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La evolución demográfica En la historia de la humanidad, el crecimiento de la población a un ritmo tan elevado como el actual ha sido un fenómeno único y limitado a la segunda mitad del Siglo XX. Nunca antes se habían experimentado procesos de cambio tan acelerado y de tanta magnitud y no creemos vuelvan a producirse en una escala semejante. A lo largo de su historia, la población humana ha estado creciendo a ritmos muy lentos, con largos periodos de estancamiento e incluso decrecimiento. Un periodo clásico decrecimiento sostenido fue el asociado con la Revolución Agrícola (en torno al año 500 A.C.), para luego retomar una expansión lenta y oscilante hasta la Revolución Industrial, en el siglo XVIII. Durante ese siglo, la tasa anual de crecimiento se mantuvo levemente por debajo del 0,5 por ciento, alcanzándose los primeros mil millones de habitantes al inicio del siglo XIX (en torno a 1804) El ritmo de crecimiento aumentó levemente y se mantuvo en torno al 0,5 por ciento durante el siglo XIX, llegando a dos mil millones en 1927. Estos segundos mil millones se acumularon en 127 años2. Desde entonces hasta hoy se han sumado cinco mil millones más. En poco más de 11 años entre 1987 y 1999 se sumaron mil millones. Proceso demográfico, riesgo de desastres, características y consecuencias. La población de América Latina ha registrado en las últimas décadas algunos de los cambios más rápidos y pronunciados que se han observado a nivel mundial. Pero, para que la incorporación de los factores poblacionales en las iniciativas de reducción del impacto de desastres y las políticas de adaptación al cambio climático sea pertinente, habrá que analizar y comprender en profundidad estos cambios. Además, conocer las dinámicas demográficas ofrece importantes ventajas para la planificación del desarrollo, ventajas que deberían ser aprovechadas a favor de la efectividad de los planes y programas de desarrollo. En el panorama mundial actual, y especialmente en América Latina, el crecimiento demográfico tiene un componente inercial importante, que requiere abordajes más complejos que las intervenciones de rutina concebidas para facilitar y extender el uso de anticonceptivos como medida para ralentizar el crecimiento demográfico. A nivel mundial, una parte significativa del crecimiento demográfico se produce por la inercia que emana de la estructura por edades: el número de parejas en edad reproductiva aumenta como resultado del rápido crecimiento en el pasado; esto genera un aumento en el número de nacimientos, aunque el número medio de hijos por pareja está disminuyendo.
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