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I 2 10 D e f in ic ió n d e la r e t ó r ic a . Sea retórica la facultad de considerar (20) en cada caso lo que cabe para persuadir. Pues esto no es la obra de nin gún otro arte, ya que cada una de las demás es de ense ñanza y de persuasión sobre su objeto, como la medicina acerca de las cosas sanas y las enfermizas, y la geometría sobre las propiedades de las magnitudes, y la aritmética sobre el número, y de modo semejante las restantes artes y ciencias; mas la retórica sobre cualquier cosa dada, por así decirlo, parece que es capaz de considerar los medios persuasivos, y por eso decimos que no tiene su artificio acerca de ningún género específico. Cl a se s d e a r g u m e n t o s r e t ó r ic o s . De los argumentos retóricos unos son sin arte y otros pro pios del arte. Llamo sin arte a los que no son logrados por nosotros, sino que preexisten, como los testigos, confesio nes en tormento, documentos y los semejantes; objeto del arte, los que mediante el método y por nosotros pueden ser dispuestos, de manera que es preciso de aquéllos servirse, éstos inventarlos. A r g u m e n t o s pr o pio s d e l a r t e .. De los argumentos suministrados mediante el discurso hay tres especies, pues unos residen en el carácter del que habla, otros en poner en cierta disposición al oyente, otros en el mismo discurso, por lo que demuestra o parece de mostrar. a ) P o r e l c a r á c t e r d e l o r a d o r : s u im p o r ta n c ia . Por el carácter, cuando el discurso se dice de tal mane ra que hace digno de fe al que lo dice, pties a las personas decentes las creemos más y antes, y sobre cualquier cues- 25 30 35 1356 a 11 tión, en general, y en las que no hay seguridad sino duda también por completo. También esto es preciso que ocurra por el discurso, mas no por tener los oyentes prejuzgada la 10 calidad del que habla; porque no hay, según algunos de los tratadistas señalan, que considerar en el arte la probi dad del que habla como sin importancia para la persuasión, sino que casi puede decirse que el carácter lleva consigo la prueba principal. b) P or m o ció n d e l a s p a s io n e s ,¿ ú n ic o a t e n d i d o p o r LOS TRATADISTAS. Por los oyentes, cuando son arrastrados a una pasión por el discurso, pues no concedemos igual nuestra opinión 15 con pena que con alegría, ni con amor que con odio; res pecto de sólo lo cual decimos que intentan ocuparse los tratadistas actuales. Acerca de estas cosas ya haremos exposición particular cuando tratemos de las pasiones [ I I 1, 11]. c) P o r l o s d is c u r s o s . Por los discursos creen cuando mostremos la verdad o 20 • lo que verdad parece según lo persuadible en cada caso particular. L a r e t ó r i c a e n r e l a c i ó n c o n l a l ó g i c a y c o n l a é t i c a : CRÍTICA DE LOS QUE CONFUNDEN RETÓRICA Y POLÍTICA. Como los medios de persuasión se dan por lo persuadi ble, es claro que sabe manejarlos el que puede razonar lógi camente, que puede contemplar los caracteres y las virtu des, y en tercer lugar el que puede contemplar lo referente a las pasiones, qué son cada una y de qué manera, de qué 25 resultan y cómo; de manera que sucede q u e la retórica es como paralela de la dialéctica y del tratado de los carac-
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