Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Comentarios de las porciones semanales de la Torá. SEFER DEBARIM ספר דברים (Libro de Deuteronomio - Palabras) Por el Moré Ketriel Blad © Prohibida toda reproducción lucrativa. Visítenos en: www.besora.cl Parashá 44 Devarim Deuteronomio 1:1 – 3:22 Por Dr. S. K. Blad © Prohibida toda reproducción lucrativa. Aliyás de la Torá: 1. 1:1-11 2. 1:12-21 3. 1:22-38 4. 1:39 – 2:1 5. 2:2-2:30 6. 2:31 – 3:14 7. 3:15-22 8. Maftir: 3:20-22 Haftará: Isaías 1:1-27 Los Escritos Apostólicos: Revelación 1:1 – 2:17 Aliyás de los Escritos Apostólicos: 1. Revelación 1:1-8 2. Revelación 1:9-20 3. Revelación 2:1-7 4. Revelación 2:8-11 5. Revelación 2:12-17 Devarim Significa “palabras” o “cosas”.[1] Comentarios Primera aliyá, 1:1-11 Este es el quinto libro que escribió Moshé, como está escrito en Deuteronomio 31:24: “Y sucedió que cuando Moshé terminó de escribir las palabras de esta Torá en un rollo, hasta su conclusión...” Devarim es una reafirmación de aquella Torá que ya fue dada desde el monte Sinái y en las llanuras de Moav. Se diferencia de los otros cuatro libros de la Torá de manera que no recopila las palabras dictadas por el Eterno directamente, sino las palabras transmitidas a través del mayor de los profetas, Moshé, (sin contar al Mesías Yeshúa que es mayor que Moshé, cf. Hebreos 3:3-6). Por lo tanto, este libro constituye una repetición y explicación, por medio del profeta, de la Torá que ya fue dictada y entregada una vez por todas desde el cielo. Por eso el libro empieza: “Estas son las palabras que Moshé habló a todo Israel…” Esto no significa que no sean palabras del Eterno, sino que en vez de dictar las palabras directamente, ahora son filtradas y transmitidas por el instrumento humano que ha llegado al mayor nivel de profecía que existe. Son palabras del Eterno por medio de Moshé, como está escrito en 1:3: “Moshé habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que HaShem les había ordenado.” Sin embargo, como no son palabras dictadas directamente por HaShem, la base para las palabras del quinto libro de Moshé ya está establecida en los cuatro primeros libros. Recordemos que el fundamento de una casa es el que sostiene toda la casa. De la misma manera los cuatro primeros libros de la Torá fueron dictados letra por letra al profeta Moshé y escritos con exactitud para así ser es el fundamento para el quinto libro de Moshé. Estos cinco libros, llamados la Torá de Moshé, son, a su vez, el fundamento para el resto de las Escrituras. Los libros proféticos que luego fueron añadidos, empezando con el libro de Yehoshúa (Josué) no cambian nada del fundamento, ni añaden al fundamento, como está escrito en Deuteronomio 4:2: “No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos de HaShem vuestro Elohim que yo os mando.” En Deuteronomio 12:32 está escrito: “Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás ni le quitarás.” Los libros de los Profetas anteriores (Josué – 2 Reyes) y los Profetas posteriores (Isaías – Malaquías), los Escritos anteriores (Salmos – 2 Crónicas) y los Escritos posteriores (Mateo – Revelación), no pueden añadir nada a las palabras de la Torá que HaShem dio a Moshé, ni quitar de ellas. El fundamento de la revelación Escrita ha sido puesto una vez por todas y los demás libros no pueden formar parte del fundamento ni quitar del fundamento. Los demás libros inspirados divinamente van explicando y dando más luz sobre lo que ya está escrito en el fundamento, cf. Efesios 3:5. Aunque ellos también son libros inspirados por el Espíritu de HaShem, no tienen el mismo nivel de autoridad que la Torá de Moshé. Por lo tanto, hay que tener mucho cuidado con nuevos conceptos que son deducidos de alguna de las otras Escrituras que no se encuentran en la Torá de Moshé, puesto que toda revelación que viene después de Moshé tiene que estar fundada en sus Escritos, como está escrito en Juan 5:46: “Porque si creyerais a Moshé, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.” En Romanos 3:21 está escrito: “Pero ahora, aparte de la Torá (escrita), la justicia de Elohim ha sido manifestada (en la Torá viviente), atestiguada por la Torá y los Profetas” En Hechos 26:22 está escrito: “Así que habiendo recibido ayuda de Elohim, continúo hasta este día testificando tanto a pequeños como a grandes, no declarando más que lo que los profetas y Moshé dijeron que sucedería” En una misiva, que los líderes mesiánico-israelitas en Guatemala envió a sus comunidades, está expresado de esta manera: “Consideramos que los libros que conforman el Tanaj, (AT), así como la Brit HaJadashá, (el Código Real, NT), fueron escritos bajo autoridad divina. Estos libros fueron entregados a Israel para todo el mundo. Reconocemos que la Torá de Moshé es el fundamento de la fe y la máxima autoridad de las Escrituras. El resto de las Escrituras - los Profetas y los Hagiógrafos (Escritos) incluyendo la Brit HaJadashá - no contradicen, ni añaden, ni quitan a la Torá de Moshé sino que desarrollan, explican y revelan los misterios que fueron dados una vez para siempre.” El libro de Devarim se divide en tres partes, que corresponden a los tres libros Éxodo, Levítico y Números, y es por eso que también es llamado Mishné Torá, “repetición de la Torá”, sacado de Deuteronomio 17:18. El nombre Deuteronomio viene de “Deuteronomium”, que es la forma latina de “Deuteronomion”, que aparece en la Septuaginta, y significa “la segunda ley”. Las tres partes son las siguientes: 1:1 – 5:5 Moral y amonestación 5:6 – 27:8 Leyes diversas 27:9 – 34:12 Bendición y maldición Al comparar el libro de Devarim con los antiguos documentos de pacto, que han sido encontrados por los arqueólogos, de los heteos y otros pueblos orientales del periodo 1500 – 1300 a.E.C., que, entre otras cosas, regulaban la relación entre los reyes y sus súbditos, se ve una estructura muy similar, con introducción, recuento histórico, condiciones del pacto, el propio documento del pacto, bendiciones, maldiciones, conclusión y duración del documento. (A. Berkowitz) Según la tradición, el capítulo 34, que habla de la muerte de Moshé, fue escrito por Yehoshúa (Josué). 1:1 “Estas son las palabras que Moshé habló a todo Israel al otro lado del Yardén, en el desierto, en el Arabá, frente a Suf, entre Parán, Tofel, Laván, Jatserot y Di-Zahav.” – Según Rashí, al usar la palabra “devarim”, se trata de amonestaciones, porque es una manera más severa de expresarse comparado con la manera como está escrito el resto de la Torá. En los libros de Jeremías y Eclesiastés, que también son libros de amonestación, se encuera la misma palabra en la introducción: “divrei”, “palabras de...”. Los lugares que son mencionados aquí son lugares donde los hijos de Israel riñeron con el Eterno durante su viaje. Rashí dice: “Puesto que se trata de palabras de amonestación y que enumeran todos los lugares donde habían provocado la ira del Omnipresente, se han disimulado los hechos recordándolos en términos generales por consideración a Israel”. El Targúm de Onkelós tradujo este versículo de esta manera: “Moshé los ha amonestado por haber pecado en el desierto y por haber atraído la cólera divina en el valle de Moav y (desde entonces) frente al Mar de Cañas (Suf); por haber murmurado contra Elohim en Parán y por haber hablado en términos desaprobatorios (Tófel) sobre el maná (Laván); por haber pronunciado en Jatserot críticas sobre el alimento y haber erigido antes el “becerro de oro” (Di- Zahav). Los hijos de Israel habían pecado “en el desierto”, según Éxodo 16:3; “en el Arabá”, según Números 25:1-3; “frente a Suf”, según Éxodo 14:11 y Salmo 106:7; “en Parán”, según Números 12:6 y capítulo 13; denigraron lo blanco en Éxodo 31:16; se rebelaron en Jatserot, según Números 11:35; y levantaron el becerro de oro,según Éxodo 32, cf. Oseas 2:8. La palabra “Di- Zahav” se entiende como “bastante oro”. 1:2 “Hay once días desde Jorev, por el camino del monte de Seir, hasta Kadesh-Barnea.” – Rashí muestra las evidencias de que los hijos de Israel hicieron ese viaje en tres días. Así se ve que HaShem tenía mucho interés en introducirles en la Tierra. Normalmente tardaban once días entre Jorev y Kadesh. Sin embargo, este dato contrasta con el siguiente versículo que habla de 40 años que los hijos de Israel habían estado dando vueltas por el desierto. Jorev es donde la Torá fue entregada y Kadesh-Barnea está cerca de la frontera sur de la tierra prometida. Si los hijos de Israel hubieran creído en el Eterno habrían entrado en la tierra mucho antes. 1:3 “Y sucedió que en el año cuarenta, el mes undécimo, el primer día del mes, Moshé habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que HaShem les había ordenado” – Moshé habló sus tres discursos, que constituyen todo este libro, durante 36 días para luego morir y ser sepultado el día séptimo del duodécimo mes, llamado Adar. Este texto nos enseña que Moshé no habló estas palabras sacándolas de su propia mente, sino todo lo que dice está bien fundamentado en la revelación que el Eterno ya había dicho a los hijos de Israel. Moshé es un buen ejemplo a seguir para todos los predicadores de la Palabra del Eterno, como está escrito en 1 Pedro 4:11a: “El que habla, que hable conforme a las palabras de Elohim.” 1:4 “después de haber derrotado a Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jeshbón, y a Og, rey de Bashán, que habitaba en Ashtarot y en Edrei” – Según Rashí, Ashtarot era la ciudad y Edrei el reino. 1:5 “Al otro lado del Yardén, en la tierra de Moav, Moshé comenzó a explicar esta ley, diciendo” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “declarar” (RV60), “proclamar” (RV95), “explicar” (LBLA) es “baar”[2] que significa: “explicar”, “aclarar”, “esclarecer”; “comentar”, “exponer”; “inculcar”; “inscribir”, “grabar”. Esto nos enseña que la Torá ya había sido dada y que lo que ahora viene es una explicación de ella. Por lo tanto, de manera estricta podemos decir que la Torá son los cuatro primeros libros de Moshé y lo que viene después son explicaciones, aplicaciones y comentarios de lo que ya fue dado del cielo. Como hemos dicho antes, la base de toda revelación divina escrita está en los primeros cuatro libros de Moshé, que son el fundamento, junto con el toque final del fundamento, que es el libro de Devarim, que contiene 200 de los 613 mandamientos. ¿Pero qué quiere decir Yeshúa cuando habla de un mandamiento nuevo, en Juan 13:34 donde está escrito: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros.”? El no añade un nuevo mandamiento para que sean 614, porque ya fue dicho: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, sino habla de un mandamiento nuevo. Uno de los mandamientos es renovado para que sea como nuevo. Lo nuevo que es introducido por el Mesías es la aplicación del mandamiento: “como yo os he amado”. Él está dando nueva vida a un mandamiento antiguo, y está dando la aplicación perfecta a ese mandamiento de una nueva manera. El mismo principio se encuentra en 1 Juan 2:7-8 donde está escrito: “Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra (Torá) que habéis tenido desde el principio. Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.” No se trata de una nueva Torá o un nuevo mandamiento, sino el que los hijos de Israel hemos tenido desde Sinái y que hemos oído desde el principio, desde Bereshit, Génesis. Cuando el shaliaj Shaúl habla de una revelación que no había sido dada en tiempos pasados, no significa que esa verdad no se pueda encontrar en la Torá, sino que otros no lo habían visto con claridad. Esta verdad eterna se encuentra en la Torá de Moshé, pero no había sido revelada antes a los profetas con la misma claridad como ahora, como está escrito en Efesios 3:4-6: “En vista de lo cual, leyendo, podréis comprender mi discernimiento del proyecto secreto del Mesías, que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, en la misma medida que ahora ha sido revelado a sus santos emisarios y profetas por el Espíritu; a saber, que los gentiles (convertidos por medio del Mesías) son coherederos (con los judíos) y miembros del mismo cuerpo (de Israel), participando igualmente de la promesa (porque ahora se encuentran) en el Mesías Yeshúa mediante (la conversión que hayan experimentado por medio de recibir) las buenas nuevas.” En Colosenses 1:26-27 está escrito: “el misterio que ha estado oculto desde los siglos y generaciones pasadas, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Elohim quiso dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles(convertidos por medio del Mesías), que es el Mesías en vosotros, la esperanza de la gloria.” La base de estos dos textos se puede encontrar, entre otros lugares, en Génesis 12:2-3 donde está escrito: “Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.” Como hemos dicho antes, la palabra “benditas”, también puede significar “injertadas”. La Torá se puede comparar a una habitación oscura que contiene varios muebles. No es posible ver lo que hay en esa habitación hasta que alguien encienda una luz. Y cuanta más luz haya, más detalles se verán en la habitación. La revelación se asemeja a la luz. Las cosas estaban allí todo el tiempo pero no se vieron sin que hubiera una revelación. Lo mismo sucede con una película de cámara. Antes de ser revelada, no se ven las fotos que estaban allí todo el tiempo desde que fueron tomadas. De la misma manera es con todo el consejo del Eterno, está escondido en la Torá de Moshé, y las revelaciones posteriores sólo han sacado a la luz lo que ya fue depositado allí. Estas revelaciones sólo pueden ser dadas por el Espíritu del Eterno. Así que la Torá de Moshé constituye el nivel de mayor autoridad de las Escrituras inspiradas. Ni siquiera el mismo Mesías Yeshúa vino a cambiar o añadir algo de lo que Moshé escribió. Sus palabras no cambiaron nada de lo que fue dado por el Eterno mediante Moshé. Yeshúa no vino para abrogar, sino dar el verdadero significado y la explicación final a lo que su Padre celestial tenía en Su corazón al entregarnos los mandamientos mediante Moshé, como está escrito en Mateo 5:17-19: “No penséis que he venido para abolir la Torá (de Moshé) o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Torá hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.” Cuando Yeshúa fue confrontado por hasatán en persona, no le contestó con palabras propias, sino con las palabras de la Torá, y específicamente de Devarim, (ver Mateo 4:1-11). Si Yeshúa, como Mashiaj, tenía más autoridad que las palabras transmitidas por Moshé ¿por qué no le dijo a hasatán: “Vete satanás porqué YO te lo digo”? ¿Por qué nuestro Adón, que es mayor que Moshé, no usó sus propias palabras, sino las de Moshé al enfrentarse con el adversario? Esto nos enseña que la Torá en ningún momento fue desacreditada, descalificada o puesta en un nivel de autoridad inferior a la revelación posterior de las Escrituras,por nuestro Señor y Salvador Yeshúa. Si el mismo Yeshúa HaMashíaj contestó a hasatán con Deuteronomio y venció sobre él, ¡tú también puedes hacer lo mismo! Así que, el que pone el Nuevo Testamento como superior a las palabras de la Torá dadas por Moshé o considera que tiene mayor autoridad que el Pentateuco, está dando vuelta al edificio poniendo el techo como fundamento, creando así un desorden mental y una confusión teológica. 1:6 “HaShem nuestro Elohim nos habló en Jorev, diciendo: Bastante habéis permanecido en este monte.” – Lo primero que Moshé menciona, al tener la oportunidad para hablar proféticamente a todo el pueblo antes de su muerte, es el Nombre Sagrado. Moshé estaba enamorado de HaShem y es lo primero que sale de su boca en este momento tan crucial en la historia de Israel. La última palabra del libro de Devarim es la palabra “Israel”. Esto nos enseña que todo empieza con HaShem y termina con Israel. Si has empezado tu vida espiritual con el Eterno, nunca va a llegar a su perfección si no te unes con Israel. Israel es el gran final de todo el consejo de HaShem. El que no sale de Babilonia y de Roma para ir a Yerushalayim nunca llegará a la perfección de su fe. Querido cristiano, si has nacido de nuevo, del Espíritu del Mesías, no perteneces al Cristianismo, sino a Israel. ¡Sal de Babilonia que se encuentra en Roma y vuelve a casa! Las bases del Cristianismo son paganas y no tiene futuro. ¡Escápate cuanto antes para que no seas partícipe de sus plagas! En este texto encontramos cuatro pilares fundamentales: 1. HaShem. 2. El pueblo de Israel, expresado en las palabras: “nuestro Elohim”. 3. La Torá, expresado en las palabras: “nos habló”. 4. La Tierra prometida, expresado en las palabras: “Bastante habéis permanecido en este monte... Volveos; partid e id... he puesto la tierra delante de vosotros”, versículos 6- 8. Si se elimina alguno de estos cuatro pilares, se cae todo el plan del Eterno. · HaShem no puede cumplir sus planes sin el pueblo de Israel, sin establecer la Torá para el mundo y sin entregar la Tierra de Kenáan a Israel. · El pueblo de Israel no puede existir sin HaShem, sin la Torá y sin la Tierra prometida. · La Torá no puede existir sin HaShem, sin Israel y sin la Tierra. · La Tierra de Israel no puede florecer sin HaShem, sin el pueblo escogido y sin la Torá. Sobre estos cuatro pilares se fundamenta todo el consejo del Eterno para toda la historia. Hasatán sabe esto y por eso intenta quitar de las mentes de los hombres uno o varios de estos ingredientes para impedir el cumplimiento del propósito del Eterno en sus vidas. Él intenta quitar la verdad del único Elohim que existe y establecer la creencia en otros dioses o en ningún dios. También intenta eliminar el concepto del pueblo de Israel o sustituirlo por otro. Desde el principio ha intentado convencer al hombre de que la Torá ya no es válida. También procura impedir que los judíos vivan en la Tierra que fue dada a Avraham y su descendencia para siempre. Pero por mucho que se esfuerce no podrá hacer que estos cuatro pilares sean removidos del plan del Eterno. El Todopoderoso tiene su plan y lo cumplirá, como está escrito en Isaías 14:24: “Ha jurado HaShem de los ejércitos, diciendo: Ciertamente, tal como lo había pensado, así ha sucedido; tal como lo había planeado, así se cumplirá” En Isaías 46:11b está escrito: “En verdad he hablado, ciertamente haré que suceda; lo he planeado, así lo haré.” Mashiaj Yeshúa es la expresión de estos cuatro pilares. Él es la manifestación plena que HaShem puede dar de sí mismo a través de un hombre en el mundo creado, como está escrito en Colosenses 1:15a, 19: “Él es la imagen del Elohim invisible... Porque agradó al Padre que en él habitara toda la plenitud” En Hebreos 1:3a está escrito: “Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza” Yeshúa el Mesías es también la encarnación del pueblo de Israel, como está escrito en Éxodo 4:22: “Entonces dirás a Faraón: "Así dice HaShem: 'Israel es mi hijo, mi primogénito.” Y en Oseas 11:1 está escrito: “Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.” En Mateo 2:14-15 está escrito: “Y él, levantándose, tomó de noche al Niño y a su madre, y se trasladó a Egipto; y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que HaShem habló por medio del profeta, diciendo: DE EGIPTO LLAMÉ A MI HIJO.” Yeshúa es también la Torá viviente, como está escrito en Juan 1:1, 14: “En el principio existía la palabra, y la palabra estaba con Elohim, y la palabra era Elohim (ejercía la máxima autoridad)... Y la palabra se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” En 1 Juan 1:1-2 está escrito: “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca de la palabra de vida, pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba en el Padre y se nos manifestó.” Yeshúa está unido con la tierra de Israel de varias maneras. El hombre fue formado del polvo de la tierra de Israel. Por lo tanto todos los descendientes de Adam y Javá están sacados físicamente de esa tierra. De ese modo el cuerpo de Yeshúa, como hijo de Adam, está conectado con el suelo de Israel. En segundo lugar, Yeshúa nunca salió de la tierra de Israel durante los tres años y medio de su ministerio. La región de Tiro también pertenece a la tierra de Israel, cf. Mateo 15:21; Josué 19:28-29. En tercer lugar, Yeshúa volverá a la tierra de Israel para gobernar desde allí sobre el resto del mundo. 1:10 “HaShem vuestro Elohim os ha multiplicado y he aquí que hoy sois como las estrellas del cielo en multitud.” – Se cumplió la promesa a Avraham, en Génesis 15:5. El polvo representa los hijos naturales, físicos, de Avraham y las estrellas representan sus hijos celestiales. 1:11 “Que HaShem, el Elohim de vuestros padres, os multiplique mil veces más de lo que sois y os bendiga, tal como os ha prometido.” – En ese momento había unos 600,000 varones de guerra, lo cual corresponde a una población de más de dos millones. Mil veces más serían más de dos mil millones, es decir más que la cuarta parte de la población mundial actual. ¿Cuándo se va a cumplir esta profecía, que las estrellas, hijos celestiales de Avraham sean tantos? AHORA es ese tiempo. El movimiento moderno mesiánico-netsarita, que es fiel a la Torá, es la respuesta del cielo a esta oración. ¡No somos una minoría, sino el principio de la mayoría! Hay otros textos que hablan de que la mayoría de la población mundial será salva y entrará en Israel como estrellas, hijos de Avraham, cf. Éxodo 1:9; Isaías 9:3; 45:22; 49:6; 52:10; 53:11; 60:22; Salmo 22:25, 29; 35:18; 40:3, 9, 10; 98:1-3; Juan 12:24; 15:5, 8, 16; Gálatas 4:27; Revelación 7:9. Segunda aliyá, 1:12-21 1:13 “Escoged de entre vuestras tribus hombres sabios, entendidos y conocidos entre sus tribus, y yo los nombraré como vuestros jefes.” – Moshé exige cuatro requisitos para poder ser juez, los cuatro son: · Tiene que ser hombre, en hebreo “ish”.[3] La halajá judía[4] no permite que una mujer actúe como juez. Devorah fue una excepción por no haber hombres, Jueces 5:7. · Tiene que ser sabio, en hebreo “jajam”.[5] La sabiduría es la habilidad práctica para funcionar con éxito y sacar el mayor provecho de algo, cf. Eclesiastés 10:10. · Tiene que ser entendido, de la palabra hebrea “bein”,[6] “entre”. El entendimiento es la capacidad de discernir y separar entre una idea y otra, evaluar y pensar críticamente. · Tiene que ser conocido, en hebreo “yadá”,[7] por su tribu. El concepto hebreo de conocer tiene más que vercon una relación y experiencia que con acumulación de pensamientos. El conocimiento se obtiene por medio de un acto de preocupación, dedicación, simpatía o afecto por alguien. Aquí vemos como los jueces fueron escogidos por el pueblo y luego instalados por el liderazgo. Este es el proceso correcto a la hora de instalar un liderazgo. El pueblo ve y sabe por experiencia quienes están capacitados para ser líderes. Los líderes principales dan luego su aprobación a la elección del pueblo, como también vemos en Hechos 6:1-7: “Por aquellos días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los (judíos) helenistas en contra de los judíos (nativos), porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria (de dinero). Entonces los doce convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Elohim para servir (dinero) en las mesas. Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea. Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la palabra. Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación, y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu de santidad, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los emisarios, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos. Y la palabra de Elohim crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Yerushalayim, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” En esta ocasión había una necesidad similar a la que hubo en el desierto. Los mismos requisitos son listados para los que iban a trabajar con la distribución económica entre los pobres de la comunidad: · Hombre, (ish). · Buena reputación, (yadá). · Lleno del Espíritu, lo que produce entendimiento y capacidad creativa, (bein). · Lleno de sabiduría, (jajam). El suegro de Moshé, Yitró, propuso otras cuatro cualidades, según Éxodo 18:21, donde está escrito: “Además, escogerás de entre todo el pueblo hombres capaces (1), temerosos de Elohim (2), hombres veraces (3) que aborrezcan las ganancias deshonestas (4), y los pondrás sobre el pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez.” 1:15 “Entonces tomé a los principales de vuestras tribus, hombres sabios y conocidos, y los nombré como dirigentes vuestros, jefes de mil, de cien, de cincuenta, y de diez, y oficiales para vuestras tribus.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “nombré” es “natán”,[8] que significa “dar”. Esto nos enseña que los jueces son dados como regalos al pueblo. El liderazgo es un regalo del cielo al pueblo. Este texto omite la palabra “entendidos” (bein). Esto nos enseña que los jueces que fueron escogidos tenían deficiencia para pensar por sí mismos y discernir entre una idea y otra. A pesar de que no tenían las cuatro cualidades mencionadas fueron aceptados, porque no había hombres totalmente capaces entre el pueblo para esta tarea. 1:16 “Y en aquella ocasión mandé a vuestros jueces, diciendo: "Sed oyentes entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre un hombre y su hermano o el forastero que está con él.” – Lo primero que tiene que hacer un juez es oír. El verbo oír, en hebreo “shamoa”, está conjugado de forma makor, lo cual significa una acción continua, parecido al gerundio español, “oyendo”. Para que un juez pueda evaluar una situación correctamente tiene que oír, percibir, discernir y entender todo el tiempo que dure el juicio. La segunda cosa que tiene que hacer, es juzgar justamente, es decir, según la verdad y la justicia de la Torá. Si un juez se presta a la mentira y la perversión de la justicia, no está cumpliendo su función y profana el Nombre del Juez celestial. La tercera cosa que un juez tiene que hacer es oír todas las versiones que se presentan. Si un juez dicta sentencia sin haber oído la versión del acusado, pervierte la justicia, como está escrito en Juan 7:51: “¿Acaso juzga nuestra Torá a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?” 1:17 “No mostraréis parcialidad en el juicio; lo mismo oiréis al pequeño que al grande. No tendréis temor del hombre, porque el juicio es de Elohim. Y el caso que sea muy difícil para vosotros, me lo traeréis a mí, y yo lo oiré.” – La cuarta cosa que tiene que hacer un juez es no ser parcial, no haciendo diferencia entre personas, no tener simpatía por uno u otro, ni tener en cuenta el estatus social de los litigantes, sino saber que un juicio justo no viene de los hombres sino de Elohim y Él respalda a un juez que actúa con justicia. Cada persona mayor de edad es igual ante la ley. Un juez que teme a los hombres a la hora de dictar sentencia, no es apto para su cargo. En Proverbios 17:15 está escrito: “El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a HaShem.” En 2 Crónicas 19:5-7 está escrito: “Puso jueces en el país en todas las ciudades fortificadas de Yehudá, ciudad por ciudad, y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis, pues no juzgáis en lugar de los hombres, sino en lugar de HaShem que está con vosotros cuando hacéis justicia. Ahora pues, que el temor de HaShem esté sobre vosotros; tened cuidado en lo que hacéis, porque con HaShem nuestro Elohim no hay injusticia ni acepción de personas ni soborno.” En Deuteronomio 16:19-20 está escrito: “No torcerás la justicia; no harás acepción de personas, ni tomarás soborno, porque el soborno ciega los ojos del sabio y pervierte las palabras del justo. La justicia, la justicia buscarás, para que vivas y poseas la tierra que HaShem tu Elohim te da.” Hay cinco maneras de pervertir la justicia:[9] · Escuchar a uno de los litigantes antes de que el otro llegue (lo cual indica favoritismo.) · Actuar parcialmente a favor de uno de los litigantes. · Acomodar la sentencia a favor de uno u otro de acuerdo a su estatus. · No dar suficiente tiempo a un caso o tratarlo con poco cuidado. · Dictar una sentencia por falta de conocimiento de la Torá o la halajá (leyes prácticas). 1:8, 21 “Mirad, he puesto la tierra delante de vosotros; entrad y tomad posesión de la tierra que HaShem juró dar a vuestros padres Avraham, Yitsjak y Yaakov, a ellos y a su descendencia después de ellos... Mira, HaShem tu Elohim ha puesto la tierra delante de ti; sube, toma posesión de ella, como HaShem, el Elohim de tus padres, te ha dicho. No temas ni te acobardes.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “puesto” es “natán”,9 que significa “dar”. La fe habla de las cosas que no son como si fuesen. HaShem ya había dado la tierra a los hijos de Israel, pero hacía falta una respuesta a este hecho espiritual por parte de ellos. El camino a los milagros casi siempre tiene una participación de un esfuerzo humano. HaShem da una promesa y el hombre tiene que pagar un precio para ver esa promesa cumplida. La gran mayoría de las promesas de HaShem necesitan la participación humana para su cumplimiento. Tercera aliyá, 1:22-38 1:26 “Sin embargo, no quisisteis subir, y os rebelasteis contra el mandato de HaShem vuestro Elohim.” – En esta parashá Moshé destaca de una manera muy especial la importancia de la confianza en HaShem. Al mismo tiempo vemos como reprocha al pueblo por no haber puesto su confianza en el Eterno a pesar de todas las muestras de amor y bondad que habían recibido. Este texto muestra que el pueblo no quiso subir a tomar posesión de la tierra por fe. De eso aprendemos que la fe es un asunto de elección. Cuando viene la revelación del Eterno tenemos la libertad para escoger entre confiar en él, creyendo en sus palabras, o rechazarle, al no confiar en sus palabras. 1:27 “y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque HaShemnos aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo para destruirnos.” – ¿Hasta dónde puede llegar la blasfemia? La razón por la que los hijos de Israel no confiaron en el Eterno fue porque habían creado una imagen pervertida de Él. Su concepto de HaShem no coincidía con la revelación que les había dado al sacarlos de Egipto como un padre que ama a su hijo y le saca de la esclavitud para llevarle a otro lugar mejor, como está escrito en 1:31: “y en el desierto, donde has visto cómo HaShem tu Elohim te llevó, como un hombre lleva a su hijo, por todo el camino que habéis andado hasta llegar a este lugar.” La imagen que tenemos de HaShem determina nuestras decisiones, y ante todo nuestra fe en Él. La vida eterna consiste en conocer a HaShem, de manera experimental, y a su Hijo Yeshúa HaMashíaj, como está escrito en Juan 17:3: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Elohim verdadero, y a Yeshúa el Mesías, a quien has enviado.” Estos hijos de Israel tenían una imagen totalmente equivocada del Eterno, creada por ellos mismos, por no tomar en serio la revelación que Él les había dado de Sí mismo. Por eso no podían creerle. Por otro lado es posible que había una provocación detrás de esas palabras. Aunque en el fondo sabían que HaShem los amaba, porque así lo había mostrado desde el principio, les gustaba discutir, provocar y hablar mal. Así son muchas personas. Aunque conocen la verdad, chismorrean con rumores, mentiras y malos entendidos para divertirse y entretenerse con eso. Ese comportamiento no corresponde a los justos, como está escrito en Éxodo 23:7: “Aléjate de acusación falsa, y no mates al inocente ni al justo, porque yo no absolveré al culpable.” En Proverbios 30:8a está escrito: “Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas” 1:32 “Pero con todo esto, no confiasteis en HaShem vuestro Elohim” – A pesar de haber recibido palabras de ánimo y experiencias reveladoras de quién es HaShem, el pueblo de Israel escogió la incredulidad. La incredulidad es lo mismo que la desconfianza. El concepto de fe en el mundo hebreo es muy diferente al concepto de fe en el mundo griego. La palabra hebrea que ha sido traducida como “confiasteis” es “heemin”, que significa “creer”, “confiar”, “esperar”. La raíz de esa palabra es “amán”[10] que significa “sostener”, “apoyar”, “criar”, “afirmar”, “establecer”. La palabra hebrea para fe, “emuná”,[11] significa “rectitud”, “veracidad”, “sinceridad”, “verdad”, “fidelidad”, “lealtad”, “honradez”, “firmeza”, “constancia”, “confianza”. El concepto de fe griego tiene que ver con una actividad intelectual, cuando la persona piensa algo específico. La fe para un hebreo es poner su confianza y ajustar su vida de acuerdo a la persona en la cual es depositada su confianza. La fe griega se basa en unos puntos doctrinales, dogmas, frases aprendidas de memoria, que no necesariamente afectan el estilo de vida de la persona. La fe para un hebreo es algo que hay que vivir y experimentar cada día, es un estilo de vida en obediencia a los mandamientos y comunicación constante con el Creador. La fe hebrea es relacional. La fe griega es racional. 1:34 “Entonces oyó HaShem la voz de vuestras palabras, y se enojó y juró, diciendo” – La voz de las palabras del hombre tiene poder para darle un futuro de prosperidad o de derrota. El hombre normalmente no entiende el poder de sus palabras. Tu vida y tu muerte depende de tus palabras, como está escrito en Proverbios 18:21: “Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto.” En Mateo 12:37 está escrito: “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” 1:35 “Ninguno de estos hombres, esta generación malvada, verá la buena tierra que juré dar a vuestros padres” – ¿Qué fue lo que hizo que HaShem considerara esa generación como malvada? En el versículo 32 está la respuesta, allí está escrito: “Pero con todo esto, no confiasteis en HaShem vuestro Elohim” No confiaron en Él. Así que la falta de confianza en HaShem es una maldad, como también vemos en Mateo 17:14-21 donde está escrito: “Cuando llegaron a la multitud, se le acercó un hombre, que arrodillándose delante de él, dijo: Señor, ten misericordia de mi hijo, porque es epiléptico y sufre terriblemente, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. Y lo traje a tus discípulos y ellos no pudieron curarlo. Respondiendo Yeshúa, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa ! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo acá. Y Yeshúa lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento. Entonces los discípulos, llegándose a Yeshúa en privado, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? Y él les dice: Por vuestra poca confianza; porque en verdad os digo que si tenéis confianza como un grano de mostaza, diréis a este monte: "Pásate de aquí allá", y se pasará; y nada os será imposible. Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno.” 1:36 “excepto Kalev, hijo de Yefuné; él la verá, y a él y a sus hijos daré la tierra que ha pisado, pues él ha seguido a HaShem completamente.” – Kalev fue puesto como un ejemplo de fidelidad en contraste con el resto de los hijos de Israel. Él siguió a HaShem plenamente. Esto nos enseña que es posible seguir a HaShem completamente. ¿Cómo? Confiando en Él y en lo que Él ha dicho. La razón por la que la gran mayoría no entró en la tierra fue la falta de confianza, como está escrito en Hebreos 3:19: “Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.” Cuarta aliyá, 1:39 – 2:1 1:41-42 “Entonces respondisteis y me dijisteis: "Hemos pecado contra HaShem; nosotros subiremos y pelearemos tal como HaShem nuestro Elohim nos ha mandado." Y cada uno de vosotros se ciñó sus armas de guerra, y pensasteis que era fácil subir a la región montañosa. Pero HaShem me dijo: "Diles: 'No subáis, ni peleéis, pues yo no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros enemigos.'” – Este texto nos enseña la importancia de hacer caso a los profetas. Aunque fue la voluntad de HaShem que el pueblo de Israel heredara la Tierra, no era el tiempo para ello, por una situación de pecado. Hay cosas que están prometidas en las Escrituras que no podemos aplicar en todo momento. Por esto es importante escuchar la voz de los profetas. Los profetas pueden dar mensajes que aparentemente van en contra de las Escrituras en ciertos momentos. Este es uno de esos casos. Moshé dio la orden de no subir a tomar la tierra, cuando antes había dicho que lo podían hacer. Cuán importante es depender del espíritu de profecía y escuchar a los profetas, como está escrito en 2 Crónicas 20:20b: “Oídme, Yehudá y habitantes de Yerushalayim, confiad en HaShem vuestro Elohim, y estaréis seguros. Confiad en sus profetas y triunfaréis.” Quinta aliyá, 2:2-2:30 2:5, 9, 19 “no los provoquéis, porque nada de su tierra os daré, ni siquiera el derecho de poner un pie, porque a Esav he dado el monte Seir por posesión... Entonces HaShem me dijo: "No molestes a Moav, ni los provoques a la guerra, porque no te daré nada de su tierra por posesión, pues he dado Ar a los hijos de Lot por posesión... Y cuando llegues frente a los hijos de Amón, no los molestes ni los provoques, porque no te daré nada de la tierra de los hijos de Amón en posesión, pues se la he dado a los hijos de Lot por heredad.” – Según Génesis 15:19-21 HaShem prometió dar el territorio de 10 pueblos a los hijos de Avraham como está escrito: “Al keneo (ceneo), al kenizeo (cenezeo), y al kadmoneo, y al jiteo (hitita), y al perizeo (ferezeo), y a los refaítas. Y al emoreo (amorreo), y al kenaaneo (cananeo), y al guirgasheo (gergeseo) y al yevuseo (jebuseo).” Según Rashí, los kadmoneos fueron conquistados por los hijos de Esav, que son los edomitas, los kenizeos fueron conquistadospor los hijos de Moav y los keneos fueron conquistados por los hijos de Amón. Por lo tanto, como los hijos de Israel no recibieron ninguna orden para conquistar estos tres pueblos, Edom, Moav y Amón, sólo podían obtener el terreno de siete de las diez naciones prometidas a Avraham. Además, HaShem dijo claramente que había dado esos terrenos a estos tres pueblos. Según Rashí, por ser Esav descendiente de Avraham pudo heredar parte de la herencia prometida. Sin embargo aunque Lot no era descendiente de Avraham, su descendencia pudo heredar la tierra de dos de estas naciones como recompensa porque Lot había guardado silencio en Egipto cuando Avraham dijo que Sará era su hermana. Por este mérito fue hecho como hijo de Avraham. Ahora bien, en el texto hebreo del versículo 2:5 se encuentra la palabra “ad”, que ha sido traducida como “ni siquiera”. Pero el significado principal de esa palabra es “hasta”. De allí Rashí menciona acerca de un Midrash agádico que dice que Elohim no permite a los hijos de Israel obtener ese territorio hasta (“ad”) que HaShem ponga su pie en el Monte de los Olivos, como está escrito en Zacarías 14:4: “Sus pies se posarán aquel día en el monte de los Olivos, que está frente a Yerushalayim, al oriente; y el monte de los Olivos se hendirá por el medio, de oriente a occidente, formando un enorme valle, y una mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.” En Isaías 11:12-14 está escrito: “Alzará un estandarte ante las naciones, reunirá a los desterrados de Israel, y juntará a los dispersos de Yehudá de los cuatro confines de la tierra. Entonces se disipará la envidia de Efrayim, y los que hostigan a Yehudá serán exterminados; Efrayim no envidiará a Yehudá, y Yehudá no hostigará a Efrayim. Y ellos se lanzarán sobre el costado de los filisteos al occidente, juntos despojarán a los hijos del oriente; Edom y Moav estarán bajo su dominio, y los hijos de Amón les estarán sujetos.” Aquí vemos que las diez tribus, junto con los judíos, después de la unificación de las dos casas, van a conquistar esos tres territorios en los últimos tiempos. Personalmente creo que será antes de la segunda venida del Mesías. Esos tres territorios corresponden hoy a Jordania. Pronto veremos esta profecía cumplida. En Zacarías 10:6-10 está escrito: “Fortaleceré la casa de Yehudá y la casa de Yosef salvaré, y los haré volver porque me he compadecido de ellos; y serán como si no los hubiera rechazado, porque yo soy HaShem su Elohim, y les responderé. Efrayim será como un valiente, y se alegrará su corazón como por el vino; sus hijos lo verán y se alegrarán, y se regocijará su corazón en HaShem. Y les silbaré para reunirlos, porque los he redimido; y serán tan numerosos como eran. Cuando yo los esparza entre los pueblos, aun en lejanas tierras se acordarán de mí, y vivirán con sus hijos, y volverán. Los haré volver de la tierra de Egipto, y de Asiria los recogeré; los traeré a la tierra de Guilad y del Levanón, hasta que no haya sitio para ellos.” La tierra de Guilad está en lo que hoy se llama Jordania y Levanón es Líbano. He aquí otra profecía que dice que los hijos de Israel tendrán el territorio de las tierras al este del río Yardén en los últimos tiempos. 2:24 “Levantaos; partid y pasad por el valle del Arnón. Mira, he entregado en tu mano a Sijón amorreo, rey de Jeshbón, y a su tierra; comienza a tomar posesión y entra en batalla con él.” – Primero dice: “he entregado” y luego “comienza a tomar posesión”. La fe habla de las cosas que no son como si fuesen, cf. Romanos 4:17. Las cosas que están en el mundo celestial son vistas, confesadas y recibidas por una persona que cree, para que con el tiempo sean manifestadas en el mundo físico. La fe es la convicción de que algo que está en el mundo celestial se va a materializar, tarde o temprano, aunque no se vea en estos momentos con los ojos físicos, como está escrito en Hebreos 11:1: “Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Sexta aliyá, 2:31 – 3:14 2:31 “Y HaShem me dijo: "Mira, he comenzado a entregar a Sijón y su tierra en tus manos. Comienza a ocuparla para que poseas la tierra."” – La entrega ya era un hecho en el mundo espiritual. El secreto para tener éxito en el mundo visible es colaborar con lo que HaShem está haciendo en el mundo invisible. Todo lo que sucede en el mundo material es un resultado de lo que primero ha sucedido en el mundo espiritual. Para cambiar el mundo material es necesario cambiar el mundo espiritual primero. Esto se hace a través de la oración. 2:34 “En aquel tiempo tomamos todas sus ciudades, y exterminamos a hombres, mujeres y niños de cada ciudad. No dejamos ningún sobreviviente.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “y exterminamos a hombres” es “metim”[12] que significa “muertos”. Así que la palabra “muertos” hace referencia a estos hombres que todavía estaban vivos pero condenados a muerte. La misma palabra se encuentra con el mismo significado en Job 11:3 donde está escrito: “¿Harán tus jactancias callar a los hombres (metim)? ¿Harás escarnio sin que nadie te reprenda?” Así que los “muertos” pueden referirse a hombres que viven físicamente, como está escrito en Efesios 2:1: “Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados” En Colosenses 2:13 está escrito: “Y cuando estabais muertos en vuestros delitos y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, habiéndonos perdonado todos los delitos” 3:2 “Pero HaShem me dijo: "No le tengas miedo, porque en tu mano yo lo he entregado a él, y a todo su pueblo y su tierra; y harás con él tal como hiciste con Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jeshbón.” – HaShem dio una palabra de ánimo para que Moshé no temiera al gigante Og rey de Bashán. El Eterno está muy interesado en que su pueblo no tema, porque el temor bloquea el fluir del Espíritu. El temor es lo contrario de la fe, pero actúa de la misma manera. Lo que uno teme mucho tiempo, al final le viene, y lo que uno cree, basado en la promesa del Eterno, al final le viene. El temor y la fe no pueden estar juntos. Por eso dice Yeshúa “no temas, cree solamente”. En 1 Juan 4:18-19 está escrito: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” Confiar en el amor de Elohim es lo único que puede eliminar plenamente el temor del corazón. Él ha mostrado tanto de su amor que no tenemos excusa para no confiar en él. Séptima aliyá, 3:15-22 3:21-22 “Y ordené a Yehoshúa en aquel tiempo, diciendo: "Tus ojos han visto todo lo que HaShem vuestro Elohim ha hecho a estos dos reyes; así hará HaShem a todos los reinos por los cuales vas a pasar. No les temáis , porque HaShem vuestro Elohim es el que pelea por vosotros."” – Moshé dio palabras de ánimo a Yehoshúa para que no tuviera temor sino creyera. En este caso vemos como la fe se puede basar en una experiencia juntamente con una promesa, “tus ojos han visto… así hará HaShem...”. En Romanos 10:17 está escrito: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Elohim.” La base de la fe es la revelación de HaShem. La fe es algo que la persona puede obtener al hacer caso a lo HaShem está comunicando. No hay excusa para no creer, porque hay suficiente revelación de nuestro Padre celestial en todo los que nos rodea para confiar en Él. El incrédulo no tiene excusa porque ha optado por cerrar sus ojos, su oído y su corazón a la revelación que HaShem está dando a través de lo que le rodea, como está escrito en Romanos 1:18-20: “Porque la ira de Elohim se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad; porque lo que se conoce acerca de Elohim esevidente dentro de ellos, pues Elohim se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.” Mashiaj en esta parashá 1:38 “Yehoshúa hijo de Nun, que está delante de ti, él entrará allá; fortalécele (jazak), porque él hará que Israel la posea.” Yehoshúa es el nombre dado por Moshé a este varón que originalmente se llamaba Hoshea. Yehoshúa es la forma larga del nombre Yeshúa. Así que Yehoshúa representa al Mesías Yeshúa. De esta manera, podemos destacar siete verdades acerca del Mesías según la revelación profética que nos da este versículo. a. El Mesías tenía que ser llamado Yehoshúa y Yeshúa. b. El Mesías está delante de HaShem, representado por Moshé. c. El Mesías permanecerá, en hebreo “omed”, eternamente delante del Eterno. d. Moshé, como figura del Mesías, morirá pero luego resucitará simbólicamente, por medio del sucesor Yehoshúa, para entrar en la tierra prometida. e. El Mesías fue fortalecido por el Eterno en la resurrección de modo que recibió toda la autoridad en el cielo y en la tierra. f. El Mesías hará que finalmente todas las doce tribus de Israel vuelvan a la tierra de Israel. g. El Mesías hará que Israel herede no solamente la tierra física sino también el Maljut HaShamayim, el Reino de los Cielos, que vendrá a la tierra. ¡Que el Mesías Yeshúa venga pronto y en nuestros días! Amén veamén. En esta Parashá se encuentran los mandamientos número 414 – 415 de los 613: 414. Prohibición de nombrar un juez que no sea experto en Torá, aunque conozca otras ciencias, Deuteronomio 1:17. 415. Prohibición de que un juez tenga miedo de un hombre malvado en un juicio, Deuteronomio 1:17. [1] Strong H1667dâbâr, daw-bawr', From H1696; a word; by implication a matter (as spoken of) of thing; adverbially a cause: - act, advice, affair, answer, X any such (thing), + because of, book, business, care, case, cause, certain rate, + chronicles, commandment, X commune (-ication), + concern [-ing], + confer, counsel, + dearth, decree, deed, X disease, due, duty, effect, + eloquent, errand, [evil favoured-] ness, + glory, + harm, hurt, + iniquity, + judgment, language, + lying, manner, matter, message, [no] thing, oracle, X ought, X parts, + pertaining, + please, portion, + power, promise, provision, purpose, question, rate, reason, report, request, X (as hast) said, sake, saying, sentence, + sign, + so, some [uncleanness], somewhat to say, + song, speech, X spoken, talk, task, + that, X there done, thing (concerning), thought, + thus, tidings, what [-soever], + wherewith, which, word, work. [2] Strong H874 bâ'ar, baw-ar', A primitive root; to dig; by analogy to engrave; figuratively to explain: - declare, (make) plain (-ly). [3] Strong H376 'îysh, eesh, Contracted for H582 (or perhaps rather from an unused root meaning to be extant); a man as an individual or a male person; often used as an adjunct to a more definite term (and in such cases frequently not expressed in translation.) : - also, another, any (man), a certain, + champion, consent, each, every (one), fellow, [foot-, husband-] man, (good-, great, mighty) man, he, high (degree), him (that is), husband, man [-kind], + none, one, people, person, + steward, what (man) soever, whoso (-ever), worthy. Compare H802. [4] Según Shulján Aruj, Joshén Mishpat 7:4 [5] Strong H2450 châkâm, khaw-kawm', From H2449; wise, (that is, intelligent, skilful or artful): - cunning (man), subtil, ([un-]), wise ([hearted], man). [6] Strong H995 bîyn, bene, A primitive root; to separate mentally (or distinguish), that is, (generally) understand: - attend, consider, be cunning, diligently, direct, discern, eloquent, feel, inform, instruct, have intelligence, know, look well to, mark, perceive, be prudent, regard, (can) skill (-ful), teach, think, (cause, make to, get, give, have) understand (-ing), view, (deal) wise (- ly, man). [7] Strong H3045 yâda‛, yaw-dah', A primitive root; to know (properly to ascertain by seeing); used in a great variety of senses, figuratively, literally, euphemistically and inferentially (including observation, care, recognition; and causatively instruction, designation, punishment, etc.): - acknowledge, acquaintance (-ted with), advise, answer, appoint, assuredly, be aware, [un-] awares, can [-not], certainly, for a certainty, comprehend, consider, X could they, cunning, declare, be diligent, (can, cause to) discern, discover, endued with, familiar friend, famous, feel, can have, be [ig-] norant, instruct, kinsfolk, kinsman, (cause to, let, make) know, (come to give, have, take) knowledge, have [knowledge], (be, make, make to be, make self) known, + be learned, + lie by man, mark, perceive, privy to, X prognosticator, regard, have respect, skilful, shew, can (man of) skill, be sure, of a surety, teach, (can) tell, understand, have [understanding], X will be, wist, wit, wot. [8] Strong H5414 nâthan, naw-than', A primitive root; to give, used with great latitude of application (put, make, etc.): - add, apply, appoint, ascribe, assign, X avenge, X be ([healed]), bestow, bring (forth, hither), cast, cause, charge, come, commit consider, count, + cry, deliver (up), direct, distribute do, X doubtless, X without fail, fasten, frame, X get, give (forth, over, up), grant, hang (up), X have, X indeed, lay (unto charge, up), (give) leave, lend, let (out), + lie, lift up, make, + O that, occupy, offer, ordain, pay, perform, place, pour, print, X pull, put (forth), recompense, render, requite, restore, send (out), set (forth), shew, shoot forth (up). + sing, + slander, strike, [sub-] mit, suffer, X surely, X take, thrust, trade, turn, utter, + weep, X willingly, + withdraw, + would (to) God, yield. [9] Rashí y Toldot Yitshar. [10] Strong H539 'âman, aw-man', A primitive root; properly to build up or support; to foster as a parent or nurse; figuratively to render (or be) firm or faithful, to trust or believe, to be permanent or quiet; morally to be true or certain; once (in Isa 30:21; by interchange for H541) to go to the right hand: -hence assurance, believe, bring up, establish, + fail, be faithful (of long continuance, stedfast, sure, surely, trusty, verified), nurse, (-ing father), (put), trust, turn to the right. [11] Strong H530 'ĕmûnâh 'ĕmûnâh, em-oo-naw', em-oo-naw', Feminine of H529; literally firmness; figuratively security; moral fidelity: - faith (-ful, -ly, -ness, [man]), set office, stability, steady, truly, truth, verily. [12] Strong H4962 math, math, From the same as H4970; properly an adult (as of full length); by implication a man (only in the plural): - + few, X friends, men, persons, X small. Parashá 45 VaEtjanán Deuteronomio 3:23 – 7:11 Por Dr K Blad © Prohibida toda reproducción lucrativa. Aliyás de la Torá : 1. 3:23 – 4:4 2. 4:5-40 3. 4:41-49 4. 5:1-21(18 heb.) 5. 5:22(19) – 6:3 6. 6:4-25 7. 7:1-11 8. Maftir: 7:9-11 Haftará: Isaías 40:1-26 Los Escritos Apostólicos: Revelación 2:18 – 4:11 Aliyás de los Escritos Apostólicos: 1. Revelación 2:18-29 2. Revelación 3:1-6 3. Revelación 3:7-13 4. Revelación 3:14-22 5. Revelación 4:1-11 VaEtjanán Significa “y supliqué”. Comentarios Primera aliyá, 3:23 – 4:4 3:23 “Yo también supliqué a HaShem en aquel tiempo, diciendo” – La palabra “etjanán”, “supliqué” tiene el valor numérico de 515 y de allí el Midrash deduce que Moshé suplicó 515 veces al Eterno para que le dejara entrar en la Tierra. Su oración no fue contestada antes de su muerte. Sin embargo, cuando vino Yeshúa el Mesías, se habla de que Moshé estuvo con él en uno de los montes de Israel, (posiblemente Tavor), junto con Eliyahu, cf. Mateo 17. Personalmente no creo quefue una experiencia física, puesto que el cuerpo de Moshé no había resucitado todavía, sino una aparición en una dimensión celestial donde el tiempo es relativo y profético en el sentido de que puede abarcar el pasado, el presente y el futuro a la vez. Por esto tendremos que preguntarnos si verdaderamente Moshé estuvo presente físicamente en la tierra de Israel en ese momento, o si la aparición fue en una dimensión profética fuera del tiempo y el espacio, parecido a la revelación que el shaliaj Yojanán pudo presenciar en Patmos. 3:25 “Permíteme, te suplico, cruzar y ver la buena tierra que está al otro lado del Yardén, ese buen monte y el Levanón.” – Según Rashí, el monte bueno es una referencia a Yerushalayim y Levanón al templo. La palabra “Levanón” viene de “laván”, “blanco”. El templo es llamado “Levanón” porque blanquea los pecados de Israel. Según Gur Aryé, Levanón es el nombre que se da a un monte que produce muchos árboles, y los árboles mismos son llamados Levanón. Según él, el templo fue llamado así no solamente porque blanqueaba los pecados de Israel, sino porque estaba situado sobre un monte fértil en árboles. 3:26 “Pero HaShem se enojó conmigo a causa de vosotros, y no me escuchó; y HaShem me dijo: "¡Basta! No me hables más de esto.” – La expresión traducida como “basta” es la hebrea “rav-laj”, “mucho para ti”, que, según Rashí, se puede entender de dos maneras, por un lado como: “¡Basta!”; y por el otro como: “mucho te espera”. Moshé ya tenía una herencia grande esperando para la resurrección de los muertos y por eso no debería preocuparse demasiado por entrar en la tierra en esta ocasión, porque tendría un futuro muy glorioso en el Olam HaBá, el mundo venidero. Las Escrituras enseñan que la herencia que recibimos de nuestro Padre celestial se encuentra en dos tiempos, el siglo presente y el siglo futuro, en el Olam HaZe y el Olam HaBá. Moshé no recibió ninguna herencia en la tierra en este tiempo, pero la recibirá en el tiempo futuro después de la resurrección de los muertos en la segunda venida de Mashiaj Yeshúa. 4:1 “Ahora pues, oh Israel, escucha los estatutos y los decretos que yo os enseño para que los ejecutéis, a fin de que viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que HaShem, el Elohim de vuestros padres, os da.” – La palabra hebrea para “escuchar”, “shamá”,[1] significa: “oir”, “escuchar”, “atender”, “hacer caso”, “obedecer”, “entender”[2]. Esta palabra aparece más de 90 veces en Deuteronomio. Esto nos enseña que cuando el Eterno, por medio de su profeta, nos dice que tenemos que escuchar, no significa que seamos oidores solamente, sino también hacedores de lo que él dice. El significado doble de la palabra “shamá”, de donde viene la forma imperativa “shemá”, “¡escucha!”, implica que uno haga caso y obedezca. De esto habla el shaliaj Yaakov en su carta a los judíos donde está escrito en 1:22-25: “Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. Pero el que mira atentamente a la Torá perfecta, la Torá de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será dichoso en lo que hace.” En Romanos 10:17 está escrito: “Así que la fe es del oír (shamá), y el oír, por la palabra de Elohim.” La fe es un resultado no solamente de haber escuchado, sino haber escuchado con una actitud de querer hacer caso a lo que se dice. La fe no se desarrolla en aquella persona que sólo lee las Escrituras, sin hacer caso y ponerlas en práctica. La confianza viene como un resultado de hacer caso a la Torá. “Ahora pues, oh Israel, escucha los estatutos (jukim) y los decretos (mishpatim) que yo os enseño para que los ejecutéis, a fin de que viváis…” – El propósito de los mandamientos es dar vida. Así que si nuestra obediencia a un mandamiento nos causa la muerte, no hemos cumplido el propósito del mandamiento. Podemos quebrantar todos los mandamientos menos cuatro para salvar la vida humana. Es preferible morir antes de quebrantar alguno de estos cuatro: 1. No blasfemar y cometer idolatría. 2. No asesinar. 3. No cometer adulterio. 4. Confesar que Yeshúa es el Mesías prometido a Israel. Los mandamientos fueron dados para vida, tanto en este mundo como en el mundo venidero. Así que si uno guarda estos cuatro mandamientos y pierde su vida por ello, tendrá una vida superior en el Olam HaBá, como está escrito en Hebreos 11:35: “Las mujeres recibieron a sus muertos mediante la resurrección; y otros fueron torturados, no aceptando su liberación, a fin de obtener una mejor resurrección.” El que guarda los mandamientos del Eterno, dados por Moshé, tendrá una vida prolongada, como está escrito en Deuteronomio 4:40; 5:33 y 6:2: “Así pues, guardarás sus estatutos y sus mandamientos que yo te ordeno hoy, a fin de que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues tus días sobre la tierra que HaShem tu Elohim te da para siempre... Andad en todo el camino que HaShem vuestro Elohim os ha mandado, a fin de que viváis y os vaya bien, y prolonguéis vuestros días en la tierra que vais a poseer... para que temas a HaShem tu Elohim, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te ordeno, tú y tus hijos y tus nietos, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.” En Deuteronomio 32:46-47 está escrito: “Fijad en vuestros corazones todas las palabras con que doy testimonio hoy, las cuales ordenaréis a vuestros hijos que las guarden y cumplan, todas las palabras de esta Torá. Porque no es algo inútil para vosotros; ciertamente es vuestra vida. Por esta palabra prolongaréis vuestros días en la tierra adonde vosotros vais, cruzando el Yardén a fin de poseerla.” Los mandamientos no fueron dados para limitar al hombre, sino para prolongar su vida y darle beneficios tanto en este mundo como en el mundo venidero. El hombre que quiere liberarse de la Torá se muere, como está escrito en Romanos 8:6-7, 13: “Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz; ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Elohim, porque no se sujeta a la Torah de Elohim, pues ni siquiera puede hacerlo... porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” Cuando una rama está en el árbol es libre. Si es cortada se muere. La libertad no se encuentra fuera de la obediencia, sino en conexión con Aquel que da la vida y en sujeción a las normas que regulan la vida, como está escrito en Juan 8:34-36: “Yeshúa les respondió: En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre. Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.” En Deuteronomio 5:29 está escrito: “¡Quién diera que ellos tuvieran tal corazón que me temieran, y guardaran siempre todos mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre !” En Deuteronomio 6:3 está escrito: “Escucha, pues, oh Israel, y cuida de hacerlo, para que te vaya bien y te multipliques en gran manera, en una tierra que mana leche y miel, tal como HaShem, el Elohim de tus padres, te ha prometido.” Estos textos nos enseñan que la obediencia a los mandamientos produce prosperidad tanto para ti como para tus hijos. ¿Quieres ser próspero en la vida? ¡Guarda los mandamientos! 4:2 “No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos de HaShem vuestro Elohim que yo os mando.” – Está totalmente prohibido añadir a la revelación que fue dada del cielo por mediode Moshé rabenu (nuestro maestro). La misma prohibición se encuentra en 12:32 (13:1 en la versión hebrea) donde dice: “Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás ni le quitarás.” Esto nos enseña que el cuerpo revelacional llamado Jumash, el Pentateuco, o la Torá de Moshé, se cerró una vez por todas con la conclusión del capítulo 34 de Deuteronomio. Esto quiere decir que ninguno de los libros posteriores, inspirados divinamente, puede añadir mandamientos a los que ya fueron dados, ni introducir conceptos y revelaciones nuevas aparte de los que ya fueron dados a Moshé. La parte de las Escrituras llamada “Nuevo Testamento”, que nosotros llamamos Escritos Apostólicos, no puede introducir conceptos ni mandamientos nuevos, ni quitar algunos de los mandamientos que una vez fueron dados por medio de Moshé. Si ese fuera el caso, sería una recolección de escritos rechazable y falsa. Maimónides escribe:[3] 1. Está clara y expresamente dicho en la Torá que sus leyes, de eterna vigencia, no son susceptibles de modificación, merma o añadidura, pues está escrito: "Todo lo que yo os ordeno, guardadlo para cumplir; nada le añadas ni le restes" (Deuteronomio XIII, 1 [versión cristiana 12:32]). De ahí se infiere que a ningún profeta le está permitido introducir innovaciones en la Torá. Por lo tanto, cualquiera, judío o no judío, que presentando señales y prodigios, afirme que el Eterno lo envió para añadir o restar un precepto, o para dar de cualquiera de los preceptos una interpretación contraria a lo que hemos oído de Moshé, o diga que ésos que Israel tiene como preceptos no son para siempre y para todas las generaciones sino sólo temporales, es un falso profeta, puesto que viene a desmentir la profecía de Moshé. Es pasible de muerte por estrangulamiento por la perversidad de hablar en nombre del Eterno cuando éste no se lo ordenó. Él, bendito sea su Nombre, ordenó a Moshé que esta Torá fuera para nosotros y para nuestros hijos hasta la eternidad, y Elohim no es un hombre como para mentir. 2. Entonces, ¿por qué está escrito en la Torá: "Les haré surgir un profeta de entre sus hermanos, como tú" (Deuteronomio XVIII, 18)? Es que el profeta aludido no vendría a establecer una nueva religión, sino a reafirmar las palabras de la Torá y a prevenir al pueblo que no la transgrediera, como dijo el último de los profetas: "Recordad la Torá de mi siervo Moshé" (Malaquías III, 22 [versión cristiana 4:4]). Esto concuerda con las palabras del Mesías Yeshúa, escritas en Mateo 5:17-19, cuando dijo: “No penséis que he venido para abolir la Torá o los Profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Torá hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.” “que yo os mando… mandamientos de HaShem vuestro Elohim que yo os mando” – Moshé tuvo la autoridad para transmitir los mandamientos del Eterno, bajo inspiración divina, basada en lo dictado por el Eterno en los cuatro primeros libros del Jumash. Por esto Moshé puede decir que son mandamientos del Eterno los que él manda. Son explicaciones y afirmaciones, expresadas en mandamientos, de lo que ya fue revelado. Más adelante se da un mandamiento por la boca de Moshé según está escrito en Deuteronomio 18:15: “Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará HaShem tu Elohim; a él oiréis.” Este es uno de los 613 mandamientos que hay en la Torá. Así que hay un mandamiento que nos ordena escuchar y obedecer al profeta que HaShem iba a levantar de en medio del pueblo de Israel, como Moshé. Ese profeta habló de la misma manera como Moshé como está escrito en Juan 5:24: “En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.” En Juan 8:51 está escrito: “En verdad, en verdad os digo que si alguno guarda mi palabra , no verá jamás la muerte.” En Juan 14:23 está escrito: “Yeshúa respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra ; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.” Además, la expresión “yo os digo”, que aparece en la boca de nuestro Rebe más de 80 veces en los Escritos Apostólicos, muestra que él vino como aquel profeta, anunciado por Moshé, que tiene la autoridad del Padre para interpretar correctamente y definitivamente a Moshé. En Deuteronomio 18:18-19 está escrito: “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.” En Hechos 3:23 está escrito: “Y será, que cualquiera alma que no oyere á aquel profeta, será desarraigada del pueblo.” Hay un mandamiento que ordena al pueblo judío a escuchar y obedecer al profeta como Moshé, que es Yeshúa HaMashíaj. El que quebranta este mandamiento traerá muy graves consecuencias sobre sí mismo. El que no cumple este mandamiento no será parte del pueblo de Israel en el mundo venidero, será desarraigado del pueblo. Esto nos enseña que el cumplimiento de los mandamientos trae vida. Algunos mandamientos dan vida en un nivel inferior, y otros, como este, dan vida eterna. 4:4 “Mas vosotros que os pegasteis á HaShem vuestro Elohim, todos estáis vivos hoy.” – Hasta ahora hemos visto que el cumplimiento de los mandamientos trae vida y prosperidad en este mundo y en el mundo venidero. Este versículo nos enseña otro aspecto de lo mismo. La palabra traducida por RV60 como “seguisteis” y en LBLA como “permanecisteis fieles” viene de la palabra hebrea “davek”[4] que significa: “pegarse”, “asociarse”, “adherirse”. Así que, adherirse al Eterno es lo mismo que serle fiel y no juntarse con otros dioses y sus costumbres. Esta unión con el Eterno es la que da vida. Todos los que se habían adherido al Eterno fueron preservados con vida hasta el día llamado “hayom”,[5] “hoy”, que, en el nivel drash, puede ser entendido como el presente eterno, y también el día final. El que se apega a HaShem siempre tendrá un hoy, una existencia en el presente. El que se aparta de él, un día perderá el derecho de experimentar el día que entonces será llamado “hoy”. La palabra hebrea “hayom” (literalmente “el día”), traducida como “hoy”, aparece 75 veces en el libro de Deuteronomio, más de dos veces por capítulo. Esto nos enseña que no hay que dejar el cumplimiento de los mandamientos para mañana. Hoy es el día para cumplirlos. Tú no puedes cumplir los mandamientos ayer ni mañana, sólo hoy. Así que si HaShem te habla hoy, no lo dejes para otro día, como está escrito en el Salmo 95:7b-11: “Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón como en Merivá, como en el día de Masá en el desierto, cuando vuestros padres me tentaron, me probaron, aunque habían visto mi obra. Por cuarenta años me repugnó aquella generación, y dije: Es un pueblo que se desvía en su corazón y no conocen mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: Ciertamente no entrarán en mi reposo.” Hoy es el día para ti, querido lector. Hoy es el momento para adherirse al Eterno y cumplir sus mandamientos. Hoy es el día para serle fiel. El que lo es hoy, también lo será cuando en el día de mañana se diga “hoy”. En Hebreos 3:12-13 está escrito: “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Elohim vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.” Segunda aliyá, 4:5-40 4:5, 14“Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos tal como HaShem mi Elohim me ordenó, para que los cumpláis en medio de la tierra en que vais a entrar para poseerla... Y HaShem me ordenó en aquella ocasión que os enseñara estatutos y decretos, a fin de que los cumpliérais en la tierra a la cual vais a entrar para poseerla.” – Aquí la Torá está hablando de dos tipos de mandamientos, “jukim” y “mishpatim”, traducidos como “estatutos” y “decretos”. Los jukim son aquellos estatutos que no tienen explicación lógica del por qué hay que cumplirlos. Los mishpatim son mandamientos de carácter social que son fáciles de entender su razón de ser. También está escrito que hay que cumplir los mandamientos en la tierra. La tierra de Israel es el primer lugar donde hay que guardar la Torá de HaShem. La Torá fue dada para ser guardada en la tierra de Israel, en primer lugar. Fuera de ella hay varios mandamientos que no aplican. Esto convierte la tierra en una tierra santa, apartada, diferente, más elevada espiritualmente. 4:6 “Así que guardadlos y ponedlos por obra, porque esta será vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos que al escuchar todos estos estatutos, dirán: "Ciertamente esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente."” – En este texto la Torá revela la mejor manera de llegar a las naciones con el mensaje del Reino de Elohim. Lo podríamos expresar con una palabra griega, usada en el mundo cristiano, de esta manera: ¿Cuál es la manera de evangelizar el mundo, según la Torá? La primera respuesta está en este versículo: Guardar los mandamientos es la mejor manera de impactar en las naciones. La segunda respuesta se encuentra en los versículos 9-10 donde habla de transmitir la Torah a los hijos. Esto concuerda bien con la enseñanza del Adón Yeshúa en Mateo 28:18-20, done está escrito:[6] “Y acercándose Yeshúa, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, sumergiéndoles en mi nombre, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado ; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” En Juan 13:35 está escrito: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros.” El hecho de amarnos unos a otros constituye la esencia de la Torá. Así que si cumplimos la Torá, por medio de amarnos unos a otros, todos conocerán a Yeshúa. Lo más trágico que puede pasar es cuando los que dicen ser creyentes y proclaman las buenas nuevas de salvación no viven según las normas establecidas por la Torá. El Espíritu de Santidad fue entregado a los discípulos del Mesías, no para testificar, sino para ser testigos, como está escrito en Hechos 1:8: “pero recibiréis poder cuando el Espíritu de Santidad venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Yerushalayim, en toda Yehudá y Shomrón, y hasta los confines de la tierra.” Ser testigo no es lo mismo que testificar. El que no vive según las normas de la Torá y da testimonio de Yeshúa hace más daño que bien. El mal testimonio de los judíos y cristianos que se dicen ser el pueblo de Elohim, son los que causan el mayor daño en el mundo. Ellos hacen que los corazones se cierren para la salvación de Elohim. Así que sólo los que viven según la Torá son los que podrán impactar en el mundo y causar cambios sustanciales para el bien de las naciones. “Así que guardadlos y ponedlos por obra, porque esta será vuestra sabiduría y vuestra inteligencia” – La sabiduría y la inteligencia hebrea no consisten en saber con la cabeza sino tener un estilo de vida y practicar los mandamientos que fueron dados por Moshé y confirmados por el Mesías Yeshúa. “ante los ojos de los pueblos” – Como hemos dicho antes, este es el método evangelístico de la Torá. ¿De qué manera podemos impactar en las naciones para que crean en nuestro Elohim y se acerquen a las bendiciones que nos fueron dadas por medio de nuestro padre Avraham y que también son para ellos? Este texto nos da la respuesta: “al escuchar todos estos estatutos (jukim)” Según la Torá, los jukim, los mandamientos que no tienen explicación lógica, son los que HaShem está utilizando para impactar a los gentiles. Esto es muy extraño, puesto que los mandamientos de carácter juk son los objetos de mayor burla por los que están fuera, por no ser fáciles de entender. ¿Cuál será entonces el impacto entre los gentiles cuando obedecemos los jukim y los mishpatim? o Verán nuestra obediencia que refleja nuestro amor al Eterno incluso si no entendemos la razón por la que obedecemos ciertos mandamientos. o Reconocerán que somos una gran nación. o Reconocerán que tenemos sabiduría. o Reconocerán que tenemos inteligencia. En los mandamientos, pues, hay sabiduría y conocimiento. Entonces ¿por qué tenemos problemas para enseñar los jukim a los pueblos? Hoy la ciencia ha confirmado que los que guardan los mandamientos llamados jukim, entre ellos los del kashrut (dieta bíblica), la circuncisión, la abstinencia durante el periodo menstrual de la mujer, reglas natalicias, etc., tienen menos enfermedades que otros y viven una vida más sana. Nuestro estilo de vida es lo que tiene que impactar a las naciones, no tanto nuestras palabras. Además cuando el estilo de vida es correcto, las palabras serán respaldadas con poder. 4:8 “¿O qué nación grande hay que tenga estatutos y decretos tan justos como toda esta Torá que hoy pongo delante de vosotros?” – Todos los mandamientos son justos, como está escrito en el Salmo 119:160: “La suma de tu palabra es verdad, y cada una de tus justas ordenanzas es eterna.” En el Salmo 119:62, 106, 164 está escrito: “A medianoche me levantaré para darte gracias por tus justas ordenanzas... He jurado, y lo confirmaré, que guardaré tus justas ordenanzas... Siete veces al día te alabo, a causa de tus justas ordenanzas.” En Romanos 7:12 está escrito: “Así que la ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno.” 4:9 “Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos.” – Este texto nos enseña que no solamente hay que hablar de los estatutos con los de afuera. Hay algo más importante, transmitir las experiencias personales y las palabras de la Torá a los propios hijos. Los padres y los abuelos tienen una gran responsabilidad para transmitir la revelación a los hijos y a los nietos. 4:10 “Recuerda el día que estuviste delante de HaShem tu Elohim en Chorev, cuando HaShem me dijo: "Reúneme el pueblo para que yo les haga oír mis palabras, a fin de que aprendan a temerme todos los días que vivan sobre la tierra y las enseñen a sus hijos."” – Los padres tienen la obligación de enseñar a los hijos la Torá del Eterno, no otros. Los padres son los responsables para que sus hijos aprendan la Torá. Para cumplir este mandamiento podrán también pedir ayuda de otros. 4:12 “Entonces HaShem os habló de en medio del fuego; oísteis su voz, sólo la voz, pero no visteis figura alguna.” – En esta parashá se encuentra la palabra fuego 14 veces. Diez de ellas se encuentran en relación con la entrega de las palabras de la Torá, como está escrito en 4:15, 24, 33, 36; 5:4, 5, 22, 24, 26: “HaShem os habló en Chorev de en medio del fuego... Porque HaShem tu Elohim es fuego consumidor, un Elohim celoso... ¿Ha oído pueblo alguno la voz de Elohim, hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, y ha sobrevivido?... Desde los cielos te hizo oír su voz para disciplinarte; y sobre la tierra te hizo ver su gran fuego, y oíste sus palabras de en medio del fuego... Cara a cara habló HaShem con vosotros en el monte de en medio del fuego yo estaba en aquella ocasión entre HaShem y vosotros para declararos la palabra de HaShem, porque temíais a causa del fuego
Compartir