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Hegel e a Filosofia da Consciência

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HEGEL – FENOMENOLOGIA DEL ESPIRITU 
A diferencia de Kant, Hegel busca reconciliar las contradicciones presentes en las 
corrientes filosóficas del momento. El primero pretendía neutralizar el conflicto entre 
empirismo y racionalismo a través de un análisis exhaustivo de la razón, delimitando sus 
capacidades y, por ende, separando a cada corriente. En cambio, Hegel quiere 
solucionar este conflicto proponiendo una base ontológica y cognitiva teórica (la 
filosofía) que establezca un núcleo común a todas estas corrientes. 
Hay dos aspectos en que ambos filósofos se parecen: por un lado, intentan refutar el 
escepticismo y, por otro, tratan de solucionar aquellas contradicciones a partir de un 
análisis de la experiencia. 
Con respecto al escepticismo, Hegel propone refutarlo con un conjunto de primeros 
principios cuyo fin es forjar la unidad de nuestros conocimientos y así evitar que estos 
sean socavados por la duda que plantea el escepticismo. 
 
INTRODUCCION 
 1° parte: Del párrafo 1 al 3 “Filosofía como gnoseología”. (Crítica a Kant) 
 2° parte: Del párrafo 4 al 9“De la ciencia a la conciencia y viceversa”. Plantea 
a la ciencia como una manifestación del saber, se propone abordar dicha 
manifestación a través de la conciencia natural y del camino que esta recorre. 
Tal camino parece negativo, pero al final es positivo porque se integran todos los 
saberes que se logran con la negación determinada. Dicha integración de saberes 
la podemos representar bajo la idea de que el objeto corresponde al concepto y 
viceversa. 
 3°parte: Desde el párrafo 10 Aquí Hegel expone el método o la cuestión del 
criterio, esto es, el modo en el que se da el proceso de la negación determinada: 
la afirmación que es a su vez un concepto en relación con un objeto, donde se 
asume una nueva posición con respecto a un nuevo objeto. 
 
1° parte: 
Critica a Kant en su mayor preocupación por el método del conocimiento que por el 
conocer mismo. Hegel también critica a los racionalistas y a los empiristas y ofrece su 
concepción sobre la filosofía: esta busca entrar en la cosa misma, en el conocimiento 
real de lo que es en verdad. Para Hegel (a diferencia de Kant), sí se puede acceder a la 
cosa en sí (conocimiento efectivo de lo que es en verdad), esto es lo que le va a dar 
status científico a la filosofía. 
Hegel, en vez de renunciar a la cosa en sí y abocarse a la apariencia (como lo hace Kant 
cuando pone énfasis en el método del conocimiento), decide renunciar a la filosofía 
como teoría del conocimiento para quedarse con lo absoluto. Al rechazar esa dualidad 
entre absoluto y conocimiento, establece la tesis de la unidad fundamental entre 
absoluto y conocimiento. 
La UES Presidencia
 
-Párrafo 1: En efecto, Hegel critica la postura de la filosofía como teoría del 
conocimiento porque: “Si el conocimiento es el instrumento para apoderarse de la esencia 
absoluta, se advierte que la aplicación de un instrumento a una cosa no deja a ésta tal y como 
ella es para sí, sino que la modela y altera. Y si el conocimiento no es un instrumento, sino, un 
medio pasivo a través del cual llega a nosotros la luz de la verdad, no recibiremos ésta tampoco 
tal y como es en sí, sino tal y como es a través de este medio y en él. En ambos casos empleamos 
un medio que produce de un modo inmediato lo contrario de su fin.” Según Hegel, la filosofía 
busca entrar en la cosa misma, no se conforma con la apariencia de las cosas, quiere entrar en 
la cosa misma, “la filosofía es el conocimiento de lo real, no en el objeto como algo distinto de 
la realidad misma, busca apoderarse por lo absoluto”. Así Hegel hace una declaración de 
principios: hay que buscar lo absoluto, apoderarse, ese es el tema de la filosofía (contra 
Kant que hacía teoría del conocimiento, que no es filosofía). 
 
-Párrafo 2: “El temor a equivocarse infunde desconfianza hacia la ciencia y da por supuestas 
representaciones acerca del conocimiento como un instrumento y un medio, así como también 
una diferencia entre nosotros mismos y ese conocimiento; pero, sobre todo, presupone el que lo 
absoluto se halla de un lado y el conocimiento del otro, como algo para sí y que es, separado de 
lo absoluto, algo real. Por tanto, presupone que el conocimiento, al ser fuera de lo absoluto y de 
la verdad, es, sin embargo, verdadero. Lo cual implicaría decir que este temor a errar es más bien 
un temor a la verdad.” Por ende, esa concepción de la filosofía (la de KANT) estaría 
proponiendo una separación entre lo que es conocimiento y lo que es absoluto. Hasta 
ese entonces, se proponía que el conocimiento tenía límites y producía una variedad 
de verdades. Ante esto, Hegel, dice que los pensadores no buscan lo absoluto por miedo 
al error, sino por miedo a la verdad. 
Para él, lo absoluto sí existe, sí se puede conocer y, por ello, la filosofía hegeliana no 
se detiene ante la posibilidad/límite del noúmeno. Si la filosofía no podía acceder es 
porque no había podido acceder a la totalidad. La filosofía en sí es Ciencia, para Hegel. 
Hay dos opciones: 
 renunciamos a la cosa en sí (lo que realmente es) y nos dedicamos a la teoría del 
conocimiento (Kant), o 
 renunciamos a la filosofía como gnoseología y nos aferramos a lo absoluto (lo 
que hace Hegel). 
El autor dice que aún si uno podría considerar que la filosofía como conocimiento tuvo 
“éxito” no es así porque la filosofía se ocupa de la totalidad ya que es ciencia. Aún si lo 
hubiera hecho, no lo hizo de forma total porque opera bajo una serie de presupuestos 
que no analiza. Hay supuestos empiristas que esos autores no declaran y que le roban 
sus resultados. Entre otros presupuestos, está el que dice que el conocimiento es un 
medio, instrumento (concepción instrumentalista). 
En segundo lugar, se presupone que nosotros no coincidimos con nuestro conocimiento 
(nosotros somos una cosa y el conocimiento otra) el conocimiento no es lo que yo sé, lo 
que yo soy. En Kant la razón es pura y el conocimiento es impuro. En este caso coincide, 
La UES Presidencia
pero si uno se identifica con su propio conocimiento a priori éste no puede ser un medio, 
no puede ser algo externo, pues no puedo tener una relación instrumental conmigo 
mismo. Entonces la segunda suposición niega la primera. 
Pero la tercera suposición es la más grave: donde el conocimiento es una cosa y lo 
absoluto es otra. Esta es grave porque es auto-contradictoria (por un lado, lo absoluto, 
o que de verdad es y frente a lo absoluto; el conocimiento. Pero si el conocimiento es y 
lo absoluto es: o el conocimiento está dentro de lo absoluto o lo absoluto no es absoluto 
o el conocimiento no es, no existe porque todo lo que existe, tiene que estar en lo 
absoluto) 
 
-Párrafo 3: “Solo lo absoluto es verdadero y solo lo verdadero es absoluto”. Por lo 
tanto, para Hegel, lo absoluto está siempre en el conocimiento, aunque la conciencia 
debe recorrer un arduo camino para darse cuenta de ello: el camino de la 
fenomenología del espíritu. No hay unos criterios previos al conocimiento, sino que 
estos ya son conocimiento. El sujeto y el objeto no son dos cosas distintas sino una 
unidad, la conciencia se forma en el proceso de conocimiento mismo. Si hay algo 
verdadero, lo verdadero es absolutamente verdadero y todo lo verdadero es todo lo que 
hay. Esta afirmación según la cual solo lo verdadero es absoluto es un punto de partida, 
evidente, y que destruye los presupuestos bajo los cuales operaba la filosofía como 
teoría del conocimiento. 
 
2° parte: 
-Párrafo 4: “En vez de ocuparnos de representaciones acerca del conocimiento como un 
instrumento para poseedores de lo absoluto o como un medio a través del cual contemplamos 
la verdad (representaciones que nos conducen a un conocimiento separado de lo absoluto y de 
un absoluto separado del conocimiento), podríamos rechazar estas representaciones (…), pues 
estas descartarían ala ciencia misma, ya que solo constituyen una manifestación vacía del saber, 
que inmediatamente desaparece al entrar en acción la ciencia. Pero la ciencia, al aparecer, es 
ella misma una manifestación, su aparición no es aún la ciencia en su verdad, desarrollada y 
desplegada.” En consecuencia, Hegel cuestiona el status de la ciencia contemporánea a 
su tiempo, invitando al lector a ir a lo absoluto, a lo en sí, es decir, buscar la realidad. 
Porque si hasta ahora no se estaba haciendo ciencia por considerar al conocimiento 
como un mero instrumento y separado así mismo de lo absoluto, entonces la ciencia 
todavía no existía o solamente era una apariencia. Aparecen las dos voces que gobiernan 
la fenomenología del espíritu. Por un lado, la conciencia misma y por el otro, un filósofo, 
que describe lo que le pasa a la conciencia. La primera voz dice lo que le pasa (la 
conciencia) y la otra es el filósofo que mira lo que le va pasando y lo describe. 
Entre el párrafo 4 y 5 Hegel juega con los dos puntos de vista ya que la filosofía todavía 
no es (desde el punto de vista del filósofo) y, aún si existiera, una afirmación vale tanto 
como cualquier otro. 
La UES Presidencia
En principio, si la relación entre la conciencia y la ciencia existiere, no tendríamos por 
qué creerle al científico porque su afirmación es infundada como cualquier otra 
afirmación en la que no creemos. 
 
-Párrafo 5: “Pero la ciencia tiene que liberarse de esta apariencia, y solo puede hacerlo 
volviéndose contra ella misma. En efecto, la ciencia no puede rechazar un saber no verdadero sin 
más que considerarlo como un punto de vista vulgar de las cosas y asegurando que ella es un 
conocimiento completamente distinto y que aquel saber no es para ella absolutamente nada (…). 
Mediante aquella aseveración, declararía que su fuerza se halla en su ser; pero también el saber 
carente de verdad se remite al hecho de que es y asevera que la ciencia no es nada para él, y una 
aseveración escueta vale tanto como la otra. (…) Por esta razón, debemos abordar la exposición 
del saber tal y como se manifiesta.”. Hegel critica asimismo la idea del criterio de 
cientificidad por el mero hecho de que considera que no puede haber un tipo de saber 
que rechace a otro saber. Son todas manifestaciones del saber. No hay saber 
privilegiado porque, a pesar de que la ciencia es el concepto de un saber verdadero, 
Hegel dice que es (im?)posible. La ciencia no puede simplemente presentarse, la ciencia 
es un aparecer. Es el concepto de una idea posible que todavía no es (porque no ha sido 
desarrollado). Y si es, no tiene ningún privilegio frente a otros. Su fuerza no radica en su 
mera existencia, sino en los argumentos que plantea. Por eso, el autor sostiene que no 
se puede empezar por la ciencia para llegar a lo absoluto, pues aquella todavía no 
existe. En todo caso, hay que abordar la exposición del saber tal como se manifiesta, sea 
científico o no. 
Dicha exposición consiste en la reconstrucción de la experiencia de la conciencia. En su 
obra, Hegel nos habla desde el final de ese camino, que él supuestamente ya recorrió. Y 
pasa a ubicarse en el sentido común para guiar a la conciencia natural a su destino: el 
verdadero saber. 
 
-Párrafo 6: “(…) o como el camino del alma que recorre la serie de sus configuraciones (…), 
depurándose así hasta elevarse al espíritu y llegando, a través de la experiencia completa de sí 
misma al conocimiento de lo que en sí misma es.” La teoría del conocimiento va a ser historia 
de la conciencia. El filósofo tendrá la tarea de observar y analizar el camino de la 
conciencia. 
 
-Párrafo 7: “La conciencia natural se mostrará como concepto del saber o saber no real. Pero, 
como se considera inmediatamente como el saber real (ósea, ella se considera así, pero en 
realidad no lo es), este camino tiene para ella un significado negativo y lo que es la realización 
del concepto vale para ella más bien como la pérdida de sí misma, ya que por este camino pierde 
SU verdad. Podemos ver en él, por tanto, el camino de la duda o de la desesperación (…). La duda 
aquí es más bien la penetración consciente en la no verdad del saber que se manifiesta, para el 
cual lo más real de todo es lo que solamente es en verdad el concepto no realizado...”. La 
conciencia se mostrará como el concepto del saber (no real), como el saber vulgar, el 
sentido común. Pero el camino que recorre dicha conciencia es de carácter negativo 
porque le mostrará que en verdad ese saber es NO real. Es decir, nos hará dar cuenta 
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de que lo que creemos saber y lo que nosotros somos (pues el saber nos constituye a 
nosotros mismos) NO es real, entonces dejo de creer en ello y dejo de ser. Por eso, la 
realización del concepto (del saber) vale para ella más bien como la perdida en sí misma 
ya que pierde su pretendida verdad. Con lo que me encuentro es con que me he perdido 
a mí mismo. Lo que yo creo saber no es, entonces yo no soy. Al descubrir que nuestro 
saber y nuestras creencias eran falsas, se interpreta que este camino es de 
desesperación, de duda, lo cual nos lleva a un escepticismo consumado, donde se deja 
de creer en todo. El saber que se manifiesta es el del sentido común y nosotros 
penetramos en la no-verdad en su falsedad. Hegel llamará a este el escepticismo 
consumado. Si uno empieza a dudar de una cosa y de otra, desespera. Consuma el ideal 
del escepticismo, que es la puesta en cuestión. 
“…este escepticismo consumado (…) tiene el propósito de examinarlo todo por sí mismo y 
ajustarse solamente a la propia convicción; o, mejor aún, producirlo todo por sí mismo y 
considerar como verdadero tan solo lo que uno ha hecho. La serie de configuraciones que la 
conciencia va recorriendo por este camino constituye la historia desarrollada de la formación de 
la conciencia misma hacia la ciencia…” A través de este escepticismo, la configuración de 
la conciencia cambia constantemente. En efecto, yo tengo una determinada 
configuración de conciencia, me veo obligado a dudar de ella, entonces esta 
configuración cambia y pasa a ser otra. Y esa nueva configuración pasa a ser desmentida. 
Entonces tengo que cambiar la configuración. En la medida en la que yo paso de 
configuración a configuración, la serie de las configuraciones que la consciencia 
recorre en este camino constituye el proceso de la formación de la consciencia en 
dirección a la Ciencia. En ese camino, se adquieren conocimientos negativos que 
conducen al saber verdadero. Eso es lo que uno encuentra en la fenomenología del 
espíritu: una consciencia que para Hegel es primero certeza sensible y que atraviesa 
una serie de configuraciones/figuras en relación de las cuales tiene que volver a dudar. 
En las que desespera porque encuentra su falsedad y, a medida que avanza en esa 
serie, va tomando consciencia y adquiere conocimientos que son negativos, en 
principio, pero que llevan (a la consciencia) a la ciencia. Ese es el camino de la 
consciencia que conduce a la ciencia. “…el escepticismo proyectado sobre toda la extensión 
de la conciencia tal como se manifiesta es lo único que pone al espíritu en condiciones de poder 
examinar lo que es verdad, en cuanto desespera de las llamadas representaciones, 
pensamientos y opiniones naturales, que son las que siguen llenando y recargando la conciencia 
cuando ésta se dispone precisamente a realizar su examen, lo que la incapacita en realidad para 
lo que trata de emprender.” 
 
-Párrafo 8: “La totalidad de las formas de la conciencia no real se alcanzará a través de la 
necesidad del proceso y la cohesión mismas. (…) La exposición de la conciencia no verdadera en 
su no verdad no es un movimiento puramente negativo (…). Se trata del escepticismo que ve 
siempre en el resultado solamente la pura nada, haciendo abstracción de que esta nada 
determina la nada de aquello de lo que es resultado. Pero la nada solo esen realidad el resultado 
verdadero, por eso es algo determinado y tiene un contenido. (…) cuando el resultado se 
aprehende como lo que en verdad es, como la negación determinada, ello hace surgir una nueva 
forma y en la negación se opera el tránsito que hace que el proceso se efectúe por sí mismo, a 
través de la serie completa de figuras.” Con esto Hegel quiere decir que, en la medida que 
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la conciencia existe en el tiempo, constituye un camino de carácter necesario. Este 
proceso, camino, es necesario ya que tiene una legalidad propia, no puede no suceder; 
a todos nos pasa. La conciencia, en la medida que existe en el tiempo, es siempre un 
camino/recorrido. Ese camino desarma el saber que se creía real, pero ello no significa 
que el recorrido sea enteramente negativo: desemboca en una totalidad, que es 
positiva. Esto se debe a que el resultado del escepticismo que ofrece Hegel es la 
negación determinada y consiste en el proceso en el cual aprehendemos aquella 
negación, pues si sabemos que algo no es verdad, sabemos algo, es decir, que eso es 
falso. Ese pensamiento se conserva en nuestra conciencia. No se trata del escepticismo 
que niega todo de manera indeterminada. Por lo tanto, la lógica del movimiento es la 
siguiente: la conciencia desespera de sí atravesando configuraciones que resultan 
siempre en negaciones determinadas (afirmaciones que luego se evalúan como falsas, 
esto es, que resultan siempre en nuevas negatividades que van a ser cuestionadas de 
manera determinada), o sea, ella se educa a sí misma a través de evaluaciones 
específicas que resultan falsas, luego estas se superan reconociendo su falsedad y así 
la conciencia desemboca en la asunción de una nueva configuración. La negación 
determinada es negación con superación y conservación. La dialéctica es negación con 
superación. Niego, pero lo conservo en mí como el conocimiento de que algo es falso, 
se conserva en mi consciencia. 
 
-Párrafo 9: “Pero la meta se halla tan necesariamente implícita en el saber cómo la serie que 
forma el proceso; se halla allí donde el saber no necesita ir más allá de sí, donde se encuentra a 
sí mismo y el concepto corresponde al objeto y el objeto al concepto.” Hegel afirma que la 
meta del camino, es decir, la ciencia/saber absoluto, permanece implícita, porque la 
serie de configuraciones consiste en un camino, y donde hay un camino, hay una meta. 
Pero se entiende que dicha meta se trata del momento en el cual el saber se 
corresponde al ser/lo absoluto, es decir, donde el objeto se corresponde al concepto 
y viceversa. El punto en el que la consciencia no tenga por qué dudar de sí misma. 
Básicamente, es cuando se deja de negar lo que creemos. Esa meta es implícita porque 
la conciencia lleva una existencia espiritual, además de ser saber y el concepto de sí 
misma, es la meta del saber. 
“(…) La progresión hacia esta meta es también incontenible y no puede encontrar satisfacción 
en ninguna estación anterior. (…) la conciencia es para sí misma su concepto y, con ello, el ir más 
allá de lo limitado, de sí misma, (…) Por tanto, se ve impuesta por sí misma esta violencia que 
echa a perder en ella la satisfacción limitada. En el sentimiento de esta violencia puede ser que 
la angustia retroceda ante la verdad, tendiendo a conservar aquello cuya pérdida la amenaza. Y 
no encontrará quietud, a menos que quiera mantenerse en un estado de inercia carente de 
pensamiento, pero el pensamiento quebrantará la ausencia del pensar y la inquietud trastornará 
la inercia (…)”. Por lo tanto, esa conciencia va siempre más allá, porque cuando quiere 
aprehender algo, se da cuenta de que es falso. Es el concepto que la conciencia tiene de 
sí misma es la idea y meta del saber y, puesto que lo que yo sé es limitado pero mi 
consciencia es el concepto de saber real, voy siempre de mi conocimiento limitado a lo 
absoluto. Como la conciencia no es un saber natural, va detrás del objeto que le 
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correspondería. En la medida que no hay correspondencia, va siempre más allá. La 
conciencia atraviesa un proceso, que es el proceso de su propia negación, la que obliga 
a que avance. El saber refiere a otra cosa que sí mismo en relación a la cual se pone, 
cosa que quiere aprehender/apropiarse y no le queda otra que ir hacía lo que en verdad 
es porque lo que aprendió es falso. 
De allí a que la conciencia no se conforme con lo limitado, cosa que ocurre de manera 
similar a la razón kantiana. Por ello, Hegel considera que la angustia que genera el 
escepticismo hace que el ser humano retroceda ante la verdad, pues implicaría una 
pérdida de sí mismo. Uno tiene tendencia a la inercia en tanto que tiene miedo a la 
verdad o tiene miedo ante lo desconocido, entonces trata de conservar lo que tiene, lo 
que es: trata de no profundizar demasiado. Pero el pensamiento va más allá de sí 
mismo, por lo tanto, no va a encontrar quietud. Va a entrar de nuevo, se va a poner en 
movimiento. No obstante, como la conciencia no se satisface con lo limitado, va a 
trastornar esa inercia que genera el escepticismo, obligando al ser humano a cuestionar 
sus creencias siempre. Esto también es parecido a la búsqueda de la causa 
incondicionada por parte de la razón kantiana. 
 
3°Parte 
Aquí Hegel expone el método (método de desarrollo) o la cuestión del criterio, esto 
es, el modo en el que se da el proceso de la negación determinada: la afirmación que 
es a su vez un concepto en relación con un objeto, donde se asume una nueva posición 
con respecto a un nuevo objeto. 
-Párrafo 10: “Tiene que haber una pauta para analizar el comportamiento de la ciencia hacia 
el saber tal como se manifiesta y como investigación y examen de la realidad del conocimiento. 
(…) Se la considera aquí como la esencia o el en sí. Pero, en este momento, cuando la ciencia 
aparece apenas, ni ella misma ni lo que ella sea puede justificarse como la esencia o el en sí, sin 
lo cual no parece que pueda llevarse a cabo examen alguno.” Aquí Hegel afirma que debe 
haber una pauta para examinar el saber de la conciencia. En otras palabras, para 
investigar cómo son las cosas en la realidad, la conciencia busca medir la adecuación 
de su saber a la realidad. No hay un punto de vista privilegiado, la conciencia quiere 
medir la adecuación de su saber, pero como no hay un saber constituido y aceptado, 
no hay pauta. 
 
-Párrafo 11: “Esta contradicción y su eliminación resultarán de un modo más determinado si 
recordamos antes las determinaciones abstractas del saber y de la verdad, tal y como se dan en 
la conciencia. Esta distingue de sí misma algo con lo que, al mismo tiempo, se relaciona; o es 
algo para ella misma; y el lado determinado de esta relación o del ser de algo para una conciencia 
es el saber. Pero, de este ser para otro distinguimos el ser en sí; lo referido al saber también es 
algo distinto de él y se pone, como lo que es, también fuera de esta relación; el lado de este en 
sí se llama verdad.” Cuando la conciencia conoce la realidad, la primera se relaciona con 
el objeto y distingue, por un lado, la representación recibida de la impresión sensible y, 
por otro, la cosa en sí. La verdad de mi saber (lo en sí) se ubica por fuera de esa relación. 
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-Párrafo 12: “(…) el saber es nuestro objeto, es para nosotros; y el en sí de lo que resultara sería 
su ser para nosotros; lo que afirmaríamos como su esencia no sería su verdad, sino más bien 
nuestro saber acerca de él. La esencia o la pauta estaría en nosotros (…)” 
 
-Párrafo 13: “La conciencia nos da en ella misma su propia pauta, razón por la cual la 
investigación consiste en comparar la conciencia consigo misma. Hay en ella un para otro o la 
determinabilidad del momento del saber; y, al mismo tiempo, este otro no es solamente para 
ella, sino que es también, fuera de esta relación, el en sí o el momento de la verdad. Entonces,si 
llamamos al saber “concepto” y a la verdad “objeto” o si llamamos “concepto” a la esencia del 
objeto y “objeto” a lo que es para otro, se concluye que comparamos continuamente al concepto 
con el objeto y al objeto con el concepto, comprobando que ambas cosas son lo mismo. Los 
dos momentos, el concepto y el objeto, el ser para otro y el ser en sí mismo, caen de por sí dentro 
del saber que investigamos, razón por la cual no necesitamos aportar ninguna pauta ni aplicar 
en la investigación nuestros pensamientos e ideas personales: prescindiendo de ellos será 
como lograremos considerar la cosa tal y como es en y para sí misma. (…)” Hegel dice que los 
filósofos no deben imponer una pauta, solo de esta manera se logrará considerar la cosa 
tal y como es en y para sí misma. La conciencia será la que imponga la pauta y 
determine si el saber es verdadero o falso. 
 
-Párrafo 14: “Nuestra intervención no solo resulta superflua en el sentido de que el concepto y 
el objeto, la pauta y aquello a que ha de aplicarse están presentes en la conciencia misma, sino 
que también nos vemos relevados del esfuerzo de la comparación entre ambos y del examen 
en sentido estricto. En efecto, la conciencia es, de una parte, conciencia del objeto y, de otra, 
conciencia de sí misma; conciencia de lo que es para ella lo verdadero y conciencia de su saber 
de ello. Y en cuanto que ambas son para ella misma, ella misma es su comparación; es para ella 
misma si su saber del objeto corresponde o no a éste. El examen de la conciencia se basa en una 
distinción: como la conciencia sabe en general de un objeto, surge la diferencia de lo que para 
ella algo sea el en sí y, en otro momento, el saber o ser del objeto para la conciencia. Si en esta 
comparación, encontramos que los dos términos no se corresponden, la conciencia cambia su 
saber, para ponerlo en consonancia con el objeto mismo, ya que el saber presente era un saber 
del objeto; y con este nuevo saber, también el objeto pasa a ser otro, pues el objeto finalmente 
pertenecía a este nuevo saber. De esta manera, la conciencia se encuentra con que lo que antes 
era el en sí, ahora es el en sí para ella. Así, pues, cuando la conciencia encuentra en su objeto 
que su saber no corresponde a este, tampoco el mismo objeto puede sostenerse (…)”. Para 
que haya saber tiene que haber una consciencia de un saber. Un saber es una creencia 
y yo estoy en relación con otra creencia. Pero yo distingo mi creencia de mi consciencia 
en general y a esta creencia la llamamos creencia para mí, pero hay algo que es la verdad 
de la creencia, que esta fuera de mi persona y mi creencia, y es lo que es en sí. Al 
comparar si lo que es “para mí” es el “en sí”, la conciencia llega la conclusión de que 
lo que antes creía que era el “en sí” es ahora simplemente el en sí “para mí”. Esta 
nueva creencia pasa a ser el nuevo “en sí”, que luego la conciencia volverá a 
compararla con la realidad para ver si es lo verdadero o si solamente es un en sí “para 
mí”. Después se da cuenta de que esta nueva creencia es solo el en sí “para mí” y es 
reemplazada por otra creencia que será luego comparada y así sucesivamente. 
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-Párrafo 15: En definitiva, “este movimiento dialéctico que la conciencia lleva a cabo en sí 
misma, tanto en su saber cómo en su objeto, en cuanto brota ante ella el nuevo objeto verdadero, 
es lo que se llama experiencia. (…) La conciencia sabe algo, y este objeto es la esencia o el en 
sí; pero también es el en sí para la conciencia, con lo que aparece la ambigüedad de este algo 
verdadero. Ahora la conciencia tiene dos objetos: uno es el primer en sí, el otro es el ser para 
ella de este en sí. Este último solo parece ser, por el momento, la reflexión de la conciencia en sí 
misma, una representación de su saber del primer objeto (el primer en sí). Pero como dijimos que 
el primer objeto cambia, deja de ser el en sí para convertirse en la conciencia en un objeto que 
es en sí solamente para ella, lo que quiere decir, a su vez, que lo verdadero es el ser para ella de 
este en sí y, por tanto, que esto es la esencia o su objeto. Este nuevo objeto contiene la anulación 
del primero, es la experiencia hecho sobre él.” En otros términos, el movimiento dialéctico 
de la conciencia se basa en la negación determinada y su superación con conservación 
de esa negación. La conciencia no se puede separar de lo que para ella es objeto, la 
conciencia es también autoconciencia. En ella están ambos momentos y son diferentes: 
ella es conciencia de lo que es verdadero y conciencia de su saber de esta verdad. Pero 
esos dos momentos se relacionan entre sí y esta relación es lo que se llama experiencia. 
Aquello que la conciencia tenía por en sí queda descubierto en el momento en el que 
la conciencia prueba su saber sobre él como algo que únicamente era en sí para ella. 
Y este es el resultado de la experiencia: la negación del objeto precedente y la 
aparición de un objeto nuevo que a su vez origina un nuevo saber. En la experiencia de 
la conciencia, por tanto, hay dos necesidades; la de la negación del objeto, efectuada 
por la propia conciencia en su experiencia, y la aparición del nuevo objeto que se 
efectúa a partir de la experiencia anterior. 
 
-Párrafo 16: “(…) el nuevo objeto se revela como algo que ha llegado a ser por medio de una 
inversión de la conciencia misma. Este modo de considerar la cosa lo añadimos nosotros y gracias 
a él se eleva la serie de experiencias de la conciencia a la altura de un proceso científico. El 
resultado que se desprende de un saber no verdadero no debe confluir en una nada vacía, sino 
que debe ser aprehendido necesariamente como la nada de aquello cuyo resultado es, 
resultado que contendrá, así, lo que el saber anterior encierra de verdadero. Cuando lo que 
primeramente aparecía como el objeto desciende en la conciencia a un saber de él y cuando el 
en sí deviene un ser del en sí para la conciencia, tenemos el nuevo objeto por medio del que surge 
también una nueva figura de la conciencia, para la cual la esencia es ahora algo distinto de lo 
que era antes. Es esta circunstancia la que guía en su necesidad a toda la serie de figuras de la 
conciencia.” 
 
-Párrafo 17: “Esta necesidad hace que este camino hacia la ciencia sea ya él mismo ciencia y 
sea, por ello, en cuanto a su contenido, la ciencia de la experiencia de la conciencia.” En otras 
palabras, Hegel dice que si el camino que recorre la conciencia es necesario y tiene una 
legalidad específica (en cuanto a su dialéctica), entonces ese camino es científico. 
 
-Párrafo 18: “Los momentos de la verdad se presentan tal y como son para la conciencia y la 
relación de esta con aquellos constituyen los momentos del todo, siendo así figuras de la 
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conciencia que la impulsan hacia su verdadera existencia. El punto en que la manifestación se 
hace igual a la esencia y en el que su exposición coincide con este punto de la auténtica ciencia 
del espíritu y, por último, al captar por sí misma esta esencia suya, la conciencia indicará la 
naturaleza del saber absoluto mismo.” La experiencia de la conciencia es dialéctica, sigue 
un camino necesario que la conduce hacia el saber absoluto. Pero el individuo no 
accede a este saber solo, sino que entra en relación necesaria con otros individuos y 
alcanza el saber absoluto en comunidad, el camino es a la vez dialéctico y dialogal. 
Este camino es además la repetición abreviada de la Historia en el individuo, 
interiorizándola y comprendiéndola. 
 
Prólogo – Fenomenología del Espíritu 
Introducción (del resumen): 
Hegel escribe el prólogo en función de las necesidades del público de su época. Examina 
el camino del saber desde un punto de vista que hace que dicho sistema se vuelva 
científico. 
El Idealismo no se refiere a la acepción ideal a lo real (lo que debe ser a lo que es). Hegel 
combate esta filosofíadel “debe ser”, en la que el ideal nunca puede ser alcanzado, y 
más aún tal como se la expresa. Estas doctrinas implican la insatisfacción frente a la 
realidad, y hacen aspirar a una superación hacia brumosas lejanías (el hombre primero 
se siente arrojado en un mundo extraño, se halla perdido. La función de la filosofía es 
llevarlo a reconciliarse con él para descubrir en su seno lo que es homogéneo al espíritu). 
El verdadero fin de la filosofía es comprender lo real, hacerlo plenamente inteligible; 
todo debe ser reconocido como racional, “ideal”, a través de la razón. 
Para Kant, solo conocemos ideas y fenómenos condicionados por nuestra estructura 
mental que trasciende los materiales de la intuición sensible; la realidad profunda de 
las cosas se nos escapa, la cosa en sí es incognoscible. Hegel, al contrario, formula que 
no hay cosa en sí ni realidad independiente del pensamiento. 
El hegelianismo es una filosofía de la inmanencia, en la cual el absoluto es el sujeto 
universal que comprende todo, del que todas las cosas no son más que su 
desenvolvimiento dialéctico. El sujeto universal es al que Hegel denomina Idea o 
Concepto. Concepto quiere decir lo que comprende, es la comprensión, lo universal 
que comprende sus determinaciones en un desenvolvimiento dialéctico, en este 
sentido, es absolutamente concreto. La idea, en su sentido estricto, es para Hegel la 
realización adecuada del concepto, “la unidad absoluta del concepto y de la 
objetividad”, “el verdadero en sí y para sí”. La idea es la vida, el alma, la idea de lo 
verdadero y del bien en el conocimiento y la acción; por último, el saber absoluto que 
alcanza en el pensamiento del filósofo, donde “se piensa a sí misma: es la verdad que se 
conoce”. Desde el punto de vista de la idea, el concepto permanece como el principio 
de la idea. 
 
El sistema hegeliano es el desarrollo de una triada dialéctica: idea, naturaleza, 
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espíritu. Estudia la Idea en los tres momentos del método dialéctico: posición (tesis), 
negación (antitesis), unificación (síntesis). La idea pura, fundamento de toda existencia 
natural y espiritual, es el equivalente del pensamiento divino, saliendo de sí misma para 
manifestarse como Naturaleza en el espacio y en el tiempo, es la Idea exteriorizada. La 
Idea que retorna a sí misma después de esta alineación, y deviene así en espíritu real, 
pensamiento consciente de sí. La Razón, es estudiada en la Filosofía de la naturaleza en 
tanto que se realiza en el universo, y en la Filosofía del espíritu se realiza mediante el 
pensamiento y la actividad del hombre. 
Las partes del sistema científico de Hegel son: 
1) La lógica: Allí se da la discusión de las estructuras de racionamiento y de las 
categorías. Debe considerarse como un sistema de determinación del 
pensamiento en el que la oposición de lo subjetivo y lo objetivo desaparece. Las 
categorías del pensamiento son las categorías del ser. Si el pensamiento lógico 
es dialéctico, se debe a que el ser mismo es dialéctico. La dialéctica ideal es el 
reflejo de la dialéctica real: el lógico debe pensar conforme a ella. 
2) Filosofía de la naturaleza. La Naturaleza es la Idea bajo la forma de la alteridad, 
la idea que sale de sí misma, se exterioriza, y luego de producir vida consciente, 
retorna a sí, a interiorizarse en el pensamiento del hombre. El devenir de la 
Naturaleza es una ascensión hacia el espíritu. La idea se manifiesta en la 
Naturaleza por las leyes que la rigen. Esta impotencia de la Naturaleza de 
permanecer fiel al concepto impone límites al pensamiento filosófico, que en 
este terreno no puede deducir todo. La naturaleza debe considerarse como un 
sistema de grados. La Naturaleza solo tiene valor, para Hegel, en la medida en 
que, al condicionar la vida, hace posible el advenimiento de la conciencia y del 
pensamiento. 
3) Filosofía del Espíritu. Representa el coronamiento del sistema hegeliano, ya que 
en el espíritu la Idea completa su desenvolvimiento, se concreta y logra 
verdaderamente su realidad efectiva. La idea lógica y la Naturaleza son las 
condiciones de la realización del espíritu, que es su verdad. Hegel Creo una 
filosofía de la cultura humana y dio las bases filosóficas de las ciencias morales. 
No se contentó con un estudio puramente psicológico de la vida interior (el 
espíritu subjetivo); quiso estudiar también el espíritu en sus producciones 
exteriores: la historia, el derecho, las costumbres (el espíritu objetivo) y en sus 
manifestaciones más elevadas en las que el espíritu se encuentra 
verdaderamente a sí mismo: el arte, la religión y la filosofía (el espíritu absoluto). 
Ya habíamos dicho que la primera parte del sistema hegeliano implica un recorrido de 
la conciencia hacia el saber absoluto (que está en la Lógica). La variedad de 
configuraciones que adopta el espíritu es ordenada a partir de un criterio científico, esto 
quiere decir que la conciencia avanza mediante la negación de sus propios contenidos 
en donde se llega a una totalidad orgánica (desarrollo dialéctico a partir de la negación 
determinada). La contraposición de los sistemas filosóficos que hace Hegel significa que 
unos son superados por otros pero conservados (se considera que ninguno es falso, que 
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todos tienen algo de verdadero) porque en eso consiste el camino del saber. 
Para Hegel, el conocimiento de lo absoluto se alcanza a través de la superación de los 
antagonismos. Uno de ellos fue desarrollado por Kant y retomado por Hegel: sujeto-
objeto. Según este último, en el “objeto” se encuentra la posición de la conciencia y si 
se puede comprenderla, entonces se lograría acceder a lo absoluto. 
El Prólogo es una orientación del sistema hegeliano, da explicaciones de lo que necesita 
la filosofía actual, denuncia la inutilidad de ciertas posturas filosóficas y aclara lo que es 
importante para el estudio filosófico. 
 
Primera parte: justificación histórica de la Filosofía 
Para Hegel el conocimiento trascendente debe elaborarse discursivamente para que sea 
accesible para el hombre. El conocimiento y el pensamiento son parte de la realidad, 
conforman lo absoluto. En cambio, para Kant, esto no es así porque la razón está fuera 
de la experiencia (se mueve en el pensamiento), solo implica una condición de 
posibilidad. 
Hegel tratará de definir cuál es el lugar que le cabe a la conciencia en el ser. Para él, un 
mismo sistema de categorías que sirven para estudiar las relaciones sociales, la 
astronomía y demás temas, debe también servir para entender la lógica. A partir de ello, 
Hegel busca un fundamento de lo absoluto. Distinto es lo que pretende Kant, que es 
buscar el fundamento de los objetos de la experiencia. 
El objetivo de Hegel es captar la verdad esencial de los distintos sistemas filosóficos y su 
desarrollo para fundamentar el conocimiento de lo absoluto verdadero. A partir de allí, 
resultaría posible exponer una manera de pensar que permita desplazarnos desde una 
esfera de conocimiento a otra. Y pretende esto porque, según él, se ha llegado al tiempo 
de gestación de un nuevo espíritu cuya aparición es el concepto de lo absoluto. 
Considera que Kant y el romanticismo solo han llegado al falso absoluto porque 
cancelaron el conocimiento del mismo o porque, al no conformarse con el conocimiento 
de los objetos de la experiencia, creyeron que podían llegar a lo absoluto mediante la 
intuición, donde la razón no jugase ningún rol. 
 
1) La verdad como sistema científico 
Hegel crítica el proceder común que sostiene la presentación de la verdad filosófica 
como un conjunto de verdades dispersas y crítica también aquellos que presentan que 
en el fin o en los resultados se expresa la cosa misma, el desarrollo en este caso es lo no 
esencial, cosa absurda para él. Para contrarrestar esto, concibe el desarrollo de los 
sistemas filosóficos como el desarrollo progresivo de la verdad.“El capullo desaparece al 
abrirse la flor, y podría decirse que aquel es refutado por ésta; del mismo modo que el fruto hace 
aparecer la flor como un falso ser allí de la planta, mostrándose como la verdad de ésta en vez 
de aquella”. Con este ejemplo Hegel intenta decirnos que a pesar de que los sistemas 
filosóficos son contradictorios, debemos ver que son momentos mutuamente 
necesarios. 
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P 3: “La cosa no se reduce a su fin, sino que se halla en su desarrollo, ni el resultado es el todo 
real, sino que lo es en unión con su devenir; el fin para sí es lo universal carente de vida, del 
mismo modo que la tendencia es el simple impulso privado todavía de su realidad, y el resultado 
escueto simplemente el cadáver que la tendencia deja tras sí. Asimismo, la diversidad es más 
bien el límite de la cosa; aparece allí donde la cosa termina o es lo que ésta no es.” Hegel afirma 
que lo real no es el resultado, si no su desarrollo. Lo verdadero “no está”, sino que “está 
siendo” todo el tiempo. El fin para sí es la conciencia del fin. Para Hegel, en Filosofía no 
se pueden escribir prólogos porque no se pueden exponer resultados como límite del 
saber. 
P 5: “La verdadera figura en que existe la verdad no puede ser sino el sistema científico de ella.” 
El interés de Hegel es construir un sistema científico sobre la verdad (se propone 
contribuir a que la filosofía se aproxime a la forma de ciencia) la filosofía dejará de 
llamarse amor por el saber para llegar a ser saber real. La Lógica es la manera de 
presentar lo que “es” porque el objeto “es” en cuanto se relaciona con todo. 
“La necesidad interna de que el saber sea ciencia radica en su naturaleza, y la explicación 
satisfactoria acerca de esto sólo puede ser la exposición de la filosofía misma.” La necesidad 
interna radica en que el saber tiene un movimiento dialéctico (negación determinada 
+ conservación), y esto es así porque la conciencia pone detrás de lo limitado a la cosa 
en sí como medio para traspasar dicho límite. “En cuanto a la necesidad externa, concebida 
de un modo universal, prescindiendo de lo que haya de contingente en la persona y en las 
motivaciones individuales, es lo mismo que la necesidad interna, pero bajo la figura en que el 
tiempo presenta el ser allí de sus momentos”. Se refiere a la historia en cuanto a que ella 
produce lo que necesita. Su lógica es la lógica del desarrollo de la conciencia. “El 
demostrar que ha llegado la hora de que la filosofía se eleve al plano de la ciencia constituiría, 
por tanto, la única verdadera justificación de los intentos encaminados a este fin, ya que, 
poniendo de manifiesto su necesidad, al mismo tiempo la desarrollarían.” 
 
2) La formación del presente 
P 6: “Sí lo verdadero sólo existe como aquello que se llama unas veces intuición y otras veces 
saber inmediato de lo absoluto, religión, el ser -no en el centro del amor divino, sino el ser mismo 
de él-, ello equivale a exigir para la exposición de la filosofía más bien lo contrario a la forma del 
concepto. Se pretende (según esa filosofía) que lo absoluto sea, no concebido, sino sentido e 
intuido, que lleven la voz cantante y sean expresados, no su concepto, sino su sentimiento y su 
intuición”. La verdad tiene en el concepto el elemento de su existencia, Hegel se opone 
a un saber inmediato del absoluto o la intuición de él, el saber del absoluto es 
conceptual. Lo finito es un momento de lo infinito y este se despliega en lo finito, estas 
filosofías separaron lo finito de lo infinito. Por lo tanto, Hegel ve que los filósofos de su 
época, en vez de llevar a cabo una elaboración conceptual de lo absoluto, intentaron 
aprehender lo absoluto mediante la intuición y la sensación. 
 
P 7: “Si se toma la manifestación de una exigencia así en su contexto más general y se la 
considera en el nivel en que se halla presente el espíritu autoconsciente, vemos que éste va más 
allá de la vida sustancial que llevaba en el elemento del pensamiento, más allá de esta 
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inmediatez de su fe, de la satisfacción y la seguridad de la certeza que la conciencia abrigaba 
acerca de su reconciliación con la esencia y con la presencia universal de ésta, tanto la interna 
como la externa. Y no sólo va más allá, pasando al otro extremo de la reflexión carente de 
sustancia sobre sí mismo, sino que se remonta, además, por encima de esto. No sólo se pierde 
para él su vida esencial; además, el espíritu es consciente de esta pérdida y de la finitud que es 
su contenido. El espíritu, volviéndose contra quienes lo degradan y prorrumpiendo en denuestos 
contra su rebajamiento, no reclama de la filosofía tanto el saber lo que él es como el recobrar 
por medio de ella aquella sustancialidad y aquella consistencia del ser. Por tanto, para hacer 
frente a esta necesidad, la filosofía no debe proponerse tanto el poner al descubierto la sustancia 
encerrada y elevarla a la conciencia de sí misma, no tanto el retrotraer la conciencia caótica a la 
ordenación pensada y a la sencillez del concepto, como el ensamblar las diferenciaciones del 
pensamiento, reprimir el concepto que diferencia e implantar el sentimiento de la esencia, 
buscando más bien un fin edificante que un fin intelectivo”. El espíritu autoconsciente refiere 
al género humano que es consciente que sabe. Y en este párrafo, Hegel dice que la 
humanidad ha llegado a un punto de su pensamiento en el que la fe ya no le da certezas, 
pero terminaron pasando al otro extremo de la reflexión carente de sustancia, por 
ejemplo, a la teoría de Kant de que la cosa en sí no puede ser conocida. Por eso Hegel 
dice que los filósofos renunciaron al concepto. 
P 9: “Hubo un tiempo en que el hombre tenía un cielo dotado de una riqueza pletórica de 
pensamientos y de imágenes. El sentido de cuanto es radicaba en el hilo de luz que lo unía al 
cielo; entonces, en vez de permanecer en este presente, la mirada se deslizaba hacía un más allá, 
hacía la esencia divina, hacía una presencia situada en lo ultraterrenal, sí así vale decirlo. Para 
dirigirse sobre lo terrenal y mantenerse en ello, el ojo del espíritu tenía que ser coaccionado; y 
hubo de pasar mucho tiempo para que aquella claridad que sólo poseía lo supraterrenal acabara 
por penetrar en la oscuridad y el extravío en que se escondía el sentido del más acá, tornando 
interesante y valiosa la atención al presente como tal, a la que se daba el nombre de experiencia. 
Actualmente, parece que hace falta lo contrario; que el sentido se halla tan fuertemente 
enraizado en lo terrenal, que se necesita la misma violencia para elevarlo de nuevo.” Aquí 
Hegel habla del espíritu desde lo celestial a lo terrenal. El saber del género humano se 
remitía a Dios como causa de todas las cosas, pero más tarde se dejó de creer en ello y 
se pasó a valorar la experiencia como medio de conocimiento. No obstante, el autor 
observa que en su época el espíritu necesita volver a elevarse para recuperar el sentido 
de su existencia. 
 
3) Lo verdadero como principio, y su despliegue 
P 12: “Vivimos en tiempos de gestación y de transición hacía una nueva época. El espíritu ha 
roto con el mundo anterior de su ser allí y de su representación y se dispone a hundir eso en el 
pasado, entregándose a la tarea de su propia transformación. El espíritu, ciertamente, no 
permanece nunca quieto, sino que se halla siempre en movimiento incesantemente 
progresivo. El espíritu que se forma va madurando lenta y silenciosamente hacía la nueva figura, 
va desprendiéndose de una partícula tras otra de la estructura de su mundo anterior.” Para 
Hegel se viven momentos de cambio hacia una nueva época, pero el nuevo mundo a 
que se llega no es perfecto, del mismo modo que no se construye un edificio cuando se 
ponen sus cimientos, el concepto del todo a que se llega no es el todo mismo. “Del mismo 
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modo, la ciencia no encuentra acabamiento ensus inicios. El comienzo del nuevo espíritu es el 
producto de una larga transformación de múltiples y variadas formas de cultura, la recompensa 
de un camino muy sinuoso y de esfuerzos y desvelos no menos arduos y diversos. Es el todo que 
retorna a sí mismo saliendo de la sucesión y de su extensión, convertido en el concepto simple 
de este todo. Pero la realidad de este todo simple consiste en que aquellas configuraciones 
convertidas en momentos vuelven a desarrollarse y se dan una nueva configuración, pero ya en 
su nuevo elemento y con el sentido que de este modo adquieren.” 
P 17: Hegel se opone al formalismo abstracto que hace pasar el material de la 
experiencia por una forma fija y determinada, para él eso es la ingenuidad del vacío en 
el conocimiento, no permite ver la riqueza de lo real y sus determinaciones. 
 
Segunda parte: Propuesta de una nueva concepción de lo absoluto 
II) El desarrollo de la conciencia hacia la ciencia 
1) El concepto del o absoluto como el concepto del sujeto 
P 18: “La sustancialidad implica tanto lo universal o la inmediatez del saber mismo como 
aquello que es para el saber ser o inmediatez”. Con ello Hegel dice que la sustancia 
absoluta contiene al saber y aquello que es ser, para el saber. Si se desarrolla la idea de 
que la sustancia (materia) es igual al sujeto (idea) se lograría llegar a la realidad material. 
 
P 19: “La sustancia viva es, además, el ser que es en verdad sujeto o, lo que tanto vale, 
que es en verdad real, pero sólo en cuanto es el movimiento del ponerse a sí misma o 
la mediación de su devenir otro consigo misma. Es, en cuanto sujeto, la pura y simple 
negatividad y es, cabalmente por ello, el desdoblamiento de lo simple o la duplicación 
que contrapone, que es de nuevo la negación de esta indiferente diversidad y de su 
contraposición: lo verdadero es solamente esta igualdad que se restaura o la reflexión 
en el ser otro en sí mismo, y no una unidad originaria en cuanto tal o una unidad 
inmediata en cuanto tal. Es el devenir de sí mismo, el círculo que presupone y tiene por 
comienzo su término como su fin y que sólo es real por medio de su desarrollo y de su 
fin”. Hegel afirma que la sustancia viva tiene que consistir en un desplazamiento desde 
adentro, es decir, un proceso en el cual la sustancia se proyecte en otro elemento, que 
luego se identifica con él. En ello consiste la autonegación, esto es, en dejar de ser para 
convertirse en otra cosa que se reintegra a sí misma. En otras palabras, lo que estaba 
en el momento 1 se conserva en el momento 2, el ser deviene en otro consigo mismo, 
el nuevo elemento no puede ser producto de una injerencia externa, sino que es un 
cambio producido desde el interior, por eso ese nuevo elemento es más complejo, pero 
sigue siendo el mismo. (Ejemplo de las células). En el origen surge una 
autodiferenciación a partir de una sustancia común. Luego de su reintegración, la unidad 
es restaurada. Como el desarrollo de la sustancia es parte del ser, es igualmente real. 
Por eso Hegel dice que la realidad es el devenir de sí misma. 
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P 20: “La vida de Dios en sí es la virtualidad abstracta, en la que se prescinde de su naturaleza 
de ser para sí y con ello del automovimiento de la forma en general.” 
P 21: “Lo verdadero es el todo. Pero el todo es solamente la esencia que se completa mediante 
su desarrollo. De lo absoluto hay que decir que es esencialmente resultado, que sólo al final es 
lo que es en verdad, y en ello precisamente estriba su naturaleza, que es la de ser real, sujeto o 
devenir de sí mismo. Aunque parezca contradictorio el afirmar que lo absoluto debe concebirse 
esencialmente como resultado, basta pararse a reflexionar un poco para descartar esta 
apariencia de contradicción. El comienzo, el principio o lo absoluto, tal como se lo enuncia 
primeramente y de un modo inmediato, es solamente lo universal. Del mismo modo que 
cuando digo: todos los animales, no puedo pretender que este enunciado sea la zoología, resulta 
fácil comprender que los términos de lo divino, lo absoluto, lo eterno, etc., no expresan lo que en 
ellos se contiene y que palabras como éstas sólo expresan realmente la intuición, como lo 
inmediato. Lo que es algo más que una palabra así y marca aunque sólo sea el tránsito hacia una 
proposición contiene ya un devenir otro que necesita ser reabsorbido, es ya una mediación.” Lo 
que hay que destacar de este párrafo es que Hegel plantea que el todo es la esencia que 
se completa a través de su desarrollo. Por ejemplo, la esencia es como una semilla que 
ha devenido en el árbol y luego muere. Así el sujeto es el devenir en sí mismo, vendría a 
ser la negación determinada de la conciencia. El comienzo es lo universal, es el 
concepto. Pero este último, para ser lo que en verdad es, tiene que devenir en el 
tiempo. De allí a que el autor utilice el ejemplo de que, si yo digo “todos los animales”, 
estaría diciendo lo absoluto. Pero para que este universal sea verdadero, sus elementos 
particulares deben desplegarse en el tiempo. En el ejemplo, se tendría que mencionar 
todos los tipos de animales que existen (los gatos, los perros, etc). 
 
P 22: “Pretender que lo finito sea una manifestación de lo absoluto horroriza a más de uno, la 
mediación no es más que la igualdad consigo misma en movimiento o la reflexión en sí misma, 
el momento del yo que es para-sí, la pura negatividad o el simple devenir. El yo o el devenir en 
general, este mediar, es cabalmente, por su misma simplicidad, la inmediatez que deviene y lo 
inmediato mismo. Es, por tanto, desconocer la razón el excluir la reflexión de lo verdadero, en 
vez de concebirla como un momento positivo de lo absoluto. Porque es la razón la que hace de 
lo verdadero un resultado, a la vez que supera esta contraposición entre lo verdadero y su 
devenir, pues este devenir es igualmente simple y, por tanto, no se distingue de la forma de lo 
verdadero, consistente en mostrarse como simple en el resultado; es, mejor dicho, cabalmente 
este haber retornado a la simplicidad. Si es cierto que el embrión es en sí un ser humano, no lo 
es, sin embargo para sí, para sí solo lo es en cuanto razón cultivada que se ha hecho a sí misma 
lo que es en sí.”. El tiempo es una dimensión inescindible de la realidad, porque es en el 
transcurso del mismo en el que lo absoluto deviene en sí mismo. Para Hegel, la 
mediación es el momento en el que algo particular se le opone a un concepto que al 
final consideramos inadecuado. Es la negación en el que de lo simple inmediato (los 
animales) se pasa a lo mediato (los gatos, los perros…). Por tanto, lo particular 
desplegado en el tiempo también es lo absoluto. 
 
P 23: “Lo que se ha dicho podría expresarse también diciendo que la razón es el obrar con 
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arreglo a un fin (el fin es lo inmediato, lo quieto, lo inmóvil, que es por sí mismo motor y por lo 
tanto sujeto). Su fuerza motriz, vista en abstracto, es el ser para sí o la pura negatividad. El 
comienzo es fin, es decir, lo real es lo mismo que su concepto simplemente porque lo inmediato, 
en cuanto fin, lleva en sí el sí mismo o la realidad pura. El fin ejecutado o lo real existente es 
movimiento y devenir desplegado”. La razón para Hegel es movimiento, y, por tanto, 
ocupa el lugar de lo absoluto. Entonces, la razón está dentro del mundo, no afuera 
(como lo considera Kant) 
P 24: “La necesidad de representarse lo absoluto como sujeto se traduce en proposiciones como 
la de “Dios es lo eterno”, lo verdadero se pone como sujeto, pero no es presentado como el 
movimiento del reflejarse en sí mismo, el sujeto no es un punto quieto, sino que es el 
automovimiento.” 
P 25: “De las consecuencias que se desprenden de lo dicho anteriormente se puede sostener que 
el saber sólo es real y sólo puede exponerse como ciencia o como sistema y esta otra: la de que 
un principio de filosofía aun siendo verdaderoes falso en cuanto es fundamento o principio, 
por eso resulta fácil refutarlo. La refutación consiste en poner de relieve su deficiencia, la cual 
reside en que es solamente lo universal o el principio, el comienzo. Cuando la refutación es a 
fondo se complementarán sus deficiencias pues de otro modo sólo tendrá en cuenta solamente 
su acción negativa, sin cobrar conciencia del progreso que ella representa y de su resultado 
atendiendo también al aspecto positivo.” Si el ser se concibe como devenir de sí mismo, el 
saber de dicho movimiento tiene que ser un sistema articulado porque tiene que dar 
cuenta de todo, de lo absoluto. Para Hegel, un principio de filosofía, que pretenda ser 
verdadero, es falso porque es solo el comienzo y no desarrollo. 
 
P 26: “El que lo verdadero sólo es real como sistema o el que la sustancia es esencialmente sujeto 
se expresa en la representación que enuncia, lo absoluto como espíritu. Sólo lo espiritual es 
lo real y efectivo; es la esencia, o lo siendo en sí; lo que se mantiene o lo determinado, el ser-
otro y ser-para-sí, y lo que en esta determinabilidad o en este su estar-fuera-de-sí permanece en 
sí mismo, o es en y para sí.- Pero este ser en y para sí es primeramente para nosotros o en sí, es 
la sustancia espiritual. Tiene que serlo también para sí mismo: tiene que ser el saber de lo 
espiritual y el saber de sí como espíritu, es decir, tiene que ser como objeto, pero con la misma 
inmediatez serlo también como objeto mediado, esto es, objeto asumido, reflejado en sí. 
Solamente es para sí para nosotros en la medida en que su contenido espiritual está producido 
por él mismo; pero en la medida en que también él es para sí mismo para sí, este auto-producirse, 
el concepto puro, le es al mismo tiempo el elemento objetual en el que tiene su existencia, y de 
este modo, en su existencia para sí mismo, es objeto reflejado en sí. El espíritu que así se sabe 
espíritu es la ciencia. Ella es su realidad, y el reino que él se construye en su propio elemento.” 
Lo real es devenir orgánico, es la sustancia en movimiento, el despliegue de la razón. Lo 
real es el espíritu, que es la sustancia en movimiento consciente de sí misma (en sí 
para sí). El ser es en sí y para sí para los filósofos, es la sustancia espiritual. Pero lo real 
se realiza cuando se concibe a sí misma y se reconoce a sí misma en el despliegue y en 
la necesidad del mismo. Hegel plantea que el saber siempre ha estado porque la lógica 
es la estructura implícita del universo (sin la historia, aspecto que agrega la especie 
humana). De allí a que seamos nosotros, los hombres, los que enunciamos la verdad 
del despliegue de lo que siempre ha sido, porque allí es cuando la especie humana 
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toma consciencia de sí misma y de toda su historia. Tomamos consciencia de nuestro 
lugar en el mundo. En otras palabras, el universo toma consciencia de sí mismo a través 
de nosotros. La verdad es el espíritu en la medida en que este último es el final del 
desarrollo, pues aparece al final de la historia pero que está contenida potencialmente 
en el inicio. Para que la realidad llegue a su fin, todo el mundo tiene que ser consciente 
de sí mismo y de su lugar en la historia. 
PAG 20 DEL TEXTO 
2) El devenir del saber 
P 27: “El puro conocerse a sí mismo en el absoluto ser otro es el fundamento y la base 
de la ciencia o el saber en general. El comienzo de la filosofía sienta como supuesto o 
exigencia el que la conciencia se halle en este elemento. Pero este elemento sólo obtiene su 
perfección y su transparencia a través del movimiento de su devenir. Es la pura espiritualidad, 
como lo universal, la que tiene el modo de la simple inmediatez; esta simplicidad, tal y como 
existe en cuanto tal, es el terreno, el pensamiento que es solamente en el espíritu. Y por ser este 
elemento, esta inmediatez del espíritu, lo sustancial del espíritu en general, es la esencialidad 
transfigurada, la reflexión que, siendo ella misma simple, es la inmediatez en cuanto tal y para 
sí, el ser que es la reflexión dentro de sí mismo. La ciencia, por su parte, exige de la 
autoconciencia que se remonte a este éter, para que pueda vivir y viva en ella y con 
ella. Y, a la inversa, el individuo tiene derecho a exigir que la ciencia le facilite la escala 
para ascender, por lo menos, hasta este punto de vista, y se la indique en él mismo. Su 
derecho se basa en su absoluta independencia, en la independencia que sabe que posee en cada 
una de las figuras de su saber, pues en cada una de ellas, sea reconocida o no por la ciencia y 
cualquiera que su contenido sea, el individuo es la forma absoluta, es decir, la certeza inmediata 
de sí mismo; y, si se prefiere esta expresión, es de este modo ser incondicionado. Si el punto de 
vista de la conciencia, el saber de cosas objetivas por oposición a sí misma y de sí misma por 
oposición a ellas, vale para la ciencia como lo otro -y aquello en que se sabe cercana a sí misma 
más bien como la pérdida del espíritu-, el elemento de la ciencia es para la conciencia, por el 
contrario, el lejano más allá en que ésta ya no se posee a sí misma. La ciencia se presenta en sus 
relaciones con la autoconciencia inmediata como lo inverso a ésta, o bien, teniendo la 
autoconciencia en la certeza de sí misma el principio de su realidad, la ciencia, cuando dicho 
principio para sí se halla fuera de ella, es la forma de la irrealidad. Así, pues, la ciencia tiene 
que encargarse de unificar ese elemento con ella misma o tiene más bien que hacer ver que le 
pertenece y de qué modo le pertenece. Carente de tal realidad, la ciencia es solamente el 
contenido, como el en sí, el fin que no es todavía, de momento, más que algo interno; no es en 
cuanto espíritu, sino solamente en cuanto sustancia espiritual. Este en sí tiene que 
exteriorizarse y convertirse en para sí mismo, lo que quiere decir, pura y simplemente, que él 
mismo tiene que poner la autoconciencia como una con él.” El hombre se pone en el efecto 
de un desarrollo, es la base de la ciencia. Hegel dice que la ciencia le pide al hombre 
que salga de su perspectiva para que se convierta en filósofo y se eleve hacia el punto 
de vista del saber absoluto. No obstante, el autor también considera que el hombre 
tiene derecho a exigir que la ciencia lo ayude a llegar a ese nivel. 
 
P 28: “Este devenir de la ciencia en general o del saber es lo que expone esta Fenomenología 
del espíritu. El saber en su comienzo, o el espíritu inmediato, es lo carente de espíritu, la 
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conciencia sensible. Para convertirse en auténtico saber o engendrar el elemento de la ciencia, 
que es su mismo concepto puro, tiene que seguir un largo y trabajoso camino.” Debido al 
derecho del hombre a exigir ayuda, Hegel propone la Fenomenología del Espíritu para 
mostrar cómo se desarrolla la conciencia en su camino hacia la ciencia 
HASTA ACA LLEGUE pag 21 
 
3) La formación del individuo 
P 29: Hegel se refiere a “la formación del individuo universal, en este se muestra cada 
momento en que se adquiere su forma concreta y propia configuración. El individuo singular es 
el espíritu inacabado, una figura concreta en donde domina una determinabilidad mostrándose 
las otras como borrosas. También el individuo singular tiene que recorrer, en cuanto a su 
contenido, las fases de formación del espíritu universal, pero como figuras ya dominadas por el 
espíritu como etapas de un camino ya allanado. Esa existencia pasada es ya patrimonio 
adquirido del espíritu universal y constituye su naturaleza inorgánica.” 
P 30: “Puesto que la sustancia del individuo e incluso el espíritu del mundo han tenido la 
paciencia necesaria para ir recorriendo estas formas en la larga extensión del tiempo y asumir la 
inmensa labor de la historia del mundo, en la que el espíritu del mundo ha ido desentrañando y 
poniendo de manifiesto en cada una de dichas formas el contenido totalde sí mismo de que era 
capaz, y puesto que no le era posible adquirir con menos esfuerzo la conciencia de sí mismo, el 
individuo, por exigencia de la propia cosa (lo absoluto), no puede llegar a captar su sustancia 
por un camino más corto; y, sin embargo, el esfuerzo es, al mismo tiempo, menor, ya que en sí 
todo esto ha sido logrado (materialmente, lo que era posible se convirtió en real): el contenido 
es ya la realidad cancelada en la posibilidad o la inmediatez sojuzgada, la configuración ya 
reducida a su abreviatura, a la simple determinación del pensamiento.”. El espíritu consciente 
es la última fase del despliegue de lo absoluto. 
P 31: Para Hegel “lo conocido es algo en lo cual el espíritu no reconoce su actividad, pero el saber 
se vuelve contra la representación que se produce. Es la acción del sí mismo universal y el interés 
del pensamiento”. 
P 32: “Hay un saber que no se mueve de su sitio que, por ser conocido, no es reconocido.” 
P 33: “Descomponer una representación en sus elementos originarios equivale a retrotraerla a 
sus momentos, que, por lo menos, no poseen la forma de la representación ya encontrada, sino 
que constituyen el patrimonio inmediato del sí mismo. Pero este algo separado, lo irreal mismo, 
es un momento esencial, pues sí lo concreto es lo que se mueve es, solamente, porque se separa 
y se convierte en algo irreal. La actividad del separar es la fuerza y la labor del entendimiento. 
Pero el espíritu sólo conquista su verdad cuando es capaz de encontrarse a sí mismo en el 
absoluto desgarramiento. El espíritu no es esta potencia como lo positivo que se aparta de lo 
negativo, como cuando decimos de algo que no es nada o que es falso y, hecho esto, pasamos 
sin más a otra cosa, sino que sólo es esta potencia cuando mira cara a cara a lo negativo y 
permanece cerca de ello. Esta permanencia es la fuerza mágica que hace que lo negativo vuelva 
al ser”. 
P 34: “A través de este movimiento, los pensamientos puros devienen conceptos y sólo entonces 
son lo que son en verdad, automovimientos, círculos; son lo que su sustancia es, esencialidades 
espirituales.” 
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P 35: “Este movimiento de las esencialidades puras constituye la naturaleza de la cientificidad 
en general. Considerado como la cohesión de su contenido, este movimiento es la necesidad y el 
despliegue de dicho contenido en un todo orgánico. El camino por el que se llega al concepto del 
saber se convierte también, a su vez, en un devenir necesario y total”. Las formas materiales (ya 
configuradas) dejan un concepto que las representan y el hombre se apropia de lo universal 
aprehendiendo dichos conceptos. De allí a que Hegel sostenga que los distintos sistemas 
filosóficos no sean falsos, sino que son superados unos por otros. 
 
Tercera parte: lo que interesa y debe interesar a la Filosofía 
III) El conocimiento filosófico: 
1) Lo verdadero y lo falso: 
P 37: “La ciencia que recorre la conciencia es la ciencia de la experiencia de la conciencia; la 
sustancia con su movimiento es considerada como objeto de la conciencia.” Pág. 26 de texto 
 
P 38: “La desigualdad que se produce en la conciencia entre el yo y la sustancia, que es su objeto, 
es su diferencia, lo negativo en general. Puede considerarse como su alma, pero es lo que los 
mueve a los dos. Este algo negativo se presenta como la desigualdad del yo con respecto al 
objeto, es también la desigualdad de la sustancia con respecto a sí misma. En el elemento del 
saber, se despliegan ahora los momentos del espíritu en la forma de la simplicidad, que sabe su 
objeto como sí mismo. Dichos momentos ya no se desdoblan en la contraposición del ser y el 
saber, sino que permanecen en la simplicidad del saber, son lo verdadero bajo la forma de lo 
verdadero, y su diversidad es ya solamente una diversidad en cuanto al contenido. Su 
movimiento, que se organiza en este elemento como un todo, es la Lógica o Filosofía 
especulativa.” 
P 40: “Lo verdadero y lo falso figuran entre esos pensamientos determinados que se consideran 
como esencias propias situadas unas de cada lado, sin relación alguna entre sí. Pero no hay lo 
falso. La sustancia es ella simplemente lo negativo en parte como diferenciación y determinación 
del contenido. No se puede unir lo falso con lo verdadero más solo como algo puramente externo. 
Sin embargo, lo negativo sigue presente de modo inmediato en lo verdadero como tal.” 
 
Consigna parcial domiciliario: Atendiendo al contenido de la “Introducción” de la 
Fenomenología del Espíritu de Hegel, explique la idea de la “ciencia de la experiencia de 
la conciencia”. Luego, focalizándose en el “Prólogo”, explique a qué condiciones 
históricas (su “necesidad externa”) responde este proyecto. Finalmente, explique los 
rasgos fundamentales de la concepción a la que se quiere llegar (i.e. el modo en el que 
Hegel propone concebir la “realidad absoluta”) y su relación con la conciencia y su 
experiencia. 
Respuesta: La ciencia de la experiencia de la conciencia es la historia del camino que 
recorre la conciencia natural en sus diferentes momentos hasta llegar a lo absoluto, es 
decir, hasta convertirse en ciencia. Hegel argumenta que dicho recorrido es de 
desesperación, de duda, ya que la conciencia natural, en su camino hacia el saber 
absoluto, pasa por momentos negativos en su propio despliegue. En efecto, en un 
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primer momento, la conciencia coloca una verdad que considera absoluta, pero luego 
esa verdad es revelada como algo falso y, por ende, es negada por la conciencia. No 
obstante, esta negación del saber que se creía real encierra un nuevo saber que 
constituye una síntesis superadora. En otras palabras, la conciencia no solo niega esa 
verdad, si no que sabe que es falsa y este conocimiento se conserva en la conciencia. 
Por eso, Hegel sostiene que el camino de la conciencia al final termina siendo positivo, 
porque se basa en la negación determinada, donde la conciencia se educa a sí misma a 
través de evaluaciones específicas sobre verdades que al final resultan ser falsas, pero 
que la conciencia las rescata reconociendo su falsedad y asumiendo luego una nueva 
configuración. Con este nuevo saber que coloca como verdad, la conciencia descubre 
que también esta es solo una ilusión y por ende la vuelve a negar, y la supera con un 
nuevo saber que considera verdadero. Esto ocurre sucesivamente hasta llegar a lo 
absoluto. No obstante, Hegel afirma que lo verdadero no es el fin del camino, sino que 
consiste en todo el proceso, desde el principio hasta el final. En otras palabras, el 
concepto puro de la ciencia ya se encuentra en la conciencia natural, sólo que esta debe 
devenir, a través de la negación, en autoconciencia. Así, la primera manifestación del 
saber se convierte en saber real, pues el espíritu se hace autoconsciente cuando logra 
tener un saber verdadero y cuando es consciente de que lo tiene, lo cual quiere decir 
que conoce el “en sí” y el “para sí”. Hegel insiste en que la meta del camino permanece 
implícita, pero se entiende que se trata del momento en el cual el saber se corresponde 
al ser, esto es, cuando el objeto se corresponde con el concepto y viceversa. Y es 
implícita debido a que la conciencia, desde el principio, es saber, solo que no es 
consciente de ello. Por otra parte, la conciencia misma es la que impone la pauta para 
determinar si el saber que posee es verdadero o falso, pues compara lo que es el “en sí” 
del saber con lo que es en sí “para ella”. En fin, la ciencia de la experiencia de la 
conciencia refiere a un movimiento dialéctico que es, además, necesario y universal, ya 
que en este camino la conciencia no solo deviene en sí misma a partir de la negación 
determinada, sino que dicho camino hacia el saber es de carácter científico. 
En el Prólogo, Hegel afirma que su proyecto de presentar un sistema científico que 
abarque todo lo absoluto, captandola verdad esencial de los distintos sistemas 
filosóficos, responde, por un lado, a una necesidad interna de que el saber sea ciencia, 
lo cual reside en el carácter dialéctico del movimiento de la conciencia, pues el saber 
que la misma considera como verdadero luego es negado y superado por un nuevo saber 
que se coloca como la verdad absoluta, y así ocurre hasta llegar a la autoconciencia. Por 
eso, la conciencia pone detrás de lo limitado a lo absoluto como medio para traspasar 
dicho límite. Por otro lado, Hegel escribe el prólogo debido a una necesidad externa, 
que para el autor resulta lo mismo que la necesidad interna, pero ubicada en el tiempo. 
En otras palabras, refiere a que la lógica de la historia siempre ha sido, para Hegel, la 
lógica del desarrollo de la conciencia. Por eso sostiene que la historia va produciendo lo 
que ella misma necesita. El género humano ha recorrido y está recorriendo todavía el 
camino en el cual la conciencia deviene en sí misma ciencia. Por tanto, Hegel plantea 
que el saber siempre ha estado porque la Lógica es la estructura implícita del universo 
(sin la historia, aspecto que agrega la especie humana). De allí a que sean los hombres 
los que enuncian la verdad del despliegue de lo que siempre ha sido, porque allí es 
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cuando la especie humana toma consciencia de sí misma y de toda su historia. 
Particularmente, en su obra, Hegel afirma que, en el pasaje de la Edad Media a la 
Modernidad, lo absoluto dejó de estar presente en el mundo celestial, en Dios o en la 
fe, para instalarse en lo terrenal. En consecuencia, filósofos como Kant declararon que 
no se podía llegar a lo absoluto. Posteriormente, esto generó la reacción de la corriente 
romántica, que apostaba en la intuición y en el sentimiento como medio para conocer 
lo absoluto. Ante esta situación, Hegel entiende que ambos sistemas llegaron más bien 
a un falso absoluto. Por lo tanto, el autor propone dar una explicación de lo absoluto 
como sistema científico a partir del concepto, buscando así superar las posturas de 
aquellas dos corrientes contemporáneas. Asimismo, se percata de que la ciencia le está 
pidiendo al hombre que salga de su perspectiva y se convierta en filósofo, esto es, que 
se eleve al punto de vista del saber absoluto. Pero como el autor reconoce que el 
hombre tiene derecho a exigir que la ciencia lo ayude a alcanzar ese momento, Hegel 
ofrece la Fenomenología del Espíritu para mostrarle cómo se desarrolla la conciencia 
para llegar al saber absoluto. 
Por consiguiente, la realidad absoluta es la noción que Hegel pretende alcanzar. El hecho 
de que se pueda llegar a ella es lo que le da status científico a la filosofía. Lo absoluto es 
lo verdadero pero, fundamentalmente, es la realidad en el devenir de sí misma, porque 
no es solo el resultado del proceso, sino que logra su esencia en el despliegue de la 
conciencia en dirección a la ciencia. Desde el punto de vista de Hegel, para que lo 
universal se vuelva verdadero, sus elementos particulares deben desarrollarse en el 
tiempo. En ello consiste la mediación, la reflexión en sí misma, un momento de lo 
absoluto que hace de lo verdadero un resultado. Hegel también lo define como la 
autodiferenciación de la sustancia, que se niega a sí misma, se transforma y finalmente 
se reintegra a ella misma. Incluso la razón ocupa el lugar de lo absoluto, porque, para el 
autor, como es el obrar con arreglo a un fin, supone un movimiento orientado a una 
meta. Así como la realidad absoluta consiste en el despliegue dialéctico de la conciencia, 
las contradicciones que hay en ella también forman parte de lo absoluto. Efectivamente, 
en la experiencia de la conciencia, la misma coloca una verdad que considera absoluta, 
pero luego, como se revela ilusoria, es negada por la conciencia y superada por un nuevo 
saber que surge de esta negación. Hegel reconoce que el saber de la conciencia sensible 
es ya saber absoluto, pero no se sabe como tal. Para ello, dicho saber tiene que ser 
negado, con el fin de que el espíritu tome conciencia de que tiene un saber real. De esta 
manera, al volverse autoconsciente, conoce el “en sí” y el “para sí”, se convierte en 
ciencia y alcanza la realidad absoluta. 
 
 
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