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EXPERIENCIA, ARTE - MÚSICA Y EDUCACIÓN A TRAVÉS DEL PROYECTO FILOSOFICO DE JOHN DEWEY LUCY LORENA ROCHA GORDO PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE ARTES CARRERA DE ESTUDIOS MUSICALES BOGOTÁ 2014 2 EXPERIENCIA, ARTE - MÚSICA Y EDUCACIÓN A TRAVÉS DEL PROYECTO FILOSOFICO DE JOHN DEWEY LUCY LORENA ROCHA GORDO Trabajo de grado realizado bajo la dirección de la profesora Martha Patiño, como requisito para optar al título de Maestra en Música con énfasis en Estética. Revisión final realizada por Juan Fernando Mejía PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE ARTES CARRERA DE ESTUDIOS MUSICALES BOGOTÁ 2014 3 A Lucila, Juan José, Juan Carlos y Elizabeth por su amor y apoyo incondicional, a quienes vivieron de cerca este proceso gracias por su conocimiento, a los lectores y personas que les guste reflexionar sobre el arte, la educación y la vida para que encuentren en las siguientes palabras algún sentido y utilidad 4 CONTENIDO OBSERVACIONES……………………………………………………………… 6 INTRODUCCIÓN………………………………………………………………... 7 CAPÍTULO I. De una estética analítica hacia una estética pragmatista. Arte en Occidente: Primacía del intelecto sobre lo sensitivo del ser humano....................................... 11 1.1. Arte como representación de la naturaleza …………………………… 16 1.2. Una estética de carácter moral ………………………………………... 20 1.3. El pensamiento moderno y la "negación" de los sentidos ……………... 23 1.4. El sentimiento de lo bello ……………………………………………… 26 1.5. El arte como hijo de su propio tiempo ………………………………… 27 1.5.1. El concepto de arte: Entre la forma y el objeto…………………. 28 1.5.2. La clasificación de las artes……………………………………... 31 1.5.3. Institucionalización del arte …………………………………….. 32 1.5.4. La justificación del arte …………………………………………. 34 1.5.5. Purificación o espiritualización del arte ………………………… 36 CAPITULO II. Arte y Escuchar: Evidencia clara del proyecto filosófico de John Dewey. Rescatando los ritmos biológicos del ser humano ……………………………….. 38 2.1. John Dewey: Precursor de una filosofía de origen orgánico…………… 39 2.2. La influencia darwinista …………………………………………………43 5 2.3. Experiencia según el proyecto filosófico de John Dewey……………… 46 2.3.1. La relación entre el organismo vivo y su entorno……………….. 47 2.3.2. El cuerpo y los sentidos en la experiencia deweyana …………… 49 2.3.3. Características esenciales de la experiencia y el acto de conocer………………………………………………………………..... 53 2.3.4. Arte……………………………………………………………… 56 2.3.5 Cualidad estética de la experiencia………………………………. 59 2.4. Escuchar a través de la experiencia deweyana…………………………. 62 CAPITULO III. Experiencia, Música y Educación: Repensando la formación de Artistas ……………………………………………………………………………. 66 3.1. We are the sound ………………………………………………………. 66 3.2. Educación Tradicional: El hombre, recipiente de información ………... 70 3.3. Repensando la formación de artistas………………………………….. . 78 3.3.1. Importancia del organismo biológico en la educación musical … 79 3.3.2. Touch the sound…………………………………………………. 83 3.3.3. Teoría hecha práctica …………………………………………… 85 3.3.4. Formación del pensamiento reflexivo…………………………… 88 CONCLUSIONES ………………………………………………………………... 91 BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………………. 95 6 OBSERVACIONES SISTEMA DE CITAS En este trabajo investigativo, las citas correspondientes al proyecto filosófico de John Dewey se realizaran manteniendo el marco canónico o tradicional señalado para este autor, es decir: la sigla que corresponde a la obra EW (The Early Works), MW (The Middle Works) y LW (The Later Works), seguido del número del volumen y la página específica de donde se ha tomado la cita, por ejemplo (LW 10: 38). Así mismo, es importante mencionar que las citas utilizadas no hacen referencia a los textos originales escritos y publicados en inglés, sino que de manera contraria, el número de página que señalan tales citas corresponden a distintas traducciones al castellano; traducciones que han sido propuestas o sugeridas directamente por la asesora o tutora de esta investigación. 7 INTRODUCCIÓN La cultura occidental es ampliamente reconocida por la importancia o trascendencia que le ha otorgado al ejercicio contemplativo lógico, la razón o el intelecto, de tal manera que, a través del uso de las facultades cognoscitivas del hombre, la reflexión argumentativa y demostrativa, este pueda sustentar la autenticidad o veracidad de los eventos o fenómenos que acontecen en el interior de esta cultura. Como consecuencia, en Occidente se ha generado una sobredimensión de dichas destrezas del ser vivo, produciendo una especie de subestimación de todo aquello que no proceda o pueda ser expuesto o manifestado por medio del uso de éstas, por ejemplo, las aptitudes sensuales del ser humano como todas las relaciones que a partir de ellas se generan entre el organismo vivo y el entorno que habita; esto, ha tenido como resultado que en el interior de esta cultura, se tenga […] la tendencia a pensar en el conocimiento [la realidad, el mundo], de acuerdo con el modelo de un espectador que contempla un cuadro acabado y no con la de un artista que pinta el cuadro. [Esto, surge] por adoptar el supuesto de una mente simplemente contemplativa de un lado, y por otro lado, el de un objeto exterior y remoto [totalmente alejado del diario vivir del sujeto] al que hay que contemplar y examinar (MW 10: 188- 189). Ahora bien, esta tendencia del hombre por concebir el conocimiento y el mundo de manera contemplativa, puede verse claramente reflejado en la noción general que se tiene del arte (música), ya que, éste es comúnmente asociado a un objeto acabado que halla su elocuencia o coherencia en relación al mundo que lo ha construido, a través del ejercicio contemplativo que realiza el hombre de él, y la reflexión racional de las estructuras teóricas y lógicas que lo componen. Tal concepto de arte (música), ha generado la percepción de sí mismo como una esfera cerrada y limitada, distante de la vida común y ordinaria del hombre, dejando de lado el contexto, los procesos y las necesidades orgánicas o vitales que llevaron a la construcción o fabricación del objeto; en otras palabras, esta forma de ver el arte otorga mayor relevancia a la materia transformada, la forma acabada y al ejercicio 8 intelectual que permite una descripción de las estructuras o cánones que validan su existencia, que a las relaciones entre el artista y su entorno que condujeron a su edificación, el proceso de creación y construcción de la obra artística: “En la concepción común, la obra de arte se identifica a menudo con la existencia del edificio, del libro, de la pintura o de la estatua, independientemente de la experiencia humana que subyace en ella” (LW 10: 3). Por otra parte, la sobredimensión que ha generado Occidente del intelecto, el saber reflexivo, el mundo percibido como algo enteramente acabado y el concepto de arte (música) que de allí deriva, ha sido la plataforma cimentadora sobre la cual se han construido principalmente los métodos pedagógicos que tienen como objetivo la formación de nuevos artistas (músico); permitiendo a través de ellos, evidenciar una preferencia por el desarrollo de las facultades lógico-racionales del estudiante, dejando en un segundo plano o nivel inferior el conocimiento, investigación y desarrollo consciente de las facultades sensitivas del mismo, lo cual genera, un desequilibrio en el estudiante que no le permite poner la totalidad de sus facultades (cognitivas – sensuales) en función de su propio arte. Teniendo en cuenta el contexto presentado anteriormente,esta investigación pretende mostrar de qué manera las correspondencias orgánicas o vitales que establece el ser humano con todo aquello que lo rodea, su cotidianidad, y sus facultades sensitivas, son de gran importancia tanto para la percepción y comprensión del arte (música), como para la construcción de métodos pedagógicos que faciliten el dominio de éste, a fin de contribuir a la construcción de distintas herramientas o recursos pedagógicos, que permitan la formación integral de las facultades y aptitudes del estudiante. En este sentido, para lograr tal objetivo, el desarrollo de esta disertación tendrá como base estructural o marco teórico el proyecto filosófico de John Dewey, quien de manera continua a través de su trabajo investigativo, resalta la importancia de las relaciones que se erigen entre el organismo vivo y el medio en que habita, permitiendo así, una comprensión diferente y novedosa (en relación a lo que ha dictado la tradición que precede a este filósofo) de las tres temáticas principales que enmarcaran esta investigación, a saber: la filosofía, el arte y la educación. 9 Esta disertación partirá pues por exponer el concepto general que ha construido Occidente alrededor del arte (música), teniendo como propósito, mostrar de qué manera éste es una clara evidencia de la sobredimensión o énfasis exhaustivo que ha hecho dicha cultura sobre la razón o el ejercicio lógico; ya que, sin duda alguna, para establecer o comprender una noción nueva de cualquier materia de estudio (en este caso el arte), es necesario conocer los rasgos o conceptos más importantes que han llevado a la crítica y reflexión de esta misma. Es por esto que, para la construcción y desarrollo del primer capítulo, se utilizará como fuente primaria el trabajo filosófico de distintos pensadores o teóricos que han influenciado de manera notable la historia y teoría del arte (música), específicamente aquellos que pertenecen a la época antigua y moderna como Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, entre otros. Seguido a esto y debido a que la presente investigación tiene como marco de referencia el pensamiento de John Dewey, la segunda parte de ésta estará dirigida hacia la comprensión general de su proyecto filosófico, especialmente aquello que corresponde al término que caracteriza su obra, a saber: la experiencia. Así mismo, para ayudar a dicha comprensión se mostrará las principales influencias que aportaron o contribuyeron la construcción de su trabajo investigativo, la forma particular de este pensador por concebir la filosofía, entre otros; a fin de exponer el concepto que John Dewey a través de su pensamiento pragmático construye del arte y la estética, mostrando de esta manera, la oposición o crítica que este filósofo realiza a la filosofía que lo precede. Basado en lo anterior y teniendo a la mano dos herramientas claves, a saber: 1) el concepto general del arte (música) en Occidente y 2) la lectura que Dewey hace de este por medio de su filosofía pragmática, la tercera y última parte de esta investigación estará enfocada hacia el campo educativo, específicamente la formación de artistas profesionales (músicos), realizando una reflexión crítica sobre los métodos y fines que actualmente son utilizados para la enseñanza, dominio y aprendizaje de este arte, a fin de generar nuevas herramientas que contribuyan a la construcción de métodos pedagógicos que permitan establecer un equilibrio en el desarrollo de las facultades del estudiante (sensuales y cognitivas), de tal manera que, se puedan establecer conexiones o correspondencias directas 10 entre aquello que es enseñado y la vida ordinaria del aprendiz, lo cual sin duda alguna, genera un dominio y comprensión más rápido y eficaz de la materia o el arte estudiado. 11 CAPÍTULO I DE UNA ESTÉTICA ANALÍTICA HACIA UNA ESTÉTICA PRAGMATISTA Arte en Occidente: Primacía del intelecto sobre lo sensitivo del ser humano A través de la historia de Occidente, se puede ver cómo el arte ha sido un claro exponente de los presupuestos o estructuras que enmarcan esta cultura, siendo un elemento clave de estudio para comprender cómo el hombre perteneciente a esta civilización actúa, piensa o siente; de allí que, dentro de la historia de la estética 1 se puedan evidenciar diversas corrientes que den cuenta de tal objetivo. Por ejemplo, al dirigir la mirada sobre la Antigua Grecia, se pueden hallar corrientes como la Pitagórica, la estética postulada por Platón o Aristóteles, de la misma manera como al hacer referencia sobre la época Medieval se encuentran exponentes como San Agustín o Boecio 2 , entre otros. En tanto a la época 1 El origen de la estética como disciplina filosófica es atribuido al filósofo alemán Alexander Baumgarten (1714-1762), quien tras haber utilizado por primera vez el término Aesthetica en su tesis doctoral Meditationes philosophicae de nonnulis ad poema pertinentibus (1735), publicó en 1750 un tratado en latín con dicho nombre en el que postula a la estética como la ciencia de la cognición sensorial, la cual, tiene como objetivo establecer una teoría general del conocimiento sensitivo del ser humano. "El término Aesthetica (estética) es derivado de la palabra griega aisthesis (percepción sensorial)" (Shusterman, 2002: 356), lo que indica por un ejercicio deductivo que el foco o centro de investigación de tal disciplina es aquello que hace referencia a lo sensitivo y orgánico en el ser humano. Sin embargo, la tarea o función que esta ciencia ha adquirido a través de la historia contrasta claramente con dicha función inicial, a saber, hoy en día (con referencia del diccionario de la Real Academia Española) la estética es definida como la ciencia que trata de la belleza y de la teoría fundamental y filosófica del arte. A pesar, de que a través de esta disciplina el filósofo alemán logró transformar de algún modo el valor que se le atribuía a lo sensitivo y por ende la importancia o trascendencia del cuerpo humano, el cual, era entendido hasta este momento (siglo XVIII) como "una simple máquina que no proporcionaba conocimiento alguno" (Ibíd: 360) los resultados arrojados por esta disciplina eran producto de un ejercicio lógico realizado por la razón, lo que indicaba que aquello que perteneciera a lo sensitivo del hombre era tan solo un medio en función del intelecto, manteniendo dicha parte sensitiva en un segundo plano en relación a la importancia que se le otorgaba a la razón. Es importante aclarar que aunque la estética como disciplina tuvo su origen en el siglo XVIII, los conceptos o presupuestos que hoy comprende el estudio de dicha ciencia como la belleza o la armonía, fueron tratados desde tiempo atrás, incluso, se puede afirmar que desde los inicios del pensamiento en Occidente: la Grecia Antigua, estos presupuestos eran de gran relevancia para el estudio y desarrollo de dicha cultura. 2 No se entrará en detalle sobre el contenido o justificación de cada corriente estética, ya que, este tema se desarrollará durante el trascurso de este capítulo. 12 moderna, una de las corrientes más significativas es la estética analítica, la cual, tuvo su origen en Gran Bretaña, y quizá, ha sido la corriente que mayor progreso ha manifestado, logrando así, un radical predominio frente a otras corrientes. Para comprender el por qué del éxito de este movimiento estético, es importante tener presente aquello que en este periodo era considerado como lo real, y la noción básica que se tenía del hombre, ya que, como consecuencia de esta relación se estableció el sistema de valores que determinaba la verdad con la que se debía observar o vivir el mundo. En la época moderna la realidad estaba dada por aquella explicación lógica que el hombre hacía de su experiencia,esto quiere decir que, el ser humano quien, se comportaba como un observador constante de lo que acontecía en su entorno, creía que su realidad dependía del ejercicio lógico que realizaba de lo que era vivido, por tal razón, aquello que no se podía evidenciar a través de un ejercicio lógico - causal, era puesto en duda y su realidad carecía de argumentos; "en otras palabras, la realidad surge como una proposición explicativa de nuestra experiencia de las coherencias operacionales en nuestra vida diaria y técnica, como las vivimos en nuestra vida técnica y diaria" (Maturana, 2002:40). Ahora bien, con el objetivo de profundizar un poco más sobre esta noción de realidad, es importante hacer mención sobre el concepto de hombre que se tiene en la modernidad. Durante este periodo, aquello que fundamentalmente constituye al ser humano y lo distingue de otras especies son básicamente sus habilidades cognitivas, siendo estas la herramienta primaria de la que este se sirve para comprender el mundo que lo rodea. Esto indica que, para el hombre constitutivamente racional, no es necesaria una experiencia directa con la cosa u objeto que sustente su realidad, sino que, por el contrario, aquello que es definido como lo real en el mundo, goza de cierta independencia y autonomía de la experiencia, lo que conlleva a que la realidad de éste sea validada por medio de un argumento que explique o de lugar a su existencia. Así mismo, la realidad del mundo no necesita de la interacción directa entre sujeto - objeto, por tal motivo, es independiente de lo que el hombre haga o viva, el mejor camino que utiliza el ser humano para validar la realidad es sustentarla a través de entidades ajenas a él, que puedan generar teorías claras sobre el mundo en el que habita, para esto generalmente se apoya en instituciones como la 13 ciencia, la religión, la política, entre otras. “Una vez que las creencias políticas y religiosas han adquirido un estado social definido, […] se hacen cargo de ellas las clases más elevadas, que se encuentran directamente asociadas a los elementos que gobiernan la sociedad” (MW 10: 78). En este camino explicativo, el observador usa una referencia a alguna entidad tal como la materia, energía, mente, conciencia, ideas…, o Dios, como su argumento final para validar y, por lo tanto, para aceptar una reformulación de la praxis del vivir como una explicación de ella (Maturana, 2002: 21). Para la estética analítica los conceptos mencionados anteriormente son de suma importancia, ya que, está en concordancia con la alta valoración que se le da a lo argumentativo y racional del hombre en esta época, es por esto que, adquiere la función de estudiar y forjar premisas claras que generen una teoría del arte 3 , lo cual, no solo arroja como resultado una explicación lógica de los fenómenos producidos por las diferentes manifestaciones artísticas, sino que le otorga a éste un status significativo en la vida del hombre. Así mismo, la estética al ser concebida como una disciplina teórica, no solamente tiene la cualidad o tarea de explicar todo aquello que pertenece al mundo del arte, a saber, la técnica o los recursos más adecuados tanto físicos (objeto o modelo que será pintado, instrumentos a los que se les compone cierta obra musical) como intelectuales (ideas o recursos de composición) que se deben tener en cuenta al producir una obra, sino que, a través de ella, el hombre podía hallar una explicación lógica o racional de su propia realidad. Con el objetivo de que la exposición hecha anteriormente no se quede en abstracto se explicará con el siguiente ejemplo: Las proporciones del cuerpo humano que han sido utilizadas a través de los diferentes periodos de la cultura occidental, no solo han mostrado cierta imitación o admiración por el organismo biológico, sino que, han dado cuenta de lo que para el hombre (según la época) ha significado armonía o belleza 4 . Esto significa que, 3 El término arte durante este capítulo y todo el texto será utilizado como un referente genérico a todas las expresiones artísticas, ajeno a cualquier énfasis sobre alguna expresión particular, esto debido a la relación que tiene dicha palabra con el arte pictórico. 4 Al hablar sobre la noción de armonía o belleza en el arte occidental, es imposible establecer una teoría unificadora que dé cuenta de la magnitud que encierra el significado de tales conceptos; esto se debe a la diversidad de postulados, sobre los cuales, se fundamentan estos presupuestos. Sin embargo, a través de las diferentes teorías dadas en el interior de dicha cultura sobre la belleza (de la cual desemboca el término de 14 el hombre al haber comprendido racionalmente dichas proporciones utilizadas por diversos pintores, ha hecho suya o propia la realidad de belleza o armonía, por tal razón, en la modernidad el arte era considerado como un medio o instrumento que permitía conocer de alguna forma la realidad del mundo, en este caso el cuerpo bello. Sin embargo, a pesar de las premisas brindadas por la filosofía racional y los presupuestos de las ciencias modernas que dan cuenta de la importancia y el valor que se le otorga a la objetividad y las habilidades cognitivas en el ser humano, tiempo después en el interior de un mundo que aún era dominado por tal panorama surgen pensadores como William James o John Dewey, quienes se atrevieron a postular ideas diferentes e incluso contrarias en relación a aquella ideología que hipnotizaba al mundo del arte. Es precisamente este último, quien bajo el interés de “encontrar nuevas maneras —distintas a las ortodoxas — de comprender nociones ya aceptadas" (Patiño, 2009: 29), a principios del S. XX junto a filósofos como Charles Sanders Peirce, James y George Herbert Mead 5 , postuló la corriente, que hoy día se conoce con el nombre de: Pragmatismo Clásico. armonía), se puede determinar un punto en común o característico, a saber, el goce que es experimentado por medio del objeto bello; esto quiere decir que la belleza es sinónimo de gusto, placer, deleite, etcétera. Teniendo esto en cuenta, dentro de la estética occidental se puede evidenciar dos formas básicas o fundamentales de usar este término, a saber, 1) “para significar la cualidad abstracta de la belleza y [2)] para referirse a la cosa bella en particular” (Tatarkiewicz, 2006: 154). Un ejemplo de esto es el concepto amplio que tenían los griegos sobre esta palabra; para ellos, la belleza podía ser referencia de la moral, de la ética y de la estética. 5 Debido a que los filósofos norteamericanos mencionados fueron los pioneros y por ende de gran importancia para el pragmatismo clásico, creo conveniente resaltar de manera general sus mayores logros y la influencia que cada uno de ellos generó en dicho movimiento filosófico: Charles Sanders Peirce (1839-1914): Es a quien se le atribuye ser el pionero y fundador del pragmatismo clásico, a través de su pensamiento transforma la visión tradicional sobre la ciencia, considerando que ésta "es específicamente un método; no un conjunto de reglas «externas» (Pérez de Tudela, 1990: 66), lo que indica que, el espíritu de la ciencia es la acción de investigar, más allá del seguimiento o cumplimiento de dichas reglas. Esta acción de investigar, lo lleva a establecer su noción de idea, la cual "consiste en la suma total de sus relaciones con la ‘experiencia práctica’" (Patiño, 2009: 53). William James (1842-1910): Establece que "la filosofía no es sino un sentimiento acerca del significado de la vida" (Pérez de Tudela, 1990: 112), descartando así, la posibilidad de concebirla en su totalidad como algotécnico o teórico. Sin embargo, la teoría y presupuestos racionales no son ajenos a su interpretación y planteamiento sobre la filosofía, lo cual, lo lleva a establecer un punto medio entre dos corrientes filosóficas opuestas: el racionalismo (lo lógico) y el empirismo (sentidos externos), punto medio que define como el pragmatismo: "El pragmatismo se halla dispuesto a ambas cosas, a seguir lo lógico o los sentidos y a tener en cuenta la más humilde y la mayor parte de las experiencias personales" (James, 1954: 43,74). George Herbert Mead (1863- 1931): Considera que la cualidad más importante del ser humano es la capacidad que tiene para adoptar la actitud o roll de otro que pertenezca a su misma especie, por tal, un gran número de conductas del hombre son originadas por impulsos o acciones sociales. Esto lo lleva a plantear 15 Mientras la estética analítica siempre mantuvo su enfoque en crear presupuestos lógicos, que expusieran una visión del mundo de forma cuantificable, medible u observable, lo cual, hizo de la matemática y el número la fuente primaria sobre la que se fundamentó el conocimiento y la teoría del arte, con el propósito de hacer de este una “golosina” para el intelecto; la estética surgida del pragmatismo buscaba rescatar el valor de los sentidos y los ritmos biológicos del ser humano, ya que, el dominio del ámbito racional había desplazado a un segundo plano la importancia de estos en relación a la propia naturaleza orgánica 6 del hombre. En vista de tal panorama, y con el objetivo de entender de qué manera surgió tal corriente como la estética pragmatista, se cree necesario hacer un pequeño recorrido por el paisaje que la estética, y por ende, la filosofía analítica han desarrollado a través de la historia occidental, de modo que se logre evidenciar cuales han sido sus mayores exponentes, sus presupuestos más importantes, y cómo dicho pensamiento ha influenciado de manera significativa al arte. Así mismo, hacia el final de este capítulo se hará referencia al pensamiento de John Dewey, a fin de explicitar algunos de los puntos más problemáticos, o aquello que él mismo define como problemas falsos o innecesarios 7 que la filosofía analítica ha dejado como legado, a saber, forma/sustancia, razón/emoción, hombre/ naturaleza, medios/fines. algún tipo de pragmatismo social, en el cual postula que, el ser humano solo puede lograr su realización individual a través de la participación dinámica con otros, siendo así, una parte orgánica de un todo social más amplio. T.A. (Shook and Margolis, 2006:76). 6 El termino o cualquier palabra que haga referencia a lo orgánico del ser humano debe ser entendido o concebido en el trascurso de este texto desde el concepto desarrollado por John Dewey a través de su obra filosófica; el cual, hace referencia a los procesos dinámicos que el organismo vivo establece con la totalidad de su ambiente (tanto seres vivos como aquellos que son considerados seres inanimados). Este concepto se ampliará más adelante cuando se entre en detalle sobre el proyecto u obra filosófica de este pensador. 7 Para Dewey tales juicios falsos o innecesarios son problemáticos porque no están sujetos a ningún tipo de comprobación empírica, por el contrario, sus postulados se fundamentan en abstracciones, separados totalmente del contexto práctico del que se originan. Por ejemplo, forma-sustancia, razón- emoción. Sin embargo, para el filósofo norteamericano el problema con la tradición filosófica (especialmente el racionalismo) no radica en ejercicio lógico y reflexivo que emplea para generar diversas teorías, si no que “lo que considera grave es que los filósofos tomaron de diversas fuentes conclusiones de análisis especiales sin molestarse en comprobarlas” (MW 10: 15). 16 1.1. Arte como representación de la naturaleza Para poder comprender cómo en Occidente las artes han estado en constante relación, incluso subordinadas al mundo dominado por la razón, en el cual, lo cuantificable, demostrable es aquello que puede dar la pauta de lo que es verdadero y de lo que carece de ello, hay que remitirse a la cultura en la se erigieron los principios fundamentales que estructuraron gran parte del pensamiento de Occidente: la cultura griega. Aunque el pensar en esta época posiblemente nos remita a los grandes filósofos insignia de este periodo como Sócrates, Platón o Aristóteles, al hablar del arte es necesario ir más allá de ellos mismos, ir atrás en el tiempo y dirigirse del siglo VII al siglo IV a.C., donde se crearon las raíces de lo que se podría llamar la época madura de esta cultura. Pese a que la información que se ha obtenido de las muestras artísticas de esta época es de algún modo incierta, con un carácter ambiguo (especialmente en el caso de la música), se tiene conocimiento de que las artes no se concebían del todo separadas entre ellas, por el contrario, tal como lo señala el filósofo polaco Wladyslaw Tatarkiewicz en su libro Historia de la Estética, desde aquellos tiempos "primitivos" se hallaban expresiones como la «triúnica choreia», en las que se vinculaban diferentes artes como la danza, la música y la poesía, teniendo como único objetivo expresar 8 los sentimientos del hombre por medio del movimiento, ritmo y la palabra. Esto, no solo da cuenta de que entre estas expresiones artísticas existía cierta unidad orgánica, formando así un solo arte, sino que, entre ellas prevalecía una igualdad o equidad, en cuanto a la importancia o predominio de alguna de ellas. En otras palabras, aunque durante esta época se erigieron las bases de la cultura occidental basada en el racionalismo u objetivismo, existieron manifestaciones artísticas ajenas a cualquier postulado que hiciera referencia a dicho pensamiento. 8 El verbo expresar debe ser considerado en total concordancia con aquello que John Dewey define como el acto de expresión. Para este filósofo dicho acto va más allá del impulso por dejar en evidencia algún sentimiento, pensamiento o condición que se encuentre en el interior del hombre. Por el contrario, establece que este debe generar “[una] interpretación reflexiva por parte del observador” (LW 10: 71), lo cual indica que, aquellos actos que se dejan llevar solo por la descarga de emociones, “donde no hay una administración de las condiciones objetivas, ni un modelado de los materiales [que lo componen]” (LW 10: 71) no van más allá de la mera excitación que producen. Teniendo en cuenta esto y dependiendo del contexto en el cual se diera origen a la «triúnica choreia», se podía obtener alguna evidencia de aquellos sentimientos que perturbaban, alegraban, o invadían las almas de los griegos. 17 Sin embargo, poco a poco esta unión se fue deshaciendo y aunque tiempo después se generaron distinciones claras sobre estas, la poesía cantada y los movimientos de la danza fueron herramientas esenciales para la primacía que tenía el ritmo sobre la melodía en la música temprana de la antigüedad. Dicha evidencia de un predominio del ritmo sobre la melodía, no implicaba que la relación entre alturas sonoras no fuese importante o tenga un carácter inferior, diferente a esto y a pesar de que los griegos no conocían de polifonía, aquella relación melódica de carácter consonante entre los diversos tonos sonoros era de gran valor para la estética del momento: Los griegos creían que la consonancia entre los sonidos nace cuando éstos se compenetran hasta el punto que se hacen indistinguibles (cuando se funden «como el vino y la miel», como decían), lo cual ocurre, según su parecer, sólo cuando las relaciones entre los sonidos son de lo más sencillas. (Tatarkiewicz,2000: 25). Esta correspondencia entre los tonos es atribuida a Terpandro, quien desarrolló diversas normas en relación a antiguos cantos litúrgicos, otorgándole el nombre de nomos a la forma musical, fue de esta manera como se generó la primera teoría de la consonancia. Es precisamente en este momento en donde se estableció un acercamiento palpable entre el arte musical y la razón; no solo porque se evidenciara un resultado teórico o regla dada por el intelecto, sino porque la palabra nomos 9 era sinónimo de ley u orden, siendo este último un aspecto fundamental a tratar dentro de la filosofía griega. Tanto el concepto de orden como el de caos son fundamentales para el arte de este periodo (especialmente en tiempos del pitagorismo), debido a que de estos se desprenden o surgen las nociones de armonía como desarmonía, las cuales, son de suma importancia para definir aquello que en la época era considerado como bello: Etimológicamente, armonía significaba concordia, unificación, uniformidad de los componentes, y fue precisamente por esta uniformidad que la armonía fuera para los pitagóricos algo bello y positivo, en el amplísimo sentido griego de la palabra. (Ibíd: 87). Es importante mencionar, que tanto para el pitagorismo como para las corrientes estéticas posteriores como la platónica, aquello que era definido o tenía la cualidad de bello 9 El termino nomos (forma) en la música era considerado como el equivalente al canon en el arte plástico. 18 o armónico era una expresión del ideal de una forma dada, en este caso el ideal de la belleza y armonía; este modelo o prototipo estaba estructurado o compuesto por distintos patrones particulares o cánones que debían ser fácilmente evidenciados a través de toda obra artística que tuviera la intención de plasmar sobre ella dicha cualidad. Así mismo, dentro de la estética pitagórica hay que tener en cuenta dos premisas esenciales para comprender no solo el concepto de belleza y armonía, sino la forma como concebían el universo. En primera instancia y como es bien conocido, el pitagorismo sostenía la idea de que el cosmos estaba construido matemáticamente, o como mencionaba Aristóteles en su Metafísica "[suponían que] los elementos del número eran los elementos de todos los seres" 10 (Aristóteles, 985b), por tal razón, y gracias a diversas relaciones numéricas el mundo estaba lleno de buenas proporciones 11 , las cuales, definían aquello que era considerado armónico dentro de este, en otras palabras, "para ellos, la armonía consistía en una razón matemática de sus componentes" (Tatarkiewicz, 2000: 87). Un claro ejemplo de esto, es sin duda alguna el conocido hallazgo de Pitágoras al cruzar cerca de una herrería, en la que, al enfocarse en el sonido producido por el golpear de los diferentes martillos que habían en ella, descubre cierta regularidad matemática entre ellos, a la que posteriormente define como consonancias. Tiempo más tarde Boecio en su libro De institutione música retrata este evento de la siguiente manera: Pitágoras estuvo buscando durante algún tiempo la manera de adquirir, mediante la razón un criterio detallado y preciso acerca de las consonancias. Entretanto, por una especie de voluntad divina, al pasar delante de una herrería escuchó casualmente que el golpear de los martillos emitía, de alguna forma, una única consonancia a partir de sonidos diferentes. Así, en presencia de lo que había estado buscando tanto tiempo, se acercó maravillado. Reflexionando durante un tiempo, llegó a la conclusión de que la fuerza física de los hombres que martillaban era la causa de la diversidad de sonidos y, para probar esto más claramente, les pidió que se intercambiaran los martillos entre ellos. Pero la cualidad de los sonidos no residía en los músculos de los hombres, pues persistía después del intercambio de martillos. Cuando observó esto examinó el peso de los martillos. Eran cinco, y dos de ellos, que pesaban uno el doble del otro, producían la consonancia de la octava. Pitágoras determinó más adelante que el martillo que pesaba el doble del otro, producía con un tercer martillo, con el que estaba en la proporción de 4:3, un diatessaron (cuarta), y con un cuarto, con el que estaba en la proporción 3:2, un diapente (quinta) (Boecio, 1989: 18). 10 "… they thought that the principles of mathematical entities were the principles of all entities." (Aristóteles, 985b). Traducción del autor. 11 En el arte griego el término más indicado para hablar de buena proporción era el de symetria, el cual, se le atribuye a la teoría arquitectónica de la época. 19 La segunda premisa a tratar y quizá la más importante o relevante para el arte griego, era la idea de que las proporciones que determinaban la armonía no eran concebidas por el ser humano, contrario a esto, los pitagóricos afirmaban que eran propias de la naturaleza, otorgándole al hombre la función de descubrirlas en ella. La forma de llevar a cabo dicho descubrimiento era una tarea exclusivamente de la razón, ya que, la mente humana no solamente gozaba de las capacidades para realizar todos los cálculos u operaciones necesarias al momento de indagar y descubrir el esplendor del entorno en el que el hombre habitaba, sino que ésta era concebida como un espejo en la cual se reflejaban todos los secretos que en el mundo o la naturaleza se pudieran encontrar. Esto era de gran importancia para las artes, puesto que, al ser una evidencia de dichas proporciones, el arte era comprendido como la representación de la naturaleza o del cosmos, dándole así, un papel trascendental en las creencias de esta cultura. A pesar de que en todas las manifestaciones artísticas se pueden hallar ejemplos claros sobre este pensamiento 12 , es el arte musical el que predominó en la teoría estética del pitagorismo, ya que, se tenía el indicio de que todo movimiento del cosmos producía un sonido, lo cual, generaba una sinfonía que no era precisamente audible debido a su carácter permanente 13 . A este resultado musical o sinfonía se le catalogó como la música de las esferas 14 : La afirmación de que se produce una armonía de los <cuerpos> en traslación, al modo como los sonidos forman un acorde, ha sido formulada de forma elegante y llamativa […] suponiendo esto, así como que, en función de las distancias, las velocidades guardan <entre sí> las proporciones de los acordes musicales, dicen que el sonido de los astros al trasladarse en círculo se hace armónico (Aristóteles, 290b). Como se puede ver, el vínculo entre número y arte era tan profundo que durante este periodo el artista se percibía no sólo como un estudioso de su arte, en cuanto al manejo técnico de los medios que lo producían, sino que, era necesario que desarrollara habilidades cognoscitivas que le permitieran comprender las proporciones brindadas por la naturaleza, 12 Como los cálculos que realizaban los artistas plásticos en sus construcciones geométricas. 13 Dicho carácter se refiere a que desde el momento en el que el hombre nace, el sonido producido por el cosmos ya se encuentra presente, pero es tan sutil que el oído humano lo encuentra imperceptible. 14 Hay que resaltar que la forma esférica era la figura armoniosa y regular por excelencia. 20 tal como lo sostenía Pánfilo (pintor de la época), un buen artista era aquel que conocía de aritmética y geometría. 1.2. Una estética de carácter moral Aunque eran evidentes las relaciones o aproximaciones entre el quehacer artístico y la razón, lo cual, le da una validez o importancia primordial en la vida del hombre, el arte, fundamentalmente la poesía y la música, llevaban inherente a ellos cierto poder que no eradel todo bien visto, especialmente por aquellos quienes buscaban establecer las estructuras o normas que enmarcaban al hombre bueno o ideal de la época. En relación al arte de los sonidos, desde el pitagorismo se afirmaba que la música tenía el poder de afectar el alma de manera positiva como negativa, ya que, "los sonidos encuentran su resonancia en el alma, y así el alma resuena en armonía con ellos" (Tatarkiewicz, 2000: 89), en otras palabras, el arte musical o contribuía de manera positiva al ser humano o lo corrompía 15 , determinando así con facilidad, aquello que se podía definir como música buena o música mala. Esta idea sobre el poder afectivo de la música en el alma humana, encuentra total resonancia en el pensamiento de Platón, quien más adelante en su propuesta filosófica, utilizaría este argumento para determinar aquellos modos y ritmos musicales más convenientes para el desarrollo del hombre en pro de la polis ideal: —¡Ea, pues!—dije—. ¡Purifiquemos también lo que nos queda! A continuación de las armonías hemos de tratar lo referente a los ritmos, no para buscar en ellos complejidad ni gran diversidad de elementos rítmicos, sino para averiguar cuáles son los ritmos propios de una vida ordenada y valerosa; y, averiguando esto, haremos que sean forzosamente el pie y la melodía los que se adapten al lenguaje del hombre de tales condiciones (Platón, 399e). Es importante mencionar que, la música como ninguna expresión artística durante este periodo histórico, tenía la función de ser objeto para producir algún tipo de placer sensorial, por el contrario, en su esencia se hallaba un fin educativo, de tal forma que a través del arte se pudiera presenciar conceptos como virtud, justicia, valor, entre otros. 15 Según los pitagóricos este poder de dirigir el alma hacia un buen o mal ethos, era distinguido con el término de psicagogía hallado principalmente en la música y la danza. 21 Es precisamente Platón quien en su búsqueda de la ética o moral ideal de su tiempo, toma quizá la posición más controversial, en lo que al arte se refiere, ya que, como lo retrata en el libro X de la Republica, los artistas (especialmente los poetas) debían ser expulsados de la polis, debido a que su arte no encaja dentro del modelo de ciudad propuesto por este pensador: Con razón, pues, la emprendemos con él [poeta] y lo colocamos al mismo plano que al pintor 16 , porque de una parte se le parece en componer cosas deleznables comparadas con la verdad y de otra se le iguala en su relación íntima con uno de los elementos del alma, y no con el mejor. Y así fue justo no recibirle en una ciudad que debía ser regida por buenas leyes, porque aviva nutre ese elemento del alma y, haciéndolo fuerte, acaba con la razón a la manera en que alguien, dando poder en una ciudad a unos miserables, traiciona a ésta y pierde a los ciudadanos más prudentes. De ese modo, diremos, el poeta imitativo implanta privadamente un régimen perverso en el alma de cada uno condescendiendo con el elemento irracional que hay en ella, considera las cosas unas veces como grandes, otras como pequeñas, creando apariencias enteramente apartadas de la verdad (Platón, 605a). El principal problema que ve el filósofo griego en los escritos poéticos, específicamente La Ilíada y La Odisea de Homero, es la representación que se halla entre sus líneas de la sociedad, ya que, en ellas se evidencia una imagen falsa de lo que debería ser el ideal de comunidad; las figuras sociales que encarnan sus personajes, son modelos cambiantes, por ejemplo, los dioses o divinidades son retratados con un carácter asociado a la finitud humana, llenos de inseguridades y deseos característicos del hombre, los sentimientos de estos son expresados de manera caprichosa que no contienen ningún tipo de comportamiento o justificación lógica, lo cual, refleja una historia falsa e inexacta del pueblo griego: “la doctrina no significaba que el arte fuera una copia literal de los objetos, 16 En el trascurso de este mismo dialogo entre Sócrates y Glaucón (Libro X), Platón expone sus argumentos acerca de porqué las artes imitativas (específicamente pintura y poesía) se encuentran en un tercer nivel alejadas de la verdad. En primera instancia, este pensador griego afirma que todos los objetos que se manifiestan en el mundo son el reflejo de un ideal del objeto dado, este es el primer nivel u origen de la verdad. Por ejemplo, cuando el hombre distinguió por primera vez una cama, este sabía que lo observado correspondía a una cama porque en ella se observaba el ideal dicho objeto proveniente de su famoso mundo de las ideas. Un segundo nivel, es el otorgado hacia el artesano o carpintero quien fabrica la cama; aunque este realiza una reproducción de tal ideal, la fabricación no es exacta o enteramente fiel al ideal brindado por la naturaleza; por último, y en el nivel más bajo, se encuentra el pintor, quien al fabricar la imagen de la cama realiza la imitación del objeto dado no por la naturaleza, sino por el artesano, el cual, como se mencionó anteriormente ya dispone de algún tipo de imperfección. En resumen, el producto dado por las artes imitativas como la poesía y la pintura se encuentra alejado de la verdad del mundo, debido a que, aquello que imitan hace referencia a formas u objetos defectuosos dados por la finitud e imperfección del hombre. 22 sino que reflejaba las emociones o ideas asociadas con las principales instituciones de la vida social. Platón sintió tan fuertemente esta conexión que lo condujo a la idea de la necesidad de establecer una censura para los poetas, dramaturgos y músicos” (LW 10: 8). Para este filósofo griego manejar las emociones de forma instintiva y no racional era un ejemplo claro de la corrupción que el arte podía causar en el alma humana, por tal razón, no sólo se debe expulsar a los poetas, sino que es necesario establecer la filosofía, la cual sí procede a través de argumentos lógicos, como la ciencia que gobierne el pensamiento y las acciones del hombre. Además de esto, la relación que surge entre la filosofía y las letras es bastante importante para el pensamiento de Occidente, ya que, en el momento en el que la filosofía se expresa o se manifiesta a través de manuscritos, el lenguaje, específicamente la escritura alfabética, se convierte en una técnica de abstracción del mundo; de alguna forma, a través de ella se puede hacer visible lo que en la vida ordinaria no se hace evidente, de tal manera que, las ideas del mundo en el que se habita solo se puedan comprender de forma racional. Es de esta manera como la razón triunfa sobre los instintos, es aquello que explica los hechos, que se puede contemplar por medio del intelecto y que se ubica por encima de lo sensitivo, de modo que, aplaca las emociones. Hasta este momento se puede ver con claridad cómo el arte de este periodo además de responder a sistemas morales, de estar entrelazado estrechamente a áreas científicas como la matemática y la geometría, poco a poco fue perdiendo el vínculo con aquello que era intuitivo o primitivo en el hombre, desde la «triúnica choreia» mencionada anteriormente, la cual, mostraba a través de movimientos y música lo que el ser humano experimentaba en su interior, hasta los poemas homéricos en donde se halla sin duda alguna, una muestra clara de los sentimientos que a través de ciertas experiencias (como la guerra) pueden suscitarse en el alma. En la cultura griega se evidencia cómo los artistas buscan plasmar por medio de su quehacer una representación abstracta del mundo en el que habitan, mostrando allí su forma de comprenderlo; el valor del arte se ha concentrado en el objeto mismo como ente separado del proceso que le da su origen o forma, lo cual,conlleva a que sea visible una distinción de valores entre la práctica y la teoría, privilegiando notablemente a esta última. 23 1.3. El pensamiento moderno y la "negación" de los sentidos 17 Sin duda alguna, otro de los periodos de mayor relevancia para el pensamiento de Occidente, en cuanto al desarrollo, y dominio de la razón, es la Edad Moderna, especialmente aquel que corresponde a la Ilustración. Esto no quiere decir, que en tiempos precedentes, principalmente en la Edad Media, no se puedan establecer avances significativos en la teoría del arte 18 , pero para objeto de este estudio es necesario avanzar en la historia, y resaltar lo ocurrido en esta época. Al estudiar la filosofía y por ende lo relacionado a la estética moderna, es inevitable establecer un contacto directo con aquel que es considerado el padre de dicha época: René Descartes, quien a través de su pensamiento brindó herramientas importantes para fundar una nueva epistemología en Occidente, porque es precisamente en esta época, en la que se desarrolla con bastante intensidad, la idea de que el mundo solo es comprensible o cognoscible por medio de la razón, o por el cogito como lo define el filósofo francés, de tal forma que, sólo las ideas claras y distintas, orientadas por la razón, pueden guiar al hombre hacia la verdad. Ahora bien, más allá de hacer una exposición extensa sobre su pensamiento, el real interés sobre este filósofo, es el trasfondo que conlleva esta premisa, puesto que, si el mundo sólo es inteligible por medio de la razón ¿Qué sucede con aquello que se explora por medio de los sentidos? Para Descartes, el conocimiento que se adquiere de manera intuitiva es un saber que carece de claridad, es engañoso, debido a que ello no contiene 17 Es importante mencionar que tal “negación” de los sentidos en la modernidad, no solo corresponde a la importancia que se le otorga al intelecto o ejercicios lógicos durante este periodo (como se explicará a través del texto), sino que de igual forma surge a partir del concepto o noción que se tenía en esta época sobre el cuerpo o res extensa según lo define René Descartes. Para este filósofo como para sus contemporáneos, el cuerpo era considerado una máquina mecánica, la cual, está conformada por, masas, fluidos, tejidos o diversos elementos objeto de estudios e investigaciones; esto, por ejemplo, trajo como consecuencia que la medicina moderna, con “la ambición de comprender los mecanismos de la enfermedad y el funcionamiento del cuerpo, llevó a algunos médicos, con una formación clínica, a abandonar total o parcialmente los hospitales por el laboratorio, cambiando el examen de los enfermos por el estudio de los órganos, tejidos, funciones … [lo cual] contribuyó a la deshumanización de una medicina que se interesa más por los procesos, las leyes químicas que gobiernan el cuerpo humano, que por el enfermo en su totalidad y su experiencia vital” (Corbain, 2005: 40-41) 18 Un ejemplo de esto es el avance o el desarrollo armónico en la música, en cuanto, el surgimiento de la polifonía. 24 siempre un sentido lógico; esto genera un deterioro claro en la relación que el ser humano mantiene con su entorno de forma sensitiva; de alguna forma existe una tendencia a la no valoración de los ritmos biológicos del hombre, quien como especie, pareciera no gozar de igualdad entre sus habilidades o capacidades sensoriales como cognoscitivas, sino que, por el contrario, esta última es la que asume toda la responsabilidad del aprendizaje y comprensión del mundo en el cual habita 19 . Esto afecta considerablemente las manifestaciones artísticas y la estética de la época, ya que, el papel que adquiere el arte, es el de satisfacer a la razón, no solo por medio del cumplimiento de las normas o cánones establecidos por los teóricos del momento, sino que, algunas expresiones como la musical, fueron el medio por el cual se realizaron investigaciones que enriquecieron otras ciencias como la física: "el fin que se propusiera Descartes, consistía en explicar el mecanismo acústico y fisiológico en función del cual la música ejerce sus efectos sobre los sentidos y, a través de estos, sobre el alma" (Fubini, 1988: 168) 20 . Así mismo, para este filósofo cualquier relación entre los sonidos y las consecuencias producidas en el espíritu humano, tiene una connotación netamente racional, para él, no existe entre ellos ningún vínculo más allá que el que pueda ser descubierto o 19 Nótese que aunque han pasado bastantes siglos desde la Antigua Grecia, el pensamiento cartesiano sobre la importancia y dominio de la razón para comprender el mundo concuerda perfectamente con el pensamiento postulado por los filósofos más destacados de esta cultura (Platón, entre otros), incluso de manera arriesgada, se puede decir que hoy, la noción de percibir y entender el mundo por medio de la razón, aún tiene un valor significativo en la cultura de Occidente 20 Las preguntas e inquietudes de Descartes sobre el arte musical iniciaron a una temprana edad, de tal forma que, a sus 22 años escribió Compendium Musicae (1618), primer libro en el marco de toda su obra filosófica. Sin embargo, el interés sobre este libro sobrepasa el simple dato o mención sobre un hecho histórico; lo interesante de este, es el contexto en el cual surgió y la visión que este filósofo tiene sobre el arte musical. En primera instancia, hay que tener en cuenta que esta obra fue dirigida al matemático holandés Isaac Beeckman, quien a través de su vida se inclina especialmente por la relación de dos ciencias cómo lo son la matemática y la física; de esto, tal como lo expone Ángel Gabilondo en la introducción a la versión española del texto mencionado, se puede discernir con facilidad cual es el enfoque que el filósofo francés emite sobre su tratado de música: “el sonido es divisible en varios choques, propone una clasificación de las consonancias y demuestra la validez mediante un estudio geométrico de la vibración de las cuerdas. Precisamente el choque (ictus) viene a ser la noción esencial de la acústica, ya que la relación del número de choques es la que determina el agrado de las consonancias y la citada clasificación, que tiene, por tanto, un tinte tan físico como matemático” (Descartes, 1996: 15). Ahora bien, además del estudio fisiológico y acústico del sonido, Descartes en su tratado y correspondencia a Beeckman muestra interés por el ritmo o la duración temporal de las diversas figuras en las que se enmarcan las alturas sonoras, a fin de evocar la igualdad o proporción (aritmética) equitativa que debe existir entre ellas, ya que, según este filósofo, es de esta manera cómo el oído reconoce con mayor facilidad y distintamente los sonidos musicales. 25 dado por el intelecto: "Descartes se inclina explícitamente por una sistematización racionalista y laica del mundo de los sonidos y de sus efectos, excluyendo toda metafísica relativa a su vínculo con el alma" (Ibídem). Aunque durante esta época este tipo de teorías que resaltaban la inclinación investigativa del arte en función de otras ciencias fueron de gran importancia, existieron algunos intentos por mostrar otro tipo de supuestos, los cuales, expresaran cierta reconciliación o igualdad entre los sentidos y la razón. Tal es el caso del planteamiento hecho por Leibniz, “para quien inicialmente, la música es un percibir placentero de sonidos” (Ibíd: 158) más allá de su sólida estructura matemática, esto quiere decir, que los sentidos actúan primero antes de cualquier intervención racional, y gracias a lo que ellos perciben, el intelecto realiza todos los cálculos pertinentes para hallar o identificar dichas estructuras: La música se manifiesta, en amplia medida, mediante percepcionesconfusas y más o menos inadvertidas, que escapan a las percepciones más claras. Ciertamente, se equivocan los que piensan que el espíritu no puede acoger nada de lo que él mismo no tenga conciencia. En realidad, el alma, aunque no note si completa el cálculo, repara, sin duda, en el efecto de ese cálculo inconsciente, bien a través de un sentimiento de placer frente a la consonancia, bien a través de un sentimiento de fastidio frente a la disonancia. El placer surge como consecuencia de muchas consonancias imperceptibles (Leibniz, GP, VII, 295). Si bien, es claro que durante el periodo moderno hubo un intento por valorar de forma significativa aquello que era percibido por medio de los sentidos, tal tentativa no prevaleció, puesto que todas las impresiones que ellos proporcionaban, estaban finalmente subordinadas a la razón. Esta sumisión de los sentidos ante el raciocinio, se puede evidenciar claramente en aquellas obras artísticas que los modernos catalogaban o calificaban como placenteras o agradables; el placer en dicha época, estaba totalmente ligado al trato o uso (que se realizaba a través de un ejercicio lógico) de los diversos medios que componían cada arte (el sonido, el color, el mármol etc). En el caso de la música, la organización de las alturas sonoras siguiendo un canon o distribución particular, era lo que determinaba lo placentero de una obra musical otorgándole así, el valor o el reconocimiento de ser catalogadas como obras de arte, dándole un status diferente, en 26 relación a aquellas obras que eran consideradas como meros productos del uso ordinario de la técnica. 1.4. El sentimiento de lo bello Además de Descartes y Leibniz, sin duda alguna hay que remitirse a Emmanuel Kant para estudiar y exponer el pensamiento moderno en Occidente, quien a través de su filosofía hace evidente su interés por cuestiones estéticas como la belleza, el gusto y el arte. Entre sus reflexiones, se puede observar con claridad cómo para este filósofo, aquello que corresponde a lo sensitivo en el ser humano es de suma importancia, a tal punto que, para él, la belleza inicialmente no debe ser concebida como un concepto sino a partir del placer percibido por los sentido, de allí, que en su estética se hable de un sentimiento de lo bello. Este concepto es básico para la teoría del arte del momento, ya que indica, que lo importante de la obra artística no es solo el seguimiento de cánones en los que se pueda dar cuenta de conocimientos formales dados por el mundo (como se establecía en la tradición), sino que es fundamental lo que ella despierta en quien la observa, en otras palabras, a través del objeto artístico se muestra como es el sujeto. Esta noción de belleza y de arte tiene sus raíces en el mismo pensamiento kantiano, debido a la interpretación del concepto de hombre producido por este filósofo. Para Kant el hombre es el punto de partida o de referencia para entender su entorno. El mundo, ya no es concebido como el elemento clave de investigación por el cual se puede llegar a entender al hombre, sino que, de manera contraria, el mundo es el resultado de la forma de pensar del hombre, dado o determinado por las experiencias de él mismo 21 . Sin embargo, en la estética kantiana sucede algo similar a lo expuesto anteriormente en relación a Leibniz y el intento por hallar una igualdad entre los sentidos y la razón; aunque sin duda alguna en su filosofía se encuentra un valor significativo de los sentidos, estos tan solo interactúan en una parte de aquello que se puede determinar cómo bello. Para 21 Este cambio de punto de referencia es también conocido como giro copernicano explicado con mayor detalle en el segundo prólogo de la Crítica de la razón pura. 27 el filósofo prusiano la experiencia de lo bello es sinónimo de placer en la armonía de las facultades del hombre, las cuales, encuentran su consumación a través del ejercicio desarrollado por el intelecto, al descubrir aquello que muestra el objeto representado en relación al mundo: Ahora bien: a una representación por la cual es dado un objeto, para que ella resulte, en general un conocimiento, pertenecen la imaginación, para la composición de lo múltiple de la intuición y el entendimiento para la unidad del concepto que unifica las representaciones (Kant, KU, 134, 28). Esto indica que el objeto que lleva a dicha experiencia, debe ser interpretable, en él debe haber un carácter hermenéutico, en el que se debe hallar una síntesis de la realidad, la cual, conduce hacia un placer en la interpretación. Además de esto, un punto importante en la filosofía de Kant, es el hecho de que lo bello debe tender a la universalidad, esto quiere decir, que en el ser humano aparte de hallar la capacidad de ver e interpretar algo como bello, existe el deseo de compartir dicha experiencia por la atracción de los objetos presenciados, o como lo expone Tatarkiewicz en su libro Historia de seis ideas haciendo referencia al pensamiento kantiano: "las mentes humanas poseen las mismas facultades, puede esperarse por lo tanto que un objeto que ha actuado estéticamente en un sujeto actuará del mismo modo en otros" (Tatarkiewicz, 2006: 249). 1.5. El arte como hijo de su propio tiempo Hasta aquí se ha realizado una exposición ligera o general sobre distintas premisas de algunos de los filósofos más significativos en la cultura de Occidente, mostrando la influencia que han generado en diversas expresiones artísticas, como la música, la pintura y la poesía. A continuación, se entrará en detalle sobre las consecuencias más importantes que tales premisas generaron en el arte, haciendo un paralelo entre nociones relevantes arrojadas por la tradición y la postura de John Dewey en relación a esta ideología, de tal forma que, se evidencie de manera introductoria el pensamiento de este filósofo. 28 1.5.1. El concepto de arte: Entre la forma y el objeto Durante el trascurso de la historia occidental, tratar de definir que es el arte o explicar a qué se refiere cuando se le otorga a algo la cualidad de artístico, siempre ha sido para los teóricos, una tarea difícil e incluso tediosa, debido a la cantidad de supuestos o definiciones previas, que hacen de este algo ligado totalmente a las connotaciones históricas en las que se formó, a tal punto que, se podría hablar de una definición de arte diferente para cada periodo histórico de dicha cultura. Un ejemplo de esto, son las nociones heterogéneas del concepto común que se tiene hoy en día de ello, para muchos, hoy, el arte puede ser un objeto que demuestra una innegable agilidad o habilidad en su hacer, un talento exclusivo de unos pocos, incluso, la colección de ciertos objetos que un círculo social determinado le ha otorgado dicho status. Sin embargo, a pesar de que se pueden hallar diversas definiciones sobre esto, al hablar del arte, se hace evidente con bastante frecuencia una idea habitual entre ellas, esta se refiere a ver al arte como un objeto acabado, es decir, el producto físico que una actividad genera, de tal manera que, el arte como fin, es la producción de objetos con diferentes cualidades dependiendo de los cánones que la época en la que se origine exija. Esta idea del arte como objeto acabado tiene lugar desde la Antigua Grecia, en la que, filósofos como Aristóteles afirmaban que “nada debe exigirse de las obras de arte excepto que tengan forma” (Aristóteles, 1105a), lo cual, inmediatamente dirige al hombre hacia la configuración de materiales que lleven a la construcción de cosas. Aunque de manera paralela, en la cultura griega el arte era sinónimo de destreza o habilidad para desarrollar alguna actividad (techne), dicha habilidad se basaba en el conocimiento y seguimiento de reglas específicas, las cuales, solo podían ser evidentes através del objeto artístico como tal, es de esta manera, como el concepto de regla o norma se incorpora en la definición de arte. Ahora bien, esta noción de arte como forma ha tenido diversas interpretaciones durante el desarrollo de la cultura occidental, en algunos periodos no hace referencia necesariamente al objeto acabado, sino a la distribución de elementos específicos que le dan alguna característica particular a cada expresión artística. Esto se puede evidenciar claramente con lo que en la música se define como forma sonata; aunque dicha forma no 29 es un objeto acabado que se pueda palpar de manera física, es en su conjunto, una estructura que envuelve una organización determinada de ciertos elementos dados en la composición musical, en otras palabras, es la disposición de diversos recursos sonoros que le otorgan una cualidad única, siendo así, un objeto, en cuanto a su carácter estructural, que da cuenta del seguimiento de cánones racionales que se encuentran inmersos en este arte. Contrario a esto, para John Dewey "el arte es una cualidad del hacer y de lo que ya se ha hecho" (LW 10: 241), es decir, un atributo que acompaña una actividad, independientemente de que arroje algún producto físico. A diferencia de la concepción griega, el arte en sentido deweyano no necesita inspirar o crear objeto alguno que dé cuenta de reglas o normas establecidas por teóricos, sino que este, colabora para la creación o elaboración de una experiencia, entendiéndola hasta este momento, como un espacio, en el que, el hombre en su relación con el entorno en el que habita, se transforma así mismo. Por tal razón, cuando se entablan relaciones o cualidades como pictórico, poético, arquitectónico o musical, a lo que se hace referencia es al medio por el cual dichos objetos u obras han sido desarrolladas, en este último caso, el sonido. Las diferentes expresiones artísticas como son comúnmente conocidas, a saber, la música, la pintura, el teatro, la danza, el cine, la fotografía, escultura entre otros, son actividades enfocadas hacia el conocimiento, satisfacción, o interés de uno o varios sentidos físicos del ser humano, como el oído para música, el ojo para las artes plásticas; de allí que, cada expresión tenga un medio específico por el cual se evidencie: el sonido, el color, la imagen (en el caso del cine y la fotografía), el movimiento (la danza), la palabra, el mármol etc. Sin embargo, esto no significa que dichas expresiones sean el arte en sí, sino que, en ellas hay arte, el cual se adhiere a la manera y contenido del hacer durante el desarrollo de dichas actividades. Teniendo esto presente, el concepto de obra de arte también está sujeta a cambios, puesto que, la obra no es el producto final o acabado de cierta actividad, sino que esta se puede inscribir como un espacio en el que el hombre en relación al producto con el cual esta interactuando (sinfonía, pintura, película de cine, libro, etc) siente placer o goce, en palabras del filósofo norteamericano: 30 El producto del arte — templo, pintura, estatua, poema — no es la obra de arte, sino que esta se realiza cuando el ser humano coopera con el producto de modo que su resultado sea una experiencia gozada a causa de sus propiedades liberadoras y ordenadas (LW 10: 241). Confundir la masa física o el resultado de cualquier expresión con el concepto de obra de arte, es un error común que se halla en el pensamiento de Occidente, debido en gran parte a la tendencia del hombre de esta cultura por obtener de todo proceso un resultado lógico, cuantificable, medible u observable, de tal manera que, dicho resultado es lo realmente importante como fin de cualquier actividad; más el desarrollo, evolución, o progreso en relación a los ritmos propios del hombre que se generen durante el proceso de la elaboración del producto por parte el artista, o el instante de contemplación por parte del espectador son llevados a un segundo plano. Según la estética planteada por el filósofo norteamericano, la obra artística no es aquella que se encuentra expuesto en un museo o la materia transformada, sino la experiencia, las emociones producidas por la apreciación de objetos o interpretaciones; en este sentido, tanto el objeto como aquel quien lo vislumbra están en constante cambio si se tiene en cuenta las diversas relaciones que se generan entre ellos. En primera instancia el espectador cambia debido a las diversas emociones o percepciones empíricas que el objeto genere en él, sin embargo este no es el único cambio, el objeto considerado artístico también puede brindarle nuevos conocimientos o conceptos intelectuales de los que carecía anteriormente, puede darle una nueva perspectiva del espacio y el momento en el cual se originó la obra, en otras palabras puede existir un carácter educativo en la interacción sujeto-objeto. En conclusión, el objeto que es contemplado no es arte por haberse erigido bajo ciertas condiciones sociales (esto es esencial para su existencia pero no lo define), o porque durante años o siglos haya sobrevivido a diversas dificultes; el objeto, es considerado artístico por las diversas emociones o sensaciones empíricas que genera en quien lo contempla debido a la relación subyacente que hay entre ellos. Basado en lo anterior, se puede afirmar que para Dewey la noción de arte siempre se produce y materializa en el momento presente de la interacción entre el sujeto y el objeto, aunque el artista como el espectador traen consigo un bagaje emocional e intelectual (proveniente del 31 pasado), la cualidad del hacer mencionada anteriormente como arte, se desarrolla y consuma en el aquí y el ahora de ellos mismos. 1.5.2. La clasificación de las artes Desde la Antigua Grecia, el hombre ha mantenido la tendencia a crear diferencias o niveles, en los que se hallen distinciones claras que puedan conceptualizar u objetualizar aquellas esferas que él cree que lo componen, de allí, que en el pensamiento de Occidente, se encuentren dicotomías como espiritual- material, cuerpo-alma, razón-sentidos, entre otros. Esto ha hecho, que en un nivel más práctico en relación a la vida diaria, la mente del ser humano se caracterice por dividir y desarrollar continuamente clasificaciones de las cosas o experiencias que vive. Una muestra de esto, se evidencia en la filosofía de René Descartes, quien propone diferentes técnicas o pasos para que al entendimiento le sea más fácil comprender la realidad en la que habita, de tal manera que, el hombre pueda hallar soluciones claras y distintas a las diferentes dudas que surjan a través de la vida; en la segunda parte de su Discurso del Método se encuentran claramente aquellas premisas, a saber: 1) no admitir cosa alguna como verdadero, 2) dividir cada una de las dificultades en cuantas partes sea necesario para resolverlas fácilmente, 3) reflexionar de lo más simple a lo de mayor complejidad, sin importar que se tenga un orden lógico, 4) realizar la unión de las partes, retomando así, la unidad de la dificultad estudiada. Sin embargo, esta disposición hacia la división o fragmentación ha trascendido su carácter útil en la resolución de problemas, y hoy se encuentra prácticamente en todas las esferas del hombre, incluido el arte. Una de las características de la estética analítica, ha sido precisamente la de generar distinciones claras entre cada una de las expresiones artísticas, de tal manera que entre ellas, sea evidente aquello que las componen como el medio (el color, el mármol etc), o las particularidades del producto generado, las cuales, lo relacionen directamente a un arte en especial. No obstante, a raíz de la definición que el profesor Dewey ha hecho del arte, dentro de este no puede hallarse ninguna clasificación rígida, a no ser que, el arte sea 32 considerado como objetos que puedan dividirse en génerosy éstos subdividirse en especies. Esto no quiere decir, que la creación de una clasificación de las artes durante el desarrollo de la cultura occidental sea una manifestación errada del teórico o el experto, sino que, por el contrario, es tan solo una forma de establecer correspondencias entre los diversos elementos que las componen. Una clasificación es provechosa y precisa para el propósito de una fácil referencia dirigida hacía un arte en particular, pero "el peligro de las distinciones es acabar convirtiéndolas en fetiches" (Shusterman, 2002: 19) o convenciones que cierren la mente del espectador, del experto o del artista a ir más allá de ellas. Precisamente, este es un punto problemático en la filosofía deweyana, en cuanto que, las distinciones o clasificaciones pueden llevar al pensamiento y sobre todo a la percepción del hombre a rutinas predeterminadas o limites que estorben dificultando la labor creativa del artista y del espectador para descubrir e intensificar la experiencia misma. 1.5.3. Institucionalización del arte Como consecuencia de concebir al arte como un objeto acabado y del esfuerzo insistente de la estética analítica por ser un proyecto generador distinciones y divisiones, el arte se encuentra ante diversos sistemas clasificatorios, de tal manera que surge la institucionalización del mismo. Dicho término de institucionalización corresponde a principalmente a dos premisas, a saber, 1) la capacidad de un grupo de personas pertenecientes a una elite especial (el mundo del arte), que puedan dar cuenta o definir aquello que puede ser considerado arte o no arte, estético o no estético y 2) la creación o concepción de espacios en los que se pueda distinguir y preservar al arte como un reino aparte de la vida ordinaria del hombre, dándole así un status diferente: el museo, los teatros, la sala de conciertos, entre otros. En relación a la primera premisa, como se mencionó anteriormente el problema no radica en que surja alguien del mundo del arte (el experto), que considere necesaria una clasificación o fragmentación de las artes, de tal manera que se creen distinciones claras sobre ellas, sino que dichas diferencias se conviertan en tabúes y generen creencias de 33 desigualdad, en cuanto que, se considere alguna expresión artística más importante que otra. Dicha escala de valores entre las artes, se ha evidenciado constantemente a través de la historia, un ejemplo de ello es la desigualdad que se mantuvo durante un gran periodo de tiempo (la ilustración) entre la música y otras expresiones, especialmente la poesía, debido a que el medio por el cual el arte musical es producido (sonido), no puede dar cuenta de ningún tipo de abstracción del mundo como si lo hace la palabra, por tal, a través de la música netamente instrumental no se podía hallar un discurso lógico que diera alguna pauta sobre el conocimiento del mundo. Es por esta razón que en dicho periodo, el arte musical (instrumental) era considerado como un mero acompañamiento de la palabra, siendo el melodrama su expresión más importante. Además de esto, la disposición del hombre por dividir y clasificar no solo puede ser observable entre las artes, sino dentro de ellas. El teórico al crear las reglas o normas que enmarcan la obra artística según su época de origen, de forma inmediata, le adhiere a ella un carácter excluyente en relación a lo que no obedece a las pautas indicadas, de tal manera que, al ser estas fetichizadas, aquello que no corresponde a dicha tendencia no puede ser valorado como arte. Sin embargo, las consecuencias de la institucionalización del arte no se detienen en este punto, en segunda instancia y como consecuencia de lo ya mencionado, la creación de espacios como el museo o las salas de conciertos, los cuales, tienen cierta importancia y poder en la sociedad, ayudan a resaltar tal desigualdad, alejando al arte, como al producto artístico de la vida ordinaria del hombre, empobreciendo la calidad estética de esta: El naturalismo estético de Dewey, cuyo objeto es «recuperar la continuidad entre la experiencia estética y los procesos normales de la vida», es parte de un intento por acabar con el asfixiante dominio de «la concepción compartimental del arte», esa vieja ideología filosófica de lo estético, institucionalmente inamovible, que distingue netamente el arte de vivir real y lo envía a un reino aparte: museos, teatro y salas de concierto (AE 9,14 Y16). (Ibíd: 16) Al considerar que existen niveles clasificatorios en el arte y creer que este se encuentra en lugares privilegiados, el arte culto (como se suele denominar a aquello que está enmarcado en esta tendencia) se convierte en arte exclusivo dirigido para unos pocos, 34 el hombre que no puede tener acceso a dicho arte debido a la falta de recursos económicos o ignorancia hacia este, retrocede en la búsqueda de satisfacción por medio de las bellas artes, muchas veces "renuncia al cultivo de la sensibilidad artística y a buscar en cambio [complacencia] en cosas más baratas y vulgares" (Ibíd: 25). Así mismo, las prácticas artísticas que se generan en lugares comunes como la calle u otras instituciones no especializadas, nunca tienen el reconocimiento de su propio potencial y tienden a caer en calificaciones absurdas como artes inferiores, esto se puede ver en el comic, anime, o el jazz y la fotografía en un pasado no muy lejano. 1.5.4. La justificación del arte Además de la estrecha relación entre el arte y las formas lógicas de conocimiento que ha desarrollado la cultura occidental, se puede observar con claridad como el arte, por lo menos hasta lo concerniente a la modernidad, ha necesitado de un vínculo con algo externo a él mismo para ser justificado, y de alguna forma, ser valorado como útil dentro de su época. Por ejemplo, haciendo alusión nuevamente a la cultura griega, esto se hace evidente en el momento en el que el arte toma una función o carácter educativo, de alguna forma es utilizado para exponer el sistema de valores de su propio pueblo, por tal motivo, el arte es de suma utilidad para quienes forman a los hombres en pro de su ideal como sociedad, su carácter moral y pedagógico hace de él una pieza clave para el desarrollo de esta cultura. Si se quisiera remitir a la época medieval, aquello que justifica al arte es claramente la religión o las creencias que son determinadas por la fe de los hombres; debido a la transformación de una cultura politeísta (Grecia Antigua) a una monoteísta (Medioevo), las expresiones artísticas se convierten en un medio eficaz y fundamental para que el cristianismo, en su búsqueda de ser un proyecto histórico, pueda prevalecer en el tiempo. Es de esta manera como lo referente el arte conserva su destino pedagógico, pero ahora, en función de la teología cristiana, de tal manera que, se convierte en un símbolo a través del cual, se puedan conservar las enseñanzas que esta misma profesa, el lugar social de lo artístico ya no es el templo ateniense sino la iglesia. 35 Por el contrario, durante la época renacentista, el arte, específicamente a través de la pintura, empieza su proceso de autonomía o separación de todo aquello externo a él mismo que pudiera darle un valor significativo en la cultura de Occidente. Esto se logra, gracias al triunfo de la capacidad descriptiva que desarrolla la perspectiva en el ámbito plástico de esta época, a partir de allí, la belleza del arte adquiere su valor, en cuanto es evidenciada por medio de la habilidad técnica que desarrolla cada artista en su propio quehacer. Aunque en la Edad Moderna y lo correspondiente a la Ilustración, como se mencionó anteriormente en relación a la música, hay un evidente interés de las ciencias para utilizar el arte en función de sus propias investigaciones, dentro de la estética kantiana se halla un concepto fundamental, que permite
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