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Ansiedade em Jovens e Adolescentes

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Juana
Marianela 
Julio
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN	1
CAPÍTULO 1. DEFINICIÓN DE ANSIEDAD	2
1.1. Ansiedad y la Biblia	2
1.2. Ansiedad desde la perspectiva psicológica	4
1.3. Cómo la ansiedad afecta a los jóvenes y adolescentes (consecuencias)	5
CAPÍTULO 2. HERRAMIENTAS PRÁCTICAS PARA AYUDAR A LOS ADOLESCENTES Y JÓVENES A SUPERAR EL TRASTORNO DE ANSIEDAD	7
2.1. Muchas herramientas importantes se encuentran en la fe cristiana	8
2.1.1. Evite el afán mediante la oración	8
2.1.2. Echar la ansiedad sobre Dios	9
2.1.3. Medite en la palabra de Dios	10
2.1.4. Aprender del Sermón del Monte	10
2.2. Hábitos de pensamiento	11
2.3. Importancia del ejercicio	11
2.4. Resolver las situaciones que causan la ansiedad	11
CONCLUSIÓN	13
BIBLIOGRAFÍA	14
ii
INTRODUCCIÓN
La ansiedad es un estado emocional que afecta a muchas personas en diferentes momentos de sus vidas. Puede manifestarse de diversas formas, como preocupación excesiva, nerviosismo, agitación e incluso ataques de pánico. Tanto desde una perspectiva espiritual como psicológica, la ansiedad es un tema relevante que ha sido abordado en diferentes contextos.
En este contexto, es relevante explorar cómo la ansiedad afecta a los jóvenes y adolescentes, ya que esta etapa de la vida puede ser especialmente desafiante en términos de cambios físicos, emocionales y sociales. La ansiedad puede tener consecuencias negativas en el funcionamiento diario de los jóvenes, afectando su bienestar físico, emocional y espiritual. Por lo tanto, es importante brindarles herramientas prácticas para ayudarles a manejar y superar el trastorno de ansiedad.
En este análisis, exploraremos la ansiedad desde la perspectiva psicológica, destacando los síntomas comunes y las posibles causas. También examinaremos el tema de la ansiedad desde la perspectiva espiritual, centrándonos en las enseñanzas bíblicas sobre la confianza en Dios, cuidado divino, fortaleza en la fe y el poder de la oración. Y también como estas se transforman en herramientas prácticas para superar la ansiedad.
CAPÍTULO 1.
DEFINICIÓN DE ANSIEDAD
1.1. Ansiedad y la Biblia
El comienzo de la ansiedad en la Biblia puede leerse ya en el relato de la creación en el jardín del Edén. Adán y Eva tenían temor de Dios, pero no desde el principio, sino después de haber pecado. Dios les dio el jardín y la paz, pero como decidieron actuar en contra de Dios, empezaron a tenerle más respeto, casi como miedo. Esto no significa que la ansiedad está siempre relacionada con el pecado, pero así es como llegó al mundo. A través de la injusticia, a través de algo malo y no por algo querido o creado por Dios. Por lo tanto, un temor sano de Dios es algo bueno y también debemos temer a Dios, pero este temor nunca debe ir más allá del nivel normal. Cuando el miedo impide ver lo bueno del mundo y ya no se puede disfrutar de la vida, ya no está en la voluntad de Dios. (Huxel, 2005, págs. 1-9)
En Juan 16, Cristo dice: "En el mundo tenéis miedo; pero confiad, yo he vencido al mundo". En el acontecimiento de la redención realizada por Cristo, el mundo, tal como se había presentado hasta entonces, fue vencido de una vez por todas: el dominio del pecado y de la muerte fue vencido. Pero, ¿cómo tiene efecto en este mundo la redención obrada por Cristo? Jesús se hizo un ser humano como nosotros y también pasó por angustias. Tuvo miedo de la muerte en la cruz, por ejemplo, y se sintió solo. Pero este miedo y este sufrimiento del mundo no le separaron de Dios, ni interrumpieron su perfecta comunión con Dios. Dios estaba con él y le ayudó a superarlo todo. Y lo sigue haciendo por nosotros hoy, porque por esa obra de Jesús se nos preparó el camino para caminar con Dios y él nos protege y nos ayuda a superar los miedos. (Huxel, 2005, págs. 19-20) (Schneider-Flume, 1991, págs. 491-492)
El tema de la ansiedad en la Biblia es interesante y se pueden encontrar diferentes pasajes que abordan este tema desde una perspectiva espiritual y de fe. A continuación, te presentaré algunas ideas y pasajes relevantes que puedes explorar al investigar sobre el manejo con la ansiedad en la Biblia:
Confianza en Dios: La Biblia enfatiza la importancia de confiar en Dios y entregar nuestras preocupaciones y ansiedades a Él. Un pasaje relevante es Filipenses 4:6-7, que dice: "Por nada estén afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús".
Cuidado divino: La Biblia también nos recuerda que Dios se preocupa por nosotros y está dispuesto a llevar nuestras cargas. Un pasaje que destaca esto es Mateo 6:25-27, donde Jesús anima a no preocuparnos por nuestras necesidades y confiar en el cuidado de Dios: "Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?".
Fortaleza en la fe: La Biblia nos insta a encontrar fortaleza y consuelo en nuestra relación con Dios. Un pasaje relevante es Salmo 94:19, que dice: "En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma".
Oración y comunión con Dios: La oración es un medio poderoso para encontrar consuelo y liberación de la ansiedad. Jesús mismo animó a sus seguidores a orar y buscar a Dios en momentos de preocupación. Mateo 7:7-8 declara: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá".
Estos son solo algunos ejemplos de cómo la Biblia aborda la ansiedad. Al investigar más a fondo, es recomendable leer estos pasajes en su contexto completo y explorar otros versículos y enseñanzas relacionadas. Además, es importante recordar que la ansiedad también es un tema que puede requerir atención médica y psicológica profesional, y la fe puede ser complementaria a otros enfoques de tratamiento. (Lundy & Packer, 2019, págs. 71-73)
1.2. Ansiedad desde la perspectiva psicológica
Es normal que las personas se preocupen por cosas, y estos niveles normales de preocupación hasta pueden ser buenos. Pero, el problema es cuando las preocupaciones llegan a un punto exagerado, donde hasta afecta los órganos. (Elliott, 1979, pág. 10)
La depresión y la ansiedad a menudo son compañeras. Cualquier persona que está deprimida puede también tener síntomas asociados con la ansiedad.
 Alrededor del 80 por ciento de individuos deprimidos sufren de síntomas de ansiedad psicológica: aprehensión irrealista, temores, afán, agitación, irritabilidad o ataques de pánico.
 Un 60 por ciento de personas con depresión sufren de síntomas físicos relativos a la ansiedad: dolores de cabeza, síndrome de intestino irritable, fatiga crónica y dolor crónico.
 Aproximadamente el 65 por ciento de los que sufren de depresión sufren disturbios en cuanto a dormir. También se sienten agitados.
 Alrededor del 25 por ciento sufren fobias.
 Alrededor del 10 por ciento sufren de ataques de pánico. (Colbert, 2001, págs. 21-22) 
1.3. Cómo la ansiedad afecta a los jóvenes y adolescentes (consecuencias)
El temor y la ansiedad atacan y estorban tanto nuestro funcionamiento físico como emocional. También nos ponen en esclavitudes espirituales que estorban nuestra relación con Dios. Generalmente la ansiedad no tiene causa que la precipite. Se puede manifestar en muchas formas, tales como nerviosismo, tensión excesiva o una sensación de temor injustificado. A menudo resulta en insomnio, intranquilidad e incapacidad para concentrarse. (Colbert, 2001, pág. 22)
La ansiedad se diferencia del miedo en que no tiene objeto ni causa adecuada. Las personas se ponen ansiosas porque no tienen la certeza de un resultado específico o ignoran lo que va a pasar mañana. Preocuparnos por las cosas que valoramos es perfectamente normal, por lo cual debemos distinguir entre ansiedad transitoria y un rasgo de carácter ansioso permanente. Existe un estado de ansiedad cuandose muestra preocupación antes del suceso específico. Uno puede sentir ansiedad antes de un examen que se tiene que rendir o antes de ir a una función planeada o ante la amenaza de la tormenta venidera. Esa preocupación es normal y mueve a la persona a que actúe responsablemente, pero también tenemos que recordar que la mayoría de nuestros miedos y ansiedades nunca se concretan. (Anderson & Miller, 2000, pág. 17)
En el trastorno generalizado de ansiedad la persona exhibe un rasgo de carácter ansioso por un largo tiempo. Para que se diagnostique como tal la preocupación obsesiva debe ocurrir por más tiempo que un periodo mínimo de seis meses. Los que luchan con un trastorno de ansiedad generalizada sienten ansiedad y preocupación persistentes. Se afanan por dos o más circunstancias estresantes de la vida tales como las finanzas, las relaciones, la salud o la capacidad de desempeño. (Anderson & Miller, 2000, pág. 18)
Habitualmente luchan con una gran cantidad de preocupaciones y gastan mucho tiempo y energía en eso. La intensidad y la frecuencia de la preocupación siempre son desproporcionadas al problema real. La preocupación suele ser más dañina que las consecuencias negativas por las que los jóvenes comenzaron a preocuparse. (Anderson & Miller, 2000, pág. 18)
Algunos síntomas generales para averiguar si una persona lucha con la ansiedad, podrían ser: Nerviosismo, agitación o tensión interior, sensación de estar constantemente expuesto a un peligro inminente, pánico creciente, aumento de la frecuencia cardiaca y respiración rápida e incontrolada (hiperventilación), sudoración excesiva, temblores sin encontrar un motivo concreto, sensación constante de debilidad o cansancio, dificultad para concentrarse o pensar en otra cosa que no sea una preocupación actual, problemas para dormirse por la noche, problemas gastrointestinales que parecen no curarse nunca y necesidad de evitar situaciones que provoquen ansiedad. Si los líderes encuentran varios de estos síntomas en sus jóvenes, deben que ayudarles o incluso buscar ayuda médica para ayudarles. (MayoClinic, 2021)
CAPÍTULO 2.
HERRAMIENTAS PRÁCTICAS PARA AYUDAR A LOS ADOLESCENTES Y JÓVENES A SUPERAR EL TRASTORNO DE ANSIEDAD
Para poder ayudar a los adolescentes y jóvenes con su ansiedad, los líderes deben ser libres de ansiedad propia. Esta ansiedad se puede tratar de la siguiente forma y también la pueden enseñar a sus jóvenes: 
 Tenga cuidado con las preocupaciones, la tristeza y el descontento de este mundo. No atesore cosas terrenales, al grado de que les permita enfadarlo. Mejor, aprenda a entregarle sus preocupaciones a Dios. Hallará menos paz en cualquier sufrimiento que venga por medios mundanos y pecaminosos. Es mucho más seguro estar preocupados por las incumbencias del cielo que por las de este mundo. (Lundy & Packer, 2019, pág. 84)
 Evite estar a solas innecesariamente y, tanto como sea posible, mantenga una compañía sincera y animada. Usted necesita a los demás y no es conveniente estar por sí solo. Dios usará y honrará a los demás como extensiones de sus manos para entregar sus bendiciones. (Lundy & Packer, 2019, pág. 87)
 Asegúrese de mantenerse constantemente ocupado, hasta donde su fortaleza le permita, en labores diligentes de un llamado honesto, y no desperdicie tiempo precioso en la ociosidad. La pereza es la oportunidad del tentador: cuando usted está desocupado, invita al diablo a venir a molestarlo. (Lundy & Packer, 2019, págs. 95-96)
 No confíe en su propio juicio, durante su condición deprimida y ansiosa, en cuanto al estado de su alma o a la elección y conducta de sus pensamientos o deseos. Comprométase al juicio y la dirección de alguien experimentado, un guía fiel. En esta condición oscura y desordenada, usted no está apto para juzgar su propia condición ni la manera para abordar su responsabilidad. (Lundy & Packer, 2019, pág. 98)
Los líderes tienen que enseñar también a las siguientes herramientas a los jóvenes que viven con ansiedad o a otras personas que sufren por ella. Las herramientas son buenas para el propio uso, pero también lo son para enseñarles a los demás para ayudarles:
2.1. Muchas herramientas importantes se encuentran en la fe cristiana
2.1.1. Evite el afán mediante la oración
En Filipenses 4:6-9 encontramos una herramienta muy importante que es la oración en tiempos difíciles y llenos del afán y la ansiedad. Pues la consecuencia lógica de una oración en tiempos de preocupación es, que las personas empiezan a pensar y actuar más rectamente y no tan negativos. La oración les da fuerza y si dan el espacio a Dios, él va a ocuparse de estos problemas. (MacArthur, 2012, págs. 39-40) La oración no es simplemente una conversación con Dios, es mucho más. Él espera a sus hijos para que empiecen a hablar con él y les consuela en sus momentos difíciles o festeja con ellos en tiempos de felicidad. La oración es el medio por el cual los hijos de Dios pueden venir en cada minuto, en cada hora y cada día al padre en el cielo. Es recomendable orar cada día y quedar en contacto permanente con Dios, porque la conversación con él reduce la ansiedad. (Palau & Wells, 2012, págs. 147-160)
El apóstol Pablo habla sobre la oración como el remedio principal. Explica que debemos presentar nuestras peticiones de oraciones delante de Dios y no ser miedosos. Además dice que los afanosos deberían orar con sentimientos de gratitud y una actitud agradecida, ya que tienen el privilegio de acercarse a él y pedirle lo que les falta. Y esto podemos hacer una vez que nos demos cuenta y reconocemos que Dios prometió no dejar pasar cosas que no podemos soportar (en 1 Corintios 10:13) y de que él tiene un plan con todo lo que pasa en nuestras vidas (Romanos 8:28). Pablo también menciona que Dios puede fortalecernos y establecernos a través de nuestros sufrimientos, si lo manejamos de una buena manera y en oración. (Elliott, 1979, págs. 16-17) (MacArthur, 2012, págs. 40-41)
2.1.2. Echar la ansiedad sobre Dios
Pedro experimentaba mucha ansiedad en su vida. Y en su viaje con Jesús, aprendí muchas cosas de cómo superar a la ansiedad. Por ejemplo nos dejaba una lección en 1 Pedro 5:6-7: “6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” Él aprendió que solamente Dios puede ayudarle a superar su ansiedad y una buena forma es la de echar toda la ansiedad, todos los pensamientos de miedo, sobre él. Pero no fue tan fácil para Pedro de aprender esta lección, luchó bastante para llegar a este punto. Y lo importante para nosotros es, que este acto de echar la ansiedad sobre Dios, solamente puede pasar si la persona le confía totalmente. Si podemos decir que confiamos en Dios y sabemos que él quiere solamente lo mejor para nosotros, ahí comienza la oportunidad de echar todo lo que nos cuesta a Dios. Así que la herramienta de echar nuestros miedos sobre Dios sólo funciona con una confianza total en Dios. (MacArthur, 2012, págs. 53-63)
El sanador verdadero nos invita a echar todas nuestras ansiedades en él porque él nos cuida. La oración es el primer paso para echar toda ansiedad sobre Cristo. Recuerde lo que decía Pablo: “Por nada estén afanosos; sino que vayan a Dios en oración”. Volverse a Dios orando demuestra que la persona confía en Dios. El segundo paso consiste en resolver todos los conflictos personales y espirituales que tiene la persona. Eso se realiza sometiéndose a Dios y resistiendo al enemigo. El tercer paso consiste en establecer el problema; un problema bien formulado está resuelto en su mitad. Por ende, una buena meditación y reflexión sobre lo que me preocupa es un muy buen inicio para especificar la causa de la ansiedad. (Anderson & Miller, 2000, págs. 86-88)
2.1.3. Medite en la palabra de Dios
Medite diariamente en la palabra de Dios, y lea las porciones bíblicas que se oponen al temor y el afán. Debe orar con tanta frecuencia como pueda. Cite porciones bíblicas en sus oraciones, y piense en las promesas de Dios. En la Bibliahay maravillosas recetas de cura bíblica para vencer la ansiedad. Escríbalas y memorizarlas. La palabra de Dios es un antídoto eficaz en la vida diaria para la depresión y la ansiedad. Dios ha creado maneras naturales tanto como una receta espiritual para batallar y derrotar a la ansiedad en su vida. (Colbert, 2001, págs. 25-29)
2.1.4. Aprender del Sermón del Monte
Vivir un día a la vez. Jesús habla sobre este concepto en Mateo 6:34, que forma parte del Sermón del Monte. Elliott destaca que esto no significa que uno no puede hacer planes para el futuro, sino que no tenemos que sentirnos cargados sobre las cosas que vienen en el futuro. No tenemos que tratar de resolver problemas que posiblemente podrían venir, cuando no han venido todavía. También significa que no hay que vivir en el pasado. Quedarnos en el pasado nos saca de nuestras fuerzas para enfrentar el futuro. (Elliott, 1979, pág. 22)
Repetir en tu mente que para nada sirve preocuparte. Jesús habló de cómo es innecesario preocuparse, porque ni puede agregar una hora a tu vida. Pensándolo bien, puede hacer lo contrario. (Elliott, 1979, pág. 22)
2.2. Hábitos de pensamiento
La ansiedad a veces es causada por hábitos de pensamientos. Los pensamientos pueden constantemente estar visitando la misma idea negativa que causa la ansiedad. Por eso, el doctor William Elliott escribe que hacerse una “firme resolución” de echar afuera a la ansiedad puede ayudar con esto, porque hay que recordar que es una lucha. Muchos de las personas que pasan por ansiedad, y si ya están pasando por ansiedad por mucho tiempo, pueden perder la esperanza de ganarle a la ansiedad. Es una lucha donde hay que seguir adelante. (Elliott, 1979, pág. 13)
2.3. Importancia del ejercicio
Una de las mejores maneras para aliviar la ansiedad es hacer ejercicio aeróbico por lo menos tres o cuatro veces a la semana, lo que incluye caminar a paso vivo, montar en bicicleta o nadar. Si se siente extremadamente ansioso debe reducir cualquier actividad que produzca estrés adicional. Ejercicios de relajación, tales como ejercicios de relajamiento progresivo y ejercicios de respiración profunda son maneras de relajarse. (Colbert, 2001, pág. 24) 
2.4. Resolver las situaciones que causan la ansiedad
A veces hay claras preocupaciones que el joven tiene. Pueden estar en relación a diferentes cosas. Esto resulta en que ningún caso va a ser igual a otro, y por eso es importante ser un “compañeros de viaje” para el adolescente. Pellitero cita al doctor Irvin D. Yalom con su resumen de los cuatro problemas principales que pueden ser de preocupación para la gente: “la muerte, el sentido de la vida, la libertad y las relaciones entre las personas”. Otras causas pueden ser factores de riesgo como traumas experimentados, estrés emocional o por una enfermedad, trastornos mentales especiales, problemas familiares, y varias más. Por eso es importante entrar en diálogo con el adolescente para saber qué le preocupa y afecta. (Pellitero, 2009, págs. 513-516) (MayoClinic, 2021)
CONCLUSIÓN
La ansiedad es un tema de gran relevancia en la sociedad actual y ha sido abordado desde diferentes perspectivas, incluyendo la espiritual y la psicológica. En la Biblia, encontramos referencias a la ansiedad y cómo enfrentarla desde una perspectiva de fe y confianza en Dios. Por ejemplo, se destaca la importancia de entregar nuestras preocupaciones a Dios a través de la oración, confiar en su cuidado y encontrar fortaleza en nuestra relación con él. La Biblia también nos enseña a buscar la comunión con Dios y encontrar consuelo en su palabra.
Cuando se trata de los jóvenes y adolescentes, la ansiedad puede tener consecuencias significativas en su bienestar. Puede afectar su funcionamiento diario, su relación con Dios y su calidad de vida. Es fundamental brindarles herramientas prácticas para superar el trastorno de ansiedad, como la importancia de la oración, echar la ansiedad sobre Dios, meditar en la palabra de Dios y aprender del ejemplo de Jesús en el Sermón del Monte. Estas herramientas pueden ayudar a los jóvenes a encontrar consuelo, fortaleza y una perspectiva saludable en su manejo de la ansiedad.
En conclusión, la ansiedad es un tema que ha sido abordado tanto desde una perspectiva espiritual como psicológica. La Biblia ofrece enseñanzas y pasajes relevantes que nos invitan a confiar en Dios, entregar nuestras preocupaciones a él y buscar fortaleza en nuestra relación con él. Al mismo tiempo, es importante reconocer que la ansiedad puede requerir atención profesional y que la fe puede ser una herramienta complementaria en el manejo de la ansiedad.
BIBLIOGRAFÍA
Anderson, N. T., & Miller, R. (2000). Libre del miedo: Cómo vencer las preocupaciones y la ansiedad. Colombia: Unilit.
Colbert, D. (2001). La cura biblica para la depresión y la ansiedad. Florida: Casa Creación.
Elliott, W. M. (1979). Curación de la ansiedad. México: Casa Unida de Publicaciones S.A.
Huxel, K. (2005). Das Phänomen Angst: eine Studie zur theologischen Anthropologie. Neue Zeitschrift Für Systematische Theologie Und Religionsphilosophie, 35–57. Obtenido de http://www.degruyter.com/view/j/nzst
Lundy, M. S., & Packer, J. (2019). Depresión, ansiedad y la vida cristiana. Miami: Patmos.
MacArthur, J. (2012). Venza la ansiedad: la cura de Dios para las preocupaciones de su alma. Colombia: Mundo Hispano.
MayoClinic. (11 de Noviembre de 2021). Trastornos de ansiedad. Obtenido de MAYO CLINIC: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/anxiety/symptoms-causes/syc-20350961
Palau, P., & Wells, P. (2012). Qué hacer cuando estás muerta de miedo: Vence la batalla contra el temor y la ansiedad. Colombia: Unilit.
Pellitero, R. (2009). Religión y psiquiatría: caminos para un encuentro. Scripta Theologica, 511–538. Obtenido de http://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/scripta-theologica/issue/archive
Schneider-Flume, G. (1991). Angst und Glaube. Zeitschrift Für Theologie Und Kirche, 478–495. Obtenido de https://web.s.ebscohost.com/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=0&sid=01e03339-eb8f-4cf5-be6e-5949df2857cb%40redis
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