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Aristoteles Retorica-páginas-26

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D e f in ic ió n d e la r e t ó r ic a .
Sea retórica la facultad de considerar (20) en cada caso 
lo que cabe para persuadir. Pues esto no es la obra de nin­
gún otro arte, ya que cada una de las demás es de ense­
ñanza y de persuasión sobre su objeto, como la medicina 
acerca de las cosas sanas y las enfermizas, y la geometría 
sobre las propiedades de las magnitudes, y la aritmética 
sobre el número, y de modo semejante las restantes artes 
y ciencias; mas la retórica sobre cualquier cosa dada, por 
así decirlo, parece que es capaz de considerar los medios 
persuasivos, y por eso decimos que no tiene su artificio 
acerca de ningún género específico.
Cl a se s d e a r g u m e n t o s r e t ó r ic o s .
De los argumentos retóricos unos son sin arte y otros pro­
pios del arte. Llamo sin arte a los que no son logrados por 
nosotros, sino que preexisten, como los testigos, confesio­
nes en tormento, documentos y los semejantes; objeto del 
arte, los que mediante el método y por nosotros pueden ser 
dispuestos, de manera que es preciso de aquéllos servirse, 
éstos inventarlos.
A r g u m e n t o s pr o pio s d e l a r t e ..
De los argumentos suministrados mediante el discurso 
hay tres especies, pues unos residen en el carácter del que 
habla, otros en poner en cierta disposición al oyente, otros 
en el mismo discurso, por lo que demuestra o parece de­
mostrar.
a ) P o r e l c a r á c t e r d e l o r a d o r : s u im p o r ta n c ia .
Por el carácter, cuando el discurso se dice de tal mane­
ra que hace digno de fe al que lo dice, pties a las personas 
decentes las creemos más y antes, y sobre cualquier cues-
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tión, en general, y en las que no hay seguridad sino duda 
también por completo. También esto es preciso que ocurra 
por el discurso, mas no por tener los oyentes prejuzgada la 10 
calidad del que habla; porque no hay, según algunos de los 
tratadistas señalan, que considerar en el arte la probi­
dad del que habla como sin importancia para la persuasión, 
sino que casi puede decirse que el carácter lleva consigo la 
prueba principal.
b) P or m o ció n d e l a s p a s io n e s ,¿ ú n ic o a t e n d i d o p o r
LOS TRATADISTAS.
Por los oyentes, cuando son arrastrados a una pasión 
por el discurso, pues no concedemos igual nuestra opinión 15 
con pena que con alegría, ni con amor que con odio; res­
pecto de sólo lo cual decimos que intentan ocuparse los 
tratadistas actuales. Acerca de estas cosas ya haremos 
exposición particular cuando tratemos de las pasiones 
[ I I 1, 11].
c) P o r l o s d is c u r s o s .
Por los discursos creen cuando mostremos la verdad o 20
• lo que verdad parece según lo persuadible en cada caso 
particular.
L a r e t ó r i c a e n r e l a c i ó n c o n l a l ó g i c a y c o n l a é t i c a :
CRÍTICA DE LOS QUE CONFUNDEN RETÓRICA Y POLÍTICA.
Como los medios de persuasión se dan por lo persuadi­
ble, es claro que sabe manejarlos el que puede razonar lógi­
camente, que puede contemplar los caracteres y las virtu­
des, y en tercer lugar el que puede contemplar lo referente 
a las pasiones, qué son cada una y de qué manera, de qué 25 
resultan y cómo; de manera que sucede q u e la retórica es 
como paralela de la dialéctica y del tratado de los carac-

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