gestión de sistema de dominio y administración de servi-
dores raíz) está a cargo de Internet Corporation for Assigned Names and Numbers 
(ICANN), una organización sin fines de lucro radicada en California y sujeta a las 
leyes de ese estado norteamericano. Su funcionamiento, incluso, depende de la dele-
gación de funciones por parte del gobierno de Estados Unidos. Resulta obvio que este 
modelo organizativo –que tiene a su cargo las definiciones de rango superior para el 
funcionamiento de Internet– dista de ofrecer garantías mínimas para la participa-
ción de la comunidad internacional, y aún menos de las organizaciones sociales. Sin 
embargo no fueron los gobiernos los que plantearon con más claridad este tema en la 
Cumbre. A título de ejemplo se puede mencionar que en el documento preparatorio a 
la Cumbre elaborado por CEPAL (Comisión Económica para América latina, 2003) 
no se hace ninguna mención a la problemática.
[ 30 ]
La segunda fase de la CMSI no implicó avances muy importantes res-
pecto a la primera. En los documentos oficiales (“Compromiso de Túnez” y 
“Agenda de Túnez para la Sociedad de la Información”) se reafirma el Plan 
de Acción suscrito en Ginebra, que como se ha dicho privilegia el desarrollo 
de infraestructuras de acceso.
Si bien el Compromiso de Túnez parte del reconocimiento –una vez 
más– de la libertad de expresión y la libre circulación de información, ideas 
y conocimientos, como base para la construcción de la Sociedad de la In-
formación, éste fue uno de los temas conflictivos, debido a la elección de la 
sede, ya que Túnez era10 un país habitualmente denunciado por carencia 
de libertades de expresión y garantías democráticas por organizaciones de 
derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch.11
El objetivo que plantea el Compromiso de Túnez es “el acceso univer-
sal, ubicuo, equitativo y accesible a las TIC”, para lo cual se deben realizar 
inversiones importantes en el desarrollo de infraestructura que busque el 
cierre de la brecha digital. El documento no es muy detallado respecto a 
cuestiones menos “duras”, remitiendo a un genérico “desarrollo de las capa-
cidades humanas y la creación de aplicaciones TIC y contenidos digitales 
en idioma local”.
Por otro lado, Túnez se concentró en algunos aspectos de mayor espe-
cificidad (mecanismos de financiación de proyectos para colmar la brecha 
digital, gobernanza de Internet y mecanismos de implementación y segui-
miento post-CMSI), a los que se destina la “Agenda para la Sociedad de 
la Información”. Tampoco en estos aspectos puntuales los resultados es-
tuvieron a tono con las expectativas iniciales. Respecto a la financiación, 
el eje estuvo en la implementación del Fondo de Solidaridad Digital, una 
iniciativa del presidente senegalés Abdoulaye Wade que fue inicialmente 
presentada (y recibió el apoyo) en la Cumbre de Ciudades y autoridades lo-
cales Cities e World-Lyon 2003, realizada una semana antes de las sesiones 
oficiales de la primera etapa de la CMSI. El Fondo se basa en el “principio 
del 1% de solidaridad digital”, un porcentaje de todas las licitaciones por 
10. Al menos hasta que la sublevación popular que dio inicio al actual ciclo de revuel-
tas árabes derrocara al dictador Zine El Abidine Ben Ali, en enero de 2011.
11. De hecho, durante la realización de la Cumbre, las autoridades tunecinas im-
pidieron el ingreso al país de Robert Ménard, secretario general de Reporteros sin 
Fronteras, quien iba a presentar un informe de la organización acerca de 15 países 
que no respetaban la libertad en Internet, entre los que se encontraba el país anfi-
trión (diario El País, 17 de noviembre de 2005, véase http://www.elpais.com/articu-
lo/sociedad/Tunez/impide/entrada/pais/secretario/general/Reporteros/Fronteras/
elpepusoc/20051117elpepusoc_3/Tes).
[ 31 ]
bienes o servicios relativos a las TIC que debería alimentar un Fondo mun-
dial para financiar proyectos de superación de la brecha digital.
El Fondo finalmente se creó, pero la Cumbre no llegó a establecer re-
comendaciones precisas sobre su aplicación, más allá de la aclaración de su 
“naturaleza voluntaria”. En consecuencia, su aplicación hasta la fecha ha 
sido extremadamente limitada.12
Respecto a la gobernanza de Internet, que se convirtió en el tema cen-
tral de Túnez, la Cumbre tampoco aportó mayores novedades. Si bien se 
reconoció el principio de que “la gestión internacional de Internet debería 
ser multilateral, transparente y democrática, y hacerse con la plena par-
ticipación de los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las orga-
nizaciones internacionales” (situación que dista del actual monopolio del 
ICANN), las definiciones sobre esta cuestión fueron derivadas a un Foro 
para la Gobernanza de Internet, dependiente de la Secretaría General de 
la ONU. 
En lo que hace al seguimiento, además de una serie de aspectos opera-
tivos, la Agenda enfatiza la necesidad de contar con indicadores claros y de 
actualización periódica que permitan medir las brechas digitales interna-
cional y doméstica. Entre estos indicadores se mencionan los emanados de 
la Alianza para medir las TIC para el Desarrollo y los índices de Oportuni-
dades de las TIC y de Oportunidades Digitales.
La visión de las organizaciones de la sociedad civil acerca de la etapa 
Túnez de la CMSI fue, nuevamente, crítica, como queda ya en evidencia 
en el título del documento emitido con posterioridad a la conclusión de la 
Cumbre: “Mucho más se pudo haber logrado”. 
En este documento seseñala:
•	 el acceso a Internet debe ser considerado un bien público mundial. 
Los enfoques de mercado, que predominan en los documentos ofi-
ciales de la Cumbre, no siempre son los adecuados para dar so-
lución a las regiones y poblaciones en desventaja. En ese sentido, 
las organizaciones de la sociedad civil reivindican como logros la 
mención a políticas públicas en los documentos finales;
•	 si bien el Fondo de Solidaridad Digital es una buena idea y sería
importante que se generalizara la adhesión al “Principio de Gi-
nebra”, lo cierto es que el hecho de que haya sido establecido con
12. Un repaso rápido por los proyectos que ha financiado en estos años da cuenta de
que su capacidad es más que modesta (el sitio web del Fondo es http://www.dsf-fsn.org/).
[ 32 ]
una base voluntaria hace que se vea con preocupación “la falta de
compromisos claros por parte de los gobiernos o del sector privado”;
•	 las organizaciones de la sociedad civil muestran su preocupación 
por la tendencia en los documentos de Túnez a subordinar el dere-
cho a la privacidad a los requerimientos de la seguridad (la lucha 
contra el cibercrimen, el terrorismo, etc.);
•	 el retraso en la implementación de un mecanismo de gobernanza
global de Internet que dependa del sistema de la ONU se ha debido,
en última instancia, a que los gobiernos y el sector privado de los
países centrales (y especialmente de Estados Unidos) no tienen con-
fianza en el sistema multilateral, algo que resulta preocupante;13
•	 como se había hecho en el documento de la Sociedad Civil de 2003, 
éste también destaca el rol del software libre, aunque ahora es 
más enfático en su argumentación: el software propietario (que 
es en definitiva el modelo impulsado por la CMSI) “está siempre 
luchando por la dependencia y la monopolización, ambos perjudi-
ciales para la economía y el desarrollo como un todo”, y
•	 más allá del punto anterior, la Cumbre no ha podido avanzar en 
las cuestiones más generales relacionadas con el conocimiento li-
bre y las distorsiones que provocan los sistemas de patentamiento 
cuando, por ejemplo, conocimientos ancestrales de pueblos indíge-
nas son apropiados por empresas foráneas.
Al referirse a cuestiones educativas, el documento de las organizacio-
nes de la sociedad civil realiza una reflexión que, con todo, termina tenien-
do una aplicación bastante más general:
Si deseamos que las futuras generaciones entiendan la base
real de nuestra era digital, la libertad debe ser preservada para el
conocimiento de la humanidad: el Software Libre, el software edu-
cativo abierto y libre así como los recursos científicos otorgan poder
a las personas para que puedan por si solos decidir sobre sus vidas.
Si no, ellos se volverán sólo usuarios y consumidores de las tecnolo-
gías de la información, en vez de ser participantes activos y ciudada-
nos bien informados dentro de la Sociedad de la Información. Cada
13. “El sector privado ha recibido con alegría la decisión de mantener el actual mo-
delo de gobierno de Internet, al considerar que la gestión técnica del sistema debe 
preservarse del intervencionismo público para no poner en peligro la eficiencia de la 
Red”. Así empieza la crónica de este aspecto de la Cumbre el periodista de El País
(http://www.elpais.com/articulo/internet/Sector/privado/usuarios/manifiestan/Tu-
nez/favor/actual/Gobierno/Internet/elpeputec/20051117elpepunet_4/Tes).
[ 33 ]
generación tiene una opción que tomar: ¿La educación de la mente
y la creatividad, o la educación producto? Lo más lamentable es que
la CMSI haya mostrado una significativa tendencia hacia lo último.
¿Es entonces inevitable una evaluación negativa de los resultados de la
Cumbre? Muy posiblemente sea necesario realizar una mayor matización.
Como hace bien en señalar Concepción Travesedo de Castilla (2006), si
bien la delegación en la UIT de la organización de la CMSI supuso resignar
el enfoque humanista que había caracterizado, por ejemplo, al Informe
MacBride, también implicó un reforzamiento de las Naciones Unidas y de
la propia UIT en la cuestión crucial de los mercados de telecomunicaciones.
En este aspecto, la UIT habría jugado un rol a favor del desarrollo de los
países del Tercer Mundo y de morigeración del capitalismo transnacional. El
oponente, indica Travesedo de Castilla, no era en realidad la UNESCO o la
sociedad civil, sino la Organización Mundial de Comercio que impulsaba una
liberalización extrema de los mercados de telecomunicaciones, en beneficio
de los países centrales y de las grandes operadoras de telefonía y redes.
Desde ese punto de vista, si bien la Cumbre no constituyó un real 
avance en la democratización del acceso a las TIC, al menos supuso alguna 
contención de las tendencias más liberalizantes del sector de las telecomu-
nicaciones, que venían avanzando desde los noventa. En el “debe” habrá 
que contabilizar –principalmente– la incapacidad de generar compromisos 
efectivos en los temas principales (la superación de la brecha digital en los 
países pobres y la democratización de la gobernanza de Internet), compro-
misos que han quedado diluidos en aportaciones voluntarias carentes de 
marcos regulatorios.
De la información al conocimiento: 
la intervención de la UNESCO en el debate
Dos semanas antes del inicio, en Túnez, de la fase definitoria de la 
CMSI, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cien-
cia y la Cultura (UNESCO) presentó un “Informe Mundial” en el que sentó 
su posición y estableció diferenciaciones respecto a los ejes centrales de 
la Cumbre. Ya en su primera página el Informe Hacia las sociedades del 
conocimiento afirma:
Las sociedades emergentes no pueden contentarse con ser 
meros componentes de una sociedad mundial de la información y 
[ 34 ]
tendrán que ser sociedades en las que se comparta el conocimiento, 
a fin de que sigan siendo propicias al desarrollo del ser humano y 
de la vida. (UNESCO, 2005: 5)
La diferencia en la denominación deviene de un enmarcamiento muy 
distinto: la noción de sociedad de la información se basa en los progresos 
tecnológicos, pero el concepto de sociedades del conocimiento (del cual el 
Informe reconoce que fuera utilizado por primera vez por Peter Drucker en 
1969) abarca aspectos sociales, éticos y políticos mucho más vastos. De he-
cho, alcanzar la Sociedad de la Información puede considerarse instrumen-
tal al objetivo del surgimiento de sociedades del conocimiento, ya que “la 
información es efectivamente un instrumento del conocimiento, pero no es 
el conocimiento en sí” (Ibíd.: 19). De por sí, la información es una mercancía, 
y como tal tiende a una lógica de reserva (su valor depende de la rareza), 
como elemento estratégico en su posesión, mientras que el conocimiento 
tiende a ser compartido y adquirir valor a partir de su socialización. Si las 
informaciones tienden a predominar por sobre los conocimientos, esto es 
debido a que la relación que tenemos con el saber “se ha visto considera-
blemente modificada por la difusión de los modelos de economía del conoci-
miento” (Ibíd.), asegura críticamente el Informe.
Es evidente que la intervención de la UNESCO apunta a un cambio en
el eje de las políticas públicas relacionadas con las tecnologías de comunica-
ción, que ponga foco en las cuestiones culturales, educativas y del desarrollo
científico. De allí que el documento no se centre en cuestiones de acceso a
infraestructuras (aunque reconoce que éstas, y las de gobernanza de Inter-
net, revisten importancia), sino en los cambios que operan en la producción,
circulación y apropiación de conocimientos. Los temas que trata el docu-
mento son: la economía del conocimiento, la nueva función del aprendizaje y
su extensión a la duración de toda la vida, la reformulación de la educación
básica, los problemas y desafíos en la educación superior, la investigación
científica y la cultura científica (y los problemas Norte/Sur en este campo),
el conocimiento en relación a los riesgos (ya sea para enfrentar los riesgosexistentes, como por la creación de nuevos riesgos derivados del mismo desa-
rrollo del conocimiento), la diversidad lingüística y los conocimientos locales,
el acceso al conocimiento (especialmente para las mujeres y las minorías).
Es por ello que el concepto articulador del informe es el de “brecha 
cognitiva”, mucho más amplio que el de “brecha digital”, ya que alude no so-
lamente a posibilitar el acceso a las TIC, sino también a favorecer el acceso 
y utilización amplia de los conocimientos para alcanzar el desarrollo soste-
nible, lo que implica reformas muy amplias en los ámbitos más diversos (la 
[ 35 ]
infraestructura, pero también la educación básica y superior, la investiga-
ción científica y los marcos legales y políticos).
Tendremos la ocasión de ver que esta brecha digital alimen-
ta otra mucho más preocupante: la brecha cognitiva, que acumula 
los efectos de las distintas brechas observadas en los principales 
ámbitos constitutivos del conocimiento –el acceso a la información, 
la educación, la investigación científica y la diversidad cultural y 
lingüística– y representa el verdadero desafío planteado a la edifi-
cación de las sociedades del conocimiento. (Ibíd.: 23)
La brecha cognitiva se encuentra presente a nivel de los contenidos (ya 
que los contenidos existentes marginan a los grupos para los que Internet 
es “un objeto extraño e incomprensible”, ibíd.: 33), en la desigual capacidad 
de asimilación y aprovechamiento de los conocimientos por parte de los di-
ferentes grupos socioeconómicos (reforzando las diferencias preexistentes, 
por lo cual “la difusión generalizada del conocimiento, lejos de reducir la 
brecha entre los más adelantados y los más rezagados, puede contribuir a 
aumentarla”, ibíd.: 176), y también en las diferencias entre los países del 
Norte y del Sur (en donde otro aspecto de esta dinámica lleva al reforza-
miento de las distancias entre unos y otros a partir de la “fuga de cerebros”).
En conclusión:
Ante el desafío planteado por el conocimiento no todos los 
países son iguales. A la brecha digital entre “conectados” y margi-
nados de la sociedad mundial de la información, la brecha cientí-
fica, la brecha educativa, las brechas culturales y las que afectan 
a determinados grupos como los jóvenes, las personas de edad, las 
mujeres, las minorías, los emigrantes y los discapacitados, se su-
perpone otra brecha fundamental. Esa línea de fractura esencial 
es la brecha cognitiva, que separa a los marginados de las socie-
dades del conocimiento de las personas que tienen acceso a éste y 
participan en su aprovechamiento compartido. (Ibíd.: 176)
Cuestiones cruciales en las sociedades del conocimiento
Entre la amplitud de aspectos que el documento aborda, nos parece 
especialmente relevante para nuestro tema, detenernos en tres de ellos:
a) la libertad de expresión frente a los regímenes de seguridad a ultranza.
Dos desafíos presenta la revolución de la información: el acceso de todos a 
[ 36 ]
la información y la libertad de expresión. Esta última supone libertad para 
la investigación científica y para las actividades creativas, pero también 
incluye la problemática del derecho a acceder a datos en posesión de los 
poderes públicos y el derecho a “acceder a una información diversificada 
y de calidad” (ibíd.: 43), diversificación que se basa en el pluralismo de los 
medios. En momentos en que muchos gobiernos han privilegiado la “segu-
ridad a ultranza” como valor central, la libertad de expresión se ve efectiva-
mente presionada, llegando a formas renovadas de censura, entre las que el 
Informe constata con especial preocupación la transferencia a operadores 
privados del control censor.
Los riesgos de violación de la vida privada han aumentando 
considerablemente desde el advenimiento de las nuevas tecnolo-
gías de la información y la comunicación, sobre todo cuando éstas 
se utilizan por presuntos motivos de seguridad. La complejidad de 
esta situación muestra que si aspiran a ser democráticas, las socie-
dades del conocimiento tendrán que establecer un justo equilibrio 
entre los imperativos de la libertad individual y las exigencias de 
la seguridad. (Ibíd.: 155-156)
Pero además las cuestiones relacionadas con la libertad de expresión 
y los límites a las intervenciones pro-seguridad se cruzan con la problemá-
tica de la vigilancia y de la confidencialidad de los datos personales, y con 
el derecho a preservar la propia intimidad, como derecho a que los otros no 
sepan, y también a no saber sobre los otros (siempre hablando de conoci-
mientos sobre la intimidad).
b) Optar por las sociedades del aprendizaje. La noción de “sociedad del 
aprendizaje” –introducida por Robert Hutchins y Torsten Husén a fines 
de los sesenta– refiere a la característica de las sociedades actuales de de-
senquistar las instancias de adquisición de conocimientos más allá de las 
instituciones educativas y de las etapas iniciales de la vida.14 Sin embargo, 
en la visión de la UNESCO, la consolidación de sociedades del aprendizaje 
dista de ser obvia. Si se deja la tendencia a la lógica exclusiva de la mer-
cantilización de la información –o lo que equivale a decir: en ausencia de 
políticas públicas– el resultado puede ser muy diferente:
14. Jesús Martín-Barbero (2002) se ha referido más recientemente a los procesos de 
descentramiento y deslocalización de los saberes. La idea de que la educación ya no 
se encuentra confinada a la escuela ha sido investigada profusamente y es un tema 
de especial interés cuando se lo aborda desde el campo de los estudios de comunica-
ción (Orozco Gómez, 2004; Sandoval, 2011a).
[ 37 ]
Una observación atenta de las “culturas digitales” que han 
surgido con la difusión de las nuevas tecnologías, en especial entre 
los internautas más jóvenes, abonaría más bien otra hipótesis mu-
cho menos halagüeña, a saber: la aparición de una sociedad de la 
diversión generalizada. (Ibíd.: 60)
Las sociedades del aprendizaje se fundamentan en la extensión de la 
cultura de la innovación, que impone la caducidad de los conocimientos 
adquiridos en etapas tempranas de la vida y la necesidad de actualización 
permanente, es decir de educación a lo largo de toda la vida. El eje de la 
escuela debería estar, en consecuencia, en “la adquisición de mecanismos 
de aprendizaje flexibles, en vez de imponer un conjunto de conocimientos 
muy definido” (Ibíd.: 66).
La “educación para todos a lo largo de la vida” supone que el apren-
dizaje ya no se limita al tiempo de la escolaridad, y un correlato de ello es 
que la educación –que tradicionalmente era una de las actividades enco-
mendadas al Estado– tiene cada vez mayor participación y oferta privada. 
La cuestión es cómo hacer que la educación no acentúe las disparidades, en 
vez de atenuarlas.
En este marco, la redefinición de la enseñanza básica lleva a ésta a que 
se centre en la capacidad de búsqueda y selección de información relevante:
Una de las competencias necesarias para aprender a apren-
der es la capacidad para buscar, jerarquizar y organizar la infor-
mación omnipresente que hallamos principalmente –aunque no 
exclusivamente– en Internet. Este es el objetivo de la information
literacy, sin la cual es difícil hablar de sociedades del conocimiento. 
(Ibíd.: 80)
La tendencia a que la educación se prolongue a lo largo de toda la vida 
no deja de ser problemática, ya que puede traducirse en una colonización 
del aprendizaje por parte de las necesidades de la maquinaria económica, 
lo que llevaría a una colonización del tiempo libre por parte de los requeri-
mientos del mercado de trabajo.
Esta evolución general del aprendizaje puede suscitar críticas. Algu-
nos expertos han destacado que el desarrollo concomitante de un discurso 
sobre la educación a lo largo de toda la vida y un mercado educativo en 
plena expansión podría desembocar en formas insidiosas de control so-
cial de los individuos que se verían obligados a poner sus capacidades de 
aprendizaje al servicio casi exclusivode la economía y del concepto que los 
empresarios tienen de ésta. El mantenimiento permanente de un capital 
[ 38 ]
de conocimiento rentable puede, por lo tanto, tener efectos perniciosos y 
provocar una desaparición progresiva de la línea divisoria entre el lugar de 
trabajo y el de aprendizaje, entre vida profesional y privada, y entre activi-
dades recreativas y productivas (ibíd.: 88).15
c) La ciencia y la privatización del conocimiento. Uno de los temas cru-
ciales respecto al desarrollo de las SC es el de la investigación científico-
técnica. Aquí también se evidencia una “brecha científica”, aunque las dis-
paridades en inversión en ciencia y tecnología muestran que 
si la potencia económica es una variable importante, no pue-
de definir de por sí sola la actitud de un país con respecto a la pro-
ducción científica, como lo muestran las disparidades en materia 
de inversión entre Europa y los Estados Unidos, e incluso dentro 
de la propia Unión Europea. (Ibíd.: 110)
Aunque habría que ver en qué medida el gasto de Estados Unidos no
está sobredimensionado por su enorme gasto militar e inversión en desarro-
llo armamentístico, de cualquier forma, cuando se comparan los países cen-
trales con los periféricos, la distancia es abismal: América Latina, África y
Oceanía (en conjunto) apenas llegan al 5% del gasto total en investigación
y desarrollo (GIID), mientras que América del Norte ronda entre el 35 y el
40%. Desde la inversión nacional, el GIID mundial representaba en 2000 el
1,7% del PIB, pero en los países de la OCDE era de 2,2% promedio, mientras
que América Latina era del 0,6% y en África Subsahariana del 0,2%.
Un factor aquí es la “fuga de cerebros”, que debe entenderse también 
como una especie de subsidio del Sur (que paga la formación básica de sus 
científicos) hacia el Norte (que aprovecha sus desarrollos). Además, un dato 
aquí es que cuando la fuga se da en las etapas de formación también supone 
la apropiación de recursos económicos por parte de los países centrales:
15. La UNESCO toma nota aquí (y en otras partes del documento) de algunas ideas 
provenientes de los teóricos de la sociedad de control, como la de modulación: “En 
las sociedades de disciplina, siempre se estaba empezando de nuevo (de la escuela 
al cuartel, del cuartel a la fábrica), mientras que en las sociedades de control nunca 
se termina nada: la empresa, la formación, el servicio, son los estados metaestables 
y coexistentes de una misma modulación, como un deformador universal” (Deleuze, 
1998: 103). Y con mayor claridad en este punto: “El principio modular del «salario 
al mérito» no ha dejado de tentar a la propia educación nacional: en efecto, así como 
la empresa remplaza a la fábrica, la formación permanente tiende a remplazar a la 
escuela, y la evaluación continua al examen. Lo cual constituye el medio más seguro 
para liberar la escuela a la empresa” (Ibíd.: 103).
[ 39 ]
La OCDE ha calculado que en el año 2000 los ingresos ob-
tenidos por los Estados Unidos con la aceptación de estudiantes 
extranjeros en sus universidades ascendieron a 10.290 millones 
de dólares, esto es, una cifra muy superior al conjunto del gasto 
público en enseñanza superior de toda América Latina. (Ibíd.: 97)
La UNESCO propone –entre otras medidas– la formación de “cola-
boratorios”, es decir la articulación de redes mundiales de centros de in-
vestigación. También es problemático el tema del acceso a la información 
científica y la tensión entre productores de conocimiento y editores de pu-
blicaciones científicas (o la lógica científica que lleva a que el conocimiento 
sea de acceso universal y la lógica comercial que tiende a restringirlo y 
permitir su acceso sólo mediante el pago).
Parte de esta problemática es la del copyright, donde la UNESCO sostiene:
 El conocimiento propiamente dicho no puede, por lo tanto, 
ser objeto de una propiedad intelectual exclusiva, y lo que puede 
entrar en el ámbito del régimen de la propiedad intelectual es la 
expresión de una idea o una invención, pero nunca las ideas o los 
hechos originarios que constituyen dicha expresión. (Ibíd.: 187)
Por lo que los defensores de la “propiedad intelectual” no tienen toda la
razón, y la cuestión necesita, dice la UNESCO, “soluciones a medida” que
promuevan el acceso universal al conocimiento y la información, lo que pue-
de lograrse aceptando limitaciones y excepciones a la protección de la propie-
dad intelectual (por ejemplo la práctica del “uso leal” de los contenido, ibíd.:
196)– o las prácticas de creación cooperativa, como la Open Source Initiative.
El Informe de la UNESCO de 2005 es un documento complejo y am-
bicioso, y no es nuestra intención agotar aquí su lectura.16 Aborda muchos
otros temas relacionados de modo total o parcial al campo de este libro: la 
diversidad cultural y lingüística, el respeto a los conocimientos locales y el 
riesgo de que sean apropiados por actores más poderosos, el lugar de las 
“viejas” tecnologías de comunicación en las SC, las reformas en la educación 
16. De hecho, tenderíamos a pensar que, paradójicamente, el impacto que ha tenido 
el Informe ha sido escaso, muy lejano al que tuvo en su momento el Informe MacBri-
de. Por supuesto que en este último caso existió una coyuntura en nada comparable, 
pero de cualquier manera la importancia de cada informe para la especificidad del 
campo de estudios de comunicación, en un momento y en otro, sí lo es.
[ 40 ]
superior, los riesgos globales y el desarrollo sostenible, la renovación de la 
democracia y los riesgos de la radicalización unipolar,17 etcétera.
Finalmente el documento cierra con una serie de recomendaciones:
•	 Invertir más en una educación de calidad para todos, a fin de ga-
rantizar la igualdad de oportunidades
•	 Multiplicar los lugares de acceso comunitario a las tecnologías de 
la información y la comunicación
•	 Alentar el acceso universal al conocimiento mediante el incremen-
to de los contenidos disponibles
•	 Trabajar en “colaboratorio”: crear redes entre norte y sur para 
un mejor aprovechamiento compartido del conocimiento científico
•	 Compartir el conocimiento ambiental en favor del desarrollo sos-
tenible
•	 Dar prioridad a la diversidad lingüística, asumiendo los desafíos 
del multilingüismo
•	 Avanzar hacia una certificación de los conocimientos en Internet
•	 Intensificar la creación de asociaciones en pro de la solidaridad 
digital
•	 Incrementar la contribución de las mujeres a las sociedades del 
conocimiento
•	 Elaborar indicadores fiables de las sociedades del conocimiento
Del conocimiento a los saberes compartidos
En el proceso de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información 
(que como se explicó discurrió, desde sus etapas preparatorias, por casi 
tres años de trabajo) las organizaciones de la sociedad civil encontraron 
oportunidades de articulación y trabajo en red, al tiempo que se clarifi-
caban y explicitaban sus diferencias con la perspectiva hegemónica que 
llevaban adelante los gobiernos (especialmente los de los países centrales) 
y las empresas (especialmente las transnacionales del sector de las teleco-
municaciones).
Un fruto puntual de este proceso es un libro que se presentó en la 
etapa de Túnez de la CMSI, aunque su versión final data de algunos meses 
17. Analizando datos de militancia cívica y política en relación al uso de Internet, 
el Informe prácticamente suscribe la tesis de Cass Sunstein (2003) respecto a que 
las TIC tienden a reforzar la radicalización de las diferencias en vez de a generar 
ámbitos plurales de intercambio.
[ 41 ]
después: Palabras en juego: enfoques multiculturales sobre las sociedades de 
la información (Ambrosi, Peugeot y Pimienta, 2005). El proyecto fue impul-
sado por tres organizaciones no gubernamentales abocadas a la promoción 
de usos sociales y cívicos de las TIC: el Carrefour Mondial de l’Internet Cito-
yen (Montreal), Vecam (París) y Funredes (Santo Domingo), y su resultado 
final es un raro ejemplo de aquella figura que Gregory

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