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Filosofia Medieval

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FILOSOFÍA MEDIEVAL 
El pensamiento griego centró su interés en la determinación del objeto, mientras que la filosofía medieval se preocupa por Dios y se 
aleja de la orientación práctica de las escuelas helenísticas. El nexo es el neoplatonismo, una corriente que concilia los planteamientos 
de Platón y Plotino con el cristianismo. Con la tregua en la Península Ibérica, Toledo es declarada “ciudad abierta” y se crea allí la 
Escuela de Traductores, donde se traduce entre árabe y latín las obras literarias y filosóficas más importantes, se recupera el 
pensamiento de Aristóteles hacia el siglo X. 
La patrística (de los Padres de la Iglesia, del II al IV-V) es la primera filosofía cristiana, concebida como una defensa contra paganos y 
herejías y que mezcla discursos filosóficos, teológicos y apologéticos. La patrística aún tiene un importante componente especulativo 
y herencia platónica, no pretende constituirse como un sistema coherente, sino que la misión de los primeros padres era fundar y 
establecer la nueva religión, retomando el concepto ya apuntado por los paganos de que la razón (logos) se había hecho carne en 
Cristo y se conoce por la palabra revelada. Las discrepancias en los dogmas fueron definiendo la ortodoxia y la herejía. Los primeros 
Padres se inspiraron en la teoría estoica del logos espermatikós (razón generadora de todas las cosas): las religiones hasta la fecha 
solo habían adaptado la palabra de Dios por no saber interpretarla correctamente, de esta forma explicaron las similitudes entre las 
mitologías pagana y cristiana. Los principales filósofos de la patrística son San Agustín de Hipona, Tertuliano, San Cipriano, Gregorio 
de Nisa, Justino de Flavia, Hipólito de Antioquía, Lactancio y San Clemente de Alejandría. 
Hacia el siglo IX y hasta el XV surge la escolástica, una corriente continuadora de la patrística, que se transmite y crea en las escuelas, 
monasterios, catedrales y universidades. Pretende la demostración racional de la verdad religiosa, darle un soporte suficiente contra 
la incredulidad y las herejías. Siger de Brabant formalizó la doctrina de la doble verdad, según la cual hay una verdad religiosa y otra 
verdad filosófica y científica. Esta doctrina fue adoptada por los seguidores de Aristóteles en la Europa cristiana. La escolástica ejerce 
su máxima influencia en el XIII-XIV, momento en que se crean grandes sistemas (Sumas), y a lo largo de los siglos la fe y razón se van 
separando. Mientras que la patrística define al hombre como una criatura de Dios, al que conoce mediante la revelación; la escolástica 
lo presenta como un ser racional. Los principales filósofos de esta corriente son Santo Tomás de Aquino, Guillermo de Ockham, 
Severino Boecio, Juan Duns Scoto, Averroes, Maimónides, Juan Duns Scoto, Juan Escoto Eriúgena, San Anselmo de Canterbury, Pedro 
Abelardo, Ramon Llull o San Buenaventura de Fidanza. 
El primer pensador neoplatónico posterior a Plotino es San Agustín (354-430) “doctor de la Gracia”, 
nacido en la actual Argelia (imperio romano en decadencia) que estableció la idea de “ciudad de Dios”, 
siguiendo lo iniciado por Platón. Para San Agustín esta ciudad está basada en el pensamiento cristiano 
(es casi una teocracia) y ya apunta que fe y razón son dos caminos diferentes para llegar a un mismo 
destino. Cuando hay alguna discrepancia entre fe y razón, se debe a que ha habido algún razonamiento 
incorrecto y por tanto que la razón está equivocada. Como representante de la patrística, concibe la 
filosofía como una rama de la teología. 
Resume la relación razón/fe en “intellige ut credas, crede ut intelligas” (Entiende para creer y cree para entender): en el interior del 
ser humano está la verdad (que ilumina al hombre, idea de Platón) y no fuera. Se basa en el principio de no contradicción para rebatir 
a los escépticos: la afirmación de que no se puede conocer nada ya es una certeza epistemológica. Critica duramente el maniqueísmo 
(religión basada en la lucha permanente entre el bien y el mal), afirma que si todo procede de Dios, este no podría haber creado el 
mal, que no es sino la ausencia de bien y no una realidad en sí misma: es el optimismo metafísico. Alcanza a Dios a través de tres 
certezas interiores: existo, vivo, conozco: la verdad que hay en mí es inmutable, eterna y necesaria (anticipa en cierto modo a 
Descartes, lo sensible puede conducir a error). Respecto a su ética, criticó duramente el pelagianismo: la salvación no es un 
merecimiento del hombre por sus buenas obras, sino pura gracia, ya que Dios creó al ser humano para sí. Los pensadores de la 
patrística suelen condenar lo injusto de las riquezas y defienden la solidaridad como imperativo moral. El amor hacia Dios es el 
fundamento de la ética de San Agustín, lo que concede la libertad al hombre para sus relaciones sociales. Obras: “De genesi contra 
Manichaeos”, “De quantitate animae”, “Contra académicos”, “De Beata Vita”. 
Juan Escoto Eriúgena. Establece cuatro tipos de naturaleza o sustancia: la no creada creadora (Dios, que crea el mundo y que no ha 
sido creado por nadie, Dios es causa eficiente del mundo), el mundo de las ideas (naturaleza creada por Dios y creadora del mundo 
sensible), creada no creadora (mundo sensible), y no creada no creadora (Dios como causa final del mundo, Dios recibe este universo 
creado para él mismo). Contradice el dualismo Dios/mundo, y rechaza la creencia cristiana de que el universo fuera creado de la nada. 
Averroes (1126-1198) “el gran comentador”. Escolástico andalusí que ejerció gran influencia a través de la Escuela de Traductores de 
Toledo. Planteó la necesidad de elaborar una astronomía física y no meramente matemática, ya que no le convencían las teorías de 
Ptolomeo. Compatibiliza el aristotelismo con el islam, y en los puntos irreconciliables se inclina por Aristóteles (afirma así que Dios no 
ha creado el mundo y que el alma es mortal). 
La razón es la actividad superior del ser humano y a su cultivo se dedica la filosofía, mediante la aplicación de las leyes lógicas a partir 
de la experiencia sensible. La intelección tiene su origen en los sentidos y su fin en la captación del universal, que no existe fuera del 
alma. Intenta desligar la reflexión filosófica de las especulaciones míticas y religiosas mediante la diferenciación entre nous pathetikós 
(intelecto receptivo) y el nous poietikós (intelecto agente). Se interesó por los mecanismos de pensamiento del ser humano (señaló 
en el cerebro algunas facultades intelectivas) y cómo es posible la formulación de verdades universales y eternas por parte de seres 
mortales. Distingue cuatro tipos o fases del intelecto: material (receptivo), habitual (que permite concebirlo todo), agente (causa 
eficiente y formal, intrínseco al hombre y que existe en el alma) y adquirido (unión de hombre con el intelecto). Las concepciones 
religiosas son los símbolos de una verdad filosófica superior. Averroes distingue dos sujetos del conocimiento: el sujeto mediante el 
cual los inteligibles son verdaderos; y el sujeto mediante el que los inteligibles son un ente en el mundo. Consecuentemente, el sujeto 
de la sensación existe fuera del alma y el sujeto del intelecto. El alma está dividida en dos partes, una individual perecedera (intelecto 
pasivo) y otra divina y eterna (intelecto activo). La tesis de Averroes de que solo hay un entendimiento de todos los seres humanos a 
veces es etiquetada como “monopsiquismo”, un término confuso. Su pensamiento político es crítico y reformista: por un lado afirma 
que el Estado debe basar su acción en la educación y no en la represión; y por otro sometió a severa crítica los gobiernos islámicos de 
su época, denunciando el papel de la mujer. 
Maimónides (1135-1204) intelectual judío andalusí y discípulo de Averroes. Vivió en Egipto tras ser expulsado por los almohades y fue 
médico en la corte del visir Saladino, insistía en calificarse como sefardí. La “Guía de los perplejos”es la clave de su pensamiento, 
influyó en judíos, cristianos y escolásticos. Su obra “Mishneh Torah” le valió el apodo de “segundo Moisés”. Afirma que el 
entendimiento es la parte inmortal del ser humano, por lo que debemos perfeccionar esta facultad mediante el conocimiento de Dios, 
que es el fin último de la vida. Maimónides distingue tres grupos de seres creados: minerales, plantas y seres vicos, compuestos de 
materia y forma perecederas; esferas y estrellas, en las cuales la forma es permanente; seres dotados de forma, pero sin materia, 
como los ángeles. Admite la creación como un acto conforme a la esencia divina, el cual abarca todos los seres, que no tiene otro fin 
que sí mismo y por tanto su duración es ilimitada. Acepta los argumentos aristotélicos de la existencia de Dios, sin grandes 
innovaciones. El alma es una esencia con cinco facultades: fuerza vital, sentidos, imaginación, apetito y razón (voluntad y 
entendimiento). El entendimiento es específico del hombre. La profecía es la emanación de Dios hacia el intelecto a la facultad racional 
y después sobre la imaginativa. El hombre es libre y la libertad es una función de la inteligencia, y este intelecto, como forma del alma 
humana, es inmortal (no necesita el alma para sus operaciones) y separado del cuerpo. La resurrección de los cuerpos no es 
demostrable por la razón, pero la admite como un milagro compatible con la creación. 
Avicena. Destacado médico, es un filósofo persa seguidor de Aristóteles, busca un fundamento racional a los postulados de la religión 
musulmana. Se basa en la metafísica emanantista (todo lo existente emana de lo divino, incluyendo el alma humana), a partir de la 
cual distingue entre existencia real y posible, y encuentra en lo posible las esencias individuales (en el sentido de que son contingentes). 
Dios es el paso de las esencias a las cosas, solo en él esencia y existencia se unen. Las cosas son contingentes, su existencia se añade 
a las esencias y son un accidente suyo. La emanación desde Dios pasa por una cadena (o esfera) de inteligencias, de las que se derivan 
formas inteligibles o esencias de las que surgen las cosas. El alma humana es individual y fruto de esta última inteligencia: no siendo 
inmortal individualmente, es capaz de desarrollar autoconciencia y adquirir conocimiento, se diferencia del cuerpo. Avicena distingue 
dos tipos de conocimiento: el racional que correspondería a todo ser humano; y el conocimiento infuso que se dota a unos pocos 
virtuosos en momentos de sueño o éxtasis, como los profetas. Para Avicena la creación es eterna en tanto que efecto de una causa 
eterna: Dios. 
San Anselmo de Canterbury (1033-1109). Uno de los más relevantes de la tradición agustiniana y el 
primer escolástico en sentido estricto. Busca dar un soporte racional a aquello revelado por la fe (en 
un proceso que llama “fides quaerens intellectum”), evitando formular una teoría del conocimiento. 
San Anselmo comienza a demostrar el origen supremo de la bondad, en vez de empezar a hacerlo por 
el origen del ser: parte de la herencia de Platón, la idea de bien es la idea suprema. Todo cuanto 
existe, surge como una participación de la bondad. Pensaba que no anteponer la fe era presunción, 
pero que no apelar a continuación a la razón era negligencia. 
Para explicar sus ideas a los hermanos de Bec sin recurrir a la autoridad de las Sagradas Escrituras, escribe el “Monologio”, pero como 
no lo entendieron hizo una versión más sencilla, el “Proslogio”, donde formula su famoso llamado por Kant argumento ontológico 
(aliquid quo nihil majus cogitari possit), que es de los más polémicos de la filosofía: Todas las personas tienen alguna idea o noción de 
Dios, todas entienden que Dios es un ser tal que es imposible pensar en otro mayor o mejor que él, Dios es un “maximo ens”, el ser 
más poderoso y perfecto, fuente suprema y primigenia de bondad, grandeza y ser. Como es el ser más perfecto, tiene que existir, 
porque la existencia perfecciona al ser. El hombre puede modificar un ser imaginario dentro de su mente, pero como no es lo más 
grande que se pueda pensar, el ser imaginario no tiene por qué existir. Los argumentos del Monologo son a posteriori, parten de los 
efectos a la causa. El argumento ontológico es rechazado por Santo Tomás, Hume o Kant, y aceptado por Descartes, Leibniz, 
Buenaventura o Scoto. Mediante el principio de no contradicción, siembra la duda en su rival ateo, y es un buen argumento si se 
acepta la definición platónica de la que parte, pero los críticos como Kant no coinciden en que un ser perfecto tenga que existir, que 
un concepto existente no posee más características esenciales que un concepto pensado. 
También le interesó el lenguaje, al que divide en material y formal. Otras de sus nociones lingüísticas son significatio (connotación, la 
relación del término con la cosa como contenido conceptual) y apellatio (denotación, relación del termino con una cosa existente). 
Severino Boecio (480-524) “el último romano” proviene de una familia de Papas, y consideraba que Dios, el ser y la felicidad son la 
misma sustancia. Sus pensamientos rivalizan con San Agustín y Aristóteles, y tuvo gran importancia en la teología cristiana. Fue la 
principal autoridad lógica en la Edad Media hasta la traducción del Organon de Aristóteles en el XIII. En su obra “Consolatio 
philosophiae” presenta un diálogo entre sí mismo y una alegoría femenina de la filosofía: se muestra abatido por la injusticia del 
mundo, y Filosofía dice la que verdadera felicidad es el desprecio a los bienes y la posesión del bien imperecedero, que es la providencia 
universal (concepto que toma del estoicismo). Se ha dudado del cristianismo de Boecio, porque ni sus métodos ni sus términos son 
cristianos sino estrictamente filosóficos. Dominó otras disciplinas además de la filosofía. 
Santo Tomás de Aquino (1224-1274). Escolástico (perteneciente a la Orden de Predicadores), figura de la 
teología sistemática (intención de elaborar un sistema coherente, Lutero), que compatibiliza el 
pensamiento aristotélico con el cristiano, pero no hace lo mismo que Averroes, sino que en los puntos de 
conflicto se inclina por el pensamiento cristiano en vez de por la razón. Por ejemplo, en el tema de la 
Trinidad: la razón dice que Dios es simple, pero la fe que es trino (Cristo, el hijo, representa al logos), pero 
para ser trino hace falta ser simple: fe y razón no se contradicen, sino que la gracia de la fe acepta y 
perfecciona la naturaleza racional. 
Innova en su distinción entre esencia y existencia, asocia la esencia con la potencia aristotélica y la existencia (por ser perfección) con 
el acto. El ser tiene tres propiedades inherentes: unidad (por el principio de no contradicción, un ente es una realidad simple), verdad 
(todo ente puede ser pensado, reafirma a San Agustín) y bondad (el mal es mera corrupción y no existe como tal, no hay ningún ente 
que sea “malo”). 
Para Santo Tomás el intelecto agente es inmortal pero individual, con lo que existe una parte inmaterial del alma de cada ser humano. 
Parte de la superioridad de las verdades de la teología respecto a las racionales, por la sublimidad de su fuente y objeto: Dios, que es 
infalible. A través del análisis de las consecuencias indirectas (lo observable) de Dios, introduce la demostración de su existencia 
mediante cinco vías: 
- Vía del movimiento. Todo movimiento es causado por algo anterior, se necesita un primer motor autónomo. Es una 
consecuencia de la definición aristotélica de acto y potencia: Dios es acto puro, y cualquier cambio es movimiento. 
- Vía de la causalidad. Todo efecto tiene una causa, es original de Santo Tomás. Se deduce de la causa eficiente (todo objeto 
sensible está limitado por la forma, de ahí que no sea eterno y sí causado), concluye que debe haber una causa incausada, a 
la que identifica con Dios, creador de todo. 
- Vía de la contingencia. Todos los seres soncontingentes (no necesarios), por lo que necesitamos un ser necesario que exista 
a la par que el universo. La esencia del ser necesario es la existencia. 
- Vía de los grados de perfección. Perfección suprema como referencia que debe necesariamente existir. Lo máximo ha de ser 
causa de todo lo que pertenece a tal género. 
- Vía del orden del universo. El universo está ordenado (causa final de Aristóteles), la materia no se ordena a sí misma, sino 
que es Dios quien la ordena, por lo que debe existir. Hay seres que sin tener conocimiento saben cómo actuar: un pájaro no 
se ha leído un manual de vuelo para saber lo que tiene que hacer. Cada ente debe estar ordenado en forma y existencia, esto 
solo es posible a través de una inteligencia suprema. 
Críticas a las cinco vías: Santo Tomás no explica la serie de infinitos ni la contingencia de los cuerpos, emplea mal el principio de razón 
suficiente. Además, la causalidad también debería aplicarse a Dios, y los valores negativos también necesitan un máximo. Richard 
Dawkins se ha interesado sobre las contradicciones lógicas de Dios, como las de la omnisciencia, bondad absoluta, omnipotencia (Dios 
sería conocedor de su futuro y apto para negarse a sí mismo, por lo que no sería omnipotente) o la atemporalidad de su origen (que 
Dios sea incausado es una falacia de petición de principio: si Dios es inmutable y eterno cómo puede ser que cambie de opinión, como 
hace en la Biblia). Otros critican que ese Dios no tiene por qué ser el cristiano, sino que podría ser el Uno de Plotino o la causa incausada 
de Aristóteles. El Dios de las cinco vías es el ser por esencia, el acto puro y propio que se lee en el Éxodo: “Yo soy el que es”. Santo 
Tomás tuvo grandes enfrentamientos con los agustinitas, negar el argumento ontológico era cuestionar un pilar clave de la Iglesia. 
Debido a su inmensidad, la mejor forma de conocer a Dios es a través de la revelación directa (como la Biblia). Vías de conocimiento 
de Dios: negativa (en Dios no hay violencia, corporeidad o potencia, está por encima de todo límite), afirmativa (atributos de bondad, 
veracidad, etc., Dios es causa de todo cuanto hay de bueno en la tierra), de proporcionalidad (una relación de causa y efecto que 
media entre la esencia y la existencia de los seres: analogía del ser) y de atribución intrínseca (participación por causalidad ejemplar, 
después rectificaría y diría que por causalidad eficiente). Acepta la teoría de la doble verdad y defiende la unidad sustancial de cuerpo 
y alma. Presenta a Jesucristo como un sujeto doble (divino y humano), en línea con el modernismo teológico. 
Ley natural: El fin último del hombre es el bien de su especie, su plenitud-perfección, alcanzar la felicidad. Para ello debe responder a 
su naturaleza: todo ente tiene una forma, con sus límites y medidas. Por tanto, si la ley positiva es contraria a la ley natural, es injusta, 
pues atenta contra el bien del hombre. La ley natural expresa la libertad del hombre y exige una ordenación racional de la conducta: 
para Aquino el peor gobierno es la tiranía, confirma el punto medio de la virtud aristotélica. Para la tradición cristiana el fundamento 
de la ética es el amor al prójimo, querer el bien de todo hombre. 
Santo Tomas provenía de una familia noble napolitana, y se ordenó dominico (orden que vive en la pobreza) tras estudiar a Aristóteles 
en la universidad, lo cual le causó conflictos familiares: lo encerraron en un castillo y lo tentaron con dinero y mujeres para que no se 
ordenara. En la universidad de París trató la relación entre razón y fe, defendiendo la doble verdad. Su posición respecto al problema 
de los universales es el realismo moderado. Establece tres estados reales del universal: ante rem (anteriores a las cosas, en la mente 
de dios), in rem (en las cosas, estructura que conforma la especie de un objeto singular, mezclada con la materia) y post rem 
(posteriores a las cosas, como conceptos lógicos, abstraídos de los materiales y necesariamente inmateriales). 
El Papa Gregorio IX le pide una gran evangelización, por lo que escribe “Suma contra los gentiles”, donde trata las principales 
cuestiones sobre Dios; y su manual “Suma de teología”, donde expone sus cinco vías. Santo Tomás es el máximo representante de la 
escolástica cristiana, que a pesar de la polémica del momento (averroísmo latino) se irá imponiendo hasta ser aceptada por las altas 
jerarquías de la Iglesia. Multitud de pequeñas obras y comentarios (“Cuestiones libres”, “Cuestiones disputadas”). 
Los universales son planteados por Sócrates y aceptados por Platón como aquellos objetos inmateriales que hacen que los objetos 
puedan existir. Para Platón se encuentran en el mundo de las ideas, y para Aristóteles se encuentran en el seno de la sustancia, 
formando la unidad de materia y forma. A finales de la Edad Media los filósofos se cuestionan la existencia de los universales: surge el 
realismo (aceptan la existencia) y el nominalismo (no existen, o como mucho son una designación lingüística). Dentro del realismo 
tenemos la vertiente platónica (los universales existen en una realidad distinta a lo sensible, que es la auténtica) y la moderada (opción 
de los aristotélicos, existen pero no de forma separada). 
Guillermo de Ockham (1285-1347). Franciscano (pobreza extrema), muere de peste negra, estudia en 
Oxford, es innovador y se le considera el padre de la epistemología (solo los individuos existen). Acusado 
de herejía y excomulgado, tuvo que solicitar la protección del emperador Luis de Baviera. Es 
representante del nominalismo: no debemos multiplicar los seres ni presuponer la existencia de objetos 
que nadie ha visto y que no pueden verse. Si los universales existen, nadie dudaría de ello; pero si hay 
polémica lo más probable es que no existan o que como mucho sean solo el nombre de las cosas. 
Ockham no llegó a escribir la frase que se le atribuye: “entia non sunt mutiplicanda praeter necessitatem”, el principio de economía 
(en el ámbito anglosajón “principio de parsimonia”) ya lo utilizaban los griegos y aparece en el órganon aristotélico. Para Ockham solo 
es posible conocer a Dios mediante la fe. Fue precursor en lógica de las Leyes de Morgan (leyes de inferencia: la negación de la 
conjunción es la disyunción de las negaciones; y la negación de la disyunción es la conjunción de las negaciones: “no (A y B) es lo 
mismo “(no A) y (no B)”, son muy utilizadas en matemáticas e ingeniería) y la lógica ternaria (tres valores de verdad, retomado por las 
matemáticas del XIX). 
Ockham contribuyó a las ideas constitucionales occidentales. En derecho se le atribuye la introducción del concepto de derecho 
subjetivo como poder correspondiente a un individuo (aunque se discute si aparece en derecho romano o Santo Tomás). Se posiciona 
a favor de los franciscanos y distingue el usus iuris (uso de derecho) y el usus facti (el uso de hecho) ante la polémica de esta Orden 
mantenida con Juan XXII (que decía que eran lo mismo, mientras que los franciscanos decían que tenían el derecho de uso). Ockham 
defiende a los franciscanos con argumentos teológicos, jurídicos y bíblicos, concluyendo que la propiedad privada es un derecho 
natural (tanto filosófica como teológicamente) y el hombre puede renunciar a ella o al derecho de uso voluntariamente. 
Sostenía que fe y razón están muy separadas: Dios es inaccesible a la razón y que los principios de la fe no son motivos de demostración 
ni conclusiones, ni siquiera son probables, se limitaba a creer en Dios mediante la fe. Piensa que las cinco vías no tienen valor 
demostrativo, ya que aunque admitamos un primer motor inmóvil, no podemos saber si ese primer motor es único o si coincide con 
Dios. No absorbe la autoridad de Aristóteles y piensa que se puede identificar los universales abstrayendo los diferentes objetos 
individuales: tras conocer a Manolo, Pedro y María, llego a la conclusión de que se pueden agrupar bajoel universal de ser humano. 
Ockham dice que no sabemos exactamente cómo se produce este razonamiento, pero es un proceso natural. Aunque el concepto 
mental es el mismo, las palabras pueden diferir porque son convenciones. Para Platón dos objetos tenían el mismo nombre porque 
eran una copia del objeto perfecto: una silla comparte el nombre con otra, porque existe un universal en otro mundo de los cuales 
estos objetos son copia. Aristóteles piensa: una silla posee en su interior el universal de silla, y por eso es una silla. 
Para Ockham, el conocimiento abstractivo no es posible, porque lo universal no es real, y formamos los conceptos espontáneamente 
en el entendimiento, ya que no son sino convenciones lingüísticas a partir de la experiencia. Distingue dos tipos de signos: los naturales 
(concebidos por la mente) y los convencionales (hablados o escritos). La función de los signos es sustituir las cosas que significan en el 
discurso, no representar esencias inexistentes. 
Principio de economía o navaja de Ockham: No debemos suponer la existencia de ninguna cosa, salvo que así nos lo atestigüe la 
intuición. La explicación más sencilla suele ser la más probable. Esto elimina muchos conceptos de la escolástica anterior y se utiliza 
esta idea en muchas disciplinas. 
Otros filósofos medievales destacados son Pedro Lombardo, San Buenaventura de Fidanza, Pedro Abelardo (concilia realismo y 
nominalismo), Johns Duns Scoto (sistema coherente, defiende la doctrina de la Inmaculada Concepción, la voluntad no tiende 
necesariamente al bien – como decía Santo Tomás – y es más perfecta que el entendimiento), Roberto de Grosseteste (buena teoría 
multiuniverso y Big Bang), San Bernardo de Claraval (impulsor de la arquitectura gótica, difunde los principios de la mística), Juan de 
Salisbury (humanismo medieval, visión organicista de la sociedad, a la que compara con las partes del cuerpo humano), Hugo de San 
Victor, Al-Ghazali, Chang Tasi, Shánkara, Marsilio de Padua, Walafrido Strabo, Joaquín de Fiore, Nicolás Oresme, Roger Bacon 
(precursor del empirismo). 
San Isidoro de Sevilla. En “Etimologías” recorre la evolución del conocimiento desde la antigüedad pagana hasta el cristianismo de su 
presente, gran influencia en el Renacimiento, aunque critica el judaísmo es más tolerante que el rey visigodo Sisebuto, a quien se 
enfrentó. Jean Buridan desarrolla la siguiente paradoja: Dios existe; ni la proposición anterior ni esta son ciertas. Es famoso por su 
aportación al silogismo, la determinación natural y el dinero, defiende el libre albedrío y la posibilidad de ponderar toda decisión a 
través de la razón. Por este motivo el crítico Ockham desarrolla el argumento del “asno de Buridan”, que detalla la muerte por inanición 
de un asno que no es capaz de decidirse ante dos montones de comida al no tener racionalidad. El problema es un ejemplo del uso 
del principio de razón suficiente formulado siglos más tarde por Leibniz, según el cual sin motivación bastante no sucederá nada. San 
Alberto Magno, uno de los padres de la escolástica, destacado por su memoria, escuchó que perdería toda su sabiduría antes de morir, 
y al primer indicio en una de sus clases se retiró y mandó construir su lápida. 
FRASES 
 Santo Tomas de Aquino: “El pecado ofende a Dios lo que perjudica al hombre”/“Teme al hombre de un solo libro”. 
 San Agustín: “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con 
amor, si perdonas, perdonarás con amor”/“Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a 
hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas”/“Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja 
como si todo dependiera de ti”. 
 San Anselmo. “No busco, en efecto, entender para creer, sino que creo para entender. Pues creo esto, porque si no creyere, 
no entendería”/“Dios es mi defensa”/“Haz, te lo ruego, Señor que sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia”/“En 
filosofía son más esenciales las preguntas que las respuestas”/“Credo, ut intelligam, intelligam ut credo”. 
 Averroes. “Quien habla de cosas que no le atañen, escucha lo que no le gusta”/“Cuatro cosas no pueden ser escondidas 
durante largo tiempo: la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza”. 
 Severino Boecio: “Si hay un Dios, ¿de dónde proceden los males? Y si no existe, ¿de dónde se originan los bienes?”/“¿Por qué 
buscáis la felicidad, oh mortales, fuera de vosotros mismos?” 
 Maimónides: “Es mejor y más satisfactorio liberar a mil culpables que condenar a muerte a un solo inocente” 
 Guillermo de Ockham: “El hombre y la mujer han nacido para amarse; pero no para vivir juntos. Alguien ha hecho observar 
que los amantes célebres de la historia han vivido siempre separados”. 
 San Isidoro de Sevilla: “Si no puedes evitar la ira, témplala al menos; si no puedes precaver el furor, cohíbelo al 
menos”/”Aunque seas el más alto, ten humildad”/”Filosofía es el conocimiento de las cosas humanas y divinas junto con el 
deseo de una vida honesta”/”No tengas curiosidad de conocer las cosas ocultas”.

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