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Trabajo práctico - ciencias politicas

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Brian Besomi	Teoría política; trabajo práctico final	U.B.A. 2015
Teoría Política
Trabajo práctico final.
Alumno: Brian Besomi
D.N.I.: 37.339.892
Comisión: 0447
Profesor: Aníbal D’Auria / Natalia Ramirez
Año: 2015
Fecha de entrega: 29/06/2015
Universidad de Buenos Aires
· Exponga la posición de Pierre J. Proudhon sobre Dios y Gobierno. Compárelo con el pensamiento de Donoso Cortés en su "Discurso sobre la dictadura".
El francés Pierre-Joseph Proudhon es considerado uno de los padres fundadores del anarquismo y enfoca su producción literaria en una constante y enérgica crítica a la teología y al Estado.-
Es en sus obras “Sistemas de las contradicciones económicas” y “Confesiones de un revolucionario” donde vemos a un Proudhon en su punto más maduro. Marca en ellas una clara relación entre el plano teológico y el plano político, y parte considerando a Dios como una hipótesis, que puede ser afirmada o negada.-
Desde esta primera aproximación, y como un primer movimiento teológico de una proyección mística del yo-social a un yo-cósmico, se llega a la idea de que Dios es creación humana. Dicho de otra manera, en un primer momento, el hombre crea la imagen de Dios como una representación de lo que él mismo tiene como expectativa de la sociedad.-
Empero sería erróneo considerar ese primer movimiento teológico como el único existente, ya que en realidad, funciona como antecedente para un segundo movimiento teológico, que no es más que la mera crítica racional de esa proyección. El ateísmo en este sentido es la consecuencia del teísmo, es la negación de una afirmación previa.-
Para Proudhon, demoler esta hipótesis de Dios implica el progreso del género humano. La única manera de verificar dicho progreso es mediante la comprobación del grado de alejamiento de la idea de Dios, es decir, con el pasaje del primer movimiento teológico de proyección mística al segundo movimiento teológico de crítica racional. Sólo de esta manera podrá el hombre emanciparse de la idea de jerarquía como principio de orden sagrado impuesto de arriba hacia abajo para pasar a una anarquía como contraposición, como un orden constituido libremente de abajo hacia arriba.-
Asimismo, Proudhon intenta resolver dos preguntas esenciales en la filosofía humana: Qué es Dios, y Qué es el Gobierno. El fundamento para ambas respuestas es el mismo: la fe. No se trata de materia de conocimiento, sino de algo mucho más intrínseco en el hombre, presente desde sus albores. No es ni más ni menos que una cuestión de creencia.-
Muchos han sido los teólogos (y no teólogos) que han dedicado su vida a intentar resolver este dilema, y ninguno llegó a una conclusión definitiva e irrefutable. Más bien, pareciera que cada quien buscó la solución según sus propias vivencias, creencias y pensamientos. Cada religión es tan válida como la anterior como medio de comunicación entre el ser Superior y el Hombre.-
Es Immanuel Kant quien da un giro abrupto al dejar de considerar que la cuestión a resolver es qué es Dios. Lo que en verdad cabe preguntarse es por qué se cree en Dios, de dónde surge esa creencia. A partir de ese aparentemente sencillo cambio de paradigma, se derrumba el misticismo alrededor de la idea de Divinidad. Es el hombre mismo quien crea a Dios, y no es una fuerza que nos viene impuesta de otro plano. Es solamente una construcción social. Aquello que se busca en Dios no es más que el propio ideal de Humanidad.-
El teólogo enseña dogmas que pomposamente pretenden responder los grandes misterios de la historia humana. Pero lo que en realidad hace es enseñar las leyes de nuestra libertad colectiva e individual. Todas ellas no son verdades reveladas por esta entidad superior, sino simplemente construcciones sociales propias del ser humano.-
De la misma manera, es factible realizar una extrapolación de esta idea de “por qué creemos en Dios” a otra cuestión: por qué creemos en la Autoridad. En esta línea, el plano teológico se asemeja al político. La idea de Gobierno y Autoridad son fenómenos de la vida social colectiva. En palabras del mismo Proudhon, “aquello que la Humanidad busca en la Religión y que llama Dios es ella misma. Aquello que el ciudadano busca en el Gobierno, y que llama Rey, Emperador o Presidente, también es él mismo, es la Libertad.” (D’AURIA, A., El Hombre, Dios y el Estado: contribución en torno a la cuestión de la teología-política, Libros de Anarres, Buenos Aires, Argentina, primera edición, 2014, p. 129).-
Finalmente, cabe hacer mención al contrasentido que implicaría cuestionarse sobre cuál es la mejor forma de gobierno. La verdadera cuestión de fondo que hay que resolver es sólo una: cómo se puede ser más libre.-
En sentido totalmente contrario a estas ideas encontramos a Donoso Cortes, enarbolando la bandera de la total y completa oposición. Tal postura la encontramos, principalmente, en su “Discurso sobre la dictadura”.-
Es necesario realizar una breve reseña biográfica sobre este autor para comprender cuál es la base fáctica que lo lleva a sostener su tesis. Ferviente católico español, su producción se da en un contexto de excitación social y revolución en su país natal, lo que lo lleva, en última instancia, a defender la dictadura.-
En el discurso mencionado, realizado como respuesta a Cortina, comienza sosteniendo que las ideas opositoras, revolucionaras, no pueden ser consideradas ni siquiera ideas de gobierno. La revolución nace de la opulencia y la riqueza. Son sus máximos exponentes y artífices los poderosos aristócratas.-
Pone en duda a la legalidad como principio rector de la sociedad toda, y dice defender a la sociedad por sobre aquella. Si la legalidad basta para salvar la sociedad, lo ideal será apuntar a la misma. Sin embargo, cuando ello no sea posible, hay que utilizar la dictadura, que en términos de Cortés, “es un gobierno legítimo, es un gobierno bueno, es un gobierno provechoso, como cualquier otro gobierno; es un gobierno racional” (DONOSO CORTES JUAN, Discurso sobre la dictadura, p. 36). La revolución es una fuerza invasora, una enfermedad, mientras que las fuerzas resistentes son aquellas que intentan detener el avance de la misma. Cuando la enfermedad se propaga y agrupan, estas fuerzas defensoras deben agruparse bajo la forma de dictadura.-
Este modo de gobierno no es sólo un hecho histórico; bien puede ser un hecho en el orden divino: Dios aparece como el legislador del universo, crea sus leyes, pero también se aparta de ellas mediante milagros. De la misma manera, el hombre puede apartarse de sus mismas leyes en determinadas circunstancias y para determinados fines. Puede gobernar apelando al uso de un estado de excepción: la dictadura.-
Analiza el caso Europeo y nota que el viejo continente ha sido asediado por tres ideas: la idea católica, la idea filosófica y la idea revolucionaria. Estas han sido siempre representadas por Francia, mientras que en la vereda opuesta encontramos a Inglaterra, defendiendo el constante conservadurismo y estancamiento. Se trata entonces de dos fuerzas opuestas, pero que se equilibran entre sí. Son el flujo y el reflujo del mar, y la existencia del uno sin el otro sólo conllevaría a un desbalance crítico.- 
Haciendo gala de su oratoria y recalcitrante catolicismo, Cortés sostenía que la civilización y el mundo estaban tomando caminos peligrosos, y que ello se debía a la separación del hombre de la religión, y, en particular, de la religión católica, que es la culminación de todas las religiones. Propone que existen dos represiones posibles, siendo éstas la interna (religiosa) y la externa (política). Un aumento en el termómetro religioso implicará una disminución en el político, o dicho de otra manera, la relación entre religiosidad y autoritarismo es inversamente proporcional, ya que la una debe equilibrar a la otra. Realizando un recorrido histórico, pretende probar que en las sociedades regidas por una fuerte represión interna, no era necesaria la intervención de la externa. Cuánto más apego manifiesta una sociedad a los principios de la religión, menos intervieneel poder estatal.-
Culmina su discurso sosteniendo que, en última instancia, no se trata de elegir entre libertad y dictadura (en cuyo caso, la única alternativa válida sería optar por la primera), sino entre la dictadura de la insurrección y la dictadura del Gobierno, entre la que proviene de abajo, o la que proviene de arriba. En definitiva, entre la dictadura del puñal o la dictadura del sable. Y frente a tal elección, la dictadura del sable es más provechosa, en tanto que resulta más noble.-
Encontramos entonces la más marcada diferencia entre un autor y el otro. Para Proudhon, alejarse de la religión equivale a progreso, a racionalidad, a libertad. Para Cortés, en cambio, apartarse de la teología sólo conlleva a un incremento en el autoritarismo político y en la necesidad de un sistema más opresor, con menos libertades. Mientras que para uno la religión es un puente para el desarrollo, para el otro es el desarrollo culminado. La idea de Dios para Proudhon es un medio para un fin (en cuanto permite su posterior negación), en tanto que para Cortes es el fin en sí mismo.-
· Describa las características del Hombre en condición natural según Rousseau, y contrástelas con los rasgos que el autor atribuye al Hombre civilizado.
El suizo Jean-Jacques Rousseau es uno de los máximos exponentes de la filosofía moderna, período caracterizado por una fuerte noción de individuo, y su obra acarrea un tinte crítico de la sociedad en la que vive, acompañado también de una producción constructiva en la cual ofrece una solución para lo que él analiza como un diagnóstico negativo.-
A modo de introducción, podemos decir que el segundo discurso, o “Discurso del origen de la desigualdad entre los hombres” se engloba dentro del grupo de literatura constructiva, y en él Rousseau caracteriza al hombre natural y al hombre social, concluyendo que la civilización es el comienzo del declive de la humanidad, y que el origen de toda desigualdad humana es la propiedad privada.-
Comienza su Discurso desarrollando cómo imagina al hombre pre-social, es decir, al hombre en Estado de Naturaleza, previa a toda sociedad. Al respecto, critíca la posición de Hobbes. Sostiene que dicho autor le otorgó al hombre natural características propias del hombre social. La descripción que hace Hobbes del Estado de Naturaleza del hombre no es más que una representación del hombre histórico de su época: un hombre agresivo, en constante guerra. No es esa la verdadera naturaleza del hombre, no es así como se debería interpretar al ser humano pre-social.-
Rousseau imagina a un hombre natural con sus condiciones físicas desarrolladas, por estar obligado a usarlas constantemente. Es fuerte, vigoroso, ágil, rápido, bípedo y, además, sano. Al hablar sobre las enfermedades, es partidario de que los grandes males del hombre son autogenerados por su vida en sociedad. Lo único de lo que padece de manera natural, y en ello se asemeja a los animales, es de las heridas y la vejez. La misma naturaleza otorga a todos los seres vivos de mecanismos para preservarse y sanarse, pero el animal, al adiestrarse y domesticarse, pierde gran parte de su fortaleza. Lo mismo sucede con el hombre.-
Vive sólo, aislado, y al estar siempre rodeado de peligros, tiene el sueño ligero. Al depender pura y exclusivamente de sus sentidos, desarrollará aquellos que le resulten más útiles para cazar o para evitar ser presa. Así, tendrá el gusto y el tacto de una tosquedad extrema, pero la vista, el oído y el olfato mucho más afinados.-
El ser humano, en esta instancia, no tiene grandes necesidades, y las que tiene, son de fácil acceso. Sólo busca procurarse abrigo, reproducción y alimento. Es el hombre social el que, por sus pasiones y su conocimiento retroalimentados, se genera a sí mismo lo que podría llamarse necesidades innecesarias, o falsas necesidades. En relación a ello, el hombre natural no calcula, no es fruto de su pensamiento el especular sobre el futuro ni sobre la acumulación para resolver necesidades por venir. Toma sólo lo que requiere en el preciso momento que lo requiere.-
Por otra parte, el hombre no es consciente de su propia mortalidad. Se preocupa por el dolor, pero no por la muerte. En términos de Rousseau, “el animal no sabrá jamás lo que es morir” (JEAN-JACQUES ROUSSEAU, Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, El Aleph, p. 35).-
En este sentido, puede también decirse que el hombre natural tiene un instinto de supervivencia sumamente notorio, que adquiere una dimensión individual y otra colectiva. El instinto de supervivencia individual es el amor de sí, la auto-preservación. Sin embargo, también reconoce Rousseau que el hombre posee un instinto colectivo de supervivencia. Habla de piedad hacia sus semejantes, lo cual puede entenderse como un instinto de empatía por proteger a su especie, que se traduce en la ayuda frente al sufrimiento ajeno (siempre y cuando dicha ayuda no ponga en riesgo la propia vida).-
Es un hombre que no tiene lenguaje. Lo único a lo que apela es al grito de la naturaleza, y por ausencia de palabra, resultaba imposible que se introdujera en su espíritu las ideas generales.-
 Respondiendo de manera directa a los otros filósofos llamados contractualistas de la época, el suizo sostiene que el hombre natural no es malo, pero tampoco bueno. La única manera de definir su maldad o bondad es por su misma ausencia: es un hombre inocente. Lo bueno y lo malo son construcciones colectivas propias del hombre social, que regula normas morales para delimitar qué es lo correcto y lo incorrecto: Tanto plus in illis proficit vitiorum ignorantia quam in his cognitio virtutis (JEAN-JACQUES ROUSSEAU, Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, El Aleph, p. 47); «Hasta tal punto les es a ellos más provechosa la ignorancia de los vicios que a los otros el conocimiento de la virtud». El hombre natural no tiene más maldad o bondad al realizar sus actos que la que tiene un animal.-
Hasta aquí, se puede corroborar que, en líneas generales, el ser humano en Estado de Naturaleza no es más que otro animal conviviendo con pares. Sin embargo, existe una última característica que posee el hombre, que es la que lo separa de los animales, y es la perfectibilidad. Este término no debe ser entendido en el sentido tradicional de que el hombre puede mejorarse o evolucionar de manera indefinida, sino que se interpreta como la posibilidad del ser humano de moldearse a sí mismo. El animal escoge o rechaza por instinto, pero el hombre lo hace por elección. Este libre albedrío es la gran diferencia que existe entre uno y otro.-
Y es esta perfectibilidad la que hace que el ser humano, en determinado momento de su existencia, separe el cauce de su historia del de los animales y pase de ser un hombre natural a un hombre social. Rousseau sostiene que con la aparición del hombre social se produce una abrupta reversión de sus características anteriores.-
Los hombres que hasta entonces se movían errantes por los bosques comienzan a acercarse unos a otros, de forma lenta pero constante, y empiezan a formar los primeros atisbos de sociedad. Las relaciones de reproducción, que eran sólo pasajeras y con un fin determinado, empiezan a tener un tinte de durabilidad y estabilidad. Es decir, se forman las primeras familias, con lazos cada vez más estrechos.-
En la medida que los hombres empezaron a apreciarse mutuamente, surgieron las primeras leyes como manera de evitar la ofensa de uno hacia otro. El hombre, que pasó de un Estado de Naturaleza a un salvajismo y posterior barbarie comienza a crear nuevos artes y oficios, tales como la metalurgia y la agricultura, y con ellas, la propiedad. Para Rousseau, la aparición de la propiedad es el elemento determinante de la caída de la sociedad humana que, hasta ese momento, sólo veía progreso. Cuando el primer hombre tomó un bien y lo reclamó como propio y lo demás le otorgaron validez a dicha declaración y aceptaron la propiedad, se condenó a la humanidad a su declive. La idea de que era posible apropiarse dedeterminados bienes produjo que ciertos hombres, por motivos diversos, fueran capaces de adquirir y otros no, surgiendo la primera desigualdad: ricos y pobres. Ahora bien, con la creación de la propiedad privada, el próximo paso lógico era la defensa de la misma y por ello se crea el gobierno, con la finalidad de proteger a los ricos. Esto es lo que ciertos autores como Hobbes llaman el contrato social, y es ello mismo lo que Rousseau critica enfáticamente al decir que se trata de un falso contrato. Nace la segunda desigualdad entre poderosos (gobernantes) y débiles (gobernados). La culminación de la propiedad privada deviene de la tercera desigualdad, donde el hombre no sólo puede adquirir la posesión de bienes, sino también de otras personas. Así encontramos la dicotomía desigual entre amo y esclavo.-
El hombre social, en este contexto, es un hombre sumido en la desigualdad y víctima del dominio, con abusos constantes de los poderosos sobre los débiles. Es un hombre que se caracteriza por calcular y especular, y por ya no poseer amor de sí sino amor propio: se vuelve vanidoso y egocéntrico. Su orgullo lo hace compararse con los demás hombres, y ello conlleva a los celos como construcción social.-
Surge también la idea de autoridad, de conocimiento (en contraposición con lo mero instintivo del hombre natural), e incluso de sociedad (siendo que el hombre primitivo vivía en soledad). El nuevo hombre social se ve afectado por necesidades que exceden a las que intentaba satisfacer en su estado natural.-
A modo de conclusión, puede decirse que Rousseau propone una teoría completamente diferente a las que se consideraban imperantes en el momento. Lo que Hobbes considera como hombre natural, es lo que el oriundo de Ginebra reconoce en el hombre social, y viceversa. Por ello, lo ideal para el progreso de la humanidad no es escapar del Estado de Naturaleza sino, por el contrario, intentar una regresión al mismo. Para ello, Rousseau escribe su obra “El Contrato Social”, en el que detalla cómo debería ser una sociedad donde el hombre es libre.-
· Explique las características del poder individualizante y poder pastoral según Michel Foucault. Relación entre ambos conceptos.
En “Omnes et singulatim: Hacia una crítica de la razón política”, Michael Foucault comienza hablando sobre el rol que tiene la filosofía en este mundo de Estados Modernos, y establece (siguiendo las ideas de Kant) que la función que debe cumplir es la de impedir que la razón sobrepase los límites de la experiencia, debe vigilar los abusos de poder por parte de la racionalidad política.-
Esto nos lleva a la necesaria hipótesis que entre la racionalidad y el abuso de poder existe una relación de justificación innegable. Foucault no pretende criticar la racionalidad, ya que sería una tarea fútil. La racionalidad per se carece de moral, no se la puede considerar culpable o inocente. Sin embargo, sí permite argumentar a favor del poder y su abuso. Se pueden tomar como ejemplo los campos de concentración: claros abusos de poder que utilizaban a la racionalidad como pretexto. Traían aparejados consigo toda una construcción teórica (criticable, pero sólo desde lo moral) de trasfondo, y fueron la manera de llevar a cabo un plan sistemático.-
Sin embargo, su análisis no va a basarse en una crítica de la racionalidad o la irracionalidad, sino que se basará en intentar determinar cuál la relación que existe entre diversas experiencias del hombre y las pertinentes tecnologías de poder, o, dicho de otra manera, de qué manera adquiere el poder político las herramientas para ejercer su poder.-
Así es como comienza a desarrollar la cuestión del poder pastoral como origen de poder individualizante. Se conoce como poder pastoral a aquella relación en la que encontramos por un lado un pastor que guía y por el otro al rebaño que es guiado. La idea de divinidad o jefe como pastor no era algo común en las sociedades romanas o griegas, pero sí en las sociedades orientales, tales como Egipto, Asiria o Judea, donde el gobernante era una suerte de pastor. En la sociedad hebrea es sin embargo donde la idea de Pastor se personifica en la idea de Dios, coexistiendo ambas figuras en la misma entidad.-
Foucault realiza una diferenciación entre el pensamiento griego y el pensamiento hebreo. En primer lugar, el pastor ejerce poder sobre un rebaño y no sobre una tierra, mientras que para los griegos, los dioses poseían la tierra y a partir de allí se entretejían las relaciones entre hombres y divinidad. Encontramos entonces que Dios se compromete a regalarles la tierra prometida.-
En segundo lugar, el pastor es quien agrupa y guía a su rebaño. Sólo la figura del pastor es la que reúne a individuos aislados, solitarios. La voz del pastor los llama a su seno. De la misma manera, la ausencia del pastor, su desaparición, implica también la desaparición del rebaño, que sin su guía pierde el rumbo. Para los griegos, en cambio, el buen legislador crea las normas y deja a los individuos futuros la aplicación de las mismas para la resolución de conflictos.-
En tercer lugar, uno de los roles que debe cumplir el pastor es el de salvar a su rebaño de todo peligro. En ello se asemejan a los griegos, quienes también sostenían que la divinidad salvaría la Ciudad, pero el mecanismo es completamente diferente. Para los griegos, los dioses actuaban como capitanes de barcos, que tomaban el timón en el momento en el que un peligro extremo se aproximaba, mientras que para el pastor, la salvación y cuidado debe ser constante. No se trata de intervenir en momentos de peligro, sino de hacerlo de manera continuada. En palabras de Foucault, “se trata de una bondad constante, individualizada y finalizada” (FERRER, C., El lenguaje libertario: antología del pensamiento anarquista contemporáneom, Libros de Anarres, Buenos Aires, Argentina, primera edición, 2005, p. 307). Constante porque se da día a día, individualizada porque cuida de cada oveja en particular y finalizada porque dispone de una meta para su rebaño.-
En cuarto lugar y último lugar, encontramos que el ejercicio del poder era un deber. Para los griegos era un debe glorioso, que compensaba a quien lo ejercía de manera correcta con la inmortalidad. El poder pastoral, en cambio, basa el ejercicio de su poder en la abnegación, todo se hace por el rebaño, vela el sueño de sus ovejas. Les procura todo lo necesario mientras ellas duermen, pero al mismo tiempo presta atención a todos.-
El cristianismo toma esta concepción de poder pastoral y la transforma a su propia religión. La primera transformación que realiza el cristianismo en el poder pastoral es en cuanto a la responsabilidad del pastor. Como se dijo anteriormente, el pastor debía dar cuenta del destino de su rebaño y procurar guiarlas de manera correcta. Para el cristianismo, no sólo es responsable por el bienestar de las ovejas, sino también por sus acciones. Introduce un sistema de méritos y pecados. El pastor debe responder por los pecados de sus ovejas, pero al mismo tiempo encontrará su propia salvación en la salvación de aquellas.-
La segunda transformación que hace el cristianismo es en cuanto a la obediencia. En la concepción hebraica, el rebaño se somete a la voluntad y ley del pastor. El cristianismo agrega que esta entrega debe ser individual y completa. Hay un lazo moral de sumisión personal entre la oveja y su guía. La obediencia es una virtud, y es un fin en sí mismo.-
La tercera transformación hace referencia a la forma en la que el pastor conoce a su rebaño. No basta con saber el estado del rebaño en general, sino que el pastor debe además estar informado sobre las necesidades materiales de cada oveja y, principalmente, saber qué sucede en cada una de sus almas, y para ello, debe conocer sus pecados más íntimos. Para ello, el cristianismo apela al examen de consciencia y la dirección de consciencia. Esta práctica no es otra más que la confesión, donde la oveja busca expiar sus pecados y el pastor conocer los mismos.-
La cuarta transformación consiste en la culminación detodas las transformaciones anteriores. Estos cambios en la dirección de consciencia, confesión, obediencia y responsabilidad tienen como finalidad última la mortificación por parte de los individuos, no entendida como la muerte, sino como una renuncia al mundo. Las ovejas se sacrifican de cierta manera a sí mismas buscando así, en teoría, la ida en el otro mundo. Se entregan de manera absoluta para ganar un lugar en “el más allá”.-
Los Estados Modernos adoptan este juego de poder enfocado en el individuo, y se apropian del poder pastoral, transformándolo en el llamado poder individualizante. Así como existe una clara relación de poder entre el pastor y el rebaño, el poder individualizante utiliza dicha estructura y la utiliza como como medio para preservar su propio yugo, es decir, la convierte en una tecnología del poder. El poder pastoral se transforma en una herramienta de dominación política. Podemos interpretar entonces que el poder individualizante no es más que la extrapolación del poder pastoral institucionalizado del cristianismo, enfocado en el plano político, y cuya única función es perpetrar la opresión del poderoso sobre el débil y defender la tiranía del Estado por sobre un rebaño compuesto por individuos-ovejas, demasiado dócil y que por su excesiva obediencia y mortificación es incapaz de responder. Vemos entonces como, una vez más, la teología adopta el papel de cómplice de un poder que alimenta la injusticia y la desigualdad.-
Bibliografía:
- D’AURIA A., El hombre, Dios, y el Estado: Contribución en torno a la cuestión de la teología-política, Libros de Anarres, Colección Utopía Libertaria, primera edición, 2014.
- DONOSO CORTES, J., Discurso sobre la Dictadura.
- FERRER C., El Lenguaje Libertario: Antología del pensamiento anarquista contemporáneo, Libros de Anarres, primera edición, 2005.
- ROUSSEAU, J. J., Discurso sobre el origen de la desigualdad, El Aleph.
Brian Besomi
D.N.I.: 37.339.892
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