Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Relación de Historia y sociología La sociología del currículo propone un modelo comunicativo que permita superar las jerarquías y en el que se incluya a todas las personas que conforman la comunidad educativa permitiendo que existan acuerdos que beneficien a todos por igual. Busca la transformación de las desigualdades de modo que la sociedad tenga una participación activa en cuanto a la toma de decisiones políticas, económicas, sociales y culturales. Plantea el trabajo en equipo para promover el dialogo y una práctica pedagógica más flexible para así eliminar las jerarquías y que así el proceso educativo sea horizontal, además el trabajo en equipo también favorece en la generación y potencializarían de la socialización, en cuanto al dialogo mejora la capacidad de los estudiantes de tolerar y respetar las opiniones de sus compañeros, como también serán capaces de tomar decisiones en conjunto que beneficien el alcanzar un punto de interés común. El reto entonces de los profesionales que indagan en el campo de la Historia de la Educación, consiste en estudiar y explicar, desde la perspectiva histórica, cómo se desarrolla en un sistema social el subsistema educativo, qué le da origen y forma, de qué manera satisface las expectativas funcionales del modelo social en que se inserta, qué tipo de relación tiene con las estructuras económicas, políticas y culturales, tecnológicas, demográficas e ideológicas (Escolano Benito, 2000). Porlan (1993), después de realizar un análisis de los diversos modelos curriculares, los organiza en: tradicionales, tecnológicos, espontaneistas y alternativos, este último de corte constructivista. Rodríguez (1993), señala algunas concepciones de currículo, entre ellas: el currículo como sinónimo de plan de estudios, el currículo como sinónimo de recorrido y el currículo como estructura curricular, la cual recoge las teorías y tendencias educativas contemporáneas, centrando su enfoque en un proceso de investigación permanente, que tiene en cuenta a los individuos, su contexto y las interacciones individuo-contexto, para orientar la formación integral de las personas. Desde esta perspectiva, se considera prudente resaltar el planteamiento de Goodson (1991), pues, si bien es cierto que él insiste en que el currículo es una construcción social, al mismo tiempo reconoce que este se encuentra lejos de ser ingenuo y es más bien intencional. Por ello reitera que el currículo es producto de una creación deliberada que tiene como función lograr algo o impactar en el comportamiento de una generación, por lo que de hecho está reconociéndole que como práctica es una “tradición inventada” de la que se puede valer el Estado, gobierno o sectores de poder para construir o defender unos valores o ideologías nacionales que hacen parte de un proyecto político (Del Pozo, 2000). El currículo sistematiza y aprovecha las contribuciones e investigaciones de todas las disciplinas enmarcadas en su estructura, para tener una visión racional y global de todo el proceso (Ortega, 1978). Historia y sociología son dos ciencias que han convergido desde la génesis de la sociología, que se alista a tratar de explicar todos los procesos que la modernidad trae aparejado (urbanización, industrialización como parte del desarrollo del capitalismo, secularización por citar algunos) y hasta el momento eran totalmente desconocidos en la proporción mayúscula en la que se patentizan. La preocupación fundamental radicaba en explicar y comprender los procesos que se gestaban como consecuencia del paso de la sociedad tradicional a la moderna. El papel de la historia es insustituible, si sostenemos que como ciencia, tiene como objeto de estudio la naturaleza de las sociedades humanas y su desarrollo a través del tiempo. La idea de la vinculación entre la sociología y la historia va a primar dentro de los modelos teóricos que comienzan con Comte y su Curso de Filosofía Positiva, obra que le amerita el título al francés de padre de la Sociología, encaminada a establecer las leyes del orden y la regularidad de los acontecimientos sociales. Esta vinculación está atravesada en los modelos teóricos de los principales pensadores y pioneros del pensamiento sociológico clásico (Comte, Spencer, Durkheim, Weber). La sociología es definida como «el análisis científico del comportamiento humano. Representa un intento de aplicar el estudio de la sociedad humana el mismo método y el mismo sistema de aproximación científica que han obtenido resultados satisfactorios a la hora de proporcionar un conocimiento del mundo físico» (GOLDTHORPE, 1990, 17), a lo que deberíamos añadir «y su afán por encontrar reglas generales del acaecer», como defendió en su día Weber. La historia se ha definido como «el estudio de las sociedades humanas, destacando las diferencias que hay entre ellas y los cambios que se han producido en cada una a lo largo del tiempo» (BURKE, 1987, 11). Por su parte, Weber estableció que la historia «se esfuerza por alcanzar el análisis e imputaciones causales de las personalidades, estructuras y acciones individuales consideradas culturalmente importantes». El historiador francés, Ferdinand Braudel, la definió como «una investigación científicamente dirigida, es decir, una ciencia, pero compleja, no existiendo una historia única, sino historias».
Compartir