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Antropología Cultural 2-páginas-37

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326 PARTE 2 Valorar la diversidad cultural
do Bomfi m, en la ciudad de Salvador, Bahía. 
Prometen compensar a “Nuestro Señor” si ocu-
rre la sanación. Para mostrar que la promesa 
funciona, y se retribuye, están los miles de ex 
votos, impresiones plásticas de partes del 
cuerpo, que adornan la iglesia, junto con foto-
grafías de personas curadas.
La religión puede funcionar al llegar al inte-
rior de las personas y movilizar sus emociones, 
alegrías, iras y honestidad. Hemos visto cómo 
Émile Durkheim (1912/2001), un prominente 
teórico social francés y estudioso de la religión, 
describió la “efervescencia” colectiva que puede 
desarrollarse en los contextos religiosos. La emo-
ción intensa burbujea. La gente experimenta una 
profunda sensación de alegría compartida, de 
signifi cado, experiencia, comunión, pertenencia 
y compromiso con su religión.
El poder de la religión afecta la acción. Cuando 
las religiones entran en contacto pueden coexistir 
pacífi camente, o sus diferencias pueden ser la 
base de la enemistad y la discordia, e incluso de 
batallas. El fervor religioso inspiró las cruzadas de 
los cristianos contra los infi eles y condujo a los mu-
sulmanes a declarar guerras santas contra los 
pueblos no islámicos. A lo largo de la historia, los 
líderes políticos han usado la religión para pro-
mover y justifi car sus puntos de vista y políticas.
Hacia fi nales de septiembre de 1996, el movi-
miento talibán impuso fi rmemente una forma 
extrema de control social en Afganistán, en el 
nombre de la religión (fi gura 12.1) y de su gente. 
Dirigidos por clérigos musulmanes, los talibanes 
intentaron crear la versión de una so-
ciedad islámica modelada sobre las en-
señanzas del Corán (Burns, 1997). Se 
instituyeron medidas represivas diver-
sas. El talibán excluyó a las mujeres del 
trabajo y a las niñas de la escuela. A las 
mujeres que pasaban de la pubertad se 
les prohibió hablar con hombres que 
no eran de su familia. Las mujeres ne-
cesitaban una razón aprobada, como la 
compra de alimentos, para salir de sus 
casas. Los hombres, a quienes se les re-
quirió dejarse largas barbas, también 
enfrentaron varias prohibiciones: jugar 
cartas, escuchar música, criar palomas 
y volar cometas.
Para reforzar sus decretos, el talibán 
envió hombres armados a lo largo del 
país. Los agentes se hicieron cargo de la 
“verifi cación de barbas” y otras formas 
de escrutinio en nombre de una fuerza 
policiaca religiosa conocida como el De-
partamento General para la Preserva-
ción de la Virtud y la Eliminación del 
Vicio (Burns, 1997). El 22 de diciembre 
de 2001, el talibán fue destronado, y un 
nuevo gobierno interino se estableció en 
Kabul, la capital afgana. Tras el colapso 
del talibán siguió el bombardeo estadounidense de 
Afganistán en respuesta a los ataques del 11 de 
septiembre de 2001 al World Trade Center de 
Nueva York y al Pentágono en Washington. Mien-
tras el talibán entregaba Kabul a las fuerzas victo-
riosas de la alianza del norte, los hombres locales 
se precipitaban a las peluquerías para recortarse o 
afeitarse sus barbas. Usaban un símbolo talibán 
clave para celebrar el fi nal de la represión religiosa.
Note que, en el caso de los talibanes, las for-
mas de control social se usaban para apoyar una 
ortodoxia religiosa estricta. No se trataba de re-
presión en el nombre de la religión, sino de una 
religión represiva. En otros países, los líderes se-
culares utilizan la religión para justifi car el con-
trol social. En búsqueda del poder, echan mano 
de la retórica religiosa para conseguirlo. El go-
bierno de Arabia Saudita, por ejemplo, emplea la 
religión para desviar la atención de una política 
social represiva.
¿Cómo pueden los líderes movilizar a las co-
munidades y, al realizarlo, conseguir apoyo para 
sus propias políticas? Una forma de hacerlo es 
mediante la persuasión; otra es infundir odio o 
temor. Como se vio en el capítulo “Sistemas polí-
ticos”, el temor y las acusaciones de brujería y 
hechicería son medios de control social podero-
sos que crean un clima de peligro e inseguridad 
que afecta a todos.
Las acusaciones de brujería con frecuencia se 
dirigen a individuos socialmente marginales o 
anómalos. Por ejemplo, entre los betsileo de Ma-
dagascar, quienes prefi eren la residencia posma-
Una vaca ambulante no perturba a estos compradores en Udaipur, Rajastán. El ganado 
cebú de la India está protegido por la doctrina de ahimsa, un principio de no violencia 
que prohíbe matar animales. Esta doctrina hindú pone todo el poder de la religión orga-
nizada detrás del mandamiento de no destruir un recurso valioso, incluso en épocas de 
extrema necesidad.
Capítulo 12 Religión 327
FIGURA 12.1 Ubicación de Afganistán.
H I M A L A Y A S 
Desierto Takia 
Makan
HINDU KUSH 
Mar de 
Arabia
Mar
de
 Aral
Mar
Caspio
G
olfo Pérsico
Ganges 
Lago
Balkhash
Syr Darya 
Amu Darya
 
In
dus 
Helm
and 
Teherán
Kabul
Almaty
Tashkent
Doha
Abu Dhabi
Muscat
Ashgabat
Islamabad
Nueva Delhi
Dushanbe
Bishkek
Qandahar
Baku
Herat
Meymaneh
Qalat
Farah
Feyzabad
Baghlan
Bamian Charikar
Ghazni Gardez
Balkh
K A Z A J S T Á N
UZBEKISTÁN
TURKMENISTÁN
I R Á N
QATAR
E.A.U.
OMÁN
ARABIA 
SAUDITA
PAKISTÁN
TAYIKISTÁN
KIRGUISTÁN
I N D I A
NEPAL
C H I N A
AZERBAIYÁN
R U S I A
AFGANISTÁN
60°E 20°N
50°E
70°E
Trópico de Cáncer
500 km
0
0
250 500 mi
250
trimonial patrilocal, los hombres que viven en el 
pueblo de la esposa o la madre violan una norma 
cultural. Vinculado con su posición social anó-
mala, un comportamiento inusual, por ejemplo, 
permanecer despierto muy tarde en la noche, es 
sufi ciente para que los llamen brujos y como re-
sultado se les evite. En tribus y comunidades de 
campesinos, la gente que destaca económica-
mente, en especial si se sospecha que se benefi -
cian a costa de los demás, con frecuencia enfrenta 
acusaciones de brujería, lo que conduce al ostra-
cismo social o el castigo. En ese caso, la acusación 
de brujería se convierte en un mecanismo de ni-
velación, una costumbre o acción social que 
opera para reducir las diferencias en riqueza y 
por tanto para alinear a los que sobresalen con 
las normas comunitarias, otra forma de control 
social.
Para garantizar el comportamiento adecuado, 
las religiones ofrecen recompensas, como la con-
vivencia dentro de la comunidad religiosa, y cas-
tigos, como la amenaza de destierro o excomu-
nión. Muchas religiones prometen recompensas 
para la vida buena y castigo para la mala. La sa-
lud física, mental, moral y espiritual, ahora y 
siempre, pueden depender de las creencias y 
comportamientos personales. Por ejemplo, si al-
guien no pone sufi ciente atención a sus ances-
tros, ellos pueden arrebatarles a sus hijos.
Las religiones, en especial las organizadas for-
malmente, que por lo general son típicas de las 
sociedades de estado, con frecuencia prescriben 
Cerca de una tumba 
real en Kabul, el 30 
de enero de 2004, un 
niño se prepara para 
volar una cometa, 
que ilustra el de-
porte nacional (ama-
teur) para niños de 
Afganistán. Después 
de su prohibición el 
vuelo de cometas 
nuevamente es 
popular.
mecanismo de 
nivelación
Costumbre que regresa 
a los que sobresalen de 
vuelta a las normas 
comunitarias.

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