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Rentas vitalicias vinculadas 
a sistemas de capitalización 
individual de pensiones
FRANCISCO SORTO RIVAS
Máster en Gestión de Sistemas 
y Fondos de Pensiones
Rentas vitalicias vinculadas 
a sistemas de capitalización 
individual de pensiones
FRANCISCO SORTO RIVAS
Máster en Gestión de Sistemas 
y Fondos de Pensiones
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas 
de capitalización individual de pensiones
Primera edición: Marzo 2015
© 2015 ISEADE.
Todos los derechos reservados.
Prohibida la reproducción total
o parcial por cualquier medio
sin la autorización escrita del autor.
Publicación del Instituto Superior 
de Economía y Administración de Empresas.
ISBN 978-99923-62-32-7
Diseño e impresión
Alejandría Comunicaciones, S.A. de C.V.
San Salvador, El Salvador.
info@editorialalejandria.com
www.editorialalejandria.com
Contenido
5 Prólogo
11 Introducción
15 Capítulo 1
Aspectos generales sobre los sistemas previsionales y las 
rentas vitalicias
25 Capítulo 2
Etapa de acumulación de aportes previsionales
41 Capítulo 3
Características generales de las rentas vitalicas
53 Capítulo 4
Algunos detalles técnicos de las rentas vitalicias
77 Capítulo 5
Detalles operativos de las rentas vitalicias
89 Bibliografía
Prólogo
5
Prólogo
En América Latina y en el resto del mundo existe abundante 
literatura que aborda el funcionamiento de los sistemas 
previsionales, en la que se describen los modelos y sus 
principales características, se plantean ventajas y desventajas 
de dichos modelos y se cuantifican los costos e impactos 
de medidas alternativas que se proponen con el objeto de 
perfeccionar su funcionamiento. En el caso de El Salvador, se 
accede a dicha literatura, pero se produce muy poca a nivel 
local.
El funcionamiento de los sistemas previsionales es una 
temática de suma complejidad y los impactos de las decisiones 
que con relación a su desarrollo tome un Estado, tienen 
implicaciones muy fuertes, positivas o negativas, en el bienestar 
de la sociedad en su conjunto y, en particular, en las vidas de 
los trabajadores que se encuentran afiliados a dichos sistemas.
Dicho lo anterior, es el caso que en El Salvador el tema de 
pensiones es muy poco estudiado, pero es muy probable que 
no pase una semana sin que en los medios de comunicación 
social de nuestro país se recojan comentarios y opiniones 
sobre el funcionamiento del mismo. Al tratarse de una temática 
con muchas aristas y que interesa e impacta prácticamente 
a toda la sociedad, dichas discusiones y comentarios tienen 
por protagonistas a los más variados sectores, incluyendo 
a políticos, funcionarios gubernamentales, economistas y 
otros profesionales que laboran en tanques de pensamiento, 
directores de asociaciones gremiales empresariales y 
representantes de los trabajadores, entre los principales.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
6
Desafortunadamente, en la mayoría de los casos, se trata 
de comentarios que no se presentan acompañados del debido 
sustento y que no llegan a formular aportes sino que se limitan 
a repetir conceptos preconcebidos que en muchos casos 
carecen de fundamento.
Claramente, esta parece ser la norma en nuestro país en 
la discusión de, prácticamente, todas las temáticas de interés 
nacional y, de forma muy particular, en el tema de pensiones, 
por lo que hay un vacío importante que el sector académico 
que nuestro país debe llenar, aportando su experiencia y su 
capacidad investigativa y analítica para proveer insumos a los 
tomadores de decisiones y la sociedad en su conjunto, a fin 
de elevar el nivel de la discusión sobre los ingentes problemas 
nacionales.
En ese contexto, el aporte que realiza el licenciado 
Francisco Sorto Rivas al decidir escribir este libro, es de singular 
importancia y es un ejemplo que debería replicarse con mayor 
frecuencia en los diferentes centros de investigación de nuestro 
país, porque es un conocimiento que no solo se guarda en 
una biblioteca universitaria para consulta académica, sino que 
contiene aportes e información que puede ser usada de forma 
práctica por la sociedad a la que se debe la academia, lo que 
sin duda, incrementa el grado de impacto que esta clase de 
documentos tiene.
La selección de un tema asociado al funcionamiento de 
los sistemas previsionales parece natural, dada la formación y 
experiencia del licenciado Sorto, quien es Máster en Gestión 
de Sistemas y Fondos de Pensiones y además se desempeñó 
como Intendente del Sistema de Ahorro para Pensiones de la 
Superintendencia de Pensiones durante un período en el que 
se dio el principal desarrollo del nuevo sistema en nuestro 
Prólogo
7
país. En ese sentido, se trata de un autor con conocimientos 
teóricos y prácticos profundos sobre el tema, lo cual se plasma 
y evidencia en la lectura del presente libro.
 Elegir de forma precisa, como tema principal del libro, la 
operación de las Rentas Vitalicias en el contexto del Sistema de 
Pensiones es un aporte valiosísimo que hace que el lector fije la 
atención en uno de los aspectos más críticos del funcionamiento 
del Sistema Previsional; esto es, en la etapa pasiva de los 
afiliados, cuando estos han cumplido los requisitos respectivos 
y son acreedores, de acuerdo a la Ley, de un beneficio que 
tiene por objeto proveerles un ingreso sustituto para cubrir sus 
necesidades de vida durante la vejez o en caso de discapacidad 
o fallecimiento.
El énfasis en esta etapa es un giro también respecto a la mayor 
parte de literatura relativa al tema de pensiones disponible en 
nuestro país, cuya discusión se centra, fundamentalmente, 
en abordar el costo fiscal asociado al funcionamiento de los 
antiguos sistemas de reparto y el financiamiento de la transición 
hacia el sistema de capitalización individual. 
Muchas veces en esta discusión, y por la magnitud de la 
crisis fiscal del país, se deja de lado el reconocimiento que, 
como sistema de seguridad social que es, el objetivo último del 
funcionamiento del Sistema de Pensiones es el otorgamiento de 
un pago suficiente y sostenible a los trabajadores y sus familias, 
una vez cumplidos los requisitos establecidos y que como 
sociedad tenemos un reto en hacer que el modelo elegido para 
cumplir dicho objetivo, funcione de la mejor forma posible. 
Este libro orienta el análisis hacia ese contexto y, muy 
atinadamente, en la estructura del libro, su autor explica 
primero los fundamentos sobre los que se basa el esquema 
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
8
de capitalización individual y luego detalla cómo la fase de 
acumulación de ahorros durante la vida laboral activa es 
crítica y se sustenta con los aportes que realizan empleadores 
y trabajadores, así como por la generación de rendimientos 
derivados de la inversión del capital. 
Con posterioridad, se abordan con mucho detalle las 
decisiones críticas que los afiliados que llegan a la fase pasiva 
deberán tomar en referencia a la modalidad de pago de sus 
beneficios, centrándose, por supuesto, el mayor aporte en este 
punto, cuando se explica el funcionamiento de las distintas 
modalidades de pago de beneficios, lo cual, como ya se 
destacó, es un aporte muy valioso en cuanto que en el país 
existe muy poca literatura que aborde esta temática. 
El autor, con el rigor técnico que corresponde y con un 
conocimiento profundo de la temática, aborda el funcionamiento 
de las Rentas Vitalicias desde todos los aspectos relevantes, 
tanto los elementos técnicos sobre los que se fundamenta su 
funcionamiento, como también los elementos que los afiliados 
deben considerar al momento de elegir una u otra modalidad 
de pago de pensión. Todo esto, precedido de una explicación 
comprensiva sobre el funcionamiento de los sistemas de 
capitalización individual y de las diferentes modalidades de 
pago de pensión.
Sabiendo que la decisión de una determinada modalidad 
de pago de pensión puede incidir positiva o negativamenteen el bienestar futuro de los afiliados y sus familias es que se 
comprende en toda su magnitud la importancia de este libro, 
ya que, como se destacó, no solo es un excelente aporte desde 
el punto de vista académico, sino que también puede ser 
utilizado como referencia y consulta por parte de las sociedades 
de seguro de personas que, eventualmente, ofrecerán este tipo 
Prólogo
9
de producto en nuestro mercado, así como también desde un 
punto de vista más centrado en las personas que, llegado el 
momento, deben tomar una decisión crítica sobre cómo van a 
percibir el fruto del esfuerzo realizado a través de toda su vida 
laboral.
René E. Novellino
Presidente
Asociación Salvadoreña de Administradoras 
de Fondos de Pensiones
Introducción
11
Introducción
En este libro se abordan, de manera comprensiva, aunque 
general a la vez, diferentes aspectos sobre el funcionamiento y 
utilidad de las rentas vitalicias en los esquemas de capitalización 
individual para el retiro, como los que operan en varios países 
de Latinoamérica a manera de uno de los pilares fundamentales 
para enfrentar algunos estados de necesidad que aquejarían a 
los trabajadores, especialmente durante su vejez.
En primer lugar, se analizan aspectos teóricos sobre los 
sistemas de capitalización individual, como una especie de 
sucesión natural de los sistemas de pensiones denominados de 
reparto, cuando estos últimos comenzaron a mostrar síntomas 
evidentes de agotamiento para responder a las necesidades de 
los destinatarios de la política social en materia de pensiones, 
consistente en procurarles a los trabajadores una corriente 
sustitutiva y “permanente” de ingresos al abandonar el mercado 
laboral, ya sea por razones de vejez, invalidez o muerte.
Conforme se ha venido transitando hacia esquemas de 
administración privada de los derechos previsionales de los 
trabajadores, los sistemas de financiamiento adoptados, 
originalmente alternativos al mercado, se han auxiliado cada 
vez más de diversos mecanismos de mercado para cubrir el ciclo 
del servicio previsional, es decir, desde la etapa de acumulación 
o ahorro hasta el ejercicio del derecho a recibir una pensión 
o “desacumulación”. En esta última fase, los trabajadores 
deberían contar con opciones alternativas de retiro, entre las 
cuales podrían tener la contratación de rentas vitalicias con 
compañías aseguradoras.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
12
De hecho, escoger la modalidad de retiro del referido flujo 
sustitutivo de ingresos representaría una decisión sopesada 
y fruto del análisis de información relevante, ya que este tipo 
de decisiones afectan, indefectiblemente, las condiciones 
intertemporales de vida de los pensionados, razón por la cual 
deben evaluarse las características más importantes de cada 
alternativa, así como el perfil de riesgo de los mismos afiliados, ya 
que alguna de las modalidades que se encuentren disponibles 
podría ajustarse mejor a sus peculiaridades individuales de 
longevidad y aversión al riesgo.
Cabe destacar aquí que las aseguradoras que ofrecen 
rentas vitalicias evalúan el riesgo que representa cada negocio, 
con el objetivo de mantener el principio de equivalencia entre 
obligaciones adquiridas y primas únicas recibidas durante la 
suscripción de cada contrato, a fin de preservar su solvencia 
en el tiempo y recibir un rédito competitivo por las inversiones 
realizadas en la industria.
En todo caso, para garantizar la comercialización apropiada 
de rentas vitalicias en una economía en particular y evitar, 
además, que las compañías de seguro enfrenten dificultades 
financieras para atender las obligaciones asumidas con los 
clientes, se deben considerar una serie de aspectos técnicos 
y operacionales que reproduzcan las mejores prácticas del 
mercado en términos de un buen gobierno corporativo, 
donde los costos derivados de la regulación no castiguen 
innecesariamente los montos de pensión reconocidas a los 
trabajadores jubilados.
Esto último es particularmente válido al hablar de rentas 
vitalicias ligadas a los sistemas de seguridad social de 
capitalización individual, donde los trabajadores, al jubilarse, 
han acumulado un haber previsional suficiente como para 
adquirir un programa de rentas vitalicias con alguna compañía 
Introducción
13
de seguros que administre el ramo de vida, donde la labor de las 
aseguradoras consiste, básicamente, en gestionar el riesgo de 
longevidad de los pensionados, a diferencia de los programas 
de retiro convencionales, donde los asegurados hacen aportes 
durante un determinado período de tiempo antes de alcanzar 
la edad de retiro.
Eso significa que las aseguradoras deben administrar 
también el riesgo de fallecimiento de este tipo de asegurados, 
por lo que las exigencias de capital complementario para hacer 
frente a esta clase de contingencia adicional (fallecimiento antes 
de alcanzar la edad de retiro) debe ser mayor al relacionado 
con las rentas vitalicias previsionales.
Al no hacer esta distinción y establecer a las aseguradoras 
requerimientos de capital iguales para productos distintos 
(rentas vitalicias convencional y previsionales), se tiende a 
encarecer las rentas vitalicias previsionales y reducir el monto 
de las pensiones ofrecidas a los trabajadores, por ejemplo.
Las regulaciones impuestas por las autoridades rectoras de 
la industria de seguros puede terminar sacrificando, entonces, 
los espacios para la comercialización de productos como las 
rentas vitalicias previsionales y su diversificación, privando con 
ello de opciones de retiro a los trabajadores que se jubilan, a 
pesar de su perfil demográfico y su aversión al riesgo.
Capítulo I
15
Aspectos generales sobre 
los sistemas previsionales 
y las rentas vitalicias
I
Los sistemas de pensiones fueron concebidos como 
soluciones históricas institucionales para enfrentar problemas 
o contingencias sociales específicas y que, por diferentes 
razones, lograron visibilizarse lo suficiente para ser incluidos en 
la agenda de prioridades de la política pública de los gobiernos. 
En ese sentido, los sistemas son una forma en que el Estado 
se organiza para asignar recursos de diferente índole, incluyendo 
fondos públicos, para responder a ciertas contingencias 
enfrentadas por la población, como sería la pérdida temporal 
o permanente, por ejemplo, de sus capacidades físicas o 
intelectuales para obtener ingresos directa e individualmente 
a través del mercado laboral, es decir, mediante un trabajo 
remunerado.
Dichas contingencias sociales conducen a las personas 
que las sufren, en muchos casos, a la privación temporal o 
permanente de ingresos para sufragar sus necesidades básicas. 
Estos estados carenciales son conocidos, en la jerga de la 
seguridad social, como estados de necesidad.
Frente al universo de estados de necesidad que enfrenta 
toda sociedad, las políticas públicas de seguridad social 
contemplan esquemas ideales de atención integral para las 
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
16
personas que se encuentran en estas condiciones1, que abarcan 
un amplio espectro de acciones de carácter preventivo, curativo, 
de rehabilitación y reinserción laboral, así como acciones 
indemnizatorias por las pérdidas sufridas para la obtención de 
ingresos, como consecuencia del deterioro irreversible de las 
facultades normales para trabajar; finalmente, se contempla el 
reconocimiento de gastos de sepelio para los afiliados a los 
sistemas de seguridad social complejos.
Es importante destacar, además, que los sistemas de 
seguridad o de protección social son una expresión, más 
o menos directa, de la presión de interlocutores que han 
intervenido en la discusión de los diferentes esquemas a través 
de los espacios públicos reconocidos por el Estado para su 
formulación e implementación2; tales esquemas pretendieron, 
en su momento, complementar o crear, inclusive, solucionesde mercado consideradas por la sociedad como insuficientes 
para resolver este tipo de problemas colectivos (los estados 
carenciales de la población trabajadora).
Esa realidad objetiva condujo al desarrollo de mecanismos 
de protección social que con el transcurso del tiempo se 
convirtieron en garantías fundamentales de los trabajadores; 
prueba de ello es que en la mayoría de Constituciones 
Políticas de los países de América Latina, el funcionamiento de 
sistemas de seguridad social representa un derecho para los 
trabajadores3. 
1 La integralidad es uno de los principios básicos de la seguridad social, junto a 
la solidaridad, suficiencia, universalidad, unidad administrativa, igualdad y la 
subsidiaridad.
2 Problemática que afecta al conglomerado social, o buena parte de él, y cuya 
solución requiere del concurso de este a través de los sistemas políticos 
adoptados por la sociedad como forma de gobierno. 
3 En el caso salvadoreño, estos derechos están comprendidos en el artículo 50 de 
la Constitución de la República.
Capítulo I
17
De eso se desprende el carácter público que tienen los 
servicios previsionales en la sociedad, donde los gobiernos se 
encargan de organizar –crear– este tipo de mercados, gracias a 
la promulgación de leyes especiales donde se definen quiénes 
serán los destinatarios de la política pública, identificando las 
entidades encargadas de administrar directa o indirectamente 
este sistema reglado, los derechos que se le reconocerán a 
los que participan en él, los criterios para la comprobación 
de la titularidad de derechos, la lista de obligaciones que 
deben cumplir los participantes para acceder a prestaciones 
económicas y materiales, los mecanismos de financiamiento a 
ser utilizados para garantizar la permanencia del régimen de 
seguridad social en el tiempo4, entre otros.
Como parte del diseño institucional de los sistemas de 
seguridad, y luego de efectuar diagnósticos realistas de la 
problemática colectiva que demanda la intervención del 
Estado, se suelen explorar diferentes opciones de solución, 
convocando para ello a actores sociales representativos de 
los sectores afectados, positiva o negativamente, por las 
alternativas de solución en discusión, hasta llegar a un acuerdo 
entre las partes para la formulación de la política pública en 
ciernes y su posterior implementación; una vez alcanzado este 
punto, se propicia un acercamiento natural con los encargados 
de la promulgación de las leyes en el país, a fin de convertir una 
iniciativa del órgano ejecutivo del gobierno –por lo regular–, 
en ley.
Dada la naturaleza pública del servicio a ser prestado, 
como ya se ha señalado con anterioridad, el Estado debe 
4 Un principio básico para el funcionamiento sostenible de un sistema previsional 
corresponde al principio de equivalencia, que asegura que los derechos 
otorgados por la ley a los usuarios y beneficiarios de la política pública se 
mantendrán en el tiempo y no serán únicamente promesas condicionadas a la 
disponibilidad eventual de recursos.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
18
encargarse de controlar su calidad, oportunidad y apego del 
servicio, a las características definidas reglamentariamente, 
encargándose inclusive, de cerciorarse de las credenciales 
administrativas, patrimoniales y morales de los interesados en 
proveer el servicio, cuando este es concesionado a entidades 
no gubernamentales.
En tal sentido, así como el Estado extiende autorización para 
ingresar a este tipo de industria reglada, de la misma manera 
está facultado para retirárselas en caso de incumplimiento 
reiterado de los preceptos legales que caracterizan el servicio 
prestado, tomando como parámetro referencial para ello la 
normativa vigente, ya que este acto administrativo debe estar 
motivado debidamente –principio de legalidad– y no provenir 
de actuaciones arbitrarias de los funcionarios delegados, por 
ley, para controlar la actuación de los operadores del sistema.
Cabe destacar, además, que estas mallas de protección 
social deben contemplar mecanismos de financiamiento 
eficientes para sufragar los beneficios ofrecidos en la ley, a 
efecto que se puedan honrar sin problema las obligaciones con 
los pensionados y sus beneficiarios.
Ahora bien, como toda solución política a una problemática 
social, los esquemas de protección tienen sus particularidades; 
sin embargo, pueden identificarse elementos comunes entre 
sistemas vigentes en distintas localidades, lo cual permite hablar 
de sistemas previsionales de reparto, de beneficio definido, de 
capitalización individual, de capitalización plena o parcialmente 
capitalizado, de prima media escalonada, etc.
Originalmente, estos sistemas patrimonialistas fueron 
concebidos como esquemas alternativos a las soluciones de 
Capítulo I
19
mercado que existían para atender esas mismas contingencias5, 
cuya cobertura se reducía a un pequeño segmento de la 
población con capacidad de pago suficiente como para 
adquirir soluciones individuales y obedecían la ley del hombre 
prudente. Estas personas suscribían contratos de trasferencias 
de pérdidas con empresas especializadas en la administración 
de seguros de vida (seguros de vida y de rentas vitalicias). 
No obstante lo anterior, dichos esquemas necesitaron 
siempre del auxilio de instituciones adscritas al mercado 
financiero, a manera de vehículo operacional para la 
capitalización de los aportes recibidos a favor de los afiliados del 
sistema –bancos, intermediarios bursátiles, emisores de valores, 
etc., así como para la recaudación de dichas contribuciones y la 
custodia de los instrumentos financieros en que eran invertidos 
los ahorros colectivos, antes de volverse exigibles para el pago 
de prestaciones indemnizatorias.
Las instituciones operadoras de los sistemas implantados 
revestían, entonces, en la mayoría de ocasiones, el carácter de 
instituciones públicas, por lo que sus decisiones de inversión 
tendían a estar distorsionadas, es decir, que las decisiones de 
inversión se tomaban en función de criterios ajenos a la teoría 
de portafolios y, en algunas ocasiones, tampoco se evidenciaba 
que la gestión de los recursos de los trabajadores se manejara 
en beneficio exclusivo de los usuarios y beneficiarios del 
sistema.
De hecho, es necesario advertir que se presentaban, con 
alguna frecuencia, conflictos de agencia6, ya que la necesidad 
5 Prestaciones de beneficio definido establecidas en función del tiempo cotizado 
y el promedio de salarios reportados por el trabajador en los últimos años, sin 
mayor relación con el monto de contribuciones efectivamente realizadas durante 
su vida laboral activa.
6 Teoría de Agencia.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
20
de recursos para financiar el presupuesto público se subsanaba 
transfiriéndole recursos al Estado, de los sistemas de seguridad 
social, cuando se adquiría deuda pública con tasas de interés 
inferiores a las prevalecientes en el mercado de capitales para 
instrumentos financieros con riesgo equivalente.
Así las cosas, la evaluación del desempeño de este tipo 
de instituciones públicas, medidas en términos de eficacia 
y eficiencia, sería insatisfactoria y los criterios técnicos a 
observar para garantizar su sostenibilidad financiera se verían 
comprometidas por variables externas, tales como ofrecimientos 
electorales, compromisos de mejora de beneficios para resolver 
conflictos sociales o como consecuencia de la implementación 
de medidas populistas pero insostenibles, por ejemplo.
La brecha abierta, gradual pero consistentemente, en 
la mayoría de experiencias latinoamericanas, amén del 
anacronismo de los supuestos demográficos, de estabilidad 
laboral de los trabajadores a lo largo del tiempo y la neutralidad 
de los cambios tecnológicos sobre las condiciones laborales, ha 
conducido a que la problemática previsional haya trascendido 
a una dimensión fiscal.Los beneficios ofrecidos superaron lentamente la capacidad 
financiera de los sistemas para enfrentar las obligaciones 
adquiridas con los afiliados; mientras que los mecanismos 
de ajuste de su diseño original, no ofrecían correcciones 
automáticas para restablecer el principio de equivalencia de 
los regímenes vigentes.
Esta realidad obligó a muchos gobiernos a adoptar 
esquemas cada vez más integrados a soluciones de mercado 
que sustentaran el equilibrio actuarial y financiero de los 
Capítulo I
21
sistemas7, mediante mecanismos de autocorrección, es decir, 
la instalación de regímenes menos alternativos a los productos 
financieros disponibles; bajo tales escenarios, el Estado ha ido 
despojándose de competencias operativas de las redes de 
seguridad social, trasladándolas mediante diversas modalidad 
a la administración privada de servicios previsionales 
concesionados. 
Se pueden observar, entonces, diversidad de experiencias 
donde la prestación directa de dichos servicios de seguridad 
social se realiza a través de terceros, buscando con ello, 
posiblemente, elevar la eficiencia en la ejecución de las políticas 
públicas correspondientes al tema; es así que el Estado, 
mediante el auxilio de la regulación, el control y la fiscalización 
de los servicios brindados, busca preservar la eficacia de las 
políticas mencionadas, donde los productos ofrecidos por la 
nueva institucionalidad resultaran coherentes con los objetivos 
de política perseguidos a favor de sus destinatarios (los afiliados 
al sistema y sus beneficiarios).
Para algunos críticos este fenómeno representa un 
retroceso, sobre la marcha, en los esfuerzos históricos realizados 
por fortalecer la ciudadanía social efectiva, particularmente 
cuando estas soluciones de política no van acompañados con 
un diagnóstico apropiado y con enfoque de derechos a favor 
de los trabajadores y se adoptan, esencialmente, a partir de una 
óptica fiscal, donde el criterio predominante en el análisis es la 
reducción de la participación del Estado en el financiamiento de 
los sistemas de protección social y que, en algunas ocasiones, 
7 En materia de Seguridad Social, el principio de equivalencia se refiere, a grosso 
modo, a la condición que el valor presente de las obligaciones actuariales 
asumidas a favor de los miembros del sistema deben ser iguales a las reservas 
acumuladas gracias a los aportes hechos a su favor, más el valor presente de las 
contribuciones de los afiliados.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
22
se percibe como un verdadero abandono de sus obligaciones 
de promoción del bien común.
Aunque esta percepción muchas veces está motivada 
por señales confusas emitidas por diferentes instancias de 
gobierno en torno al interés central perseguido con las reformas 
administrativas del Estado, lo cierto es que a muchos estudiosos 
del tema les resulta difícil aclararle a la población en general 
que la privatización de la prestación de este tipo de servicios 
públicos no representa un abandono de las responsabilidades 
estatales a favor de los derechos previsionales de los 
trabajadores, ya que, inclusive, las instituciones rectoras del 
servicio tienden a confundir la naturaleza social del servicio con 
el carácter financiero del vehículo de capitalización utilizado 
para acrecentar el haber previsional de los afiliados mediante 
la inversión de sus ahorros en instrumentos financieros.
Se debe tener mucho cuidado en no confundir el carácter 
social del servicio, con la naturaleza financiera de las instituciones 
encargadas de su administración.
Ahora bien, retomando la idea inicial acerca de los sistemas 
de seguridad social que se auxilian, de diversa manera, de 
soluciones de mercado para atender problemas colectivos, 
vale la pena destacar aquí que la administración de los sistemas 
de seguridad social han venido incorporando cada vez más 
soluciones de mercado para atender problemas comunes; 
especialmente después que el Estado creó las condiciones 
necesarias para volver a los usuarios potenciales del sistema en 
consumidores efectivos.
En ese orden de ideas, en bastantes experiencias 
latinoamericanas se han adoptado las modalidades del registro 
individual de las aportaciones de los trabajadores afiliados a 
los regímenes jubilatorios, similares a cuentas bancarias de 
Capítulo I
23
uso restringido8, cuyo período de maduración abarca la vida 
laboral activa del cotizante, quien se beneficia directamente de 
los rendimientos generados por la inversión de sus ahorros, en 
operaciones activas de crédito.
Asimismo, se ha adoptado la figura de adquirir, a favor de 
los afiliados a sistemas de capitalización individual, pólizas 
colectivas de vida para protegerlos ante ciertos eventos, como 
son la invalidez y el fallecimiento antes de alcanzar la edad para 
pensionarse por razones de vejez.
Además, muchos esquemas de jubilación modernos 
contemplan la apertura de opciones financieras para el disfrute 
de las pensiones, como sería el retiro regular y periódico de 
recursos de su cuenta, en función del saldo acumulado y las 
expectativas de vida de su grupo familiar; la devolución del 
saldo de su cuenta para adquirir un contrato de renta vitalicia 
con una compañía de seguro o; mediante una combinación de 
ambas alternativas.
En otras realidades como la Australiana, está previsto que 
los afiliados pueden retirar sus fondos en cierto momento en 
el tiempo, para adquirir otro tipo de modalidades de pensión 
o administrar directamente dichos recursos, absorbiendo 
directamente ellos los riesgos de longevidad y financieros 
(evolución de las tasas de interés).
A manera de esquema sinóptico comparativo entre 
las características básicas del sistema de reparto y el de 
capitalización individual, se presenta el cuadro 1.
8 En este caso restringidos al cumplimiento de ciertos requisitos para que los 
afiliados sean considerados como titulares de derechos a pensionarse por vejez, 
invalidez o fallecimiento, por ejemplo. 
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
24
Cuadro 1
Comparaciones básicas entre sistemas de reparto 
y de cotización individual.
Reparto Capitalización
1. El individuo no cotiza para su propia pensión. 1. El individuo cotiza para su propia pensión.
2. Las cotizaciones-prestaciones no están 
ligadas por un fondo de capital, ya que las 
pensiones en curso se financian con lo que se 
recauda de cotizaciones de los activos.
2. Las cotizaciones-prestaciones están ligadas 
mediante un fondo de capital, ya que la 
pensión es una reasignación de renta del 
individuo de los periodos activos, a los 
pasivos.
3. Permite pagar pensiones de jubilación desde 
el momento en que se crea el sistema.
3. Deben transcurrir muchos años para obtener 
una pensión (acumularse reservas).
4. Las cantidades aportadas por los activos 
determinan las pensiones vigentes.
4. Lo aportado por cada individuo determina su 
pensión futura.
5. Rentabilidad implícita derivada del 
crecimiento económico y demográfico.
5. Tiene un rendimiento explícito, que es el tipo 
de interés devengado por las inversiones de 
los fondos.
6. Protege a las pensiones frente a la inflación, 
ya que los salarios reales se mantienen 
constantes.
6. No corrige el efecto de la inflación.
7. Hay tres tipos de generaciones. La inicial (no 
contribuye y recibe pensión), la intermedia 
(contribuye y recibe pensión) y la terminal 
(cuyas pensiones están a cargo del Estado).
7. Desaparecen los riesgos de la coyuntura 
entre activos y pasivos, así como desaparece 
también la distribución entre generaciones. 
8. Acuerdo o contrato intergeneracional. 8. No vincula a generaciones futuras. Obliga 
a tener cuentas personales para cada 
cotizante.
Fuente: Elaboración propia.
Capítulo II
25
Como ya se señaló antes, el Estado organiza los recursos 
institucionales a su disposición, para atender determinadas 
problemáticas sociales de los gobernadoso ciudadanos 
esbozado, en la materia que nos ocupa, diseños alternativos 
de seguridad social para amortiguar eventuales pérdidas de 
ingresos de los trabajadores, ante la ocurrencia de eventos 
específicos, como la muerte, la invalidez o la vejez de estos.
En tal sentido, se puede hablar que un sistema está 
conformado por normas, instituciones, mecanismos de 
capitalización de los esquemas de protección, responsables de 
administrarlos y criterios para la determinación de la titularidad 
de los derechos de los usuarios y beneficiarios de las políticas 
públicas hechas tangible en las referidas normas.
Para que estos servicios públicos puedan extenderse en el 
tiempo, es decir, para que sean sostenibles, los administradores 
de los esquemas deben observar, como criterio técnico básico, 
el principio de equivalencia, el cual consiste en mantener 
equilibradas las obligaciones contraídas por las operadoras 
de los esquemas, con sus pensionados actuales y potenciales, 
respecto al total de los activos que respaldan dichos pagos 
y los ingresos futuros esperados de los afiliados activos. En 
pocas palabras, las obligaciones en términos de valor presente 
adquiridas por las instituciones deben ser iguales, a valor de 
los activos disponibles e ingresos esperados de los miembros 
Etapa de acumulación 
de aportes previsionales
II
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
26
activos, en calidad de contribuciones, expresados siempre en 
términos de valor presente.
De romperse dicha igualdad, los esquemas entran en 
crisis de insolvencia, transformándose un problema actuarial 
y financiero, rápidamente, en un problema fiscal, amén de la 
crisis de legitimidad que supone el quebranto de los regímenes 
previsionales; especialmente cuando las promesas de pensión 
están garantizadas por el Estado. Es por esta razón que los 
esquemas de seguridad deben diseñarse con mecanismos 
de ajuste eficientes que permitan corregir, oportunamente, 
posibles situaciones de insolvencia previsional.
Se puede decir entonces que la capacidad que tiene un 
sistema de pensiones para brindar un servicio eficaz a sus 
usuarios depende de su gestión, de las bases técnicas en que 
se sustenta y de los supuestos instrumentales utilizados en su 
construcción.
En todo caso, el servicio prestado al usuario se puede 
dividir claramente en dos etapas, una correspondiente a la fase 
de ahorro y la otra, cuando se presentan a reclamar beneficios 
al acreditar la condición de titulares de ciertos derechos.
En la fase de acumulación el afiliado puede contribuir 
directamente dentro del sistema para su retiro, teniendo en 
cuenta su salario; aunque también sus empleadores pueden 
hacer aportaciones a su favor –en el caso de trabajadores 
bajo dependencia laboral–, así como el Estado, en algunos 
casos. Estos aportes se invierten durante un período de 
tiempo determinado y los rendimientos obtenidos contribuyen 
sustancialmente al monto de la pensión que recibirán. Mientras 
mayores sean los rendimientos obtenidos, así será el monto 
para el pago de futuras prestaciones. 
Capítulo II
27
De esa manera la suma de dinero disponible para el pago 
de los beneficios es una función del salario devengado por el 
trabajador que sirve de base de cotización; del porcentaje de 
este destinado al ahorro; del tiempo de maduración del ciclo 
de acumulación; así como de los rendimientos obtenidos por 
las inversiones realizadas con dichas aportaciones. 
Se podría expresar entonces esa situación como una función 
del salario del trabajador ; del porcentaje que se destina al 
ahorro , donde el primer coeficiente representa el aporte 
del trabajador y el segundo, correspondería a las aportaciones 
de su empleador, por ejemplo; la tasa de interés a la que se 
capitalizan las cotizaciones ; y del tiempo que permanecen los 
aportes en el proceso de acumulación . Todas las variables 
mencionadas mantienen una relación directa con la acumulación 
de recursos en la fase de ahorro, particularmente la variable 
referida al tiempo, que como se verá más adelante, tiene un 
impacto exponencial sobre el saldo de fondos aportados.
La expresión matemática de esta función sería entonces la 
siguiente:
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
28
La primera expresión se refiere al monto acumulado en 
el tiempo de los aportes hechos a favor de un trabajador, 
en un momento específico; para simplificar el análisis se ha 
desarrollado la expresión destacando lo esencial que resulta 
la capitalización de intereses, correspondiendo la expresión 
al valor presente de una serie geométrica donde el factor de 
progresión sería . 
Las siguientes expresiones simplifican las fórmulas anteriores 
–aquí se está considerando, por razones de simplicidad, que el 
salario se mantiene inalterado y no se presentan cambios en el 
porcentaje de aportaciones.
No obstante la sencillez de la expresión, nos permite 
apreciar que el saldo acumulado en función directa del salario, 
del porcentaje de aportes, del rendimiento de las inversiones 
realizadas con los ahorros reportados y el tiempo durante el 
cual el trabajador permanece en calidad de trabajador activo 
dentro del sistema. 
Veamos las incidencias de cada variable en el proceso 
de capitalización de aportes mediante un ejemplo sencillo, 
donde tenemos una capitalización mensual (anualidades 
vencidas), un salario de $1,000, aportes del 13% del salario 
entre contribuciones de empleador y trabajador, 25 años de 
permanencia en el sistema y además, un rendimiento de las 
inversiones del ahorro previsional del 4%.
Con dicha información el monto acumulado al final de la vida 
laboral, considerando una densidad de cotización del 100%, 
sería de $55,525.99. Al incrementarse en 2 años –pasando de 25 
años de cotización a 27 años de cotización– la permanencia de 
los trabajadores en el sistema, dicho saldo se incrementaría un 
13% únicamente; si los aportes de los trabajadores se elevaran 
Capítulo II
29
hasta el 9%, el incremento sería del 25%9; si la comisión por 
administración de las cuentas individuales bajará hasta el 1%, la 
mejora sería equivalente al 11% del saldo acumulado10; pero si 
subiera el rendimiento hasta el 7%, el saldo se incrementaría en 
un 58%. (Ver tabla 1 y gráfico 1)
Esto sugiere que la variable más importante para ofrecer 
mejores pensiones, a partir de la etapa de acumulación, son los 
rendimientos obtenidos por las inversiones realizadas con los 
ahorros previsionales.
Considerando las características del factor de acumulación 
del interés compuesto, es comprensible que los rendimientos 
determinen significativamente el monto de las pensiones que 
se recibirán en el futuro.
De ahí que las entidades encargadas de administrar esta 
etapa del ciclo de vida del afiliado activo, deberían contar 
con la experiencia y la flexibilidad necesaria para garantizar el 
mayor retorno posible asociada a la inversión de los fondos de 
pensiones. 
9 En el ejercicio original se ha utilizado un rendimiento constante del 4% a lo largo 
del ciclo de maduración del fondo constituido con los aportes de los trabajadores.
10 Para estos cálculos se ha usado como saldo de referencia el establecido con los 
datos originales del ejercicio, es decir, $55,525.99.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
30
Tabla 1
Incidencia de variables clave en el proceso 
de acumulación de aportes.
Datos
Salario $1,000
Aporte trabajador 6.25%
Aporte empleador 6.75%
Comisión 2.20%
Aporte neto $108
Rendimientos 4.00%
Años de cotización 25
Monto Monto
Años $55,525.99 Tasa de cambio Rendimiento $55,525.99 Tasa de cambio
20 $39,611.66 -29% 1% $36,792.37 -34%
21 $42,545.53 -23% 2% $41,992.68 -24%
22 $45,598.92 -18% 3% $48,168.84 -13%
23 $48,776.72 -12% 4% $55,525.99 0%
24 $52,083.98 -6% 5% $64,315.05 16%
25 $55,525.99 0% 6% $74,843.35 35%
26 $59,108.23 6% 7% $87,487.74 58%
27 $62,836.42 13% 8% $102,710.8585%
28 $66,716.50 20% 9% $121,081.17 118%
29 $70,754.66 27% 10% $143,298.01 158%
30 $74,957.34 35%
Monto Monto
% Aporte Trab. $55,525.99 Tasa de cambio % Comisión $55,525.99 Tasa de cambio
3.00% $38,816.78 -30% 1.00% $61,695.55 11%
4.00% $43,958.08 -21% 1.25% $60,410.22 9%
5.00% $49,099.37 -12% 1.50% $59,124.90 6%
6.00% $54,240.67 -2% 1.75% $57,839.57 4%
7.00% $59,381.96 7% 2.00% $56,554.25 2%
8.00% $64,523.26 16% 2.25% $55,268.93 0%
9.00% $69,664.55 25% 2.50% $53,983.60 -3%
10.00% $74,805.85 35% 2.75% $52,698.28 -5%
Fuente: Elaboración propia.
Capítulo II
31
Gráfico 1
 Tasa de rendimiento y proceso 
de acumulación
$160,000.00
$140,000.00
$120,000.00
$100,000.00
$80,000.00
$60,000.00
$40,000.00
$20,000.00
$0.00
0% 2% 4% 26% 8% 10% 12%
Fuente: Elaboración propia.
Debido a que las cotizaciones de los afiliados a un sistema 
de pensiones se capitalizan diariamente, se puede aproximar 
dicho ejercicio de acumulación a procesos de capitalización 
instantánea, por el elevado número de veces en que se 
capitalizan dichos recursos durante el año. Podría utilizarse 
para tales efectos la siguiente fórmula11.
En este caso representaría la tasa de interés efectiva 
anual a la que se capitalizan los aportes y , la base del sistema 
logarítmico neperiano12.
Gráficamente se puede ilustrar el proceso de capitalización 
de las aportaciones efectuadas por los afiliados a un sistema de 
pensiones, de manera sencilla. (Ver gráfico 2).
11 Hay que tener cuidado con la fórmula porque debemos convertir la renta a una 
dimensión temporal equivalente, antes de hacer el cálculo del monto.
12 Este número corresponde a 2.718281828.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
32
Gráfico 2
Fase de acumulación con diferentes 
rendimientos de las inversiones
Fuente: Elaboración propia.
En el eje de las ordenadas se grafican unidades monetarias 
y en el de las abscisas, períodos de tiempo13. El ejercicio 
supone un ahorro constante de $108 mensuales al vencimiento 
del período (anualidades vencidas).
La función que aparece en el gráfico 2 corresponde al 
monto de pagos periódicos realizadas por a favor de los 
trabajadores, cuya capitalización individual. Lo importante de 
esta ilustración es que permite apreciar que con cada cotización 
adicional, la función de acumulación se desplaza hacia arriba y 
a la izquierda del gráfico; sin embargo, dicho desplazamiento 
se vuelve cada vez más pequeño como determinante del 
incremento absoluto de los fondos, ya que los intereses 
generados por ellos tienden a superar, gradualmente, a las 
contribuciones de los trabajadores dentro del haber previsional 
de los trabajadores. 
13 Para efectos de ejercicio se trabajó con solo 4 años de capitalización, con dos 
tasas alternativas, del 4% y del 7%.
Capítulo II
33
En ese mismo sentido y sin importar ser reiterativo sobre este 
punto, se debe enfatizar que el efecto acumulativo del saldo 
de los trabajadores resulta más favorable, mientras mayor sea 
la tasa de rendimiento obtenido por las inversiones realizadas 
gracias a sus aportaciones al sistema. En el gráfico se observa 
que a mayor tasa de rendimiento obtenido por los fondos 
previsionales, más rápidamente crece el saldo de la cuenta; en 
otras palabras, más aguda se vuelve la pendiente de la función 
exponencial que describe la etapa de acumulación del ciclo de 
vida de los afiliados al referido sistema de seguridad social.
Por otro lado, al cumplir el afilado los requisitos legales 
previstos para acceder a pensión, los beneficios solicitados 
pueden corresponder a diversas modalidades y variantes, 
desde aquellos denominados de reparto, hasta otros de 
capitalización plena, donde las pensiones guardan relación 
directa con las contribuciones hechas por el trabajador a largo 
de su vida productiva.
Hay que aclarar aquí que, los beneficios otorgados con base 
en las aportaciones realizadas a diferentes esquemas disponen 
de mecanismos de ajuste orientados a preservar el principio de 
equivalencia, siendo algunos de estos más eficientes que otros, 
tal es el caso de los relacionados con la prima media escalonada, 
que muchas veces no se respeta por resultar impopulares las 
medidas de ajuste paramétrico, de tal suerte que la brecha 
actuarial y financiera continúa ampliándose en el tiempo hasta 
alcanzar niveles que amenazan su viabilidad operativa a futuro.
En todo caso, lo relevante que hay que tener presente 
es que los aportes efectuados por el afiliado, en el pasado, 
constituye la fuente de financiamiento parcial o total de los 
beneficios recibidos al jubilarse o al configurarse alguno de los 
eventos cubiertos por los sistemas de pensiones adoptados en 
cada país.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
34
A diferencia, por supuesto, de los sistemas de reparto 
puros, donde las aportaciones de los trabajadores activos 
sirven íntegramente para el pago de las pensiones en curso 
de los jubilados, lo cual se conoce como financiamiento 
intergeneracional, cuya sostenibilidad depende de la capacidad 
de los gestores de los regímenes existentes para realizar 
ajustes creativos que permitan adecuar las bases técnicas en 
que descansan, para alargar así la vida de los sistemas.
No obstante lo anterior, la transición demográfica 
experimentada por la mayoría de países, la prolongación de 
las expectativas de vida de los adultos mayores, el cambio 
epidemiológico registrado en los últimos años, los saltos 
tecnológicos observados y su impacto en las relaciones sociales 
de producción; complican severamente la viabilidad de los 
sistemas de reparto, sin que se realicen ingentes transferencias 
de fondos públicos para tales propósitos; esto amenaza 
lógicamente la autonomía de la asignación presupuestaria 
estatal, inclusive.
De ahí que muchos países enfrenten, actualmente, el 
desafío de reformar sus esquemas de pensiones, lo cual viene a 
ser una consecuencia de la crisis en que se encuentra el estado 
de bienestar y la amenaza que se cierne sobre los sistemas 
de seguridad social, debido a las presiones fiscales que se 
traducen en recortes en las asignaciones presupuestarias al 
ramo de educación, salud, seguridad e infraestructura pública, 
entre otros.
Finalizada la fase de acumulación, los trabadores acceden a 
prestaciones según los términos contenidos en sus respectivas 
legislaciones previsionales.
Al comprobarse que los trabajadores son titulares de 
derecho para recibir beneficios, puede suceder que por razones 
Capítulo II
35
de densidad de cotizaciones solo reciban la devolución de su 
saldo acumulado; esto los coloca en una situación difícil ya que 
ellos deberán administrar directamente dichos recursos para 
sufragar los gastos de vida de su grupo familiar después que 
se haya jubilado.
De haber acumulado lo suficiente para pensionarse en 
el sistema de capitalización individual, el trabajador debería 
contar con todas las opciones de retiro consignadas en la 
normativa vigente sobre la materia, a fin de seleccionar aquella 
que se ajuste mejor a su perfil demográfico y aversión al riesgo.
En el ordenamiento jurídico salvadoreño se contempla la 
posibilidad de escoger retiro programado, rentas vitalicias y 
una combinación de ambas modalidades, para disfrutar de los 
beneficios previsionales respectivos.
Es importante mencionar aquí que, a pesar que el énfasis 
de este apartado es la fase de acumulación de los sistemas de 
pensiones, particularmente los de capitalización individual, se 
describirán brevemente las modalidades de retiro contempladas 
en la legislación previsional salvadoreña, para entrar luego con 
mayor detalle a la descripción de las rentas vitalicias, para tales 
efectos se recurre a una representación gráfica. (Ver gráfico 3).
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
36
Gráfico 3
Modalidades de Retiro
Fuente: Elaboración propia.
El gráfico anterior se puede descomponeren tres; 
correspondiendo el de la izquierda al esquema de renta 
programada, al final del cual se contempla la garantía del Estado 
a pensión mínima (PM) que se le reconoce al trabajador hasta 
su deceso14; al inicio su pensión consiste en retiros de su cuenta 
que deben ajustarse anualmente porque los trabajadores no 
comparten con nadie el riesgo de longevidad. El nombre de la 
pensión puede prestarse a malos entendidos y suponer que el 
rentista puede decidir en qué forma retirará el saldo acumulado 
en su cuenta, al imputársele el nombre de “Renta Programada”.
La forma en que se calcula la renta programada consiste en 
dividir el saldo acumulado en la cuenta del afiliado, entre las 
expectativas de vida de su grupo familiar, incluyendo al titular 
de la cuenta; dicho factor de actualización viene determinado 
en las tablas de mortalidad construidas para tales efectos, 
donde el valor presente para una anualidad de $1 corresponde 
a la expresión .
14 No todos los afiliados gozan de garantía estatal de pensión mínima.
Renta programada Renta vitalicia Renta vitalicia diferida
Capítulo II
37
Como en esta modalidad de pensión, el afiliado conserva 
la propiedad de los recursos destinados al pago de la renta, no 
comparte con nadie el riesgo de longevidad y asume, además, 
el riesgo de fluctuación de las tasas de interés obtenidas al 
invertirlos en el mercado financiero. Esto quiere decir que 
el afiliado no suscribe algún contrato de transferencias de 
pérdidas ante la ocurrencia de tales eventos.
Esto explicaría por qué el monto de las pensiones se reduce 
conforme pasa el tiempo, tal como puede verse a la izquierda 
del gráfico 3, hasta quedarse sin recursos propios y recibiría, en 
el mejor de los casos, una pensión mínima garantizada por el 
Estado.
Ahora bien, si se identifica el saldo disponible en la cuenta 
del afiliado mediante la expresión Sxy, la renta consumida en un 
año específico, mediante el coeficiente , el comportamiento 
de la función de desacumulación describiría una curva similar 
a: . 
El segmento de en medio del gráfico corresponde a una 
renta vitalicia, cuya expresión matemática es idéntica a la 
mostrada para renta programada, pero tiene como variante 
que describe una línea constante en el tiempo –a partir del 
momento “n”, cuando se jubila el trabajador.
El comportamiento observado por las rentas vitalicias 
obedece a la ley de los grandes números15, donde el riesgo 
de longevidad de los afiliados es compartido entre todos los 
asegurados, a costa del traslado de la propiedad de la cuenta a 
15 Cuando existen probabilidades teóricas de ocurrencia de ciertos eventos, 
puede suceder que los resultados correspondientes a pocos ensayos discrepen 
bastante respecto de estas; sin embargo, cuando se repiten de manera sucesiva, 
los resultados tienden a converger gradualmente hacia los parámetros indicados 
por la teoría. Los desaciertos tienden a neutralizarse conforme aumenta el 
número de ensayos.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
38
una institución especializada en la administración de este tipo 
de riesgos, como son las compañías de seguro.
Las compañías de seguro son instituciones especializadas 
en la administración de riesgos; en el ramo de vida administran 
seguros de vida y rentas vitalicias; los primeros cubren la 
contingencia de fallecimiento del asegurado; mientras que los 
segundos son productos diseñados para atender la contingencia 
de sobrevivencia a partir de una fecha predefinida. Se tiene 
entonces que la suma asegurada se paga cuando fallece el 
asegurado, en el primero de los casos; mientras que en el caso 
del segundo, se hace exigible el pago solo si el asegurado 
sigue vivo después de una fecha específica.
Cuando se habla de rentas vitalicias, la forma de extinción 
de la obligación contraída por la compañía de seguro, ante 
sus asegurados o rentistas, se realiza en tracto sucesivo, es 
decir, mes tras mes; no se cancela la obligación a través de un 
solo desembolso como sucede, a manera de ejemplo, con los 
programas de seguro dotales o a término16, en los cuales se 
contempla la realización de un pago después de cumplir cierta 
edad estipulada en el contrato de seguro. 
Lo relevante del funcionamiento y sostenibilidad financiera 
de este tipo de programas de rentas vitalicias consiste en 
que la sobrevida de algunos rentistas es cubierta con los 
recursos aportados por los asegurados que fallecen antes de 
lo contemplado por las tablas de mortalidad, de tal manera 
que las medidas de tendencia central predicen con un nivel 
de confianza aceptable, cuál debe ser la prima a cobrar por 
el riesgo asumido por la aseguradora. Con la transformación 
de reservas individuales a reservas comunes para financiar 
16 No todos los seguros de vida a término contemplan la entrega de una dotación 
económica al asegurado al finalizar su vigencia; solo algunos y esto forma parte 
de las condiciones contractuales definidas al momento de suscribir la póliza.
Capítulo II
39
las pensiones de un colectivo, se puede garantizar una renta 
nivelada en el tiempo, ya que cualquier error de estimación sobre 
las expectativas de vida de algunos pensionados se corrige al 
interior del grupo poblacional cubierto, neutralizándose así las 
discrepancias entre las observaciones y los valores esperados.
Finalmente, en la parte derecha del gráfico 3 aparece una 
modalidad que combina a las dos anteriores; la primera porción 
de la gráfica correspondiente a la renta programada, cuando 
el pensionado desea obtener ingresos mayores para atender 
obligaciones pendientes, para luego destinar el saldo sobrante 
a la compra de una Renta Vitalicia; es por eso que el nivel de 
esta última está por debajo de la Renta Vitalicia Pura, ya que el 
saldo acumulado no se destina íntegramente a la compra de 
este tipo de programas. 
Capítulo III
41
Las rentas vitalicias cubren el riesgo de longevidad17 y 
de reinversión del saldo cedido a la aseguradora por los 
pensionados18, no obstante esta característica hace que la 
adhesión a dicho esquema sea irrevocable19, lo que vuelve 
la decisión de compra un asunto bastante complejo para el 
afiliado. 
Naturalmente, el universo de rentas vitalicias convencionales 
es muy amplio, desde las ordinarias que suponen pagos casi 
inmediatamente después de haberse suscrito los contratos 
con las aseguradoras –se parecen a las anualidades vencidas, 
aunque dichos pagos no son ciertos, sino que contingentes–, 
pasando por las ordinarias diferidas, rentas inmediatas diferidas, 
rentas vitalicias temporales, rentas temporales inmediatas, 
17 Es como si la compañía de seguro le vendiera un seguro de sobrevida a los 
pensionados.
18 La aseguradora le garantiza determinado rendimiento de manera contractual, 
asumiendo ella el riesgo de obtener rendimientos inferiores a los ofrecidos a sus 
asegurados. Cualquier diferencia desfavorable para la compañía tendría que ser 
absorbida por el patrimonio de los accionistas de la firma.
19 Esta características está destinada a contrarrestar la selección adversa, donde 
los potenciales beneficiarios de algún rentista, al morir poco tiempo después 
de haber suscrito el contrato de renta vitalicia, se presentan con algún poder, 
extendido en vida por el fallecido, exigiendo la anulación de lo pactado y la 
devolución del capital constitutivo no gastado por el rentista. De ser esto posible, 
las compañías de seguro no se beneficiarían de la ley de los grandes números 
para honrar las obligaciones asumidas con todo el colectivo de pensionados y 
enfrentarían dificultades financieras rápidamente, ya que los recursos remanentes 
de los rentistas que fallecen antes que el promedio, no se podrían utilizar para 
sufragar las rentas de los que fallecen después.
Características generales 
de las rentas vitalicias
III
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
42
rentas vitalicias temporales ordinarias diferidas,rentas vitalicias 
inmediatas diferidas, entre los esquemas más convencionales20.
Además, existen nuevos productos que contemplan 
compartir con los asegurados los beneficios percibidos por 
las inversiones realizadas por las aseguradoras de los capitales 
constitutivos pagados por los asegurados, cuando dichas 
inversiones obtienen rendimientos extraordinarios; esto supone 
que el monto de la renta podría aumentar temporalmente 
al presentarse tales eventos. Este tipo de productos resultan 
ideales para los rentistas provenientes de sistemas de pensiones 
organizados por el Estado, donde el trabajador se ve obligado 
a ahorrar parte de su salario para su retiro.
Ahora bien, las compañías de seguro tradicionalmente 
han ofrecido este tipo de productos y el éxito del mercado 
de rentas vitalicias previsionales está relacionado con el 
sistema de comercialización utilizado para venderlas, dadas las 
características particulares de la oferta y la demanda de esta 
industria.
Por el lado de la demanda, se cuenta con trabajadores en 
condiciones de pensionarse, quienes deben tomar decisiones 
de mucha importancia sobre la opción de retiro a seleccionar, 
que al inclinarse por rentas vitalicias –decisión irreversible– 
pueden sufrir algún impacto significativo en su riqueza 
personal; mientras que por el lado de la oferta, se cuentan con 
una variedad de productos financieros difíciles de comparar 
de manera directa, considerando que muchos de los planes 
pueden considerar beneficios adicionales y modalidades 
distintas para la fijación de precios entre las aseguradoras.
20 En el caso de las rentas vitalicias previsionales, son de carácter inmediato, es 
decir, pagaderas al inicio de cada período, y constituye un ingreso sustitutivo del 
salario de los trabajadores con los cuales sufragan sus gastos cotidianos. 
Capítulo III
43
En cuanto a las modalidades de pensión se refiere, la mayoría 
de sistemas de pensiones latinoamericanos reformados que 
adoptaron la capitalización individual como uno de sus pilares 
fundamentales, contemplan tres modalidades de pensión: 
Retiro Programado, Renta Vitalicia y Renta Temporal con Renta 
Vitalicia Diferida. Las diferencias fundamentales entre estas 
radican, básicamente, en cuatro aspectos: la estabilidad de la 
pensión en el tiempo, el riesgo en el retorno de la inversión, el 
riesgo de longevidad y la herencia legada por el trabajador a sus 
beneficiarios al momento de fallecer.
El riesgo de longevidad demanda más recursos económicos 
que los aportados por los rentistas al comprar un programa, 
por el hecho de haber vivido más tiempo del estadísticamente 
esperado. Este riesgo puede descomponerse en el riesgo de 
longevidad individual, consistente en vivir más que el promedio 
del grupo asegurado –colectivo– y el riesgo demográfico, que 
corresponde al riesgo asociado con el hecho que el grupo 
asegurado, en promedio, rebase la longevidad esperada, 
según las tablas de mortalidad utilizadas para determinar los 
parámetros técnicos a partir de los cuales se establecen los 
precios de los productos y se constituyen las reservas para 
responder a las obligaciones adquiridas por las aseguradoras 
con sus clientes (rentistas).
Veamos nuevamente, aunque de manera rápida las 
características básicas de cada una de las modalidades antes 
mencionadas.
El retiro programado se paga con cargo al saldo de la cuenta 
individual de ahorro del afiliado –él mantiene la propiedad de 
los recursos–, retirando anualmente la cantidad que resulte 
de dividir el saldo entre el capital técnico necesario para 
pagar una unidad de pensión al afiliado y, fallecido este, a sus 
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
44
beneficiarios; para mensualizarse se divide el resultado anterior 
entre en doce mensualidades y media21. 
El capital técnico necesario se calcula utilizando las tablas 
de mortalidad y la tasa de interés técnica definida por el marco 
legal de cada país. 
El monto de la pensión se recalcula cada año por tres 
razones: primero, porque el afiliado al haber vivido un año más, 
cambia la relación entre los fondos disponibles y la esperanza 
de vida del grupo familiar cubierto; segundo, porque la fórmula 
de la tasa de interés técnica utilizada para el cálculo del retiro 
programado puede cambiar anualmente, según la legislación 
particular de cada país; y por último, debido a que la rentabilidad 
obtenida por los fondos de pensiones administrados por las 
AFP solo aumentó marginalmente el saldo de la cuenta del 
pensionado, al final del año en cuestión.
Bajo esta modalidad el afiliado asume totalmente el riesgo 
de reinversión y de longevidad. Siendo su principal atractivo 
que mantiene la propiedad de su fondo, lo cual significa, por 
una parte, que es una opción revocable y por otra, que los 
fondos remanentes al fallecer el titular, constituyen herencia. 
La desventaja de esta modalidad es su perfil menguante, 
producto del comportamiento decreciente de las expectativas 
de vida de los trabajadores. Al respecto, cabe precisar que 
en algunas realidades existen ciertas garantías estatales de 
pensión mínima que se hacen efectivas cuando se agota el 
saldo de la cuenta individual de un pensionado acogido a esta 
modalidad de retiro. En El Salvador, esta garantía existe.
21 Se considera media mensualidad en concepto de aguinaldo para el mes de 
diciembre.
Capítulo III
45
Por otro lado, tenemos a la renta vitalicia, que es aquella 
modalidad de pensión contratada con una compañía de 
seguros que maneja el ramo de vida –en algunos países se 
exige que las oferentes de rentas vitalicias previsionales estén 
especializadas en personas– donde esta se obliga a pagar una 
renta mensual más la pensión de navidad al afiliado y, al fallecer, 
a sus beneficiarios22; todo ello desde la suscripción del contrato 
hasta la caducidad de los derechos de los asegurados.
Las características de seguro23 hacen necesaria su 
irrevocabilidad. Además, por ser un seguro de largo plazo, 
la rentabilidad obtenida de la inversión de las primas puede 
constituir una fuente de financiamiento igual de importante, o 
más, que la prima proporcionada al inicio por el afiliado.
De acuerdo a la mayoría de sistemas de capitalización 
individual de la región, tienen derecho a suscribir contratos 
bajo esta modalidad todos los afiliados que cuenten con fondos 
suficientes para obtener una pensión igual o superior a aquella 
considerada como pensión mínima garantizada por el Estado. 
En ese sentido, pueden contratar dicha modalidad 
de pensión las siguientes personas: los afiliados que se 
pensionen por vejez; los declarados inválidos; los beneficiarios 
22 Depende de las características de los programas ofrecidos por las aseguradoras 
o prescritos en la norma.
23 Las normas fundamentales sobre las cuales funcionan los seguros son: 
Masificación: Para que exista la industria del seguro, se debe partir de la 
conveniencia de que haya una agrupación que reúna una amplia masa de riesgos. 
Según la ley de las probabilidades, mientras más riesgos se asumen, mayor es la 
probabilidad de compensar los ingresos por primas y los egresos por reclamos. 
Homogeneidad de riesgos: Los riesgos deben ser susceptibles de mediciones 
similares para que operen las probabilidades. Fraccionamiento: Fraccionamiento 
de los montos asegurados para evitar que varios siniestros puedan provocar un 
desequilibrio al asegurador; de ahí el tema del reaseguro para la masificación del 
seguro. Cálculo Científico de las primas: La prima debe ser equivalente al riesgo 
que se asume.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
46
de pensión por sobrevivencia por el fallecimiento de un 
afiliado pensionado que estaba recibiendo pensión por retiro 
programado; los beneficiarios de un trabajador activo fallecido 
antes de pensionarse, así como los pensionados o beneficiarios 
por sobrevivencia acogidos, originalmente, a la modalidad deretiro programado. En este último caso, todos los beneficiarios 
deben estar de acuerdo con la suscripción del referido contrato 
de Rentas Vitalicias.
Esta modalidad de pensión no goza de garantía estatal en 
las experiencias latinoamericanas.
Por otro lado, la renta temporal con renta vitalicia diferida 
es aquella modalidad de pensión contratada por el afiliado 
con una aseguradora, donde se garantiza el pago de una renta 
mensual más la pensión de navidad para él y sus beneficiarios, 
a partir de una fecha futura, según los términos del contrato, 
reteniendo en su cuenta los fondos suficientes para una renta 
temporal, durante el período que media entre el momento en 
que se pensiona y el inicio de los pagos mensuales efectuados 
con cargo a la renta vitalicia diferida. 
La renta temporal corresponde al flujo de pagos que resulta 
de igualar el remanente de la cuenta después de trasladar 
el importe de la prima única a la compañía de seguros, para 
contratar la renta vitalicia con el valor actual de las anualidades 
anticipadas –renta cierta– correspondientes al período que dure 
la renta temporal. Esta pensión se debe recalcular anualmente 
en el mismo mes calendario en que se devengó la pensión y 
seis meses antes del inicio de la renta vitalicia diferida, a fin de 
agotar el saldo de la cuenta con el último pago.
En algunos países, se establece que tendrán derecho a 
contratar esta modalidad de renta los afiliados cuya pensión, 
bajo la modalidad de renta programada, sea igual o superior a 
Capítulo III
47
la pensión mínima garantizada por el Estado, siempre y cuando 
la renta vitalicia diferida no resulte inferior al 50% del primer 
pago de la renta temporal, ni superior al 100% de este.
Para efectos de facilitar la comparación de las modalidades 
de pensión antes mencionadas, se presenta el cuadro 1, que 
resume las características de cada modalidad. (Ver cuadro 2).
Cuadro 2
Modalidades de pensión
Características modalidad 
de pensión Retiro programado Renta vitalicia Renta temporal con renta 
vitalicia diferida
Administración y 
Responsabilidad del pago AFP. Compañía de 
Seguros.
AFP y luego Compañía de 
Seguros.
Posibilidad de cambiar 
modalidad de pensión
Sí, siempre que 
se cumpla con el 
requisito necesario 
para contratar renta 
vitalicia.
No. No, solo puede adelantarse la 
Renta Vitalicia.
Propiedad de los fondos Afiliado. Compañía de 
Seguros.
Renta Temporal: Afiliado. 
Renta Diferida: Compañía de 
Seguros.
Monto de pensión Variable. Constante. Variable y después Constante.
Duración de la pensión
Hasta la extinción del 
saldo y de por vida si 
cuenta con Garantía 
Estatal de Pensión 
Mínima. 
De por vida. De por vida.
Garantía estatal Sí. No. Sí / No.
Pensiones 
de sobrevivencia Sí. Sí. Sí.
Herencia Sí. No.
Sí, solo mientras esté en Renta 
Temporal y por el saldo que 
financia la referida renta.
Fuente: Investigación realizada por Osvaldo Macías Muñoz para la 
Superintendencia de Pensiones de El Salvador en el año 2005.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
48
La selección de la modalidad de pensión, desde un punto 
de vista teórico, obedece a la trayectoria intertemporal de 
consumo del afiliado, que en términos microeconómicos 
tendría que conducir a la maximización del valor presente de 
la utilidad esperada del mismo, a pesar de las restricciones 
familiares e institucionales que enfrenta, tanto en el presente 
como en el futuro. 
Este proceso conlleva, entonces, a que antes de elegir 
una modalidad de pensión, el jubilado debe esforzarse por 
identificar cuáles son las variables que determinan su función 
de utilidad, los riesgos que enfrenta y las restricciones que 
condicionan su nivel de bienestar personal.
Está claro que todo trabajador, al jubilarse, enfrenta una 
serie de restricciones como el nivel de riqueza, el capital humano 
acumulado hasta la fecha, los ingresos esperados a futuro, las 
características de su grupo familiar y las necesidades previstas 
que debe satisfacer. El número de restricciones puede ser 
relativamente amplio y se pueden prever diversos escenarios, 
para los cuales sean más deseables unas modalidades, respecto 
a otras.
Por lo regular, los ancianos pensionados por el sistema de 
seguridad social de un país cuentan, como fuente principal de 
ingresos, con una pensión de vejez, de tal manera que una mala 
decisión de pensión puede incidir significativamente sobre su 
patrimonio personal y afectar su consumo en lo que le resta de 
vida.
Es por eso que los gobiernos se afanan en diseñar sistemas 
transparentes que les ayuden a tomar decisiones informadas.
En función de lo anterior, las preferencias de los afiliados 
vienen dadas por el riesgo de sobrevida y de rentabilidad 
Capítulo III
49
de sus ahorros para el retiro que estén dispuestos a asumir; 
la valoración que hagan del hecho de legar herencia a sus 
familiares al morir; así como de la composición de su grupo 
familiar.
Cabría esperar, entonces, que las características mínimas 
que un afiliado debe considerar para seleccionar una modalidad 
de pensión en particular, sean las que aparecen en el cuadro 
siguiente. (Ver cuadro 3).
Cuadro 3
Variables a considerar para escoger 
modalidad de pensión
Retiro programado Renta Vitalicia
Renta temporal con renta 
vitalicia diferida
Bajas expectativas de vida. Alta expectativa de vida. Preferencia por una mayor 
pensión al inicio.
Tolerancia a la fluctuación anual 
del monto de la pensión.
Temor al riesgo, preferencia por 
pensión estable.
Después de la Renta 
Temporal, iguales 
características que la renta 
vitalicia inmediata.
Preferencia por una eventual 
rentabilidad significativa de su 
fondo.
Privilegia bajos retornos, pero 
mayor seguridad.
Preferencia de dejar herencia.
Tener beneficiarios dentro del 
grupo familiar con expectativas 
de vida largas.
Fuente: Investigación realizada por Osvaldo Macías 
Muñoz para la Superintendencia de Pensiones de El Salvador 
en el año 2005.
Recordemos los aspectos a evaluar antes de seleccionar 
una modalidad de pensión, utilizando para tales efectos el 
gráfico 3.
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
50
Debemos recordar que la renta programa describe una 
curva con pendiente negativa que tiende a acercarse al eje de 
las abscisas conforme pasa el tiempo por el recálculo anual 
de la pensión y la esperanza de vida del grupo familiar del 
pensionado; mientras que la renta vitalicia tiene pendiente 
cero, es decir, es paralela al eje de las abscisas; todo esto por 
la ley de los grandes números, que permite diluir el riesgo 
de longevidad individual de los miembros del conglomerado 
asegurado, al interior de la población de rentistas.
En caso de que la persona considere que sus expectativas 
de vida como rentista serán relativamente prolongadas, 
posiblemente le atraiga una renta vitalicia, especialmente si 
no posee el tiempo de cotización necesario para acreditar el 
derecho a percibir una pensión mínima.
De ahí que tendría que traspasar el saldo de su Cuenta 
Individual de Ahorro para Pensiones (CIAP) a una aseguradora y, 
en función de ello, recibiría una renta vitalicia. Este aporte sería 
el capital constitutivo del producto adquirido, representando el 
valor presente de los flujos futuros prometidos por la compañías, 
en función de las expectativas de vida que le restan, según 
las tablas de mortalidad utilizadas para determinar dichos 
cálculos24 y la tasa de interés técnica usada para descontar 
los pagos que, contingencialmente, deberán hacérseles a los 
rentistas en el futuro. 
24 Mediante la utilización de tablas de mortalidad, se incorporan a los cálculos 
financieros las probabilidades de pagar las referidas rentas, a futuro, ya que 
en la medida que pasa el tiempo, el número de personas de un grupo etario 
determinado va disminuyendo y, con ello, se reduce también la probabilidad de 
pagarle rentas a los rentistas.
Capítulo IV
51Para comprender mejor cómo operan las rentas vitalicias, es 
necesario entender primero que, como todo seguro, están 
diseñadas para proteger al asegurado ante la ocurrencia 
de determinado evento consistente, en este caso, en la 
supervivencia del rentista –es lo opuesto a la lógica de un seguro 
de vida. La compañía de seguro le paga regularmente cierta 
suma de dinero a rentista mientras esté vivo y cuando fallece, 
de haberse definido contractualmente así, a los beneficiarios 
identificados en el contrato que el asegurado suscribió en su 
momento.
Dada las características de los contratos de transferencia 
de pérdidas –pólizas– firmados entre los rentistas y las 
aseguradoras, y el carácter comercial de su giro, estas deben ser 
capaces de establecer científicamente el precio de los servicios 
que venden, consistentes en la administración del riesgo de 
longevidad y reinversión de los recursos que le transfieren los 
rentistas en calidad de primas.
Lo anterior significa que las aseguradoras deben estimar, 
con alguna precisión, cuál es el valor presente de los flujos 
de pagos que tendrán que hacerles a los rentistas hasta que 
fallezcan, a fin de exigirles una suma equivalente en concepto de 
prima única. Luego tendrán que administrar responsablemente 
estos valores expresados como reservas, a fin de atender las 
obligaciones adquiridas con sus asegurados.
Algunos detalles técnicos 
de las rentas vitalicias
IV
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
52
Es por esa razón que deben contar con un medio estadístico 
que les permita estimar las probabilidades de supervivencia de 
la población asegurada, auxiliándose, para ello, de tablas de 
mortalidad estandarizadas25.
Ahora bien, una tabla de mortalidad está diseñada, 
esencialmente, para medir la mortalidad, pero es empleada 
de distintas maneras26. Esta es utilizada ampliamente por 
proveedores de salud, demógrafos, actuarios, así como para 
estudios de longevidad, fertilidad, migración y crecimiento 
poblacional; además, sirve para realizar proyecciones sobre 
el tamaño y características de la población, al igual que para 
efectuar estudios de viudez y orfandad, entre otros. 
El método más utilizado para la construcción de Tablas 
de Mortalidad parte de la generación de tasas de mortalidad 
específicas y los valores resultantes se utilizan para medir la 
mortalidad, la supervivencia y expectativas de vida del grupo 
de referencia.
Por otro lado, las tablas de vida utilizadas para determinar 
las probabilidades de pago de rentas son, en esencia, una 
combinación de las tasas de mortalidad en una población, 
a diferentes edades y sirven, principalmente, para medir el 
nivel de mortalidad de una población. Una de las ventajas 
más importantes, en comparación con otros métodos, para la 
25 Por diferencia, se puede deducir de una tabla de mortalidad, una de vida a fin 
de establecer las probabilidades que una población determinada viva durante 
un horizonte de tiempo dado; entendiendo por tabla de vida a la descripción 
del proceso de extinción de una generación, es decir, hasta la desaparición del 
último de sus miembros, siguiendo la experiencia de mortalidad observada 
durante un período de tiempo específico. Las tablas de vida se caracterizan por 
terminar al fallecer todos los sujetos de la población en referencia y la diferencia 
básica entre diversas tablas de mortalidad está asociada con la velocidad con 
que sus miembros terminan de fallecer.
26 El principal objetivo de la tabla de vida es calcular la esperanza de vida, tanto al 
nacimiento como para las distintas edades de los sujetos.
Capítulo IV
53
medición de la mortalidad es que las tablas de vida no reflejan la 
distribución de edades de la población y por ende, no requieren 
de la adopción de poblaciones estándar. Otra ventaja de estas 
tablas es que permiten crear cohortes de edades, aliviando la 
tarea de compilar estadísticas de muerte anuales por cohortes 
de edades, aún cuando estas últimas sean variables.
Es importante señalar, además, que las tablas de mortalidad 
difieren entre sí según su año de referencia, la edad y el número 
de factores comprendidos en ellas. Se pueden distinguir dos 
tipos de tablas de mortalidad en base al año de referencia:
1. Tablas de Mortalidad Actual (serie de corte transversal);
2. Tabla de Mortalidad Generada o de Cohorte (serie de 
corte longitudinal).
El primer tipo de tabla se basa en la experiencia sobre 
un período corto de tiempo, durante el cual la mortalidad 
ha permanecido más o menos inalterada. A menudo, las 
estadísticas de muerte utilizadas para una tabla de mortalidad 
actual se relacionan con períodos comprendidos entre uno y 
tres años, y los datos poblacionales utilizados se relacionan con 
el punto medio del referido período. Este tipo de tabla refleja 
entonces, la experiencia de mortalidad de una población en 
un breve período de tiempo, por lo que, no corresponde a la 
experiencia de mortalidad de una cohorte.
De tal manera, eso significa que se asume una cohorte 
hipotética y se somete a las tasas de muerte relacionadas 
con la edad durante dicho período. Por lo tanto, una tabla 
de mortalidad actual constituye un retrato de la mortalidad 
reciente.
El segundo tipo de tabla de mortalidad, se basa en tasas 
de mortalidad experimentadas por una cohorte relacionada 
Rentas vitalicias vinculadas a sistemas de capitalización individual de pensiones
54
al nacimiento. Según este tipo de tablas, la experiencia de 
mortalidad se observa desde que nacen las personas de la 
referida cohorte, hasta que muere cada miembro del grupo. 
Obviamente, se necesitan largos períodos de tiempo de 
observación para completar una sola tabla.
Estas tablas son muy útiles para proyecciones de mortalidad, 
para efectuar estudios sobre tendencias de mortalidad, y para 
medir la fertilidad y reproducción de una población.
Las tablas de vida se clasifican, atendiendo la amplitud de 
los intervalos de tiempo utilizados para presentar los datos, en:
1. Tabla de Vida Completa;
2. Tabla de Vida Abreviada.
Una tabla de vida completa contiene la información de 
cada año, desde la edad de nacimiento hasta el último año de 
edad considerado. En algunas ocasiones, los valores básicos de 
una tabla de mortalidad completa se presentan únicamente, en 
períodos de 5 años, para simplificar su presentación. 
Convencionalmente, la tabla de vida completa se construye 
con base en las edades de una población objetivo, año a 
año, desde el nacimiento hasta la última edad disponible. 
Sin embargo, son muy usadas las tablas abreviadas, donde 
las edades se presentan de manera agregada en grupos 
plurianuales; habitualmente el primer tramo corresponde a 
menores de 1 año; el segundo comprende el intervalo de 1 a 4 
años; mientras que el resto, se presenta en grupos quinquenales 
de edad, hasta el último de los intervalos que suele ser abierto.
Por otro lado, una tabla abreviada contiene la información 
en intervalos de 5 o 10 años de edad. Estos valores son lo 
Capítulo IV
55
suficiente precisos para la mayoría de propósitos; por lo tanto, 
las tablas abreviadas son menos complicadas de elaborar.
También se puede contar con una tabla de mortalidad 
estándar concerniente a la mortalidad de una cohorte de edad 
y otra de decrementos múltiples, que suele describir los efectos 
separados y combinados de más de un factor. De hecho, el 
factor de mortalidad puede aplicarse en términos de las tasas 
del componente de muerte.
Por otro lado, los principales componentes de una tabla de 
mortalidad son: 
nqx, lx, ndx, nLx, Tx, e
0
x
Dichas funciones se utilizan para la construcción de 
tablas de mortalidad. En todo caso, en ocasiones se omiten 
algunos componentes; sin embargo, esto no supone una 
pérdida significativa de información, ya que las funciones 
están interrelacionadas y algunas de ellas pueden calcularse 
a partir de otras. En general, la tasa de mortalidad, nqx, es la 
función básica

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