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Alberto Trivero Rivera ANTROPOLOGIA FUEGUINA LA DALCA Y LA NAVEGACIÓN EN LOS CANALES PATAGÓNICOS 2017 3 ÍNDICE 1. ADAPTACIÓN DE LA ETNIAS CANOERAS 5 1.1. Adaptación ancestral al ambiente patagónico 5 1.2. Adaptación biológica: alimentación, clima, vida canoera 9 1.3. Adaptación cultural: las embarcaciones patagónicas 11 2. LA CANOA MONÓXILA CON POPA TRONCA 14 2.1. El bongo en los canoeros fueguinos: un empleo marginal 14 2.2. Evolución de la canoa monóxila a fines del siglo XX 17 3. LA CANOA DE CORTEZA 20 3.1. La obtención de las planchas de corteza 23 3.2. La construcción de la canoa de corteza 27 3.3. La canoa de corteza en los relatos coloniales y del siglo XX 35 4. LA DALCA DE TABLONES 45 4.1. Origen de la dalca de tres tablones 45 4.2. La obra magistral de los chonos 52 4.3. La construcción de la dalca 60 4.4. Armando y desarmando a la dalca 62 4.5. La dalca en las descripciones coloniales 64 4.6. Evolución y difusión de la dalca durante la colonia 69 Referencias bibliográficas 74 4 5 1. ADAPTACIÓN DE LAS ETNIAS CANOERAS 1.1. Adaptación ancestral al ambiente patagónico Las tres etnias canoeras patagónicas son la evidencia de un grande éxito biológico de una extraordinaria adaptación al clima sub- antártico, a sus recursos naturales y a la vida acuática. Mientras en el mundo ártico, la solución adaptativa fue principalmente cultural, en aquello antártico fue también biológica: de aquí que la antropología física tiene que asociarse estrechamente a la cultural para permitirnos la comprensión de una cultura que, de lo contario, se volvería poco comprensible1. La adaptación cultural es o puede ser relativamente rápida; la biológica requieres miles de años. Por lo tanto, las etnias canoeras patagónicas comenzaron a adaptarse a condiciones de vidas propias de las áreas sub-polares hace muchos miles de años. Izquierda: Niños inuit: adaptación cultural al frío (fotografía de autor desconocido, primeras décadas del siglo XX). Derecha: Niños kawesqar: adaptación biológica al frío (fotografía de J. Emperaire 2 , años ’40). 1 Trivero 2013:3. 2 Emperaire 1950 6 Entre las adaptaciones propias de los pueblos canoeros, encontramos la que podemos definir una 'forma de vida transcurrida durante gran parte de su existencia en la embarcación', lo cual conllevó una profunda adaptación tanto cultural, cuanto biológica. Para los pueblos canoeros la embarcación, cualquiera que sea su forma, representa el artefacto fundamental de su vida: es el lugar donde trascurren una parte importante de su tiempo, donde cocinan, donde alojan durante el día, donde crecen a sus hijos, donde realizan muchas de las actividades cotidianas necesarias para sustentarse. "Divídanse en varias parcialidades esparcidas por muchas islas, como en el archipiélago de Chiloé. No tienen morada cierta, de continuo traen el hato a cuestas, mudándose con su familia de isla en isla a coger marisco, que es su ordinario sustento, sin tener otras chácaras ni sementeras; a que añaden beber el aceite de lobos, con que traen el color pálido, y a la causa viven lo más del año dentro del mar, porque les es fuerza buscar en él su sustento" 3 . Pobladores de la isla de Alao, de probable origen chono, alojando en la playa de Achao y usando la vela de su lancha para protegerse, no obstante hubiera una bodega a disposición para alojar (foto de C. Jara, negativo del Autor). 3 Ovalle 1648:395. 7 Si bien las tres etnias canoeras más importantes de la Patagonia occidental - chonos, kawéskar y yagan4 - comparten una forma de vida muy parecida, nómada y marina, sin embargo estas presentan entre si importantes diferencias culturales que van mucho más allá del idioma. Desde luego hay razones objetivas relacionadas con el ambiente geográfico que estimularon mayormente los unos antes que los otros en adquirir habilidades diferentes. Es importante destacar que en el importante sitio arqueológico de Monteverde, cerca de Maullín, hay muestra de la presencia de un grupo humano antes que esta región participara de un 'horizonte mapuche' y puede suponerse que se trate de los antepasados de las etnias fueguinas. "El sitio arqueológico Monteverde documenta el referente más antiguo de lo que podríamos llamar 'una tecnología de la madera', su amplio conocimiento en un contexto de selección cultural del ambiente de aquellas especies de más alto rendimiento para las necesidades del hombre: resistencia, flexibilidad y dureza para la confección de viviendas, armas y otros instrumentos; energía calórica para fuego, y otras cualidades físicas de ésta. Todos estos antecedentes nos inducen a rastrear y plantear hipótesis sobre correlaciones, o precedentes, para entender el proceso de formación de las poblaciones canoeras, en registros arqueológicos tales como éste. Sin embargo, el estado fragmentario de la evidencia actual nos restringe de manera importante en la búsqueda de sustento para estas ideas" 5 . Por lo tanto, si bien el encuentro de los chonos con la cultura mapuche presente en la parte más meridional del Mapu fue seguramente provechoso y de estímulo cultural, la capacidad de labrar la madera y de realizar tablas no fue necesariamente aprendida de los mapuches. 4 A veces se cita un cuarto grupo canoero, el haush: nos parece correccto incluirlo dentro de la etnia yagan. 5 Ocampo y Rivas 2004:319. 8 Distribución geográfica de los pueblos canoeros: hay que tener presente que tratándose de etnias nómadas las 'fronteras' de sus respectivas áreas de frecuentación son muy escurridizas. 9 Los pueblos canoeros venían de una tradición marinera muy antigua y es probable que colonizaran por mar a la Patagonia Occidental, y antes de llegar a estas latitudes australes, seguramente recorrieron la costa americana del Océano Pacífico, tal vez desde su parte más septentrional6. Fritz Graebner "estima que la cultura fueguina es la más antigua del continente"7. 1.2. Adaptación cultural: las embarcaciones patagónicas Para todos ellos, la embarcación representaba el elemento esencial de su cultura y de su propia vida, pues con ella no solamente se procuraban el sustentamiento cotidiano, sino era también su 'habitación' habitual durante el día y a menudo también durante la noche, por lo menos cuando la temporada lo consentía. De allí que no puede extrañar que tuvieran diferentes clases de embarcaciones, con características diferentes y para aplicaciones igualmente diferentes. Se conocen tres clases de embarcaciones: a) El bongo8, canoa monóxila con popa tronca, que a primera vista parecería ser la embarcación más antigua que navegó en los canales de la Patagonia chilena; sin embargo, el bongo es una embarcación apta para aguas muy tranquilas, como los lagos, los esteros y las bahías bien protegidas del oleaje, por lo cual las 6 Las etnias canoeras fueguinas presentan características genéticas que las diferencian profundamente de todos los demás pueblos amerindios (por ejemplo, la ausencia del haplotipo mitocondrial A). Hay razones para suponer que su presencia en el continente Americano fue muy temprana y anticipó a las grandes olas migratorias que cruzaron Beringia por tierra cuando el descenso del nivel oceánico abrió ese corredor entre Siberia y Norte América: lo cual implica que lo hicieran navegando, con lo que esto comporta en conocimientos marinos y capacidades de construcción náutica. 7 Citado por Latcham 1930:68. 8 También usado por los mapuches que lo llamaban wampo o wampu, de donde viene bongo. 10 etnias canoeras patagónicas relegaron el bongoa un uso limitado, mientras para los viajes más largos o en mares más abiertos recurrieron a embarcaciones mucho más adecuadas. b) la canoa de corteza, construida cosiendo tres o más planchas de corteza: su forma era bastante simétrica, proa y popa, poco o nada distinguibles; su fondo generalmente era plano y su forma arrufada. c) la dalca9 de tres tablones, construida con tres grandes tablones de madera, sobre todo alerce o ciprés, también cosidas con fibras vegetales, su fondo era plano y su forma arrufada; al momento en que fue conocida y descrita por los occidentales, su diseño llevaba notable antigüedad y solamente desde el siglo XVII su forma evolucionó por influencia de la presencia española. ¿La dalca representa una evolución de la canoa de corteza? Así parece pensarlo Latcham compartiendo la opinión de Fritz Graebner según el cual "la canoa de corteza precede y es la precursora de la dalca"10. Opinión desechada por otros autores que remarcan como entre las dos embarcaciones haya diferencias sustanciales en el aspecto, en la técnica de construcción y en el manejo marinero y opinan que la canoa magallánica de corteza y la dalca de tablones representen dos procesos evolutivos separados e independientes. En efectos los estudiosos se dividen entre quienes estiman que la dalca de tres tablones deriva de la de corteza del mismo diseño de la canoa fueguina de corteza, y por lo tanto es más reciente, los que, al contrario, creen que la misma estimuló la evolución de la canoa 9 Según Febrés dalca viene del mapudungún dallka = balsa. Sin embargo hay hipótesis alternativas. Terry L. Jones en Polynesian in América (2011:268) estima que sea una palabra chona: "probably originally from the extinct Chono language formerly spoken on Chiloé Island". En opinión de Latcham es palabra cunca. De la misma opinión también Subercaseaux (1965) que le atribuye origen cunco y una posterior incorporación en el mapudungún. Nosotros compartimos el punto de vista de Latcham y Subercaseaux acerca del origen cunco (o chono) de la palabra y su posterior incorporación en el mapundungún. 10 Citado por Latcham 1930:68. 11 hasta que asumió la misma forma de la dalca, y, en fin, los que suponen dos evoluciones paralelas pero independientes, siendo la historia de las migraciones chonas diferente de las de yaghan y kawéskar. En su aspecto exterior, las canoas de corteza y las dalcas a veces tanto se parecen entre ellas que en las fotografías de fines del siglo XIX y comienzos del XX a menudo resulta difícil distinguirlas, como también destaca Omar Ortiz-Troncoso11, a menos de no ser fotografiadas de corta distancia. Muchas veces se da por asentado que la dalca de tres tablones suponga una complejidad constructiva superior a la de corteza: sin embargo no es así. Ambas ponen en su construcción desafíos diferentes, pero la separación de la corteza de un árbol en un solo trozo y con un largo de seis, ocho o más metros, no es más fácil que labrar un tablón de la misma medida, y tanto la una como el otro después tienen que someterse a elaboraciones para asegurarles la forma correcta. El solo hecho seguro es que al momento de la conquista española, los veliches12 y los chonos usaban la dalca de tres tablones, los kawéskar y los yagan en sus diferentes diseños. Desde el punto de vista de la eficacia marinera de estas dos clases de embarcaciones, cada tipología tiene sus puntos fuertes. La canoa de corteza era mucho más liviana, lo cual la hacía muy manejable también con oleaje proceloso; pero era más frágil, pues la corteza se volvía quebradiza, y su duración en el tiempo por lo general no sobrepasaba los dos o tres años. La dalca, más pesada, poseía menor maniobrabilidad; pero era mucho más robusta y durable, también decenas de años, podía desarmarse rápidamente y con relativa facilidad después rearmarse, lo cual permitía llevarla por tierra en recorridos por medios de los cuales se cruzaban 11 Ortiz 1975. 12 Con 'veliches' identificamos al horizonte cultural proprio del archipiélago chilote en el cual se fundieron cultural y físicamente la población chona ya presente con la población huilliche entrada desde norte. Si bien la cultura veliche es parte de la mapuche, en la primera se suma los aspectos más existosos tanto de la cultura mapuche, como chona, en un completo sincretismo. 12 promontorios evitándose largos periplos, come se da en el caso del istmo de Ofqui y de la península de Taitao. Los chonos compartieron con kawéskar y yagan una forma de vivir semejante, pero no es probado que compartieran el mismo origen étnico. Los primeros demostraron una aptitud a la navegación oceánica mayor que los otros. Es interesante anotar que en el período colonial, cuando presionados por los malones veliches13 los chonos ocuparon muchos canales al sur de la península de Taitao, los kawéskar dejaron de construir sus embarcaciones de corteza y las hicieron con tablas. Los yagan, cuando desde la segunda mitad del siglo XIX empezaron a adoptar embarcaciones diferentes de la canoa de corteza, no construyeron dalcas, sino bongos, a los cuales les agregaron dos tablones laterales para levantar mayormente a la borda: tablones no labrados sino recuperados de los desechos que hallaban en las playas después de los frecuentes naufragios de navíos occidentales. En fin, nos parece posible, pero no comprobado, que la dalca de tres tablones sea una derivación de la canoa de corteza: una transformación realizadas solamente por los chonos, tal vez por los que vivían en las orillas del golfo de Reloncaví, así como en otras áreas del archipiélago chilote y del continente a su enfrente, estimulados por la frecuente disponibilidad de grandes alerces derribados por causas naturales y presentes en las cercanías de las playas. 13 Después de la ocupación hispánica de Chiloé, los españoles, decepcionados por las faltas de recursos del archipiélago, vieron en la venta de esclavos en el puerto de Callao la forma de enriquecerse. A los indios encomendados les impusieron de 'cazar chonos' para entregárselos: de no hacerlo, iban a esclavizarlos y venderlos a ellos mismos. Eso dio origen a las malocas de chonos. Con anterioridad a la conquista, al no haber competición entre mapuches y chonos puesto que tenían formas de vida muy diferentes y complementarias, no se dieron guerras entre las dos etnias: al contrario, hubo intercambio de productos y mestizaje al incorporarse grupos chonos por parte de los mapuches, teniendo así origen el 'horizonte veliche' propio de Chiloé. 13 Desde luego, para los kawéskar fue seguramente así: pasaron de la canoa de corteza a la de tres tablas, estimulados por la presencia de los chonos, cada vez más presentes en sus áreas tradicionales, y sobre todo por un creciente mestizaje. Pero esto no prueba que ocurriera lo mismo también para los chonos, puesto que las dos etnias participan de una misma forma de vida, pero no de una misma origen e historia evolutiva. La falta de restos arqueológicos precolombinos de todas las tipologías de embarcaciones fueguinas, restos que difícilmente pueden dejar aquellas de corteza, impiden alcanzar una conclusión segura y, por lo tanto, la cuestión sigue abierta. 14 2. LA CANOA MONÓXILA CON POPA TRONCA "Las canoas monóxilas han sido descritas en la etnohistoria y en la etnografía como un recurso adaptativo no especializado y caracterizadas por su versatilidad ya que se utilizarían para la navegación tanto en contextos marítimos como lacustres, fluviales y palustres" 14 . El bongo o canoa monóxila es mucho más que un tronco vaciado. Su construcción requiere habilidades y conocimientos frutos de siglo de experimentación: desde la elección del árbol más aptopor forma y calidad de madera, hasta su corte y limpiado, que tenía que realizarse el la temporada oportuna. La realización del vaciado, recurriendo tanto al fuego cuanto a herramientas líticas, era una operación delicada, debiéndose dejar las paredes laterales suficientemente delgadas para reducir el peso de la canoa y bajar mucho su baricentro, pero no tanto da arriesgar su firmeza; luego de haberle dado forma a la proa, había que ensanchar la parte central del casco, lo que se obtenía aplicando travesaños y calentando con fuego y agua hirviendo; y cualquier error comprometía semanas y semanas de trabajo. 2.1. El bongo en los canoeros fueguino: un empleo marginal El uso del bongo es repetidamente documentado entre todas las etnias fueguinas, así come entre los veliches: pero se trató siempre de una embarcación marginal, o más exactamente complementar a las otras. En los canales magallánicos, en los antiguos cronistas no hay referencias a la presencia de canoas monóxilas: o por no haberlas, o por no haberles llamado la atención por su marginalidad. En Chiloé todavía había bongos bien entrado el siglo XX, aunque su presencia y sobre todo su uso son ocasionales. 14 Lira 2006:1478. 15 Bongo en el puerto de Castro en 1949 (fotografía de Autor desconocido). Bongo en Puerto Edén en 1951 (colección del Autor). 16 Diego Rosales nos dejó una descripción muy precisa del modo de construir el bongo, la cual se basa sobre todo en los modelos observados en el área mapuche: "La otra embarcación muy usada en este reyno es de canoas: derriban un árbol grueso y alto, desvastan el tronco o plan que ha de servir de quilla, caban el corazon hasta dexar el plan de cuatro dedos de grueso y los costados poco más de dos, y acomodan el güeco para buque, la extremidad más delgada para proa, y la más gruesa para popa, donde se asienta el que gobierna con una pala que llaman canalete, y guando es grande sirven otros dos de remeros a los lados y reman en pié sin estribar en el bordo de la canoa, con que la trahen tan ligera que apenas toca el agua. Pero como son redondas son celosas y suelen trastornarse. Son moderadas, y la mayor que he visto fue en Toltén, capaz de treinta personas […]. No son en Chile los arboles tan gruesos, ni tienen los indios instrumentos con que labrar los palos que no alcanzan, sino un toqui o una azuelilla del tamaño de un formon que la encaba como martillo, y con su flema van cabando un arbol gruesso, gastando mucha chicha en tres tiempos, uno al cortar el arbol, otro al desvastarle y otro al concabarle, y otro gasto y fiesta al echarla al agua. Y antes que tubiessen instrumentos de ferro, y los que oy nos los tienen en las provincias cercanas al Estrecho de Magallanes, hazen las canoas con gran trabajo, y caban un arbol muy gruesso con fuego, y con unas conchas de mar le van raiendo, aplicando el fuego moderadamente al rededor del arbol, atendiendo a que nos gaste sino aquella parte necesaria para derribarle, y con lentas llamas le trozan, sucediendo las conchas, que ni tienen más achas ni azudas para descortesarle, pulirle y darle la perfección. Y con el mismo trabaxo y faltas de herramientas abren el buque, quemando a pausas el corazón del arbol y raspando con las conchas lo que labra el fuego; y aunque tarde y espaciosamente, vienen a sacar su embarcación tan bien labrada como si tubieran los instrumentos necesarios; y hacen mas que nuestros artifices, pues sin instrumentos obran a fuerza de industria y de paciencia lo que ellos con ayuda de azerados instrumentos. Tan ingeniosa es la necesidad y la naturaleza 17 en los mas rusticos para su conservacion, como en los mas politicos el arte. Con estas, aunque debiles canoas, se arroxan al mar a pescar, como lo hacen los de la Imperial en la pesca de las corbinas, que es muy copiosa, y tambien a dar asalto a los enemigos..." 15 . Según resulta de los restos arqueológicos encontrados, fechados entre el XV y el XX siglo, las maderas más empleadas por los pueblos de la ribera patagónica occidental fue el coigüe (Notophagus dombeyi), el raulí (Nothofagus alpina), el laurel (Laurelia sempervirens) y el ulmo (Eucryphia cordifolia). 2.2. Evolución de la canoa monóxila a fines del siglo XIX En la segunda mitad del siglo XIX, la influencia de los botes con diseño occidental de los cazadores de lobos y ballenas que recorrían la costa patagónica y los canales magallánicos, se hizo sentir en el desarrollo de la canoa monóxila. Facilitados por la presencia de tablas de madera provenientes de los naufragios y por la introducción de herramientas y de clavos de acero, la forma del bongo tuvo una modificación sustancial. El casco se alargó y las bordas se levantaron con la superposición de tablas, afirmadas con cuadernas clavadas: surgió así un extraño pero funcional híbrido entre el bote y el bongo. Al parecer, esta evolución fue propia solamente de la etnia yagan, que nunca construyó dalcas de tablones y para los cuales el bongo con bordas completadas con tablones reemplazó progresivamente a la canoa de corteza: "Durante muchas generaciones los yaganes habían construidos su canoas con corteza de árbol. Estas, al cabo de un año poco más o menos, se pudrían y los nativos se veían obligados a construir nuevas, o correr el riesgo de que se les desfondaran en medio de una tormenta. Ahora […] las hacían de troncos; no eran tan marineras, 15 Rosales 1877:1,174. Escribió su obra entre 1666 y 1674. 18 pero tenían la ventaja de una larga duración, y podían ser encalladas sobre costas pedregosas, mientras que las de corteza debían ser ancladas lejos de la costa" 16 . Bongo con tablas laterales fijadas con cuadernas. Postales de comienzos del siglo XX. 16 Bridges 2010:147-8. 19 Los kawéskar en el siglo XIX ya se habían mestizados con los chonos y antes adoptaron el uso de la dalca, y desde fines de ese mismo siglo, o comienzos del XX, empezaron a construir chalupas siguiendo los modelos propios de los constructores chilotes. En cuanto se refieren a los chonos, en fin, durante el siglo XIX se produce su progresiva extinción causada tanto por las enfermedades y los asesinados, cuanto por el mestizaje y su incorporación en la población chilota. . En Chiloé, tierra de grandes artesanos marinos, durante los siglos XIX y XX el bongo no experimentó ninguna mejoría, tal vez porque se construyó muy ocasionalmente y, sobre todo, a construirlo se dedicaron campesinos no expertos de construcciones navales: su empleo se limitó al transporte de los productos del campo en recorridos muy limitados o en el ámbito del puerto. 20 3. LA CANOA DE CORTEZA "Las canoas fueguinas eran casi perfectas, si bien, al igual que la sofisticada maquinaria actual, no eran infalibles. Cualquier invento puede, por último, agotar sus posibilidades de mejora: llegar a ser 'no perfectible', aunque no por ello perfecto. Los constructores de la canoa yagana habían alcanzado ese relativo estado de perfección, probablemente un poco después que los yaganes llegaran a la zona (6.000 años atrás), cuando innúmeras mentes lucharan para resolver los problemas suscitados por la necesidad de tener dicho vehículo, los materiales disponibles y el cambiante entorno en que vivían" 17 . Al momento del primer encuentro con los europeos, las canoas fueguinas de corteza eran una embarcación que desde hace mucho tiempo había alcanzado su máxima posibilidad evolutiva y en cierto aspecto podía definirse excelente y 'no perfectible', para usar una expresión de Anne Chapman. Por otra parte hay que tener presente que los yaganes se asentaron en la parte más meridional de laPatagonia por lo menos 6.000 años aP, y la alcanzaron navegando y cruzando los peligrosos y correntosos canales de la Patagonia Occidental: por lo tanto ya entonces tenían embarcaciones en grado de realizar esa hazaña y es plenamente compartible la opinión de la etnóloga que la canoa de corteza hace miles de años que alcanzó la forma con la cual la conocieron los viajeros coloniales. En efectos, los restos arqueológicos más antiguos encontrados en los canales más australes de la Patagonia y de la Tierra del Fuego se remontan a 6.000 años antes del presente y son artefactos que se refieren en modo evidente a una forma de vida basada en la explotación de los recursos de la costa marina. Todo hace creer, por lo tanto, que correspondan a los directos antepasados de las actuales poblaciones y que, como para los posteriores canoeros fueguinos, también para la cultura que nos dejó aquellos restos arqueológicos, fuera imprescindible disponer de algún medio de navegación. 17 Chapman 2102:52-54. 21 "La canoa era fabricada con corteza de árbol, principalmente de lenga, medía 5 metros de largo y 1 de ancho y era manejada por la mujer desde la sección posterior de la misma. Las canoas eran el elemento más elaborado de la artesanía de los yámanas y su propiedad más valiosa, como que su vida dependía de poseerlas. Placas de corteza cosidas entre sí eran mantenidas abiertas con una armazón de varillas de madera hendidas al medio y retenidas en posición arqueada por travesaños y por bordas de madera longitudinales. El piso era reforzado con más placas de corteza y en el centro se confeccionaba una plataforma de tierra o guijarros, sobre la que se mantenía fuego siempre encendido. Aunque las había más grandes, en general esas canoas medían entre 3 m. y 5,5 m. de largo y podían transportar seis o siete personas. No tenían quilla ni timón. Eran de fondo plano, lentas, se bamboleaban mucho y era necesario desagotar continuamente el agua que se filtraba por las costuras, pero se mantenían bien a flote aunque el agua estuviera agitada. Podían navegar bien sobre las frondas de algas, capacidad muy importante para poder acercarse a las costas pues éstas estaban en su mayor parte bordeadas por densas frondas de cachiyuyos. Los propios remos, de pala muy larga y mango muy corto, permitían impulsarse sobre las frondas de cachiyuyos sin enredar el remo en las mismas. Las encargadas de remar eran habitualmente las mujeres, pero cuando era necesario también lo hacían los varones. Salvo accidentes, solían durar seis meses a un año; la época habitual de confección era octubre a febrero, cuando la corteza podía ser desprendida de los árboles con facilidad" 18 . La canoa de corteza fue propia tanto de los yagan, cuanto de los kawéskar. Su forma y dimensión fue muy variable, condicionadas casi seguramente por la posibilidad de separar de los troncos grandes planchas de corteza sin dañarlas, así como por la capacidad manual de la familia que la construía. Hay canoas con el fondo plano y otras 18 http://faggella.com/histoargenta/yaghan.htm 22 con el fondo redondo (en sección), con el casco derecho o arrufado, con la proa y popa muy o poco sobresalientes, anchas o estrechas, lo cual hace muy difícil dar una descripción unitaria de esta embarcación: por lo tanto hay que tomar en cuenta una amplia gama de canoas de corteza, diferentes tanto por su forma, cuanto por su técnica de construcción. La canoa de corteza más importante, y también de mayor dimensión, era aquella cuya forma recordaba mucho a la dalca con la cual, tale vez, compartió un origen común. Los bordes de la canoa eran reforzados por unas varas flexibles que a menudo sobrepasan proa y popa dando la impresión de ser un elemento central como el la dalca: por esta razón en las fotografías antiguas muchas veces no se logran distinguir las canoas de las dalcas. Encima de las varas se colocaban unas tiras de corteza como un forro para darle consistencia al bordo de la canoa. Modelo de canoa de corteza (de http://faggella.com/histoargenta/yaghan.htm). Modelo de canoa de corteza (en McEwan et alii 1997:82). 23 Dibujo de la canoa de corteza conservada en el Museo Nacional de Marina de Amberes (de Hidalgo et alii 1996:141). Por lo general se construían ocupándose el menor número posible de planchas de corteza, en cuanto las coseduras representan el punto más crítico de la canoa, tanto por las filtraciones de agua, cuanto por debilitar su resistencia mecánica: es así que el casco de las canoas más chicas a veces se construía con una sola plancha de corteza. La dimensión podía superar los seis metros de largo, pero por lo general era más corta, y el casco a veces era arrufado, otras veces rectilíneo. Su duración en el tiempo generalmente era de unos dos o tres años: la corteza a veces marchitaba y con el tiempo se volvía quebradiza. La canoa de corteza representó la embarcación principal de los yaganes y los kawéskar, o tal vez la única si es cierto que no conocieron al bongo, por lo menos hasta bien entrado el XIX siglo (lo cual es controvertido). 3.1. La obtención de las planchas de corteza La obtención de grandes planchas de corteza era una tarea muy delicada y difícil de realizar con los modestos instrumentos a disposición de los pueblos canoeros. El antropólogo Martín Gusinde, sacerdote del orden de Verbo Divino, en su monumental obra Feuerland Indianer 19, publicada a 19 Publicada en castellano con el título Los Indios de la Tierra del Fuego. 24 partir de 1931, recogió una extraordinaria cantidad de informaciones acerca de todos los aspectos de la vida de los pueblos de la Tierra del Fuego, y también de su forma de navegar y de construir sus propios medios de navegación. Él describió en forma detallada el modo utilizado para conseguir grandes planchas de corteza: "Sus canoas se componen de la corteza de no más de una pulgada de grosor del mencionado árbol resinoso, esto es, de tres trozos, de los cuales uno constituye el fondo o la quilla, y los otros dos las paredes laterales. Su paciencia y perseverancia para desprender esta corteza son de hecho admirables. [...] Para este trabajo no tienen otra herramienta que un pedernal algo afilado […]. Aunque estos vehículos son de burda construcción, acusan, sin embargo, en general, una destreza de los indios y les demandan, por lo demás, a causa de la carencia de herramientas necesarias, una gran cantidad de tiempo y trabajo" 20 . "Cuando se localiza el tronco apropiado, a lo menos tres hombres se unen en el trabajo conjunto de desprender la corteza. Se arroja una larga cuerda de cuero, a una altura conveniente, sobre una rama fuerte, de modo que ambas mitades cuelguen hasta el suelo. Una de las mitades termina en un lazo que un hombre joven, todavía de pie en el suelo, se enrolla en el cuerpo; el extremo de la otra mitad es tomado por un hombre que está muy cerca del tronco elegido. Bajo la atracción de la cuerda el hombre joven trepa al tronco; para ello utiliza pies y manos y es asistido por el fuerte tirón del otro hombre que lentamente levanta la cuerda. A una altura marcada de antemano, el joven comienza a hacer arriba un corte vertical en la gruesa corteza, y lo extiende lentamente hacia abajo, de a poco, mientras que se mueve en forma descendente, sostenido siempre por el otro hombre mediante la cuerda de cuero. Dado que el primero está sujeto por el lazo tiene las manos libres para su tarea, hasta que él mismo puede pararse sobre el suelo. Luego sube nuevamente, de la manera ya indicada, y, en la parte superior, hace un corte en torno del tronco, en dirección horizontal. Si el grueso del tronco es mayordel requerido, no le queda otra cosa que hacer nuevamente un corte longitudinal de arriba a abajo. 20 Antonio de Córdova, citado por Gusinde 1991:III,234. 25 Cuando lo ha hecho le faltará sólo otro corte horizontal en torno del tronco, un poco más arriba del suelo; con ello el trabajo del joven habrá concluido. Luego sigue la tarea de desprender la corteza, para lo cual se necesitan dos personas, una cuña de hueso y un desprendedor de corteza, nombre con el que deseo designar a la última herramienta mencionada; ambos instrumentos concuerdan precisamente con los mismos usados por los yámana (T II, 426). El primero es un auténtico cuchillo de más o menos 45 cm de largo y aproximadamente 12 cm de ancho; la otra herramienta se podría comparar, según su forma, con un cuchillo de hueso para cortar papel, de más o menos 60 cm de largo. Ambos son elaborados de gruesas costillas de ballena. La mayoría de los hombres prefieren una piedra aguzada de más o menos 25 cm de largo, o eligen un pedazo de hueso corto y lo pasan a través de la corteza con ayuda de una piedra, del grueso de un puño, usada como martillo. Generalmente el desprendimiento comienza en el corte horizontal superior, donde con mucho cuidado se separa el borde del gran trozo de corteza que se va a desprender, de la madera propiamente dicha. Primero se desgarra toda la fibra y, mientras mejor resulte, el hombre que está trabajando más firmemente presiona con sus puños en el espacio logrado, lo amplia poco a poco, hasta que, por último, pueda caber con su propio cuerpo; apoyando la espalda contra el tronco, empuja el trozo de corteza desprendido cada vez más hacia adelante, hasta que llega abajo, a tierra, y la larga placa de corteza se ha separado del tronco. Debe emplear mucha fuerza, pues la capa de líber que tiene que desprender es más o menos dura. Tomando en cuenta esto, los indígenas eligen, para desprender la corteza, la época que va desde comienzos de septiembre hasta fines de octubre" 21 . "Frente a esta embarcaciones de quebradiza corteza, construidas con las herramientas de hueso más sencillas que se podían concebir, y sin el empleo de avíos de metal, no se puede negar una sincera admiración al espíritu inventivo de los indígenas" 22 . 21 Gusinde 1991:III,238. 22 Gusinde 1991:III,247. 26 No obstante sea tan detallada, la descripción de Martín Gusinde no ilustra plenamente toda la complejidad de las operaciones necesarias para extraer grandes planchas de corteza, transportarlas y hacerla aptas para la construcción de una canoa. Carlos Pedro Vairo23 en 1989 dio vida a un grupo polifuncional de investigadores para estudiar detalladamente la técnica de construcción naval de los yaghan y reproducir una canoa de corteza descrita por James Weddel en 1823, el cual la había incorporada en la dotación de su propio velero. El grupo coordinado por Vairo realizó un excelente trabajo de 'antropología experimental', precedido por un estudio muy detallado de todos los antecedente históricos disponibles, demostrando cuanto fuera compleja la labor necesaria para extraer una corteza de un árbol de coihue blanco (Nothofagus Betuloides) de forma integral y de grandes dimensiones y que esta labor conllevaba muchas más dificultades de cuantas descritas por Gusinde, requiriendo habilidades muy precisas, fruto del acúmulos milenarios de conocimientos ancestrales24. El grupo coordinado por Carlos Pedro Vairo preparando las planchas de corteza para construir la canoa (de Vario 1989:24). 23 Actualmente director del Museo y del Presidio de Ushuaia. 24 Vairo 1994. 27 Algunos de los testimonios de los cronistas coloniales parece apuntar al hecho que ocasionalmente todavía se hayan encontrado con embarcaciones de pieles cosidas: probablemente pieles de lobo marino. De ser cierto, podría tratarse de un uso muy ocasional porque los árboles de la región magallánica son pobres de tanino, indispensable para curtir las pieles, y las pieles no curtidas marchitan muy rápidamente. 3.2. La construcción de la canoa de corteza Gusinde fue testigo presencial de la construcción de una canoa de corteza de relevantes dimensiones, para la cual se utilizaron también las dos planchas triangulares para la proa y la popa: "Como lugar real de trabajo se elige un sitio plano y abierto, con césped, libre de matorral. Allí se llevan los trozos de corteza y el indígena comienza a pulir en lo posible ambos lados. En la parte interior hay todavía una considerable capa de líber y, en la parte exterior, sobresalientes terroncitos de corteza, los que deben ser desprendidos hasta que se consiga una superficie uniformemente pulida. Las grandes conchas de mejillones afiladas o un raspador de hierro son apropiados para ello. Con la misma herramienta se comienza ahora a dar forma a los tres grandes trozos de corteza. El que se eligió para fondo de la embarcación es, en general, algo más grueso que los laterales. Al primero se le da, mediante el corte de todo su contorno, la forma de un cigarro, en el cual la mitad más ancha constituye la parte posterior. Las prolongadas piezas laterales reciben un borde superior rectilíneo, mientras que el borde restante, en forma de arco y extendido a lo largo, termina en una punta en ambas esquinas. Entonces, se necesitan dos varas de 30 mm de grosor, rectas, de la misma medida del largo planeado para la embarcación, ellas constituirán, a la derecha y a la izquierda, la verdadera borda superior definitiva. Para ello, por su madera resistente, se eligen las varillas rectas de la leñadura blanca (Maytenus magellanica). Por último, se efectúa el ensamble de los tres grandes trozos de corteza 28 y, con ello, comienza la participación de las mujeres en la construcción de la canoa. Con este fin se erige un verdadero cercado oval compuesto de, más o menos, 15 varas del grueso de un brazo, de 150 cm de alto, enterradas en el suelo, en una extensión acorde con' la medida de la canoa planeada; en este espacio se distribuyen convenientemente los tres trozos de corteza. En el borde superior de los dos flancos longitudinales se fijan, una tras otra, las mencionadas varas, para lo cual se utilizan tiras de barbas de ballena de 3 a 5 mm de ancho. Se pasan por orificios que se han hecho anteriormente en la parte superior de la borda, en cada pared lateral, y se enrollan alrededor de las varas. Una vez que ambos trozos laterales de corteza están unidos a las varas que van fijas arriba, se ocupan de colocarlos en el cercado erigido; entre ambos estará la sección del fondo, con la cual se los une. Esto se hace adhiriendo primero el borde derecho de la base al borde inferior de la larga pared lateral derecha y, luego, se hace lo mismo con las mismas partes del lado izquierdo. También aquí se utilizan tiras de barbas de ballena, de aproximadamente 4 mm de grosor, haciéndolas pasar, en forma tirante, por los orificios practicados de antemano en los bordes que están a ambos lados. 29 Litografía del siglo XVIII donde se observa la que parece ser una canoa de corteza con su característica proa muy levantada y su forma arrufada (de Chili et Patagonie, en L'Univers: Histoires et déscription de tous les peuples. Firmin Didot ed., Paris 1840). Estos trabajos son típicas labores de las mujeres, y durante su desarrollo, la embarcación, que ya ha adquirido su forma y tamaño definitivos, es volcada o vuelta de un lado al otro. Sólo resta juntar uno o dos trozos de corteza triangular, en cierto modo como revestimiento, a Los bordes anterior o posterior del fondo, pues allí queda abierto un triángulo entre las dos grandes partes laterales. Ida decisiónde uno o dos revestimientos depende de si los largos trozos laterales se cierran o no por sí mismos en cada uno de los extremos de la embarcación. También estos trozos cortos son unidos a las partes contiguas, de la misma manera que ya se mencionó, con tiras de barbas de ballena. Entre tanto la canoa, que todavía no está lista, debe ser puesta de un lado u otro o completamente boca abajo, hasta lograr que la totalidad de los bordes quede firmemente unida. […] La embarcación todavía no está lista y es dejada en su andamiaje de varillas para trabajos ulteriores. Primero se colocan de ocho a diez varas transversales, del grueso de un dedo, a la distancia correspondiente de un caperol al otro, y se encordelan firmemente para evitar un encogimiento de las partes laterales, para lo cual son especialmente apropiados los vástagos jóvenes del Drimys winteri. En cada extremo se les practica una profunda muesca de 2 cm, para evitar que se deslicen. Inmediatamente comienza la consolidación del interior de la embarcación, mediante unas treinta y cinco cuadernas de forma semicircular, del grueso de un dedo, que corren de un caperol al otro y van muy juntas, una al lado de la otra. Sus extremos se ajustan a las dos cuadernas que corren longitudinales y con ello adquieren un buen apoyo […] Para que el piso de la embarcación no sea perforado, se colocan sobre las cuadernas —en forma transversal al largo de la embarcación y con una separación de aproximadamente 80 cm de cada extremo de ella— de seis a ocho tiras de corteza de unos 30 cm de ancho y de 40 a 50 cm de largo, muy sueltas, que se ajustan a la curvatura del suelo de la embarcación, porque son húmedas y flexibles. Existe además el peligro de que la canoa sea perforada por 30 las personas que pisan en ella o qué se abra un boquete a causa de un peso, porque está hecha sólo de corteza quebradiza y frágil. […] Cerca del centro de la canoa, queda un lugar libre para el planeado fogón, […] a saber: sobre una base compuesta de arena gruesa, colocada sobre un manojo plano de hierba, se ubica, directamente, el pequeño fuego conservado" 25 . Las dos piezas triangulares, como demostró Carlos Pedro Vairo, tienen mucha importancia en cuanto "los triángulos de proa y popa van por fuera para poder evitar que embarquen agua por las olas: sin esos triángulos de proa y popa la canoa se inunda; por otra parte, le daban el aspecto a góndola veneciana, mientras sin ellos sería un tronco mocho 26". El presbítero Pedro Mariano de los Ángeles Estala Ribera (1757- 1815) nos dejó una descripción muy detallada de la técnica de construcción de la canoa de corteza, aunque no siempre precisa, en la 'carta CCLIII' de su extendida obra El Viajero Universal 27: "Las canoas son de la corteza del arbol que da la resina, cuyo mayor grueso no excede de una pulgada, se componen de tres piezas, formando la de en medio la quilla, roda, codaste, y plan de ella, y las otras dos los costados. Es admirable la industria con que pelan estos árboles, no teniendo para este efecto mas instrumento que un pedernal algo puntiagudo y trabajado con que hacen unas cortaduras ó incisiones circulares en los dos extremos del tronco, y despues una alto á bayo que las une ; y á fuerza de paciencia y mala van sacando en una pieza la cáscara de todo el tronco del largo que ha de tener la canoa, que en algunas de un extremo á otro es de treinta á treinta y dos pies, incluyendo la curbatura que tiene la pieza de en medio, que 25 Gusinde 1991:III,239-242. 26 Carlos Pedro Vairo, comunicación personal. 27 El viajero universal o noticia del mundo antiguo y nuevo, obra recopilada de los mejores viajeros, Madrid, 1795-1801, 43 volúmenes, publicados anónimamente con la cifra DPEP detrás de la cual está el presbítero don Pedro Estala. Si bien Estala no salió de España y escribió su obra basándose en los relatos de otros autores precedentes, es tan preciso en la misma que no cabe duda que trascribió fielmente obras más antiguas, integrando las unas con las otras en un texto unitario. 31 es la que forma la proa y popa: el largo ordinario de estas frágiles embarcaciones es de veinte y quatro á veinte y seis pies, su manga quatro, y de dos á tres su puntal. Para que esta corteza adquiera la curbatura y figura competente, sujetan los extremos á dos montones de piedras colocadas por la parte exterior, dexándole así dos ó tres días en que se va secando, y queda apta para la construccion: colocan despues casi perpendicularmente á la pieza de enmedio las otras dos que sirven de costado uniéndolas con unas costuras de junco seco, y rellenándolas de paja y lodo á fin de impedir en lo posible la introduccion del agua para dar alguna resistencia á los costados ponen en todo lo largo de la canoa unos palos en forma de arcos de pipa bien cerrados unos con otros, con lo qual toman la figura de una semielipsoyde, y forman la regala de los dos costados con dos palos gruesos bien unidos, en cuya regala afirman los arcos que sirven de barengas uniendo el todo con costuras y amarras de junco seco, y de trecho en trecho tambien colocan unos palitos transversales que hacen el oficio de vaos. Estando ya en este estado la canoa, revisten lo interior de casi toda ella con tiras de la misma corteza de un pie de ancho, cuyos extremos se hacen firmes en la regala; y para que adquiera finamente la curbatura que necesita, la calientan al fuego, pues entonces estan medio secas, y de esta suerte las aplican al parage conveniente. Ademas de esto forman una especie de emparrado desde la guarra parte de proa y popa suspendido del fondo corno medio pie, lo que sirve de cubierta dexando un espacio vacío en medio para achicar el agua. El emparrado consiste en unas palas puestas á lo largo, que descansan en otras transversales. Esto y todo lo demas de la canoa está cubierto, como se ha dicho, de corteza. Así es la construccion de sus embarcaciones, que á pesar de no estar muy bien trabajadas, no dexa de costarles tiempo y fatiga por falta de instrumentos propios para semejantes obras, que á la verdad es la unica en que manifiestan algun talento. No les era desconocida la ventaja de los cuchillos, hachas y clavos, pues desde luego hicieron ver que preferian estos utensilios á qualquiera otra cosa. Algunos obtuvieron alguna de estas prendas, y aun de pedazos de arcos de pipa procuraban imitarlas. Muchas de estas canoas son capaces de contener de nueve á diez Indios: las dan el movimiento con unos remos á modo de canaletes, que es el exercicio ordinario de las mugeres. Quando emprenden 32 navegaciones largas, que siempre suelen ser con viento favorable ó calma, colocan un palito en la proa de la canoa, y aplican á él una piel de lobo marino, que tiene en su extremo superior otro atravesado á modo de berga, sujetando con la mano los extremos bazos de la piel, y esta corta vela les ahorra el trabajo de bogar. En medio de la canoa tienen algunas piedras con muchas cáscaras de marisco y arena, y sobre este cimiento encienden el fuego procurando mantenerle siempre con palitos y ramas proporcionadas. Son de la dotacion de cada canoa unos jarros como los que se ha dicho, y que sirven para achicar el agua que comunmente hacen; ademas tiene cada una varias betas para amarras hechas de junco y esparto de diferentes menas y grueso, que se asemejan mucho á las mas delgadas de las que se fabrican entre nosotros de iguales materiales. Parece imposible que en unas embarcaciones tan débiles y malas se atrevan á hacer las travesias y navegaciones que emprenden en un clima tan poco constante y sujeto á las repentinas variaciones de calmas á vientos impetuosos. No obstante, es seguro que con mucha freqüencia atraviesan el canal, y navegan largas distancias dentro del Estrecho,como lo prueba la familia, que desde Cabo Negro siguió á la fragata hasta Cabo Redondo, y el haber visto á la boca del canal de San Gerónimo muchos de los que se habian conocido en Puerto Galante. Tambien transportan en estos buques todo su ajuar guando pasan de unas partes á otras. Quizá se debe atribuir esta especie de osadia á la gran práctica y conocimiento que tienen del Estrecho; sin embargo de que no es dudable que muchos sean víctimas de su temeridad" 28 . 28 Estala 1798:102-106. 33 Representación de una canoa de corteza en una litografía del siglo XVIII: dejando a un lado la forma ambigua de la proa, es evidente la presencia de tres plancha de corteza y del fondo plano. También en este caso es muy importante la experimentación concreta realizada por el grupo coordinado por Carlos Pedro Vairo precedentemente recordado. "La proa y popa podían ser terminadas de distintas maneras: si la canoa era chica directamente con los tres trozos de corteza cortados en punta. Si por el contrario se trataba de una de esas famosas canoas grandes, se le agregaba un triángulo en proa y otro en popa a los extremos mochos de la faja central a modo de continuación. De esa forma se alargaba la eslora si la corteza había quedado chica, dando el acabado de "góndola veneciana" Como esto lo pudimos averiguar después de la reconstrucción, cuando realmente entendimos y comprobamos para que servían estos triángulos, los colocamos igual. En el primer momento los pusimos unidos del lado interior, comprobando que no tenían la más mínima utilidad, salvo el aspecto de "luna de 4 días". Luego de meditar sobre el tema decidimos que sería más lógico colocarlos por fuera de la canoa, 34 cubriendo la faja central y las bandas en las dos extremidades; por lo menos, de esa forma, tendría la utilidad práctica de reforzar dos puntos muy débiles de la canoa y que pueden sufrir mucho, como sucedió, tanto por las olas como por golpes y el resquebrajamiento producido por el constante humedecimiento y secado. Las canoas cuyas fajas de corteza terminan en punta no llevan este triángulo. Por lo general son canoas chicas y tiene la gran desventaja, corno lo comenta Gusinde, que presentan puntos débiles importantes. Las fajas de corteza que terminan en forma puntiaguda, son más propensas a abrirse produciéndose hendiduras que luego continúan por toda la fibra longitudinal de la faja. No sucede lo mismo con las cortezas que, aunque hacia los extremos se angostan, terminan en una punta trunca" 29 . El importante trabajo de "antropología experimental" de este Grupo polifuncional aclaró, por cuanto posible, la razón de ser de la presencia de las dos piezas triangulares de corteza colocada en la proa y popa de la canoa. Todavía faltan mayores estudios para entender si las diferencias de forma de la canoas se deben a una diferente concepción del diseño de las mismas, a la dificultad de extraer íntegras grandes planchas de corteza, dificultad creciente en el tiempo pues se hacían escasos los árboles de dimensión adecuadas y cercanos a las orillas del mar, o a elecciones individuales en la técnica constructiva. 29 Vairo 1994:55. 35 Detalles constructivos de la canoa de corteza construida por el equipo coordinada por Calos Pedro Vairo. La técnica constructiva fueguina fue muy parecida a la que emplearon los aborígenes australianos con el mismo fin: "The canoes which are employed by the natives on various parts of the coast of Australia are made of the bark of the large gum-tree, which has a thick and tough coating. The manner in which these ca- noes are constructed is as follows: the tree is first girdled; the bark is then slit to the size required for the canoe, and stripped from the tree with great care. The usual size is fourteen feet in length by seven in width. The piece of bark thus peeled from the tree is then charred on the inside; each end is afterwards folded, joined, and fastened with cords and wooden rivets; a wooden stretcher is next placed crosswise amidships, and the canoe is then complete; sand, although only three feet wide in the broadest part, will convey six persons. The paddles employed are of different sizes and lengths from two to five feet; when the short ones are used, one is taken in each band. These ca- noes are seldom seen without a fire, which is made on a layer of gravel in the middle of the boat. In this custom the natives resemble the Fuegians. The canoes of the latter, however, far excel those of the native Australians" 30 . 30 Folkard 1870:352. 36 Canoa de corteza (de Vairo 1994:124). 3.3. La canoa de corteza en relatos coloniales y del siglo XIX Los testimonios escritos de época colonial, a veces muy detallados, restan las fuentes principales de noticias acerca de la canoa de corteza. Pero también son una fuente limitada, pues los cronistas describieron a las embarcaciones fueguinas que mayormente llamaron su atención por ser más perfeccionadas y eficaces, y nada sabemos acerca de otras embarcaciones más sencillas que también pudieron co-existir paralelamente a las más sofisticadas. Tal vez la primera descripción de una canoa de corteza la encontramos en el relato del viaje de Juan Ladrillero a la búsqueda desde norte de la entrada al canal de Magallanes, publicado por Gay: "con sus canoas en las cuales llevan sus casas que hacen de cortezas de arboles tan bien como las canoas que son asi mesmo de las dhas. cortezas cosidas con junquillos de barba de Vallena á las cuales fortalecen con barrotes delgados de baras de grosor de un dedo y aforranlas de paja ó espartillo entre los barrotes é la corteza como 37 pajaro su nido, la hechura de ellas es como luna de cuatro dias con unas puntas elevadas" 31 . Pocos años después fue Francis Drake, en 1578, quien relató un encuentro con fueguinos, casi seguramente yaghan, a bordo de sus canoas: "… viajaban de una isla a otra en sus canoas, para conseguir el sustento; tanto hombres como mujeres, y niños pequeños envueltos en pieles y colgados a la espalda de sus madres" 32 . En el informe de Green Huygen Schapenham (1623), vicealmirante de la flota Nassau, se encuentra la más antigua descripción detallada de los yagan, y también hay un párrafo acerca de la canoa de corteza: "Sus canoas son dignas de admiración. Para construirlas, toman la corteza entera de un árbol grueso; la modelan, recortando ciertas partes y volviendo a coserlas, de manera que adquiera la forma de una góndola de Venecia. La trabajan con mucho arte, colocando la corteza sobre maderos, como se hace con los barcos en los astilleros de Holanda. Una vez obtenida la forma de góndola, refuerzan la canoa cubriendo el fondo de punta a punta con palos transversales, que recubren a su vez de corteza; luego cosen el conjunto. En estas canoas, que miden 10, 12, 14 ó 16 pies de largo por dos de ancho, se sientan cómodamente siete u ocho hombres, y navegan tan eficazmente como lo harían en una chalupa de remos" 33 . 31 Gay 1852:56-57. 32 Citado por Chapman 2012:41. 33 http://www.alconet.com.ar/varios/mitologia/patagonia/el_informe_de_schapenham.html 38 Canoas de corteza en un grabado del 1624 de Theodor Bry, diseñador oficial de la flota Nassau. Cook fue el primero en señalar que las canoas a veces viajaban empujadas por velas hechas con grande pieles de foca (1769)34. Parece muy razonable que con viento en popa yaganes y kawéskar lo aprovecharan para navegar veloces y con menos esfuerzo improvisando una vela extendiendo entre sus manos capas hechas con pieles de foca. Sin embargo la estructura misma dela canoa de corteza no consentía colocar un mástil y por lo tanto nunca pudo disponer de una vela efectiva. El capitán Henry Forster entre 1828 y 1830 recorrió los mares australes y W.H.B. Webster redactó un diario de bordo en el cual se describe una canoa de corteza de reducida dimensión y por primera 34 Beaglehole 1961:598. 39 vez se señala la presencia de un piso de arcilla para bajar el baricentro de la misma: "The canoes of the Fuegians are constructed principally of the bark of the beech-tree wrapped and secured round a series of half-hoops of the wood of the same tree, which serve as ribs, and are placed at short distances apart. They are plaistered with clay, which renders them heavy, although they are not more than nine feet in length. The upper sides of the canoe are kept together by means of three thwarts or cross pieces, and the persons in them are generally seated on the bottom. They never make use of a sail, but invariably propel them with paddles; a small fire is generally seen in the middle of them; and they use a little cup made of a peculiar flat sea-weed much resem- bling leather, for the purpose of baling the water out of it. The canoe constitutes the principal riches of a Fuegian family; it affords them the means of transporting themselves from one place to another, and also enables them to obtain the principal part of their food" 35 . Webster también observa que los travesaños que unen los dos lados del casco no sirven como bancadas en cuanto todos se sientan en el piso de la canoa. El capitán británico James Weddel (1787-1834), explorador, comerciante y cazador de lobos marinos, cuando entre 1822 y 1824 realizó su tercer viaje al Cabo de Hornos, les trocó a una familia yaghan una canoa de corteza en cambio de dos anillos de fierros. En la relación de sus viajes36, Weddel hace una descripción muy atenta de los yaghan, en la cual hay diferentes notas acerca de su canoa: "As in consequence of the separation of the Beaufoy we should be left with but two boats, I considered that, in the event of their being absent, one of the Fuegian canoes might be useful, and I, therefore, 35 Webster 1834:183-4. 36 Un relación particularmente interesante en la cual James Weddel demuestra de haber muchos menos prejuicios tanto de viajeros, que lo precedieron, cuanto de la mayoría de los que lo siguieron. Describe a los yaghan de forma objetiva, con simpatía, señalando sus defectos pero también destacando muchas de sus cualidades, como la recíproca solidariedad, el respeto para las mujeres, el grande cariño demostrado a los niños de parte tanto de los padres cuanto de las madres. 40 set about purchasing a new one from them. As it appeared to have cost them much labour in the construction, I could not but be liberal in my offer, and I presented them with two full barrel hoops, at which they shouted for joy, and in less than five minutes the family, with all their utensils, were shifted into another canoe, and the pur- chased one was ready for delivery. Pareja yaghan (de Weddel 1825). I ordered it to be hoisted in, and was surprised to find it heavy; but in getting it on deck, I found a platform of clay, the whole length of the bottom, about six inches deep: this was intended as ballast, and to preserve the bottom against the fire, which they constantly keep in the clay. The length of this canoe was twelve feet four inches, and at the broadest part two feet two inches; it was built of a strong birch bark, which appeared broader than the trees of this neighbourhood afforded, and was probably procured from the interior. Three pieces composed the whole vessel, one piece formed the bottom, and two the sides; all sewed together with tough twigs. The ribs or timbers were of a semicircular form, and placed with their flat sides down- wards, and in contact with each other, in a vertical form; so that, with the cement of clay, the canoe is rendered strong, and capable of going against the wind at a quick rate. The internal arrangement of compartments seems orderly. The fishing utensils occupy the first di- 41 vision; in the next sits the female, who uses the foremost paddle: the third division is occupied as the fireplace; the fourth is the bailing well, where the water is collected to be thrown out; and next follows the place where the men sit; in the fifth division sits the female, who uses the after paddle; and last of all is the after-locker, in which they keep all their valuables. Their spear poles are generally placed pro- jecting over the stern" 37 . Las relaciones de los viajes de la expedición al mando de Fitz-Roy no contienen descripciones de la canoa de corteza. Hizo algunas observaciones solamente John MacDouall, un oficial administrativo que acompañó la expedición en 1826--27: "They were building a canoe while we were with them; it was formed of several pieces of some kind of bark, along the edges of which were made several holes, and fastened or sewed together with seal-gut. Nature seems to have endowed these people with much ingenuity and perseverance, for the labour required to build these canoes must be very great, sharp muscle-shells being their only implements" 38 . El explorador George Musalas Colvocoresses en 1839 estuvo algún tiempo en los alrededores del Cabo de Hornos y también da una corta descripción de la canoa de corteza que no se separa de las precedentes: "Their canoe was made of strips of bark sewed together and strengthened by ribs and gunwale pieces, and was about twenty-five feet long and three feet wide. The blades of the paddles were so nar- row as to be of very little use in a sea way. The bottom of the canoe was covered with a layer of clay, upon which a fire was kept burning. It would seem from the great care they appear to take of their fire, that, when extinguished, it is no easy matter for them to rekindle it" 39 . 37 Weddel 1825:162-3. 38 Macdouall 1833:120. 39 Colvocoresses 1952:41. 42 Ni mayor atención les da a los yaghan y a su canoa James Clark Ross, quien constantemente los compara a los esquimales, que admiraba, destacando las menores habilidades de los fueguinos: "The only weapons we saw in their possession were spears of three kinds, not unlike those of the Esquimaux, but of very inferior manu- facture" 40 . El menor interés que demuestran los viajeros del siglo XIX para la canoa de corteza, que hasta entonces había sido objeto de aprecio y hasta admiración, parece extraño porque los mismos eran hombres de mar. Cabe preguntarse si ya en las primeras décadas del siglo XIX la construcción de la canoa de corteza hubiera empezado a conocer una fase de decadencia y ya los resultados no estuvieran a las alturas de los anteriores. En las décadas entre 1840 y 1880 tuvo mucha importancia la presencia de los misioneros anglicanos: antes con los irracionales intentos de Allen Gardiner, luego con su hijo y en fin con los Bridges, a los cuales les debemos el cabal conocimiento de la lengua yaghan. En los diarios y otros documentos misionales no hay descripciones de las canoas fueguinas, pero sí otra noticia muy importante: el hecho que frecuentemente los selknam cruzaban al estrecho de Magallanes acompañados por grupos yaghan aliados, a los cuales también los unían lazos matrimoniales. En el segundo intento de dar vida a una misión anglicana en Tierra del Fuego, de poco sucesivo a la muerte de Allen Gardiner, hubo la presencia del capitán William Parker Snow, hombre de grande abertura mental y muy respetuoso de los derechos de los indígenas41, el cual rescribió un importante libro acerca de su experiencia magallánica donde nos ofrece una imagen de los yaghan(y a veces también kawéskar y selknam) cuando ya la presencia 40 Ross 1847:II,304. 41 William Parker Snow fue despedido de su rol de capitán y abandonado en Argentina sin medios económicos para regresar a Inglaterra por castigo por haberse negado a raptar niños yaghan para llevarlos a la misión anglicana que se estaba construyendo en las islas Falkland. 43 europea estaba impactando prepotentemente en su cultura. De Snow sabemos que cuando el viajaba por los mares australes, del 1854 al 1856, los yaghan todavía eran relativamente numerosos, capaces de juntarse en número considerable: "natives very numerous, 100 canoes may be round at once"42. La isla Picton (de Snow 1857). La documentación fotográfica empieza a entregarnos datos solamente a partir de la década de 1870: sin embargo por lo que se refiere a las embarcaciones fueguinas se hace con imágenes poco detalladas y que a menudo resultan ambiguas. Las expediciones científicas de fines del siglo XIX, como la Mission Scientifique Française du Cap Horn de los años 1882-83 que fue la más importante, dejaron cientos de fotografías de los indígenas y de sus entornos, pero ningún análisis detallado de sus embarcaciones que, sin embargo, todavía constituían el baricentro de la vida de los 42 Snow 1857:I,357. 44 pueblos canoeros. Por ejemplo, acerca de la canoa de corteza, Louis- Férdinand Martial, relator de la Mission, escribe: "Bien qu'une faible partie des Yahgans vive de la chasse et séjourne pendant plus ou moins longtemps à terre, on peut dire que la moitié de leur existence s'écoule dans leurs canots. C'est le seul moyen de transport et de communication qu'ils possèdent, et, quoique l'apparence de ces embarcations ne dénote ni beaucoup d'industrie ni beaucoup de travail, elles représentent pour eux un bien aussi précieux que peut l'être le cheval ou le chameau pour l'Arabe. La pirogue est en écorce de hêtre (Fagus betuloides), posée sur une membrure de branches recourbées et juxtaposées; (les traverses, placées de distance en distance, maintiennent l'écartement des plats bords formés de branches garnies d'écorce lisse, pour ne pas fatiguer le bras qui manie la pagaie; aux deux extrémités, des morceaux triangulaires d'écorce ornent et terminent en pointe l'embarcation, et sont fixés aux deux traverses extrêmes. Toutes ces diverses pièces sont maintenues par des liens en tendons tressés, en joncs, ou en fanons de baleine. A l'intérieur règne, dans la partie centrale, une sorte de vaigrage fait de morceaux d'écorce, entre lesquels on laisse un vide pour puiser l'eau qui pénètre abondamment par les ouvertures, quoiqu'elles soient recouvertes (le mousse ou de paille maintenue par des liens. Vers le centre, une couche de terre marneuse supporte le foyer, constamment allumé. La longueur de l'embarcation varie de 4,50 m à 5 m; la largeur est de 0,80 m et sa plus grande hauteur, de 0,70 m environ. Les hommes se tiennent accroupis à l'avant, les enfants et les femmes à l'arrière; celles ci, tournées vers l'avant, font mouvoir et dirigent l'embarcation à l'aide de deux pagaies à manche un peu long, qu'elles manient en appuyant l'aisselle sur le plat-bord. D'ordinaire, le fond est garni de paille sèche; à l'avant, sont déposés les armes et les ustensiles (le pèche qui reposent sur les traverses et dépassent l'extrémité; à l'arrière, on voit les paniers en jonc tressé qui contiennent les coquillages et les différents ustensiles du ménage. Certaines de ces pirogues portent huit ou dix personnes; elles sont très stables et, bien que des accidents surviennent parfois, elles tiennent assez lien la mer; leur légèreté leur permet en outre de glisser facilement sur les bancs de goémons qui garnissent presque toujours les contours de la côte. Quand le vent est favorable, on 45 emploie un chiffon quelconque ou une peau de phoque en guise de voile; celle-ci est cousue à l'aide de joncs à une petite vergue, laquelle est supportée par un mât fixé à l'une des traverses par la branche flexible d'un petit arbuste coupé et préparé comme l'osier. Quand la famille revient de la pèche, l'embarcation est halée au sec pour la nuit; afin de la protéger contre le frottement des galets, on commence par enlever soigneusement les quartiers de rochers sur le chemin qu'elle doit suivre, et la voie est garnie de goémons pour faciliter le glissement de la pirogue. Nous avons trouvé dans le canal du Beagle une de ces pirogues creusée dans un tronc d'arbre; mais celles de cette espèce sont rares et moins légères que les autres. Les Alacaloufs de la côte Ouest font usage de canots en planches, réunies ensemble par des tendons ou des joncs; ces embarcations sont plus grandes que celles dont se servent les Yahgans et peuvent facilement être démontées, quand il faut franchir un de ces isthmes étroits et bas que l'on rencontre si fréquemment dans ces îles. On démonte alors l'embarcation, chacun en emporte une planche et on la reconstruit de l'autre côté; ils les font mouvoir à l'aide d'avirons grossièrement confectionnés, et ils les gouvernent avec un aviron de queue" 43 . 43 Martial 1888:190-1. 46 4. LA DALCA DE TABLONES "La dalca ha sido la herramienta más notable creada por los aborígenes australes para moverse en un medio archipiélago. Una embarcación primitiva que define el modo de vida austral y la mejor respuesta al reto que imponían los espacios insulares desde Chiloé al sur, definidos como “espeso y tejido bosque de islas” (Rosales, 1983 [c. 1660]: 265). Allí, en los canales patagónicos, la dalca coexistió durante el período prehispánico y colonial con la más elemental canoa monóxila, huampo o bongo, hecha de tronco ahuecado, y con la canoa de corteza (Puente Blanco, 1986; Oyarzún, 1943). Pero la dalca o canoa de tablones [...] se distingue entre todas las embarcaciones primitivas del litoral chileno [...] por su originalidad y por ser la única estructurada: ningún pueblo de nuestro extenso litoral había «cortado materiales con el fin de reunir las piezas en vista de darles forma y el equilibrio necesarios para que flotara y navegara sobre el agua»" 44 . "La navegación en dalcas ofrecía más posibilidades que en otras embarcaciones por su forma aerodinámica - como las góndolas venecianas - y por su mayor capacidad. Los españoles llegados a Chiloé no sólo utilizaron las dalcas que les ofrecieron los indígenas, sino que se fueron habituando a ellas en la navegación por el mar interior y hacia los archipiélagos de Chonos y Guaitecas, con piloto y remeros indígenas, la forma común de moverse al sur de Chiloé" 45 . 4.1. Origen de la dalca de tres tablones La mayoría de los Autores modernos parecen coincidir identificando en el golfo de los Coronados, como antiguamente se le llamaba al golfo de Ancud, el área donde se desarrolló esta tipología de construcción marina. Esto en cuanto en la costa continental que rodea el golfo de Ancud un tiempo abundaban aquella especies forestales como el alerce (Fitzroya cupressoides), el roble 44 Subercaseaux, 1965: 56, citado por Urbina C. 2008. 45 Urbina C. 2008. 47 (Nothofagus oblicua), el coigüe (Nothofagus dombeyi), el raulí (Nothofagus alpina) y el ciprés (Libocedrus tetragona), que por sus características físicas se prestan mejor otras maderas a la construcción de dalcas de tablones: tanto por la facilidad de obtenerse, sin grandes esfuerzos y con el solo uso de cuñas, grandes tablones largos y planos debido a su característica fibra laminar permite, cuanto por su excelente resistencia al agua. Área donde se supone que se desarrolló la técnicaconstructiva de la dalca de tres tablones (de Brower 1646). Al momento de la conquista hispánica, la dalca caracterizaba al hábitat costero del archipiélago de Chiloé, sin difundirse más al norte, donde seguían utilizándose los wampo, ni ser presente en la zona magallánica, donde se construían canoas de corteza: "Es, desde luego, una embarcación original y circunscrita al radio de difusión de los chilotes solamente" 46 . 46 Finsterbusch 1934:7. 48 "La dalca fue usada antes de la conquista española por los indios de la costa de Carelmapu, del golfo de Reloncaví, la isla de Chiloé y por los chonos de los archipiélagos, entre esta isla y la península de Taitao. [...] Durante el siglo XVI, este tipo de bote no se halló al sur de la península de Taitao, pero durante el siguiente, comenzó a extenderse hacia el sur. A mediados del siglo XVIII había llegado hasta la entrada occidental del estrecho de Magallanes y un siglo más tarde se conoció también entre los yahganes, hasta la isla de Navarino" 47 . "... los kaweskar deben haber conocido la dalca muy temprano, debido a sus contactos con chonos y veliches que incursaban hasta las islas Guayaneco, cruzando el istmo de Ofqui por la ruta de accarreo" 48 . "Antes de la conquista española no había, al parecer, dalcas al sur del golfo de Penas, sino una embarcación parecida o emparentada con ella, como era la canoa de corteza, propia del hábitat caucagüé, que se proyectaba desde allí hacia los archipiélagos meridionales. La alteración cultural que produjo la presencia española desde la colonización de Chiloé obligó a su movilidad geográfica hacia el meridión, y con ello dilatar también el área de la dalca, que se difundió desde entonces entre los caucagüés, sin abandonar éstos la canoa de corteza" 49 . Todas las relaciones de los cronistas coloniales apuntan a reafirmar la presencia de la dalca en el archipiélago chilote: de allí la extrapolación de una presencia geográfica a un origen análogo, y la atribución a los veliches de esta embarcación que hacen algunos Autores, quienes estiman que los chonos aportaron su cultura marinera de la canoa de corteza y los huilliches la capacidad de labrar troncos para fabricar tablones. Esto en cuanto en el archipiélago de Chiloé, los chonos se relacionaban de forma constante con la sociedad huilliche con la cual compartían un mismo ambiente geográfico, pero no las formas de vivir y sustentarse: una 47 Latcham 1930:2 y 67. 48 Medina 1984:134. 49 Urbina C. 2008. 49 relación tan estrecha y frecuente que acabó con el mestizaje que dio origen al horizonte veliche, tan fecundo tanto en lo material como en lo espiritual50. Con los kawéskar y los yaghan, los chonos tenían en común el modo de vivir, pero los separaba el idioma y, probablemente, un estado de constante maloqueo, en cuanto competían por los mismos recursos. Si es indiscutible que la dalca sea propia del horizonte cultural veliche y sea extraña tanto a la cultura mapuche cuanto a la de los grupos fueguinos, si embargo esto es cierto si consideramos solamente la situación cultural 'observada' hacia la mitad del siglo XVI, la cual podría no corresponder a la situación 'efectiva'. Los primeros navegantes que alcanzan Chiloé sin meterse en los canales del archipiélago al sur de la Isla Grande, cuando describen las dalcas y en ella ven la embarcación característica del golfo de Reloncaví, están en lo cierto: pero desconocen cuales embarcaciones navegaban el los canales entre Chiloé y Taitao. En la relación de la expedición de Hurtado de Mendoza, del año 1558, por primera vez se describe la dalca en los mares chilotes, embarcación que llamó mucho la atención de los españoles, y cincuenta años después, cuando se visitan las islas del archipiélago chono, no se mencionan las embarcaciones de corteza que, de haberlas habidos, les hubieran llamados la atención aun más que las de tablas por lo novedoso que eran. ¿Es posible que en tan sólo dos generaciones desapareciera totalmente una tipología de embarcación marina que llevaba muchos siglos de uso, reemplazada por otra que se fundamenta en conceptos tan diferentes? Si nos atenemos únicamente a los hechos, la única afirmación cierta es la frecuente presencia de dalcas en el golfo de Reloncaví y en el archipiélago chilote, pero no tenemos elementos para desconocer que también pudieran haber sido igualmente 50 Los más antiguos cronista coloniales describen a los veliches como más adelantados a los mapuches en muchos aspectos de su vida material y por otra parte a través del mundo veliche el rico conjunto de creencias y mitos chonos, como el de Trentrenfilú, entraron a ser parte integrante e importante de la cultura mapuche, altamente sincrética (cfr. Trivero 2014). 50 frecuentes en el archipiélago de los Chonos, ni la abundancia en los Coronados implica que ese fue el área donde nació y se desarrolló esta embarcación. Sin embargo, los navegantes que ya a mediados del siglo XVI recorren los canales del archipiélago de los Chonos, como Juan Ladrilleros, destacan en aquellos parajes la presencia de dalcas de tres tablones. Los misioneros jesuitas dejaron en sus cartas anuas un testimonio de sus andanzas. El primer viaje evangelizador de los sacerdotes de la Compañía fue realizado por padre Ferrufino en el año 1609, cuya relación se encuentra citada integralmente en la carta anua de 1611, del padre provincial Diego de Torres Bollo. En la relación se habla de la visita a la isla Guayteca: se describe la crianza de perros "grande y lanudos, los cuales se trasquilan a sus tiempos y de aquella lana tejen sus vestido, que se parecen mucho a unas esclavinas y son ásperos". Pero nada se dice de sus embarcaciones que sin embargo, como para todos los pueblos canoeros, eran al centro de su vida cotidiana: es decir, sus embarcaciones no eran diferentes de la dalca con la cual el padre Ferrufino viajaba por aquellas islas, porque de haberlo sido, no habría dejado de destacarlo. La afirmación de algunos Autores según los cuales los chonos no tenían la capacidad y los conocimientos necesarios para labrar troncos con los cúneos y desprender tablones, parece poco creíble considerando que el arte de separar las cortezas de los árboles in romperla ni estropearla, y luego trabajarla hasta conseguir una plancha pareja, robusta y flexible, comporta habilidades manuales y conocimientos más sofisticados que lo necesario para partir troncos en tablones. No hay alguna razón concreta y objetiva para suponer que en la ideación de la dalca hubiera habido la influencia de culturas diferentes de la chona. Por lo tanto podemos concluir que, por cuanto sabemos hasta ahora, la dalca de tres tablones es un invento chono que los veliches de Chiloé adoptaron hasta hacerlo propio. Negar que los chonos tuvieran los conocimientos necesarios para labrar la madera, negación que no tiene fundamento, tal vez es un retaje de la des-valorización constante de los pueblos canoeros que 51 se dio a partir de las últimas décadas del siglo XIX por parte de muchos antropólogos, sobre todos alemanes o latino-americanos descendientes de alemanes, tanto por racismo51, cuanto porque muchas veces los mismos eran financiados directa o indirectamente por los empresarios interesado en explotar las riquezas de la Patagonia. Así que los antropólogos y los etnólogos, hasta la mitad del siglo XX, muchas veces deforman los hechos y des-valorizan a los pueblos canoeros por prejuicios propios y por intereses de quienes los financian y a través de la des-valorización de hecho justifican el etnocidio de los fueguinos. 52 Era tan grande el prejuicio hacia la capacidad intelectual de las etnias magallánicas, que a mediados
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