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Lexicografia_De_La_Duda_Idiomatica

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LEXI COGRAFÍ A DE LA DUDA I DI OMÁTI CA 
José María Jim énez Cano 
(Universidad de Murcia) 
 
Resum en: Esta lect io brevis que reza com o t ítulo “ la lexicografía de la duda” 
es un esquem át ico y acelerado repaso de las que son algunas de las claves 
de la situación lingüíst ica en la com unidad lingüíst ica hispánica que están 
propiciando cam bios en la elaboración de gram át icas y nuevas perspect ivas 
en la form a de organizar la inform ación lexicográfica. Se abordan en este 
t rabajo com o referencia las labores de las inst ituciones académ icas 
españolas encargadas de la defensa de la lengua española: la Real 
Academ ia Española (RAE) y la Asociación de Academ ias de la Lengua 
Española. 
 
Abst ract : This ' lect io brevis' t it led "The Lexicography of Doubt ' is a 
br ief and succint review of som e of the key quest ions regarding changes 
in the linguist ic features of the Spanish speaking com m unity across the 
world which underly the writ ing of new gram m ars and the r ise of new 
perspect ives on how to organise lexicographic inform at ion. I n this paper 
we look at the works of two Spanish academ ic inst itut ions responsible 
for the preservat ion of the Spanish language, nam ely the Spanish Royal 
Academ y (RAE) and the Associat ion of Spanish Language Academ ies. 
 
 
 
Es ya un tópico el diagnost icar la situación lingüíst ica internacional 
con la m áxim a: “una sola lengua para la especie hum ana es hoy fact ible” . 
La afirm ación del parlam entario y periodista br itánico Mat thew Parr is no 
deja de ser reconocida y asum ible cada vez m ás por todos1: 
“¿Cuál crees que ha sido el m ayor golpe a la civ ilización, a nivel m undial, 
durante el últ im o cuarto de siglo? ¿Qué cam bio encabezaría la lista, según 
la ant ropología m oderna? ¿La proliferación de los viajes aéreos? No, la 
m ayoría de las personas hoy en día nunca volarán. ¿El SI DA? No, es sólo 
uno m ás de los terr ibles azotes que ha sufr ido nuest ra especie: la diarrea y 
la m alar ia han m atado aún a m ás personas. ¿La caída del com unism o y el 
ascenso del liberalism o económ ico? ¿I nternet? A todos ellos hay que 
tenerlos en cuenta, pero todavía afectan sólo a una m inoría… 
La expansión del inglés en el m undo es un terrem oto en la histor ia del ser 
hum ano. Es uno de los hechos m ás im portantes que le han ocurr ido a la 
hum anidad desde el nacim iento del lenguaje. Ninguna lengua antes había 
alcanzado la universalidad. El inglés lo está haciendo. Ninguna ot ra lengua 
ha llegado tan lejos y tan rápido com o la nuest ra. Es la pr im era vez en la 
Histor ia que resulta posible señalar una lengua com o la predom inante. 
Las consecuencias del avance de esta m area lingüíst ica son 
inconm ensurables. Dent ro de pocas generaciones y por pr im era vez en la 
 
1 “La difusión mundial del inglés es un terremoto en la historia del Hombre” . (15 de enero de 
2005) . Tim es on line. Tam bién en Tonos digital, 9, junio, 2005: 
ht tp: / / www.um .es/ tonosdigital/ znum9/ Recortes/ PARRI S.htm . 
 2
histor ia del hom o sapiens, la m ayor parte de nuest ra especie será capaz de 
com unicarse en una sola lengua. 
El conocim iento del inglés no im plicaba la nacionalidad, sino una posesión, 
una piedra filosofal: una que cualquiera podría obtener… Me di cuenta de 
que el inglés ya no es nuest ro… Estam os perdiendo la propiedad del inglés 
internacional. El inglés de I nternet resulta ya ajeno... Las diferentes partes 
del globo desarrollarán sus propios pídgines.” 
 
Tam bién desde la perspect iva hispana se coincide en la m ism a tesis. 
Sirvan de ejem plo las siguientes palabras de Hum berto López Morales, 
Secretar io de la Asociación de Academ ias de la lengua española: 
“Es innegable que, a pr im era vista, el inglés cum ple todos los 
requisitos necesarios para ser clasificada –sin duda, la única hoy- com o 
lengua internacional: fuerza dem ográfica, am plios cam pos de relaciones 
internacionales, desarrollo económ ico, tecnológico, polít ico y cient ífico…y 
ot ros m ás “sut iles”…com o la t radición histór ica y el sent im iento de grupo o 
de ident idad social.” “Con todas las reservas que puedan hacerse, el inglés 
es, indiscut iblem ente, la m ejor de las candidatas a convert irse en una –la 
única- autént ica lengua m undial… La tendencia cont inúa en nuest ros días, 
apoyada tam bién por las exportaciones de películas, las canciones de m oda, 
los casetes de vídeo, los program as de ordenador y la expansión de 
I nternet .” 2 
 
Esta situación se refleja en la preocupación por la cont inua 
‘inm igración léxica’ desde la lengua inglesa hasta el terr itor io de la neología 
del Español. Si en el siglo XVI I I la preocupación para la RAE fueron los 
galicism os, en estos m om entos sigue siendo: “…lo que atañe a la adopción 
de neologism os y ext ranjer ism os, para que todo ello ocurra dent ro de los 
m oldes propios de nuest ra lengua y, sobre todo, de form a unitar ia en todo 
el ám bito hispánico.” 3 
 
El diagnóst ico de la situación de la com unidad lingüíst ica hispánica se 
puede just ificar con la m áxim a que dibuja uno de sus m ás decantados 
perfiles: “ la difícil conciencia del policent r ism o a un lado y ot ro del 
At lánt ico” , o, dicho de ot ro m odo, “ la desaparición de un único cent ro de 
referencia para la norm alización o estandarización lingüíst ica” . Com o la 
lengua inglesa, el resto de lenguas y de culturas del m undo, tam bién la 
española, están incardinadas en los nuevos parám etros em anados de la 
 
2 La globalización del léxico hispánico, de Humberto López Morales. Espasa. Madrid. 2006, 
págs. 30 y 32, respect ivamente. 
3 Diccionario panhispánico de dudas. Sant illana. Madrid. 2005 (en adelante nos rem it iremos 
a la obra con la sigla DPD) . 
 3
globalización. Las siguientes palabras de Ángel Rosenblat siguen gozando 
de plena vigencia para iniciar esta radiografía de urgencia de la com unidad 
lingüíst ica hispánica: 
“Ha dicho Bernard Shaw que I nglaterra y los Estados Unidos están 
separados por la lengua com ún. Yo no sé si puede afirm arse lo m ism o de 
España e Hispanoam érica. Pero de todos m odos sí es evidente que el uso de 
la lengua com ún no está exento de conflictos, equívocos y hasta 
incom prensión, no sólo ent re España e Hispanoam érica, sino aun ent re los 
m ism os países hispanoam ericanos.” 4 
 
 
No podem os seguir rem ontándonos a pr incipios del siglo XX para 
hablar de ‘español actual’. El español contem poráneo puede tener com o 
fecha de referencia el año 1999, por aquello de recurr ir a acontecim ientos 
relevantes en la periodización de las etapas histór icas. En ese año se editó, 
con la aquiescencia, por pr im era vez, de las veint idós Academ ias de la 
lengua española, la Nueva Ortografía de la Lengua Española5 y se firm ó un 
acuerdo ent re la em presa Microsoft y la Real Academ ia de la Lengua 
Española, con m em orable apretón de m anos ent re Bill Gates y Víctor García 
de la Concha. 
Nuevas necesidades, y cada día m ás elevados intereses económ icos, 
están forzando el nacim iento de un español general, internacional, tercera 
norm a (norm a exógena) o español neut ro que pueda volar por encim a de 
los est rechos lím ites regionales o locales hispanoam ericanos y peninsulares 
en función de los usos e intereses com erciales y educat ivos. Veam os m ás 
de cerca las característ icas de esta Tercera norm a: 
“Actualm ente estam os asist iendo a la aparición de una tercera norm a que 
es el inst rum ento de expresión de los m edios internacionales de 
com unicación de m asas. El m odelo de esta norm a se encuent ra en las 
em isiones del canal CNN de At lanta, pero sus característ icas tam bién 
aparecen en canales com erciales de Miam i, por lo que la llam arem os norm a 
exógena, puesto que se ha creado fuera delám bito natural de la lengua. 
Las act ividades que siguen esta norm a están dir igidas en pr im er lugar, a la 
com unidad llam ada «hispana» de los EEUU y en segundo lugar, a toda 
Hispanoam érica. Su fuerza reside en su poder de expansión, puesto que se 
difunde principalm ente por todas partes a t ravés de cont ratos de paquetes 
 
4 Ángel Rosenblat ( I nst ituto de Filología Andrés Bello. Universidad Cent ral de Venezuela) : El 
castellano de España y el castellano de Am érica. Unidad y diferenciación. Cuadernos Taurus 
(director: P. Jesús Aguirre) , 94. Taurus ediciones. Madrid. 1970. 71 páginas. 
5 Nueva ortografía de la Lengua española. Asociación de Academ ias de la Lengua Española. 
Espasa. Madr id, 1999. 
 4
de em isoras de TV, m ient ras que las em isoras de los países en form a 
individual no se difunden del m ism o m odo. 
Este español, const ruido art ificialm ente, es el que se usa en los productos 
com erciales com o las em isiones de not icias y las telenovelas. Se parece 
m ucho al español general, solo que este español no es una entelequia sino 
una realidad difundida por los m edios a todos los lugares. Se t rata de 
lengua culta escrita aunque en apariencia sea hablada, puesto que es leída 
por los locutores. Está desprovista de part icular idades locales y por lo tanto, 
de toda afect ividad y de acentos enfát icos. Su tono, de aparente 
im parcialidad y asepsia, le perm ite al periodista una act itud de lejanía y 
distancia con respecto a los acontecim ientos que se están presentando o 
narrando. Sigue la Gram át ica española en lo que concierne a la m orfología, 
pero se aleja de esa norm a porque no usa vosot ros ni diferencia la s de la z. 
En cuanto al léxico que ut iliza, es el oficialista consagrado en el Diccionar io 
de la Real Academ ia, con algunas excepciones en las que se prefiere en 
pr im er lugar, el térm ino am ericano m ás expandido y en segundo lugar, el 
térm ino m exicano.” 6 
No deja de sorprender el avance de lo que los viejos rom anistas 
llam aron Nueva Rom ania en los Estados Unidos de Am érica y al r itm o que 
jam ás soñara ningún em perador rom ano7. Se barajan cifras de ent re t reinta 
y cinco y cuarenta m illones de hispanos censados en EE.UU. 
 
La enseñanza del español se plantea cada vez m ás com o enseñanza 
de una segunda lengua (L2) , español para ext ranjeros (ELE) y para 
inm igrantes. 
 
Com o vieja tortuga, en el caparazón de la com unidad lingüíst ica 
hispánica siguen presentes todos los problem as pendientes: 
1.- La propia denom inación de la lengua: ¿la const itucional castellano 
o la m ás general de español? (o las denom inaciones sinónim as de lengua 
castellana o de lengua española) . 
2.- La propia denom inación de la com unidad lingüíst ica: 
¿hispanoam ericana, iberoam ericana o lat inoam ericana? 
3.- El t radicional bilingüism o polém ico peninsular ( las relaciones ent re 
el español y las lenguas catalana, vasca y gallega. Algunos sectores m ás 
radicales hablan de “guerra de lenguas” para calificar esta situación. 
 
6 “ I nfluencia de la tercera norm a en el español de Venezuela” , de María Josefina Tejera, 
2001. ht tp: / / www.analit ica.com / Bitblio/ m j tejera/ tercera_norm a.asp . 
7 “Ya hay cuarenta m illones de hispanos en EE.UU” , La Opinión, Miam i, 15 de junio de 2004. 
Cf. www.um .es/ tonosdigital/ znum 8/ Recortes/ 2-hispanos.htm . 
 5
4.- La presencia de ‘sayagueses’ y ‘nuevos esperantos’, com o los 
denom inara Gregorio Salvador, para refer irse, por ejem plo, a la 
estandarización y a los intentos de ‘oficialización’ del Asturiano y del 
Aragonés (el m ovim iento ‘Aragón t r ilingüe’) , y para calificar a las 
propuestas de nuevas ortografías para dialectos com o el Andaluz o el 
Murciano. 
5.- El indigenism o com pensado ( la m ala conciencia) en 
Hispanoam érica. Pese a la retór ica indigenista, sólo Paraguay es 
const itucionalm ente bilingüe. 
6.- Los actuales desafíos norm at ivos en Norteam érica: Monolingüism o 
antagónico vs. Monolingüism o hegem ónico; diglosia; bilingüism o 
norm alizado o, por últ im o, espanglish, el “ vil- lingüism o” , en palabras de 
Odón Betanzos8. 
 
Los inst rum entos y recursos inform át icos com o las variedades 
lingüíst icas que sost ienen el software (por ejem plo, los diccionarios y la 
ortografía que alim entan el program a Word de t ratam iento de textos) y, en 
general, las nuevas tecnologías de la inform ación com ienzan a ejercer una 
influencia sobre la lengua española no necesariam ente anclada en la 
cont igüidad del terr itor io y en el contacto com unicat ivo personal ent re los 
hablantes. Los recursos discursivos de las nuevas tecnologías de la 
inform ación han propiciado el nacim iento de nuevas m odalidades 
lingüíst icas (nuevos géneros hipertextuales. La ‘ciberhabla’, por t raducir el 
térm ino de David Crystal9) . 
 
A pesar de esta nueva situación, la geografía del cam bio lingüíst ico 
no puede rom per el r itm o de contacto y del desplazam iento de los 
hablantes. Las nuevas coordenadas que t raza la globalización sitúan los 
confines fronter izos del español al norte de México y en las costas de Flor ida 
( las yolas y los balseros) , en las aguas del Est recho y de Canarias (pateras 
 
8 Art ículo de Pedro Guerrero sobre la figura de Odón Betanzos (La Opinión, Murcia, 30 de 
sept iembre de 2007, pág. 38) : “Director de la Academ ia Norteamericana de la Lengua 
Española y durante toda su vida, Odón Betanzos dedicó su esfuerzo en esta y ot ras 
inst ituciones a la defensa de la lengua española frente al torpe int rusism o del espanglish, 
que no es sino una lengua para los pobres, para los inm igrantes sin oportunidades 
educat ivas; invest igó así la confusión y la desest ructuración de dos lenguas, el español y el 
inglés, lo que él, con perspicacia intelectual, llam ó el vil- lingüismo” . 
9 ht tp: / / www.um .es/ tonosdigital/ znum5/ Resenas/ lenguajeeI nternet .htm . 
 6
y cayucos) –en la dirección Sur-Norte- y en el confín Oriental, Turquía, la 
frontera polít ica de la UE –en la dirección Oeste-Este- . Se vuelve a 
increm entar (se hace m ás ‘visible’) el conflicto en la convivencia de lenguas 
y culturas. Especialm ente significat iva es la situación de la frontera sur de la 
lengua española. Melilla y Ceuta padecen una situación de esquizofrenia 
act itudinal10 en la que se ent rem ezclan el discurso oficial y ‘polít icam ente 
correcto’ de las Cuat ro Culturas, idealización reciente, en el caso de Melilla y 
de Ceuta, de la convivencia histór ica de cr ist ianos, m usulm anes, hebreos e 
hindúes11, y la ‘guerra de lenguas’12/ ’bilingüism o polém ico’13 ent re el 
Castellano, com o lengua oficial del Estado español, y las variedades 
vernáculas (Tam azight o Chelja en Melilla, Árabe dialectal m arroquí en 
Ceuta) . Los grados de convivencia ent re lenguas y culturas están 
representados en opinión de Antonio Bañón por seis procesos básicos: 
confrontación, coexistencia, conjunción, cooperación, com placencia y, 
finalm ente, confluencia. Los procesos derivados de cada uno de ellos 
quedan representados con estos ot ros conceptos: colisión , prevención, 
tolerancia, respeto, interculturalidad y m est izaje. Sobre cada uno de los 
procesos y subprocesos se m aterializa un debate social14. 
 
 
* * * 
 Recurram os a una nueva m áxim a: “Sin contacto no hay conflicto y 
sin conflicto no hay cam bios” . A los factores externos descritos, se sum an, 
com o las dos caras de la m ism a m oneda, las encrucijadas cot idianas de los 
hispanohablantes en el uso de su lengua. El com portam iento lingüíst ico 
cot idiano es com parable a la escenificación dram át ica de una pareja m al 
 
10 Diagnóstico ut ilizado, para ot ros fines, por Antonio Bañón Hernández en: “Adolescencia, 
variación lingüíst ica, com petencia m etacom unicat iva y enseñanza de la lengua” , pág. 260. 
Estudios de Lingüíst ica, Universidad de Alicante, 9, 1993, págs. 253-285. 
11 “Tres culturas e interculturalidad” , de Pedro Mart ínez Montávez, en Murcia t res culturas, 
cam inos de leche y m iel, de Juana Castaño Ruiz (Coord.) , Murcia, Publicaciones del 
Ayuntam iento de Murcia. 2004. Págs. 45-53. 
12 Lenguas en guerra, de I rene Lozano, Espasa Calpe. Colección Espasa Hoy. Madrid. 2005. 
13 Térm ino acuñado por Antoni M. Badia i Margarit para refer irse al t ipo de relaciones 
dom inantes ent re las dist intas lenguas de España, especialm ente ent re castellano, catalán y 
euskera. 
14 Discurso e inm igración. Propuestas para el análisis de un debate social, de Antonio Bañón 
Hernández, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia, 2002. “La convivencia de 
las lenguas y la convivencia de las culturas” , en Murcia t res culturas, cam inos de leche y 
m iel, de Juana Castaño Ruiz (Coord.) , Murcia, Publicaciones del Ayuntam iento de Murcia. 
2004. Págs. 11-24. 
 7
avenida: (Doña) Norm a y (Don) Uso. Las vir tudes que adornan a una son 
las ausentes en el ot ro: 
“En el contexto lingüíst ico hispánico sigue siendo necesario com enzar 
con una precisión: el uso de una lengua por sus hablantes es un hecho que 
corresponde a la esfera del “ ser” , a la com probación de que la lengua se 
habla de una m anera o de varias. La norm a en una lengua, por el cont rar io, 
corresponde a la esfera del “deber ser” , a la m anera en que se juzga si el 
uso es “correcto” o “ incorrecto” , “propio” o “ im propio” , “ cast izo” , “puro” , o 
“bárbaro” o “solecista” .” 15 
 
“La norm a, que el Diccionario académ ico define com o “conjunto de 
cr iter ios lingüíst icos que regulan el uso considerado recto” , no es algo 
decidido y arbit rar iam ente im puesto desde arr iba: lo que las Academ ias 
hacen es regist rar el consenso de la com unidad de los hispanohablantes y 
declarar norm a, en el sent ido de regla, lo que estos han convert ido en 
hábito de corrección, siguiendo los m odelos de la escritura o del habla 
considerados cultos. «En m anos del uso –decía ya el poeta lat ino Horacio- 
se halla el juicio, el derecho y la norm a de hablar»” .16 
 
El fruto de esa discordia perm anente es la duda idiom át ica, (Doña) 
Duda, la causa m ás im portante de inseguridad lingüíst ica: 
“Nada dest ruye tanto la confianza del redactor com o las dudas que 
pueden asaltar le sobre el uso correcto del idiom a.” 17 
 Se inicia por esta vía una de las situaciones inestables de variación 
que, después de un periodo m ás o m enos largo de coexistencia, llevarán al 
cam bio lingüíst ico con la sust itución o el abandono de soluciones anteriores. 
 
Una parte im portante de la t radición gram at ical hispánica ha 
pretendido form ular las reglas del análisis lingüíst ico sobre la base de la 
analogía y de la hom ogeneidad en el establecim iento de sus paradigm as, y 
de los textos escritos com o fuentes pr incipales de estudio. Así se explica 
que fuese fact ible prom ulgar, com o inst rum entos oficiales de la enseñanza a 
finales del siglo XVI I I , una gram át ica (con su reglam entación ortográfica) y 
un diccionario (el de Autoridades) con el objet ivo de facilitar el em pleo 
correcto de todos los recursos de la lengua.18 Curiosam ente, y salvando las 
 
15 “Norm as lingüíst icas: pluralidad y jerarquía” , de Luis Fernando Lara. Español Actual, 71, 
1999, pág. 13. 
16 DPD (2005, presentación) . 
17 Libro de est ilo de ABC, Ariel. Barcelona. 1993. Pág. 11. 
18 “En una Real Cédula de 23-6-1768, Carlos I I I m andó que la enseñanza prim aria y 
secundaria se impart iera en toda España en el idiom a general y ordenó al m ism o t iem po que 
las sentencias de la Audiencia de Barcelona, form uladas hasta entonces en lat ín, se 
redactaran en adelante en español… ésta ( la disposición de 1768) quedó com pletada por ot ra 
ley, de 22-9-1780, que prescribía que “en todas las escuelas del Reino se enseñe a los niños 
 8
distancias, a pr incipios del siglo XXI se percibe en España el deseo de una 
solución de este calibre de la m ano de inst ituciones com o la RAE y el 
I nst ituto Cervantes. 
 Cuando las gram át icas abandonaron la dim ensión norm at ivo-
prescript iva y pretendieron una descripción explicat iva de los niveles 
lingüíst icos, todavía se tenía la vana ilusión de que el estudio de la 
Gram át ica facilitaba un correcto com portam iento lingüíst ico. Com o decía un 
insigne hispanista, era com o pretender aprender a m ontar en bicicleta 
estudiando volum inosos t ratados de Mecánica. Saltar del m edio escrito al 
oral y al resto de sistem as de signos (gestuales, hipertextuales) im plicó 
am pliar las colum nas de Hércules de los estudios lingüíst icos a los terrenos 
pragm át icos y textuales. 
La Real Academ ia Española es un buen ejem plo de esta situación y de 
esta evolución. El últ im o pronunciam iento gram at ical –en form a de 
“Esbozo” - es del año 1973 y la prom esa de una nueva gram át ica anunciada 
el año pasado en Colom bia, todavía no publicada, dem uest ra que esta 
senda para la enseñanza de la lengua m aterna va a ser m uy difícil de volver 
a recorrer: 
“Hasta ahora, las personas interesadas en conocer la norm a 
académ ica debían consultar, separadam ente, los t res grandes códigos en 
que esta se expresa: la Ortografía, la Gram át ica y el Diccionario. La 
Ortografía enuncia los pr incipios generales que regulan el uso de las let ras y 
los signos ortográficos, pero, naturalm ente, no se ocupa de detallar su 
aplicación en todos los casos en que puedan plantearse dudas part iculares. 
La Gram át ica –actualm ente en proceso de profunda revisión y actualización, 
pues su últ im a edición oficial data de la ya lejana fecha de 1931- est ructura 
su contenido alrededor de las categorías y conceptos lingüíst icos, y no de 
los problem as concretos de t ipo m orfológico o sintáct ico que tal o cual 
palabra puede plantear. El Diccionario, en fin, por su condición de repertor io 
léxico oficialm ente reconocido, exige la consolidación en el uso general de 
las nuevas palabras y acepciones, así com o de las propuestas de adaptación 
de voces ext ranjeras, antes de incorporarlas y, cuando lo hace, se lim ita a 
regist rar sus sent idos” .19 
 
Ha sido por casualidad, ni siquiera para llenar ese vacío de m ás de 
setenta años sin gram át ica académ ica, la puesta en circulación de una 
nueva form a de favorecer un correcto uso de la lengua, la que da t ítulo a 
esta lección: la lexicografía de la duda . 
 
su lengua nat iva por la gram át ica que ha com puesto la Real Academ ia de la lengua” . 
“Lengua y legislación” , de Rolf Eberenz, pág. 372 del art ículo 384 del volumen VI del LRL. 
19 DPD (2005, presentación) . 
 9
Com o recuerda Alberto Góm ez Font : 
“Cada vez son m enos los usuarios del español que dudan sobre quién 
o quiénes dictan la norm a de uso; no son los diccionarios, ni las gram át icas, 
ni los libros de ortografía; hoy en día las verdaderas guías de uso del 
español actual son los m anuales de est ilo, y la m ayor parte pertenecen a los 
m edios de com unicación, es decir, a la prensa, tanto escrita com o oral; 
m anuales que, en m uchas ocasiones, están redactados o supervisados por 
expertos en la lengua, y en los dem ás casos están copiados de los pr im eros. 
Así, pues, cualquier persona que se aproxim e al estudio del español deberá 
tener m uy en cuenta este t ipo de publicaciones, en las que encont rará 
resueltas m uchas de las dudas que se irá planteando a m edida que avance 
en su conocim iento.Y tam bién hay que tener en cuenta que los verdaderos 
m aest ros del español son los m edios de com unicación, que se encargan de 
difundir los nuevos usos de la lengua.” 20 
 
Escuchem os al prom otor, el periodista Luis María Anson: 
“Hace quince años m e correspondió la grat ificante tarea de poner en 
m archa, desde la agencia Efe, el pr im er Manual de Est ilo de consideración 
que se publicaba en el periodism o español. Dir igido por Fernando Lázaro 
Carreter, hom bre en el que se produce la soldadura del cient ífico del idiom a 
y el art ista de la palabra, el Manual se propagó rápidam ente por las 
redacciones de España e I beroam érica. Fue im itado, copiado, consultado. 
Resultó especialm ente beneficioso para el español que se habla y escribe en 
am bas or illas del océano. 
Aquel éxito m e ha anim ado a im pulsar ahora el Libro de Est ilo de ABC 
que el lector t iene ent re las m anos. Profesores ilust res y expertos 
profesionales del periodism o han t rabajado durante varios años hasta hacer 
de este libro condensado un inst rum ento út il no sólo para los redactores de 
ABC, sino para los periodistas de cualquier diar io im preso, hablado o 
audiovisual de todo el m undo iberoam ericano. (…) 
Este Libro de Est ilo de ABC pretende facilitar a las nuevas 
generaciones de periodistas educados en los m edios audiovisuales un m ejor 
conocim iento del idiom a para evitar que se adultere y se degrade. Pretende 
tam bién cruzar las fronteras geográficas e instalarse en ese colosal espacio 
cultural que es el español hablado por cerca de cuat rocientos m illones de 
seres. Si resulta de ut ilidad para nuest ros com pañeros profesionales de las 
naciones iberoam ericanas, nos sent irem os especialm ente sat isfechos por la 
obra realizada. En todo caso, aquí están unas páginas enam oradas del 
español, que pretenden ayudar a que cicat r icen las heridas abiertas en el 
cuerpo del idiom a en que escribieron Cervantes y Pablo Neruda, en que 
hablaron Alfonso el Sabio, Andrés Bello y Róm ulo Gallegos” . (Luis María 
Anson, 1993: 225-226) .21 
 
Escuchem os al m encionado lingüista y académ ico, Fernando Lázaro 
Carreter, prom otor de lo que el denom inaba “ código de precauciones” 
(1993: 8) : 
 
20 ht tp: / / www.ucm .es/ info/ especulo/ ele/ g_font .htm l: “Los libros de est ilo de los m edios de 
com unicación en español: necesidad de un acuerdo” . 
21 Libro de est ilo de ABC, Ariel. Barcelona. 1993. 
 10
“Este libro de est ilo resulta sin duda de esa m ism a creencia, del 
propósito de cont inuar la t radición culta del periódico, y de la asunción de 
su deber ante la com unidad hablante, por parte de los responsables de ABC, 
especialm ente de su director Luis María Anson, en quien es ant igua la 
preocupación por el idiom a de la inform ación; soy test igo de lla desde que, 
dir igiendo EFE, m e invitó en 1976 a elaborar la pr im era edición del “Manual 
de español urgente” , fundam ento de las que, con ot ros auxilios, reedita 
desde entonces la citada Agencia.” 
 
Pasem os a describir som eram ente la teleología y la est ructura de 
estos nuevos recursos. En palabras del m ism o Fernando Lázaro: 
 
“Com o es bien sabido, un “ libro de est ilo” se refiere al est ilo en 
diversas acepciones. Regula lo que un rotat ivo considera dist int ivam ente 
suyo, desde un punto de vista ét ico (com portam iento ante el m undo de que 
da test im onio) , sem iót ico (or ientaciones sobre el m odo de presentar sus 
m ateriales) y lingüíst ico. (…) Com o es natural, ningún código de esta clase 
puede prever todo cuanto ha de precisar rem edio. Ha de lim itarse a lo m ás 
percept ible y repet ido, porque los deslices personales no casuales, 
m ot ivados por ignorancia o insensibilidad idiom át ica, escapan a toda 
previsión. Sólo cabe atajar los m ediante la act itud alerta de los propios 
redactores cont ra la confianza en sí m ism os. Pero hay ot ros desvíos de la 
norm a o del buen sent ido, que sin ninguna razón se m ult iplican y difunden 
sin despertar sospecha, y que sólo cont r ibuyen a em pobrecer el idiom a y a 
crear una situación m agm át ica, precursora de la fragm entación.” 22 
 
En cuanto a la est ructura: 
 
“Aparece dividido este Libro de Est ilo en t res partes: una de lectura 
aconsejada y dos de consulta ocasional. La pr im era se ha est ructurado en 
cuat ro capítulos, que versan respect ivam ente sobre los aspectos 
ortográficos y recom endaciones gram at icales que el redactor, en el 
apresuram iento de su tarea, pudiera ocasionalm ente olvidar; las norm as de 
redacción y est ilo propias de ABC –entendido el est ilo tam bién com o el tono 
general y la conducta inform at iva- y, por últ im o, las inst rucciones sobre 
presentación técnica de or iginales, obligadas para asegurar la uniform idad 
visual del diar io. La segunda parte es un Léxico en el que se ordenan 
alfabét icam ente num erosos térm inos de em pleo o grafía dudosos y ot ras 
m uchas expresiones tópicas de las que conviene depurar el lenguaje 
periodíst ico. Com pleta el Manual un Apéndice con inform aciones práct icas 
cuya consulta evitará laboriosas o estér iles indagaciones en fuentes a 
m enudo dispersas.” 23 
 
 
22 Lázaro Carreter ( “Prólogo” a Libro de est ilo de ABC, 1993: 9) . 
23 Libro de est ilo de ABC, Ar iel. Barcelona. 1993. Pág. 12. Figuran en ese Apéndice: Orden 
protocolar io en ABC de la Fam ilia Real, orden protocolar io de las dignidades nobiliarias, 
Reyes: la línea dinást ica española, orden de precedencia de las autoridades en los actos 
oficiales, Topónim os vernáculos y su correspondencia en castellano, topónim os ext ranjeros, 
gent ilicios españoles, gent ilicios ext ranjeros, siglas y abreviaturas, organizaciones y 
abreviaturas, organizaciones internacionales, term inología forense, diferencias horarias, 
ot ros calendarios en uso, calendario perpetuo de Moret , medidas y equivalencias, unidades 
m onetarias de ot ros países, cóm o se m iden los terrem otos, fuerza del viento, m at rículas: 
indicat ivos nacionales e internacionales y códigos fonét icos. 
 11
En el caso del Manual de Est ilo de TVE24 se sum an las cuest iones que 
t ienen que ver con la pronunciación correcta y se detallan los sectores de 
léxicos especializados en Deportes, Econom ía, Polít ica, Derecho, ám bito 
m ilitar y los propios del m edio televisivo. No falta una sección para térm inos 
lat inos, equívocos e insultos. 
 
En el fondo, si recurr im os a la Teoría del Regist ro de M. Halliday, se 
refuerzan los dist intos com ponentes del Cam po de discurso ( tecnicism os, 
jergalism os, eufem ism os, disfem ism os, dialectalism os, ext ranjer ism os, 
etc.) , de los tonos del discurso (protocolo y cortesía verbal) y los m edios o 
m odos del discurso (ortografía y ortot ipografía; códigos fonét icos y pautas 
de pronunciación) . 
 
 Recogiendo las iniciat ivas procedentes de estos dom inios 
profesionales, la RAE y la Asociación de Academ ias acordaron25 la 
elaboración y poster ior divulgación del Diccionario panhispánico de dudas. 
La gram át ica, desde el punto de vista didáct ico, deja de ser un fin en sí 
m ism a, para sum arse a este intento de, ut ilizando la m etodología de la 
invest igación lexicográfica, recoger los elem entos que gobiernan la 
com petencia y pueden clar ificar la actuación lingüíst ica de los 
hispanohablantes: 
“El DPD se dir ige tanto a quienes buscan resolver con rapidez una 
duda concreta y, por consiguiente, están solo interesados en obtener una 
recom endación de buen uso, com o a quienes desean conocer los 
argum entos que sost ienen esas recom endaciones. Cada lector obtendrá, 
pues, una respuesta adecuada a sus intereses, part iculares o profesionales, 
y a su nivel de preparación lingüíst ica.” 26 
 
El DPD se autoconcede rango de norm at ivo: “es un diccionario 
norm at ivo en la m edida en que susjuicios y recom endaciones están 
basados en la norm a que regula hoy el uso correcto de la lengua 
española” .27 
 
Su cam po de intervención: “…da respuesta a las dudas m ás 
habituales que plantea el uso del español en cada uno de los planos o 
niveles que pueden dist inguirse en el análisis de los elem entos lingüíst icos: 
el FONOGRÁFI CO, pues resuelve dudas de t ipo ortológico (sobre la 
pronunciación) y ortográfico (sobre grafías, acentuación y puntuación) ; el 
MORFOLÓGI CO, ya que orienta sobre las vacilaciones m ás frecuentes que 
se dan en el plano de la m orfología nom inal (plurales, fem eninos y form as 
derivadas) y de la m orfología verbal ( form as de la conjugación) ; el 
 
24 De Salvador Mendieta. Labor. Barcelona. 1993. 
25 “El texto básico del DPD fue aprobado el 13 de octubre de 2004, en una sesión plenaria 
conjunta de la Real Academ ia Española y de la Asociación de Academ ias presidida por SS. 
AA.RR. los Príncipes de Asturias en el Monasterio de Yuso de San Millán de la Cogolla” . (DPD, 
presentación) . 
26 DPD (2005) , “Qué es el Diccionario Panhispánico de Dudas” . 
27 DPD (2005) , “Qué es el Diccionario Panhispánico de Dudas” . 
 12
SI NTÁCTI CO, al aclarar dudas sobre const rucción y régim en, concordancia, 
form a y uso de locuciones, etc.; y el LEXI COSEMÁNTI CO, pues en él se 
exam inan y corr igen num erosas im propiedades léxicas, a la vez que se 
ofrece or ientación sobre el uso de neologism os y ext ranjer ism os.” 28 
 
Ante dilem as com o Méj ico/ México, soluciones inm ediatas. En el caso 
de “México” , son ya m anifiestam ente percept ibles las consecuencias de la 
conciencia de policent r ism o: 
“En cuanto a las variantes escr itas con j (Méj ico, m ej icano…), se 
recom ienda rest r ingir su uso en atención a la t radición ortográfica del país 
am ericano.” 29 
 
Mediante este t ipo de soluciones, el papel de la guía del 
com portam iento lingüíst ico com ienza a ser efect ivo en cuanto se asum e la 
pluralidad de norm as (orales, escr itas, gestuales, hipertextuales, 
peninsulares y am ericanas) , no se fr ivoliza sobre su jerarquía y se responde 
al m arco policént r ico de la nueva geografía de la lengua española y a la 
contabilidad real de sus hablantes. Así lo había planteado ya el profesor 
m ej icano Luis Fernando Lara: 
“Ent re las norm as lingüíst icas hay jerarquías, y es la existencia de 
estas jerarquías la que perm ite conservar la unidad de la lengua en la 
diversidad regional y nacional hispánica. Las norm as de la lengua literar ia 
(escrita) y las ortográficas encabezan esa jerarquía; las siguen las norm as 
regionales o nacionales, en sus diversos ám bitos de aplicación: la fonét ica, 
m orfología, la sintaxis y el léxico… La existencia de tal jerarquía norm at iva 
en el español contem poráneo es tam bién una prueba de que el m undo 
hispánico hace m ucho t iem po dejó de estar form ado (si alguna vez lo 
estuvo) por una m et rópoli y una perifer ia; se t rata de un m undo m ult ipolar, 
en donde las redes de com unicación y las diferentes culturas que se fueron 
form ando a part ir de la Conquista han definido diversas y legít im as 
variedades del español.” 30 
 
Y así se ‘baut iza’ el nuevo Diccionario: 
 
“El carácter panhispánico de este nuevo diccionario viene 
determ inado tanto por su contenido –y, específicam ente, por la 
consideración de las variantes regionales- com o por su autoría. Han sido, en 
efecto, las veint idós Academ ias las que han definido sus líneas m aest ras y 
t rabajado codo a codo durante m ás de cinco años en su aplicación y 
desarrollo. Se propone el Diccionario panhispánico de dudas aclarar la 
norm a establecida y atender a la vez a lo que algunos lingüistas llam an 
“norm a en realización” ; de ahí que oriente tam bién sobre lo no fij ado y 
form ule propuestas guiadas por la prudencia y el ideal de unidad lingüíst ica. 
 
28 DPD (2005) , “Qué es el Diccionario Panhispánico de Dudas” . 
29 Ortografía de la lengua española. Real Academ ia Española, Espasa. Madrid.1999. pág.29. 
30 Luis Fernando Lara (1999: 20) . 
 13
Ello lo convierte en una obra abierta, que nace con el propósito declarado 
de m antener una actualización cont inua. No se dir ige a los especialistas, 
sino al público hispanohablante en general. Por ello, en algunos puntos se 
han obviado precisiones term inológicas que serían insoslayables en obras 
dir igidas a lectores especializados.” 31 
 
Y esta es una de sus claves de discernim iento: 
 
“A pesar de la im posibilidad de dar cuenta sistem át ica de todas las 
variedades que de uno y ot ro t ipo puedan efect ivam ente darse en las 
dist intas regiones de habla hispana, el DPD t rata de or ientar al lector para 
que pueda discernir , ent re usos divergentes, cuáles pertenecen al español 
estándar ( la lengua general culta) y cuáles están m arcados geográfica o 
socioculturalm ente.” 32 
 
Se t rata de evitar situaciones com o la que presentam os a 
cont inuación. Escuchem os al escr itor colom biano Héctor Abad Faciolince 
lam entarse de las correcciones a las que un corrector de est ilo español 
som et ió uno de sus libros: 
“A m í no m e parece que llam ar carros a los autom óviles sea m ejor 
que decir les coches, pero tam poco m e parece prefer ible lo cont rar io. Si 
vam os a los orígenes de la lengua, la palabra carro es m ás ant igua, y lat ina, 
m ient ras que coche es apenas del siglo XVI , y de procedencia húngara. En 
los dos casos se em plea un sustant ivo viejo (usado para dist intos vehículos 
de ruedas) para refer irse a una cosa nueva: el autom óvil. En cuanto al 
“ chófer” peninsular, es un galicism o tan afrancesado com o chofer (am bos 
vienen de chauffeur, el fogonero de las locom otoras) , sólo que en nuest ra 
palabra el acento es m ás fiel a la fonét ica or iginal. 
Con esta pr im era alarm a encendida, agucé la vista y pude ver cóm o 
el corrector español había convert ido en “pisos” m is apartam entos, en 
“chavales” a m is m uchachos, en “visados” a m is visas, en “ordenadores” a 
m is com putadores, “ vaqueros” a m is bluyines, “dinero” a m i plata, 
“ zapat illas de deporte” a m is tenis, “patatas” a m is papas, “ cachondos” a 
m is arrechos, “ t íos” a m is t ipos, “pijos” a m is aliñados, y hasta “gilipollas” a 
m is güevones. Yo no voy a decir que nuest ro léxico es m ejor que el 
peninsular, pero tam poco creo que el de ellos sea m ás cast izo (ant ipát ica 
palabra de los t iem pos de las gram át icas norm at ivas) . Lo que sí digo es que 
usam os sustant ivos y adjet ivos a veces dist intos, y que unos y ot ros deben 
ser conocidos y respetados a am bos lados del At lánt ico. 
Por el hecho de que un anglicism o ( jersey, chándal o j ogging) se 
im ponga en España, esto no im plica que nuest ros anglicism os o nuest ras 
t raducciones suram ericanas sean m ás espurias (suéter, sudadera, t rote) . 
Significa que la lengua, en estos casos, ha seguido cam inos dist intos, y que 
si querem os seguir entendiéndonos debem os enterarnos de la form a en que 
hablam os aquí y allá. 
Está claro que los asuntos que se lim itan al puro léxico son m ás 
fáciles de dilucidar. Cuando hay un número suficiente de hablantes que, en 
 
31 DPD (2005, “Presentación” ) . 
32 DPD (2005) , “Qué es el Diccionario Panhispánico de Dudas” . 
 14
Europa o Am érica, han acogido una palabra com o propia, ésta debe 
incorporarse al acervo del idiom a, sin im portar que el neologism o haya sido 
acuñado en México, en la Patagonia o en Valladolid. Aceptar las novedades 
solam ente cuando se vulgar izan en España significaría seguir apegados a 
una visión colonial del m undo.” 33 
 
Recoge el DPD el resto de lo com ponentes de la variación lectal, int ra 
e inter lingüíst ica. De suerte que se contem plan los factores diacrónicos 
(const ruccionesen desuso) y las interferencias gram at icales en contextos 
de bilingüism o. 
 
Finalm ente, se evalúa toda la variación contextual- funcional de la 
lengua española: “Tam bién t iene presentes el DPD las variaciones 
determ inadas por el m odo de expresión, la situación com unicat iva y el nivel 
sociocultural de los hablantes” .34 Recurre para ello a ant inom ias 
t radicionales com o las de lengua oral, lengua escr ita; lengua literar ia, 
lengua o habla corr iente; lengua o habla form al o esm erada, lengua o habla 
inform al, coloquial o fam iliar; lengua o habla culta, lengua o habla popular o 
vulgar; finalm ente, lengua o habla rural. 
 
Esta Lexicografía de la duda no im pone una norm a sobre ot ra, sino 
que las com pagina y las circunscribe al lugar que les corresponde. Para ello 
es conveniente que, especialm ente en contextos bilingües y dialectales, se 
superen act itudes discr im inatorias y exterm inatorias hacia algunas norm as 
nacionales, regionales o locales: 
“Ninguna de las var iantes señaladas es en sí m ism a censurable, pues 
cada una de ellas sirve al propósito com unicat ivo dent ro de sus lím ites, 
sean estos im puestos por la localización geográfica, la situación concreta en 
la que se produce la com unicación o el grupo social al que pertenecen los 
inter locutores. En consecuencia, nadie debe sent irse señalado o 
m enospreciado por los juicios expresados en esta obra.” 35 
 
Com o respuesta a los factores psicolingüíst icos im plicados en la 
seguridad e ident idad lingüíst ica en el com portam iento lingüíst ico de los 
hispanohablantes, con fuertes intereses polít icos y económ icos se están 
 
33 Cf. ht tp: / / www.um.es/ tonosdigital/ znum 5/ Teselas/ Gilipolleces.htm 
34 DPD (2005) , “Qué es el Diccionario Panhispánico de Dudas” . 
35 DPD (2005) , “Qué es el Diccionario Panhispánico de Dudas” . Dejamos fuera de com entario 
el texto apadrinado por el I nst ituto Cervantes que pretende cumplir el m ismo papel que el 
DPD. Nos refer im os al Manual Saber escribir , coordinado por Jesús Sánchez Lobato. Aguilar. 
Madrid. 2006. 
 15
const ruyendo herram ientas, im pensables tanto desde planteam ientos 
est ructuralistas o generat ivistas, com o desde las proclam as norm at ivo-
prescript ivas t radicionales, que bajo el m ero form ato –no lo olvidam os- de 
la lexicografía acogen la dinám ica de la variación lingüíst ica a expensas de 
los intereses part iculares y de las capacidades del hablante que 
conscientem ente hace uso este t ipo de obras. En el caso de la Región de 
Murcia, a las dudas norm ales que alberga cualquier hablante, hay que 
añadir la conciencia de hablar m al la lengua española, fruto de una 
ident idad social y lingüíst ica acom plejada que ha generado una dinám ica 
ent re hablantes sádicos ( “En Murcia se habla fatal” ) y m asoquistas ( “En 
Murcia hablam os fatal” , incluso: “hablo un español echado a perder” ) . Pero 
esa ya es ot ra lección36. 
 
 
 
 
36 Act itudes lingüíst icas en Dialectología. Estudios sociolingüíst icos del dialecto Murciano, de 
José María Jim énez Cano (ed.) : 
ht tp: / / www.um .es/ tonosdigital/ znum8/ portada/ m onotonos/ m onotonos.htm . En part icular: 
ht tp: / / www.um .es/ tonosdigital/ znum8/ portada/ m onotonos/ 13-JI MENEZCANO.pdf .

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