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Arte, Música e Educação

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EXPERIENCIA, ARTE - MÚSICA Y EDUCACIÓN A TRAVÉS DEL PROYECTO 
FILOSOFICO DE JOHN DEWEY 
 
 
 
 
 
 
LUCY LORENA ROCHA GORDO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA 
FACULTAD DE ARTES 
CARRERA DE ESTUDIOS MUSICALES 
BOGOTÁ 
2014 
2 
 
 
EXPERIENCIA, ARTE - MÚSICA Y EDUCACIÓN A TRAVÉS DEL PROYECTO 
FILOSOFICO DE JOHN DEWEY 
 
 
 
 
LUCY LORENA ROCHA GORDO 
 
 
 
Trabajo de grado realizado bajo la dirección de la profesora Martha Patiño, como requisito 
para optar al título de Maestra en Música con énfasis en Estética. Revisión final realizada 
por Juan Fernando Mejía 
 
 
 
 
 
 
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA 
FACULTAD DE ARTES 
CARRERA DE ESTUDIOS MUSICALES 
BOGOTÁ 
2014 
3 
 
 
A Lucila, Juan José, Juan Carlos y Elizabeth por su amor y apoyo incondicional, 
a quienes vivieron de cerca este proceso gracias por su conocimiento, 
a los lectores y personas que les guste reflexionar sobre el arte, la educación y la vida 
para que encuentren en las siguientes palabras 
algún sentido y utilidad 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
 
CONTENIDO 
 
OBSERVACIONES……………………………………………………………… 6 
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………... 7 
CAPÍTULO I. De una estética analítica hacia una estética pragmatista. Arte en Occidente: 
Primacía del intelecto sobre lo sensitivo del ser humano....................................... 11 
1.1. Arte como representación de la naturaleza …………………………… 16 
1.2. Una estética de carácter moral ………………………………………... 20 
1.3. El pensamiento moderno y la "negación" de los sentidos ……………... 23 
1.4. El sentimiento de lo bello ……………………………………………… 26 
1.5. El arte como hijo de su propio tiempo ………………………………… 27 
1.5.1. El concepto de arte: Entre la forma y el objeto…………………. 28 
1.5.2. La clasificación de las artes……………………………………... 31 
1.5.3. Institucionalización del arte …………………………………….. 32 
1.5.4. La justificación del arte …………………………………………. 34 
1.5.5. Purificación o espiritualización del arte ………………………… 36 
CAPITULO II. Arte y Escuchar: Evidencia clara del proyecto filosófico de John Dewey. 
Rescatando los ritmos biológicos del ser humano ……………………………….. 38 
2.1. John Dewey: Precursor de una filosofía de origen orgánico…………… 39 
2.2. La influencia darwinista …………………………………………………43 
 
5 
 
2.3. Experiencia según el proyecto filosófico de John Dewey……………… 46 
 
2.3.1. La relación entre el organismo vivo y su entorno……………….. 47 
 
2.3.2. El cuerpo y los sentidos en la experiencia deweyana …………… 49 
 
2.3.3. Características esenciales de la experiencia y el acto de 
conocer………………………………………………………………..... 53 
 
2.3.4. Arte……………………………………………………………… 56 
 
2.3.5 Cualidad estética de la experiencia………………………………. 59 
 
2.4. Escuchar a través de la experiencia deweyana…………………………. 62 
 
 
CAPITULO III. Experiencia, Música y Educación: Repensando la formación de 
Artistas ……………………………………………………………………………. 66 
 
3.1. We are the sound ………………………………………………………. 66 
 
3.2. Educación Tradicional: El hombre, recipiente de información ………... 70 
 
3.3. Repensando la formación de artistas………………………………….. . 78 
 
3.3.1. Importancia del organismo biológico en la educación musical … 79 
 
3.3.2. Touch the sound…………………………………………………. 83 
 
3.3.3. Teoría hecha práctica …………………………………………… 85 
 
3.3.4. Formación del pensamiento reflexivo…………………………… 88 
 
CONCLUSIONES ………………………………………………………………... 91 
 
BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………………. 95 
 
 
6 
 
 
 
 
OBSERVACIONES 
 
SISTEMA DE CITAS 
En este trabajo investigativo, las citas correspondientes al proyecto filosófico de John 
Dewey se realizaran manteniendo el marco canónico o tradicional señalado para este autor, 
es decir: la sigla que corresponde a la obra EW (The Early Works), MW (The Middle 
Works) y LW (The Later Works), seguido del número del volumen y la página específica 
de donde se ha tomado la cita, por ejemplo (LW 10: 38). Así mismo, es importante 
mencionar que las citas utilizadas no hacen referencia a los textos originales escritos y 
publicados en inglés, sino que de manera contraria, el número de página que señalan tales 
citas corresponden a distintas traducciones al castellano; traducciones que han sido 
propuestas o sugeridas directamente por la asesora o tutora de esta investigación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
7 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
La cultura occidental es ampliamente reconocida por la importancia o trascendencia 
que le ha otorgado al ejercicio contemplativo lógico, la razón o el intelecto, de tal manera 
que, a través del uso de las facultades cognoscitivas del hombre, la reflexión argumentativa 
y demostrativa, este pueda sustentar la autenticidad o veracidad de los eventos o fenómenos 
que acontecen en el interior de esta cultura. Como consecuencia, en Occidente se ha 
generado una sobredimensión de dichas destrezas del ser vivo, produciendo una especie de 
subestimación de todo aquello que no proceda o pueda ser expuesto o manifestado por 
medio del uso de éstas, por ejemplo, las aptitudes sensuales del ser humano como todas las 
relaciones que a partir de ellas se generan entre el organismo vivo y el entorno que habita; 
esto, ha tenido como resultado que en el interior de esta cultura, se tenga 
 […] la tendencia a pensar en el conocimiento [la realidad, el mundo], de acuerdo con el 
modelo de un espectador que contempla un cuadro acabado y no con la de un artista que 
pinta el cuadro. [Esto, surge] por adoptar el supuesto de una mente simplemente 
contemplativa de un lado, y por otro lado, el de un objeto exterior y remoto [totalmente 
alejado del diario vivir del sujeto] al que hay que contemplar y examinar (MW 10: 188-
189). 
 
Ahora bien, esta tendencia del hombre por concebir el conocimiento y el mundo de 
manera contemplativa, puede verse claramente reflejado en la noción general que se tiene 
del arte (música), ya que, éste es comúnmente asociado a un objeto acabado que halla su 
elocuencia o coherencia en relación al mundo que lo ha construido, a través del ejercicio 
contemplativo que realiza el hombre de él, y la reflexión racional de las estructuras teóricas 
y lógicas que lo componen. Tal concepto de arte (música), ha generado la percepción de sí 
mismo como una esfera cerrada y limitada, distante de la vida común y ordinaria del 
hombre, dejando de lado el contexto, los procesos y las necesidades orgánicas o vitales que 
llevaron a la construcción o fabricación del objeto; en otras palabras, esta forma de ver el 
arte otorga mayor relevancia a la materia transformada, la forma acabada y al ejercicio 
8 
 
intelectual que permite una descripción de las estructuras o cánones que validan su 
existencia, que a las relaciones entre el artista y su entorno que condujeron a su 
edificación, el proceso de creación y construcción de la obra artística: “En la concepción 
común, la obra de arte se identifica a menudo con la existencia del edificio, del libro, de la 
pintura o de la estatua, independientemente de la experiencia humana que subyace en ella” 
(LW 10: 3). 
Por otra parte, la sobredimensión que ha generado Occidente del intelecto, el saber 
reflexivo, el mundo percibido como algo enteramente acabado y el concepto de arte 
(música) que de allí deriva, ha sido la plataforma cimentadora sobre la cual se han 
construido principalmente los métodos pedagógicos que tienen como objetivo la formación 
de nuevos artistas (músico); permitiendo a través de ellos, evidenciar una preferencia por el 
desarrollo de las facultades lógico-racionales del estudiante, dejando en un segundo plano o 
nivel inferior el conocimiento, investigación y desarrollo consciente de las facultades 
sensitivas del mismo, lo cual genera, un desequilibrio en el estudiante que no le permite 
poner la totalidad de sus facultades (cognitivas – sensuales) en función de su propio arte. 
Teniendo en cuenta el contexto presentado anteriormente,esta investigación pretende 
mostrar de qué manera las correspondencias orgánicas o vitales que establece el ser 
humano con todo aquello que lo rodea, su cotidianidad, y sus facultades sensitivas, son de 
gran importancia tanto para la percepción y comprensión del arte (música), como para la 
construcción de métodos pedagógicos que faciliten el dominio de éste, a fin de contribuir a 
la construcción de distintas herramientas o recursos pedagógicos, que permitan la 
formación integral de las facultades y aptitudes del estudiante. En este sentido, para lograr 
tal objetivo, el desarrollo de esta disertación tendrá como base estructural o marco teórico 
el proyecto filosófico de John Dewey, quien de manera continua a través de su trabajo 
investigativo, resalta la importancia de las relaciones que se erigen entre el organismo vivo 
y el medio en que habita, permitiendo así, una comprensión diferente y novedosa (en 
relación a lo que ha dictado la tradición que precede a este filósofo) de las tres temáticas 
principales que enmarcaran esta investigación, a saber: la filosofía, el arte y la educación. 
9 
 
Esta disertación partirá pues por exponer el concepto general que ha construido 
Occidente alrededor del arte (música), teniendo como propósito, mostrar de qué manera 
éste es una clara evidencia de la sobredimensión o énfasis exhaustivo que ha hecho dicha 
cultura sobre la razón o el ejercicio lógico; ya que, sin duda alguna, para establecer o 
comprender una noción nueva de cualquier materia de estudio (en este caso el arte), es 
necesario conocer los rasgos o conceptos más importantes que han llevado a la crítica y 
reflexión de esta misma. Es por esto que, para la construcción y desarrollo del primer 
capítulo, se utilizará como fuente primaria el trabajo filosófico de distintos pensadores o 
teóricos que han influenciado de manera notable la historia y teoría del arte (música), 
específicamente aquellos que pertenecen a la época antigua y moderna como Platón, 
Aristóteles, Descartes, Kant, entre otros. 
Seguido a esto y debido a que la presente investigación tiene como marco de 
referencia el pensamiento de John Dewey, la segunda parte de ésta estará dirigida hacia la 
comprensión general de su proyecto filosófico, especialmente aquello que corresponde al 
término que caracteriza su obra, a saber: la experiencia. Así mismo, para ayudar a dicha 
comprensión se mostrará las principales influencias que aportaron o contribuyeron la 
construcción de su trabajo investigativo, la forma particular de este pensador por concebir 
la filosofía, entre otros; a fin de exponer el concepto que John Dewey a través de su 
pensamiento pragmático construye del arte y la estética, mostrando de esta manera, la 
oposición o crítica que este filósofo realiza a la filosofía que lo precede. 
Basado en lo anterior y teniendo a la mano dos herramientas claves, a saber: 1) el 
concepto general del arte (música) en Occidente y 2) la lectura que Dewey hace de este por 
medio de su filosofía pragmática, la tercera y última parte de esta investigación estará 
enfocada hacia el campo educativo, específicamente la formación de artistas profesionales 
(músicos), realizando una reflexión crítica sobre los métodos y fines que actualmente son 
utilizados para la enseñanza, dominio y aprendizaje de este arte, a fin de generar nuevas 
herramientas que contribuyan a la construcción de métodos pedagógicos que permitan 
establecer un equilibrio en el desarrollo de las facultades del estudiante (sensuales y 
cognitivas), de tal manera que, se puedan establecer conexiones o correspondencias directas 
10 
 
entre aquello que es enseñado y la vida ordinaria del aprendiz, lo cual sin duda alguna, 
genera un dominio y comprensión más rápido y eficaz de la materia o el arte estudiado. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
11 
 
 
CAPÍTULO I 
DE UNA ESTÉTICA ANALÍTICA HACIA UNA ESTÉTICA PRAGMATISTA 
Arte en Occidente: Primacía del intelecto sobre lo sensitivo del ser humano 
 
A través de la historia de Occidente, se puede ver cómo el arte ha sido un claro 
exponente de los presupuestos o estructuras que enmarcan esta cultura, siendo un elemento 
clave de estudio para comprender cómo el hombre perteneciente a esta civilización actúa, 
piensa o siente; de allí que, dentro de la historia de la estética
1
 se puedan evidenciar 
diversas corrientes que den cuenta de tal objetivo. Por ejemplo, al dirigir la mirada sobre la 
Antigua Grecia, se pueden hallar corrientes como la Pitagórica, la estética postulada por 
Platón o Aristóteles, de la misma manera como al hacer referencia sobre la época Medieval 
se encuentran exponentes como San Agustín o Boecio
2
, entre otros. En tanto a la época 
 
1
El origen de la estética como disciplina filosófica es atribuido al filósofo alemán Alexander Baumgarten 
(1714-1762), quien tras haber utilizado por primera vez el término Aesthetica en su tesis doctoral 
Meditationes philosophicae de nonnulis ad poema pertinentibus (1735), publicó en 1750 un tratado en latín 
con dicho nombre en el que postula a la estética como la ciencia de la cognición sensorial, la cual, tiene como 
objetivo establecer una teoría general del conocimiento sensitivo del ser humano. "El término Aesthetica 
(estética) es derivado de la palabra griega aisthesis (percepción sensorial)" (Shusterman, 2002: 356), lo que 
indica por un ejercicio deductivo que el foco o centro de investigación de tal disciplina es aquello que hace 
referencia a lo sensitivo y orgánico en el ser humano. Sin embargo, la tarea o función que esta ciencia ha 
adquirido a través de la historia contrasta claramente con dicha función inicial, a saber, hoy en día (con 
referencia del diccionario de la Real Academia Española) la estética es definida como la ciencia que trata de 
la belleza y de la teoría fundamental y filosófica del arte. 
A pesar, de que a través de esta disciplina el filósofo alemán logró transformar de algún modo el valor que se 
le atribuía a lo sensitivo y por ende la importancia o trascendencia del cuerpo humano, el cual, era entendido 
hasta este momento (siglo XVIII) como "una simple máquina que no proporcionaba conocimiento alguno" 
(Ibíd: 360) los resultados arrojados por esta disciplina eran producto de un ejercicio lógico realizado por la 
razón, lo que indicaba que aquello que perteneciera a lo sensitivo del hombre era tan solo un medio en 
función del intelecto, manteniendo dicha parte sensitiva en un segundo plano en relación a la importancia que 
se le otorgaba a la razón. Es importante aclarar que aunque la estética como disciplina tuvo su origen en el 
siglo XVIII, los conceptos o presupuestos que hoy comprende el estudio de dicha ciencia como la belleza o la 
armonía, fueron tratados desde tiempo atrás, incluso, se puede afirmar que desde los inicios del pensamiento 
en Occidente: la Grecia Antigua, estos presupuestos eran de gran relevancia para el estudio y desarrollo de 
dicha cultura. 
2
No se entrará en detalle sobre el contenido o justificación de cada corriente estética, ya que, este tema se 
desarrollará durante el trascurso de este capítulo. 
12 
 
moderna, una de las corrientes más significativas es la estética analítica, la cual, tuvo su 
origen en Gran Bretaña, y quizá, ha sido la corriente que mayor progreso ha manifestado, 
logrando así, un radical predominio frente a otras corrientes. Para comprender el por qué 
del éxito de este movimiento estético, es importante tener presente aquello que en este 
periodo era considerado como lo real, y la noción básica que se tenía del hombre, ya que, 
como consecuencia de esta relación se estableció el sistema de valores que determinaba la 
verdad con la que se debía observar o vivir el mundo. En la época moderna la realidad 
estaba dada por aquella explicación lógica que el hombre hacía de su experiencia,esto 
quiere decir que, el ser humano quien, se comportaba como un observador constante de lo 
que acontecía en su entorno, creía que su realidad dependía del ejercicio lógico que 
realizaba de lo que era vivido, por tal razón, aquello que no se podía evidenciar a través de 
un ejercicio lógico - causal, era puesto en duda y su realidad carecía de argumentos; "en 
otras palabras, la realidad surge como una proposición explicativa de nuestra experiencia de 
las coherencias operacionales en nuestra vida diaria y técnica, como las vivimos en nuestra 
vida técnica y diaria" (Maturana, 2002:40). 
Ahora bien, con el objetivo de profundizar un poco más sobre esta noción de 
realidad, es importante hacer mención sobre el concepto de hombre que se tiene en la 
modernidad. Durante este periodo, aquello que fundamentalmente constituye al ser humano 
y lo distingue de otras especies son básicamente sus habilidades cognitivas, siendo estas la 
herramienta primaria de la que este se sirve para comprender el mundo que lo rodea. Esto 
indica que, para el hombre constitutivamente racional, no es necesaria una experiencia 
directa con la cosa u objeto que sustente su realidad, sino que, por el contrario, aquello que 
es definido como lo real en el mundo, goza de cierta independencia y autonomía de la 
experiencia, lo que conlleva a que la realidad de éste sea validada por medio de un 
argumento que explique o de lugar a su existencia. Así mismo, la realidad del mundo no 
necesita de la interacción directa entre sujeto - objeto, por tal motivo, es independiente de 
lo que el hombre haga o viva, el mejor camino que utiliza el ser humano para validar la 
realidad es sustentarla a través de entidades ajenas a él, que puedan generar teorías claras 
sobre el mundo en el que habita, para esto generalmente se apoya en instituciones como la 
13 
 
ciencia, la religión, la política, entre otras. “Una vez que las creencias políticas y religiosas 
han adquirido un estado social definido, […] se hacen cargo de ellas las clases más 
elevadas, que se encuentran directamente asociadas a los elementos que gobiernan la 
sociedad” (MW 10: 78). 
En este camino explicativo, el observador usa una referencia a alguna entidad tal como la 
materia, energía, mente, conciencia, ideas…, o Dios, como su argumento final para validar 
y, por lo tanto, para aceptar una reformulación de la praxis del vivir como una explicación 
de ella (Maturana, 2002: 21). 
 
 
Para la estética analítica los conceptos mencionados anteriormente son de suma 
importancia, ya que, está en concordancia con la alta valoración que se le da a lo 
argumentativo y racional del hombre en esta época, es por esto que, adquiere la función de 
estudiar y forjar premisas claras que generen una teoría del arte
3
, lo cual, no solo arroja 
como resultado una explicación lógica de los fenómenos producidos por las diferentes 
manifestaciones artísticas, sino que le otorga a éste un status significativo en la vida del 
hombre. Así mismo, la estética al ser concebida como una disciplina teórica, no solamente 
tiene la cualidad o tarea de explicar todo aquello que pertenece al mundo del arte, a saber, 
la técnica o los recursos más adecuados tanto físicos (objeto o modelo que será pintado, 
instrumentos a los que se les compone cierta obra musical) como intelectuales (ideas o 
recursos de composición) que se deben tener en cuenta al producir una obra, sino que, a 
través de ella, el hombre podía hallar una explicación lógica o racional de su propia 
realidad. Con el objetivo de que la exposición hecha anteriormente no se quede en abstracto 
se explicará con el siguiente ejemplo: Las proporciones del cuerpo humano que han sido 
utilizadas a través de los diferentes periodos de la cultura occidental, no solo han mostrado 
cierta imitación o admiración por el organismo biológico, sino que, han dado cuenta de lo 
que para el hombre (según la época) ha significado armonía o belleza
4
. Esto significa que, 
 
3
El término arte durante este capítulo y todo el texto será utilizado como un referente genérico a todas las 
expresiones artísticas, ajeno a cualquier énfasis sobre alguna expresión particular, esto debido a la relación 
que tiene dicha palabra con el arte pictórico. 
4
 Al hablar sobre la noción de armonía o belleza en el arte occidental, es imposible establecer una teoría 
unificadora que dé cuenta de la magnitud que encierra el significado de tales conceptos; esto se debe a la 
diversidad de postulados, sobre los cuales, se fundamentan estos presupuestos. Sin embargo, a través de las 
diferentes teorías dadas en el interior de dicha cultura sobre la belleza (de la cual desemboca el término de 
14 
 
el hombre al haber comprendido racionalmente dichas proporciones utilizadas por diversos 
pintores, ha hecho suya o propia la realidad de belleza o armonía, por tal razón, en la 
modernidad el arte era considerado como un medio o instrumento que permitía conocer de 
alguna forma la realidad del mundo, en este caso el cuerpo bello. 
Sin embargo, a pesar de las premisas brindadas por la filosofía racional y los 
presupuestos de las ciencias modernas que dan cuenta de la importancia y el valor que se le 
otorga a la objetividad y las habilidades cognitivas en el ser humano, tiempo después en el 
interior de un mundo que aún era dominado por tal panorama surgen pensadores como 
William James o John Dewey, quienes se atrevieron a postular ideas diferentes e incluso 
contrarias en relación a aquella ideología que hipnotizaba al mundo del arte. Es 
precisamente este último, quien bajo el interés de “encontrar nuevas maneras —distintas a 
las ortodoxas — de comprender nociones ya aceptadas" (Patiño, 2009: 29), a principios del 
S. XX junto a filósofos como Charles Sanders Peirce, James y George Herbert Mead
5
, 
postuló la corriente, que hoy día se conoce con el nombre de: Pragmatismo Clásico. 
 
armonía), se puede determinar un punto en común o característico, a saber, el goce que es experimentado por 
medio del objeto bello; esto quiere decir que la belleza es sinónimo de gusto, placer, deleite, etcétera. 
Teniendo esto en cuenta, dentro de la estética occidental se puede evidenciar dos formas básicas o 
fundamentales de usar este término, a saber, 1) “para significar la cualidad abstracta de la belleza y [2)] para 
referirse a la cosa bella en particular” (Tatarkiewicz, 2006: 154). Un ejemplo de esto es el concepto amplio 
que tenían los griegos sobre esta palabra; para ellos, la belleza podía ser referencia de la moral, de la ética y 
de la estética. 
5
 Debido a que los filósofos norteamericanos mencionados fueron los pioneros y por ende de gran importancia 
para el pragmatismo clásico, creo conveniente resaltar de manera general sus mayores logros y la influencia 
que cada uno de ellos generó en dicho movimiento filosófico: 
Charles Sanders Peirce (1839-1914): Es a quien se le atribuye ser el pionero y fundador del pragmatismo 
clásico, a través de su pensamiento transforma la visión tradicional sobre la ciencia, considerando que ésta 
"es específicamente un método; no un conjunto de reglas «externas» (Pérez de Tudela, 1990: 66), lo que 
indica que, el espíritu de la ciencia es la acción de investigar, más allá del seguimiento o cumplimiento de 
dichas reglas. Esta acción de investigar, lo lleva a establecer su noción de idea, la cual "consiste en la suma 
total de sus relaciones con la ‘experiencia práctica’" (Patiño, 2009: 53). 
William James (1842-1910): Establece que "la filosofía no es sino un sentimiento acerca del significado de la 
vida" (Pérez de Tudela, 1990: 112), descartando así, la posibilidad de concebirla en su totalidad como algotécnico o teórico. Sin embargo, la teoría y presupuestos racionales no son ajenos a su interpretación y 
planteamiento sobre la filosofía, lo cual, lo lleva a establecer un punto medio entre dos corrientes filosóficas 
opuestas: el racionalismo (lo lógico) y el empirismo (sentidos externos), punto medio que define como el 
pragmatismo: "El pragmatismo se halla dispuesto a ambas cosas, a seguir lo lógico o los sentidos y a tener en 
cuenta la más humilde y la mayor parte de las experiencias personales" (James, 1954: 43,74). 
 George Herbert Mead (1863- 1931): Considera que la cualidad más importante del ser humano es la 
capacidad que tiene para adoptar la actitud o roll de otro que pertenezca a su misma especie, por tal, un gran 
número de conductas del hombre son originadas por impulsos o acciones sociales. Esto lo lleva a plantear 
15 
 
Mientras la estética analítica siempre mantuvo su enfoque en crear presupuestos 
lógicos, que expusieran una visión del mundo de forma cuantificable, medible u 
observable, lo cual, hizo de la matemática y el número la fuente primaria sobre la que se 
fundamentó el conocimiento y la teoría del arte, con el propósito de hacer de este una 
“golosina” para el intelecto; la estética surgida del pragmatismo buscaba rescatar el valor 
de los sentidos y los ritmos biológicos del ser humano, ya que, el dominio del ámbito 
racional había desplazado a un segundo plano la importancia de estos en relación a la 
propia naturaleza orgánica
6
 del hombre. 
En vista de tal panorama, y con el objetivo de entender de qué manera surgió tal 
corriente como la estética pragmatista, se cree necesario hacer un pequeño recorrido por el 
paisaje que la estética, y por ende, la filosofía analítica han desarrollado a través de la 
historia occidental, de modo que se logre evidenciar cuales han sido sus mayores 
exponentes, sus presupuestos más importantes, y cómo dicho pensamiento ha influenciado 
de manera significativa al arte. Así mismo, hacia el final de este capítulo se hará referencia 
al pensamiento de John Dewey, a fin de explicitar algunos de los puntos más 
problemáticos, o aquello que él mismo define como problemas falsos o innecesarios
7
 que la 
filosofía analítica ha dejado como legado, a saber, forma/sustancia, razón/emoción, 
hombre/ naturaleza, medios/fines. 
 
 
algún tipo de pragmatismo social, en el cual postula que, el ser humano solo puede lograr su realización 
individual a través de la participación dinámica con otros, siendo así, una parte orgánica de un todo social más 
amplio. T.A. (Shook and Margolis, 2006:76). 
6
 El termino o cualquier palabra que haga referencia a lo orgánico del ser humano debe ser entendido o 
concebido en el trascurso de este texto desde el concepto desarrollado por John Dewey a través de su obra 
filosófica; el cual, hace referencia a los procesos dinámicos que el organismo vivo establece con la totalidad 
de su ambiente (tanto seres vivos como aquellos que son considerados seres inanimados). Este concepto se 
ampliará más adelante cuando se entre en detalle sobre el proyecto u obra filosófica de este pensador. 
7
Para Dewey tales juicios falsos o innecesarios son problemáticos porque no están sujetos a ningún tipo de 
comprobación empírica, por el contrario, sus postulados se fundamentan en abstracciones, separados 
totalmente del contexto práctico del que se originan. Por ejemplo, forma-sustancia, razón- emoción. Sin 
embargo, para el filósofo norteamericano el problema con la tradición filosófica (especialmente el 
racionalismo) no radica en ejercicio lógico y reflexivo que emplea para generar diversas teorías, si no que “lo 
que considera grave es que los filósofos tomaron de diversas fuentes conclusiones de análisis especiales sin 
molestarse en comprobarlas” (MW 10: 15). 
16 
 
1.1. Arte como representación de la naturaleza 
Para poder comprender cómo en Occidente las artes han estado en constante 
relación, incluso subordinadas al mundo dominado por la razón, en el cual, lo cuantificable, 
demostrable es aquello que puede dar la pauta de lo que es verdadero y de lo que carece de 
ello, hay que remitirse a la cultura en la se erigieron los principios fundamentales que 
estructuraron gran parte del pensamiento de Occidente: la cultura griega. Aunque el pensar 
en esta época posiblemente nos remita a los grandes filósofos insignia de este periodo como 
Sócrates, Platón o Aristóteles, al hablar del arte es necesario ir más allá de ellos mismos, ir 
atrás en el tiempo y dirigirse del siglo VII al siglo IV a.C., donde se crearon las raíces de lo 
que se podría llamar la época madura de esta cultura. 
Pese a que la información que se ha obtenido de las muestras artísticas de esta época 
es de algún modo incierta, con un carácter ambiguo (especialmente en el caso de la 
música), se tiene conocimiento de que las artes no se concebían del todo separadas entre 
ellas, por el contrario, tal como lo señala el filósofo polaco Wladyslaw Tatarkiewicz en su 
libro Historia de la Estética, desde aquellos tiempos "primitivos" se hallaban expresiones 
como la «triúnica choreia», en las que se vinculaban diferentes artes como la danza, la 
música y la poesía, teniendo como único objetivo expresar
8
 los sentimientos del hombre por 
medio del movimiento, ritmo y la palabra. Esto, no solo da cuenta de que entre estas 
expresiones artísticas existía cierta unidad orgánica, formando así un solo arte, sino que, 
entre ellas prevalecía una igualdad o equidad, en cuanto a la importancia o predominio de 
alguna de ellas. En otras palabras, aunque durante esta época se erigieron las bases de la 
cultura occidental basada en el racionalismo u objetivismo, existieron manifestaciones 
artísticas ajenas a cualquier postulado que hiciera referencia a dicho pensamiento. 
 
8
El verbo expresar debe ser considerado en total concordancia con aquello que John Dewey define como el 
acto de expresión. Para este filósofo dicho acto va más allá del impulso por dejar en evidencia algún 
sentimiento, pensamiento o condición que se encuentre en el interior del hombre. Por el contrario, establece 
que este debe generar “[una] interpretación reflexiva por parte del observador” (LW 10: 71), lo cual indica 
que, aquellos actos que se dejan llevar solo por la descarga de emociones, “donde no hay una administración 
de las condiciones objetivas, ni un modelado de los materiales [que lo componen]” (LW 10: 71) no van más 
allá de la mera excitación que producen. Teniendo en cuenta esto y dependiendo del contexto en el cual se 
diera origen a la «triúnica choreia», se podía obtener alguna evidencia de aquellos sentimientos que 
perturbaban, alegraban, o invadían las almas de los griegos. 
17 
 
Sin embargo, poco a poco esta unión se fue deshaciendo y aunque tiempo después se 
generaron distinciones claras sobre estas, la poesía cantada y los movimientos de la danza 
fueron herramientas esenciales para la primacía que tenía el ritmo sobre la melodía en la 
música temprana de la antigüedad. Dicha evidencia de un predominio del ritmo sobre la 
melodía, no implicaba que la relación entre alturas sonoras no fuese importante o tenga un 
carácter inferior, diferente a esto y a pesar de que los griegos no conocían de polifonía, 
aquella relación melódica de carácter consonante entre los diversos tonos sonoros era de 
gran valor para la estética del momento: 
Los griegos creían que la consonancia entre los sonidos nace cuando éstos se compenetran 
hasta el punto que se hacen indistinguibles (cuando se funden «como el vino y la miel», 
como decían), lo cual ocurre, según su parecer, sólo cuando las relaciones entre los sonidos 
son de lo más sencillas. (Tatarkiewicz,2000: 25). 
 
 Esta correspondencia entre los tonos es atribuida a Terpandro, quien desarrolló 
diversas normas en relación a antiguos cantos litúrgicos, otorgándole el nombre de nomos a 
la forma musical, fue de esta manera como se generó la primera teoría de la consonancia. 
Es precisamente en este momento en donde se estableció un acercamiento palpable entre el 
arte musical y la razón; no solo porque se evidenciara un resultado teórico o regla dada por 
el intelecto, sino porque la palabra nomos
9
 era sinónimo de ley u orden, siendo este último 
un aspecto fundamental a tratar dentro de la filosofía griega. 
Tanto el concepto de orden como el de caos son fundamentales para el arte de este 
periodo (especialmente en tiempos del pitagorismo), debido a que de estos se desprenden o 
surgen las nociones de armonía como desarmonía, las cuales, son de suma importancia para 
definir aquello que en la época era considerado como bello: 
Etimológicamente, armonía significaba concordia, unificación, uniformidad de los 
componentes, y fue precisamente por esta uniformidad que la armonía fuera para los 
pitagóricos algo bello y positivo, en el amplísimo sentido griego de la palabra. (Ibíd: 87). 
 
Es importante mencionar, que tanto para el pitagorismo como para las corrientes 
estéticas posteriores como la platónica, aquello que era definido o tenía la cualidad de bello 
 
9
El termino nomos (forma) en la música era considerado como el equivalente al canon en el arte plástico. 
18 
 
o armónico era una expresión del ideal de una forma dada, en este caso el ideal de la 
belleza y armonía; este modelo o prototipo estaba estructurado o compuesto por distintos 
patrones particulares o cánones que debían ser fácilmente evidenciados a través de toda 
obra artística que tuviera la intención de plasmar sobre ella dicha cualidad. 
Así mismo, dentro de la estética pitagórica hay que tener en cuenta dos premisas 
esenciales para comprender no solo el concepto de belleza y armonía, sino la forma como 
concebían el universo. En primera instancia y como es bien conocido, el pitagorismo 
sostenía la idea de que el cosmos estaba construido matemáticamente, o como mencionaba 
Aristóteles en su Metafísica "[suponían que] los elementos del número eran los elementos 
de todos los seres"
10
 (Aristóteles, 985b), por tal razón, y gracias a diversas relaciones 
numéricas el mundo estaba lleno de buenas proporciones
11
, las cuales, definían aquello que 
era considerado armónico dentro de este, en otras palabras, "para ellos, la armonía consistía 
en una razón matemática de sus componentes" (Tatarkiewicz, 2000: 87). Un claro ejemplo 
de esto, es sin duda alguna el conocido hallazgo de Pitágoras al cruzar cerca de una 
herrería, en la que, al enfocarse en el sonido producido por el golpear de los diferentes 
martillos que habían en ella, descubre cierta regularidad matemática entre ellos, a la que 
posteriormente define como consonancias. Tiempo más tarde Boecio en su libro De 
institutione música retrata este evento de la siguiente manera: 
Pitágoras estuvo buscando durante algún tiempo la manera de adquirir, mediante la razón 
un criterio detallado y preciso acerca de las consonancias. Entretanto, por una especie de 
voluntad divina, al pasar delante de una herrería escuchó casualmente que el golpear de los 
martillos emitía, de alguna forma, una única consonancia a partir de sonidos diferentes. Así, 
en presencia de lo que había estado buscando tanto tiempo, se acercó maravillado. 
Reflexionando durante un tiempo, llegó a la conclusión de que la fuerza física de los 
hombres que martillaban era la causa de la diversidad de sonidos y, para probar esto más 
claramente, les pidió que se intercambiaran los martillos entre ellos. Pero la cualidad de los 
sonidos no residía en los músculos de los hombres, pues persistía después del intercambio 
de martillos. Cuando observó esto examinó el peso de los martillos. Eran cinco, y dos de 
ellos, que pesaban uno el doble del otro, producían la consonancia de la octava. Pitágoras 
determinó más adelante que el martillo que pesaba el doble del otro, producía con un tercer 
martillo, con el que estaba en la proporción de 4:3, un diatessaron (cuarta), y con un cuarto, 
con el que estaba en la proporción 3:2, un diapente (quinta) (Boecio, 1989: 18). 
 
10
 "… they thought that the principles of mathematical entities were the principles of all entities." (Aristóteles, 
985b). Traducción del autor. 
11
 En el arte griego el término más indicado para hablar de buena proporción era el de symetria, el cual, se le 
atribuye a la teoría arquitectónica de la época. 
19 
 
 
 
La segunda premisa a tratar y quizá la más importante o relevante para el arte griego, 
era la idea de que las proporciones que determinaban la armonía no eran concebidas por el 
ser humano, contrario a esto, los pitagóricos afirmaban que eran propias de la naturaleza, 
otorgándole al hombre la función de descubrirlas en ella. La forma de llevar a cabo dicho 
descubrimiento era una tarea exclusivamente de la razón, ya que, la mente humana no 
solamente gozaba de las capacidades para realizar todos los cálculos u operaciones 
necesarias al momento de indagar y descubrir el esplendor del entorno en el que el hombre 
habitaba, sino que ésta era concebida como un espejo en la cual se reflejaban todos los 
secretos que en el mundo o la naturaleza se pudieran encontrar. 
Esto era de gran importancia para las artes, puesto que, al ser una evidencia de dichas 
proporciones, el arte era comprendido como la representación de la naturaleza o del 
cosmos, dándole así, un papel trascendental en las creencias de esta cultura. A pesar de que 
en todas las manifestaciones artísticas se pueden hallar ejemplos claros sobre este 
pensamiento
12
, es el arte musical el que predominó en la teoría estética del pitagorismo, ya 
que, se tenía el indicio de que todo movimiento del cosmos producía un sonido, lo cual, 
generaba una sinfonía que no era precisamente audible debido a su carácter permanente
13
. 
A este resultado musical o sinfonía se le catalogó como la música de las esferas
14
: 
La afirmación de que se produce una armonía de los <cuerpos> en traslación, al modo 
como los sonidos forman un acorde, ha sido formulada de forma elegante y llamativa […] 
suponiendo esto, así como que, en función de las distancias, las velocidades guardan <entre 
sí> las proporciones de los acordes musicales, dicen que el sonido de los astros al 
trasladarse en círculo se hace armónico (Aristóteles, 290b). 
 
Como se puede ver, el vínculo entre número y arte era tan profundo que durante este 
periodo el artista se percibía no sólo como un estudioso de su arte, en cuanto al manejo 
técnico de los medios que lo producían, sino que, era necesario que desarrollara habilidades 
cognoscitivas que le permitieran comprender las proporciones brindadas por la naturaleza, 
 
12
 Como los cálculos que realizaban los artistas plásticos en sus construcciones geométricas. 
13
 Dicho carácter se refiere a que desde el momento en el que el hombre nace, el sonido producido por el 
cosmos ya se encuentra presente, pero es tan sutil que el oído humano lo encuentra imperceptible. 
14
 Hay que resaltar que la forma esférica era la figura armoniosa y regular por excelencia. 
20 
 
tal como lo sostenía Pánfilo (pintor de la época), un buen artista era aquel que conocía de 
aritmética y geometría. 
 
1.2. Una estética de carácter moral 
Aunque eran evidentes las relaciones o aproximaciones entre el quehacer artístico y la 
razón, lo cual, le da una validez o importancia primordial en la vida del hombre, el arte, 
fundamentalmente la poesía y la música, llevaban inherente a ellos cierto poder que no eradel todo bien visto, especialmente por aquellos quienes buscaban establecer las estructuras 
o normas que enmarcaban al hombre bueno o ideal de la época. 
En relación al arte de los sonidos, desde el pitagorismo se afirmaba que la música 
tenía el poder de afectar el alma de manera positiva como negativa, ya que, "los sonidos 
encuentran su resonancia en el alma, y así el alma resuena en armonía con ellos" 
(Tatarkiewicz, 2000: 89), en otras palabras, el arte musical o contribuía de manera positiva 
al ser humano o lo corrompía
15
, determinando así con facilidad, aquello que se podía definir 
como música buena o música mala. Esta idea sobre el poder afectivo de la música en el 
alma humana, encuentra total resonancia en el pensamiento de Platón, quien más adelante 
en su propuesta filosófica, utilizaría este argumento para determinar aquellos modos y 
ritmos musicales más convenientes para el desarrollo del hombre en pro de la polis ideal: 
—¡Ea, pues!—dije—. ¡Purifiquemos también lo que nos queda! A continuación de las 
armonías hemos de tratar lo referente a los ritmos, no para buscar en ellos complejidad ni 
gran diversidad de elementos rítmicos, sino para averiguar cuáles son los ritmos propios de 
una vida ordenada y valerosa; y, averiguando esto, haremos que sean forzosamente el pie y 
la melodía los que se adapten al lenguaje del hombre de tales condiciones (Platón, 399e). 
 
Es importante mencionar que, la música como ninguna expresión artística durante 
este periodo histórico, tenía la función de ser objeto para producir algún tipo de placer 
sensorial, por el contrario, en su esencia se hallaba un fin educativo, de tal forma que a 
través del arte se pudiera presenciar conceptos como virtud, justicia, valor, entre otros. 
 
15
Según los pitagóricos este poder de dirigir el alma hacia un buen o mal ethos, era distinguido con el término 
de psicagogía hallado principalmente en la música y la danza. 
21 
 
Es precisamente Platón quien en su búsqueda de la ética o moral ideal de su tiempo, 
toma quizá la posición más controversial, en lo que al arte se refiere, ya que, como lo 
retrata en el libro X de la Republica, los artistas (especialmente los poetas) debían ser 
expulsados de la polis, debido a que su arte no encaja dentro del modelo de ciudad 
propuesto por este pensador: 
Con razón, pues, la emprendemos con él [poeta] y lo colocamos al mismo plano que al 
pintor
16
, porque de una parte se le parece en componer cosas deleznables comparadas con la 
verdad y de otra se le iguala en su relación íntima con uno de los elementos del alma, y no 
con el mejor. Y así fue justo no recibirle en una ciudad que debía ser regida por buenas 
leyes, porque aviva nutre ese elemento del alma y, haciéndolo fuerte, acaba con la razón a 
la manera en que alguien, dando poder en una ciudad a unos miserables, traiciona a ésta y 
pierde a los ciudadanos más prudentes. De ese modo, diremos, el poeta imitativo implanta 
privadamente un régimen perverso en el alma de cada uno condescendiendo con el 
elemento irracional que hay en ella, considera las cosas unas veces como grandes, otras 
como pequeñas, creando apariencias enteramente apartadas de la verdad (Platón, 605a). 
 
 El principal problema que ve el filósofo griego en los escritos poéticos, 
específicamente La Ilíada y La Odisea de Homero, es la representación que se halla entre 
sus líneas de la sociedad, ya que, en ellas se evidencia una imagen falsa de lo que debería 
ser el ideal de comunidad; las figuras sociales que encarnan sus personajes, son modelos 
cambiantes, por ejemplo, los dioses o divinidades son retratados con un carácter asociado a 
la finitud humana, llenos de inseguridades y deseos característicos del hombre, los 
sentimientos de estos son expresados de manera caprichosa que no contienen ningún tipo 
de comportamiento o justificación lógica, lo cual, refleja una historia falsa e inexacta del 
pueblo griego: “la doctrina no significaba que el arte fuera una copia literal de los objetos, 
 
16
 En el trascurso de este mismo dialogo entre Sócrates y Glaucón (Libro X), Platón expone sus argumentos 
acerca de porqué las artes imitativas (específicamente pintura y poesía) se encuentran en un tercer nivel 
alejadas de la verdad. En primera instancia, este pensador griego afirma que todos los objetos que se 
manifiestan en el mundo son el reflejo de un ideal del objeto dado, este es el primer nivel u origen de la 
verdad. Por ejemplo, cuando el hombre distinguió por primera vez una cama, este sabía que lo observado 
correspondía a una cama porque en ella se observaba el ideal dicho objeto proveniente de su famoso mundo 
de las ideas. Un segundo nivel, es el otorgado hacia el artesano o carpintero quien fabrica la cama; aunque 
este realiza una reproducción de tal ideal, la fabricación no es exacta o enteramente fiel al ideal brindado por 
la naturaleza; por último, y en el nivel más bajo, se encuentra el pintor, quien al fabricar la imagen de la cama 
realiza la imitación del objeto dado no por la naturaleza, sino por el artesano, el cual, como se mencionó 
anteriormente ya dispone de algún tipo de imperfección. En resumen, el producto dado por las artes imitativas 
como la poesía y la pintura se encuentra alejado de la verdad del mundo, debido a que, aquello que imitan 
hace referencia a formas u objetos defectuosos dados por la finitud e imperfección del hombre. 
22 
 
sino que reflejaba las emociones o ideas asociadas con las principales instituciones de la 
vida social. Platón sintió tan fuertemente esta conexión que lo condujo a la idea de la 
necesidad de establecer una censura para los poetas, dramaturgos y músicos” (LW 10: 8). 
 Para este filósofo griego manejar las emociones de forma instintiva y no racional era 
un ejemplo claro de la corrupción que el arte podía causar en el alma humana, por tal razón, 
no sólo se debe expulsar a los poetas, sino que es necesario establecer la filosofía, la cual sí 
procede a través de argumentos lógicos, como la ciencia que gobierne el pensamiento y las 
acciones del hombre. Además de esto, la relación que surge entre la filosofía y las letras es 
bastante importante para el pensamiento de Occidente, ya que, en el momento en el que la 
filosofía se expresa o se manifiesta a través de manuscritos, el lenguaje, específicamente la 
escritura alfabética, se convierte en una técnica de abstracción del mundo; de alguna forma, 
a través de ella se puede hacer visible lo que en la vida ordinaria no se hace evidente, de tal 
manera que, las ideas del mundo en el que se habita solo se puedan comprender de forma 
racional. Es de esta manera como la razón triunfa sobre los instintos, es aquello que explica 
los hechos, que se puede contemplar por medio del intelecto y que se ubica por encima de 
lo sensitivo, de modo que, aplaca las emociones. 
Hasta este momento se puede ver con claridad cómo el arte de este periodo además de 
responder a sistemas morales, de estar entrelazado estrechamente a áreas científicas como 
la matemática y la geometría, poco a poco fue perdiendo el vínculo con aquello que era 
intuitivo o primitivo en el hombre, desde la «triúnica choreia» mencionada anteriormente, 
la cual, mostraba a través de movimientos y música lo que el ser humano experimentaba en 
su interior, hasta los poemas homéricos en donde se halla sin duda alguna, una muestra 
clara de los sentimientos que a través de ciertas experiencias (como la guerra) pueden 
suscitarse en el alma. En la cultura griega se evidencia cómo los artistas buscan plasmar 
por medio de su quehacer una representación abstracta del mundo en el que habitan, 
mostrando allí su forma de comprenderlo; el valor del arte se ha concentrado en el objeto 
mismo como ente separado del proceso que le da su origen o forma, lo cual,conlleva a que 
sea visible una distinción de valores entre la práctica y la teoría, privilegiando notablemente 
a esta última. 
23 
 
1.3. El pensamiento moderno y la "negación" de los sentidos
17
 
Sin duda alguna, otro de los periodos de mayor relevancia para el pensamiento de 
Occidente, en cuanto al desarrollo, y dominio de la razón, es la Edad Moderna, 
especialmente aquel que corresponde a la Ilustración. Esto no quiere decir, que en tiempos 
precedentes, principalmente en la Edad Media, no se puedan establecer avances 
significativos en la teoría del arte
18
, pero para objeto de este estudio es necesario avanzar en 
la historia, y resaltar lo ocurrido en esta época. 
Al estudiar la filosofía y por ende lo relacionado a la estética moderna, es inevitable 
establecer un contacto directo con aquel que es considerado el padre de dicha época: René 
Descartes, quien a través de su pensamiento brindó herramientas importantes para fundar 
una nueva epistemología en Occidente, porque es precisamente en esta época, en la que se 
desarrolla con bastante intensidad, la idea de que el mundo solo es comprensible o 
cognoscible por medio de la razón, o por el cogito como lo define el filósofo francés, de tal 
forma que, sólo las ideas claras y distintas, orientadas por la razón, pueden guiar al hombre 
hacia la verdad. 
Ahora bien, más allá de hacer una exposición extensa sobre su pensamiento, el real 
interés sobre este filósofo, es el trasfondo que conlleva esta premisa, puesto que, si el 
mundo sólo es inteligible por medio de la razón ¿Qué sucede con aquello que se explora 
por medio de los sentidos? Para Descartes, el conocimiento que se adquiere de manera 
intuitiva es un saber que carece de claridad, es engañoso, debido a que ello no contiene 
 
17
 Es importante mencionar que tal “negación” de los sentidos en la modernidad, no solo corresponde a la 
importancia que se le otorga al intelecto o ejercicios lógicos durante este periodo (como se explicará a través 
del texto), sino que de igual forma surge a partir del concepto o noción que se tenía en esta época sobre el 
cuerpo o res extensa según lo define René Descartes. Para este filósofo como para sus contemporáneos, el 
cuerpo era considerado una máquina mecánica, la cual, está conformada por, masas, fluidos, tejidos o 
diversos elementos objeto de estudios e investigaciones; esto, por ejemplo, trajo como consecuencia que la 
medicina moderna, con “la ambición de comprender los mecanismos de la enfermedad y el funcionamiento 
del cuerpo, llevó a algunos médicos, con una formación clínica, a abandonar total o parcialmente los 
hospitales por el laboratorio, cambiando el examen de los enfermos por el estudio de los órganos, tejidos, 
funciones … [lo cual] contribuyó a la deshumanización de una medicina que se interesa más por los procesos, 
las leyes químicas que gobiernan el cuerpo humano, que por el enfermo en su totalidad y su experiencia vital” 
(Corbain, 2005: 40-41) 
18
Un ejemplo de esto es el avance o el desarrollo armónico en la música, en cuanto, el surgimiento de la 
polifonía. 
24 
 
siempre un sentido lógico; esto genera un deterioro claro en la relación que el ser humano 
mantiene con su entorno de forma sensitiva; de alguna forma existe una tendencia a la no 
valoración de los ritmos biológicos del hombre, quien como especie, pareciera no gozar de 
igualdad entre sus habilidades o capacidades sensoriales como cognoscitivas, sino que, por 
el contrario, esta última es la que asume toda la responsabilidad del aprendizaje y 
comprensión del mundo en el cual habita
19
. 
 Esto afecta considerablemente las manifestaciones artísticas y la estética de la época, 
ya que, el papel que adquiere el arte, es el de satisfacer a la razón, no solo por medio del 
cumplimiento de las normas o cánones establecidos por los teóricos del momento, sino que, 
algunas expresiones como la musical, fueron el medio por el cual se realizaron 
investigaciones que enriquecieron otras ciencias como la física: "el fin que se propusiera 
Descartes, consistía en explicar el mecanismo acústico y fisiológico en función del cual la 
música ejerce sus efectos sobre los sentidos y, a través de estos, sobre el alma" (Fubini, 
1988: 168)
20
. Así mismo, para este filósofo cualquier relación entre los sonidos y las 
consecuencias producidas en el espíritu humano, tiene una connotación netamente racional, 
para él, no existe entre ellos ningún vínculo más allá que el que pueda ser descubierto o 
 
19
Nótese que aunque han pasado bastantes siglos desde la Antigua Grecia, el pensamiento cartesiano sobre la 
importancia y dominio de la razón para comprender el mundo concuerda perfectamente con el pensamiento 
postulado por los filósofos más destacados de esta cultura (Platón, entre otros), incluso de manera arriesgada, 
se puede decir que hoy, la noción de percibir y entender el mundo por medio de la razón, aún tiene un valor 
significativo en la cultura de Occidente 
20
 Las preguntas e inquietudes de Descartes sobre el arte musical iniciaron a una temprana edad, de tal forma 
que, a sus 22 años escribió Compendium Musicae (1618), primer libro en el marco de toda su obra filosófica. 
Sin embargo, el interés sobre este libro sobrepasa el simple dato o mención sobre un hecho histórico; lo 
interesante de este, es el contexto en el cual surgió y la visión que este filósofo tiene sobre el arte musical. En 
primera instancia, hay que tener en cuenta que esta obra fue dirigida al matemático holandés Isaac Beeckman, 
quien a través de su vida se inclina especialmente por la relación de dos ciencias cómo lo son la matemática y 
la física; de esto, tal como lo expone Ángel Gabilondo en la introducción a la versión española del texto 
mencionado, se puede discernir con facilidad cual es el enfoque que el filósofo francés emite sobre su tratado 
de música: “el sonido es divisible en varios choques, propone una clasificación de las consonancias y 
demuestra la validez mediante un estudio geométrico de la vibración de las cuerdas. Precisamente el choque 
(ictus) viene a ser la noción esencial de la acústica, ya que la relación del número de choques es la que 
determina el agrado de las consonancias y la citada clasificación, que tiene, por tanto, un tinte tan físico como 
matemático” (Descartes, 1996: 15). Ahora bien, además del estudio fisiológico y acústico del sonido, 
Descartes en su tratado y correspondencia a Beeckman muestra interés por el ritmo o la duración temporal de 
las diversas figuras en las que se enmarcan las alturas sonoras, a fin de evocar la igualdad o proporción 
(aritmética) equitativa que debe existir entre ellas, ya que, según este filósofo, es de esta manera cómo el oído 
reconoce con mayor facilidad y distintamente los sonidos musicales. 
25 
 
dado por el intelecto: "Descartes se inclina explícitamente por una sistematización 
racionalista y laica del mundo de los sonidos y de sus efectos, excluyendo toda metafísica 
relativa a su vínculo con el alma" (Ibídem). 
Aunque durante esta época este tipo de teorías que resaltaban la inclinación 
investigativa del arte en función de otras ciencias fueron de gran importancia, existieron 
algunos intentos por mostrar otro tipo de supuestos, los cuales, expresaran cierta 
reconciliación o igualdad entre los sentidos y la razón. Tal es el caso del planteamiento 
hecho por Leibniz, “para quien inicialmente, la música es un percibir placentero de 
sonidos” (Ibíd: 158) más allá de su sólida estructura matemática, esto quiere decir, que los 
sentidos actúan primero antes de cualquier intervención racional, y gracias a lo que ellos 
perciben, el intelecto realiza todos los cálculos pertinentes para hallar o identificar dichas 
estructuras: 
La música se manifiesta, en amplia medida, mediante percepcionesconfusas y más o 
menos inadvertidas, que escapan a las percepciones más claras. Ciertamente, se equivocan 
los que piensan que el espíritu no puede acoger nada de lo que él mismo no tenga 
conciencia. En realidad, el alma, aunque no note si completa el cálculo, repara, sin duda, en 
el efecto de ese cálculo inconsciente, bien a través de un sentimiento de placer frente a la 
consonancia, bien a través de un sentimiento de fastidio frente a la disonancia. El placer 
surge como consecuencia de muchas consonancias imperceptibles (Leibniz, GP, VII, 295). 
 
Si bien, es claro que durante el periodo moderno hubo un intento por valorar de forma 
significativa aquello que era percibido por medio de los sentidos, tal tentativa no 
prevaleció, puesto que todas las impresiones que ellos proporcionaban, estaban finalmente 
subordinadas a la razón. Esta sumisión de los sentidos ante el raciocinio, se puede 
evidenciar claramente en aquellas obras artísticas que los modernos catalogaban o 
calificaban como placenteras o agradables; el placer en dicha época, estaba totalmente 
ligado al trato o uso (que se realizaba a través de un ejercicio lógico) de los diversos 
medios que componían cada arte (el sonido, el color, el mármol etc). En el caso de la 
música, la organización de las alturas sonoras siguiendo un canon o distribución particular, 
era lo que determinaba lo placentero de una obra musical otorgándole así, el valor o el 
reconocimiento de ser catalogadas como obras de arte, dándole un status diferente, en 
26 
 
relación a aquellas obras que eran consideradas como meros productos del uso ordinario de 
la técnica. 
 
1.4. El sentimiento de lo bello 
Además de Descartes y Leibniz, sin duda alguna hay que remitirse a Emmanuel Kant 
para estudiar y exponer el pensamiento moderno en Occidente, quien a través de su 
filosofía hace evidente su interés por cuestiones estéticas como la belleza, el gusto y el 
arte. Entre sus reflexiones, se puede observar con claridad cómo para este filósofo, aquello 
que corresponde a lo sensitivo en el ser humano es de suma importancia, a tal punto que, 
para él, la belleza inicialmente no debe ser concebida como un concepto sino a partir del 
placer percibido por los sentido, de allí, que en su estética se hable de un sentimiento de lo 
bello. Este concepto es básico para la teoría del arte del momento, ya que indica, que lo 
importante de la obra artística no es solo el seguimiento de cánones en los que se pueda dar 
cuenta de conocimientos formales dados por el mundo (como se establecía en la tradición), 
sino que es fundamental lo que ella despierta en quien la observa, en otras palabras, a través 
del objeto artístico se muestra como es el sujeto. Esta noción de belleza y de arte tiene sus 
raíces en el mismo pensamiento kantiano, debido a la interpretación del concepto de 
hombre producido por este filósofo. Para Kant el hombre es el punto de partida o de 
referencia para entender su entorno. El mundo, ya no es concebido como el elemento clave 
de investigación por el cual se puede llegar a entender al hombre, sino que, de manera 
contraria, el mundo es el resultado de la forma de pensar del hombre, dado o determinado 
por las experiencias de él mismo
21
. 
Sin embargo, en la estética kantiana sucede algo similar a lo expuesto anteriormente 
en relación a Leibniz y el intento por hallar una igualdad entre los sentidos y la razón; 
aunque sin duda alguna en su filosofía se encuentra un valor significativo de los sentidos, 
estos tan solo interactúan en una parte de aquello que se puede determinar cómo bello. Para 
 
21
Este cambio de punto de referencia es también conocido como giro copernicano explicado con mayor 
detalle en el segundo prólogo de la Crítica de la razón pura. 
27 
 
el filósofo prusiano la experiencia de lo bello es sinónimo de placer en la armonía de las 
facultades del hombre, las cuales, encuentran su consumación a través del ejercicio 
desarrollado por el intelecto, al descubrir aquello que muestra el objeto representado en 
relación al mundo: 
Ahora bien: a una representación por la cual es dado un objeto, para que ella resulte, en 
general un conocimiento, pertenecen la imaginación, para la composición de lo múltiple de 
la intuición y el entendimiento para la unidad del concepto que unifica las representaciones 
(Kant, KU, 134, 28). 
 
Esto indica que el objeto que lleva a dicha experiencia, debe ser interpretable, en él 
debe haber un carácter hermenéutico, en el que se debe hallar una síntesis de la realidad, la 
cual, conduce hacia un placer en la interpretación. Además de esto, un punto importante en 
la filosofía de Kant, es el hecho de que lo bello debe tender a la universalidad, esto quiere 
decir, que en el ser humano aparte de hallar la capacidad de ver e interpretar algo como 
bello, existe el deseo de compartir dicha experiencia por la atracción de los objetos 
presenciados, o como lo expone Tatarkiewicz en su libro Historia de seis ideas haciendo 
referencia al pensamiento kantiano: "las mentes humanas poseen las mismas facultades, 
puede esperarse por lo tanto que un objeto que ha actuado estéticamente en un sujeto 
actuará del mismo modo en otros" (Tatarkiewicz, 2006: 249). 
 
1.5. El arte como hijo de su propio tiempo 
Hasta aquí se ha realizado una exposición ligera o general sobre distintas premisas de 
algunos de los filósofos más significativos en la cultura de Occidente, mostrando la 
influencia que han generado en diversas expresiones artísticas, como la música, la pintura y 
la poesía. A continuación, se entrará en detalle sobre las consecuencias más importantes 
que tales premisas generaron en el arte, haciendo un paralelo entre nociones relevantes 
arrojadas por la tradición y la postura de John Dewey en relación a esta ideología, de tal 
forma que, se evidencie de manera introductoria el pensamiento de este filósofo. 
 
28 
 
1.5.1. El concepto de arte: Entre la forma y el objeto 
Durante el trascurso de la historia occidental, tratar de definir que es el arte o explicar 
a qué se refiere cuando se le otorga a algo la cualidad de artístico, siempre ha sido para los 
teóricos, una tarea difícil e incluso tediosa, debido a la cantidad de supuestos o definiciones 
previas, que hacen de este algo ligado totalmente a las connotaciones históricas en las que 
se formó, a tal punto que, se podría hablar de una definición de arte diferente para cada 
periodo histórico de dicha cultura. Un ejemplo de esto, son las nociones heterogéneas del 
concepto común que se tiene hoy en día de ello, para muchos, hoy, el arte puede ser un 
objeto que demuestra una innegable agilidad o habilidad en su hacer, un talento exclusivo 
de unos pocos, incluso, la colección de ciertos objetos que un círculo social determinado le 
ha otorgado dicho status. Sin embargo, a pesar de que se pueden hallar diversas 
definiciones sobre esto, al hablar del arte, se hace evidente con bastante frecuencia una idea 
habitual entre ellas, esta se refiere a ver al arte como un objeto acabado, es decir, el 
producto físico que una actividad genera, de tal manera que, el arte como fin, es la 
producción de objetos con diferentes cualidades dependiendo de los cánones que la época 
en la que se origine exija. 
Esta idea del arte como objeto acabado tiene lugar desde la Antigua Grecia, en la que, 
filósofos como Aristóteles afirmaban que “nada debe exigirse de las obras de arte excepto 
que tengan forma” (Aristóteles, 1105a), lo cual, inmediatamente dirige al hombre hacia la 
configuración de materiales que lleven a la construcción de cosas. Aunque de manera 
paralela, en la cultura griega el arte era sinónimo de destreza o habilidad para desarrollar 
alguna actividad (techne), dicha habilidad se basaba en el conocimiento y seguimiento de 
reglas específicas, las cuales, solo podían ser evidentes através del objeto artístico como 
tal, es de esta manera, como el concepto de regla o norma se incorpora en la definición de 
arte. Ahora bien, esta noción de arte como forma ha tenido diversas interpretaciones 
durante el desarrollo de la cultura occidental, en algunos periodos no hace referencia 
necesariamente al objeto acabado, sino a la distribución de elementos específicos que le dan 
alguna característica particular a cada expresión artística. Esto se puede evidenciar 
claramente con lo que en la música se define como forma sonata; aunque dicha forma no 
29 
 
es un objeto acabado que se pueda palpar de manera física, es en su conjunto, una 
estructura que envuelve una organización determinada de ciertos elementos dados en la 
composición musical, en otras palabras, es la disposición de diversos recursos sonoros que 
le otorgan una cualidad única, siendo así, un objeto, en cuanto a su carácter estructural, que 
da cuenta del seguimiento de cánones racionales que se encuentran inmersos en este arte. 
Contrario a esto, para John Dewey "el arte es una cualidad del hacer y de lo que ya se 
ha hecho" (LW 10: 241), es decir, un atributo que acompaña una actividad, 
independientemente de que arroje algún producto físico. A diferencia de la concepción 
griega, el arte en sentido deweyano no necesita inspirar o crear objeto alguno que dé cuenta 
de reglas o normas establecidas por teóricos, sino que este, colabora para la creación o 
elaboración de una experiencia, entendiéndola hasta este momento, como un espacio, en el 
que, el hombre en su relación con el entorno en el que habita, se transforma así mismo. Por 
tal razón, cuando se entablan relaciones o cualidades como pictórico, poético, 
arquitectónico o musical, a lo que se hace referencia es al medio por el cual dichos objetos 
u obras han sido desarrolladas, en este último caso, el sonido. 
 Las diferentes expresiones artísticas como son comúnmente conocidas, a saber, la 
música, la pintura, el teatro, la danza, el cine, la fotografía, escultura entre otros, son 
actividades enfocadas hacia el conocimiento, satisfacción, o interés de uno o varios sentidos 
físicos del ser humano, como el oído para música, el ojo para las artes plásticas; de allí que, 
cada expresión tenga un medio específico por el cual se evidencie: el sonido, el color, la 
imagen (en el caso del cine y la fotografía), el movimiento (la danza), la palabra, el mármol 
etc. Sin embargo, esto no significa que dichas expresiones sean el arte en sí, sino que, en 
ellas hay arte, el cual se adhiere a la manera y contenido del hacer durante el desarrollo de 
dichas actividades. Teniendo esto presente, el concepto de obra de arte también está sujeta a 
cambios, puesto que, la obra no es el producto final o acabado de cierta actividad, sino que 
esta se puede inscribir como un espacio en el que el hombre en relación al producto con el 
cual esta interactuando (sinfonía, pintura, película de cine, libro, etc) siente placer o goce, 
en palabras del filósofo norteamericano: 
30 
 
El producto del arte — templo, pintura, estatua, poema — no es la obra de arte, sino 
que esta se realiza cuando el ser humano coopera con el producto de modo que su resultado 
sea una experiencia gozada a causa de sus propiedades liberadoras y ordenadas (LW 10: 
241). 
 
Confundir la masa física o el resultado de cualquier expresión con el concepto de 
obra de arte, es un error común que se halla en el pensamiento de Occidente, debido en 
gran parte a la tendencia del hombre de esta cultura por obtener de todo proceso un 
resultado lógico, cuantificable, medible u observable, de tal manera que, dicho resultado es 
lo realmente importante como fin de cualquier actividad; más el desarrollo, evolución, o 
progreso en relación a los ritmos propios del hombre que se generen durante el proceso de 
la elaboración del producto por parte el artista, o el instante de contemplación por parte del 
espectador son llevados a un segundo plano. 
Según la estética planteada por el filósofo norteamericano, la obra artística no es 
aquella que se encuentra expuesto en un museo o la materia transformada, sino la 
experiencia, las emociones producidas por la apreciación de objetos o interpretaciones; en 
este sentido, tanto el objeto como aquel quien lo vislumbra están en constante cambio si se 
tiene en cuenta las diversas relaciones que se generan entre ellos. En primera instancia el 
espectador cambia debido a las diversas emociones o percepciones empíricas que el objeto 
genere en él, sin embargo este no es el único cambio, el objeto considerado artístico 
también puede brindarle nuevos conocimientos o conceptos intelectuales de los que carecía 
anteriormente, puede darle una nueva perspectiva del espacio y el momento en el cual se 
originó la obra, en otras palabras puede existir un carácter educativo en la interacción 
sujeto-objeto. En conclusión, el objeto que es contemplado no es arte por haberse erigido 
bajo ciertas condiciones sociales (esto es esencial para su existencia pero no lo define), o 
porque durante años o siglos haya sobrevivido a diversas dificultes; el objeto, es 
considerado artístico por las diversas emociones o sensaciones empíricas que genera en 
quien lo contempla debido a la relación subyacente que hay entre ellos. Basado en lo 
anterior, se puede afirmar que para Dewey la noción de arte siempre se produce y 
materializa en el momento presente de la interacción entre el sujeto y el objeto, aunque el 
artista como el espectador traen consigo un bagaje emocional e intelectual (proveniente del 
31 
 
pasado), la cualidad del hacer mencionada anteriormente como arte, se desarrolla y 
consuma en el aquí y el ahora de ellos mismos. 
 
1.5.2. La clasificación de las artes 
Desde la Antigua Grecia, el hombre ha mantenido la tendencia a crear diferencias o 
niveles, en los que se hallen distinciones claras que puedan conceptualizar u objetualizar 
aquellas esferas que él cree que lo componen, de allí, que en el pensamiento de Occidente, 
se encuentren dicotomías como espiritual- material, cuerpo-alma, razón-sentidos, entre 
otros. Esto ha hecho, que en un nivel más práctico en relación a la vida diaria, la mente del 
ser humano se caracterice por dividir y desarrollar continuamente clasificaciones de las 
cosas o experiencias que vive. Una muestra de esto, se evidencia en la filosofía de René 
Descartes, quien propone diferentes técnicas o pasos para que al entendimiento le sea más 
fácil comprender la realidad en la que habita, de tal manera que, el hombre pueda hallar 
soluciones claras y distintas a las diferentes dudas que surjan a través de la vida; en la 
segunda parte de su Discurso del Método se encuentran claramente aquellas premisas, a 
saber: 1) no admitir cosa alguna como verdadero, 2) dividir cada una de las dificultades en 
cuantas partes sea necesario para resolverlas fácilmente, 3) reflexionar de lo más simple a 
lo de mayor complejidad, sin importar que se tenga un orden lógico, 4) realizar la unión de 
las partes, retomando así, la unidad de la dificultad estudiada. Sin embargo, esta disposición 
hacia la división o fragmentación ha trascendido su carácter útil en la resolución de 
problemas, y hoy se encuentra prácticamente en todas las esferas del hombre, incluido el 
arte. 
Una de las características de la estética analítica, ha sido precisamente la de generar 
distinciones claras entre cada una de las expresiones artísticas, de tal manera que entre 
ellas, sea evidente aquello que las componen como el medio (el color, el mármol etc), o las 
particularidades del producto generado, las cuales, lo relacionen directamente a un arte en 
especial. No obstante, a raíz de la definición que el profesor Dewey ha hecho del arte, 
dentro de este no puede hallarse ninguna clasificación rígida, a no ser que, el arte sea 
32 
 
considerado como objetos que puedan dividirse en génerosy éstos subdividirse en especies. 
Esto no quiere decir, que la creación de una clasificación de las artes durante el desarrollo 
de la cultura occidental sea una manifestación errada del teórico o el experto, sino que, por 
el contrario, es tan solo una forma de establecer correspondencias entre los diversos 
elementos que las componen. Una clasificación es provechosa y precisa para el propósito 
de una fácil referencia dirigida hacía un arte en particular, pero "el peligro de las 
distinciones es acabar convirtiéndolas en fetiches" (Shusterman, 2002: 19) o convenciones 
que cierren la mente del espectador, del experto o del artista a ir más allá de ellas. 
Precisamente, este es un punto problemático en la filosofía deweyana, en cuanto que, las 
distinciones o clasificaciones pueden llevar al pensamiento y sobre todo a la percepción del 
hombre a rutinas predeterminadas o limites que estorben dificultando la labor creativa del 
artista y del espectador para descubrir e intensificar la experiencia misma. 
 
1.5.3. Institucionalización del arte 
Como consecuencia de concebir al arte como un objeto acabado y del esfuerzo 
insistente de la estética analítica por ser un proyecto generador distinciones y divisiones, el 
arte se encuentra ante diversos sistemas clasificatorios, de tal manera que surge la 
institucionalización del mismo. Dicho término de institucionalización corresponde a 
principalmente a dos premisas, a saber, 1) la capacidad de un grupo de personas 
pertenecientes a una elite especial (el mundo del arte), que puedan dar cuenta o definir 
aquello que puede ser considerado arte o no arte, estético o no estético y 2) la creación o 
concepción de espacios en los que se pueda distinguir y preservar al arte como un reino 
aparte de la vida ordinaria del hombre, dándole así un status diferente: el museo, los teatros, 
la sala de conciertos, entre otros. 
En relación a la primera premisa, como se mencionó anteriormente el problema no 
radica en que surja alguien del mundo del arte (el experto), que considere necesaria una 
clasificación o fragmentación de las artes, de tal manera que se creen distinciones claras 
sobre ellas, sino que dichas diferencias se conviertan en tabúes y generen creencias de 
33 
 
desigualdad, en cuanto que, se considere alguna expresión artística más importante que 
otra. Dicha escala de valores entre las artes, se ha evidenciado constantemente a través de la 
historia, un ejemplo de ello es la desigualdad que se mantuvo durante un gran periodo de 
tiempo (la ilustración) entre la música y otras expresiones, especialmente la poesía, debido 
a que el medio por el cual el arte musical es producido (sonido), no puede dar cuenta de 
ningún tipo de abstracción del mundo como si lo hace la palabra, por tal, a través de la 
música netamente instrumental no se podía hallar un discurso lógico que diera alguna pauta 
sobre el conocimiento del mundo. Es por esta razón que en dicho periodo, el arte musical 
(instrumental) era considerado como un mero acompañamiento de la palabra, siendo el 
melodrama su expresión más importante. 
Además de esto, la disposición del hombre por dividir y clasificar no solo puede ser 
observable entre las artes, sino dentro de ellas. El teórico al crear las reglas o normas que 
enmarcan la obra artística según su época de origen, de forma inmediata, le adhiere a ella 
un carácter excluyente en relación a lo que no obedece a las pautas indicadas, de tal manera 
que, al ser estas fetichizadas, aquello que no corresponde a dicha tendencia no puede ser 
valorado como arte. 
Sin embargo, las consecuencias de la institucionalización del arte no se detienen en 
este punto, en segunda instancia y como consecuencia de lo ya mencionado, la creación de 
espacios como el museo o las salas de conciertos, los cuales, tienen cierta importancia y 
poder en la sociedad, ayudan a resaltar tal desigualdad, alejando al arte, como al producto 
artístico de la vida ordinaria del hombre, empobreciendo la calidad estética de esta: 
El naturalismo estético de Dewey, cuyo objeto es «recuperar la continuidad entre la 
experiencia estética y los procesos normales de la vida», es parte de un intento por acabar 
con el asfixiante dominio de «la concepción compartimental del arte», esa vieja ideología 
filosófica de lo estético, institucionalmente inamovible, que distingue netamente el arte de 
vivir real y lo envía a un reino aparte: museos, teatro y salas de concierto (AE 9,14 Y16). 
(Ibíd: 16) 
 
Al considerar que existen niveles clasificatorios en el arte y creer que este se 
encuentra en lugares privilegiados, el arte culto (como se suele denominar a aquello que 
está enmarcado en esta tendencia) se convierte en arte exclusivo dirigido para unos pocos, 
34 
 
el hombre que no puede tener acceso a dicho arte debido a la falta de recursos económicos 
o ignorancia hacia este, retrocede en la búsqueda de satisfacción por medio de las bellas 
artes, muchas veces "renuncia al cultivo de la sensibilidad artística y a buscar en cambio 
[complacencia] en cosas más baratas y vulgares" (Ibíd: 25). Así mismo, las prácticas 
artísticas que se generan en lugares comunes como la calle u otras instituciones no 
especializadas, nunca tienen el reconocimiento de su propio potencial y tienden a caer en 
calificaciones absurdas como artes inferiores, esto se puede ver en el comic, anime, o el 
jazz y la fotografía en un pasado no muy lejano. 
 
1.5.4. La justificación del arte 
Además de la estrecha relación entre el arte y las formas lógicas de conocimiento que 
ha desarrollado la cultura occidental, se puede observar con claridad como el arte, por lo 
menos hasta lo concerniente a la modernidad, ha necesitado de un vínculo con algo externo 
a él mismo para ser justificado, y de alguna forma, ser valorado como útil dentro de su 
época. Por ejemplo, haciendo alusión nuevamente a la cultura griega, esto se hace evidente 
en el momento en el que el arte toma una función o carácter educativo, de alguna forma es 
utilizado para exponer el sistema de valores de su propio pueblo, por tal motivo, el arte es 
de suma utilidad para quienes forman a los hombres en pro de su ideal como sociedad, su 
carácter moral y pedagógico hace de él una pieza clave para el desarrollo de esta cultura. 
Si se quisiera remitir a la época medieval, aquello que justifica al arte es claramente 
la religión o las creencias que son determinadas por la fe de los hombres; debido a la 
transformación de una cultura politeísta (Grecia Antigua) a una monoteísta (Medioevo), las 
expresiones artísticas se convierten en un medio eficaz y fundamental para que el 
cristianismo, en su búsqueda de ser un proyecto histórico, pueda prevalecer en el tiempo. 
Es de esta manera como lo referente el arte conserva su destino pedagógico, pero ahora, en 
función de la teología cristiana, de tal manera que, se convierte en un símbolo a través del 
cual, se puedan conservar las enseñanzas que esta misma profesa, el lugar social de lo 
artístico ya no es el templo ateniense sino la iglesia. 
35 
 
Por el contrario, durante la época renacentista, el arte, específicamente a través de la 
pintura, empieza su proceso de autonomía o separación de todo aquello externo a él mismo 
que pudiera darle un valor significativo en la cultura de Occidente. Esto se logra, gracias al 
triunfo de la capacidad descriptiva que desarrolla la perspectiva en el ámbito plástico de 
esta época, a partir de allí, la belleza del arte adquiere su valor, en cuanto es evidenciada 
por medio de la habilidad técnica que desarrolla cada artista en su propio quehacer. 
Aunque en la Edad Moderna y lo correspondiente a la Ilustración, como se mencionó 
anteriormente en relación a la música, hay un evidente interés de las ciencias para utilizar 
el arte en función de sus propias investigaciones, dentro de la estética kantiana se halla un 
concepto fundamental, que permite

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