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Conozcamos el envejecimiento

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239© Viguera Editores SL 2010. PSICOGERIATRÍA 2010; 2 (4): 239-242
Desde una perspectiva conceptual muy general, el 
envejecimiento es la transformación de cualquier 
aspecto de la realidad que acontece en el proceso 
de interacción con el medio. En lo que concierne a 
la especie humana en particular, se reconocen tipos 
diferentes de envejecimiento, entre los que sobresa-
len el individual y el demográfico o poblacional. El 
envejecimiento individual es el proceso de evolu-
ción hasta ahora irreversible que experimenta cada 
persona en el transcurso de su vida, y envejeci-
miento poblacional, el incremento de la población 
de adultos mayores con respecto al conjunto de la 
población a que pertenecen. Esta dualidad de inter-
pretaciones hace que el análisis del envejecimiento 
deba hacerse en dos planos diferentes: el social, 
con implicaciones y dimensiones del micromundo 
y macromundo, y el individual [1-3]. A su vez, este 
último lo abordaremos de modo interdisciplinario 
y multidimensional por considerar al adulto mayor 
como a cualquier humano, una mezcla indisoluble 
biopsíquica en un contexto social y económico que 
responde al tipo de sociedad en que se desarrolla e 
interactúa dialécticamente, y donde conforma un 
conjunto categórico biopsicosocial y económico, 
con elementos emocionales y espirituales, regido 
por normas éticas desde aristas morales, jurídico-
legales, culturales y religiosas [2].
El otro aspecto, el envejecimiento individual, 
lo enfocaremos sobre la base de la interpretación 
bioética o la aplicación de los principios éticos en 
la atención al anciano cubano a través del método 
de evaluación integral y multidimensional, que se 
torna imprescindible cuando de adulto mayor se 
trata, pues en estas edades confluyen con mucha 
mayor incidencia una concurrencia de enferme-
dades crónicas no transmisibles de manera ascen-
dente y repercusiones psicológicas, situaciones 
sociales, dificultades económicas que afectan a 
este segmento poblacional al que nosotros aten-
demos desde el punto de vista médico y donde 
con mucha frecuencia se presentan situaciones 
difíciles de solucionar con la mera intervención 
del profesional de la medicina [2].
Nuestro objetivo general es determinar los ele-
mentos que caracterizan el envejecimiento pobla-
cional, y nuestros objetivos específicos, describir 
cómo se comporta el envejecimiento poblacional 
y los elementos psicológicos que en ello influye, 
e identificar las principales causas que conllevan 
que la población envejezca.
Definición de envejecimiento
La vejez es la suma de la senectud biológica y de 
las consecuencias psíquicas del percatarse de que la 
muerte se va acercando. Se da de maneras diferen-
tes en los distintos sujetos y está ligada a la forma 
en que se había encarado previamente la vida, el 
trabajo, las relaciones emocionales y los intereses. 
El adulto que envejece se ve forzado a encarar la 
incertidumbre profesional y social, la variabilidad 
o desaparición de los afectos y la fragilidad de las 
relaciones con sus semejantes. En la vejez disminu-
ye significativamente la capacidad física, se pierde 
el trabajo, la posición económica, mueren amigos y 
familiares, pérdidas que se viven con gran drama-
tismo; el tiempo subjetivo se acorta sensiblemente, 
sobre todo en los períodos largos como estaciones 
o años, hay conciencia de una mayor cercanía de 
la muerte. No sólo se es viejo, sino que además se 
Facultad de Ciencias 
Médicas Doctor Raúl 
Dorticós Torrado. 
Cienfuegos, Cuba.
Correspondencia
Sr. Yenier Jiménez 
Hernández. Facultad de 
Ciencias Médicas Doctor 
Raúl Dorticós Torrado. 
Calle Real, s/n. Ariza, 
Rodas, Cienfuegos, Cuba.
E-mail
medyjh871001cmc@cfg.
sld.cu
Envejecimiento poblacional: tendencias actuales
Y. Jiménez-Hernández, Y. Pintado-Machado, A. Rodríguez-Márquez, 
L. Guzmán-Becerra, M. Clavijo-Llerena
CorrespondenCia
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Y. Jiménez-Hernández, et al
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siente viejo, lo tratan como a un viejo y ve que sus 
coetáneos mueren porque son viejos.
El envejecimiento es un proceso continuo, 
universal e irreversible que determina una pérdi-
da progresiva de la capacidad de adaptación. En 
los individuos mayores sanos, muchas funciones 
fisiológicas se mantienen normales en un estado 
basal, pero al ser sometidos a estrés se revela la 
pérdida de reserva funcional.
La vejez satisfactoria depende de mantener un 
modo de amar y crear, de guardar cierta imagen de 
sí mismo, de ser capaz de gozar de la existencia a 
pesar de los sufrimientos que ocasionan las separa-
ciones y los golpes al narcisismo: el sujeto se enfren-
ta con la ambivalencia entre el deseo de vivir y la ten-
dencia al desapego, a abandonarse y dejarse morir. 
Por supuesto, entendemos el movimiento de 
desapego del anciano, que se siente como quien 
ya no tiene su lugar en un universo que se va va-
ciando de lo que le es familiar y que es progresiva-
mente dominado por cambios tecnológicos muy 
veloces que lo excluyen. 
El número de personas que en el mundo reba-
sa la edad de 60 años aumentó en el siglo xx de 
400 millones en la década de los años cincuenta 
a 700 millones en la década de los noventa, y se 
estima que para el año 2025 existirán alrededor 
de 1.200 millones de ancianos. También se ha in-
crementado el grupo de los ‘muy viejos’, o sea, los 
mayores de 80 años de edad, que en los próximos 
30 años constituirán el 30% de los adultos mayo-
res en los países desarrollados y el 12% en los paí-
ses en vías de desarrollo [3]. 
El ancestral interés de los humanos por vivir el 
mayor número de años posible, unido al creciente 
desarrollo de la ciencia y la técnica, sustentan la ten-
dencia actual que considera que si importante es vi-
vir más años, resulta esencial que éstos transcurran 
con la mejor calidad de vida posible. La problemá-
tica del anciano adquiere primordial importancia y 
factor decisivo en las investigaciones médicas y so-
ciales. Las investigaciones sobre el tema se dirigen 
ya no sólo a los aspectos relacionados con el pro-
ceso ‘fisiológico’ de envejecer; también se pretende 
conocer aquellas condiciones que colocan al adulto 
mayor en una situación de riesgo o que potencian 
la disminución progresiva de la homeostasis y de la 
capacidad de reserva inherentes al envejecimiento. 
Es de destacar que aunque la edad constituye un ele-
mento importante, se considera insuficiente como 
criterio aislado para evaluar, cuantificar y definir las 
necesidades de una persona mayor enferma [3]. 
El proceso de envejecimiento humano indivi-
dual es el resultado de la suma de dos tipos de en-
vejecimiento: el primario, intrínseco, y el secun-
dario. El envejecimiento primario es el proceso o 
grupo de procesos responsables del conjunto de 
cambios observados con la edad en los individuos 
de una especie y no relacionados con la presencia 
de enfermedad. Su investigación se centra en los 
mecanismos genéticos, moleculares y celulares 
que intervienen en el proceso de envejecimiento 
y que, de expresarse adecuadamente, condicionan 
lo que se ha denominado ‘envejecimiento con éxi-
to’. El envejecimiento secundario hace referencia 
al que se produce en los seres vivos cuando se so-
meten a la acción de fenómenos aleatorios y selec-
tivos, que ocurren a lo largo del tiempo de vida y 
que interaccionan con los mecanismos y cambios 
propios del envejecimiento primario para produ-
cir el ‘envejecimiento habitual’. Los principales 
representantes de este envejecimiento secunda-
rio son los problemas de salud de carácter cró-
nico y los cambios adaptativos para mantener la 
homeostasis del medio interno. Su investigación 
abarca tanto la causa, prevención, desarrollo, ma-
nifestación, pronóstico y tratamiento de la enfer-
medad y de sus consecuencias, como lo relaciona-
do con hábitos y estilos saludables de vida [3].
Características del envejecimiento
Universal: •	 propio de todos los seres vivos.
Irreversible:•	 a diferencia de las enfermedades, 
nopuede detenerse ni revertirse.
Heterogéneo e individual:•	 cada especie tiene 
una velocidad característica de envejecimien-
to, pero la velocidad de declinación funcional 
varía enormemente de sujeto a sujeto, y de ór-
gano a órgano dentro de la misma persona.
Deletéreo:•	 lleva a una progresiva pérdida de 
función. Se diferencia del proceso de creci-
miento y desarrollo en que la finalidad de éste 
es alcanzar una madurez en la función.
Intrínseco:•	 no debido a factores ambientales 
modificables. En los últimos 2.000 años se ha 
observado un aumento progresivo en la expec-
tativa de vida de la población, pero la máxima 
sobrevida del ser humano se mantiene alrede-
dor de los 118 años. A medida que se ha logrado 
prevenir y tratar mejor las enfermedades, y se 
han mejorado los factores ambientales, la cur-
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Envejecimiento poblacional: tendencias actuales
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va de sobrevida se ha hecho más rectangular. Se 
observa que una mayoría de la población logra 
vivir hasta edades muy avanzadas con buena sa-
lud y muere generalmente cerca de los 80 años.
Sea cual sea el tipo de envejecimiento considera-
do, la característica fundamental común a cual-
quiera de ellos es la pérdida de la reserva funcio-
nal, que condiciona una mayor susceptibilidad a 
la agresión externa al disminuir los mecanismos 
de respuesta y su eficacia para conservar el equi-
librio del medio interno. Esta disminución de la 
respuesta se manifiesta inicialmente sólo bajo cir-
cunstancias de intenso estrés para luego pasar a 
manifestarse ante mínimas agresiones. Según se 
pierde la reserva funcional, la susceptibilidad es 
mayor, aumentando la posibilidad de que cual-
quier noxa causal desencadene pérdida de fun-
ción, discapacidad y dependencia [3]. 
De aquí hasta el año 2050, las personas mayores 
de 60 años serán más numerosas que las menores 
de 15. El incremento de los sexagenarios ha sido 
constante desde 1950. Actualmente, en el mundo 
hay más de 600 millones de ancianos, tres veces 
más que hace 50 años. En 2050 serán 2.000 millo-
nes, es decir, el 21% de la población. Cada vez se 
harán sentir con más fuerza las consecuencias so-
cioeconómicas sobre el mercado de trabajo, el pago 
de las pensiones y el crecimiento económico [5].
El envejecimiento de la población constituye 
uno de los principales problemas sociales de la 
Cuba de hoy, según informaciones de la FNUAP 
(Oficina del Fondo de Población de las Naciones 
Unidas) en la isla. El 13% de los habitantes de 
Cuba, es decir, 1.400.000 personas, superan los 60 
años de edad. Sobre todo en la última década este 
fenómeno se ha incrementado de manera alar-
mante, pues precisamente en estos años es cuando 
se han recogido los frutos de todo el trabajo reali-
zado por el proyecto social cubano en cuanto a la 
mejora en el nivel de vida de su población [1].
Cuba tendrá la población más envejecida de 
Latinoamérica en los albores del año 2025, y para 
el 2050 se espera que los cubanos tengan uno de 
los promedios de edad más añejos del planeta, 
según pronostican expertos en demografía. El en-
vejecimiento de la población de la isla se asocia 
a la mejoría de la esperanza de vida del pueblo 
cubano que, con 77 años, es muy similar al de los 
países desarrollados [5].
El fenómeno del envejecimiento de la población 
se relaciona con una mayor esperanza de vida y la 
caída drástica de la natalidad, una realidad esen-
cialmente en países europeos y Japón, que comien-
za a ser palpable en Iberoamérica. América Latina 
envejece paulatinamente y además de Cuba, entre 
los países más afectados, se encuentran Uruguay y 
Barbados. Hoy día, Uruguay tiene un 17,2% de su 
población en el rango de la tercera edad; Cuba, el 
15,4%, y Barbados, el 13,1% [4].
Según las estadísticas, en América Latina y el 
Caribe, en el 2050, habrá más ancianos que niños. 
La cifra actual de 41 millones de adultos mayores 
se triplicará para esa fecha, y uno de cuatro lati-
noamericanos tendrá entonces más de 60 años de 
edad. Las personas deben envejecer sin sentirse 
inútiles, dijo Jacob, sin ser una carga para el resto 
de la sociedad y que, por el contrario, disfruten 
ese envejecimiento en lo individual y lo social, 
transmitiendo las experiencias adquiridas a lo 
largo de su vida [4].
La alta prevalencia de enfermedades psíquicas 
en los ancianos supone un importante problema de 
salud comunitaria [6], cada vez más apremiante si 
consideramos que los estudios demográficos seña-
lan un progresivo envejecimiento de la población, 
especialmente en los países desarrollados [6].
Las causas de esta situación hay que buscar-
las, por una parte, en el propio deterioro o su-
frimiento orgánico del cerebro, pero, en muchas 
ocasiones, las alteraciones psíquicas, y más con-
cretamente las depresiones, se asocian al estrés 
que experimenta este grupo de población, tanto 
desde el punto de vista económico, como social y 
psicológico [7]. 
De todos los trastornos psíquicos del anciano, 
el más frecuente es la depresión [8], que se puede 
definir como un estado de ánimo triste, decaído 
la mayor parte del día, con notable disminución 
de la sensación de placer o de interés en todas o 
casi todas las actividades cotidianas [9].
La depresión en los ancianos muestra, en mu-
chos casos, características especiales y, en ocasiones, 
resulta muy difícil establecer el tipo de depresión 
que presentan [9]. Es habitual que estén más intere-
sados por la evolución de sus síntomas físicos –por 
otra parte, frecuentes– que por su tristeza o melan-
colía. Las ideas de culpabilidad, nihilismo y ruina 
casi siempre acompañan a su depresión [9,10]. 
Es importante recordar que la depresión del 
anciano, correctamente tratada, evoluciona favo-
rablemente, en especial en sus formas más sim-
ples; por el contrario, en ausencia de un adecuado 
diagnóstico y tratamiento, puede complicarse con 
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trastornos somáticos, sobre todo de tipo metabó-
lico o cardiovascular, con el consiguiente riesgo 
vital para el paciente [11,12]. 
Conclusiones
Aún falta mucho por comprender acerca del proce-
so de envejecimiento. Estamos lejos de encontrar 
la ‘fórmula de la eterna juventud’. Teóricamente, 
la prolongación de la vida tendría un máximo de-
terminado por la longevidad de cada especie. El 
objetivo sería igualar la expectativa de vida con 
la máxima sobrevida. Si bien es cierto que el en-
vejecimiento es un proceso universal, no ocurre 
de forma uniforme en los diferentes individuos de 
una misma especie, ni tampoco en los distintos 
órganos de una misma persona. Es característi-
camente heterogéneo. En la práctica, lo que real-
mente importa es la edad funcional del individuo 
y no su edad cronológica. Es aquélla la que va a 
indicar su capacidad de valerse por sí mismo para 
las actividades de la vida diaria.
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