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Elementos da Ação Social

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Debe aclararse que estos elementos son de orden analítico, es decir se trata de 
distinciones creadas por exigencia de análisis. En este sentido deben formularse 2 
observaciones: a) depende del tipo de teoría de la acción que se adopte al utilizar 
todos los “elementos” mencionados, parte de ellos o bien emplear otros; b) 
empíricamente el fenómeno “acción social” se da como un todo, siendo la distinción 
en “elementos” tan solo una manera de percibirlo. 
El actor: en toda acción social hay un actor. El actor es un individuo socializado, no 
mero ser biológico. Desde este punto de vista todo individuo empírico es simplemente 
una versión particularizada de la cultura, es cultura internalizada, es obvio que tal 
individuo posee también rasgos personales, idiosincrásicos, de las circunstancias de su 
desarrollo y la posible influencia de elementos biogenéticos. Los elementos 
particulares de una persona son indiferentes a los fines de un análisis sociológico. En 
cambio, es importante la ubicación que ocupa en la estructura social. 
El actor en la acción social es una persona portadora de pautas sociales, un conjunto 
de status, alguien involucrado en una serie de relaciones sociales. 
La situación: el actor actúa en una situación. Esta situación esta dada en primer lugar 
por le fin. Por este se entiende algún estado de cosas futuro, ya sea que actualmente 
no exista, ya sea que exista. En el análisis que estamos realizando se supone que toda 
acción social esta realizada con cierta finalidad, con cierto propósito. El fin puede ser 
analizado desde el punto de vista del observador. En este caso el fin percibido 
objetivamente puede ser distinto del fin subjetivo. También puede formularse la 
hipótesis de acciones desprovistas de fin consciente introduciendo a la vez la noción de 
fin no consciente. 
Las condiciones: estas se definen como aquellos elementos con respecto a los cuales el 
actor no tiene control; tiene que aceptarlos tal como están, son obstáculos que limitan 
su acción. 
Marco normativo: actor y situación deben percibirse siempre en función del marco 
normativo. Todo comportamiento social es un comportamiento analizable en base a 
normas y pautas, y esta situación se aplica a todos los elementos de la acción. 
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En este esquema se deben distinguirse 2 perspectivas: la del actor, por un lado, y la 
que corresponde al observador, por el otro. 
Fin consciente y fin no consciente: 
desde el punto de vista del actor, el fin es el estado de cosas futuro al que el actor 
mismo tiende a llegar por medio de su acción; es decir, se trata de un fin 
conscientemente experimentado por la persona que cumple la acción. Aquí el in 
desde el punto de vista del actor correspondería justamente a lo que en una reflexión 
inmediata se daría a si mismo como fin, el actor mismo. 
Desde el punto de vista del observador el fin resulta de un análisis de estas 
motivaciones “reales” de la acción. Puede ocurrir que estas motivaciones 
correspondan al fin conscientemente experimentado por el actor: en este caso no hay 
diferencias entre el fin percibido por el actor y el fin percibido por el observador. Mas 
puede ocurrir que mientras el actor tenga determinadas motivaciones conscientes, 
inconscientemente tienda, por medio de la acción, a lograr otros resultados. 
En este caso el fin consciente seria lo que de modo general se denomina una 
“racionalización”, una justificación a posteriori de una determinada acción, 
justificación que no tendría nada que ver con el fin verdadero. 
Diferentes técnicas psicoterapéuticas apuntan en general a hacer conscientes los 
contenidos, es decir, a hacer “objetivos”, para el actor, determinados elementos de su 
comportamiento. 
El fin desde el punto de vista del actor corresponde a las declaraciones públicas, 
ideologías manifiestas y otras expresiones de la voluntad del grupo. 
El fin visto desde la perspectiva del observador se refiere a los propósitos 
“verdaderos”, a los que apuntan la acción. 
Fin y función: el resultado de una acción puede analizarse desde le punto de vista del 
actor y desde el Pdv del observador. El actor puede considerar que el fin fue cumplido 
o bien que no lo fue, de varias maneras: a) desde el punto de vista de los propósitos 
del actor; b) desde el punto de vista de las consecuencias de los resultados mismos 
sobre el actor o sobre otros fenómenos sociales. En este caso aislara tales 
consecuencias independientemente de su adecuación con los propósitos de la acción. 
En una valoración de este tipo consiste aquello que generalmente se denomina 
análisis funcional: aquí la pregunta versa justamente sobre el papel efectivo, la función 
o disfunción que cumple determinada acción o conjunto o sistema de acciones. 
También en esta valoración interviene el concepto de fin, pero se tratará siempre de 
un fin formulado por el observador. 
La acción ritual tiene por función aumentar o mantener la cohesión del grupo. Esta 
función percibida por el observador seria la llamada función latente de la acción, 
mientras que la función manifiesta seria el fin subjetivo experimentada por el grupo 
actor; el motivo que esta proclama para la acción misma. 
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Medios y condiciones: pueden ser percibidos desde el doble punto de vista del actor y 
del observador. En cuanto al primero, se tratará de la percepción que tendrá el actor. 
La percepción que llamaremos “subjetiva”, podrá ser “incompleta” o “deformada” con 
respecto a la que resulta desde la perspectiva del observador. 
Distintas posibilidades que puedan resultar de un enfrentamiento de las 2 perspectivas 
del actor y del observador: 
a) el observador decide ubicarse en la perspectiva del marco normativo del actor. 
En este caso puede haber coincidencia en la percepción de la situación por 
parte de ambos; o bien puede haber divergencia. Esto puede deberse al hecho 
de que el actor percibe de manera diferente el marco normativo que debería 
corresponderle, según el juicio del observador, o bien se ubica en otro distinto. 
Aquí el observador que ocupa una perspectiva privilegiada, percibe 
“correctamente” el marco normativo correspondiente a la situación del sujeto 
y comprueba una divergencia entre este marco “asignado” y el consciente 
percibido por el actor. 
b) El observador puede utilizar un marco normativo diferente al del actor. Lo 
importante aquí es que, en la observación, los fundamentos de la divergencia 
en los marcos sean explicitos, y no se tome como un dato absoluto el marco 
normativo del observador. 
 
Una distinción que no debe confundirse con las anteriores es la que se refiere a 
medios y condiciones internos y medios y condiciones externos. Los primeros 
pertenecen a la persona del actor, de manera, por así decirlo inmediata: son sus 
capacidades intelectuales, emocionales y físicas; los segundos son aquellos elementos 
de la situación que pertenecen al mundo exterior a la persona del actor. 
Acción “electiva” y acción “prescriptiva”: 
La acción prescriptiva se caracteriza por desenvolverse en un marco normativo 
sumamente rígido; en ella el margen de variabilidad para el actor es reducido. Los 
medios, condiciones y fines están internalizados por el actor; este desea aquello que 
tiene que hacer de acuerdo con las pautas normalmente establecidas. 
En la acción electiva el marco normativo no solo es menos rígido, sino que actúa de 
manera diferente. En el primer caso, de manera no muy exacta se podría decir que la 
acción misma y la relación entre fines y medios están ya dadas en la norma. 
en el caso de la acción electiva existe medios y las relaciones entre ellos, pero ese 
marco normativo se caracteriza por el hecho de imponer cierta elección en lugar de 
prescribir cierto curso de acción fijo, en respuesta a cada situación socialmente 
tipificada. 
En los dos tipos de acción se producen dentro de un marconormativo; diferenciándose 
así de manera neta una tercera posibilidad que está dada por la carencia o 
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insuficiencia de marco normativo: en este caso el concepto que debe aplicarse es el de 
anomia. 
La anomia surge frecuentemente como efecto del cambio rápido, pudiéndose variar 
causas de este: a) cambio rápido en el tiempo en el curso de una generación. En este 
caso las normas internalizadas por el actor durante su infancia y adolescencia resultan 
inaplicables frente a las circunstancias que se han ido modificando de manera que las 
situaciones reales ya no correspondan a las “situaciones típicas” previstas en las 
normas mismas; b) cambio ecológico; es el caso de la migración de un tipo de 
estructura social a otra; c) cambio psicosocial; modificación de las actitudes, 
motivaciones, expectaciones y otras internalizaciones, con relación a un marco 
normativo que permanece inmodificado; d) conflictos entre normas o sistemas de 
normas vigentes en una misma sociedad; o entre normas cuya vigencia se extiende a 
toda la sociedad y situaciones reales. 
La anomia estructural ha sido a menudo confundida con la situación que se da en un 
tipo de sociedad en que predomina la acción electiva. 
La acción habitual: si lo que define el tipo de acción es el marco normativo, el hecho 
de que ciertas acciones se realicen de manera que falte un proceso reflexivo, 
deliberación, o por lo menos una actitud más o menos consciente en cuanto a la acción 
misma, a sus fines, medios y condiciones, no es relevante en cuanto al carácter 
normativamente electivo o prescriptivo de la acción misma. 
En la acción habitual falta una reflexión explicita sobre todos o parte de los momentos 
que integran el curso de la acción. Esta se realiza parcial o totalmente por debajo del 
nivel consciente o por lo menos, si hay una consciencia de ejecución, no hay una 
explicita reflexión en cuanto a la oportunidad de realizar la acción, a los medos 
empleados, a los fines elegidos, a las condiciones tenidas en cuenta. 
La acción afectiva: aquella acción determinada por afectos y estados sentimentales 
actuales. La acción es respuesta a una situación dada de manera mas o menos 
automática. Lo afectivo tiende a eliminar lo reflexivo. Dentro del marco electivo, hay 
acciones que rige algún criterio de elección de orden afectivo: amor romántico.

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