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El Arte De La Meditacion

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EL ARTE DE LA
MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
A MENOS QUE EL SEÑOR EDIFIQUE LA CASA,
EN VANO TRABAJAN LOS QUE LA EDIFICAN.
-SALMO 127
LA ILUMINACIÓN DISUELVE TODAS LAS ATADURA MATERIALES
Y UNE A LOS HOMBRES CON LAS CADENAS DORADAS DE LA
COMPRENSIÓN ESPIRITUAL; SÓLO RECONOCE LA GUÍA DEL
CRISTO; NO TIENE RITOS NI NORMAS, SINO AMOR DIVINO,
IMPERSONAL Y UNIVERSAL; NINGUNA ADORACIÓN, SÓLO LA
DE LA FLAMA INTERIOR QUE BRILLA SIEMPRE EN EL ALTAR
DEL ESPÍRITU. ESTA UNIÓN ES EL ESTADO LIBRE DE LA
HERMANDAD ESPIRITUAL. LA ÚNICA RESTRICCIÓN ES LA
DISCIPLINA DEL ALMA, POR ELLO CONOCEMOS LA LIBERTAD
SIN CENSURA ALGUNA; SOMOS UN UNIVERSO UNIDO SIN
LÍMITES FÍSICOS; UN SERVICIO DIVINO A DIOS SIN
CEREMONIAS NI CREDOS. EL ILUMINADO CAMINA SIN
TEMOR -POR GRACIA.
-JOELS. GOLDSMITH EN: EL CAMINO INFINITO
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
EL ARTE DE LA
MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
Otros libros escritos por Joel S. Goldsmith
EL ESTRUENDO DEL SILENCIO
PRACTICANDO LA PRESENCIA
EL ARTE DE LA CURACIÓN ESPIRITUAL
UN PARÉNTESIS EN LA ETERNIDAD
ELEVÁNDONOS EN CONCIENCIA
TRANSFORMACIÓN DE LA CONCIENCIA
FUNDAMENTOS DEL MISTICISMO
EL MAESTRO HABLA
LA VIDA CONTEMPLATIVA
RECONOCIMIENTO DE LA UNICIDAD
EL CAMINO INFINITO
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
C O N T E N I D O
PRIMERA PARTE
MEDITACIÓN - LA PRÁCTICA
I El Camino
II El Propósito
III La Práctica
IV La Unión Indisoluble
V Las Dificultades
SEGUNDA PARTE
MEDITACIÓN - LA EXPERIENCIA
Prefacio: La Meditación de Mi Corazón
VI La Tierra es del señor
VII Porque de tal Manera Amó Dios al Mundo
VIII Vosotros Sois el Templo
IX Mía es la Plata
X El Lugar Donde Estáis Parados
XI Porque el Amor es de Dios
XII Porque Él es Vuestra Vida
XIII No Temáis
XIV El Tabernáculo de Dios
XV La Hermosura de la Santidad
TERCERA PARTE
MEDITACIÓN - LOS FRUTOS
XVI Los Frutos del Espíritu
XVII iluminación, comunión y Unión
XVIII Un círculo de Naturaleza- cristo
PRIMERA PARTE
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
MEDITACIÓN
LA PRÁCTICA
CAPÍTULO I
EL CAMINO
La mayoría de los hombres y mujeres están convencidos
de que existe un Poder divino de alguna clase, actuando en
los asuntos humanos; pero no están seguro de lo que es, ni
saben cómo traer esa Presencia y Poder divinos a su
experiencia cotidiana. Por un tiempo mucha de esta gente se
encontró satisfecha al creer en un Dios que moraba en un
cielo lejano, un Dios que no podían conocer sino hasta
después de la muerte. Sin embargo en esta época tan
práctica, muy pocos están satisfechos con ese concepto
limitado de Dios.
El mundo está lleno de discordias, y la pregunta se repite
una y otra vez: ¿Por qué, si es que existe un Dios, este Dios
permite el pecado, la enfermedad, la guerra, la hambruna y
las catástrofes? ¿Cómo pueden existir todos estos males, si
Dios es bueno, si Dios es vida, si Dios es amor? ¿Cómo puede
existir tal clase de Dios y a la vez los horrores de la existencia
humana? Desde siempre ha habido gente tratando de
resolver este enigma, pero no encuentran la solución; no hay
respuesta alguna; sólo el que el mundo no ha conocido a
Dios. Ni por un momento podríamos creer que si la gente en
este mundo hubiese tenido una comprensión de Dios,
hubiera tenido también discordias y desarmonías. Las
discordias y las desarmonías llegan a nuestra vida debido a la
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
ignorancia de lo que es Dios. Pero ahora, al familiarizamos
con Él, encontramos el secreto de la existencia armoniosa.
Siempre ha habido gente buscando libertad, paz y plenitud,
pero su búsqueda ha sido principalmente, a través de la
actividad febril de la mente humana. Placeres y satisfacciones
han sido creados artificialmente, y debido a su naturaleza
artificial, es que no son permanentes ni reales. Para vivir
fuera del nivel mental debiera haber una renovación continua
de placeres, de nuevos rostros y de escenarios nuevos. Pocas
veces se encuentra un verdadero momento de gozo o
períodos de descanso y relajación. 
Libertad, paz y plenitud no dependen de circunstancias
ni de condiciones. Incluso encadenados, ha habido hombres
libres; libres aún bajo la esclavitud y la opresión: han hallado
paz en medio de la guerra, han sobrevivido a las inundaciones
y al hambre, y han prosperado en épocas de depresión y
pánico. Cuando el Alma del hombre está libre, Ella lo lleva a
través de mares de color rojo y de experiencias desérticas
hacia la Tierra Prometida de paz espiritual. La libertad es un
estado del Alma. Al volvernos hacia el reino de nuestro Ser
interno, encontramos el reino del Poder divino en el mundo
exterior. Al buscar la paz interior, hallamos armonía exterior.
Al alcanzar las profundidades del Alma, Ella se hace cargo de
nuestra existencia, proporcionándonos actividad y novedad
en la vida, así como paz y serenidad como jamás soñáramos.
Es entonces cuando alcanzamos la libertad del Alma, la
libertad de la gracia.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
Siempre han existido hombres y mujeres espiritualmente
dotados –los místicos del mundo -quienes han
experimentado la unión consciente con Dios, y quienes han
traído la presencia y poder de Dios a su propia experiencia.
Siempre ha habido un Moisés, un Elías, un Jesús, un Juan o un
Pablo, aunque ninguno de ellos tuvo demasiados seguidores.
Ninguno de ellos jamás fue reconocido ampliamente, ni sus
enseñanzas practicadas ampliamente; ni durante su época ni
después. Estos maestros espirituales dedicaron sus vidas a
darnos la verdad que nos ha conducido hasta este estado
actual de conciencia. La luz que tenemos hoy en día es el
resultado de la luz que siempre ha estado llegando. Ha
habido muchos maestros espirituales que no han dejado
registro alguno y de los cuales nada sabemos; pero hay
muchos otros que sí podemos identificar: Moisés, Elías, Jesús,
Juan y Pablo, mencionados anteriormente; Eckhart, Boehme,
Fox y otros místicos desde el siglo XII hasta el XVII, así como
grandes líderes y reveladores de tiempos más recientes.
Ninguna persona ha dado la luz total al mundo, mas cada uno
de estos grandes profetas espirituales ha sido un rayo de luz
contribuyendo a la luz total.
Estos grandes líderes espirituales están de acuerdo con
los principios y enseñanzas básicos con los que la mayoría de
nosotros estamos familiarizados: Amareis al Señor vuestro
Dios con todo vuestro corazón;... Haréis a otros lo que
quisierais que otros os hicieran; No matareis; No robareis; No
cometeréis adulterio. Ellos no enseñaron el que todos
teníamos que ser de la misma nacionalidad, color o credo;
ellos enseñaron el principio del amor y de la cooperación. Si
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
este principio del amor y la cooperación fuera realmente
practicado y vivido por los millones de personas que aceptan
las enseñanzas del Cristo, la guerra sería del todo imposible.
Resulta increíble que luego de miles de años de estas
revelaciones de la Verdad, los conflictos y las luchas sigan
siendo la fuerza motivante en el mundo. Con esta enorme
reserva de sabiduría mística a nuestro alcance, bien
podríamos suponer luego de todos estos años, que el mundo
debiera estar disfrutando de libertad y abundancia. Pero los
principios de estas enseñanzas no siempre han sido
practicados tal como fueron revelados; por el contrario,
fueron encasillados en formas, y gradualmente adulterados,
en ocasiones sumergiéndolos dentro de lo más profundo del
pensamiento humano, en lugar de subirlos a lo más alto,
donde en última instancia, yacen estas verdades.
El principio original enseñado por el Maestro Cristiano,
reveló que el reino de Dios,la presencia y el poder de Dios,
están dentro de nosotros. Jesús llamó a esta presencia y
poder: "Padre" -"El Padre que mora en mí, Él hace las obras".
Pablo, utilizando un término distinto, dijo: "Puedo hacer todo
por medio del Cristo que me fortalece". De cualquier forma
que se Le llame -Dios, Padre o el Cristo -Ello se encuentra:
dentro. El reino de Dios está dentro de nosotros; el todo de la
Divinidad debe ser hallado dentro de nuestro ser individual;
no en montañas sagradas, ni siquiera en el templo en
Jerusalén, sino dentro de nosotros. Si de verdad creyéramos
esta gran sabiduría, deberíamos estar dispuestos a
apartarnos del mundo por un tiempo, hasta el momento en
que pudiéramos alcanzar, tocar y responder al Padre interior.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
Cuando comenzamos a reconocer nuestro bien como el don
de Dios, permitimos que se relaje la mente que razona,
piensa y planea. Escuchamos la vocecita callada y suave,
velando siempre por el ángel del Señor, el Cristo, el Padre
interior. Ello jamás nos dejará ni nos abandonará. Ello es
nuestra bendición permanente.
Este escuchar constituye el Arte de la Meditación, y
cuando se aprende, llegamos a un lugar de transición donde
la verdad se separa de la mente y penetra al corazón. Es
decir, desaparece el simple conocimiento intelectual acerca
de la Verdad, y la Verdad se convierte en algo vivo dentro de
nuestro ser. Para ejemplificar: Todos en el mundo conocen la
palabra "Dios", pero sólo hay unos cuantos en el mundo que
conocen a Dios. Para la mayoría de nosotros Dios ha
permanecido como una palabra, un término, un poder afuera
del ser; pero Dios Mismo no se ha convertido en una realidad
viviente, excepto para aquellos cuantos conocidos como:
místicos. La meditación nos lleva a una experiencia en la cual
nos damos cuenta que hay un Dios. La meditación nos lleva al
punto donde nos convencemos de la realidad de Dios, tal
como lo estamos del estar leyendo este libro aquí. Si todos
los periódicos de los Estados Unidos de América pusieran esta
noche en sus encabezados un anuncio diciendo que en este
momento no nos encontramos en este lugar, esa noticia no
alteraría nuestro conocimiento del hecho de que estamos
aquí. Dios, es una realidad, una presencia, un poder, una
entidad, una individualidad, tal como nosotros lo somos; y
Dios puede ser tan conocido por nosotros, tal como nosotros
podemos conocernos o conocer a otros.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
Desde el instante en que conocemos a Dios a través de la
experiencia, la vida cambia para nosotros, porque nuestra
personalidad se libera. Surge entonces un sentimiento de
algo más que nosotros mismos, actuando en nosotros, por
medio de nosotros y para nosotros -algo más grande que
nosotros mismos. Ésta ha sido la experiencia de todos los
místicos.
Verdaderamente han conocido a Dios; han sentido la
presencia de Dios; y Dios se ha convertido en un poder activo,
en sus vidas. No hay mucha gente como ésta en el mundo. Si
tan sólo hubiera unos cuantos más que verdaderamente
conocieran a Dios, quizá esos cuantos bastarían para salvar al
mundo. De acuerdo a las Escrituras, bastan diez hombres
justos para que una ciudad sea salvada. El reconocimiento
consciente de los místicos de la presencia y el poder de Dios,
es producto de la experiencia; no se trata sólo de una simple
conversación acerca de la disponibilidad de Dios; no se trata
sólo de una afirmación o declaración; no es tan sólo un tópico
o un cliché; es una experiencia viviente.
Nuestra búsqueda de Dios, nuestra búsqueda del reino
de Dios, es evidencia de nuestra propia fe en la presencia y
poder de Dios, aun cuando todavía no tengamos el
conocimiento de Ello a través de la experiencia real. Aquéllos
que no están en la senda espiritual carecen de tal confianza.
Sólo quienes han obtenido una convicción interna de que hay
un Dios, son conducidos a la búsqueda de Dios. Estos
buscadores pueden no necesariamente haber alcanzado la
comprensión de Dios, pero al menos cuentan con esa certeza
interna: "Este es el camino; ahí hay un Dios".
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
En esa forma comienza la búsqueda, y comienza en
formas diferentes. Cómo comienza, depende de nuestra
experiencia; depende de dónde pudimos haber estado en un
momento dado y de lo que esté ocurriendo en nuestro
entorno particular. Ha habido gente cuya búsqueda inició en
las iglesias ortodoxas, y algunos de ellos encontraron ahí la
respuesta. Descubrieron el reino dentro de sí mismos, pero
continuaron trabajando en la iglesia como una forma de
servicio, y en ocasiones como una forma de gratitud. Otros
encontraron a Dios por medio de un enfoque intelectual, y
pocos a través del camino espiritual. Otros han llegado por
medio de enseñanzas que combinan lo intelectual con lo
espiritual. Otros más por medio de libros; aquéllos otros
llegaron por medio de maestros vivientes; en tanto que
finalmente otros hicieron contacto con santos y videntes
espirituales que jamás han muerto.
Una cosa es conocer la verdad, así: con muchas palabras,
citas, pasajes o teorías; y otra diferente por completo, es
cuando por medio de la meditación, el Verbo, la Palabra, se
enraíza en nuestra conciencia y surge como fruto espiritual.
Se nos dice que los frutos del Espíritu son: "amor, gozo, paz,
benignidad, gentileza, bondad, fe". Es completamente cierto
que cuando el Espíritu es tocado o cuando Ello nos ha tocado,
surge el fruto en forma de armonía, totalidad, compleción y
perfección. El propósito de este libro es ayudar a que los
estudiantes practiquen el Arte de la Meditación, por medio
del cual el Verbo se enraíza, de manera que lleguen a un
reconocimiento verdadero, a una Conciencia real, de la vida
en el Espíritu. Nuestro objetivo es alcanzar cierta medida de
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
"aquella mente que estuvo en Cristo Jesús" para permitir que
Ello haga lo que quiera de nosotros. Es alcanzar esa
Conciencia en la cual Pablo revelara: "Vivo Yo, pero no yo,
Cristo es quien vive mi vida"; o "Yo puedo todo por medio del
Cristo que me fortalece". Es decir, la actividad del Espíritu se
aviva en nosotros y Ello se hace cargo: ya no somos más
buenos y ya no somos más malos; ya no estamos más
enfermos pero tampoco estamos bien. Estamos en un estado
que trasciende el par de opuestos.
Dentro de la sabiduría espiritual no existe el par de
opuestos. Dios es, y por lo tanto no hay pre-ocupación de si
podemos o no alcanzar a Dios, porque no hay nada por lo
cual necesitamos alcanzar a Dios: el día ya es hermoso; el
fruto ya está en los árboles; las flores ya están floreciendo; las
corrientes ya están circulando; el sol, la luna y las estrellas ya
están en los cielos; la armonía ya es. En dicho estado de
conciencia espiritual llegamos al lugar donde descansamos y
nos relajamos en la comprensión de que: "Dios está en los
cielos - ¡todo está bien con el mundo!" En esa conciencia, nos
apartamos del afán por las cosas de esta tierra.
"Haya en vosotros esa mente que hubo también en
Cristo Jesús. Aquél que levantó a Cristo de los muertos, avive
también vuestros cuerpos mortales con Su Espíritu que mora
en vosotros". Debemos esforzarnos por obtener ese mismo
Espíritu que levantó a Jesús de la muerte; no diciendo ni
declarando que eso es así, no enseñándolo ni predicándolo
-sino debido a que contamos con 'esa mente'. Obtener o
contar con 'esa mente' requiere esfuerzo, aunado a la gracia
de Dios. La gracia de Dios es el factor más importante, porque
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
sin ella, ninguno tendría la fuerza para continuaren la senda
que lleva a la concientización de Dios. Sin la gracia de Dios
ninguno podría tener ni siquiera el deseo de comenzar la
búsqueda, dejando por la paz los arduos pasos que hay que
dar.
Existe un área en la conciencia, revelada por medio de la
meditación, a través de la cual nos volvemos
instantáneamente uno con Dios, con todo ser espiritual y con
la creación, y por medio de la cual hallamos todas las formas
de bien, disponibles al instante. Esta área de la conciencia ha
sido descrita como: un Mar del Espíritu, el Alma universal o
divina, el Padre interior. Al alcanzar el contacto consciente
con este Mar del Espíritu o Padre interior, hallamos al Amor
divino vertiéndose en expresión, para que ya no vivamos más
sólo por esfuerzo personal, sino por gracia. En lugar de buscar
nuestro bien en personas o cosas, aprovechamos esta Alma
universal y nos convertimos en espectadores de Su actividad
que vierte aquellas ideas que se convierten en formas
humanas de bien, necesarias para nuestra experiencia
presente. Sólo a medida que aprendemos a mirar adentro,
hacia esto Infinito Invisible, es que comenzamos a entender la
naturaleza de la gracia.
En lugar de buscar o desear algo que ya existe como
forma o efecto, aprendamos a volvernos hacia el interior y
dejar que el bien se revele desde la Fuente divina, desde lo
Infinito Invisible. Que el hombre de negocios y el profesional
vean a la Divinidad interior; que el enfermo y el pecador
busquen curación y perfección, desde el interior; que cada
uno de nosotros esté siempre alerta, observando la
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
revelación de la conciencia como formas nuevas y más ricas,
de bien, experimentando la abundancia de la vida -por la
gracia. Comprender que el Alma es el almacén eterno de todo
bien, es permitir que la actividad del Cristo actúe en nuestra
experiencia. Atraigamos nuestro bien desde la infinitud de
nuestro propio ser, desde el reino interior. Al tocar ese
centro, el Padre revela nuestra herencia de todas las riquezas
celestiales, como "herederos de Dios y co-herederos con
Cristo". Esto es vivir por gracia, el don de Dios. Los hijos de
Dios viven siempre por gracia.
El secreto de la gracia es contactar con lo Infinito
Invisible, el centro universal del Ser dentro de nosotros. Ésta
es la experiencia del Cristo. En la literatura mística esta
experiencia espiritual es llamada: Iluminación, Conciencia
Cósmica o Conciencia-Cristo; en el Nuevo Testamento se
habla de ella como: "nacer de nuevo" o renacer. El leer y
estudiar la literatura inspirada y la de las Escrituras, así como
considerar y meditar con frecuencia en Dios y la creación de
Dios, lleva a la verdadera comunión con el Padre, la cual trae
a nuestra conciencia, ese toque del Cristo. El mantener la
mente en Dios conduce al reconocimiento; en ocasiones
inclusive hay una voz, y sabemos que: "Él es quien lleva a
cabo aquello que se me encomienda hacer". Aquéllos que
han alcanzado esta luz no tienen más problemas de existencia
puesto que ahora son alimentados, vestidos y hospedados
por la fuente infinita de vida a la que llamamos el Cristo. Este
momento de gracia no puede ser descrito adecuadamente,
puesto que aparece en forma diferente para cada gente; pero
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
todos quienes han recibido esta luz comprenden las
experiencias de los iluminados de todos los tiempos.
La actividad del Cristo que resulta en el vivir por gracia, de
ninguna manera está limitada al pasado. Actualmente
muchos hombres y mujeres están experimentando el Cristo y
viviendo vidas de belleza, salud, armonía y gozo -por gracia.
Ahora, con la verdad al alcance de todo aquél que pueda leer,
la iluminación espiritual es una posibilidad para todo
buscador sincero. "Familiariza ahora tu ser con Él, y queda en
paz". La conciencia del Padre interior es el comienzo de una
vida por gracia.
Vivir por gracia nos capacita para hacer cosas más
grandes y para alcanzar mejores resultados en todas nuestras
actividades. Este impulso espiritual y guía divina nos permite
deshacernos de toda pre-ocupación por nuestro bienestar
personal, o por el de nuestras familias o nación. La liberación
del temor, del peligro o de la carencia, llega sólo cuando el
Consolador aparece. La voz de la Verdad se profiere a Sí
Misma dentro de nosotros, y Se convierte en un: "paz,
aquiétate" para toda tormenta en nuestra experiencia. Es
como si hubiera una Presencia yendo siempre delante de
nosotros para "enderezar lo torcido", para hacer "florecer
como una rosa" al desierto, y para abrir las puertas a la
oportunidad, al servicio y a la bien-venida. Nuestra confianza
y fe crecen a pasos agigantados cuando la actividad del Cristo
se manifiesta en obras cada vez mayores de poder espiritual.
Entonces cesa la lucha contra toda clase de discordia, seguros
en esa convicción interior, y vivimos "no por fuerza ni por
poder, sino por Mi Espíritu" -por gracia.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
Poca gente viene al mundo con algún grado de conciencia-
Cristo, pero cualquiera con suficiente perseverancia,
dedicación y fidelidad, puede desarrollar y cultivar una
conciencia-Cristo, esa "mente que hubo también en Cristo
Jesús". Sin embargo se requiere de devoción, consagración y
receptividad para re-conocer y dar la bienvenida al Cristo
cuando toca y despierta nuestra alma hacia lo novedoso de la
vida. En el silencio de nuestro ser el Cristo habla y nosotros
escuchamos: "Yo nunca os dejaré ni os abandonaré. Yo estoy
con vosotros siempre, hasta el fin del mundo". Esta
conciencia de la presencia de Dios se desarrolla con paciencia
y perseverancia, en quietud y en silencio, absteniéndonos de
usar el poder mental o la fuerza física, de manera que el
Espíritu pueda funcionar. "Callad; y sabed que Yo, soy Dios".
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y eso, no
por vosotros mismos; es el don de Dios.". Por gracia sois
salvados vosotros.
LOS CAMINOS
Para todo hombre son abiertos
Un Camino, y Caminos, y un Camino;
Y el Alma Superior sube el Elevado Camino,
Y el Alma Débil tantea lo Bajo,
Y a mitad del terreno borroso,
El descanso va y viene.
Pero para todo hombre se abre
Un Camino Superior y otro Inferior,
Y todo hombre decide
El Camino que su alma recorrerá.
-John Oxenham** 
De Poemas Selectos, de John Oxenham.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
CAPÍTULO II
EL PROPÓSITO
El propósito de la meditación es alcanzar la gracia divina. Una
vez que en cierta medida se haya alcanzado esta gracia, se
hará cargo de nuestra experiencia y vivirá nuestra vida;
llevará a cabo aquello que se nos ha encomendado hacer, y
enderezará lo torcido. Ya no viviremos más sólo de pan, sino
por esta gracia interior.
Los efectos tangibles de la gracia son las relaciones
satisfactorias, la provisión abundante, la actividad exitosa y el
esfuerzo creativo. Pero primero debe llegar la gracia interior
antes que las cosas de este mundo puedan sernos añadidas;
mas jamás podremos recibir la gracia de Dios mientras la
busquemos con el interés de hacer demostraciones, es decir,
mientras busquemos a Dios para poseer alguna persona o
cosa, o para llegar a algún lugar. Ésa es la razón por la cual la
meditación no puede ser usada jamás para demostrar un
automóvil, más dinero, o mejor posición: la meditación tiene
como propósito el reconocimiento de Dios. En la meditación,
Dios es revelado como la vida del ser individual. Dios es la
incorporación de todo el bien. Al alcanzar la experiencia de
Dios, nuestro bien aparece en la forma en que se necesite.
Fracasamos cuando intentamos obtener algo separado y
aparte de Dios. Dios, enSí Mismo, es el bien. La oración o
meditación para la obtención de cosas materiales y personas,
no puede ser respondida por un Dios de Espíritu. Tal
propósito traiciona el objetivo de la meditación.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
Las Escrituras nos dicen que 'el hombre natural' no
recibe las cosas de Dios. ¿Quién es 'el hombre natural' sino el
ser humano, el hijo pródigo todavía inmerso en la conciencia
material, orando para que su materialismo pueda ser un poco
mejor, un poco más rico, un poco más esto o un poco menos
aquello? Oramos para ser corpulentos o delgados; oramos
para tener más dinero y raras veces para tener menos,
aunque esa oración sería muy espiritual. La cuestión es que
oramos para mejorar o incrementar esa gran materialidad de
la que Dios no sabe nada, y tal oración no es respondida. Muy
a menudo si nuestros deseos humanos son satisfechos, nos
dejarán insatisfechos puesto que como seres humanos no
poseemos la sabiduría para saber aquello de lo que tenemos
necesidad. Es el Padre interior el que es toda sabiduría y todo
amor.
Para que la oración sea efectiva debe ser dirigida a un
Dios de Espíritu, y por eso aquello por lo que oramos debiera
ser de naturaleza espiritual. Recordemos esto cada vez que
nos volvamos a Dios en meditación; consideremos la calidad
de nuestra oración por el grado de iluminación espiritual que
estemos buscando, y sabremos así si debiéramos o no
esperar el cumplimiento de la misma. "Yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan más abundantemente". La
promesa es cumplimiento, pero asegurémonos que el
cumplimiento por el cual estamos orando sea de naturaleza
espiritual; entonces ya no oraremos a un Dios espiritual para
mejorar nuestra naturaleza humana, sino obedeceremos el
mandamiento de las Escrituras de dejar que el Espíritu
testifique dentro de nosotros: "porque no sabemos orar
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros.".
De hecho, no somos 'nosotros', quienes realmente
oramos o meditamos; el Espíritu medita dentro de nosotros,
y nosotros simplemente abrimos nuestra conciencia para
dejar que el Espíritu revele nuestra necesidad y Su
cumplimiento. He ahí el secreto. Qué diferencia a cuando se
hace trabajo mental, declarando o afirmando que esto o
aquello tenga que pasar -y ahora, en este instante. Al ir a
meditar, nuestra actitud más bien debiera ser la del joven
hebreo: "Hablad Señor, que vuestro siervo escucha". Esa es la
actitud correcta con la cual entrar a meditar –abriendo
nuestra conciencia a Dios y dejando que Dios Se satisfaga
dentro de nosotros. Dejemos que Dios exprese Su Verbo o
Palabra dentro de nuestro ser -no nuestras palabras, sino el
Verbo. Encontraremos que ese Verbo es vivo, agudo y
poderoso; no regresa a nosotros vacío. Cumple aquello para
lo cual es enviado, pero debe ser el Verbo de Dios, no los
deseos de ustedes ni los míos. El verdadero aspirante en el
camino espiritual no tiene más deseos que el cumplimiento
de Dios, el reconocimiento de Dios, la experiencia del Cristo.
¿Cómo podría existir una necesidad no satisfecha si el Cristo
está actuando en nuestra conciencia? El Cristo debe
satisfacerse a Sí Mismo. Un solo deseo es legítimo, y ése es: el
reconocimiento de esta actividad del Cristo en nuestra
conciencia.
"El Padre que mora en mí, Él hace las obras". El Padre
mora dentro de mí y el Padre mora dentro de ustedes;
¿entonces, por qué es que las obras no se hacen? Sólo se
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
requiere de una sola cosa, y ésa es: nuestro reconocimiento
consciente de la Omnipresencia. La actividad de Dios, la
presencia de Dios, el poder de Dios, están dentro de
nosotros; pero hemos edificado un estado de conciencia
formado de capas y más capas de sentido material. No hemos
tenido éxito en destruir esas capas de sentido personal para
alcanzar la atmósfera y la altura de Dios dentro de nosotros, y
a menos que lo hagamos, fallaremos en nuestra meditación y
perderemos el camino al cumplimiento.
La mayoría llegamos a la búsqueda de Dios con una
visión puramente material de la vida; pre-ocupados de que el
corazón lata tantas veces por minuto, que los órganos
digestivos y de eliminación funcionen en la forma prescrita,
que nuestra provisión consista de tanto dinero; siempre
creyendo que la satisfacción puede ser encontrada en el
mundo exterior. Algunos creen que el dinero traerá esa
satisfacción; otros creen que la respuesta es la fama; inclusive
otros más creen que el cumplimiento está en la buena salud.
A menudo se dice: "Si tan sólo pudiera detenerse este dolor,
entonces verdaderamente podría comenzar a buscar a Dios.
No puedo hacerlo en tanto sienta tal dolor"; o: "Si tan sólo
pudieran liberarme de mis obligaciones, entonces estaría en
paz y sería capaz de buscar a Dios". En otras palabras, esta
gente está dando a entender que el reconocimiento de Dios
depende de alguna condición física o financiera. El hecho de
que haya gente con muchísimo dinero que no ha descubierto
a Dios, es prueba de lo contrario; hay gente con perfecta
salud que no conoce a Dios y tampoco ha encontrado su
compleción, paz ni satisfacción. Ese es el estado de conciencia
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
de la mayoría de nosotros cuando llegamos a la búsqueda de
la verdad. Revirtamos la imagen: Comencemos a buscar a
Dios; y al hallar a Dios, veamos que el dolor desaparece;
observemos que desaparecen la carencia, la limitación y el
pecado.
En tanto que estemos tratando sólo de cambiar
discordias físicas por armonía física, no tendremos idea
alguna de lo que el reino de Dios es, de las riquezas
espirituales ni de la salud espiritual. Debemos comenzar
nuestra meditación con el reconocimiento de que ni la salud
ni las riquezas son el objetivo de nuestra búsqueda de Dios.
Cualquier deseo por cosas o personas evitará o demorará
nuestra entrada al reino espiritual, en tanto que el firme
recordatorio de que la meta buscada es el reconocimiento de
Dios, abrirá el camino y hará una vía para nuestro Dios. En tal
reconocimiento encontraremos todo añadido, o para ser más
precisos, hallaremos todo incluido dentro de nosotros.
Debemos estar conscientes de no tener más objetivo
que el alcanzar el reino de Dios, de no tener ninguna
demostración que hacer, excepto la de nuestro Ser espiritual;
pero eso es lo que tenemos que demostrar: primero que
nada, para nuestro propio desarrollo; y segundo, como un
testigo para el mundo de que Dios es un Ser individual, y que
este estado de ser puede ser alcanzado por todos aquéllos
que estén listos para abandonar el mundo, no yéndose a
algún lugar remoto, sino soltando el deseo por aquello que el
mundo puede dar.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
Como estudiantes de sabiduría espiritual, la pregunta
primordial es: ¿Cuál es la mejor forma, si es que la hay, de
alcanzar este reconocimiento de nuestro Ser verdadero?
¿Existe algún atajo? ¿Hay alguna senda que conduzca al
reconocimiento de Dios, un camino que pueda ser recorrido
aquí en la tierra? ¿Puede ser alcanzado aquí en la tierra? Y la
respuesta es: ¡Sí! No sólo hay un camino para llevar a cabo
este objetivo, sino que también hay un atajo. Ese atajo es
simple y a la vez muy difícil, y consiste en llevar a cabo un
poco de cirugía mental en nosotros para erradicar todos
nuestros deseos. Tomemos un afilado bisturí y cortemos de
raíz todos nuestros deseos por personas, lugares, cosas,
circunstancias o condiciones. Todo deseo debiera ser
erradicado para que sólo permanezca uno solo: "Conocerte aTi, a quien conocer correctamente es vida eterna".
Pongamos todo nuestro corazón, alma y mente en el
reconocimiento de Dios, más que en la obtención de alguna
forma de bien. En la medida en que alcancemos esa
comprensión, disfrutaremos de todas las cosas buenas de la
vida que nos lleguen, sin convertirnos en sus esclavos, sin
apegarnos a ellas, y sin temor a perderlas. Nadie puede
perder jamás sus riquezas, salud o vida, una vez que ha
alcanzado un toque del Cristo. Que nuestra oración sea:
Una sola cosa he deseado: que pueda yo conocerte a Ti.
¡Una sola cosa! Mi corazón clama: "Dios, ábreTE a mí,
revélaTE a mí. No importa cómo Te reveles a mí, si en la
riqueza o en la salud, en la pobreza o en la enfermedad; sólo
revélate a Ti Mismo. En Tu presencia hay seguridad,
protección, paz y gozo".
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
En la meditación busquemos la gracia de Dios y nada
más que la gracia de Dios. Esta gracia no se halla en la mente
humana, ni se encuentra en los lugares que el mundo ofrece.
Hacer declaraciones y leer libros acerca de lo anterior, no
ayudará para que eso ocurra. Tan sólo pudiera ser de ayuda
en conducirnos al punto donde estaremos preparados en
silencio para recibir la gracia de Dios; pero la meditación es
aquello que nos eleva al estado espiritual de aprehensión
donde la gracia divina se hace cargo. "Si así fuere que el
Espíritu de Dios morare en vosotros", entonces seríamos hijos
de Dios. Como seres humanos estamos separados de Dios y
es por ello que no estamos bajo la ley de Dios ni
experimentamos las bendiciones de la presencia y el poder de
Dios. Es el Hijo de Dios, la imagen y semejanza espirituales, la
que es mantenida en el seno del Padre. Nosotros hemos
vagado lejos de la casa de nuestro Padre y derrochado
nuestra substancia divina en un sentido personal de "yo".
Ahora, para comprender nuestra filiación con Dios, debemos
tomar el camino de regreso a la casa del Padre -el mismo
viaje que el hijo pródigo tuvo que hacer -para que seamos
revestidos con el manto y recibamos de nuevo el anillo de la
adopción.
¿Cómo nos convertimos en los Hijos de Dios? ¿Cómo
despertamos al Cristo, o Hijo de Dios, quien siempre ha sido,
es y será nuestra verdadera identidad, aunque haya estado
oculto de nuestra vista durante este período de mortalidad
en el que hemos estado durmiendo? Hacerlo, requiere de
esfuerzo. Debemos abandonar todos nuestros conceptos
previos de vida "por amor a Mi nombre". Debemos
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
levantarnos del banquete del canalla, abandonar todo
pensamiento, gente y actividades del mundo canallesco, y
retornar al Padre. Es la naturaleza del ser humano amar la
autoindulgencia: lo fácil, la comodidad, las riquezas, la
intemperancia, la glotonería, la indolencia y la sensualidad.
Éstas operan en nuestra conciencia como un sentido de
separación de Dios. En realidad no es una separación de Dios,
porque no podemos estar más separados de Dios de lo que
puede un anillo de oro estar separado del oro con el que está
hecho. El oro es el anillo; el oro constituye el anillo. No hay
forma posible de quitar el oro del anillo sin destruir el anillo,
porque no hay oro y anillo; sólo hay un anillo de oro.
Lo mismo acontece con nosotros. No podemos ser
separados de Dios, porque no existe el nosotros. En realidad
no existe en todo el mundo algo como 'tú' o como 'yo', como
individuos que estén separados. Siendo Dios infinito, Dios es
todo cuanto hay. Dios nos constituye a 'ti' y a 'mí'; Dios
constituye nuestra vida, mente, alma y ser, tal como el oro
constituye el anillo. El oro es la substancia; el anillo es la
forma. Dios es la substancia; el individuo es la forma como
Dios aparece. Dios es la esencia de nuestro ser -la vida, alma,
mente, espíritu, ley, continuidad y actividad. Dios es el todo, y
el todo del ser individual, ya sea santo o pecador. El grado en
que la santidad es expresada por un individuo, depende por
completo del grado del reconocimiento consciente de
unicidad con el Padre. La capacidad para pecar en un
individuo depende del grado del sentido de separación de
Dios. Por cierto, este sentido de separación es todo cuanto
constituye la naturaleza humana.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
No somos seres humanos como parecemos; somos seres
puros y espirituales. No es que haya dos seres separados, el
ser humano y el ser espiritual; tan sólo es que un ser humano
está admitiendo un sentido de separación de Dios. No
podemos ser separados de Dios, pero podemos aceptar un
sentido de separación de Dios. En el instante en que ese
sentido de separación comience a desaparecer, la naturaleza
del Cristo o la filiación divina, será revelada. El retorno del
hijo pródigo tiene lugar sólo dentro del propio ser como una
actividad en la conciencia, y en el momento en que pone sus
pies en dirección a la casa del Padre, en ese instante ha
entrado a la senda espiritual.
No nos pre-ocupemos por estar en la senda espiritual. Si
no fuera por la gracia de Dios, no estaríamos alcanzando el
reconocimiento de nuestra filiación divina. En la experiencia
de toda persona llega cierto momento cuando es penetrada
por un rayo de Dios, cuando un toque de Dios irrumpe en su
conciencia, no debido a la persona en sí, sino a pesar de ella.
Desde el instante en que el rayo la toca, el fin es inevitable:
encontrará su camino junto al trono de Dios.
Para el sentido humano el camino espiritual de vida
parece imposible, efímero e intangible de alcanzar. Pero en
realidad es lo más tangible; lo más real en todo el mundo es
el Espíritu o Dios. Una vez que esto es percibido, las cosas del
mundo -el dinero que usamos para comerciar, nuestras casas
y relaciones -tomarán su justo lugar como símbolos externos
de la gracia o efectos del Espíritu. Son estos símbolos o
efectos, lo que cambia. Mientras los hombres y las mujeres
vivan sólo de pan, por el esfuerzo y la lucha que implica la
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
actividad humana; en tanto que dependan exclusivamente de
los símbolos o efectos; gradualmente descubrirán que estas
posesiones mundanas se consumen, se acaban y se vuelven
como la nada. Cuando miramos a los rostros de hombres y
mujeres que están viviendo por tales efectos, que colocan su
confianza en la salud de sus cuerpos, en la riqueza de sus
billeteras, y en las cosas de este mundo, es que vemos los
resultados de la dependencia de lo material.
En contraste con esa gente, unos cuantos sobresalen
aquí y allá, porque tienen una luz, una esperanza, una
expectación o una gloria internas por las cuales vivir. Esta luz
espiritual es fácilmente detectada: La vemos en los ojos; la
oímos en la voz; la observamos en la vitalidad y el vigor de los
cuerpos. Aunque esta Presencia es invisible, Ella está dentro
de cada persona; nadie en el mundo carece de Ella; Ella está
disponible para todos los que tienen oídos para oír y ojos
para ver; para todos aquellos que están receptivos a esta
gracia divina.
Ser un instrumento adecuado por medio del cual la
gloria de Dios pueda aparecer, es el todo del propósito de
nuestra existencia. Jamás estaremos satisfechos en la vida si
tratamos de expresar nuestra individualidad; la satisfacción
yace en dejar que lo Infinito Invisible Se exprese. Entonces no
luchamos ni peleamos para glorificarnos, sino cada vez que
meditamos es como si fuéramos a decir:
Padre, "yo no puedo hacer nada por mí mismo... mi
doctrina no es mía, sino de Aquél que me envió". Padre, yo no
tengo sabiduría; no tengo poder; no tengo juicio; no tengo
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
salud; no tengo riquezas, propias. Aquí estoysentado para
permitir que fluya la infinitud.
Nuestra función es morar en ese reconocimiento interior
y permitir que aparezca la armonía. Cuando nuestra visión
está en el despliegue del Cristo, Éste aparece externamente
como un ser humano mejor, más saludable o más
acaudalado. Pero no seamos engañados por las apariencias,
ya que no estamos buscando un cambio en la escena
humana. La meditación no es un intento de convertir la
enfermedad en salud ni la carencia en abundancia. La visión
está siempre sobre el único Cristo invisible en el centro de
nuestro ser, aquí y ahora.
Cualquier meditación que tenga dentro de sí una pizca
del deseo por obtener 'algo' de Dios o de adquirir 'algo' por
medio de Dios, ya no es meditación. El bien debe ser
reconocido, sí, pero no buscado: la infinitud del bien ya está
donde yo estoy; el reino de Dios está dentro de mí. Tal como
el perfume está encerrado en una flor, así encerrado dentro
de nuestro ser, están la presencia y el poder de Dios, el todo
de la Divinidad. Al abrirse la flor, el perfume o la fragancia
escapan. Todos tenemos la totalidad de la Divinidad
encerrada dentro de nuestro propio ser -no sólo una parte.
Dios no puede ser dividido; Dios es indivisible. Dios es infinito,
sí, pero Dios es indivisible. La totalidad de Dios está en una
pequeña hoja - en todas las hojas; la totalidad de Dios está en
cada individuo sobre la faz del globo. Si esto no fuera cierto,
habría habido menos de Dios sobre la tierra cuando la
población era sólo del diez por ciento de la actual, y por
lógica debió haber más del doble de Dios sobre la tierra
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
cuando la población fue duplicada. Sin embargo hubo tanto
de Dios en el mundo hace un millón de años como habrá
dentro de un millón de años. La totalidad infinita de Dios está
dondequiera que un individuo esté. Por eso es que se dice
que un Cristo Jesús pudo guiar a un millón de gentes al cielo,
porque un Cristo Jesús es el infinito Hijo individual de Dios y
manifiesta todo cuanto Dios es. El "Hijo, tú estás siempre
Conmigo y todo cuanto Yo tengo es tuyo", no estuvo dirigido
a un grupo, sino a un individuo. Dios, en Su totalidad infinita,
está incorporado en el Hijo de Dios, en el cual está nuestra
identidad espiritual. Al aprender a volvernos hacia dentro y
dejar que escape ese perfume aprisionado -esta actividad del
Cristo, esta belleza de Dios -entonces es que esto se vuelve
un ser visible.
Cuando ya no buscamos más la paz que el mundo puede
dar, sino buscamos sólo "Mi paz", las puertas de la conciencia
se abren para admitir la luz espiritual que se convierte en la
vida de nuestro ser y de nuestro cuerpo. Mucha gente desea
el poder espiritual para disfrutar de experiencias más
armoniosas. A menudo su propósito al buscar a Dios es para
disfrutar más y mejores cosas terrenas, pescar peces más
grandes en sus redes -peces más grandes, peces mejores.
Pero la base de nuestro trabajo es "abandonar nuestras
redes", abandonar esta búsqueda de un bien mayor y mejor,
y abrir nuestra conciencia a las realidades espirituales.
Entonces lo que nos llegue en el mundo exterior no será sino
el fruto de una gracia interior. La gracia sólo puede ser
obtenida por un estado de silencio interior, un estado de
reconocimiento y receptividad interiores; por ello es
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
necesario que nos preparemos para la experiencia de recibir
esa gracia. Este es todo el propósito de la meditación.
La cantidad de fuerza y poder iluminados que fluya por
medio de nosotros está determinado por la gracia divina. No
depende de nosotros si alcanzamos o no esta meta final de la
iluminación. Algunos buscarán y se esforzarán hasta el
cansancio y aun así no la obtendrán; otros llevarán el paso
tranquilo y firme; y los menos irrumpirán como la primavera
de la conciencia del Cristo. La experiencia del Cristo es algo
que se alcanza solamente a través de la gracia. En cualquier
grado que llegue, llega como el don de Dios. No llega porque
nos la hayamos ganado; no llega porque la merezcamos;
tampoco llega principalmente porque seamos hombres y
mujeres buenos -de hecho a menudo se asemeja a la forma
como llega al pecador, ya que la lucha interna del pecador
puede ser mayor que la lucha del hombre bueno, y a menudo
esa lucha es recompensada ampliamente.
La única responsabilidad que tenemos es que nuestro
deseo sea por la experiencia del Cristo, y que ese deseo sea
demostrado por la sinceridad de nuestro estudio y por la
profundidad de nuestra meditación y devoción. Hasta ahí
llega nuestra responsabilidad. La experiencia del Cristo es
simplemente el don de Dios. Nadie se la gana; nadie se la
merece; y nadie sabe por qué a unos les llega y a otros no.
En la experiencia de todo estudiante sincero llega un período
de iniciación; es decir, llega un período de apertura del alma.
Pudiera ser alcanzado por medio de algo que escuchó, algo
que leyó, o pudiera llegar por medio del contacto directo con
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
la conciencia de un maestro espiritual. Cuando llega, el
estudiante no requiere de mayor ayuda de cauces externos a
él mismo. Toda su enseñanza es recibida desde el interior: su
iluminación total, poder para sanar y poder de regeneración,
llega todo del interior. A partir de ese instante él se convierte
en una bendición para otros en su camino, trayéndoles
curación y consuelo. Conforme profundiza en el Espíritu,
despierta en ellos esa misma naturaleza-Cristo: "Yo, si Yo
fuere elevado, atraeré a todos los hombre a Mí". En la
medida en que algún individuo recibe la luz espiritual, esa luz
se vuelve una ley para todos aquéllos que están dentro de su
ámbito. Cualquiera que haya producido una curación a través
de medios espirituales ha sido la luz, y fue la luz en su
conciencia, la que produjo la curación. Cualquiera que sea la
medida de luz que reconozcamos, esto nos hace
automáticamente, en ese mismo grado, una luz para todos
aquéllos que tocan nuestra conciencia. Este es el propósito
de la meditación: que cada uno pueda alcanzar un grado
mayor de esa luz por medio de la experiencia del Cristo.
Una vez que hayamos alcanzado este contacto con
nuestro Ser interno, seremos libres: ya no estaremos más
bajo la esclavitud de ningún hombre, circunstancia ni
condición. Seremos libres en Cristo y entonces es que
podremos decir:
Cristo vive mi vida. ¿Cuál es la diferencia si hay o no
periodos de depresión o de prosperidad, de inundaciones o de
sequías? Cristo vive mi vida. Ello me conduce junto a aguas
tranquilas; Ello me hace descansar en pastos verdes. Miles
podrán caer a mi derecha y miles a mi izquierda; mas no
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
llegarán cerca de mí. Yo he hecho ese contacto. Muero a
diario a mi naturaleza humana; estoy siendo renacido del
Espíritu; estoy siendo guiado, dirigido, alimentado,
mantenido, sostenido, sanado y salvado por esta luz interior
-esta iluminación interna.
El secreto es el despertar del Cristo durmiente, y ése, es
el propósito de la meditación.
CAPÍTULO III
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
LA PRÁCTICA
Hay muchas formas de meditación que conducen al
despertar del Cristo interior durmiente. No existe una forma
única adecuada para toda la gente. Finalmente cada persona
debe encontrar la forma que se ajuste a su conciencia en
particular. Todos los métodos hacen un llamado a ese sentido
profundo de humildad que sabe: "Nada puedo yo por mí
mismo". La meditación satisfactoria requiere del abandono
del ser personal con sus pretensiones egoístas de poseer una
sabiduría propia, de modo que el Poder que llamamosel
Padre interior, pueda hacerse cargo. Este Poder está dentro
de nosotros; no dentro de nuestro cuerpo, sino dentro de
nuestra conciencia; y es a través de la meditación que Le
permitimos escapar del interior para que pueda actuar en lo
externo y volverse el salvador de nuestra experiencia.
El contemplar a Dios pudiera ser la etapa inicial de la
meditación: la belleza del universo de Dios, la ley de Dios y la
actividad de Dios. Nuestra vida se convierte en aquello que se
contempla, contemplando la gloria de Dios en todo -en el
verde césped, en la suave brisa, en la turbulencia del océano
y en la calma de la noche. En este estado contemplativo del
ser no podemos contemplar nada en este mundo sin
reconocer al mismo tiempo su causa, la invisible actividad
espiritual que lo produce. Jamás debiéramos mirar la salida o
la puesta del sol sin reconocer instantáneamente la
naturaleza espiritual de aquello que lo trajo a expresión -Dios,
el Principio creativo de las montañas, los cielos y los mares;
Dios, el Principio creativo de aquello que llena el aire con aves
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
y que surte con peces a los mares. Si vivimos en la
contemplación continua de la Presencia y el Poder invisibles
que subyace en todo, el mismo lugar en donde estemos
parados tierra santa será.
Cuando consideramos la gloria de Dios al contemplar Sus
maravillas, nuestra mente se posa en Dios. Es entonces
cuando cada vez menos y menos pensamientos extraños
irrumpen en nuestra conciencia. Es cuando somos capaces de
permanecer sentados por varios minutos, en ocasiones hasta
por una hora, encontrándonos en paz en nuestra
contemplación de Dios y de la belleza del universo espiritual.
La contemplación eleva nuestra conciencia hacia una
atmósfera de receptividad, hacia una conciencia donde los
milagros ocurren. Entonces la mente pensante consciente
llega a detenerse, y la Presencia y el Poder invisibles tienen la
oportunidad de funcionar. En tanto que no se le permita
operar en la conciencia a ese Ello, a ese Ser invisible, a esa
Presencia y Poder invisibles, tan sólo estaremos funcionando
en el nivel mental.
La mente humana no puede ser la vía para la actividad
del Alma – una Conciencia superior tiene que ser alcanzada.
Por medio de esa Conciencia superior, a través de esa mente
que estuvo en Cristo Jesús, el Alma Se revela a Sí Misma y a
Su actividad, como nuestra experiencia individual. Aquello
que se imparte a sí mismo desde la Conciencia interna, es
poder; no los pensamientos que pensamos ni nuestras
declaraciones o creencias; y aquello que se revela en el
interior, en el plano interno, es el poder al que le siguen las
señales. Esta Conciencia interna no tiene límites, y al elevarla
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
a un nivel superior nos damos cuenta de aquello que yace
más allá de nuestro conocimiento inmediato. Esta Conciencia
superior es ilimitada y nos imparte Su sabiduría, infinita y
eternamente. Es ese lugar aislado dentro de nuestro propio
ser donde la actividad incesante del mundo exterior no se
entremete.
Si somos fieles a la práctica de la contemplación y a las
formas más simples de meditación, dicha práctica nos
conducirá de una forma de meditación a otra, hasta que
lleguemos a la verdadera experiencia de escuchar la vocecita
callada y suave, a recibir la guía divina interior y a ser
divinamente conducidos en cada paso del camino.
Comiencen sentándose en una posición cómoda.
Algunos prefieren una silla rígida, inclusive una dura, con la
que se obligan a permanecer en una posición erguida; en
tanto que otros se encuentran más a gusto en un sillón.
Pongan los pies apoyados en el suelo; mantengan el cuerpo
erguido, las manos sobre el regazo. En esta posición natural,
relajada pero alerta, comiencen su meditación con algún
pasaje de las Escrituras que llegue a su pensamiento, o si lo
prefieren pueden abrir su Biblia o algún libro de sabiduría
espiritual, y leer un poco. Pudieran leer sólo un párrafo o
quizá necesiten leer diez páginas, antes de que algún
pensamiento atraiga su atención en particular. Cuando eso
ocurra cierren su libro y lleven dicho pensamiento a su
meditación. Considérenlo; manténganlo frente a ustedes;
repítanlo. Pregúntense: ¿Por qué me llegó esta cita en
particular? ¿Tiene algún significado interno? ¿Qué significa
esto para mí en este momento? 
34
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
Al continuar meditando, otra declaración pudiera llamar
su atención. Consideren ambos pensamientos: ¿Hay alguna
relación entre ellos? ¿Hay alguna coherencia? ¿Por qué se
presentó la segunda cita luego de la primera? Para ese
entonces quizá una tercera idea y hasta una cuarta pudieran
presentarse, y todos estos pensamientos habrán surgido de
su consciente, de su conciencia. En ese breve período de
meditación que quizá habrá tenido sólo un minuto de
duración, habrán experimentado a Dios revelándoSE; se
habrán abierto a la Inteligencia y al Amor divinos. Este es el
Verbo de Dios que es vital, profundo y poderoso.
Haber recibido una declaración de verdad desde las
profundidades de nuestro propio ser es evidencia de que
hemos tenido un cierto grado de concientización de Dios;
descienden sobre nosotros la paz y la calma; un sentido de
bien-estar y seguridad, mana desde nosotros. Si es practicada
fielmente esta forma de meditación, abrirá nuestra
conciencia para permitir a Dios actuar en nuestra vida;
permitirá al Cristo vivir nuestra vida –pero tiene que ser
practicada. Por ello es necesario regresar a nuestra
meditación en la primera oportunidad, y repetir el proceso a
medio día y de nuevo al anochecer. Pudiera ser que no
seamos capaces de dormir de corrido toda la noche. A media
noche pudiera llegar el mandato: "¡Medita!"
Estos períodos de silencio, reflexión, introspección,
meditación y finalmente comunión, nos preparan para recibir
la gracia interior. No nos desanimemos porque pareciera que
no estamos haciendo progresos en estos períodos de tres o
cuatro minutos de meditación durante el día o la noche; no
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
nos desanimemos aunque pareciera que no sentimos la
respuesta, pues no tenemos forma de medir los resultados de
nuestros esfuerzos en términos de un solo período de
meditación o incluso luego de una semana o un mes de
práctica. Esperar resultados inmediatos de la meditación sería
lo mismo que esperar tocar a Bach o a Beethoven luego de la
primera lección de música. ¿No sería absurdo que luego de
las primeras seis horas de practicar las escalas musicales, las
abandonáramos desesperados porque no alcanzamos la
habilidad inmediata en el arte que requiere un alto grado de
habilidad técnica? Si somos serios en nuestro deseo de
señorear ese arte, reconoceremos desde el instante en que
comencemos a practicar el arte de nuestras escalas
musicales, que algo ocurre tanto en la mente como en los
músculos. Quizá se requiera de todo un año de práctica antes
de que alguna habilidad sea alcanzada. La habilidad final no
puede medirse en horas, días, o inclusive meses, de práctica.
Lo mismo sucede con la meditación. Hemos hecho un
comienzo desde el primer instante en que cerramos nuestros
ojos y reconocimos:
Estoy buscando la gracia de Dios; estoy buscando el Verbo o
la Palabra que procede de la boca de Dios. No sé por qué
orar, así que no oro por algo de este mundo. Escucho por Tu
voz. Espero por Tu Palabra.
Esta forma de meditación, repetida una docena de veces
al día, cambiaría gradualmente toda nuestra vida, y es posible
que los cambios sean evidentes al mes. Cada vez que nos
volvamosa ese centro interior estaremos reconociendo que
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
nosotros, por nosotros mismos, nada podemos; estaremos
buscando el reino interior. Esta es humildad verdadera,
oración verdadera; es un reconocimiento de la nada de la
sabiduría, el poder y la fuerza, humanas. Es el reconocimiento
de que la sabiduría, el poder y la fuerza vienen de lo Invisible
Infinito. Sin que lo sepamos o sin tener conciencia de ello,
estos períodos de silencio crean una atmósfera de Espíritu en
la cual la actividad del mismo Espíritu va delante de nosotros
para hacer florecer el desierto como una rosa.
He aquí un ejemplo de una forma sencilla de meditación
en la cual comenzamos con una idea, tema o cita central, y lo
consideramos hasta que su significado interior nos sea
revelado:
"Yo nada puedo por mí mismo... El Padre que mora en
mí, Él hace las obras". El significado de la primera parte es
inmediatamente evidente; pero, ¿qué significa la declaración
de que: "el Padre que mora en mí hace las obras"? ¿Qué es el
Padre dentro de mí? ¿Quién es este Padre dentro de mí?
Sabemos que cuando Jesús hizo esa declaración se estaba
refiriendo a Dios. Entonces debe significar que Dios, dentro
de mí, hace las obras. Jesús habló de su Padre y de mi Padre,
así que pareciera estarnos diciendo que hay un poder-Dios
-algo adentro que hace las obras. El mismo Padre que estaba
en Cristo Jesús, también está en mí. Este Padre dentro de mí,
este Ello, es mayor que el que está en el mundo, mayor que
los problemas del mundo. La Vida, Inteligencia y Sabiduría
que están dentro de mí, son mayores que aquello que está en
el mundo; son mayores que mis enemigos, mayores que mis
enfermedades, mayores que mi ignorancia, mayores que mis
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
temores, mayores que mis dudas, incluso mayores que mis
pecados.
"Yo todo lo puedo por medio de Cristo que me fortalece".
Este Cristo es el Padre dentro de mí, el Poder divino interior
del que Jesús dijera: "Jamás te dejaré ni te abandonaré". El
Padre interior, el Cristo que me fortalece, jamás me dejará ni
me abandonará. Antes que Abraham fuera, este Padre ya
estaba dentro de mí y estará conmigo incluso hasta el fin del
mundo. Es una Presencia y Poder que han estado conmigo
desde el principio de los tiempos, incluso cuando yo no sabía
que Ello estaba ahí, y que Ello estaría conmigo por toda la
eternidad.
Estará conmigo sin importar donde esté yo: Si hiciera mi
lecho en el infierno. Si caminara por el valle de sombra de
muerte, este Padre estaría siempre conmigo. Es una
Presencia que jamás me deja, un Poder que siempre me
fortalece, que va delante de mí para enderezar lo torcido y
para suavizar lo áspero. Siento Su mano en la mía. Lo sé. Yo
sé que hay un Poder que todo lo puede. Yo sé que hay una
Presencia que puede vivir mi vida por mí, tomar mis
decisiones, y mostrarme el camino de la vida. Todo el reino
de Dios está dentro de mí. Tú jamás me dejarás ni me
abandonarás; yo jamás podría dudar de Tu Presencia. Todo
esto Tú me lo has revelado dentro de mí mismo.
Te doy gracias a Ti, Padre, ya que Tú has escondido esto
de los sabios y prudentes, y me lo has revelado, siendo un
bebé en la verdad, un principiante en la senda espiritual.
Esta práctica de considerar una cita de las Escrituras no
es demasiado difícil para un principiante ni muy simple para
un estudiante avanzado. Tal como en el ejemplo anterior,
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
utiliza un pensamiento o cita central con la intención de
comprender su significado interior y recibir luz con ello, para
jamás ser utilizado de nuevo como un cliché o cita,
metafísicos. Estas formas elementales de meditación
debieran entenderse y practicarse antes de intentar las
formas superiores y más complejas. 
Recordemos que nuestro objetivo es desplegar un
estado de receptividad hacia la vocecita callada y suave. En la
meditación no pensemos en nuestro problema; volvámonos
al interior y esperemos, esperemos y esperemos. Esperemos
por tres, cuatro o cinco minutos. Si luego de ese tiempo no
hemos sentido una respuesta dentro de nosotros,
levantémonos y llevemos a cabo nuestros deberes cotidianos.
Después de una o dos horas, meditemos de nuevo esperando
silenciosamente - esperando hasta que la voz de Dios Se
escuche dentro de nosotros. Que los pensamientos que
surjan por medio de nuestra mente no nos importen; no
estemos interesados en ellos. Permanezcamos esperando
hasta que sintamos la actividad del Cristo moverse dentro de
nosotros. Si no sentimos el toque del Cristo en tres o cuatro
minutos, volvamos a nuestras actividades diarias; pero luego
de dos o tres horas meditemos de nuevo. Si fuese necesario,
continuemos con esta práctica por años; pero si persistimos,
llegará el día cuando habrá una respuesta interior que nos
dará la certeza que dentro de nosotros está aquello que el
Maestro llamara "el Padre", y que Pablo conoció como "el
Cristo".
El principiante debiera meditar tres veces al día, o si eso
no fuera posible, al menos dos; por la mañana y por la noche.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
No hay nadie que halle esto demasiado difícil de hacer,
porque todo mundo se levanta y todo mundo se acuesta.
Todo mundo puede dedicar unos cuantos minutos extras por
la mañana y por la noche, incluso si no pudiera encontrar otro
momento para este propósito durante las veinticuatro horas
del día. Sin embargo, para los estudiantes serios siempre
habrá otros intervalos en algún otro momento del día. Estos
períodos de meditación gradualmente se volverán parte
regular de nuestra existencia y estaremos meditando en otro
o en todo momento u hora del día o de la noche; en
ocasiones sólo por medio segundo o durante varios minutos;
incluso al manejar o asear el hogar. Aprendamos a abrir la
conciencia aunque sea por un segundo para encontrarnos en
un estado de receptividad.
Tomemos cualquier aspecto o faceta de la verdad
espiritual. Pudiera ser el concepto "luz". Innumerables
personas fueron llamadas: "la luz del mundo". Jesús fue la luz,
tal como lo fueron Elías, Pablo y Juan. Pero, ¿qué implica la
frase "la luz del mundo"? Volvámonos al Padre y
preguntémosle para que nos aclare el concepto "luz". Al
desplegar el oído que escucha, obtendremos el sentido
espiritual o la interpretación de algún escritor metafísico a
dicha palabra, más que el significado literal tal como lo da el
diccionario. Así tendremos nuestra propia comprensión dada
por Dios en relación con el concepto "luz".
Tal vez el significado de la palabra "Alma" no nos sea
claro. Muy pocos saben lo que Alma verdaderamente
significa; es uno de los misterios más profundos de la
sabiduría espiritual. Para comprenderlo, volvámonos al Padre
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
para la revelación acerca del tema de Alma. Tarde o
temprano, al mantener un estado de receptividad,
comenzaremos a recibir impartición sobre la naturaleza de
Alma. De esta forma es como aprendemos a llevar a nuestra
conciencia, cualquier palabra o tema acerca del cual estemos
buscando comprensión, esperando, en un estado de
expectación, por la luz que brille sobre aquello, y que nos
revele su significado.
La mayoría de nosotros estamos familiarizados con el
pasaje: "Sea Mi gracia suficiente para ti". Conocemos las
palabras, pero a menos que su significado interior sea
revelado por medio de la meditación, tendrán poco o ningún
significado en nuestras vidas. Sólo entonces es cuando estas
palabras viven para nosotros y se convierten en El Verbo o El
Palabra. Cuando despertemos por las mañanas debiéramos
recordar conscientemente la declaración de que "la gracia de
Dios es nuestrasuficiencia en todo". No la repitamos una y
otra vez como una repetición o afirmación vana, sino más
bien llevémosla a la conciencia y moremos en ella:
Tu gracia es mi suficiencia -Tu gracia -sí, la gracia del Padre
dentro de mí. El Padre está dentro de mí, y es la gracia del
Padre la que es mi suficiencia en todo. Ahora sé de quién es
la gracia; pero, ¿qué es la gracia? ¿Qué queremos decir por
gracia? ¿Qué es?
Puede llevarnos cerca de dos o tres minutos el percibir
que "Tu gracia" no está lejos, sino que está dentro. Por el
momento eso pudiera llegar a ser toda la revelación. Sin
embargo dos o tres horas después llevemos de nuevo esta
declaración a un recuerdo consciente. Esta vez pudiéramos
41
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
recordar que estábamos considerando la palabra "gracia". No
pasará mucho tiempo antes que comencemos a darnos
cuenta que hemos oído que gracia se describe como un don
de Dios; como aquello que procede de Dios sin habérnoslo
ganado, merecido o trabajado por ello; algo que llega sin
esfuerzo personal. Por eso esta gracia que es nuestra
suficiencia en todo, es una actividad de Dios dentro de
nosotros.
Al meditar en el significado de la palabra gracia, su
significado pudiera ser revelado de cierta forma para algunos
de nosotros, y en forma completamente distinta para otros;
pero para ambos puede llegar con tal fuerza, como para abrir
las ventanas de los cielos y verter "una bendición para la cual
no haya suficiente espacio para ser recibida". Para cada uno
se desplegará algo distinto de aquello que se revele para
otro.
Si somos sinceros tomaremos en conciencia muchas
veces durante el día la declaración: "Mi gracia es suficiente
para ti". Si moramos en esa declaración de la verdad, la
estaremos meditando y cumpliremos así una de las más
importantes enseñanzas que se haya dado jamás a la raza
humana: "Si moráis en Mí, y si Mis palabras morasen en
vosotros, pedid todo lo que queráis, y os será hecho". Si
mantenemos el Verbo o Palabra vivo en nuestra conciencia,
morando en él cuatro, cinco, ocho, diez o doce veces al día,
incluso también cuando despertemos a media noche,
encontraremos que estaremos meditando. Estaremos
dejando que el Verbo more de verdad en nosotros y que el
Cristo se convierta en la actividad de nuestra conciencia.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
¿Qué es el Cristo? Si verdaderamente desean saber lo
que el Cristo es, comiencen con este reconocimiento
verdaderamente humilde: "Padre, yo sé muy poco acerca del
Cristo; ayúdame a entender a el Cristo". Luego cierren sus
ojos y mantengan su atención en la idea del Cristo. Cada vez
que la mente trate de vagar, regrésenla gentilmente.
Mantengan su atención centrada en el Cristo. Finalmente
captarán la visión del verdadero significado del Cristo, un
significado que ustedes jamás serán suficientemente capaces
de explicarle a ningún otro; pero ustedes, ustedes mismos, lo
sabrán. El Cristo será una presencia real en su conciencia; Ello
será un poder, una influencia, un ser. Y aun así, será algo que
no podrá definir. No importa lo que puedan decir acerca del
Cristo, Ello no será aquello.
Sin embargo, si persisten en esta meditación, un día el
Cristo estará vivo en su corazón y entonces escucharán:
Yo nunca te dejaré. Como Yo estuve con Moisés, así Yo
estaré contigo. Dondequiera que vayas, Yo iré; Yo estaré
justo contigo. Sólo acuérdate de buscarME, de esperarME.
No busques ninguna señal; no busques nada exterior. Sólo
mira hacia Mí. Si sólo miras hacia Mí, un día, cuando creas
que necesitas agua, ésta brotará de una roca; o cuando
creas que necesitas alimento, éste caerá del cielo -pero
jamás busques. Ése es el pecado - buscarlo. Búscame sólo a
Mí. Yo estoy esperando a tu lado. Yo estoy sentado dentro de
ti. Yo estoy descansando en tu corazón. Yo estoy en tu mente,
en tu conciencia. Yo estoy justo aquí, entre tus brazos; abajo,
en las puntas de tus dedos. ¿ME sientes? Yo estoy contigo. Yo
voy delante de ti para enderezar lo torcido. Yo nunca te
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
dejaré. Mira hacia Mí y sé salvo. BúscaME mientras Yo
pueda ser hallado, y todo esto te será añadido. ¡BúscaME!
Desde el instante en que el reconocimiento sea nuestro,
habremos demostrado la declaración de Pablo: "Vivo Yo, pero
no yo, sino Cristo vive en mí". Entonces esa atmósfera del
Cristo permanecerá para siempre con nosotros, y nuestra
misma presencia física se volverá una bendición para todos
aquéllos con quienes entremos en contacto. ¿Porque
estamos ahí? ¡No!, porque el Cristo está ahí como la luz de
nuestro ser. El camino es: orar sin cesar. Conscientemente
nos abrimos al reconocimiento del Cristo hasta que llegue el
momento cuando ustedes y yo ya no tengamos que hacerlo
conscientemente porque ya no habrá más un 'ustedes' o un
'yo' para hacerlo. BúsquenME, al Cristo, y sean salvos.
CAPÍTULO IV
LA UNIÓN INDISOLUBLE
Muy poco progreso podrá hacerse en la senda espiritual
de la vida, en tanto no hayamos captado algo de la visión de
lo que Dios es, de lo que nuestra relación con Dios es, y de lo
que la actividad de Dios es en nuestra vida. Esto no puede ser
una experiencia indirecta; tiene que ser individual y debe ser
alcanzada de una manera completamente relajada. Debemos
rehusarnos a aceptar cualquier forma de autoridad que no
sea nuestra propia revelación interior. Por ello es que nos
preguntamos acerca de Dios, y eso nos conduce a meditar en
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
Dios: ¿Qué es Dios? ¿Qué significa Dios para mí? ¿Cuál es el
lugar y función de Dios en mi vida?
¿Cuánta gente ha tenido una experiencia de Dios?
¿Cuántos han sentido el soplo del Espíritu en sus mentes, en
sus almas, en sus cuerpos? El número es pequeño, sólo unos
cuantos cientos o cuando muchos unos cuantos miles en una
generación; y sin embargo Dios está disponible para todo
hombre, mujer y niño. Dios requiere todo nuestro amor y
devoción. Debemos entregarnos a Él para que pueda revelar
la dádiva eterna de Sí Mismo para nosotros. Debemos amar a
Dios supremamente con todo nuestro corazón, mente y alma;
amar a Dios en forma tal, que nuestra única oración sea:
"Debo sentir a Dios; debo dejar que Dios llene mi alma, mi
corazón, mi mente, mi ser, mi cuerpo verdadero".
Hablamos de Dios como Inteligencia, Mente y Principio,
impersonales, pero Dios también es personal. La relación
entre un individuo y Dios es más cercana que la relación de
éste con su propia madre. Es como estirarse y sentir una
presencia siempre ahí: gentil y tranquilizadora en su
verdadero sosiego; es gozo, paz y calor. En el momento en
que tenemos una experiencia de Dios, hallamos que esa
gentileza está ahí, esa paz está ahí, ese calor está ahí; y con
ello llega un amor hacia todo en este mundo, una sensación
de compañía y un gozo de unos por otros. 
El concepto normal de Dios es el de un Dios separado y
alejado de nosotros que tiene dentro de Sí Mismo todo el
bien, pero que nos lo está negando. El orar a Dios por lo
regular se hace con el propósito de buscar u obtener algo de
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
Dios -salud, provisión, oportunidad, compañía. La mayoría de
nosotros cree que Dios posee ese bien, pero que por alguna
razón inexplicable nos lo niega, por lo que oramos a Dios para
que nos otorgue aunque sea un poco de ello. En ocasiones,
cuando nuestras oraciones no son respondidas con suficiente
rapidez, hacemos toda clase de promesas en un intento inútil
de negociar con Dios -promesas que a menudo no tienen la
menor intención de ser cumplidas.
A menudo nos culpamos en un esfuerzo vano por reconciliar
a un supuesto Dios amoroso con un Dios de oídos sordos a
nuestras súplicas,creyendo que algún acto malo cometido u
omitido, es la causa por la que Dios nos niega el bien. Algunos
médicos sostienen que la mayoría de las enfermedades en el
mundo, tanto mentales como físicas, son el resultado de los
complejos de culpa. Incontables gentes viven en un estado de
atormentada auto-culpa, consumidas por ese sentido de
culpa; en ocasiones debido a una seria ofensa cometida en su
pasado, pero más a menudo por algún hecho pequeño o que
no tuvo la menor importancia. Si creemos que vamos a ser
castigados por un Dios vengador, nuestro concepto de Dios es
por completo erróneo, porque Dios no tiene memoria de
nuestras faltas y fallas; Dios es demasiado puro para ver el
mal; Dios no ha castigado ni castiga a los pecadores. El
pecador es castigado por su propio pecado, pero no por Dios.
Aún el pecador empedernido sabe que hay ciertas leyes de
Dios que no deben ser violadas. Sabe que si las viola se hace
merecedor al castigo, pero lo que no sabe es que este castigo
no es infligido por Dios, sino que es auto-infligido.
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
Dios no es un Dios de venganza; Dios no es un Dios que
retenga; pero tampoco es un Dios que otorgue. Dios es Amor
y Él no retiene ni castiga; no hay amor en retener ni hay amor
en castigar. Si Dios esperara que fuéramos buenos o
merecedores, si Él esperara que encontrásemos las palabras
adecuadas con las cuales Lo apaciguáramos, si esperara que
utilizáramos una forma de meditación o un método de
tratamiento con los cuales fuéramos gratos a Sus ojos antes
de que estuviera dispuesto a otorgarnos Sus bendiciones,
sería un Dios cruel y caprichoso. Dios jamás dará más de lo
que ya está dándonos ahora. Dios siempre está siendo Dios:
Dios está siendo vida; Dios está siendo amor; y Dios está
expresando por siempre Su vida y Su amor.
Santiago dice: "Pedís y no recibís, porque pedís mal".
Cada vez que nos volvemos a Dios por algo esperando
obtenerlo de Él, pedimos mal. Nadie tiene que decirle a Dios
que haga verde el pasto o rojas las rosas; nadie tiene que
decirle a Dios cuándo hacer que brillen las estrellas o cuándo
cambiar las mareas. ¿Debiéramos entonces atrevernos a
decirle a Dios que tenemos necesidad de algo? Dios es la
Inteligencia infinita de este universo. Si nuestro Dios sabe
cómo producir las perlas en una ostra, o petróleo en la tierra,
si nuestro Dios sabe cómo dirigir a las aves en su vuelo y
cómo cubrir la tierra con Su maravilla y gloria, ¿no será capaz
esta misma Inteligencia infinita de ser la influencia
gobernante y guiadora en nuestra experiencia, sin necesidad
alguna de que Le demos consejos, información o
sugerencias?
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
La base de toda meditación y oración debe ser una
comprensión de la naturaleza de Dios y de nuestra relación
con Dios. Dios es Vida eterna, Inteligencia infinita, Amor
divino, pero "Yo y mi Padre uno somos. Y aquél que me ha
visto, ha visto al que me envió". Es Dios, el Padre; y Dios, el
Hijo; eternamente uno. Cuando descansamos en tal
comprensión, Ello se hace cargo y actúa armoniosa, gozosa y
abundantemente. Sin embargo en el instante en que nos
volvemos a Dios con algún sentido de obtener, desear o
incluso esperar, impedimos la acción de Dios en nuestra
experiencia porque estamos incluyendo nuestros conceptos y
expectativas finitos, que interfieren con el flujo de Dios.
Cuando nos rehusamos a aceptar algún concepto de lo que la
voluntad de Dios debiera ser; cuando estamos ante la
Presencia divina puros de corazón, sin voluntad finita, sin
deseos, esperanzas ni ambiciones personales; entonces es
que vamos a Dios con manos limpias y con corazón puro, y
podemos decir con convicción y confianza: "Hágase Tu
voluntad en la tierra como en el cielo. Yo soy Tuyo; Tú eres
mío. Yo estoy en Ti, y Tú estás en mí. Hágase Tu voluntad en
mí".
Demasiadas personas en el mundo dudan del amor de
Dios; de lo contrario no pasarían tanto tiempo orando por la
prodigalidad de Dios. Si realmente creyeran que Dios es la
Inteligencia y el Amor divinos, ¿por qué sería necesario tratar
de aconsejar o influenciar a Dios? Dios es. ¿Qué mayor
oración hay que esas dos palabras? ¿Qué otra cosa podría
conducirnos mejor al interior del reino de nuestro propio ser?
La meditación satisfactoria surge de la convicción absoluta de
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
que Dios es: que Dios es Inteligencia y Amor; que no hay otro
poder aparte de Dios; y ningún poder opuesto a Dios. No hay
nada que interfiera con la expresión del amor de Dios por Sus
hijos. 'Tu gracia es mi suficiencia en todo', es el
reconocimiento de la presencia, la sabiduría, el amor y el
poder de Dios en nuestra experiencia. Observen lo que
sucede cuando comenzamos a aceptar esta clase de Dios sin
desear algo fuera de nosotros mismos, sino simplemente
estar en el ser, en silencio, para poder decir: "Dios es".
Dios es: un estado de Ser, un estado de Inteligencia
infinita y de Amor siempre presente. La vida de Dios no
puede ser ni alargada ni acortada; la vida de Dios no puede
envejecer ni puede cambiar: Dios es: un estado de Ser eterno,
inmortal e infinito. ".Dios es luz, y en Él no hay obscuridad
alguna. Y Dios es capaz de hacer que toda gracia abunde en
vosotros; para que teniendo siempre toda suficiencia en
todo, podáis abundar en toda buena obra". Esa debiera ser
nuestra actitud al entrar en meditación.
El reconocimiento de la gracia divina es meditación. Es un
reconocimiento de la naturaleza de Dios y de nuestra relación
con Dios. Esa relación es unicidad. Somos los hijos de Dios,
co-existentes con Dios: "Y si hijos, entonces herederos;
herederos de Dios, y co-herederos con Cristo.". Nuestro
Padre celestial conoce nuestras necesidades, pero en
ocasiones oramos como si fuésemos pobres criaturas
insignificantes que debieran postrarse ante algún ser deifico,
grande y terrible, que tiene nuestro destino en sus manos, no
siendo muy tierno en ello. En otras ocasiones definimos la
forma en la cual nuestras necesidades debieran ser
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN POR JOEL S. GOLDSMITH
satisfechas, creyendo que podemos influir en Dios para que
actúe de acuerdo a nuestros deseos. Lo que debemos hacer
es reconocer a Dios, reconocer la omnisciencia de la Sabiduría
infinita, el amoroso Amor que todo lo abarca, el poder total
de aquello que no conoce otro poder que Su propia
naturaleza y ser infinitos - pero no pidamos que esto sea
trasladado hacia formas humana. Dejemos que nuestra
meditación sea el reconocimiento de Dios Mismo, y
encontremos que eso basta.
Dios es uno: un Poder, una Ley, una Substancia, una Causa.
Esta enseñanza de unicidad es sin duda alguna la enseñanza
espiritual más alta jamás dada al mundo. Todo el ministerio
del Maestro, de Cristo Jesús, estuvo basado en la antigua
enseñanza hebrea de la idea de Dios como uno: "Escucha, oh
Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es". De acuerdo a
Génesis, en el principio creó Dios el mundo y todo lo que en él
hay. Cualquier cosa que Dios no creara no fue creada, no fue
hecha. A la luz de esta verdad hay sólo una Substancia y
debido a que hay sólo una Substancia, no hay substancia que
pueda ser destruida, sanada o mejorada. Hay una sola Ley y
por consiguiente no podemos usar la ley de Dios para destruir
otra ley o sus efectos. Cuando entendamos a Dios como Vida,
sabremos que hay una sola Vida y jamás tendremos una vida
que salvar, una vida que sanar o una vida que redimir; hay
sólo una Vida.
Ahora que sabemos todo esto de Dios, mirémoslo como
puntos de referencia en el camino que hemos estado
recorriendo, pero puntos de referencia que hemos recorrido
desde

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