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Vida e Obra de Platón

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Platón 
(Atenas, 427 - 347 a. C.) Filósofo griego. Junto con su maestro Sócrates y su discípulo 
Aristóteles, Platón es la figura central de los tres grandes pensadores en que se asienta 
toda la tradición filosófica europea. Fue el británico Alfred North Whitehead quien 
subrayó su importancia afirmando que el pensamiento occidental no es más que una 
serie de comentarios a pie de página de los diálogos de Platón. 
La circunstancia de que Sócrates no dejase obra escrita, junto al hecho de que Aristóteles 
construyese un sistema opuesto en muchos aspectos al de su maestro, explican en parte 
la rotundidad de una afirmación que puede parecer exagerada. En cualquier caso, es 
innegable que la obra de Platón, radicalmente novedosa en su elaboración lógica y 
literaria, estableció una serie de constantes y problemas que marcaron el pensamiento 
occidental más allá de su influencia inmediata, que se dejaría sentir tanto entre los 
paganos (el neoplatonismo de Plotino) como en la teología cristiana, fundamentada en 
gran medida por San Agustín sobre la filosofía platónica. 
 
Platón 
Nacido en el seno de una familia aristocrática, Platón abandonó su inicial vocación política 
y sus aficiones literarias por la filosofía, atraído por Sócrates. Fue su discípulo durante 
veinte años y se enfrentó abiertamente a los sofistas (Protágoras, Gorgias). Tras la 
condena a muerte de Sócrates (399 a. C.), huyó de Atenas y se apartó completamente de 
la vida pública; no obstante, los temas políticos ocuparon siempre un lugar central en 
su pensamiento, y llegó a concebir un modelo ideal de Estado. 
Viajó por Oriente y el sur de Italia, donde entró en contacto con los discípulos dePitágoras; 
tras una negativa experiencia en Siracusa como asesor en la corte del rey Dionisio I el 
Viejo, pasó algún tiempo prisionero de unos piratas, hasta que fue rescatado y pudo 
regresar a Atenas. Allí fundó en el año 387 una escuela de filosofía, situada en las afueras 
de la ciudad, junto al jardín dedicado al héroe Academo, de donde procede el nombre 
de Academia. La Academia de Platón, una especie de secta de sabios organizada con sus 
reglamentos, contaba con una residencia de estudiantes, biblioteca, aulas y seminarios 
especializados, y fue el precedente y modelo de las modernas instituciones 
universitarias. 
En ella se estudiaba y se investigaba sobre todo tipo de asuntos, dado que la filosofía 
englobaba la totalidad del saber, hasta que paulatinamente fueron apareciendo (en la 
propia Academia) las disciplinas especializadas que darían lugar a ramas diferenciadas 
del saber, como la lógica, la ética o la física. Pervivió más de novecientos años (hasta 
que Justiniano la mandó cerrar en el 529 d. C.), y en ella se educaron personajes de 
importancia tan fundamental como su discípuloAristóteles. 
Obras de Platón 
A diferencia de Sócrates, que no dejó obra escrita, los trabajos de Platón se han 
conservado casi completos. La mayor parte están escritos en forma dialogada; de hecho, 
Platón fue el primer autor que utilizó el diálogo para exponer un pensamiento filosófico, 
y tal forma constituía ya por sí misma un elemento cultural nuevo: la contraposición de 
distintos puntos de vista y la caracterización psicológica de los interlocutores fueron 
indicadores de una nueva cultura en la que ya no tenía cabida la expresión poética u 
oracular, sino el debate para establecer un conocimiento cuya legitimación residía en el 
libre intercambio de puntos de vista y no en la simple enunciación. 
Los veintiséis diálogos platónicos probadamente auténticos (de los cuarenta y dos 
transmitidos por la Antigüedad) pueden clasificarse en tres grupos. Los diálogos del 
llamado período socrático (396-388), entre los que se incluyen la Apología, Critón, Eutifrón, 
Laques, Cármides, Ión, el Hipias menor y tal vez Lisis (que quizá sea posterior), revelan 
claramente la influencia de los métodos de Sócrates y se distinguen por el predominio 
del elemento mímico-dramático: comienzan abruptamente, sin preámbulos 
preparatorios. Todas estas obras son anteriores al primer viaje de Platón a Sicilia, y en 
ella dominan los diálogos investigadores a la manera socrática. 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/socrates.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/pitagoras.htm
http://www.biografiasyvidas.com/monografia/aristoteles/
 
Platón y Aristóteles en La escuela de Atenas (1511), de Rafael 
Dentro de los diálogos del siguiente período, llamado constructivo o sistemático, 
pertenecen a una fase de transición Protágoras, Menón (que anunció la doctrina de las 
Ideas), Gorgias, Menéxenes, Crátilo y Eutidemo. Los grandes diálogos de esta etapa son 
el Fedón, cuyo tema es la inmortalidad del alma; El banquete, en el que seis oradores 
debaten sobre el amor; La República, el texto platónico más sistemático, fruto de largos 
años de trabajo, que presenta tres líneas principales de argumentación (ético-política, 
estético-mística y metafísica) combinadas en un todo; y el Fedro, que mediante la forma 
de diálogo dramático debate aspectos relativos a la belleza y el amor, y contiene 
momentos de honda poesía. Estos diálogos, en los que se muestra en su apogeo la 
fuerza expresiva de Platón, no son ensayos filosóficos propiamente dichos, sino obras 
literarias que tratan temas filosóficos, y por ello no se limitan a un solo tema o asunto. 
Los diálogos del período tardío o revisionista, por último, fueron escritos a partir del 
momento de la fundación de la Academia. Si bien carecen de los méritos dramáticos y 
literarios que caracterizaron a los diálogos precedentes, presentan en cambio una mayor 
sutileza y madurez de juicio, ya que en ellos se expresa más el pensador decidido a 
presentar la definitiva exposición de su pensamiento filosófico que el artista. En 
el Parménides, Platón revisa la doctrina de las Ideas; en el Teetetocombate el escepticismo 
de Protágoras acerca del conocimiento, al tiempo que exalta la vida contemplativa del 
filósofo; en el Timeo expone el mito de la creación del mundo por obra del Demiurgo; en 
el Filebo trata las relaciones entre el Bien y el placer, y en Las leyes intenta adaptar más a 
la realidad su doctrina del Estado ideal, tomando como referencia las constituciones y 
legislaciones de varias ciudades griegas. 
Una característica del estilo platónico que revela una admirable conjunción entre 
pensamiento y expresión es su empleo del mito para hacer más evidente el pensamiento 
filosófico. Sin duda el más célebre de ellos es el mito de la caverna utilizado en La 
República; pero también son conocidos el del juicio de ultratumba, que aparece en Gorgias, 
y el de Epimeteo, en Protágoras. 
La filosofía de Platón 
El conjunto de la obra de Platón, cuya producción abarcó más de cincuenta años, ha 
permitido formular un juicio bastante seguro sobre la evolución de su pensamiento. De 
las obras de juventud consagradas a las investigaciones morales (siguiendo el método 
socrático) o a la defensa de la memoria de Sócrates, pasó Platón a desarrollar sus ideas 
filosóficas y políticas en los diálogos constructivos o sistemáticos, y luego a revisar y 
completar sus propias teorías en las difíciles obras de su etapa final. 
El contenido de estos escritos es una especulación metafísica, pero con evidente 
orientación práctica. Dos son los temas permanentes que prevalecen sobre los demás. 
Por un lado, el conocimiento, esto es, el estudio de la naturaleza del conocimiento y de 
las condiciones que lo posibilitan. Y por otro, la moral, de fundamental importancia en 
la vida práctica y en la realización de la aspiración humana a la felicidad en una doble 
vertiente individual y colectiva, ética y política. Todo ello se resuelve en un verdadero 
sistema filosófico de gran alcance ético basado en la teoría de las Ideas. 
La teoría de las Ideas 
La doctrina de las Ideas se fundamenta en la asunción de que más allá del mundo de losobjetos físicos existe lo que Platón llama el mundo inteligible (cósmos noetós). Tal mundo 
es un reino espiritual constituido por una pluralidad de ideas, como la idea de Belleza o 
la de Justicia. Las ideas son perfectas, eternas e inmutables; son también inmateriales, 
simples e indivisibles. 
El mundo de las Ideas posee un orden jerárquico; la idea que se encuentra en el nivel 
más alto es la del Bien, que ilumina a todas las demás, comunicándoles su perfección y 
realidad. Le siguen en esta jerarquía (aunque Platón vacila a veces en su descripción) 
las ideas de Justicia, de Belleza, de Ser y de Uno. A continuación, las que expresan 
elementos polares, como Idéntico-Diverso o Movimiento-Reposo; luego las ideas de los 
Números o matemáticas, y finalmente las de los seres que integran el mundo material. 
El mundo de las Ideas, aprehensible sólo por la mente, es eterno e inmutable. Cada idea 
del mundo inteligible es el modelo de una categoría particular de cosas delmundo 
sensible (cósmos aiszetós), es decir, del universo o mundo material en que vivimos, 
constituido por una pluralidad de seres cuyas propiedades son opuestas a las de las 
Ideas: son cambiantes, imperfectas, perecederas. En el mundo inteligible residen las 
ideas de Piedra, Árbol, Color, Belleza o Justicia; y las cosas del mundo sensible son 
sólo imitación (mímesis) o participación (mézexis) de tales ideas, es decir, copias 
imperfectas de estas ideas perfectas. 
 
El mito de la caverna 
En su obra La República, Platón ilustró esta concepción con el célebre mito de la caverna. 
Imaginemos, dice Platón, una serie de hombres que desde su nacimiento se hallan 
encadenados en una cueva, y que desde pequeños nunca han visto nada más que las 
sombras, proyectadas por un fuego en una pared, de las estatuas y de los distintos 
objetos que llevan unos porteadores que pasan a sus espaldas. Para esos hombres 
encadenados, las sombras (los seres del mundo sensible) son la única realidad; pero, si los 
liberásemos, se darían cuenta de que lo que creían real eran meras sombras de las cosas 
verdaderas (las Ideas del mundo inteligible). 
Sólo el mundo inteligible es el verdadero ser, la verdadera realidad; el mundo sensible 
es mera apariencia de ser. Dado que el mundo físico, que se percibe mediante los 
sentidos, está sometido a continuo cambio y degeneración, el conocimiento derivado de 
él es restringido e inconstante; es un mundo de apariencias que solamente puede 
engendrar opinión (doxa) mejor o peor fundamentada, pero siempre carente de valor. El 
verdadero conocimiento (epistéme) es el conocimiento de las Ideas. 
En el Timeo, Platón explicó el origen del mundo sensible a través de la figura de un 
poderoso hacedor, el Demiurgo, una divinidad superior que, feliz en la perenne 
contemplación de las Ideas, quiso, por su misma bondad, difundir en lo posible el bien 
en la materia. El Demiurgo, disponiendo del espacio vacío y partiendo de la materia 
caótica y eterna, modeló poliedros regulares de los cuatros elementos (tierra, fuego, 
aire y agua), y, combinándolos, formó los distintos seres del mundo sensible tomando 
las Ideas como modelos; tales seres, obviamente, no podían ser perfectos por las 
mismas limitaciones de la naturaleza de la materia. Hay que subrayar que el Demiurgo, 
partiendo de la materia, formó cosas materiales; el alma humana, que es inmaterial, no 
es obra suya. 
El alma 
Existe pues un mundo inteligible, el de las Ideas, que posibilita el conocimiento, y un 
mundo sensible, el nuestro. Esa misma dualidad se da en el ser humano. El hombre es 
un compuesto de dos realidades distintas unidas accidentalmente: el cuerpo mortal 
(relacionado con el mundo sensible) y el alma inmortal (perteneciente al mundo de las 
Ideas, que contempló antes de unirse al cuerpo). El cuerpo, formado con materia, es 
imperfecto y mutable; es, en definitiva, igual de despreciable que todo lo material. De 
hecho, la abismal diferencia entre el nulo valor del cuerpo y el altísimo del alma lleva a 
Platón a afirmar (en el Alcibíades) que "el hombre es su alma". 
Frente a la tosca materialidad del cuerpo, el alma es espiritual, simple e indivisible. Por 
ello mismo es eterna e inmortal, ya que la destrucción o la muerte de algo consiste en 
la separación de sus componentes. Las diversas funciones del alma confluyen en sus 
tres aspectos: el alma racional (lógos) se sitúa en el cerebro y dota al hombre de sus 
facultades intelectuales; del alma pasional o irascible(zimós), ubicada en el pecho, 
dependen las pasiones y sentimientos; y de laconcupiscible (epizimía), en el vientre, 
proceden los bajos instintos y los deseos puramente animales. 
 
Platón (óleo de José de Ribera, 1637) 
Platón explicó el origen del alma mediante el mito del carro alado, que se encuentra en 
el Fedro. Las almas residen desde la eternidad en un lugar celeste, donde son felices 
contemplando las Ideas; marchan en procesión, cada una de ellas sobre un carro 
conducido por un auriga y tirado por dos caballos alados, uno blanco y otro negro. En 
un momento dado el caballo negro se desboca, el carro se sale del camino y el alma cae 
al mundo sensible. Es decir, las almas se encarnaron en cuerpos del mundo sensible por 
una falta de su aspecto concupiscible (el caballo negro; el blanco representa el pasional 
o irascible), que la razón (el auriga) no pudo evitar. 
El alma, pues, se halla encarnada en el cuerpo por una falta cometida; de ahí que el 
cuerpo sea como la cárcel del alma. La unión de alma y cuerpo es accidental (el lugar 
natural del alma es el mundo de las Ideas) e incómoda. El alma se ve obligada a regir 
el cuerpo como el jinete al caballo, o como el piloto a la nave. Sin embargo, su aspiración 
es liberarse del cuerpo, y para ello deberá aplicar sus esfuerzos a purificarse. Las almas 
que logren tal purificación regresarán al mundo de las Ideas tras la muerte del cuerpo; 
las que no, irán a la región infernal del Hades, donde, tras un período de tormentos 
(específicos para cada alma según las faltas cometidas), se les permitirá elegir un nuevo 
cuerpo en el que reencarnarse. 
Ética y política 
El hombre sólo puede conseguir la felicidad mediante un ejercicio continuado de la virtud 
para perfeccionar y purificar el alma. "Purificarse -escribió en el Fedón- es separar al 
máximo el alma del cuerpo." Dominando las pasiones que la atan al cuerpo y al mundo 
sensible, el alma va desligándose de lo terrenal y acercándose al conocimiento racional, 
hasta que, inflamada en el amor a las Ideas, logra su completa purificación. Este amor 
a las Ideas es el sentido original del amor platónico, muy distinto del que le daría la tradición 
literaria posterior y del que tiene la expresión en nuestros días. 
Practicar la virtud significa, ante todo, practicar la virtud de la justicia (dikaiosíne), 
compendio armónico de las tres virtudes particulares que corresponden a los tres 
componentes del alma: la sabiduría (sofía) es la virtud propia de la razón; 
lafortaleza (andreía) de la voluntad ha de modular el alma pasional o irascible hacia los 
afectos nobles; y la templanza (sofrosíne) ha de imponerse sobre los apetitos del alma 
concupiscible. El hombre sabio será, para Platón, aquel que consiga vincularse a las ideas 
a través del conocimiento, acto intelectual (y no de los sentidos) por el cual el alma 
recuerda el mundo de las Ideas del cual procede. 
Sin embargo, la completa realización de este ideal humano sólo puede darse en la vida 
social de la comunidad política, donde el Estado da armonía y consistencia a las virtudes 
individuales. El Estado ideal de Platón sería una República formada por tres clases de 
ciudadanos (el pueblo, los guerreros y los filósofos), cada una con su misión específica 
y sus virtudes características, en correspondencia con los aspectos del alma humana: 
los filósofos serían los llamados a gobernar la comunidad, por poseer la virtudde la 
sabiduría; los guerreros velarían por el orden y la defensa, apoyándose en la virtud de 
la fortaleza; y el pueblo trabajaría en actividades productivas, cultivando la templanza. 
De este forma la virtud suprema, la justicia, podría llegar a caracterizar al conjunto de 
la sociedad. 
Las dos clases superiores vivirían en un régimen comunitario donde todo (bienes, hijos 
y mujeres) pertenecería al Estado, dejando para el pueblo llano instituciones como la 
familia y la propiedad privada; al carecer de ellas las clases dirigentes, se evitaría su 
corrupción, ya que no podrían ni necesitarían obtener riquezas, ni tendrían familiares a 
los que favorecer; tal esquema (y otros aspectos de sus concepciones) fue revisado 
en Las leyes, obra de vejez en la que desaparecen estas restricciones. El Estado se 
encargaría de la educación y de la selección de los individuos (en función de su capacidad 
y sus virtudes) para destinarlos a cada clase. La justicia se lograría colectivamente 
cuando cada individuo se integrase plenamente en su papel, subordinando sus intereses 
a los del Estado. 
Teorizó también sobre las distintas formas de gobierno, que según Platón se suceden en 
un orden cíclico en el que cada sistema es peor que el anterior. Lamonarquía o 
la aristocracia (gobierno de un solo hombre excepcionalmente dotado o de una minoría 
sabia y virtuosa, que aspira solamente al bien común) es para el filósofo la mejor forma 
de gobierno. De la monarquía se pasa a la timocracia cuando el estamento militar, en lugar 
de proteger a la sociedad, usa la fuerza para obtener el poder. En la oligarquía, una 
minoría de ricos gobierna a un pueblo empobrecido. El descontento lleva a la democracia o 
gobierno del pueblo, de la que tiene Platón un pésimo concepto: se elige como 
gobernantes a los más ineptos y reina la anarquía. Finalmente, la tiranía, encabezada por 
un demagogo que suprime toda libertad, restaura el orden; es la peor de las formas de 
gobierno. 
Platón intentó plasmar en la práctica sus ideas filosóficas, aceptando acompañar a su 
discípulo Dión como preceptor y asesor del joven rey Dionisio II de Siracusa, hijo de 
aquel Dionisio I el Viejo al que ya había aconsejado en vano antes de fundar la Academia; 
con el hijo, el choque entre el pensamiento idealista del filósofo y la cruda realidad de la 
política hizo fracasar de nuevo el experimento por dos veces (367 y 361 a. C.). 
Su influencia 
Sin embargo, las ideas de Platón siguieron influyendo (por sí mismas o a través de su 
discípulo Aristóteles) sobre toda la historia posterior del mundo occidental: su 
concepción dualista del mundo y del ser humano (materia-espíritu, cuerpo-alma), la 
superioridad del conocimiento racional sobre el sensible o la división de la sociedad en 
tres órdenes funcionales serían ideas recurrentes del pensamiento europeo durante 
siglos. 
Al final de la Antigüedad, el platonismo se enriqueció con la obra de Plotino y la escuela 
neoplatónica (siglo III d. C.). El cristianismo, empezando por Agustín de Hipona (siglo IV), 
encontró en Platón muchos puntos afines (el desprecio del mundo terrenal, la primacía 
del alma) en que sustentar sus concepciones religiosas, y la teología cristiana fue 
básicamente agustiniana hasta que una profunda reelaboración de Santo Tomás de 
Aquino (siglo XIII) incorporó el pensamiento aristotélico. En los siglos XV y XVI, la 
admiración hacia la filosofía antigua que caracterizó al Renacimiento europeo llevó a un 
último resurgir del platonismo. 
 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/plotino.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/agustin.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/tomas_deaquino.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/tomas_deaquino.htm
Aristóteles 
La filosofía occidental se asienta en la obra de los tres grandes filósofos 
griegos de la Antigüedad: Sócrates, Platón y Aristóteles. Pese a la singular 
relación que los unió (Sócrates fue maestro de Platón, quien lo fue a su vez 
de Aristóteles), la orientación de su pensamiento tomó distintos caminos, y 
correspondería a Aristóteles culminar los esfuerzos de sus maestros y ejercer 
la influencia más perdurable, no sólo en el terreno de la filosofía y la teología, 
sino prácticamente en todas las disciplinas científicas y humanísticas. De 
hecho, por el rigor de su metodología y por la amplitud de los campos que 
abarcó y sistematizó, Aristóteles puede ser considerado el primer 
investigador científico en el sentido moderno de la palabra. 
 
Aristóteles 
Algunos ejemplos pueden dar idea de hasta qué punto Aristóteles estableció 
las bases que configurarían el pensamiento europeo: las teologías cristiana 
y musulmana del Medioevo asumieron su metafísica; la física y la astronomía 
aristotélicas se mantuvieron vigentes hasta el siglo XVII; sus estudios 
zoológicos, hasta el XIX; la lógica, hasta el siglo XX; sus apenas cincuenta 
páginas sobre estética se siguen debatiendo en nuestros días. Su 
incuestionada autoridad, reforzada desde la Baja Edad Media por el 
aristotelismo eclesiástico, llegó incluso a frenar el desarrollo de la ciencia. De 
tomarse este hecho como una acusación, habría que dirigirla no al filósofo 
sino a sus dogmáticos seguidores; pero más razonable es tomarlo como 
ilustración de la sobrehumana magnitud de su impronta y del abismal 
adelanto que representó su obra. 
En la Academia de Platón 
Aristóteles nació en el año 384 a.C. en Estagira, una pequeña localidad 
macedonia cercana al monte Athos; de su población natal procede una 
designación habitual para referirse al filósofo: el Estagirita. Su padre, 
Nicómaco, era médico de la corte de Amintas III, padre de Filipo II de 
Macedonia y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno. Nicómaco pertenecía a 
la familia de los Asclepíades, que se reclamaba descendiente del dios 
fundador de la medicina y cuyo saber se transmitía de generación en 
generación. Ello invita a pensar que Aristóteles fue iniciado de niño en los 
secretos de la medicina, y que de ahí le vino su afición a la investigación 
experimental y a la ciencia positiva. Huérfano de padre y madre en plena 
adolescencia, fue adoptado por Proxeno, al cual podría mostrar años después 
su gratitud adoptando a un hijo suyo llamado Nicanor. 
En el año 367, es decir, cuando contaba diecisiete años de edad, fue enviado 
a Atenas para estudiar en la Academia de Platón. No se sabe qué clase de 
relación personal se estableció entre ambos filósofos, pero, a juzgar por las 
escasas referencias que hacen el uno del otro en sus escritos, no cabe hablar 
de una amistad imperecedera. Lo cual, por otra parte, resulta lógico si se 
tiene en cuenta que Aristóteles iba a iniciar su propio sistema filosófico 
fundándolo en una profunda crítica al platónico. 
 
Platón y Aristóteles en La escuela de Atenas (1511), de Rafael 
Ambos partían de Sócrates y de su concepto de eidos, pero las dificultades 
de Platónpara insertar en el mundo real su mundo eidético, el mundo de las 
Ideas, obligaron a Aristóteles a ir perfilando términos como «sustancia», 
«materia» y «forma», que le alejarían definitivamente de la Academia. En 
cambio es absolutamente falsa la leyenda según la cual Aristóteles se marchó 
de Atenas despechado porque Platón, a su muerte, designase a su sobrino 
Espeusipo para hacerse cargo de la Academia: por su condición de 
macedonio, Aristóteles no era legalmente elegible para ese puesto. 
Preceptor de Alejandro Magno 
A la muerte de Platón, acaecida en el 348, Aristóteles contaba treinta y seis 
años de edad, había pasado veinte de ellos simultaneando la enseñanza con 
el estudio y se encontraba en Atenas, como suele decirse, sin oficio ni 
beneficio. Así que no debió de pensárselo mucho cuando supo que Hermias 
de Atarneo, un soldado de fortuna griego (por más detalles, eunuco) que se 
habla apoderado del sector noroeste de Asia Menor, estaba reuniendo en la 
ciudadde Axos a cuantos discípulos de la Academia quisieran colaborar con 
él en la helenización de sus dominios. Aristóteles se instaló en Axos en 
compañía de Jenócrates de Calcedonia, un colega académico, y de Teofrasto, 
discípulo y futuro heredero del legado aristotélico. 
El Estagirita pasaría allí tres años apacibles y fructíferos, dedicándose a la 
enseñanza, a la escritura (gran parte de su Política la redactó allí) y a la vida 
doméstica. Primero se casó con una sobrina de Hermias llamada Pitias, con 
la que tuvo una hija. Pitias debió de morir muy poco después y Aristóteles se 
unió a otra estagirita, de nombre Erpilis, que le dio un hijo, Nicómaco, al que 
dedicaría su Ética. Dado que el propio Aristóteles dejó escrito que el varón 
debe casarse a los treinta y siete años y la mujer a los dieciocho, resulta fácil 
deducir qué edades debían de tener una y otra cuando se unió a ellas. 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/socrates.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/platon.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/teofrasto.htm
 
Alejandro Magno y Aristóteles 
Tras el asesinato de Hermias, en el 345, Aristóteles se instaló en Mitilene 
(isla de Lesbos), dedicándose, en compañía de Teofrasto, al estudio de la 
biología. Dos años más tarde, en el 343, fue contratado por Filipo II de 
Macedonia para que se hiciese cargo de la educación de su hijo Alejandro, a la 
sazón de trece años de edad. Tampoco se sabe mucho de la relación entre 
ambos, ya que las leyendas y las falsificaciones han borrado todo rastro de 
verdad. De ser cierto el carácter que sus contemporáneos atribuyen a 
Alejandro (al que tachan unánimemente de arrogante, bebedor, cruel, 
vengativo e ignorante), no se advierte rasgo alguno de la influencia que 
Aristóteles pudo ejercer sobre él. Como tampoco se advierte la influencia 
deAlejandro Magno sobre su maestro en el terreno político: años después, 
mientras Aristóteles seguía predicando la superioridad de la ciudad-estado, 
su presunto discípulo establecía las bases de un imperio universal sin el que, 
al decir de los historiadores, la civilización helénica hubiera sucumbido mucho 
antes. 
El Liceo de Atenas 
Poco después de la muerte de Filipo (336 a.C.), Alejandro hizo ejecutar a un 
sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, a quien acusaba de traidor. 
Conociendo el carácter vengativo de su discípulo, Aristóteles se refugió un 
año en sus propiedades de Estagira, trasladándose en el 334 a Atenas para 
fundar, siempre en compañía de Teofrasto, el Liceo, una institución 
pedagógica que durante años habría de competir con la Academia platónica, 
dirigida en ese momento por su viejo camarada Jenócrates de Calcedonia. 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/filipo.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/filipo.htm
http://www.biografiasyvidas.com/monografia/alejandro_magno/
Los once años que median entre su regreso a Atenas y la muerte de 
Alejandro, en el 323, fueron aprovechados por Aristóteles para llevar a cabo 
una profunda revisión de una obra que, al decir de Hegel, constituye el 
fundamento de todas las ciencias. Para decirlo de la forma más sucinta 
posible, Aristóteles fue un prodigioso sintetizador del saber, tan atento a las 
generalizaciones que constituyen la ciencia como a las diferencias que no 
sólo distinguen a los individuos entre sí, sino que impiden la reducción de los 
grandes géneros de fenómenos y las ciencias que los estudian. Los seres, 
afirma Aristóteles, pueden ser móviles e inmóviles, y al mismo tiempo 
separados (de la materia) o no separados. La ciencia que estudia los seres 
móviles y no separados es la física; la de los seres inmóviles y no separados 
es la matemática, y la de los seres inmóviles y separados, la teología. 
 
Aristóteles (óleo de José de Ribera, 1637) 
La amplitud y la profundidad de su pensamiento son tales que fue preciso 
esperar dos mil años para que surgiese alguien de talla parecida. Después 
de que, en el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino integrase sus doctrinas en 
la teología cristiana, la autoridad del Estagirita llegó a quedar tan establecida 
e incuestionada como la que ejercía la Iglesia, y tanto en la ciencia como en 
la filosofía todo intento de avance intelectual tendría que empezar con un 
ataque a cualquiera de los principios filosóficos aristotélicos. Sin embargo, el 
camino seguido por el pensamiento de Aristóteles hasta alcanzar su posterior 
preeminencia es tan asombroso que, aun descontando lo que la leyenda haya 
podido añadir, parece un argumento de novela de aventuras. 
La aventura de los manuscritos 
Con la muerte de Alejandro en el 323, se extendió en Atenas una oleada de 
nacionalismo (antimacedonio) desencadenado por Demóstenes, hecho que le 
supuso a Aristóteles enfrentarse a una acusación de impiedad. No estando 
en su ánimo repetir la aventura de Sócrates, Aristóteles se exilió a la isla de 
Chalcis, donde murió en el 322. Según la tradición, Aristóteles cedió sus 
obras a Teofrasto, el cual las cedió a su vez a Neleo, quien las envió a casa 
de sus padres en Esquepsis sólidamente embaladas en cajas y con la orden 
de que las escondiesen en una cueva para evitar que fuesen requisadas con 
destino a la biblioteca de Pérgamo. 
Muchos años después, los herederos de Neleo las vendieron a Apelicón de 
Teos, un filósofo que se las llevó consigo a Atenas. En el 86 a.C., en plena 
ocupación romana, Sila se enteró de la existencia de esas cajas y las requisó 
para enviarlas a Roma, donde fueron compradas por Tiranión el Gramático. 
De mano en mano, las obras fueron sufriendo sucesivos deterioros hasta 
que, en el año 60 a.C., fueron adquiridas por Andrónico de Rodas, el último 
responsable del Liceo, quien procedió a su edición definitiva. 
A Andrónico se debe, por ejemplo, la introducción del término «metafísica». 
En su ordenación de la obra aristotélica, Andrónico situó, a continuación de 
los libros sobre la física, una serie de tratados que agrupó bajo el título 
de Metafísica, rótulo anodino que significaba literalmente "después de la física" 
y que pasaría posteriormente a designar esta rama fundamental de la 
filosofía. Aristóteles nunca empleó ese término; los tratados así titulados 
versaban sobre lo que el Estagirita llamaba «filosofía primera». 
Con la caída del Imperio romano, las obras de Aristóteles, como las del resto 
de la cultura grecorromana, desaparecieron hasta que, bien entrado el siglo 
XII, fueron recuperadas por el árabe Averroes, quien las conoció a través de 
las versiones sirias, árabes y judías. Del total de 170 obras que los catálogos 
antiguos recogían, sólo se han salvado 30, que vienen a ocupar unas dos mil 
páginas impresas. La mayoría de ellas proceden de los llamados escritos 
«acroamáticos», concebidos para ser utilizados como tratados en el Liceo y 
no para ser publicados. En cambio, se ha perdido la mayor parte de las obras 
publicadas en vida del propio Aristóteles, escritas (a menudo en forma 
diálogos) para el público general. 
 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/demostenes.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/averroes.htm
Santo Tomás de Aquino 
(Llamado Doctor Angélico; Roccaseca, actual Italia, 1224 - Fossanuova, id., 
1274) Teólogo y filósofo italiano. Hijo de una de las familias aristócratas más 
influyentes de la Italia meridional, estudió en Montecassino, en cuyo 
monasterio benedictino sus padres quisieron que siguiera la carrera 
eclesiástica. Posteriormente se trasladó a Nápoles, donde cursó estudios de 
artes y teología y entró en contacto con la Orden de los Hermanos 
Predicadores. 
 
Santo Tomás de Aquino 
En 1243 manifestó su deseo de ingresar en dicha Orden, pero su familia se 
opuso firmemente, e incluso su madre consiguió el permiso de Federico II 
para que sus dos hermanos, miembros del ejército imperial, detuvieran a 
Tomás. Ello ocurrió en Acquapendente en mayo de 1244,y el santo 
permaneció retenido en el castillo de Santo Giovanni durante un año. Tras 
una queja de Juan el Teutónico, general de los dominicos, a Federico II, éste 
accedió a que Tomás fuera puesto en libertad. Luego se le permitió 
trasladarse a París, donde permaneció desde 1245 hasta 1256, fecha en que 
obtuvo el título de maestro en teología. 
Durante estos años estuvo al cuidado de Alberto Magno, con quien entabló 
una duradera amistad. Les unía -además del hecho de pertenecer ambos a 
la Orden dominica- una visión abierta y tolerante, aunque no exenta de 
crítica, del nuevo saber grecoárabe, que por aquellas fechas llegaba 
masivamente a las universidades y centros de cultura occidentales. Tras 
doctorarse, ocupó una de las cátedras reservadas a los dominicos, tarea que 
compatibilizó con la redacción de sus primeras obras, en las cuales empezó 
a alejarse de la corriente teológica mayoritaria, derivada de las enseñanzas 
de San Agustín de Hipona. 
En 1259 regresó a Italia, donde permaneció hasta 1268 al servicio de la corte 
pontificia en calidad de instructor y consultor del Papa, a quien acompañaba 
en sus viajes. Durante estos años redactó varios comentarios al Pseudo-
Dionisio y aAristóteles, finalizó la Suma contra los gentiles, obra en la cual repasaba 
críticamente las filosofías y teologías presentes a lo largo de la historia, e 
inició la redacción de su obra capital, la Suma Teológica, en la que estuvo 
ocupado entre 1267 y 1274 y que representa el compendio último de todo 
su pensamiento. 
Tomás de Aquino supo resolver la crisis producida en el pensamiento 
cristiano por el averroísmo, interpretación del pensamiento aristotélico que 
resaltaba la independencia del entendimiento guiado por los sentidos y 
planteaba el problema de la doble verdad, es decir, la contradicción de las 
verdades del entendimiento y las de la revelación. 
En oposición a esta tesis, defendida en la Universidad de París por Siger de 
Brabante, afirmó la necesidad de que ambas fueran compatibles, pues, 
procediendo de Dios, no podrían entrar en contradicción; ambas verdades 
debían ser, además, complementarias, de modo que las de orden 
sobrenatural debían ser conocidas por revelación, mientras que las de orden 
natural serían accesibles por el entendimiento; filosofía y teología son, por 
tanto, distintas y complementarias, siendo ambas racionales, pues la teología 
deduce racionalmente a partir de las premisas reveladas. 
A medio camino entre el espiritualismo agustiniano y el naturalismo 
emergente del averroísmo, defendió un realismo moderado, para el cual los 
universales (los conceptos abstractos) existen fundamentalmente in re (en 
las cosas) y sólo formalmente post rem (en el entendimiento). En último 
término, Tomás de Aquino encontró una vía para conciliar la revalorización 
del mundo material que se vivía en Occidente con los dogmas del 
cristianismo, a través de una inteligente y bien trabada interpretación de 
Aristóteles. 
 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/agustin.htm
http://www.biografiasyvidas.com/monografia/aristoteles/
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/siger.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/siger.htm
John Locke 
Pensador inglés (Wrington, Somerset, 1632 - Oaks, Essex, 1704). Este 
hombre polifacético estudió en la Universidad de Oxford, en donde se doctoró 
en 1658. Aunque su especialidad era la Medicina y mantuvo relaciones con 
reputados científicos de la época (como Isaac Newton), John Locke fue 
también diplomático, teólogo, economista, profesor de griego antiguo y de 
retórica, y alcanzó renombre por sus escritos filosóficos, en los que sentó las 
bases del pensamiento político liberal. 
Locke se acercó a tales ideas como médico y secretario que fue del conde de 
Shaftesbury, líder del partido Whig, adversario del absolutismo monárquico en 
la Inglaterra de Carlos II y de Jacobo II. Convertido a la defensa del poder 
parlamentario, el propio Locke fue perseguido y tuvo que refugiarse en 
Holanda, de donde regresó tras el triunfo de la «Gloriosa Revolución» inglesa 
de 1688. 
Locke fue uno de los grandes ideólogos de las elites protestantes inglesas 
que, agrupadas en torno a los whigs, llegaron a controlar el Estado en virtud 
de aquella revolución; y, en consecuencia, su pensamiento ha ejercido una 
influencia decisiva sobre la constitución política del Reino Unido hasta la 
actualidad. Defendió la tolerancia religiosa hacia todas las sectas 
protestantes e incluso a las religiones no cristianas; pero el carácter 
interesado y parcial de su liberalismo quedó de manifiesto al excluir del 
derecho a la tolerancia tanto a los ateos como a los católicos (siendo el 
enfrentamiento de estos últimos con los protestantes la clave de los conflictos 
religiosos que venían desangrando a las islas Británicas y a Europa entera). 
 
John Locke 
En su obra más trascendente, Dos ensayos sobre el gobierno civil (1690), sentó los 
principios básicos del constitucionalismo liberal, al postular que todo hombre 
nace dotado de unos derechos naturales que el Estado tiene como misión 
proteger: fundamentalmente, la vida, la libertad y la propiedad. Partiendo 
del pensamiento de Hobbes, Locke apoyó la idea de que el Estado nace de 
un «contrato social» originario, rechazando la doctrina tradicional del origen 
divino del poder; pero, a diferencia de Hobbes, argumentó que dicho pacto 
no conducía a la monarquía absoluta, sino que era revocable y sólo podía 
conducir a un gobierno limitado. 
La autoridad de los Estados resultaba de la voluntad de los ciudadanos, que 
quedarían desligados del deber de obediencia en cuanto sus gobernantes 
conculcaran esos derechos naturales inalienables. El pueblo no sólo tendría 
así el derecho de modificar el poder legislativo según su criterio (idea de 
donde proviene la práctica de las elecciones periódicas en los Estados 
liberales), sino también la de derrocar a los gobernantes deslegitimados por 
un ejercicio tiránico del poder (idea en la que se apoyaron Jefferson y los 
revolucionarios norteamericanos para rebelarse contra Gran Bretaña en 
1776, así como los revolucionarios franceses para alzarse contra el 
absolutismo de Luis XVI en 1789). 
Locke defendió la separación de poderes como forma de equilibrarlos entre 
sí e impedir que ninguno degenerara hacia el despotismo; pero, al inclinarse 
por la supremacía de un poder legislativo representativo de la mayoría, se le 
puede considerar también un teórico de la democracia, hacia la que acabarían 
evolucionando los regímenes liberales. Por legítimo que fuera, sin embargo, 
ningún poder debería sobrepasar determinados límites (de ahí la idea de 
ponerlos por escrito en una Constitución). 
Este tipo de ideas inspiraron al liberalismo anglosajón (reflejándose 
puntualmente en las constituciones de Gran Bretaña y Estados Unidos) e, 
indirectamente, también al del resto del mundo (a través de ilustrados 
franceses, como Montesquieu o Voltaire). Menos incidencia tuvo el 
pensamiento propiamente filosófico de Locke, basado en una teoría del 
conocimiento empirista inspirada en Bacon y en Descartes. 
 
Jean-Jacques Rousseau 
(Ginebra, Suiza, 1712 - Ermenonville, Francia, 1778) Filósofo suizo. Junto 
conVoltaire y Montesquieu, se le sitúa entre los grandes pensadores de la 
Ilustración en Francia. Sin embargo, aunque compartió con los ilustrados el 
propósito de superar el oscurantismo de los siglos precedentes, la obra de 
Jean-Jacques o Juan Jacobo Rousseau presenta puntos divergentes, como su 
concepto de progreso, y en general más avanzados: sus ideas políticas y 
sociales preludiaron la Revolución Francesa, su sensibilidad literaria se 
anticipó al romanticismo y, por los nuevos y fecundos conceptos que 
introdujo en el campo de la educación, se le considera el padre del pedagogía 
moderna. 
Biografía 
Huérfano de madre desde temprana edad, Jean-Jacques Rousseaufue criado 
por su tía materna y por su padre, un modesto relojero. Sin apenas haber 
recibido educación, trabajó como aprendiz con un notario y con un grabador, 
quien lo sometió a un trato tan brutal que acabó por abandonar Ginebra en 
1728. 
 
Jean-Jacques Rousseau (retrato de Maurice Quentin de La Tour, 1753) 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/voltaire.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/montesquieu.htm
Fue entonces acogido bajo la protección de la baronesa de Warens, quien le 
convenció de que se convirtiese al catolicismo (su familia era calvinista). Ya 
como amante de la baronesa, Jean-Jacques Rousseau se instaló en la 
residencia de ésta en Chambéry e inició un período intenso de estudio 
autodidacto. 
En 1742 Rousseau puso fin a una etapa que más tarde evocó como la única 
feliz de su vida y partió hacia París, donde presentó a la Academia de la 
Ciencias un nuevo sistema de notación musical ideado por él, con el que 
esperaba alcanzar una fama que, sin embargo, tardó en llegar. Pasó un año 
(1743-1744) como secretario del embajador francés en Venecia, pero un 
enfrentamiento con éste determinó su regreso a París, donde inició una 
relación con una sirvienta inculta, Thérèse Levasseur, con quien acabó por 
casarse civilmente en 1768 tras haber tenido con ella cinco hijos. 
Rousseau trabó por entonces amistad con los ilustrados, y fue invitado a 
contribuir con artículos de música a la Enciclopedia de D'Alembert y Diderot; 
este último lo impulsó a presentarse en 1750 al concurso convocado por la 
Academia de Dijon, la cual otorgó el primer premio a su Discurso sobre las 
ciencias y las artes, que marcó el inicio de su fama. 
 
Jean-Jacques Rousseau (óleo de Allan Ramsay, 1766) 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/d_alembert.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/diderot.htm
En 1754 visitó de nuevo Ginebra y retornó al protestantismo para readquirir 
sus derechos como ciudadano ginebrino, entendiendo que se trataba de un 
puro trámite legislativo. Apareció entonces su Discurso sobre el origen de la 
desigualdad entre los hombres, escrito también para el concurso convocado en 
1755 por la Academia de Dijon. Rousseau se opuso en esta obra a la 
concepción ilustrada del progreso, considerando que los hombres en estado 
natural son por definición inocentes y felices, y que son la cultura y la 
civilización las que imponen la desigualdad entre ellos (en especial a partir 
del establecimiento de la propiedad) y acarrean la infelicidad. 
En 1756 se instaló en la residencia de su amiga Madame d'Épinay en 
Montmorency, donde redactó algunas de sus obras más importantes. Julia o 
la nueva Eloísa (1761) es una novela sentimental inspirada en su pasión -no 
correspondida- por la cuñada de Madame d'Épinay, la cual fue motivo de 
disputa con esta última. 
En El contrato social (1762), Rousseau intenta articular la integración de los 
individuos en la comunidad; las exigencias de libertad del ciudadano han de 
verse garantizadas a través de un contrato social ideal que estipule la entrega 
total de cada asociado a la comunidad, de forma que su extrema dependencia 
respecto de la ciudad lo libere de aquella que tiene respecto de otros 
ciudadanos y de su egoísmo particular. La voluntad general señala el acuerdo 
de las distintas voluntades particulares, por lo que en ella se expresa la 
racionalidad que les es común, de modo que aquella dependencia se 
convierte en la auténtica realización de la libertad del individuo, en cuanto 
ser racional. 
 
Ilustración de Emilio o De la educación (1762) 
Finalmente, Emilio o De la educación (1762) es una novela pedagógica, cuya 
parte religiosa le valió la condena inmediata por parte de las autoridades 
parisinas y su huida a Neuchâtel, donde surgieron de nuevo conflictos con 
las autoridades locales, de modo que, en 1766, aceptó la invitación de David 
Hume para refugiarse en Inglaterra, aunque al año siguiente regresó al 
continente convencido de que Hume tan sólo pretendía difamarlo. A partir de 
entonces Rousseau cambió sin cesar de residencia, acosado por una manía 
persecutoria que lo llevó finalmente de regreso a París en 1770, donde 
transcurrieron los últimos años de su vida, en los que redactó sus escritos 
autobiográficos. 
La obra de Jean-Jacques Rousseau 
Considerado unánimemente una de las máximas figuras de la Ilustración, 
Jean-Jacques Rousseau aportó obras fundamentales a la teorización del 
deísmo (Profesión de fe del vicario saboyano), la creación de una nueva pedagogía 
(Emilio), la crítica del absolutismo (Discurso sobre el origen y el fundamento de la 
desigualdad entre los hombres, El contrato social), la controversia sobre el sentido del 
progreso humano (Discurso sobre las ciencias y las artes), el auge de la novela 
sentimental (Julia o la nueva Eloísa) y el desarrollo del género autobiográfico 
(Confesiones). En suma, Rousseau abordó los grandes temas de su época y 
participó activamente en todos los debates intelectuales que apasionaron al 
siglo. 
Sin embargo, al tiempo que es un hombre representativo de la ideología 
ilustrada (con sus presupuestos basados en la razón, la naturaleza, la 
tolerancia y la libertad), Rousseau anuncia algunas corrientes que se 
difundirán a partir de la Revolución. Así, por un lado, el pensador ginebrino 
puso en circulación determinadas ideas que cuestionaban el optimismo 
radical de las Luces: la perfección del estado de naturaleza frente a la 
corrupción de la sociedad comprometía la confianza en el progreso de los 
ilustrados; la idealización del buen salvaje se enfrentaba a la del "innoble 
salvaje" de los economistas que estudiaban los medios para el desarrollo 
material de la humanidad, y el énfasis sobre el sentimiento y la voluntad 
podía mermar la confianza ilustrada en el imperio de la razón. 
 
Jean-Jacques Rousseau 
Por otro lado, sus propuestas políticas no sólo desbarataban las ilusiones 
puestas en el reformismo benevolente de los déspotas ilustrados, sino que 
ofrecían un modo alternativo de organización de la sociedad y lanzaban una 
inequívoca consigna contra el absolutismo de derecho divino al defender el 
principio de la soberanía nacional y la voluntad general de la comunidad de 
los ciudadanos. 
De este modo, Rousseau se situaba en la encrucijada de la Ilustración, 
alimentando al mismo tiempo las corrientes subterráneas que inspiraron el 
prerromanticismo y las fuentes doctrinales de donde brotará pujante la 
Revolución. Pese a esgrimir argumentos no demasiado sólidos, su primer 
texto importante, el Discurso sobre las ciencias y las artes (1750), es la clave para 
entender su reticencia frente al optimismo racionalista que creía firmemente 
en el progreso de la civilización. 
Rousseau se alejaba ya en esta obra del pensamiento ilustrado al atribuir 
escasa importancia al perfeccionamiento de las ciencias y conceder mayor 
valor a las facultades volitivas que a la razón. Contestando la unilateralidad 
de una visión del progreso ceñida al ámbito técnico y material, en detrimento 
del moral y cultural, denunció la incongruencia que suponía denominar 
progreso humano a lo que era un mero desarrollo tecnológico. Aunque se 
había avanzado en el dominio de la naturaleza y se había aumentado el 
patrimonio artístico, la civilización no había hecho al hombre más libre, más 
feliz o más bondadoso. 
La empresa de dilucidar los efectos de la organización social sobre la 
naturaleza humana la acometió en el Discurso sobre el origen y el fundamento de la 
desigualdad entre los hombres (1755). Si en escritos anteriores ya había teorizado 
sobre la bondad natural del hombre y el efecto corruptor de la sociedad, 
ahora pasó a desarrollar la idea del buen salvaje. En un primitivo estado de 
naturaleza no existían entre los humanos desigualdades relevantes (sólo las 
derivadas de la biología) y los hombres no eran ni buenos ni malos, sinosimplemente "amorales". Una serie de causas externas empujaron a los 
hombres a agruparse y prestarse ayuda mutua para determinadas empresas, 
y en el transcurso de esa asociación nacieron las pasiones que transformaron 
su espíritu. 
 
Primera edición de El contrato social (1762) 
Ese "estado de naturaleza" era esencialmente un concepto teórico, pero 
ofrecía a Rousseau la base para condenar las injusticias del mundo de su 
tiempo, advertir sobre la corrupción reinante y desenmascarar el desorden 
de la sociedad civil. Así, partiendo de un estadio asociativo primitivo e idílico, 
nucleado en torno a la familia y más tarde traspasado a la comunidad (a la 
que inspiraba la solidaridad y guiaba la costumbre y no la ley, repartiéndose 
el fruto de la caza), llegó a determinar el momento de la fractura: la aparición 
de la agricultura, la minería y, por ende, la propiedad privada y la 
acumulación de riquezas en manos de unos pocos. 
http://www.biografiasyvidas.com/obra/discurso_origen_desigualdad.htm
http://www.biografiasyvidas.com/obra/discurso_origen_desigualdad.htm
El proceso continuaba con la aparición de la servidumbre, consistente en que 
los desposeídos ofrecían su trabajo a cambio de la protección de los 
poderosos. Los abusos propiciaron la desconfianza mutua y la necesidad de 
prevenir el crimen, por lo que se hizo necesaria la instauración de un 
gobierno y la promulgación de leyes para la protección de la propiedad 
privada. Si hasta aquí el esbozo de esta evolución no era nuevo (ya había 
sido apuntado por John Locke), la originalidad consistía en matizar que el 
proceso se había operado en defensa de la propiedad de los ricos; de ahí el 
carácter revolucionario de la hipótesis. 
Claro es que Rousseau no abogaba por la abolición de la propiedad privada, 
a la que consideraba un hecho irreversible y por tanto inherente al estado de 
sociedad, sino que apuntaba hacia la mejora de la situación a través del 
perfeccionamiento de la organización política. En cuanto diagnosis del origen 
de la injusticia social y la infelicidad del hombre, el Discurso tiene en efecto su 
necesario complemento en otra de sus obras fundamentales, El contrato 
social (1762), con su propuesta de una nueva sociedad fundada sobre un 
pacto libremente aceptado por los individuos, de los que emana una voluntad 
general que se expresa en la ley y que concilia la libertad individual con un 
orden social justo. 
Si bien no es posible contraponer una Ilustración de la razón y otra del 
sentimiento (pues precisamente entre los fenómenos más característicos de 
las Luces se encuentran la exaltación de la naturaleza, la revolución de la 
afectividad o el triunfo de la privacidad), no cabe duda de que el énfasis 
rousseauniano sobre la reivindicación del sentimiento frente a la razón pura, 
la idealización arcádica de la naturaleza y la indagación obstinada en el 
secreto reducto de la intimidad son elementos que preludian la aparición del 
nuevo clima espiritual del prerromanticismo. 
En este sentido, Rousseau colaboró decisivamente en la difusión de una 
estética del sentimiento con la publicación de su novela La nueva Eloísa (1761), 
aunque no sea ni el único escritor de novelas sentimentales ni el único 
responsable de los melodramas lacrimógenos que siguieron (las 
denominadas pleurnicheries). La bondad del hombre en un ideal estado de 
naturaleza es la base de una obra destinada a inaugurar la pedagogía 
moderna: Emilio o De la educación (1762); por ello la labor educativa ha de 
llevarse a cabo al margen de la sociedad y de sus instituciones y no consiste 
en imponer normas o dirigir aprendizajes, sino en impulsar el desarrollo de 
las inclinaciones espontáneas del niño facilitando su contacto con la 
naturaleza, que es sabia y educativa. 
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/locke.htm
http://www.biografiasyvidas.com/obra/contrato_social.htm
http://www.biografiasyvidas.com/obra/contrato_social.htm
http://www.biografiasyvidas.com/obra/emilio.htm
Por otro lado, sus Confesiones (publicadas póstumamente en 1782 y 1789) 
representan, en un siglo inclinado a la autobiografía, un ejemplo excepcional 
de introspección personal y de exhibición extremada de la propia intimidad, 
en un grado que no se alcanzaría hasta el pleno romanticismo. Finalmente, 
no resulta extraño que la muerte le sorprendiera meditando en la soledad de 
los jardines a la inglesa del castillo de Ermenonville, donde le había invitado 
el marqués de Girardin, mientras se entregaba al ilustrado placer de la 
herborización, tal como había dejado descrito en Las ensoñaciones del paseante 
solitario, publicadas también póstumamente en 1782. 
La dualidad de la figura y la obra de Rousseau no pasó desapercibida a sus 
coetáneos, como demuestran las palabras de Goethe: "Con Voltaire termina 
un mundo, con Rousseau comienza otro". Un mundo que, por un lado, 
conducía al romanticismo (debido al avance del irracionalismo, la 
exacerbación del sentimentalismo, el auge de los nacionalismos y la 
revalorización de las oscuras edades medievales) y, por otro, a la Revolución. 
 
Adam Smith 
Adam Smith vino al mundo en Kirkcaldy, pequeño pueblo escocés de 
pescadores, cercano a Edimburgo, en un día primaveral de fecha desconocida 
del año 1723 y fue bautizado el 5 de junio del mismo año. Hijo único del 
segundo matrimonio de Adam Smith, inspector de aduanas, y de Margaret 
Douglas, quedó huérfano de padre a los tres meses bajo la tutela de su 
madre, hija de un rico propietario de la comarca, a quien siempre permaneció 
muy unido. 
A los cuatro años vivió lo que parece haber sido la única aventura de su vida: 
fue raptado por unos gitanos. Tras una desesperada búsqueda por parte de 
la familia, el niño fue hallado en un bosque en el que había sido abandonado 
por sus raptores. Luego, sin trauma alguno, continuó siendo un niño bueno, 
aunque débil y enfermizo, de carácter dulce, prodigiosa memoria y amor al 
estudio, excelente alumno de la escuela elemental de Kirkcaldy. 
 
Adam Smith 
A los catorce años abandonó su pueblo natal para ingresar en la Universidad 
de Glasgow. En este centro se apasionó por las matemáticas y recibió la 
influencia de Francis Autcheson, afamado profesor de filosofía moral y 
hombre de fuerte personalidad, cuyas ideas económicas y filosóficas fueron 
decisivas en la formación de Smith, aunque sólo fuese por su posterior y 
profunda discrepancia respecto de ellas. Tres años después se graduaba, 
obteniendo una beca para estudiar en el Balliol College de Oxford. A los 
veintitrés años de edad concluyó brillantemente los estudios haciendo gala 
de un profundo dominio de la filosofía clásica y de la de la época. A 
continuación regresó a Kirkcaldy con su madre para empezar a buscar 
trabajo. 
En 1748, gracias a un amigo de su familia, el filósofo y jurista lord Henry 
Kames, se le presentó la oportunidad de dar una serie de conferencias en 
Edimburgo. Lejos de desaprovecharla, durante los dos años siguientes 
disertó sobre diferentes temas, desde la retórica a la economía y la historia, 
y se dio a conocer con éxito como escritor con la publicación de algún artículo 
en la Edimburgh Review. En esta época conoció al filósofo David Hume, quien 
se convertiría en su amigo más íntimo. 
Con las conferencias cosechó un éxito tal que en 1751 le ofrecieron un puesto 
de profesor de lógica en la Universidad de Glasgow. Tras un año en este 
puesto, cambió las clases de lógica por las de filosofía moral, que además de 
resultarle más interesantes estaban mejor remuneradas. Para Adam Smith, 
se trataba de una etapa de gran creatividad que él definiría luego como el 
período más feliz de su vida; parecía decidido a seguir la carrera docente e 
incluso en 1758 fue nombrado decano de la facultad, se reveló como un 
profesor excelente cuya fama traspasaba las fronteras, y se decía que 
Voltaire, desde Francia, le enviaba alumnos deseososde asistir a sus clases 
y embeberse en su sabiduría. 
En Glasgow formaba parte de un selecto círculo integrado por intelectuales, 
científicos y, sobre todo, por destacados comerciantes dedicados al comercio 
colonial desde que en 1707, a raíz de su unión con Inglaterra, éste quedara 
abierto para Escocia. Sus ideas y opiniones sobre el comercio y los negocios 
representaron una información de primera mano para el futuro economista 
y, en contacto con dicho círculo, conformó las tesis que cristalizarían más 
adelante en su obra. 
La moral y la economía 
El primer libro de Adam Smith, The Theory of Moral Sentiment (Teoría de los 
sentimientos morales), su obra maestra desde el punto de vista filosófico, se 
publicó en 1759. En ella exponía los principios de la naturaleza humana que 
guiaban el comportamiento social del hombre, y hablaba por vez primera de 
«la mano invisible» que sin saberlo y sin proponérselo orientaba el egoísmo 
humano hacia el bien de la sociedad. 
En 1763 recibió una nueva oferta de trabajo que le había de resultar mucho 
más lucrativa que cualquiera de las tareas que había realizado hasta el 
momento: preceptor del joven duque de Buccleuch. Renunció a la docencia 
y en 1764 partió hacia Francia en compañía de su pupilo. En Toulouse 
pasaron dieciocho meses, en cuyo transcurso Smith combatió el aburrimiento 
provinciano con la redacción de una nueva obra. 
Los viajeros se dirigieron después a Ginebra, ciudad en la que pasaron dos 
meses; Smith aprovechó dicha estancia para conocer personalmente a 
Voltaire, por quien siempre sintió una gran admiración. Siguió luego una 
breve pero provechosa estancia en París; su amigo Hume, secretario de la 
embajada británica, le introdujo en los más selectos salones de la capital; 
entre otros, conoció a François Quesnay, médico y economista, fundador de 
la escuela fisiocrática, que fue la primera que atribuyó de forma coherente a 
la naturaleza el origen de la riqueza. Los fisiócratas eran acérrimos 
seguidores de la máxima de Le Mercier de la Rivière, «Laissez faire, laissez 
passer, le monde va de lui même», que hicieron suya. Parece que influyeron 
en Adam Smith lo suficiente como para que pensara dedicar a Quesnay el 
libro que estaba escribiendo, pero la muerte del francés antes de que fuera 
publicado le hizo cambiar de idea. En 1767 el repentino fallecimiento del 
hermano menor del duque de Buccleuch, que se había reunido con ellos en 
Toulouse, les obligó a un precipitado regreso a Londres. 
 
Busto de Adam Smith 
En la primavera de ese mismo año, Smith se instaló en Kirkcaldy, donde, sin 
perder contacto con sus amigos de Glasgow, se entregó en cuerpo y alma a 
la redacción de la obra comenzada en Toulouse, An Inquiry into the Nature of the 
Wealth of Nations(Ensayo sobre la riqueza de las naciones), que lo ocuparía aún 
seis años y publicó finalmente en Londres en 1776. 
La obra, síntesis original de gran número de elementos preexistentes en el 
pensamiento económico anterior, fue pionera en muchos campos y pronto se 
convirtió en su trabajo más difundido. Representaba el primer gran trabajo 
de economía política clásica y liberal. En ella se aplicaban a la economía, por 
vez primera, los principios de investigación científica, en un intento de 
construir una ciencia independiente. Continuación del tema iniciado en su 
obra filosófica y en base a la misma, mostraba cómo el juego espontáneo del 
egoísmo humano bastaría para aumentar la riqueza de las naciones, si los 
gobiernos dejasen hacer y no interviniesen con medidas reflexivas. 
El libro alcanzó de inmediato un éxito extraordinario, y a partir de entonces, 
como si hubiera puesto punto final a una obra casi perfecta, en 1778 se retiró 
a Edimburgo, de donde apenas salía, salvo para algún viaje ocasional a 
Londres o a Glasgow, sus únicos contactos con el mundo. Llevaba una vida 
plácida y tranquila mientras revisaba y corregía sus dos obras capitales. En 
1784 la pérdida de su madre, de noventa años de edad, le resultó un golpe 
tan duro que su propia salud comenzó a declinar, de tal manera que cuando 
tres años más tarde fue nombrado rector de la Universidad de Glasgow, ni 
siquiera pudo pronunciar el discurso de apertura. 
En lo sucesivo su vida transcurrió en una soledad asistida por la enfermedad 
y, pese a ser objeto de honores y del reconocimiento general, no fue más 
que una larga espera del fin inexorable. El 17 de julio de 1790, a los setenta 
y siete años de edad, fallecía en Edimburgo, en cuyo cementerio de 
Canongate fue enterrado. 
 
David Ricardo 
Economista inglés (Londres, 1772 - Gatcomb Park, Gloucestershire, 1823). 
Procedía de una familia judía sefardí originaria de Holanda, y en aquel país 
recibió su primera educación judía ortodoxa. Luego se formó en la práctica 
ayudando a su padre, que era corredor de Bolsa. Tras romper con su familia 
por su matrimonio con una mujer cristiana (cuáquera), se estableció por su 
cuenta como corredor y especulador de Bolsa, acumulando en poco tiempo 
una gran fortuna, que le permitió retirarse de los negocios a los cuarenta 
años. 
Su formación económica fue autodidacta y tardía, y se debió a la lectura de 
la obra fundamental de Adam Smith, La riqueza de las naciones. A partir de ella 
desarrolló su propio pensamiento, centrado inicialmente en cuestiones 
monetarias; en ese terreno no fue muy original, defendiendo la teoría 
cuantitativista que vinculaba la inflación monetaria con la abundancia de 
dinero, y postulando, por tanto, la vuelta del Banco de Inglaterra al patrón 
oro. 
 
David Ricardo 
Fue su amigo James Mill el que, consciente del valor intelectual de Ricardo, 
le animó a poner por escrito su concepción teórica del sistema económico, 
en la época en que ya se había retirado al campo a cultivar sus aficiones. Fue 
así como surgieron losPrincipios de economía política y tributación (1817), una obra 
breve que contiene la formulación más sistemática y coherente del 
pensamiento económico clásico. 
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Mill quiso ir más allá y convenció a Ricardo para que entrara en la política 
activa, a fin de «educar» al Parlamento en materia de economía; 
efectivamente, se hizo elegir por un distrito de bolsillo de Irlanda en 1819 y 
actuó en la Cámara de los Comunes hasta su muerte como un liberal 
independiente. Durante años mantuvo un acalorado debate intelectual -
compatible con relaciones de amistad y respeto- con Malthus. 
La obra de Ricardo destaca por su razonamiento abstracto, simplificando la 
realidad hasta definir un modelo teórico que dé cuenta del funcionamiento 
esencial del sistema económico; se le considera, por ello, el padre de la teoría 
económica y el primer economista profesional. 
Fue un ardiente liberal, partidario de políticas económicas que impulsaran el 
crecimiento económico a base de garantizar a los capitalistas altos márgenes 
de beneficio, de manera que vino a teorizar el proceso de la revolución 
industrial británica. Razonó sobre la base de suponer que los salarios no 
podían -ni debían- elevarse sobre el nivel de la mera subsistencia; y criticó 
hasta la saciedad a los terratenientes, describiendo la renta de la tierra como 
un ingreso parasitario que no contribuía a la producción, pero que frenaba el 
crecimiento. Por la ley de los rendimientos decrecientes, creía inevitable un 
proceso de elevación de las rentas de la tierra y de los salarios de los 
trabajadores, que iría reduciendo los márgenes de ganancia hasta provocar 
el fin del crecimiento capitalista (el estado estacionario). 
Con su teoría de la ventaja comparativa argumentó de manera convincente 
en favor del librecambismo; y propugnó la abolición de las Leyes de Granos 
británicas, mecanismo proteccionista que contribuía a enriquecer a los 
terratenientes (que dominaban el Parlamento y la vida política) en 
detrimento de los verdaderos creadores de riqueza,que eran los empresarios 
capitalistas. Ricardo fue, por tanto, un portavoz cualificado de los intereses 
empresariales surgidos al calor de la «revolución industrial»; y así se explica 
su influencia sobre el resto de la escuela clásica (hasta John Stuart Mill) y 
sobre el pensamiento económico ortodoxo del mundo capitalista hasta el 
siglo XX (actualizado por revisiones como la de Alfred Marshall). 
Sin embargo, también había en sus escritos elementos que permitieron 
interpretaciones de tipo socialista, y de hecho el pensamiento económico 
de Marxconsistió en desarrollar las ideas de Ricardo hasta sus últimas 
consecuencias: por ejemplo, Ricardo había asentado definitivamente la teoría 
del valor-trabajo, según la cual sólo el trabajo produce valor, de donde Marx 
extrajo la conclusión de que los capitalistas explotan a sus trabajadores 
porque detraen una parte del producto de su trabajo -la plusvalía- para 
http://www.biografiasyvidas.com/monografia/marx/
apropiárselo como beneficios; también aprovechó Marx la idea ricardiana del 
estado estacionario para profetizar un derrumbamiento inevitable del 
sistema capitalista, agotado por sus propias contradicciones. 
Aparte de esta vinculación con el socialismo marxista, Ricardo dio pie 
también a otras interpretaciones heterodoxas, como la de Henry George 
(basada en la ilegitimidad de la renta de la tierra, que debía ser confiscada 
por el Estado mediante un impuesto), la de los socialistas ricardianos o, ya en el 
siglo XX, la escuelaneorricardiana fundada por Sraffa. 
 
Karl Marx 
El paulatino y ya casi evidente fracaso de supuestas aplicaciones prácticas 
de sus ideas políticas y económicas, no debe ensombrecer la talla de Karl 
Marx como pensador revolucionario, cuya obra significó en las ciencias 
socioeconómicas un vuelco similar al producido por Freud en la psicología o 
Einstein en la física. La cristalización y dogmatización de su brillante 
propuesta intelectual ha tenido un precio que la historia juzgará y él no 
hubiera avalado. Con Marx, la ética política deja de ser una ciencia infusa y 
la doctrina económica una velada defensa de intereses particulares. Después 
de él, la comunidad internacional ya no tiene excusas racionales para no 
avanzar hacia la justicia y la igualdad desde el análisis científico de los 
hechos, sus relaciones, causas y consecuencias. 
Karl Marx nació en la Renania prusiana actual Alemania, en la ciudad de Trier 
(antes Trèves, en español Tréveris) el 5 de mayo de 1818. Fue uno de los 
siete hijos del abogado judío Heinrich Marx y de su esposa holandesa 
Henrietta Pressburg. El padre era un hombre inclinado a la Ilustración y a las 
ideas moderadamente liberales, devoto de Kant y de Voltaire. Por tanto, Karl 
tuvo una infancia habitual en la burguesía culta de su tiempo, y asistió a la 
escuela y cursó el bachillerato en su ciudad natal. 
 
Karl Marx 
En octubre de 1835, con diecisiete años, se inscribió en los cursos de 
humanidades de la Universidad de Bonn. Pasó allí sólo un año, en el que 
estudió griego e historia y llevó una agitada vida estudiantil, incluyendo un 
duelo y un día de calabozo por alcoholismo y desórdenes (fue la única vez 
que el fundador del comunismo científico estuvo en prisión). El ambiente 
universitario de Bonn era rebelde y politizado, por lo que Karl se hizo 
miembro de un círculo en el que se discutía de política y poesía, y llegó a 
presidir el Club de las Tabernas, que tenía otros fines. Pese a tantas 
actividades, de pronto resolvió pasarse a la Universidad de Berlín, en la que 
ingresó al año siguiente, también en el mes de octubre. 
En Berlín se apuntó para estudiar leyes y filosofía, sin abandonar su 
inclinación por la historia. Encontró muchos amigos y una novia, Jenny von 
Westphalen, joven inteligente y atractiva de veintidós años (cuatro más que 
Karl Marx), perteneciente a una familia de funcionarios de reciente nobleza, 
que jamás tragarían al «noviecito» judío e intelectual de Jenny. 
Un joven hegeliano 
Georg W. F. Hegel acababa de morir y el ambiente universitario berlinés era 
fervorosamente hegeliano, aunque cada grupo o cenáculo estudiantil 
interpretaba las ideas del creador de la dialéctica a su manera. El joven Marx 
se vio inmerso en esas discusiones, que lo llevaron a una profunda depresión 
y al primer descalabro de su frágil salud. En prenda a su rigor intelectual, 
aceptó incorporarse a «una concepción que odiaba» (según carta a su padre 
de noviembre de 1837) y se unió al grupo de seguidores del joven profesor 
Bruno Bauer, que sostenía las ideas más progresistas y democráticas de la 
obra de Hegel y el cuestionamiento del pensamiento matemático y formal. 
 
Casa natal de Marx 
Bauer fue expulsado de la universidad por «radical» en 1839, pero los 
jóvenes hegelianos ya eran republicanos de izquierdas que utilizaban la 
filosofía y la dialéctica como instrumento crítico de la rígida sociedad prusiana 
en la que vivían. No obstante, Marx y sus compañeros eran todavía idealistas 
y bastante románticos, al confiar en que la sociedad cambiaría gracias al 
desarrollo de la cultura y la educación. Esta posición no era compartida por 
el periodista Adolph Rutemberg, el más íntimo amigo de Karl en esa época, 
que lo impulsaba a conocer la lóbrega realidad de los obreros y los 
menesterosos. 
A instancias de sus amigos y de Jenny, en abril de 1841 presentó una 
brillante tesis doctoral que contrastaba la filosofía de Demócrito y la de 
Epicuro, incluyendo la después famosa frase: «La crítica es también teoría», 
con lo que se doctoró en filosofía cuando aún no había cumplido veintitrés 
años. No irían mucho más allá sus logros académicos. A principios del año 
siguiente se incorporó a una publicación fundada por las fuerzas más 
progresistas de Colonia, entonces capital industrial de Prusia. 
Como redactor de la Rheinische Zeitung (Gaceta de Renania), Marx tomó 
contacto con las realidades sociales y la naturaleza crudamente clasista de 
la legislación prusiana. Nombrado otra vez director de la revista en octubre 
de 1842, sus crónicas parlamentarias desde la Dieta renana denunciaban al 
Estado como guardián y valedor de los intereses de los empresarios y 
expresaban su interpretación radical del pensamiento hegeliano, en tanto 
que el Estado no cumplía su función esencial como realización ética de la 
especificidad humana. 
Su labor como periodista político lo llevó a tomar conocimiento de los 
movimientos obreros en Francia e Inglaterra, especialmente por las crónicas 
de Heine desde París y Lyon, y de las ideas del socialismo utópico mantenidas 
por Fourier, Owen, Saint Simon y Weitlig. Desde hacía un tiempo estaba 
fuertemente Influido por el pensamiento de Ludwig von Feuerbach, discípulo 
de Hegel que elaboró lo que suele resumirse como un «humanismo ateo». 
Marx comenzó a intentar casar ese materialismo con la dialéctica hegeliana 
sin llegar a plantearse todavía nada que pudiera llamarse lucha de clases. 
Justificaba en sus artículos las reivindicaciones proletarias europeas como 
rebelión de «la clase que hasta ahora no ha poseído nada», un fenómeno 
natural y circunstancial motivado por la insensibilidad del estamento 
dominante, que no cumplía adecuadamente su papel rector. Incluso criticaba 
abiertamente las ideas del comunismo utópico por su parcialidad clasista, 
que dejaba de lado las «comprensiones objetivas» de la realidad. En última 
instancia siguió defendiendo el estado integral humanista de Hegel, frente al 
«estado de artesanos» que, en su opinión, propiciaban los protocomunistas. 
La censura prusiana presionó seriamente contra los editores de la Rheinische 
Zeitung y Marx se vio obligado a dimitir. No deseaba regresar a la carrera 
académica a causa del rígido control ideológico implantado por el gobierno 
en la universidad. Tras siete años de noviazgo, se casó con Jenny en junio 
de 1843 y ambos se sumaron a la emigraciónpolítica alemana que se dirigió 
a París. Allí conocería a la crema de la juventud revolucionaria europea, como 
Heine, Borne, Proudhon y, sobre todo, Friedrich Engels. 
El Manifiesto comunista 
Marx siguió trabajando sobre la base del humanismo abstracto de Feuerbach, 
que criticaba la religión y la filosofía especulativa. Por su parte, Engels lo 
convenció de la importancia de profundizar los estudios económicos. Junto al 
hegeliano Arnold Ruge editó en 1844 el Deutsch Französische Jahrbücher (Anuario 
AlemánFrancés), que incluía dos extensos artículos de Marx: «La cuestión 
judía» y «La filosofía hegeliana del derecho» en el que escribía el célebre 
aserto: «La religión es el opio de los pueblos» (metáfora de gran actualidad, 
pues Inglaterra acababa de invadir China en la llamada «guerra del opio»). 
También trabajó en esa época en unos Manuscritos económicofilosóficos, que dejó 
en borrador y no publicó durante su vida. En ellos se refleja especialmente 
el momento de transición que atravesaba su pensamiento, y el proceso de 
elaboración de lo que él mismo llamaría la «mezcla» entre el análisis crítico 
de las ideas y el estudio e interpretación de los datos reales. 
 
Marx y Engels 
La presión de Prusia sobre el gobierno de Guizot hizo que Karl Marx 
abandonara París. El 5 de febrero de 1845 se instaló en Bruselas, donde 
transcurrirían dos años de fecundo trabajo en colaboración con Engels. Fue 
en ese período cuando efectuaron la primera formulación del materialismo 
dialéctico y escribieron La sagrada familia, La ideología alemana y Miseria de la 
filosofía, este último cuestionando el libro de Proudhon Filosofía de la miseria. 
En 1847 Marx llegó a Londres y tomó contacto con una sociedad secreta en 
formación, la Liga de los Justos, integrada principalmente por artesanos 
alemanes emigrados, que le pidieron que escribiera sus estatutos. Engels los 
relacionó con los obreros izquierdistas ingleses, y ambos trabajaron desde 
diciembre hasta enero de 1848 en la carta fundacional de la Liga, que se 
publicó como Manifiesto comunista. La declaración comienza con una frase que 
se hizo famosa: «La historia de toda sociedad que haya existido hasta hoy, 
es la historia de una lucha de clases». Y entre sus consideraciones afirma 
que las fuerzas productivas están en tensión constante con «las relaciones 
de producción, con las relaciones de propiedad, que son las condiciones de 
vida de la burguesía y de su dominio». 
Según escribiría más tarde Engels, fue en este período cuando se produjo el 
punto de inflexión conceptual que rebasó a Feuerbach, pasando «del culto 
del hombre abstracto a la ciencia del hombre real y su evolución histórica». 
Apareció entonces también la idea de la «sobreestructura» compuesta por 
las instituciones y formaciones ideológicas, frente a la Verhaltnisse (palabra 
alemana que significa tanto condiciones como relaciones) de producción y 
apropiación del producto social. 
En ese momento estallaron en Europa una serie de revoluciones populares 
en cadena que afectaron a Francia, Italia y Austria, con repercusiones 
sociales en Alemania e Inglaterra. Marx fue invitado a París por el gobierno 
provisional y se opuso con vehemencia a la expedición «liberadora» sobre 
Alemania que proponía el poeta Georg Herwegh. Esto le granjeó una gran 
impopularidad entre los revolucionarios, pese a que él y Engels pasaron en 
abril de 1848 a Alemania para colaborar con las fuerzas democráticas. La 
propuesta de Marx era una alianza de los trabajadores con la burguesía 
progresista, que lo llevaría a enfrentamientos frontales con los líderes 
obreros. 
Marx resucitó en Colonia la Neue Rheinische Zeitung, que tuvo corta vida debido 
al contraataque represivo del gobierno prusiano. En su último número, 
espectacularmente impreso en tinta roja, la revista convocaba tardíamente 
a la resistencia armada. En 1849, ante el fracaso de la revolución, Marx volvió 
a París, de donde fue nuevamente expulsado. Pasó a Londres, ciudad en la 
que viviría el resto de sus días. El desencanto circunstancial respecto al 
activismo político y su rechazo al radicalismo utópico de algunos 
compañeros, lo llevó a disolver en 1850 la Liga de los Comunistas. 
El cerebro de la Internacional 
La primera época en Londres fue bastante dura para Karl Marx, sumido en la 
pobreza, aquejado por su mala salud y acechado por los acreedores. La 
familia sobrevivió seis largos años en dos míseros cuartos del Soho, gracias 
a las ayudas que enviaba Engels desde la factoría de su padre en Manchester, 
donde trabajaba como contable. También colaboraron a su sustento Wilhelm 
Wolff, amigo de Karl, y esporádicos envíos de los parientes de Jenny. Dos de 
los cuatro niños de los Marx murieron en esos años de privaciones y 
sufrimientos. 
A fines de 1851 el New York Tribune lo designó corresponsal, lo que alivió en 
parte su situación económica y mucho su dignidad. En once años de 
colaboración, Marx escribió para ese diario más de quinientos artículos y 
editoriales, un tercio de ellos con Engels. En esa etapa de su labor intelectual 
comenzó a preparar datos y materiales para el primer volumen de El 
capital (Das Kapital). Trabajos como laContribución a la crítica de la economía 
política, Teorías sobre la plusvalía o un nuevo Esbozo para una crítica de la economía 
política suelen ser considerados como escritos preparatorios de su 
monumental obra teórica. Mientras tanto, no dejó de mantener nuevos 
enfrentamientos con los que llamaba «aventureros» y «alquimistas» de la 
revolución. 
No obstante, cuando en 1864 se fundó en Londres la Asociación Internacional 
de Trabajadores (conocida popularmente como la Internacional), sus 
dirigentes llamaron a Karl Marx a participar y a colaborar en la redacción de 
sus primeros documentos. Si Marx es considerado el creador del comunismo 
moderno, y la Internacional su primera formación concreta para los 
trabajadores de todo el mundo, lo cierto es que aquél no fue fundador ni líder 
de ésta, sino sólo el guía intelectual de un sector de la misma. 
Como miembro del consejo general, trabajó activamente en la redacción de 
la memoria inicial y los estatutos de la asociación, al tiempo que completaba 
la elaboración del primer volumen de El capital, que se editó en Londres en 
1867. Fue el único volumen publicado en vida de su autor (los volúmenes II 
y III los dio a conocer Engels, respectivamente, en 1885 y 1894), y el 
conjunto de esta obra tuvo una influencia decisiva a lo largo del siguiente 
siglo. Sólo bastante más tarde se comenzó a dar importancia al estudio y 
conocimiento de los trabajos anteriores y juveniles de Karl Marx. El núcleo 
ideológico de El capital parte de la negación de la especulación filosófica como 
fundamento de la acción política revolucionaria, que debe basarse en el 
conocimiento positivo de la realidad histórica social y económica. En este 
último aspecto, introduce el concepto de la «plusvalía» como valor del 
trabajo humano del que se apropia el dueño de los medios de producción. 
La Internacional nació en un momento propicio, como propuesta de unión y 
organización concreta del movimiento obrero, en tanto expresión de la clase 
trabajadora más allá de las fronteras nacionales. En 1869 alcanzaba ya la 
cifra de 800.000 asociados, con un consejo general integrado por 
representantes de las «secciones» de los distintos países. En 1870 Engels 
consiguió trasladarse a Londres. Curiosamente, fueron los italianos quienes 
le pidieron que se incorporase al consejo como delegado de su sección. La 
entrada de su estrecho colaborador alivió a Marx de la intensa tarea como 
«cerebro» de la asociación y le permitió dedicar más tiempo a sus estudios 
en el Museo Británico y a sus escritos teóricos. 
 
Marx en 1882 
Pese a ser quien era, Karl Marx no era un nombre muy conocido en el resto 
de Europa: en parte porque escribía en alemán (pero sus obras no

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